contradicción de tesis 117/2001-ss. entre las sustentadas por el

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CONTRADICCIÓN DE TESIS 117/2001-SS. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR EL CUARTO
TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGÉSIMO SEGUNDO CIRCUITO Y EL PRIMER TRIBUNAL
COLEGIADO EN MATERIAS ADMINISTRATIVA Y DE TRABAJO DEL SÉPTIMO CIRCUITO.
MINISTRO PONENTE: SERGIO SALVADOR AGUIRRE ANGUIANO.
SECRETARIA: EVA ELENA MARTÍNEZ DE LA VEGA.
CONSIDERANDO:
TERCERO. El Cuarto Tribunal Colegiado del Vigésimo Segundo Circuito, al fallar el treinta y uno
de agosto de dos mil uno el juicio de amparo directo 227/2001, sostuvo, en lo que interesa, lo siguiente:
"QUINTO. Los transcritos conceptos de violación, en lo sustancial, son fundados. En tales motivos
de desacuerdo, José Luis Hernández Soto tilda de ilegal la sentencia reclamada, al aducir que el Tribunal
Unitario Agrario declaró improcedente la acción restitutoria intentada al valorar indebidamente el documento
relativo a la inscripción de traslación de derechos agrarios por sucesión, pues lo estimó insuficiente para
acreditar la titularidad del bien ejidal en disputa, lo cual estima conculcatorio de sus garantías individuales al
quebrantar el interés social, principio rector fundamental de la materia agraria, cuyas normas son protectoras
de la población campesina, pues dice ser, de conformidad con los artículos 12, 14 y 15 de la Ley Agraria,
sujeto de derecho agrario, porque Macario Licona Melo, original titular del certificado de derechos agrarios
2306642, del ejido de Tezahuapa, Municipio de Atotonilco El Grande, Hidalgo, lo instituyó sucesor
preferente, el veintinueve de abril de mil novecientos noventa y nueve, por lo que al fallecer éste, en
procedimiento administrativo solicitó en la Delegación del Registro Agrario Nacional en el Estado, el
reconocimiento de la transmisión de derechos agrarios por sucesión, la cual sostiene se realiza sobre el mismo
certificado de derechos agrarios y, por ello, considera acreditó la titularidad del derecho agrario, con la
documental pública en comento, pues en ella constan los datos básicos de identidad de los derechos agrarios
controvertidos, el nombre del ejido, Municipio, Estado, número de expediente y nombre del titular ejidatario,
José Luis Hernández Soto, y al no valorar debidamente la responsable esa documental, estima ilegal la
sentencia impugnada. Ahora bien, con el objeto de patentizar lo fundado del concepto de violación de
referencia, suplida en lo conducente su deficiencia, al tenor de los preceptos 76 bis, fracción III y 227 de la
Ley de Amparo, este Tribunal Colegiado estima pertinente destacar que de las constancias integrantes del
expediente agrario de donde emana el fallo reclamado, las cuales adquieren eficacia demostrativa a la luz de
los numerales 129, 197 y 202 del Código Federal de Procedimientos Civiles, aplicados supletoriamente al
tenor del dispositivo 2o. de la Ley de Amparo, de las cuales, en lo de interés en este asunto, se aprecia: Que
en la demanda que dio origen al juicio agrario subyacente, el actor, hoy quejoso, sostuvo ser ejidatario
legalmente reconocido del ejido Tezahuapa, Municipio de Atotonilco El Grande, Hidalgo, de acuerdo al
documento relativo a la constancia de transmisión de derechos agrarios por sucesión inscrita en el tomo 165,
foja 79, expedido por el Registro Agrario Nacional; calidad adquirida por sucesión del extinto ejidatario
Macario Licona Melo, titular del certificado de derechos agrarios 2306642, quien lo designó como sucesor
preferente, por lo que a su muerte solicitó la transmisión de tales derechos a su favor; que al morir Macario
Licona Melo, la ahora demandada se introdujo a trabajar a la parcela sin su consentimiento, negándose a
desocuparla, razón por la cual intentó la acción restitutoria. Seguido el procedimiento en todas sus etapas, el
tribunal responsable emitió la sentencia reclamada donde determinó no haberse acreditado el primer elemento
de la acción intentada, consistente en tener el accionante la titularidad del bien ejidal reclamado, porque la
constancia de inscripción de transmisión de derechos agrarios por sucesión expedida por el registrador
integral del Registro Agrario Nacional, de veintinueve de junio de mil novecientos noventa y nueve, donde se
indica que en el certificado agrario 2306642, del ejido de Tezahuapa, Municipio de Atotonilco El Grande,
Hidalgo, causó baja como titular Macario Licona Melo y alta como titular el actor José Luis Hernández Soto,
es insuficiente para ello, al no demostrar que cuenta con el correspondiente certificado de derechos agrarios o
certificados parcelarios como lo refiere el artículo 78 de la Ley Agraria, ni tampoco que se le haya expedido
el respectivo certificado al haber acreditado los derechos de sucesor en términos de ley, tal como lo indica el
artículo 74 del Reglamento Interior del Registro Agrario Nacional pues, adujo, el acto traslativo únicamente
tiene efectos declarativos y no constitutivos de derecho, apoyando su determinación en el criterio sustentado
por el Tercer Tribunal Colegiado del Vigésimo Segundo Circuito en ejecutoria pronunciada el veintidós de
febrero de dos mil uno, en el juicio de amparo directo 502/2000, promovido por Anastacio Díaz Cruz en un
caso similar, así como en la jurisprudencia número VII.1o.A.T. J/22, visible en la página 979, Tomo XI,
febrero de 2000, Novena Época, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, bajo el rubro:
‘REGISTRO AGRARIO NACIONAL, CONSTANCIA EXPEDIDA POR EL, SIN MEDIAR JUICIO
SUCESORIO. ES INEFICAZ.’. Este órgano colegiado no comparte el criterio anterior y para justificarlo es
necesario, dada la naturaleza del asunto de nuestra atención, hacer breve referencia a la función que en la
actualidad tiene el Registro Agrario Nacional, en torno a las cuestiones debatidas en el juicio natural,
emanadas de los artículos 148 a 156 de la Ley de Agraria. En efecto, conforme con lo dispuesto en los
numerales 1o., 3o., 4o. y 6o. del Reglamento Interior del Registro Agrario Nacional, el objeto primordial de
dicho registro es el del control de la tenencia de la tierra y el de la seguridad documental respecto de predios
rústicos de naturaleza agraria, destacando como funciones la registral, la de asistencia técnica, la catastral, así
como las de resguardo, acopio, archivo y análisis documental del sector agrario, necesarios para el
conocimiento de los problemas, la identificación de las acciones y la evaluación de la gestión agraria, función
que se lleva a cabo mediante las actividades de calificación, inscripción y certificación de los actos y
documentos en los cuales consten operaciones relativas a la propiedad ejidal y comunal; derivado de tal
función, inscribirá y resguardará los documentos en los que consten los actos jurídicos a que se refieren los
documentos en cita. Asimismo, cabe destacar que del contenido de los ordinales 17, fracción VII, 19,
fracciones I, VII, VIII y XII, 25, fracciones II, incisos n) y u), V y VI, y 27, fracción II, del invocado
reglamento, se deriva que la organización de las unidades administrativas del Registro Agrario Nacional
destacan, por su importancia, las del director en jefe del mismo, quien entre múltiples facultades tiene las de
dictar las disposiciones para la operación y administración del Archivo General Agrario, para el
procesamiento y expedición de certificados, títulos, planos y demás documentos que generen las diversas
unidades administrativas; también sobresalen las del director general del registro quien, entre otras, tiene la de
ejercitar la fe pública registral y vigilar que la calificación e inscripción de los actos y documentos objeto de
registro, y la certificación de los asientos registrales se realicen conforme a los criterios y lineamientos
establecidos, así como la de expedir las constancias que de éstas se soliciten; igualmente la de establecer el
procedimiento para la recepción, depósito y control de las listas de sucesión que realicen los ejidatarios y
comuneros, con el auxilio del inventario correspondiente, la de calificar las transmisiones de derechos que
amparen los títulos y certificados parcelarios y de uso común, así como mantener actualizada la información
de los asuntos de que conozcan las delegaciones, con el propósito de establecer criterios para el mejor
desempeño de la actividad registral; por cuanto a las delegaciones del Registro Agrario Nacional, entre otras,
tienen como atribuciones inscribir los actos y documentos relativos, entre ellos, a la transmisión de derechos
individuales por sucesión, a la enajenación de derechos, sobre tierras de uso común y de derechos parcelarios,
así como a la renuncia de derechos sobre tierras ejidales y demás documentos que contengan actos jurídicos
que conforme a la ley y sus reglamentos deban inscribirse; llevar el inventario de las listas de sucesión que
depositen los ejidatarios y comuneros, también llevar a cabo el control, expedición y entrega de los
certificados y títulos que prevé la ley, destacándose que el titular de las delegaciones deberá ejercer en el
ámbito de su competencia, la fe pública registral, vigilar la calificación e inscripción de los actos y
documentos objeto de registro y que la certificación de los asientos registrales se realice conforme a los
criterios y lineamientos establecidos, expidiendo las constancias que soliciten los interesados. Las funciones
en cita, se llevaban a cabo mediante el sistema registral como conjunto de normas y procedimientos que
tienen por objeto la calificación e inscripción de los actos jurídicos y documentos que conforme a la ley y sus
reglamentos deban registrarse, así como su ordenación en folios e integración de índices, destacando que los
actos jurídicos que se pueden inscribir son aquellos en los que se constituyan, transfieran, modifiquen o
extingan derechos respecto, al caso, de los sujetos titulares de los derechos sobre las tierras, según lo disponen
los arábigos 35 y 36, fracción V, del multirreferido Reglamento Interior del Registro Agrario Nacional. La
calificación de los actos y documentos que deban inscribirse, así como la realización y autorización de las
anotaciones, asientos y cancelaciones, es función que compete a los registradores, quienes bajo
responsabilidad determinarán si los documentos y asuntos jurídicos reúnen los requisitos de forma y fondo
exigidos a fin de garantizar el principio de legalidad, según lo estatuyen los artículos 37, 38, fracción III y 56
de la legislación de nuestro estudio. Derivado de las funciones de referencia, como ya se tiene dicho, el
registro expedirá los certificados parcelarios y de derechos sobre tierras de uso común, así como los títulos de
propiedad de origen parcelario, uno por cada unidad parcelaria de que sea titular el ejidatario o posesionario y,
dada su función de publicidad, proporcionar constancias sobre los asientos registrales, las cuales harán prueba
plena, dentro o fuera de juicio, pues así lo establecen los artículos 89, 91 y 97 del reglamento, en relación con
el diverso 150 de la Ley Agraria. Asimismo, en términos del numeral 106, fracciones VI y VII, del
reglamento interior, dada la importancia que para la seguridad de la tenencia de la tierra ejidal tiene el
Registro Agrario Nacional, se establecen diversas responsabilidades administrativas para aquellos servidores
públicos del registro que practiquen inscripciones y, en su caso, expidan certificados parcelarios o de uso
común sobre tierras objeto de conflicto judicial, o se expidan éstos o sus reposiciones, a quienes no tengan
derecho a ello o que no demuestren legitimación para su entrega, así como cuando expidan certificaciones que
carezcan de asientos registrales, alteren sus contenidos u omitan datos esenciales. Por otra parte, debe
destacarse que para la transmisión de los bienes, derechos y obligaciones después de la muerte de una persona
física, nuestro sistema jurídico mexicano contempla dos formas de transmisión para lograr la adjudicación de
los derechos del de cujus, es decir, la sucesión testamentaria por voluntad unilateral del testador y, en
ausencia de testamento o imposibilidad de heredar a quien se haya designado, la transmisión toma el nombre
de sucesión legítima, precisamente porque los herederos están determinados en la ley. En materia agraria
según los artículos 18 y 19 de la ley de la materia, para que se materialice la transmisión de los derechos
agrarios por sucesión legítima, pueden instaurarse dos tipos de procedimiento jurisdiccionales: el contencioso
para aquellos casos en donde exista controversia entre los presuntos herederos del titular de los derechos
agrarios, y mediante la vía de jurisdicción voluntaria para aquellos casos en donde no exista la oposición de
ninguna persona. En cambio, cuando existe disposición testamentaria, se surte el supuesto previsto en el
artículo 17 de la Ley Agraria, y para la materialización de la adjudicación se sigue el procedimiento
administrativo establecido en el capítulo IX, título tercero, denominado ‘Del depósito de lista de sucesión’ del
Reglamento Interior del Registro Agrario Nacional, y comprende el normativo del 86 (sic). Esto es, se
entiende que existe disposición testamentaria cuando el ejidatario ejercita la facultad de designar a la persona
que deba sucederle en sus derechos agrarios, mediante elaboración de lista de sucesión ante el registrador,
quien verifica la firma y huella digital del ejidatario, pudiendo otorgarse la lista también ante notario público,
permaneciendo bajo resguardo del registro en sobre sellado y firmado por el registrador y el interesado.
Designación en lista que para que produzca los efectos jurídicos inherentes debe depositarse en el Registro
Agrario Nacional o formalizarse ante fedatario público. Robustece lo anterior el criterio emitido por el
Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Segundo Circuito, Novena Época, Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Tomo I, abril de 1995, Tesis XII.2o.1 A, página 121, cuyo rubro y texto son los
siguientes: ‘AGRARIO. LISTA DE SUCESIÓN EJIDAL, VALIDEZ LEGAL DE LA. De conformidad con
el artículo 17 la nueva Ley Agraria, los derechos agrarios son transmisibles a través de la designación de
sucesores hecha en vida por el ejidatario; pero a fin de que esta designación o su modificación, tengan validez
y produzcan los efectos jurídicos que le son inherentes, es necesario el cumplimiento del requisito formal que
señala el mismo precepto, es decir, que la lista de sucesores se deposite en el Registro Agrario Nacional o sea
formalizada ante fedatario público, lo cual tiende a otorgar certeza a la declaración de voluntad del ejidatario
y seguridad jurídica a los sucesores, y se explica en atención a la especial relevancia y consecuencias de esa
declaración.’. De tal suerte que cuando acaece el fallecimiento del titular de los derechos agrarios, deberá
seguirse, según el supuesto, alguno de los procedimientos sucesorios contemplados en los preceptos legales
en cita. El procedimiento que en este asunto interesa es el previsto en el ordinal 17 de la Ley Agraria, el cual,
dada la trascendencia, se estima necesario invocar a la letra. ‘Artículo 17. El ejidatario tiene la facultad de
designar a quien deba sucederle en sus derechos sobre la parcela y en los demás inherentes a su calidad de
ejidatario, para lo cual bastará que el ejidatario formule una lista de sucesión en la que consten los nombres de
las personas y el orden de preferencia conforme al cual deba hacerse la adjudicación de derechos a su
fallecimiento. Para ello podrá designar al cónyuge, a la concubina o concubinario en su caso, a uno de los
hijos, a uno de los ascendientes o a cualquier otra persona. La lista de sucesión deberá ser depositada en el
Registro Agrario Nacional o formalizada ante fedatario público. Con las mismas formalidades podrá ser
modificada por el propio ejidatario, en cuyo caso será válida la de fecha posterior.’. Es decir, en materia
agraria el legislador, como bien lo dice el quejoso, respetando el principio de la libre disposición de bienes,
consideró pertinente permitir la transmisión de no sólo derechos posesorios sino también agrarios, mediante la
disposición del poseedor o titular, otorgada en la lista de sucesores testamentarios ante fedatario público o
depositada ante el Registro Agrario Nacional, concediendo al titular también la posibilidad de revocar o
modificar su disposición cuando libremente así lo determine. Además, el legislador, según exposición de
motivos de la Ley Agraria, guiado por el principio de justicia social, con el cual pretendió apoyar a las clases
económicamente desprotegidas, como en este caso resulta ser el campesinado mexicano, evitándoles trámites
burocráticos y engorrosos, con el objetivo de proveer mayor rapidez en la justicia, libertad de disposición y de
proporcionar certidumbre jurídica, así como los instrumentos legales necesarios para brindar justicia expedita
en los que prevalezcan la claridad, celeridad y sencillez, tomando en consideración además que la seguridad
en la tenencia de la tierra es base y presupuesto de todos los instrumentos del fomento a las actividades del
sector rural, porque sin ella se anulan los esfuerzos del desarrollo y se provoca la inseguridad que destruye
expectativas, genera resentimientos y cancela potencialidades, atingentemente estatuyó un procedimiento
administrativo, en el que prevalece la sencillez y la claridad de la justicia agraria, precisamente para lograr la
transmisión de derechos ejidales por sucesión, en los casos en que el titular hubiere depositado ante el
Registro Agrario Nacional, u otorgado ante notario público, lista de sucesores, dando acceso así a los
ejidatarios, en términos del artículo 17 constitucional, a una justicia pronta y expedita. Tal procedimiento es el
establecido en el ordinal 86 del Reglamento Interior del Registro Agrario Nacional, cuyo texto es el siguiente:
‘Artículo 86. Al fallecimiento del ejidatario o comunero, el registro a petición de quien acredite tener interés
jurídico para ello, consultará en el archivo de la delegación de que se trate y, de ser necesario en el archivo
central, si el titular de los derechos realizó el depósito de la lista de sucesión; en caso afirmativo, el registrador
ante la presencia del interesado y de por lo menos dos testigos de asistencia, abrirá el sobre e informará el
nombre de la persona designada. Una vez que se presente dicha persona se asentarán los datos en el folio
correspondiente y se procederá a expedir el o los certificados respectivos que acrediten los derechos.’. De lo
anterior, claramente se infiere que a la institución del Registro Agrario Nacional, como ya se estudió, se le ha
conferido la facultad de controlar la tenencia de la tierra y la seguridad documental en materia agraria, siendo
patente el citado espíritu del legislador de evitarle al campesino trámites prolongados ante los tribunales
jurisdiccionales, que además repercutieran en su economía, favoreciéndolo en la transmisión de sus derechos
ejidales a través de la sucesión testamentaria, determinando su formalización, como ya se tiene asentado,
mediante el procedimiento administrativo al que alude el citado precepto 86 del reglamento de referencia, esto
es, abriendo el sobre que contenga la lista de sucesión en presencia del interesado y de por lo menos dos
testigos, para luego asentar los datos en el folio correspondiente y proceder en su momento a otorgar el
certificado condigno al nuevo titular. Certificado que en términos del ordinal 16 de la Ley Agraria, confiere
calidad de ejidatario a su titular por lo que, evidentemente, el documento exhibido por el impetrante del
amparo al intentar la demanda que dio origen al procedimiento subyacente, relativo a la constancia de
inscripción de transmisión de derechos agrarios por sucesión, misma que contiene los datos básicos de
identificación de la parcela que ampara, aun cuando efectivamente no es el idóneo, sin embargo, en términos
de los ordinales 78 y 150 de la Ley Agraria y 97 del Reglamento Interior del Registro AgrarioNacional, es
suficiente para acreditar que la persona a cuyo favor se ha expedido, es la titular de los derechos agrarios que
se suceden y que tienen plena validez mientras no exista sentencia ejecutoriada que declare su nulidad. Como
se ve, no existe disposición legal expresa que determine la intervención forzosa de los tribunales
jurisdiccionales agrarios tratándose de sucesiones testamentarias, ni menos aún que para acreditar la
titularidad de derechos ejidales vía sucesión, deba acreditarse la existencia de procedimientos de jurisdicción
voluntaria, o de sucesorios jurisdiccionales, como lo pretende la responsable, máxime si se tiene en
consideración que no existe conflicto de intereses por cuanto hace a la sucesión de tales derechos, ni se ha
declarado la nulidad de la lista de sucesión. Todo lo cual encuentra sustento primordial, como ya se dijo, en
los normativos 150 de la Ley Agraria y 97 del Reglamento Interior del Registro Agrario Nacional, pues
estatuyen que las constancias que expida el Registro Agrario Nacional de sus inscripciones, harán prueba
plena en juicio y fuera de él; razón más que suficiente para estimar adecuada la constancia de inscripción de
transmisión de derechos agrarios por sucesión exhibida por el promovente del amparo ante la responsable,
para acreditar la titularidad de los derechos agrarios derivados del certificado 2306642. Ello es así, porque
precisamente en el texto del documento de nuestra atención, se aprecia que es constancia fehaciente del
procedimiento administrativo al que se ha venido haciendo mención en este considerando, pues dice: ‘Con
fecha 26 de abril de 1999, el C. Hernández Soto José Luis, por solicitud número 20064, gestionó la
inscripción de la transmisión de los derechos agrarios por fallecimiento del titular, cuyos datos a continuación
se indican: Ejido: Tezahuapa, Municipio: Atotonilco El Grande, Estado: Hidalgo, No. de expediente: C016156. Título y/o certificado No. 2306642. Otros: lista en depósito sobre 8563 de fecha 02-10-97. Nombre
del titular: Licona Melo Macario. En atención a que el solicitante se encuentra debidamente legitimado como
sucesor preferente para heredar los derechos agrarios del extinto titular, lo que se desprende de la lista de
sucesión inscrita en este registro, con fundamento en lo dispuesto por los artículos 17, 18, 152, fracción VIII,
segundo y cuarto transitorios de la Ley Agraria, 37 y 38 del Reglamento Interior del Registro Agrario
Nacional, queda inscrito como titular de los derechos agrarios antes descritos, realizándose los siguientes
movimientos registrales: causa baja como titular: Licona Melo Macario, así como todos los demás sucesores
que hubiere inscrito. Causa alta como titular: Hernández Soto José Luis.’. Luego, carece de razón la
responsable al precisar que el documento de referencia es insuficiente para acreditar el carácter de ejidatario
que tiene el quejoso respecto de la parcela en conflicto, porque de considerarlo así se contravendría el espíritu
del legislador al otorgarle al Registro Agrario Nacional la facultad de expedir los certificados, títulos y
constancias que amparan la calidad de ejidatarios así como la de tramitar el procedimiento administrativo al
que se ha hecho mención con anterioridad. Consecuentemente, procede conceder a José Luis Hernández Soto,
el amparo y protección de la Justicia Federal, para el efecto de que la autoridad responsable deje insubsistente
la sentencia reclamada, emita otra nueva en la que prescinda de considerar insuficiente la constancia de
inscripción de transmisión de derechos agrarios por sucesión expedida por el Registro Agrario Nacional para
acreditar la titularidad de derechos agrarios como primer elemento de la acción llevada a juicio, y siguiendo
los lineamientos de esta ejecutoria analice si se acreditaron o no los restantes elementos de la acción
restitutoria, estudie las excepciones planteadas y con plenitud de jurisdicción resuelva lo que en derecho
proceda. SEXTO. Por las razones vertidas en el considerando anterior de esta ejecutoria, este Tribunal
Colegiado no comparte el criterio sustentado por el Tercer Tribunal Colegiado de este mismo circuito en la
ejecutoria emitida al resolver el amparo directo 502/2000, promovido por Anastacio Díaz Cruz, en el cual se
afirma que la constancia expedida por el Registro Agrario Nacional en la que se asienta que se dio de alta
como sucesor preferente del extinto titular a determinada persona, en atención a la solicitud de inscripción de
la designación de sucesor, es insuficiente por sí misma para acreditar la titularidad de derechos sobre una
unidad de dotación agraria, porque es menester instaurar ante el correspondiente Tribunal Unitario Agrario el
procedimiento de jurisdicción voluntaria o contenciosa, o en vía administrativa ante el Registro Agrario
Nacional, porque no es cierto que sólo con el certificado al que alude el artículo 78 de la Ley Agraria pueda
acreditarse la titularidad de los derechos de esa naturaleza sino, como se vio, también se puede con la
constancia que emita el Registro Agrario Nacional al concluir el procedimiento administrativo que estatuye el
diverso normativo 86 del Reglamento Interior del Registro Agrario Nacional, cuyas características coinciden
con las que presenta el documento exhibido como base de la acción en el juicio natural. Tampoco este
Tribunal Colegiado comparte el criterio sostenido por el Primer Tribunal Colegiado en Materias
Administrativa y de Trabajo del Séptimo Circuito, emitido en la tesis jurisprudencial VII.1o.A.T. J/22,
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XI, febrero de 2000, página 979, bajo
el rubro: ‘REGISTRO AGRARIO NACIONAL, CONSTANCIA EXPEDIDA POR EL, SIN MEDIAR
JUICIO SUCESORIO. ES INEFICAZ.’, en la que concluye que la constancia del registrador agrario nacional,
en la que se asienta que se dio de alta como sucesora preferente del extinto titular a determinada persona, en
atención a la solicitud de inscripción de la designación hecha en su favor, es insuficiente por sí misma para
acreditar la titularidad de derechos sobre una unidad de dotación, dado que el Registro Agrario Nacional
carece de facultades para expedir o asignar parcelas o títulos en las hipótesis de una sucesión legítima, por lo
cual estima es menester instaurar ante el correspondiente Tribunal Unitario Agrario el procedimiento
jurisdiccional respectivo; ello lo considera así este Tribunal Colegiado porque de una correcta y armónica
interpretación de los preceptos legales que se han citado con anterioridad, se llega a la conclusión de que lo
que el legislador pretendió fue evitar una serie de procedimientos que entorpezcan la libre disposición y uso
de los bienes ejidales, creando para ello el procedimiento administrativo que nos ocupa, y reservando la
función jurisdiccional agraria en materia sucesoria, sólo para los casos previstos en el artículo 18 de la Ley
Agraria, ante ausencia de lista de designación de herederos, o cuando ninguno de los nombrados pueda
heredar por imposibilidad material o legal, o para aquellos casos en que se suscite controversia derivada de
cuestiones sucesorias agrarias, pues así textualmente lo dispone el normativo 18, fracción VII, de la Ley
Orgánica de los Tribunales Agrarios; por ende, en términos del artículo 197-A de la Ley de Amparo,
denúnciese la posible contradicción ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para los efectos legales
consiguientes. Por lo expuesto, fundado y con apoyo, además, en los artículos 184, 188 y 190 de la Ley de
Amparo, se resuelve: PRIMERO. La Justicia de la Unión ampara y protege a José Luis Hernández Soto,
contra el acto que reclamó del Tribunal Unitario Agrario del Décimo Cuarto Distrito, con residencia en esta
ciudad capital, que quedó señalado en el resultando primero de esta ejecutoria, para los efectos precisados en
la parte final del último considerando de este fallo. SEGUNDO. Denúnciese ante la Suprema Corte de Justicia
de la Nación la posible contradicción entre esta ejecutoria y la tesis jurisprudencial sostenida por el Primer
Tribunal Colegiado en Materias Administrativa y de Trabajo del Séptimo Circuito, identificable con el
número VII.1o.A.T. J/22, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XI, febrero
2000, página 979, bajo el rubro: ‘REGISTRO AGRARIO NACIONAL, CONSTANCIA EXPEDIDA POR
EL, SIN MEDIAR JUICIO SUCESORIO. ES INEFICAZ.’."
