expuesto en anteriores consultas (Rev. AEU, año 1978, N2 10

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REVISTA DE LA A.E.U.- T. 80 (7-12), 1994
expuesto en anteriores consultas (Rev. AEU, año
1978, N2 10-12, págs. 1021- 1023y año 1987,NS 712, T. 73, págs. 131-133). Creo que la voluntad, la
intención del otorgante, era conferir un poder
especial (art. 2054 del Código Civil) absoluto (art.
2055) con facultades, entre otras, para otorgar y
firmar una escritura de compraventa-tradición
de un inmueble. Según lo establecido por el art.
1300 y siguientes del Código Civil, ya que de
considerar lo contrario a lo expuesto preceden­
temente, la escritura de fecha 14 de agosto de
1992 sería observable, se concluye que dicho po­
der puede utilizarse en cualesquiera de los nego­
cios enumerados en el mismo y en todos aquéllos
que por extensión corresponda.
INFORME DE LA COMISIÓN DE DERECHO CIVIL
Montevideo, 30 de junio de 1994. La Comisión
de Derecho Civil, integrada por los Escribanos
Enrique Arezo Píriz, Alvaro Mastroianni, Laura
Parnás, Adriana Goldberg, Jorge Pérez, Raúl
Anido, Carina Goñi, Sandra Fajardo, Silvia Nazàbal, Wladimiro Hurvich, Jorge Machado, Jac­
queline Parnás, Silvia Romero, Ana Aguirre,
Roque Molla y Ana Olano, comparte los argu-
mentos expuestos por las consultantes y entien­
de que no es observable el negocio otorgado.
Esc. Roque Molla
Coordinador
Aprobado por unanimidad por la C.D. de la
AEU, Resol. Ns 28535, de 5 de setiembre de 1994.
3.1.9. REPUDIACIÓN DE HERENCIA.
Los hijos legítimos del causante pueden repudiar la herencia sin haber realizado el
trámite sucesorio, aunque sus acreedores podrían rescindir la repudiación si se hace
en su perjuicio; pero los acreedores del causante no tiene acción alguna.
CONSULTA
Hechos:
1) A.A. falleció intestado en Montevideo el día
9 de junio de 1993, no habiéndose abierto
judicialmente su sucesión a la fecha.
2) Lospresuntosúnicosherederosdel causan­
te son sus tres hijos legítimos B.A., C.A. y D.A.
3) Los herederos desean repudiar la herencia
de su padre sin abrir la sucesión.
Se consulta si es válida la repudiación de he­
rencia otorgada sin la previa apertura judicial de
la sucesión.
Opinión del consultante:
De acuerdo con lo establecido por el art. 1053
del Código Civil, no se puede repudiar laherencia:
sin estar cierto de haberse abierto la sucesióny de
su calidad de heredero.
Estas dos condiciones se cumplen, la sucesión
está abierta desde la muerte del causante y las
personas que desean repudiar son los hijos
legítimos de éste.
Si bien la doctrina es conteste en que el solo
hecho de solicitar la declaratoria de heredero no
implica aceptación delaherenciay que larepudiación luego de la declaratoria es válida, considero
que el hecho de solicitar dicha declaratoria po­
dría dar lugar a dudas sobre si existe una acep­
tación tácita de laherencia; pudiéndose verificar
en tal hipótesis la anulación de dicha repudiación
por parte de eventuales acreedores del causante.
De lo expuesto se concluye que, la vía correc­
ta a seguir es la de otorgar la repudiación previo
a la solicitud de apertura judicial de la sucesión.
Parte primera
Relación de hechos
1.- A.A. falleció intestado en Montevideo el
día 9 de junio de 1993, no habiéndose abierto
judicialmente su sucesión a la fecha.
2.-Lospresuntosúnicosherederosdel causan-
CONSULTA
311
te son sus tres hijos legítimos B.A., C.A. y D.A.
3.- Losherederos desean repudiar laherencia
de su padre sin abrir la sucesión.
Rescisión de la repudiación por causa de los
repudiantes. V. Revocación de la repudiación por
causa de los acreedores de los herederos. VI.
