310 REVISTA DE LA A.E.U.- T. 80 (7-12), 1994 expuesto en anteriores consultas (Rev. AEU, año 1978, N2 10-12, págs. 1021- 1023y año 1987,NS 712, T. 73, págs. 131-133). Creo que la voluntad, la intención del otorgante, era conferir un poder especial (art. 2054 del Código Civil) absoluto (art. 2055) con facultades, entre otras, para otorgar y firmar una escritura de compraventa-tradición de un inmueble. Según lo establecido por el art. 1300 y siguientes del Código Civil, ya que de considerar lo contrario a lo expuesto preceden­ temente, la escritura de fecha 14 de agosto de 1992 sería observable, se concluye que dicho po­ der puede utilizarse en cualesquiera de los nego­ cios enumerados en el mismo y en todos aquéllos que por extensión corresponda. INFORME DE LA COMISIÓN DE DERECHO CIVIL Montevideo, 30 de junio de 1994. La Comisión de Derecho Civil, integrada por los Escribanos Enrique Arezo Píriz, Alvaro Mastroianni, Laura Parnás, Adriana Goldberg, Jorge Pérez, Raúl Anido, Carina Goñi, Sandra Fajardo, Silvia Nazàbal, Wladimiro Hurvich, Jorge Machado, Jac­ queline Parnás, Silvia Romero, Ana Aguirre, Roque Molla y Ana Olano, comparte los argu- mentos expuestos por las consultantes y entien­ de que no es observable el negocio otorgado. Esc. Roque Molla Coordinador Aprobado por unanimidad por la C.D. de la AEU, Resol. Ns 28535, de 5 de setiembre de 1994. 3.1.9. REPUDIACIÓN DE HERENCIA. Los hijos legítimos del causante pueden repudiar la herencia sin haber realizado el trámite sucesorio, aunque sus acreedores podrían rescindir la repudiación si se hace en su perjuicio; pero los acreedores del causante no tiene acción alguna. CONSULTA Hechos: 1) A.A. falleció intestado en Montevideo el día 9 de junio de 1993, no habiéndose abierto judicialmente su sucesión a la fecha. 2) Lospresuntosúnicosherederosdel causan­ te son sus tres hijos legítimos B.A., C.A. y D.A. 3) Los herederos desean repudiar la herencia de su padre sin abrir la sucesión. Se consulta si es válida la repudiación de he­ rencia otorgada sin la previa apertura judicial de la sucesión. Opinión del consultante: De acuerdo con lo establecido por el art. 1053 del Código Civil, no se puede repudiar laherencia: sin estar cierto de haberse abierto la sucesióny de su calidad de heredero. Estas dos condiciones se cumplen, la sucesión está abierta desde la muerte del causante y las personas que desean repudiar son los hijos legítimos de éste. Si bien la doctrina es conteste en que el solo hecho de solicitar la declaratoria de heredero no implica aceptación delaherenciay que larepudiación luego de la declaratoria es válida, considero que el hecho de solicitar dicha declaratoria po­ dría dar lugar a dudas sobre si existe una acep­ tación tácita de laherencia; pudiéndose verificar en tal hipótesis la anulación de dicha repudiación por parte de eventuales acreedores del causante. De lo expuesto se concluye que, la vía correc­ ta a seguir es la de otorgar la repudiación previo a la solicitud de apertura judicial de la sucesión. Parte primera Relación de hechos 1.- A.A. falleció intestado en Montevideo el día 9 de junio de 1993, no habiéndose abierto judicialmente su sucesión a la fecha. 2.-Lospresuntosúnicosherederosdel causan- CONSULTA 311 te son sus tres hijos legítimos B.A., C.A. y D.A. 3.- Losherederos desean repudiar laherencia de su padre sin abrir la sucesión. Rescisión de la repudiación por causa de los repudiantes. V. Revocación de la repudiación por causa de los acreedores de los herederos. VI. Conclusiones. Consulta Capítulo I Se consulta si es válida la repudiación de he­ rencia, otorgada sin la previa apertura judicial de la sucesión. Condiciones para la repudiación de la herencia Opinión de la consultante 4.