CUARTO. El Primer Tribunal Colegiado en Materias Administrativa y de Trabajo del Séptimo
Circuito, al resolver los juicios de amparo directo 551/99, el trece de enero de dos mil; 1486/97, el doce de
febrero de mil novecientos noventa y nueve; 1193/97, el cuatro de marzo de mil novecientos noventa y nueve;
552/99, el trece de enero de dos mil; y el 942/97, el doce de noviembre de mil novecientos noventa y ocho,
razonó lo siguiente:
AD. 551/99.
"IV. Al margen de que es inexacto que la sentencia combatida sea infundada e inmotivada, como se
advierte de su sola lectura, debe decirse que son inatendibles los demás motivos de desacuerdo transcritos,
mismos que se analizarán en el orden que enseguida se advertirá, cuenta habida de que: a) Si bien es cierto
que por acuerdo de veintinueve de abril de mil novecientos noventa y nueve, se ordenó turnar el expediente
del que provienen los actos reclamados para el dictado de esa sentencia (foja 107), y que esta última se
pronunció hasta el veintidós de junio siguiente y que le fue notificada al quejoso el cinco de agosto de ese
mismo año (foja 133), fuera de los términos a que se refieren los artículos 185, fracción VI y 188 de la Ley
Agraria que establecen, respectivamente, en lo conducente que: ‘Artículo 185. El tribunal abrirá la audiencia
y en ella se observarán las siguientes prevenciones: ... VI. ... el tribunal exhortará a las partes a una
composición amigable. Si se lograra la aveniencia, se dará por terminado el juicio y se suscribirá el convenio
respectivo, el que una vez calificado y, en su caso, aprobado por el tribunal, tendrá el carácter de sentencia.
En caso contrario, el tribunal oirá los alegatos de las partes, para lo cual concederá el tiempo necesario a cada
una y enseguida pronunciará su fallo en presencia de ellas de una manera clara y sencilla ...’ y ‘Artículo 188.
En caso de que la estimación de pruebas amerite un estudio más detenido por el tribunal del conocimiento,
éste citará a las partes para oír sentencia en el término que estime conveniente, sin que dicho término exceda
en ningún caso de veinte días, contados a partir de la audiencia a que se refieren los artículos anteriores.’,
también lo es que dichas circunstancias no actualizan la hipótesis a que se refiere la fracción XI, en relación
con la VI del artículo 159 de la ley de la materia, a virtud de que la observancia del término para el
pronunciamiento de la sentencia constituye una obligación para el tribunal responsable y no uno establecido
en favor del quejoso y, al margen de ello, es una violación, en todo caso, irreparablemente consumada y, por
lo mismo, no conlleva la reposición del procedimiento, como se pretende; b) Aun cuando es cierto, como se
alega, que en relación con el documento consistente en la constancia de inscripción de la transmisión de
derechos agrarios por sucesión, que ‘la Ley Agraria en ningún artículo señala que se podrá adquirir la calidad
de ejidatario por dicho documento, sino expresamente previene que únicamente se podrá acreditar la calidad
de ejidatario a través de lo expresamente previsto por el artículo 16 de dicho ordenamiento legal, por lo que
aunado a lo anterior, dicho documento al que la responsable le da valor pleno para demostrar la calidad de
ejidatario de mi contraparte, de ninguna manera es el idóneo para ello’, porque además, una correcta
interpretación de los artículos 17, 18 y 78 de la citada Ley Agraria permite concluir que esa constancia del
registrador, en que se da de alta a alguien como sucesor del certificado que ampara la parcela, no da a éste la
calidad de nuevo ejidatario y titular, porque sería menester tramitar el correspondiente juicio sucesorio en
términos de alguno de los dos primeros preceptos mencionados, lo que tiene apoyo en el criterio sustentado
por este órgano colegiado en los juicios de amparo directo números 1193/97, 1486/97 y 942/97, que dieron
lugar a la tesis que bajo el número VII.1o.A.T.22 A y rubro: ‘REGISTRO AGRARIO NACIONAL,
CONSTANCIA EXPEDIDA POR EL, SIN MEDIAR JUICIO SUCESORIO, ES INEFICAZ.’ es visible en la
página mil ochenta y siguiente del Tomo VIII, Novena Época, del Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, correspondiente al mes de diciembre de mil novecientos noventa y ocho, cuya sinopsis reza: ‘Una
correcta interpretación de los artículos 17, 18 y 78 de la Ley Agraria permite concluir que la constancia del
registrador agrario nacional en la que se asienta que se dio de alta como sucesora preferente del extinto titular,
a determinada persona, en atención a la solicitud de inscripción de la designación hecha en su favor, es
insuficiente por sí misma para acreditar la titularidad de derechos sobre una unidad de dotación, dado que la
directora en jefe del Registro Agrario Nacional carece de facultades para expedir o asignar parcelas o títulos
en las hipótesis de una sucesión legítima, ya sea que el ejidatario haya hecho designación de quien deba
sucederle o que no realizara tal señalamiento (sucesión intestamentaria) a que se contraen los dos preceptos
citados en primer lugar, máxime que el último numeral indica que «... Los derechos de los ejidatarios sobre
sus parcelas se acreditarán con sus correspondientes certificados de derechos agrarios o certificados
parcelarios, los cuales ostentarán los datos básicos de identificación de la parcela ...» ...’, y el tribunal
responsable al analizar la acción ejercitada por el actor principal, aquí tercero perjudicado, equivocadamente
la denominó como restitutoria y se refirió y analizó los elementos de ésta, lo cierto en la especie es que dicha
acción es la de controversia agraria sobre la posesión de la parcela de trece hectáreas, prevista por la fracción
VI del artículo 18 de la invocada Ley Agraria, como así expresamente lo admitió en el auto dictado el cinco
de junio de mil novecientos noventa y ocho en el expediente agrario relativo (foja 14), y es verdad también
que erróneamente declaró como titular de esa parcela al propio actor, atento su calidad de sucesor, como si
éste hubiera demandado el juicio sucesorio correspondiente, cuando dijo ‘por lo que, estando demostrado que
Amado Carmona Ramos es el causahabiente del citado ejidatario Pánfilo Carmona Aguilar, ya que le fueron
transmitidos los derechos ejidales de tal causante, resulta inconcuso que debe reputársele como nuevo titular
de esos derechos en virtud de que, de lo preceptuado por los artículos 16, fracción I y 150 de la Ley Agraria’,
lo que no fue así, pues sólo se planteó la referida acción de controversia en materia agraria, cabe decir que
esas circunstancias no trascienden al resultado de la propia sentencia combatida, porque se advierte que de
todos modos el multicitado actor principal demostró su derecho y que éste es preferente con las dos
documentales exhibidas con su demanda agraria (fojas 7 y 8), conjuntamente consideradas con su designación
como sucesor del extinto Pánfilo Carmona Aguilar en relación con la unidad agraria que interesa (fojas 28 y
29), a las que correctamente dio valor el tribunal, si bien son insuficientes para generar el título a que alude el
artículo 16 de la repetida Ley Agraria -lo que por sí mismo no interesa porque no se trata de la acción
restitutoria como se ha dicho ya-, sí son bastantes para demostrar el mejor y preferente derecho del repetido
actor frente a los demandados principales, quienes únicamente tienen la posesión de sendas fracciones de diez
y tres hectáreas de dicha parcela, a la luz de la tesis jurisprudencial número 797 sustentada por el Segundo
Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, visible en la página seiscientos cuatro del Tomo III del Apéndice al
Semanario Judicial de la Federación editado en mil novecientos noventa y cinco, del rubro: ‘POSESIÓN Y
GOCE DE PARCELA, CONFLICTOS SOBRE.’, que dice: ‘En los conflictos de posesión y goce de una
parcela ejidal, en los que uno de los contendientes tiene en su favor derechos agrarios reconocidos para
explotarla, no debe determinarse quién viene detentando la unidad de dotación de referencia, sino que el
objeto principal de la resolución será el de establecer a quién le asiste el mejor derecho para poseer, pues de lo
contrario se desconocería la titularidad de los derechos agrarios, de la que genuinamente deriva el derecho de
poseer. Y si considera el detentador que su posesión ha generado algún derecho, lo que podría hacer sería
gestionar la privación en contra del titular, pero jamás disputarle la posesión.’, y, por ese motivo, se encuentra
probado el primer elemento de la acción de preferencia, como es el mejor derecho del tercero perjudicado
frente a los citados demandados y, atento a ello, deviene irrelevante lo que se dice en torno a que ‘la Ley
Agraria en ningún artículo señala que se podrá adquirir la calidad de ejidatario por dicho documento, sino
expresamente previene que únicamente se podrá acreditar la calidad de ejidatario a través de lo expresamente
previsto por el artículo 16 de dicho ordenamiento legal, por lo que aunado a lo anterior, dicho documento, al
que la responsable le da valor pleno para demostrar la calidad de ejidatario de mi contraparte, de ninguna
manera es el idóneo para ello’; sentado lo anterior, y como no existe queja que suplir debe denegarse el
amparo. Por lo expuesto y fundado, y con apoyo, además, en los artículos 184 y 190 de la ley de la materia, se
resuelve: ÚNICO. La Justicia de la Unión no ampara ni protege a Ignacio Carmona Ramos contra los actos y
la autoridad puntualizados en el resultando primero de esta ejecutoria."
AD. 1486/97.
"IV. Al margen de que es inexacto que ‘se incumplieron las formalidades esenciales del
procedimiento y conforme a las leyes expedidas con anterioridad al hecho’, dado que basta imponerse de las
constancias que integran el expediente agrario del que provienen los actos reclamados para advertir lo
contrario, debe decirse que son inatendibles los demás motivos de desacuerdo transcritos, los que se
analizarán en el orden que enseguida se advertirá, cuenta habida de que: a) Por cuanto a lo inherente a que el
Tribunal Unitario Agrario responsable pasó por alto la jurisprudencia del Segundo Tribunal Colegiado del
Décimo Circuito que se invoca y transcribe bajo el rubro: ‘AGRARIO. CONFLICTO PARCELARIO.
POSESIÓN.’, porque el actor dejó ‘demostrado que el inmueble que reclamo legalmente me pertenece
demostrándolo así con el documento original de fecha 3 de julio de 1996, que me fue proporcionado por el
Registro Agrario Nacional y que me acredita como ejidatario con derechos agrarios legalmente reconocidos
en el poblado Tuzamapan, Municipio de Coatepec, Ver.; con motivo de haber causado alta por traslado de
dominio que realicé a la defunción de mi señor padre Eliseo Hernández Pomier’, se destaca que, contra lo que
se sostiene, y como lo consideró la responsable, dicho actor, ahora quejoso, no demostró tener derecho alguno
sobre la parcela que reclama, supuesto que la constancia expedida el tres de julio de mil novecientos noventa
y seis por el encargado de la Delegación Estatal del Registro Agrario Nacional en Jalapa, Veracruz (foja 5),
en donde se asentó que fue dado de alta por información que se obtuvo del padrón nacional de ejidatarios
actualizado de fecha catorce de julio de mil novecientos noventa y cinco, por T.D., en donde se dijo que ‘se
hace constar que la persona que abajo se indica, se encuentra registrada en calidad de ejidatario del poblado
que se anota, con los datos que a continuación se expresan: Datos del poblado. Nombre:Tuzamapan.
Municipio: Coatepec. Entidad federativa: Veracruz. Datos del ejidatario. Nombre: Hernández Peña Carmelo.
Apellido paterno materno nombre (s). Datos de registro. No. de volumen (sic). No. de expediente (sic). No. de
certificado 747528. No. de título ...’ (foja 5), carece de eficacia para los fines pretendidos, pues sólo es una
constancia de inscripción de derechos que lo ampara como ejidatario por haber causado alta por traslado de
dominio, empero no con aquella calidad, dado que el encargado de la citada delegación estatal carece de
facultades para expedir o asignar parcelas o títulos, en las hipótesis en que medie una sucesión legítima, ya
sea que el ejidatario haya hecho designación de quien deba sucederle (sucesión testamentaria) o que no
realizara tal señalamiento (sucesión intestamentaria) a que se contraen los artículos 17 y 18 de la Ley Agraria,
máxime que claramente el diverso 78 de la invocada Ley Agraria preceptúa que: ‘Los derechos de los
ejidatarios sobre sus parcelas se acreditarán con sus correspondientes certificados de derechos agrarios o
certificados parcelarios, los cuales ostentarán los datos básicos de identificación de la parcela. ...’, lo que
implica, necesariamente, que la constancia de mérito es insuficiente por sí misma para acreditar la titularidad
de derechos sobre una unidad de dotación, sino que es menester instaurar ante el Tribunal Unitario Agrario el
procedimiento jurisdiccional respectivo previsto en la fracción VII del artículo 18 de la Ley Orgánica de los
Tribunales Agrarios, teniendo al respecto aplicación la tesis de este órgano colegiado bajo el número 24/98 y
rubro: ‘REGISTRO AGRARIO NACIONAL. CONSTANCIA EXPEDIDA POR EL, SIN MEDIAR JUICIO
SUCESORIO, ES INEFICAZ.’, que a la letra dice: ‘Una correcta interpretación de los artículos 17, 18 y 78
de la Ley Agraria permite concluir que la constancia del registrador agrario nacional en la que se asienta que
se dio de alta como sucesora preferente del extinto titular, a determinada persona, en atención a la solicitud de
inscripción de la designación hecha en su favor, es insuficiente por sí misma para acreditar la titularidad de
derechos sobre una unidad de dotación, dado que el Registro Agrario Nacional carece de facultades para
expedir o asignar parcelas o títulos en las hipótesis de una sucesión legítima, ya sea que el ejidatario haya
hecho designación de quien deba sucederle (sucesión testamentaria) o que no realizara tal señalamiento
(sucesión intestamentaria) a que se contraen los dos preceptos citados en primer lugar, máxime que el último
numeral indica que «... Los derechos de los ejidatarios sobre sus parcelas se acreditarán con sus
correspondientes certificados de derechos agrarios o certificados parcelarios, los cuales ostentarán los datos
básicos de identificación de la parcela ...», de lo que se concluye que es menester instaurar ante el
correspondiente Tribunal Unitario Agrario el procedimiento jurisdiccional respectivo en términos de la
fracción VII del artículo 18 de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios, con base en los invocados
numerales 17 y 18 de la Ley Agraria.’, siendo pertinente agregar que al final de la aludida constancia se dice
que la información obtenida en la misma ‘está sujeta a modificaciones por falta de información oportuna de
resoluciones por parte del Tribunal Unitario y Superior Agrario’ (foja 5), sin que obste lo inherente a que ‘por
una parte la responsable manifiesta que hace prueba plena y que es suficiente para probar que estoy
reconocido como ejidatario del poblado Tuzamapan, pero que no es suficiente para acreditar mi calidad de
ejidatario, cae en serias contradicciones’, dado que lo que en realidad dijo el tribunal responsable en relación
con dicha constancia fue que ‘de conformidad con el artículo 202 del Código Federal de Procedimientos
Civiles, hace prueba plena y, a criterio de este órgano resolutor, es suficiente para probar que Carmelo
Hernández Peña está registrado en el poblado Tuzamapan; sin embargo, en términos del artículo 16 de la Ley
Agraria dicha constancia no es suficiente para acreditar la calidad de ejidatario de Carmelo Hernández Peña y,
por otra parte, de dicha constancia no se desprenden los datos de identificación de la parcela que dice el actor
le pertenece, tal y como podrían ser: la superficie, medidas, colindancias y lugar de ubicación de la parcela a
que ese documento se refiera, es decir, el documento en estudio es insuficiente para que el actor demuestre ser
titular de derechos agrarios y, por otra parte, con el mismo no se demuestra que al demandante le asista algún
derecho sobre la superficie que reclama, en razón de que de la constancia de referencia se desprende que
Carmelo Hernández Peña causó alta por traslado de dominio en el ejido Tuzamapan; sin embargo, conforme
al artículo 16 de la Ley Agraria, la calidad de ejidatario se acredita con el certificado de derechos agrarios
expedido por autoridad competente, el certificado parcelario o de derechos comunes, o la sentencia o
resolución relativa del tribunal agrario, ninguno de los cuales aparece se haya exhibido’; b) Tocante a lo que
se dice en relación con que el quejoso tiene ‘un derecho reconocido sobre el inmueble en que baso mi
pretensión que consiste en el mejor derecho a poseer y usufructuar la superficie de 2-50-00 Has., que forman
parte de la unidad de dotación que como sucesor preferente y único de los derechos agrarios del titular Eliseo
Hernández Pomier, heredé a su fallecimiento, en virtud de haber realizado un traslado de dominio que a la
fecha me acredita como titular de la parcela del de cujus, y al no comprenderlo así, la responsable hace
nugatorio el derecho que me asiste sobre el referido bien inmueble, conculcándose por tanto en mi perjuicio el
artículo 17 de la Ley Agraria en vigor, toda vez que la responsable dejó de aplicarle en el dictado de su
resolución’, ya que la parcela de que se trata ‘me pertenece por ser herencia que me dejara mi extinto padre’,
debe decirse que en la especie no se ventiló el juicio agrario del que proviene la sentencia impugnada en la vía
de la sucesión de derechos ejidales conforme al mencionado artículo 18, fracción VII, de la Ley Orgánica de
los Tribunales Agrarios, en relación con el aludido 17 de la Ley Agraria, sino que la controversia se entabló
con base en la fracción VI del precepto citado en primer término, o sea, como una controversia sobre ‘el
mejor derecho a la posesión de una superficie de 3-00-00 hectáreas, que afirma el actor corresponden a su
unidad de dotación que se conforma de aproximadamente 6-00-00 hectáreas, localizada en el poblado
Tuzamapan, Municipio de Coatepec, Estado de Veracruz, y como consecuencia de la prestación anterior,
demanda la desocupación y entrega material de dicha superficie’ (foja 19), con base en la constancia del
encargado de la Delegación Estatal del Registro Agrario Nacional en Jalapa, Veracruz, documento que, según
se dijo ya, es insuficiente para el fin que se pretende, por lo que no se ejercitó como acción esa cuestión y si
no formó parte de la litis natural, menos puede serlo de la litis constitucional de conformidad con el criterio
sustentado por este Tribunal Colegiado en la jurisprudencia que bajo el número VII.A.T. J/35 y rubro: ‘LITIS
CONSTITUCIONAL, MATERIA DE LA. EN AMPARO DIRECTO AGRARIO.’, es visible en la página
cincuenta y uno de la Gaceta Número 86-1 del Semanario Judicial de la Federación, correspondiente al mes
de febrero de mil novecientos noventa y cinco, que a la letra dice: ‘Si una cuestión no ha sido materia del
debate ante el tribunal agrario correspondiente, no puede serlo de la litis constitucional, ya que ello sería
contrario a la técnica del amparo, conforme a la cual la sentencia que en éste se pronuncie sólo tomará en
consideración las cuestiones planteadas en el debate ante la potestad común.’. Sentado lo anterior y como no
existe queja que suplir, debe negarse el amparo pedido. Por lo expuesto y fundado, y con apoyo, además, en
los artículos 184 y 190 de la ley de la materia, se resuelve: ÚNICO. La Justicia de la Unión no ampara ni
protege a Carmelo Hernández Peña contra los actos y la autoridad puntualizados en el resultando primero de
esta ejecutoria."