Conclusiones.
Consulta
Capítulo I
Se consulta si es válida la repudiación de he­
rencia, otorgada sin la previa apertura judicial
de la sucesión.
Condiciones para la repudiación
de la herencia
Opinión de la consultante
4.- De acuerdo a lo establecido por el art. 1053
del Código Civil, no se puede repudiar laherencia:
sin estar cierto de haberse abierto la sucesióny de
su calidad de heredero.
5.- Estas dos condiciones se cumplen, la su­
cesión está abierta desde la muerte del causante
y las personas que desean repudiar son los hijos
legítimos de éste.
6.- Si bien la doctrina es conteste en que el solo
hecho de solicitar la declaratoria de heredero no
implica aceptación de la herencia y que la repu­
diación, luego de la declaratoria es válida, consi­
dero que el hecho de solicitar dicha declaratoria
podría dar lugar a dudas sobre si existe una acep­
tación tácita de la herencia; pudiéndose verifi­
car en tal hipótesis la anulación de dicha repu­
diación por parte de eventuales acreedores del
causante.
7.- De lo expuesto, se concluye que la vía co­
rrecta a seguir es la de otorgar la repudiación,
previo a la solicitud de apertura judicial de la
sucesión.
Parte Segunda
Dictamen
8.- A fin de ordenar este dictamen, se lo divi­
dirá en los siguientes Capítulos: I. Condiciones
para la repudiación de laherencia. II. Naturaleza
jurídica del acto de repudiación. III. Conveniencia
de que no se haya tramitado la sucesión. TV.
9.- El art. 1053 del Código Civil dispone que:
nadiep uede aceptar o repudiar sin estar cierto de
haberse abierto la sucesión y de su calidad de
heredero (artículo 1285). La remisión al art. 1285
es al que prohibe los pactos sobre sucesiones fu­
turas (1). En cuanto a estar cierto de haberse
abierto la sucesión, no ofrece dificultades prác­
ticas, cuando la sucesión se abrió por muerte y no
por ausencia (donde intervendrían otros elemen­
tos que no es del caso examinar). En cuanto a es­
tar cierto de la calidad de heredero es, ciertamente,
más difícil, ya que nunca -como lo examinamos
en su caso (2)- es posible tener una certeza abso­
luta, aunque se haya tramitado la sucesión judi­
cialmente, por lo que el texto del art. 1053 anula­
ría toda posibilidad de aceptación o de repudia­
ción. Ni siquiera el legitimario, como es el caso de
la consulta, pueden estar seguros de no haber
sido desheredados en un testamento no inscripto,
aunque no exista causa, y los herederos no po­
drán estar ciertos hasta que no haya prosperado
la acción de reforma del testamento.
10.- Por lo dicho, el carácter de certidumbre
debe enfocarse con un criterio de razonable flexi­
bilidad dentro del contexto de nuestro ordena­
miento sucesorio. No basta la mera circunstancia
del convencimiento subjetivo de ser heredero,
aún legitimario, como el caso que nos ocupa. La
certidumbre implica simplemente la convicción
de ser heredero basada en el conocimiento de
ciertas circunstancias objetivas (v.g.: el vínculo
de parentesco que funda la vocación sucesoria,
unido a la constancia negativa del Registro de
Testamentos o a la notoriedad de la existencia de
parientes más próximos o conocimiento del testa­
mento en que se instituye heredero y constancia
de no existir otro).
( 1) Art. 1285: El derecho de sucederpor causa de muerte a una persona viva, no puede ser objeto de ningún contrato,
aun cuando intervenga el consentimiento de la misma persona (artículos 1053 y 1651.
(2) Ver nuestro trabajo Teoría del heredero aparente, Mdeo., 1982, éd. F.C.U.
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REVISTA DE LA A.E.U.- T. 80 (7-12), 1994
Capítulo II
Naturaleza jurídica
del acto de repudiación
11.- El acto de repudiación es: a) un acto uni­
lateral y no recepticio; b) libre y voluntario; c)
total; d) no susceptible de condición ni plazo; e)
absoluto; f) irrevocable y, g) retroactivo (3).
