La Red de Poder Mexicana. Estabilidad política y gobernabilidad Por Samuel Schmidt Sumario 1 Introducción. 2 Sobre las redes 3 La Red de poder Mexicana 4 El Sistema Político Mexicano y la red de poder 5 Dos redes compitiendo 6 El Presidencialismo y la Red 7 El Enfoque Dinámico 8 Red de poder, gobernación y Gobernabilidad 9 Conclusión 9 Referencias 1) Introducción 1 Una de las preguntas cru-ciales en la Ciencia Política es cómo se logra la estabilidad de las instituciones políticas (Lipset, 1970). Si aceptamos que en todo sistema político hay una cierta cantidad y calidad de conflicto, es importante indagar qué factores facilitan absorber, controlar y prevenir que el conflicto y sus efectos desestabilicen al sistema. Hay que reconocer que debido al peso relativo de la cultura política, a la solidez institucional y otros factores socio-políticos, en cada sistema la solución de conflicto es distinta. Muchos analistas aceptaron la teoría de que el autoritarismo mexicano (Reyna y Weinert, 1977) había logrado reprimir a las fuerzas desestabilizadoras. Otros asumieron que el corporativismo (Padgett, 1976) lograba incorporar a las diversas fuerzas sociales hacia el Estado, donde la protesta se funcionalizaba y se convertía en factor de negociación dentro de los límites que fijaba el Estado. Estas explicaciones ayudan a trazar la cultura política mexicana y algunas de las interacciones sociales prevalecientes, pero no puede menospreciarse el papel del consenso (Newell y Rubio, 1984) cuya renovación sistemática facilitó la permanencia en el poder de un partido único y un orden social, económico y político que tenía una cierta capacidad de reconfiguración. El sistema sexenal (Adler, Lomnitz y Gorbach, 1998), por ejemplo, donde el presidente y su principal equipo de colaboradores se renuevan cada seis años, introdujo valores simbólicos importantes y una cultura donde los valores de lealtad y disciplina dominaban, al grado que los políticos aceptaban castigos políticos con la esperanza de que el sistema los recompensara más adelante (algunos casos se describen en Schmidt, 1991). 1 Sin menospreciar el rol jugado por el autoritarismo y corporativismo mexicano, uno de los factores centrales en la explicación de la larga y envidiada estabilidad del sistema político mexicano, está en el surgimiento y desarrollo de una red de poder que no solamente estableció las reglas del juego, sino que además creó instituciones y dinámicas políticas que le dieron forma al Estado y a las relaciones sociales. El análisis de la elite del poder en México no es nuevo. Algunos autores le han prestado atención al reclutamiento y educación de los líderes políticos y gobernantes (Camp, 1980), otros a las rutas que han tomado las carreras políticas (Smith, 1979), otros a las habilidades técnicas (Centeno, 1994), otros a la creación de cliques (Camp, 1990) y otros a la creación de redes como instrumento para la consecución de beneficios para sus clientelas políticas (Gonzalez Martínez, 1995). Junto con Jorge Gil, hemos abordado la topología de la red y sus valores de centralidad, la conectividad de los actores políticos y el análisis sobre rompimientos dentro de la red. En publicaciones previas hemos descrito la evolución histórica de la red (Schmidt y Gil, 1994); la creación de cliques dentro de la red (Schmidt y Gil, 1993); el control de las funciones políticas básicas dentro del sistema político, especialmente la sucesión presidencial (Schmidt y Gil, 1991); el rol que juega la red para asegurar la estabilidad política y controlar el conflicto político (Schmidt y Gil, 1995); y finalmente logramos desarrollar un índice para analizar la centralidad de los actores y de los cliques (Gil y Schmidt, 1996). Asimismo, abordamos el cambio dinámico en la red a partir de la desaparición e inclusión de actores, lo que necesariamente cambia la concentración de poder (Gil y Schmidt, 1999, especialmente el capítulo 3). En este artículo exploraré los componentes básicos de la red, su evolución y su papel en la gobernabilidad. La información que sirve como base de este análisis se encuentra en REDMEX, una base de datos desarrollada por Gil y Schmidt en el Laboratorio de Gráfos, ubicado en el Instituto de Investigación en Matemáticas Aplicadas y Sistemas (IIMASS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El banco de datos contiene 5,400 registros que incluyen información personal y política de miembros del gobierno mexicano, incluyendo a los poderes ejecutivo, legislativo (diputados y senadores) y judicial, funcionarios de empresas paraestatales y gobernadores. Cada registro contiene dieciséis indicadores: información personal (edad, padres, consorte), educación, actividades políticas (membresía partidista), pertenencia a grupos sociales (e. g., sindicatos, centrales campesinas), puestos electorales, posiciones en el congreso, posiciones gubernamentales, actividades profesionales, posiciones académicas, publicaciones, membresía en asociaciones profesionales (e. g., Colegio Nacional de Economistas), reconocimientos y condecoraciones, representaciones internacionales, y comisiones (estas se refieren a los militares). 