Número de registro: 17534 Novena Época Instancia

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AMPARO DIRECTO 485/2002.
Número de registro: 17534
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XVII, Abril de 2003
Página: 995
AMPARO DIRECTO 485/2002. EUFROSINA AZCATL CUATZO.
CONSIDERANDO:
QUINTO. Son infundados en parte e inoperantes en lo demás los conceptos de violación.
Conviene dejar precisado que la Sala responsable en momento alguno consideró la
inexistencia del contrato privado de compraventa, cuyo otorgamiento en escritura pública se
demandó por el hecho de que la parte actora no hubiera precisado en su demanda el precio de
la operación y la fecha de su pago, habida cuenta que lo que el tribunal ad quem estableció
fue que como correctamente lo consideró el Juez natural, el escrito de demanda de Jacinto
Jacobo Gómez Cortez y Eufrosina Azcatl Cuatzo no cumple con los requisitos que exige el
artículo 229 del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de Puebla, toda vez que no
se hizo la relación clara y sucinta del hecho en que la parte actora fundó su demanda referente
a la indicación del precio de la compraventa cuyo otorgamiento en escritura pública se
demandó, lo cual constituye una violación de forma que trasciende al juicio como un
presupuesto procesal que no se cumplió, lo cual no puede ser subsanado con posterioridad
por no permitirlo la ley, lo que tiene como consecuencia la irrelevancia de que en el
procedimiento de origen los promoventes de esa acción hubieran acompañado diversos
medios de prueba, como el contrato privado de compraventa, las copias certificadas del
proceso 383/95 del Juzgado de Defensa Social del Distrito Judicial de Cholula, Puebla, así
como las del expediente 1959/93 del juzgado de origen, que contengan la declaración de las
partes en relación con el precio de la transacción traslativa de dominio, puesto que tales
constancias no desvirtúan la oscuridad de la demanda mencionada; esto en virtud de que el
citado artículo precisa claramente la obligación procesal del actor de narrar sucintamente los
hechos en que funde su acción, lo que tiene como consecuencia que no pueda hacerse una
remisión a documentos distintos a la demanda; por lo que al no haberse hecho mención del
precio de la operación en el escrito inicial tuvo efectos de que esa cuestión no pudiera ser
parte de la litis y que, por tanto, tampoco fuera materia de prueba, más aún si toma en
consideración que en la contestación de demanda se negó la celebración del citado contrato
privado de compraventa. En su apoyo la Sala responsable invocó las tesis y jurisprudencias
de rubros: "OSCURO E INEPTO LIBELO.", "DEMANDA, HECHOS NO CONTENIDOS
EN LA, NI EN SU CONTESTACIÓN. NO PUEDEN ESTAR SUJETOS A PRUEBA.",
"PRUEBAS. SON INCONDUCENTES SI TIENEN POR OBJETO DEMOSTRAR
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HECHOS AJENOS A LA LITIS (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE MICHOACÁN).",
"PRUEBAS SOBRE HECHOS AJENOS A LA LITIS." y "AGRAVIOS RELATIVOS A
LAS PRUEBAS PARA DEMOSTRAR LA ACCIÓN. SI ÉSTA ES IMPROCEDENTE, SU
FALTA DE ESTUDIO RESULTA JUSTIFICADA.".
Ahora bien, es cierto que conforme a lo establecido por los artículos 2121, 2122 y 2123 del
Código Civil para el Estado de Puebla, la compraventa es perfecta y obligatoria para las
partes por el solo convenio que hagan respecto al bien vendido y al precio, aunque el primero
no se haya entregado ni el segundo satisfecho, y que desde el momento en que la
compraventa es perfecta, el bien pertenece al comprador y el precio al vendedor, pudiendo
cada uno de ellos exigir al otro el cumplimiento del contrato; así también, es verdad que de
acuerdo con la ley y la jurisprudencia, el registro de la compraventa solamente tiene el objeto
de darle publicidad a ésta a fin de que produzca efectos contra terceros, sin ser un requisito
indispensable o de validez de la operación. Sin embargo, no menos cierto es que
independientemente de que se encuentre acreditada la existencia del contrato de
compraventa, cuyo otorgamiento en escritura pública se demandó, lo cierto es que a efecto de
establecer la procedencia de dicha acción, era menester que los hoy quejosos precisaran en su
escrito inicial los hechos fundatorios de la misma, concretamente que precisaran el precio de
la operación y, además, en su caso, exhibir concomitantemente con la demanda el saldo del
precio adeudado si así fuera. Al caso tiene aplicación la jurisprudencia de la Primera Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación al resolver la contradicción de tesis 82/96,
publicada con el número 1a./J. 14/2000, en la página once, Tomo XII, noviembre de dos mil,
de la Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, que dice:
"ACCIÓN PRO FORMA. LA EXHIBICIÓN DEL PRECIO ADEUDADO ES UN
REQUISITO DE PROCEDENCIA DE ÉSTA. Para la procedencia de la acción pro forma es
necesario que el actor exhiba concomitantemente con la demanda el saldo del precio
adeudado. Una compraventa es un contrato sinalagmático cuyas obligaciones son recíprocas
e interdependientes, por lo que si una de las partes no cumple con la obligación a su cargo, la
otra deberá cumplir para exigirle judicialmente el cumplimiento. Por ello, para la procedencia
de la acción pro forma es requisito que la actora consigne el saldo del precio adeudado, ya
que de otra suerte no podría comprobar que ella sí cumplió; sería totalmente injusto que la
parte que no se ha avenido al cumplimiento de sus obligaciones exigiera de la otra la
ejecución de sus compromisos, máxime si se convino que el saldo del precio se pagaría al
momento de escriturar.".
En efecto, el artículo 229, fracción V, del Código de Procedimientos Civiles para el Estado
de Puebla, al que hizo alusión la Sala responsable, establece como requisito de la demanda,
entre otros "la relación clara y sucinta de los hechos en que el actor funde su demanda";
asimismo, el diverso 263 del código procesal referido previene que: "El actor debe probar los
hechos constitutivos de sus acciones y el demandado los de sus excepciones.".
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Del análisis relacionado de dichos preceptos, se colige que si la ley impone la obligación al
actor de hacer una relación clara y sucinta de los hechos fundatorios de su demanda y de
acreditarlos, entonces es necesario que indique expresa y cabalmente todos y cada uno de los
extremos expuestos como hechos base de su acción, y que acompañe los documentos
fundatorios de la misma (artículo 230, fracción II, del ordenamiento legal en comento),
quedando a su cargo acreditar sus afirmaciones con los medios de convicción que aporte para
tal fin.
