ENSEÑEMOS A NUESTROS HIJOS A SER INDEPENDIENTES ¿Se han puesto a pensar alguna vez que los bebés son los seres más indiferentes de la Tierra? En realidad así es; la criatura humana es la más desvalida que existe sobre la tierra cuando nace. Sin embargo, llegada al mundo cargada de potencialidades que otras especies no tienen. Y los padres pueden ayudar a que ese potencial se desarrolle al máximo, si sólo dejan al niño hacer muchas cosas por sí mismo. Por supuesto que es más fácil y más cómo hacerle todo al niño, en lugar de enseñarle a bastarse a sí mismo. Sin embargo, la verdadera expresión de amor es la enseñanza de la INDEPENDENCIA. Nuestra meta como padres es hacer que nuestros hijos sean independientes y responsables. La independencia o autonomía es la mejor herencia para nuestros hijos, y debemos enseñarla desde pequeños en el hogar. No debemos subestimar la capacidad de los niños. En general, ellos poseen un gran impulso natural hacia la independencia y la eficiencia. Solo a través de muchos años de continua sobreprotección se convierten en personas inseguras que siempre dicen “No puedo”, a cualquier reto que le presenta la vida. Todo niño sano y normal es capaz, desde los cuatro años, de comer solo usando cubiertos, bañarse y secarse, desvestirse y vestirse, guardar su ropa y sus juguetes y realizar otras actividades que reflejan autosuficiencia. Por supuesto que para lograrlo tenemos que iniciar desde temprana edad y que sus padres le enseñen cómo hacer las cosas y que les brinden la oportunidad de hacerlas, aunque al principio cometan errores y lo hagan muy despacio. Debemos enseñar a nuestros hijos a ser independientes. No sólo dejarlos, sino impulsarlos a que por sí mimos intenten lograr lo que desean. ¿CÓMO LOS PODEMOS AYUDAR? Pon atención a estos 15 puntos y practícalos con tus hijos: • Dejar que el niño haga las cosas por sí mismo. • Tener paciencia para dejarlo que tome el tiempo que necesite para aprender a hacerlo, sin desesperarse. • No urgirlo, ni presionarlo en sus intentos de autosuficiencia. • Solo darle la ayuda que sea indispensable. • • • Reconocer y aplaudir sus logros sin dar demasiada importancia a sus fracasos. Dar libertad de intentar, de probar, de lograr a veces y de fracasar en ocasiones, ya que esto lo hará autosuficiente y le dará seguridad de sí mismo. Enseñarle principios morales, para que sepa hacer el bien. • Ser ejemplo, para que nuestros hijos tomen la plana a seguir. Decimos más con nuestros actos que con nuestros sermones. • • No vea a sus hijos como su propiedad. Recuerde que son prestados. Enséñele que todos los actos en la vida tienen una consecuencia irremediablemente, tarde o temprano. Permítale al adolescente que se enfrente a sus problemas él solo. Permítale a su hijo que se equivoque y que ponga a prueba sus recursos. Supervíselo a distancia sin sobreproteger. Cuando el adolescente se equivoque déjelo que se levante solo y que asuma las consecuencias de sus actos con responsabilidad, eso lo va a fortalecer. Enséñele que todas las cosas tienen un costo y hay que ganárselas. • • • • •