2) Sobre las redes Según White (1994: 304), «la teoría de las redes sociales se basa en la interdependencia entre redes sociales y corrientes de actividad humana». Una red está formada por pares de nodos interconectados por conexiones que representan relaciones formales, informales, sistémicas y organizacionales. El tipo de conexiones que se establecen en la red se traduce en una cierta arquitectura que muestra el flujo de la información y el patrón de las relaciones. El clique representa a un grupo de actores interconectados con diferentes distancias. El número de conexiones que un actor necesita para conectar con otro actor, es la distancia entre ambos, por lo que el número de las distancias en un clique muestra la conectividad. Los valores de contigüidad muestran el curso entre dos nodos y sus distancias. Una red muy densa refleja una red cohesionada mostrando una alta concentración de valores entre la distancia uno y dos. 2 El análisis del grado de centralización de una red nos ayuda a identificar la cantidad y calidad de las conexiones. Estas implican disponibilidad y movilización de recursos. Las conexiones entre nodos o actores representan puntos de coincidencia y pertenencia (escuela, deportes, negocios, participación política, etc.), o un interés común (poder político). El tipo de vínculo crea un sentido de pertenencia distintivo que afecta la naturaleza de la red. Los elementos específicos de participación en diferentes actividades como son grupos políticos, relaciones familiares, escuela, religión, empleo en oficinas de gobierno, etc., pueden determinar el tipo de valores que se transmiten dentro de la red e influir sobre su cohesión. La influencia que los individuos tienen dentro de la red está determinada por su centralidad. Esta resulta de la participación, simultánea o a través del tiempo en varios grupos y el establecimiento de conexiones con otros miembros de la red. Los individuos que se ubican en la intersección de grupos (fig. 1) tienen mayor influencia porque se convierten en un nodo central con la capacidad de movilizar recursos (Schmidt y Gil, 1995; Gil y Schmidt, 1996). Figura 1. Intersección de grupos. 3) La Red de poder Mexicana La red de poder mexicana analizada aquí, surgió durante el ocaso de la revolución de 1910, cuando un grupo de generales conocidos como el grupo Sonora (Alvarez, 1982; Hall, 1981; Aguilar, Camin and Meyer, 1989) crea un clique que controla el poder político, se apodera del gobierno y establece las bases sobre las que se crean las instituciones políticas fundamentales; entre estas se contaban las que ayudaban al reclutamiento político y las que le facilitaban a la red el manejo de los recursos políticos y económicos. En este proceso se originó una estructura corporativa que ayudó a crear un sistema de sobre-imposición de redes, que sostuvo la expansión de las conexiones entre los políticos que pertenecían a diversas instituciones. De esta manera el desarrollo institucional contribuyó a apoyar la estabilidad política porque facilitó la comunicación y las conexiones inter-institucionales, lo que amplió la disponibilidad de recursos para los miembros de la red, aumentó la cohesión de la red y facilitó su crecimiento. Finalmente, pertenecer a la red llegó a convertirse en una pre-condición para el éxito político. Factor fundamental para el proceso de consolidación de la red fue el desarrollo de un sistema de lealtades y disciplina. Este sistema partió de la experiencia revolucionaria y se extendió a las instituciones políticas en general. De esta manera el sistema corporativo creaba una correa de transmisión para la sociedad en general, mientras que los miembros de la elite protegían los intereses de la red filtrando las demandas y apoyos (Easton, 1965). Al contrario de lo que sucedía en el resto de América Latina, la sucesión presidencial fue pacífica, porque los políticos se sometían al mandato transmitido por el presidente saliente que se convertía en «el fiel de la balanza» al mediar entre los diferentes grupos y cliques para 3 designar a su