12.- El repudio es un acto unilateral y no re­
cepticio. Ni la aceptación ni el repudio se dirigen
a alguien en particular, los interesados pueden
ser diversos, por lo que ningún beneficiario puede
ser considerado actualmente interesado en la
declaración de voluntad. El art. 1051 del Código
Civil dice que: la aceptación y repudiación de la
herencia son actos libres y voluntarios (artículo
854, inciso2°). Desdeque, a diferencia del Derecho
Romano, no existen más, en nuestro derecho, los
herederos "necesarios", nadie puede ser obligado
en contra de su voluntad.
13.- Conforme al art. 1052, inc. 22: la aceptación
y repudiación son indivisibles y nopuedenhacerse
sólo enparte. Como excepción a esta regla, vemos
en el Capítulo V la disposición del art. 1066 del
Código Civil, conforme a la cual los acreedores
del que repudia en perjuicio de los derechos de
ellos, pueden hacerse autorizar por el juez para
aceptar por el deudor a beneficio de inventario:
en este caso la repudiación no se rescinde sino en
favor de los acreedores y hasta la concurrencia de
sus créditos, y en el sobrante subsiste. Se trata de
un caso en que la herencia queda en parte
aceptada (a favor de los acreedores) y en parte
repudiada (respecto al heredero repudiante y en
cuanto al exceso que baste para satisfacer los
créditos).
14.- De acuerdo al art. 1052, inc. Is: no se
puede aceptar o repudiar condicionalmente, ni
desde o hasta cierto día. Si se violare esta dis­
posición, rige el art. 82 del Código Civil, median­
te el cual: lo hecho contra las leyes prohibitivas
será nulo si en las mismas no se dispone lo con­
trario. El repudio es, además, absoluto e irrevo­
cable. Es decir, no tiene efecto respecto a deter­
minadas personas sino a todas. A su vez, el art.
1060 del Código Civil consigna que: ninguna
persona tendrá derecho para que se rescinda su
aceptación o repudiación, a menor que la misma
persona o su legítima representante hayan sido
inducidos por fuerza o dolo a esos actos. Ya se
verá en el próximo Capítulo que la repudiación
de la herencia puede ser revocada por causas
emergentes del mismo repudiante. Finalmente,
el art. 1051, inc. 22, señala que: a los efectos de la
aceptación y repudiación de la herencia se re­
trotraen siempre al día en que se abrió la sucesión.
Capítulo III
Conveniencia de que no se haya
tramitado la sucesión
15.- La consultante refiere a que: "si bien la
doctrina es conteste en que el solo hecho de soli­
citar la declaratoria de herederos no implica la
aceptación de la herencia y que la repudiación
luego de la declaratoria es válida, considero que
el hecho de solicitar dicha declaratoria podría dar
lugar a dudas sobre si existe una aceptación
tácita de la herencia; pudiéndose verificar en tal
hipótesis la anulación de dicha repudiación por
parte de eventuales acreedores del causante".
Esto reclama un análisis por demás abreviado
(4).
(3) Vaz Ferreira, Eduardo, Tratado de las Sucesiones, Mdeo, 1984, Tomo V, Na 565, pág. 80.
