LA REPOSICION DEL TRABAJADOR EN UN PROCESO LABORAL

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Ita Ius Esto
LA REPOSICIÓN DEL TRABAJADOR EN UN PROCESO LABORAL FRENTE A
TODO DESPIDO LESIVO DE DERECHOS CONSTITUCIONALES
Elmer Huamán Estrada
I.- INTRODUCCIÓN
La tutela restitutoria que actualmente se le brinda al trabajador frente al despido injustificado ha
sido regulada normativamente en el caso del despido nulo. El artículo 34º in fine de la Ley de
Productividad y Competitividad Laboral (en adelante LPCL) establece que frente a este último
cabe la reposición del trabajador a través de un proceso ordinario laboral en su puesto de trabajo.
No obstante, dicha tutela brindada hoy en día en nuestro sistema no se agota en el supuesto del
despido nulo, sino que también cabe la reposición en otros casos. Tales han sido desarrollados
jurisprudencialmente a través de diversas sentencias dictadas por nuestro Supremo Intérprete de
la Constitución. En éstas se ha establecido la procedencia, a través del proceso constitucional de
amparo, de la reposición de todo trabajador que haya visto vulnerado el contenido de algunos de
sus derechos constitucionales a través del despido. El llamado –doctrinalmente- despido lesivo de
derechos constitucionales 1 , de esta manera, guarda una protección bifurcada a través del proceso
ordinario laboral y del proceso constitucional de amparo. En el primero, como se desprende del
orden legal actual, se otorgará una tutela restituto ria solo frente al despido nulo; en cambio, en el
segundo se concederá frente a cualquier clase de despido, claro está, que vulnere derechos
constitucionales del trabajador.
Esta protección dual brindada al trabajador presenta una desventaja para cuando su pretensión
sea la reposición en el centro de labores. Sucede que si ha sido despedido injustificadamente por
alguno de los móviles contemplados en la regulación lega l del despido nulo, su pretensión será
tutelada a través del proceso laboral y se le otorgará una tutela restitutoria. Por otro lado, si el
despido vulneratorio de algún derecho constitucional del trabajador –sea el que fuere- se ha
materializado a través de una agresión manifiesta e incontrovertible, procederá su demanda en el
proceso constitucional de amparo. Pero, ¿qué sucedería en el caso de que el despido vulneratorio
de derechos constitucionales del trabajador no se hubiera materializado a través de una agresión
manifiesta y, además, dicho despido no tuviera como móvil alguno de los supuestos sancionados
con nulidad por el artículo 29º de la LPCL? La respuesta parece simple a primera vista, desde un
análisis de la actual ley laboral peruana. El trabajador, en el caso descrito, tendría que plantear
una demanda en el fuero laboral por despido arbitrario y en éste solo se le brindaría una tutela
resarcitoria. El despido, de este modo, se convalidaría a través del pago de una cantidad de dinero
Alumno del XII ciclo de la Facultad de Derecho de la UDEP. Un sincero agradecimiento a José Antonio Valle
Benites, por su apoyo incondicional durante mis prácticas pre-profesionales. Y a Elmer A rce Ortiz, por permitirme
comprender la diferencia entre los trofeos aparentes y los reales.
1
Un tratamiento completo del deno minado ―despido lesivo de derecho constitucionales‖ lo hace ARCE ORTIZ,
Elmer, La nulidad del despido lesivo de derechos constitucionales, Ara Editores, 2º Ed ición, 2006, Lima.
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La reposición del trabajador en un proceso laboral frente a todo despido lesivo de derechos
constitucionales
por concepto de indemnización por despido arbitrario. Sin embargo, ¿cabe alguna otra
posibilidad con una fundamentación jurídica adecuada frente a este dilema? La cuestión estriba
en determinar si es viable plantear como pretensión la reposición del trabajador afectado en sus
derechos constitucionales a través del despido, en un proceso ordinario laboral, frente a todo
despido lesivo de derechos constitucionales. Dentro de este marco se localiza la presente
investigación, cuya finalidad principal es mostrar al operador jurídico laboral que, en la
actualidad, posee una herramienta en la defensa de los derechos constitucionales conculcados del
trabajador a través del despido, que no vendría a ser sino la jurisprudencia constitucional que se
ha emitido respecto al contenido del derecho constitucional al trabajo. Somos de la idea de que la
doctrina nacional no ha caído en cuenta de lo valioso que puede significar el interpretar
adecuadamente esta jurisprudencia, ya que, por el contrario, se ha llevado a cabo una
interpretación aislada de los fundamentos de las sentencias del Tribunal Constitucional.
Para cumplir tal finalidad, esta investigación se ha estructurado en tres partes: la primera está
destinada a realizar un somero análisis del despido injustificado y su tipología, para luego
exponer la tentativa de reformulación que consideramos debe llevarse a cabo legalmente; en la
segunda, se exponen los argumentos que hacen viable la pretensión en el fuero laboral de exigir
la reposición del trabajador frente a todo despido vulneratorio de derechos constitucionales,
indistintamente que encuadre o no en el actual artículo 29 de la LPCL; finalmente, en la última
parte, intentamos salvar la incongruencia que puede presentarse si se lleva a cabo una lectura
atomizada de los fundamentos jurídicos de las sentencias constitucionales que sirven de soporte a
la propuesta que venimos a desplegar.
II.- EL DESPIDO VULNERATORIO DE DERECHOS CONSTITUCIONALES
2.1.- El despido como acto causal
Una de las formas de extinción de la relación laboral, y quizá la que más controversias suscita
debido a la contraposición de intereses de las partes que conforman la misma, es el despido.
Debido a la naturaleza de la relación laboral, informada por el principio de continuidad 2 , la
terminación de la misma se ha configurado como un acto de naturaleza excepcional. Tal
excepcionalidad radica en la necesidad de una causa justificante y el cumplimiento de un
procedimiento. Es en base al primer requisito que puede decirse que el despido es una institución
causal3 . La causa justificante puede estar basada en la voluntad del empleador (sentido amplio
del despido justificado) o en la voluntad del empleador debido a la falta grave imputable al
trabajador (sentido restringido del despido injustificado). Ya sea que la causa justa resida o no en
una falta grave imputable del trabajador, lo cierto es que siempre se requiere de una causa
justificante en el despido.
2.2.- El despido injustificado. Su tipología legal.
2
Uno de los aspectos de este principio, sino el más importante, es la p referencia por la duración indeterminada de las
relaciones de trabajo. Es expuesto por DE LA CUEVA , Mario, El Nuevo Derecho Mexicano del Trabajo, Tomo I,
16ª Ed ición, Editorial Porrúa, México 1999, pág. 222.
3
ALONSO OLEA , Manuel y CASAS BAMONDE, Emilia, Derecho del Trabajo, 4ª edición, Universidad
Co mplutense de Madrid, Madrid, 1995, pág. 385
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Al despido que adolezca de una causa justificante lo denominaremos, en contraposición al
despido descrito en el párrafo anterior, despido injustificado 4 5 . Las clases del despido
injustificado diseñadas por el legislador nacional en la LPCL son las siguientes:
Arbitrario: el artículo 34º de la LPCL establece que ―si el despido es arbitrario por no haberse
expresado causa o no poder demostrar ésta en juicio, el trabajador tiene derecho al pago de la
indemnización‖. En consecuencia; los despidos que carezcan de justificación alguna o que al ser
impugnados en vía judicial no pueda comprobarse la motivación legal en que se sustentaron
serán considerados como ―arbitrarios‖. La tutela que frente a éstos se le brinde al trabajador será
de índole resarcitoria, es decir, traducida en una indemnización.
