AMPARO DIRECTO 485/2002. Número de registro: 17534 Novena Época Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo: Tomo XVII, Abril de 2003 Página: 995 AMPARO DIRECTO 485/2002. EUFROSINA AZCATL CUATZO. CONSIDERANDO: QUINTO. Son infundados en parte e inoperantes en lo demás los conceptos de violación. Conviene dejar precisado que la Sala responsable en momento alguno consideró la inexistencia del contrato privado de compraventa, cuyo otorgamiento en escritura pública se demandó por el hecho de que la parte actora no hubiera precisado en su demanda el precio de la operación y la fecha de su pago, habida cuenta que lo que el tribunal ad quem estableció fue que como correctamente lo consideró el Juez natural, el escrito de demanda de Jacinto Jacobo Gómez Cortez y Eufrosina Azcatl Cuatzo no cumple con los requisitos que exige el artículo 229 del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de Puebla, toda vez que no se hizo la relación clara y sucinta del hecho en que la parte actora fundó su demanda referente a la indicación del precio de la compraventa cuyo otorgamiento en escritura pública se demandó, lo cual constituye una violación de forma que trasciende al juicio como un presupuesto procesal que no se cumplió, lo cual no puede ser subsanado con posterioridad por no permitirlo la ley, lo que tiene como consecuencia la irrelevancia de que en el procedimiento de origen los promoventes de esa acción hubieran acompañado diversos medios de prueba, como el contrato privado de compraventa, las copias certificadas del proceso 383/95 del Juzgado de Defensa Social del Distrito Judicial de Cholula, Puebla, así como las del expediente 1959/93 del juzgado de origen, que contengan la declaración de las partes en relación con el precio de la transacción traslativa de dominio, puesto que tales constancias no desvirtúan la oscuridad de la demanda mencionada; esto en virtud de que el citado artículo precisa claramente la obligación procesal del actor de narrar sucintamente los hechos en que funde su acción, lo que tiene como consecuencia que no pueda hacerse una remisión a documentos distintos a la demanda; por lo que al no haberse hecho mención del precio de la operación en el escrito inicial tuvo efectos de que esa cuestión no pudiera ser parte de la litis y que, por tanto, tampoco fuera materia de prueba, más aún si toma en consideración que en la contestación de demanda se negó la celebración del citado contrato privado de compraventa. En su apoyo la Sala responsable invocó las tesis y jurisprudencias de rubros: "OSCURO E INEPTO LIBELO.", "DEMANDA, HECHOS NO CONTENIDOS EN LA, NI EN SU CONTESTACIÓN. NO PUEDEN ESTAR SUJETOS A PRUEBA.", "PRUEBAS. SON INCONDUCENTES SI TIENEN POR OBJETO DEMOSTRAR -1- AMPARO DIRECTO 485/2002. HECHOS AJENOS A LA LITIS (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE MICHOACÁN).", "PRUEBAS SOBRE HECHOS AJENOS A LA LITIS." y "AGRAVIOS RELATIVOS A LAS PRUEBAS PARA DEMOSTRAR LA ACCIÓN. SI ÉSTA ES IMPROCEDENTE, SU FALTA DE ESTUDIO RESULTA JUSTIFICADA.". Ahora bien, es cierto que conforme a lo establecido por los artículos 2121, 2122 y 2123 del Código Civil para el Estado de Puebla, la compraventa es perfecta y obligatoria para las partes por el solo convenio que hagan respecto al bien vendido y al precio, aunque el primero no se haya entregado ni el segundo satisfecho, y que desde el momento en que la compraventa es perfecta, el bien pertenece al comprador y el precio al vendedor, pudiendo cada uno de ellos exigir al otro el cumplimiento del contrato; así también, es verdad que de acuerdo con la ley y la jurisprudencia, el registro de la compraventa solamente tiene el objeto de darle publicidad a ésta a fin de que produzca efectos contra terceros, sin ser un requisito indispensable o de validez de la operación. Sin embargo, no menos cierto es que independientemente de que se encuentre acreditada la existencia del contrato de compraventa, cuyo otorgamiento en escritura pública se demandó, lo cierto es que a efecto de establecer la procedencia de dicha acción, era menester que los hoy quejosos precisaran en su escrito inicial los hechos fundatorios de la misma, concretamente que precisaran el precio de la operación y, además, en su caso, exhibir concomitantemente con la demanda el saldo del precio adeudado si así fuera. Al caso tiene aplicación la jurisprudencia de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al resolver la contradicción de tesis 82/96, publicada con el número 1a./J. 14/2000, en la página once, Tomo XII, noviembre de dos mil, de la Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, que dice: "ACCIÓN PRO FORMA. LA EXHIBICIÓN DEL PRECIO ADEUDADO ES UN REQUISITO DE PROCEDENCIA DE ÉSTA. Para la procedencia de la acción pro forma es necesario que el actor exhiba concomitantemente con la demanda el saldo del precio adeudado. Una compraventa es un contrato sinalagmático cuyas obligaciones son recíprocas e interdependientes, por lo que si una de las partes no cumple con la obligación a su cargo, la otra deberá cumplir para exigirle judicialmente el cumplimiento. Por ello, para la procedencia de la acción pro forma es requisito que la actora consigne el saldo del precio adeudado, ya que de otra suerte no podría comprobar que ella sí cumplió; sería totalmente injusto que la parte que no se ha avenido al cumplimiento de sus obligaciones exigiera de la otra la ejecución de sus compromisos, máxime si se convino que el saldo del precio se pagaría al momento de escriturar.". En efecto, el artículo 229, fracción V, del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de Puebla, al que hizo alusión la Sala responsable, establece como requisito de la demanda, entre otros "la relación clara y sucinta de los hechos en que el actor funde su demanda"; asimismo, el diverso 263 del código procesal referido previene que: "El actor debe probar los hechos constitutivos de sus acciones y el demandado los de sus excepciones.". -2- AMPARO DIRECTO 485/2002. Del análisis relacionado de dichos preceptos, se colige que si la ley impone la obligación al actor de hacer una relación clara y sucinta de los hechos fundatorios de su demanda y de acreditarlos, entonces es necesario que indique expresa y cabalmente todos y cada uno de los extremos expuestos como hechos base de su acción, y que acompañe los documentos fundatorios de la misma (artículo 230, fracción II, del ordenamiento legal en comento), quedando a su cargo acreditar sus afirmaciones con los medios de convicción que aporte para tal fin. De ahí que si en la especie los ahora quejosos omitieron precisar en su escrito inicial el monto del precio de la