Entrevista con la fotógrafa Sara Facio

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El Clarí-n de Chile
Entrevista con la fotógrafa Sara Facio
autor Mario Casasús
2007-04-29 18:05:24
Buenos Aires.- Su editorial La Azotea ha sido censurada por la derecha española y argentina; el 25 de septiembre de
1973 un editor catalán prohibió las fotografÃ-as de Neruda junto a Salvador Allende y dejó la maqueta del libro con
espacios en blanco (la viuda de Neruda, Matilde Urrutia se querelló contra la infamia franquista), el 26 de marzo de
1976, Sara Facio publicó junto a Julio Cortázar “Humanario― (un texto inédito con fotos de pacientes psiquiátricos) qu
dictadura de Rafael Videla impidió se vendiera en el paÃ-s durante “el proceso― que comenzó el 24 de marzo del mismo
1976.
A ratos Sara Facio (1932) contestaba el teléfono, mientras yo extrañaba a una periodista casi “igualmente― como ella a
mÃ-. Café, agua mineral, horas revisando libros y recuerdos (amigos de ella muertos), saludos que le enviaban amigos
mutuos: Mario Benedetti (hace 30 años que no la ve y todavÃ-a le brillan sus ojos en Montevideo cuando la nombra),
Antonio Skármeta (me contó que está feliz y agradecido de que Sara autorizara su foto de Neruda, Rulfo y un
Skármeta gurÃ- –pibe o chamaco según el paÃ-s- para la portada de su reciente libro). Sara Facio, Alberto DÃ-az “Korda
Alejandro Stuart y Rodrigo Moya desde cuatro puntos cardinales crearon la fotografÃ-a de autor entre la dinámicas del
Boom de literatura; la Revolución cubana; las guerrillas ambulantes y la nueva canción latinoamericana (a pesar del
exilio) respectivamente.
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MC.- ¿Hace cuánto que estás profesionalmente en la fotografÃ-a?
SF.- Desde 1969, tuve mi primer estudio con Alicia D’Amico durante 5 años, y que estoy con la editorial La Azotea
desde 1973, la fundamos junto a MarÃ-a Cristina Orive, ella nació en Guatemala, por eso mismo la editorial tiene un
perfil latinoamericano.
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MC.- Vos sos pionera en crear una editorial exclusivamente fotográfica, ¿qué te hizo pensar que era viable este
proyecto?
SF.- Mi gran vocación por la fotografÃ-a incluye, que la fotografÃ-a tiene que estar bien impresa, porque es muy difÃ-cil
que llegue en profundidad al espectador sin tonos, sin grises; la palabra puede estar impresa en papel de diario más
ordinario, siempre la palabra va a tener su nobleza, pero la fotografÃ-a como imagen pierde muchÃ-simo, entonces mi
ideal era, ofrecer a un público las fotografÃ-as bien impresas para que el espectador observara toda la técnica, el arte y
hasta la artesanÃ-a que plasma un fotógrafo, más allá del mensaje. Resumiendo, el mensaje es fundamental porque la
técnica sola no conmueve a nadie, asÃ- las imágenes perduran. En América Latina era casi desconocidos los libros de
fotografÃ-as, salvo los destinados al turismo, a un costado histórico de la fotografÃ-a, sólo mostraban edificios públicos,
nunca eran para mostrar el edificio público desde la mirada de un fotógrafo, era impensable que se hiciera una
distorsión del edificio, asÃ- como era impensable que se hicieran libros de la gente, por eso tanto en México como acá,
habÃ-a fotógrafos como Õlvarez Bravo que tomaban el paisaje y la gente que es la memoria visual de un paÃ-s; recién en
los últimos años de Õlvarez Bravo se ve lo magnifico de sus fotos, porque están bien impresas, se contemplaba el
mensaje, pero no la calidad artÃ-stica que tenÃ-a. Ahora sÃ- se ve.
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MC.- Hablás del mensaje, ¿predispone el contexto sociocultural de la época?
SF.- SÃ-, porque dar los mensajes en la década del 70, se contradecÃ-a con el poder del momento, en el caso de La
Azotea con MarÃ-a Cristina Orive y yo estamos formadas en el campo de la literatura, somos fanáticas de nuestros
escritores, que no eran todavÃ-a conocidos como ahora, 30 años después, por ejemplo a GarcÃ-a Márquez yo le habÃ-a
tomado fotos estando inédito su libro Cien años de soledad, visitó Argentina para publicar su novela (1967) y yo le
tomé las primeras fotos, nadie, nadie lo conocÃ-a (risas).