De ahí que si en la especie los ahora quejosos omitieron precisar en su escrito inicial el monto
del precio de la operación de la compraventa, cuyo otorgamiento en escritura pública
demandaron, es obvio que omitieron cumplir con lo establecido en los preceptos legales antes
citados, esto es, de precisar clara y sucintamente los hechos fundatorios de su acción, y ello
tuvo como consecuencia que el juzgador se encontrara imposibilitado de establecer la validez
y perfección de la compraventa, en términos de los artículos 2121 a 2123 del Código Civil
para el Estado de Puebla, dejando por otra parte a los demandados en estado de indefensión
para poder controvertir lo relativo al precio de la operación y la entrega del mismo.
En esas condiciones, independientemente de que los quejosos ofrecieran, entre otras pruebas,
las documentales públicas consistentes en las copias certificadas del proceso en juicio en que
consta el precio pactado por la compraventa, lo realmente importante fue que éstas resultaron
inconducentes por no haberse precisado en el escrito inicial el monto de la operación
convenida. Al caso tienen aplicación la jurisprudencia y tesis sustentadas por el entonces
Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, mismo que ya especializado en Materia
Civil ahora resuelve, publicada la primera con el número VI.2o.C. J/198, en la página mil
seiscientos cincuenta y cuatro, Tomo XIII, febrero de dos mil uno, Novena Época, y la
segunda en la página trescientos doce, Tomo XI, enero de mil novecientos noventa y tres,
Octava Época, así como también las tesis del entonces Primer Tribunal Colegiado del Sexto
Circuito, Tercer Tribunal Colegiado del Segundo Circuito, y Tercer Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Primer Circuito, estas últimas visibles, respectivamente, en la página ciento
setenta y ocho, Tomo IX, marzo de mil novecientos noventa y dos; página seiscientos, Tomo
XIII, julio de mil novecientos noventa y cuatro; y página ochocientos cincuenta y siete, Tomo
XII, diciembre de mil novecientos noventa y tres, Octava Época, todas del Semanario
Judicial de la Federación, que dicen: "DEMANDA. LOS HECHOS CONSTITUTIVOS DE
LA ACCIÓN QUE SE INTENTA DEBEN PRECISARSE Y NO INFERIRSE DE LAS
PRUEBAS QUE SE ACOMPAÑEN. Resulta ilegal aceptar que se tengan como hechos de la
demanda, los contenidos en las constancias que se ofrezcan como prueba y se acompañen a la
misma, porque se deja en estado de indefensión a la parte demandada."; "PRUEBAS.
CARECEN DE EFICACIA SI REFIEREN HECHOS NO MENCIONADOS EN LA
CONTESTACIÓN. Cuando no se precisan los hechos en que se hace descansar una
excepción, aun cuando se refieran a ella las pruebas aportadas, no podrían tener como efecto
subsanar las deficiencias de la contestación de demanda, ya que es en ésta donde deben
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plasmarse las excepciones y los hechos de que se derivan; pretender perfeccionar o subsanar
tales deficiencias a través del resultado de cualquier prueba, sería antijurídico y traería como
consecuencia que el juzgador resolviera sobre hechos no controvertidos."; "DEMANDA.
LOS HECHOS CONSTITUTIVOS DE LA ACCIÓN QUE SE INTENTA DEBEN
PRECISARSE Y NO INFERIRSE DE LAS PRUEBAS QUE SE ACOMPAÑEN. Resulta
ilegal aceptar, que se tengan como hechos de la demanda, los contenidos en las constancias
que se ofrezcan como prueba y se acompañen a la misma, porque se deja en estado de
indefensión a la parte demandada."; "LITIS, INTEGRACIÓN DE LA. La litis se integra con
los hechos indicados en la demanda y su contestación, mas no conforme a los documentos
anexos que se ofrezcan como prueba." y "DEMANDA, HECHOS NO CONTENIDOS EN
LA, NI EN SU CONTESTACIÓN. NO PUEDEN ESTAR SUJETOS A PRUEBA. Los
colitigantes están obligados a narrar sucintamente en la demanda y su contestación los hechos
fundatorios de las pretensiones deducidas y de las excepciones opuestas, a efecto de estar en
posibilidad de acreditarlos durante la secuela del procedimiento; por lo que, ante tal omisión,
resulta indebido que hasta el momento del ofrecimiento y desahogo de las pruebas se
precisen esos hechos, porque al hacerlo, además de variar la litis del juicio colocarían a las
partes en estado de indefensión al no haber tenido la oportunidad de contestar y probar los
hechos que no fueron materia de debate.".
Es inexacto que la omisión de precisar en la demanda el precio de la compraventa se hubiera
convalidado con motivo de la acción de nulidad y reivindicatoria intentada por Marino Azcatl
Hernández, Herminia Zacatzi Cuatzo y Margarita Gómez Ávila en contra de los hoy
quejosos, habida cuenta que los hechos fundatorios de esa acción de nulidad, que por cierto
se declaró no probada, fueron distintos a los de otorgamiento en la escritura pública de la
compraventa contenida en el contrato privado que ejercitaron Eufrosina Azcatl Cuatzo y
Jacinto Jacobo Gómez Cortez, teniendo en cuenta que las circunstancias a probar en una y
otra acción eran distintas, pues mientras que esa nulidad se hizo consistir en la falta de
consentimiento o de voluntad de la parte vendedora, la del otorgamiento se fundó justamente
en haber celebrado la compraventa en términos de ley, aunque se omitiera precisar el precio
convenido. Pero lo más importante fue que independientemente de que la contraparte de la
quejosa en el juicio de origen hubiera ejercitado la acción de nulidad del contrato privado de
compraventa, lo cierto es que Eufrosina Azcatl Cuatzo y Jacinto Jacobo Gómez Cortez
omitieron precisar en su demanda el precio de la operación, lo que tuvo como consecuencia
que dejaran de cumplir con los requisitos de ley en los términos antes señalados, y la
declaración de improcedencia de su acción. Además, la demanda de nulidad no acredita la
legalidad de los términos convenidos, la veracidad de los datos y de las firmas que lo calzan,
y menos aún subsanan la omisión de precisión del precio de la operación contenida en el
escrito inicial de la demanda de otorgamiento en escritura pública de ese convenio, pues
como se dijo anteriormente, es menester que en el escrito inicial se precisen sucintamente los
hechos fundatorios, y no inferirse de los documentos que se acompañen o que consten en
autos.
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Al haberse declarado la improcedencia de la acción de otorgamiento en escritura pública
ejercitada por los hoy quejosos, en los términos señalados, originó que tanto el Juez de origen
como la Sala responsable no se ocuparan de las pruebas ofrecidas a fin de establecer la
legalidad de la compraventa contenida en el contrato privado y, por ende, este órgano
colegiado no se encuentra facultado para analizar esa cuestión de acuerdo a los conceptos de
violación esgrimidos por los peticionarios de garantías.