operación de la compraventa, cuyo otorgamiento en escritura pública demandaron, es obvio que omitieron cumplir con lo establecido en los preceptos legales antes citados, esto es, de precisar clara y sucintamente los hechos fundatorios de su acción, y ello tuvo como consecuencia que el juzgador se encontrara imposibilitado de establecer la validez y perfección de la compraventa, en términos de los artículos 2121 a 2123 del Código Civil para el Estado de Puebla, dejando por otra parte a los demandados en estado de indefensión para poder controvertir lo relativo al precio de la operación y la entrega del mismo. En esas condiciones, independientemente de que los quejosos ofrecieran, entre otras pruebas, las documentales públicas consistentes en las copias certificadas del proceso en juicio en que consta el precio pactado por la compraventa, lo realmente importante fue que éstas resultaron inconducentes por no haberse precisado en el escrito inicial el monto de la operación convenida. Al caso tienen aplicación la jurisprudencia y tesis sustentadas por el entonces Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, mismo que ya especializado en Materia Civil ahora resuelve, publicada la primera con el número VI.2o.C. J/198, en la página mil seiscientos cincuenta y cuatro, Tomo XIII, febrero de dos mil uno, Novena Época, y la segunda en la página trescientos doce, Tomo XI, enero de mil novecientos noventa y tres, Octava Época, así como también las tesis del entonces Primer Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, Tercer Tribunal Colegiado del Segundo Circuito, y Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, estas últimas visibles, respectivamente, en la página ciento setenta y ocho, Tomo IX, marzo de mil novecientos noventa y dos; página seiscientos, Tomo XIII, julio de mil novecientos noventa y cuatro; y página ochocientos cincuenta y siete, Tomo XII, diciembre de mil novecientos noventa y tres, Octava Época, todas del Semanario Judicial de la Federación, que dicen: "DEMANDA. LOS HECHOS CONSTITUTIVOS DE LA ACCIÓN QUE SE INTENTA DEBEN PRECISARSE Y NO INFERIRSE DE LAS PRUEBAS QUE SE ACOMPAÑEN. Resulta ilegal aceptar que se tengan como hechos de la demanda, los contenidos en las constancias que se ofrezcan como prueba y se acompañen a la misma, porque se deja en estado de indefensión a la parte demandada."; "PRUEBAS. CARECEN DE EFICACIA SI REFIEREN HECHOS NO MENCIONADOS EN LA CONTESTACIÓN. Cuando no se precisan los hechos en que se hace descansar una excepción, aun cuando se refieran a ella las pruebas aportadas, no podrían tener como efecto subsanar las deficiencias de la contestación de demanda, ya que es en ésta donde deben -3- AMPARO DIRECTO 485/2002. plasmarse las excepciones y los hechos de que se derivan; pretender perfeccionar o subsanar tales deficiencias a través del resultado de cualquier prueba, sería antijurídico y traería como consecuencia que el juzgador resolviera sobre hechos no controvertidos."; "DEMANDA. LOS HECHOS CONSTITUTIVOS DE LA ACCIÓN QUE SE INTENTA DEBEN PRECISARSE Y NO INFERIRSE DE LAS PRUEBAS QUE SE ACOMPAÑEN. Resulta ilegal aceptar, que se tengan como hechos de la demanda, los contenidos en las constancias que se ofrezcan como prueba y se acompañen a la misma, porque se deja en estado de indefensión a la parte demandada."; "LITIS, INTEGRACIÓN DE LA. La litis se integra con los hechos indicados en la demanda y su contestación, mas no conforme a los documentos anexos que se ofrezcan como prueba." y "DEMANDA, HECHOS NO CONTENIDOS EN LA, NI EN SU CONTESTACIÓN. NO PUEDEN ESTAR SUJETOS A PRUEBA. Los colitigantes están obligados a narrar sucintamente en la demanda y su contestación los hechos fundatorios de las pretensiones deducidas y de las excepciones opuestas, a efecto de estar en posibilidad de acreditarlos durante la secuela del procedimiento; por lo que, ante tal omisión, resulta indebido que hasta el momento del ofrecimiento y desahogo de las pruebas se precisen esos hechos, porque al hacerlo, además de variar la litis del juicio colocarían a las partes en estado de indefensión al no haber tenido la oportunidad de contestar y probar los hechos que no fueron materia de debate.". Es inexacto que la omisión de precisar en la demanda el precio de la compraventa se hubiera convalidado con motivo de la acción de nulidad y reivindicatoria intentada por Marino Azcatl Hernández, Herminia Zacatzi Cuatzo y Margarita Gómez Ávila en contra de los hoy quejosos, habida cuenta que los hechos fundatorios de esa acción de nulidad, que por cierto se declaró no probada, fueron distintos a los de otorgamiento en la escritura pública de la compraventa contenida en el contrato privado que ejercitaron Eufrosina Azcatl Cuatzo y Jacinto Jacobo Gómez Cortez, teniendo en cuenta que las circunstancias a probar en una y otra acción eran distintas, pues mientras que esa nulidad se hizo consistir en la falta de consentimiento o de voluntad de la parte vendedora, la del otorgamiento se fundó justamente en haber celebrado la compraventa en términos de ley, aunque se omitiera precisar el precio convenido. Pero lo más importante fue que independientemente de que la contraparte de la quejosa en el juicio de origen hubiera ejercitado la acción de nulidad del contrato privado de compraventa, lo cierto es que Eufrosina Azcatl Cuatzo y Jacinto Jacobo Gómez Cortez omitieron precisar en su demanda el precio de la operación, lo que tuvo como consecuencia que dejaran de cumplir con los requisitos de ley en los términos antes señalados, y la declaración de improcedencia de su acción. Además, la demanda de nulidad no acredita la legalidad de los términos convenidos, la veracidad de los datos y de las firmas que lo calzan, y menos aún subsanan la omisión de precisión del precio de la operación contenida en el escrito inicial de la demanda de otorgamiento en escritura pública de ese convenio, pues como se dijo anteriormente, es menester que en el escrito inicial se precisen sucintamente los hechos fundatorios, y no inferirse de los documentos que se acompañen o que consten en autos. -4- AMPARO DIRECTO 485/2002. Al haberse declarado la improcedencia de la acción de otorgamiento en escritura pública ejercitada por los hoy quejosos, en los términos señalados, originó que tanto el Juez de origen como la Sala responsable no se ocuparan de las pruebas ofrecidas a fin de establecer la legalidad de la compraventa contenida en el contrato privado y, por ende, este órgano colegiado no se encuentra facultado para analizar esa cuestión de acuerdo a los conceptos de violación esgrimidos por los peticionarios de garantías. Por otra parte, cabe