- De acuerdo a lo establecido por el art. 1053 del Código Civil, no se puede repudiar laherencia: sin estar cierto de haberse abierto la sucesióny de su calidad de heredero. 5.- Estas dos condiciones se cumplen, la su­ cesión está abierta desde la muerte del causante y las personas que desean repudiar son los hijos legítimos de éste. 6.- Si bien la doctrina es conteste en que el solo hecho de solicitar la declaratoria de heredero no implica aceptación de la herencia y que la repu­ diación, luego de la declaratoria es válida, consi­ dero que el hecho de solicitar dicha declaratoria podría dar lugar a dudas sobre si existe una acep­ tación tácita de la herencia; pudiéndose verifi­ car en tal hipótesis la anulación de dicha repu­ diación por parte de eventuales acreedores del causante. 7.- De lo expuesto, se concluye que la vía co­ rrecta a seguir es la de otorgar la repudiación, previo a la solicitud de apertura judicial de la sucesión. Parte Segunda Dictamen 8.- A fin de ordenar este dictamen, se lo divi­ dirá en los siguientes Capítulos: I. Condiciones para la repudiación de laherencia. II. Naturaleza jurídica del acto de repudiación. III. Conveniencia de que no se haya tramitado la sucesión. TV. 9.- El art. 1053 del Código Civil dispone que: nadiep uede aceptar o repudiar sin estar cierto de haberse abierto la sucesión y de su calidad de heredero (artículo 1285). La remisión al art. 1285 es al que prohibe los pactos sobre sucesiones fu­ turas (1). En cuanto a estar cierto de haberse abierto la sucesión, no ofrece dificultades prác­ ticas, cuando la sucesión se abrió por muerte y no por ausencia (donde intervendrían otros elemen­ tos que no es del caso examinar). En cuanto a es­ tar cierto de la calidad de heredero es, ciertamente, más difícil, ya que nunca -como lo examinamos en su caso (2)- es posible tener una certeza abso­ luta, aunque se haya tramitado la sucesión judi­ cialmente, por lo que el texto del art. 1053 anula­ ría toda posibilidad de aceptación o de repudia­ ción. Ni siquiera el legitimario, como es el caso de la consulta, pueden estar seguros de no haber sido desheredados en un testamento no inscripto, aunque no exista causa, y los herederos no po­ drán estar ciertos hasta que no haya prosperado la acción de reforma del testamento. 10.- Por lo dicho, el carácter de certidumbre debe enfocarse con un criterio de razonable flexi­ bilidad dentro del contexto de nuestro ordena­ miento sucesorio. No basta la mera circunstancia del convencimiento subjetivo de ser heredero, aún legitimario, como el caso que nos ocupa. La certidumbre implica simplemente la convicción de ser heredero basada en el conocimiento de ciertas circunstancias objetivas (v.g.: el vínculo de parentesco que funda la vocación sucesoria, unido a la constancia negativa del Registro de Testamentos o a la notoriedad de la existencia de parientes más próximos o conocimiento del testa­ mento en que se instituye heredero y constancia de no existir otro). ( 1) Art. 1285: El derecho de sucederpor causa de muerte a una persona viva, no puede ser objeto de ningún contrato, aun cuando intervenga el consentimiento de la misma persona (artículos 1053 y 1651. (2) Ver nuestro trabajo Teoría del heredero aparente, Mdeo., 1982, éd. F.C.U. 312 REVISTA DE LA A.E.U.- T. 80 (7-12), 1994 Capítulo II Naturaleza jurídica del acto de repudiación 11.- El acto de repudiación es: a) un acto uni­ lateral y no recepticio; b) libre y voluntario; c) total; d) no susceptible de condición ni plazo; e) absoluto; f) irrevocable y, g) retroactivo (3). 12.