sucesor. Así el evento clave en la política mexicana, dado el presidencialismo, quedaba controlado y sin sorpresas. Los análisis de Hernández (1975), Smith (l979), Camp (1980) y Centeno (1994) buscan los factores que configuraron a la elite política mexicana, aunque básicamente produjeron directorios o se concentraron en la búsqueda de relaciones formales. Si bien algunas de estas relaciones son importantes no son suficientes para explicar la complejidad de la red. Identificar la universidad donde fueron reclutados los políticos, puede decir mucho sobre la creación de cliques y su influencia sobre el sistema político, pero no es suficiente para explicar la arquitectura de la red y su cohesión. Los análisis mencionados anteriormente muestran la existencia de una estructura de poder en el sistema político mexicano, pero difícilmente explican su articulación, los factores que le dan solidez y la forma como toma decisiones la elite política, especialmente con referencia a la designación del futuro presidente. La excepción parece ser Álvarez (1982) que menciona la existencia de un acuerdo político para hacer la rotación de la presidencia entre cuatro grupos identificados con generales revolucionarios (Carranza, Obregón, Calles y Cárdenas). A través de esta rotación, cada grupo tiene oportunidad de acceder a la presidencia cada 24 años2 . Esta explicación es muy sugerente, aunque deja muchas preguntas abiertas; por ejemplo, qué tipo de conexión se requiere para incluir al próximo presidente dentro del gabinete presidencial. Pregunta relevante porque desde 1929 el candidato del PRI siempre ha sido secretario en el gabinete presidencial. El evento catastrófico representado por el asesinato del presidente electo Álvaro Obregón en 1928, facilitó una reformulación de la interacción entre líderes político-militares, dando lugar a la creación de un partido único y a una estructura político-corporativa que duró con pocas fracturas hasta 1988. Por esta razón, la nominación del candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) fue durante esos años el proceso político crucial: una vez nominado el candidato, se iniciaba un proceso de transición y transmisión del poder, mientras que la elección era un trámite que servía para renovar simbólicamente un compromiso con la sociedad (Adler y Gorbach, 1998). El cambio de gobierno, que en muchos países latinoamericanos fue una fuente de tensión política, en México, cumplió un valor mítico fundamental de renovación3 , que simultáneamente creaba una nueva racionalidad política: la red aseguró la estabilidad política creando un sistema de castigos y recompensas, y estableciendo el principio de que solamente un miembro de la red de poder podía ser presidente. Esto aseguró la reproducción del sistema donde la red aseguraba la estabilidad y la estabilidad, aumentaba el poder de la red. Al revisar la literatura, vemos que existe un acuerdo sobre la existencia de la red como un grupo cohesionado que gobierna al país, aunque la mayoría de los autores no lo considera una “red” como tal, y le asigna diversos apelativos. Padgett (1976) y Hansen (1974) la llaman «Coalición Revolucionaria», Smith (l979) la llama «Cohorte Revolucionaria y cohorte posrevolucionaria de oficiales» aunque reconoce la diferencia entre políticos y técnicos que se desarrolló hacia los años ‘70. Tanto los académicos como los políticos reconocen la existencia de una «familia revolucionaria»4 que consiste de una elite gobernante dedicada a preservar el pasado, presente y futuro revolucionario5. En sus orígenes, la red se basó en amistades y relaciones establecidas en el campo de batalla; posteriormente, las conexiones se ampliaron a puestos gubernamentales, escuelas (incluyendo hasta el nivel universitario), logias masónicas, negocios, matrimonios y compadrazgos. Con el tiempo, los miembros de la red compartieron su interés por tener y retener el poder, adquisición de prestigio y fortuna, temor a la derrota y evitar que los contrarrevolucionarios se hicieran del poder. En los últimos setenta años, la red ha funcionado como un sistema que mantiene el status quo e intenta mantener imperturbable el acuerdo revolucionario6. Con el paso de los años, los diversos intereses dentro de la red se fueron diferenciando, hasta llegar a marcar dos grandes bloques: uno relacionado con el liderazgo militar que se especializó en funciones de control político. Bajo su égida quedaron las áreas típicamente políticas del gabinete como las Secretarías de Gobernación, Reforma Agraria, y Agricultura. El otro bloque se especializó en el control del dinero y las