AD. 1193/97.
"QUINTO. Son sustancialmente fundados los conceptos de violación hechos valer, aunque para
estimarlo así sea necesario hacer uso de la facultad que a este tribunal confieren los artículos 76 bis, fracción
III y 227 de la Ley de Amparo, para suplir la deficiencia de la queja en la medida que lo requieren aquéllos.
Los artículos 17 y 18 de la Ley Agraria establecen: ‘Artículo 17. El ejidatario tiene la facultad de designar a
quien deba sucederle en sus derechos sobre la parcela y en los demás inherentes a su calidad de ejidatario,
para lo cual bastará que el ejidatario formule una lista de sucesión en la que consten los nombres de las
personas y el orden de preferencia conforme al cual deba hacerse la adjudicación de derechos a su
fallecimiento. Para ello podrá designar al cónyuge, a la concubina o concubinario en su caso, a uno de los
hijos, a uno de los ascendientes o a cualquier otra persona. La lista de sucesión deberá ser depositada en el
Registro Agrario Nacional o formalizada ante fedatario público. Con las mismas formalidades podrá ser
modificada por el propio ejidatario, en cuyo caso será válida la de fecha posterior.’. ‘Artículo 18. Cuando el
ejidatario no haya hecho designación de sucesores, o cuando ninguno de los señalados en la lista de herederos
pueda heredar por imposibilidad material o legal, los derechos agrarios se transmitirán de acuerdo con el
siguiente orden de preferencia: I. Al cónyuge; II. A la concubina o concubinario; III. A uno de los hijos del
ejidatario; IV. A uno de sus ascendientes; y V. A cualquier otra persona de las que dependan económicamente
de él. En los casos a que se refieren las fracciones III, IV y V, si al fallecimiento del ejidatario resultan dos o
más personas con derecho a heredar, los herederos gozarán de tres meses a partir de la muerte del ejidatario
para decidir quién, de entre ellos, conservará los derechos ejidales. En caso de que no se pusieran de acuerdo,
el tribunal agrario proveerá la venta de dichos derechos ejidales en subasta pública y repartirá el producto, por
partes iguales, entre las personas con derecho a heredar. En caso de igualdad de posturas en la subasta, tendrá
preferencia cualquiera de los herederos.’. De la interpretación jurídica de los preceptos transcritos se obtiene
que el Registro Agrario Nacional carece de facultades para expedir o asignar parcelas o títulos, en las
hipótesis en que medie una sucesión legítima, ya sea que el ejidatario haya hecho designación de quien deba
sucederle (sucesión testamentaria) o que no realizara tal señalamiento (sucesión intestamentaria) a que se
contraen tales normas, máxime que el artículo 78 del propio cuerpo legal, claramente previene: ‘Los derechos
de los ejidatarios sobre sus parcelas se acreditarán con sus correspondientes certificados de derechos agrarios
o certificados parcelarios, los cuales ostentarán los datos básicos de identificación de la parcela. ...’, y que
conforme al primero de los dispositivos enunciados, los derechos agrarios son transmisibles a través de la
designación de sucesores hecha en vida por el ejidatario, pero a fin de que esta designación o su modificación
tengan validez y produzcan los efectos jurídicos que les son inherentes, es necesario el cumplimiento del
requisito formal que señala el mismo precepto, es decir, que la lista de sucesores se deposite en el Registro
Agrario Nacional o sea formalizada ante fedatario público, lo cual tiende a otorgar certeza a la declaración de
voluntad del ejidatario y seguridad jurídica a los sucesores, y se explica en atención a la especial relevancia y
consecuencias de esa declaración. En ese tenor, resulta incuestionable que fue incorrecta la determinación del
tribunal responsable al estimar que el ahora tercero perjudicado demostró en el controvertido de origen que
‘fue el sucesor preferente para heredar los derechos de la extinta titular’, ya que en la sentencia se asienta ‘lo
que se desprende de la lista de sucesión inscrita en este registro, con fundamento en lo dispuesto por los
artículos 17, 152, fracción VIII, segundo y cuarto transitorios de la Ley Agraria, queda inscrito como titular
de los derechos agrarios antes descritos’; pues al margen de que en el documento a que alude (inscripción de
transmisión de derechos agrarios por sucesores del Registro Agrario Nacional, de fecha veintitrés de agosto
de mil novecientos noventa y cuatro) no se especifica a qué ‘lista de sucesión’ se refiere y de que a fojas
cuarenta y tres aparece la solicitud formulada por Ignacio Villeda Vázquez al órgano en mención, para
inscribir traslados de dominio y anotación de sucesores en derechos agrarios individuales, el treinta y uno de
julio anterior, en cuyo apartado de ‘lista de sucesores’ no se asienta nombre alguno, debe destacarse que, de
acuerdo al razonamiento expuesto con antelación, la constancia de mérito es insuficiente por sí misma para
acreditar la titularidad de derechos sobre una unidad de dotación, sino que es menester instaurar ante el
Tribunal Unitario Agrario el procedimiento jurisdiccional respectivo, previsto en la fracción VII del artículo
18 de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios, teniendo al respecto aplicación la tesis de este órgano
colegiado identificada con los números 24/98 y 4/99, del rubro: ‘REGISTRO AGRARIO NACIONAL,
CONSTANCIA EXPEDIDA POR EL, SIN MEDIAR JUICIO SUCESORIO. ES INEFICAZ.’, que a la letra
dice: ‘Una correcta interpretación de los artículos 17, 18 y 78 de la Ley Agraria permite concluir que la
constancia del registrador agrario nacional en la que se asienta que se dio de alta como sucesora preferente del
extinto titular, a determinada persona, en atención a la solicitud de inscripción de la designación hecha en su
favor, es insuficiente por sí misma para acreditar la titularidad de derechos sobre una unidad de dotación,
dado que el Registro Agrario Nacional carece de facultades para expedir o asignar parcelas o títulos en las
hipótesis de una sucesión legítima, ya sea que el ejidatario haya hecho designación de quien deba sucederle
(sucesión testamentaria) o que no realizara tal señalamiento (sucesión intestamentaria) a que se contraen los
dos preceptos citados en primer lugar, máxime que el último numeral indica que «... Los derechos de los
ejidatarios sobre sus parcelas se acreditarán con sus correspondientes certificados de derechos agrarios o
certificados parcelarios, los cuales ostentarán los datos básicos de identificación de la parcela ...», de lo que se
concluye que es menester instaurar ante el correspondiente Tribunal Unitario Agrario el procedimiento
jurisdiccional respectivo en términos de la fracción VII del artículo 18 de la Ley Orgánica de los Tribunales
Agrarios, con base en los invocados numerales 17 y 18 de la Ley Agraria.’. De consiguiente, no basta que en
la documental de mérito se haya asentado que el solicitante Ignacio Villeda Vázquez se encontraba
debidamente registrado como sucesor preferente para heredar los derechos agrarios de la extinta titular, si tal
extremo, lejos de quedar acreditado con algún elemento de convicción, aparece desvirtuado con la constancia
consistente en la solicitud de que se trata, en la que no se consigna sucesor alguno, sin que obste que en la
audiencia de quince de enero de mil novecientos noventa y siete, el testigo Rubicel Amador García haya
declarado que ‘había una sucesión registrada a favor de Ignacio Villeda ... la Sra. Severa Arteaga tenía ya
hecha una sucesión registrada y de lo anterior ya tenía pleno conocimiento el Sr. Tirzo Vázquez Arteaga,
puesto que de una investigación de usufructo parcelario que se hizo en el ejido, el comisionado de la Reforma
Agraria hizo la manifestación que el Sr. Ignacio Villeda aparecía como sucesor registrado y después la Sra.
Severa Arteaga ratificó tal designación’ y que en la propia diligencia, al desahogar la prueba confesional a su
cargo, el entonces demandado manifestara que ‘a mí me dejaron como heredero de los derechos preferentes
de la Sra. Severa Arteaga Rivera, habiendo sido su voluntad en vida ... que el único que aparece en la lista de
sucesores soy yo’, pues tales medios de convicción no son idóneos para acreditar la existencia de la lista a que
se contrae el artículo 17 de la legislación que se consulta, así como que su formulación se dio con las
formalidades que al efecto se exigen (que se depositó en el Registro Agrario Nacional o se formalizó ante
fedatario público), para otorgar certeza a la declaración de voluntad del ejidatario y seguridad jurídica a los
sucesores. En tales condiciones, lo procedente es conceder la protección de la Justicia Federal para el efecto
de que el tribunal responsable deje insubsistente la sentencia reclamada y, previos los trámites de ley, dicte
otra en la que tomando en cuenta lo aquí decidido, resuelva en primer término lo que en derecho proceda
respecto al reconocimiento de herederos por sucesión y hecho lo anterior, con plenitud de jurisdicción, aborde
el estudio de la acción de nulidad ejercida, dado que es ilegal el motivo que expuso para analizarla previo al
estudio de los derechos sucesorios. Por lo expuesto y fundado, se resuelve: ÚNICO. Para los efectos que se
precisan en el considerando quinto de esta ejecutoria, la Justicia de la Unión ampara y protege a Tirzo
Vázquez Arteaga, contra el acto que reclamó del Tribunal Unitario Agrario del Trigésimo Segundo Distrito,
con sede en Tuxpan, Veracruz, mismo que se señaló en el resultando primero de esta propia ejecutoria."
AD. 552/99.
"IV. Al margen de que es inexacto que la sentencia combatida sea infundada e inmotivada como se
advierte de su sola lectura, debe decirse que son inatendibles los demás motivos de desacuerdo transcritos,
mismos que se analizarán en el orden que enseguida se advertirá, cuenta habida de que: a) Si bien es cierto
que por acuerdo de veintinueve de abril de mil novecientos noventa y nueve se ordenó turnar el expediente
del que provienen los actos reclamados para el dictado de la sentencia correspondiente (foja 107), y que esta
última se pronunció hasta el veintidós de junio siguiente y que le fue notificada a la quejosa el cinco de agosto
de ese mismo año (foja 134 fuera de los términos a que se refieren los artículos 185, fracción VI y 188 de la
Ley Agraria que establecen, respectivamente, en lo conducente, que: ‘Artículo 185. El tribunal abrirá la
audiencia y en ella se observarán las siguientes prevenciones: ... VI. ... el tribunal exhortará a las partes a una
composición amigable. Si se lograra la aveniencia, se dará por terminado el juicio y se suscribirá el convenio
respectivo, el que una vez calificado y, en su caso, aprobado por el tribunal, tendrá el carácter de sentencia.
En caso contrario, el tribunal oirá los alegatos de las partes, para lo cual concederá el tiempo necesario a cada
una y enseguida pronunciará su fallo en presencia de ellas de una manera clara y sencilla. ...’ y ‘Artículo 188.
En caso de que la estimación de pruebas amerite un estudio más detenido por el tribunal del conocimiento,
éste citará a las partes para oír sentencia en el término que estime conveniente, sin que dicho término exceda
en ningún caso de veinte días, contados a partir de la audiencia a que se refieren los artículos anteriores.’,
también lo es que dichas circunstancias no actualizan la hipótesis a que se refiere la fracción XI, en relación
con la VI, del artículo 159 de la ley de la materia, a virtud de que la observancia del término para el
pronunciamiento de la sentencia constituye una obligación para el tribunal responsable y no uno establecido
en favor de la quejosa y, al margen de ello, es una violación, en todo caso, irreparablemente consumada y, por
lo mismo,no conlleva la reposición del procedimiento, como se pretende; b) Aun cuando es cierto, como se
alega en relación con el documento consistente en la constancia de inscripción de la transmisión de derechos
agrarios por sucesión, que ‘la Ley Agraria en ningún artículo señala que se podrá adquirir la calidad de
ejidatario por dicho documento, sino expresamente previene que únicamente se podrá acreditar la calidad de
ejidatario a través de lo expresamente previsto por el artículo 16 de dicho ordenamiento legal, por lo que
aunado a lo anterior dicho documento al que la responsable le da valor pleno para demostrar la calidad de
ejidatario de mi contraparte, de ninguna manera es el idóneo para ello’, porque además, una correcta
interpretación de los artículos 17, 18 y 78 de la citada Ley Agraria permite concluir que esa constancia del
registrador, en que se da de alta a alguien como sucesor del titular del certificado que ampara la parcela, no da
a éste la calidad de nuevo ejidatario y titular, porque sería menester tramitar el correspondiente juicio
sucesorio en términos de alguno de los dos primeros preceptos mencionados, lo que tiene apoyo en el criterio
sustentado por este órgano colegiado en los juicios de amparo directo números 1193/97, 1486/97 y 942/97,
que dieron lugar a la tesis que bajo el número VII.1o.A.T.22 A y rubro: ‘REGISTRO AGRARIO
NACIONAL, CONSTANCIA EXPEDIDA POR EL, SIN MEDIAR JUICIO SUCESORIO, ES INEFICAZ.’,
es visible en la página mil ochenta y siguiente del Tomo VIII, Novena Época del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, correspondiente al mes de diciembre de mil novecientos noventa y ocho, cuya
sinopsis reza: ‘Una correcta interpretación de los artículos 17, 18 y 78 de la Ley Agraria permite concluir que
la constancia del registrador agrario nacional en la que se asienta que se dio de alta como sucesora preferente
del extinto titular, a determinada persona, en atención a la solicitud de inscripción de la designación hecha en
su favor, es insuficiente por sí misma para acreditar la titularidad de derechos sobre una unidad de dotación,
dado que la directora en jefe del Registro Agrario Nacional carece de facultades para expedir o asignar
parcelas o títulos en las hipótesis de una sucesión legítima, ya sea que el ejidatario haya hecho designación de
quien deba sucederle o que no realizara tal señalamiento (sucesión intestamentaria) a que se contraen los dos
preceptos citados en primer lugar, máxime que el último numeral indica que «... Los derechos de los
ejidatarios sobre sus parcelas se acreditarán con sus correspondientes certificados de derechos agrarios o
certificados parcelarios, los cuales ostentarán los datos básicos de identificación de la parcela ...» ...’, y el
tribunal responsable al analizar la acción ejercitada por el actor principal, aquí tercero perjudicado,
equivocadamente la denominó como restitutoria y se refirió y analizó los elementos de ésta, lo cierto en la
especie es que dicha acción es la de controversia agraria sobre la posesión de la parcela de trece hectáreas,
prevista por la fracción VI del artículo 18 de la invocada Ley Agraria, como así expresamente lo admitió en el
auto dictado el cinco de junio de mil novecientos noventa y ocho en el expediente agrario relativo (foja 14) y
es verdad también que erróneamente declaró como titular de esta parcela al propio actor, atenta su calidad de
sucesor, como si éste hubiera demandado el juicio sucesorio correspondiente, cuando dijo: ‘Por lo que,
estando demostrado que Amado Carmona Ramos es el causahabiente del citado ejidatario Pánfilo Carmona
Aguilar, ya que le fueron transmitidos los derechos ejidales de tal causante, resulta inconcuso que debe
reputársele como nuevo titular de esos derechos, en virtud de que, de lo preceptuado por los artículos 16,
fracción I y 150 de la Ley Agraria’, lo que no fue así, pues sólo se planteó la referida acción de controversia
en materia agraria, cabe decir que esas circunstancias no trascienden al resultado de la propia sentencia
combatida, porque se advierte que de todos modos el multicitado actor principal demostró su derecho y que
éste es preferente con las dos documentales exhibidas con su demanda agraria (fojas 7 y 8), conjuntamente
consideradas con su designación como sucesor del extinto Pánfilo Carmona Aguilar en relación con la unidad
agraria que interesa (foja 28), a las que correctamente dio valor el tribunal, si bien son insuficientes para
generar el título a que alude el artículo 16 de la repetida Ley Agraria, lo que por sí mismo no interesa porque
no se trata de la acción restitutoria como se ha dicho ya, sí son bastantes para demostrar el mejor y preferente
derecho del repetido actor frente a los demandados principales, quienes únicamente tienen la posesión de
sendas fracciones de diez y tres hectáreas de dicha parcela a la luz de la tesis jurisprudencial número 797,
sustentada por el Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, visible en la página seiscientos cuatro del
Tomo III del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación editado en mil novecientos noventa y cinco, de
rubro: ‘POSESIÓN Y GOCE DE PARCELA, CONFLICTOS SOBRE. En los conflictos de posesión y goce
de una parcela ejidal, en los que uno de los contendientes tiene en su favor derechos agrarios reconocidos para
explotarla, no debe determinarse quién viene detentando la unidad de dotación de referencia, sino que el
objeto principal de la resolución será el de establecer a quién le asiste el mejor derecho para poseer, pues de lo
contrario se desconocería la titularidad de los derechos agrarios, de la que genuinamente deriva el derecho de
poseer. Y si considera el detentador que su posesión ha generado algún derecho, lo que podría hacer sería
gestionar la privación en contra del titular, pero jamás disputarle la posesión.’, y por ese motivo se encuentra
probado el primer elemento de la acción de preferencia, como es el mejor derecho del tercero perjudicado
frente a los citados demandados y, atento ello, deviene irrelevante lo que se dice en torno a que ‘la Ley
Agraria en ningún artículo señala que se podrá adquirir la calidad de ejidatario por dicho documento, sino
expresamente previene que únicamente se podrá acreditar la calidad de ejidatario a través de lo expresamente
previsto por el artículo 16 de dicho ordenamiento legal, por lo que aunado a lo anterior, dicho documento al
que la responsable le da valor pleno para demostrar la calidad de ejidatario de mi contraparte, de ninguna
manera es el idóneo para ello.’. Sentado lo anterior, y como no existe queja que suplir, debe denegarse (sic) el
amparo. Por lo expuesto y fundado, y con apoyo, además, en los artículos 184 y 190 de la ley de la materia, se
resuelve: ÚNICO. La Justicia de la Unión no ampara ni protege a María Patiño Beltrán, contra los actos y la
autoridad puntualizados en el resultando primero de esta ejecutoria."
AD. 942/97.
