L A DESPOBLACIÓN INDÍGENA E N PERÚ Y N U E V A ESPAÑA D U R A N T E E L S I G L O X V I Y L A FORMACIÓN D E L A ECONOMÍA C O L O N I A L Carlos Sempat El I. ASSADOURIAN Colegio de México L A D E S P O B L A C I Ó N E N L O S ESPACIOS A N D I N O Y M E S O A M E R I C A N O L o s C Á L C U L O S SOBRE el tamaño de las poblaciones andinas y mesoamericanas durante el siglo X V I siguen siendo imprecisos, sobre todo para el balance global del primer momento. N o obstante, se han establecido dos hechos fundamentales: la alta densidad de población alcanzada por estas sociedades agrícolas y su catastrófica reducción a partir de la invasión europea. L a alta densidad previa a la conquista dependió de varios factores, por ejemplo, la edad temprana de las mujeres al momento del matrimonio y u n régimen de fecundidad natural o de controles m u y relativos. Es m u y indicativo, al respecto, lo señalado por Las Casas: "vase u n a mujer por agua al río y lleva delante dos o tres muchachos como los dedos de las manos, y otro en los brazos, y otro dentro en la barrig a " (Las Casas, 1967, I, 111). Otros factores son: 1) el derecho de todas las unidades conyugales, sean del tipo n u clear —caso andino— o las integradas en familias extensas —caso mesoamericano—, a parcelas de cultivos de autosubsistencia, l a alta productividad del trabajo agrícola y una dieta donde lo crudo proporciona una fuerte cantidad de calorías; 2) el desarrollo en varios planos, desde la unidad doHMex, XXXVIII: 3, 1989 419 420 CARLOS SEMPAT ASSADOLJRIAN méstica hasta el macronivel estatal, de mecanismos de acopio y redistribución que permitían diluir el efecto de los ciclos meteorológicos adversos. Esta dinámica proclive al crecimiento demográfico acentuado tuvo frenos en las guerras, originadas en parte por la aparición de relaciones críticas entre el tamaño de la población y la superficie de tierras aptas para el cultivo. N o resulta posible todavía estimar la incidencia del factor epidemiológico. Actualmente predomina la idea de que las epidemias i n troducidas por los europeos fueron la principal (o la única) causa de la crisis demográfica del siglo X V I . Si bien J . V e llard propuso tal enfoque en 1956, fue un ensayo de W . B o rah (1962) el que decidió su amplia aceptación. Es necesario revisar esta idea. E n Perú y N u e v a España la reducción de la población indígena se caracterizó por u n p r i m e r colapso brusco, entre 1520-1530 y 1550, con mermas casi absolutas en las zonas bajas calientes de la costa y descensos diferenciales en las tierras altas del interior, que oscilan del 50 al 75-80% del grupo adulto masculino. Las causas del colapso fueron mencionadas por los cronistas. P a r a el caso del Perú, enfatizaron la mortandad indígena ocasionada por las guerras de conquista y entre las mismas huestes españolas, los periodos de hambre derivados de esas guerras y el desorden codicioso de los europeos para obtener oro y plata, factores a los cuales cabe añadir la sobremortalidad de l a guerra de sucesión entre Huáscar y Atahualpa. U n reciente análisis de fuentes de procedencia indígena, muy exactas en sus datos numéricos, ha confirmado estas observaciones demográficas (Assadourian, 1987a). Las causas del colapso en N u e v a España fueron bien expuestas por fray T o r i b i o de Motolinía, hacia 1541, cuando enumeró las " d i e z plagas trabajosas" con que Dios castigó esa tierra. Su orden de mención sugiere la intensidad de los efectos demográficos: 1) la epidemia de viruela, desencadenada en 1520, y la de sarampión en 1531-1532; Motolinía aclara que fueron m u y diferenciales en la mortalidad ocasionada; 2) " l a segunda p l a g a " , dice Motolinía, "fue los m u chos que m u r i e r o n en la conquista desta N u e v a España, en especial sobre México. . . " ; 3) " l a tercera plaga fue una PERÚ Y N U E V A ESPAÑA, SIGLO X V I 421 m u i gran hanbre luego como fue tomada la civdad de México, que como no pudieron senbrar con las grandes guerras . . .y lo que senbravan los vnos los otros los talavan y destruyan. . .no tuvieron que c o m e r " ; 4) el régimen de explotación impuesto por los europeos, que incluye seis plagas: "los grandes tributos y servicios que los yndios hazían", "los calpixques", las minas de oro, el servicio de las minas, "los esclavos que hizieron para echar en las m i n a s " y la edificación de la gran ciudad de México (Motolinía, 1979, 18-21). Debemos esperar todavía u n mejor conocimiento de las características demográficas del arco semisecular 15501600. L o s cálculos sobre el descenso de la población indígena deben ser revisados, estudiando las migraciones y la transformación de losyanas y terrazgueros en tributarios; estos cambios de categoría o de patrón residencial plantean problemas sobre la cobertura de las matrículas tributarias. Es necesario, asimismo, evaluar qué efectos pudo trasmitir el colapso de la fase anterior, cuya sobremortalidad fue diferencial por sexos y probablemente también diferencial por estructuras de edad (clases huecas). M u c h o s documentos señalan l a resistencia masculina a contraer matrimonio para, eludir l a incorporación al grupo tributario, pero resta comprobar si ello — u otras causas— determinó una edad más tardía al momento de la unión en el grupo de las mujeres. Los padrones registran intervalos prolongados entre hijos vivos, pero falta interpretar el dato ¿descenso de la fecundidad o efectos del patrón de mortalidad? Este trabajo más sutil sobre las fuentes, sin embargo, no variará l a idea de que la tendencia cuantitativa estuvo regulada por las grandes mortalidades de carácter epidémico. E n el Perú, los lapsos más letales son los de 1558-1560 (influenza, viruela) y 1585-1591 (viruela, sarampión); en N u e v a España los de 1562-1564 (sarampión), 1576-1579 (matlazáhuatl, cocolixtli), 1592-1593 (sarampión, tosferina) y 1595-1597 (sarampión, paperas). 422 CARLOS SEMPAT II. ASSADOURIAN E L MODELO D E W o O D R O W BoRAH P e r c i b i d a la magnitud excepcional de la despoblación indígena, parece lógico asociar la catástrofe global, o la sobremortalidad de algún lapso epidémico, con la cristalización del sistema económico colonial ocurrida en la segunda mitad del siglo X V I . W o o d r o w Borah (1951), en otro ensayo de notable influencia, abordó el problema de la interrelación entre las variables demográfica y económica para el caso de N u e v a España. E n el modelo de W . Borah, la gran mortalidad ocasionada por la epidemia de 1576-1579 significó una coyuntura clave en la estructuración del sistema colonial, pues obligó a reorganizar " l a base de l a producción de alimentos y las formas de obtener trabajadores". L o s cambios que habría provocado este lapso epidémico son expuestos haciendo contrastar dos tiempos, uno semisecular y otro secular, con abundancia y con escasez de alimentos y fuerza de trabajo. Antes de 1575, sostiene Borah, " l a población española tenía abundante comida, combustible y forraje. E l grueso de estas provisiones. . . provenía directamente de los indios como tributo o como producto vendido en la c i u d a d " . Pero debido tanto a la epidemia de 1576-1579, como " a la disminución de la población indígena correspondió un descenso igual de los productos", los europeos evitaron depender indígenas. directamente L a manera de más las empobrecidas comunidades o b v i a de l o g r a r l o era o t r o s c u l t i v o s n e c e s a r i o s e n las g r a n d e s haciendas implantar españolas q u e y a p r o d u c í a n t r i g o y g a n a d o [. . .] o b l i g a r a l a p o b l a c i ó n indígena a p r o d u c i r alimentos en u n a explotación comercial, e m p l e á n d o l o s c o m o labradores en tierras de españoles, bajo v i gilancia española. Según B o r a h , mientras " e l gran número de trabajadores indios entre 1521 y 1576 acostumbraron a la población blanca a tener u n sinnúmero de sirvientes", a partir de 1576 se redujo el " c o n s u m o pródigo de mano de o b r a " empleada como sirvientes y en ambiciosas construcciones, las cuales "cesaron casi automáticamente después de 1576-1579". PERÚ Y N U E V A ESPAÑA, SIGLO X V I 423 Otro modo de enfrentar la drástica baja de los efectivos indígenas consistió en " l a eficacia de los métodos adoptados para obtener mano de obra en los poblados indígenas". Estos, hasta 1575, "estaban obligados a proporcionar trabajadores en una forma bastante desorganizada", pero "ante la aguda crisis de población iniciada en 1576-1579, los virreyes Enríquez