(4) Vaz Ferreira, Eduardo, Tratado..., Tomo y vol. cit., pág. 106, N9 579. Manifiesta que: "en manera alguna el
simple pedido de la declaratoria podía interpretarse como aceptación pura y simple por aplicación de los arts. 1062
y 1063" Y como bien aclara Planiol (Traité élémentaire, Tomo III, NQ 1993), para que el hecho de tomar el título
de heredero configure aceptación, es necesario que la calidad de heredero sea tomada en el sentido de "heredero
aceptante" y no el de "heredero llamado a suceder" (distingo más que opinable ante la parquedad de nuestros textos
legales). Pero el mismo Planiol, en el mismo numeral dice que: "no es necesario que este escrito haya sido dirigido
especialmente a constatar la aceptación; el puede tener otro objeto y es suficiente que la voluntad de aceptar se
encuentra consignada incidentalmente cuando la ocasión se presente". El mismo Vaz Ferreira (ob., tomo, vol. y
num. cit.) señala que: "el pedido de declaratoria de heredero, teniendo en cuenta lo que prescribe esa disposición
legal (art. 1053 C. Civil, conforme a la cual nadie puede aceptar o repudiar sin estar cierto de su calidad de
heredero), tanto puede formularse en vista de la aceptación de la herencia, cuanto la de fijar de manera indubitable
aquella calidad -la del llamado a suceder- con el objeto que la aceptación o la repudiación, en su caso, no fueran
un acto inútil", es decir, que este autor admite que el pedido judicial de declaratoria de herederos puede tener por
objeto la aceptación de la herencia. Estimamos que debe estarse a cada caso, pero, en principio, si se pide que se
declare heredero en un trámite sucesorio, existe ánimo de aceptar la herencia en forma pura y simple.
313
CONSULTA
16.- Para que proceda la repudiación válida,
es menester que el heredero no haya aceptado la
herencia, ya sea en forma pura y simple, ya sea
a beneficio de inventario (art. 1061 del C. Civil).
Para aceptar la herencia, ésta puede ser expresa
o tácita. Es expresa cuando se toma el título de
heredero (art. 1062 del Código Civil) y se entiende
que alguien toma el título de heredero cuando lo
hace en escritura pública o privada, obligándose
como tal heredero, o en un acto de tramitación
judicial (art. 1063 del Código Civil). Y aceptación
tácita, cuando elheredero ejecuta un acto que su­
pone necesariamente su intención de aceptar, y
que no hubiera tenida derecho de ejecutar, sino
en su calidad de heredero (art. 1062, in fine,
Código Civil).
17.- A su vez, la ley establece qué actos no su­
ponen por sí solos la aceptación, tales los pura­
mente conservatorios, losdeinspeccióny adminis­
tración provisoria urgente (art. 1064 C. Civil).
Esta disposición debe ser ampliamente interpre­
tada. Los actos pueden ser de disposición como de
administración o goce. Así, la enajenación de
bienes hereditarios supone, como regla general,
aceptación de laherencia. Igualmente quien pide
la partición de la herencia. La cuestión está en
saber en qué situación se encuentra el que realiza
el trámite sucesorio de la sucesión del causante.
Y aquí se imponen importantes distingos.
18.- Si elheredero se limita a solicitar la aper­
tura judicial de la sucesión, sin más, no creemos
configurada la situación de tomar el título de he­
redero (forma de aceptación expresa de laheren­
cia) mediante un acto de tramitación judicial. Tal
apertura puede estar determinada por circuns­
tancias que ingresan en el concepto de actos pu­
ramente conservatorios, de inspección o de admi­
nistración provisoria, urgente, todos actos que no
suponen, por sí solos, la aceptación de laherencia.
19.- En cambio, si el heredero solicita que se
le declare heredero en el expediente sucesorio,
estimamos que, como regla de principio debe
estimarse que tomó el título de heredero y que, en
consecuencia, queda en la condición de aceptante
puro y simple de la herencia. Tal es la solución
adoptada por la doctrina italiana (5). La solicitud
de que se declare heredero/s al o los legitimarios,
es una de las formas de adoptar el título de here­
dero en un acto de tramitación judicial y que evi­
dencia la intención de aceptar la herencia (art.
1062 del Código Civil).
20.- No desconocemos que existen hipótesis
en las que el heredero puede verse investido de
accionamientos a nombre del causante (y aún
propio) que no suponen la intención de heredar.
Es el caso del heredero (que por la saisine recibió
la posesión tal como la tenía del de cujus), cuando
la posesión es usurpada o perturbada por un
tercero después de la apertura de la sucesión, así
las que ya incumbieran al causante, cuando la
perturbación o la usurpación fuera anterior a la
muerte de éste y siempre que el mismo se hallara
dentro del término hábil para ejercitarlas. La
adquisición ipsojure de laposesión comporta una
faz pasiva: el heredero no sólo goza de la posibili­
dad de accionar, sino que, de acuerdo con el art.
