Las mujeres en la historia de Nicaragua y sus relaciones con el

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XII Congreso Latinoamericano de Medicina Social y Salud Colectiva
XVIII Congreso Internacional de Políticas de Salud
VI Congreso de la Red Américas de Actores Locales de Salud
Crisis, aceleración y despojo en el capitalismo global:
Avances y retrocesos en la lucha por la salud y la universalización de derechos
Mesa “Poder, gobierno y movimientos sociales:
La pugna entre modelos de Estado, democracia y sociedad”
Las mujeres en la historia de Nicaragua y sus relaciones con el
poder y el Estado
María Hamlin Zúniga MPH
CISAS
Movimiento de Salud de los Pueblos - América Latina
Ana Quirós Víquez
CISAS
Movimiento Autónomo de Mujeres - Nicaragua
La pugna entre Estado – Democracia y Sociedad inmediatamente nos lleva a pensar en el
conflicto entre gobernantes y gobernados, entre gobernar y dialogar; pero especialmente
entre gobernantes y ciudadanas, entre gobiernos y movimientos sociales autónomos, no
sujetos a intereses partidarios, religiosos o de otra índole. Esta presentación se centra en
cómo se viven estas dicotomías en Nicaragua, especialmente cómo lo viven y lo sobreviven
las mujeres organizadas.
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Por más que se ha tratado de ignorar: al gobernar para personas “neutras”, sin sexo ni
género, sin etnia ni raza, se está desconociendo las necesidades específicas y las distintas
formas de relacionarse con el poder. Desde hace algún tiempo, se ha venido reconociendo
esta falencia lo que ha llevado a tratar de integrar algunas especificidades en las políticas
públicas.
La mayor parte de las teorías acerca del Estado tienen una cierta ceguera de género y en
consecuencia, se convierten en un instrumento de reproducción de la discriminación de
género y opresión de las mujeres, al no reconocer las necesidades específicas de las
mujeres que trascienden la clase, la etnia y el grupo social.
Las doctrinas Liberales conciben al Estado como “árbitro neutral entre intereses
enfrentados” con una clara separación entre lo público y privado, donde se ubica a los
espacios familiares y personales, que reivindica el derecho de las mujeres a la educación, al
trabajo, al voto y condiciones matrimoniales y patrimoniales más justas. Pero desconocen
que las mujeres tengan necesidades diferentes o condiciones particulares para acceder y
ejercer la ciudadanía.
Las marxistas definen al estado como una “herramienta de dominio y represión” controlada
por las clases capitalistas, que no es neutral, sino de beneficio para unos y opresión de
otros, pero no toma en cuenta las dimensiones de género, nacionalidad o etnia, sólo la de
clase social. Éstas identifican la opresión de las mujeres como producto de su clase social,
de la propiedad y de su exclusión del proceso productivo, no del género.
Para este trabajo, hemos asumido la definición de Connel que reconoce por un lado que el
Estado es “un vehículo importante de opresión y regulación sexual y genérica” i, al tiempo
que plantea que es un “proceso” vinculado a los procesos sociales, no un aparato estático.
De igual manera, reconoce que su estructura institucional “es parte de una estructura social
más amplia de relaciones de género”ii. Con esta concepción, se visualiza al Estado no como
un actor inmune o ajeno a la estructura de género imperante, en este caso, la patriarcal, sino
que se ubica como una expresión de esa estructura, con capacidad para reproducirla y
perpetuarla en la medida en es el eje central del ejercicio del poder público y las relaciones
de género se basan en el ejercicio del poder.
Finales de la Colonia y años de la Independencia
Corría el año 1821 en Guatemala, había un ambiente de incertidumbre y de agitación, eran
muchos los rumores. Se gestaba la Independencia de Centro América. Señores notables se
reunían en el Palacio de Guatemala y discutían, y discutían, y discutían…Que si nos
conviene, que si nos van a atacar, que si estamos listos, etc. Etc. Mientras, Dolores Bedoya
– conocedora de las discusiones y deseosa de la libertad – decidió visitar los barrios más
habitados de la ciudad e invitar a los pobladores a celebrar la independencia, llenando la
Plaza. Contrató música y pólvora en abundancia.
Adentro, los “notables señores” seguían debatiendo si firmar o no el Acta, cuando de
repente se acercan las y los pobladores, con la bulla, con las bombas tronadoras y la
pólvora. Los notables entraron en pánico, mientras pensaban que era la guerra, que la
población los lincharía sino firmaban, así que lo hicieron, pero más por miedo que por
convicción, arrinconados por la decisión y empuje de Dolores Bedoya y quienes le
acompañaban.
Cuando se cuenta la historia de la Independencia de Centro América, se habla de los
firmantes – hoy convertidos en Próceres de la Patria y gestores de la Independencia –
borrando a Dolores Bedoya, a las pobladoras y pobladores, verdaderos artífices de nuestra
historia.
Este hecho no es aislado. Ya unos años antes en Granada, Nicaragua en 1811, Josefa
Chamorro – una de las primeras independentistas de Centro América - se levantó junto a
2
Juan Argüello y Manuel Antonio de la Cerda para declarar a la ciudad independiente de
España y de León, deseosa de desterrar las monarquías e impulsar ideas republicanas,
independentistas y libertarias. Ella y el párroco de la ciudad leyeron el bando que abolió
totalmente la esclavitud. El ejercicio no duró mucho, fue aplastado por las tropas del Rey y
Josefa Chamorro encerrada junto a los hombres en la Costa Atlántica de Honduras.
Nuevamente, la historia ha silenciado su nombre que apenas aparece en la plancha trasera
del Obelisco de la Independencia que se erigió a los actores de 1811 y 1812.
Con la Independencia de Centro América en 1821, los criollos granadinos asumieron el rol
de los españoles, incluso en la marginación y opresión de las mujeres, prohibiendo el
acceso a la educación o a participar. Sólo que las mujeres no se han quedado de brazos
cruzados, desde entonces ha habido mujeres que han cuestionado a quienes detentan el
poder y han pujado por cambios que las incluyan. Eso no ha sido del agrado de los
gobernantes.¨
Los años siguientes a la Independencia fueron de incertidumbre y búsqueda, pasando de
ser parte de una Capitanía a ser parte del Imperio Mexicano, de la Federación
Centroamericana hasta ubicarse como países independientes. En el caso de Nicaragua,
también se vivieron conflictos internos. Pero en todo esto, había algo claro para los criollos
ahora gobernantes: el lugar de las mujeres era en las casas, criando y atendiendo a las
familias. No obstante, había mujeres que no estaban dispuestas a limitarse a las cuatro
paredes de sus hogares. Ese fue el caso de Josefa Vega en Granada en 1852 a quien se le
negó el acceso a la Universidad. O más tarde, en 1896 cuando el dueño del periódico “La
Tarde” nombra a la primera mujer periodista como directora, a lo que los señores responden
fundando otro periódico y boicoteando “La Tarde”.
Las mujeres estuvieron presentes y activas en las distintas luchas y reivindicaciones o
procesos libertarios buscando sociedades democráticas que reconocieran las necesidades y
los derechos de las personas sin discriminación. Sin embargo, esa participación fue
aceptada mientras se lograba el cambio buscado; pero después se pretendía que volvieran
a sus casas como si nada pasara o hubiera pasado. Las mujeres no eran alcanzadas por
los cambios y avances.
Por un lado, esa participación de las mujeres no era una participación organizada, tampoco
era como grupos de mujeres que les permitiera identificar las necesidades propias.
El papel de las mujeres en la sociedad cambia producto de las necesidades de la sociedad.
El acceso a la educación y la participación en el mercado laboral en ciertas áreas que fueran
- en buena medida – extensiones de su rol en las casas: enfermeras, cocineras, limpiadoras,
costureras, educadoras, etc.
La lucha por el voto de las mujeres y los años de la dictadura somocista
La lucha que rompe con esa tradición y con ese “permiso” social es la lucha por el voto de
las mujeres. Es una de las primeras reivindicaciones exclusivas de mujeres. Es la
búsqueda del reconocimiento del carácter de ciudadana con derechos y responsabilidades,
con derecho a decidir y a elegir. En Nicaragua, esta lucha se da más tarde que en la
mayoría de países en América Latina. Es encabezada por una mujer considerada de las
precursoras del feminismo en el país: Josefa Toledo de Aguerri. Ella edita la primera revista
feminista en el país en los años 30 y plantea cosas de avanzada para su época. Se declara
feminista, liberal, pero “no radical” argumentando que no cree que se deba cambiar el papel
de las mujeres en la familia. Milita en el partido de gobierno y desde la cercanía con el
dictador Somoza promueve el reconocimiento de las mujeres y el derecho al voto. La
acompañan una cantidad de mujeres de élite, algunas que han logrado estudiar y terminar
carreras no siempre tradicionales, convirtiéndose en las que abren camino en ingeniería, en
medicina, en periodismo, en leyes. Se les conoce como la generación de “las primeras”.
Muchas de ellas se aglutinan en el Ala femenina del Partido Liberal porque no se imaginan
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militando o defendiendo sus derechos desde el Partido Conservador que se cobija bajo el
lema “Dios, orden y justicia” con posiciones conservadoras en todos los ámbitos,
especialmente sobre la familia y el papel de las mujeres, así como el rol de la Iglesia
Católica en la vida del país.