y V i l l a m a n r i q u e estructuraron u n sistema rígido de reclutamiento: el repartimiento, el sistema de rueda o de t a n d a ' ' . También esta coyuntura demográfica habría inducido a los europeos a resolver " e l grave problema de la escasez de mano de obra iniciado en 1576-1579 mediante el peonaje por endeudamiento". Sin embargo, concluye Borah, a pesar de la transformación del sistema, como todos los sectores de la economía respondieron "prontamente al cambio demográfico", a partir de 1576 " l a disminución de la población indígena causó u n a espiral descendente en la economía de las clases europeas", cuyo término se puede fijar en "los últimos decenios del siglo X V I I " , cuando ocurrió la recuperación de la población indígena. Esta última parte del modelo de Borah, la depresión económica secular iniciada a raíz de los efectos de la epidemia de 1576-1579, ha concitado la mayor atención. L a otra proposición sustantiva, el que esa epidemia determinó la estructuración del sistema económico colonial, ha sido objeto de pocos comentarios. Sólo es citable la posición de G i b s o n , según la cual los años de epidemia 1545-1548 provocaron mayores cambios y modificaciones que los años 1576-1579 (Gibson, 1964). Pero existe u n a conformidad latente acerca de la primacía de la variable demográfica en la formación \ del sistema económico colonial. Sin embargo, en procesos de naturaleza tan compleja como es desestructurar el sistema arcaico indígena para formar una nueva economía mercantil, siempre hay una convergencia (nunca exenta de contradicciones) de diversas variables. t 424 CARLOS SEMPAT III. ASSADOURIAN L A DOCTRINA LASCASIANA Y L A DESPOBLACIÓN L a conquista y sobre todo el orden a imponer en los dos grandes espacios indianos desencadenaron innumerables debates entre diversas corrientes teológico-jurídicas. Simplificando, se deben considerar dos grandes posiciones. E n primer l u gar, l a doctrina orientada por fray Bartolomé de Las Casas. A u n q u e han sido oscurecidas por ásperas controversias, es fácil percibir las ideas primordiales de Las Casas. Las bulas papales de donación de las Indias eran preceptivas y obligaban al rey católico a u n a exclusiva comisión apostólica. E l título papal, además, debía ser refrendado por los reyes y señores naturales de las Indias mediante u n pacto voluntario. Bajo estas condiciones, el rey de Castilla, "emperador sobre muchos reyes" o rey sobre muchos señores naturales, adquiría el derecho a recibir tributos y otras rentas mientras éstas no perjudicasen a los nuevos vasallos en " s u libertad n i a los señores naturales que t i e n e n " (Las Casas, 1958). Los indios eran " m u y capaces e dóciles para toda buena doctrina, aptísimos para recebir nuestra sancta fe católica e ser dotados de virtuosas costumbres" (Las Casas, 1965, 1,17). Y como las leyes de su régimen temporal eran buenas — " n a d i e tuvo nunca mejor policía" (Las Casas, 1958, 446)—, debían ser amparadas por la cruz, la cual sería i n troducida con métodos persuasivos (Las Casas, 1942). U n requisito imprescindible para conservar a los indios e i m plantar el evangelio era prohibir la población de los españoles, pues " l a raíz ponzoñosa de la tiranía y cautiverio" que destruía tanto a las Indias como el trabajo apostólico, residía en " l a conversación continua de los cristianos", "supuesta la ambición y codicia incurable y nunca sanable de los españoles" (Las Casas, 1958, 186). E n esencia, los frailes apostólicos, protegidos por la corona y sin la presencia de otros europeos, harían renacer entre los indios, "gentes paupérrimas y que menos poseen n i quieren poseer de bienes temporales", la iglesia primitiva. L a destrucción de la población indígena constituyó l a referencia más constante de la doctrina de Las Casas. Sus estimaciones sobre las pérdidas en el Perú y en N u e v a España, PERÚ Y N U E V A ESPAÑA, SIGLO X V I 425 cuatro millones hasta 1542, son aceptables. U n testigo del desastre, fray Domingo de Betanzos, profetizó: t o d a a q u e l l a g e n t e se h a d e c o n s u m i r e a c a b a r e q u e n o h a d e q u e d a r d e l l a s n i d e sus d e s c e n d i e n t e s m e m o r i a n i n g u n a e (. . .) n o b a s t a n p a r a r e m e d i a r q u e n o m u e r a n t o d o s e se a c a v e n t o dos leyes n i ordenanzas del m u n d o n i todo el poder del E m p e r a d o r n i el del P a p a ( . . . ) p o r q u e e l j u i s i o e s e n t e n c i a de D i o s j u s t i s í m a m e n t e es d a d a s o b r e e l l o s q u e t o d o s m u e r a n e n o q u e d e d e l l o s m e m o r i a p o r q u e sus p e c a d o s s o n t a n h o r r i b l e s e c o n t r a t o d a n a t u r a l e s a q u a l n u n c a j a m á s se h a h a l l a d o ( A s s a d o u rian, 1988b). Pero Las Casas siempre tuvo, frente a la destrucción de las Indias, una visión experimental, no escatológica: D o s m a n e r a s g e n e r a l e s y p r i n c i p a l e s h a n t e n i d o l o s q u e allá h a n p a s a d o , q u e se l l a m a n c r i s t i a n o s , e n e s t i r p a r y r a e r de l a h a z de l a tierra a aquellas miserandas naciones. L a u n a , por injustas, crueles, sangrientas y tiránicas g u e r r a s . L a o t r a ( . . . ) opri- m i é n d o l o s c o n l a más d u r a , h o r r i b l e y áspera s e r v i d u m b r e en q u e j a m á s h o m b r e s n i b e s t i a s p u d i e r o n ser p u e s t a s . A estas d o s m a n e r a s d e tiranía i n f e r n a l se r e d u c e n e se r e s u e l v e n , o s u b a l t e r n a n c o m o a géneros, todas las otras d i v e r s a s y v a r i a s de asol a r a q u e l l a s gentes, q u e s o n i n f i n i t a s . ( L a s C a s a s , 1965, I, 21). Las Casas anunció la continuación de la destrucción demográfica si los cristianos seguían en el Nuevo M u n d o . T a m bién creyó que, de cumplir el R e y Católico su comisión evangélica, apoyándose sólo en los frailes apostólicos, las Indias se volverían a henchir de vasallos. IV. L A POLÍTICA D E L A UTILIDAD ECONÓMICA Las Casas logró una influencia considerable sobre la política real en la década de 1540 {Las Leyes Nuevas). A l finalizar la década de 1550 su doctrina era execrada por el Consejo de Indias, ya predispuesto a transformar las Indias en u n terri- 426 CARLOS SEMPAT ASSADOURIAN 1 torio de máxima utilidad económica para la corona. Este cambio fue impulsado por el ascenso al trono de Felipe II. E n sus términos generales, la nueva tendencia quedó m a n i fiesta en u n documento de 1555 donde, tras señalar " e l estado y necesidad en que se hallan las cosas de su real hazienda a causa de sus grandes gastos", Felipe señalaba al Consejo de Indias que " s i algún remedio se ha de hallar para cumplirlo de hasta aquí y lo de adelante ha de ser gran ge rías de minas y otros aprovechamientos e arbitrios de Y n d i a s . . . " . Esta concepción caracterizará la política indiana de Felipe II. Fue justificada, tal como lo hizo el virrey Toledo al establecer la mit'a minera, por el avance de los infieles y de "las setas y heregías que se an levantado en la christiandad", ante lo cual " e l nervio principal después de Dios en que toda la christiandad estriba para su defensa es la magestad del rey de España". P a r a tan alto fin, éste debía ser socorrido con " l a mucha riqueza de oro y plata que Nuestro Señor a dado' ' en las Indias (Assadourian, 1988a). Esta política también se convirtió en ideología: lo útil para la real hacienda se identificó con lo justo para los indios, en el supuesto de que la mayor explotación económica favorecería su cristianización. A u n q u e Felipe pretendió aplicar rápidamente la política de l a utilidad económica —aprobó, por ejemplo, l a oferta de los encomenderos del Perú de una elevada suma de plata por la perpetuidad de los repartimientos indígenas— primó el criterio de sus consejeros de actuar en forma gradual. Eljtri2 1 E n u n parecer de 1 5 5 9 , el consejero doctor V á z q u e z r e p r o b a b a " e l favor que en el C o n s e j o h a tenido el dicho O b i s p o de C h i a p a s ( . . . ) que no hay l i b e r t a d de tratar de arbitrios algunos con que V M p u e d a ser servido, pues se tiene p o r tiránico hablar de que indios hagan algún s e r v i c i o " , CDIAO, 1 8 6 5 , iv, 144. 