660 del Código Civil -y esto debe entenderse
aunque no haya aceptado todavía la herencia, ni
realizado actos de aprehensión- está sujeto a las
mismas acciones posesorias ... a que estaría su­
jeto su autor, si viviese. Y estas acciones, así como
la reivindicatoría, pueden ser dirigidas sin dila­
ción contra el heredero, de acuerdo con lo dis­
puesto por el art. 1085, num. l aunque todavía no
hayan vencido los plazos para el inventario y
para de-liberar sobre la aceptación o repudiación
de la he-rencia (art. 1084 del C. Civil).
21.- El ejercicio de las acciones posesorias o
reinvindicatorias, no importan aceptación tácita
de la herencia, en el sentido del art. 1062 del
Código Civil. Aunque esas actitudes no pueden
ser asumidas sino en calidad de heredero no son
de las que suponen necesariamente su intención
de aceptar, y caben en la categoría de los actos
puramente conservatorios a que se refiere la
disposición del art. 1064 del Código Civil. Se
configura, en efecto, en tales supuestos, un pro­
blema de responsabilidad para el heredero, si
luego repudia la sucesión, respecto a los que
entrasen en su lugar en la sucesión. Basta esta
reflexión para comprender que dichas acciones,
aunque basadas evidentemente en el título de
heredero, en la posesión y en el dominio adquiri­
dos por sucesión, no deben importar aceptación
de la herencia (6).
22.- En consecuencia, estimamos como una
(5) Polacco, Vittorio, De las sucesiones, Bs. As., 1950, trad. Sentís Melendro, ed. Ejea, Tomo II, pág. 105.
(6) Conf.: Irureta Goyena, José (h.), Curso de sucesiones, Mdeo., 1960, ed. C.E.D., Tomo IV, vol. 1, Nfi 55, págs. 103
y 104.
314
REVISTA DE LA A.E.U.- T. 80 (7-12), 1994
situación muy conveniente la de que los futuros
repudiantes no hayan iniciado el trámite suce­
sorio, pidiendo que se les declare herederos del
causante, ya que en tal supuesto se evidenciaría
la intención de aceptar, en forma pura y simple,
en un acto de tramitación judicial, por confi­
gurarse la situación prevista especialmente en
los arts. 1062 y 1063 del Código Civil.
Capítulo IV
Rescisión de la repudiación
por causa de los repudiantes
23.- La repudiación, como cualquier acto ju­
rídico, puede adolecer de vicios diversos que la
tornen inválida. Así, si no se configran las con­
diciones para repudiar válidamente, esto es,
estar cierto de la apertura (legal) de la sucesión
y de su calidad de heredero (art. 1053 del Código
Civil), la repudiación está viciada de nulidad
absoluta. También está viciada de nulidad aboluta
la repudiación de unapersona absolutamente in­
capaz. Pero tambiénpuede e star viciada la volun­
tad y ello nos conduce a la nulidad relativa de la
repudiación.
24.- A este respecto, dice el art. 1060 del C.
Civil: Ninguna persona tendrá derechopara que
se rescinda su aceptación o repudiación, a menos
que la mismapersona o su legítimo representante
hayan sido inducidos por fuerza o dolo a esos
actos. En materia sucesoria lafiíerza es el nombre
déla violencia como vicio de la voluntad negociai.
Esta puede ser tanto física como moral. Creemos
aceptable el planteamiento de que en estamateria
debemos remitirnos a las reglas de los contratos
y no de los testamentos (7), ya que no existen aquí
las poderosas razones que han inducido al legis­
lador a requerir especialísimas garantías (de for­
ma y de fondo) de que contenga la libre y real vo­
luntad del testador.
