RELATORIA GENERAL TEMA I: “INTERPRETACIÓN Y APLICACIÓN DE CONVENIOS DE DOBLE IMPOSICIÓN INTERNACIONAL”. Fernando Serrano Antón Profesor Titular de Derecho Financiero y Tributario. Universidad Complutense de Madrid. Defensor del Contribuyente. Ayuntamiento de Madrid. SUMARIO: 1. Planteamiento. 2. Líneas orientativas de las relatorías nacionales. 3. Comentario final para los relatores nacionales 1. Planteamiento. La interpretación y aplicación de los Convenios para evitar la Doble Imposición Internacional en materia de renta y patrimonio y prevenir la evasión fiscal (en adelante, CDIs) forma parte del Derecho Internacional Tributario1. Ha sufrido tradicionalmente de una cierta orfandad doctrinal al encontrarse a medio camino entre el Derecho Tributario y el Derecho Internacional, que ha sido parcialmente paliada en tiempos recientes, debido quizás a las exigencias de la globalización económica, y en particular, por la necesaria garantía de la neutralidad fiscal en las operaciones con implicaciones fiscales internacionales. 1 Según SAINZ DE BUJANDA, el Derecho Internacional Tributario es “aquella rama del Derecho Internacional , cualificada por la naturaleza tributaria de las relaciones entre Estados que en ese Derecho se regulan” y se diferencia del Derecho Tributario Internacional, porque éste comprende “el conjunto de normas de Derecho interno que disciplinan relaciones jurídicas tributarias, cuyos elementos –personales, reales o formales- quedan insertos dentro del ámbito de eficacia de ordenamientos jurídicos de diversos estados”. “La interpretación, en Derecho Español, de los Tratados Internacionales para evitar la doble imposición”, Revista de Derecho Financiero y Hacienda Pública núm. 38/1960, p. 286. 1 La interpretación, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, consiste en explicar o declarar el sentido de una cosa y principalmente el de los textos faltos de claridad. Desde la perspectiva doctrinal ha sido definida de las más variadas formas, pero siempre con un común denominador, es decir, como la actividad consistente en atribuir significado a algo. Por tanto, consistiría en la búsqueda del sentido de lo expresado cuando aparece como algo equívoco, dudoso o controvertido, por eso, la interpretación es una explicación, exposición, juicio o conjetura. Según lo expuesto, la interpretación supone la tarea concreta, dentro del proceso aplicativo del Derecho, de atribuir sentido a las normas que han de aplicar, la calificación aunque esté muy próxima, hay que distinguirla, ya que ésta trata de valorar o delimitar una realidad o unos hechos sobre los que se aplicará la Ley. Ahora bien, ambas acciones de carácter sucesivo en el tiempo, interpretación y calificación, forman parte de la misma realidad, es decir, del proceso de aplicación, en este caso, de los Convenios para evitar la doble imposición. Por tanto, se efectuará la labor de interpretación de las normas, incluso acudiendo a la norma interna para determinar el sentido de una previsión legal si no existe en el CDI; y, después se tratará si un supuesto de la realidad tributaria internacional resulta subsumible o no en un concepto legal o previsión normativa. Es decir, la interpretación de una norma en un contexto internacional tributario suele plantearse con ocasión de su aplicación a un supuesto concreto. Pues bien, a la hora de afrontar el análisis de los Convenios de doble imposición internacional aparece, en primer lugar, la siempre difícil labor de la interpretación y calificación de los mismos, constituyendo una importante fuente de problemas que se originan en su aplicación y en su interrelación con el Derecho interno. Así, cualquier inconsistencia en la interpretación de un término o en la calificación de un supuesto de hecho por los Estados que aplican el Convenio puede producir una aplicación del CDI no querida por los Estados cuando firmaron el CDI, originando situaciones de doble imposición internacional, o supuestos de doble no tributación. 