EXAMEN MARX MODELO SELECTIVIDAD (RESUELTO) Texto. Esta propiedad privada material, inmediatamente sensible, es la expresión material y sensible de la vida humana enajenada. Su movimiento –la producción y el consumo- es la manifestación sensible del movimiento de toda la producción pasada, es decir, de la realización o realidad del hombre. Religión, familia, Estado, derecho, moral, ciencia, arte, etc., no son más que formas especiales de la producción y caen bajo su ley general. La superación positiva de la propiedad privada como apropiación de la vida humana es por ello la superación de toda enajenación, esto es, la vuelta del hombre desde la religión, la familia, el Estado, etc., a su existencia humana, es decir, social. La enajenación religiosa, como tal, transcurre solo en el dominio de la conciencia, del fuero interno del hombre, pero la enajenación económica pertenece a la vida real; su superación abarca por ello ambos aspectos. MARX, Manuscritos de economía y filosofía. Cuestiones. 1.- Describe el contexto histórico-cultural y filosófico del texto. 2.- Comenta el texto: 2.a.- Explica el significado de los términos subrayados. 2.b.- Identifica y explica el contenido del texto. 2.c.- Justifica este texto desde la posición filosófica del autor. 3.- Relaciona el texto con otra posición filosófica, valorando razonadamente su actualidad. 1.- Describe el contexto histórico-cultural y filosófico del texto. Karl Marx nació en Tréveris (Alemania) en 1818 en el seno de una familia burguesa de origen judío. Estudió Derecho en Bonn y Berlín y allí se interesó por la filosofía. En 1843 emigra a París y allí escribe Manuscritos de economía y filosofía en 1844. En esta ciudad entró en contacto con las tendencias filosóficas del momento y, sobre todo, conoce a Engels con quien entabla amistad y colaborarán juntos durante mucho tiempo. Después de ser expulsado de varios países, se instala en Londres, donde funda la Asociación Internacional de los Trabajadores, conocida como la Primera Internacional. La vida y obra de Marx está marcada por los acontecimientos históricos, culturales y filosóficos del siglo XIX. Históricamente, el siglo XIX es el siglo de la Revolución Industrial, que supone el paso de una economía basada en la agricultura a la producción industrial y del triunfo definitivo de las revoluciones liberales (1820, 1830, 1848), lideradas por la burguesía, que busca la alianza con los movimientos de trabajadores para conseguir el poder político. Con la Revolución Industrial se produce la consolidación del capitalismo como modo de producción, pero también la explotación de los trabajadores, el progreso económico no afectó a todos por igual. Las industrias emplearon a un gran número de obreros que, a cambio de un salario, producían objetos que no eran de su propiedad, sino del empresario, que era también propietario de la maquinaria. La nueva clase social, el proletariado, se encuentra sometida a durísimas condiciones de trabajo y salarios que apenas daban para vivir. A esta situación hay que añadir la explotación infantil. Este estado de cosas desembocará a mediados de siglo en movimientos de trabajadores que pedían mejoras sociales. En el descontento social que produce esta situación, se hallan los orígenes del movimiento obrero, de las primeras asociaciones de trabajadores y acciones obreras, así como las primeras reivindicaciones políticas. La intención de Marx no era meramente teórica, sino práctica; se trataba de transformar el mundo, de llevar a cabo una revolución del proletariado e instaurar así una sociedad utópica sin clases donde ya no hubiese injusticia, sino una comunidad (comunismo) de hombres que explotan libremente la naturaleza en plena igualdad para su propio bien. También hay que destacar el auge de los nacionalismos, especialmente en Italia y Alemania donde se producirá un proceso de unificación. El surgimiento de dos nuevas potencias europeas, Alemania e Italia, crea un nuevo escenario político, que conducirá a una lucha de imperios que culminará, ya en el siglo XX, en la I Guerra Mundial. Entre los acontecimientos culturales más relevantes del siglo XIX podemos citar, en literatura, el auge de la novela realista y naturalista como reacción al romanticismo (Balzac, Zola, Dickens, Tolstoi, Dostoyevsky, Galdós o Clarín). Son también numerosas las corrientes pictóricas de este siglo, entre otras: el realismo (Courbet, Millet, Daumier y Doré), el impresionismo (Manet, Pissarro, Monet, Degas, Renoir y Seurat); y el postimpresionismo (Van Gogh, Cézanne, Gaugin y