Ordesa y Monte Perdido. Noventa años de Parque Nacional Textos: Rafael Artal Fotos: José Luis Acín “Si para proteger el arte el Estado declara los monumentos nacionales, para proteger la naturaleza debería declarar los Parques Nacionales. Un castillo, una torre, una muralla, un templo, un edificio, se declara monumento nacional para salvarlo de la destrucción. ¿Y por qué un monte excepcionalmente pintoresco, con sus tocas de nieve, sus bosques seculares, su fauna nacional y sus valles paradisíacos, no ha de ser declarado Parque Nacional para salvarlo de la ruina? ¿No hay santuarios para el arte? ¿Por qué no ha de haber santuarios para la naturaleza?”. Estas palabras de Pedro Pidal y Bernaldo de Quirós (1869-1941), marqués de Villaviciosa, formaban parte de su discurso ante el Senado en el año 1916, en defensa de la creación de la primera Ley de Parques Nacionales. Dos años después, en 1918, nacía el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga y, tan solo un mes más tarde, el Real Decreto de 16 de agosto de 1918 hacía realidad el Parque Nacional de Ordesa, en el Pirineo oscense. El enclave nació con 2.088 hectáreas atravesadas por el río Arazas. La inauguración oficial tuvo lugar el 15 de agosto de 1920 del que se conservan varias imágenes gracias a Ricardo del Arco, presente “en aquel escenario de ensueño y de hechizo”. Brecha de Rolando. 34 Macizo de Marboré. Fue fundamental en este proceso la divulgación que hicieron exploradores y naturalistas en el siglo XIX y principios del XX, pirineístas que se sintieron atraídos por estos lugares como Ramond de Carbonnières, Henry Rusell o Franz Schrader, destacando, entre todos ellos, Lucien Briet, que cantó las bellezas de este territorio y promovió la idea de la creación del parque. A su muerte se le rindió homenaje colocando una placa de bronce en su honor en el valle de Ordesa. Era agosto de 1922. Desde esa fecha hasta el día de hoy, el parque ha visto crecer su área de protección hasta alcanzar las 15.608 ha. actuales que se extienden por los valles de Ordesa, Añisclo, Escuaín y la cabecera de Pineta, y en las que encontramos cumbres emblemáticas como Monte Perdido, Marboré, El Taillón o El Casco, así como bellos paisajes como las Gradas de Soaso, la Cola de Caballo, la Brecha de Rolando o la Faja de la Flores. Pero hay que esperar a 1982 para que eso sea una realidad. Mientras, los títulos se suceden y es en 1966 cuando se declaran, alrededor del Parque Nacional, las Reservas Nacionales de Caza de Viñamala y de Los Circos, asegurando de esta manera la riqueza cinegética de la cordillera. Once años después, en 1977, la UNESCO incluye Ordesa en el marco de su Programa Mab (Hombre y Biosfera), dentro de la Reserva de la Biosfera Ordesa-Viñamala, la primera que se creaba en España. Con una extensión de 51.396 hectáreas, ocupa los territorios de la antigua Reserva Nacional de Caza de Vignemale y el Parque Nacional de Ordesa. Y así llegamos a 1982, el año de su ampliación y reclasificación. A partir de entonces el parque pasa a denominarse de Ordesa y Monte Perdido. Esta nueva declaración paralizó las obras del embalse proyectado en el Cañón de Añisclo, salvando a este maravilloso enclave de quedar sumergido bajo sus aguas. La gestión de este espacio, que comprende todo el macizo calcáreo de Marboré y Monte Perdido y que forma parte de la Red Natural de Aragón, corresponde al Gobierno de Aragón desde 2006, a quien se transfirieron las competencias tras un proceso judicial. Además, Ordesa es Área Especial de Protección de las Aves de la CEE desde 1988 y, en 1997, la UNESCO lo declaró Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad. Cuenta también con los Diplomas del Consejo de Europa de Áreas Protegidas de 1988, 1992 y 1997. En 2009 se han conmemorado los 90 años transcurridos desde su nacimiento y por este motivo el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, en colaboración con la Diputación Provincial de Huesca, ha organizado en el verano de dicho año la exposición: Ordesa y Monte Perdido, un parque nacional con historia. La muestra, coordinada por el fotógrafo Esteban Anía, pudo visitarse en el Salón Marboré de Torla (Huesca), y reunía imágenes históricas de Lucien Briet, Ricardo Compairé, Ricardo del Arco, Adolf Zerkowitz, así como de los archivos de Peña Guara y de Montañeros de Aragón. También comprendía mapas, colecciones de postales antiguas e imágenes estereoscópicas. El valle de Ordesa desde la sierra de las Cutas. Gradas de Soaso. 35