Simón Bolívar abominable

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Simón Bolívar abominable
Re com ien do leer en İn te r net el tr ab aj o de Ju an Car los Vél ez Cor r ea “E l Bo lí var
des con oc ido ” del 2 de ju n io de 201 0. A l cit ar l o, sa lt ar é uno s d ato s, s in m ar ca r ca da ve z
con [. ..] es as om is ion es .
Infan cia traumatizan te
«Cuando S imó n con tab a dos año s de edad , su padre murió de tube rcu losis, y así
doña su mad re q uedó c omo cab eza d e fa milia. Sin e mba rgo, la s respo nsabilidade s
hic ieron que su salud , ta mb ién en ferma de tu bercu losis, dec a yera rá pida mente y,
según la op inión de médico s historiadores, e s posible que ya en to nces Bolíva r
sufrie ra la primo -in fe cción tube rculosa con un tipo d e tube rcu lo sis qu e pasa
inad ve rtida mien tras la s defensas co rpora le s son fa vorab le s. Murió c uando Simón
ten ía nue ve años.
Los he rmano s Bolívar pasaron en tonce s a la c ustod ia de su abue lo que se sentía
tan enfermo qu e e mp ezó a preparar ta mb ié n su testa mento pa ra designa r un
sustitu to co mo tu tor de sus n ietos. S imón fue confiado a su tío don E steba n, pe ro
co mo é ste se enco ntra ba en E spaña permane ció b ajó la cu stod ia d e otro d e su s
tío s, q ue po r lo visto era un ho mbre con e l que no se lle vaba bien y q ue era tosco ,
de carácte r du ro, me nta lida d estrecha, que se au sen taba fre cue nte me nte de
Caracas para atender sus prop ied ades y que solía de jar a su sob rino atend ido po r
la servidu mb re y asistiendo por su cu enta a la Escuela P úblic a de Ca racas.
El dese mpeño e sco lar de Bolívar no fue mu y brillan te c o mo a lu mno d e la
Escuela P ública, in stitu ción ad min istrada por e l Cab ildo d e Caracas que
funcionaba d e fo rma de fic ien te de bido a la ca rencia de recursos y org anizac ión.
En aquel enton ces, S imó n Rodrígu ez era ma estro de Bolívar en esta escue la y
don Carlos, p ensaba en via rle a vivir c o n él po rque no pod ía a tende rlo
persona lmente y las protesta s de su sobrina María Anton ia sobre la educac ión y
atenc ione s que rec ib ía su hermano eran frecue ntes.
Ante la p ersp ectiva d e vivir con su ma estro, S imón e scapó d e la casa de su tío,
para refug ia rse en la de su he rmana María Antonia , que e jerció su custod ia
te mpo ra l, ha sta que se reso lvió e l litigio jud ic ial en la Rea l Aud ienc ia de Cara cas
que de vo lvió a don Carlos, la custod ia de Simón.
Simón tra tó de re sistirse pero fu e sacado po r la fue rza de casa de su hermana y
lle vado en volandas po r un e scla vo ha sta la vivienda de su mae stro.
Una vez allí, la s cond icione s en las que vivía con el maestro Rodríg uez no eran
las ide ale s, pu es ten ía que co mp artir e l e spac io con 20 pe rson as en una casa no
apta para e llo, y po r esto Simón e scapó de allí un par de veces en la s que terminó
vo lviendo po r o rden de los tribu nales.
Al poco tie mpo, Rod ríguez ren unció a su ca rgo de ma estro p ara irse a Europa y
la Real Aud ienc ia de Caracas de te rminó que Simó n fue ra trasladado a la
Acade mia de Ma te máticas, qu e fun cion aba en casa de su tío Carlos.
Al parec er, en esta a ca de mia la fo rmac ión de Bolíva r me jo ró no tab le mente y fu e
co mple men tada con le ccione s de Histo ria y Cosmog rafía impartidas po r don
Andrés Bello hasta su ingreso en e l Bata llón de Milic ias de b lanco s de los Valle s
de Aragua.
Existe la falsa idea de que en tre 1793 y 1795, está insc rito al Cole gio Rea l de
Sorèze e n e l Sur de Fra ncia, en e l dep arta men to del Ta rn. »
¡Una in fanc ia infeliz q ue produ jo un pup ilo proble mático ! 1
No tener hijos, ¿es poca virilidad?
1
No hay datos acerca del hermano, quien ha de haber sufrido experiencias análogas.
2
El sigu ien te ep isod io, de 1802 a 1803, empez ó en forma no rma l, pe ro tu vo un
desen lace dep lo rab le y de consecu enc ias du rad eras. E stu vo casad o, pe ro su muje r
sucu mb ió a una fiebre tropic al.
La in fe rtilidad de Bolívar, posteriormen te c omprobad a, hace supo ner que su
mu je r no ha ya estado e mb araz ada, así e s qu e no tu vo que la men ta r la pérd ida de
dos se res, p ero d icen (no está susten tado do c umentalmen te) que ju ró no vo lve r a
casarse. Jura men to có mo do que no implicó no vo lver a yace r con he mbra y que
equiva lió a da rse licen cia pa ra la lu juria.
Al co mp robar más ade lan te que no podía ten er hijo s, la lic encia se le vo lvió
obsesión pa toló gica . Durante toda su vida vivió bajo e l man dato de mo stra r urb i
et o rbi su virilid ad, c re yénd ola proba ble men te e mpañad a por la in fe rtilidad. 2
«Frecuen te mente cuan do Bolíva r llegaba a una poblac ión de l P erú, pedía a l
gobernado r d e e lla, qu e le lle vase una mujer. 3 Aso mb rado u no de e sto s de ta l
manda to, procu ró e vad irse de cu mp lirlo ; pero Bolíva r in sistió en e llo , y a l fin se
vió e l gobe rnador obligado a obedec erlo. No hallando mu je r a lguna que quisie se
prestarse a ese escánd alo púb lic o, volvió e l encargad o y d ijo a Bolívar que no
había ha llado sin o una [escla va] neg ra ; y qu e él no se había resue lto a hace rla
ven ir a su h abitac ión. Entonces Bolíva r irrita do, le d ijo : yo le h e pe dido a U. una
mu je r b ien pa rec ida, y no se pa re U. en que se a negra o b lanca, porqu e una mu je r
es lo que qu ie ro. » P ág. 279.