Nulo: Los tipos de despido descritos en el párrafo anterior fueron considerados, por el legislador
laboral de la década pasada, como congruentes con los derechos constitucionales del trabajador;
mientras que calificó de nulos a aquellos que fundamentaban su procedencia en las circunstancias
que tipifica el artículo 29° de la LPCL, ya que consideró que tales motivos responden a diversas
manifestaciones de ciertos derechos fundamentales del trabajador, por lo que su desconocimiento
lleva implícito un efecto o resultado lesivo 6 . Frente a este tipo de despido, el legislador ha
dispuesto que la tutela que se le debe brindar al trabajador sea la restitutoria, o en otras palabras,
se debe reponer al trabajador afectado por un despido nulo en su puesto de labores.
Otra modalidad de despido, regulada en el literal b) del artículo 35° de la LPCL, no menos
importante que las anteriores, es conocida por la doctrina como el desp ido indirecto o autodespido, el cual procede ante la verificación de los llamados ―actos de hostilidad‖ y siempre que
el trabajador afectado opte por la terminación de la relación laboral.
2.4.- Modificaciones a la tipología legal del despido injustificado. El despido incausado y el
fraudulento
A fines del año 2002 nuestro Tribunal Constitucional adquirió protagonismo en el
tratamiento de la Constitución Laboral Peruana. De modo particular, la materia laboral tratada
por el máximo colegiado peruano, a través de la cual ha revolucionado el panorama del Derecho
del Trabajo en nuestro país, ha sido el tópico referido a la inconstitucionalidad de la regulación
legal de la protección frente al despido arbitrario.
Nuestro Alto Colegiado se pronunció al respecto aprovechando la dación de sentencia al
expediente 1124-2001-AA/TC, de fecha 11 de julio de 2002, que resuelve el proceso de amparo
interpuesto por el Sindicato Único de Trabajadores y la Federación de Trabajadores de
Telefónica del Perú contra tal entidad, quien realizó el despido arbitrario de más de 500
subordinados durante la década de los noventa, la misma que fue materia de una Resolución
Aclaratoria del 16 de septiembre del mismo año. La trascendencia jurídica fue presentar, en
palabras de Blancas Bustamante, dos aspectos novedosos: 1) haber explicitado la interpretación
4
El artículo 22º de la LPCL establece que para el despido de un trabajador sujeto a régimen de la actividad privada,
que labore cuatro o más horas diarias para un mismo empleador, es indispensable la existencia de una causa justa
contemplada en la ley y debidamente comp robada.
5
Respecto al despido injustificado, Alfredo J. RUPRECHT nos dice ―todo despido injusto se considera que es abuso
de derecho y de ello se extrae la protección al trabajador‖, Contrato de trabajo. Principios generales y legislación
comentada, Editorial Bibliográfica Argentina S.R.L, Buenos Aires, 1960, pág. 348.
6
Al respecto Arce Ortiz exp lica: ―Pues, lo que caracteriza, en definitiva, la noción juríd ica del desp ido nulo peruano
no es la decisión extint iva unilateral del emp leador sin más, sino, por el contrario, el efecto o resultado lesivo que
ella provoca‖, ARCE ORTIZ, Elmer. La Nulidad del Despido…op cit. Pág. 132.
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La reposición del trabajador en un proceso laboral frente a todo despido lesivo de derechos
constitucionales
del artículo 22 de nuestra actual constitución; y, 2) inaplicar el artículo 34° de la LPCL, por
considerarlo incompatible con la Constitución 7 .
Es a partir de este segundo aspecto que el Tribunal Constitucional reinsertó en el léxico
jurídico el término de despido ad nutum o incausado, el cual definió como aquel que se realiza
sin invocación de causa que justifique la terminación de la relación laboral. El despido
incausado, explica el Alto Tribunal, es contrario al derecho del trabajo consagrado
constitucionalmente en el artículo 22° de nuestra Carta Magna, derecho que supone la estabilidad
en el puesto de labores siempre que no exista una causa justa de separación de éste. Por lo tanto,
resulta contradictorio con la lógica de este derecho fundamental que un despido no se encuentre
avalado por un motivo justificante tipificado en la ley correspondiente 8 .
Después de casi un año de expedida la sentencia que resolvió el polémico Caso
Telefónica, el Tribunal Constitucional definió un nuevo supuesto de despido inconstitucional que
denominó despido fraudulento, cuya invalidez se configura cuando el empleador se vale de las
disposiciones legales para ―justificar‖ un despido que realmente no se encuentra justificado
legalmente 9 . Según el mismo Colegiado, este supuesto puede equipararse al despido incausado,
por lo cual resultaría también vulneratorio del derecho constitucional al trabajo 10 .
En las mismas resoluciones mencionadas, se hace alusión también a la nulidad con la que
deben ser castigados todos aquellos despidos que tengan como móvil la a fectación de los
derechos fundamentales del trabajador, como tal y en cuanto persona 11 , ya que la lista taxativa y
cerrada del artículo 29° de la LPCL no permite que otras modalidades de ceses, que afectan
distintos derechos constitucionales de los mencionados en aquel precepto legal, sean procesados
en la vía ordinaria laboral con la reparación restitutoria correspondiente.
De esta manera, tenemos que el Alto Tribunal mediante su jurisprudencia ha incluido en la
tipología legal de los despidos injustificados dos nuevas modalidades: el conocido por la doctrina
como despido ad nutum, llamado también incausado o injustificado; y el despido fraudulento,
cuyos efectos finalmente se equiparan a los del despido incausado. Asimismo, el insuficiente
diseño normativo del despido nulo ha motivado a este Colegiado a procurarle, al afectado, en un
derecho constitucional no incluido en tal lista, la vía del amparo, para su adecuada defensa.
7
BLANCAS BUSTAMANTE, Carlos, ―El derecho del trabajo y el despido arbitrario. A propósito de una sentencia
del Tribunal Constitucional‖, En Ius et Veritas, Nú mero 25, Lima. Noviembre 2002, pág. 277.
8
Sentencia al exp. 1124-3002-AA/TC. Fundamento ju ríd ico 12º
9
En el fundamento jurídico 15 de la Sentencia exped ida por Tribunal Constitucional el 13 de marzo de 2003 en el
exp. 976-2001-AA/TC, el despido fraudulento se configura en los casos en que se despide al trabajador con ánimo
perverso y auspiciado por el engaño, por ende, de manera contraria a la verdad y la rectitud de las relaciones
laborales; aun cuando se cumple con la imputación de una causal y los cánones procedimentales, como sucede
cuando se imputa al trabajador hechos notoriamente inexistentes, falsos o imaginarios o, asimis mo, se le atribuye
una falta no prevista legalmente, vulnerando el princip io de tip icidad; o se produce la ext inción de la relación laboral
con vicio de voluntad o mediante la ―fabricación de pruebas‖.
10
Ibídem.
11
Fundamento jurídico 7º de la Sentencia al Expediente 1124-2001-AA/TC y fundamento juríd ico 20º de la
Sentencia al exp . 976-2001-AA/TC.
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2.5.- Reformulación de la tipología del despido injustificado. Nulidad de todo despido
vulneratorio de derechos constitucionales del trabajador.