"En efecto, una vez leídos los demás conceptos de violación hechos valer en la especie, este tribunal
advierte que se está en el caso de suplir la deficiencia de la queja, en términos de lo que establece el artículo
227 de la Ley de Amparo, toda vez que al margen de cualesquiera otras consideraciones que pudieran hacerse
respecto a lo que argumentan los propios demandados y quejosos en relación con la excepción que hicieron al
contestar el libelo, en cuanto que las tierras en conflicto las poseen en forma común; que incorrectamente se
estimó como documento público el plano proyecto exhibido por la contraparte; que fueron objetados los
documentos relativos a la solicitud del extinto ejidatario Manuel Zamora para ausentarse de su parcela por
motivo de salud y al oficio del presidente del comisariado ejidal, concediendo el permiso; que se desestimaron
incorrectamente las objeciones hechas a las declaraciones de Rafael Romero Fuentes y Tereso Peralta
Villegas, testigos de la actora para acreditar que la parcela que poseen los quejosos forma parte de la dieciséis
y complemento de la diecinueve, que perteneció al finado ejidatario y actualmente a la tercera perjudicada;
que el tribunal agrario negó valor infundadamente a la testimonial ofrecida por los promoventes del juicio
constitucional y a cargo de Anastacio Plaza Solís y Joel Mendoza Hernández; y que no se analizó el contenido
del dictamen pericial de la actora en forma pormenorizada, ni lo apreció en conciencia el tribunal responsable;
debe decirse que, contra lo que sostiene éste, la actora, aquí tercera perjudicada, no demostró tener derecho
alguno sobre la parcela que reclama, supuesto que la constancia expedida el ocho de junio de mil novecientos
noventa y cuatro por el Registro Agrario Nacional que exhibió (foja 11), en donde se asentó que fue dada de
alta como sucesora preferente de Manuel Zamora, según solicitud de inscripción de la transmisión de
derechos agrarios por fallecimiento del titular, número 20871-94, de treinta de mayo de ese año, en donde se
asentó que ‘En atención a que el solicitante se encuentra debidamente legitimado como sucesor preferente
para heredar los derechos agrarios del extinto titular, lo que se desprende de la lista de sucesión inscrita en
este registro, con fundamento en lo dispuesto por los artículos 17, 152, fracción VIII, segundo y cuarto
transitorios de la Ley Agraria, queda inscrito como titular de los derechos agrarios antes descritos’ (foja 11),
carece de eficacia para los fines pretendidos, pues sólo es una constancia de inscripción de derechos que la
ampara como heredera, empero no con aquella calidad, dado que la directora en jefe del Registro Agrario
Nacional carece de facultades para expedir o asignar parcelas o títulos en las hipótesis de una sucesión
legítima, ya sea que el ejidatario haya hecho designación de quien deba sucederle o que no realizara tal
señalamiento (sucesión intestamentaria) a que se contraen los artículos 17 y 18 de la Ley Agraria, máxime
que claramente el diverso 78 de esta propia ley preceptúa que: ‘Los derechos de los ejidatarios sobre sus
parcelas se acreditarán con sus correspondientes certificados de derechos agrarios o certificados parcelarios,
los cuales ostentarán los datos básicos de identificación de la parcela. ...’, lo que implica, necesariamente, que
la debida interpretación de los preceptos acabados de indicar permite concluir que la constancia del
registrador agrario nacional, como la de que se trata, es insuficiente por sí misma para acreditar la titularidad
de derechos sobre una unidad de dotación, sino que es menester instaurar ante el tribunal agrario responsable
el procedimiento jurisdiccional respectivo previsto en la fracción VII del artículo 18 de la Ley Orgánica de los
Tribunales Agrarios y que, en el caso particular, la precitada actora adolece de derechos respecto ‘de dos
fracciones de terrenos ejidales denominados: A) parcela No. 16 y B) completo No. 19; ambos con una
extensión superficial aproximada a las 8-00-00 hectáreas (en conjunto) del poblado conocido como «Las
Bajadas» del Municipio de Veracruz, Veracruz’ (foja 1), más aún si se aprecia que los demandados Marcos
Aldazaba Hernández, Raymundo y Celestino Aldazaba Cruz Hernández, Raymundo y Celestino Aldazaba
Cruz, ahora quejosos, cuentan con los certificados de derechos agrarios números 2344711, 2344710 y
3995245, expedidos el veintisiete de septiembre de mil novecientos sesenta y ocho de febrero de mil
novecientos noventa y tres, respectivamente (fojas 73 a 75), y están en posesión de la superficie de mérito que
afirman forma parte de su parcela, lo que encuentra apoyo, además, en la tesis del Segundo Tribunal
Colegiado del Décimo Segundo Circuito que bajo el número XII.2o.2 A y rubro: ‘AGRARIO. CONFLICTO
PARCELARIO. POSESIÓN.’, visible en la página trescientos treinta y dos y siguiente del Tomo I del
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, editado en mayo de mil novecientos noventa y cinco, cuya
sinopsis reza: ‘En el planteamiento de un conflicto sobre posesión y usufructo de parcela ejidal o de solar
urbano, las autoridades agrarias al resolver deben atender preponderantemente a dos cuestiones: una
consistente en el documento en que se apoye la reclamación, y otra referente a cuál de las partes tiene la
posesión. Lo anterior atento a que si ninguna tiene derechos agrarios reconocidos por las autoridades agrarias
respecto del terreno en conflicto, entonces deberá resolverse en favor de quien ostentare la posesión, pero
cuando alguna de dichas partes tuviese un derecho reconocido, en tal caso se resolverá favorablemente a ésta,
por ser quien legalmente debe poseer y usufructuar la parcela o solar de que se trate. Lo precedente con
independencia de que el poseedor fuese el que no contara con tal reconocimiento, y de que considerare que su
posesión le generó derechos sobre el bien correlativo, supuesto en el que estará en aptitud de gestionar la
privación de derechos de la contraparte.’, que este tribunal hace suyo, así como en las ejecutorias dictadas por
este tribunal, entre otras, en los juicios de amparo directo números 472/97 y 1108/97. Sentado lo anterior,
debe concederse el amparo pedido para el efecto que el propio Tribunal Unitario Agrario demandado deje
insubsistente la sentencia impugnada y, en su lugar, dicte otra en la que tomando en cuenta lo aquí dicho,
resuelva lo que proceda en derecho. Por lo expuesto y fundado, y con apoyo, además, en los artículos 184 y
190 de la ley de la materia, se resuelve: ÚNICO. Para el efecto que se precisa en el considerando cuarto de
esta ejecutoria, la Justicia de la Unión ampara y protege a Marcos Aldazaba Hernández y coagraviados contra
los actos y la autoridad puntualizados en el resultando primero de la misma."
Las ejecutorias en mención dieron lugar a la jurisprudencia VII.1o.A.T. J/22, sustentada por el
Primer Tribunal Colegiado en Materias Administrativa y de Trabajo del Séptimo Circuito, publicada en la
página 979, Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XI, febrero de 2000, que
dice:
"REGISTRO AGRARIO NACIONAL, CONSTANCIA EXPEDIDA POR EL, SIN MEDIAR
JUICIO SUCESORIO. ES INEFICAZ. Una correcta interpretación de los artículos 17, 18 y 78 de la Ley
Agraria permite concluir que la constancia del registrador agrario nacional en la que se asienta que se dio de
alta como sucesora preferente del extinto titular, a determinada persona, en atención a la solicitud de
inscripción de la designación hecha en su favor, es insuficiente por sí misma para acreditar la titularidad de
derechos sobre una unidad de dotación, dado que el Registro Agrario Nacional carece de facultades para
expedir o asignar parcelas o títulos en las hipótesis de una sucesión legítima, ya sea que el ejidatario haya
hecho designación de quien deba sucederle (sucesión testamentaria) o que no realizara tal señalamiento
(sucesión intestamentaria) a que se contraen los dos preceptos citados en primer lugar, máxime que el último
numeral indica que ‘... Los derechos de los ejidatarios sobre sus parcelas se acreditarán con sus
correspondientes certificados de derechos agrarios o certificados parcelarios, los cuales ostentarán los datos
básicos de identificación de la parcela ...’, de lo que se concluye que es menester instaurar ante el
correspondiente Tribunal Unitario Agrario el procedimiento jurisdiccional respectivo en términos de la
fracción VII del artículo 18 de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios, con base en los invocados
numerales 17 y 18 de la Ley Agraria.
"PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIAS ADMINISTRATIVA Y DE TRABAJO
DEL SÉPTIMO CIRCUITO.
"Amparo directo 942/97. Marcos Aldazaba Hernández y coags. 12 de noviembre de 1998.
Unanimidad de votos. Ponente: Eliel E. Fitta García. Secretario: Antonio Zúñiga Luna.
"Amparo directo 1486/97. Carmelo Hernández Peña. 12 de febrero de 1999. Unanimidad de votos.
Ponente: Eliel E. Fitta García. Secretario: Antonio Zúñiga Luna.
"Amparo directo 1193/97. Tirzo Vázquez Arteaga. 4 de marzo de 1999. Unanimidad de votos.
Ponente: Graciela Guadalupe Alejo Luna. Secretaria: Guadalupe Patricia Juárez Hernández.
"Amparo directo 551/99. Ignacio Carmona Ramos. 13 de enero de 2000. Unanimidad de votos.
Ponente: Eliel E. Fitta García. Secretario: Antonio Zúñiga Luna.
"Amparo directo 552/99. María Patiño Beltrán. 13 de enero de 2000. Unanimidad de votos. Ponente:
Eliel E. Fitta García. Secretario: Antonio Zúñiga Luna."
QUINTO. El análisis de las ejecutorias transcritas pone de relieve que no existe la contradicción de
tesis denunciada entre lo sostenido por el Primer Tribunal Colegiado en Materias Administrativa y de Trabajo
del Séptimo Circuito, al resolver el juicio de amparo directo 1193/97, y lo considerado por el Cuarto Tribunal
Colegiado del Vigésimo Segundo Circuito, al resolver el juicio de amparo directo 277/2001, respecto del
problema que enseguida se precisa.
En efecto, el Primer Tribunal Colegiado en Materias Administrativa y de Trabajo del Séptimo
Circuito, al resolver el juicio de amparo directo 1193/97, dejó intocada la apreciación del tribunal agrario
responsable en el sentido de que la litis en el juicio agrario quedó circunscrita a determinar si eran o no nulas
las actas de asamblea general de ejidatarios, así como si había lugar o no a reconocer a los actores como
sucesores de los derechos agrarios de la extinta ejidataria, titular del certificado de derechos agrarios; a su vez,
el Cuarto Tribunal Colegiado del Vigésimo Segundo Circuito, al resolver el juicio de amparo directo
277/2001, consideró que asistía razón al quejoso, actor en el juicio agrario, al aducir que el Tribunal Unitario
Agrario declaró improcedente la acción restitutoria intentada, porque valoró indebidamente la documental
ofrecida para tal efecto. Lo anterior evidencia que al resolverse los citados juicios de amparo se examinaron
cuestiones jurídicas y elementos esencialmente distintos, por lo que los órganos colegiados contendientes
adoptaron posiciones discrepantes, pues mientras en el juicio de amparo 1193/97, se estimó que la litis en el
juicio agrario quedó circunscrita a determinar si eran o no nulas las actas de asamblea general de ejidatarios, y
si había lugar o no a reconocer a los actores como sucesores de los derechos agrarios de la extinta ejidataria,
titular del certificado, en el juicio de amparo 277/2001 se consideró que la litis en el juicio agrario consistió
en determinar la procedencia o improcedencia de la acción (reivindicatoria) (restitutoria) ejercitada respecto
de una unidad de dotación.
Al respecto, es aplicable la jurisprudencia 26/2001, del Pleno de esta Suprema Corte de Justicia de la
Nación, publicada en la página 76, Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo
XIII, abril de 2001, que dice:
"CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO.
REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA. De conformidad con lo que establecen los artículos 107, fracción
XIII, primer párrafo, de la Constitución Federal y 197-A de la Ley de Amparo, cuando los Tribunales
Colegiados de Circuito sustenten tesis contradictorias en los juicios de amparo de su competencia, el Pleno de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación o la Sala que corresponda deben decidir cuál tesis ha de prevalecer.
Ahora bien, se entiende que existen tesis contradictorias cuando concurren los siguientes supuestos: a) que al
resolver los negocios jurídicos se examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y se adopten
posiciones o criterios jurídicos discrepantes; b) que la diferencia de criterios se presente en las
consideraciones, razonamientos o interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas; y, c) que los
distintos criterios provengan del examen de los mismos elementos."
Asimismo, cobra aplicación la jurisprudencia 24/95, de esta Segunda Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, publicada en la página 59, Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Tomo II,julio de 1995, que dice:
"CONTRADICCIÓN DE TESIS. ES INEXISTENTE SI LOS CRITERIOS DIVERGENTES
TRATAN CUESTIONES ESENCIALMENTE DISTINTAS. Para que se configure la contradicción de tesis a
que se refiere el artículo 197-A de la Ley de Amparo, es menester que las resoluciones pronunciadas por los
Tribunales Colegiados que sustenten criterios divergentes traten cuestiones jurídicas esencialmente iguales;
por tanto, si la disparidad de criterios proviene de temas diferentes, la contradicción es inexistente."
Tampoco existe contradicción entre lo sostenido por el Primer Tribunal Colegiado en Materias
Administrativa y de Trabajo del Séptimo Circuito, quien al resolver el juicio de amparo directo 942/97
consideró que fue correcta la determinación de la autoridad responsable al precisar que la litis estaba prevista
en el artículo 18, fracción VI, de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios, y se trataba de una controversia
agraria sobre el mejor derecho a poseer tierras ejidales, y lo sostenido por el Cuarto Tribunal Colegiado del
Vigésimo Segundo Circuito, el cual, al resolver el juicio de amparo directo 277/2001, señaló que la autoridad
responsable precisó que en términos del artículo 18, fracción VI, de la Ley Orgánica de los Tribunales
Agrarios, la litis en ese juicio consistía en determinar la procedencia o improcedencia de la acción
reivindicatoria ejercitada respecto de una unidad de dotación y sobre ese particular el Tribunal Colegiado
consideró que asistía razón al quejoso, actor en el juicio agrario, al aducir que el Tribunal Unitario Agrario
declaró improcedente la acción restitutoria intentada porque valoró indebidamente la documental ofrecida
para tal efecto.
Por último, no existe la divergencia de criterios denunciada entre lo resuelto en las ejecutorias
emitidas en los juicios de amparo 551/99, 1486/97 y 552/99, por el Primer Tribunal Colegiado en Materias
Administrativa y de Trabajo del Séptimo Circuito, en las que se consideró que el tribunal agrario precisó,
entre otras cosas, que la litis consistía en determinar si procedía la acción restitutoria respecto de una parcela
y, como consecuencia, si debía condenarse a los demandados a entregarla, o si por el contrario éstos tenían
mejor derecho a poseer esa superficie; y en relación con tal apreciación, el Tribunal Colegiado estimó que la
responsable analizó equivocadamente la acción denominándola restitutoria, y se refirió y analizó los
elementos de ésta, cuando lo cierto era que la acción ejercitada era la de controversia agraria sobre la posesión
de una parcela, prevista por la fracción VI del artículo 18 de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios; y lo
sostenido en la ejecutoria de amparo directo 277/2001, dictada por el Cuarto Tribunal Colegiado del
Vigésimo Segundo Circuito, en la que se estimó que la autoridad responsable indicó que en términos del
artículo 18, fracción VI, de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios, la litis en ese juicio consistía en
determinar la procedencia o improcedencia de la acción reivindicatoria ejercitada respecto de una unidad de
dotación, y sobre el particular el Tribunal Colegiado concluyó que asistía razón al quejoso, actor en el juicio
agrario, al aducir que la autoridad responsable declaró improcedente la acción restitutoria intentada porque
valoró indebidamente la documental ofrecida para tal efecto.
Lo anterior es así, ya que si bien los Tribunales Colegiados de Circuito examinaron iguales
problemas jurídicos, a la luz de la misma disposición legal y sostuvieron criterios contrarios respecto a cuál es
la acción que procede en un juicio agrario, una vez que por los hechos narrados en la demanda se ha
determinado que el actor aduce tener mejor derecho a la posesión de una parcela ejidal que dice detenta el
demandado a quien reclama dicha posesión, tal contradicción sólo se da en un aspecto accidental o meramente
secundario dentro de los fallos que originan la denuncia, y no en la sustancia del problema jurídico debatido,
que es la que puede determinar materialmente la contradicción de tesis que hace necesaria la decisión o
pronunciamiento del órgano competente para establecer el criterio prevaleciente con carácter de
jurisprudencia.
Al respecto, se comparte el criterio de jurisprudencia 5/2000, sostenido por la Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicado en la página 49, Novena Época, Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Tomo XI, junio de 2000, que dice:
"CONTRADICCIÓN DE TESIS. REQUISITOS PARA LA PROCEDENCIA DE LA DENUNCIA.
Es verdad que en el artículo 107, fracción XIII de la Constitución y dentro de la Ley de Amparo, no existe
disposición que establezca como presupuesto de la procedencia de la denuncia de contradicción de tesis, la
relativa a que ésta emane necesariamente de juicios de idéntica naturaleza, sin embargo, es la interpretación
que tanto la doctrina como esta Suprema Corte han dado a las disposiciones que regulan dicha figura, las que
sí han considerado que para que exista materia a dilucidar sobre cuál criterio debe prevalecer, debe existir,
cuando menos formalmente, la oposición de criterios jurídicos en los que se controvierta la misma cuestión.
Esto es, para que se surta su procedencia, la contradicción denunciada debe referirse a las consideraciones,
razonamientos o interpretaciones jurídicas vertidas dentro de la parte considerativa de las sentencias
respectivas, que son las que constituyen precisamente las tesis que se sustentan por los órganos
jurisdiccionales. No basta pues que existan ciertas o determinadas contradicciones si éstas sólo se dan en
aspectos accidentales o meramente secundarios dentro de los fallos que originan la denuncia, sino que la
oposición debe darse en la sustancia del problema jurídico debatido; por lo que será la naturaleza del
problema, situación o negocio jurídico analizado, la que determine materialmente la contradicción de tesis
que hace necesaria la decisión o pronunciamiento del órgano competente para establecer el criterio
prevaleciente con carácter de tesis de jurisprudencia."
SEXTO. Por el contrario, y en otro aspecto, esta Segunda Sala estima que se produce la
contradicción de tesis en virtud de que respecto de un mismo problema jurídico los Tribunales Colegiados
contendientes adoptan criterios jurídicos discrepantes, diferencia que se presenta en las consideraciones
jurídicas de las sentencias, provienen del examen de los mismos elementos, y constituyen la sustancia del
problema jurídico debatido, a saber, determinar: 1o. Si el Registro Agrario Nacional tiene o no facultades
para: a) Expedir constancias de inscripción de transmisión de derechos agrarios por sucesión en las que se da
de alta como titular del certificado parcelario a un sucesor y b) Expedir títulos y certificados de derechos
agrarios; 2o. Si tales funciones se establecen o no en la Ley Agraria y Reglamento Interior del Registro
Agrario Nacional y, en su caso, qué autoridades son las facultadas para ello; y, 3o. Si para la transmisión y
titulación de bienes, derechos y obligaciones en materia agraria por sucesión testamentaria basta seguir el
procedimiento administrativo que establece la citada ley y reglamento; respecto de todo lo cual los precitados
órganos colegiados sustentan criterios discrepantes como enseguida se pasa a evidenciar.