Por otra parte, cabe señalar que la Sala responsable sí analizó lo relativo al litisconsorcio
pasivo necesario en relación con la acción de nulidad intentada por los ahora quejosos, ya que
sobre el particular estableció la legalidad de la improcedencia decretada por el Juez natural, al
estimar que de autos del juicio de origen se demuestra que Jacinto Jacobo Gómez Cortez y
Eufrosina Azcatl Cuatzo promovieron acción de otorgamiento de contrato y nulidad en contra
de Margarita Gómez Ávila, del director del Registro Público de la Propiedad y del Comercio,
y del notario público número tres, ambos de Cholula, Puebla, a fin de obtener la declaración
judicial de nulidad del contrato celebrado el diez de marzo de mil novecientos noventa y
siete, en el instrumento notarial once mil ciento doce, celebrado por Margarita Gómez Ávila
como vendedora y Marino Azcatl Hernández y Herminia Zacatzi Cuatzo como compradores;
que así, cuando como en la especie se reclama la nulidad de un acuerdo de voluntades el
juzgador, exista o no excepción al respecto, se encuentra obligado a estudiar la legitimación
pasiva, porque aun ante la omisión de señalar como demandados a Marino Azcatl Hernández
y Herminia Zacatzi Cuatzo, se da la figura de la litisconsorcio pasivo necesario, pues de
acuerdo con la doctrina el litisconsorcio necesario tiene lugar cuando se ejercitan acciones
constitutivas que tengan por objeto establecer un nuevo estado de derecho que sólo puede
existir en relación con diversas personas, y que en el caso concreto se demandó la nulidad de
un acto en el que intervinieron varias partes sin que se oyera a una de ellas; por lo que si el
efecto principal del litisconsorcio pasivo necesario fue el que sólo pudiera haber una
sentencia con efectos para todos los litisconsortes, era necesario que el Juez analizara esa
cuestión de manera oficiosa y, por lo mismo, fue correcto que considerara que el accionante
debió entablar su demanda en contra de todas aquellas personas que tuvieron el carácter de
parte en el acto jurídico cuya nulidad se demandó, esto es, tanto comprador como vendedor, y
que por lo mismo fue indispensable que se demandara en dicha nulidad a Marino Azcatl
Hernández y Herminia Zacatzi Cuatzo, en atención a que sus derechos fueron materia del
contrato aludido, y que al no haberlo hecho así tuvo como consecuencia que dejara de
conformarse el litisconsorcio pasivo necesario y, por ende, no puede existir sentencia que
afecte los intereses de estos litisconsortes no llamados a juicio; como apoyo de su
consideración la Sala responsable invocó las tesis tituladas: "NULIDAD. ESTUDIO
IMPROCEDENTE DE LA INTENTADA EN VÍA DE EXCEPCIÓN Y DE
RECONVENCIÓN CUANDO EXISTE LITISCONSORCIO PASIVO NECESARIO Y SE
OMITE LLAMAR A LAS PARTES A JUICIO."; "COMPRAVENTA, NULIDAD DE LA.
EXISTE LITISCONSORCIO PASIVO NECESARIO EN CASO DE QUE SEA UN
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TERCERO A ELLA QUIEN LA DEMANDE."; "LITISCONSORCIO PASIVO
NECESARIO. NO QUEDA AL ARBITRIO DEL ACTOR EN UN JUICIO DE NULIDAD,
SEÑALAR A QUIÉN DE LAS PARTES QUE PARTICIPARON EN EL ACTO QUE
TILDA DE NULO LE AFECTA SU ACCIÓN." y "COMPRAVENTA, CONTRATO DE.
NULIDAD, PARA QUE OPERE DEBE LLAMARSE A JUICIO A TODOS LOS QUE
INTERVINIERON EN ESA RELACIÓN CONTRACTUAL.".
De lo antes citado se observa que la Sala responsable estableció las razones en virtud de las
cuales estimó legal que el juzgador de manera oficiosa advirtiera el litisconsorcio pasivo
necesario en los términos indicados, y que al surtirse ésta le impidiera dictar sentencia de
fondo por afectarse derechos de terceros que formaron parte del acto jurídico cuya nulidad se
demandó y que no fueron llamados a juicio, mismas que además no fueron combatidas
frontalmente en vía de conceptos de violación por los quejosos.
A mayor abundamiento, en apoyo a lo considerado por la Sala responsable, debe indicarse
que la litisconsorcio se surte en los casos en que el derecho litigioso afecta a varias personas,
ya sea en forma activa (parte actora) o pasiva (parte demandada), de tal manera que la
decisión que se dicte en forma ineludible afectará a todas aquéllas; de tal manera que no es
posible pronunciar sentencia legal sin oír a todas esas partes; de ahí que ante la trascendencia
de la litisconsorcio necesario, es menester que ésta sea analizada aun de oficio por el
juzgador, a fin de no conculcar derechos de terceros que no intervinieron en la controversia.
Al caso tiene aplicación la jurisprudencia sustentada por el Pleno de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación al resolver la contradicción de tesis 23/94, publicada con el número P./J.