2 E n l a c o n o c i d a carta l a t i n a de fray Julián C a r e e s , obispo de T l a x c a la, donde aboga p o r l a r a c i o n a l i d a d de los indios y su c a p a c i d a d para recibir l a fe ( 1 5 3 5 ) , y a se encuentra esta posición: " d e aquí saquemos oro de las entrañas de l a fe de los i n d i o s . E s t a r i q u e z a es l a que avernos de e m b i a r para el socorro de nuestros soldados" en l a guerra contra los turcos ( D Á V I L A P A D I L L A , 1 9 5 5 , 1 4 7 ) . E l escrito de 1 5 7 1 del d o m i n i c o G A R C Í A D E T O L E - DO, conocido c o m o el Anónimo de Yucay, constituye tal vez l a p i e z a ideológica más transparente y l l a m a t i v a de l a política de l a u t i l i d a d económica. PERÚ Y N U E V A ESPAÑA, SIGLO X V I 427 buto indígena fue el primer sector aieciaao. E n N u e v a España, hacia 1558-1560, se procede a cobrarlo a miembros de linajes señoriales. E n 1563-1564, el visitador V a l d e r r a m a completa la acción: aumenta el monto per capita y engrosa las matrículas tributarias con los terrazgueros de las jefaturas indígenas. E n el Perú, en 1566, u n visitador de la región de la costa norte convierte en tributarios a losyanas y eleva radicalmente la tasa de monetización de la renta de las encomiendas; en 1567, en el repartimiento realengo de C h u c u i to, otro visitador hace lo mismo con los y anas y, además, acrecienta la masa del tributo. E l virrey Toledo c u l m i n a esta ofensiva; en 1571 inicia la visita general y va imponiendo u n brutal ascenso del tributo per capita y de su cobro en plata. L a presión sobre el tributo indígena aumentó los ingresos de la real hacienda, de manera directa (repartimientos realengos) e indirecta, al promover una mayor oferta de fuerza de trabajo indígena hacia las empresas de los europeos. También produjo otros efectos: erosionar las bases económicas del poder de las jefaturas étnicas y permitir al Estado u n mayor control sobre la Iglesia, al obtener de la nueva masa de plata del tributo los recursos para pagar salario a los curas doctrineros. Tras el impacto inicial causado por esta presión, sin embargo, el crecimiento del tributo devenía u n movimiento de poca elasticidad, al quedar dependiente de la variable demográfica. L a lógica económico-demográfica, en consecuencia, condujo a centrar la política utilitarista en el sector minero. L a producción de metales preciosos era crucial para elevar los ingresos directos de la real hacienda, tanto por el concep 3 3 E l a u m e n t o de l a tasa de monetización del tributo presiona a los pueblos indígenas a vender excedentes en el mercado o a ofrecer fuerza de trabajo al sector m e r c a n t i l europeo. A l o n s o de Z o r i t a señaló este doble efecto y las áreas donde p r e d o m i n a u n a u otra forma: " p e d i r l e s reales también es grandísimo a g r a v i o , porque si no son los que están en pueblos cerca de españoles y en c a m i n o s pasajeros, los que alcanzan cacao o algodón o r o p a de él, o fruta, los demás, que es l a m a y o r parte, no alcanzan dineros (. . .) y así los necesitan a irlos a buscar fuera de sus casas y p u e b l o s " , " h a sido el mandarles tributar en dineros u n a terrible plaga p a r a los indios ( . . . ) porque p o r t r i b u t a r en reales se d a n a buscarlos y no a sembrar n i a las demás granjerias del c a m p o " , Z O R I T A , 1 9 4 1 . 428 3 CARLOS SEMPAT ASSADOURIAN to del quinto como del almojarifazgo pues, como se decía en J aquella época para referirse al intercambio mercancía por mercancía entre España y las Indias, " l o s comercios de esos R e y n o s los trae la plata y oro de las minas déstos". Por otra parte, la expansión del sector minero empezó a depender, a p a r t i r de la década de 1550, de la innovación tecnológica y las inversiones de capital. Frente a estos factores con eventual efecto multiplicador sobre l a producción, la variable demográfica —en su sentido más estricto— perdió influjo: el problema quedó en gran medida circunscrito al de cómo generar una oferta de trabajo indígena hacia las minas. E l desarrollo de la minería en N u e v a España estuvo cacaterizado por dos aspectos. E n primer término, el descubrimiento de recursos mineros en las zonas áridas y escabrosas del norte, con escasa población indígena, desencadenó en proceso semisecular de expansión territorial, de avance de l a frontera minera, que se convirtió casi simultáneamente en frontera agraria (Powell, 1962, 1977; G e r h a r d , 1982). A s i m i s m o , en 1553 Bartolomé de M e d i n a descubrió el método de amalgama por mercurio, cuyo uso se generalizó rápidamente y desplazó el procedimiento por fundición (Bargalló, 1969). E l cambio técnico provocó modificaciones profundas en la estructura del sector. P o r u n lado, hizo costeable la explotación de minerales con una baja ley de plata; por el otro, promovió u n considerable flujo de inversión de capital para fabricar los ingenios de molienda y refinamiento. Hasta el momento, la importación del mercurio de Nueva España desde la metrópoli resulta el indicador más representativo del avance de la nueva técnica: en el quinquenio 1560-1564 entraron unos 3 000 quintales de mercurio; subieron a 4 840 en el quinquenio 1565-1569, y se duplicaron y triplicaron (9 352 y 13 336 quintales) en los quinquenios 1570-1574 y 1575-1579 (Bakewell, 1971). Dados los hechos anteriores, J . M i r a n d a observó con justeza: "entre las décadas quinta y sexta del siglo X V I se pro\ ducen transformaciones decisivas para el ser y la estructura i del país". C o n la explotación de las minas de Guanajuato ! y Zacatecas y la aplicación del método de amalgama en frío, añadía, " l a plata se convertirá en el eje económico de la co- PERÚ Y N U E V A ESPAÑA, SIGLO X V I 429 l o n i a " ( M i r a n d a , 1962a, 61-62). Esta fase de desarrollo de) sector minero apareció impulsada por la iniciativa privada y el Estado, el cual apoyó de diversos modos la seguridad de la frontera, la innovación tecnológica y la migración de indígenas hacia los reales de minas del norte. P o r el contrario, la minería del Perú •—muy concentrada en el gran yacimiento de Potosí— entró en crisis en la década de 1560. Potosí poseía una singular estructura de producción. L o s indígenas tenían una alta participación en el mineral extraído y controlaban, con sus guayras, todo el proceso de fundición; de acuerdo a los observadores de aquella época, u n porcentaje no inferior al 9 0 % de la plata quintada procedía de los indígenas. L a crisis de Potosí obedeció sobre todo a l a escasez de minerales de alta ley fundibles en las guayras, por lo cual la producción de plata dejó de ser una ocupación atrayente para los mineros indígenas. L a declinación de Potosí provocó en el resto de los sectores u n movimiento que he caracterizado como la primera crisis general de la nueva economía mercantil (Assadourian, 1976). C o n el objeto de redefinir la política indiana, en 1568 se reunió en M a d r i d una junta extraordinaria dirigida por el cardenal Espinosa, presidente del Consejo de Castilla e i n quisidor general, la persona más influyente de la corte. Dos temas dominaron las sesiones de la llamada J u n t a Grande: los de materia religiosa —especialmente el Patronato— y las reformas económicas y fiscales que harían crecer los ingresos de la real hacienda (Ramos, 1985). L a intención con la cual trató la J u n t a Grande la cuestión económica se puede deducir de lo que fray Gerónimo de M e n d i e t a oyó en N u e v a España al virrey Enríquez: "que cuando lo despidieron del < Consejo de Indias no le encomendaron otra cosa sino diñe- / ro, dinero, moneda, moneda. . . " ( M e n d i e t a , 1892, II, 5). Esta exigencia aparece, por cierto, en las instrucciones sobre minas dadas por la J u n t a Grande al virrey Toledo. Su capítulo primero, que estipula el fin sustantivo a conseguir por el nuevo gobernante del Perú, denota cómo se ha impuesto el modelo de transformar las Indias en u n venero de monedas de plata para la real hacienda: 430 CARLOS SEMPAT ASSADOURIAN L a l a b o r d e l a s m i n a s d e q u e d e p e n d e n los q u i n t o s y d e r e c h o s nuestros y e n que consiste l a r i q u e z a y substancia de aquellas provincias, queremos que sea m u y favorescida y reforcada (. . .) d e m a n e r a q u e esto c r e z c a y b a y a e n a u g m e n t o quanto f u e r e p o s i b l e . Y d e m á s d e l o q u e a q u í se a d b i e r t e e n p a r t i c u l a r , t e n d r é i s v o s g r a n c u y d a d o d e l o q u e a esto t o c a c o m o d e l m á s p r i n c i p a l y s u b s t a n c i a l n e g o c i o p a r a n u e s t r a h a z i e n d a y p a r a el b i e n y beneficio destos