señalar que la Sala responsable sí analizó lo relativo al litisconsorcio pasivo necesario en relación con la acción de nulidad intentada por los ahora quejosos, ya que sobre el particular estableció la legalidad de la improcedencia decretada por el Juez natural, al estimar que de autos del juicio de origen se demuestra que Jacinto Jacobo Gómez Cortez y Eufrosina Azcatl Cuatzo promovieron acción de otorgamiento de contrato y nulidad en contra de Margarita Gómez Ávila, del director del Registro Público de la Propiedad y del Comercio, y del notario público número tres, ambos de Cholula, Puebla, a fin de obtener la declaración judicial de nulidad del contrato celebrado el diez de marzo de mil novecientos noventa y siete, en el instrumento notarial once mil ciento doce, celebrado por Margarita Gómez Ávila como vendedora y Marino Azcatl Hernández y Herminia Zacatzi Cuatzo como compradores; que así, cuando como en la especie se reclama la nulidad de un acuerdo de voluntades el juzgador, exista o no excepción al respecto, se encuentra obligado a estudiar la legitimación pasiva, porque aun ante la omisión de señalar como demandados a Marino Azcatl Hernández y Herminia Zacatzi Cuatzo, se da la figura de la litisconsorcio pasivo necesario, pues de acuerdo con la doctrina el litisconsorcio necesario tiene lugar cuando se ejercitan acciones constitutivas que tengan por objeto establecer un nuevo estado de derecho que sólo puede existir en relación con diversas personas, y que en el caso concreto se demandó la nulidad de un acto en el que intervinieron varias partes sin que se oyera a una de ellas; por lo que si el efecto principal del litisconsorcio pasivo necesario fue el que sólo pudiera haber una sentencia con efectos para todos los litisconsortes, era necesario que el Juez analizara esa cuestión de manera oficiosa y, por lo mismo, fue correcto que considerara que el accionante debió entablar su demanda en contra de todas aquellas personas que tuvieron el carácter de parte en el acto jurídico cuya nulidad se demandó, esto es, tanto comprador como vendedor, y que por lo mismo fue indispensable que se demandara en dicha nulidad a Marino Azcatl Hernández y Herminia Zacatzi Cuatzo, en atención a que sus derechos fueron materia del contrato aludido, y que al no haberlo hecho así tuvo como consecuencia que dejara de conformarse el litisconsorcio pasivo necesario y, por ende, no puede existir sentencia que afecte los intereses de estos litisconsortes no llamados a juicio; como apoyo de su consideración la Sala responsable invocó las tesis tituladas: "NULIDAD. ESTUDIO IMPROCEDENTE DE LA INTENTADA EN VÍA DE EXCEPCIÓN Y DE RECONVENCIÓN CUANDO EXISTE LITISCONSORCIO PASIVO NECESARIO Y SE OMITE LLAMAR A LAS PARTES A JUICIO."; "COMPRAVENTA, NULIDAD DE LA. EXISTE LITISCONSORCIO PASIVO NECESARIO EN CASO DE QUE SEA UN -5- AMPARO DIRECTO 485/2002. TERCERO A ELLA QUIEN LA DEMANDE."; "LITISCONSORCIO PASIVO NECESARIO. NO QUEDA AL ARBITRIO DEL ACTOR EN UN JUICIO DE NULIDAD, SEÑALAR A QUIÉN DE LAS PARTES QUE PARTICIPARON EN EL ACTO QUE TILDA DE NULO LE AFECTA SU ACCIÓN." y "COMPRAVENTA, CONTRATO DE. NULIDAD, PARA QUE OPERE DEBE LLAMARSE A JUICIO A TODOS LOS QUE INTERVINIERON EN ESA RELACIÓN CONTRACTUAL.". De lo antes citado se observa que la Sala responsable estableció las razones en virtud de las cuales estimó legal que el juzgador de manera oficiosa advirtiera el litisconsorcio pasivo necesario en los términos indicados, y que al surtirse ésta le impidiera dictar sentencia de fondo por afectarse derechos de terceros que formaron parte del acto jurídico cuya nulidad se demandó y que no fueron llamados a juicio, mismas que además no fueron combatidas frontalmente en vía de conceptos de violación por los quejosos. A mayor abundamiento, en apoyo a lo considerado por la Sala responsable, debe indicarse que la litisconsorcio se surte en los casos en que el derecho litigioso afecta a varias personas, ya sea en forma activa (parte actora) o pasiva (parte demandada), de tal manera que la decisión que se dicte en forma ineludible afectará a todas aquéllas; de tal manera que no es posible pronunciar sentencia legal sin oír a todas esas partes; de ahí que ante la trascendencia de la litisconsorcio necesario, es menester que ésta sea analizada aun de oficio por el juzgador, a fin de no conculcar derechos de terceros que no intervinieron en la controversia. Al caso tiene aplicación la jurisprudencia sustentada por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al resolver la contradicción de tesis 23/94, publicada con el número P./J. 40/98, en la página sesenta y tres, Tomo VIII, agosto de mil novecientos noventa y ocho, así como las jurisprudencias que sostuvieron el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Segundo Circuito, Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito y Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito, respectivamente, publicadas con los números II.3o.C. J/1, I.3o.C. J/6 y XX. J/12, a páginas mil doscientos cincuenta y seis, Tomo XII, diciembre de dos mil; página quinientos diecinueve, Tomo III, mayo de mil novecientos noventa y seis, y página cuatrocientos cuarenta, Tomo II, diciembre de mil novecientos noventa y cinco, todas de la Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, que dicen: "LITISCONSORCIO PASIVO NECESARIO. DEBE ESTUDIARSE DE OFICIO. El litisconsorcio pasivo necesario tiene lugar, entre otros supuestos, cuando un tercero demanda la nulidad del contrato en cuya celebración y, en su caso, formalización, intervinieron varias personas. Luego, si el efecto principal del litisconsorcio pasivo necesario, es que sólo puede haber una sentencia para todos los litisconsortes, es claro que se debe llamar a juicio a todos los contratantes y, en su caso, al notario, por lo que el tribunal de alzada está en posibilidad de realizar oficiosamente el examen correspondiente, a fin de no dejar inaudito a ninguno de los interesados."; "NULIDAD. ESTUDIO IMPROCEDENTE DE LA INTENTADA EN VÍA DE EXCEPCIÓN Y DE RECONVENCIÓN, CUANDO EXISTE LITISCONSORCIO PASIVO NECESARIO Y SE OMITE LLAMAR A LAS PARTES A JUICIO. Cuando en un -6- AMPARO DIRECTO 485/2002. juicio el demandado al contestar opone la excepción de nulidad del contrato del actor celebrado con un tercero, que no es llamado a juicio y al mismo tiempo reconviene la nulidad de ese título, es obvio que no puede hacerse pronunciamiento sobre la nulidad planteada vía reconvención, dado que no se llamó a juicio al tercero que intervino en ese acto jurídico que se tilda de nulo y este mismo razonamiento impide resolver en relación con la acción principal, pues necesariamente