se dice, se cuenta, se comenta

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SE DICE, SE CUENTA, SE COMENTA...
Javier Moreno
Abogado
Grupo de Espeleología Burnia – Bilbao
Unidad de Rescate en Montaña de la Cruz Roja de Bizkaia con base en Uribe-Aldea
Fecha: 04/10/00
[email protected]
Que no hace demasiado tiempo, tuvo lugar un rescate de un espeleólogo en una cavidad. Un alto
cargo de un benemérito grupo de las fuerzas y cuerpos de la seguridad del estado tomó
unilateralmente sobre sus espaldas la coordinación del rescate, obligando bajo coacciones a
abandonar tanto la coordinación en sí como la actuación técnica en el rescate a un experimentado
coordinador y espeleosocorrista que quería colaborar en la evacuación del herido, haciendo caso
omiso de sus indicaciones, en especial, la referida a la necesaria intervención de un médico.
Las posibilidades de actuación por parte de este altruista voluntario ante esta sinrazón eran varias,
entre las que a mi se me ocurren las siguientes:
1ª La intelectual.
Visto en el Centro de Coordinación que el agente le estaba echando y que desoía su experiencia
en estas situaciones, podría haber comentado lo siguiente:
“Mire, me llamo X, soy ---- (sus titulaciones espeleológicas que vienen a cuento) y tengo una
experiencia en el rescate de ---- (su experiencia, como si fuese un currículum). Me veo en la
obligación de recordarle (no olvidar en ningún caso que todo ha de decirse en un tono respetuoso y
moderado, sin faltar nunca al respeto) que conforme a la Ley Orgánica 2/86 de Fuerzas y Cuerpos
de Seguridad, que a Vd le rige directamente, en su artículo once recoge las funciones de estos
organismos a los que Vd pertenece y más concretamente en su apartado primero in fine establece
que tiene como misión desempeñar la función de “ colaborar con los servicios de protección
civil en los casos de grave riesgo, catástrofe, o calamidad pública, en los términos que se
establezcan en la legislación de protección civil” .
Sin lugar a dudas, el espeleosocorro aquí interviniente y al que pertenezco es un servicio de
Protección Civil, y clara prueba de ello es el convenio suscrito entre el Departamento de Protección
Civil de Cantabria y este ente voluntario.
A mayor abundamiento, la Ley 2/85 de Protección Civil, que es la norma mater reguladora de este
tipo de accidente tal y como claramente lo preceptúa en su artículo 1.1, establece per legem la
competencia en estos asuntos al Departamento de Protección Civil dependiente de la
Administración Civil del Estado, a la que Vd no se encuentra adscrito. E incluso diría más (insisto
que con mucha educación), este mismo precepto en su apartado final no da lugar a
interpretaciones cuando recoge que “ las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (Vd), siempre
que las circunstancias lo hicieren necesario, participarán en las acciones de protección civil.”
Es decir, y en conclusión, la autoridad competente en esta materia para la coordinación del
accidente que nos ocupa no es el grupo policial al que pertenece, sino un técnico de protección
civil. Asimismo, y hasta su llegada, tal y como yo le he expuesto, tengo la experiencia y titulación
suficiente como para encargarme de la gestión del personal actuante en el rescate y del material
preciso. El resto de actuaciones, como son la seguridad en la escena y el abastecimiento de los
materiales que sean precisos por el grupo de operativo de intervención y que yo le haré saber, si lo
desea, se encarga Vd.
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En caso de que no proceda de esta manera, y toda vez que no considero que esté cualificado ni
tenga la experiencia necesaria para gestionar el socorro en cavidad, con las nefastas
consecuencias que ello puede traer tanto a los espeleosocorristas actuantes como al propio
accidentado, me veré obligado a conminarle a que me muestre su número de identificación y a
poner estos hechos en conocimiento de Su Señoría de Guardia, al objeto de que estudio si son
constitutivos de un delito del art. 439 Código Penal (que ni de coña) y para la incoación en su caso
de un expediente disciplinario contra su persona por incumplimiento grave del art. 5.2 de la Ley de
Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y de la Ley Orgánica 11/1991, de 17 de junio, del
Régimen Disciplinario de la Guardia Civil.”
Esto último no es más que un farol, pero lo fundamental es hablarlo todo con profunda educación y
respeto. Desde luego, esta primera opción sólo está disponible para coordinadores y espeleólogos
de primera categoría.