La fue nte de e sta e scen a, un ex presiden te de l P erú, no le ten ía ning u na simpatía
al “ Libe rtador”. Distin ta fue la postu ra de dos oficiale s de la Leg ión Británica (e l
impe rialismo anglo sa jó n de Ing la terra y d e los Estados Unido s (unus et idem est)
apo yó la lucha con tra Napoleón y España ). De Hip pisle y, Narrativa d e la
Expedic ión a los ríos Orinoco y Apure en Su r América, Lond res, 1819, pág. 382,
es:
Descripción de su físico y psicodinamia
«He te nido a mplia op ortun idad de e xa mina r al general [Bolívar] mien tras é l
conversaba con el ca pitán Beire. P artien do de lo qu e hab ía yo oído de él,
espera ba a u n ho mb re mu y d istin to de l q ue tu ve ante mí.
El gene ral Bo lívar tien e la ap arienc ia de un h ombre agotado. Aunqu e sólo tiene
tre in ta y o cho año s, ap aren ta uno s c incuen ta.
Mide alrededo r de c in co pies con seis pu lga das. Es de co mp lex ión delg ada y
[tez ] pá lida, tien e cara ala rgada, marcada c on todos lo s sínto mas de ansiedad ,
zozobra y casi pod ría 4 agrega rse, desco nfianz a. Ta mb ién pa rece h ab er padec ido
un gran sufrimien to. S us ojos osc uros que , de acuerdo con una desc ripc ión, e ran
mu y brillan te s, aho ra c arecen d e brillo y se ven pesado s, aunq ue se entiende que
tu vieron má s fuego y energ ía cuando su cuerpo estaba me nos desga stado . Tien e
pelo neg ro, lige ra me nte atado po r detrás co n un listón de seda. Lle va big ote
grande, un a paño leta n egra a lred edor de l cu ello, su atue ndo co mp le ta un panta lón
azul, botas y espue la s. 5 Ante mis o jo s, é l pod ría pasa r po r cua lqu ier o tra persona
menos p or lo que es.
A tra vés d e su hab itac ión estaba colg ada una ha maca [... ] en la que se sen taba
ocasionalmen te y se b alance aba mien tra s con ve rsab a: rara vez pe rmanecía en la
misma po stura p or más de dos minu to s. »
Coincid en con la s líne a s an teriores las del oficial Ducroud ra y: 6
«T iene la ap arienc ia d e un ho mb re de sesen ta y c inco años. Al c a mina r, sus
brazos están en con tin uo mo vimien to. No pu ede ca mina r po r mucho tie mpo pues
se fatiga mu y p ron to. A donde quiera que va, su presenc ia es mu y c orta , rara ve z
2
La siguiente penosa exhi bición de su patología, proviene p. 279 del libro de Ri va Agüero,
1855, citado en “ El Bolívar desconocido” de Juan Carlos Vélez Correa.
3
Una exhibición innecesaria de su virilidad, pues normalmente “ le llovían” las espontáneas.
4
En la edición bogotana de este texto, se lee “y casi que podría”.
5
Dejó de mencionar lo rojo de la cintura para arriba.
6
Memorias de Simón Bolívar y sus principales generales, [ mala] traducción de la versión
inglesa de 1828 (aquí corregida al citarla).
3
algo más de med ia ho ra y tan pro nto que regresa se sien ta o descansa en su
ha maca [.. .] Tien e b ig otes gran des q ue le cu b ren pa rte de la cara y e s in te resa nte
que ha ya ordena do a sus oficiales que ta mb ié n los lle ve n en sus ca ras, dic iend o
que le s dan un a ire ma rcia l. Lo c ie rto e s, que le da un a spec to sa lva je y oscuro.
Cuando se enfu rece , su ojo s se vue lven an imados y ge sticu la y h abla co mo un
loco, 7 ca minando a tra v és de la habitac ión o lanzándose sobre su ha maca. Luego
se le vanta sa lta ndo d e ella, ordena que la gente salg a de su presenc ia y
frecu ente men te la a rre sta. »
¿P or qué estas do s d escripc ione s tan coinc iden tes po nen fu rioso s a c iertos
mitó man os? Esto hac e reco rdar Lo mbardo Toledano c itando a Cervantes:
“¿ Lad ran? ¡Es que ga lo pa mos!”.
Un general sin arte de la guerra
O realmen te: ¿ no les in co modó sino lo que sig ue (pág . 438)? :
«E l gene ral Bo lívar o c upa mu y poco tie mpo a l estud io de la a rte s milita res. No
entiende la teoría y rara vez ha ce una preg unta o ma ntiene un a conversación
sobre e llo. Ta mpoco h abla de ad min istrac ión civil, a me nos que ca iga en tre lo s
asunto s de l mo men to.
Varias ve ces me esforc é en tene r una con ve rsa ción se ria sob re estos te mas, pe ro
sie mpre me in te rru mpía dic iendo “S í, sí, mo n cher a mi, yo lo sé , eso es mu y
bueno. P ero, a prop ósito:... ” 8 e in med iata men te dirig ía la con versac ió n a un te ma
dife ren te.
Su lec tura, que es b ien escasa , con siste de h istoria simp le y a lguno s c uentos. No
tie ne bib lio tec a o colección de lib ros que sea aprop iada a l rang o que vie ne
ocupando los últimos q uince años. [.. .]
Debido [.. .] a su a mor [por la co mp añía d e va ria s mu jere s] de ja que los a sunto s
oficiale s se ac u mu len e n mano s de su sec re tario, co mo su cedió con su decre to de l
8 de marzo de 1827, mo dificando los impue sto s de la aduana de Venezuela,
atribu ido a Ravenga y c on el cual destru yó e l c omerc io d el p aís.
Cuando de rep ente se acuerda de que tiene asuntos pen dien te s, lla ma a su
secre ta rio y le da in struccione s pa ra que red a cte un a ca rta o un d ecreto.