25.- En cuanto al dolo, debe interpretarse de
acuerdo a lo previsto en sede de contratos que se
configura cuando con palabras o maquinaciones
insidiosas fuere inducido el heredero a una repu­
diación que de otro modo no habría consentido. El
dolo puede provenir de cualquier persona y no
del otro contratante, ya que no se está en sede de
contratos, sino ante un acto unilateral de vo­
luntad. La ley no da acción de daños y perjuicios
contra el autor del dolo, sino que fulmina la res­
cisión del repudio, sea quien sea el autor del dolo,
es decir, sea interesado o no en la sucesión.
26.- El Código Civil no menciona el error como
vicio de la voluntad del repudiante. Y es lógico
que así sea. En efecto, si el repudiante lo hizo
porque consideró que la herencia era insolvente
y, en cambio, era solvente en exceso, tenía el re­
curso de aceptar con beneficio de inventario. Por
el contrario, si estimaba como muy solvente a la
herencia y resultó totalmente insolvente, también
tenía el recurso del beneficio de inventario para
impedir sorpresas desagradables. En cualquier
caso, la ley no admite el error como vicio de la
voluntad del repudiante.
Capítulo V
Revocación de la repudiación
por causa de los acreedores
de los herederos
27.- El art. 1066 del Código Civil dispone que:
Zos acreedores del que repudia enperjuicio de los
derechos de ellos,p ueden hacerse autorizarpor el
Juez para aceptar por el deudor a beneficio de
inventario (ine. l9). En este caso la repudiación
no se rescinde sino en favor de los acreedores y
hasta la concurrencia de sus créditos; y en el
sobrante subsiste (artículo 1296) (inc. 2s).
28.- El antecedente más inmediato de esta
disposición es el art. 831 del proyecto de Código
Civil para España de don Florencio García Goyena, que decía así: "Si el heredero, aun sin me­
diar precio, repudia en fraude los acreedores,
pueden estos pedir al Juez que les autorice para
aceptar la herencia a beneficio de inventario. En
este caso la aceptación sólo aprovechará a los
acreedores para el pago de sus créditos, pero no
al heredero que repudió" Las diferencias
esenciales entre el Código Civil uruguayo y el
proyecto indicado son: a) la referencia a las re­
nuncias por precio, con lo cual el art. 831 del
proyecto se refería no sólo a las renuncias en
sentido propio y verdadero, sino a las enajena­
ciones, onerosas o gratuitas, de la herencia, que
presupone la aceptación, b) En el proyecto la
renuncia debía ser "en fraude de los acreedores",
mientras que en el Código es en "perjuicio de los
derechos (de los acreedores)"
29.- El art. 1066 está tomado del art. 788 del
(7) Conf.: Vaz Ferreira, Eduardo, Tratado, Tomo y vol. cit., pág. 94, num. 576.
315
CONSULTA
Código Napoleón que expresa: "Les créanciers de
celui que renonce au préjudice de leurs droits,
peuvent se faire autoriser en justice á accepter la
succession du chef de leur débiteur en son lieu et
place. Dans ce cas, la renonciation n'est annullée
qu'en faveur des créanciers, et jusqu'à concu­
rrence seulement de leurs créances: elle ne l'est
pas au profit de llieritier qui a renonce". Estas
normas no tienen origen romano, sino más bien
en el Droit Coutumier.
30.- Respecto a la naturaleza jurídica de esta
disposición, se laha visto como un caso de aplica­
ción de la acción pauliana. Pero a esto se ha obje­
tado que el art. 1296 exige la existencia de "frau­
de'^ el art. 1066 solamente "perjuicio de los dere­
chos" (de los acreedores) y la diversidad de efectos
de la una y la otra. El efecto sustancial de la rescisióneslainefícaciatotal del negociojurídicofraudulento que lleva como consecuencia la restituciónde las cosas al estado anterior ala celebración
del negocio fraudulento. La rescisión de la re­
nuncia sólo parcialmente parece producirse: en
cuanto basta para cumplir con los créditos. En el
caso del art. 1066 hay un efecto nuevo: que los
acreedores pueden pedir al juez que los autorice
para aceptar la herencia en nombre del deudor.