Expuesta de esta manera la tipología que sobre el despido injustificado existe en nuestro
ordenamiento jurídico laboral, basada tanto en disposiciones le gales como en la jurisprudencia
constitucional, se concluye que el despido injustificado puede ser arbitrario –que ha quedado
reducido al supuesto de aquel despido cuya causa no ha sido demostrada en juicio-, incausado,
fraudulento y nulo. Sin embargo, a la luz de un correcto entendimiento de los conceptos
relacionados al despido injustificado, se puede llegar a reformular esta tipología existente y, por
consiguiente, plantear una tentativa de tipología sobre el mismo.
El despido, como acto extintivo de la relación laboral por voluntad unila teral del empleador
(sentido amplio del despido), puede ser, como se ha dicho al inicio de este trabajo, justificado o
injustificado. El primero extingue la relación de trabajo, sin que exista alguna consecuencia que
se le imponga al empleador (la readmisión del trabajador o el pago de una indemnización), ya
que, como señala Plá Rodríguez, ―el trabajador tiene derecho a conservar su empleo durante toda
su vida de trabajo, sin que pueda privársele de él, a menos que exista una causa que justifique el
despido‖12 . El despido injustificado, en cambio, carece de esa causa justificante y, debido a ello,
el ordenamiento jurídico otorga al trabajador protección frente a éste.
Así, la cuestión es determinar si la denominación de los subtipos de despido insertos dentro del
despido injustificado es correcta. En nuestro sistema jurídico laboral el despido puede ser
arbitrario o nulo. El segundo se presentaría en todo despido que vulnere derechos
constitucionales del trabajador, por lo cual, en base a una interpretación e n contrario, el primero
no tendría relevancia constitucional, al no afectar aparentemente derechos constitucionales del
trabajador. Sin embargo, ¿es correcta esta premisa que se desprende de un análisis de nuestro
ordenamiento jurídico laboral?
Para responder esta interrogante, primero, habría que entender –y afirmar con firmeza- que en
todo despido injustificado se encuentran en juego los derechos constitucionales del trabajador.
Claro que en algunos despidos injustificados tales derechos serán afectados en mayor medida y
de manera más evidente –como el caso del despido incausado o ad nutum- frente a otros. Sin
embargo, la mayor o menor afectación a los derechos constitucionales del trabajador no puede
traducirse en la afirmación de que no todo despido injustificado vulnera sus derechos
constitucionales. Seamos coherentes con un análisis de la realidad del despido y pensemos en
alguna clase de despido injustificado que no vulnere derechos constitucionales. La respuesta es
simple: no existe. El único despido que no vulnera algún derecho constitucional del trabajador es
el justificado. Y es que en este último ocurre lo siguiente: no hay vulneración del contenido
constitucional del derecho al trabajo –u otro derecho constitucional- del que es titular el
trabajador, puesto que, en palabras del Intérprete Máximo de la Constitución, el contenido
constitucional del derecho al trabajo impone ―la proscripción del despido salvo por causa justa‖.
12
PLÁ RODRÍGUEZ, AM ÉRICO, Los principios del Derecho del Trabajo, Ediciones Desalma, Buenos Aires, 2º
Ed ición, 1990, pág. 172.
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La reposición del trabajador en un proceso laboral frente a todo despido lesivo de derechos
constitucionales
Siendo así, y estando proscrito por el Tribunal Constitucional todo despido vulneratorio de
derechos constitucionales del trabajador 13 , cabe hacer la siguiente reformulación de la tipología
del despido injustificado, con miras a una futura reforma legal. Primero, recordemos que, en
nuestro sistema, el despido no requiere una aprobación previa (control ex ante), sino que se le
permite al empleador dar por terminada la relación laboral y la misma solo puede ser impugnada
por el trabajador afectado en un proceso judicial (control ex post) y, por lo tanto, su aprobación o
desaprobación será una decisión que quedará al arbitrio judicial. De esta manera, es el juez el que
decidirá si existe causa justa o no. Entonces, bajo esta argumentación, ¿para qué hacer más
distinciones del despido que la expuesta? Creemos que solo debe haber dos tipos de despido: el
justificado o injustificado. Tal calificación estará a cargo del juez laboral, quién, con una correcta
valoración de los argumentos y las pruebas que tanto el trabajador despedido como el empleador
denunciado presenten, decidirá si existe causa justa o no. Entonces, si el juez llega a determinar
que no existe causa justa, deberá calificar al despido como injustificado, y sancionar al mismo
con la nulidad, ya que es ésta la sanción más idónea frente a todo acto inconstitucional –siendo el
despido injustificado uno de éstos-.
Al respecto, esta reformulación de la tipología del despido injustificado seria fútil si, como se ha
diseñado en otros sistemas jurídicos 14 , la nulidad del despido procediera frente a todo despido
que vulnere cualquier derecho constitucional del trabajador. De esta manera, el despido
injustificado se equipararía al despido nulo, puesto que siempre existiría la posibilidad de que el
trabajador, a través de una fundamentación adecuada, logre acreditar ante el juez labora l que su
despido vulnera alguno de sus derechos constitucionales. El juez estaría, en este caso, en el deber
de emitir una resolución que disponga la nulidad de dicho despido. Vulneración de derechos
constitucionales del trabajador y nulidad serían, pues, caras de la misma moneda. Lo contrario—
la declaración de eficacia del despido injustificado, pero con la consiguiente obligación de pagar
una indemnización— significaría amparar la vulneración de derechos constitucionales.
No resulta razonable afirmar lo contrario, es decir, legitimar la realización de despidos que
lesionen derechos constitucionales del trabajador, porque eso significaría amparar el abuso del
derecho, además de infringir el carácter normativo de la Constitución y los derechos
fundamentales. Se estaría, en materia laboral, estableciendo una válvula de escape a la eficacia
horizontal de los derechos fundamentales, puesto que se permitiría vulnerar los derechos
mencionados y, ante tal agresión, solo se tendría que pagar una cantidad de dinero en función al
récord laboral del trabajador. Por tal incongruencia, cierto sector de la doctrina afirma que la
única sanción acorde al respeto de los derechos constitucionales del trabajador en relación al
despido vulneratorio de los anteriores es la declaración de nulidad de tal acto lesivo (el
despido) 15 . La nulidad del despido lesivo de derechos constitucionales no es una sanción que esté
13
El Tribunal Constitucional ha establecido sobre el despido lesivo de derechos constitucionales lo siguiente: ―El
Tribunal Constitucional estima que la ext inción unilateral de la relación laboral, fundada única y exclusivamente en
la voluntad del empleador, está afectada de nulidad –y por consiguiente el despido carecerá de efecto legal- cuando
se produce con violación de los derechos fundamentales de la persona, reconocidos por la Constitución o los tratados
relativos a la pro moción, defensa y protección de los derechos humanos‖. Segundo párrafo del fundamento jurídico
20 de la sentencia al exp. 0976-2001-AA/TC
14
Co mo el caso español. Ver art ículo 55.5 del Estatuto de los Trabajadores.
15
Co mo por ejemp lo ARCE ORTIZ, Elmer, En Derecho Individual del trabajo en el Perú, Desafíos y deficiencias,
Palestra Editores, 1ª Ed ición, Lima 2008, pág. 519.
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librada a la opción del legislador en cuanto a su incorporación en la ley laboral respectiva, ni
como afirmamos, tampoco en cuanto a la determinación de su alcance, sino que tiene su
fundamento inmediato en la propia Constitución. Es ésta la que ha establecido el carácter
vinculante de los derechos fundamentales en ella reconocidos. Tal vinculación no solo se predica
en relación al poder público (eficacia vertical de los derechos fundamentales), sino también
respecto a los particulares (eficacia horizontal).