Con esto él se acue rda de otros asun tos pend ien tes y se pone a despachar a la
carre ra e l trab ajo atrasado de qu ince o ve in te días: con el resu ltado frecu ente de
que lo s dec re tos d el mismo d ía e stén en o posic ión e l uno con e l o tro . »
Rabietas a lo Hítler
«Bo líva r, cuando e s victorio so es otra person a que el Bolívar en la adversidad .
Es vanid oso, arrogan te , de mal coraz ón, vio le nto. La más mínima c o ntra riedad a
su au toridad, enc iend e su d escon fianza y él termina a rre stando − y a vece s
condenando a la pen a capital− a cua lquiera de quien sosp echa. Aunq ue oculta sus
falla s por med io de la cortesía de un ho mb re educado en e l beau monde a menudo
le dan ataq ues de ira. P ero eso sí, só lo si e stá seguro de con ta r con la fuerz a de
su lado, e s dec ir, de la s ba yone tas a su s órd ene s.
Mas, cuan do se en cuen tra e n la ad versidad y sin apo yo e xte rior (co mo en 1813 a
1828), está p erfec ta me nte libre cua lquier ira o vio len cia . Ento nce s se vue lve
tranq uilo, pac ien te, dó cil e inc luso su miso. Q uiene s han asistido a e sos c a mb ios,
esta rán d e acue rdo e n q ue no he exagerado e sta desc rip ción .
¿Puro s inven tos de los tre s testigo s?
7
Repara el lector en “loco”.
Ducoudray Holstein era alemán y escribió su libro en ingles. Con el “ Libertador”, al quien
inicialmente admiraba, hablaba en francés, que Bolívar domi naba oralmente aunque no lo
escribía satisfactoriamente.
8
4
P ara de mostra r la ma la fe de los te stimon io s desfa vo rab les al “ Libe rtado r”, se
esgrimen arg u men tos (léan los en İnte rne t) co mo que Ducoud ra y estaba re sen tido
contra Bolíva r po rque no quiso ascende rlo a g enera l, po r lo que se se paró de él.
El que un sold ado de fortun a va ya a busca r u na fue nte de traba jo mejor pagad a,
no es sino na tu ra l. Ta mb ién es na tu ral que B olívar no iba a crear más gene rales
co mpe tido res en de rred or su yo : con los P áez y P iar tenía suficien te. 9 P or cierto ,
es in teresan te que e l c orone l no se que jara d e retraso s en su paga, como si lo
hacía Lo rd Coch rane. Se ve que el ejérc ito d e Bolívar gozaba del b uen apo yo d e
la o lig arqu ía a cu yo servic io estaba .
Mal milita r
Habiendo con moc ión socia l, un c ivil puede au tono mb ra rse gene ral, p or lo qu e en
la Re vo luc ión M ejican a se d ecía que hab ía leg iones de gen era le s en lug ar d e
genera les de leg ión . Ta mb ién puede su cede r q ue un civil “de la rosc a” re cib a un
encargo militar y con ello un g rado de oficial. Así, sin ante ceden tes militares,
e mpezó la carrera de n uestro pe rson aje .
El coronel Hippsle y dice en su pág. 464 : «Bolívar es un re medo de g ran ho mb re,
sin posee r n i un so lo talen to pa ra lo d eberes del c a mpo o de la ad ministrac ión. »
Y en pág. 462: «É l no tiene n i lo s talen to s ni las hab ilid ades d e un genera l y
espec ialmen te de u n co mandan te -e n -jefe. Los nu mero sos e rro res que ha co me tido
a tra vés de tod as su s c a mpañas duran te los últimos oc ho años, han d esola do casi
por co mple to a tod as las pro vinc ia s y an iqu ilado a la població n. Las rep etida s
sorp resa s rec ib ida s del ene migo (ya van sie te ) son la p rueba de mi afirmación y
créan me que a l dec lara r yo que cua lqu iera de ésta s hab ría sid o ind ig nante inc luso
para un cabo. » Y p rosigue este milita r de c arrera , de lo que h o y lla man “a seso r
milita r”:
«Tác ticas, mo vimientos y man iob ras, son tan d esconoc idas p ara é l ta l co mo para
un so ldado de más bajo rango. De scon oce co mple ta men te toda idea d e
regularidad, siste ma o rutina co mún de un e jérc ito o inc luso de un regimien to.
Debido a esto es que surgen los de sastre s y las de rro tas qu e sufre, viéndose
obligado a reple garse constante men te. La vic toria que ob tiene ho y, aunque a un
costo mu y a lto, es pe rdida maña na por algun a falta o negligenc ia e viden te por
parte de é l mismo.
Así es que le oí dec ir a P áez decirle a Bo lívar después de la acc ión d e Villa del
Cura, que él, P áez, no mo vería a su s tropas y no ac tua ría más mie ntra s que é l,
Bolíva r, e stu vie ra a l mando; y agregó: “Yo n unca he pe rd ido una b ata lla en que
he ac tuado po r mí mismo , o en mando separado, pe ro sie mpre he sido venc ido
cuando ac túo e n conc ie rto con usted y ba jo su s órde nes.” »
Y en pág. 455 comen ta: «La s hazaña s de to dos esos gene ra les [Brion, Riba s,
Villapol, P iar y P ala cios] fu eron rea liz ada s en ause ncia de Bolívar. En el
extranje ro, estas proe z as se a tribu ye ron a su habilid ad milita r y h eroísmo, sien do
que él era fu gitivo en esos mo mentos, estan do a mil milla s de lo s acciones de
esos valien tes generale s, sin siqu ie ra saber de sus vic torias. »
Juilón
A la afirmación de se r espec ialista e n perd er bata llas, se agrega se r espec ialista
en “irse a la juid a” o d e ser “juilón”, co mo dicen lo s ca mpesino s .
«1º El ten ien te co rone l Simón Bo líva r, mien tra s era gobe rnado r de l fue rte de
P uerto Cabello, en jun io de 1812, de puro mie do a los p rision ero s qu e se habían
suble vado, abando nó la fortale za y se e mba rc ó clande stina mente en la noche con
alguno s oficia les, sin d ar nin gún a viso a su g uarnición , sin n inguna capitulación,
sin ningú n a rmistic io , o a lgún tratado p revio con e l en e migo. Cuando la
9
El último tenía el pelo quieto como Hugo Chávez y era igual de bocón. Sus
verdades y sus increíbles faux pas incomodaron a la oligarquía blanca, así es que
Bolívar lo fusiló.