Toulouse-Lautrec…) En música destacan los grandes compositores de la última etapa del romanticismo y del posromanticismo: Wagner, Verdi, Brahms, Tchaikovsky, Dvorak o Mahler. La ciencia alcanza cotas insospechadas de progreso en la técnica. La teoría de Darwin sobre las leyes de la evolución supondrá una revolución cultural, cambiando por completo la imagen que el hombre tiene de sí mismo y situándole como una especie más dentro de la escala animal. Marx insistirá en que el trabajo es lo que distingue al hombre de los animales y lo que configura su relación con el mundo y con los otros seres humanos. Todas las manifestaciones culturales de la sociedad en general, y de la capitalista en particular, son reflejo de los intereses de la clase dominante y un intento de justificar los privilegios de la clase explotadora según Marx. En cuanto al marco filosófico, la interpretación del pensamiento de Hegel dio lugar a dos movimientos opuestos: la derecha hegeliana y la izquierda hegeliana o jóvenes hegelianos. La derecha hegeliana subrayaba los aspectos de Hegel que venían a justificar la religión y el poder; su visión dominaba en las universidades e instituciones. La izquierda hegeliana denunciará las contradicciones de la sociedad de la época, imprimiéndole un giro materialista y antirreligioso. Uno de los pensadores más importantes de este grupo es Feuerbach, de él recoge Marx el giro materialista y el concepto de alienación religiosa, aunque lo considera insuficiente pues no elimina el sentimiento religioso que es la causa de esa alienación. Marx se enfrenta a los representantes del liberalismo económico (Adam Smith y David Ricardo) contradiciendo su análisis y proponiendo otras explicaciones. Estos autores justificaban el sistema económico capitalista, considerando natural la ley de la oferta y la demanda y pensando que la libertad económica conduciría a una sociedad más próspera e igualitaria. Marx intenta pasar de una justificación del orden social y económico a una crítica de dicho orden. El análisis económico ha de servir para descubrir las auténticas causas de la injusticia social generada en el sistema burgués y, desde ese análisis, impulsar su transformación. Para los pensadores anarquistas (Proudhon y Bakunin) la única forma de reformar la sociedad es rechazar toda forma de poder pues éste es siempre fuente de corrupción. Su defensa de la libertad e independencia individual a ultranza chocan con las organizaciones establecidas por el comunismo como necesarias para lograr el objetivo de reformar la sociedad. Las diferencias se vieron en la I Internacional: el enfrentamiento entre Marx y Bakunin produciría la primera escisión dentro del movimiento obrero. A mediados del siglo XIX una serie de pensadores ingleses y franceses (Owen, Fourier, SaintSimon, Proudhon) pusieron de manifiesto la necesidad de reformas sociales con el fin de terminar con la explotación de la clase obrera y las injusticias sociales. A este socialismo Marx lo tildó de utópico debido a la ingenuidad de sus propuestas (creían que era posible llegar al socialismo sin una revolución) y porque carecían de una base científica. Los llamados filósofos de la sospecha (Marx, Nietzsche y Freud), trataron de desenmascarar los valores ilustrados de la cultura occidental: Marx advirtió que bajo los valores dominantes en la sociedad capitalista se esconden los intereses de clase; Nietzsche denunció que toda la historia de la filosofía estaba basada en una gran mentira originada por el resentimiento contra la vida; Freud descubrió las motivaciones inconscientes que subyacen bajo nuestra aparente racionalidad. 2.- Comenta el texto: 2.a.- Explica el significado de los términos subrayados. Enajenación económica.- La enajenación o alienación es la circunstancia en la que vive toda persona que no es dueña de sí misma, ni es la responsable última de sus acciones y pensamientos. Para Marx es la condición en la que vive la clase oprimida en toda sociedad de explotación, en toda sociedad que admite la propiedad privada de los medios de producción. Marx considera que con la aparición de la propiedad privada se produce una circunstancia social totalmente nueva y que sólo podrá eliminarse con la abolición de dicha forma de propiedad. Podemos entender esta nueva situación si nos fijamos en la alienación en la sociedad esclavista: en esta sociedad el esclavo no se pertenece a sí mismo sino al amo. Según Marx, lo mismo ocurre en el sistema de producción capitalista: aquí el hombre se hace cosa, mercancía, usada por el propietario de