2º Como el caballo del Cid
Nuestro experimentado espeleólogo, a la vista de la actuación policial, decidió abandonar con toda
lógica el Centro de Coordinación e ir a ayudar a la evacuación de la camilla. Ya en la boca de la
cueva, otro agente, siguiendo instrucciones estrictas del primero, le prohibe la entrada en la cueva.
Entonces, llegado este caso, puede decirse: “ yo voy a entrar a ayudar a mis compañeros a la
evacuación del herido; tú haz lo que debas” . Tal y como estaba el ambiente, lo más probable es
que se ordenase su detención, con seguridad, por un presunto delito de desobediencia grave a la
autoridad.
Inmediatamente, y una vez en los calabozos del cuartelilo, hay que ponerse en contacto con un
abogado, buenillo a ser posible, para ir por una doble vía.
En primer lugar, los hechos entiendo que no son constitutivos de un delito de desobediencia grave.
El artículo 556 del Código Penal establece el delito de desobediencia grave: “ los que... se
resistieren a la autoridad o a sus agentes o los desobedecieren gravemente, en el ejercicio de
sus obligaciones, serán castigados con la pena de prisión de seis meses a un año” ; el art. 634 CP
regula la falta de desobediencia a la autoridad: “ los que faltaren al respeto y consideración debida
a la autoridad y a sus agentes, o los desobedecieren levemente, cuando ejerzan sus funciones,
serán castigados con la pena de multa de diez a sesenta días” . Como ya he comentado arriba,
entiendo que el agente de la autoridad no está actuando dentro de sus funciones cuando se
pone a gestionar o coordinar una operación de rescate, por lo que estos hechos no son
constitutivos de un delito o falta, o en todo caso, estarían justo en el límite. A la par, iniciamos un
procedimiento de Habeas Corpus o de detención ilegal ante el Juzgado de Guardia contra el
agente que ha dado la orden de detención. Esto implicaría un mínimo de unos seis años de prisión
y ocho de inhabilitación absoluta para el agente; si prospera la acción, claro.
En segundo lugar, presentamos otra denuncia contra el agente por haber impedido actuar a un
especialista en tareas de rescate en una situación que de suyo lo necesitaba, y ello con un abuso
imperdonable de autoridad y extralimitación de sus funciones: a favorecido a la desatención de un
herido (extremo este quizá dudoso si había muchos socorristas en la cavidad) para su propio
lucimiento. Es difícil que este tipo de hechos sean constitutivos de un delito o falta, pero desde
luego servirán como apoyo a la acción principal, que es la de detención ilegal.
En todo caso, nuestro amigo se iba a pasar unas horas en el calabozo.
3º La inteligente
“Pues me voy a mi casa” . Esta es la opción que adoptó el señor en cuestión, y sin lugar a dudas es
la mejor.
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YA EN SERIO.
El rescate en cavidades por su singularidad y necesidad manifiesta de que entren en contacto
miembros voluntarios de distintas entidades, como son los especialistas en espeleosocorro, con
otros organismos públicos y las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, puede provocar a
veces estos roces, debidos en la mayoría de los casos al nerviosismo del momento y a la
intransigencia de ambas partes (todo por la foto).
En otros ámbitos de la urgencia a los que debemos remitirnos, y en los que la frecuencia de
siniestros es muchísimo mayor, la distribución de funciones, por norma general, suele acontecer de
forma automática. El ejemplo más típico lo constituyen los accidentes de tráfico. Según llega una
patrulla de policía de cualquier cuerpo al lugar del accidente, lo primero que hace es asegurar la
escena, regulando el tráfico, y casi ni toca al herido, labor ésta de que corresponde por entero a la
entidad competente (SAMUR, Cruz Roja, DYA, UTE, o quien sea) a quien se ha avisado
inmediatamente por el centro coordinador.
En el espeleosocorro no es así de sencillo. La duración del rescate, la cantidad de gente que
interviene, las distintas tareas que hay que acometer (atención sanitaria, técnicas de evacuación,
avituallamiento, gestión del material, intervención de grupos especializados, seguridad en la zona,
evacuación a un hospital, ...) implica la intervención de muy diversos grupos, debiendo existir una
figura que coordine todo ello: y no es sino el técnico de Protección Civil, como ahora pasamos a
ver.
Buscar conflictos (vengan de donde venga) no trae nada bueno, sobre todo para la víctima.
Pasemos ahora a ver cómo clasificar jurídicamente a una entidad como la EEL (Euskal Espeleo
Laguntza), sus obligaciones, el espeleosocorrista (obligaciones y derechos) y cómo se gestiona
una urgencia, todo ello según la normativa vasca.
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