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Capítulo 1
Generales del Ejército de Dios.
“Y respondiendo el rey les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a
uno de estos mis hermanos mas pequeños, a mi lo hicisteis.”
Mt. 25.40
Circulando por las calles de la ciudad de México, rumbo a alguna de sus
prisiones, me encontraba constantemente con personas que extraviadas de
sus facultades mentales deambulaban sin rumbo, macabros rostros sucios y
vestidos andrajosamente transitaban poniéndole a la ciudad un toque de
misterio y suspenso. ¿Quiénes son estas personas? ¿Dónde están sus
familiares? ¿Por qué están solos? ¿Por qué están locos? Tantas y mas
preguntas inundan mi corazón y solo atinaba a mover de un lado a otro la
cabeza sin saber que hacer por ellos.
Estas confrontaciones constantes me hicieron orar a Dios, pedirle
dirección, me interesaba hacer algo por ellos, ¡Pero no sabía cómo, ni qué!
Pasando el tiempo vi a un indigente en la ciudad de Cuautitlán Izcalli, su
nombre es Neftalí, “Talì” como se le llama de cariño, en un tiempo según el
relato de mi esposa, Talí perteneció al grupo de los jóvenes de una
congregación evangélica.
Él se encontraba en el paradero del transporte público de un centro
comercial, caminaba sin rumbo y se acercaba a los que manejan el trasporte
publico después de fingir que limpia el vidrio del parabrisas para recibir alguna
moneda. Esperando que la luz verde del semáforo aparezca le miro
atentamente y pienso: ¿Por qué está así?, ¿Está endemoniado?, reflexiono, y
en mi corazón empiezo a recibir respuestas a mis preguntas,
“lo veo como un hombre que en medio de esta generación tiene un mensaje,
que Dios puso ahí como una “señal”, como un recordatorio de la miseria en la
que cada uno de los que están pasando al lado de él, viven.”
Entiendo que lo que él tiene puesto no se lo debe a nadie, ni tiene
compromisos con nadie, que aquellos que lo ven tan “mal”, y que ostentan un
auto ultimo modelo con ropa de marca y zapatos de piel la gran mayoría esta
atado o prisionero de sus deudas, que lo enferman, que lo hacen tratar mal a
su familia que lo hacen escaparse de su realidad con sustancias, enervantes y
estupefacientes, que esos que nos sentimos “normales” estamos mas
prisioneros que él…no tiene enemigos, no paga impuestos, nadie lo quiere
robar y mucho menos secuestrar.
Me estremecí por lo que estaba pensando y decidí darle ropa y comida,
había identificado su casa de cartón en uno de los lotes baldíos cercanos a la
casa en donde mi familia y yo vivíamos y mis propósitos hacia él fueron
interrumpidos y nunca los llevé a la práctica, mi corazón se entristecía
reconociéndome como un farsante que dice pero no hace, mientras que “Talí”
continuaba en ese lugar gritándome en silencio, ¡que no es verdad el camino
por donde los que nos llamamos civilizados transitamos, dejando en el
abandono total a personas con necesidad extrema sin que nos importe en lo
mas mínimo su necesidad! ¡Qué no es verdad ese mito de que Dios me ama
cuando a mi no me interesa el dolor de absolutamente nadie sino solamente el
mío!
Cada vez que lo veía mi corazón se compungía dentro de mi, me sentía
sucio, falso, mentiroso, quería hacer algo pero no sabía cómo ayudarle, me
defendía con razonamientos como, “pero que tal si cuando se le de la comida
me ataca”, “que tal si alguien piensa que lo quiero dañar o secuestrar”, “¿y si
me detienen por sospecha de que quiero extraerle sus órganos y venderlos?”,
cada vez que lo veía pensaba en esto para tratar de calmar mi conciencia que
me exhibía y condenaba.