los medios de producción sólo como un instrumento más en la cadena de producción de bienes. La propiedad privada convierte los medios y materiales de producción en fines en sí mismos a los que subordina al mismo hombre. La propiedad privada aliena al hombre porque no lo trata como fin en sí mismo, sino como mero medio o instrumento para la producción. La alienación principal es la alienación económica. Es la principal forma de alienación puesto que de ella dependen todas las demás. Se da en el trabajo y se refiere al hecho de que en esta actividad el sujeto productivo sufre una expoliación del producto de su trabajo, de su propia actividad y, en último término, de sí mismo. Enajenación religiosa.- En cuanto a la alienación religiosa cabe decir que la religión es una forma de alienación porque es un invento humano que consuela al hombre de los sufrimientos en este mundo, disminuye la capacidad revolucionaria para transformar la auténtica causa del sufrimiento (que hay que situar en la explotación económica de una clase social por otra), y legitima dicha opresión. 2.b.- Identifica y explica el contenido del texto. Los Manuscritos de Economía y Filosofía no constituyen una obra propiamente dicha sino una serie de textos que no pretendían ser editados y que se publicaron mucho después de la muerte de Marx. En ellos Marx hace una reflexión sobre las tendencias políticas de la época. Fueron clasificados en tres manuscritos. El tercero tiene cuatro partes. Este texto pertenece a la segunda, que se titula “Propiedad privada y comunismo” y cuya estructura argumentativa permite dividirla en tres puntos: La contradicción esencial de la historia; el proceso de superación de la enajenación y los tipos de comunismo (grosero, político, como recuperación de la esencia humana y como emancipación. En este texto Marx nos está hablando sobre el comunismo como recuperación de la esencia humana. La estructura del texto es la siguiente: - La propiedad privada material es la expresión de la vida humana enajenada. Religión, familia, Estado, derecho, moral, ciencia, arte, etc., no son más que formas especiales de producción y caen bajo su ley general. Por tanto, la superación positiva de la propiedad privada es la superación de toda enajenación. Este texto quiere decir que la enajenación del hombre en el sistema capitalista es producto de la propiedad privada que caracteriza a ese modo de producción. Cuando una economía se basa en la propiedad privada, todos los aspectos ideológicos de esa sociedad sirven para justificar el modelo de producción existente. Según Marx la economía es la base de la sociedad y la que todo lo determina. La forma de pensar del ser humano está condicionada por las circunstancias económicas en las que vive. “Según cómo se vive, así se piensa”. Por consiguiente, si queremos superar la enajenación religiosa o de cualquier otro tipo, tenemos que comenzar por superar la alienación económica y esto solo se logra suprimiendo la propiedad privada de los medios de producción. 2.c.- Justifica este texto desde la posición filosófica del autor. Teniendo en cuenta el texto seleccionado, nos centraremos en el análisis marxista de la historia y a sus propuestas filosóficas. Hegel decía que la historia es dialéctica y que las ideas se contraponen a lo largo de la historia generando esta contradicción constante. Marx, en cambio, cree que no son las ideas las que dirigen la historia sino la materia, la economía. De ahí que su filosofía se denomine materialismo histórico. Para Marx, el hombre no es un ser pasivo sino que es un ser activo que tiene la necesidad de transformar la naturaleza para vivir. Es un hombre en continua actividad y dinamismo. Es precisamente la actividad la característica que le define y le convierte en protagonista de la historia. Pero además el hombre es un ser social, que necesita de los demás para desarrollarse plenamente. La esencia del hombre es el trabajo, que solo tiene sentido en colectividad. Para Marx, el hombre entabla relaciones materiales tanto con las demás personas como con la propia naturaleza. Toma de la naturaleza las materias primas y las transforma para su producción. Después, intercambia los bienes que ha producido y así logra satisfacer sus necesidades materiales. Esta es la producción social de la vida. Y es precisamente esta producción la que determina la organización del Estado. Esto significa que la manera de pensar y vivir del ser humano depende de cómo sea el proceso de producción. En el proceso de producción existen una serie de factores: a) Una materia prima, que es con la que se trabaja. b) Medios para poder trabajar esa materia. c) Un trabajador que aporte su fuerza de trabajo. En el sistema capitalista esos medios de producción son propiedad de algunas personas, de manera que los trabajadores solo pueden aportar su fuerza de trabajo. Por eso necesariamente las relaciones que se van a establecer entre propietarios y trabajadores van a ser conflictivas. Los que tienen los medios de producción van a defender obviamente la propiedad privada y se van a convertir en explotadores desde el momento en que tienen que fijar un sueldo y unas condiciones de trabajo a los trabajadores. Los trabajadores prefieren que los medios de producción sean colectivos para mejorar sus condiciones laborales. Marx cree que la historia de la humanidad ha estado marcada por los modos de producción, que es el conjunto de fuerzas productivas (fuerza de trabajo y medios de producción) y relaciones de producción. Y así podemos establecer las etapas siguientes: 1. Sociedad primitiva, en la que los bienes eran colectivos y no había conflictos. 2. Sociedad esclavista, en la que algunas personas se convirtieron en bienes materiales. 3. Sociedad medieval, en la que la tierra pertenecía al señor y los demás eran vasallos. 4. Sociedad capitalista, en la que se establece una división entre propietarios de los medios de producción y trabajadores. 5. Estado socialista, en la que los medios de producción habrán de volver a ser colectivos. A esto se llegará por las propias contradicciones del sistema capitalista y por medio de una revolución. De esto se desprenden dos ideas: la historia es la historia de la lucha de clases y el motor de la historia es la economía. Para comprender esto, tenemos que analizar dos conceptos básicos en el marxismo: Infraestructura y superestructura. Infraestructura es la estructura económica. La superestructura es el conjunto de ideas, creencias, normas, instituciones… que determinan la conciencia social y configura la ideología. La superestructura abarca el derecho, la religión, la filosofía… La infraestructura condiciona totalmente la superestructura. Si queremos comprender por qué una sociedad tiene determinadas creencias, leyes o valores no hay más que conocer su sistema económico. Cuando analizamos la historia desde el punto de vista económico encontramos una continua lucha de clases porque los intereses entre propietarios y trabajadores siempre serán opuestos. Para acabar con esta contradicción es necesaria la lucha. La violencia es la comadrona de la historia. Para Marx, esto era un paso necesario para llegar a una futura sociedad sin clases. Pero la lucha era necesaria porque la situación a que lleva el sistema capitalista es totalmente injusta y eso lo podemos comprender si analizamos los conceptos valor de uso y valor de cambio. El valor de uso de una cosa es lo que esa cosa realmente vale en función de la necesidad que satisface; por ejemplo, el valor de uso es un coche es que te lleve donde quieras. El valor de cambio, o mercancía, es el valor que determina la ley de la oferta y la demanda. Cada vez las cosas han tenido más un valor de cambio porque se les ha puesto un precio y al ponerle precio a las cosas, se le ha puesto precio al obrero. Cuando el obrero trabaja para un empresario genera lo que se llama plusvalía, que es el beneficio que obtiene el empresario después de haberle pagado al obrero. Esto es motivo suficiente para el descontento de los obreros. Pero Marx dice que el sistema capitalista llevará a su propia autodestrucción porque supone una competitividad y lucha de los obreros contra los empresarios, de los obreros entre sí y de los empresarios entre sí. Entonces llegará el momento en que para obtener beneficio se abaraten cada vez más los precios hasta el punto de que la explotación sea cada vez mayor, pero también será cada vez menor la plusvalía y entonces la situación será insostenible y llevará a la quiebra de las empresas y a que muchos empresarios se conviertan también en obreros. Entonces se producirá la crisis del capitalismo y, por medio de la revolución, se llegará a la dictadura del proletariado. Pero Marx considera que es difícil que el obrero tome conciencia de su situación para que vea la necesidad de la revolución, porque el obrero se encuentra alienado. Alienación significa desposesión. El obrero ha perdido algo que le era propio. Marx distingue varios tipos de alienación: Alienación del trabajo. La esencia del hombre es el trabajo. Pero el trabajo del sistema capitalista anula