tiene que estudiarse enfrentándola con las excepciones opuestas, entre ellas, la de nulidad del contrato referido. Consecuentemente, ante la íntima relación existente entre la excepción de nulidad con la reconvención también de nulidad, del título del actor, es evidente que a la autoridad no le es dable analizar la nulidad invocada tanto como excepción, como en vía de reconvención, pues es necesario llamar a juicio a todos los litisconsortes para darles oportunidad de defenderse, aun en la hipótesis de que la excepción resultara infundada y por lo mismo válido el contrato base de la acción principal, lo que daría lugar a estimar que no se afectó el interés de los terceros no llamados a juicio, pues es indudable que eso lo conoce el juzgador hasta el dictado de la sentencia, pero podría suceder lo contrario, que se declarara procedente la nulidad invocada como excepción, y entonces se daría el supuesto de declarar nulo el contrato, aunque fuera sólo para efectos de destruir la acción, sin haber escuchado a todos los que intervinieron en ese acto, con la consecuente violación a la garantía de audiencia, prevista en el artículo 16 constitucional."; "LITISCONSORCIO PASIVO NECESARIO. CUANDO SE DA, ES OBLIGACIÓN DEL TRIBUNAL ANALIZAR OFICIOSAMENTE SI SE LLAMÓ A JUICIO A TODOS LOS INTEGRANTES DEL. Cuando se reclama por un tercero la nulidad de una compraventa y de la escritura donde ésta se protocolizó, sin demandarse a la persona que aparece como vendedor, ni al notario que realizó la protocolización, no obstante darse la figura jurídica del litisconsorcio pasivo necesario, no puede dictarse sentencia que declare la nulidad, porque no han sido llamados a juicio todos los que tienen interés en el mismo, ya que las partes vendedora y compradora, así como el notario, se encuentran vinculados en la relación jurídica que generó el contrato y su protocolización, por lo que no sería posible decretar la nulidad únicamente respecto de la compradora, única llamada a juicio; debiéndose, por ende, dar oportunidad de intervenir a todos en juicio, para que así puedan hacer valer las defensas pertinentes y puedan quedar obligadas legalmente por la sentencia que sobre el particular llegara a dictarse, porque si se pronunciara sentencia con relación a una sola persona, no tendría por sí misma ningún valor, ni podría resolver legalmente la litis. Estas circunstancias llevan a considerar que el tribunal de alzada puede de oficio analizar si se llamó a juicio a los integrantes del litisconsorcio pasivo necesario, a fin de resolver lo conducente, aun cuando nada se alegue sobre el particular en los agravios." y "LITISCONSORCIO PASIVO NECESARIO. REQUISITOS QUE SE REQUIEREN PARA LA EXISTENCIA DE. Existe litisconsorcio pasivo necesario, cuando las cuestiones que en el juicio se ventilan, afectan a más de dos personas, de tal manera que no es posible pronunciar sentencia válida, sin oírlas a todas ellas; además se requiere que los demandados se hallen en comunidad jurídica con respecto al objeto litigioso o tengan un mismo derecho o se encuentren obligados por igual causa de hecho, o jurídica.". -7- AMPARO DIRECTO 485/2002. En tal virtud, conforme a lo antes precisado, se deduce que al demandarse la nulidad del contrato de compraventa contenido en la escritura pública once mil ciento doce en que intervinieron como vendedora Margarita Gómez Ávila y como compradores Marino Azcatl Hernández y Herminia Zacatzi Cuatzo, operó el litisconsorcio pasivo necesario entre esas partes que intervinieron en el acto jurídico, de ahí que fue menester que se enderezara la acción en contra de todos ellos, por lo que al no haberse demandado esa nulidad en contra de los citados compradores, fue correcto que el juzgador advirtiera de oficio la figura jurídica en comento y se abstuviera de emitir sentencia de fondo respecto a esa nulidad reclamada. Por lo demás, los quejosos aducen que es de explorado derecho que los actos o contratos ejecutados contra el tenor de leyes prohibitivas o de interés público serán nulos; que así la venta de cosa ajena es nula y que, por tanto, en última instancia debió declararse la nulidad del contrato contenido en el instrumento notarial once mil ciento doce declarando, por ende, no acreditado el primer elemento de la acción reivindicatoria, esto es, la propiedad del bien inmueble amparado con ese documento nulo, tanto más que la escritura correspondiente no fue registrada dentro del término de seis meses de ley; que tampoco se acreditó la identidad del bien propiedad alegada por los promoventes de la acción reivindicatoria en relación con el que tienen en posesión como demandados, ya que las medidas establecidas en dicho contrato de compraventa con el de rectificación de las dimensiones del inmueble hechas con posterioridad, que se exhibieron como documentos fundatorios de la acción, no son coincidentes, máxime que lo que en su escrito de contestación reconocieron fue tener posesión del predio denominado Tepexco, no de la fracción o de una fracción de este predio, máxime si se tiene en cuenta que en la región existen varios predios con ese mismo nombre. Las anteriores son simples manifestaciones de inconformidad en contra del sentido de la sentencia reclamada, que no atacan ni mucho menos destruyen las consideraciones vertidas por la Sala responsable a ese respecto, que son del tenor literal siguiente: "Ahora bien, debe referirse a los apelantes que respecto a los agravios vertidos en relación con que la acción reivindicatoria propuesta por Marino Azcatl Hernández, Herminia Zacatzi Cuatzo y Margarita Gómez Ávila, resulta no acreditada al no haber acompañado el título de propiedad de su causante como documento fundatorio de la acción, debe referirse que el mismo resulta infundado, en virtud de que fuera exhibida junto con el escrito inicial de demanda presentada por los citados actores la escritura privada de compraventa de fecha dos de agosto de mil novecientos sesenta y ocho, por la cual la señora Luz Gómez y el señor Higinio Cuatzo venden a Margarita Gómez Ávila la primera fracción del predio rústico denominado Tepexco, ubicado en San Andrés, Cholula, Puebla. No obstante que en la especie no era indispensable para la procedencia de la acción reivindicatoria que hoy distrae esta Sala la exhibición de tal título de dominio, en virtud de que los demandados refieren que la propietaria de tal inmueble es la señora Margarita Gómez Ávila, por lo que al reconocerle -8- AMPARO DIRECTO 485/2002. tal carácter no existía obligación de exhibir el título del causante de los actores, pues, si bien los demandados hoy apelantes refieren poseer el bien desde el