finanzas, controlando la Secretaría de Hacienda, el Banco de México y las dependencias desde donde se manejaba la inversión 4 pública. Ambos bloques competían por el poder bajo las reglas (básicamente no escritas) aceptadas y reguladas por la red. Figura 2. Superposición de redes. Un caso hipotético. Dentro de su complejidad, la red de poder mexicana es una superimposición de redes donde un actor puede participar simultáneamente en varias redes. La figura 2 nos muestra el caso hipotético de un político que pertenece a cuatro redes a la vez. El tipo de relaciones formulado en este caso hipotético no es inusual. Tomemos el caso de Carlos Salinas de Gortari que era Secretario de Programación y Presupuesto, miembro del gabinete económico, del PRI y del Colegio Nacional de Economistas. Puede haber casos en que el número de redes sobre-impuestas sea mayor, como podría ser el caso de un exgobernador que además de sus conexiones con las redes nacionales mantiene sus redes regionales. Esta red registra una co-nectividad múltiple7 que ha permitido un control muy eficaz del conflicto y ha generado un sistema de transmisión del poder estable y con relativamente pocas turbulencias. De esta manera, en México se creó un sistema autoritario con estabilidad, la democracia estaba limitada pero había competencia interna y una red que incorporaba nuevos actores constantemente. Este sistema pareció irse agotando con el paso de los años sin llegar a colapsarse. 4) El Sistema Político Mexicano y la red de poder 5 En la práctica, el sistema político mexicano está altamente centralizado, aunque formalmente es una república federal sin un sistema de equilibrios (“checks and balances”) y donde el poder ejecutivo tiene preeminencia por encima de los otros dos poderes. El presidente es el actor más poderoso dentro del sistema político, dados sus atributos constitucionales y metaconstitucionales (Carpizo, 1986; Calderón, 1972; Schmidt, 1991). Durante su carrera política, su poder se incrementa al ir desarrollando nuevas conexiones que generan compromisos entre grupos y la disponibilidad de recursos formales e informales, incluyendo las capacidades de movilización del partido8 y los recursos que manejan las instituciones gubernamentales9 . La carrera por la presidencia consiste en un sistema de negociaciones por medio del cual se establecen alianzas entre grupos; de ahí que los nodos centrales o de intersección llegan a ser muy importantes. Un político llega a su punto más alto cuando asume la presidencia, pero algunos actores que están ubicados en la intersección de varios grupos, pueden tener un índice de poder más alto y ejercer su influencia al trascender la administración presidencial. Las conexiones con otras cliques son importantes porque la intersección facilita la movilización de recursos al punto que puede determinar la carrera de un actor y apoyarlo hacia la presidencia. Es el caso de Adolfo Ruiz Cortines que se convirtió en presidente en 1952 sin tener el mayor número de conexiones con el presidente en funciones (Schmidt y Gil, 1993)10 aunque las tenia con miembros del ejercito y otros actores. Un actor influyente puede tener un rol prominente en el apoyo a un cierto candidato, como fue el caso de Hugo B. Margaín, cuyas conexiones fueron importantes para apoyar la carrera de Carlos Salinas de Gortari, Presidente en 1988. El número de intersecciones también puede explicar la cohesión de la red y la permanencia de algunos grupos en el poder por largos períodos. Asumimos en nuestro análisis, que hay una constante distribución de influencia y poder debida en gran medida a los cambios en las intersecciones en la red. Estos cambios se dan por la introducción y desaparición de actores, lo que distribuye la centralidad, y por el establecimiento de conexiones que posibilita la disponibilidad y uso de recursos políticos. 5) Dos redes compitiendo El hecho que la red haya surgido alrededor del liderazgo militar revolucionario facilitó que haya absorbido los principios revolucionarios de justicia social y los valores militares como son el respeto a la jerarquía, la disciplina y la lealtad. Con este bagaje, la red creó instituciones y consolidó al Estado. En los 1940’s, con el advenimiento de los universitarios al poder, la lealtad adquirió un nuevo significado. El Estado y el partido reemplazan a la revolución, y las conexiones universitarias a las militares. Los grandes valores se mantienen como razón de Estado, pero la especialización elitista provoca una primera diferenciación11 dentro de la red que empieza a bifurcarse entre una subred (o bloque) militar