Bajo tal aseveración, no se comprende la opción del legislador— vinculado a la Constitución en
su labor de creador de leyes— al establecer una lista cerrada en las causales que ameritarían
sancionar con nulidad el acto del despido. Teniendo en cuenta que tales causales están
relacionadas con los derechos fundamentales del trabajador— tanto los derechos labores
constitucionalizados como los constitucionales laboralizados—, no distinguimos la ratio del
legislador en la opción tomada. Parece que el afán flexibilizador presente en la elaboración de la
Carta Magna nacional de 1993 también se encontró presente al momento de la elaboración de la
actual LCPL, puesto que no se siguió el tenor exacto de la norma que sirvió de base (el art. 5º del
Convenio 158 OIT), que en ningún caso establecía una lista cerrada de causales, sino más bien
una lista enumerativa o abierta. El legislador nacional, en un intento forzado y erróneo por
adecuarse a parámetros internacionales, ha consagrado una clasificación o jerarquía de derechos
constitucionales, lo cual contradice lo establecido por la propia Constitución que, en su artículo
3º, señala como fundamentales todos los derechos consignados en ella.
Para finalizar, hubiera sido más congruente no establecer como sanción la nulidad de cierto tipo
de despidos lesivos de derechos constitucionales, y más bien establecer una tutela indemnizatoria
frente a todo despido injustificado. Sin embargo, tal co herencia interna de la ley no sería
congruente materialmente con la Norma Fundamental, puesto que, como ya se expresó, la
nulidad de un acto lesivo de derechos fundamentales es consustancial al respeto que brota de la
eficacia, tanto vertical como horizontal, de los derechos constitucionales. El legislador, como uno
de los vinculados a la Constitución, debió plasmar en la norma legal la sanción de nulidad en
conformidad con la primera. No obstante, hay que precisar que la incorrecta opción del legislador
ha sido subsanada en la vía jurisprudencial y, sin necesidad de inaplicar el artículo legal que
regula la figura del despido nulo por contravenir la Constitución16 , el trabajador puede, hoy,
solicitar su reposición ante todo despido lesivo de derechos constitucionales en el fuero laboral.
A continuación, luego de haber expuesto la incorrecta tipología que sobre el despido injustificado
existe— ya que éste siempre adolece de nulidad— y habiendo elaborado una tentativa de
tipología coherente con los conceptos jurídicos de nulidad y de respeto de los derechos
constitucionales, expondremos los argumentos para hacer viable la pretensión del trabajador de
ser reincorporado a su centro de labores al ser despedido y ver vulnerado sus derechos
constitucionales, teniendo como argumento principal la jurisprudencia de nuestro Supremo
Intérprete de la Constitución.
16
La inaplicación de la lista taxativa contenida en el artículo 29 de la LPCL por considerarse inconstitucional es
propuesta por ATACA UGAZ, May Lin, ―Procedencia de la acción de amparo ante despidos nulos‖, En Laborem,
Revista de la Sociedad Peruana de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social , Año 2007, Nº 7, pág. 211.
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La reposición del trabajador en un proceso laboral frente a todo despido lesivo de derechos
constitucionales
III.- VINCULACION DE LOS JUECES LABORALES AL CONTENIDO DEL DERECHO
CONSTITUCIONAL
AL
TRABAJO
DELIMITADO
POR
EL
TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL
3.1.- El Tribunal Constitucional como Supremo Intérprete de la Constitución
En párrafos anteriores, se ha expuesto tangencialmente cuál es el contenido del derecho
constitucional al trabajo. Pero, ¿de dónde brota dicho contenido? Como bien se sabe, los
derechos reconocidos en la Constitución tienen un contenido normativo cuyo cumplimiento
vincula tanto al poder político como a los particulares. La cuestión se centra en su determinación,
la misma que presenta un grado de dificultad debido a que los derechos constitucionales vienen
recogidos en dispositivos constitucionales generales, abiertos y algunas veces indeterminados 17 .
Por eso, una definición acertada de su contenido dependerá de una adecuada actividad
interpretativa 18 .
Teniendo en cuenta que el contenido de un derecho constitucional amerita una labor
interpretativa que deberá ceñirse a unas pautas en la determinación del mismo 19 , la pregunta que
surge es la siguiente: ¿quiénes en nuestro ordenamiento jurídico son los depositarios de tal labor
interpretativa? Y además, ¿en qué grado vinculan tales interpretaciones al resto de destinatarios
de la Constitución?
La interpretación de la Constitución puede ser realizada por una gran cantidad de sujetos 20 . De
entre los intérpretes de la Constitución hay que distinguir a los que la interpretan de modo
vinculante de los que no. Solo interesa hacer referencia a los primeros. Interpretan de modo
vinculante el Parlamento, cuando desarrolla un precepto constitucional 21 ; los jueces, cuando
17
Sobre la singularidad de la Constitución, Manuel Atienza precisa ―(…) la peculiaridad que tienen la
Constituciones-en relación con los otros materiales jurídicos- en el sentido de que aquí predominan enunciados de
principio o enunciados valorativos, cuya interpretación presenta una mayor complejidad –da lugar a mayores
disputas- que la de las normas –entendida la expresión en su sentido más amplio – del resto del ordenamiento
jurídico. ATIENZA, Manuel, ―Los límites de la interpretación constitucional. De nuevo sobre los casos trágicos‖, En
Interpretación constitucional. Coordinador Eduardo Ferrer MacGregor. To mo I. Ed itorial Porrúa. UNAM. Méxic o.
2005. Pág. 121.
18
Pérez Luño afirma sobre la interpretación constitucional que ―de ahí, que la interpretación constitucional tenga por
objeto la atribución de significado a manifestaciones del lenguaje normat ivo abierto a d iferentes sentidos posibles,
pero no a la ejecución de mandatos unívocos y concluyentes‖. PÉREZ LUÑO, Antonio, La interpretación de la
Constitución, Revista de las Cortes Generales 1, Madrid, 1984, Pág. 93.
19
La determinación del contenido de un derecho constitucional debe partir de la propia Constitución, tanto del
concreto dispositivo constitucional que recoge el derecho fundamental cuyo contenido se intenta determinar, co mo
las demás disposiciones constitucionales relacionadas con el precepto que recoge el derecho examinado. Tambié n
deberá acudirse a la normat iva internacional, y a la interpretación de la misma por los Tribunales Internacionales.
Por otro lado, es necesario tomar en consideración elementos extra -normativos, como son el teleológico, y las
concretas circunstancias del caso. Estas pautas para la determinación del contenido de un derecho constitucional son
expuestas por CASTILLO CÓRDOVA, Luis, En Los derechos constitucionales. Elementos para una teoria general,
Palestra Editores, 3° edición, 2007, págs. 236-244.
20
HÄBERLE, PETER, ―La sociedad abierta de los intérpretes constitucionales‖, En Retos actuales del Estado
Constitucional, Instituto Vasco de Administración Pública, Oñate 1996, págs. 15-46.