5
guarn ició n se d io cuen ta de que su cap itán h abía de sertado sin deja rle s ni a viso
ni orden , se re tiró en forma ordenada y llegó a Valencia por tie rra, sin perde r ni
un so lo ho mb re y sin se r a tacada por lo p rision eros d e la c iudade la.
2º Simón Bolívar, el dic tador, se e mbarcó en la fo rma más ap resurada en la
noche de l 25 de agosto de 1814, en Cu maná y escap ó de l ca mpo d e bata lla. É l
perdió tanto la ra zón, q ue a pe sar de las pro te sta s ené rgicas de su primo Rib as y
mu chos otros, no qu iso escuch ar a nad ie y ab ordó la e mbarcac ión d el co modoro
Bianch i. Envió va rio s mensa jes a Ma riño in stándo lo a e mba rca rse ta mbié n. Tan
pronto llegó Ma riño, o rdenó co modoro p artir a marres y p artir. Rib as y un millar
de otros ho mbre s va lientes, se qu edaron y lucha ron po r su indep endencia y
lib ertad.
3º El genera l Bo líva r en la cima de su p oder, sin tió por segu nda vez su
incapa cida d abso lu ta, y de spués de su fru strada to ma de Cartagen a , se e mb arcó
hacia la isla d e Ja maic a. Entre tanto , e l gene ral P alac io con el resto del e jé rcito
que Bolívar h abía ab andonado, lucho fero z mente y ganó ventajas sob re e l
ene migo.
4º La ocupac ión d e Ca rtag ena y Boca Ch ica por os p atrio ta s, le d io una nue va
oportu nida d para distinguirse. Dejó lo s Ca yos y via jó a M arga rita pero en e l
co mba te na val de l 2 de ma yo se escond ió en una lancha por pu ra cobard ía,
dejando que o tro co ma ndara a lo s ofic iales y vo lun tarios.
5º En la acc ión de Ocu mare (10 de jun io de 1816) el Je fe Sup re mo a bandonó e l
ca mpo de batalla y h u yó a todo ga lope (sie mpre pone cu idado e n tene r los
caballos que me jo r corren ) y se e mbarcó ha cia la isla holand esa de Bonaire.
Cuando el almiran te B rion llegó ahí desd e C urazao se sorp rend ió a l sa ber de la
huida de Jefe Sup re mo y se lo reproch ó se vera mente . Lo mismo h ic ie ron de spué s
Mariño y P ia r y le dije ron que si no se e mba rcaba in med ia ta mente , lo arrestarían
y lo lle varían a un corte ma rc ial. Se emb arcó y llegó a Jaque me l, de donde pasó a
P uerto P rínc ipe.
Brion h izo va ler toda su influenc ia pa ra con se guir qu e Bolívar fuera ad mitido de
nuevo en Tierra Firme . Bolívar le d io su palabra de qu e in stala ría un gobie rno
repub lic ano. P ero tan pronto que estu vo a la cabeza d e su s sold ados, dese chó su
pro me sa.
6º El Jefe Supre mo, e n las noc hes de l 5 y 6 de abril de 181 6, hu yó del lugar
fortificado e n Barce lon a, abandonan do a su ed ecán Cha mbe rlain y a más de 1.000
ho mbre s. Se esco ndió en el lug ar má s re moto de los va lle s de Cu ma ná, en donde
quedó cerca de siete se manas. [E sta hu ida le salvó la vida : los esp añ oles to ma ron
el fuerte y ma taron a to dos su s ocupa nte s.]
7º El Jefe Supre mo d ejó la escena d e la g uerra en 1818, despu és de su fracaso en
la c a mpaña de Vene zu ela. Tan só lo lo s de ta lles de e sta ca mpaña ba stan para da
una ide a de lo qu e son sus “ ta len tos” militares. Llegó a refu gia rse en la fue rte
ciudad de Angostura , e n Gua yan a. »
Con bigote: dadivoso
≠
rasurado: codicioso
Ha y una co nsidera ble dife renc ia en tre las de scripc iones d el Bo lívar bigo tudo y
el rasu rado en cuan to a su postu ra respe cto del dine ro.
Ducoudra y afirma (p.4 41): «La d ispo sic ión d el gene ral Bo lívar en relac ión con
el d ine ro e s lo opue sto de la a va ric ia y g enera lmen te se le con side ra c o mo
algu ien mu y gene roso. Su disposic ión en este aspec to no puede ser mejor de scrita
que d iciendo si é l tu viera c ien mil lib ras ho y, maña na no tendría no un cén timo.
[Aunque] Ra ra vez da dinero a los que e stán en necesidad , sino qu e lo d istribu ye
abundante men te e ntre sus adu lado res. »
Riva Agüero confirma : «La gene rosidad de Bolívar: mu y fác il e s ser pródig o de
lo a jeno. Bo lívar d ispo ne del tesoro púb lico c on escánda lo y sin re sp onsabilidad.
Sus coqu eta s, sus fa vo ritos, sus aduladores e stán so stenid os de las arca s
naciona le s, y sin e mba rgo, no tiene que da r c uenta s, n i ha y quien d iga que e sto s
son rob os. »
6
Y agrega un da to nue vo : «Cuand o vino a l P erú no tra jo n ingún equipa je, y
cuando salió de él, lle vó mu ltitud de carros llenos de equ ipa je, valiosas alh aja s,
va jillas de oro y pla ta, y mu ltitud de cajo nes con oro a moneda do. Esto es
notorio. » P ág.179 . Duc oudra y co mp le men ta, p ág. 456 :
«Qué h izo en el P erú? Destru yó la libertad y la independ encia allí, tal co mo en
Colo mb ia. [ No ta a pie de pá gi na : La s dos ba tallas pe leada s en el P erú, fu eron
ganadas en su ausencia . En una estaba a cien millas de l ca mpo de a cción, en la
otra estaba enfermo e n A yac ucho. E l ge neral Suc re ganó a mbas, y Bo lívar se
lle vó e l crédito y h onor] Su pro tec to rado ah í responde ex acta men te a su dictad ura
en Colo mb ia y sa có a los me jores h abitan tes d e a mbo s pa íse s.