formada por políticos con conexiones con el ejército revolucionario y una subred (bloque) financiera formada por políticos cuyo acceso al sistema estaba basado en méritos burocráticos y crecientemente académicos. Ambas subredes se especializaron con el transcurso de los años. Los políticos se encargaron de la función de seguridad interna, mientras que los financieros controlaron las actividades monetarias y financieras12 . Ya que las subredes competían dentro de la red, generaban la impresión de que había un cierto grado de democracia, así facilitando la rotación y renovación de cuadros políticos. El sistema no estuvo desprovisto de conflicto aunque la cohesión de la red permitió su manejo y control con relativa eficacia y baja turbulencia13 . Hasta los 50s, hubo intentos de rompimiento dentro del liderazgo militar relativamente fáciles de resolver por el sistema político, y el Estado 6 tuvo una gran capacidad represiva con un bajo nivel de inestabilidad sistémica. Esta capacidad se extendió hasta los 70s y 80s cuando el gobierno fue, capaz de derrotar a la guerrilla y someter a los movimientos sociales con muy bajos costos políticos. Sin embargo, hacia finales de los 80s, algo parece romperse dentro de la red y en 1987, una profunda pugna ideológica produce la mayor escisión en la historia del PRI, produciéndose el peculiar cuadro de una misma red aportando al candidato oficial y al disidente mayor, de tal manera que la red mantiene la mayoría de los votos. El rompimiento, sin embargo, fue profundo. El grupo que salió del PRI por medio de una serie de alianzas creó un nuevo partido político (Bruhn, 1997), que sólo unos cuantos años más tarde ha logrado convertirse en la tercera fuerza política del país y cuya influencia va en aumento. 6) El Presidencialismo y la Red El presidente es el actor más poderoso dentro del sistema político dados sus atributos constitucionales y meta-constitucionales14. Pero independientemente de las cuestiones personales alrededor de la vida política del presidente exploradas anteriormente, el valor sistémico del presidencialismo ha permitido que el sistema político prácticamente gire alrededor del presidente. La circunstancia de haber un sistema presidencialista que se renueva sexenalmente y que se maneja por un sólo partido político ha hecho que el evento mas significativo para el sistema político sea la sucesión presidencial. Esta se maneja dentro de la red. Ya se explicó, como si fuera una paradoja, que el asesinato del presidente Obregón, en lugar de derrumbar al sistema, produjo una reformulación de la interacción entre líderes políticomilitares, dando lugar a la creación de un partido único, a una estructura político-corporativa y hasta a una nueva cultura política. Los caciques y caudillos son reemplazados por un cacique institucional (el partido) que genera una situación osmótica con el presidente hasta llegar a fundirse en uno solo. El partido no sólo pasa a ser un apéndice de la presidencia, sino que se convierte en una carta más en el mazo de recursos que la red controla y que le permite articular diversos niveles de representación social. El hecho que se vea al sistema político como una pirámide en cuya cúspide se encuentra el presidente (Padgett, 1976), implica que, formalmente, los miembros de la red serán leales al presidente y jugarán según los tiempos y ritmos que éste imponga, porque las reglas generales están entendidas por todos. Esta es tal vez la razón por la cual el dedazo15 es aceptado y hasta buscado. La estabilidad política explica en gran medida por qué las prácticas básicas del sistema político han tenido una larga vida, aunque la centralidad dentro de la red ha sufrido ciertos cambios. 7) El Enfoque Dinámico El análisis de la condición cambiante de la red de poder mexicana se entiende mejor si se toma al centro de la misma. Este análisis incluye a todos los presidentes y algunos personajes influyentes, seleccionados a partir de las descripciones aportadas por los propios presidentes en sus autobiografías o por historiadores y analistas de la política mexicana. En este núcleo, que incluye a 39 actores, identificamos tres generaciones. La primera generación estuvo involucrada en la revolución y está estrechamente ligada al ejército 7 revolucionario (e.g. Madero, Cárdenas); la segunda generación aparece alrededor de los 1940s teniendo conexiones familiares con la primera (e.g. Miguel Alemán); la tercera generación entra a la red en la década de 1970-80 y tiene relaciones familiares con la segunda generación (e.g. Carlos Salinas de Gortari)16 . Si analizamos la centralidad por