2 Resulta evidente contrastar la evolución producida en el marco del Derecho Internacional Tributario en los últimos años en gran parte debida a los trabajos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (en adelante, OCDE) en la eliminación de la doble imposición y la lucha contra la evasión fiscal, y en particular, por la labor de los Comentarios como fórmula para una deseada interpretación uniforme de los CDIs. Ahora bien, los instrumentos diseñados hasta el momento en materia de interpretación parece que son insuficientes e inadecuados. Como es sabido, los CDIs son Tratados Internacionales, que limitan y reparten la potestad tributaria entre Estados, cuyo objetivo principal es la eliminación de la doble imposición internacional que se pone de manifiesto como consecuencia de una falta de armonía en la aplicación espacial de las normas de los distintos sistemas fiscales soberanos. De hecho, si observamos los CDIs podemos constatar, sin ningún género de dudas, que la mayor parte de su contenido consiste en reglas de distribución de la potestad tributaria, es decir, de limitación del poder tributario de los Estados contratantes, siendo las normas de interpretación, de calificación y procedimentales prácticamente residuales. Por ello, resulta de capital importancia la determinación de las normas interpretativas, sobre todo, y dada la especialidad tributaria de carácter individualizado y específico, bien a través de un examen singular, con sesgo tributario, de los artículos 31 a 33 de la propia Convención de Viena de 1969 sobre el Derecho de los Tratados Internacionales; o bien, a través del establecimiento de un conjunto de normas de interpretación distintas a las contenidas en la citada Convención, y que contrastaría con el acervo de reglas interpretativas de las normas tributarias que existen en el Derecho interno. En todo caso, es evidente que no podemos caer en la unilateralidad del método interpretativo de los CDIs, precisamente por los nocivos efectos que produciría. La importancia de la interpretación de los CDIs se pone de relieve en dos aspectos claves si se compara con cualquier otro Tratado Internacional: los trascendentales efectos económicos que conlleva, y la sensibilidad que demuestran los Estados en dicha labor. Por ello, parece necesaria la búsqueda de métodos alternativos para resolver los conflictos hermenéuticos, ante los 3 limitados efectos de los sistemas actuales de resolución de dichos conflictos internacionales. Asimismo, esa búsqueda del método interpretativo de los CDIs tendrá su influencia, como no puede ser de otra manera, en las Administraciones tributarias y en los Tribunales de Justicia de los distintos países. El carácter multifacético de la actividad interpretadora de los CDIs nos obliga a utilizar métodos, criterios y planteamientos de las distintas ramas del Derecho, como el Derecho Civil, el Derecho Internacional Público, la Filosofía del Derecho, el Derecho Tributario. La interpretación de los CDIs está expuesta a distintas clasificaciones, una de ellas, es la que diferencia entre interpretación auténtica y aplicativa. La interpretación auténtica o normativa es aquella que se realiza por los propios Estados vinculados por el Convenio. Así, nadie mejor que los Estados firmantes para definir el contenido de sus voluntades. Por su parte, la interpretación aplicativa no se plasma en disposiciones generales o de interpretación, sino que se produce al aplicar a situaciones jurídicas concretas e individualizadas la regla objetiva de Derecho. Es decir, nos encontramos ante interpretaciones jurídicas realizadas por los órganos jurisdiccionales y administrativos (es decir, terceras partes que se encuentran vinculadas directamente con la firma del convenio) con facultades para interpretar y aplicar los términos del acuerdo. Por tanto, se puede afirmar que la interpretación aplicativa debe tener origen necesariamente en el acuerdo suscrito por las partes, es decir, en una interpretación auténtica del Convenio. Así, de ambas clases de interpretación no puede resultar una operación hermenéutica contraria o manifiestamente incompatible con el objeto y fin del CDI en cuestión. Es decir, ha de ser acorde con la voluntad contractual de los Estados plasmada en los diferentes instrumentos para la adopción de estos acuerdos. Ahora