El Ejército Defensor de la Soberanía Nacional liderado por Augusto C. Sandino incorpora a
mujeres en sus filas, pero siempre dentro de roles tradicionales: enfermeras, cocineras y
correo. En ningún momento, se les reconoce un papel de liderazgo o de igualdad en su
participación.
La cercanía del grupo de mujeres feministas liberales con el gobierno y con el Partido
Liberal no hace que la lucha por el derecho al voto de las mujeres en Nicaragua sea más
fácil o más rápida. Somoza se resistía porque temía que la mayoría de las mujeres estuviera
más cerca de los conservadores que de los liberales. Por eso, Nicaragua es junto con El
Salvador los penúltimos países en reconocer este derecho. Después de ellos, sólo queda
Paraguay que lo reconoce hasta en el año 1961.
En Nicaragua, la conquista del voto para las mujeres se da finalmente en 1956 por una
decisión de Somoza, haciéndolo parecer como una dádiva que se debía “agradecerse
eternamente” al tirano. De esta manera, se desvirtúa y se le quita el contenido a una lucha y
a un movimiento feminista para responder a los intereses de un partido y de un dictador,
manipulando la demanda.
El Partido Liberal Nacionalista moviliza a las mujeres en dos corrientes: por un lado, a las
sufragistas y mujeres de élite en el Ala Femenina, y por otro, especialmente en los últimos
años de la dictadura, de mujeres populares, vendedoras y pobladoras que se han
beneficiado de las políticas y prácticas populistas y clientelares de los Somoza, dispuestas a
defenderles de todas maneras, que son usadas para atacar a los opositores, sin usar la
Guardia Nacional. Bajo el liderazgo de Nicolasa Sevilla, se organizan grupos y brigadas de
choque, que atacan de forma violenta e impunemente, al tiempo que el régimen se lava las
manos porque no las “controlan”. Este mismo fenómeno de la utilización de civiles y de
mujeres se repetirá en años más recientes, como se verá más adelante.
Paralelamente, se dio otro tipo de organización con
mujeres, que desemboca en La Marcha de las Enlutadas
en 1944, cuando salen a la calle para protestar contra la
represión, apresamiento y asesinato de universitarios en
su carácter de madres y familiares de estudiantes,
acompañadas por amigos, vecinos y otros estudiantes.
Si bien inicialmente no era un movimiento de
reivindicaciones de las mujeres para ellas, si era un
movimiento contestatario al poder, la tiranía. Esta
experiencia sería el germen de un proceso que lleva a la
creación de una de las organizaciones de resistencia y
oposición más importantes antes del derrocamiento de la
dictadura de Somoza: AMPRONAC.
Tomando en cuenta las condiciones de opresión y
marginación de las mujeres, así como la manipulación
que hace el Partido Liberal de las mujeres y su lucha por
la igualdad de derechos, cuando surge lo que en ese
momento se conoce como el Frente de Liberación
Nacional (FLN) en 1961, plantea en su Programa la
reivindicación de la igualdad de las mujeres.
Posteriormente, se convierte en el Frente Sandinista de Liberación Nacional e integra desde
muy temprano la participación de las mujeres en muchas formas, incluyendo la participación
militar.
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Se reconoce que el FSLN es uno de los movimientos guerrilleros latinoamericanos que
mayor participación de mujeres tiene, junto con el salvadoreño y el uruguayo.
En los años 70, mientras algunas fuerzas desarrollan actividades militares en las montañas
o en las ciudades, se empieza a gestar la Asociación de Mujeres por la Problemática
Nacional (AMPRONAC) que aglutina a mujeres de clase media, estudiadas, estudiantes,
pero también a mujeres de estratos populares que demandan mejores condiciones de vida e
igualdad. Ésta llega a ser una de las principales organizaciones sociales de oposición al
régimen de Somoza. Integra a muchas madres y familiares de guerrilleros, de asesinados,
prisioneros y desaparecidos, pero también reivindica los derechos de las mujeres,
retomando el Programa Histórico del FSLN.
Con el derrocamiento de la dictadura de Somoza.
Durante la lucha contra la dictadura, las mujeres asumen papeles muy diversos, como
brigadistas de salud en la insurrección, como correos, guerrilleras, dirigen acciones militares
y de masas, mantienen la protesta civil viva todo el tiempo, como comunicadoras y
diseminadoras de las ideas revolucionarias, como gestoras de solidaridad nacional e
internacional. Esto se refleja al momento del derrocamiento de la dictadura somocista,
donde las mujeres pasan a ocupar cargos claves en el gobierno de reconstrucción, aunque
nuevamente ahí, se expresan las distintas visiones que se tiene de las mujeres. Por un lado,
se integra a Violeta Barrios de Chamorro a la Junta de Gobierno, pero no por su rol personal
en el derrocamiento, sino por ser la viuda de un connotado dirigente opositor asesinado
durante la dictadura somocista. Por el otro, se reconoce el rol fundamental de algunas
mujeres al darles el grado de Comandante Guerrillera o la militancia de la Segunda
Promoción a una buena cantidad o al ubicarlas en puestos claves con importantes cuotas de
poder, como Ministerios, como Delegadas Territoriales de la Junta de Gobierno y como
Secretarias Políticas del FSLN en los territorios. Es la primera vez que se reconoce el papel
de las mujeres y se les da posiciones de importancia en cantidades suficientemente
importantes como para que la sociedad nicaragüense reconozca el cambio.
Algo diferente empieza a suceder en las fuerzas militares y de la policía. Si bien siguen
participando porcentajes importantes de mujeres, el espacio se va cerrando porque se
espera que las mujeres regresen a sus casas, o al menos dejen estas tareas a los hombres,
porque se está volviendo a “situaciones normales”.
En el discurso, se ensalzaba la participación de las mujeres en las tareas militares y de la
defensa, pero en la realidad, se ponía cada vez más obstáculos, aunque no se reconociera.
Por ejemplo, se pretendía que las mujeres participaran sobre todo en las tareas de apoyo
como la cocina, la limpieza o el trabajo de salud. A las mujeres que estaban integradas, en
los entrenamientos se les trataba con más rigor que los hombres buscando que se
“quebraran” y dejaran las fuerzas armadas; a las que venían de la guerra y tenían grados,
se les exigía más para obtener un siguiente grado y a todas, se les decía que se portaran
“como hombres, no como niñas o mujercitas. Para muchas feministas, este tema chocaba
con la aspiración pacifista de la mayoría que repudiaba el uso de la violencia, pero al mismo
tiempo, reconocía que en un país en guerra, las labores militares y la defensa juegan un
papel central en el ejercicio del poder, aunque se trate de una estructura vertical y con pocas
posibilidades de deliberación.
Desde un primer momento, sectores importantes de las mujeres que habían participado
empiezan a pujar por reconocimiento, por equidad, por participación y por cambios en leyes
y prácticas que se identificaban como obstáculos para su pleno desarrollo.
Un elemento fundamental en el proceso es la reivindicación generalizada durante la década
de los 80´s del concepto de DERECHO y la concientización a la población en general, - pero
en especial a las mujeres - de que tienen iguales derechos que los hombres, basándose en
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los planteamientos del Programa Histórico del FSLN, que lo integra como uno de sus puntos
de gobierno.
Durante los primeros años, se impulsan una serie de cambios claves para las mujeres, como
la ley que regula la relación madre, padre, hijos1; el reconocimiento y protección de los
bienes patrimoniales de las mujeres, la instalación y funcionamientos de los centros de
atención a menores y guarderías, la ya mencionada ubicación de mujeres en posiciones de
poder como ministerios, secretarías y direcciones. También, se continúa promoviendo la
organización de las mujeres en la Asociación de Mujeres Nicaragüenses Luisa Amanda
Espinoza (AMNLAE), llamada AMPRONAC antes del derrocamiento, en reconocimiento a la
primera mujer guerrillera caída durante la lucha contra la dictadura somocista. Ésta empieza
a integrar a decenas de miles de mujeres de todo el territorio nacional con la consigna de
que “Sin la participación de las mujer, no hay revolución”, que se acompaña de “Sin
revolución, no hay participación de la mujer”.
Al mismo tiempo, se promueve la participación amplia de las mujeres en tareas comunitarias
priorizadas como la Cruzada Nacional de Alfabetización que moviliza a decenas de miles de
jóvenes especialmente a zonas rurales a enseñar a leer y escribir. Poco después, al diseñar
las movilizaciones masivas en tareas de salud – las Jornadas Populares de Salud – se
discute y se visualiza que éstas se pueden convertir en un vehículo para lograr que miles de
mujeres salgan de sus casas, muchas por primera vez, y vayan teniendo una participación
organizada que les permita desarrollar conciencia de género y deseos de emancipación y
equidad.
Efectivamente, estas tareas – aunque se enmarcaban en los roles tradicionales de las
mujeres de educadoras y cuidadoras del bienestar de la familia – ayudan a ampliar el ámbito
de acción de las mujeres, especialmente en las zonas rurales y en las zonas empobrecidas.
Las Jornadas Populares de Salud llegan a movilizar a más de 100,000 personas para
vacunaciones, jornadas de limpieza, de lucha contra la malaria, y posteriormente, contra el
dengue. Un 70% de esos brigadistas eran mujeres.