Pasando más tiempo y dándole cobertura a un pastor que atendió uno
de los centros de consuelo y habilitación “Penetrando la Oscuridad” El hermano
Daniel, me llevé a vivir a la casa donde vivía con mi familia a dos hermanos
mas pequeños, (así nos referimos a los indigentes clásicos), Marcelo y Juanito,
¡que pareja tan interesante! Dormían en un pequeño espacio entre la sala y el
comedor, los saqué del centro de consuelo al percatarme de la mala atención
que los internos les daban, y al meterlos a mi casa nunca llegué a pensar que
Dios me estaba preparando para atender a estos tan polémicos personajes en
un futuro muy breve…haber atendido a Marcelo y Juanito y que convivieran
con mi familia fue muy agradable y también bastante desgastante por los roces
con la esposa, ellos pues no tienen capacidad de atención, sus modales no son
refinados, no tienen educación, la cultura los esclavizó solo en parte y son por
ende salvajitos que parecen niños pues quieren tocar todo.
Por lógica, algunas de las cosas de la casa se averiaron, otras se rompieron y
otras se tiraron solo por el hecho de que ellos las habían tocado.
En fin convivir con Marcelo y Juanito me abrió un panorama muy claro
acerca de la verdad que Dios quiere que caminemos, que atendamos gente
que tiene hambre, que tienen sed, que no tiene ropa, que están enfermos, que
están en la cárcel, no como un además, sino siendo un objetivo claro y principal
para todo aquel que ha sido declarado “justo” (el que obedece, el que hace
justicia).
Ahora y después de muchos años, pasado ya un año de haber llegado a
la capital del estado de Chiapas, Dios nos abre las puertas para trabajar con
estos personajes que el llama: “nuestros hermanos mas pequeños”,
escribiendo este libro tenemos 1 año 8 meses (y revisándolo en este momento,
tenemos ya 5 años y seis meses de atenderles, de vivir con ellos, de recogerlos
de las calles, de bañarlos, vestirlos, darles de comer) y de que duerman dentro
de las instalaciones del Rancho de Penetrando la Oscuridad.
El llamado para atenderles acá en Tuxtla Gutiérrez fue así:
Transmitiendo por el 99.7 del F.M. Radio Impacto de Dios, en nuestro
programa penetrando la oscuridad, un mensaje llegó a mi celular, este mensaje
lo enviaba un hermano de nombre Gregorio Camacho, y me decía que el tenía
deseos de atender indigentes que deambulaban por las calles extraviados de
sus facultades mentales pero que no sabia como hacerlo y que quería que
tuviésemos una entrevista, mi corazón se convulsionó de alegría,
inmediatamente le conteste y no vimos en la casa de la col. Las Palmas en
Tuxtla Gutiérrez en donde el ministerio funcionaba atendiendo a personas con
problemas de adicción a drogas y alcohol, y desarrollando seminarios para el
pueblo de Dios diariamente. Llegó Gregorio y platicamos de su interés por
ellos, le dije que ese mismo interés estaba en mi corazón por muchos años, y
que sabía que era el tiempo de llevarlo a la práctica, pues bien ahí mismo
oramos , el me dijo pero no tengo dinero para hacerlo, y le dije pero Dio es
dueño del oro y de la plata, y además en esta casa se va a empezar a
atenderles. Nos pusimos de acuerdo y antes de quince días dimos el
banderazo de lo que llamamos el Primer festival de la misericordia.
Salimos a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas en busca de
indigentes, en compañía de muchos hermanos que compartieron esta visión,
los llevamos a la casa y los atendimos, mientras en la casa había gente para
cortarle el pelo, cortarle uñas de manos y pies, rasurarlos, la alabanza se
escuchaba y otros les daban de comer, y otros buscábamos en las calles de la
ciudad, este festival se extendió hasta entrada la noche y así dio inicio el joven
ministerio de atención a indigentes clásicos llamado “Desafío Urbano”.
Recuerdo con mucha alegría que en el techo de la casa se instaló el
grupo de alabanza integrado por alumnos del Centro de Consuelo y mi hija
Merari cantaba alegremente a Dios, ella vivía en la casa con mi nieta Dania de
apenas un año de edad y fueron tiempos bastante difíciles ya que la separación
matrimonial de sus papás o sea yo y mi esposa se estaba llevando a efecto.
