Palabritas de Lucía... sin que mama se entere

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tenteatro, el teatro de Alicia Ramos
Palabritas de Lucía... sin que mama se entere
Autor Administrator
miércoles, 10 de noviembre de 2010
Mi mami mira fijamente la pantalla del ordenador y luego mira al cielo. Esta azul y así ella no puede. No puede escribir
historias para la Navidad, aunque las tenga todas dándole vueltas en la cabeza. Que digo yo que la cabeza de mi
madre debe ser un tiovivo… dando vueltas todo el rato, con tantos personajes dentro luchando por salir. Pero ella
dice que si no hay nubes o caen tres gotas de agua, ella no puede. La Detective dice que son excusas, que ahora ella
tiene la cabeza en Olmedo, que no sé dónde diablos queda eso. Si estuviera la Ilustrada aquí y no en La Laguna, ya lo
sabríamos. Debe ser un sitio muy cerca porque los fines de semana se pierden varias horas al día y cuando vuelve viene
tan fresca, tan contenta y con cara de bruja buena. La Detective y yo, algunas veces, cuando ella no nos ve, nos
preguntamos: ¿Y si un día no vuelve de Olmedo? Porque siempre que viene anda contando lo bien que se come. ¿Será
un nuevo restaurante que abrieron en el pueblo?. Como estamos muy intrigadas vamos a ir a ver lo que ella hace en
Olmedo dentro de una semana. Ya compramos las entradas, porque hay que pagar para ver lo que hace en ese sitio.
Bueno mi madre dice exactamente: “hay que pagar para a ver si nos quitamos la ropa de encima”. Y no es
vayan a salir desnudos, sino que tienen que pagar el vestuario. Mi madre dice que sus amigas aseguran que ella le va a
sacar partido al vestuario, porque como es tan loca. Cualquier día se presenta en la consulta del médico con una de las
ropas de la obra y como si no pasará nada, porque como el médico también la conoce, ni se lo tendrá en cuenta. Yo
le digo: ¡mami, no te preocupes por lo que dicen tus amigas, a mi no me importa! Pero por favor cuando vayas a la visita
de los profesores, no lleves el pantalón lleno de agujeros, que no pareces una mama como la de mis compañer@s.
La casa está media vacía desde que la Ilustrada se marchó para Tenerife. La Detective y yo al principio nos
peleábamos por dormir en su habitación, pero al final hemos decidido seguir durmiendo juntas, así nos hacemos
compañía. Es que yo tengo un poco de miedo al ratoncito Pérez y como ahora no para de venir y además mi
hermana tiene miedo a los ruidos y ella dice que a veces “oye ruidos”. Mami dice que es el viento o los
gatos que se pasean por la azotea… pero yo creo que es mi madre cuando se pone a practicar con su escoba
voladora en la azotea.. que nunca despega del suelo. No la tiene controlada. La Detective y yo cruzamos los dedos
porque el día que consiga despegar con su escoba de bruja, a saber a dónde va a parar. Yo por lo pronto, donde
siempre voy a parar es a la habitación de mi hermana la Bella. Aprovecho cuando ella no está o se queda medio frita en
el sillón, para entrar de puntillas sin que nadie me vea. Bueno, mami siempre me ve, pero mira para otro lado. Entonces
aprovecho para ponerme sus blusas, revolverle el maquillaje, pintarme los ojos, usar su perfume, coger sus bolsos y
sentirme GRANDE. Lo peor que llevo son los zapatos, que son tan altos, que me da que si me caigo… tardaré
varias horas en llegar al suelo. Mi mami dice que cuando ella era chica también se ponía los tacones de su madre y
una vez se cayó y se le hizo un agujero en la cabeza. Ella cree que fue ahí cuando le entro toda la fantasía por el agujerito
de la cabeza… y como luego el médico le puso unos puntitos y unos polvos secantes o algo así, toda la fantasía
se le quedo dentro y ya no pudo salir hasta que se le empezó a caer el pelo y empezaron a abrirse pequeños agujeritos
en su cabeza. Entonces la Detective dice que a mi madre debió empezar a caérsele el pelo hace un montón. Vamos que
tendría que estar calva. Yo si me caigo de los zapatos de mi hermana, espero también hacerme un agujero en la frente
como a mami… porque cuando la Ilustrada o la Bella la miran con cara de cuatro y nos dicen que: ¡Mama tiene
más fantasía…! ella las mira fijamente a los ojos y les dice: “Y den gracias, porque esa fantasía, nos ayuda
a pagar la hipoteca y a darle la vuelta a los días grises…”. Entonces pienso que no me importa que vaya con
los pantalones rotos a la visita de padres porque lo mejor de ella es lo que no se ve.
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