primero de enero de mil novecientos noventa y tres, y no desde el diecisiete de julio de mil novecientos noventa y ocho, sin embargo, tal hecho no es trascendental en la especie, en primer término, porque sí se exhibió el título de propiedad de la causante de los actores en el juicio reivindicatorio que se estudia y, en segundo lugar, porque los demandados reconocen como propietaria original de tal predio a la referida señora Margarita Gómez Ávila. Teniendo aplicación al respecto la tesis de jurisprudencia visible a página 184, Octava Época, Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación, Tomo XV-II, febrero de 1995, bajo el rubro y tenor siguientes: ‘ACCIÓN REIVINDICATORIA. PARA SU PROCEDENCIA NO SE REQUIERE EXHIBIR EL TÍTULO DEL CAUSANTE DEL ACTOR. No existe oscuridad en la demanda, si el reivindicante omite mencionar en la misma, quién le vendió, ni tampoco exhibe el título respectivo, requisitos que sólo son exigibles, cuando el demandado demuestra que la posesión que tiene del inmueble es anterior al título de propiedad presentado por el actor como documento fundatorio de su acción, pues de no ser así, tal título basta para la procedencia de la acción reivindicatoria.’; asimismo, tiene aplicación al respecto la tesis de jurisprudencia visible a página 125, Octava Época, Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación, Tomo IX, marzo de 1992, bajo el rubro y tenor siguientes: ‘ACCIÓN REIVINDICATORIA. TÍTULO ANTERIOR A LA POSESIÓN DEL DEMANDADO. EN QUÉ SUPUESTO DEBE EXHIBIRSE. El principio que se contiene en la tesis de jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, actualmente identificada con el número 32, consultable en las páginas 56 y 57 (Salas y Tesis Comunes), del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1988, relativo a que, cuando la posesión del demandado es anterior al título exhibido por el actor, el reivindicante está obligado a exhibir un título anterior a esa posesión, sólo tiene aplicación cuando uno y otra tienen distinto origen, no así en el supuesto de que la parte demandada admita la existencia de un causante común respecto del título y la posesión.’. Por otra parte, debe referirse a la apelante Eufrosina Azcatl Cuatzo, que si bien la acción de nulidad propuesta por Marino Azcatl Hernández, Herminia Zacatzi Cuatzo y Margarita Gómez Ávila, fue decretada no probada y como consecuencia se absolvieron a los demandados de tal prestación, sin embargo, tal hecho no tiene como efecto la improcedencia de la acción reivindicatoria; esto es así, porque si bien existiría una presunción plena de que la señora Margarita Gómez Ávila vendió primeramente el bien materia de litis a los hoy quejosos y con posterioridad a los citados actores en el juicio reivindicatorio, tal hecho no tiene como efecto la improcedencia o no acreditación de la acción reivindicatoria que hoy distrae a este cuerpo colegiado. Esto es así, pues aun cuando del contenido del artículo 9o. del Código Civil del Estado, se desprende la regla general de que los actos o contratos ejecutados contra el tenor de las leyes prohibitivas o de interés público serán nulos, a excepción de que la ley determine lo contrario y partiendo de esta base debe admitirse que tratándose de un adquirente de buena fe no tiene operancia la regla general, si no tiene vigencia la excepción, ya que los artículos 2137 y 2138 de la ley en cita, después de estatuir que la venta de cosa ajena es nula, preceptúa que la -9- AMPARO DIRECTO 485/2002. nulidad de la venta de un bien ajeno no perjudica los derechos que la ley concede al segundo o ulterior adquirente de buena fe; por tanto, no se invalidarán los actos o contratos que se otorguen o celebren por personas que en el registro aparezcan con derecho para ello, en cuanto a terceros de buena fe una vez inscritos, hipótesis que confirma el numeral 1363 del ordenamiento en consulta, al establecer que prevalecerá la venta que primero se haya registrado, así como el criterio sustentado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la jurisprudencia número 32, publicada en el último Apéndice al Semanario Judicial de la Federación, de rubro: ‘ACCIÓN REIVINDICATORIA. ESTUDIO DE LOS TÍTULOS.’, en cuanto precisa que cuando los dos títulos tengan el mismo origen, si proceden de una misma persona, se atenderá a la prelación en el registro; consecuentemente, si el bien materia de litis tiene como propietario original a Margarita Gómez Ávila y prevalece en tiempo de inscripción el título de Marino Azcatl Hernández y Herminia Zacatzi Cuatzo, quienes son adquirentes de buena fe, ya que no existe prueba en contrario y la buena fe se presume, es por lo que éstos no se pueden ver perjudicados en sus derechos de propiedad. Teniendo aplicación la tesis de jurisprudencia visible a página 221, Octava Época, Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación, Tomo XI, febrero de 1993, bajo el rubro: ‘COMPRAVENTA, CONTRATO DE. CUANDO EL CAUSANTE VENDE UN MISMO INMUEBLE A DOS COMPRADORES DISTINTOS, LA SEGUNDA VENTA TIENE PRELACIÓN Y NO ES NULA SI FUE INSCRITA EN EL REGISTRO PÚBLICO DE LA PROPIEDAD Y LA PRIMERA NO (LEGISLACIÓN CIVIL DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN).’. Consecuentemente y contrario a lo aducido por los apelantes, con la escritura exhibida por los actores reivindicantes se acredita que éstos son propietarios del bien que reclaman y, por tanto, queda plenamente justificado el primero de los elementos de la acción reivindicatoria consagrado por la fracción I del artículo 798 del Código de Procedimientos Civiles para el Estado. Sin que sea obstáculo para lo anterior el hecho de que las inscripciones no se encuentren en los seis meses a la celebración de la escritura, pues tal hecho no tiene como efecto la nulidad del título ni mucho menos el de su inscripción, sino tan sólo el retardar los sujetos hacia terceros hasta la fecha en que se encuentren legalmente inscritos, por lo que el informe que aluden los inconformes respecto del registro público y las aseveraciones de extemporaneidad de inscripción resultan infundadas. Por tanto, queda plenamente acreditado el primero de los elementos de la acción reivindicatoria de origen, resultando aplicable la jurisprudencia visible a página 64, de la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Tribunales Colegiados de Circuito, tomo 53, mayo de 1992, bajo el rubro: ‘ACCIÓN REIVINDICATORIA. ESTUDIO DE LOS TÍTULOS.’