En efecto, de la lectura de la ejecutoria emitida por el Cuarto Tribunal Colegiado del Vigésimo
Segundo Circuito, en el juicio de amparo directo 227/2001, se advierte en primer término que la demanda
agraria se presentó ante el Tribunal Unitario Agrario el ocho de septiembre de mil novecientos noventa y
nueve. En el juicio de garantías de que se trata, el Tribunal Colegiado consideró que conforme a lo dispuesto
en los artículos 1o., 3o., 4o. y 6o. del Reglamento Interior del Registro Agrario Nacional, el objeto primordial
de dicho registro es el control de la tenencia de la tierra y la seguridad documental respecto de predios
rústicos de naturaleza agraria, destacando como funciones, la registral, la de asistencia técnica, la catastral, así
como las de resguardo, acopio, archivo y análisis documental del sector agrario, necesarios para el
conocimiento de los problemas, la identificación de las acciones y la evaluación de la gestión agraria, función
que se lleva a cabo mediante las actividades de calificación, inscripción y certificación de los actos y
documentos en los cuales consten operaciones relativas a la propiedad ejidal y comunal; que derivado de tal
función, inscribirá y resguardará los documentos en los que consten los actos jurídicos a que se refieren los
documentos en cita. Además, que del contenido de los numerales 17, fracción VII, 19, fracciones I, VII, VIII
y XII, 25, fracciones II, incisos n) y u), V y VI, y 27, fracción II, del citado reglamento, se deriva que la
organización de las unidades administrativas del Registro Agrario Nacional, destacan, por su importancia, las
del director en jefe del mismo, quien, entre sus facultades tiene las de dictar las disposiciones para la
operación y administración del Archivo General Agrario, para el procesamiento y expedición de certificados,
títulos, planos y demás documentos que generen las diversas unidades administrativas; también sobresalen las
del director general del registro, quien, entre otras, tiene la de ejercitar la fe pública registral y vigilar que la
calificación e inscripción de los actos y documentos objeto de registro, la certificación de los asientos
registrales se realicen conforme a los criterios y lineamientos establecidos, así como la de expedir las
constancias que de éstas se soliciten; igualmente la de establecer el procedimiento para la recepción, depósito
y control de las listas de sucesión que realicen los ejidatarios y comuneros, con el auxilio del inventario
correspondiente, la de calificar las transmisiones de derechos que amparen los títulos y certificados
parcelarios y de uso común, así como mantener actualizada la información de los asuntos de que conozcan las
delegaciones, con el propósito de establecer criterios para el mejor desempeño de la actividad registral; por
cuanto a las delegaciones del Registro Agrario Nacional, entre otras, tienen como atribuciones inscribir los
actos y documentos relativos, entre ellos, a la transmisión de derechos individuales por sucesión, a la
enajenación de derechos, sobre tierras de uso común y de derechos parcelarios, así como a la renuncia de
derechos sobre tierras ejidales y demás documentos que contengan actos jurídicos que conforme a la ley y sus
reglamentos deban inscribirse; llevar el inventario de las listas de sucesión que depositen los ejidatarios y
comuneros, también llevar a cabo el control, expedición y entrega de los certificados y títulos que prevé la
ley, destacándose que el titular de las delegaciones deberá ejercer, en el ámbito de su competencia, la fe
pública registral, vigilar la calificación e inscripción de los actos y documentos objeto de registro y, que la
certificación de los asientos registrales se realice conforme a los criterios y lineamientos establecidos,
expidiendo las constancias que soliciten los interesados; funciones que se llevaban a cabo mediante el sistema
registral como conjunto de normas y procedimientos que tienen por objeto la calificación e inscripción de los
actos jurídicos y documentos que conforme a la ley y sus reglamentos deban registrarse, así como su
ordenación en folios e integración de índices, destacando que los actos jurídicos que se pueden inscribir son
aquellos en los que se constituyan, transfieran, modifiquen o extingan derechos de los sujetos titulares de los
derechos sobre las tierras, según lo disponen los artículos 35 y 36, fracción V, del Reglamento Interior del
Registro Agrario Nacional. Asimismo, la calificación de los actos y documentos que deban inscribirse, así
como la realización y autorización de las anotaciones, asientos y cancelaciones, es función que compete a los
registradores, quienes bajo su responsabilidad determinarán si los documentos y asuntos jurídicos reúnen los
requisitos de forma y fondo exigido a fin de garantizar el principio de legalidad, según lo estatuyen los
artículos 37, 38, fracción III y 56 del reglamento en cita. Derivado de las funciones de referencia, el registro
expedirá los certificados parcelarios y de derechos sobre tierras de uso común, así como los títulos de
propiedad de origen parcelario, uno por cada unidad parcelaria de que sea titular el ejidatario o posesionario y,
dada su función de publicidad, debe proporcionar constancias sobre los asientos registrales, las cuales hacen
prueba plena, dentro o fuera de juicio, conforme lo establecen los artículos 89, 91 y 97 del precitado
reglamento, en relación con el diverso 150 de la Ley Agraria. Por otra parte, en términos del numeral 106,
fracciones VI y VII, del reglamento interior, dada la importancia que para la seguridad de la tenencia de la
tierra ejidal tiene el Registro Agrario Nacional, se establecen diversas responsabilidades administrativas para
aquellos servidores públicos del registro que practiquen inscripciones y, en su caso, expidan certificados
parcelarios o de uso común sobre tierras objeto de conflicto judicial, o se expidan éstos o sus reposiciones, a
quienes no tengan derecho a ello o que no demuestren legitimación para su entrega, así como cuando expidan
certificaciones que carezcan de asientos registrales, alteren sus contenidos u omitan datos esenciales. Además,
para la transmisión de los bienes, derechos y obligaciones después de la muerte de una persona física, nuestro
sistema jurídico mexicano contempla dos formas de transmisión para lograr la adjudicación de los derechos
del de cujus, es decir, la sucesión testamentaria por voluntad unilateral del testador, y en ausencia de
testamento o imposibilidad de heredar a quien se haya designado, la transmisión toma el nombre de sucesión
legítima, precisamente porque los herederos están determinados en la ley; y en materia agraria, según los
artículos 18 y 19 de la ley de la materia, para que se materialice la transmisión de los derechos agrarios por
sucesión legítima, pueden instaurarse dos tipos de procedimientos jurisdiccionales: el contencioso para
aquellos casos en donde exista controversia entre los presuntos herederos del titular de los derechos agrarios,
y mediante la vía de jurisdicción voluntaria para aquellos casos en donde no exista la oposición de alguna
persona. En cambio, cuando existe disposición testamentaria, se surte el supuesto previsto en el artículo 17 de
la Ley Agraria, y para la materialización de la adjudicación se sigue el procedimiento administrativo
establecido en el capítulo IX, título tercero, denominado "Del depósito de lista de sucesión" del Reglamento
Interior del Registro Agrario Nacional, y comprende el normativo 86. Esto es, se entiende que existe
disposición testamentaria cuando el ejidatario ejercita la facultad de designar a la persona que deba sucederle
en sus derechos agrarios, mediante elaboración de lista de sucesión ante el registrador, quien verifica la firma
y huella digital del ejidatario, pudiendo otorgarse la lista también ante notario público, permaneciendo bajo
resguardo del registro en sobre sellado y firmado por el registrador y el interesado. Designación en lista que,
para que produzca los efectos jurídicos inherentes, debe depositarse en el Registro Agrario Nacional o
formalizarse ante fedatario público. De suerte que al fallecimiento del titular de los derechos agrarios debe
seguirse, según el supuesto, alguno de los procedimientos sucesorios contemplados en los preceptos legales
en cita. El procedimiento que en este asunto interesa, es el previsto en el ordinal 17 de la Ley Agraria, en el
que prevalece la sencillez y la claridad de la justicia agraria, precisamente para lograr la transmisión de
derechos ejidales por sucesión, en los casos en que el titular hubiere depositado ante el Registro Agrario
Nacional, u otorgado ante notario público, lista de sucesores, dando acceso así a los ejidatarios, en términos
del artículo 17 constitucional, a una justicia pronta y expedita; tal procedimiento es el establecido en el
artículo 86 del Reglamento Interior del Registro Agrario Nacional. De lo anterior, claramente se infiere que al
Registro Agrario Nacional se le confirió la facultad de controlar la tenencia de la tierra y la seguridad
documental en materia agraria, determinando la formalización de la sucesión testamentaria mediante el
procedimiento administrativo al que alude el citado precepto 86 del reglamento de referencia, esto es,
abriendo el sobre que contenga la lista de sucesión, en presencia del interesado y de por lo menos dos testigos,
para luego asentar los datos en el folio correspondiente y proceder en su momento a otorgar el certificado
condigno al nuevo titular. Certificado que en términos del ordinal 16 de la Ley Agraria, confiere calidad de
ejidatario a su titular, por lo que el documento exhibido por el actor en el juicio agrario -constancia de
inscripción de transmisión de derechos agrarios por sucesión, que contiene los datos básicos de identificación
de la parcela que ampara-, aun cuando efectivamente no es el idóneo, sin embargo, en términos de los
artículos 78 y 150 de la Ley Agraria y 97 del Reglamento Interior del Registro Agrario Nacional, es suficiente
para acreditar que la persona a cuyo favor se ha expedido es la titular de los derechos agrarios que se suceden
y que tienen plena validez mientras no exista sentencia ejecutoriada que declare su nulidad. Máxime que no
existe disposición legal expresa que determine la intervención forzosa de los tribunales jurisdiccionales
agrarios tratándose de sucesiones testamentarias, ni menos aún que para acreditar la titularidad de derechos
ejidales vía sucesión, deba acreditarse la existencia de procedimientos de jurisdicción voluntaria, o de
sucesorios jurisdiccionales, al no existir conflicto de intereses por cuanto hace a la sucesión de tales derechos,
ni ha sido declarada la nulidad de la lista de sucesión. Todo lo cual encuentra, además, apoyo en los artículos
150 de la Ley Agraria y 97 del Reglamento Interior del Registro Agrario Nacional, que estatuyen que las
constancias que expida el Registro Agrario Nacional de sus inscripciones, harán prueba plena en juicio y fuera
de él; razón más que suficiente para estimar adecuada la constancia de inscripción de transmisión de derechos
agrarios por sucesión exhibida por el quejoso ante la responsable, para acreditar la titularidad de los derechos
agrarios derivados del certificado 2306642. Ello es así, porque precisamente en el texto de tal documento se
aprecia que es constancia fehaciente del procedimiento administrativo al que se ha hecho mención, pues dice:
"Con fecha 26 de abril de 1999 el C. Hernández Soto José Luis, por solicitud número 20064, gestionó la
inscripción de la transmisión de los derechos agrarios por fallecimiento del titular, cuyos datos a continuación
se indican: Ejido: Tezahuapa. Municipio: Atotonilco El Grande. Estado: Hidalgo. No. de expediente: C016156. Título y/o certificado No. 2306642. Otros: lista en depósito sobre 8563 de fecha 02-10-97. Nombre
del titular: Licona Melo Macario. En atención a que el solicitante se encuentra debidamente legitimado como
sucesor preferente para heredar los derechos agrarios del extinto titular, lo que se desprende de la lista de
sucesión inscrita en este registro, con fundamento en lo dispuesto por los artículos 17, 18, 152, fracción VIII,
segundo y cuarto transitorios de la Ley Agraria, 37 y 38 del Reglamento Interior del Registro Agrario
Nacional, queda inscrito como titular de los derechos agrarios antes descritos, realizándose los siguientes
movimientos registrales: causa baja como titular: Licona Melo Macario, así como todos losdemás sucesores
que hubiere inscrito. Causa alta como titular: Hernández Soto José Luis.". Luego, considerar que tal
documento carece de eficacia contravendría el espíritu del legislador quien otorgó al Registro Agrario
Nacional la facultad de expedir los certificados, títulos y constancias que amparan la calidad de ejidatarios, así
como la de tramitar el mencionado procedimiento administrativo. Por lo que no es cierto que sólo con el
certificado al que alude el artículo 78 de la Ley Agraria pueda acreditarse la titularidad de los derechos de esa
naturaleza, sino también se puede con la constancia que emita el Registro Agrario Nacional al concluir el
procedimiento administrativo que estatuye el diverso normativo 86 del Reglamento Interior del Registro
Agrario Nacional, cuyas características coinciden con las que presenta el documento exhibido como base de
la acción en el juicio natural. Por consiguiente, no se comparte el criterio sostenido por el Primer Tribunal
Colegiado en Materias Administrativa y de Trabajo del Séptimo Circuito, emitido en la jurisprudencia
VII.1o.A.T. J/22, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XI, febrero de 2000,
página 979, bajo el rubro: "REGISTRO AGRARIO NACIONAL, CONSTANCIA EXPEDIDA POR EL, SIN
MEDIAR JUICIO SUCESORIO. ES INEFICAZ.", porque de la interpretación de los preceptos legales
citados se llega a la conclusión de que lo que el legislador pretendió fue evitar una serie de procedimientos
que entorpezcan la libre disposición y uso de los bienes ejidales, creando para ello el mencionado
procedimiento administrativo y reservando la función jurisdiccional agraria en materia sucesoria, sólo para los
casos previstos en el artículo 18 de la Ley Agraria, ante ausencia de lista de designación de herederos, o
cuando ninguno de los nombrados pueda heredar por imposibilidad material o legal, o para aquellos casos en
que se suscite controversia derivada de cuestiones sucesorias agrarias, pues así textualmente lo dispone el
normativo 18, fracción VII, de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios. Como consecuencia, el citado
Tribunal Colegiado concedió el amparo a José Luis Hernández Soto, para el efecto de que la autoridad
responsable dejase insubsistente la sentencia reclamada y emitiese otra en la que prescindiese de considerar
insuficiente la constancia de inscripción de transmisión de derechos agrarios por sucesión expedida por el
Registro Agrario Nacional para acreditar la titularidad de derechos agrarios como primer elemento de la
acción intentada, y siguiendo los lineamientos de esa ejecutoria analizase si se acreditaron o no los restantes
elementos de la acción restitutoria, estudiase las excepciones planteadas y con plenitud de jurisdicción
resolviese lo que en derecho procediere.
Por su parte, en las ejecutorias emitidas por el Primer Tribunal Colegiado en Materias Administrativa
y de Trabajo del Séptimo Circuito al resolver los juicios de amparo directo números 942/97, 1193/97,
1486/97, 551/99 y 552/99, se consideró, en síntesis y de manera similar, que una correcta <interpretación de
los artículos 17, 18 y 78 de la Ley Agraria permite concluir que la constancia de inscripción de la transmisión
de derechos agrarios por sucesión expedida por el registrador agrario, en la que se da de alta a alguien como
sucesor del certificado que ampara la parcela, no da a éste la calidad de nuevo ejidatario y titular, porque sería
menester tramitar el correspondiente juicio sucesorio en términos de alguno de los dos primeros preceptos
mencionados, además de que el Registro Agrario Nacional carece de facultades para expedir o asignar
parcelas o títulos, en las hipótesis en que medie una sucesión legítima ya sea que el ejidatario haya hecho
designación de quien deba sucederle (sucesión testamentaria) o que no realizara tal señalamiento (sucesión
intestamentaria) a que se contraen los artículos 17 y 18 de la Ley Agraria. Que contra lo sostenido por la
responsable, la actora -tercero perjudicada-, no demostró tener derecho alguno sobre la parcela que reclamó,
puesto que la constancia expedida el ocho de junio de mil novecientos noventa y cuatro por el Registro
Agrario Nacional, en la que se indicó que fue dada de alta como sucesora preferente de Manuel Zamora,
según solicitud de inscripción de la transmisión de derechos agrarios por fallecimiento del titular, número
20871-94 de treinta de mayo de ese año, y asentó que "En atención a que el solicitante se encuentra
debidamente legitimado como sucesor preferente para heredar los derechos agrarios del extinto titular, lo que
se desprende de la lista de sucesión inscrita en este registro, con fundamento en lo dispuesto por los artículos
17, 152, fracción VIII, segundo y cuarto transitorios de la Ley Agraria, queda inscrito como titular de los
derechos agrarios antes descritos", carece de eficacia para los fines pretendidos, pues sólo es una constancia
de inscripción de derechos que ampara a la tercero perjudicada como heredera, pero no con la calidad de
titular, dado que la directora en jefe del Registro Agrario Nacional carece de facultades para expedir o asignar
parcelas o títulos en las hipótesis de una sucesión legítima, ya sea que el ejidatario haya hecho designación de
quien deba sucederle o que no realizara tal señalamiento (sucesión intestamentaria) a que se contraen los
artículos 17 y 18 de la Ley Agraria, máxime lo que claramente dispone el artículo 78 de esa ley, lo que
permite concluir que la constancia del registrador agrario nacional, como la de que se trata, es insuficiente por
sí misma para acreditar la titularidad de derechos sobre una unidad de dotación, sino que es menester instaurar
ante el tribunal agrario responsable el procedimiento jurisdiccional respectivo previsto en la fracción VII del
artículo 18 de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios.
En la especie cobra aplicación la jurisprudencia 26/2001 del Pleno de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, publicada en la página 76, Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Tomo XIII, abril de 2001, que dice:
"CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO.
REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA. De conformidad con lo que establecen los artículos 107, fracción
XIII, primer párrafo, de la Constitución Federal y 197-A de la Ley de Amparo, cuando los Tribunales
Colegiados de Circuito sustenten tesis contradictorias en los juicios de amparo de su competencia, el Pleno de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación o la Sala que corresponda deben decidir cuál tesis ha de prevalecer.
Ahora bien, se entiende que existen tesis contradictorias cuando concurren los siguientes supuestos: a) que al
resolver los negocios jurídicos se examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y se adopten
posiciones o criterios jurídicos discrepantes; b) que la diferencia de criterios se presente en las
consideraciones, razonamientos o interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas; y, c) que los
distintos criterios provengan del examen de los mismos elementos."
Asimismo, no pasa desapercibido ni es obstáculo para lo antes considerado, que con motivo de la
ejecutoria dictada en el juicio de amparo 227/2001 el Cuarto Tribunal Colegiado del Vigésimo Segundo
Circuito no haya redactado ni publicado su tesis en la forma establecida por la ley, ya que al respecto cobra
aplicación la jurisprudencia 94/2000, de esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
publicada en la página 319, Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XII,
noviembre de 2000, que dice:
"CONTRADICCIÓN DE TESIS. SU EXISTENCIA REQUIERE DE CRITERIOS DIVERGENTES
PLASMADOS EN DIVERSAS EJECUTORIAS, A PESAR DE QUE NO SE HAYAN REDACTADO NI
PUBLICADO EN LA FORMA ESTABLECIDA POR LA LEY. Los artículos 107, fracción XIII, de la
Constitución General de la República, 197 y 197-A de la Ley de Amparo, regulan la contradicción de tesis
sobre una misma cuestión jurídica como forma o sistema de integración de jurisprudencia, desprendiéndose
que la tesis a que se refieren es el criterio jurídico sustentado por un órgano jurisdiccional al examinar un
punto concreto de derecho, cuya hipótesis, con características de generalidad y abstracción, puede actualizarse
en otros asuntos; criterio que, además, en términos de lo establecido en el artículo 195 de la citada legislación,
debe redactarse de manera sintética, controlarse y difundirse, formalidad que de no cumplirse no le priva del
carácter de tesis, en tanto que esta investidura la adquiere por el solo hecho de reunir los requisitos
inicialmente enunciados de generalidad y abstracción. Por consiguiente, puede afirmarse que no existe tesis
sin ejecutoria, pero que ya existiendo ésta, hay tesis a pesar de que no se haya redactado en la forma
establecida ni publicado y, en tales condiciones, es susceptible de formar parte de la contradicción que
establecen los preceptos citados."
SÉPTIMO. Esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación considera que el criterio
que debe prevalecer con carácter de jurisprudencia es el que se pasa a desarrollar.
La Ley Agraria establece:
"Artículo 16. La calidad de ejidatario se acredita:
"I. Con el certificado de derechos agrarios expedido por autoridad competente;
"II. Con el certificado parcelario o de derechos comunes; o
"III. Con la sentencia o resolución relativa del tribunal agrario."
"Artículo 78. Los derechos de los ejidatarios sobre sus parcelas se acreditarán con sus
correspondientes certificados de derechos agrarios o certificados parcelarios, los cuales ostentarán los datos
básicos de identificación de la parcela. Los certificados parcelarios serán expedidos de conformidad con lo
dispuesto por el artículo 56 de esta ley.
"En su caso, la resolución correspondiente del tribunal agrario hará las veces de certificado para los
efectos de esta ley."
"Artículo 56. La asamblea de cada ejido, con las formalidades previstas a tal efecto en los artículos
24 a 28 y 31 de esta ley, podrá determinar el destino de las tierras que no estén formalmente parceladas,
efectuar el parcelamiento de éstas, reconocer el parcelamiento económico o de hecho o regularizar la tenencia
de los posesionarios o de quienes carezcan de los certificados correspondientes. Consecuentemente, la
asamblea podrá destinarlas al asentamiento humano, al uso común o parcelarlas en favor de los ejidatarios. En
todo caso, a partir del plano general del ejido que haya sido elaborado por la autoridad competente o el que
elabore el Registro Agrario Nacional, procederá como sigue:
"I. Si lo considera conveniente, reservará las extensiones de tierra correspondientes al asentamiento
humano y delimitará las tierras de uso común del ejido;
"II. Si resultaren tierras cuya tenencia no ha sido regularizada o estén vacantes, podrá asignar los
derechos ejidales correspondientes a dichas tierras a individuos o grupos de individuos; y
"III. Los derechos sobre las tierras de uso común se presumirán concedidos en partes iguales, a
menos que la asamblea determine la asignación de proporciones distintas, en razón de las aportaciones
materiales, de trabajo y financieras de cada individuo.
"En todo caso, el Registro Agrario Nacional emitirá las normas técnicas que deberá seguir la
asamblea al realizar la delimitación de las tierras al interior del ejido y proveerá a la misma del auxilio que al
efecto le solicite. El registro certificará el plano interno del ejido, y con base en éste, expedirá los certificados
parcelarios o los certificados de derechos comunes, o ambos, según sea el caso, en favor de todos y cada uno
de los individuos que integran el ejido, conforme a las instrucciones de la asamblea, por conducto del
comisariado o por el representante que se designe. Estos certificados deberán inscribirse en el propio Registro
Agrario Nacional."
"Artículo 68. Los solares serán de propiedad plena de sus titulares. Todo ejidatario tendrá derecho a
recibir gratuitamente un solar al constituirse, cuando ello sea posible, la zona de urbanización. La extensión
del solar se determinará por la asamblea, con la participación del Municipio correspondiente, de conformidad
con las leyes aplicables en materia de fraccionamientos y atendiendo a las características, usos y costumbres
de cada región.
"La asamblea hará la asignación de solares a los ejidatarios, determinando en forma equitativa la
superficie que corresponda a cada uno de ellos. Esta asignación se hará en presencia de un representante de la
Procuraduría Agraria y de acuerdo con los solares que resulten del plano aprobado por la misma asamblea e
inscrito en el Registro Agrario Nacional. El acta respectiva se inscribirá en dicho registro y los certificados
que éste expida de cada solar constituirán los títulos oficiales correspondientes.
"Una vez satisfechas las necesidades de los ejidatarios, los solares excedentes podrán ser arrendados
o enajenados por el núcleo de población ejidal a personas que deseen avecindarse.
"Cuando se trate de ejidos en los que ya esté constituida la zona de urbanización y los solares ya
hubieren sido asignados, los títulos se expedirán en favor de sus legítimos poseedores."
"Artículo 69. La propiedad de los solares se acreditará con el documento señalado en el artículo
anterior y los actos jurídicos subsecuentes serán regulados por el derecho común. Para estos efectos los títulos
se inscribirán en el Registro Público de la Propiedad de la entidad correspondiente."
"Artículo 74. La propiedad de las tierras de uso común es inalienable, imprescriptible e
inembargable, salvo los casos previstos en el artículo 75 de esta ley.
"El reglamento interno regulará el uso, aprovechamiento, acceso y conservación de las tierras de uso
común del ejido, incluyendo los derechos y obligaciones de ejidatarios y avecindados respecto de dichas
tierras.
"Los derechos sobre las tierras de uso común se acreditan con el certificado a que se refiere el
artículo 56 de esta ley."
"Artículo 80. Los ejidatarios podrán enajenar sus derechos parcelarios a otros ejidatarios o
avecindados del mismo núcleo de población.
"Para la validez de la enajenación a que se refiere este artículo bastará la conformidad por escrito de
las partes ante dos testigos y la notificación que se haga al Registro Agrario Nacional, el que deberá expedir
sin demora los nuevos certificados parcelarios. Por su parte el comisariado ejidal deberá realizar la inscripción
correspondiente en el libro respectivo.
"El cónyuge y los hijos del enajenante, en ese orden, gozarán del derecho del tanto, el cual deberán
ejercer dentro de un término de treinta días naturales contados a partir de la notificación, a cuyo vencimiento
caducará tal derecho. Si no se hiciere la notificación, la venta podrá ser anulada."