- El repudio es un acto unilateral y no re­ cepticio. Ni la aceptación ni el repudio se dirigen a alguien en particular, los interesados pueden ser diversos, por lo que ningún beneficiario puede ser considerado actualmente interesado en la declaración de voluntad. El art. 1051 del Código Civil dice que: la aceptación y repudiación de la herencia son actos libres y voluntarios (artículo 854, inciso2°). Desdeque, a diferencia del Derecho Romano, no existen más, en nuestro derecho, los herederos "necesarios", nadie puede ser obligado en contra de su voluntad. 13.- Conforme al art. 1052, inc. 22: la aceptación y repudiación son indivisibles y nopuedenhacerse sólo enparte. Como excepción a esta regla, vemos en el Capítulo V la disposición del art. 1066 del Código Civil, conforme a la cual los acreedores del que repudia en perjuicio de los derechos de ellos, pueden hacerse autorizar por el juez para aceptar por el deudor a beneficio de inventario: en este caso la repudiación no se rescinde sino en favor de los acreedores y hasta la concurrencia de sus créditos, y en el sobrante subsiste. Se trata de un caso en que la herencia queda en parte aceptada (a favor de los acreedores) y en parte repudiada (respecto al heredero repudiante y en cuanto al exceso que baste para satisfacer los créditos). 14.- De acuerdo al art. 1052, inc. Is: no se puede aceptar o repudiar condicionalmente, ni desde o hasta cierto día. Si se violare esta dis­ posición, rige el art. 82 del Código Civil, median­ te el cual: lo hecho contra las leyes prohibitivas será nulo si en las mismas no se dispone lo con­ trario. El repudio es, además, absoluto e irrevo­ cable. Es decir, no tiene efecto respecto a deter­ minadas personas sino a todas. A su vez, el art. 1060 del Código Civil consigna que: ninguna persona tendrá derecho para que se rescinda su aceptación o repudiación, a menor que la misma persona o su legítima representante hayan sido inducidos por fuerza o dolo a esos actos. Ya se verá en el próximo Capítulo que la repudiación de la herencia puede ser revocada por causas emergentes del mismo repudiante. Finalmente, el art. 1051, inc. 22, señala que: a los efectos de la aceptación y repudiación de la herencia se re­ trotraen siempre al día en que se abrió la sucesión. Capítulo III Conveniencia de que no se haya tramitado la sucesión 15.- La consultante refiere a que: "si bien la doctrina es conteste en que el solo hecho de soli­ citar la declaratoria de herederos no implica la aceptación de la herencia y que la repudiación luego de la declaratoria es válida, considero que el hecho de solicitar dicha declaratoria podría dar lugar a dudas sobre si existe una aceptación tácita de la herencia; pudiéndose verificar en tal hipótesis la anulación de dicha repudiación por parte de eventuales acreedores del causante". Esto reclama un análisis por demás abreviado (4). (3) Vaz Ferreira, Eduardo, Tratado de las Sucesiones, Mdeo, 1984, Tomo V, Na 565, pág. 80. (4) Vaz Ferreira, Eduardo, Tratado..., Tomo y vol. cit., pág. 106, N9 579. Manifiesta que: "en manera alguna el simple pedido de la declaratoria podía interpretarse como aceptación pura y simple por aplicación de los arts. 1062 y 1063" Y como bien aclara Planiol (Traité élémentaire, Tomo III, NQ 1993), para que el hecho de tomar el título de heredero configure aceptación, es necesario que la calidad de heredero sea tomada en el sentido de "heredero aceptante" y no el de "heredero llamado a suceder" (distingo más que opinable ante la parquedad de nuestros textos legales). Pero el mismo Planiol, en el mismo numeral dice que: "no es necesario que este escrito haya sido dirigido especialmente a constatar la aceptación; el puede tener otro objeto y es suficiente que la voluntad de aceptar se encuentra consignada incidentalmente cuando la ocasión se presente". El mismo Vaz Ferreira (ob., tomo, vol. y