Estado de la electrónica argentina hacia fines de la década de

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Estado de la electrónica argentina hacia fines de la década de 1960.
Por Bruno Pedro De Alto
En 1971 apareció en la reviste Ciencia Nueva un artículo sobre el sector de la industria
electrónica en Argentina:
La industria nacional es esencialmente una industria importada, ni sus procesos, ni sus
máquinas han sido desarrollados en el país. Sus tres características principales son: no es
autorregenerable, está preparada para el mercado interno y no es competitiva en el
mercado internacional.
No es autoregenerable ya que no está en condiciones de modernizar sus procesos de
fabricación y menos de desarrollar nuevos procesos. Es una industria preparada
esencialmente para el mercado interno con el agravante que muchas veces las técnicas
usadas no son necesariamente las más adecuadas al volumen de dicho mercado.
No es una industria exportadora ya que en general compite con dificultad en el mercado
internacional por sus precios elevados (consecuencia, en parte, de una economía no
competitiva) y por verse obligada a importar procesos lo que automáticamente la coloca
tecnológicamente en posición de desventaja1.
Para reflejar el desempeño de la industria electrónica hacia fines de la década de 1960,
acudimos al completo trabajo de Daniel Azpiazu, Eduardo M. Basuldo y Hugo Nochteff 2,
donde se analiza el comportamiento del sector, teniendo en cuenta los cambios que
produjeron los avances tecnológicos de aquellos años y los prolegómenos a la apertura
dada por la política económica del Proceso de Reorganización Nacional en 1976.
Hacia fines de la década de 1960 la industria electrónica argentina tenía desarrollados
los tres sectores básicos de la misma: la industria de componentes, la industria de
bienes de capital electrónicos y la industria de bienes de consumo electrónicos.
Sectores
Tipo de productos
relevantes
Empresas
Componentes
Encapsulado y soldadura de
semiconductores y algunos
tipos de circuitos integrados
Centrales de conmutación;
aparatos telefónicos:
teleimpresores; receptores y
transmisores de
radiocomunicaciones;
computación y máquinas de
oficina; etc.
Televisores, radios, equipos de
audio y grabadores.
Alrededor de 100 empresas y 7.000
trabajadores. Se destaca el CENICE
de CITEFA3
En las primeras, las empresas
transnacionales Estándar Electric,
Siemens, Ericson, GTE, etc.
En las segundas, fundamentalmente
IBM y Olivetti.
Bienes de
capital
Bienes de
consumo
Garfunkel (TV, autoradios), Ken
Brown (audio); Noblex (TV, radios);
1
Jorge Merlo Flores. “Una industria electrónica nacional”. Ciencia Nueva N° 8. 1970. Merlo Flores,
físico matemático de la UBA, fue responsable del laboratorio de Sistemas de Detección de la CNEA,
donde se desarrollaron estudios de las propiedades de los materiales semiconductores.
2
Daniel Azpiazu, Eduardo M. Basuldo y Hugo Nochteff. Ídem.
3
Centro de Investigaciones de Componetes Electrónicos (CENICE) y Centro de Investigaciones Científicas y
Técnicas de las Fuerzas armadas (CITEFA)
1
Philco (TV, autoradios); Audinac
(audios); Philips (TV, radios, audio,
grabadores); etc.
La producción interna de componentes se expandió vinculada a la industria de bienes
electrónicos de consumo con la que tenía una estrecha interdependencia económica y
técnica, dado que constituía más del 80% de su mercado. La producción del sector de
componentes era de fundamentalmente de elementos pasivos: tareas de encapsulado y
soldadura de semiconductores y algunos circuitos integrados. Solo en la experiencia del
Centro de Investigaciones de Componentes Electrónicos (CENICE), que funciona en el
Centro de Investigaciones Ciencias y Técnicas de las Fuerzas Armadas (CITEFA) se
avanzó en la producción de transistores y en circuitos híbridos de película gruesa
(thick·film hibrid circuits) que eran usados por el sector de bienes de capital electrónicos.
Pero poco tiempo después, el proyecto llevado a cabo por el CENICE fue considerado
por el gobierno militar de baja prioridad hacia fines de los setenta, y mantuvo parte de su
actividad pero sin poder cumplir sus proyectos principales.
Argentina, como otros países semiindustrializados, mostraba un patrón típico de
desarrollo bajo para su sector de bienes de capital electrónico. La razón de aquello se
basa en un modelo de substitución de importaciones de bienes de consumo electrónicos
que podía ser abordado por empresas locales con diseño propio e importación de
componentes. En ese sentido se observó la presencia de empresas transnacionales
orientadas al sector de las telecomunicaciones transnacionales, como Estándar Electric
del grupo ITT de EEUU; Siemens de Alemania; Ericson de Suecia, GTE de EEUU, etc.
estas empresas tenían un alto nivel de integración, pero ese indicador estaba
influenciado por componentes de la industria metalmecánica.
Entre los bienes de capital se destacó el subsector de “computadoras y máquinas de
oficina”. El mercado, como se analizará más adelante, estaba dominado por Olivetti de
Italia, e IBM de EEUU.
El sector de bienes de consumo, presentaba indicadores de difusión superiores al
promedio de otros países semidesarrollados, cubiertos mayoritariamente con productos
locales favorecidos por barreras de importación. El sector de la industria de bienes
electrónicos de consumo (IBEC), ya hacia 1976, constituía el 73% de la producción
electrónica en el país, con la presencia de empresas de capital nacional que fabricaban
mayormente con diseño propio y armando con componentes nacionales e importados,
televisores, radios, equipos de audio y grabadores. Las empresas que la constituían
cubrían el 93% del mercado nacional.
Este desarrollo del complejo electrónico argentino no estuvo enmarcado en acciones
estatales significativas como conjunto de instrumentos o marco legal que implicara una
estrategia de Estado, como las que si ya tenían en ese momento Brasil, Corea e India,
sino básicamente un esquema proteccionista en base a restricciones cambiarias y que
no solían tener continuidad ni la intensidad necesarias.
2
La balanza comercial total entre 1970 y 1976 del complejo electrónico argentino,
expresaba importaciones por 98,8 millones de dólares (3,9% de las importaciones
industriales); versus 43,1 millones de dólares de exportaciones (8,5% de las
exportaciones industriales). El saldo era negativo y de 47,7 millones de dólares.
El mercado de las calculadoras estaba en transición. Acompañaba las dinámicas
internacionales de una transformación tecnológica reemplazando la tecnología
electromecánica para el cálculo y la registración de datos. Esa necesidad de cálculo y
registro también crecía como demanda generando un nuevo y complejo problema del
procesamiento de una cada vez mayor cantidad de datos. Argentina no estaba ajena a
esas modificaciones del mercado.
3
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