1. AGALMATOFILIA Todos los que me reprochaban el haberme enamorado de una estatua eran simples hombres de barro. Mi hermosa imagen de mármol no sabía que no tenía alma y ellos tampoco. (Inspirado en el mito de Pygmalión) 2. EL SÓTANO Aquella tarde habían vuelto a cortar el suministro eléctrico desde el otro lado. Lara corría tan rápido como podía por las calles del ghetto. La lluvia y el viento azotaban su rostro semicubierto por el hijab. Lara ya no podía más, estaba exhausta y las piernas comenzaron a fallarle. Por suerte encontró en su camino un edificio en ruinas en el que pudo refugiarse. Los soldados pasaron de largo con sus linternas y sus perros. Lara recuperó poco a poco el aliento y comenzó a buscar un escondite seguro. Se abrió paso como pudo entre los escombros y caminó a través de lo que debió ser un hermoso salón. Debajo de los restos de una pequeña mesa octogonal vio una baldosa descolocada que dejaba al descubierto un agujero. Lara retiró la baldosa y con sorpresa descubrió una trampilla cubierta de polvo. La abrió y vislumbró unas escalerillas que parecían conducir a un sótano. Lara pensó que debía refugiarse allí hasta que dejaran de buscarla. Comenzó a bajar. El frío y el olor a humedad eran, cada escalón que descendía, más intensos. La luz agonizante del día ya no llegaba hasta el sótano y la oscuridad se hizo absoluta. Lara se acurrucó en una esquina abrazando con fuerza sus piernas y apoyando la cabeza contra sus rodillas. Se sintió muy sola y pensó en su madre, en su padre, en sus amigas, pero, sobre todo, Lara pensó en su hermano. No podía dejar de pensar en él. Lara estaba tan cansada que decidió quedarse dormida, pero el sonido lejano de una sirena la mantuvo todavía alerta. Cuando todo estuvo en calma, oyó tan solo su tenue respiración. Pero ésta cada vez se hizo más intensa y profunda, hasta que Lara descubrió que no se trataba de su propia respiración, sino de la de alguien próximo a ella en aquel oscuro sótano. Lara se levantó sobresaltada. Una voz masculina quebrada y débil se dirigió a la joven. - No temas, yo también me estoy escondiendo. No esperaba que mi Eurídice bajara a sacarme del inframundo. Ya ves, es el cuento al revés. En un primer instante Lara se propuso huir corriendo de aquel lugar, pero al escuchar aquella voz desapareció su miedo de un modo instantáneo y a la vez le invadió un sentimiento de inmensa tristeza. Así que decidió quedarse a hablar con su compañero de escondite. - ¿Cuánto tiempo llevas aquí?-, balbuceó la joven. - En este sótano dos días, creo-, dijo el hombre muy despacio.- Ya he perdido la noción del tiempo. Y tú, ¿por qué te escondes? - Los soldados. Me estaban siguiendo. Buscan a mi hermano. Piensan que somos terroristas- explicó Lara atropelladamente. El hombre no respondió. Lara decidió seguir hablando para no dar tregua al doloroso silencio y, de paso, saciar su curiosidad. - Y tú, ¿por qué estás aquí? El hombre suspiró profundamente antes de contestar. - Vi cómo detuvieron a Anna. La he buscado por todas partes pero… El hombre se sintió entonces vapuleado por sus recuerdos, al borde del abismo, pero recobró la vida al notar cómo una diminuta mano acariciaba su rostro con ternura. Él devolvió el gesto deslizando sus largos y finos dedos por el cabello rizado de su amiga. La caricia se convirtió en abrazo, y el abrazo en llanto. El hombre sintió cómo su mano se humedecía y descubrió una herida de bala en el cuello de Lara, que sangraba abundantemente. Ninguno de los dos dijo nada. Simplemente permanecieron allí, en ese oscuro sótano, abrazados. Isaac murió de hambre en un sótano de Varsovia. Antes de irse, soñó con su querida Anna, soñó con un horrible tren que se perdía en la niebla, y también soñó con una hermosa y extraña joven de piel tersa y cabellos rizados que parecía proceder de otro lugar, e incluso de otro tiempo, pero de la que se sintió muy cerca. Lara murió desangrada en un sótano de Gaza. Antes de marcharse, soñó con su madre, soñó con su padre, soñó con su amado hermano, y también soñó con un hombre muy triste que llevaba un brazalete de tela sobre su chaqueta y del que se sintió muy cerca, demasiado cerca como para comprender lo que ocurría. Basado en el mito de “Orfeo y Eurídice”. 