num. cit.) señala que: "el pedido de declaratoria de heredero, teniendo en cuenta lo que prescribe esa disposición legal (art. 1053 C. Civil, conforme a la cual nadie puede aceptar o repudiar sin estar cierto de su calidad de heredero), tanto puede formularse en vista de la aceptación de la herencia, cuanto la de fijar de manera indubitable aquella calidad -la del llamado a suceder- con el objeto que la aceptación o la repudiación, en su caso, no fueran un acto inútil", es decir, que este autor admite que el pedido judicial de declaratoria de herederos puede tener por objeto la aceptación de la herencia. Estimamos que debe estarse a cada caso, pero, en principio, si se pide que se declare heredero en un trámite sucesorio, existe ánimo de aceptar la herencia en forma pura y simple. 313 CONSULTA 16.- Para que proceda la repudiación válida, es menester que el heredero no haya aceptado la herencia, ya sea en forma pura y simple, ya sea a beneficio de inventario (art. 1061 del C. Civil). Para aceptar la herencia, ésta puede ser expresa o tácita. Es expresa cuando se toma el título de heredero (art. 1062 del Código Civil) y se entiende que alguien toma el título de heredero cuando lo hace en escritura pública o privada, obligándose como tal heredero, o en un acto de tramitación judicial (art. 1063 del Código Civil). Y aceptación tácita, cuando elheredero ejecuta un acto que su­ pone necesariamente su intención de aceptar, y que no hubiera tenida derecho de ejecutar, sino en su calidad de heredero (art. 1062, in fine, Código Civil). 17.- A su vez, la ley establece qué actos no su­ ponen por sí solos la aceptación, tales los pura­ mente conservatorios, losdeinspeccióny adminis­ tración provisoria urgente (art. 1064 C. Civil). Esta disposición debe ser ampliamente interpre­ tada. Los actos pueden ser de disposición como de administración o goce. Así, la enajenación de bienes hereditarios supone, como regla general, aceptación de laherencia. Igualmente quien pide la partición de la herencia. La cuestión está en saber en qué situación se encuentra el que realiza el trámite sucesorio de la sucesión del causante. Y aquí se imponen importantes distingos. 18.- Si elheredero se limita a solicitar la aper­ tura judicial de la sucesión, sin más, no creemos configurada la situación de tomar el título de he­ redero (forma de aceptación expresa de laheren­ cia) mediante un acto de tramitación judicial. Tal apertura puede estar determinada por circuns­ tancias que ingresan en el concepto de actos pu­ ramente conservatorios, de inspección o de admi­ nistración provisoria, urgente, todos actos que no suponen, por sí solos, la aceptación de laherencia. 19.- En cambio, si el heredero solicita que se le declare heredero en el expediente sucesorio, estimamos que, como regla de principio debe estimarse que tomó el título de heredero y que, en consecuencia, queda en la condición de aceptante puro y simple de la herencia. Tal es la solución adoptada por la doctrina italiana (5). La solicitud de que se declare heredero/s al o los legitimarios, es una de las formas de adoptar el título de here­ dero en un acto de tramitación judicial y que evi­ dencia la intención de aceptar la herencia (art. 1062 del Código Civil). 20.