reynos y de aquellas p r o v i n c i a s (...) p a r a q u e l a d i c h a l a b o r de las m i n a s y veneficio de los metales crezca y b a y a siempre en a u g m e n t o ( A s s a d o u r i a n , 1988a). D a d a la situación de la minería en los dos espacios co­ loniales, la J u n t a Grande otorgó mayor atención al caso crí­ tico. Encomendó al virrey Toledo promover la minería del Perú mediante el cambio de su base técnica, o sea ensayar el método novohispano de amalgama por azogue desarrolla­ do para los minerales de baja ley. A finales de 1571 se consi­ guió ensayar con éxito la nueva técnica en los "metales del zerro de Potosí de todas suertes". Apenas divulgados estos resultados, empezó a gestarse u n flujo de inversiones para fabricar ingenios en Potosí. E l virrey Toledo, después de de­ mostrar la viabilidad técnica del beneficio por azogue, logró también acrecentar esa inversión en capital fijo, al garanti­ zar su alta rentabilidad dictando tres normas: 1) el aprove­ chamiento de los desmontes de baja ley que abundaban en el cerro de Potosí; 2) la concesión de una línea de crédito esta­ tal para la compra de azogue; 3) la provisión compulsiva de trabajadores indígenas, con salarios fijados por el Estado. E n los inicios de este proyecto, hubo manifestaciones fa­ vorables al aprendizaje del nuevo método por parte de los indígenas, a fin de que éstos conservaran el control sobre el proceso de producción de plata. A pesar de ello, fueron rápidamente excluidos de la nueva estructura. Su marginación no puede explicarse por la presunta falta de capital d i ­ nero o de capacidad organizativa en los grupos indígenas. E n tanto los jefes étnicos podían realmente montar la nueva maquinaria de Potosí, la exclusión sólo pudo obedecer a una determinada lógica colonial. P o r esta lógica, el poder político, al modificar la base técnica de Potosí, procedió a concentrar la propiedad de los medios sociales de producción en el gru- PERÚ Y N U E V A ESPAÑA, SIGLO X V I 431 po español. Y degradó a los indígenas ("habiendo poseído toda l a riqueza y grosedad pasada, con que habían conservado y pendido de ellos el interés y el aprovechamiento general de todo el r e i n o " , como dice Capoche) a la condición de trabajadores forzados bajo el sistema de la mita (Assádourian, 1976, 1987b). L o s cambios ejecutados por Toledo i m pulsaron u n ciclo minero fuertemente ascendente. M i e n t r a s en el quinquenio 1571-1575 la producción de metales preciosos del Perú alcanzó u n promedio anual de 352 millones de maravedíes, en el quinquenio 1576-1580 el promedio ascendió abruptamente cuatro veces y media más, a cerca de 1 622 millones. E l aumento continuó entre 1581 y 1600: el promedio anual durante este lapso fue de 2 760 millones de maravedíes. L a produción de plata en Potosí comandó el movimiento general; de 1551 a 1575 se obtuvieron de sus m i nas 5 804 811 marcos (232 192 marcos de promedio anual) mientras que en el siguiente cuarto de siglo, de 1576 a 1600, la producción subió a 18 millones de marcos y el promedio anual a 721 879 marcos. E n las formas de empleo de la energía indígena, la esclavitud tuvo marcada importancia en N u e v a España hasta 1550 (Zavala, 1968) y ninguna en el Perú. Respecto al sistem a de la encomienda, parte de su evolución aparece ya reflejada en un memorial de 1532 donde Ramírez de Fuenleal, presidente de la segunda audiencia de México, propugna abandonar el paradigma de la sujeción personal del indio a los encomenderos, por otro donde el R e y Católico cedía sólo el tributo de sus nuevos vasallos (Zavala, 1973, 58-62). L u e go, al tasar el tributo y eliminar el servicio personal, el Estado terminó convirtiendo la merced de las encomiendas en una pura renta monetaria; el propio rey, al incorporar los repartimientos en su cabeza, participó en modo creciente de tal renta. L a masa monetaria del tributo fue siempre u n fuerte factor movilizador de energía indígena, incluso bajo la forma de oferta voluntaria de fuerza de trabajo a las empresas españolas. Pero ya se ha señalado cómo, tras el primer efecto provocado por su aumento per capita y su monetización, el tributo devino en u n factor que proyectaba m o v i mientos de poca elasticidad. CARLOS SEMPAT 432 ASSADOUR1AN E n la segunda mitad del siglo X V I , junto a la conversión del sistema de la encomienda en una renta monetaria, el Estado impuso otro método para transferir fuerza de trabajo indígena hacia las empresas europeas. E l proceso se prefigur a b a ya claramente en u n parecer de 1545 del licenciado J u a n de Salmerón, antiguo oidor de la audiencia de México. Salmerón era partidario de que se cumplieran las Leyes N u e v a s , esto es, "que en vacando los yndios se pongan en la C o r o n a e que de aquí adelante no se den yndios en encom i e n d a por ninguna Vía" y de que el rey concediera, en vez de esa merced, juros con u n valor moderado, por una o dos vidas o perpetuos, que "se avian de librar en el tesorero de su M a g e s t a d que las pagase de las rentas de los tributos de los y n d i o s " . Además, como " s o n necesarios españoles que sustenten la t i e r r a " y, cuantos más hayan, " l a rentas de su Magestad serán tantas y tan gruesas", Salmerón proponía darles "tierras suficientes para sus labrancas y heredamientos y no ecesivos por que quede para los que adelante an de poblar". Adepto al poblamiento europeo intenso de las Indias, Salmerón enfocaba sin ambages l a problemática cuestión de la provisión de fuerza de trabajo indígena: R e s t a t r a t a r c ó m o se h a r á n y e d i f i c a r á n estos s o l a r e s y c u l t i v a r á n estas h e r e d a d e s y d i g o q u e a y n e c e s i d a d d e c o m e r c i o e n t r e los e s p a ñ o l e s e y n d i o s , q u e l o s u n o s se a l q u i l e n y los o t r o s les p a g u e n sus t r a b a x o s p a r a q u e l o s e s p a ñ o l e s t e n g a n el s e r v i c i o n e c e s a r i o e q u i e n les a g a l a s c a s a s e c u l t i v e l a s h a z i e n d a s . Que e s t o se p o d r á h a z e r c o n l o s y n d i o s p o r v í a p e r s u a s i v a q u e h a r á n l o s r e l i g i o s o s e l o s q u e g o b i e r n a n , e d o n d e esto n o b a s t a r e sea por vía precetiva e aun conpulsiva, por que sin esto no es posible aver población que vaya adelante de presente. Que l o s p r e c i o s d e s t a s l a b o r e s t a s e n e l v i r r e y o algún o y d o r e se t e n g a g r a n c u i d a d o e n l a p a g a d e l l o s e d e l b u e n t r a t a m i e n t o d e l o s o b r e r o s , e s o b r e ñ o se e n c a r g u e l a c o n c i e n c i a de l o s q u e goviernan. (. . .) Que se efetuará señalando a cada pueblo [de i n d i o s ] cierta cantidad de personas que travajen en estas obras a la continua e repartiéndolas ellos entre sí como lo suelen hazer ( A s s a d o u r i a n , 1 9 8 8 b ) . PERÚ Y N U E V A ESPAÑA, SIGLO X V I 433 L a propuesta del antiguo oidor refleja una experiencia de 1531-1532: la fundación de Puebla de los Ángeles por labradores españoles, quienes recibieron indios de servicio por medio de negociaciones efectuadas por los franciscanos y el propio Salmerón con los gobernantes indígenas de TIaxcala. L o nuevo era la aceptación franca de la vía compulsiva y su macroproyección. L a forma del trabajo estacional compulsivo caracterizará al desarrollo económico de la segunda mitad del siglo X V I . Quedó manifiesta como nueva política del Estado en el " B o rrador de la instrucción del Príncipe D o n Felipe a D o n L u i s de Velasco, Primero de este nombre, V i r r e y de N u e v a España, acerca de la libertad y buen tratamiento de los naturales que trabajaban en las minas, estancias e ingenios, 1552" (Cuevas, 1914, 170-175). Si bien este documento ordenaba compeler a los indios a trabajar tanto en las minas como en las empresas agrarias y construcciones urbanas, a cambio de un j o r n a l fijado por el gobierno, el virrey Velasco excluyó la minería del sistema de repartimiento forzoso. E n el Perú, durante el gobierno del virrey Cañete y bajo el nombre de mita de plaza, este método compulsivo también fue instaurado en la década de 1550 con el consentimiento del arzobispo de L i m a y los prelados de las órdenes religiosas. A s i mismo, como Velasco en N u e v a España, Cañete desoyó a los empresarios mineros en su reclamo de indios de repartimiento. Pese a que el " B o r r a d o r . . . " d e 1552 autorizaba el trabajo forzado en las minas, hasta 1566 hubo una frecuente