El genera l Bolívar nun ca ha comandado un re gimien to en person a y ni siq uie ra a
cuatro so ldado s.
Nunca ha partic ipad o e n un ataqu e de caba llería n i en uno con b a yon eta. P or e l
contrario, sie mp re h a sido b ien cuid adoso de mantenerse fue ra del pe lig ro.
Sie mp re ha ten ido la p recauc ión de pro ve erse de caballo s exce lentes y de buenos
guías. Y cuando el fueg o se le ac erca ba, ha usa do a mbo s. »
Sine ira et studio
Sin pasión y sin pre ju icio dic e José de la Riva Agüero, esta r esc rib iendo acerca
de Bolíva r en su Memoria s y documentos para la historia de la Ind ep endencia del
Perú – Causa s de l mal éxito, 1855 . 10
Asienta que «To do historiado r que so la me nte se con traje se 11 a rela tar la s
accion es buen as, y pasar por alto las ma las, no sería h isto ria lo qu e esc rib iese,
sino un paneg írico . 12»
Natura lmen te, co mo M e morias que son , no tienen el rigor de una in ve stigac ión
que ofrec iera apo yo a sus a se veraciones p ersonale s con c itas d e otras persona s.
Sus de tra cto res dicen q ue es obra de un desp e chado. P ero e sto no o torga licenc ia
para nega r toda va lide z a sus recue rdos. Es más, pone rse a nega rla globalmen te,
es un a cto sosp echoso de in fa mia.
Lo que sí es c ie rto e s que Riva Agüero no escrib ió sine ira. Ni fungió co mo
historiado r, po rque h izo Histo riog ra fía (Geschichts-S chre ibung ), que es e l
mate rial para la Historia (Gesch ich ts-Wisse nsc haft).
Por no pagar a la Real Hacienda
Riva Agüero dic e:
«S i nos hu bié se mo s de ocupar de ta llada men te de sus exc eso s [de Bo lívar] se ría
necesa rio esc ribir muc hos vo lú men es; y por o tra parte no siend o e l o bje to de esta
obra, sino manifesta r la s cau sas que han ocasionado e l mal éxito de la
independ enc ia del P erú , 13 nos ceñire mos aqu í sola me nte , a re la tar a lg unos hechos
en co mpro bación de nu estros a sertos, re mitien do a los lec tore s que q uieran to mar
más da tos, a lo much o que se ha pub licad o ya sobre este ho mb re fune sto. 14
Dare mos aqu í p rinc ipio ase ntan do, que Bolíva r to mó e l partido d e la
independ enc ia por n o pagar a la rea l hac ien da una su ma conside rable que le
debía ; este hecho e s notorio. [...] He aq uí descu bie rto 15 que no fue por
patrio tismo e l pa rtido que to mó contra la ca usa de l re y, sino p or no paga r e sa
ingen te su ma 16 a la re al haciend a. » P ág. 178.
Terror
10
Lo cito a través del sustancioso y cauto artículo de Juan Carlos Vélez Correa en Googl e
del 2 de junio de 2010.
11
“S e c o n t r a j e s e ” = ‘ S e l i m i t a r a ’ .
12
H o y s e l e l l a m a g l o r i fic a c i ó n .
13
Cf. más adelante “ Segregación de Bolivia”.
14
Nos habría gustado conocer algo de ese “ mucho publicado”.
15
“H e a q u í d e s c u b i e r t o ” = ‘ E s t o e x p o n e / E s t o n o s h a c e v e r ’ .
16
Tan sólo en una de sus haciendas, trabajan de 1000 a 1500 esclavos.
7
«Hallánd ose Bolíva r e n el P erú, trataba un día en su mesa a tie mpo de la
co mid a, acerc a de cierta seño ra casada con un genera l, expre sándo se sobre las
cualidade s de ésta, y d iciendo en a lta voz que en la noche an te rio r la había ten ido
de visita. A tie mpo de la alg azara que sobre esto se hab ía fo rmado e ntre é l y sus
co mensa le s, se aparece el ma rido de esa señ ora, y Bo líva r lo hace sentar a su
lado. A poco rato d ijo en voz a lta que hab ía llegado en buena hora, porque ten ía
que manda r a su e sposa un collar d e perla s q ue en la noc he an terior se le ha bía
quedado en su ca ma. Todos lo s c ircun stan tes se miraban a la c ara y reía n.
Considé rese po r esto cual qued aría de abo c hornado e l ma rido. El tarta mudeó
alguna s pala bra s, to mó el colla r y se desp id ió in med ia ta me nte . Este miserab le
tu vo que re signarse y callar: tal e ra el terror que todos tenían a Bolívar. » P ág.
277.
Patadas de orate
La a terrado ra de scripción que hace e l ex presiden te d el P erú, pa rece
corre sponde r a un sifilítico de te rcer gra do, y no a l Bo lívar jo ven . Tal vez su
locura no era deb ida a la lúes, p ero lo c ierto es que la esc ena sigu ie nte es p rop ia
de un loco:
«Se ría de nunca acab ar, si hub iése mos de refe rir aquí, las ex tra vag ancias y
accion es soe ces de Bolívar; y por e sto no s co nten tare mos con re lata r sola men te
dos, y por ellas se pod rá juzga r de su fa lta ab solu ta d e educ ación. E n un con vite
que le dio en Arequ ipa el ge nera l Don P ío Tristán , ha llán dose Bo líva r sen tado en
la me sa, al a caba rse la co mid a, esto e s, cu and o ya el vino se le hab ía subido a la
cabeza, lo que e ra en él mu y frecuen te, se pa ró repentina men te sobre la mesa, y
se pu so a pase ar de un extre mo a o tro de ella con un vaso de vino en la mano p ara
decir un brind is. Desp ués de piso tea r los platos, va sos y bote llas, y de arro jar a l
suelo con lo s p ie s c uanto hab ía en la mesa, pro rru mpió su d esconce rtado
discu rso , o su imp ro visado brind is. Está a c ción b ru tal so rprendió , co mo era
natural a las p ersonas sensa tas que se ha llaba n ahí, y llen as de estu por, sorp resa
y con fusión no sab ían que hacer, n i a que atribuir ese ac to de loc ura. El genera l
Tristán vio bien triste mente e se desa cato , y la destrucc ión de su se rvic io de mesa
de rica porcelana, sele cta c rista le ría, y lujo sas alfo mb ras. Los con curren te s se
le van taron de la mesa y se ap resta ron a huir de allí, de spué s de ha ber sido sus
ve stido s bastan te sa lp icados con las salsas d e los gu iso s y con lo s vino s que
conten ían la s bo tella s q ue arrojaba en el aire frenético Bo lívar. » P ág. 282. 17
Es de dudarse que e sto s co mporta mie nto s ha yan contado con e l ben eplác ito de
quiene s fab ricaron a l “ Libertado r”. Éste, má s bien, p arec e habe rse salido de l
control de su s a mos.