Cuando se definía las características de las Jornadas de Salud, la idea de la integración de
las mujeres y que ésta facilitara su emancipación era una aspiración, casi un sueño de
algunas. Sin embargo, muchos años después nos tocó escuchar testimonios de mujeres de
rincones alejados que contaban cómo la participación en esas acciones, les “había quitado
la venda de los ojos” y les había ayudado a “despertar del letargo” y la dominación de sus
maridos. Dar ese paso fuera de la casa, hacia tareas comunitarias, valoradas muy
positivamente por las comunidades e incentivadas por el partido y otras estructuras de poder
resultó ser fundamental para muchas que después se convertirían en líderes de sus
comunidades y promotoras de la participación de las mujeres.
La Revolución Sandinista genera una solidaridad internacional sin precedentes por su
masividad y su diversidad. Uno de los aspectos determinantes para que se diera fue el
importante papel de las mujeres y el espacio que tienen en el proceso. Esto atrae la
atención de las feministas internacionales, especialmente de las que se consideran y vienen
de la izquierda, y ven con esperanza la diferencia entre lo que se sucede en Nicaragua y lo
que conocen de los países llamados “socialistas”, donde las mujeres tienen un lugar
secundario, con poca participación en las estructuras de poder.
1
Mejor conocida como la ley de los alimentos por cuanto incorporaba la obligatoriedad del pago de la pensión
alimenticia por parte del padre, aunque se tratara de hijos fuera de matrimonio. En su momento, el debate
sobre esta ley fue intenso por varios aspectos que beneficiarían a las mujeres como equiparar las uniones de
hecho estables a los matrimonios civiles, por eliminar el concepto de hijos “legítimos” e “ilegítimos” o
“naturales” por nacer dentro o fuera de matrimonio, entre otras cosas. La Ley se encontró con fuerte oposición
por parte de muchos de los hombres, incluso de los del FSLN, pero contó con el apoyo del partido por la
presión de las mujeres que estaban en sus estructuras de decisión y algunos hombres sensibilizados.
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Vale la pena recordar que los grupos feministas a finales de los 70´s y los 80´s están
viviendo un auge a nivel internacional, con la emergencia de teóricas que incorporan la
identidad de género en sus análisis, con la celebración de Conferencias Internacionales y la
declaración del Año Internacional y la Década de la Mujer por parte de las Naciones Unidas
que facilita la visibilización, análisis y crítica de las relaciones de poder desigual entre
hombres y mujeres.
En Nicaragua, se viven discusiones importantes acerca del papel de espacios de mujeres
como AMNLAE, por cuanto algunas consideran que al estar en espacios exclusivos, se está
dejando los otros a los hombres y se debaten entre estar en AMNLAE y participar en las
organizaciones mixtas para dar la pelea por el poder. De igual manera, muchos hombres
dentro y fuera del FSLN ven con recelo el fortalecimiento de la organización de las mujeres,
porque eso da malos ejemplos a otras, especialmente a las que cada uno tiene en su casa2.
Pero la dirigencia del FSLN tiene clara la importancia de proyectar la participación de las
mujeres, sobre todo para el respaldo internacional y parte de ella asume un compromiso real
con sus derechos, aunque no siempre tuvieran claridad de sus implicaciones.
El desarrollo de la guerra y las necesidades económicas exigen la participación cada vez
más activa de las mujeres en las labores económicas para compensar la participación de los
hombres en las estructuras militares.
Por otro lado, con la salida de miles de hombres adolescentes y jóvenes de la educación
hacia las zonas de guerra para la defensa, las mujeres van logrando convertirse en mayoría
en los centros universitarios para concluir sus estudios y convertirse en profesionales.
La existencia de nuevas leyes y el reconocimiento formal de algunos derechos abre otras
posibilidades para las feministas que trabajan dentro del FSLN. Surge así la Oficina Legal de
la Mujer de AMNLAE que juega un importante papel para el acompañamiento de miles de
mujeres en el reclamo de pensiones alimenticias, reconocimiento de hijos e hijas y otros
casos. Pronto se percatan de la cantidad de mujeres maltratadas por sus esposos,
compañeros de vida y parejas ocasionales. Esto lleva a desarrollar la primera investigación
nacional acerca de la situación de la violencia doméstica en Nicaragua en 1983 y 843. Aún
no se hablaba de violencia de género. Los hallazgos son alarmantes y empiezan a mostrar
que las familias y los hogares no son los espacios seguros e idílicos que se creía.
Cuando se presentan los resultados, el brinco de los hombres – incluso los dirigentes
revolucionarios – es espectacular. Y es que el estudio encuentra que la mayoría de las
mujeres - sin importar el estrato social - es víctima de violencia física en la familia,
especialmente de sus parejas. No se profundiza aún en la violencia sexual, aunque se
menciona. En el debate público, salen a relucir argumentos que demuestran que el
reconocimiento de los derechos de las mujeres aún es limitado, especialmente cuando se
trata de los ámbitos considerados privados, como la familia.
Se está mostrando que la casa y la familia no son los lugares seguros y romantizados que
se idealiza. El lugar íntimo y privado que se “protege” o aquel en el que lo que pasa es
privado y no debe salir.
Se recurre a la explicación de que la violencia es parte de la “cultura e idiosincrasia
nicaragüenses”, de que es una “forma de expresar el cariño”, de que a las mujeres les gusta
y cientos de argumentos similares a los que se dan en el resto del mundo. Pero hay un par
de argumentos propios y un tanto originales, y en consecuencia, poco esperados: al abordar
esta problemática, se está propiciando la confrontación entre hombres y mujeres y por tanto,
la violencia. Éste es acompañado de otro que por el contexto de guerra adquiere un peso
2
Vale la pena mencionar que en Nicaragua – como en otros países latinoamericanos – los hombres
frecuentemente tienen varios hogares formados con distintas mujeres, manteniendo relaciones sexuales y
produciendo hijas e hijos, que luego no apoyan económicamente.
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Investigación coordinada por Vilma Castillo y María Lourdes Bolaños que dirigían las Oficina Legal de la Mujer
Nacional.
7
muy determinante, al hablar de la violencia en los hogares, se distrae la atención del
enemigo principal del momento que es el imperialismo norteamericano. Con eso, la
dirección nacional del FSLN daba por saldada la discusión. Como las mujeres –
especialmente las feministas del propio partido - no quedaron convencidas y la discusión
continuó, optaron por correr de sus puestos a las impulsoras e investigadoras.
Esta fue una señal inequívoca de que los derechos de las mujeres y - sobre todo – la
emancipación no era una prioridad, era más un discurso que un compromiso real para
muchos. El camino era largo aún.
Para las feministas, fue una dura constatación de que – igual que sucedía en tiempo de los
liberales y de Somoza – los intereses de las mujeres eran secundarios y valían sólo si
coincidían con los del partido en el poder.
Paralelamente, se da el conflicto producto del reclutamiento forzado de jóvenes para la
guerra que genera fuertes reacciones de las familias de los movilizados, en especial de sus
madres. La oposición al régimen utiliza efectivamente este malestar y la angustia de las
madres. Por el otro lado, el FSLN busca cómo canalizar la energía de las madres,
organizándolas y explotando la imagen de la MADRE, en detrimento del reconocimiento de
las mujeres por sí mismas. Las organizaciones de masas se vuelcan a las tareas de apoyo a
la guerra y en especial, AMNLAE deja de lado los intereses de las mujeres para dedicarse a
organizar a las madres, las madres de Héroes y Mártires, las madres de los movilizados de
la guerra, las madres de los desaparecidos, las madres de los discapacitados, las madres,
las madres…
Sobre el aborto en los 80´s
Al mismo tiempo, se dan las primeras discusiones acerca del aborto. Existía una regulación
en el Código Penal desde 1837que permitía el aborto si estaba en riesgo la vida de la mujer,
siempre que fuera aprobado por una junta de médicos, conocido como aborto terapéutico.
En el ámbito de salud, se identifica que la muerte materna es un problema serio, así como
los embarazos no deseados y los abortos realizados en condiciones inseguras. Esto lleva a
largas discusiones acerca de la necesidad de legalizar el aborto – como se da en Cuba – y
brindar el servicio en el Sistema de Salud Público.
Los argumentos de las mujeres y de las feministas a favor de la legalización o la
despenalización son amplios y conocidos, sobre todo basándose en conceptos de salud
pública, pero también en el reconocimiento del derecho a decidir de las mujeres. En el
debate, se colocan por un lado argumentos de carácter religioso que señalan que en
Nicaragua, la mayoría de la población en ese momento es católica y por tanto, se opone al
aborto, aunque nunca fuera comprobado y la realidad de los hospitales mostrara que las
mujeres de todas las religiones se hacían abortos clandestinos. Este argumento era
acompañado con el de que la Revolución ya tenía muchos conflictos con la iglesia católica
por asuntos políticos como para agregar la decisión de legalizar el aborto. Para suavizar la
controversia - sobre todo con miras a la solidaridad internacional de las feministas – se
decía que no se había castigado ni apresado a ninguna mujer por haberse practicado un
aborto.
No obstante, en la dirección del FSLN había una fuerte oposición a la despenalización del
aborto, argumentando que la “revolución necesitaba reponer a todos los muertos de la
guerra y que la tarea revolucionaria de las mujeres era parir y parir revolucionarios”. Esta
posición la encabezaba Daniel Ortega y la secundaba Bayardo Arce4, ambos miembros de
la dirección del Frente. Eso cayó como un balde de agua a las mujeres organizadas, pero
continuaron sus luchas, buscando nuevos caminos.