21
Son las leyes de desarrollo constitucional, respecto de las cuales ha dicho el Tribunal Constitucional que ―tienen
como elemento común constituir un desarrollo de las materias previstas en diversos preceptos constitucionales, cuya
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resuelven los litigios, interpretando y aplicando la Constitución y— obviamente— el Tribunal
Constitucional. En nuestro sistema, la interpretación que haga este último está por encima de la
de los anteriores. Esto es consecuencia de considerarlo como Máximo Controlador de la
Constitucionalidad en un ordenamiento jurídico. En el caso nacional, esta posición viene
concluida de las funciones que se le atribuyen (artículo 202 CP), que lo colocan por encima del
Parlamento y de los jueces en la interpretación y ejecución de la Constitución22 .
En base a esta función encargada por la propia norma fundamental al Tribunal Constitucional, se
puede afirmar, sin pecar en excesos, tal como afirma Smend en el caso alemán y predicable al
nuestro, que ―en la práctica, la Ley Fundamental vale tal como la interpreta el Tribunal
Constitucional Federal ‖23 . Alexy, sobre este punto, nos dice que cuando el Tribunal
Constitucional formula una concreción o una determinación de una disposición constitucional, lo
que hace es crear una norma constitucional, norma constitucional adscrita (Zugeordnete Normen)
24
a una disposición constitucional. Se trata de una norma constitucional que solo existía in nuce
en la disposición constitucional y que, una vez realizada la interpretación por parte del Tribunal
Constitucional, la norma resulta manifestada (exteriorizada) y, por tanto, plenamente vinculante.
Ante lo expuesto, ¿cómo se relaciona el papel que recae en el Tribunal Constitucional como
órgano llamado a determinar los contenidos de los derechos reconocidos en la Constitución—
creando normas constitucionales adscritas— con el despido injustificado, nulo, o lesivo de
derechos constitucionales? El nexo entre esta segunda parte del trabajo y la primera, radica en
determinar el vínculo existente entre la determinación del contenido del derecho constitucional al
trabajo, realizada por el Tribunal Constitucional, y la actividad de los jueces laborales en materia
de despidos lesivos de derechos constitucionales.
3.2.- El contenido del derecho constitucional al trabajo
El Tribunal Constitucional —en su labor de órgano encargado de la interpretación y consecuente
delimitación del contenido de los derechos constitucionales, a través de la creación de normas
constitucionales adscritas— en la sentencia al expediente 1124-2001-AA/TC, ha establecido lo
siguiente: ―El derecho al trabajo está reconocido por el artículo 22º de la Constitución. Este
tribunal estima que el contenido esencial de este derecho constitucional implica dos aspectos. El
de acceder a un puesto de trabajo, por una parte, y por otra, el derecho a no ser despedido sino
por causa justa. (…) El segundo aspecto del derecho es el que resulta relevante para resolver la
causa. Se trata del derecho al trabajo como proscripción de ser despedido salvo por causa
justa‖25 . Y con fecha más reciente, el Tribunal Constitucional ha señalado, a través del
precedente vinculante contenido en la sentencia al expediente 0206-2005-PA/TC, que ―el
reglamentación la Norma Suprema ha encargado al leg islador‖ Exp. Nº 005 -2003-AI/TC, de 3 de octubre de 2003,
fundamento jurídico 38.
22
CASTILLO CÓRDOVA , Lu is. ―El carácter normat ivo fundamental de la Constitución peruana‖. En Anuario de
Derecho Constitucional Latinoamericano, 2006, To mo II, Konrad Adenaur Stiftung, Montevideo, págs. 896 -901.
23
Mencionado por ALEXY, Robert. En Teoría de los derechos fundamentales. Traducción de Ernesto Garzón
Valdéz, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1993. pág. 535.
24
Ibidem, pág. 61.
25
El resaltado es nuestro
IIE
312
La reposición del trabajador en un proceso laboral frente a todo despido lesivo de derechos
constitucionales
contenido del derecho constitucional a una protección adecuada contra el despido arbitrario
supone la indemnización o la reposición según corresponda a elección del trabajador ‖26 .
De esta manera, la interpretación constitucional llevada a cabo por el Tribunal Constitucional, en
relación a la delimitación del contenido del derecho constitucional al trabajo, es clara. El
contenido de este derecho prohíbe que el empleador despida injustificadamente al trabajador. Sin
embargo, ¿cuál sería la forma de protección que se le debe otorgar al trabajador afectado por un
despido injustificado? El propio Tribunal Constitucional, respecto a este punto, establece que ―la
forma de protección no puede ser sino retrotraer al estado de cosas al momento de cometido el
acto viciado de inconstitucionalidad, por eso la restitución es una consecuencia consustancial a
un acto nulo. La indemnización será una forma de restitución complementaria o sustitutoria si
así lo determina libremente el trabajador, pero no la reparación de un acto ab initio inválido por
inconstitucional‖27 . De este modo, amén a las criticas que se le pueden hacer a esta delimitación,
es necesario concluir que para el Tribunal Constitucional el contenido del derecho constitucional
al trabajo vincula al empleador de tal manera que éste no puede despedir al trabajador sino es por
causa justa, y, si despidiera contraviniendo dicho requerimiento, estaría cometiendo un acto
viciado de inconstitucionalidad. El juez— en principio el juez de amparo—, vinculado a este
contenido, deberá reponer las cosas al estado anterior de la agresión y, por consiguiente, en
consonancia con lo anterior, tendrá que declarar la nulidad de tal acto inconstitucional 28 . Como
se ha expuesto en la primera parte de este trabajo, la nulidad del acto inconstitucional tendría
como consecuencia lógica la reposición del trabajador en su puesto de labores.
Debe quedar clara la siguiente premisa que, posteriormente, usaremos como herramienta para
fundamentar la propuesta esgrimida en las primeras páginas: cuando el Tribunal Constitucional
interpreta la Constitución y los derechos en ella contenidos, y el ajuste de las normas inferiores a
la misma no se limita a examinar si hay o no incompatibilidad entre tales normas, sino que, en
buena cuenta, lo que hace es atribuirle un determinado sentido o contenido a la norma suprema.
A partir de esto, toda interpretación constitucional queda sujeta a ese fallo, lo que dicho en
lenguaje simple, significa que, a partir de allí, la Constitución pasa a decir lo que el TC dice. De
esta manera, tal como afirma Pasco Cosmópolis ―jueces, litigantes e incluso legisladores, quedan
sometidos a esa interpretación, al punto de que estos últimos ya no podrían, en forma alguna,
emitir una norma que resultara en pugna con esa interpretación‖ 29 .
26
Fundamento jurídico 7 de la sentencia al exp. 0206-2005-PA/TC. El precedente vinculante lo constituiría los
fundamentos 7 a 25.
27
Fundamento jurídico 12, literal a.2), segundo párrafo de la sentencia al exp. 00976-2001-AA/TC, de fecha 13 de
marzo de 2003.
28
El Tribunal Constitucional ha dicho sobre la nulidad del despido lesivo de derechos constitucionales lo siguiente:
―la extinción unilateral de la relación laboral, fundada única y exclusivamente en la voluntad del empleador, está
afectada de nulidad –y por consiguiente el despido carecerá de efecto legal-, cuando se produce con los derechos
fundamentales de la persona, reconocidos por la Constitución o los tratados relativos a la p ro moción, defensa y
protección de los derechos humanos‖, Segundo párrafo del Fundamento Jurídico 20 de la sentencia al e xpediente n°
976-2001-AA/TC.
29
PASCO COSM ÓPOLIS, Mario, ―Jurisprudencia constitucional en materia de despido laboral‖, En Jurisprudencia
y doctrina constitucional laboral, Tribunal Constitucional del Perú - Centro de Estudios Constitucionales, Palestra
Ed itores, Lima 2006, pág. 369.