Cuando los indigentes Clásicos empezaron a llegar a nuestra vida como
un río de aguas caudalosas pero limpias, creo que Dios me ayudó para no
desprenderme del ministerio a causa de la separación matrimonial. Ellos
llenaron ese espacio tan grande y me aboqué completamente a atenderles de
tal manera que aún aquellas personas que venían a recibir seminarios en el
Centro de Consuelo diariamente, empezaron a retraerse por la presencia de
“los pequeños indigentes”; en ese tiempo no pude prever el rechazo que iban a
sufrir los indigentes en el corazón de los “cristianos”, no que no los quisieran
atender, eso es entendible, sino que no estaban dispuestos a compartir
constantemente un espacio juntamente con ellos. Fue mi error y muchas
personas se fueron a otros lugares más dignos a recibir enseñanza.
Este rechazo es parte de la enseñanza de tinieblas a la que fuimos
sometidos desde que en este cuerpo estamos. Ese rechazo se quitará con
gratitud y obediencia a Dios, mismos que aparecerán en la vida de cada
verdadero discípulo al haberse esforzado en la obediencia primaria. Antes solo
son ideas de bondad y huecas sutilezas, intentos por hacerse delante de si
mismos y de los demás, “gente buena” y “espiritual”, nada por lo cual
deberíamos espantarnos.
Los indigentes Clásicos pues, no representan más que una oportunidad
aislada para dar “limosna” sea de tiempo o de dinero para darles de comer, la
cultura no puede capacitar en el alma, solo establece su escritura en lo
superficial del corazón, con los esquemas inexpugnables del “debes de” y “así
debe ser”. No nos tomamos tiempo para atender la necesidad de los demás si
no vemos que ello repercuta significativamente en nuestro beneficio.
Creo fervientemente que muchos de nuestros indigentes son personas
que Dios usó, hijos suyos que han terminado la carrera, esto significa que han
terminado su misión en este mundo y están prontos para regresar a la casa
celestial. La palabra de revelación es la única seguridad de que estamos
avanzando sobre un terreno seguro y firme, sin revelación (o profecía) el
pueblo se desenfrena, siendo la metáfora del desenfreno la falta de dirección, y
la brida o freno aludiendo a un caballo, animal que es representativo en el
nuevo testamento de la iglesia y el ministerio, la revelación.
Muchas personas dentro del pueblo de Dios, siendo ellos mismos hijos
de Dios siguen “imaginando cosas”, la imaginación es para los que no
pertenecen al pueblo de Dios, de ahí salen las “imágenes” y toda idea torcida
de las cosas que están arriba en el cielo, o en la tierra o debajo de la tierra, la
imaginación logra que la mitología de cualquier pueblo y cultura permanezca en
su folklor y se extienda hacia otras fronteras. La Revelación es sobre la que el
pueblo de Dios camina. Revelación es contraria a Imaginación. La Revelación
es un fundamento seguro dirección por la identidad de bienaventurado y cada
porción de la Escritura tiene como objetivo tocar el alma del hijo que “usando
su fe” puede ser beneficiado con la luz transformadora de identidades que
es la Biblia.
Dice la Escritura que hubo un rico que hacia banquetes con esplendidez,
y a la puerta de su casa estaba un mendigo llamado Lázaro, este ansiaba
comer de las migajas que caían de la mesa del rico, pero que estaba lleno de
llagas y ¡que los perros venían y le lamian las llagas! Ambos mueren y el
mendigo es llevado por ángeles al seno de Abraham y el rico también muere y
es sepultado.
El relato es sumamente ilustrativo de cosas que no hemos podido ver
por falta de revelación. Sin embargo, centrándonos únicamente en la condición
del mendigo antes de morir, podemos observar que estaba sumamente dañado
su cuerpo con llagas, y que al morir es llevado al seno de Abraham. La
pregunta tiene que surgir si estoy atento a la identidad de un amado hijo de
Dios que soy. ¿Cómo es que fue salvo si su condición era de pobreza
extrema y de enfermedad? ¿No dice la Biblia que Dios es un Dios proveedor?
¿Qué Dios es un Dios sanador? Esas preguntas son duras, como si me doliera
la salvación del pobre Lázaro, pero lo que quiero explicar es: ¿cual podría ser
el testimonio de Lázaro ante la pregunta de alguien acerca de su Dios? ¿Su
condición sería idónea para transmitir que Dios sana y salva y libera? Entonces
Lázaro solamente quería comer…esa es la experiencia que tememos al
trabajar con los indigentes clásicos…ellos solamente quieren comer, “y ansiaba
saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico” Lc. 16.21.