. Por otra parte, debe referirse que para acreditar el bien a reivindicar es necesario el estudio conjunto tanto del instrumento once mil ciento doce, volumen doscientos dos, de la Notaría Pública Número Tres del Distrito Judicial de Cholula, Puebla, relativa a la compraventa celebrada por Margarita Gómez Ávila como vendedora, y Marino Azcatl Hernández y Herminia Zacatzi Cuatzo como compradores, respecto de una fracción de terreno que se segrega de la primera fracción del predio rústico denominado Tepexco, ubicado en la población de San Francisco Acatepec, perteneciente al Municipio de San Andrés, Cholula, Puebla, con una superficie de -10- AMPARO DIRECTO 485/2002. mil sesenta y un metros con sesenta decímetros cuadrados con las siguientes medidas y colindancias: al norte, en cincuenta y cinco metros, con propiedad de Sebastiana Gómez; al sur, en setenta y siete metros, setenta centímetros, con el resto del predio del que se segrega; al oriente, en dieciséis metros, con propiedad de Adolfo Ecatl; y al poniente, en dieciséis metros, con camino público; asimismo, debe tomarse en consideración el instrumento trece mil trescientos cuarenta y dos de los del volumen doscientos treinta y dos de la citada Notaría Tres de Cholula, Puebla, relativa a la escritura de rectificación del instrumento once mil ciento doce, de fecha diez de marzo de mil novecientos noventa y siete antes referido, para el fin de determinar que las medidas de la fracción vendida en el instrumento inicialmente referido y a fin de adecuarlas a la realidad son de una superficie de novecientos veintisiete metros, veinte centímetros cuadrados con las siguientes medidas y colindancias: al norte, en cincuenta y cinco metros, con propiedad de Sebastiana Gómez; al sur, en sesenta metros, noventa centímetros, con el resto del predio que se segregó; al oriente, en dieciséis metros, con propiedad de Adolfo Ecatl y al poniente, en dieciséis metros, con camino público. Precisado lo anterior, debe establecerse que la propiedad del inmueble a reivindicar se acredita con el primero de los instrumentos citados en tanto que sus verídicas medidas y colindancias con su rectificación, sin que el hecho de que éstas constituyan un acto unilateral por parte del comprador tenga como efecto su ineficacia, sino por el contrario, jurídicamente la rectificación de las medidas y colindancias de un predio deben efectuarse para que tengan pleno valor probatorio por su legítimo propietario y ante fedatario público, lo que acontece en la especie, por lo que contrario a lo aducido en el escrito de expresión de agravios, las medidas que son materia a reivindicar son las consagradas en la escritura de rectificación de medidas, ya que éstas son las únicas y legalmente aceptadas, en tanto no se acredite la nulidad de la escritura de rectificación de medida, tanto más, si tal rectificación de medidas, colindancias y superficie son en perjuicio de los propietarios Marino Azcatl Hernández y Herminia Zacatzi Cuatzo, quienes a fin de adecuar sus derechos a la realidad jurídica establecen que el predio que adquirieron es de una superficie menor a la estampada en su título de dominio. Consecuentemente y contrario a lo referido por Eufrosina Azcatl Cuatzo, es legal tomar en consideración como superficies, medidas y colindancias del inmueble a reivindicar las señaladas en la escritura de rectificación anteriormente aludida. Ahora bien, respecto a los agravios vertidos en relación con que no se acreditaron el segundo y tercero de los elementos de la acción reivindicatoria propuesta por Marino Azcatl Hernández, Herminia Zacatzi Cuatzo y Margarita Gómez Ávila, consagradas por las fracciones segunda y tercera del precitado artículo 798 del Código de Procedimientos Civiles para el Estado, debe referirse que resultan infundados. En efecto, para determinar lo anterior es preciso señalar que en la especie resultan aplicables los criterios sustentados en la sentencia que se revisa y que corresponden a la tesis de jurisprudencia visible a página 11 del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1995, Tomo IV, bajo el rubro y tenor siguientes: ‘ACCIÓN REIVINDICATORIA. IDENTIFICACIÓN DEL PREDIO. Si el predio que se menciona en el título del demandado tiene una mayor extensión que el del actor, es lógico que las medidas y colindancias de ambos no sean precisamente coincidentes; y el hecho de que en ambos -11- AMPARO DIRECTO 485/2002. títulos se mencione el predio con el mismo nombre, no deja duda de que se trata del mismo terreno, sólo que el demandado señala una superficie mayor dentro de la cual se comprende la que corresponde al actor.’. Así como la tesis de jurisprudencia consultable a página 196, del Semanario Judicial de la Federación, Tribunales Colegiados de Circuito, Octava Época, bajo el rubro y tenor siguientes: ‘ACCIÓN REIVINDICATORIA, IDENTIFICACIÓN DEL INMUEBLE, CUANDO LA DEMANDADA CONFIESA LA POSESIÓN EN LOS TÉRMINOS PROPUESTOS POR LA ACTORA. El inmueble objeto de la acción reivindicatoria queda plenamente identificado cuando la parte demandada confiesa que se encuentra en posesión del predio que el actor reclama en el escrito de demanda, pues esto constituye un reconocimiento expreso de identidad del bien, y por esa causa, no requiere de ningún otro medio de convicción.’. Así las cosas y según se desprende del escrito de contestación de demanda reivindicatoria efectuado por Jacinto Jacobo Gómez Cortez y Eufrosina Azcatl Cuatzo, al responder el primero y cuarto puntos de hechos señalan de manera categórica que se encuentran en posesión de la fracción del predio denominado Tepexco que se les reclama desde el día primero de enero de mil novecientos noventa y tres, confesión que al haberse vertido por personas capaces de obligarse, hechas con pleno conocimiento y sin coacción ante autoridad judicial, hacen prueba plena en su contra en términos de lo dispuesto por los artículos 418 y 419 de la ley adjetiva civil, confesión que como lo sentenció el a quo es suficiente para tener por acreditada tanto la posesión del bien que se reclama, como la identidad entre éste y el poseído por los demandados, por lo que se acreditan los supuestos consagrados por las multirreferidas fracciones II y III del artículo 798 de la ley en cita. Esto es así, toda vez que si bien como lo refieren los apelantes la escritura de origen del predio a reivindicar tiene las siguientes medidas: al norte, cincuenta y cinco metros; al sur, setenta y siete metros, setenta centímetros; al oriente, dieciséis metros y al poniente, dieciséis metros; en tanto, la escritura de rectificación refiere que el citado predio tiene las siguientes medidas: al norte, cincuenta y cinco metros; al sur, sesenta metros, noventa centímetros; al oriente, dieciséis metros y al poniente, dieciséis metros; mientras el perito tercero en discordia refiere las siguientes