40/98, en la página sesenta y tres, Tomo VIII, agosto de mil novecientos noventa y ocho, así
como las jurisprudencias que sostuvieron el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Segundo Circuito, Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito y Tribunal
Colegiado del Vigésimo Circuito, respectivamente, publicadas con los números II.3o.C. J/1,
I.3o.C. J/6 y XX. J/12, a páginas mil doscientos cincuenta y seis, Tomo XII, diciembre de dos
mil; página quinientos diecinueve, Tomo III, mayo de mil novecientos noventa y seis, y
página cuatrocientos cuarenta, Tomo II, diciembre de mil novecientos noventa y cinco, todas
de la Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, que dicen:
"LITISCONSORCIO PASIVO NECESARIO. DEBE ESTUDIARSE DE OFICIO. El
litisconsorcio pasivo necesario tiene lugar, entre otros supuestos, cuando un tercero demanda
la nulidad del contrato en cuya celebración y, en su caso, formalización, intervinieron varias
personas. Luego, si el efecto principal del litisconsorcio pasivo necesario, es que sólo puede
haber una sentencia para todos los litisconsortes, es claro que se debe llamar a juicio a todos
los contratantes y, en su caso, al notario, por lo que el tribunal de alzada está en posibilidad
de realizar oficiosamente el examen correspondiente, a fin de no dejar inaudito a ninguno de
los interesados."; "NULIDAD. ESTUDIO IMPROCEDENTE DE LA INTENTADA EN
VÍA DE EXCEPCIÓN Y DE RECONVENCIÓN, CUANDO EXISTE LITISCONSORCIO
PASIVO NECESARIO Y SE OMITE LLAMAR A LAS PARTES A JUICIO. Cuando en un
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juicio el demandado al contestar opone la excepción de nulidad del contrato del actor
celebrado con un tercero, que no es llamado a juicio y al mismo tiempo reconviene la nulidad
de ese título, es obvio que no puede hacerse pronunciamiento sobre la nulidad planteada vía
reconvención, dado que no se llamó a juicio al tercero que intervino en ese acto jurídico que
se tilda de nulo y este mismo razonamiento impide resolver en relación con la acción
principal, pues necesariamente tiene que estudiarse enfrentándola con las excepciones
opuestas, entre ellas, la de nulidad del contrato referido. Consecuentemente, ante la íntima
relación existente entre la excepción de nulidad con la reconvención también de nulidad, del
título del actor, es evidente que a la autoridad no le es dable analizar la nulidad invocada
tanto como excepción, como en vía de reconvención, pues es necesario llamar a juicio a todos
los litisconsortes para darles oportunidad de defenderse, aun en la hipótesis de que la
excepción resultara infundada y por lo mismo válido el contrato base de la acción principal,
lo que daría lugar a estimar que no se afectó el interés de los terceros no llamados a juicio,
pues es indudable que eso lo conoce el juzgador hasta el dictado de la sentencia, pero podría
suceder lo contrario, que se declarara procedente la nulidad invocada como excepción, y
entonces se daría el supuesto de declarar nulo el contrato, aunque fuera sólo para efectos de
destruir la acción, sin haber escuchado a todos los que intervinieron en ese acto, con la
consecuente violación a la garantía de audiencia, prevista en el artículo 16 constitucional.";
"LITISCONSORCIO PASIVO NECESARIO. CUANDO SE DA, ES OBLIGACIÓN DEL
TRIBUNAL ANALIZAR OFICIOSAMENTE SI SE LLAMÓ A JUICIO A TODOS LOS
INTEGRANTES DEL. Cuando se reclama por un tercero la nulidad de una compraventa y de
la escritura donde ésta se protocolizó, sin demandarse a la persona que aparece como
vendedor, ni al notario que realizó la protocolización, no obstante darse la figura jurídica del
litisconsorcio pasivo necesario, no puede dictarse sentencia que declare la nulidad, porque no
han sido llamados a juicio todos los que tienen interés en el mismo, ya que las partes
vendedora y compradora, así como el notario, se encuentran vinculados en la relación jurídica
que generó el contrato y su protocolización, por lo que no sería posible decretar la nulidad
únicamente respecto de la compradora, única llamada a juicio; debiéndose, por ende, dar
oportunidad de intervenir a todos en juicio, para que así puedan hacer valer las defensas
pertinentes y puedan quedar obligadas legalmente por la sentencia que sobre el particular
llegara a dictarse, porque si se pronunciara sentencia con relación a una sola persona, no
tendría por sí misma ningún valor, ni podría resolver legalmente la litis. Estas circunstancias
llevan a considerar que el tribunal de alzada puede de oficio analizar si se llamó a juicio a los
integrantes del litisconsorcio pasivo necesario, a fin de resolver lo conducente, aun cuando
nada se alegue sobre el particular en los agravios." y "LITISCONSORCIO PASIVO
NECESARIO. REQUISITOS QUE SE REQUIEREN PARA LA EXISTENCIA DE. Existe
litisconsorcio pasivo necesario, cuando las cuestiones que en el juicio se ventilan, afectan a
más de dos personas, de tal manera que no es posible pronunciar sentencia válida, sin oírlas a
todas ellas; además se requiere que los demandados se hallen en comunidad jurídica con
respecto al objeto litigioso o tengan un mismo derecho o se encuentren obligados por igual
causa de hecho, o jurídica.".
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En tal virtud, conforme a lo antes precisado, se deduce que al demandarse la nulidad del
contrato de compraventa contenido en la escritura pública once mil ciento doce en que
intervinieron como vendedora Margarita Gómez Ávila y como compradores Marino Azcatl
Hernández y Herminia Zacatzi Cuatzo, operó el litisconsorcio pasivo necesario entre esas
partes que intervinieron en el acto jurídico, de ahí que fue menester que se enderezara la
acción en contra de todos ellos, por lo que al no haberse demandado esa nulidad en contra de
los citados compradores, fue correcto que el juzgador advirtiera de oficio la figura jurídica en
comento y se abstuviera de emitir sentencia de fondo respecto a esa nulidad reclamada.
Por lo demás, los quejosos aducen que es de explorado derecho que los actos o contratos
ejecutados contra el tenor de leyes prohibitivas o de interés público serán nulos; que así la
venta de cosa ajena es nula y que, por tanto, en última instancia debió declararse la nulidad
del contrato contenido en el instrumento notarial once mil ciento doce declarando, por ende,
no acreditado el primer elemento de la acción reivindicatoria, esto es, la propiedad del bien
inmueble amparado con ese documento nulo, tanto más que la escritura correspondiente no
fue registrada dentro del término de seis meses de ley; que tampoco se acreditó la identidad
del bien propiedad alegada por los promoventes de la acción reivindicatoria en relación con
el que tienen en posesión como demandados, ya que las medidas establecidas en dicho
contrato de compraventa con el de rectificación de las dimensiones del inmueble hechas con
posterioridad, que se exhibieron como documentos fundatorios de la acción, no son
coincidentes, máxime que lo que en su escrito de contestación reconocieron fue tener
posesión del predio denominado Tepexco, no de la fracción o de una fracción de este predio,
máxime si se tiene en cuenta que en la región existen varios predios con ese mismo nombre.