IIE
Elmer Huamán Estrada
313
Dicho en pocas palabras, la conclusión de este apartado es la siguiente: los contenidos de los
derechos reconocidos en la Constitución son delimitados por el Tribunal Constitucional. Lo que
éste último disponga como pretensiones protegibles de un derecho fundamental conformarán el
contenido de tal derecho constitucional. Esto es así, porque se ha afirmado que los contenidos de
los derechos constitucionales no vienen delimitados en la propia norma fundamental. Requieren
de una técnica interpretativa y de un intérprete mayor en dicha delimitación. Tal técnica
interpretativa la he expuesto someramente 30 y dicho intérprete mayor en nuestro ordenamiento
no vendría a ser sino el Tribunal Constitucional.
Si como se ha expuesto, el contenido del derecho constitucional al trabajo, en interpretación del
custodio máximo de la Constitución, protege al trabajador frente al despido injustificado con una
tutela resarcitoria o restitutoria, a su elección, cabe preguntarse si el precedente vinculante
conteniendo la interpretación del Tribunal Constitucional respecto al contenido del derecho
constitucional al trabajo es vinculante. La respuesta es que sí, pues si se tiene en consideración
que la Constitución es norma suprema del ordenamiento jurídico y como tal vincula a todo el
poder público y a los particulares en general, entonces la interpretación que de ésta haga el
Tribunal Constitucional, en tanto Supremo Intérprete de la Constitución, debe ser también
vinculante, pues tal interpretación no hace sino ―completar‖ el ordenamiento jurídico.
3.3.- Eficacia vertical de los derechos fundamentales. Vinculación del juez laboral al contenido
constitucional del derecho al trabajo
La Constitución y sus dispositivos constitucionales, al requerir que alguien las interprete, en
buena cuenta, valen en la medida de la interpretación que el Tribunal Constitucional haga de
ellas. Así ha ocurrido con el derecho constitucional al trabajo. De la norma fundamenta l no brota
con claridad cuál es el contenido de dicho derecho. Ha sido el mencionado Tribunal el que ha
establecido que el contenido del derecho al trabajo proscribe el despido que carece de una causa
justa y, consecuentemente, frente a un despido injustificado o lesivo de los derechos
constitucionales del trabajador, la sanción que brota de la Norma Normarum es la nulidad de
dicho acto inconstitucional.
Este es, pues, el contenido del derecho constitucional al trabajo. Ahora bien, este contenido ¿a
quién vincula? ¿Solo al juez de amparo? ¿Y qué ocurre con el juez ordinario laboral?
Sobre los derechos constitucionales se tiene consenso en aceptar la eficacia vertical de los
mismos. Que tengan eficacia vertical quiere decir que vinculan a todo el poder público. En dicho
marco, nadie puede negar que los jueces también se encuentran vinculados a los derechos
constitucionales en su quehacer con relevancia jurídica, ya que así lo ha establecido nuestra
Constitución de manera general en el artículo 38º y, en relación al poder judicial, se ha dispuesto
el deber de los jueces de preferir la Constitución sobre la ley en el artículo 138º. Bajo este
razonamiento, si la Constitución vale en la medida que la interprete el Tribunal Constitucional, es
lógico afirmar que los jueces, en buena cuenta, están vinculados a las interpretaciones del
primero.
Ahora, si el Tribunal Constitucional ha establecido que el contenido del derecho al trabajo otorga
al trabajador, que con el despido ha sido afectado en sus derechos constitucionales, una tutela
30
Ver pie de página nú mero 25.
IIE
314
La reposición del trabajador en un proceso laboral frente a todo despido lesivo de derechos
constitucionales
resarcitoria o indemnizatoria según sea su elección, este contenido debe vincular a todo los
jueces, sean éstos los que resuelvan una causa en un proceso de amparo o en uno laboral. ¿Cuál
sería el argumento para restringir la eficacia— vinculación— del contenido del derecho al trabajo
solo al juez de amparo y no al juez laboral? Hay que recalcar que ambos están vinculados de la
misma manera en su quehacer judicial al contenido del derecho al trabajo. Sin embargo, la
doctrina nacional se ha limitado a hacer una lectura atomizada de los fundamentos de las
sentencias del Tribunal Constitucional y se ha concluido que la protección del contenido del
derecho al trabajo 31 solo puede hacerse valer en un proceso de amparo. Nada más errado. Al
margen de lo establecido en la ley laboral, el juez laboral debe preferir la Constitución y las
interpretaciones que sobre los dispositivos constitucionales haya hecho el Tribunal
Constitucional que, como se ha explicado anteriormente, formarían parte de la Constitución. El
juez laboral, cuando tramite una causa en la que llegue a determinar que el despido ha vulnerado
algún derecho constitucional del trabajador, debe hacer valer el contenido del derecho al trabajo,
que a fin de cuentas, siempre es vulnerado a través de todo despido injustificado, debiendo estar
a la pretensión del trabajador que puede optar por la reposición o la indemnización frente a dicho
despido injustificado.
IV.- INTERPRETACIÓN ADECUADA DE LA JURISPRUDENCIA CONSTITUCIONAL
BASADA EN LA INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL
Como último punto de este trabajo hemos creído necesario salvar la incongruencia que puede
significar leer de modo aislado los fundamentos de las sentencias dictadas por el Tribunal
Constitucional, entre las cuales se encuentran el precedente vinculante en el que se delimita el
contenido constitucional del derecho al trabajo. Sobre éste existen básicamente tres sentencias
que han marcado notoriedad y que ya han sido mencionadas: la sentencia a los expedientes 11242001-AA/TC y su resolución aclaratoria (Caso sindicato unitario de trabajadores de Telefónica
del Perú y Fetratel), al expediente 0976-2001-AA/TC (Caso Eusebio Llanos Huasco), y al
expediente 0206-2005-AA/TC (Caso Baylón Flores). Hacemos hincapié en que las dos primeras
sentencias se dictaron antes de la entrada en vigencia del actual Código Procesal Constitucional,
por tanto no contenían precedente vinculante alguno ya que dicha herramienta recién se
incorpora con la dación de la mencionada norma. Es con la tercera de estas sentencias que se
hace uso del precedente vinculante para dilucidar ciertos aspectos de procedencia de las demanda
de amparo que versen sobre conflictos laborales individuales, tanto en el régimen privado como
en el público. Se establece la subsidiariedad del proceso de amparo en relación con la vía laboral
para el caso de los trabajadores bajo el régimen privado y el proceso contencioso administrativo
para los trabajadores del régimen público.
Los fundamentos considerados por el Tribunal Constitucional como parte del precedente
vinculante son los que van del fundamento 7 al 25. Por lo tanto, éstos vendrían a constituir el
parámetro a seguir por los jueces –y por todo el poder público y los particulares- cuando se trate
31
Creemos que en el proceso constitucional de amparo la indemnización, que también podría ser exigida por formar
parte del contenido del derecho constitucional del trabajo, no sería una pretensión ventilable por no ser dicho
proceso la vía idónea para dilucidar cuestiones como la mis ma. En n ingún caso el juez de amparo estaría, con esto,
desconociendo dicho contenido, sino que simplemente el p roceso de amparo carece de una etapa probatoria
necesaria para determinar la cuantía de tal indemnización.
IIE
Elmer Huamán Estrada
315
de la solución de controversias laborales en materia de despido tanto en el régimen privado como
en el público. Solo nos limitaremos al despido en el primero de estos regímenes.