31.- Estas objeciones han conducido a parte
de la doctrina a buscar la naturaleza jurídica de
esta facultad en la acción subrogatoria. Así como
la acción pauliana buscaba impedir el empobre­
cimiento del patrimonio del deudor, la acción
subrogatoria se dirige a procurar la producción
de un enriquecimiento del patrimonio del deudor
que éste descuida. Pero se ha objetado que el pre­
supuesto de la acción subrogatoria es la titulari­
dad del derecho en el deudor y su falta de ej ercicio
por parte de éste. Lainercia del deudor esrequisito
para la viabilidad de la acción subrogatoria. Cier­
to que no se necesita ni malicia ni fraude por
parte del deudor. Pero estos requisitos serían
inaplicables en el caso del art. 1066. Efectiva­
mente, esta disposición parte delhecho de que un
deudor llamado a una herencia la repudie. Pres­
cindiendo ahora de la existencia de derecho a la
aceptación, parece lo cierto que en el momento en
que los acreedores se ponen en marcha, es decir,
después de la renuncia, ninguna titularidad tiene
ya el deudor. Si la tuvo, la perdió en virtud de la
renuncia (8).
32.- Los inconvenientes para obtener una so­
lución, sea por el lado de la acción pauliana, sea
por el lado de la acción subrogatoria, ha llevado
a la doctrina a buscar una solución mixta, ni pura
pauliana, ni pura subrogatoria, sino de la yuxta­
posición de ambas acciones. Habría, según esta
idea, una acción rescisória cuyo único objeto
seríala declaración de lainefícaciadelarenuncia
realizada en fraude de acreedores y una acción
subrogatoria posterior, por cuya virtud una vez
rescindida la renuncia y trasladadas las cosas a
la situación anterior, los acreedores ejercitarían
la facultad de su deudor de aceptar la herencia.
Pero el problema sigue en pie.
33.- En resumen, los acreedores no ejercitan
un derecho de su deudor, sino un derecho que la
ley les atribuye directamente. Actúan jure et
nomine propio. Lo que acontece es que en la va­
loración de los intereses en juego, interés del
deudor renunciante, interés de las personas
beneficiadas conla renuncia, interés de los acree­
dores, la ley otorga a éste último una protección
preferente. Y atribuye a los acreedores un dere­
cho propio de aplicar al pago de sus créditos la
porción necesaria de la herencia renunciada.
Este poder que la ley concede directamente a los
acreedores, cuyo interés se considera preferente,
produce, en virtud de su fuerza expansiva, los
efectos reflejos que anteriormente se enunciaron:
ineficacia parcial de la renuncia, adquisición por
el deudor de la porción de bienes necesaria para
el pago de los créditos y contracción del derecho
de los beneficiados por la renuncia. En el caso del
art. 1066 no hay aceptación de la herencia, ni
real, ni ficticia, ya que el acto de los acreedores no
es un acto de aceptación, que lo único que en
realidadhay es un acto de naturaleza no negociai,
un acto de ejercicio de un derecho de realización
especialmente concedido por la ley.
Capítulo VI
Conclusiones
34.- De acuerdo a lo precedentemente expues­
to, se concluye que los tres hijos legítimos del
causante pueden repudiar válidamente la suce­
sión sin haber realizado el trámite sucesorio, sin
perjuicio del derecho de los acreedores de rescindir
tal repudio si se hubiere hecho en su perjuicio.
(8) Conf.: Diez-Picazo Ponce de León, Luis, "La aceptación de la herencia por los acreedores del heredero', en
Anuario de Derecho Civil español, año 1959, fsc. 1, págs. 157 a 158.
316
REVISTA DE LA A.E.U.- T. 80 (7-12), 1994
Los acreedores del causante no tienen ac-ción
alguna, dentro de nuestro ordenamiento civil,
contra los repudiantes de la herencia.
Esc. Enrique Arezo Píriz
Informante
Montevideo, ISdeagostode 1994. La Comisión
de Derecho Civil, integrada por los Eses. Enrique
Arezo Píriz, Roque Molla, Ana Aguirre, Gabriela
Petroni, Jacqueline Parnás, Jorge Machado
Jorge Pérez, SilviaRomero, SilviaNazábal, Sonia
Iwanczuk y Adriana Goldberg, aprueba el informe
que antecede.