4
Discurso dado en asamblea nacional de mujeres en septiembre de 1987 por Bayardo Arce y reiterado por
Daniel Ortega en numerosas ocasiones.
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Espacios organizativos y luchas de las mujeres durante los 80´s
Las mujeres con algunos de sus aliados como el Comandante de la revolución Carlos Núñez
siguen pujando por un mayor reconocimiento y mayores espacios. La elaboración de la
Constitución Política da espacio para ello; se propicia la participación masiva de mujeres con
sus planteamientos y demandas en cada uno de los cabildos y consultas que se realiza.
Esto lleva a la demanda de un cabildo nacional de mujeres donde se recogen las demandas
principales desde la igualdad de derechos hasta la lucha por el castigo a la violencia,
pasando por el aborto y muchos otros planteamientos. Algunos de ellos se recogieron en la
Constitución que entra en vigencia en 1987.
Al mismo tiempo, se da la puja por la conformación de secretarías de la mujer en cada
organización de masas de la revolución, que se articularan con AMNLAE. Esto daría la
posibilidad de organizar a las mujeres del campo, trabajadoras, sindicalistas, maestras, etc.,
al tiempo que se articulaban esfuerzos entre los distintos espacios para empujar las
reivindicaciones.
Paralelamente, las mujeres nicaragüenses organizadas van adquiriendo cada vez más
presencia y reconocimiento en los espacios internacionales, lo que les permite nutrirse de
ideas y experiencias, al tiempo que reciben el respaldo político y económico de otras
feministas. No obstante, siempre había mujeres que sentían que su lugar era en el interior
del partido y sus intereses de género debían postergarse en beneficio de los “intereses
superiores de la revolución”.
Un grupo de mujeres feministas transgresoras deciden organizar en este contexto el Partido
de la Izquierda Erótica (PIE), que no tendría vida electoral, ni se lo plantea, pero si busca
influir y cuestionar muchas de las cosas que sucedían por ese tiempo en Nicaragua,
especialmente en lo que a la posibilidad de que las mujeres definan y trabajen sobre sus
propias agendas y no sólo las del “proceso” o las que se les asignan verticalmente.
Al mismo tiempo, algunas de las feministas a las que se les han cerrado espacios en las
estructuras oficiales o que no están dispuestas a seguir sometiéndose buscan nuevos
caminos y se organizan algunos colectivos independientes como el Centro de Mujeres
Ixchen o el Colectivo de Mujeres de Matagalpa y Cenzontle, entre otros. Los dos primeros
sobreviven y continúan desarrollándose hasta hoy.
Mientras tanto, se siguen dando las discusiones en los espacios del partido y en el gobierno.
Pero, se ponen en pausa producto de las negociaciones con la contrarrevolución y la
decisión de convocar a elecciones de forma anticipada para febrero de 1990.
Las elecciones del 90 y sus resultados: Implicaciones para las mujeres
El proceso electoral confronta a dos imágenes contrapuestas: El “gallo ennavajado”
prototipo del macho poderoso, audaz y conquistador frente a la “viuda”, ama de casa, que
no sabe de política, pero quiere hacer las cosas bien, vestida de blanco impecable; el
peleador vs. La amante de la paz; la abuela cariñosa vs. El “líder probado”. La escogencia
fue clara y contundente.
Violeta Barrios de Chamorro entra al gobierno, con su imagen campechana, de abuela
comprensiva, dicharachera, ingenua, pero firme. Las mujeres votaron mayoritariamente por
ella, aunque no representara una opción de autonomía de las mujeres, ni estuvieran en su
discurso sus derechos, sino más bien las posiciones conservadoras.
Para quienes apoyaban o eran del FSLN, empezaba un período de “duelo”, para algunos de
retiro a sus casas, para muchos de buscar cómo sobrevivir. Pero para las mujeres
organizadas, especialmente las feministas, sería un período de redefinición, con menos
ataduras. Era el momento de retomar discusiones postergadas, especialmente en lo que se
refería a las características de la organización.
9
Surgían muchas organizaciones no gubernamentales y grupos, algunos con los derechos de
las mujeres en su agenda, muchos tratando de rescatar programas impulsados en los 80´s,
como la educación de adultos, programas de salud, de educación, de organización, de
apoyo al campesinado, etc.
Las feministas que seguían dentro de las filas sandinistas demandan una discusión seria
acerca del carácter de AMNLAE, la relación con el partido, la autonomía de las Casas de la
Mujer y de las Secretarías de la Mujer en las otras organizaciones de masas, incluyendo la
realización de elecciones y definiciones con amplia participación. Desde el partido, se
posterga las conclusiones y se nombra a una dirigente histórica de mucho prestigio, pero
totalmente ajena a los grupos de mujeres como Secretaría General de AMNLAE, que
además viene de estructuras verticales, a Doris Tijerino – una de las primeras mujeres
guerrilleras y ex jefa de la Policía. Las puertas se estaban cerrando y el frente demostraba
que su vocación no era ni la democracia, ni la inclusión.
Había sobre la mesa una propuesta organizativa novedosa con posibilidad de ser
respaldada por muchas, pero se prefería mantener el “control” del partido, aún cuando ya se
había perdido el gobierno y corrían nuevos aires.
Diversas organizaciones y grupos de mujeres se reunían y buscaban cómo articular
esfuerzos para contrarrestar las medidas neoliberales de compactación del estado, de
reducción de las medidas de bienestar, de eliminación de programas claves para las
mujeres como la existencia de los centros de desarrollo infantil, el empleo de las mujeres, el
subsidio a la educación y los programas de salud pública. Al mismo tiempo, discutían cómo
mantenerse organizadas y cómo ejercer una resistencia activa para seguir pujando por
mejores condiciones.
Era 1991, época de asonadas, huelgas, negociaciones de cúpulas a espalda de los
movilizados por cuotas de poder para los jerarcas. Se acercaba la primera celebración del 8
de marzo, con una mujer a la cabeza del gobierno. AMNLAE preparaba su asamblea y las
feministas independientes no eran incluidas en las discusiones. Un grupo de Casas de la
Mujer de AMNLAE demanda autonomía.
En ese contexto, las mujeres deciden celebrar el Día Internacional y gritar su autonomía. Se
convoca el Festival del 52%, reflejando el porcentaje que representan las mujeres en la
población nacional. Con ese festival, se rompen varios esquemas y se sientan las bases
para lo que sería el movimiento de mujeres en los años siguientes.
En primer lugar, en una época donde las únicas manifestaciones eran las que se hacían
cerrando calles, quemando llantas y condenando al gobierno, las mujeres deciden “celebrar”
su día y celebrar sus luchas de una forma diferente. En segundo lugar, lo hacen sin pedir
permiso a las estructuras partidarias. Muestran su diversidad y la variedad de áreas que
trabajan y de demandas que tienen. Integran la cultura en su celebración. Pero, lo principal
es que se revelan ante la orden dada desde el partido de seguir las directivas de AMNLAE y
plegarse a las órdenes de la dirección del partido.
Con ese Festival, se hace la primera declaración pública de autonomía de las
organizaciones de mujeres, autonomía del gobierno, autonomía de los partidos y autonomía
de las iglesias.
Al mismo tiempo, se realiza la asamblea nacional de AMNLAE y “deciden” no dar
independencia ni siquiera de gestión a las casas de la mujer que prestaban servicios de
salud, de capacitación, de acompañamiento y de apoyo legal a las mujeres en más de 50
territorios del país. A raíz de esa asamblea, tres de los colectivos principales de Managua se
separan de AMNLAE y empiezan a tener una vida independiente. Con eso, AMNLAE pierde
un espacio importante, pero sobre todo da muestra de su sumisión a las líneas partidarias,
aunque eso a larga pudiera resultar en un suicidio político. AMNLAE pudo convertirse en el
espacio de articulación de las secretarías de la mujer, de los centros alternativos, de
10
colectivos de mujeres y de las mujeres que hasta ese momento se identificaban con
AMNLAE pero no dio el paso.
Deja de ser “la” organización de las mujeres, para ser una de lo que se llamaría el
Movimiento Amplio de Mujeres, aunque para ese momento y en buena medida, hasta hoy
aún integra sólo a mujeres que vienen de las filas sandinistas.
A pesar de haberse declarado no feminista y de impulsar una serie de medidas que afectan
a las mujeres y a las mismas organizaciones, el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro
reconoce a los grupos y ONG´s de mujeres y establece diálogos con ellas, aunque no en la
medida que las mujeres quisieran, especialmente porque sus demandas y planteamientos
son apenas tomados en cuenta y por el enorme peso que tiene la iglesia católica en las
decisiones gubernamentales, desde una posición ultraconservadora y de opresión de las
mujeres.
Una situación un poco diferente se da en la Asamblea Nacional donde la debilidad de la
alianza que lleva doña Violeta al gobierno no les permite impulsar y aprobar las leyes que
quisieran. Durante este período, se aprueban leyes importantes para las mujeres y para los
derechos humanos, como la Ley 150 de reforma al Código Penal que por primera vez
castiga explícitamente la violencia contra las mujeres, los delitos sexuales, la corrupción, la
prostitución y trata de personas, entre otros delitos. Desafortunadamente, introduce también
un artículo que castiga la “sodomía” incluyendo en el concepto hasta la educación sexual,
reflejando una concepción atrasada con relación a la homosexualidad 5.