expedición de cédulas reales que prohibían ese método. Felipe II se hallaba ante una encrucijada. P o r u n lado, la política de la utilidad económica, tendiente a elevar en forma sincrónica la producción de plata y los ingresos de la real hacienda, dependía en cierto grado de la provisión de fuerza de trabajo indígena para las minas. P o r el otro, ante una oferta restringida de trabajadores voluntarios, la aplicación de la vía compulsiva para ampliar la oferta al nivel de la demanda real o eventual despertaba una furiosa oposición. P a r a muchos religiosos y seglares, resultaba censurable que el R e y Católico condenara a sus nuevos vasallos indios, recién 434 CARLOS SEMPAT ASSADOURIAN convertidos a la fe, a la m i s m a pena infamante recibida por los cristianos de la iglesia primitiva. Felipe II superó la contradicción en forma sigilosa. Las instrucciones para el virrey Toledo sobre minas, acordadas por la J u n t a M a g n a en 1568, aunque seguían el modelo de la " u t i l i d a d económica", pues la producción de plata era elevada al rango del "más principal y substancial negocio para nuestra hazienda'', eludían estampar su corolario más extremo: la vía compulsiva. E n efecto, el capítulo octavo, dedicado al factor trabajo, dentro de su excelsa ambigüedad, la única interpretación que no admite, o no pudo incluir, fue la aprobación del trabajo compulsivo en las minas: 4 P r e s u p u e s t o q u e e n l a l a b o r d e las m i n a s e n e l P e r ú n o p u e d e h a v e r s e r v i c i o de e s p a ñ o l e s , p u e s es c i e r t o q u e l o s q u e allá están n o se a p l i c a r á n a e s t o , y se d i z e q u e d e l o s e s c l a v o s n o se p u e d e n servyr en l a d i c h a l a b o r p o r l a q u a l i d a d y frialdad de l a tierra. Y así es f o r c o s o q u e se o c u p e n e n esto los y n d i o s , los q u a l e s c o m o q u i e r a q u e esté o r d e n a d o q u e n o se les h a g a f u e r g a n i c o m p u l s i ó n d e v e n ser p o r t o d o s l o s m e d i o s j u s t o s y r a z o n a b l e s a t r a y d o s p a r a q u e e n las d i c h a s m i n a s a y a c o n t i n o e l n ú m e r o nescesario a l a labor dellas. . . Las instrucciones de 1568 sobre minas tienen el carácter de documento público. E n secreto, Felipe II y el cardenal Espinosa concertaron la posibilidad de implantar en el Perú, por medio del virrey Toledo, el sistema de trabajo compulsivo para las minas. Por el sigilo con que actuó el R e y Católico, el análisis histórico carga sobre Toledo la responsabilidad de haber impuesto la mit'a minera. Por cierto, fue Toledo 4 A l r e s u m i r las oposiciones al trabajo c o m p u l s i v o en las m i n a s , u n gran j u r i s t a del siglo x v n conceptualizaba: " l a labor de las minas y beneficio de sus metales siempre se j u z g ó y tuvo por carga servil, y a u n más que servil; y así los romanos no echaban a ella sino hombres delinquentes, facinerosos y de h u m i l d e y b a x a condición y fortuna, y tenían esta pena p o r tan grave o más que l a de l a muerte. . . D e aquí es que en las r i g u r o sas persecuciones de los C h r i s t i a n o s a lo que querían m a r t i r i z a r c o n pena más recia que de muerte les d a b a n ésta, porque l a tuviesen más d i l a t a d a , c o m o lo p o n d e r a b i e n S . A m b r o s i o . . . " , S O L Ó R Z A N O Y P E R E Y R A , 1972, i , 274. PERÚ Y N U E V A ESPAÑA, SIGLO X V I 435 quien decidió la escala espacial y humana de la mil'a. P u d o , incluso, precipitar los hechos cuando, como él mismo afirm a , después de conseguir la aprobación religiosa en octubre de 1570, estableció de inmediato la miVa " p o r no perder la ocasión esperando la resolución" del rey y del Consejo de Indias. D e todos modos, por más que Toledo actuara con relativa autonomía, o que haya seguido instrucciones dadas por el cardenal Espinosa, Felipe II, por su investidura y su conocimiento del proyecto, es el responsable de esta grave determinación (Assadourian, 1988a). Es de notar que muerto el cardenal Espinosa (1572), Felipe II despachó dos cartas a N u e v a España —una del 7 de mayo de 1574 al virrey Enrí- j quez y otra de 1575 a la audiencia de la ciudad de México— I en las cuales autorizaba aplicar el método compulsivo (Encinas, 1945, I V , 315). A u n q u e sin alcanzar la envergadura de la mit 'a andina, el repartimiento forzoso de indios a las m i nas se extendió por la N u e v a España durante el último cuar- \ to del siglo X V I (García-Abasólo, 1983, capítulo I V ; Zavala, * 1985 y 1987, capítulos 4). L a fundación de ciudades, con el correspondiente reparto de solares urbanos y heredades rurales, constituyó la primera forma de ocupación de tierras por los europeos. P o r u n a figura jurídica de la conquista, el derecho del R e y Católico a suceder en las haciendas y rentas de los señores universales, los españoles tomaron las tierras de cultivo que producían i n gresos para los cultos y el Estado prehispánicos. Cabe mencionar también las ventas realizadas por los jefes indígenas y las cesiones —precarias o definitivas— que hicieron a sus encomenderos. E l mecanismo más importante, posteriormente, fueron las mercedes; si bien los gobernantes concedían tierras baldías, estas áreas reconocían dueño entre los pueblos indígenas (posesión inmemorial, derecho otorgado por el señor universal) y se habían dejado de cultivar por l a baja demográfica. E n N u e v a España la eficacia del mecanismo de las mercedes fue acentuada por la concentración de poblados indígenas realizada en la década de 1550. A l terminar esta década se puede hablar ya de una territorialidad agraria europea, pero con localizaciones de consistencia m u y variable. E n N u e v a España l a ocupación resultó 436 CARLOS SEMPAT ASSADOURIAN intensa en el valle de México. E n 1561, fray Alonso de M a l donado podía acusar a los españoles de haber "quitado a aquellas pobres gentes las tierras y pastos de tal manera que veynte leguas en torno de México y quinze por parte de la cibdad de los Ángeles, no sólo no han dexado a los indios pastos, más aún tierras para sembrar en muchas partes les f a l t a n " (Borges, 1961, 123). P a r a el Perú, fray Francisco de M o r a l e s denunció que las tierras tomadas por los españoles " s o n muchas y m u i principales y las mejores y como si los indios fuesen estrangeros y no tubiesen dominio y señorío sobre sus haziendas (. . .) Y en muchas partes donde están indios poblados cerca de pueblos de españoles les padecen harta necesidad de tierras para sembrar''. Dentro de la generalización de este franciscano, válida sin duda, pueden ser resaltados dos casos, cuya especificidad obedece a distintos motivos: el área de L i m a , donde acaeció la desaparición casi completa de la población indígena, y el área del C u z c o , donde la ocupación europea estuvo signada por el despojo de tierras a las panacas reales inkas (Rostworowski, 1962 y 1963; C l a v e y R e m y , 1983, capítulos II y III). Expuesta la situación relativamente crítica de los pueblos indígenas aledaños a las ciudades europeas, se debe notar el caso distinto de los otros pueblos: debido a la caída demográfica, tenían ahora una sobreabundancia de tierras, con grandes porciones sin cultivar. Esta primera etapa se caracterizó por otro rasgo. Los pueblos indígenas estaban siendo despojados de tierras y, además, aumentaban las presiones de los europeos tendientes a intensificar el proceso de expropiación. S i n embargo, el despojo carecía de u n a doctrina congruente, que negara el derecho de los señoríos indígenas a los territorios que habían poseído durante su gentilidad. Estimo que hubo después de 1570 otra fase de expansión de la territorialidad europea, tanto en el Perú como en Nueva España. E n el Perú, la nueva coyuntura fue facilitada por el violento proceso de reducción de los pueblos indígenas ejecutado por Toledo. Este virrey dictó u n a n o r m a que preservaba el derecho de los pueblos a las tierras que él mismo les obligaba a abandonar. Pero el cumplimiento de la norma quedó a cargo de la eventual resistencia de las jefaturas indi- 437 PERÚ Y N U E V A ESPAÑA, SIGLO X V I genas. E l Estado colonial promovió la usurpación de las tierras desocupadas por las reducciones, ya sea en forma legal (mercedes) o admitiendo las irrupciones de facto de los europeos. E l Estado, asimismo, mediante u n cambio doctrinario, terminó amparando (y usufructuando) esta última fase de expropiación. E n 1537 u n breve de Paulo