medio del índice de poder por nodo (In)17 que indica un mayor número de conexiones, encontramos que este es más elevado para aquellos que tuvieron un rol directo durante la revolución de 1910 o para aquellos que tuvieron conexiones con ellos. Conforme pasan los años, este In se va reduciendo. La primera generación controla el sistema político y tiene los valores In más altos. Todos los presidentes son generales que crearon sus conexiones durante la revolución. Algunos miembros de la segunda generación (Miguel Alemán, Raúl Salinas Lozano) tienen intersecciones entre cliques y generaciones, y sus valores In son altos. En 1940, 19 actores forman 20 cliques registrando altos valores en el índice de cliques (Ic). En 1950, la centralidad empieza a moverse hacia la segunda generación. Los miembros de la primera generación todavía tienen elevados valores en el In (e.g. Adolfo Ruiz Cortines), aunque la segunda generación empieza a registrar elevados valores en el In, como lo demostró el Presidente Adolfo López Mateos. 23 actores forman 29 cliques con elevados valores Ic, y la red está muy cohesionada. Ya en 1960 los líderes revolucionarios empiezan a desaparecer y los valores In de algunos de ellos empiezan a disminuir. Heriberto Jara tiene un valor In de 0.611 en 1940 y 0.514 en 1960; Lázaro Cárdenas tiene 0.889 en 1940 y 0.710 en 1960. Los valores de la segunda generación se incrementan porque ya están en el poder aunque la primera generación todavía tiene cierta influencia. 24 actores forman 28 cliques aunque sus valores Ic son menores a los de 1940. Para 1970, solamente pocos miembros de la primera generación continúan vivos y sus valores In son bajos, mientras que los valores de la segunda generación se continúan incrementando, aunque nunca hasta alcanzar los niveles que tuvo la primera generación. En 1970, 21 actores forman 15 cliques que también tienen bajos valores Ic comparados con los de las décadas anteriores. Podemos asumir hipotéticamente que la red empieza a perder cohesión. Para 1980, algunos miembros de la tercera generación (Salinas) entran a la red. Encontramos un reacomodo de valores y algunos de los miembros más viejos de la segunda generación (Miguel Alemán) empiezan a registrar una disminución en sus valores In, aunque los miembros de la tercera generación no logran alcanzar valores elevados. En 1980, el número de actores disminuye a 15 y lo mismo sucede con los cliques que solamente llegan a 9. El número de intersecciones también baja disminuyendo el número de actores influyentes. Hacia 1990, los viejos políticos han desaparecido y la tercera generación llega al poder. Los valores In de los actores que están en la intersección de cliques y de generaciones son elevados (Raul Salinas Lozano 0.727, Hugo B. Margain 0.803), y los nuevos actores alcanzan altos valores (Carlos Salinas 0.667). Es interesante señalar que aunque se hace el corte a la mitad de la administración de Salinas, éste no registró el valor In más elevado entre los miembros del centro de la red y mucho menos alcanzó los valores que se lograban en los 40s, 50s y 60s. 11 actores formaban 6 cliques, de los cuales la mayoría tenían elevados valores Ic, lo que sugiere la existencia de un pequeño, pero cohesionado, grupo. El análisis de los cliques muestra una tendencia similar a la de los nodos. La primera generación tiene una fuerte conectividad que alcanza su climax en 1950, para luego empezar a declinar. La disminución de los valores en ambos índices muestra una red que pierde cohesión y esto ayuda a explicar algunos de los eventos dramáticos que sucedieron en México durante los 1990’s y que incluyen asesinato político, inestabilidad y triunfos de la oposición, terminando de hecho con el orden político cerrado y sólido que impuso la primera generación. 8 8) Red de poder, gobernación y Gobernabilidad La red de poder estableció paradigmas de gobernación muy efectivos para el mantenimiento de la estabilidad política. El sistema político giraba alrededor del concepto de control. Las instituciones se generaban para controlar clientelas, grupos sociales y procesos políticos. Y la red de poder mantenía un férreo control sobre el sistema de control garantizado por un sistema de disciplina y lealtad. Desde muy temprano en la época pos-revolucionaria, los políticos mexicanos aprendieron que dentro de la red se podía disentir, porque allí se conseguían premios y recompensas. Fuera de la red, los políticos se exponían al ostracismo y la represión18 . El establecimiento de una red de poder cohesionada que promovía una disciplina férrea llevó a los políticos a someterse