- No desconocemos que existen hipótesis en las que el heredero puede verse investido de accionamientos a nombre del causante (y aún propio) que no suponen la intención de heredar. Es el caso del heredero (que por la saisine recibió la posesión tal como la tenía del de cujus), cuando la posesión es usurpada o perturbada por un tercero después de la apertura de la sucesión, así las que ya incumbieran al causante, cuando la perturbación o la usurpación fuera anterior a la muerte de éste y siempre que el mismo se hallara dentro del término hábil para ejercitarlas. La adquisición ipsojure de laposesión comporta una faz pasiva: el heredero no sólo goza de la posibili­ dad de accionar, sino que, de acuerdo con el art. 660 del Código Civil -y esto debe entenderse aunque no haya aceptado todavía la herencia, ni realizado actos de aprehensión- está sujeto a las mismas acciones posesorias ... a que estaría su­ jeto su autor, si viviese. Y estas acciones, así como la reivindicatoría, pueden ser dirigidas sin dila­ ción contra el heredero, de acuerdo con lo dis­ puesto por el art. 1085, num. l aunque todavía no hayan vencido los plazos para el inventario y para de-liberar sobre la aceptación o repudiación de la he-rencia (art. 1084 del C. Civil). 21.- El ejercicio de las acciones posesorias o reinvindicatorias, no importan aceptación tácita de la herencia, en el sentido del art. 1062 del Código Civil. Aunque esas actitudes no pueden ser asumidas sino en calidad de heredero no son de las que suponen necesariamente su intención de aceptar, y caben en la categoría de los actos puramente conservatorios a que se refiere la disposición del art. 1064 del Código Civil. Se configura, en efecto, en tales supuestos, un pro­ blema de responsabilidad para el heredero, si luego repudia la sucesión, respecto a los que entrasen en su lugar en la sucesión. Basta esta reflexión para comprender que dichas acciones, aunque basadas evidentemente en el título de heredero, en la posesión y en el dominio adquiri­ dos por sucesión, no deben importar aceptación de la herencia (6). 22.- En consecuencia, estimamos como una (5) Polacco, Vittorio, De las sucesiones, Bs. As., 1950, trad. Sentís Melendro, ed. Ejea, Tomo II, pág. 105. (6) Conf.: Irureta Goyena, José (h.), Curso de sucesiones, Mdeo., 1960, ed. C.E.D., Tomo IV, vol. 1, Nfi 55, págs. 103 y 104. 314 REVISTA DE LA A.E.U.- T. 80 (7-12), 1994 situación muy conveniente la de que los futuros repudiantes no hayan iniciado el trámite suce­ sorio, pidiendo que se les declare herederos del causante, ya que en tal supuesto se evidenciaría la intención de aceptar, en forma pura y simple, en un acto de tramitación judicial, por confi­ gurarse la situación prevista especialmente en los arts. 1062 y 1063 del Código Civil. Capítulo IV Rescisión de la repudiación por causa de los repudiantes 23.- La repudiación, como cualquier acto ju­ rídico, puede adolecer de vicios diversos que la tornen inválida. Así, si no se configran las con­ diciones para repudiar válidamente, esto es, estar cierto de la apertura (legal) de la sucesión y de su calidad de heredero (art. 1053 del Código Civil), la repudiación está viciada de nulidad absoluta. También está viciada de nulidad aboluta la repudiación de unapersona absolutamente in­ capaz. Pero tambiénpuede e star viciada la volun­ tad y ello nos conduce a la nulidad relativa de la repudiación. 24.- A este respecto, dice el art. 1060 del C. Civil: Ninguna persona tendrá derechopara que se rescinda su aceptación o repudiación, a menos que la mismapersona o su legítimo representante hayan sido inducidos por fuerza o dolo a esos actos. En materia sucesoria lafiíerza es el nombre déla violencia como vicio de la voluntad negociai. Esta puede ser tanto física como moral. Creemos aceptable el planteamiento de que en estamateria debemos remitirnos a las reglas de los contratos y no de los testamentos (7), ya que no existen aquí las poderosas razones que han inducido al legis­ lador a requerir especialísimas garantías (de for­ ma y de fondo) de que contenga la libre y real vo­ luntad del testador. 25.