III declaraba que los pueblos de las Indias, "aunque se encuentren fuera de la fe de C r i s t o no han de estar privados, n i se han de privar de su libertad n i del dominio de sus cosas", bajo pena de excomunión latae sententiae. Basados en el corpus tomista y en el carácter preceptivo del breve papal, muchos religiosos de las órdenes dominica, franciscana y agustina defendieron el derecho de los señoríos indígenas a conservar íntegramente el territorio de su gentilidad. Esta posición tuvo gran influencia durante varias décadas. Pero en 1591 Felipe II dictó u n a famosa cédula: P o r h a b e r N o s s u c e d i d o e n t e r a m e n t e en el señorío de las I n d i a s y p e r t e n e c e r a n u e s t r o p a t r i m o n i o y c o r o n a r e a l l o s v a l d í o s suel o s y t i e r r a s [se o r d e n a r e p a r t i r ] a l o s i n d i o s l o q u e buenamente h u b i e r e n m e n e s t e r p a r a l a b r a r y h a c e r sus s e m e n t e r a s y c r i a n zas, confirmándoles e n lo que a h o r a t i e n e n , y dándoles de n u e v o l o n e c e s a r i o , t o d a l a d e m á s t i e r r a q u e d e y esté l i b r e p a r a h a cer m e r c e d y d i s p o n e r de ella a nuestra v o l u n t a d . Entre el breve de 1537 de Paulo III y la cédula real de 1591 había transcurrido medio siglo, durante el cual se cambió la naturaleza del dominio sobre las Indias. E n 1630, u n eminente historiador del derecho indiano evadió cualquier ficción jurídica anotando la razón económica de la cédula: E n t i e m p o d e l s e ñ o r R e y F i l i p o I I se p r o p u s i e r o n a l g u n o s a r b i t r i o s p a r a e l d e s e m p e ñ o d e l p a t r i m o n i o R e a l , i p a r a las I n d i a s se a d m i t i e r o n , e n t r e o t r o s m e n o s i m p o r t a n t e s , d o z e . (. . .) E l s e x t o , q u e se r e p a r t i e s s e n t i e r r a s , i l a s q u e e s í a v a n r e p a r t i d a s , c o n m e n o s l e g í t i m o s títulos d e l o q u e c o n v e n í a , se c o m p u s i e s s e n . T a m b i é n d e s t e m e d i o se s a c ó c a n t i d a d c o n s i d e r a b l e ( L e ó n P i n e l o , 1 6 3 0 , f. 1 1 8 ) . Además del grueso flujo de dinero canalizado hacia la real 438 CARLOS SEMPAT ASSADOURIAN hacienda por las ventas y composiciones de tierra, el crecimiento de la territorialidad agraria europea, en tanto ésta podía albergar volúmenes mayores de producción, originab a u n aumento del ingreso fiscal constante en los rubros del diezmo, almojarifazgo y alcabala. Durante las últimas tres décadas del siglo X V I , los gobernantes procuraron que los crecimientos físico y productivo de este espacio agrario guardaran cierta sincronía. E n N u e v a España los contingentes de los dos turnos de repartimiento {sencilla-dobla), se elevaron del 2 al 10% de la población tributaria. E n el Perú se estableció la séptima, un turno anual que afectaba del 14 al 15% de la población tributaria. E l porcentaje real fue siempre mayor a la séptima legal, debido a las intensas m i graciones indígenas y a la morosidad del Estado en aplicar la norma de la retasa. Las cuentas de los diezmos conforman el registro estadístico más importante para el análisis de la producción agraria colonial. Veamos su movimiento en tres obispados de N u e v a España. E n O a x a c a se recauda en la década de 1570 u n promedio de 6 000 pesos de oro común; en la década siguiente, la recaudación sube a 8 000 y 10 000 pesos en 1584 y 1589. E n el obispado de Michoacán, los diezmos de la provincia del mismo nombre muestran una larga tendencia ascendente. D e 1550 a 1561, el promedio anual es de 3 000 pesos de oro de minas y se duplica y triplica —6 235 y 17 200 pesos— entre 1562-1570 y 1571-1580 (Schwaller, 1985, 222); " h a c i a 1590 el diezmo producía anualmente unos 25 m i l pesos, y de 57 m i l hacia 1625 pasó progresivamente a 85 m i l en 1635" ( M o r i n , 1979, 30). E l valor de los diezmos líquidos del obispado de Puebla traza otro movimiento secular marcadamente ascendente. E n 1544 el valor líquido de estos diezmos supera por p r i m e r a vez los m i l pesos de oro común ($1 304) y sube por encima de la decena de miles de pesos en 1558 ($14 982). E n 1573 el valor líquido muestra otra violenta alza ($29 000), doblando prácticamente el valor alcanzado en los años anteriores. Sigue subiendo en los años de crisis demográfica (1577: $34 426; 1578: $38 853; 1579: $40 334), para llegar, en 1582 y 1583, a los 53 701 y 45 043 pesos de oro común. L a tendencia se prolonga hasta las dos PERÚ Y N U E V A ESPAÑA, SIGLO X V I 439 primeras décadas del siglo X V I I . L a información para el lapso 1602-1622 muestra ese ascenso en los tres ciclos discernióles: en el primero de 7 años (1602-1608) la media se sitúa en los $140 115; en el segundo de seis años (1609-1614) en $104 205 y, en el tercero de ocho años (1615-1622), la media está en los $160 000 ( M e d i n a R u b i o , 1983). La* tendencia ascendente de los diezmos, en la segunda mitad del siglo X V I y las primeras décadas del siglo X V I I , expresa el desarrollo progresivo de la producción mercantil en u n número cada vez mayor de empresas agrarias de propiedad europea. A l controlar directamente la producción mercantil, los europeos la organizan según sus principios económicos, tanto en lo referente a las condiciones técnicas como al ritmo y las formas de cooperación del trabajo. D e acuerdo a los indicadores del diezmo, este proceso "modern o " de producción del excedente mercantil agrario alcanza su mayor dimensión después de 1570. E l desarrollo del sector minero lanza a la circulación una gran masa de plata. L a expansión de l a territorialidad agraria europea en el espacio colonial permite a la creciente población blanca acceder a u n a importante fracción de esa masa monetaria. Se crean, así, los requisitos para aumentar la capacidad de importación del Perú y N u e v a España. V e a m o s ahora, en consecuencia, el movimiento del comercio atlántico. L a serie de remesas privadas de plata de las Indias a España construida por H a m i l t o n representa una balanza de pagos internacionales del conjunto colonial, pues agrupa cifras propias de la balanza comercial con otras que corresponderían a ingresos extraordinarios de la real hacienda y a partidas invisibles: envíos de plata para rentas e inversiones, remesas de emigrantes, fletes, etc. A u n q u e H a milton no pudo desagregar estos diversos componentes, su serie refleja las tendencias del flujo de mercancías entre el conjunto colonial y la metrópoli. D e 1551 a 1560, las remesas privadas de oro y plata tienen u n a media anual de 1.266 752 pesos de 450 maravedíes. E n las décadas siguientes, 1561-1580, la media anual de las remesas crece en u n tercio, al situarse en los $1 947 734. Las décadas de 1581 a 1630 componen una clara fase semisecular, en la que se dan 440 CARLOS SEMPAT ASSADOURIAN los puntos más altos de todo el siglo X V I y X V I I : su media de $4 250 064 dobla los niveles anuales del lapso inmediata­ mente anterior ( H a m i l t o n , 1975, 47). L a serie de H a m i l t o n está, en cierto modo, corroborada por la estadística de C h a u n u sobre el tonelaje de los barcos de la carrera del Atlántico. L a expansión del comercio monopólico indiano acrecen­ tó, por el cobro del almojarifazgo, los ingresos de la real ha­ cienda. T a n t o esta expansión y su efecto fiscal, como la re­ distribución de los factores tierra y trabajo para conformar u n sistema productivo colonial que favoreciera el provecho comercial de l a metrópoli, fueron cuidadosamente debatidos en la J u n t a M a g n a de 1568. Las instrucciones a los virreyes Enríquez y Toledo hacen patente la política acordada al res­ pecto . L a cristalización de u n sistema económico mercantil, con­ trolado internamente por la población europea, constituyó la premisa de la política de la utilidad económica. E l Estado logró imponer este proyecto entre 1570 y 1600. E n términos cuantitativos, el corolario del cambio estructural, aumentar al máximo los ingresos indianos de la real hacienda, se percibe en las siguientes cifras (revisadles) sobre las remesas de plata para el Estado que entran a Sevilla. Entre 15461565, la media anual de estos envíos es de 430 460 pesos de 450 maravedíes. E n el decenio siguiente la media casi se du­ plica (1566-1575: $708 340) y se vuelve a duplicar en los tres quinquenios que van de 1576 a 1590: $1 482 899. Las remesas para el Estado alcanzan su nivel más alto