La incidencia de las organizaciones de mujeres hacia el gobierno lleva a la instalación de la
primera Comisaría de la Mujer, al fortalecimiento y a una cierta autonomía del Instituto
Nicaragüense de la Mujer (INIM), así como a la creación del Consejo Nacional contra la
Violencia, el Consejo Nacional de Salud, la Comisión Nacional de Lucha contra la Mortalidad
Materna y en 1995, el decreto del Ministerio de Salud que declara la violencia intrafamiliar
como un problema de salud pública.
Al mismo tiempo, se dan una serie de encuentros y desencuentros de mujeres donde se
debate acerca de cómo organizarse, qué luchas dar, las prioridades, los mecanismos, las
relaciones con el gobierno, entre otros temas. Es un período de gran actividad y sobre todo
de definiciones y de discusiones apasionadas para quienes se sienten parte del movimiento
de mujeres. Y en cierta medida, era de esperarse por casi una década las mujeres
organizadas habían estado nucleadas en torno a una sola fuerza y visión, la del partido. Los
90´s daban la oportunidad de redefinirse y eso pasaba necesariamente por un período de
acomodo y de precisar cada quien su espacio y su autonomía. Hay una explosión de
organizaciones de mujeres con formas diversas de funcionar, algunas nacionales, otras
regionales, algunas globales y otras específicas.
A pesar de las diferencias y de los planteamientos encontrados, la unidad en la acción no
deja nunca de ser una aspiración compartida, aunque no siempre fuera posible.
Las relaciones con el FSLN pasan de ser de sumisión a ser de colaboración y alianza en
algunas cosas para la mayoría de las organizaciones, pero desde una perspectiva crítica.
Sólo quedan algunos grupos que mantienen una relación de subordinación orgánica, como
AMNLAE y algunas secretarías de la mujer, aunque cada vez van siendo menos.
En 1994, las mujeres y sobre todo las feministas ven una oportunidad de incidir y de
participar en las decisiones del FSLN en su Congreso Nacional impulsando dos cosas
55
Ante esta situación, diversos grupos introdujeron un Recurso de Inconstitucionalidad ante la Corte Suprema
de Justicia, que nunca fue respondido. Tampoco, se usó el artículo para castigar a nadie. En el nuevo Código
Penal aprobado en 2008, se eliminó esta penalización.
11
fundamentalmente: la aprobación de una cuota mínima de 40% para las mujeres en los
cargos de dirección y el nombramiento de Dora María Téllez – dirigente histórica de primera
línea del FSLN - como Subsecretaría General del partido, así como algunas otras mujeres
que han sido beligerantes en la defensa de los derechos de las mujeres dentro y fuera del
partido.
La respuesta partidaria es aprobar la cuota, pero no escoger a las mujeres propuestas, sino
a aquellas dispuestas a someterse y aceptar las decisiones del partido sin cuestionamiento.
Nuevamente, se utiliza a las mujeres para dar una imagen de democracia, pero sin dar
cabida real a sus planteamientos o a sus demandas. Para muchas, ésa fue la última señal
de que las cosas se podrían cambiar desde dentro de las estructuras partidarias.
A continuación, se incluye un cuadro con algunos de los principales acontecimientos
acaecidos entre 1990 y 1997 para las mujeres.
Cuadro 1: Acontecimientos históricos movimiento de mujeres, 1990–1997
Año
1990
1991
1992
1993
1994
Acontecimientos
1. Derrota electoral del FSLN y develación de corrupción con la “piñata”.
2. Se abre período de orfandad política para los movimientos sociales,
incluyendo a las mujeres. Hay desorientación e incertidumbre.
3. Se inicia el camino de la autonomía del movimiento al producirse
ruptura con el FSLN.
4. Se realiza el Festival de las 52%, un encuentro nacional para reconocer
la diversidad y denunciar la violación de los derechos sociales y
económicos de las mujeres que marca la primera muestra concreta de
autonomía.
5. Nacimiento de la Asociación de Mujeres Indígenas de la Costa Atlántica,
AMICA, y el Movimiento Nidia White (primeros movimientos de mujeres
regionales)
6. Se realiza el Encuentro de mujeres “Unidas en la diversidad”.
7. Se conforman varias redes temáticas acordadas en el Encuentro, entre
ellas la Red de Mujeres contra la Violencia que es la única que subsiste
hasta hoy.
8. Creación del Comité Nacional Feminista, CNF. Etapa I.
9. Surgen redes y espacios feministas como la Red de Mujeres de
Matagalpa.
10. Se realiza en Managua el Primer Encuentro Feminista
Centroamericano de Mujeres.
11. Se realizan las primeras campañas de la Red de Mujeres contra la
Violencia y se organizan otras redes de mujeres.
12. Se promueve la aprobación de la Ley 150 que penaliza los delitos
sexuales, la corrupción, la prostitución y trata de personas, entre otros
delitos.
13. Integración a redes internacionales como la Red de Salud de las
Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, Red de Mujeres por los Derechos
Sexuales y Reproductivos
14. Primer Encuentro Nacional Feminista.
15. Se instala la primera Comisaría de la Mujer y la Niñez en Managua.
16. Participación en la II Conferencia Mundial de Derechos Humanos, en
Viena.
17. Segundo Encuentro Nacional Feminista.
18. Surge la Red de Mujeres del Norte.
19. Mujeres participan activamente en las acciones de incidencia para
reformar la Constitución.
12
1995
1996
1997
20. Mujeres participan en la Conferencia Internacional sobre Población y
Desarrollo, El Cairo.
21. III Congreso nacional del FSLN
22. Primer encuentro nacional contra la violencia.
23. Se aprueba le Ley 228, de las Comisarías de la Mujer y la Niñez.
24. Mujeres participan en IV Conferencia internacional sobre la mujer,
Beijing; y Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, Copenhague.
25. Gobierno firma la Convención contra la Violencia hacia las Mujeres de
Belen do Pará.
26. Mujeres entran en la “globalización de derechos”.
27. Se aprueba la Ley 230 para prevenir y sancionar la violencia
intrafamiliar.
28. Movimiento rechaza la creación del Ministerio de la Familia.
iii
Fuente: Tomado de El movimiento de mujeres y la lucha por sus derechos en Nicaragua con algunos
agregados propios.
De 1997 a 2006
El gobierno de doña Violeta concluye en enero de 1997 y da paso al gobierno de Arnoldo
Alemán, llevado ahora por un partido más estructurado, el Partido Liberal Constitucionalista
– PLC que es apoyado fuertemente por la jerarquía de la iglesia católica y logra el respaldo
de algunas iglesias evangélicas a partir de prebendas y beneficios fiscales, entre otros.
Una de las primeras cosas que hace es impulsar la creación de un superministerio: el de la
Familia como parte de un ofrecimiento y concesión a la jerarquía católica a cambio de su
respaldo electoral. Este ministerio asumiría el Instituto de la Mujer, así como una serie de
acciones y ámbitos que le da grandes poderes, especialmente en el área de la reproducción
social y de control ideológico. Las organizaciones de mujeres identifican el peligro que
representa para sus derechos y se oponen activamente con presencia en los medios de
comunicación, con visitas a la Asamblea Nacional, con reuniones de mujeres en los distintos
territorios, desde el inicio.
Se convoca a un Diálogo Nacional en el que un sector de las organizaciones de mujeres
decide participar y pujar por sus propuestas de cambio en las políticas públicas. Esto genera
un reconocimiento de que las mujeres no sólo hablan de violencia, o de salud sexual y
reproductiva, sino que tienen mucho que decir en todos los ámbitos de la vida nacional.
Desafortunadamente, los acuerdos de ese diálogo no pasaron nunca del papel puesto que
ya se iniciaba el pacto entre Arnoldo Alemán y Daniel Ortega, especialmente en ese primer
momento con relación a la problemática de la propiedad de la tierra. Posteriormente, ese
pacto abarcaría temas más amplios como las reformas constitucionales que sentarían las
bases para el desmantelamiento progresivo de la institucionalidad en el país6.
Si bien durante el período de doña Violeta las organizaciones de mujeres no vivieron en la
gloria, si tuvieron espacios para opinar y para empujar sus demandas. El tiempo de Arnoldo
Alemán fue menos fácil aún, caracterizado por la corrupción, por su acercamiento con la
jerarquía católica y por las negociaciones con el FSLN, así como por el desprecio por los
derechos humanos, especialmente los de las mujeres, la actitud autoritaria y la persecución
abierta y solapada a quienes le criticaran o se opusieran a sus órdenes.
Las ONG´s fueron unas de las primeras en sentir el peso de ese gobierno con el intento por
reformar la Ley 147 que regula su funcionamiento. Como la oposición fue tan importante y
6
La reforma constitucional disminuye el porcentaje necesario para ser electo como presidente de 40% a 35%,
la distribución de los cargos de dirección de los poderes del estado entre las fuerzas partidarias mayoritarias,
así como la ventaja casi total para las dos fuerzas políticas principales. De esta forma se establece un sistema
bipartidista, con grandes desventajas para grupos nuevos o minoritarios.