a decisiones centrales generando un sistema sin retos internos que amenazaran el orden establecido. Esto facilitaba tanto la gobernación como la gobernabilidad19. Este sistema fue muy efectivo para facilitar la toma de decisiones, porque al mantener controladas las instituciones fundamentales -lo que incluye al congreso-, se podía asegurar la continuidad de las políticas -por ejemplo la Reforma Agraria- y hasta los cambios muy drásticos, como son las modificaciones constitucionales. La red de poder generó un sistema donde las demandas fundamentales tenían que hacerse dentro de los cauces establecidos para tener alguna efectividad. Un líder obrero que funcionara dentro del marco institucional establecido, podía ampliar sus espacios aunque se llegara al extremo de ser acusado de corrupción o de anti-democrático. Operar fuera de este marco podía implicar la represión hasta el grado de ser asesinado. Esto permitió que en México hubiera una gobernación efectiva, aunque no haya sido democrática, pero esto nos llevaría a otra discusión. Cuando la red de poder empieza a empequeñecerse, se inicia una exclusión que debilita al viejo sistema de lealtades y la gobernación empieza a toparse con complicaciones. El gobierno enfrenta crecientemente mas oposición y tiene que aceptar la apertura de espacios de representación alternativos, lo que finalmente lleva a finalizar el monopolio representativo que sostuvo el PRI, y al crecimiento y acceso al poder por parte de la oposición. Esto introduce tensiones en las relaciones entre centro y periferia, reta las viejas prácticas presupuestarias y de manejo del gasto público, transforma al viejo sistema corporativo y hace que las prácticas de recompensa se vuelvan obsoletas, con lo cual los patrones de lealtad se ven amenazados. Esto amplió los problemas de gobernabilidad, que en parte se agudizaron por la apertura al exterior que cambió las clientelas empresariales internas y que, entre otras cosas, les permitió alejarse de la tutela gubernamental. El cambio de política económica implantada por los neo-liberales en México (Schmidt y Stamos, 1996) produjo un debilitamiento gubernamental que facilitó el rompimiento en la red de 1988 y con esto, la precipitación de una gobernabilidad cada vez menos eficaz y más plagada de conflicto. Conclusión México se encuentra en una época de transición. Está pasando de una red de poder cohesionada y con conexiones múltiples que controlaba las instituciones y procesos fundamentales del sistema político, a un sistema donde existen varias redes de poder que compiten entre sí. Al contrario de lo que sucedió en las últimas décadas donde la red de poder se centralizaba, ahora hay redes regionales que configuran redes nacionales cuya arquitectura carece de la conectividad que había en el pasado y por lo tanto hay menos eficacia. Mientras este sistema 9 se acomoda adecuadamente, es muy posible que se incrementen las tensiones y el sistema se vea sacudido por la turbulencia. Pero paradójicamente, el lento proceso de democratización (Schmidt, 1993) que ha frustrado a muchos, podrá ser la salvación del sistema político, ya que, entre otras cosas, ha fomentado la imagen de que el cambio político es posible y ha creado una capa de políticos que ganan más preservando el sistema que apostando por un cambio muy drástico. Posiblemente nunca se duplique una red con el tipo de conectividad que analizamos en este artículo, pero hipotéticamente podríamos considerar que su reemplazo por diversas redes cuyos objetivos son mantener el sistema, le aporta a México la estabilidad política que lo ha caracterizado en los últimos 70 años. Es obvio que se podría considerar la hipótesis contraria. El conflicto entre redes antagónicas sin una cultura de alianzas y coaliciones podría llevar al sistema al punto de rompimiento, generando un nivel de conflicto y turbulencia inédito, para cuya solución no existe experiencia. La revolución mexicana es hoy en día simplemente un evento más en la historia de México. Quedan algunos políticos (Cárdenas) cuyos padres participaron en la revolución, pero esta es la excepción. El paradigma del control político es obsoleto y se tiene que formular uno nuevo que genere una nueva operatividad. Se ha debilitado el rol del presidente20 y con este proceso ha cambiado el sistema de lealtades, disciplinas y recompensas. Esto es una fuente adicional de tensión política. El sistema político mexicano requiere de un factor que le aporte la simbología que cohesione a la sociedad y que genere nuevos paradigmas de gobierno. Este es la democracia. Si lo vemos positivamente, tal vez se pueda generar con rapidez para neutralizar los factores de turbulencia, pero si no..... Referencias Adler Lomnitz, Larissa y Gorbach, Frida (1998), “Entre la continuidad y el cambio: el ritual de la sucesión presidencial”, Revista Mexicana de Sociología, Vol. 60, Num. 3. Jul-Spet. pp. 61-83. 