También la Escritura dice: “Jehová no dejará padecer hambre al justo”
Pr. 10.3, y “Joven fui y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su
descendencia que mendigue pan” Sal. 37.25 ¿Te das cuenta de la condición
que guarda Lázaro?
Necesariamente Lázaro al irse al seno de Abraham figura y precedente
del paraíso, tuvo que encontrarse dentro de la categoría de “justo” o gente que
hacia justicia” que significa que hacen lo que Dios les diga que hagan. Mateo
25.34 dice: Entonces el rey dirá a los de su derecha: Venid benditos de mi
Padre al reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Por que
tuve hambre y me diste de comer; tuve sed, y me diste de beber; fui forastero, y
me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en
la cárcel y vinisteis a mi.”
Luego entonces Lázaro había cumplido con muchos de estos
mandamientos o con el que le haya tocado obedecer o atender por que entró al
seno de Abraham. Pero entonces ¿por que está en esa condición de extravió?
Según el diccionario VINE el griego que se usa para mendigo en el relato que
estamos tratando es Ptocos.- que habla de pobreza extrema. De una
incapacidad para tener riqueza. No hable como lo hace el griego Prosaites del
acto de mendigar y pedir limosna. Esta era la condición de Lázaro, quería
comer y estaba lleno de llagas, él no pedía limosna. La experiencia que
tenemos atendiendo a los indigentes es que ellos a todas horas quieren comer.
Creo con firmeza que Lázaro había terminado su carrera…esta
revelación tiene que ser entendida a la luz de las escrituras.
Juan el Bautista terminó su carrera y parece que el terminar no llega a
ser muy placentero ni muy reconfortante por así decirlo.
Llegado el momento el Bautista afirmó categóricamente: “He aquí el
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” Jn. 1.29
Pero encarcelado por Herodes hace una rara pregunta: ¿Eres tu el que
había de venir o esperaremos a otro? Pregunta que llevan a Jesús dos de los
discípulos de Juan. Mt. 11.2-3
Esa extraña pregunta nos hace reflexionar acerca de la condición
emocional de Juan que lo había llevado hasta la cárcel, por confrontar al
Tetrarca acerca de su relación adúltera con la esposa de su hermano. Los
profetas llegaban hasta los reyes que se habían corrompido, reyes que eran del
pueblo hebreo, pero Herodes no era hebreo, que moral podría tener para
recibir la palabra del Bautista. Esa mala palabra es la que nos hace poner en
duda su salud emocional.
Sabemos que la cabeza de Juan el Bautista fue arrancada del cuerpo,
pero él termino su carrera. Su carrera termina cuando la de Jesús empieza…
“es necesario que el crezca, pero que yo mengüé”… Por supuesto que el
Bautista fue un general del ejército de Dios que preparó el terreno para la
aparición en escena del Cordero de Dios.
Pablo dijo: “He terminado mi carrera”, y el seguía vivo y dentro del
cuerpo que le tocó habitar…”Por que es necesario que todos nosotros
comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo
que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.” 2Co.
5.10
Y si bien es cierto que Pablo no perdió la cordura y la razón, por que no
hay señales Bíblica de que esta haya sucedido, también es cierto lo que hemos
desarrollado acerca de la identidad del Bautista que nos da mucha luz acerca
de la identidad de Lázaro, el que estaba tirado lleno de llagas fuera de la casa
del rico.
¿Acaso alguno de nuestros indigentes clásicos habrá terminado su
carrera? ¿Estaremos en presencia de algún general del ejército de Dios
esperando su regreso al reino celestial?
Estas preguntas son inteligentes, dignas de ser meditadas.
Y también estoy seguro que no todos los indigentes clásicos tienen esta
característica, no todos fueron generales del gran ejercito de Dios, pero si en
este tiempo los estamos atendiendo, poniendo los fundamentos sólidos para un
ministerio mundial de atención a indigentes clásicos, entonces categóricamente
podemos afirmar, que mientras nosotros estemos aquí presentes, ningún perro
les lamerá las llagas a estos que obedecieron y terminaron su carrera, nuestros
hermanos mas pequeños, por que los atenderemos y cuidaremos de ellos
hasta que regresen a Dios o bien a los que no son generales en espera de su
retorno a la patria celestial…esperando con toda nuestra alma que Dios los
sane, pero también sabiendo y esto es tema del siguiente capítulo que
estaremos en muchas ocasiones, atendiendo “Hombres diablo”.