3. Soy una hidra… y sí, vivo en la laguna de Lerna. Tengo la estúpida misión de cuidar una puerta al inframundo que, la verdad, no sé a quién narices le interesa atravesar… ¡con lo maravilloso que es el mundo humano! Sé que asusto… bueno, es lo que tiene el mundo de la imagen: quienes somos tan especiales como yo, diferentes, con personalidad, acabamos siendo marginales. Es verdad que el miedo de los demás me otorga cierto poder, pero… ¡vaya! De vez en cuando me gustaría tener un poco más de compañía, alguien que quiera entretenerme un poco. Hay algunos “valientes” (y digo algunos porque eso de tener varias cabezas hace que veas más de lo que hay) que se acercan al lago, intentan distraerme, seducirme… en fin, es una pena, pero casi ninguno pasa de la primera impresión. Ayer Hera se acercó a visitarme, ¡qué expectación! ¡La mismísima reina de los dioses! Entre chismorreos divinos me propuso la compañía de un nuevo héroe. Sé que resulta mundano, pero me emocionó; aunque, claro, cualquiera sabe lo que pasa por la cabeza de una mujer engañada tantas veces por su marido… En fin, que aquí estoy, a la expectativa. Vi su imagen en los ojos de Hera: musculoso, atractivo, con unos ojos de fuego que le hacen parecer casi divino. Será una pena verle revolverse entre las aguas, ver su rostro enfurecido cuando trate de cercenarme la vida cortándome el cuello… je je je, esa mirada siempre me entusiasma, ¡tan inocentemente asustada, maldiciendo la nefasta idea de conocerme! Ya la he visto varias veces. ¿Cómo dijo que se llamaba? ¿Heracles? 4. INSPIRADO EN AQUILES Su belleza y fortaleza bajaban de los dioses; descendían por su cuerpo acompasadas con la vestimenta guerrerra, esa que le hizo protagonista en Troya y figura inmortal de la literatura clásica de Homero. [....] [.....] Se levantaba todas las mañanas y emprendía un largo camino hacia el trabajo; su vida era un reto a cada hora, a cada minuto, a cada segundo en el que un pasado convulso convive con el presente y marca un futuro incierto. Abandonado por sus padres, Fermín forja una vida sin el calor familiar, sin esa complicidad parental que aporta la savia a un menor desde pequeño. Se mira al espejo y ve un hombre desaliñado, frágil de cuerpo y débil de espíritu. Camina lentamente por las calles de una ciudad anclada en el tiempo, observa y mira alrededor; se hace preguntas e intenta buscar respuestas en una sociedad diversa. Vive en un mundo donde unos de sienten vencedores y otros asumen ser vencidos, una sociedad de ejércitos en pie de guerra que despliegan sus garras para acaparar un poder y un dominio que no les pertenece. Vive en un mundo donde el oro marca las diferencias, donde un material inerte decide formas de vida y posicionamientos sociales. Como de costumbre, da la vuelta a la esquina, cruza el paso de cebra y le increpan desde un coche. Desconoce lo que le han dicho porque su mirada y su pensamiento están donde siempre, en la fila; una hilera de personas que crece a pasos agigantados y que está dispuesta a esperar el tiempo que sea necesario porque necesita lo más básico: alimentarse. Fermín, ese hombre desaliñado, frágil de cuerpo y débil de espíritu no sabe que es el talón de Aquiles de una sociedad necesitada de voluntariado y compromisos altruistas. Su belleza radica en la mirada que destina a los pobres antes de cruzar la puerta del comedor social en que trabaja y su fortaleza, la del “talón” que ha quedado protegido después de una dura vida: su enorme corazón. 5. LA PIEDRA Y SU DESTINO O EL NACIMIENTO DE LOS OCHOMILES La historia no fue como nos la han contado. La piedra envuelta en pañales que Rea entregó a Cronos quedó atascada en su garganta y los Cíclopes tuvieron que practicarle una traqueotomía de urgencia con la espada que estaban cincelando para otro de los Uránidas. El tajo de la espada provocó que la piedra se quebrara en catorce grandes cantos y miles de fragmentos pequeños. Al romperse, miraba a Oriente; y haciéndose pedazos, conformó los grandes techos del mundo. Como la piedra había estado dentro del tiempo, salió de él con vocación de eternidad. De una de sus esquirlas surgió la roca que Sísifo subía y bajaba una y otra vez a una montaña en el Tártaro como suplicio sin fin; y de otra el peñasco al que Prometeo estuvo encadenado durante treinta mil años mientras el águila le perforaba el vientre sin cesar. Otra formó el monte Ida, y su falda aisló el refugio donde Rea había escondido a Zeus, al