El fundamento 7 de dicho precedente ha establecido cuál es el contenido del de recho
constitucional al trabajo (lo hemos repetido en párrafos anteriores). Para el Defensor de la
Constitución, la protección adecuada contra el despido arbitrario supone la indemnización o la
reposición, según corresponda, a elección del trabajador. Y en los fundamentos posteriores va
precisando las distintas clases de despido con cobertura constitucional (específicamente
menciona al incausado 32 , al fraudulento 33 , y al nulo 34 ). Respecto a la protección que se brindará,
se remite a los ―criterios jurisprudenciales establecidos en el caso Eusebio Llanos Huasco, Exp.
N.º 976-2004-AA/TC, para los casos de despidos incausados (en los cuales no exista imputación
de causa alguna), fraudulentos y nulos, se mantendrán en esencia‖ 35 .
Al remitirse a los criterios jurisprudenciales contenidos en la sentencia al caso Llanos Huasco,
podría entenderse— y es aquí donde surge la idea que se crítica— que también lo hace al
fundamento 13 de la misma. En el literal b.1) de éste, se establece que el régimen de protección
procesal se encuentra inexorablemente vinculado con lo dispuesto por el Decreto Legislativo N°.
728, pues, de advertirse que el despido del que fue objeto un trabajador fue arbitrario, el juez
laboral no podrá tutelar el derecho más allá de lo que en dicha legislación se prevé a propósito de
los trabajadores sujetos al régimen de la actividad privada; es decir, ordenar el pago de la
indemnización correspondiente.
Las cosas, así planteadas, parecen claras. El trabajador que busque su reposición cuando se le ha
despedido injustificadamente tiene dos opciones: acudir al proceso de amparo o al proceso
laboral. En el primero, si la afectación a sus derechos constitucionales a través del despido es
manifiesta, será repuesto en su centro de labores— no se le puede indemnizar por no ser esta vía
idónea para ventilar tal pretensión—. En cuanto a la segunda opción, solo podrá ser repuesto
cuando, conforme a la ley laboral, su despido tenga como móvil alguno de los supuestos cerrados
del despido nulo. Frente a cualquier otro tipo de despido injustificado en el fuero laboral solo se
le otorgará una tutela resarcitoria, es decir, se le pagará una cantidad de dinero por concepto de
indemnización.
Esta conclusión errada parece brotar de una lectura de los fundamentos antes señalados. No
obstante, esta incongruencia es frenada si se analiza con detenimiento cuál ha sido la
delimitación del contenido del derecho constitucional al trabajo en las tres sentencias por parte
del Tribunal Constitucional: el trabajador tiene, como adecuada protección frente al despido
arbitrario— o injustificado o lesivo de derechos constitucionales—, a su elección, la reposición o
el pago de una indemnización. Entonces, ¿por qué el Tribunal constitucional restringe la
protección de ese contenido solo al proceso de amparo? Parece que el Tribunal no estima
correcto el que los jueces laborales vayan más allá de la ley, ya que su sujeción a la misma es
indiscutible. La incongruencia es, pues, la siguiente: ¿el derecho constitucional al trabajo tiene
dos contenidos, uno que debe ser protegido por los jueces de amparo y otro por los jueces
32
Fundamento jurídico 8 de la sentencia al exp . 0206-2005-AA/TC
Ibidem, Fundamento juríd ico 8
34
Ibidem, Fundamento juríd ico 9.
35
Ibidem, Fundamento juríd ico 7, primera parte.
33
IIE
316
La reposición del trabajador en un proceso laboral frente a todo despido lesivo de derechos
constitucionales
laborales? La respuesta es unánime por parte de la doctrina. El contenido de los derechos
constitucionales es uno solo, ―un contenido sin más‖36 , que es plenamente normativo y, por tanto,
vincula la actuación del poder político y a los particulares.
Al tener esta delimitación del contenido del derecho al trabajo por parte del Tribunal
Constitucional la calidad de norma constitucional adscrita a un dispositivo constitucional, es
lógico afirmar que las técnicas de interpretación constitucional deben ser en este caso aplicadas
para salvar la incongruencia planteada. Vital resulta, en esta labor, el principio de supremacía
constitucional y el de concordancia practica.
4.1.- El principio de supremacía constitucional
De lo señalado por el Tribunal Constitucional en las sentencias ya descritas, podríamos
inclinarnos por considerar que los jueces laborales no están vinculados al contenido
constitucional del derecho al trabajo, debiendo actuar en conformidad con lo señalado en la ley
laboral vigente. Sin embargo, lo señalado por el Tribunal Constitucional sobre el régimen
procesal y la limitación del juez laboral a otorgar solo una tutela indemnizatoria no crea norma
constitucional adscrita, limitándose a interpretar el orden infraconstitucional laboral. Así, el
principio de supremacía constitucional37 obligaría a preferir la norma constitucional creada por el
Tribunal Constitucional por sobre la interpretación que éste— y todos los operadores jurídicos—
hace de la ley laboral.
La interpretación correcta sería, siendo la norma constitucional superior a toda norma de rango
inferior a la misma, la siguiente: Los jueces laborales están vinculados, al igual que todo el poder
público restante y los particulares, al contenido de los derechos constitucionales. Y si este
contenido es delimitado por el Tribunal Constitucional a través de la creación de normas
constitucionales adscritas, los jueces laborales deben preferir estas últimas por sobre las
interpretaciones de la ley que las contravengan, incluso a aquellas que provengan del propio
Tribunal.
4.2.- El principio de concordancia práctica o de interpretación armonizadora
Para salvar esta incongruencia, también nos es de ayuda el principio de concordancia práctica o
de interpretación armonizadora. Tal principio, en palabras del Tribunal Constitucional, establece
que ―(…) las normas constitucionales no pueden ser comprendidas como átomos desprovistos de
interrelación, pues ello comportaría conclusiones incongruentes. Por el contrario, su sistemática
interna obliga a precisar a la Norma fundamental como un todo unitario, como una suma de
instituciones poseedoras de una lógica integradora uniforme‖ 38 . En otras palabras, se debe
rechazar toda interpretación aislada de los dispositivos constitucionales, ya que la misma nos
36
De Otto, Ignacio, ―La regulación del ejercicio de los derechos y libertades. La garantía de su contenido esencial en
el art ículo 53.1 de la Constitución‖, En MARTÍN-RETORTILLO, Loren zo y DE OTTO, Ignacio, Derechos
fundamentales y Constitución, Civitas, Madrid, 1988, pág. 47.
37
El Tribunal Constitucional, interpretando el artículo 51º de la Constitución, nos dice sobre este principio –al cual
denomina princip io de constitucionalidad- lo siguiente: ―Las normas constitucionales poseen supremacía sobre
cualesquiera otras del sistema, por lo que cuando estas se les opone formal o materialmente, se preferirá aplicar las
primeras‖. Fundamento jurídico 6, literal a), de la Sentencia del Tribunal Constitucional emit ida el 3 de octubre de
2003 en el expediente 0005-2003-AI/TC.
38
Sentencia del Tribunal Constitucional emitida el 11 de noviemb re de 2003 en el Exp . 008-2003-AI/TC.
IIE
Elmer Huamán Estrada
317
puede llevar a elaborar formulaciones incorrectas y no acordes con el prius ético y lógico del
Estado Social y Democrático de derecho. Esto significa, en el caso concreto, que cuando
abordemos un problema de relevancia constitucional no basta con ir exclusivamente a un solo
dispositivo constitucional, sino que siempre tendremos que dar una mirada panorámica a las
normas constitucionales, ver que otras instituciones están relacionadas con el caso y armonizarlas
todas para encontrar la verdadera norma aplicable.