13
como ellos mismos estaban empezando a crear ONG´s, no siguieron ese camino, sino que
optaron por el castigo con impuestos y otras formas de persecución.
Mientras el movimiento continuaba con sus procesos, como señalan Cuadra y Jiménez
“Durante esos años, los principales acontecimientos del movimiento giraron en torno a la
construcción de la autonomía respecto al FSLN, la construcción de una identidad colectiva,
espacios de encuentro y una agenda propia que le otorgaran sentido a las acciones del
movimiento en la defensa y promoción de los derechos de las mujeres. Este proceso no
transcurrió de manera lineal, ni lisa”iv. Durante el período entre 1997 y hasta hoy día, el
movimiento se constituye en un actor político permanente, crítico de los gobiernos y de las
decisiones que afectan a las mujeres, incluyendo aquellas que lesionan la democracia en
general.
Es en marzo de 1998 cuando se da un hecho que hace cimbrar el país: la hijastra de Daniel
Ortega denuncia públicamente el abuso al que fue sometida durante años por su padrastro
ante la mirada cómplice de su madre, empezando a muy corta edad.
Este hecho hace temblar a las
organizaciones de mujeres y pone
a aquellas que seguían con
simpatías hacia el FSLN ante un
dilema: creerle a la sobreviviente
del abuso, algo que han venido
pregonando en su trabajo contra la
violencia, o creerle al agresor/líder
principal de su partido. Esta
disyuntiva impacta al movimiento
de mujeres porque establece una
nueva división entre quienes
exigen que Ortega sea juzgado y
quienes prefieren hacerse de la
vista gorda y dejar que el partido y
la familia sea quienes lidien con
ese problema. Esto fortalece el
pacto entre Ortega y Alemán que buscan impunidad por distintos hechos; y para las mujeres
y las feministas, los pone en el mismo barco.
Ese mismo año, se da el Huracán Mitch que cobra miles de vidas y causa una enorme
destrucción en Nicaragua y en toda la región centroamericana. El gobierno muestra su
desprecio por la vida de la población empobrecida, dejando a su suerte a miles de familias
afectadas por la destrucción y muerte de sus familiares. Son las organizaciones civiles las
que responden ante la emergencia y en particular, las organizaciones de mujeres.
Ante la actitud gubernamental, la crítica no se hace esperar. La corrupción campea de forma
abierta y el contubernio entre el gobierno y estructuras de la iglesia católica es evidente.
Empiezan las denuncias y también la persecución y hostigamiento a las organizaciones.
Se dan entonces los primeros casos de persecución migratoria y de intento de cierre de
organizaciones utilizando los recursos estatales e instituciones, como el Ministerio de
Gobernación, la Dirección General de Ingresos y otros. Las organizaciones de mujeres y
mujeres líderes están entre las principales perseguidas. El pacto entre liberales y
sandinistas está funcionando y también se persigue a organizaciones de sandinistas críticos
al FSLN, como Popol-Na.
La autonomía de las organizaciones de mujeres se sigue consolidando y se dan esfuerzos
importantes para confluir en acciones y debates de trascendencia para las mujeres,
14
especialmente en torno a la problemática de la violencia, de los derechos sexuales y
reproductivos y de la corrupción.
Con el gobierno de Enrique Bolaños, las organizaciones de mujeres adquieren mayor
reconocimiento como actoras políticas importantes en el quehacer nacional. Su participación
en la defensa de la institucionalidad y condena de la corrupción.
Bolaños necesita negociar con sandinistas y liberales para mantener la débil
institucionalidad.
Las principales organizaciones de mujeres participan activamente en la demanda de castigo
para Alemán por sus actos de corrupción y para Ortega, por su abuso sexual.
Al final del mandato de Bolaños, en una maniobra claramente electorera, después de una
marcha religiosa exigiendo la penalización total del aborto en Nicaragua, el FSLN – que
tiene en ese momento la presidencia de la Asamblea nacional - sugiere a la jerarquía
católica que pida una reforma parcial al Código Penal. De esa manera, no tendrían que
esperar a la aprobación del nuevo Código que tardaría un tiempo.
De manera expedita, la Conferencia Episcopal hace el escrito, la Junta Directiva de la
Asamblea Nacional lo recibe y le da trámite de urgencia, penalizando el aborto terapéutico
en octubre de 2006, a menos de 15 días de las elecciones presidenciales, en medio de
movilizaciones de las organizaciones de mujeres de protesta. De esa manera, se da marcha
atrás 169 años, puesto que el aborto estaba permitido en Nicaragua desde el Código Penal
de 1837. Pero más serio aún es el mensaje que se da de que la vida de las mujeres no tiene
valor, puesto que es más importante “preservar a un no nacido” que proteger la vida de una
mujer en riesgo. Esto se hizo con los votos mayoritarios del FSLN, puesto que muchos
liberales y conservadores no participaron en la votación.
La explicación a sus partidarios fue que era una táctica electoral, que una vez que ganaran
lo quitarían; lo que no sucedido ni aún después de una segunda “victoria” en las
presidenciales. La respuesta de la primera dama después de unas declaraciones de la
entonces Ministra de Salud acerca de sus preocupaciones por la penalización total del
aborto y las implicaciones en salud fue tajante: es un asunto de principios y no se va a
cambiar.
Las señales a las mujeres eran claras. Por un lado, ser acusado de violación sexual no era
un impedimento para ser candidato a la presidencia y ganar unas elecciones, aunque nunca
se hubiera sometido a juicio. Por el otro, la vida de las mujeres no tiene mayor valor.
Cuadro 2: Acontecimientos históricos movimiento de mujeres, 1998-2006
Año
Hitos
1998
1. Zoilamérica Narváez denuncia por abuso y violación sexual a Daniel
Ortega, principal líder del FSLN. La denuncia divide al movimiento de
mujeres.
2. Se produce la tragedia del huracán Mitch y organizaciones de mujeres
organizan labores de asistencia en todo el país.
3. Mujeres participan como monitoras de transparencia en la gestión
pública.
1999
4. Mujeres se posicionan frente a los actos de corrupción del presidente
Arnoldo Alemán con la ayuda para los damnificados del Mitch
2000
5. Gobierno pretende expulsar del país a Ana Quirós, feminista
nacionalizada que está al frente de las organizaciones de sociedad civil
y de la denuncia y crítica a la corrupción. También se enfrenta a la
cooperativa María Luisa Ortiz en Mulukukú y expulsa a la enfermera
norteamericana Dorotea Granados. Se produce una movilización general
de organizaciones del movimiento en defensa de la cooperativa y de
15
Dorotea.
6. Líderes del FSLN atacan casa de la mujer en Bocana de Paiwas.
7. Se constituye el Comité Nacional Feminista, en su segunda etapa.
2003
8. Mujeres y organizaciones del movimiento se movilizan activamente
alrededor del caso “Rosita”, una niña violada y embarazada que
necesitaba un aborto terapéutico para salvar su vida.
2004
9. Se desarrolla proceso para aprobar la ley de Igualdad, sin embargo no
prospera.
10. Convención feminista “Volver al escándalo y la transgresión”.
11. Constitución del Movimiento en Defensa del Estado Laico, MEDEL.
2005
12. Posicionamientos contra el pacto Ortega-Alemán-Bolaños-Obando.
13. Numerosas organizaciones de mujeres participan activamente en las
marchas antipacto.
14. Proceso de 3 foros para constitución del MAM.
2006
15. Refundación del MAM.
16. Establecimiento de alianza MAM- para las elecciones nacionales.
17. Prohibición total del aborto, eliminado el terapéutico
18. Elección de Daniel Ortega
Fuente: Tomado de El movimiento de mujeres y la lucha por sus derechos en Nicaragua v
con algunos agregados propios.
Del 2007 a la fecha
El año 2007, inicia con la toma de posesión de Daniel Ortega. Algunos deciden dar el
beneficio de la duda al FSLN y Ortega, esperando que hubieran cambiado, madurado y que
no repetirían errores del pasado o caerían en la tentación del verticalismo que caracterizó la
década de los 80´s y las arbitrariedades, sino que jugarían con las reglas de la democracia.
Otros que se consideran de izquierda francamente lo apoyan por considerarlo de izquierda,
aunque sus políticas, especialmente las económicas hayan probado no tener nada de
socialistas, sino más bien de obediencia total a los dictados del FMI, convirtiendo a
Nicaragua en alumno destacado. Pero las organizaciones de mujeres, no asumirían ni una
ni otra porque habían visto pocos días antes de lo que eran capaces por controlar el poder,
con la penalización total del aborto.
Nuevamente, quedaba claro que la defensa de los derechos de las mujeres no pasa de ser
un lugar común en los discursos políticos y fácilmente es usada como moneda de cambio en
las negociaciones por el FSLN.
A inicios de enero del 2007, se introduce una primera serie de recursos de
inconstitucionalidad contra la reforma al Código Penal, firmados por centenares de
ciudadanas y ciudadanos ante la Corte Suprema de Justicia a los que hasta el día de hoy no
ha respondido7.
En sus primeros discursos, Ortega habla de paz, reconciliación y unidad, además de
plantear que en su gobierno se “restituirá” los derechos que se quitaron en los 16 años de
gobiernos neoliberales, entre ellos el derecho a la igualdad de las mujeres.