Las anteriores son simples manifestaciones de inconformidad en contra del sentido de la
sentencia reclamada, que no atacan ni mucho menos destruyen las consideraciones vertidas
por la Sala responsable a ese respecto, que son del tenor literal siguiente:
"Ahora bien, debe referirse a los apelantes que respecto a los agravios vertidos en relación
con que la acción reivindicatoria propuesta por Marino Azcatl Hernández, Herminia Zacatzi
Cuatzo y Margarita Gómez Ávila, resulta no acreditada al no haber acompañado el título de
propiedad de su causante como documento fundatorio de la acción, debe referirse que el
mismo resulta infundado, en virtud de que fuera exhibida junto con el escrito inicial de
demanda presentada por los citados actores la escritura privada de compraventa de fecha dos
de agosto de mil novecientos sesenta y ocho, por la cual la señora Luz Gómez y el señor
Higinio Cuatzo venden a Margarita Gómez Ávila la primera fracción del predio rústico
denominado Tepexco, ubicado en San Andrés, Cholula, Puebla. No obstante que en la
especie no era indispensable para la procedencia de la acción reivindicatoria que hoy distrae
esta Sala la exhibición de tal título de dominio, en virtud de que los demandados refieren que
la propietaria de tal inmueble es la señora Margarita Gómez Ávila, por lo que al reconocerle
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tal carácter no existía obligación de exhibir el título del causante de los actores, pues, si bien
los demandados hoy apelantes refieren poseer el bien desde el primero de enero de mil
novecientos noventa y tres, y no desde el diecisiete de julio de mil novecientos noventa y
ocho, sin embargo, tal hecho no es trascendental en la especie, en primer término, porque sí
se exhibió el título de propiedad de la causante de los actores en el juicio reivindicatorio que
se estudia y, en segundo lugar, porque los demandados reconocen como propietaria original
de tal predio a la referida señora Margarita Gómez Ávila. Teniendo aplicación al respecto la
tesis de jurisprudencia visible a página 184, Octava Época, Tribunales Colegiados de
Circuito, Semanario Judicial de la Federación, Tomo XV-II, febrero de 1995, bajo el rubro y
tenor siguientes: ‘ACCIÓN REIVINDICATORIA. PARA SU PROCEDENCIA NO SE
REQUIERE EXHIBIR EL TÍTULO DEL CAUSANTE DEL ACTOR. No existe oscuridad
en la demanda, si el reivindicante omite mencionar en la misma, quién le vendió, ni tampoco
exhibe el título respectivo, requisitos que sólo son exigibles, cuando el demandado demuestra
que la posesión que tiene del inmueble es anterior al título de propiedad presentado por el
actor como documento fundatorio de su acción, pues de no ser así, tal título basta para la
procedencia de la acción reivindicatoria.’; asimismo, tiene aplicación al respecto la tesis de
jurisprudencia visible a página 125, Octava Época, Tribunales Colegiados de Circuito,
Semanario Judicial de la Federación, Tomo IX, marzo de 1992, bajo el rubro y tenor
siguientes: ‘ACCIÓN REIVINDICATORIA. TÍTULO ANTERIOR A LA POSESIÓN DEL
DEMANDADO. EN QUÉ SUPUESTO DEBE EXHIBIRSE. El principio que se contiene en
la tesis de jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, actualmente
identificada con el número 32, consultable en las páginas 56 y 57 (Salas y Tesis Comunes),
del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1988, relativo a que, cuando la
posesión del demandado es anterior al título exhibido por el actor, el reivindicante está
obligado a exhibir un título anterior a esa posesión, sólo tiene aplicación cuando uno y otra
tienen distinto origen, no así en el supuesto de que la parte demandada admita la existencia de
un causante común respecto del título y la posesión.’. Por otra parte, debe referirse a la
apelante Eufrosina Azcatl Cuatzo, que si bien la acción de nulidad propuesta por Marino
Azcatl Hernández, Herminia Zacatzi Cuatzo y Margarita Gómez Ávila, fue decretada no
probada y como consecuencia se absolvieron a los demandados de tal prestación, sin
embargo, tal hecho no tiene como efecto la improcedencia de la acción reivindicatoria; esto
es así, porque si bien existiría una presunción plena de que la señora Margarita Gómez Ávila
vendió primeramente el bien materia de litis a los hoy quejosos y con posterioridad a los
citados actores en el juicio reivindicatorio, tal hecho no tiene como efecto la improcedencia o
no acreditación de la acción reivindicatoria que hoy distrae a este cuerpo colegiado. Esto es
así, pues aun cuando del contenido del artículo 9o. del Código Civil del Estado, se desprende
la regla general de que los actos o contratos ejecutados contra el tenor de las leyes
prohibitivas o de interés público serán nulos, a excepción de que la ley determine lo contrario
y partiendo de esta base debe admitirse que tratándose de un adquirente de buena fe no tiene
operancia la regla general, si no tiene vigencia la excepción, ya que los artículos 2137 y 2138
de la ley en cita, después de estatuir que la venta de cosa ajena es nula, preceptúa que la
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nulidad de la venta de un bien ajeno no perjudica los derechos que la ley concede al segundo
o ulterior adquirente de buena fe; por tanto, no se invalidarán los actos o contratos que se
otorguen o celebren por personas que en el registro aparezcan con derecho para ello, en
cuanto a terceros de buena fe una vez inscritos, hipótesis que confirma el numeral 1363 del
ordenamiento en consulta, al establecer que prevalecerá la venta que primero se haya
registrado, así como el criterio sustentado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la
jurisprudencia número 32, publicada en el último Apéndice al Semanario Judicial de la
Federación, de rubro: ‘ACCIÓN REIVINDICATORIA. ESTUDIO DE LOS TÍTULOS.’, en
cuanto precisa que cuando los dos títulos tengan el mismo origen, si proceden de una misma
persona, se atenderá a la prelación en el registro; consecuentemente, si el bien materia de litis
tiene como propietario original a Margarita Gómez Ávila y prevalece en tiempo de
inscripción el título de Marino Azcatl Hernández y Herminia Zacatzi Cuatzo, quienes son
adquirentes de buena fe, ya que no existe prueba en contrario y la buena fe se presume, es por
lo que éstos no se pueden ver perjudicados en sus derechos de propiedad. Teniendo
aplicación la tesis de jurisprudencia visible a página 221, Octava Época, Tribunales
Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación, Tomo XI, febrero de 1993, bajo
el rubro: ‘COMPRAVENTA, CONTRATO DE. CUANDO EL CAUSANTE VENDE UN
MISMO INMUEBLE A DOS COMPRADORES DISTINTOS, LA SEGUNDA VENTA
TIENE PRELACIÓN Y NO ES NULA SI FUE INSCRITA EN EL REGISTRO PÚBLICO
DE LA PROPIEDAD Y LA PRIMERA NO (LEGISLACIÓN CIVIL DEL ESTADO DE
NUEVO LEÓN).’. Consecuentemente y contrario a lo aducido por los apelantes, con la
escritura exhibida por los actores reivindicantes se acredita que éstos son propietarios del
bien que reclaman y, por tanto, queda plenamente justificado el primero de los elementos de
la acción reivindicatoria consagrado por la fracción I del artículo 798 del Código de