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MC.- Creo vos sos la tercer persona que leyó Cien años de soledad (además de Õlvaro Mutis y Fernando Vidal Buzzi,
director de Sudamericana), imagino que Buzzi te dio la novela inédita para sensibilizarte en la sesión de fotos; tiempo
después (1974), en ParÃ-s, en casa de Julio Cortázar, vos bromeaste con Gabo sobre la posibilidad de una nueva
sesión de fotos en Cartagena (o Buenos Aires, da igual), vos decÃ-s: -‘Te parece que la hagamos cuando ganes el
Premio Nobel de Literatura’ Gabo respondió –‘entonces nunca’. ¿Cuál es tu intuición por la que Gabo no quier
a la Argentina?
SF.- Me parece que tiene miedo de enfrentarse a su gloria, acá el público en la Argentina, y él lo sabe porque estaba
fascinado de ir por las calles de Buenos Aires –lo dijo- que las señoras en el bolso de las compras llevaban Rayuela,
entonces Gabo estaba encantado por esa cultura que tenÃ-a la gente de Buenos Aires, sabÃ-a que cuando venÃ-a Julio
Cortázar se subÃ-a a un taxi y el chofer no le cobraba o porque Julio iba a un café, entraba y la gente lo aplaudÃ-a, lo
mismo pasa con Neruda, yo he paseado por las calles de Buenos Aires con Neruda y la gente lo paraba para decirle:
¡Maestro al fin ha venido a Buenos Aires!, creo que Gabo se aterroriza pensando qué le puede pasar, como a muchos
artistas, yo conozco a muchos que no salen de la puerta de su casa porque temen que los ‘coman’ (risas).   Â
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MC.-¿Vos te sentÃ-s responsable de darle un rostro a la palabra? Te lo pregunto porque cuando pienso en el boom
latinoamericano de literatura recuerdo tus fotos.  Â
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SF.- No me parece que sea asÃ-, yo tengo una gran alegrÃ-a de poder haber hecho fotos que han quedado como
emblemáticas de grandes autores latinoamericanos, me deja como deber cumplido, no creo ser la única, ni que sea
algo que tenga que estar en un pedestal.
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MC.- Supongo que la foto de Julio Cortázar en la UNESCO es tu favorita…
SF.- Se hizo favorita ¿viste?, le gusta a todo el mundo, asÃ- que no tengo más remedio que aceptarla (nos interrumpe
el teléfono)… la foto me gustó, se la envié a Cortázar y de inmediato me dijo que la querÃ-a como su foto oficial y me
pareció ‘bárbaro’. La presenté como nota, trabajaba en el diario La Nación de Buenos Aires, hacÃ-a un suplemento
cultural los domingos, muy grande rotograbado y yo fui la primera sorprendida –y muchos aquÃ- en la Argentina- de esa
nota sobre Julio Cortázar la foto salió en tamaño espectacular como nota de tapa, el suplemento era formato sábana,
más grande que ahora, fue muy impactante, un tipo tan buen mozo, muchas porteñas me dijeron –‘me gusta porque es
un tipo inteligente, tiene cara de hombre inteligente’ y desde entonces fue la foto emblemática de Cortázar y que se
presta gráficamente, yo siempre me fijé las fotos tuvieran un claroscuro especial para que puedan ser impresas bien,
aún con mala calidad de gráficos, entonces esa foto, como muchas otras mÃ-as, por ejemplo las de Neruda y Jorge Luis
Borges, resisten una mala impresión, eso porque yo lo busco, nunca trabajo con pelÃ-culas finas, que se aprecie
demasiado el claroscuro desde el gris más bajo hasta el negro más puro, sino siempre me ha gustado una técnica con
un poco más de contraste, eso hace que la foto resista una impresión mediocre.
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MC.- ¿Por qué es tan difÃ-cil conseguir el libro Buenos Aires Buenos Aires con vuestras fotos y las de Alicia D’Amico
ilustrando textos de Julio Cortázar?
SF.- El libro está ‘recontra’ agotado, en principio el libro lo hizo la editorial Sudamericana, ya no tiene los derechos de
autor porque es del año 1968, Cortázar en su momento trató los textos con la editorial, ahora deben autorizar el
copyright los herederos de Cortázar, yo por mi parte, no quiero gastar un minuto de mi tiempo en cosas que ya hice, eso
ya está, ya fue a otra cosa, por tanto La Azotea no buscará reeditar Buenos Aires Buenos Aires. Y en el caso de Alicia,
lamentablemente falleció…
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MC.- ¿En qué año?