El gobernar se ejerce a través de políticas, planes y programas y acciones, no a través de
discursos y declaraciones. Los primeros requieren de presupuestos. Para los otros, las
palabras bastan. Sin recursos no se pueden hacer acciones. En Nicaragua, los
gobernantes se han quedado en los discursos. El ente encargado de velar por la equidad
hacia las mujeres tiene un presupuesto que representa el 0.01% del PGR. En síntesis:
7
Vale recordar que la Corte Suprema de Justicia está formada por magistradas y magistrados nombrados por
los partidos que hicieron el pacto en 1998 – 2000 para repartirse los cargos en los poderes. En consecuencia,
quienes integran la CSJ responden a los intereses de sus partidos y no al cumplimiento de la ley y la protección
de la Constitución Política.
16
NADA. La dirección y buena parte del personal del Instituto Nicaragüense de la Mujer no
han tenido ninguna estabilidad laboral. En cinco años, por el Instituto pasaron alrededor de
nueve directoras, la mayoría de ellas no alcanzó a cumplir los 6 meses en su puesto. La
última ostentaba al mismo tiempo el cargo de Viceministra de la Familia y el de directora del
INIM. Cuando se trataba de concertar alguna reunión con ella, se decía que estaba muy
ocupada en el Ministerio de la Familia, donde ejercía una labor muy importante. No
obstante, la cooperación internacional – especialmente la de Naciones Unidas y del estado
español – apoyó con cantidades muy importantes de financiamiento sin importar que la
ejecución fuera pobre, que los objetivos y actividades no se dirigieran realmente a
empoderar a las mujeres o que el impacto fuera limitado
Al mismo tiempo, se busca cómo
golpear al movimiento de mujeres.
Inicialmente, piensan en hacerlo desde
el Ministerio de la Familia, acusando a
las organizaciones de mujeres de
“abortistas”. Después, cambian de
opinión y usan a una organización afín
a la iglesia católica que “introduce” una
denuncia ante el Ministerio Público
contra 9 mujeres dirigentes del
movimiento por el caso de una niña
violada que quedó embarazada,
conocida como “Rosita” en 2003. Se les
acusa de infringir la ley, provocándole
un aborto.
El repudio nacional e internacional no se hace esperar y llueven las protestas. Sin embargo,
el Ministerio Público abre el proceso de investigación y lo deja abierto por más de dos años,
como una amenaza velada para que no siguieran.
Era la primera manifestación de persecución política del nuevo gobierno y se la dirigía a las
mujeres.
Las movilizaciones de repudio a la acción y apoyo a las mujeres fueron numerosas, pero no
cambiarían la decisión, aunque las investigaciones no estuvieran llevando a ningún lado.
Igual, el movimiento continuaría con la demanda de la despenalización del aborto y condena
al estado de Nicaragua por su desprecio por la vida de las mujeres.
17
A este acto de persecución seguirían otros. En Septiembre y Octubre de 2008, el Ministerio
de Gobernación acusa al Movimiento Autónomo de Mujeres y al Grupo Venancia 8 de lavado
de dinero y triangulación. La acusación incluía a otras organizaciones nacionales, pero las
acciones se centraron de forma casi exclusiva en el MAM y en CINCO (ONG aliada
dedicada a la Comunicación). Allanaron las oficinas de éstas últimas de forma ilegal,
llevándose miles de papeles de las organizaciones y las computadoras. La Fiscalía actuaba
de oficio y violentaba todos los elementos del debido proceso, intervenía cuentas bancarias
institucionales y personales, sin notificación a través de la Superintendencia de Bancos.
Los funcionarios
públicos aparecían
en los medios de
comunicación dando
por ciertas las
acusaciones, aún
cuando no tenían
prueba alguna y
condenando a las
personas y
organizaciones
investigadas.
Nuevamente, el
repudio nacional e
internacional al
abuso y la
manipulación de los
hechos fue inmediato
y masivo. Las
organizaciones de
mujeres y de
derechos humanos
fueron las primeras en reaccionar.
Paralelamente, dirigentes del movimiento de mujeres son acosadas y hostigadas con
llamadas telefónicas, vigilancia de sus casas y lugares de trabajo, presencia de medios de
comunicación afines al gobierno y campañas de difamación.
8
ONG de mujeres de Matagalpa.
18
Durante 2008 y 2009, varias
movilizaciones de las mujeres en fechas
tradicionales, como el 8 de Marzo, el 25
de noviembre o el 10 de diciembre – Día
internacional de los Derechos Humanos
fueron atacadas y entorpecidas por lo
que se llamó “contramarchas” de
empleados públicos movilizados por el
propio gobiernos aduciendo que eran
“ciudadanos individuales”, así como por
grupos de mujeres del propio partido.
Mientras tanto, la Policía Nacional - a
pesar de haber recibido comunicación y haber acordado rutas de movilización que al final,
no se respetaban por los ataques – no movía un dedo para impedir los ataques de los
supuestos civiles. En otros casos, este cuerpo actuaba directamente para impedir la
movilización de las mujeres.
Por otro lado, desde el FSLN se han hecho numerosos esfuerzos de “organizar” su
movimiento de mujeres; primero, fue con el Movimiento de Mujeres Blanca Arauz, sobre
todo con mujeres campesinas; luego, fue con el Movimiento de Mujeres Sandinistas de las
estructuras partidarias e instituciones gubernamentales y más recientemente, con las
beneficiadas de los programas sociales, como Hambre Cero o Usura Cero. Con ello, lo que
buscaban era presentarlas como las verdaderas mujeres del pueblo en contraposición a las
del movimiento de mujeres - caracterizadas por ellos como “intelectuales” y “elitistas” para
desmeritar su trabajo a toda costa - sobre todo para el ámbito internacional. Ninguno de
estos esfuerzos ha cuajado, pero no cesan y seguro seguirán intentándolo. Les gustaría ver
el día en que sus grupos de mujeres se enfrenten a las mujeres del movimiento y puedan
decir que éstas son las “antimujeres” y contrario a lo que se pregona y promueve,
“promotoras y generadoras de violencia”.
Si bien AMNLAE sigue existiendo y siendo afín al FSLN, su capacidad de acción y
movilización ha disminuido considerablemente, así como su reconocimiento público como
actor social relevante por la sociedad, la cooperación internacional, otras organizaciones
sociales y el resto del movimiento amplio de mujeres. Los principales golpes vinieron desde
el propio partido FSLN, tratando de organizar a las mismas mujeres en otros grupos como
los ya mencionados; pasando por encima de decisiones de sus integrantes, al quitar de
forma inconsulta a su Secretaria General, nombrada por la asamblea de AMNLAE por
negarse a desdecir su trabajo de salud sexual y reproductiva aplaudiendo la penalización
total del aborto, como ellos hubieran querido; luego
pusieron a una en esa posición, la quitaron; nombraron a
otra y la quitaron, sin decirle nada, menos aún consultar a
la membresía de la organización.
A pesar de sus esfuerzos, la Fiscalía y las demás
instancias gubernamentales, incluyendo la Policía
tuvieron que desestimar primero las acusaciones a las
organizaciones MAM y CINCO porque no fue capaz de
construir una acusación que se sostuviera. Se vieron
obligados a devolver los papeles y las computadoras
varios meses después de los allanamientos ilegales.
Meses después les tocó cerrar la investigación de las 9
líderes feministas acusadas. Tampoco pudieron
encontrar nada que les permitiera remitir a las instancias
judiciales la acusación. En ambas situaciones, la
solidaridad internacional y el acompañamiento de
organizaciones y grupos nacionales e internacionales
19
fueron fundamentales, así como la movilización y denuncias constantes por parte del
movimiento de mujeres.
Sin embargo, con estos hechos es clara la voluntad de castigar a quienes critican al
gobierno o se oponen a sus deseos. Y para ello, igual que lo hacía Somoza o cualquier otro
régimen totalitario, están dispuestos a usar todos los recursos públicos y privados, como
organizar a grupos civiles que ataquen las manifestaciones para no hacerlo directamente
con las fuerzas públicas, pero sí permitiéndoles cualquier violencia descaradamente. Como
sucedía durante la época de Somoza con los grupos de la Nicolasa Sevilla.
Violencia Sexual y femicidio
Un último elemento a señalar tiene que ver con la violencia sexual. El movimiento de
mujeres desde un inicio señaló que tener en la presidencia de la República a alguien
acusado de violador era una mala señala para los violadores, abusadores y golpeadores de
mujeres y niñas. Algunos consideraron que eso era una exageración. Desafortunadamente,
la realidad le ha dado la razón al movimiento.
Los casos han aumentado, pero más importante aún ha sido el aumento de la impunidad,
con la venia de jueces y magistrados. La partidización del sistema judicial ha incidido
enormemente en esto. Se ha conocido de cartas de estructuras gubernamentales o
partidarias “recomendando” clemencia para los hechores, así como revisiones donde las
instancias superiores se extralimitan y terminan justificando reducciones o condonaciones
de penas por razones ridículas; o tratamientos superpreferenciales en las prisiones a los
acusados.
El caso más reciente es el de una niña de 12 años con discapacidad violada en las
inmediaciones de la casa de Daniel Ortega por varios integrantes de su guardia personal.