Dos ejemplos de idiotas útiles
¿ Cómo a lcanzó Bolíva r esta o mnipote nte posición, si n i siqu ie ra g a naba media
bata lla sin e l a rte militar de la s brigada s ing le sas?
Si le in te resa ra e l te ma, Bill Mahe r seg ura men te no s con ta ría sabro sas
infidencias acerca de los Conse rvadores (co rre spond ientes a sus Republicans).
P or eje mp lo é sta que c onocí d e ce rca :
En cierto c ontinen te y e n cierta repúb lica de cu yo s no mb res no quie ro
acorda rme, un a migo mío tenía una he rman a un poco tarad ita, por lo que la
pusie ron en una escuela con e l arc angé lico n ombre de ς A men uel, p ara n iño s de
difíc il apre ndiz aje .
Un buen día aparec ió ahí un muchacho , hijo del P residen te del pa ís. P apá lo
quería mucho y se pro puso allana rle e l ca mino de la vida. En ese mo men to, se
17
Supongo que excesos como patear la vajilla −“servicio”− del General Pío Tristán no
estaban en los planes de l os Conser vadores y que esto no fue ajeno a que muchos de ellos
apoyaran a General Santander cuando éste se alejó del rex in spe.
8
tra taba de a yuda rle co n unas c lase s ex tra para su bach ille ra to, pue s ni siendo d e
la oliga rqu ía presidenc ial, hab ía visos de q ue logra ra pa sar e l exa me n final por sí
solo.
Ya en la Facu ltad, en que se estud ia Derec ho para obra r chueco, el apo yo
presidenc ia l sí func ion ó. Y luego, con e l de suso dich o apo yo, e l Delfín ob tu vo la
Gobernación del D istrito Fede ra l; es cuan do lo mo te ja ron de cop rolálico, y donde
de mostró de p lano su c omple ta inco mpe tenc ia.
Muerte po lítica en con dic iones normales.
P ero buen presidenc ia ble pa ra lo s Conse rva dores. Lo que lo s estratega s de la
sub versió n estud iantil de izqu ie rda deno mina n idiota ú til. Llegó a jefe sup re mo
del e jecu tivo igua l que Simón : po r no servir pa ra nada .
Esta e s la irre ve rente e xplicac ión de l miste rio .
Intentos de establecerse en calidad de Rey
P ero ha y una conside rable diferencia en tre e l hab la de l torpe Delfín y el de l
hábil y a fab le Bo líva r.
«Cuando de sea persua dir o con venc er a alg uien de su propó sito, emp lea las
pro me sas más pe rsua sivas, to mando a un ho mbre de l brazo y ca min ando y
hablando con é l co mo si fuera el más íntimo d e sus a migo s. » Así, co mo un astu to
manipu lado r, lo p resenta Ducoudra y (pág. 437).
En la sigu ien te cita de Wikiped ia (“ Franc isco de P aula Santand er”) puede
encontrarse en tre líne a s la confirmac ión d e lo ante rio r:
«. ..lo s boliva rianos respaldaba n la imp lan tac ión de la Constituc ión Boliviana en
la Gran Colo mb ia, qu e imp lic aba el ca rác te r vitalic io de la p residencia y la
inex istenc ia de e lecc iones. San tande r y su s adepto s pre ferían mante ner la
Constituc ión que se había firmado en La Villa de l Rosario de Cúcuta.
Curiosa men te, e l 28 de octub re de 1827, a l rec ibir la Coron a Cívica, e l Libe rtador
se dirig ió a l gene ral Santande r, puso la corona en sus mano s y d ijo : “El
Vicepre sid ente , co mo e l primero de l pueb lo, merec e esta co rona”. » La expre sión
“curiosa men te” es de to ma rse co mo co me dido eufe mismo, men este r en una
encic loped ia sans parti pris; en un e scrito de opin ión, se d iría co n más prop iedad
‘hipó crita men te’.
Ducoudra y ded ica mu chas pág inas a h acer bien e viden tes las in tencione s de
perpe tuac ión en el pod er. Su análisis es obje tivo, pero su e stilo no . P ág. 445 :
«La condu cta de Bo lívar co mo Dic tado r en Venezuela, en 1813-13, como Jefe
Supre mo en 1816-19, su pro yec to de Constituc ión Monárqu ica, en que propon ía la
creac ión de un Senado Vita licio con los títu los d e duque s, marque ses, c ondes,
barones, e tc., en 1819 la creac ión de Bo livia, la h isto ria sec reta de su
prote cto rado en P erú, su co mpo rta mien to e n Venezuela, su fa mosa procla mac ión
dirig ida a la g ran co nven ción de Ocaña y su au tono mb ra mien to co mo Jefe
Supre mo o Dictad or d e Colo mb ia, son pru ebas de su a mbic ión, h ipocresía y d e su
dete rminac ión de con ve rtirse en Monarca Abso luto . »
Doblez, traiciones impunes y ejecuciones
«En los Ca yo s, e l ge n eral Bolívar y yo co n vivimos bastan te tie mpo y fu imo s
mu y cerc anos. Un d ía, nuestra con versación e ra sob re e l general Ma riño y é l me
dijo rién dose : “Oh, yo desprec io a Mariño . Es un idiota y no es capaz de
co manda r n i cua tro ho mb re s.” En ese p rec iso instan te entró M ariñ o, Bolívar lo
recibió y lo abra zó enérg ica mente co mo si fuera un aprec iado a migo ; lu ego
queda mos to dos jun tos, co mo un a hora o más. » 18
«É l se gan ó de nue vo a Arismendi, hac iéndo le la pro mesa fo rma l de integra r un
Congreso y d e deja r el título de Jefe Supre mo el cual era mu y o fen sivo para el
repub lic ano Arismend i. Éste, confiando e n su palab ra, se co mp ro metió a
reconoce rlo co mo co ma ndante -en -je fe.