medidas: al norte, cincuenta y cinco metros; al sur, sesenta y cuatro metros; al oriente, dieciséis metros y al poniente, dieciséis metros. Sin embargo, tal hecho no tiene como efecto que nos encontremos en presencia de dos bienes inmuebles diversos, pues como lo sentenció el a quo, tan sólo nos encontramos en el caso concreto con diferencia por el viento sur, bajo el entendido de que las medidas a reivindicar y como se ha referido deben ser las consagradas en la escritura de rectificación de medidas, dado que, como se ha referido, ésta es plenamente válida, por lo que únicamente se podría concluir que el predio poseído por los reos tiene una extensión mayor a la extensión amparada por los actores, por tanto las medidas y colindancias entre ambos no son idénticas; sin embargo, tanto el título del actor refiere que el bien materia de litis se identifica como una fracción del terreno que se segrega de la primera fracción del predio rústico denominado Tepexco, ubicado en la población de San Francisco Acatepec, perteneciente al Municipio de San Andrés Cholula, Puebla, así como que los demandados, hoy apelantes, refieren poseer la fracción del predio denominado Tepexco que se les reclama; consecuentemente, existe -12- AMPARO DIRECTO 485/2002. identidad no obstante que unos refieran fracción y otros primera fracción de la fracción, en atención a la similitud de las medidas y colindancias que ambas partes aluden; por tanto, y contrario a lo referido en el escrito de expresión de agravios, sí existe plena identidad entre el bien que se reclama y el bien poseído, ya que en ambos el predio se identifica como Tepexco, no obstante de la confesión de posesión e identidad que existe en el escrito de contestación de demanda.-Toda vez que, contrario a lo aducido por los apelantes, los actores no reclaman la totalidad del predio Tepexco, sino tan sólo una fracción de éste, lo que se robustece en el entendido de que la causante de las partes en litis, Margarita Gómez Ávila, tan sólo había adquirido una fracción del citado inmueble; consecuentemente, es por lo que tanto se demanda como se sentencia la reivindicación de una fracción del multicitado predio Tepexco, y no su totalidad, ya que si bien en la demanda se dice que es una fracción y no la primera fracción, al concatenar las medidas del escrito inicial con las de las escrituras acompañadas a éste y antes valoradas se justifica que se refiere al mismo inmueble.-Toda vez que como se ha referido la diferencia existente por el viento sur no tiene como efecto el desvirtuar la identidad." Así pues, dichas consideraciones que sustentan la sentencia reclamada, por no haber sido combatidas frontalmente por los quejosos en vía de conceptos de violación, tiene como consecuencia que se mantengan firmes para continuar rigiendo el fallo de segunda instancia. Esto de conformidad con las jurisprudencias sostenidas por este Tribunal Colegiado, publicadas con los números 716 y 723, a páginas cuatrocientos ochenta y dos, así como a cuatrocientos ochenta y seis, y cuatrocientos ochenta y siete, respectivamente, Tomo VI, Materia Común, del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1995, que dicen: "CONCEPTOS DE VIOLACIÓN QUE OMITEN COMBATIR ALGUNAS CONSIDERACIONES EN QUE SE APOYA EL ACTO RECLAMADO. SON INSUFICIENTES.-Los conceptos de violación deben estar relacionados directa e inmediatamente con los fundamentos del acto reclamado, para que de esta forma queden de manifiesto los vicios de que adolezca; por tanto si el quejoso omite hacerse cargo de algunas consideraciones en que se apoyó la autoridad responsable y no las combate, el Tribunal Colegiado no está en aptitud de examinar la constitucionalidad de éstas y por consecuencia deben subsistir." y "CONCEPTOS DE VIOLACIÓN. SON INOPERANTES SI NO ATACAN TODAS LAS CONSIDERACIONES QUE SUSTENTAN LA SENTENCIA RECLAMADA.-Cuando no se advierte la existencia de queja deficiente que suplir y el acto reclamado se sustente en varias consideraciones esenciales, cada una de las cuales sea capaz de sostenerlo con independencia de las otras, el quejoso debe combatirlas todas, pues de no hacerlo de tal forma, la resolución subsistiría con apoyo en aquellas que no fueron impugnadas y por tanto, los conceptos de violación deben ser considerados inoperantes, ya que aun cuando fueran fundados, no serían suficientes para conceder el amparo, lo que hace innecesario el examen de la constitucionalidad a la luz de los argumentos expresados." Cabe agregar que lo relativo a la nulidad del instrumento notarial en virtud del cual los -13- AMPARO DIRECTO 485/2002. promoventes de la acción reivindicatoria acreditaron la propiedad del inmueble controvertido, fue materia de la diversa acción intentada por los hoy quejosos, y que como se estableció con anterioridad fue declarada improcedente de manera acertada por el tribunal de apelación, por no haberse llamado a juicio a la parte compradora, a pesar de haber operado la litisconsorcio pasivo necesario y, por otra parte, esa cuestión de nulidad no fue objeto de excepción y menos de reconvención en relación con la acción reivindicatoria ejercitada por Marino Azcatl Hernández, Herminia Zacatzi Cuatzo y Margarita Gómez Ávila; siendo que por otra parte respecto a la identidad del bien propiedad de los reivindicantes con el que se encuentra en posesión de Jacinto Jacobo Gómez Cortez y Eufrosina Azcatl Cuatzo, tal elemento se demostró, como bien lo dijo la Sala responsable, con la confesión que hacen al contestar la demanda, pues al referirse al primer punto de hechos del escrito inicial aceptan encontrarse en posesión de la fracción del predio denominado Tepexco, pues a este respecto textualmente expresaron en su contestación de la demanda reivindicatoria, lo siguiente: "Primero. Negamos que se crean propietarios como manifiestan en su hecho primero, toda vez que nosotros nos encontramos en posesión desde el primero de enero de mil novecientos noventa y tres de la fracción del predio denominado Tepexco del contrato de compraventa que celebramos en fecha dos de diciembre de mil novecientos noventa y dos con la señora Margarita Gómez Ávila y su hermana, y el cual sólo se interrumpió una vez, pero en cuanto se resolvió que nunca hubo delito se nos restituyó la posesión y hasta el momento nos encontramos en posesión.". Así también, cabe decir que independientemente de que la fracción del predio en cuestión y que poseen los quejosos, sea menor o mayor por el lado sur en casi siete metros, no es indicio suficiente para establecer fundadamente que se trata de predios diferentes, pues lo cierto es que en las medidas y colindancias restantes coinciden