Los familiares pusieron la denuncia y la Policía les empezó a hostigar y a amenazar con
acusarlos de negligencia; luego trataron de culpabilizar a la niña. No se le dio trámite hasta
la denuncia se hizo pública a través de los medios, con el acompañamiento de una ONG de
derechos humanos. Y aún así, seguían protegiendo a los policías. Finalmente, dieron trámite
a la acusación de 3 de los 5 violadores. Los otros dos siguen acuerpados incluso por la
jefatura de la Policía.
En medio de este panorama, las organizaciones de mujeres seguían empujando por una
legislación más estricta. Y la Corte Suprema de Justicia decide hacer su propia propuesta en
contraposición a la de las organizaciones. Hubo que hacer una presión enorme para que se
abriera una consulta y se consensuara la ley, que finalmente se aprobó, dando entender
que era una dádiva de la presidencia y la primera dama. El movimiento respondió con fuerza
que la ley es producto de décadas de lucha de las mujeres contra la violencia y la
impunidad, no es ningún regalo.
Sintomáticamente, la mayor parte de los acusados con la entrada en vigencia de esta nueva
ley en julio del 2012 han sido policías en distintos territorios del país.
La arena internacional
Como se mencionó, el apoyo y acompañamiento de organizaciones, grupos y personas han
sido muy importantes para las mujeres en los distintos momentos de su historia, sobre todo
en el último tiempo.
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Al menos cuatro comisiones de las Naciones Unidas generaron declaraciones llamando la
atención al gobierno de Nicaragua acerca de la penalización total del aborto, la persecución
y acoso a las organizaciones de mujeres, así como a sus líderes, la criminalización de la
organización y movilización ciudadana.
En el Sistema Interamericano, la problemática de las mujeres ha estado permanentemente
en las audiencias de la Comisión de Derechos Humanos desde hace ya varios años. La
Comisionada de Derechos de las Mujeres visitó Nicaragua este año, en la primera visita en
su cargo, para escuchar directamente los problemas y contexto en el que se mueven las
mujeres y sus organizaciones.
Pero quizás la forma más importante de
acompañamiento vino de las organizaciones de
mujeres y feministas que desde un inicio
brindaron un apoyo directo y sonoro,
manifestándose frente a las embajadas y
consulados de Nicaragua en sus países;
movilizándose activamente cuando se conocía
de posibles visitas del presidente de Nicaragua
mostrando su repudio de muchas formas,
incluso con grandes rótulos en carretera, con
concentraciones y presencia en los medios y
lugares de reunión. Esto hizo que el presidente
disminuyera hasta hoy los viajes al exterior de
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forma considerable.
Para lograr todo esto, las organizaciones de mujeres han hecho una importante labor de
difusión de la situación y las denuncias a través de correos, publicaciones, visitas,
participación en reuniones y actividades internacionales, asistencia a audiencias de las
organizaciones internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de
la OEA, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, entre otras.
Conclusiones
En resumen, en Nicaragua las organizaciones de mujeres han tenido que pelear con uñas y
dientes para que los gobiernos las reconozcan y actúen por sus derechos,
independientemente que éstos se declaren de derecha o de izquierda. En general, se les ha
tratado como enemigas y se les ha negado su rol de actoras sociales y políticas con plenos
derechos.
El reconocimiento de sus
derechos se ha dado sólo
después de largas luchas y se
ha tratado de hacer aparecer
como si fueran regalos de los
caudillos por los que las
mujeres deben estar
agradecidas eternamente.
Esos mismos derechos han
sido usados por los gobiernos
y partidos políticos como carta
de negociación a los que
fácilmente renuncian si está en
juego algo de valor para ellos.
Se podría establecer una
comparación entre la lucha por el derecho al voto llevada adelante por las sufragistas en el
tiempo del somocismo y la realizada para obtener una penalización a la violencia contra las
mujeres en los años recientes que se concretó en la Ley 779 en el año 2011.
Ambos avances requirieron de años de lucha por parte de las mujeres, ambos se fueron
postergando o moviendo de acuerdo a los intereses de los caudillos y sus partidos de
mantenerse en el poder. Para su aprobación, las mujeres organizadas recurrieron a distintas
formas de lucha, a numerosas propuestas y movilizaciones.
En los dos casos, quienes
ostentaban el poder trataron
de hacer aparecer los logros
como dádivas o regalos
originados en la “buena
voluntad” o “el compromiso
con los derechos y bienestar
de las mujeres”, cuando en
realidad no habían hecho más
que postergarlos.
La diferencia radica en que
con la Ley 779, las
organizaciones de mujeres
hablaron con toda claridad a
diestra y a siniestra: La Ley
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fue producto de años de lucha, de patear calles una y otra vez, denunciando, demandando,
exigiendo el castigo a la violencia, a violadores, abusadores, a asesinos. La Ley fue el
resultado de un trabajo conjunto de las organizaciones de mujeres para su elaboración, su
presentación, su discusión sin tregua a cambios que maquillaran la situación sin condenarla.
La Ley 779 no es el regalo de nadie, porque nadie regala derechos.
Hay algunas cosas que
aún le faltan a la Ley,
especialmente en el
reconocimiento de la
participación
ciudadana o en la
asignación de recursos
para su
implementación. Para
ello y para que se
implemente con
precisión, las mujeres,
especialmente las
organizadas y las
feministas continuarán
en la lucha como lo
han hecho desde hace
décadas, sin quitar el
dedo del renglón, sin
dejar de señalar a los violadores de los derechos de las mujeres; sin exigir el cumplimiento
de sus obligaciones al estado y al gobierno.
Aún en los momentos más difíciles, las mujeres y las feministas organizadas han estado en
las calles, cuando otros se han callado, se han deprimido y se han ido a sus casas. Se han
manifestado en grupos grandes y pequeños, con represión y sin represión, con alegría y con
furia. Han manifestado su creatividad y su persistencia.
Las mujeres organizadas han salido a la calle y continuarán haciéndolo para denunciar el
atropello a sus derechos particulares, pero también los de la sociedad en su conjunto. Las
mujeres han extendido su rol de cuidadoras de sus familias y sus hogares, a cuidadoras de
la sociedad, de la institucionalidad y el país. Recientemente, la Presidenta de la principal
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organización de derechos humanos en Nicaragua – el Centro Nicaragüense de Derechos
Humanos (CENIDH) - señalaba que a sus oficinas acuden principalmente mujeres, no sólo
en su carácter de víctimas de la violación de alguno de sus derechos, sino para denunciar y
buscar respuesta a la violación de los derechos de sus compañeros, de sus hijos, de sus
familias, de sus padres y hermanos. Son además la mayoría de quienes promueven y vigilan
los derechos humanos en los departamentos, barrios y comunidades de forma cotidiana, a
través de las organizaciones de mujeres y feministas, a través de grupos de jóvenes y de
derechos humanos.
El movimiento de mujeres y feminista en Nicaragua es un actor social y político reconocido a
pesar de los embates y deseos de los gobiernos, de las jerarquías eclesiales y grupos
conservadores que quisieran verlos desaparecer o quedarse en sus casas.
Las mujeres y las feministas seguirán ejerciendo su autonomía en Nicaragua con sus
marchas, con piquetes, con caravanas, con conciertos, teatro callejero, en las cortes y
juzgados; en los municipios y barrios o en los organismos internacionales; solas, en grupos
o en tumultos. Lo harán por sus derechos y por los derechos colectivos. Lo harán por ellas y
por la colectividad.
Su autonomía les ha costado años de lucha y la reafirman diariamente, frente al estado, las
iglesias, las instituciones, las organizaciones mixtas y los partidos políticos. Se han
convertido en las guardianas de los derechos humanos y la democracia en Nicaragua y no
renunciarán a serlo, ni a hacerse escuchar.
Managua, Noviembre 2012.
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REFERENCIAS PRINCIPALES:
Comité Nacional Feminista
Convención Feminista: Volver al escándalo y la transgresión,
Por una agenda propia y autónoma, Documento de Trabajo,
Managua, Noviembre 2002
Cuadra Lira, Elvira y
Jiménez Martínez, Juanita
El Movimiento de Mujeres y la lucha por sus
derechos : movimientos sociales y ciudadanía en
Centroamérica, 1a ed. Managua : CINCO, 2010
Montenegro, Sofía
La teología del miedo, documento de trabajo II Convención
Feminista, Marzo de 2009
El Estado, las mujeres y la lucha por la ciudadanía en
América Latina Notas para entender la exclusión y la
desigualdad de género, Managua, Julio 2008.
Movimiento Autónomo de
Mujeres
Persecución Política a Feministas en Nicaragua, Managua,
octubre 2008- 1ª Edición
Persecución Política a Feministas en Nicaragua, Managua,
Octubre 2008 – Marzo 2009 – 2ª edición.
Santamaría, Gema
Alianza y autonomía: las estrategias políticas del movimiento
de mujeres en Nicaragua, 2005
i
R. W. Connell, “The State, Gender, and Sexual Politics: Theory and Appraisal”, en Theory and Society, Volumen 19,
1990, p 510.
ii
Ibid. P.509.
iii
Cuadra, Elvira y Jiménez, Juanita, El movimiento de mujeres y la lucha por sus derechos en Nicaragua, Movimientos
sociales y ciudadanía en Centro América, 1ª Edición, CINCO, 2010, p. 16
iv
Ibid, pág. 17
v
Ibid, pág. 22
25
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