SF.- Hace poco en 2003, la última vez que hablamos con Alicia de reeditarlo, fue a propuesta de una editorial muy
importante de España, y como Alicia ya estaba enferma, le llamé por fono, -‘mirá, hay esta propuesta con tal editorial’
ella me dijo que hiciera lo que yo quisiera, entonces yo la única exigencia que puse que se hiciera bien impreso y que
ellos se ocuparan de conseguir los textos de Cortázar… esta editorial se echó para atrás, más adelante yo no insistÃ-,
pero en el fondo me alegré, no tengo ganas de trabajar cosas que ya hice, ahora me piden en la ciudad de Rosario una
gran exposición mÃ-a, estoy mirando para hacer la retrospectiva en serio, pero serán las que ya elegÃ- y punto.
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MC.- ¿De cuántos negativos estamos hablando en tu archivo personal para una retrospectiva completa?
SF.- Cientos de miles, siempre he trabajado con cámara de 35 milÃ-metros, cada rollo son 36 fotos, lo que pasa es que
tengo una gran variedad, porque yo no he tomado como otros fotógrafos que de un mismo tema son capaces de hacer
un rollo entero, yo en una misma tira de seis fotos son diferentes y todas valen, eso es una forma de trabajar, hay gente
que es mucho más meticulosa, toma muchas veces, eso no quiere decir que sean mejores o peores, son estilos; en ese
sentido soy muy ágil, muy viva, amante de lo espontáneo, siempre creÃ- que una de las grandezas de la fotografÃ-a era
la instantánea, la pesca, un gesto, una mirada, una luz, entonces en un rollo mÃ-o hay 36 fotos diferentes.
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MC.- Disculpá los datos objetivos, ya regresaremos a la literatura ¿experimentás con la cámara digital?
SF.- SÃ-, compré mi cámara digital apenas salieron, porque me parece que son un avance, lo que pasa es que no me
acostumbro a tomarla porque no me doy cuenta cuando disparo, tiene otra forma de actuar, a mi gusta saber el
momento justo, por eso que te estaba diciendo antes de los retratos y con las digitales no noto cuando disparé, es un
poco difÃ-cil de explicar, pero es asÃ-.
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MC.- La serie Bestiario, ¿es un homenaje a Julio Cortázar y a Juan José Arreola?
SF.- A ninguno de los dos, un dÃ-a caminando por Nueva York, y miraba a las vidrieras (aparadores) y no sé si yo lo vi, o
que realmente era asÃ- o que uno encuadra de determinada manera más que animales, a lado de las carteras más
elegantes, las modas exóticas con modelos en gallineros, y asÃ- todo, para donde miraba pasaba un camión que era
un pingüino porque la marca del reparto y empecé a tomar fotos, la serie en principio se llamó: Bestias en New York.
Y después como me divirtió la serie seguÃ- viendo animales en otras ciudades, le saqué la ciudad y quedó: Bestiario,
ciertamente serÃ-a un homenaje al escrito por Julio Cortázar (risas).
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MC.- ¿Viste?
SF.- Cuando hicimos el libro con Julio Cortázar Humanario, era lo contrario que el Bestiario, fotografÃ-as de pacientes
psiquiátricos, con un inédito de Cortázar escrito bajo circunstancias muy especiales, en 1970 le llevamos las fotos Julio
a ParÃ-s, Alicia D’Amico querÃ-a que los textos los escribiera Samuel Beckett que también vivÃ-a en ParÃ-s, Julio nos
consiguió una recomendación para que nos recibiera, hablamos con su secretario particular, porque justo en ese
momento internaron en un psiquiátrico a Beckett y definitivamente no era el momento de mostrarle estas fotos. Al
tiempo en un nuevo viaje a ParÃ-s, le dije a Julio ‘devolveme la caja de fotos, no tiene sentido que las tengas vos’, él
preguntó: -‘¿Qué van a hacer?’ –‘Nada’ le dije, él insistió –‘¿y en La Azotea no lo podés hacer?â
es carÃ-simo imprimir un libro asÃ-, perdemos toda la plata, no se va a recuperar nada’, contundentemente se
comprometió: -‘Si lo hacés, el texto se lo escribo yo y no les cobro ni un centavo’. Ya con el texto de Cortázar decidim
hacer el libro, que ahora lo piden de todas las Universidades, no por las fotos, sino por el texto de Cortázar.
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MC.- ¿Y Neruda?
SF.- Hice tres libros de él: GeografÃ-a de Pablo Neruda (1973); Pablo Neruda, su vida en 150 fotos (1996) y Neruda en
Isla Negra (2004). MarÃ-a Elena Walsh, quien a los 17 años habÃ-a ganado el Premio Nacional de Literatura en la
Argentina, me escribió una carta de presentación (1969) para que se la llevara a Neruda, después nos hicimos muy
amigos. Fue el escritor con quien más tiempo estuve en mi condición de fotógrafa; a Borges lo conocÃ- muy bien, de
Julio Cortázar conservo unas 20 cartas inéditas desde 1967 a 1984; pero Neruda literariamente es el amor de mi vida.
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