El rico era un sacerdote, su vestimenta pone al descubierto esta
revelación, solo que primero se vestía de púrpura y luego de blanco, mientras
que el orden de la vestimenta sacerdotal era lino blanco y después el púrpura.
Que este orden se muestre inverso habla de la actitud del corazón, de la
soberbia del alma, y de la altivez de espíritu con la que este personaje se
movía.
Sin embargo, Dios puso a su puerta la única oportunidad que el rico
sacerdote tenía para no irse al infierno, aun general del ejército de Dios, a
Lázaro a su puerta. Hasta la puerta llevó Dios a uno de sus generales por amor
a este envanecido sacerdote, para evitarle las llamas del infierno.
¡Qué molesto debió de resultar salir y entrar de su casa y ver a Lázaro
tirado a su puerta! Tal ves tan frustrante como Amán veía a Mardoqueo a las
puertas del palacio y no se inclinaba ante su presencia…
¡Qué frustrante resultó hacer banquetes todo el tiempo y agasajar a su fans y
no quitarse la escena en su corazón del mendigo tirado a su puerta ni aún en
las noches cuando el sueño se debe de tomar como un reconfortante bálsamo,
la escena del enllagado le seguía todo el tiempo. Y qué triste respuesta dio a la
oportunidad que su Dios le ofrecía, ¿o no era su sacerdote?
Un sacerdote que no se interesa por el bien de los amados de Dios pero
presume de riquezas y bendiciones, es claro es que corre hacia el infierno.
Así mismo vi a Talí en una avenida de Cuautitlán Izcalli, como un
mensaje a la iglesia, como un mensaje a mi corazón, Dios haga resplandecer
su rostro sobre nosotros para que podamos con lucidez encontrar la revelación
del mensaje en las cartas vivientes como lo son todos aquellas puertas del
cielo que Dios quiera usar para despertar nuestra somnolienta identidad
celestial.
El miserable sacerdote escogió entrar por la puerta ancha y suntuosa de
su mediocre palacio terrenal y menospreció la puerta angosta que era Lázaro.
No me vaya a mi a pasar lo mismo, no te vaya a suceder que conozcas a a
alguien que le pueda suceder esto…
Los generales del ejercito de Dios aparecen en diferentes envases, unos
están muy sucios, otros muy flacos, otros en ocasiones huelen a alcohol, son
diversas las apariencias que ellos usan para acercarse a ti y lograr que
despiertes, que despertemos o que los que están dormidos, para que no te
ofendas tu…se despierten.
Jehová de los ejércitos es el nombre de mi Dios. Él se manifiesta a
través de las puertas celestiales que enuncia mateo 25. 39-40 o las de Lc.
4.18-19
Dios se disfraza hermanos y la enseñanza que recibes debe estar de
acuerdo a las revelaciones del manual del fabricante. ¿Estás listo para cuando
él te visite? ¿La enseñanza que recibes te ha acondicionado para discernir su
visitación? Por que en alguna parte dice: “A los suyos vino, y los suyos no le
recibieron”.
Créeme cuando te digo que nada tiene que ver su visitación con poner
los ojos en blanco y dejarte caer hacia a tras como si fueras fulminado por un
invisible rayo, nada de eso. Este evangelio es real, es para reyes y no para
esclavos. Prácticas costumbristas y tradicionales que corresponden a una
subcultura deben ser eliminadas de tu alma para dar lugar a la verdad que
emana de tus lágrimas en la inteligencia del consuelo no del paliativo y
presuntuoso “no te preocupes Dios te ama”.
Ha sido toda una experiencia digna de una eterna gratitud haber sido
invadido con estas preciosas personas que desde el mismísimo corazón de
Dios vienen a embellecer una vida que estaba árida y seca, asolada por el sol
de la religión cristiana en la cual solo crecían espinos; hoy ellos la han regado y
por ahí puedo ver brotar en medio de mi corazón humectado un poco de pasto
verde y alguna veta por al que brota agua, también pequeños árboles ya están
siendo podados para dar su fruto.
Este libro habla de ellos: De los Generales del ejército de Dios.
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