justamente en la última década del siglo X V I , con una media anual de $2 099 766 ( H a m i l t o n , 1975, 47). Felipe II también acrecentó fuertemente los ingresos de la real hacienda en sus posesiones europeas y en la misma Es5 5 Además del c a m b i o de l a base económica y de los impuestos a la circulación m e r c a n t i l , Felipe II aplicó otros arbitrios p a r a elevar sus i n ­ gresos i n d i a n o s : donativos y servicios graciosos, estanco en las salinas, composición de extranjeros, habilitación de mestizos p a r a honras y ofi­ cios, habilitación de ilegítimos p a r a herencias, venta de los oficios que no tuviesen jurisdicción, L E Ó N P I N E L O , 1630, f. 118. PERÚ Y N U E V A ESPAÑA, SIGLO X V I 441 paña ( U l l o a , 1963). Pero, en las Indias, esa presión económica tuvo efectos singulares: determinó una acelerada transición que subordinó realmente el modo arcaico indígena al avanzado sistema mercantil de los europeos. V . L A VARIABLE DEMOGRÁFICA Hasta 1550, la destrucción demográfica de las Indias incidió fuertemente en el rumbo de la política real. E n la segunda mitad del siglo X V I los hechos demográficos perdieron ese influjo. Algunos de los religiosos todavía fieles al ideal de la iglesia primitiva, ante el ansia de oro y plata de Felipe II, reclamaron prediciendo el castigo de Dios a España y la consumición de los indios. E n cambio, en las esferas del poder estatal, entre quienes planearon o ejecutaron la política de la utilidad económica, se negó que esta política pudiera tener efectos negativos sobre la dinámica demográfica. Llegaron a idear incluso una seudoteoría: el ocio era la causa fundamental del menoscabo de los indios y los conducía a su pronta extinción. P o r lo tanto, argüían, si el Estado colonial los obligaba ahora a "travajar todo lo que solían" durante su gentilidad, no sólo aumentarían los ingresos de la real hacienda sino que l a población indígena volvería a crecer como en su tiempo antiguo. E n cierto sentido, los hechos demográficos negaron la predicción de los frailes apostólicos. Para N u e v a España, algunos indicadores muestran una recuperación de la población indígena a partir de 1630-1650 ( M i r a n d a , 1962b; R a bell, 1984). Respecto a Perú, una investigación reciente trasmite todavía l a idea de la continuidad del fuerte declive demográfico después del lapso de la conquista: considera sólo el grupo de indios tributarios y propone tasas de despoblación m u y altas, ya sea para 1550-1630 (66%) o 15701630 (54%) (Cook, 1981). Antes, sin embargo, otros estudios ya habían mostrado que las matrículas tributarias, en tanto sólo registran u n segmento o fracción de la población indígena, no representaban, " e l movimiento demográfico 442 CARLOS SEMPAT ASSADOURIAN g e n e r a l " (Sánchez A l b o r n o z , 1978) y enfatizado la relevante dimensión alcanzada por las migraciones en el espacio andino durante la primera mitad del siglo X V I I (Assadourian, 1982). Esto en cuanto a la tendencia cuantitativa. Falta saber todavía si la presión del sector mercantil europeo produj o efectos sobre el régimen demográfico indígena. Se debe discutir ahora si la variable población indígena, por si misma, influyó en el proceso de cristalización del sistem a económico colonial. Solamente treinta años después de su publicación, apareció la primera argumentación contraria a la hipótesis de W . Borah de que en la N u e v a España — a u n dándose la transformación del sistema económico— el tamaño de la población indígena, después de la nueva reducción ocasionada por la epidemia de 1576-1579, determinó una depresión secular en la economía controlada por los europeos (Bakewell, 1971, capítulo I X ) . Esta revisión inicial fue prolongada por u n enfoque centrado en otros factores (Israel,T975), y por el debate que tuvo como principal referencia las series de ingresos de la real hacienda ( K l e i n y T e Paske, 1981, 1982; K a m e n e Israel, 1982). Entre tanto otro ensayo, de difusión restringida, intentó redefinir las relaciones entre la variable demográfica y el movimiento del conj u n t o económico, incluyendo el sector productivo indígena. Este ensayo dejó establecido que, a partir de 1570 y con una duración por lo menos semisecular, se produjo la fase del ereacimiento histórico de la economía mercantil, cuyos indicadores seguían u n curso inverso al posible movimiento descendente de l a población indígena. E l ensayo también sugería que, en el caso de haber ocurrido en el siglo X V I I una depresión de la economía mercantil, ésta hubiera quedado situada en el periodo en que empezaba la recuperación de la población i n dígena (Assadourian, 1979). E n ese ensayo también se discutía una aplicación del supuesto principal del modelo de W . B o r a h . Este supuesto se puede definir como la relación óptimo de (des)población óptimo económico: mientras no se redujese más allá de cierto tamaño, la población indígena podía proporcionar los bienes y servicios necesarios para el máximo bienestar de los europeos. Pero si el número de productores indígenas quedase por de- PERÚ Y N U E V A ESPAÑA, SIGLO X V I 443 bajo de ese nivel, los europeos sufrirían la caída crítica de sus rentas y el hambre. C h a u n u utilizó esta relación de óptimos bajo el rótulo de umbral de seguridad. A su juicio, el cambio en l a tendencia principal del tráfico atlántico de la economía novohispana, ocurrido en l a década de 1620 según sus investigaciones, obedeció a que la población indígena rompió en su decrecimiento ese u m b r a l de seguridad. S i guiendo los trabajos de los historiadores demógrafos de Berkeley, cuyo aporte aún estaba representado por la curva de C o o k y Simpson (1948), C h a u n u colocó el u m b r a l de seguridad demográfico en los 2 millones de indios, pues creía que entre 1620 y 1630 la población de México central pasó de 1.9 a 1.7 millones. A l descender la población indígena por debajo de los 2 millones, ello produjo, según C h a u n u , " u n a mutación de la economía colonial [que] arrastra toda la economía colonial a una zona de frenaje intenso. Las actividades que implican relaciones a más larga escala son las primeras en pararse. . . " ( C h a u n u , 1959, V I I I - 2 / 2 , 1559-1560). Esta conclusión tuvo casi de inmediato una graciosa contradicción, pues según los cálculos posteriores de la escuela de Berkeley (Cook-Borah, 1960a, 1960b, 1962), la población indígena del México central habría roto ese u m b r a l de seguridad de los 2 millones hacia 1580, no cuando concluye sino incluso antes de que empiece la tendance majeure elaborada por C h a u n u para el tráfico atlántico. Sirva el error de C h a u n u para prevenirnos sobre la precariedad de nuestras series cuantitativas y contra las teorías que además son elaboradas a partir de una defectuosa correlación de esos datos empíricos. Si va a reflejar el proceso real, la teoría debe aceptar la siguiente premisa: el tamaño de las poblaciones indígenas del Perú y N u e v a España, entre 1550 o 1570 y 1620, no impidió gestar n i detener el desarrollo de la economía mercantil impulsado por la políticadeTa utilidarJ_economica. Y a dentro de esta perspectiva, es dable reconocer que el tamaño de la población indígena —o de su sector productivo masculino—, en tanto resulta u n factor instrumental m u y estratégico, obliga al poder estatal a ponderar la magnitud de fuerza de trabajo disponible y planificar su empleo sectorial. Esta forma de incidencia de la variable 444 CARLOS SEMPAT ASSADOURIAN demográfica sobre el proyecto de desarrollo económico fue expuesta con notable claridad en la década de 1570 por el virrey Toledo: siendo el n ú m e r o de los y n d i o s p o c o ( . . . ) dévese considerar c o n e l p o c o p a ñ o q u e a y d e l l o s si es m á s útil q u e se d e n p a r a l a l a v o r de las m i n a s o p a r a l a s g r a n g e r í a s l a v o r e s y c o m i d a s d e l a t i e r r a , d e l a s q u a l e s se p o d r í a n y r c e r c e n a n d o a l g u n a s d e l a s q u e d i g o e n l a m e m o r i a d e h a z i e n d a q u e se p u e d e n m e j o r p a s a r a c á c o n e s p e r a l l a s d e allá ( L e v i l l i e r , 1 9 2 1 , III, 3 2 7 ) . A h o r a bien, en cierta medida esta barrera demográfica puede ser contrarrestada por los mecanismos institucionales. Por ejemplo, el Estado puede elevar la presión sobre la territorialidad campesina indígena para desprender de ella flujos estacionales de fuerza de trabajo de mayor amplitud, o permitir