plenamente, aunado a que de acuerdo a las manifestaciones hechas por ambas partes, preponderantemente por los hoy quejosos en su escrito de contestación, permiten incluir que se trata del mismo inmueble y que, por ende, la jurisprudencia invocada por la Sala responsable titulada "ACCIÓN REIVINDICATORIA, IDENTIFICACIÓN DEL PREDIO." es exactamente aplicable. Por último, lo argüido por los apelantes en relación con que los agravios que hicieron valer en la apelación no son inoperantes, no deja de ser una simple expresión de inconformidad que no rebate lo considerado por la Sala responsable sobre el particular, en el sentido de que los argumentos vertidos respecto a la prueba testimonial, presuncional humana y documentales públicas consistentes en las copias certificadas de los expedientes 1959/93 y 1215/99, así como de la prueba pericial en caligrafía, resultan inoperantes por no expresar razonamientos jurídicos que pongan de manifiesto violaciones legales, como tampoco refieren el alcance probatorio de esos medios de convicción, ni expresan la forma en que trascienden al resultado del fallo, invocando como apoyo de su estimación la jurisprudencia de rubro: "AGRAVIOS EN LA APELACIÓN. CUANDO SE ALEGA VALORACIÓN ILEGAL DE PRUEBAS, DEBE PRECISARSE EL ALCANCE PROBATORIO DE LAS MISMAS.". -14- AMPARO DIRECTO 485/2002. En esas condiciones, deben subsistir las consideraciones que desestimaron por inoperantes tales argumentos vertidos como agravios. Esto de conformidad con la jurisprudencia de este Tribunal Colegiado visible con el número setecientos uno, en la página cuatrocientos setenta y dos del tomo, materia y Apéndice antes citados, que dice: "CONCEPTOS DE VIOLACIÓN INOPERANTES.-Conceptos de violación inoperantes son las manifestaciones que se concretan a sostener que los agravios que se formularon en apelación llenan los requisitos necesarios para estimarse legales; pues lo argumentado así, en forma alguna ataca las consideraciones del tribunal de apelación que los desestimó por inoperantes.". No está por demás señalar que como quiera que sea, la Sala responsable estudió tales argumentos vertidos en vía de agravios en relación con las pruebas aducidas por los hoy quejosos, y los desestimó bajo la siguiente consideración: "A mayor abundamiento debe referirse que la valoración efectuada por el Juez de origen a la pericial ofrecida por los demandados reivindicatorios, hoy apelantes, se encuentra ajustada a derecho, en atención a que si bien se admitió este medio probatorio por parte del a quo teniendo como firmas indubitables las que los reos señalaron, sin embargo, tal proceder no impide al juzgador que al sentenciar otorgue o no valor a tal pericial, en términos de lo dispuesto por el artículo 434 del ordenamiento procesal civil del Estado, tomando en consideración que la firma que se tuvo como indubitable para tal pericial tiene en realidad tal carácter en términos de lo dispuesto por el numeral 339 de la ley en cita, que establece que son indubitables para el cotejo: ‘I. Los documentos que las partes reconozcan como tales, de común acuerdo. II. Los documentos privados cuya letra o firma hayan sido reconocidas en juicio por aquel a quien se atribuya la dudosa. III. El escrito impugnado, en la parte que reconozca como suya la letra aquel a quien perjudique. IV. Las firmas puestas en documentos públicos, o en actuaciones judiciales en presencia del secretario, por la persona cuya firma y letra se trata de comprobar.’; por lo que la firma que fue señalada por los demandados como indubitable de referencia y que consiste en la estampada en el acta de fecha tres de mayo de mil novecientos noventa y tres, no tiene el carácter de indubitable al no encontrarse dentro de las previstas por el artículo antes citado; así las cosas, al tener la pericial en estudio como fuente firmas no fidedignas tal medio de prueba no puede conducir luz ni verdad al juzgador y, por tanto, como se sentenció por el a quo carece de valor probatorio.". Las anteriores consideraciones conducen a negar el amparo solicitado, debiéndose hacer extensiva tal negativa a los actos de ejecución del Juez Segundo de lo Civil del Distrito Judicial de Cholula, Puebla, y diligenciario adscrito al mismo encargado de los expedientes nones, por no reclamarse por vicios propios, sino como consecuencia de la sentencia reclamada de la Sala responsable, teniendo aplicación al caso la jurisprudencia de este órgano colegiado, visible con el número VI.2o. J/317, en la página ochenta y tres, Octava Época de la Gaceta del Semanario Judicial de Federación, Número 80, agosto de mil novecientos noventa y cuatro, que dice: "AUTORIDADES EJECUTORAS, NEGACIÓN DE AMPARO -15- AMPARO DIRECTO 485/2002. CONTRA ORDENADORAS.-Si el amparo se niega contra las autoridades que ordenen la ejecución del acto que se estima violatorio de garantías, debe también negarse respecto de las autoridades que sólo ejecutaron tal acto por razón de su jerarquía.". Por lo expuesto, y con fundamento en los artículos 107, fracciones III y IX, de la Constitución General de la República; 46 y 158 de la Ley de Amparo; 35 y 37, fracción I, inciso c), de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, es de resolverse y se resuelve: ÚNICO.-La Justicia de la Unión no ampara ni protege a Eufrosina Azcatl Cuatzo en contra de los actos que reclama de la Cuarta Sala del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Puebla, Juez Segundo de lo Civil del Distrito Judicial de Cholula, Puebla, y diligenciario adscrito al mismo encargado de los expedientes nones, consistentes en la sentencia dictada por dicha Sala el dieciocho de octubre de dos mil dos, en el toca de apelación 1147/2002, que confirmó la pronunciada en primera instancia por el citado Juez el quince de marzo del mismo año en el expediente 849/99, relativo a los juicios acumulados de nulidad y reivindicatorio promovidos por Marino Azcatl Hernández, Herminia Zacatzi Cuatzo y Margarita Gómez Ávila en contra de la referida quejosa y otros, así como del de otorgamiento de escritura pública y nulidad promovido por estos últimos en contra de Margarita Gómez Ávila; negativa que se hace extensiva a los actos de ejecución de los mencionados Juez y diligenciario. Notifíquese; remítase testimonio de esta resolución a la Sala responsable, devuélvanse los autos y, en su oportunidad, archívese el expediente. Así, por unanimidad de votos, lo resolvió el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Sexto Circuito, integrado por los Magistrados Gustavo Calvillo Rangel, Raúl Armando Pallares Valdez y Ma. Elisa Tejada Hernández. Fue ponente el primero de los nombrados. -16-