CURSO DE FILOSOFIA- FFIA CONTEMPORANEA ACTIVIDAD DE EXPLORACION No1 IV PERIODO Mis queridos y apreciados estudiantes Andreistas, a continuación encontraran una breve descripción de la introducción hecha por el profesor a la FFIA Contemporánea espero puedan darle una idea acabada a la conceptualización del existencialismo. Espero que su producción escrita este animada por el solo hecho de valernos de la filosofía para el entendimiento de nuestra vida, de nuestras penas, angustias y muerte. Felicidades, un abraso. Jorge TEXTO I EXISTENCIALISMO Conjunto de tendencias filosóficas contemporáneas, que, pese a sus divergencias, coinciden en entender por existencia, no la mera actualidad de unas cosas o el simple hecho de existir, sino aquello que constituye la esencia misma del hombre. El hombre, en esta perspectiva, no es la especie humana o una noción general, sino el individuo humano considerado en su absoluta singularidad. Los comienzos del existencialismo moderno -prescindiendo de referencias a la singularidad del individuo o de la existencia humana individual en autores como, por ejemplo, Agustín de Hipona, Pascal, Kierkegaard, quizás el único antecedente propiamente existencialista, Dostoievski, Nietzsche, Miguel de Unamuno- se sitúan, a comienzos del s. XX, en el período entre las dos guerras mundiales, pero su momento de mayor influencia se sitúa hacia los años cincuenta. Sus autores fundamentales son: Gabriel Marcel, Karl Jaspers, Martin Heidegger y Jean-Paul Sartre; a éstos acompañan sus discípulos: Simone de Beauvoir, Maurice MerleauPonty, Karl Löwith, Hans G. Gadamer, Hannah Arendt, y otros, y aquellos además que, aunque pertenecientes a otros campos de investigación, han sentido la influencia de las ideas existencialistas, como Albert Camus, en literatura, L. Binswanger, en psicología, O. Bollnow, en pedagogía, R. Bultmann, P. Tillich, R. Guardini y K. Rahner, en teología, y E. Mounier en una filosofía cristiana, llamada personalismo. La mayoría de autores se remiten a Søren Kierkegaard (1813-1855), como punto de referencia inicial. Señala éste el momento de la rebelión contra el idealismo de Hegel y su espíritu de sistema, frente al cual esgrime el valor del pensamiento subjetivo y del «singular». No son puntos de referencia existencialista menores su sentido de la angustia y de la soledad humanas. Al hombre singular, al modo de existir el individuo, llama el existencialismo sin más «existencia». Analizar esta existencia es labor de la filosofía existencialista o de la existencia. El hombre -Dasein, «ser ahí», Existenz, «ser para sí» - es el único que propiamente existe, o el único cuya esencia consiste en preguntarse por su existencia. No es ésta algo dado y acabado, sino sólo proyecto, o posibilidad que se cumple a lo largo del tiempo, no sin la angustia que proviene del desamparo en el que se siente el hombre para lograr hacerlo; la temporalidad y la historicidad son esa misma existencia. La concepción de la esencia del hombre como existencia individual se complementa bien con la idea de subjetividad: el hombre, conciencia que se hace a sí misma en total libertad. Y esto explica también el enlace y la referencia con la fenomenología de Husserl. El existencialismo, el de Heidegger y el de Sartre por lo menos, deja claro que no hay más ontología que la fenomenología . Significa esto que a la filosofía de la existencia le interesa el fenómeno, no el ser o las cosas en sí, puesto que aquel que se pregunta por el ser -en palabras de Heidegger, aquel a quien «en su ser le va este su ser»- se sitúa en el terreno, no de lo real, sino de lo posible, del descubrimiento continuado, de la interpretación. En esto es tributario el existencialismo de la fenomenología: toma de ella sus métodos de análisis aplicados a la existencia humana. Existen, por otra parte, diferencias fundamentales entre las distintas corrientes de existencialismo. Unas se refieren ya a la manera misma de entender la existencia, distinta para cada uno de los autores; otras permiten hablar, quizás superficialmente, de un existencialismo ateo y un existencialismo cristiano: Marcel es teísta, como lo es Kierkegaard; Jaspers, sin serlo, habla de una trascendencia; Sartre sostiene que el existencialismo representa un ateísmo consecuente; Heidegger, aparentemente ateo, no excluye en su sistema, sobre todo en sus últimas obras, oscuras y enigmáticas alusiones a Dios. Las obras fundamentales del existencialismo son El ser y el tiempo (1927), de Heidegger, y El ser y la nada (1943), de Sartre. Sartre escribe esta obra durante el paréntesis en que se halla la filosofía alemana por causa de la guerra, y este existencialismo francés, con la rama cristiana representada por G. Marcel y M. Mounier, muy influido por lo demás por Heidegger y Jaspers, es el que logra ser predominante y extenderse a otros ámbitos culturales, ya no expresamente filosóficos, como son la literatura y el cine. A ello han contribuido determinados elementos conceptuales del existencialismo, particularmente chocantes, procedentes de la situación histórica en que se desarrolla, el período de entre guerras, y el periodo en que se propaga, la posguerra: la angustia, el fracaso, el absurdo, la muerte o la culpa . TEXTO II Emilio Lledó. El existencialismo No es extraño que una corriente importante de la filosofía en la primera mitad del siglo XX, el existencialismo, tomase