bien, las partes firmantes del Convenio podrían acordar en sus negociaciones, un texto distinto del establecido en el MC OCDE, por lo que las interpretaciones auténticas y aplicativas del CDI firmado por los Estados contratantes podrían ser divergentes a las suscritas anteriormente por la 4 OCDE. Normalmente los Estados firmantes del MC OCDE se inspiran y toman en consideración casi literalmente sus indicaciones cuando suscriban otros CDIs en beneficio del principio de seguridad jurídica. Si bien, no existe regla jurídica alguna que obligue a estos Estados a transcribir en los mismos términos del MC OCDE las disposiciones que se recogen en la firma de otros acuerdos. Los CDIs como Tratados Internacionales que son, llevan consigo la aplicación directa de las reglas de interpretación contenidas en la Convención de Viena para el Derecho de los Tratados, de 23 de mayo de 1969. Los arts. 31- 33 del citado cuerpo normativo prescriben que la interpretación del acuerdo internacional se realizará de acuerdo con la buena fe, el sentido corriente de los términos teniendo en cuenta el contexto, el objeto y el fin del tratado (art. 31). Además constituirán un instrumento jurídico complementario para la interpretación de los aspectos ambiguos, oscuros o incongruentes del texto de los Tratados, los trabajos preparatorios del acuerdo y las circunstancias de su conclusión (art. 32). Por último, la interpretación de los tratados autenticados en dos o más idiomas vincularán a las partes con la misma fuerza jurídica, y en los supuestos donde aparezca un tercer idioma, éste tendrá prioridad en caso de conflicto interpretativo. Un instrumento más específico de interpretación es el MC OCDE y sus Comentarios. Así, la doctrina ha puesto de manifiesto la importancia del mismo en la interpretación de los CDIs. En esta labor interpretativa, se pueden identificar tres situaciones: cuando el CDI haya incorporado el tenor literal de la norma del MC OCDE sin introducir modificación alguna; cuando el CDI suscrito por las partes no incorpore literalmente el precepto del MC OCDE, pero su formulación permita una interpretación armónica con éste; y por último, cuando el acuerdo internacional altere sustancialmente el texto recomendado por el citado Modelo. Sólo en este último caso se diluirá la eficacia interpretativa del MC OCDE adquiriendo vigencia únicamente lo suscrito expresamente por las partes contratantes. Los Estados miembros de la OCDE, así parece deducirse de los propios Comentarios, quedan vinculados por lo dispuesto en los Comentarios al MC OCDE. En caso de desacuerdo, los Estados siempre 5 pueden introducir reservas en el convenio guía a efectos de evitar su vinculación en ulteriores convenios bilaterales. Asimismo, hay que resaltar las observaciones, como ayuda interpretativa. Sería recomendable que en los CDIs se establecieran definiciones de todos los conceptos aplicables según las disposiciones del CDI, lo que eliminaría en la mayoría de las ocasiones problemas respecto a su calificación jurídica. En esta línea, el MC OCDE recoge una serie de definiciones formuladas de forma abierta o cerrada. En las definiciones abiertas, el CDI establece un concepto que puede ser integrado por la noción que del mismo establezca la Ley tributaria de los Estados contratantes. Por su parte, en las definiciones cerradas, el CDI fija con precisión el significado del término suscrito en el acuerdo, lo que evitará por ende, la competencia calificadora por los Estados contratantes de acuerdo con su legislación interna. Asimismo, en algunos CDIs y, en particular los firmados por los USA, se incorpora un anexo-glosario, Technical Explanation, de términos jurídicos y económicos que aportan seguridad jurídica al intérprete. En aquellos casos en los que no haya sido posible adjuntar este corpus de términos jurídicos y económicos debería ser práctica administrativa el canje de notas por parte de los Estados contratantes al objeto de conocer cuál es el criterio interpretativo de la Administración Tributaria sobre los distintos preceptos convencionales. Si el glosario fuera convenido también entre los dos Estados sería lo ideal, y ya