Esc. Roque Molla
Coordinador
Aprobado por unanimidad por la C.D. de la
AEU, Resol. N9 28536, de 5 de setiembre de 1994.
3. 1.10. DISOLUCIÓN DE LA SOCIEDAD CONYUGAL. PARTICIÓN. DEUDA.
La adjudicatária debe satisfacer la deuda bancaria cuando el Banco decida cobrar, ya
que dicho Banco conserva su acción contra ambos cónyuges pues se presentó en tiempo
al llamado por edictos a acreedores en el expediente de disolución de la sociedad
conyugal. Pero el Banco no conserva acción contra los inmuebles adjudicados, ya que
no medió embargo sobre los bienes de la masa.
CONSULTA
I) Los esposos A.B.G. y M.E.D.S. se pre­
sentaron ante el Juzgado Letrado de Primera
Instancia de ... Turno de S., solicitando la
disolución y liquidación de la sociedad conyugal
existente entre ambos, lo que se decretó según
resolución Ns ... del 21 de febrero de 1989, la que
quedó ejecutoriada. Se efectuó la citación por
edictos (art. 1° de la ley 10.783), presentándose el
Banco República, denunciando una deuda a
nombre del esposo, señor A.B.G. En el escrito de
denuncia de deuda, la Institución no se opuso a
la partición (art. 1149 del Código Civil). Se ofició
al Registro General de Inhibiciones.
II) El 30 de junio de 1989 los esposos A.B.G.
y M.E.D.S. otorgan partición de los bienes que­
dados a la disolución de la sociedad conyugal,
ante el Escribano J.M.A.P.; adjudicándose al
señor A.B.G. : a) una camioneta, b) 1/3 de inmueble
urbano, c) 320 vacas y, c) una "soulte" de $ 22.000
y a la señora M.E.D.S.: una fracción de campo,
padrón N2 ...,... Sección Judicial de S. En la refe­
rida partición, en su cláusula tercera, cuerpo
general de bienes, al final se establece: "II) Pasi­
vo: no se establece pasivo por no ser objeto de
partición" (no se tuvo en cuenta el art. 2010 del
Código Civil, el que estipula que se dividirá el
acervo líquido ganancial). Asimismo, con respecto
a la "soulte" en la partición, el profesional
interviniente establece en la hijuela de la señora
M.E.D.S., que la misma entrega al esposo, señor
A.B.G., la suma de dinero que integra la "soulte"
para compensar la desigualdad de las hijuelas de
acuerdo a lo previsto por el art. 1142 del Código
Civil y en la hijuela del esposo establece que el
mismo la recibe para compensar dicha desigual­
dad, pero no se dice expresamente que el mismo
otorga carta de pago por dicha suma; simplemen­
te al final, se dice: "Y siendo esta cantidad igual
a su haber, queda pagada esta hijuela"
III) El 5 de agosto de 1994, ante el suscripto
Escribano, la señora M.E.D.S. promete en venta
el inmueble padrón Ns ...,... Sección Judicial de
S., a los hermanos A. y F.P.M., cuyo documento
privado, certificado y protocolizado, fue inscripto
en el Registro de Traslaciones correspondiente,
Sección Promesas, con el Nfi ..., F3 ... del L2 ... el9
del mismo mes y año. Para dicha promesa de
venta, los certificados de los Resgistros de Tras­
laciones de Dominio de S. en todas sus secciones
y Nacional de Actos Personales, no arrojan ins­
cripciones que afecten al mismo; es decir, no sur­
gen embargos genéricos ni específicos.
Consulta:
1) ¿La promitente vendedora debe satisfacer
la deuda bancaria antes del otorgamiento de la
compraventa definitiva? ¿Qué derechos conserva
el B.R.O.U. con respecto al inmueble?
2) ¿Qué sucede con la partición otorgada por
los esposos A.B.G. y M.E.D.S. que debía otor-
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