discurso de graduación 2ºbach 20152016

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DISCURSO DE GRADUACIÓN 2ºBACH 2015­2016 Muy buenas tardes y bienvenidos al gran esperado acto de graduación de 2º de BACH.​
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Nos encontramos aquí hoy después de ocho largos y duros meses en los que hemos llegado a la conclusión de que la materia ni se crea ni se destruye, se acumula toda en 2º de Bachillerato​
, (esperamos que los de letras lo hayan pillado). 2º de BACH, ese curso tan duro y temido por todos los estudiantes, aunque todo se hace más llevadero gracias a la ayuda de familiares, amigos y profesores. Hoy es una día importante para todos nosotros, un día en el que vamos a dejar atrás una gran etapa en nuestras vidas, para empezar otra que nos emociona y nos asusta por igual. Aunque esta noche vayamos a celebrar que hemos conseguido librarnos del instituto, lo que se nos viene encima no va a ser un camino de rosas. De una forma u otra, el instituto nos ha ayudado principalmente en nuestra formación académica, aunque gracias a él hemos evolucionado también como personas. Desde el miedo en el primer día de clase en la ESO, pasando por el esperado viaje a Londres en 4º con Cheché y Masiel, hasta cambiar de edificio para empezar el bachillerato. Por otra parte, aquellos que aterrizamos en el Francisco Aguiar con la intención de cursar bachillerato después de abandonar nuestros antiguos institutos (Viós, Monfero, Miño, Bergondo,etc.) también sentimos miedo en nuestro primer día de clase aquí con un nuevo entorno, nuevos compañeros, nuevos profesores… (Tampoco nos olvidamos de aquellos compañeros que por unas razones u otras no llegaron a cursar bachillerato, los que están volviendo a cursar 1º y los que decidieron dejar sus estudios en 2º.) Las nuevas tecnologías hicieron su aparición en las aulas de bachiller a escasos dos meses de terminar el curso. Poco disfrutamos esas increíbles pizarras digitales a causa de una persiana estropeada que nos impedía ver con claridad la pantalla, aunque conseguimos arreglarlo con aquel diccionario de inglés que parecía haber estado en esa clase desde que el Francisco Aguiar abrió sus puertas por primera vez.​
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Tampoco llegaron al laboratorio las mejoras en el material, y sino que nos los digan a los alumnos de química, que no tuvimos la oportunidad de ver un peachímetro que no estuviese roto, ni un bote de ácido sulfúrico que no fuese de la Edad de Piedra. Después de estos años en el Francisco Aguiar, nos llevamos multitud de anécdotas y frases típicas de profesores que quedarán grabadas en nuestra memoria. Desde la peculiar risa de nuestro jubilado tutor Tato hasta los continuos “okay, alright” de su sustituto Israel ​
(no es broma, en una clase contamos hasta 140 veces estas muletillas)​
, pasando por el famoso “esto no es 5º de la ESO”, el “venga, vamooooos” o los golpecitos en la mesa que nos acompañaban en los exámenes de física y química en 1º con Jorge Blanco. ​
Tampoco olvidaremos nunca a Gorrochategui diciendo al comienzo de cada clase “¿A quién le toca hoy? Pues alto y claro y empezamos la clase” después de colocar nuestras mesas en forma de herradura o el “Quien no diga “aquí” tiene un 0” mientras pasaba lista. Las clases de matemáticas en las que Adrián Noya aprovechaba de vez en cuando para echarse una cabezadita mientras que Adolfo llenaba el encerado con su increíble caligrafía.​
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Ya podía Adolfo haberle enseñado a Julián a escribir mejor, ya que podíamos pasarnos clases enteras de historia intentando descifrar una palabra escrita en el encerado, y eso cuando no veíamos algún documental de “Memorias de España” con un ojo abierto y el otro cerrado un jueves a primera hora de la mañana. Otro profesor que también parecía no haber visto un cuadernillo Rubio en su vida es Francisco, profesor de Lengua Castellana y Literatura, eso sí, recitar poemas y perder el hilo de la explicación se le da de lujo. Algo que tampoco vamos a olvidar son las clases de Gallego con Xan en las que la partición de verbos en el encerado creó alguna que otra enemistad o sus “panda de nécoras”. Lo que sin duda los alumnos de física siempre recordaremos son los eternos exámenes y los “y ahora ponéis ahí” de Luisa cada vez que quería que copiásemos algo. Todo alumno desea llegar a 2º de bach para librarse por fin de las clases de educación física, aunque luego se echan de menos las caídas en acrosport o los partidos de bádminton y balonmano. Sin embargo, lo que no echamos de menos son los fríos y olorosos vestuarios del pabellón. Y quién no ha pasado una clase entera de biología escuchando las anécdotas y consejos del Dr. Miguel Orosa, siempre quejándose de nuestros hábitos alimenticios y asegurando que algún día nos llevaría de excursión al mercadona​
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(todavía seguimos esperando). Por último, pero no por ello menos importante, las clases de métodos con Cheché; aquellas que, en época de exámenes, las pasábamos en la biblioteca intentando repasar o ayudar a algunos compañeros a entender algunos ejercicios​
(sí, intentar, porque en la biblioteca es imposible concentrarse, entre el ruido y los cambios de decoración cada dos semanas nos salía más rentable estudiar en el Campo un día de feria).​
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Los paseos desde la biblioteca hasta conserjería terminaron por convertirse en rutina, apuntes de historia, lengua, química o filosofía; y tenías suerte si no tenías que volver porque alguna hoja estaba mal fotocopiada o simplemente te faltaban unas cuantas.​
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Entre tanto alboroto, una escapadita a la cafetería para que Melania nos preparase un riquísimo bocadillo de tortilla estaba más que merecida. Por nuestra parte, solo nos queda agradeceros que nos hayáis acompañado en este momento tan especial para nosotros, en el que será la última vez que nos veamos como compañeros de clase​
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(porque como amigos nos veremos cada sábado en la tole)​
. Muchas gracias a todos por vuestra atención y esperamos que paséis una muy buena tarde. 
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