empiezan a conocerse Memorandum of Understanding en algunos CDIs. Cuando el CDI no recoja una definición del concepto jurídico en conflicto (es decir, una calificación jurídica), éste habrá de interpretarse conforme a la intención de los Estados contratantes cuando firmaron el acuerdo internacional, y en atención al conjunto de reglas que conforman el contexto del convenio. Junto con lo anterior, debe resaltarse el parágrafo 33 del Preámbulo al MC OCDE, así como el parágrafo 11 de los Comentarios al artículo 3.2 MC OCDE en el que se invita a los Estados a realizar una interpretación dinámica de los preceptos convencionales. Con base en dicha interpretación dinámica 6 (Ambulatory Interpretation) los Estados han de interpretar las disposiciones convencionales de acuerdo con los preceptos actuales y no atendiendo a la redacción vigente de la norma a la fecha de la firma del convenio. Por tanto, se advierte por parte de la OCDE que en la medida de lo posible, los convenios existentes deberían interpretarse conforme al espíritu de los nuevos comentarios, aunque las disposiciones de tales convenios no recojan todavía los términos más precisos y actuales, lo que debe evaluarse por parte de la doctrina. Junto a la interpretación siempre va unida la actividad de calificación. Así, es una práctica diaria en la labor de aplicación de los CDIs que los Estados deban calificar determinados hechos al objeto de verificar si encajan en los términos previstos legalmente, bien en los Convenios de doble imposición o en la Ley interna. La operación de calificación se enmarca dentro del proceso de aplicación, y en un momento ulterior a la interpretación de los preceptos de los convenios de doble imposición. En efecto, en el ámbito de los CDIs el proceso de calificación adquirirá ciertamente una verdadera autonomía cuando el concepto jurídico definido por la legislación interna sea diverso al suscrito por los Estados en el acuerdo internacional. Parece coherente que dado que el Estado de la fuente es quien interpreta y califica en primer lugar los términos contenidos en el Convenio solucione los conflictos que puedan originarse en su aplicación. No se trata, en ningún caso, de una calificación unilateral del CDI por parte del Estado de la fuente. Así, el Estado de la residencia siempre podrá reservarse el derecho a oponerse a dicha calificación si estima que ésta resulta contraria a las estipulaciones del Tratado, o en su defecto a lo dispuesto en el Convenio Modelo aprobado por la OCDE. El punto central de la cuestión reside en determinar si el Estado de la residencia debe o no aceptar la calificación previa que realiza el Estado de la fuente. Tradicionalmente se ha venido sosteniendo que la dicción del art. 3 (2) del Modelo de Convenio de la OCDE originaba un conflicto entre el Estado de la fuente y el Estado de la residencia. Este último deberá comprobar que la 7 calificación realizada por el Estado de la fuente se ha ajustado plenamente a lo estipulado en el CDI, por lo que ésta sólo será vinculante para el Estado de la residencia si se ha ajustado plenamente a las reglas de distribución del poder tributario del acuerdo. En caso contrario, el Estado de la residencia negará la aplicación del método de eliminación de la doble imposición internacional, iniciándose de ser posible el procedimiento amistoso correspondiente. (art. 25 MC OCDE). Insistiendo algo más en la citada idea, no existe referencia alguna en el Convenio Modelo de la OCDE, ni de su contexto se deduce, que el Estado de la residencia se encuentre obligado a respetar sin más la calificación realizada previamente por el Estado de la fuente, pues esta afirmación vendría implícitamente a reconocer una cesión de soberanía tributaria en favor de este último. Además, el MC OCDE reconoce competencia tributaria al Estado de la residencia para calificar determinadas rentas y gravarlas en su caso cuando encaje en el ámbito de aplicación del Impuesto, por lo que si el Estado de la residencia acepta la calificación del Estado fuente incluso cuando ésta no sea la correcta, iría en contra de su propia legislación interna. Existen otras vías alternativas de