"Artículo 82. Una vez que la asamblea hubiere adoptado la resolución prevista en el artículo anterior,
los ejidatarios interesados podrán, en el momento que lo estimen pertinente, asumir el dominio pleno sobre
sus parcelas, en cuyo caso solicitarán al Registro Agrario Nacional que las tierras de que se trate sean dadas
de baja de dicho registro, el cual expedirá el título de propiedad respectivo, que será inscrito en el Registro
Público de la Propiedad correspondiente a la localidad.
"A partir de la cancelación de la inscripción correspondiente en el Registro Agrario Nacional, las
tierras dejarán de ser ejidales y quedarán sujetas a las disposiciones del derecho común."
"Artículo 83. La adopción del dominio pleno sobre las parcelas ejidales no implica cambio alguno en
la naturaleza jurídica de las demás tierras ejidales, ni significa que se altere el régimen legal, estatutario o de
organización del ejido.
"La enajenación a terceros no ejidatarios tampoco implica que el enajenante pierda su calidad de
ejidatario, a menos que no conserve derechos sobre otra parcela ejidal o sobre tierras de uso común, en cuyo
caso el comisariado ejidal deberá notificar la separación del ejidatario al Registro Agrario Nacional, el cual
efectuará las cancelaciones correspondientes."
"Artículo 148. Para el control de la tenencia de la tierra y la seguridad documental derivados de la
aplicación de esta ley funcionará el Registro Agrario Nacional, como órgano desconcentrado de la Secretaría
de la Reforma Agraria, en el que se inscribirán los documentos en que consten las operaciones originales y las
modificaciones que sufra la propiedad de las tierras y los derechos legalmente constituidos sobre la propiedad
ejidal y comunal. El registro tendrá además una sección especial para las inscripciones correspondientes a la
propiedad de sociedades."
"Artículo 150. Las inscripciones en el Registro Agrario Nacional y las constancias que de ellas se
expidan, harán prueba plena en juicio y fuera de él.
"Cuando los actos a que esta ley se refiere deban inscribirse en el registro y no se inscriban, sólo
surtirán efectos entre los otorgantes pero no podrán producir perjuicio a terceros, quienes sí podrán
aprovecharlos en lo que les fueren favorables."
"Artículo 151. El Registro Agrario Nacional será público y cualquier persona podrá obtener
información sobre sus asientos e inscripciones y obtener a su costa las copias que solicite."
"Artículo 152. Deberán inscribirse en el Registro Agrario Nacional:
"I. Todas las resoluciones judiciales o administrativas que reconozcan, creen, modifiquen o extingan
derechos ejidales o comunales;
"II. Los certificados o títulos que amparen derechos sobre solares, tierras de uso común y parcelas de
ejidatarios o comuneros;
"III. Los títulos primordiales de las comunidades, y en su caso, los títulos que las reconozcan como
comunidades tradicionales;
"IV. Los planos y delimitación de las tierras a que se refiere el artículo 56 de esta ley;
"V. Los planos y documentos relativos al catastro y censo rurales;
"VI. Los documentos relativos a las sociedades mercantiles, en los términos del título sexto de esta
ley;
"VII. Los decretos de expropiación de bienes ejidales o comunales; y
"VIII. Los demás actos y documentos que dispongan esta ley, sus reglamentos u otras leyes."
"Artículo 153. El Registro Agrario Nacional también deberá llevar las inscripciones de todos los
terrenos nacionales y los denunciados como baldíos."
"Artículo 154. Para los efectos de esta ley, las autoridades federales, estatales y municipales están
obligadas a proporcionar al Registro Agrario Nacional la información estadística, documental, técnica,
catastral y de planificación, que éste requiera para el mejor desempeño de sus funciones."
"Artículo 155. El Registro Agrario Nacional deberá:
"I. Llevar clasificaciones alfabéticas de nombres de individuos tenedores de acciones de serie T y
denominaciones de sociedades propietarias de tierras agrícolas, ganaderas o forestales;
"II. Llevar clasificaciones geográficas de la ubicación de predios de sociedades, con indicaciones
sobre su extensión, clase y uso;
"III. Registrar las operaciones que impliquen la cesión de derechos sobre tierras ejidales y la garantía
a que se refiere el artículo 46, así como las de los censos ejidales;
"IV. Disponer el procesamiento y óptima disponibilidad de la información bajo su resguardo; y
"V. Participar en la regularización de la tenencia de la tierra ejidal y comunal en los términos que
señala el artículo 56 de esta ley."
"Artículo 156. Los notarios y los registros públicos de la propiedad, cuando autoricen o registren
operaciones o documentos sobre conversión de propiedad ejidal a dominio pleno y de éste al régimen ejidal,
así como la adquisición de tierra por sociedades mercantiles o civiles, deberán dar aviso al Registro Agrario
Nacional. Asimismo, los notarios públicos deberán dar aviso al Registro Agrario Nacional de toda traslación
de dominio de terrenos rústicos de sociedades mercantiles ociviles."
De los preceptos legales transcritos se obtiene:
Que para que el Registro Agrario Nacional ejerza la función de control de la tenencia de la tierra, la
Ley Agraria lo faculta a expedir, entre otros, certificados parcelarios y certificados sobre las tierras de uso
común, títulos de solares, títulos de propiedad de origen parcelario, títulos de propiedad que tengan como
origen un solar. Con motivo de la función de seguridad documental se faculta al Registro Agrario Nacional a
inscribir en sus asientos los documentos en que consten las operaciones originales y las modificaciones que
sufra la propiedad de las tierras, los derechos legalmente constituidos sobre la propiedad ejidal y comunal y
las correspondientes a la propiedad de sociedades; asimismo, lo autoriza a expedir constancias y copias
certificadas de sus asientos, inscripciones y documentos que expida, las cuales, expresamente dispone la ley
en consulta, hacen prueba plena en juicio y fuera de él.
De igual manera se desprende que la calidad de ejidatario se acredita con el certificado de derechos
agrarios, certificado parcelario o de derechos comunes, expedido, como ya se dijo, por el Registro Agrario
Nacional o con la sentencia o resolución relativa del tribunal agrario; y los derechos de los ejidatarios sobre
sus parcelas se acreditan con sus correspondientes certificados de derechos agrarios o certificados parcelarios
y, en su caso, con la resolución correspondiente del tribunal agrario.
Por otra parte, las funciones de control de la tierra y seguridad documental y las consiguientes
facultades de expedición de certificados y títulos agrarios, inscripción y expedición de copias y constancias,
que la Ley Agraria otorga al Registro Agrario Nacional, son reiteradas en el texto de las disposiciones
reglamentarias aplicadas en las ejecutorias de las que deriva la presente contradicción, por lo que se estima
conveniente transcribir, en lo conducente, tanto los preceptos del Reglamento Interior del Registro Agrario
Nacional, publicado en el Diario Oficial de la Federación el once de agosto de mil novecientos noventa y dos,
en vigor a partir del doce de agosto de ese año, reformado y adicionado el veintisiete de abril de mil
novecientos noventa y tres, como los del Reglamento Interior del Registro Agrario Nacional, publicado en el
Diario Oficial de la Federación el nueve de abril de mil novecientos noventa y siete, actualmente en vigor.
El primero de los ordenamientos legales en mención establece en lo que interesa:
"Artículo 1o. El presente reglamento tiene por objeto establecer las bases para la organización y
funcionamiento del Registro Agrario Nacional.
"El Registro Agrario Nacional, en su carácter de órgano administrativo desconcentrado de la
Secretaría de la Reforma Agraria, con autonomía técnica, administrativa y presupuestal, tendrá a su cargo el
control de la tenencia y la seguridad documental derivada de la aplicación de la Ley Agraria."
"Artículo 2o. El Registro Agrario Nacional llevará a cabo las siguientes actividades y funciones:
"I. Inscribir y controlar los documentos en que consten las operaciones originales y las
modificaciones que sufra la propiedad de la tierra y los derechos legalmente constituidos sobre ésta; así como
las cancelaciones que se realicen respecto de dichas operaciones, en los casos que lo señala la Ley Agraria;
"...
"III. Expedir los certificados y títulos a que se refiere la ley;
"...
"IX. Tener en depósito las listas de sucesión que presenten los ejidatarios de conformidad con lo
establecido en el capítulo X, del título tercero del presente reglamento; ..."
"Artículo 7o. Para el ejercicio de sus atribuciones y despacho de los asuntos que le competen, el
registro contará con:
"- Director en jefe
"- Director general de Titulación y Control Agrario
"- Director general de Registro y Asuntos Jurídicos
"- Director general de Catastro Rural
"- Coordinador administrativo
"- Unidad de Contraloría Interna, y
"- Delegaciones del Distrito Federal y de las entidades federativas.
"Asimismo, para el mejor cumplimiento de sus objetivos, el registro contará con directores de área,
subdirectores, jefes de departamento, registradores, jefes de oficina, asesores y demás personal técnico,
administrativo y por honorarios, que requiera."
Reformado, D.O.F. 27 de abril de 1993.
"Artículo 7o. ...
"- Director en jefe
"- Director general de Certificación, Titulación e Inscripción de Sociedades
"- Director general de Registro y Asuntos Jurídicos
"- Director general de Catastro Rural
"- Coordinador administrativo
"- Unidad de Contraloría Interna, y
"- Delegaciones del Distrito Federal y de las entidades federativas."
"Artículo 9o. El registro estará a cargo de un director en jefe que será nombrado y removido por el
titular del Ejecutivo Federal, a propuesta del secretario de la Reforma Agraria, y tendrá las siguientes
atribuciones:
"I. Ser depositario de la fe pública registral, para cuyo pleno ejercicio se auxiliará de los directores
delegados y registradores; ..."
Reformado, D.O.F. 27 de abril de 1993.
"Artículo 9o. El registro estará a cargo de un director en jefe, quien lo representará legalmente,
mismo que será nombrado y removido por el titular del Ejecutivo Federal, a propuesta del secretario de la
Reforma Agraria y tendrá las siguientes atribuciones:
"I. a XVIII. ...
"XIX. Proponer al secretario de la Reforma Agraria, los proyectos de modificaciones a leyes,
reglamentos, decretos, acuerdos y demás ordenamientos relativos a los asuntos de la competencia del registro,
así como someter a su aprobación los proyectos de manuales de organización, de procedimientos, y de
servicios al público;
"XX. y XXI. ..."
"Artículo 12. Corresponde al director general de Titulación y Control Agrario:
"I. Expedir las normas y lineamientos a que deberán sujetarse las Delegaciones del Distrito Federal y
de las entidades federativas para la prestación del servicio al público, así como su funcionamiento interno, en
materia de titulación y control agrario;
"...
"IV. Verificar que los certificados y títulos dependiendo del trámite que les corresponda, sean
entregados a los interesados o remitidos a los Registros Públicos de la Propiedad, con la debida oportunidad;
"...
"VII. Concentrar la información relativa a las listas de sucesión, depositadas en el registro; ..."
Reformado, D.O.F. 27 de abril de 1993.
"Artículo 12. Corresponde al director general de Certificación, Titulación e Inscripción de
Sociedades:
"I. Expedir las normas y lineamientos a que deberán sujetarse las Delegaciones del Distrito Federal y
de las entidades federativas para la prestación del servicio al público, así como su funcionamiento interno en
materia de certificación, titulación e inscripción de sociedades;
"II. y III. ...
"IV. Verificar la correcta tramitación de los certificados y títulos, así como que sean remitidos
cuando proceda a los Registros Públicos de la Propiedad y entregados con la debida oportunidad a los
interesados;
"V. y VI. ...
"VII. (derogada).
"VIII. a X. ..."
"Artículo 17. Los delegados del Distrito Federal y de las entidades federativas, estarán a cargo de un
titular, quien será auxiliado para el despacho de los asuntos de su competencia, por los subdelegados, jefes de
departamento, registradores, jefes de oficina y demás personal técnico, administrativo y por honorarios,
necesario para el cumplimiento de sus funciones."
"Artículo 18. Corresponde a las Delegaciones del Distrito Federal y a las entidades federativas:
"I. Ejercer sus atribuciones dentro del ámbito territorial que se les asigne, siguiendo los lineamientos
que señale al efecto el director en jefe, de conformidad con lo establecido con el presente reglamento;
"...
"III. Llevar a cabo la inscripción de los siguientes asuntos:
"...
"c) Los certificados parcelarios y de derechos sobre tierras de uso común.
"...
"m) Todas aquellas resoluciones judiciales o administrativas que reconozcan, creen, modifiquen o
extingan derechos ejidales o comunales;
"...
"IV. Registrar las operaciones que implique la cesión de derechos sobre tierras ejidales;
"...
"VI. Registrar los cambios que se operen en los censos ejidales;
"...
"VIII. Expedir los certificados y los títulos a que se refieren los artículos 76 y 77 del presente
reglamento;
"...
"X. Expedir certificados y constancias de la inscripción y asientos que obran en sus respectivas
jurisdicciones de conformidad con lo establecido en el presente reglamento;
"XI. Cuando proceda conforme a derecho, cancelar la inscripción de los certificados parcelarios, de
derechos de uso común y censo ejidal;
"XII. Efectuar, cuando proceda la reposición y rectificación de folios y asientos registrados así como
llevar a cabo las tildaciones a que hubiere lugar;
"...
"XIV. Llevar el archivo de la lista de sucesión que depositen los ejidatarios, de conformidad con lo
dispuesto por el capítulo X del título tercero del presente reglamento;
"...
"XXI. Las demás que les señalen la ley y sus reglamentos, así como el director en jefe del registro."
Reformado y adicionado, D.O.F. 27 de abril de 1993.
"Artículo 18. ...
"I. a XIX. ...
"XX. Presentar a la consideración del director en jefe, estudios, proyectos o medidas tendientes a
mejorar el servicio de las unidades administrativas a su cargo;
"XXI. Conocer y resolver del recurso de inconformidad a que se refiere el título séptimo, capítulo
único del presente reglamento; y
"XXII. Las demás que les señalen la ley y sus reglamentos, este reglamento, así como el director en
jefe del registro."
"Artículo 19. El registrador es el servidor público a quien compete examinar y calificar los
documentos registrales y autorizar anotaciones, asientos y cancelaciones."
Se adiciona segundo párrafo, D.O.F. 27 de abril de 1993.
"Artículo 19. ...
"Quien desempeñe las funciones de registrador deberá tener título profesional de licenciado en
derecho, y acreditar su capacidad en la materia mediante examen que deberá constar en su expediente
personal."
"Artículo 20. El registro, para el cumplimiento de sus funciones, designará registradores en las
Delegaciones del Distrito Federal y de las entidades federativas. Los registradores tendrán las siguientes
atribuciones:
"I. Realizar la calificación registral a través del estudio integral de los documentos que le sean
turnados, para determinar la procedencia o improcedencia de su registro, de conformidad con los
ordenamientos aplicables y los asientos registrales, atendiendo también a su forma, contenido y legalidad;
"II. Calificar el monto de los derechos a cubrir por los solicitantes del servicio registral;
"III. Llevar a cabo la inscripción de los documentos cuando preceda, así como supervisar y vigilar
bajo su estricta responsabilidad, que se practiquen los asientos en los folios correspondientes, autorizando
cada asiento con su firma;
"IV. Dar cuenta a su inmediato superior, de los fundamentos y resultados de la calificación; y
"V. Realizar las certificaciones que la ley y este reglamento prevén."
"Artículo 43. El registrador procederá a su calificación para determinar si es o no procedente su
inscripción, de acuerdo con las disposiciones de la ley, del Código Civil para el Distrito Federal en Materia
Común y para toda la República en Materia Federal; de la legislación mercantil o de cualquier otro
ordenamiento legal aplicable en la materia.
"El registrador deberá cerciorarse de que no se ha presentado con anterioridad documento alguno que
contenga actos inscribibles que se opongan al que solicita inscribir."
"Artículo 54. Cuando los ejidatarios decidan asumir el dominio pleno de sus parcelas previo acuerdo
de la asamblea el comisariado ejidal solicitará al registro, la cancelación de la inscripción en los folios
correspondientes, el que expedirá el título de propiedad respectivo y lo remitirá para su inscripción en el
Registro Público de la Propiedad de la entidad de que se trate.
"En los casos de explotación colectiva se inscribirá el acta de asamblea en la que los ejidatarios
decidan concluir con dicha explotación."
Reformado, D.O.F. 27 de abril de 1993.
"Artículo 54. El acuerdo de asamblea por el que los ejidatarios decidan asumir el dominio pleno de
sus parcelas, se inscribirá en el folio de tierras.
"Cuando cada ejidatario solicite la expedición de su título al Registro Agrario Nacional, éste al
expedirlo habrá también de realizar la cancelación en los folios que corresponda.
"Una vez que se hayan titulado todas las parcelas de un ejido, se cancelará el folio donde conste la
inscripción del acta de delimitación del área parcelada al interior del ejido."
"Artículo 57. En el caso señalado por el artículo anterior, el registro expedirá los certificados que
servirán de títulos de propiedad sobre solar urbano, mismos que se remitirán para su inscripción al Registro
Público de la Propiedad de la entidad correspondiente."
Reformado, D.O.F. 27 de abril de 1993.
"Artículo 57. Los títulos de propiedad a que se refiere el artículo anterior, serán remitidos para su
inscripción al Registro Público de la Propiedad de la entidad respectiva, mismos que deberán contener el
nombre del titular, su edad y lugar de nacimiento, así como el número de lote y manzana del solar que le fuere
titulado, indicando su superficie, linderos y colindancias."
"Artículo 72. El registro deberá verificar la autenticidad de la firma o huella digital del ejidatario en
la lista de sucesión preferencial, estableciendo para el efecto los procedimientos necesarios."
"Artículo 73. Hecho lo anterior, las listas de sucesión preferencial deberán permanecer bajo el
amparo del registro, el que expedirá al interesado copia certificada, resguardando el original en sobre sellado,
haciendo constar en ambos documentos la fecha de recepción."
"Artículo 74. Al fallecimiento del ejidatario o comunero el registro, a petición de quien acredite tener
interés jurídico para ello, y con la presencia de por lo menos dos testigos de asistencia, abrirá el sobre y
expedirá el o los certificados que procedan para acreditar los derechos del sucesor en los términos de la ley."
Reformado, D.O.F. 27 de abril de 1993.
"Artículo 74. Al fallecimiento del ejidatario o comunero, el registro, a petición de quien acredite
tener interés jurídico para ello, consultará en el archivo de la delegación de que se trate, y de ser necesario en
el archivo central, si el titular de los derechos realizó el depósito de la lista de sucesión preferencial; en caso
afirmativo, el representante del registro ante la presencia de por lo menos dos testigos de asistencia, abrirá el
sobre y expedirá el o los certificados que procedan para acreditar los derechos del sucesor en los términos de
ley."
"Artículo 77. El registro deberá expedir los siguientes certificados:
"I. Certificados parcelarios; y
"II. Certificados de derechos sobre tierras de uso común."
"Artículo 78. El registro deberá expedir los siguientes títulos de propiedad:
"I. De origen parcelario;
"II. De solar urbano; y
"III. Sobre colonias agrícolas o ganaderas.
"Dichos títulos se turnarán al Registro Público de la Propiedad de la entidad federativa de que se
trate para su inscripción, una vez que se hayan cumplimentado los requisitos a que se refiere el artículo
siguiente del presente reglamento."
"Artículo 79. Tanto los certificados como los títulos serán autorizados y firmados por el presidente
de la República y contendrán en el anverso de los datos generales del beneficiario, fecha del acta de asamblea
que originó el documento, datos de identificación del predio y de su inscripción, así como la fecha de su
expedición con firma del director en jefe del registro."
Reformado, D.O.F. 27 de abril de 1993.
"Artículo 79. Tanto los certificados como los títulos, serán autorizados y firmados por el presidente
de la República y contendrán los datos generales del beneficiario, fecha del acta de asamblea que originó el
documento, datos de identificación del predio y de su inscripción, así como la fecha de su expedición.
"También podrán ser autorizados y firmados dichos certificados y títulos por el director en jefe del
Registro Agrario Nacional, pudiendo éste delegar esa facultad en los directores generales y en los delegados
del registro."
"Artículo 80. Las certificaciones se expedirán previa solicitud inscrita y serán respecto de las
inscripciones y anotaciones que obren en los archivos del registro, con excepción de los índices, de los cuales
no se expedirán copias certificadas o certificación alguna; ni de las listas de sucesión, respecto de las cuales
únicamente se podrá expedir al depositante la copia certificada a que se refiere el capítulo X del título tercero
del presente reglamento."
Se adiciona un segundo párrafo, D.O.F. 27 de abril de 1993.
"Artículo 80. ...
"Las certificaciones serán firmadas de manera autógrafa por el registrador y validadas con el sello
correspondiente, salvo en los casos a que se refiere el artículo 106 del presente reglamento."
"Artículo 87. Los asientos de derechos parcelarios, los de tierras de uso común y de explotación
colectiva, se cancelarán cuando estos derechos sean motivo de trasmisión, en cumplimiento de resolución
judicial o administrativa."
"Artículo 89. Las anotaciones respectivas se cancelarán cuando lo ordene la autoridad judicial
competente, cuando caduque o se realice inscripción definitiva."
Artículo adicionado, entre otros, D.O.F. 27 de abril de 1993.
"Artículo 106. El director general de Registro y Asuntos Jurídicos y el director general de Catastro
Rural en su respectiva esfera de competencia, así como los delegados del registro, podrán en cumplimiento
del servicio registral, expedir las certificaciones de las inscripciones, anotaciones y cancelaciones que obren
en sus archivos, utilizando los medios electrónicos, vigilando que los documentos que se expidan cuenten con
los mismos elementos de seguridad que contienen los medios manuales.