Procedimientos Civiles para el Estado. Sin que sea obstáculo para lo anterior el hecho de que
las inscripciones no se encuentren en los seis meses a la celebración de la escritura, pues tal
hecho no tiene como efecto la nulidad del título ni mucho menos el de su inscripción, sino tan
sólo el retardar los sujetos hacia terceros hasta la fecha en que se encuentren legalmente
inscritos, por lo que el informe que aluden los inconformes respecto del registro público y las
aseveraciones de extemporaneidad de inscripción resultan infundadas. Por tanto, queda
plenamente acreditado el primero de los elementos de la acción reivindicatoria de origen,
resultando aplicable la jurisprudencia visible a página 64, de la Gaceta del Semanario Judicial
de la Federación, Tribunales Colegiados de Circuito, tomo 53, mayo de 1992, bajo el rubro:
‘ACCIÓN REIVINDICATORIA. ESTUDIO DE LOS TÍTULOS.’. Por otra parte, debe
referirse que para acreditar el bien a reivindicar es necesario el estudio conjunto tanto del
instrumento once mil ciento doce, volumen doscientos dos, de la Notaría Pública Número
Tres del Distrito Judicial de Cholula, Puebla, relativa a la compraventa celebrada por
Margarita Gómez Ávila como vendedora, y Marino Azcatl Hernández y Herminia Zacatzi
Cuatzo como compradores, respecto de una fracción de terreno que se segrega de la primera
fracción del predio rústico denominado Tepexco, ubicado en la población de San Francisco
Acatepec, perteneciente al Municipio de San Andrés, Cholula, Puebla, con una superficie de
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mil sesenta y un metros con sesenta decímetros cuadrados con las siguientes medidas y
colindancias: al norte, en cincuenta y cinco metros, con propiedad de Sebastiana Gómez; al
sur, en setenta y siete metros, setenta centímetros, con el resto del predio del que se segrega;
al oriente, en dieciséis metros, con propiedad de Adolfo Ecatl; y al poniente, en dieciséis
metros, con camino público; asimismo, debe tomarse en consideración el instrumento trece
mil trescientos cuarenta y dos de los del volumen doscientos treinta y dos de la citada Notaría
Tres de Cholula, Puebla, relativa a la escritura de rectificación del instrumento once mil
ciento doce, de fecha diez de marzo de mil novecientos noventa y siete antes referido, para el
fin de determinar que las medidas de la fracción vendida en el instrumento inicialmente
referido y a fin de adecuarlas a la realidad son de una superficie de novecientos veintisiete
metros, veinte centímetros cuadrados con las siguientes medidas y colindancias: al norte, en
cincuenta y cinco metros, con propiedad de Sebastiana Gómez; al sur, en sesenta metros,
noventa centímetros, con el resto del predio que se segregó; al oriente, en dieciséis metros,
con propiedad de Adolfo Ecatl y al poniente, en dieciséis metros, con camino público.
Precisado lo anterior, debe establecerse que la propiedad del inmueble a reivindicar se
acredita con el primero de los instrumentos citados en tanto que sus verídicas medidas y
colindancias con su rectificación, sin que el hecho de que éstas constituyan un acto unilateral
por parte del comprador tenga como efecto su ineficacia, sino por el contrario, jurídicamente
la rectificación de las medidas y colindancias de un predio deben efectuarse para que tengan
pleno valor probatorio por su legítimo propietario y ante fedatario público, lo que acontece en
la especie, por lo que contrario a lo aducido en el escrito de expresión de agravios, las
medidas que son materia a reivindicar son las consagradas en la escritura de rectificación de
medidas, ya que éstas son las únicas y legalmente aceptadas, en tanto no se acredite la
nulidad de la escritura de rectificación de medida, tanto más, si tal rectificación de medidas,
colindancias y superficie son en perjuicio de los propietarios Marino Azcatl Hernández y
Herminia Zacatzi Cuatzo, quienes a fin de adecuar sus derechos a la realidad jurídica
establecen que el predio que adquirieron es de una superficie menor a la estampada en su
título de dominio. Consecuentemente y contrario a lo referido por Eufrosina Azcatl Cuatzo,
es legal tomar en consideración como superficies, medidas y colindancias del inmueble a
reivindicar las señaladas en la escritura de rectificación anteriormente aludida. Ahora bien,
respecto a los agravios vertidos en relación con que no se acreditaron el segundo y tercero de
los elementos de la acción reivindicatoria propuesta por Marino Azcatl Hernández, Herminia
Zacatzi Cuatzo y Margarita Gómez Ávila, consagradas por las fracciones segunda y tercera
del precitado artículo 798 del Código de Procedimientos Civiles para el Estado, debe referirse
que resultan infundados. En efecto, para determinar lo anterior es preciso señalar que en la
especie resultan aplicables los criterios sustentados en la sentencia que se revisa y que
corresponden a la tesis de jurisprudencia visible a página 11 del Apéndice al Semanario
Judicial de la Federación 1917-1995, Tomo IV, bajo el rubro y tenor siguientes: ‘ACCIÓN
REIVINDICATORIA. IDENTIFICACIÓN DEL PREDIO. Si el predio que se menciona en
el título del demandado tiene una mayor extensión que el del actor, es lógico que las medidas
y colindancias de ambos no sean precisamente coincidentes; y el hecho de que en ambos
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títulos se mencione el predio con el mismo nombre, no deja duda de que se trata del mismo
terreno, sólo que el demandado señala una superficie mayor dentro de la cual se comprende
la que corresponde al actor.’. Así como la tesis de jurisprudencia consultable a página 196,
del Semanario Judicial de la Federación, Tribunales Colegiados de Circuito, Octava Época,
bajo el rubro y tenor siguientes: ‘ACCIÓN REIVINDICATORIA, IDENTIFICACIÓN DEL
INMUEBLE, CUANDO LA DEMANDADA CONFIESA LA POSESIÓN EN LOS
TÉRMINOS PROPUESTOS POR LA ACTORA. El inmueble objeto de la acción
reivindicatoria queda plenamente identificado cuando la parte demandada confiesa que se
encuentra en posesión del predio que el actor reclama en el escrito de demanda, pues esto
constituye un reconocimiento expreso de identidad del bien, y por esa causa, no requiere de
ningún otro medio de convicción.’. Así las cosas y según se desprende del escrito de
contestación de demanda reivindicatoria efectuado por Jacinto Jacobo Gómez Cortez y
Eufrosina Azcatl Cuatzo, al responder el primero y cuarto puntos de hechos señalan de
manera categórica que se encuentran en posesión de la fracción del predio denominado
Tepexco que se les reclama desde el día primero de enero de mil novecientos noventa y tres,
confesión que al haberse vertido por personas capaces de obligarse, hechas con pleno
conocimiento y sin coacción ante autoridad judicial, hacen prueba plena en su contra en
términos de lo dispuesto por los artículos 418 y 419 de la ley adjetiva civil, confesión que
como lo sentenció el a quo es suficiente para tener por acreditada tanto la posesión del bien
que se reclama, como la identidad entre éste y el poseído por los demandados, por lo que se