18
Este cambio inmediato, recuerda los inmediatos cambios de opinión del coprolálico.
9
El día después de q ue Arismend i reconoc ió formalmen te a Bo lívar c o mo
co mandan te -en -je fe, él to mó de nuevo el títu lo de Jefe Supre mo. Cuando yo le
dije que Arismendi estaría o fend ido, é l me conte stó : “No se preo cupe, no me
impo rta lo que dig a Arismendi: é l hará lo que yo diga . Ade más, e s un bruto y no
puede ve r má s a llá de la punta de su na riz .”
En 1826, el genera l P áez se rebeló ab ierta men te con tra las autoridade s
estab lec ida s leg almen te. P ero no sólo no fue castigado sino que se le permitió
perman ecer en e l co ma ndo co mo ante s. Su impunidad, igua l que la d e Arisme ndi,
se deb ió la fuerz a de su fra cció n po lítica. » Ta l apo yo no lo tu vo P ia r.
«M ien tra s e l ge nera l Bolíva r e sta ba nec esitado de la h abilidad milita r de l
genera l P iar, él lo adulaba ple na men te, pero c uando llegó a te me r su influenc ia ,
lo sacrificó. No hab ría hecho e jecu ta r a P ia r si no hub iera sido a conse jado y
apo yado por o tro s. 19 No es que no quisiera a P iar fue ra de l ca mino, sino que no se
habría a tre vido a conde narlo . » P ág. 441.
Crueldad de Bolívar
«Cuando Bo lívar e ra dic tador d e Venezue la, ordenó la e jecuc ió n de 1.253
españo les e isleños, prisione ros de gue rra, y otro s, en feb rero de 1814. Esto fue
un hecho a sangre fría, y n inguna súp lic a pudo salvarlos. Yo mismo pu de
presen cia r su fa lta d e corazón en el P uerto d e Juan Griego en ma yo de 1814, y
otro en e l co mba te na val un poco an te s.
El primero estu vo aco mp añado de u na c ircun stanc ia ad ic ional de crueldad, que
fue que a lo s prisione ros se les obligó a ca va sus p rop ias tu mb as. El almiran te
Brione s estaba en tierra a causa d e su he rid a y tan p ronto supo de e sta e jecuc ión,
envió órd enes abso lu tas de que ningún prisione ro má s debería ser lle vado a
tie rra, aún si Bolíva r mismo lo orde nada. Así fueron salvadas cerc a de 120 vida s.
El hecho sigu iente me lo relató un testigo respetab le, de qu ien daría su no mbre
de no se r po r e l pe ligro de expone rlo a la ve ng anza de l d ictador libe rtador.
Durante una p equeña escara muza que e l genera l Bolívar tu vo con un
desta ca men to e spaño l en 1814, no le jos de Araure , uno de sus o ficiales llegó a
todo ga lope y le info rmó que una co mpañ ía separa da fue ata cada e n una colina
tupida de arbu stos, a una milla de su cua rtel, y que estaban en necesidad d e
cartuchos. Doce so ld ados que e scucha ron este in forme, in med iata men te se
ofrec ie ron pa ra le va rlos cartucho s Bolíva r ordenó a su jefe de plana ma yor,
Tomá s Mon tilla, en via r con ca da uno de estos so ldado s una ca ja de cartucho s.
P ero co mo no hab ía ningún ca mino , se viero n obligado s a bu scar u n atajo para
poder su bir a la co lina a tra vés de un e speso mato rra l lleno de z arza s y esp ina s.
Después de hab er hech o todo lo posib le para continuar, se d ie ron cu enta de qu e
no posibilidad de segu ir ade lan te y se vie ron obligados a regre sar al cuarte l con
las ca ja s de cartucho s. Los tres p rimeros que llega ron le explica ron al dic tado r
que le fue imposible se guir ade lan te y le mostraron su s ropas ra sgada s en pedazo s
y sus cuerp os cu bie rtos desangre y he rid as. Bolívar, lleno de ira, lo s lla mó
cobarde s, g ranjas, traid ores, etc ., y o rdenó q u e fue ran fu silad os. To más Ma ntilla,
uno de sus gran des fa vo ritos, José Collo t, su jefe de a rtille ría, y va rio s otros
ofic ia les de la plana ma yo r presentes, le suplicaron que re voca ra esta oren. Los
ho mbre s ca ye ron so bre sus rodillas co n con mo vedoras la men tac io nes pid iend o
que les p erdona ra la vida ya que eran inoce ntes y pad res de g ran des fa milia s.
Todo fue en va no. Cua ndo llega ron lo s o tro s, en grupo s de dos o tres, les toc ó la
misma suerte, fue ron a marrados y fu silado s. » P ág. 443.
¿ C ó m o l i b e r t ó c i n c o p a í s e s ? 20
19
Véase nota 9.
Aclaremos que no eran or iginalmente cinco y que uno de ellos, Bolivia, fue creación de él
para sus conveni encias.
20
10
«Estos he chos y much os más que de jo de mencionar, prueban qu e Bolíva r a
menudo perd ía la raz ón y que dive rsa s circunstanc ia s se prese ntaban para
restaurar su su erte.
P ero, ¿ cómo es posib le que Bolívar ha ya lib erado a su pa tria y se ha ya
mante nido en e l pod er sin ta len tos supe rio res?