- En cuanto al dolo, debe interpretarse de acuerdo a lo previsto en sede de contratos que se configura cuando con palabras o maquinaciones insidiosas fuere inducido el heredero a una repu­ diación que de otro modo no habría consentido. El dolo puede provenir de cualquier persona y no del otro contratante, ya que no se está en sede de contratos, sino ante un acto unilateral de vo­ luntad. La ley no da acción de daños y perjuicios contra el autor del dolo, sino que fulmina la res­ cisión del repudio, sea quien sea el autor del dolo, es decir, sea interesado o no en la sucesión. 26.- El Código Civil no menciona el error como vicio de la voluntad del repudiante. Y es lógico que así sea. En efecto, si el repudiante lo hizo porque consideró que la herencia era insolvente y, en cambio, era solvente en exceso, tenía el re­ curso de aceptar con beneficio de inventario. Por el contrario, si estimaba como muy solvente a la herencia y resultó totalmente insolvente, también tenía el recurso del beneficio de inventario para impedir sorpresas desagradables. En cualquier caso, la ley no admite el error como vicio de la voluntad del repudiante. Capítulo V Revocación de la repudiación por causa de los acreedores de los herederos 27.- El art. 1066 del Código Civil dispone que: Zos acreedores del que repudia enperjuicio de los derechos de ellos,p ueden hacerse autorizarpor el Juez para aceptar por el deudor a beneficio de inventario (ine. l9). En este caso la repudiación no se rescinde sino en favor de los acreedores y hasta la concurrencia de sus créditos; y en el sobrante subsiste (artículo 1296) (inc. 2s). 28.- El antecedente más inmediato de esta disposición es el art. 831 del proyecto de Código Civil para España de don Florencio García Goyena, que decía así: "Si el heredero, aun sin me­ diar precio, repudia en fraude los acreedores, pueden estos pedir al Juez que les autorice para aceptar la herencia a beneficio de inventario. En este caso la aceptación sólo aprovechará a los acreedores para el pago de sus créditos, pero no al heredero que repudió" Las diferencias esenciales entre el Código Civil uruguayo y el proyecto indicado son: a) la referencia a las re­ nuncias por precio, con lo cual el art. 831 del proyecto se refería no sólo a las renuncias en sentido propio y verdadero, sino a las enajena­ ciones, onerosas o gratuitas, de la herencia, que presupone la aceptación, b) En el proyecto la renuncia debía ser "en fraude de los acreedores", mientras que en el Código es en "perjuicio de los derechos (de los acreedores)" 29.- El art. 1066 está tomado del art. 788 del (7) Conf.: Vaz Ferreira, Eduardo, Tratado, Tomo y vol. cit., pág. 94, num. 576. 315 CONSULTA Código Napoleón que expresa: "Les créanciers de celui que renonce au préjudice de leurs droits, peuvent se faire autoriser en justice á accepter la succession du chef de leur débiteur en son lieu et place. Dans ce cas, la renonciation n'est annullée qu'en faveur des créanciers, et jusqu'à concu­ rrence seulement de leurs créances: elle ne l'est pas au profit de llieritier qui a renonce". Estas normas no tienen origen romano, sino más bien en el Droit Coutumier. 30.- Respecto a la naturaleza jurídica de esta disposición, se laha visto como un caso de aplica­ ción de la acción pauliana. Pero a esto se ha obje­ tado que el art. 1296 exige la existencia de "frau­ de'^ el art. 1066 solamente "perjuicio de los dere­ chos" (de los acreedores) y la diversidad de efectos de la una y la otra. El efecto sustancial de la rescisióneslainefícaciatotal del negociojurídicofraudulento que lleva como consecuencia la restituciónde las cosas al estado anterior ala celebración del negocio fraudulento. La rescisión de la re­ nuncia sólo parcialmente parece producirse: en cuanto basta para cumplir con los créditos. En el caso del art. 1066 hay un efecto nuevo: que los acreedores pueden pedir al juez que los autorice para aceptar la herencia en nombre del deudor. 