la creatividad y va destinado a generar mercancía que no pertenece al obrero. Por eso cuando el obrero vende el producto de su trabajo, se vende a sí mismo. El obrero no tiene iniciativa, así que no se desarrolla en el trabajo personalmente. Alienación social. Las personas en el sistema capitalista están ordenadas en clases sociales, según los bienes que poseen. Alienación política. El Estado se preocupa de defender los intereses de la clase dominante para mantener la situación como está. Alienación religiosa. La religión es el opio del pueblo porque hace que las personas se consuelen de la situación de injusticia de este mundo creyendo en otro mundo mejor. Marx niega la existencia de Dios. Alienación filosófica. Hasta ahora los filósofos se han preocupado de explicar el mndo, pero de lo que se trata es de transformarlo. Marx da un giro a la filosofía y la convierte en una tarea práctica. 3.- Relaciona el texto con otra posición filosófica, valorando razonadamente su actualidad. Por la afinidad de temática, cabría establecer parecidos y diferencias con Marx. Comencemos con las ideas comunes: Para ambos la historia tiene una estructura dialéctica. Kant defiende, al igual que Marx, que la historia sufre aparentes retrocesos que pueden tener un sentido que desde el presente no es fácil de determinar. En ambos autores aparece también una valoración positiva del conflicto. El antagonismo, presente ya en la misma naturaleza humana (que es insociable sociabilidad) es el mecanismo del que se sirve la naturaleza para el progreso de los asuntos humanos. Finalmente, ambos autores entienden que la historia tiene una finalidad. Tanto Kant como Marx afirmarán que la historia se dirige hacia un fin, aunque esto no siempre sea directamente observable desde el presente en el que nos encontramos. Junto a estos parecidos, existen también diferencias importantes en la teoría de la historia de Kant y Marx: Una diferencia esencial reside en su concepción de la historia: para Marx sería el desarrollo de la materia (o de las condiciones materiales de vida), mientras que para Kant la historia es el desenvolverse a través del tiempo de los ideales ilustrados, como la libertad, la autonomía y la emancipación. Esta visión idealista contrasta de un modo muy claro con el materialismo histórico de Marx, desde el que la concepción kantiana podría ser calificada de ideológica. El fin de la historia es distinto para ambos: la sociedad sin clases sociales de la que nos habla Marx no es lo mismo que esa gran unión cosmopolita de pueblos que describe Kant en su obra. El enfoque político e ilustrado de Kant choca con el protagonismo que el materialismo histórico de Marx le concede a la economía. Tanto la concepción del ser humano como de la cultura en que vive son bien distintas para ambos pensadores. En el caso kantiano, el hombre es esencialmente razón, y este es el atributo que le diferencia de los animales, liberándolo del instinto y la necesidad. La cultura representa, por tanto, una oportunidad de liberación, sería el auténtico camino de desarrollo de la razón, la mayor de las oportunidades humanas. Por el contrario, la esencia del ser humano es, para Marx, el trabajo y la actividad. El hombre transforma la naturaleza en el desarrollo de su esencia. En cuanto a la cultura, es interpretada con desconfianza, pues a menudo puede asumir una función ideológica que contribuya a mantener la contradicción de base de la infraestructura. Si valoramos la actualidad del pensamiento marxista, podríamos plantearnos lo siguiente: La crisis en la que cayeron los países que adoptaron una economía política marxista que les obligó a abandonar este modelo nos puede hacer desconfiar si cambiar la competencia por la cooperación puede funcionar. Sin embargo, si analizamos las sociedades del siglo XXI vemos cómo se confirman las contradicciones que Marx veía en la propiedad privada. ¿Cómo es posible que las fuerzas productivas puedan producir tan barato? Los países occidentales están experimentando procesos de “deslocalización” porque las empresas buscan ser más competitivas. Las fuerzas productivas de los países emergentes son más competitivas que las occidentales porque no reconocen a sus empleados derechos y salarios equiparables a los europeos. De este modo, para que la dinámica del mercado funcione muchos trabajadores se ven obligados a renunciar a sus derechos para mejorar la productividad de la empresa y para conservar su trabajo. En este sentido, es evidente que nuestro modo de producción no beneficia a todos por igual.