"Para estos efectos, el director en jefe procederá previamente a autorizar la firma electrónica que
deberá utilizarse temporal o definitivamente, validándose asimismo el documento con el sello
correspondiente."
A su vez, el Reglamento Interior del Registro Agrario Nacional, actualmente en vigor, establece en
lo conducente:
"Artículo 3o. Con el objeto de lograr el control de la tenencia de la tierra y la seguridad documental
respecto de los predios rústicos, el registro tendrá a su cargo las funciones, registral, de asistencia técnica y
catastral, de conformidad con lo dispuesto por la ley y sus reglamentos.
"Asimismo, el registro tendrá a su cargo las funciones de resguardo, acopio, archivo y análisis
documental del sector agrario, necesarias para el conocimiento de los problemas, la identificación de las
acciones y la evaluación de la gestión agraria."
"Artículo 4o. La función registral se llevará a cabo mediante las actividades de calificación,
inscripción y certificación de los actos y documentos en los que consten las operaciones relativas a la
propiedad ejidal y comunal; a los terrenos nacionales y los denunciados como baldíos; a las colonias agrícolas
y ganaderas; a las sociedades rurales; y a las sociedades mercantiles o civiles propietarias de tierras agrícolas,
ganaderas o forestales, así como los relacionados con la organización social y económica de los núcleos
agrarios."
"Artículo 6o. Derivado de la función registral, el registro inscribirá y resguardará los documentos en
los que consten los actos jurídicos a que se refiere el artículo 4o. de este reglamento.
"Cuando los actos a que se refiere la ley y este reglamento deban inscribirse en el registro y no se
inscriban, sólo surtirán efectosentre los otorgantes, pero no podrán producir perjuicio a terceros, quienes sí
podrán aprovecharlos en lo que les fueren favorables."
"Artículo 14. Para el ejercicio de sus funciones y el despacho de los asuntos de su competencia, el
registro contará con las siguientes unidades administrativas:
"- Dirección en Jefe
"- Dirección General de Registro
"- Dirección General de Titulación y Control Documental
"- Dirección General de Catastro Rural
"- Dirección General de Asuntos Jurídicos
"- Dirección General de Finanzas y Administración
"- Dirección General de Delegaciones
"- Delegaciones
"- Unidad de Contraloría Interna
"Asimismo, para el mejor cumplimiento de sus objetivos, el registro contará con las direcciones de
área, subdirecciones, jefaturas de departamento, oficinas registrales y demás módulos que se requieran, de
conformidad con el presupuesto aprobado."
"Artículo 16. El registro estará a cargo de un director en jefe nombrado y removido libremente por el
titular del Ejecutivo Federal, a propuesta del secretario de la Reforma Agraria."
"Artículo 17. Al director en jefe corresponde la representación, el trámite y resolución de los asuntos
de la competencia del registro, quien para la mejor distribución y desarrollo del trabajo, tendrá las siguientes
funciones:
"...
"II. Ser depositario de la fe pública registral y ejercitarla por sí o a través de los servidores públicos
que con base en este reglamento se determine;
"...
"V. Autorizar la apertura de la clave del sistema informático para realizar la inscripción del acuerdo
de asamblea de adopción de dominio pleno, y la expedición de los títulos correspondientes;
"...
"VII. Dictar las disposiciones para la operación y administración del Archivo General Agrario, para
el procesamiento y expedición de certificados, títulos, planos y demás documentos que generen las diversas
unidades administrativas;
"...
"XVIII. Supervisar que las delegaciones cumplan con las disposiciones de la ley y sus reglamentos,
así como con la realización de los programas establecidos;
"...
"XXI. Autorizar a los servidores públicos subalternos la realización de actos jurídicos en su
representación, y
"XXII. Las demás que determine el secretario o le confieran otras disposiciones legales y
reglamentarias."
"Artículo 18. Corresponde a los directores generales:
"I. Dirigir, organizar y evaluar el funcionamiento y desempeño de las atribuciones correspondientes a
la dirección general a su cargo;
"...
"III. Suscribir los documentos relativos al ejercicio de sus atribuciones, así como preparar los
informes periódicos que le requiera el director en jefe;
"...
"VIII. Establecer y coordinar un sistema de seguimiento y control de las actividades del registro en el
área de sus atribuciones, y
"IX. Las demás facultades que determine el director en jefe o le confieran otras disposiciones
legales."
"Artículo 19. Corresponde a la Dirección General de Registro:
"I. Ejercitar la fe pública registral y vigilar que la calificación e inscripción de los actos y
documentos objeto de registro, la certificación de los asientos registrales se realicen conforme a los criterios y
lineamientos establecidos, así como expedir las constancias que de éstos se soliciten;
"II. Autorizar los asientos y anotaciones, así como sus rectificaciones, reposiciones o cancelaciones,
en los términos de la ley y este reglamento;
"III. Vigilar la legalidad y exactitud con la que se practiquen las calificaciones, asientos registrales,
certificación de asientos y expedición de constancias;
"IV. Autorizar la apertura y reposición de folios agrarios a que se refiere el artículo 41 de este
reglamento;
"V. Calificar la inscripción del acuerdo de adopción de dominio pleno, respecto de ejidos y colonias
agrícolas y ganaderas;
"VI. Calificar el acuerdo de extinción de los núcleos agrarios y resolver sobre la cancelación de los
asientos registrales correspondientes, conforme a lo establecido en el artículo 81 de este reglamento;
"VII. Establecer el procedimiento para la recepción, depósito y control de las listas de sucesión que
realicen los ejidatarios y comuneros, con el auxilio del inventario correspondiente;
"VIII. Calificar las transmisiones de derechos que amparen los títulos y certificados parcelarios y de
uso común;
"...
"XII. Mantener actualizada la información de los asuntos que conozcan las delegaciones, con el
propósito de establecer criterios para el mejor desempeño de la actividad registral, y
"XIII. Resolver los planteamientos que efectúen las delegaciones sobre la aplicación de los criterios
de calificación e inscripción."
"Artículo 20. Corresponde a la Dirección General de Titulación y Control Documental:
"I. Vigilar que se cumplan los criterios y procedimientos a que deberán sujetarse las delegaciones,
para el control, expedición y entrega de certificados y títulos, así como para la destrucción de éstos;
"...
"III. Solicitar al Registro Público de la Propiedad y del Comercio de la entidad federativa que
corresponda, la inscripción de los títulos de propiedad que expida el registro;
"IV. Aplicar los criterios relativos al control, resguardo, operación y administración del Archivo
General Agrario;
"...
"VI. Expedir copias certificadas de los planos y documentos que obren en el Archivo General
Agrario; ..."
"Artículo 25. Las delegaciones tendrán las siguientes atribuciones:
"I. Ejercer la función registral mediante la calificación, inscripción y la certificación de los asientos
de los actos y documentos objeto de registro;
"II. Inscribir los siguientes actos y documentos:
"a) Las resoluciones judiciales o administrativas a través de las cuales se constituyan, modifiquen o
extingan los núcleos agrarios;
"...
"k) El acta constitutiva de las formas asociativas para la explotación de parcelas con destino
específico y sus modificaciones;
"...
"n) La transmisión de derechos individuales por sucesión, la enajenación de derechos sobre tierras de
uso común y de derechos parcelarios, así como la renuncia de derechos sobre tierras ejidales;
"o) El acta de aceptación y separación de ejidatarios, así como el reconocimiento de posesionarios;
"p) Los certificados de derechos sobre tierras de uso común y los parcelarios;
"...
"s) Las declaratorias de los terrenos nacionales, así como los títulos que se originen;
"t) Los reglamentos internos de las colonias agrícolas y ganaderas, los títulos de propiedad que se
expidan por la adopción del dominio pleno, los cambios y los traslados de derechos sobre dichas tierras y los
acuerdos de cancelación, y
"u) Los demás documentos que contengan actos jurídicos que conforme a la ley y sus reglamentos,
deban inscribirse.
"...
"IV. Efectuar cuando proceda, la reposición de los folios y, en su caso, las rectificaciones y
anotaciones preventivas en los asientos registrales, así como llevar a cabo las tildaciones a que hubiere lugar;
"V. Llevar el inventario de las listas de sucesión que depositen los ejidatarios y comuneros;
"VI. Llevar a cabo el control, expedición y entrega de los certificados y títulos que prevé la ley, así
como la destrucción de éstos, cuando así proceda;
"VII. Cancelar cuando proceda conforme a derecho, la inscripción de los certificados parcelarios, de
derechos de uso común, los planos internos o de grandes áreas y censos ejidales;
"...
"XV. Mantener actualizado estadísticamente el historial agrario, a través de la captura de la
información de las acciones que modifiquen la estructura agraria; ..."
"Artículo 26. En cada entidad federativa habrá una delegación a cargo de un delegado, quien será
auxiliado para el despacho de los asuntos de su competencia, por los subdelegados, jefes de departamento y
demás personal técnico y administrativo, necesario para el cumplimiento de sus funciones, de conformidad
con el presupuesto aprobado."
"Artículo 27. Los titulares de las delegaciones tendrán las siguientes facultades:
"I. Representar legalmente al registro dentro del ámbito territorial que se le asigne, así como designar
representantes para atender los asuntos jurídicos y contenciosos en los que el registro sea parte;
"II. Ejercer en el ámbito de su competencia, la fe pública registral, vigilar la calificación e
inscripción de los actos y documentos objeto de registro y que la certificación de los asientos registrales se
realice conforme a los criterios y lineamientos establecidos, así como expedir las constancias que se le
soliciten; ..."
"Artículo 35. El sistema registral es el conjunto de normas y procedimientos que tienen por objeto la
calificación e inscripción de los actos jurídicos y documentos que conforme a la ley y sus reglamentos deban
registrarse, así como su ordenación en folios e integración de los índices."
"Artículo 36. Son actos jurídicos que se pueden inscribir los que constituyan, transfieran, modifiquen
o extingan derechos y obligaciones respecto de:
"...
"IV. La delimitación y destino de las tierras al interior de los núcleos agrarios;
"V. Los sujetos titulares de los derechos sobre las tierras a que se refiere la fracción anterior;
"...
"X. El uso y aprovechamiento de las tierras de los núcleos agrarios, ya sea que estos actos provengan
de acuerdos de la asamblea o de los ejidatarios individualmente considerados."
"Artículo 37. El registrador es el servidor público a quien compete examinar y calificar los actos y
documentos que deban inscribirse, así como realizar y autorizar anotaciones, asientos y cancelaciones. ..."
"Artículo 38. El director en jefe habilitará a los registradores de entre los servidores públicos del
registro que, como depositarios de la fe pública registral, tendrán las siguientes funciones:
"I. Realizar la calificación de los actos jurídicos que deben inscribirse, a través del estudio integral de
los documentos que les sean turnados, de conformidad con la normativa aplicable;
"...
"III. Llevar a cabo la inscripción de los actos y documentos cuando así proceda y autorizar cada
asiento con su firma;
"...
"V. Realizar las certificaciones y expedir las constancias y copias certificadas que la ley y este
reglamento prevén. ..."
"Artículo 47. El registro sólo inscribirá aquellos acuerdos de asamblea relativos a la aportación de
tierras ejidales o comunales de uso común a una sociedad civil o mercantil, o de adopción del dominio pleno
sobre las parcelas ejidales, que hayan cumplido con los requisitos establecidos en los artículos 75 y 81 de la
ley, según sea el caso. Además deberá haber verificado que:
"I. Las tierras de que se trate hayan sido delimitadas y asignadas conforme a la ley;
"II. El acta de delimitación, destino y asignación de tierras ejidales, se encuentre debidamente
inscrita en el folio correspondiente;
"III. Los planos internos del ejido cumplan con las normas técnicas emitidas al efecto por el registro;
"IV. El número total de ejidatarios señalados en el acta de asamblea de aportación de tierras de uso
común a una sociedad civil o mercantil o la de adopción de dominio pleno, coincida con los sujetos con
derechos vigentes reconocidos;
"V. Las personas que asuman el dominio pleno sobre sus parcelas sean los titulares del derecho
parcelario de que se trate, y
"VI. Los certificados de uso común, los parcelarios y los planos individuales, hayan sido expedidos
conforme a lo dispuesto en la ley, su reglamento y normas técnicas."
"Artículo 48. Una vez integrado debidamente el expediente relativo a los acuerdos a que se refiere el
artículo anterior, la delegación lo turnará a la Dirección General de Registro, quien realizará la calificación
registral a fin de que el director en jefe autorice su registro y la expedición de los títulos correspondientes.
Realizado lo anterior se remitirá el expediente a la delegación para su inscripción."
"Artículo 53. Son documentos idóneos para acreditar los actos jurídicos que conforme a la ley y a
este reglamento deban registrarse en los folios agrarios:
"a) Las resoluciones judiciales o administrativas que reconozcan, creen, modifiquen o extingan
derechos ejidales o comunales;
"b) Los títulos o certificados que amparen derechos sobre solares, tierras de uso común y parcelas de
ejidatarios y comuneros;
"...
"d) La delimitación de las tierras a que se refiere el artículo 56 de la ley, así como los planos
resultantes de ésta;
"...
"h) Las resoluciones por las que se constituya, modifique o extinga el régimen de las colonias
agrícolas o ganaderas, así como las actas de asamblea por las que se modifique o extinga dicho régimen;
"i) Los acuerdos de asamblea formalizados en instrumentos públicos por los que se creen,
transfieran, modifiquen o extingan derechos ejidales o comunales del núcleo de población o de sus integrantes
individualmente considerados, relativos a la forma de organización social y económica del ejido y al uso,
aprovechamiento o disposición de tierras ejidales o comunales;
"...
"n) Los demás documentos que disponga la ley, sus reglamentos u otras disposiciones legales."
"Artículo 56. Los registradores, con base en la función de calificación, examinarán bajo su
responsabilidad, cada uno de los documentos y actos jurídicos que en ellos consten, para determinar si los
mismos reúnen los requisitos de forma y fondo exigidos por la normativa que los rija, a fin de garantizar el
principio de legalidad.
"El registrador deberá cerciorarse de que no se ha presentado con anterioridad documento alguno que
contenga actos inscribibles que se opongan al que se solicita.
"La calificación puede ser positiva o negativa y deberá producirse en un plazo que no excederá de
sesenta días naturales, contado a partir de la fecha de presentación de la documentación de que se trate. Será
positiva cuando resuelva autorizar la inscripción solicitada, y será negativa cuando resuelva denegar el
servicio registral."
"Artículo 57. Las resoluciones administrativas de calificación deberán:
"I. Constar por escrito y con la firma autógrafa del servidor público autorizado para su expedición;
"II. Estar debidamente fundadas y motivadas;
"III. Ser expedidas con el señalamiento de lugar y fecha de emisión, y
"IV. Dar respuesta integral a la solicitud."
"Artículo 89. El registro expedirá, conforme a lo dispuesto en el artículo 56 de la ley, certificados
parcelarios y de derechos sobre tierras de uso común, así como los títulos de propiedad de origen parcelario,
de solar urbano, y el de colonias agrícolas o ganaderas que, conforme a las disposiciones aplicables, hayan
adoptado el dominio pleno.
"El registro expedirá, a petición de la asamblea, los títulos de propiedad de solares urbanos que
resulten de la regularización de la tenencia de predios en los que se hayan constituido asentamientos humanos
irregulares, realizadas en los términos de los artículos 38 y 39 de la Ley General de Asentamientos Humanos.
"Los títulos de propiedad se turnarán al Registro Público de la Propiedad y del Comercio de la
entidad federativa de que se trate para su inscripción, una vez satisfechos los requisitos a que se refiere el
artículo 92 de este reglamento."
"Artículo 90. Se expedirán certificados de derechos agrarios siempre que así se ordene por resolución
jurisdiccional.
"Cuando dicha resolución no determine la expedición del certificado se expedirá constancia que
ampare la calidad de ejidatario o posesionario. Esto se aplicará únicamente para los núcleos agrarios que no
hubieren regularizado la tenencia de su tierra conforme a lo establecido en el artículo 56 de la ley."
"Artículo 91. Se deberá expedir un certificado para cada una de las unidades parcelarias de que sea
titular el ejidatario o posesionario, de conformidad con el acta de asamblea de delimitación, destino y
asignación y el plano interno."
"Artículo 92. Tanto los certificados como los títulos, serán autorizados y firmados por el director en
jefe y contendrán los datos generales del beneficiario, fecha del acto jurídico que originó el documento, datos
de identificación del predio y de su inscripción, así como la fecha de su expedición.
"También podrán ser firmados dichos certificados y títulos por los delegados del registro, previa
autorización del director en jefe."
"Artículo 93. Los posesionarios reconocidos con tal carácter por la asamblea, conforme a lo
dispuesto en el artículo 56 de la ley, podrán solicitar al registro la expedición de certificados parcelarios de
posesionario que deberán ostentar la siguiente leyenda: ‘El presente certificado sólo acredita la calidad de
posesionario’."
"Artículo 95. En el caso de extravío o destrucción de los certificados a que se refieren los artículos
89 y 90 de este reglamento, el beneficiario podrá solicitar su reposición al registro, caso en el cual se efectuará
la anotación marginal de esta circunstancia en el folio respectivo. El certificado deberá ostentar la leyenda de
‘reposición’, contendrá los datos de los asientos registrales correspondientes y será autorizado por el
delegado."
"Artículo 97. Cualquier persona podrá obtener información sobre los asientos registrales y solicitar a
su costa las constancias que las acrediten. Estas constancias e inscripciones harán prueba plena en juicio y
fuera de él.
"Asimismo, el registro podrá expedir copias certificadas de los documentos que obren bajo su
custodia, previo pago de los derechos correspondientes, a efecto de hacer constar que los mismos son copia
fiel de los originales o de sus reproducciones."
"Artículo 9o. Para el mejor desarrollo de sus funciones registrales y catastrales en materia de control
de la tenencia de la tierra, los notarios públicos y los Registros Públicos de la Propiedad y del Comercio
deberán dar aviso al registro de:
"...
"Asimismo, los fedatarios públicos darán aviso al registro, de las listas de sucesión en las que hayan
intervenido y que contengan disposiciones sobre derechos agrarios, parcelarios y de uso común."
"Artículo 84. El ejidatario tiene la facultad de designar a la persona que deba sucederle en sus
derechos sobre la parcela y en los demás inherentes a su calidad de ejidatario. La lista de sucesión se podrá
elaborar ante el registrador, quien verificará la autenticidad de la firma y la huella digital del ejidatario.
"El ejidatario podrá formular una lista de sucesión en la que deberá designar a un sucesor preferente
de todos los derechos, sin perjuicio del señalamiento de los nombres de las personas -y su preferencia- a
quienes, en caso de imposibilidad para suceder del sucesor preferente, deban adjudicarse los derechos ejidales
y la calidad de ejidatario."
"Artículo 85. Las listas de sucesión y los avisos notariales de éstas permanecerán bajo el resguardo
del registro en sobre sellado y como anotaciones preventivas, firmado por el registrador y el interesado con
expresión de la fecha y hora de recepción. El registrador expedirá al interesado la constancia del depósito."
"Artículo 86. Al fallecimiento del ejidatario o comunero, el registro a petición de quien acredite tener
interés jurídico para ello, consultará en el archivo de la delegación de que se trate y, de ser necesario en el
archivo central, si el titular de los derechos realizó el depósito de la lista de sucesión; en caso afirmativo, el
registrador ante la presencia del interesado y de por lo menos dos testigos de asistencia, abrirá el sobre e
informará el nombre de la persona designada. Una vez que se presente dicha persona se asentarán los datos en
el folio correspondiente y se procederá a expedir el o los certificados respectivos que acrediten los derechos."
"Artículo 87. Si existiera aviso de fedatario público sobre una lista de sucesión, el registrador
solicitará copia de ella, en cuyo caso, será válida la de fechaposterior y, previo cumplimiento de las
formalidades a que se refiere el artículo anterior, expedirá los certificados correspondientes."
"Artículo 88. El posesionario podrá designar a la persona que deba sucederle en los derechos que le
fueron conferidos por la asamblea o por resolución judicial, en los mismos términos de lo dispuesto por los
artículos 84 y 85 de este reglamento."
De los preceptos reglamentarios transcritos se desprende que el Registro Agrario Nacional está
facultado, entre otras cosas, a inscribir la transmisión de derechos individuales por sucesión.
Que para el ejercicio de sus atribuciones el Registro Agrario Nacional cuenta con un director en jefe,
quien tiene la representación del registro, es el depositario de la fe pública registral, a él corresponde el
trámite y resolución de los asuntos de la competencia del registro y es auxiliado en sus funciones por
directores, delegados, registradores y demás personal técnico y administrativo y por honorarios, que requiera.
Que las Delegaciones del Registro Agrario Nacional, entre otras atribuciones, tienen las de:
- Tener en depósito y llevar el inventario de las listas de sucesión que depositen los ejidatarios y
comuneros.
- Verificar la autenticidad de la firma y la huella digital del ejidatario o comunero.
- Tener el control, expedir y entregar los certificados y títulos que prevé la Ley Agraria, tales como
los certificados parcelarios, de derechos sobre tierras de uso común, certificados parcelarios de posesionario,
títulos de propiedad de origen parcelario, de solar urbano, y de colonias agrícolas o ganaderas.
- Expedir certificados y constancias de la inscripción y asientos que obren en sus respectivas
jurisdicciones.
- Inscribir: La transmisión de derechos individuales por sucesión; la enajenación de derechos sobre
tierras de uso común y de derechos parcelarios; la renuncia de derechos sobre tierras ejidales; los certificados
de derechos sobre tierras de uso común y los parcelarios; los títulos de propiedad expedidos por la adopción
del dominio pleno; los cambios y los traslados de derechos sobre las tierras y los acuerdos de cancelación;
todas las resoluciones judiciales o administrativas que reconozcan, creen, modifiquen o extingan derechos
ejidales o comunales.