interpretación del art. 3.2 del Modelo de Convenio de la OCDE. Así, cuando se emplea la fórmula del artículo 23 A (2) en relación con rentas no definidas en un CDI en concreto, existe una única cuestión interpretativa que debe resolver el Estado de la fuente. Dicho país al aplicar el art. 3.2 MC OCDE calificará dicha renta a la luz de su derecho interno examinando si puede o no someterla a gravamen (calificación primaria), y si dicha caracterización se ajusta a lo suscrito por las partes en el convenio de doble imposición (calificación secundaria). Por consiguiente, no existen razones para que el Estado de la residencia deba también aplicar el art. 3.2, pues no existe ningún término que requiera ser caracterizado de nuevo. Otra opción para estas diferencias en la calificación consiste en incorporar en los CDIs una cláusula según la cual, el Estado de residencia tendría también competencia para gravar estas rentas, si bien estará obligado a permitir la deducción de los impuestos pagados en el Estado de la fuente (método de 8 imputación o de crédito fiscal). Así, el método del crédito fiscal o imputación supone la concesión a los residentes de un país que obtienen rentas en otro Estado, de compensar en el Estado de la residencia el importe íntegro o limitado de los impuestos pagados en el país de la fuente. Esta afirmación nos lleva a sostener que este sistema no resuelve óptimamente dicha problemática, pues si el impuesto retenido en el Estado de la fuente excediera del importe del impuesto a pagar en el Estado de la residencia, este último debería devolver al contribuyente el exceso del impuesto pagado. En consecuencia, la exigencia de que el país de la residencia del inversor tenga que soportar los impuestos pagados en el extranjero de éste cuando el tipo de gravamen aplicado en el país de la residencia resulte inferior al aplicado en el Estado de la fuente se convierte, en el principal obstáculo para la implementación de este método en los convenios de doble imposición internacional. En este punto, es interesante traer a colación el artículo 3.2 del US Treasury Model, mediante el cual se pretende controlar los futuros cambios de legislación de los Estados contratantes y evitar posibles abusos del Estado de la fuente. Según el citado precepto “las autoridades competentes de los Estados contratantes deberán notificarse cualquier cambio relevante que hayan realizado en sus respectivas legislaciones, así como del material oficial publicado relativo a la aplicación del Convenio, tales como explicaciones, normativa o decisiones judiciales”. En todo caso, cuando existen conflictos de interpretación o calificación, o sea, cuando la aplicación del CDI no se acorde a lo pactado por los Estados entendemos que el procedimiento amistoso que prevé el art. 25.3 MC OCDE debería desempeñar un papel más activo en la resolución de estos conflictos, así como el arbitraje fiscal en los supuestos en los que el procedimiento amistoso no haya alcanzado ningún acuerdo. 9 2. LINEAS ORIENTATIVAS DE LAS RELATORIAS NACIONALES. 1. La interpretación de Convenios para evitar la doble imposición internacional en el Derecho internacional. 2. Convenios de Doble Imposición Internacional (en adelante, CDIs) y Derecho tributario interno. a. La relación entre el Derecho internacional y el nacional b. Efectos de la firma de CDIs desde el punto de vista constitucional y legal c. La ejecución de los CDIs en el Derecho tributario interno d. La relación entre los CDIs y el Derecho tributario interno e. ¿Existe algún ejemplo de Treaty Override de un CDI en su País? 3. La interpretación de los CDIs desde el punto de vista nacional. a. Definición b. Criterios generales interpretativos c. ¿Debe existir un método interpretativo para los CDIs distinto al nacional? d. Remisión apartado 9. 4. Consecuencias de la firma de CDIs a. Terminología fiscal internacional b. Principio de la interpretación común c. Toma en consideración de las decisiones extranjeras d. ¿Deberían ser más largos los CDIs, aunque más largo signifique más duros de negociar? 5. La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados (en adelante, CVDT). a. Alcance b. Contenido general c. El artículo 31.1 CVDT –Regla general de interpretación-. 