En el caso que discutimos, la sentencia del Tribunal Constitucional que establece que en el
régimen procesal, relacionado con el proceso laboral, solo se puede otorgar una tutela
indemnizatoria al trabajador ante el despido arbitrario, desconociendo lo que el mismo establece
como contenido del derecho al trabajo, tiene dos fundamentos contradictorios entre si, los cuales
no pueden ser interpretados aisladamente. Una interpretación acorde al principio de concordancia
práctica sería, pues, la siguiente: en el régimen procesal laboral se le otorgará una tutela
indemnizatoria (resarcitoria) al trabajador afectado en el contenido del derecho constitucional al
trabajo— lo cual ocurre en todo despido injustificado— cuando su pretensión sea que se le pague
una indemnización. Así, no se entraría en contradicción con lo señalado por el Tribunal
Constitucional cuando éste delimita— y crea una norma constitucional adscrita a través de la
doctrina constitucional— el contenido del derecho constitucional al trabajo. De este modo, si el
trabajador opta por una tutela restitutoria— su reposición— en la vía laboral ante todo despido
injustificado, el juez no tendrá más opción— si se llega a demostrar el carácter injustificado del
despido— que ordenar la reposición de éste, ya que ésta vinculado al contenido del derecho al
trabajo. Contenido que, como se afirma en líneas anteriores, es delimitado por el Tribunal
Constitucional y, en base a la eficacia vertical y horizontal de los derechos constitucionales,
vincula a todos los operadores jurídicos— entre ellos al juez laboral— en sus distintos
quehaceres de relevancia jurídica.
CONCLUSIONES
La tipología del despido injustificado existente en nuestro sistema, basada tanto en disposiciones
legales como en la jurisprudencia constitucional emitida durante los últimos años es confusa y,
en base a esto, se requiere urgentemente de una reformulación de esta tipología para así agilizar
la labor judicial. En esta línea es que se propone que solo haya dos tipos de despido: el
justificado y el injustificado. Será el juez— en un sistema como el nuestro en el que el despido es
de evaluación ex post— el que evaluará la existencia o no de causa justa. Para eso, el legislador
establecerá en una lista cerrada las causales para que proceda el despido. Si el juez llega a
determinar que existe causa justa para dar por terminada la relación laboral, calificará al despido
como justificado; y si no— se impute causa o no— como injustificado. La cuestión, entonces,
será la siguiente: ¿cuál es la sanción que debe recaer sobre el despido injustificado?
El despido injustificado es siempre vulneratorio de derechos constitucionales. A través de éste
puede que se vulnere directamente el contenido del derecho constitucional al trabajo, o que la
afectación recaiga sobre otro derecho constitucional laboral o laboral constitucionalizado. Sin
embargo, siempre estará en juego el contenido del derecho constitucional al trabajo, pues éste
contempla, dentro de su ámbito, la imposibilidad de dar por terminada la relación laboral a
menos que exista una causa justa. De este modo, si el despido injustificado es siempre
vulneratorio de los derechos constitucionales del trabajador, la sanción que sobre el mismo
deberá recaer, por ser la más idónea, será la de la nulidad.
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318
La reposición del trabajador en un proceso laboral frente a todo despido lesivo de derechos
constitucionales
No obstante, la acción de nulidad del despido ha sido diseñada por nuestro legislador de modo
fragmentado, ya que solo se protegen con tal acción ciertos derechos constitucionales del
trabajador. En este marco, y ante la imposibilidad de acudir al proceso de amparo ante un asunto
litigioso, ¿cómo impugnamos el despido vulneratorio de derechos constitucionales que no
encuadre en el actual artículo 29 de la LPCL en un proceso laboral? Nuestra propuesta esgrimida
se fundamenta en el valor que adquiere la delimitación del contenido del derecho constitucional
al trabajo que ha llevado a cabo nuestro Supremo Defensor de la Constitución. Éste ha
establecido que, ante la ausencia de causa justa en el despido, la protección frente a l mismo se
debe materializar a través de la reposición o la indemnización a elección del trabajador. Siendo
ésta la delimitación del contenido de dicho derecho, ¿porqué limitar la protección del mismo solo
al proceso constitucional de amparo?
Los derechos constitucionales— y sus contenidos— vinculan del mismo modo a todo el poder
público. Y si en un sistema como el nuestro la delimitación de dichos contenidos ha sido
confiada al Tribunal Constitucional, el contenido de un derecho valdrá lo que éste disponga como
parte del mismo. Tal delimitación vinculará a todos los operadores jurídicos, entre los cuales se
encuentra, como consecuencia necesaria, el juez laboral. Por lo cual, si a este último llega una
demanda de impugnación del despido injustificado, y en el trámite del proceso se llega a
determinar que no existe causa justa para dar por terminada la relación laboral, el juez laboral
deberá proteger el contenido del derecho al trabajo ordenando la reposición del trabajador y
declarando nulo el despido por adolecer éste de inconstitucionalidad.
Sin embargo, nuestro planteamiento también podría ser criticado en base a lo dispuesto por el
Tribunal Constitucional en las sentencias constitucionales que se han emitido. En éstas se señala
que el régimen procesal de protección queda estrechamente ligado a lo señalado por la
legislación laboral, con lo cual, el juez laboral solo puede otorgar una tutela indemnizatoria
frente al despido señalado por el legislador como arbitrario. Creemos que esta incongruencia
puede ser salvada aplicando las técnicas de interpretación constitucional en relación al cuerpo de
las sentencias constitucionales. Primero, nos será de ayuda en la salvedad de tal incongruencia el
principio de supremacía constitucional. Para eso, el fundamento en el cual el Tribunal
Constitucional delimita el contenido del derecho constitucional al trabajo debe ser conside rado
como una norma constitucional adscrita, la cual pasa a formar parte de la Constitución al
completar la misma. Y los fundamentos en los cuales se establece que en el proceso laboral solo
se otorgará una indemnización frente a todo despido que no calce en los supuestos de despido
nulo serán considerados como una mera interpretación de la ley, sin adquirir rango
constitucional. Por tanto, estos últimos fundamentos deben ser interpretados conforme a la
Constitución, y para ser más exactos, al fundamento en el cual se delimita el contenido del
derecho constitucional al trabajo. La interpretación constitucional correcta nos llevaría a concluir
que, en un proceso laboral, se indemnizará al trabajador solo cuando éste así lo solicite.
Y segundo, también colabora en la interpretación constitucional el principio armonizador o de
concordancia práctica. Los fundamentos de las sentencias constitucionales no pueden ser
interpretados de manera aislada, sino de modo conjunto, intentando salvar las aparentes
incongruencias. Por lo tanto, ¿puede en un fundamento otorgarse una tutela doble como parte del
contenido de un derecho, y en otro, restringir una de estas tutelas— la restitutoria— a un proceso
sin estancia probatoria como lo es el amparo? Pensamos que ésta no puede ser la conclusión si
interpretamos armónicamente los fundamentos de las sentencias. Deben interpretarse dichos
fundamentos armónicamente de la siguiente manera: el contenido del derecho al trabajo, en un
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proceso laboral, impondría al juez de trabajo el deber de reponer al trabajador u otorgarle una
indemnización según su elección, puesto que así se ha delimitado el contenido de su derecho
constitucional al trabajo.
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