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En prensa. 1 Agradezco los comentarios de Jorge Gil y la asistencia de Jorge Castro y Alejandro Ruiz en el procesamiento de información y elaboración de gráficos. 2 El período presidencial dura seis años. 3 Algunos analistas consideran la elección como un ejercicio fútil (Beezley 1985, Aguilar Camin and Meyer 1989) lo cual es una sobresimplificación. 4 El origen de este concepto parece establecerse en los 1920s (Campbell 1980: 53). Para una revisión del concepto vease Camp (1990), Brandenburg (1964), Needler (1971). 5 Aún Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) que se empeño en modernizar radicalmente la estructura socio-económoca mexicana sostuvo que haría la revolución dentro de la revolución, convirtiéndose en el puente entre el pasado revolucionario y el futuro de México. 6 En México se ha hecho un uso algo liberal del concepto régimen revolucionario englobando a los gobiernos que se desprenden de las fuerzas triunfantes de la revolución de 1910. La dinámica política enlazada con el PRI se cataloga como revolucionaria, cubriéndo un espectro ideológico que se modifica coyunturalmente, lo que representa otra de las ventajas para la red porque le aporta una elasticidad político-ideológica muy amplia que logró evitar polémicas agudas a su interior. 7 Sobre este concepto ver White (1999) 8 Desde 1929, el Partido Revolucionario Institucional ha ganado todas las elecciones presidenciales. En 1989, perdió la primera gubernatura y en 1997, perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, donde ahora tiene que crear alianzas. Continua controlando la Cámara de Senadores y la mayoría de las presidencias municipales. 9 Han sido constantes las quejas de la oposición sobre el manejo de recursos públicos para ganar elecciones por parte del PRI, lo cual sigue sucediendo pero cada vez es menos frecuente. El Estado todavía se las ingenia para utilizar su fuerza para inclinar a los medios de comunicación para que apoyen a los candidatos del llamado partido oficial o partido de Estado, distinción importante que no es materia de este artículo. 10 El argumento se refiere a las conexiones con el presidente y no se compara con las conexiones del presidente. 11 Para el concepto de diferenciación ver a Eisenstadt (1970) 12 Me rehuso a denominar a los financieros como tecnócratas porque no se trata de técnicos que llegan a salvar a los políticos por medio de decisiones técnicas - esto sucederá hasta bien 12 entrados los 80s-, sino de políticos cuya orientación es profesional, aunque están luchando por el poder. 13 Es común escuchar en México después de eventos traumáticos (represión estudiantil en 1968, masacres campesinas en varios años) que de haber sucedido en cualquier otro país hubiera caído el gobierno, sin embargo en México, se dice, no sucede nada. 14 Este análisis está escrito basado en la observación del sistema político hasta antes de las elecciones de Julio de 1997, desde cuando muchos elementos del sistema político están cambiando. 15 El dedazo es el proceso por medio del cual el presidente señala a los políticos que ocuparán posiciones importantes, incluyendo su sucesor. No es un proceso caprichoso, sino que representa la culminación de un proceso muy complejo manejado por el presidente. Por esto, cuando se dice que el presidente es el fiel de la balanza se refiere a que él equilibra a los diversos intereses políticos. 16 Algunos actores de la tercera generación, e.g. Carlos Salinas, tienen conexiones familiares con la primera generación, pero esta es la excepción y no la regla. 17 Para una explicación de los índices In e Ic ver Gil y Schmidt (1996). 18 Entre los políticos mexicanos se hizo famoso el dicho que la ley era para aplicar sólo a los enemigos. 19 La gobernación se refiere a lo relativo a la acción de gobernar, mientras que la gobernabilidad implica la acción de gobernar y las respuestas sociales. Cuando los políticos se refieren a los problemas de la gobernabilidad, por lo general incluyen las respuestas sociales contrarias a la efectividad de la gobernación. Para la distinción de estos conceptos ver Schmidt (1997) en especial el capítulo de Yehezkel Dror y Dror (1994). 20 Esto lo definí en Schmidt (1991) como el deterioro del presidencialismo mexicano. 13