acreditan los supuestos consagrados por las multirreferidas fracciones II y III del artículo 798
de la ley en cita. Esto es así, toda vez que si bien como lo refieren los apelantes la escritura de
origen del predio a reivindicar tiene las siguientes medidas: al norte, cincuenta y cinco
metros; al sur, setenta y siete metros, setenta centímetros; al oriente, dieciséis metros y al
poniente, dieciséis metros; en tanto, la escritura de rectificación refiere que el citado predio
tiene las siguientes medidas: al norte, cincuenta y cinco metros; al sur, sesenta metros,
noventa centímetros; al oriente, dieciséis metros y al poniente, dieciséis metros; mientras el
perito tercero en discordia refiere las siguientes medidas: al norte, cincuenta y cinco metros;
al sur, sesenta y cuatro metros; al oriente, dieciséis metros y al poniente, dieciséis metros. Sin
embargo, tal hecho no tiene como efecto que nos encontremos en presencia de dos bienes
inmuebles diversos, pues como lo sentenció el a quo, tan sólo nos encontramos en el caso
concreto con diferencia por el viento sur, bajo el entendido de que las medidas a reivindicar y
como se ha referido deben ser las consagradas en la escritura de rectificación de medidas,
dado que, como se ha referido, ésta es plenamente válida, por lo que únicamente se podría
concluir que el predio poseído por los reos tiene una extensión mayor a la extensión
amparada por los actores, por tanto las medidas y colindancias entre ambos no son idénticas;
sin embargo, tanto el título del actor refiere que el bien materia de litis se identifica como una
fracción del terreno que se segrega de la primera fracción del predio rústico denominado
Tepexco, ubicado en la población de San Francisco Acatepec, perteneciente al Municipio de
San Andrés Cholula, Puebla, así como que los demandados, hoy apelantes, refieren poseer la
fracción del predio denominado Tepexco que se les reclama; consecuentemente, existe
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identidad no obstante que unos refieran fracción y otros primera fracción de la fracción, en
atención a la similitud de las medidas y colindancias que ambas partes aluden; por tanto, y
contrario a lo referido en el escrito de expresión de agravios, sí existe plena identidad entre el
bien que se reclama y el bien poseído, ya que en ambos el predio se identifica como Tepexco,
no obstante de la confesión de posesión e identidad que existe en el escrito de contestación de
demanda.-Toda vez que, contrario a lo aducido por los apelantes, los actores no reclaman la
totalidad del predio Tepexco, sino tan sólo una fracción de éste, lo que se robustece en el
entendido de que la causante de las partes en litis, Margarita Gómez Ávila, tan sólo había
adquirido una fracción del citado inmueble; consecuentemente, es por lo que tanto se
demanda como se sentencia la reivindicación de una fracción del multicitado predio Tepexco,
y no su totalidad, ya que si bien en la demanda se dice que es una fracción y no la primera
fracción, al concatenar las medidas del escrito inicial con las de las escrituras acompañadas a
éste y antes valoradas se justifica que se refiere al mismo inmueble.-Toda vez que como se ha
referido la diferencia existente por el viento sur no tiene como efecto el desvirtuar la
identidad."
Así pues, dichas consideraciones que sustentan la sentencia reclamada, por no haber sido
combatidas frontalmente por los quejosos en vía de conceptos de violación, tiene como
consecuencia que se mantengan firmes para continuar rigiendo el fallo de segunda instancia.
Esto de conformidad con las jurisprudencias sostenidas por este Tribunal Colegiado,
publicadas con los números 716 y 723, a páginas cuatrocientos ochenta y dos, así como a
cuatrocientos ochenta y seis, y cuatrocientos ochenta y siete, respectivamente, Tomo VI,
Materia Común, del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1995, que dicen:
"CONCEPTOS DE VIOLACIÓN QUE OMITEN COMBATIR ALGUNAS
CONSIDERACIONES EN QUE SE APOYA EL ACTO RECLAMADO. SON
INSUFICIENTES.-Los conceptos de violación deben estar relacionados directa e
inmediatamente con los fundamentos del acto reclamado, para que de esta forma queden de
manifiesto los vicios de que adolezca; por tanto si el quejoso omite hacerse cargo de algunas
consideraciones en que se apoyó la autoridad responsable y no las combate, el Tribunal
Colegiado no está en aptitud de examinar la constitucionalidad de éstas y por consecuencia
deben subsistir." y "CONCEPTOS DE VIOLACIÓN. SON INOPERANTES SI NO
ATACAN TODAS LAS CONSIDERACIONES QUE SUSTENTAN LA SENTENCIA
RECLAMADA.-Cuando no se advierte la existencia de queja deficiente que suplir y el acto
reclamado se sustente en varias consideraciones esenciales, cada una de las cuales sea capaz
de sostenerlo con independencia de las otras, el quejoso debe combatirlas todas, pues de no
hacerlo de tal forma, la resolución subsistiría con apoyo en aquellas que no fueron
impugnadas y por tanto, los conceptos de violación deben ser considerados inoperantes, ya
que aun cuando fueran fundados, no serían suficientes para conceder el amparo, lo que hace
innecesario el examen de la constitucionalidad a la luz de los argumentos expresados."
Cabe agregar que lo relativo a la nulidad del instrumento notarial en virtud del cual los
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promoventes de la acción reivindicatoria acreditaron la propiedad del inmueble controvertido,
fue materia de la diversa acción intentada por los hoy quejosos, y que como se estableció con
anterioridad fue declarada improcedente de manera acertada por el tribunal de apelación, por
no haberse llamado a juicio a la parte compradora, a pesar de haber operado la litisconsorcio
pasivo necesario y, por otra parte, esa cuestión de nulidad no fue objeto de excepción y
menos de reconvención en relación con la acción reivindicatoria ejercitada por Marino Azcatl
Hernández, Herminia Zacatzi Cuatzo y Margarita Gómez Ávila; siendo que por otra parte
respecto a la identidad del bien propiedad de los reivindicantes con el que se encuentra en
posesión de Jacinto Jacobo Gómez Cortez y Eufrosina Azcatl Cuatzo, tal elemento se
demostró, como bien lo dijo la Sala responsable, con la confesión que hacen al contestar la
demanda, pues al referirse al primer punto de hechos del escrito inicial aceptan encontrarse
en posesión de la fracción del predio denominado Tepexco, pues a este respecto textualmente
expresaron en su contestación de la demanda reivindicatoria, lo siguiente: "Primero.
Negamos que se crean propietarios como manifiestan en su hecho primero, toda vez que
nosotros nos encontramos en posesión desde el primero de enero de mil novecientos noventa
y tres de la fracción del predio denominado Tepexco del contrato de compraventa que
celebramos en fecha dos de diciembre de mil novecientos noventa y dos con la señora
Margarita Gómez Ávila y su hermana, y el cual sólo se interrumpió una vez, pero en cuanto
se resolvió que nunca hubo delito se nos restituyó la posesión y hasta el momento nos
encontramos en posesión.".