31.- Estas objeciones han conducido a parte de la doctrina a buscar la naturaleza jurídica de esta facultad en la acción subrogatoria. Así como la acción pauliana buscaba impedir el empobre­ cimiento del patrimonio del deudor, la acción subrogatoria se dirige a procurar la producción de un enriquecimiento del patrimonio del deudor que éste descuida. Pero se ha objetado que el pre­ supuesto de la acción subrogatoria es la titulari­ dad del derecho en el deudor y su falta de ej ercicio por parte de éste. Lainercia del deudor esrequisito para la viabilidad de la acción subrogatoria. Cier­ to que no se necesita ni malicia ni fraude por parte del deudor. Pero estos requisitos serían inaplicables en el caso del art. 1066. Efectiva­ mente, esta disposición parte delhecho de que un deudor llamado a una herencia la repudie. Pres­ cindiendo ahora de la existencia de derecho a la aceptación, parece lo cierto que en el momento en que los acreedores se ponen en marcha, es decir, después de la renuncia, ninguna titularidad tiene ya el deudor. Si la tuvo, la perdió en virtud de la renuncia (8). 32.- Los inconvenientes para obtener una so­ lución, sea por el lado de la acción pauliana, sea por el lado de la acción subrogatoria, ha llevado a la doctrina a buscar una solución mixta, ni pura pauliana, ni pura subrogatoria, sino de la yuxta­ posición de ambas acciones. Habría, según esta idea, una acción rescisória cuyo único objeto seríala declaración de lainefícaciadelarenuncia realizada en fraude de acreedores y una acción subrogatoria posterior, por cuya virtud una vez rescindida la renuncia y trasladadas las cosas a la situación anterior, los acreedores ejercitarían la facultad de su deudor de aceptar la herencia. Pero el problema sigue en pie. 33.- En resumen, los acreedores no ejercitan un derecho de su deudor, sino un derecho que la ley les atribuye directamente. Actúan jure et nomine propio. Lo que acontece es que en la va­ loración de los intereses en juego, interés del deudor renunciante, interés de las personas beneficiadas conla renuncia, interés de los acree­ dores, la ley otorga a éste último una protección preferente. Y atribuye a los acreedores un dere­ cho propio de aplicar al pago de sus créditos la porción necesaria de la herencia renunciada. Este poder que la ley concede directamente a los acreedores, cuyo interés se considera preferente, produce, en virtud de su fuerza expansiva, los efectos reflejos que anteriormente se enunciaron: ineficacia parcial de la renuncia, adquisición por el deudor de la porción de bienes necesaria para el pago de los créditos y contracción del derecho de los beneficiados por la renuncia. En el caso del art. 1066 no hay aceptación de la herencia, ni real, ni ficticia, ya que el acto de los acreedores no es un acto de aceptación, que lo único que en realidadhay es un acto de naturaleza no negociai, un acto de ejercicio de un derecho de realización especialmente concedido por la ley. Capítulo VI Conclusiones 34.- De acuerdo a lo precedentemente expues­ to, se concluye que los tres hijos legítimos del causante pueden repudiar válidamente la suce­ sión sin haber realizado el trámite sucesorio, sin perjuicio del derecho de los acreedores de rescindir tal repudio si se hubiere hecho en su perjuicio. (8) Conf.: Diez-Picazo Ponce de León, Luis, "La aceptación de la herencia por los acreedores del heredero', en Anuario de Derecho Civil español, año 1959, fsc. 1, págs. 157 a 158. 316 REVISTA DE LA A.E.U.