como tema preferente de sus especulaciones la situación concreta del hombre en este período. En la filosofía de Martin Heidegger (1889), y aunque propugnase por liberarla del calificativo existencialista, resuenan insistentemente temas como: el sentido del ser, la muerte, la angustia, la nada, el abandono, el fracaso, la finitud, la culpa. El telón de fondo sobre el que se destaca este «nihilismo teórico» es la Europa asolada por las guerras que una burguesía culpable intenta, más o menos conscientemente, justificar. Por supuesto que el pensamiento heideggeriano enlaza, según los intérpretes usuales, con una tradición metafísica; pero es indudable que sus especulaciones, a pesar de ese aspecto técnico y oscuro, enmascaran el verdadero rostro de su mensaje. El pensamiento de Heidegger es, por ello, un ejemplo clarísimo del sentido, función y contenido de la filosofía, de su «estar en el mundo» y nutrirse de él, aunque de manera parcial y arbitraria. Para bien o para mal, su ideología filosófica es, como afirmaba György Lukács, «el sueño de un burgués entre dos guerras», y en lo más recóndito de su pensamiento puede entreverse deformada, desesperanzada y pesimista, una imagen del hombre que hacía juego con la desesperanza y el pesimismo que se requería para aceptar, con himnos de Friedrich Hölderlin (1770-1843) en las mochilas, no la muerte especulativa y necesaria del Ser y tiempo (1927), sino la muerte en los campos de batalla. En un conocido ensayo, Heidegger comentaba el «¿Para qué, poetas?» de Hölderlin; el lema que servía de arranque a su especulación podía reflejar con claridad lo que subyacía en toda su filosofía: ¿por qué, el hombre?, ¿para qué, la vida? Efectivamente, reconocer desde las complicadas y líricas exudaciones de sus páginas que el hombre era un «ser para la muerte», aparte de una posible resignación, no hacía más que servir de preparación metafísica al descalabro. Una vez más, la filosofía se hace intérprete de la vida, conciencia de su tiempo; pero no conciencia crítica y creadora, sino reflexión impotente que, al no enfrentarse con un proyecto de realidad distinto, asume el fracaso en una traducción filosófica de lo que estaba pasando en la historia. Es curioso que, por los años cincuenta, la filosofía de Heidegger fuese una moda en España, sobre todo entre estudiantes que se rebelaban ante la pobre filosofía escolástica que se les «impartía» en las universidades y entre ciertos intelectuales inconformistas que, sin duda de buena fe, sentían que los mitos metafísicos heideggerianos podían establecer un cierto contacto con su propia frustración y soledad. La filosofía existencialista se mueve dentro del modelo yo-libertad-historia anteriormente reseñado; pero en lugar del yo creador y, en parte racional, se encuentra un individuo sin importancia colectiva, como comentará Jean-Paul Sartre (1905) en La Náusea. Este individuo que lanza su proyecto vital tropieza continuamente con el absurdo. El campo de la libertad se le abre tanto que pierde los límites entre los cuales esta libertad tiene sentido. Esa pérdida de límites no es el dominio conquistado por la libertad de cada combate, sino el encuentro con la negación infinita. La libertad sobre la que teorizaban los idealistas alemanes del romanticismo (Johann G. Fichte, 1762-1814, y Georg W.F. Hegel, 1770-1831) y que realizaban los políticos de la Revolución francesa, en esta versión del existencialismo queda convertida en una teoría de la «nada», trasunto teórico de las ciudades arrasadas, de la anulación violenta de la existencia. Efectivamente, la circunstancia bélica en la que se concibió El ser y la nada de Sartre, que se publicó en 1943, debió estar presente en su visión de la realidad. Por ello, no es la historia como «hazaña de la libertad» el resultado final de sus indagaciones. La nada, forma suprema de la imposibilidad de hacer la propia historia y claudicación ante la extraña necesidad de deshacerla, se levanta como la muralla final del largo recorrido por la existencia. Una vez más, la filosofía es «la historia hecha conceptos». TALLER 1. ¿Que significa para ti la existencia? ¿Cómo la definirías?. 2. ¿Qué entiendes por: la angustia, el fracaso, el absurdo, la muerte o la culpa?¿crees que podríamos obtener algún tipo de aprendizaje de este tipo de fenómenos? . 3. ¿por qué, el hombre?, ¿para qué, la vida?. 4. ¿A que crees que se refiere el texto II cuando dice “Una vez más, la filosofía se hace intérprete de la vida, conciencia de su tiempo; pero no conciencia crítica y creadora, sino reflexión impotente…”?. 5. Regrese a las líneas que se encuentran con doble rayado y realice un ejemplo que mejor ilustre el contenido del texto. 6. ¿Cuál crees que es la diferencia entre el “ser en sí” y “ser para si”. 7. Consulte los términos señalados con una línea en el diccionario y regístrelos en su cuaderno. 8. ¿crees que el conflicto armado que vivimos en el país interfiere de alguna manera en tu estado de ánimo? ¿como, descríbelo? 9. Realice un escrito de mínimo 1 página, sobre “por que como hombre soy más importante como (subjetivo), con relación a un (colectivo) sociedad”. que implicaciones tiene esta individualidad. “Invictum victis in partibus, omnia caesar Vincere qui potuit, te, mors, non pituit” SENECA –EPIGRAMAS “INVICTO EN TU FACCION VENCIDA, CÉSAR QUE PUDO VENCER TODAS LAS COSAS, A TI, MUERTE, NO PUDO”