10 i. Buena fe. ii. Significado corriente de los términos iii. El contexto iv. Objeto y finalidad v. La voluntad de las partes contratantes vi. Medios de interpretación complementarios d. El artículo 32 CVDT: medios suplementarios de interpretación (trabajos preparatorios, circunstancias en la conclusión del CDI, sentencias de tribunales extranjeros, technical explanation, resoluciones administrativas, etc) e. CDIs firmados en dos o más lenguas. Interpretación (Artículo 33 CVDT) 6. El MC OCDE, sus Comentarios y otros documentos relacionados de la OCDE (Reports…). a. Convenios basados en el MC OCDE. i. Características generales ii. La justificación para considerar los Comentarios al MC OCDE: Soft Law o Hard Law iii. Los Comentarios como trabajos preparatorios (art. 32 CVDT) iv. Los Comentarios y el art. 31.2 CVDT - Contexto v. Los Comentarios y el art. 31.3 CVDT –práctica y/o acuerdo subsiguientevi. Los Comentarios y el art. 31.4 CVDT – sentido especial. vii. ¿Y si cambian los Comentarios? ¿Interpretación estática o dinámica? viii. Reservas y observaciones. b. CDIs no idénticos literalmente al MC OCDE. Interpretación 7. Medios de interpretación en el Modelo de la Comunidad Andina. Ejemplos en la práctica. 11 8. Medios de interpretación en el Modelo de Naciones Unidas. Ejemplos en la práctica. 9. Medios de interpretación en el Modelo del Instituto Latino-Americano de Derecho Tributario. 10. La cláusula del general renvoi, art. 3.2 MC OCDE, o la referencia al Derecho interno. a. Objeto y finalidad b. ¿Qué significa aplicación del CDI? c. Condiciones del art. 3.2. MC OCDE d. La reserva del contexto: “A menos que del contexto…” e. La referencia a la legislación interna. i. General ii. ¿Significa el art. 23 que la calificación realizada por el Estado de la fuente es vinculante para el Estado de la residencia? iii. Artículo 4.1. MC OCDE iv. Renta, beneficios y propiedad v. Otras referencias a la normativa interna: artículos 6.2; 10.3 y 11.3 MC OCDE. vi. Cambios posteriores a la firma del CDI en la normativa interna. Interacción. vii. La doble no tributación como resultado de un conflicto en la interpretación de los artículos de un CDI, o de la calificación de los hechos. f. Ejemplos recientes de la jurisprudencia y de la práctica administrativa de su país. 11. Conflictos de calificación. Relación de ejemplos prácticos de ineficiencias entre interpretación y calificación de CDIS por un determinado país y la práctica habitual internacional. 12. La relevancia de los procedimientos amistosos 12 a. Aspectos generales. b. ¿Pueden los contribuyentes exigir el inicio de un procedimiento amistoso? ¿Es posible la impugnación de la denegación del inicio del procedimiento amistoso? c. Los procedimientos amistosos interpretativos en su país. d. Efectos del acuerdo en el marco de un procedimiento amistoso e. Procedimiento amistoso y acuerdos subsiguientes. 13. La práctica de la Administración tributaria de su país en la interpretación y aplicación de los CDIs. Ejemplos. 14. La jurisprudencia nacional y extranjera en la interpretación y aplicación de CDIs firmados por su País. Ejemplos. a. ¿Son vinculantes los Comentarios al MC OCDE para los Jueces y Tribunales? 3. Comentario final para los relatores nacionales. Las directrices plasmadas con antelación tratan de ser un esquema básico sobre el que desarrollar las ponencias nacionales, pero con la suficiente flexibilidad para que si existieran aspectos, en las experiencias nacionales, dignos de reseñar, los ponentes puedan incorporarlos. El planteamiento que se incorpora debe considerarse como una ayuda o asistencia previa a los relatores nacionales para enmarcar sus trabajos, sin que en ningún caso deba condicionar el trabajo de los mismos y el desarrollo en particular de sus ponencias. Para cualquier información adicional o duda que pudiera surgir, los relatores nacionales se pueden dirigir al Relator General por los siguientes medios: Email: [email protected] Teléfono: 00 34 915 132 335 13 Dirección: Oficina del Defensor del Contribuyente, Calle Mayor 69, 1º 28013 Madrid - España 14