la localización definitiva de efectivos indígenas en las empresas mercantiles europeas (peonaje por deudas, yanaconas). Es cierto que el tamaño de la población indígena acaba por fijar u n límite al volumen global de la producción del sistema, en sus agregados mercantil y de autosubsistencia, pero es más su gerente discutir qué tanto influyó esta variable numérica en el grado de mercantilización alcanzado por el proceso real de producción (unidad del proceso directo de producción y del proceso de circulación). Aquí cabe plantear la hipótesis de que grados más altos de mercantilización pueden estar dados por la menor magnitud de esa población y no al revés. L a cuestión resulta más compleja todavía, pues presupone incorporar otros niveles de análisis: qué capacidad poseen los sistemas económicos de aquella época para mercantilizar enteramente el proceso real de producción, o cómo influyen ciertos rasgos del dominio colonial, por ejemplo, la combinación entre el proyecto de aumentar la rentabilidad neta de las posesiones indianas y la norma de conservar u n área para la economía campesina indígena. L o dicho no niega que, cristalizado el nuevo sistema económico, sin que haya cambios tecnológicos trascendentes en el régimen productivo, l a variable demográfica trasciende sobre la dinámica económica (reproducción simple, ampliada o ne- PERÚ Y N U E V A ESPAÑA, SIGLO X V I 445 gativa). Pero ello corresponde a otro curso temporal, el de la reproducción del sistema, no al periodo de su formación. C a b e , por último, especificar si los lapsos epidémicos tuvieron algún efecto sobre el proceso semisecular de formación de l a nueva economía europea. E n primer lugar, la tendencia estructural de este proceso, determinado por otros factores, no fue frenada por tales coyunturas demográficas. E n segundo lugar, en relación a los movimientos cortos de la producción mercantil, podría hacerse el razonamiento más elemental: la abrupta caída de la población afecta la oferta compulsiva de indios de repartimiento y ello provoca una crisis de cierta duración en el volumen y el régimen de precios de la producción mercantil. S i n embargo, el análisis debe estar orientado por otras premisas. Primero, la de reconocer cómo afecta la sobremortalidad a los grupos de edad. S i la epidemia daña sobre todo a la población infantil, su efecto sobre la oferta de trabajo aparecería más tarde (clases huecas). Segundo, que tales efectos son anulados si los mecanismos institucionales obligan a los pueblos indios a transferir la misma cantidad de trabajadores estacionales, aunque se haya reducido el número de sus efectivos adultos masculinos. Las coyunturas de sobremortalidad epidémica, en consecuencia, amplifican sus efectos negativos dentro de l a territorialidad indígena, pero no trascienden hacia el sector mercantil europeo, o no reflejan su verdadera dimensión en la curva de la producción mercantil. Por lo demás, el análisis de las relaciones entre estas coyunturas demográfica y económica debe complicarse, pensando que las inflexiones bruscas en la curva de la despoblación indígena pueden no significar u n descenso mecánico y de igual intensidad en l a relación volúmenes de fuerza de trabajo/niveles de pro6 6 P o r ejemplo, fray G e r ó n i m o de M e n d i e t a encomió l a piedad del v i rrey Fonseca y Zúñiga, pues ante l a e p i d e m i a desencadenada en N u e v a España en 1595 no permitió " q u e en t i e m p o de tan manifiesta necesidad fuesen en a l g u n a m a n e r a apremiados los indios a a c u d i r al trabajo personal de los españoles, no obstante que l a m a y o r parte de las sementeras de trigo estaban por coger, lo que otro virrey pasado no hiciera, sino ponerlos en aprieto, c o m o si de derecho d i v i n o d e b i e r a n este s e r v i c i o " , M E N D I E T A , 1973, II, 99. L a s cursivas me pertenecen. 446 CARLOS SEMPAT ASSADOURIAN ducción. Está claro que la aplicación de la tecnología europea en los sectores agrícola, manufacturero y transporte de la nueva economía mercantil aumentó el nivel de productiv i d a d de la jornada de trabajo social medio del indígena. VI. LAS VARIABLES DEMOGRÁFICA Y ECONÓMICA Y LASOBREDETERMINACIÓN POLÍTICA: L A D I V E R G E N C I A D E N U E V A ESPAÑA Y PERÚ E n 1568, como lo indica el programa de reformas acordado por la J u n t a Grande, Felipe II decidió aplicar en las Indias, sin escrúpulo de conciencia, la política de la utilidad económ i c a en forma más congruente y con la mayor intensidad. Durante toda la década de 1570, esta política fue ejecutada en N u e v a España y Perú por los virreyes Enríquez y Toledo; ambos fueron preparados para gobernar atendiendo la imperiosa necesidad de aumentar los ingresos de la real hacienda. S i n embargo, al dejar ambos sus gobiernos, las poblaciones indígenas de N u e v a España y Perú habían quedado subordinadas al sector mercantil de los europeos bajo coeficientes de explotación de distinta intensidad. ¿Por qué? E n N u e v a España, antes de 1600, la etapa importante de congregación de pueblos indígenas se dio en la década de 1550, bajo la dirección de los frailes y con el consentimiento del virrey Velasco, u n gobernante "temeroso de D i o s " y " p a d r e " de los indios. E n Perú, la congregación general fue ejecutada con gran rigor por el virrey Toledo en menos de cinco años. E n N u e v a España, el tributo indígena fue elevado en 1563-1564 por el visitador V a l d e r r a m a ante la furiosa oposición de las órdenes religiosas; en ese tiempo todavía era fuerte la idea de que la política de la utilidad económica gravaba la conciencia real. E l virrey Enríquez no introdujo ningún aumento en la tasa per capita del tributo. Toledo reorde no el tributo e impuso u n a tasa de tres a cinco veces más alta que la imperante en N u e v a España. Es seguro que Enríquez acrecentó el porcentaje del 2 % de la población tributaria repartida para el sector agrario europeo, pero Toledo escogió la escala métrica de la séptima, que compelía del 14 al 15% PERÚ Y N U E V A ESPAÑA, SIGLO X V I 447 de los efectivos masculinos adultos. Enríquez implantó en N u e v a España el repartimiento minero, pero en forma selectiva, afectando no más del 4% de los tributarios de ciertos pueblos localizados a 20 o 30 leguas de las minas. L a miVa minera que estableció Toledo a partir de 1571 en G u a m a n g a tuvo tal escala espacial y humana —como lo muestra el cuadro que incluimos sobre la mit 'a de Potosí— que gravó para siempre la conciencia del R e y Católico y de España. Ante la cruel servidumbre a la cual Toledo condenó a los indios del Perú, la situación de los indios de N u e v a España parece benigna. Pero si los paradigmas estructurales de la política de la utilidad económica fueron los mismos, ¿por qué hubo tanta diferencia en el coeficiente de explotación implantado para los indígenas en ambos espacios? E l factor demográfico no tuvo ninguna significación. L a diferencia se explica más bien observando otras causas. Primero, que en N u e v a España hubo ciertos procesos dados antes de 1570, cuando la política de la utilidad económica aún podía ser moderada por diversos reparos. Segundo, por la ideología y la personalidad de quien gobernó el Perú en la década de 1570. A l ejecutar en forma tiránica las instrucciones de aumentar los i n gresos de l a real hacienda, el virrey Toledo creía que servía al catolicismo y a España enviando toda la plata con que Dios había dotado a los indios del Perú. Estaba convencido de que así ejecutaba la voluntad de Felipe II, quizás como el mismo R e y Católico podía habérselo insinuado personalmente, o quizás como el cardenal Espinosa, el personaje omnipotente de l a corte, entendía que debía ser la voluntad de su rey. Falta investigar si esta diferencia de intensidad en la ejecución de l a política de la utilidad económica tuvo efectos d i vergentes sobre el régimen demográfico de ambas poblaciones indígenas. P o r el momento sólo sabemos que originó en el Perú u n fenómeno migratorio de mayor amplitud que en N u e v a España. Y que en el espacio andino, las migraciones indígenas influyeron en los niveles de recaudación del tributo, en el proceso de expropiación de tierras a los pueblos y en la oferta de fuerza de trabajo regulada por el sistema de la mit'a. 448 CARLOS SEMPAT ASSADOURIAN SIGLAS Y REFERENCIAS CDIAO Colección de documentos inéditos. . . de las posesiones de América y Oceanía. M a d r i d , 1865. 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