- T. 80 (7-12), 1994 Los acreedores del causante no tienen ac-ción alguna, dentro de nuestro ordenamiento civil, contra los repudiantes de la herencia. Esc. Enrique Arezo Píriz Informante Montevideo, ISdeagostode 1994. La Comisión de Derecho Civil, integrada por los Eses. Enrique Arezo Píriz, Roque Molla, Ana Aguirre, Gabriela Petroni, Jacqueline Parnás, Jorge Machado Jorge Pérez, SilviaRomero, SilviaNazábal, Sonia Iwanczuk y Adriana Goldberg, aprueba el informe que antecede. Esc. Roque Molla Coordinador Aprobado por unanimidad por la C.D. de la AEU, Resol. N9 28536, de 5 de setiembre de 1994. 3. 1.10. DISOLUCIÓN DE LA SOCIEDAD CONYUGAL. PARTICIÓN. DEUDA. La adjudicatária debe satisfacer la deuda bancaria cuando el Banco decida cobrar, ya que dicho Banco conserva su acción contra ambos cónyuges pues se presentó en tiempo al llamado por edictos a acreedores en el expediente de disolución de la sociedad conyugal. Pero el Banco no conserva acción contra los inmuebles adjudicados, ya que no medió embargo sobre los bienes de la masa. CONSULTA I) Los esposos A.B.G. y M.E.D.S. se pre­ sentaron ante el Juzgado Letrado de Primera Instancia de ... Turno de S., solicitando la disolución y liquidación de la sociedad conyugal existente entre ambos, lo que se decretó según resolución Ns ... del 21 de febrero de 1989, la que quedó ejecutoriada. Se efectuó la citación por edictos (art. 1° de la ley 10.783), presentándose el Banco República, denunciando una deuda a nombre del esposo, señor A.B.G. En el escrito de denuncia de deuda, la Institución no se opuso a la partición (art. 1149 del Código Civil). Se ofició al Registro General de Inhibiciones. II) El 30 de junio de 1989 los esposos A.B.G. y M.E.D.S. otorgan partición de los bienes que­ dados a la disolución de la sociedad conyugal, ante el Escribano J.M.A.P.; adjudicándose al señor A.B.G. : a) una camioneta, b) 1/3 de inmueble urbano, c) 320 vacas y, c) una "soulte" de $ 22.000 y a la señora M.E.D.S.: una fracción de campo, padrón N2 ...,... Sección Judicial de S. En la refe­ rida partición, en su cláusula tercera, cuerpo general de bienes, al final se establece: "II) Pasi­ vo: no se establece pasivo por no ser objeto de partición" (no se tuvo en cuenta el art. 2010 del Código Civil, el que estipula que se dividirá el acervo líquido ganancial). Asimismo, con respecto a la "soulte" en la partición, el profesional interviniente establece en la hijuela de la señora M.E.D.S., que la misma entrega al esposo, señor A.B.G., la suma de dinero que integra la "soulte" para compensar la desigualdad de las hijuelas de acuerdo a lo previsto por el art. 1142 del Código Civil y en la hijuela del esposo establece que el mismo la recibe para compensar dicha desigual­ dad, pero no se dice expresamente que el mismo otorga carta de pago por dicha suma; simplemen­ te al final, se dice: "Y siendo esta cantidad igual a su haber, queda pagada esta hijuela" III) El 5 de agosto de 1994, ante el suscripto Escribano, la señora M.E.D.S. promete en venta el inmueble padrón Ns ...,... Sección Judicial de S., a los hermanos A. y F.P.M., cuyo documento privado, certificado y protocolizado, fue inscripto en el Registro de Traslaciones correspondiente, Sección Promesas, con el Nfi ..., F3 ... del L2 ... el9 del mismo mes y año. Para dicha promesa de venta, los certificados de los Resgistros de Tras­ laciones de Dominio de S. en todas sus secciones y Nacional de Actos Personales, no arrojan ins­ cripciones que afecten al mismo; es decir, no sur­ gen embargos genéricos ni específicos. Consulta: 1) ¿La promitente vendedora debe satisfacer la deuda bancaria antes del otorgamiento de la compraventa definitiva? ¿Qué derechos conserva el B.R.O.U. con respecto al inmueble? 2) ¿Qué sucede con la partición otorgada por los esposos A.B.G. y M.E.D.S. que debía otor-