Diré en prime r lugar, q ue la repu tac ión d e ten erlo s tie ne mu cho pe so. 21
Sin ten er en menos la va len tía y la con stanc ia del pueb lo co lo mb ia no, yo d igo
que todo el co mporta mien to de lo s co mandan tes españo les ha a yudado
poderosa men te a la lib erac ión e indep endenc ia del pueb lo. La obstin ación de los
españo les, su h ipocresía , sus crue ldade s bárbaras, su co mp leta falta de
mo dera ción , han con tribuido eficaz men te en mina rles el apo yo del pueblo. Estos
habitan tes escogieron, naturalmen te, queda r b ajo el do min io de su s co mandan tes
nativos que p erec er ba jo las c rue ldade s y ma ltrato s de los e spaño les. El estúpido
manejo de las a uto rid a des esp añolas ha fac ilita do to das las opera ciones de los
patrio tas. No es extrañ o que Bolíva r ha ya sid o capaz de hace r todo lo que hizo,
con ta len tos mu y limita dos.
Bolíva r, c ada ve z que era ven cido y sacado de un lugar [de l a mp lio te rrito rio
a mericano ], só lo tenía que mo verse a otro. La can tida d de sold ados de lo s
españo les nunca exced ió de ve inte mil, mien tra s que los patriota s contaba n con
dos millone s de desco n ten tos.
Un hecho moral 22 a yud ó poderosa men te a Bolívar, me refie ro a la opinió n
pública. S i ella no estaba unán ime men te a fa vor de é l, e sta ba cierta men te en
contra e los e spaño les. Al ten er que escog er entre dos males, los colo mb iano s
escog ieron el meno r. 23 Pág. 450.
Conducta de los jefes españoles
Examinan do la co ndu cta d e los co mand antes españo les, tanto e n Venezuela
co mo en la Nue va Gra n ada, no s da mos cuen ta de que e stos fue ron de gran a yu da a
los ta len tos limitados d el Jefe S upre mo, Libertador. P ág. 45 l.
La ad min istra ción de B ove s, Morale s, Suaso la , Antoñanzas, P uy, Rosete y otros
co mandan tes e spaño les de este tipo, e ra un a serie de perfid ias, crue ldades y
persec ucio nes, una de las má s co mpleta s y ho rrip ilantes an arqu ías. P ág. 452
Simón Bo lívar c on una fuerz a re spe tab le se a cercó a la fron te ra de Venezuela,
anunció su libe rac ión y p ro me tió a su s ha bitante s descanso y libertad. Estos
desdichados hab itan te s, reduc ido s a la de sesperanza , corrieron por miles para
esta r ba jo su p ro tecc ió n re fugiándose de la mise ria y de la mu erte. La d ese rció n
au men tó en el ejérc ito rea lista y e stos d ese rtore s, a l u nirse con los miles d e
vo lun tarios, au men taro n las fue rzas de Bolíva r y red uje ron la s del e ne migo a un
nú mero mu y pequ eño y déb il. Bolíva r en tró a la ca pita l Carac as, de donde ya
había hu ído e l ene migo . Homb res, d ine ro, armas y municion es le fue ron ofrec ido
en cada esquina. Mu y pocos ta len tos y recu rsos se nece sitaban a l c ontar con e l
entusia smo d e ce rca de un millón de pe rsonas d eseo sas de ex termin ar e l
despotismo y cru eld ad de lo s e spaño les. P ero el dé bil Bo líva r e staba tan e ufó rico
con su ine spe rado triu nfo, que pe rdió el se ntid o co mún. Su g ran cantidad de
falta s fue la única cau sa de su ru ina y con ella trajo miseria a su pueblo y la
caída de la cau sa de Venezuela.
El año de 1813 lo vio e n la c ima . En año sigu iente lo vio fu gitivo en peligro d e
ser fusilado po r de serto r. » P ág. 453.
Siguen mucha s pág inas más, que resu ltaría te dioso de leer si se tra nscrib ieran
aquí.
Segregación de Bolivia
21
Esto vale también, por ejemplo, para el también buen escritor, sanguinario e inepto,
destructor de la economía cubana, E. Guevara Lynch.
22
“ Moral” = ‘subjetivo’.
23
Ducoudray maneja un pensamiento idealista y pasa por alto los intereses económicos de
los criollos.
11
«É l está lejo s de se r co mpe tente para p oner los c imien tos de le yes buenas,
escue las, instituc ione s útile s y un co merc io florec iente. Si fu era co mpeten te [. ..]
habría fo men tado e l c omerc io en luga r de h undirlo, [.. .] se hab ría rodeado d e
ho mbre s de ta len to y sinceridad.
¿P ero qué e s lo que h ec ho este ho mb re du ran te lo s ú ltimos cua tro año s, e s de cir,
desde 1824, cu ando Co lombia fue despe jad a de l ú ltimo so ldado españ ol?
En lugar de estab lece r un gobierno sólido va buscando nue va s esce n as de guerra
de las que e spe ra más gloria. Va a l sur, in vad e un p aís, d estru ye e l Congreso del
P erú, se pone a la c abe za de un gob ie rno militar d espó tico y repite sus villanías
dic tato riales de Venezu ela de 1813 y 1814.
P or la fuerza d e las arma s separa un peda zo de l P erú y lo lla ma Bolivia, 24
dándole una Constitu ción Monárq uic a. P ág. 463. [... ]
Desolación
La agricu ltu ra y la indu stria nac iona l ha n sido destru ídos por sus ca mpañas e n e l
P erú y po r nu mero sos recaudos. Ha destru ído el b iene sta r de Colo mb ia y d el P erú
Las fin anzas están tan arru inada s, que Bolívar ya no sabe có mo paga r el in terés
del p résta mo in glé s. »
Se destapó
Fina liz a el libro qu e e sta mos ex tractando, co n el sigu ien te la men to de có mo e l
“ Libertado r” de jó d e esgrimir e l p retexto de la libertad :
«P e ro la peor de la s a c cione s de Bolíva r la h izo a l qu itarse la máscara y de cla ra r
sin esc rúpulos: “ Las ba yo netas son lo me jor: lo s ún icos gobern antes de las
nacione s”. » P ág. 464. 25
24
25
Es extraño que Ducoudray no hiciera notar lo ególatra de este bautizo.
Falta la indicación de la “fuente”: fecha, lugar.
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