cuidado de la ninfa Amaltea, que tenía cuernos de cabra. Zeus sigue en Creta, venerado como una divinidad local. Nadie le ha dicho que es adoptado. (Inspirado en el mito de Cronos) 6. LA VENGANZA DE CARTHAGO Cuando Dido se arrojó sobre la espada de Eneas, por el boquete que se abrió entre sus entrañas palpitantes se veían las ruinas de Alba Longa. (Inspirado en el mito de Dido y Eneas) 7. Lurnia nació de la Nada y el Lodo. Zeus no quiso recibirla en el Olimpo, puesto que le recordaba a todos aquellos que habían sido vencidos. Así que, desde el principio odió todo lo que se remontara por encima de dos metros de la tierra. Su existencia era tan insignificante y neutra como su ascendencia, y vivía según sus limitaciones. Se alimentaba del odio de los hombres, y a cambio, les devolvía oscuridad en el corazón. El cambio no resultaba desagradable, sobre todo para los hombres, que, aún sin saber a quién, agradecían que la furia les abandonase. Pero toda existencia está destinada a no resultar inmutable. Cuando Orfeo odió a los dioses por haber perdido a Eurídice, Lurnia se acercó para hacer su cambio. Orfeo tocaba su lira. Aquel sonido atravesó los siglos de nulidad, absorbió las ansias de oscuridad e hizo que ella se preguntara por el sentido de su existencia… ¡y transformó su odio en tristeza al acercarse a él!. Y Orfeo tocó con su lira la melodía más triste de todas. Melodía que subió hasta el Olimpo, que empezó a humanizar corazones crueles, libertinos, lujuriosos, envidiosos, soberbios… Acercó los sentimientos de los dioses a los humanos como nunca lo habían estado. Zeus vio peligrar un débil equilibrio sostenido por la lejanía, por el convencimiento de que los hombres no eran más que simples juguetes al servicio de los dioses. Trató de acallar la melodía sin romperla, pero no podía hacerlo mientras Lurnia permaneciese cerca de Orfeo. Para separarlos mandó la luz del sol, que calienta el corazón y deshace las penas; mandó el agua, que canta canciones de vida y mandó el aire, que confunde las notas y revuelve las ideas… Lurnia supo que no podría nada frente al rey de los dioses. Sabiendo que la melodía se perdería para siempre si no la retenía entre sus manos, se entregó a todo aquello que Zeus enviaba y haciendo que cada partícula de sí misma se transformase para unirlo entre sí… mutó en una niebla espesa que produce pánico, que evoca la necesidad de ser hombre a cada uno de los dioses internos. Se hizo a sí misma olvido y confusión para retener la única melodía que acerca al hombre a su interior, donde descubrimos nuestra naturaleza divina…Y como todo tiene una segunda cara, nunca entró en la leyenda. 8. MORTINATO (Alegoría de la brevedad de la vida) No te guardo rencor por haberme devorado; al fin y al cabo siempre supe que era un hijo del Tiempo. Para morir nada más nacer he nacido. (Inspirado en la descendencia de Cronos) 9. VIAJE DE VUELTA (Inspirado en el mito de Orfeo y Eurídice) Bajé, como Orfeo, a buscarla al inframundo. En la orilla de la laguna miles de víboras proferían espantosas carcajadas homéricas mientras sus víctimas se alejaban en la barca. Al otro lado, junto a las recién llegadas Perséfone lloraba. Cuando llegué a la orilla Caronte no estaba en su barca ni yo tenía lira. Comencé a nadar para atravesar las negras, espesas, hediondas aguas. Cuando, extenuada, llegué al otro lado, me mordió Cerbero; Hades se reía de mí a carcajadas. Y entonces llegaron ellas tocando la lira, tocaron, tocaron, tocaron… Se durmió Perséfone, Hades me sonreía. La cogí de la mano y corrimos, no miré atrás. Cuando el sol me dio de nuevo en la cara, Eurídice, a mi lado, tranquila, dormía. (Dedicado a la asociación ADAVAS. Gracias por ayudar a salir del inframundo a las Eurídices condenadas por las víboras malignas que envenenaron sus vidas) 10. Y entonces los dioses, los primeros misóginos de la historia, se dijeron: “vamos a enviar a Pandora al mundo con todos los males y vergüenzas para esparcirlos por la tierra. Así conseguiremos hacer a los hombres a nuestra imagen y semejanza. Y se tragarán el mayor de nuestros engaños: les haremos creer que la esperanza es un bien. Como luego dirán ellos mismos en las tierras que se encargarán de transmitir eternamente nuestros nombres y fechorías: será un óptimo desayuno, pero una pésima cena”. (Inspirado en el mito de las Edades)