- Cancelar la inscripción de los certificados parcelarios, de derechos de uso común y censo ejidal.
- Efectuar la reposición y rectificación de folios y asientos registrados y las tildaciones a que haya
lugar.
- Llevar el archivo de la lista de sucesión que depositen los ejidatarios.
Los delegados son auxiliados por los subdelegados, jefes de departamento, registradores, jefes de
oficina y demás personal técnico y administrativo necesario para el cumplimiento de sus funciones.
Que los registradores delegacionales están facultados para realizar la calificación registral de los
actos y documentos que deban inscribirse determinando la procedencia o improcedencia del registro; llevar a
cabo la inscripción de los actos y documentos cuando así proceda; cerciorarse que no se ha presentado con
anterioridad documento alguno que contenga actos inscribibles oponibles al que se solicita inscribir; realizar,
supervisar, vigilar y autorizar anotaciones, asientos y cancelaciones y que se practiquen en los folios
correspondientes autorizando cada uno con su firma; dar cuenta a su inmediato superior, de los fundamentos y
resultados de la calificación; y, realizar las certificaciones y expedir las constancias y copias certificadas.
Que las inscripciones en el Registro Agrario Nacional y las constancias que de ellas se expidan,
hacen prueba plena en juicio y fuera de él; y cuando los actos a que se refiere la Ley Agraria deban inscribirse
en el registro y no se inscriban sólo surten efectos entre los otorgantes pero no producen perjuicio a terceros,
quienes sí pueden aprovecharlos en lo que les sean favorables.
Asimismo, se desprende que a partir del once de agosto de mil novecientos noventa y dos, y hasta el
veintiséis de abril de mil novecientos noventa y tres, el presidente de la República es la única autoridad
facultada para autorizar y firmar todos los certificados y títulos expedidos por el Registro Agrario Nacional.
Que a partir del veintisiete de abril de mil novecientos noventa y tres, y hasta el nueve de abril de mil
novecientos noventa y siete, además del presidente de la República, el director en jefe del Registro Agrario
Nacional, los directores generales y los delegados del registro, estos dos con autoridad delegada por el
director en jefe, podían también autorizar y firmar los certificados y títulos expedidos por el Registro Agrario
Nacional.
Que a partir del día diez de abril de mil novecientos noventa y siete, corresponde al director en jefe o
a los delegados del registro, previa autorización del director en jefe, autorizar y firmar tanto los certificados
como los títulos expedidos por el Registro Agrario Nacional, y contener los datos generales del beneficiario,
fecha del acto jurídico que originó el documento, datos de identificación del predio y de su inscripción, así
como la fecha de su expedición.
Que a partir del doce de agosto de mil novecientos noventa y dos, corresponde al director general de
Titulación y Control Agrario verificar que los certificados y títulos sean entregados a los interesados o
remitidos a los Registros Públicos de la Propiedad y concentrar la información relativa a las listas de sucesión,
depositadas en el registro.
Que a partir del veintisiete de abril de mil novecientos noventa y tres, se le denomina director
general de Certificación, Titulación e Inscripción de Sociedades, y le corresponde verificar la correcta
tramitación de los certificados y títulos, así como que sean remitidos cuando proceda a los Registros Públicos
de la Propiedad y entregados con la debida oportunidad a los interesados, y concentrar la información relativa
a las listas de sucesión, depositadas en el registro; y, a partir del diez de abril de mil novecientos noventa y
siete, se le denomina director general de Titulación y Control Documental, y le corresponde vigilar que se
cumplan los criterios y procedimientos a que se deben sujetar las delegaciones, para el control, expedición y
entrega de certificados y títulos, así como para la destrucción de éstos; concentrar la información relativa a las
listas de sucesión, depositadas en el registro; y, expedir copias certificadas de los planos y documentos que
obren en el Archivo General Agrario.
Que a partir del diez de abril de mil novecientos noventa y siete, y con independencia de las demás
autoridades del Registro Agrario Nacional a quienes también se les encomienda, corresponde a la Dirección
General de Registro ejercer la fe pública registral; vigilar que la calificación e inscripción de los actos y
documentos objeto de registro y la certificación de los asientos registrales se realicen conforme a los criterios
y lineamientos establecidos; expedir las constancias que de esos actos y documentos se soliciten; autorizar los
asientos y anotaciones, así como sus rectificaciones, reposiciones o cancelaciones; vigilar la legalidad y
exactitud con la que se practican las calificaciones, asientos registrales, certificación de asientos y expedición
de constancias; calificar la inscripción del acuerdo de adopción de dominio pleno, respecto de ejidos y
colonias agrícolas y ganaderas; establecer el procedimiento para la recepción, depósito y control de las listas
de sucesión que realicen los ejidatarios y comuneros, con el auxilio del inventario correspondiente; y, calificar
las transmisiones de derechos que amparen los títulos y certificados parcelarios y de uso común. Así, los
directores generales deben suscribir los documentos relativos al ejercicio de sus atribuciones, así como
preparar los informes periódicos que le requiera el director en jefe.
Sentado lo anterior, es posible concluir que el Registro Agrario Nacional está facultado legalmente
para expedir, entre otros, certificados parcelarios, certificados de derechos sobre las tierras de uso común,
certificados parcelarios de posesión, títulos de solares, títulos de propiedad de origen parcelario, títulos de
propiedad que tengan como origen un solar; a inscribir en sus asientos la expedición de tales documentos, las
operaciones originales y las modificaciones que sufra la propiedad de las tierras, los derechos legalmente
constituidos sobre la propiedad ejidal y comunal y las correspondientes a la propiedad de sociedades, así
como a inscribir la transmisión de derechos agrarios por sucesión y a expedir constancias y copias certificadas
de las inscripciones y documentos que expida, las cuales hacen prueba plena en juicio y fuera de él.
Por todo lo anterior, es claro que tanto los certificados parcelarios, expedidos por el Registro Agrario
Nacional, a través de cualquiera de las autoridades facultadas para tal efecto por la Ley Agraria y el
Reglamento Interior del Registro Agrario Nacional, como las constancias expedidas por dicho registro,
relativas a la inscripción en sus asientos de la transmisión de derechos parcelarios por sucesión, ya sea
testamentaria o legítima, y las sentencias o resoluciones de los tribunales agrarios, que hagan las veces de
tales certificados, acreditan tanto la calidad de ejidatario, como los derechos de éste sobre la parcela; de
manera que las copias certificadas de esos documentos y constancias que expida la mencionada institución,
hacen prueba plena tanto en juicio como fuera de él.
Así es, ya sean aquellos documentos originales o se trate de la copia certificada de los mismos,
expedida por la autoridad facultada para hacerlo, son todas ellas constancias suficientes e idóneas para
acreditar aquello a lo que su contenido se refiere, y así debe ser considerado por todas las autoridades.
Ahora bien, desde luego que los certificados parcelarios y las constancias relativas a la inscripción en
el Registro Agrario Nacional de la transmisión de derechos parcelarios por sucesión, ambos expedidos por
dicho registro, son documentos de naturaleza jurídica distinta; sin embargo, y como más adelante se habrá de
evidenciar, ello no es obstáculo para considerar, como se hizo en el párrafo anterior, que tanto unos como las
otras, son considerados por la Ley Agraria y el Reglamento Interior del Registro Agrario Nacional, como
suficientes e idóneos para justificar plenamente que los derechos sobre una determinada parcela corresponden
a la persona en favor de quien se expidió.
En efecto, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 17 de la Ley Agraria, es facultad del
ejidatario hacer la designación de la persona que deba sucederle en sus derechos parcelarios y en los demás
inherentes a su calidad de ejidatario (sucesión testamentaria), y para que ejercite ese derecho y la designación
sea válida, basta que formule una lista de sucesión en la que consten los nombres de las personas y el orden de
preferencia conforme al cual se deba hacer la adjudicación de derechos a su fallecimiento, y deposite esa lista
en el Registro Agrario Nacional o la formalice ante fedatario público (con las mismas formalidades puede
modificar esa lista, en cuyo caso es válida la de fecha posterior).
Al respecto, y en lo conducente, es aplicable la jurisprudencia 11/2000 de esta Segunda Sala,
publicada en la página 231, Novena Época, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XI,
febrero de 2000, que dice:
"SUCESIÓN DE DERECHOS AGRARIOS. LA ÚLTIMA VOLUNTAD DEL EJIDATARIO
FORMULADA EN TESTAMENTO NOTARIAL ES SUSCEPTIBLE DE REVOCAR O MODIFICAR LA
LISTA DE SUCESIÓN INSCRITA EN EL REGISTRO AGRARIO NACIONAL HECHA CON
ANTERIORIDAD. El artículo 17 de la Ley Agraria, que tiene por objeto proteger al ejidatario en sus
derechos agrarios, establece, sin mayores formalismos, que tiene derecho de designar a quien o quienes deban
sucederle en el goce de sus derechos sobre la parcela ejidal mediante un trámite ágil, práctico y sencillo, con
la simple formulación de una lista de sucesión, que debe depositar en el Registro Agrario Nacional o
formalizada ante fedatario público, pero nada impide que también exprese su última voluntad, a través de
testamento en los términos de las leyes civiles, modificando o revocando aquella lista, pues si la misma Ley
Agraria le concede derecho de revocar o modificar una lista anterior con las mismas formalidades con que se
hubiera realizado, con mayor razón podrá hacerlo en un testamento notarial."
Enseguida, el delegado del Registro Agrario Nacional, el registrador delegacional o el director
general del registro (éste último a partir del diez de abril de mil novecientos noventa y siete) indistintamente,
deben calificar la lista de sucesores que deba quedar inscrita y en depósito del propio registro, verificar la
autenticidad de la firma y la huella digital del ejidatario o comunero y determinar la procedencia o
improcedencia de la inscripción.
Posteriormente, al fallecer el ejidatario o comunero, el registro, a petición de quien acredite tener
interés jurídico para ello, debe consultar en el archivo de la delegación de que se trate y, de ser necesario en el
archivo central, si el titular de los derechos realizó el depósito de la lista de sucesión; en caso afirmativo, el
registrador ante la presencia del interesado y de por lo menos dos testigos de asistencia, debe abrir el sobre en
el que se contiene la lista e informar el nombre de la persona designada, y una vez que se presente dicha
persona se deben asentar los datos en el folio correspondiente y proceder a expedir el o los certificados
respectivos.
En el anterior orden de ideas, el Registro Agrario Nacional debe inscribir la transmisión de derechos
agrarios por sucesión testamentaria una vez cumplidos todos los requisitos administrativos señalados para que
la transmisión sea válida, es decir, a) Que el ejidatario haya hecho designación de sucesores de sus derechos
agrarios en una lista en la que consten los nombres de las personas y el orden de preferencia conforme al cual
se deba hacer la adjudicación de derechos a su fallecimiento; b) Que esa lista esté inscrita y en depósito en el
Registro Agrario Nacional, lo que supone legalmente que aquél verificó la autenticidad de la firma y la huella
digital del ejidatario o comunero; o que esté formalizada dicha lista ante fedatario público; c) Que al fallecer
el ejidatario o comunero, y siempre que la lista haya estado en depósito del registro, el registrador, ante la
presencia del interesado y de por lo menos dos testigos de asistencia, haya abierto el sobre en el que se
contiene la lista de sucesores y haya informado el nombre de la persona designada; d) Que se presente la
persona designada; e) Es entonces cuando se deben asentar los datos en el folio correspondiente para que
quede inscrita la transmisión de esos derechos agrarios por sucesión, y formalizada la adjudicación de los
mismos; y, f) Finalmente, el Registro Agrario Nacional debe expedir el o los certificados agrarios respectivos,
autorizados y firmados por la autoridad facultada para ello -el presidente de la República, el director en jefe
del Registro Agrario Nacional, los directores generales o los delegados del registro, estos dos con autoridad
delegada por el director en jefe (a partir del veintisiete de abril de mil novecientos noventa y tres, y hasta el
nueve de abril de mil novecientos noventa y siete), el director en jefe o los delegados del registro, previa
autorización del director en jefe (a partir del día diez de abril de mil novecientos noventa y siete)-.
Por último, no es el caso, por no ser materia de la denuncia de contradicción que se resuelve, el
analizar lo relativo a la forma de llevar a cabo la transmisión y adjudicación de los derechos agrarios por
sucesión legítima, institución que se contempla en el artículo 18 de la Ley Agraria; en cambio, sí se debe
precisar, por ser materia de este estudio, que ya sea que se trate de la sucesión testamentaria de derechos
agrarios a que se refiere el artículo 17 de la ley en consulta o de la sucesión legítima de derechos agrarios a
que se refiere el numeral 18 de la misma ley, en cualquiera de tales casos, si existe controversia por la
sucesión de los derechos agrarios, son los tribunales agrarios los facultados y competentes para resolver la
contienda, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 163 y 164 de la Ley Agraria y 1o. y 18, fracción
VII, de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios.
En cambio, en la vía de jurisdicción voluntaria a que se refiere el artículo 165 de la Ley Agraria,
mismo que establece: "Los tribunales agrarios, además, conocerán en la vía de jurisdicción voluntaria de los
asuntos no litigiosos que les sean planteados, que requieran la intervención judicial, y proveerán lo necesario
para proteger los intereses de los solicitantes.", no es posible tramitar la sucesión testamentaria de derechos
agrarios, toda vez que al respecto no se requiere la intervención judicial, habida cuenta que, como ya se
precisó, la Ley Agraria y el Reglamento Interior del Registro Agrario Nacional establecen para tal caso un
procedimiento administrativo cuyas etapas son: a) Que el ejidatario haga designación de sucesores de sus
derechos agrarios en una lista en la que consten los nombres de las personas y el orden de preferencia
conforme al cual se deba hacer la adjudicación de derechos a su fallecimiento; b) Que esa lista se inscriba y
deje en depósito del Registro Agrario Nacional, lo que supone legalmente que aquél verificó la autenticidad
de la firma y la huella digital del ejidatario o comunero, o que se formalice dicha lista ante fedatario público;
c) Que al fallecer el ejidatario o comunero, y siempre que la lista esté en depósito del registro, el registrador,
ante la presencia del interesado y de por lo menos dos testigos de asistencia abra el sobre en el que se contiene
la lista de sucesores e informe el nombre de la persona designada; d) Que se presente la persona designada; e)
Que se asienten los datos en el folio correspondiente, de manera que quede así inscrita la transmisión de los
derechos agrarios por sucesión y formalizada la adjudicación de los mismos; y, f) Que el Registro Agrario
Nacional expida el o los certificados agrarios respectivos, autorizados y firmados por la autoridad facultada
para ello.
Todo lo anteriormente expuesto lleva a este órgano colegiado a concluir que en términos del artículo
195 de la Ley de Amparo, deben prevalecer con carácter de jurisprudencia los siguientes criterios contenidos
en las tesis que deberán identificarse con el número que les corresponda y que quedan redactadas bajo los
siguientes rubros y textos:
REGISTRO AGRARIO NACIONAL. LOS DOCUMENTOS EXPEDIDOS POR ÉL, EN
EJERCICIO DE SUS FUNCIONES DE CONTROL DE TENENCIA DE LA TIERRA Y SEGURIDAD
DOCUMENTAL, HACEN PRUEBA PLENA. De conformidad con los artículos 16, 17, 78, 56, último
párrafo, 68, 69, 74, 80, 82, 148 y 150 a 156 de la Ley Agraria; 1o., 2o., 7o., 9o., 12, 17, 18, 19, 20, 72 a 74,
77, 78 y 79 del Reglamento Interior del Registro Agrario Nacional, en vigor hasta el nueve de abril de mil
novecientos noventa y siete; y 3o., 4o., 6o., 9o., 13, 14, 16, 17, 18, 19, 25, 26, 27, 38, 48, 84 a 89, 90, 92, 93 y
97 del Reglamento Interior del Registro Agrario Nacional, en vigor a partir del diez de abril de mil
novecientos noventa y siete, corresponde al Registro Agrario Nacional, en ejercicio de las funciones de
control de tenencia de la tierra y seguridad documental, expedir certificados y títulos de naturaleza agraria, así
como inscribir en sus asientos el despacho de tales documentos, las operaciones originales y las
modificaciones que sufra la propiedad de las tierras, los derechos legalmente constituidos sobre la propiedad
ejidal, comunal y las correspondientes a la propiedad de sociedades; así como inscribir la transmisión de
derechosagrarios por sucesión, y extender las constancias y copias certificadas de sus inscripciones y
documentos. Por ende, tanto los certificados parcelarios como las constancias relativas a la inscripción de la
transmisión de derechos agrarios por sucesión, ya sea testamentaria o legítima, expedidos por aquél a través
de cualquiera de las autoridades facultadas para tal efecto, como las sentencias o resoluciones de los
tribunales agrarios, que hagan las veces de certificados parcelarios, acreditan tanto la calidad de ejidatario,
como los derechos de éste sobre la parcela, y son suficientes e idóneos para justificar en juicio o fuera de él
aquello a lo que su contenido se refiere.
DERECHOS AGRARIOS. PARA SU TRANSMISIÓN POR SUCESIÓN TESTAMENTARIA
BASTA SEGUIR EL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO QUE ESTABLECEN EL ARTÍCULO 17
DE LA LEY AGRARIA Y LOS DIVERSOS NUMERALES DEL REGLAMENTO INTERIOR DEL
REGISTRO AGRARIO NACIONAL.-De conformidad con lo dispuesto en los artículos 17 de la Ley Agraria;
72 a 74 del Reglamento Interior del Registro Agrario Nacional, en vigor hasta el nueve de abril de mil
novecientos noventa y siete; y 9o., 13 y 84 a 88 del Reglamento Interior del Registro Agrario Nacional,
vigente a partir del diez de abril de mil novecientos noventa y siete, para la transmisión y titulación de bienes,
derechos y obligaciones en materia agraria por sucesión testamentaria, basta seguir las etapas del
procedimiento administrativo previsto en los ordenamientos mencionados, a saber: a) Que el ejidatario haya
hecho designación de sucesores de sus derechos en una lista en la que consten los nombres de las personas y
el orden de preferencia conforme al cual se deba hacer la adjudicación de derechos a su fallecimiento; b) Que
esa lista se inscriba y deje en depósito del Registro Agrario Nacional, lo que supone que éste verificó la
autenticidad de la firma y la huella digital del ejidatario o comunero, o que se formalice ante fedatario
público; c) Que al fallecer el ejidatario o comunero, dicha dependencia, a petición de quien acredite tener
interés jurídico, consulte en el archivo de la delegación de que se trate y, de ser necesario, en el archivo
central, si el titular de los derechos realizó el depósito de la lista de sucesión, en caso afirmativo, el
registrador, ante la presencia del interesado y de por lo menos dos testigos de asistencia, abrirá el sobre en el
que se contiene la lista de sucesores e informará el nombre de la persona designada; d) Que ésta se presente;
e) Que se asienten los datos en el folio correspondiente, de manera que quede así inscrita la transmisión de
derechos agrarios por sucesión y formalizada su adjudicación; y f) Que el Registro Agrario Nacional expida el
o los certificados respectivos, autorizados y firmados por la autoridad facultada para ello.
Por lo expuesto y fundado, se resuelve:
PRIMERO.-No existe contradicción entre las tesis sustentadas por el Primer Tribunal Colegiado en
Materias Administrativa y de Trabajo del Séptimo Circuito, al resolver los juicios de amparo directo 1193/97,
942/97, 551/99, 1486/97 y 552/99, y el Cuarto Tribunal Colegiado del Vigésimo Segundo Circuito, al resolver
el juicio de amparo directo 277/2001, como se precisa en el considerando quinto de este fallo.
SEGUNDO.-Sí existe contradicción entre las tesis sustentadas por el Primer Tribunal Colegiado en
Materias Administrativa y de Trabajo del Séptimo Circuito, al resolver los juicios de amparo directo 1193/97,
942/97, 551/99, 1486/97 y 552/99, y el Cuarto Tribunal Colegiado del Vigésimo Segundo Circuito, al resolver
el juicio de amparo directo 277/2001, en los términos que se precisan en el considerando sexto de este fallo.
TERCERO.-Deben prevalecer, con carácter de jurisprudencia, los criterios sustentados por esta
Segunda Sala bajo las tesis redactadas en el último considerando de esta resolución y que coinciden,
sustancialmente, con el sostenido por el Cuarto Tribunal Colegiado del Vigésimo Segundo Circuito.
Notifíquese; remítase testimonio de esta resolución a los Tribunales Colegiados contendientes y las
tesis jurisprudenciales que se establecen en esta resolución a la Coordinación General de Compilación y
Sistematización de Tesis, así como de la parte considerativa correspondiente para su publicación en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, y hágase del conocimiento del Pleno y de la Primera Sala de
esta Suprema Corte y de los Tribunales Colegiados de Circuito y Juzgados de Distrito las tesis
jurisprudenciales que se sustentan en la presente resolución, en acatamiento a lo previsto en el artículo 195 de
la Ley de Amparo; y, en su oportunidad, archívese el toca.
Así lo resolvió la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad de
cuatro votos de los señores Ministros: Juan Díaz Romero, Sergio Salvador Aguirre Anguiano, Guillermo I.
Ortiz Mayagoitia y presidente José Vicente Aguinaco Alemán. Ausente el Ministro Mariano Azuela Güitrón,
por desempeño de una comisión oficial. Fue ponente el segundo de los Ministros antes mencionados.
Nota: Los rubros a que se alude al inicio de esta ejecutoria corresponden a las tesis 2a./J. 20/2002 y
2a./J. 21/2002, publicadas en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XV,
marzo de 2002, páginas 197 y 261, respectivamente.
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