Así también, cabe decir que independientemente de que la fracción del predio en cuestión y
que poseen los quejosos, sea menor o mayor por el lado sur en casi siete metros, no es indicio
suficiente para establecer fundadamente que se trata de predios diferentes, pues lo cierto es
que en las medidas y colindancias restantes coinciden plenamente, aunado a que de acuerdo a
las manifestaciones hechas por ambas partes, preponderantemente por los hoy quejosos en su
escrito de contestación, permiten incluir que se trata del mismo inmueble y que, por ende, la
jurisprudencia invocada por la Sala responsable titulada "ACCIÓN REIVINDICATORIA,
IDENTIFICACIÓN DEL PREDIO." es exactamente aplicable.
Por último, lo argüido por los apelantes en relación con que los agravios que hicieron valer en
la apelación no son inoperantes, no deja de ser una simple expresión de inconformidad que
no rebate lo considerado por la Sala responsable sobre el particular, en el sentido de que los
argumentos vertidos respecto a la prueba testimonial, presuncional humana y documentales
públicas consistentes en las copias certificadas de los expedientes 1959/93 y 1215/99, así
como de la prueba pericial en caligrafía, resultan inoperantes por no expresar razonamientos
jurídicos que pongan de manifiesto violaciones legales, como tampoco refieren el alcance
probatorio de esos medios de convicción, ni expresan la forma en que trascienden al resultado
del fallo, invocando como apoyo de su estimación la jurisprudencia de rubro: "AGRAVIOS
EN LA APELACIÓN. CUANDO SE ALEGA VALORACIÓN ILEGAL DE PRUEBAS,
DEBE PRECISARSE EL ALCANCE PROBATORIO DE LAS MISMAS.".
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En esas condiciones, deben subsistir las consideraciones que desestimaron por inoperantes
tales argumentos vertidos como agravios. Esto de conformidad con la jurisprudencia de este
Tribunal Colegiado visible con el número setecientos uno, en la página cuatrocientos setenta
y dos del tomo, materia y Apéndice antes citados, que dice: "CONCEPTOS DE
VIOLACIÓN INOPERANTES.-Conceptos de violación inoperantes son las manifestaciones
que se concretan a sostener que los agravios que se formularon en apelación llenan los
requisitos necesarios para estimarse legales; pues lo argumentado así, en forma alguna ataca
las consideraciones del tribunal de apelación que los desestimó por inoperantes.".
No está por demás señalar que como quiera que sea, la Sala responsable estudió tales
argumentos vertidos en vía de agravios en relación con las pruebas aducidas por los hoy
quejosos, y los desestimó bajo la siguiente consideración: "A mayor abundamiento debe
referirse que la valoración efectuada por el Juez de origen a la pericial ofrecida por los
demandados reivindicatorios, hoy apelantes, se encuentra ajustada a derecho, en atención a
que si bien se admitió este medio probatorio por parte del a quo teniendo como firmas
indubitables las que los reos señalaron, sin embargo, tal proceder no impide al juzgador que
al sentenciar otorgue o no valor a tal pericial, en términos de lo dispuesto por el artículo 434
del ordenamiento procesal civil del Estado, tomando en consideración que la firma que se
tuvo como indubitable para tal pericial tiene en realidad tal carácter en términos de lo
dispuesto por el numeral 339 de la ley en cita, que establece que son indubitables para el
cotejo: ‘I. Los documentos que las partes reconozcan como tales, de común acuerdo. II. Los
documentos privados cuya letra o firma hayan sido reconocidas en juicio por aquel a quien se
atribuya la dudosa. III. El escrito impugnado, en la parte que reconozca como suya la letra
aquel a quien perjudique. IV. Las firmas puestas en documentos públicos, o en actuaciones
judiciales en presencia del secretario, por la persona cuya firma y letra se trata de
comprobar.’; por lo que la firma que fue señalada por los demandados como indubitable de
referencia y que consiste en la estampada en el acta de fecha tres de mayo de mil novecientos
noventa y tres, no tiene el carácter de indubitable al no encontrarse dentro de las previstas por
el artículo antes citado; así las cosas, al tener la pericial en estudio como fuente firmas no
fidedignas tal medio de prueba no puede conducir luz ni verdad al juzgador y, por tanto,
como se sentenció por el a quo carece de valor probatorio.".
Las anteriores consideraciones conducen a negar el amparo solicitado, debiéndose hacer
extensiva tal negativa a los actos de ejecución del Juez Segundo de lo Civil del Distrito
Judicial de Cholula, Puebla, y diligenciario adscrito al mismo encargado de los expedientes
nones, por no reclamarse por vicios propios, sino como consecuencia de la sentencia
reclamada de la Sala responsable, teniendo aplicación al caso la jurisprudencia de este órgano
colegiado, visible con el número VI.2o. J/317, en la página ochenta y tres, Octava Época de
la Gaceta del Semanario Judicial de Federación, Número 80, agosto de mil novecientos
noventa y cuatro, que dice: "AUTORIDADES EJECUTORAS, NEGACIÓN DE AMPARO
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CONTRA ORDENADORAS.-Si el amparo se niega contra las autoridades que ordenen la
ejecución del acto que se estima violatorio de garantías, debe también negarse respecto de las
autoridades que sólo ejecutaron tal acto por razón de su jerarquía.".
Por lo expuesto, y con fundamento en los artículos 107, fracciones III y IX, de la
Constitución General de la República; 46 y 158 de la Ley de Amparo; 35 y 37, fracción I,
inciso c), de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, es de resolverse y se
resuelve:
ÚNICO.-La Justicia de la Unión no ampara ni protege a Eufrosina Azcatl Cuatzo en contra
de los actos que reclama de la Cuarta Sala del Tribunal Superior de Justicia del Estado de
Puebla, Juez Segundo de lo Civil del Distrito Judicial de Cholula, Puebla, y diligenciario
adscrito al mismo encargado de los expedientes nones, consistentes en la sentencia dictada
por dicha Sala el dieciocho de octubre de dos mil dos, en el toca de apelación 1147/2002, que
confirmó la pronunciada en primera instancia por el citado Juez el quince de marzo del
mismo año en el expediente 849/99, relativo a los juicios acumulados de nulidad y
reivindicatorio promovidos por Marino Azcatl Hernández, Herminia Zacatzi Cuatzo y
Margarita Gómez Ávila en contra de la referida quejosa y otros, así como del de
otorgamiento de escritura pública y nulidad promovido por estos últimos en contra de
Margarita Gómez Ávila; negativa que se hace extensiva a los actos de ejecución de los
mencionados Juez y diligenciario.
Notifíquese; remítase testimonio de esta resolución a la Sala responsable, devuélvanse los
autos y, en su oportunidad, archívese el expediente.
Así, por unanimidad de votos, lo resolvió el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil
del Sexto Circuito, integrado por los Magistrados Gustavo Calvillo Rangel, Raúl Armando
Pallares Valdez y Ma. Elisa Tejada Hernández. Fue ponente el primero de los nombrados.
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