Conciencia y realidad Por primera vez que tomo la decisión de emitir un comunicado con la intención de informar sobre situaciones y acontecimientos anunciados a través de las canalizaciones recibidas estos últimos años. EL SOL Y LOS EFECTOS DESENCADENADOS POR LAS MANCHAS SOLARES. “En relación al sol, quiero decir que existe un anillo, que desconocéis, con satélites alrededor del mismo y, este anillo, se está desintegrando debido a la apertura del nuevo registro que hará posible una nueve vibración en la tierra. El sol está abriendo un registro importante y se está acoplando al proyecto de origen. Este proyecto es la canalización de una energía especial y diferente al planeta tierra, y será mediante ese anillo cuando se desintegre, ya que actúa como barrera y, al destruirse, dará paso a la energía de ese registro. Tú desconoces su función y existencia al igual que todos tus hermanos. Eso hará posible la transformación energética del planeta. Las llamaradas solares, son el aviso de esa DESINTEGRACIÓN, después vendrá el cambio planetario”. Desde Krysthos Ver canalización sobre el sol y su anillo de satélites en la página web www.krysthos.org Creo que llegó el momento de comenzar a tomar conciencia de la realidad. No de una “posible o hipotética situación”, sino de algo que ya está sucediendo en nuestro planeta. Hace un año, el emisario me canalizó una sorprendente información sobre el sol y su anillo de satélites. Yo no daba crédito al contenido. Parecía improbable que pudiese suceder. En estos momentos, informaciones de la Nasa, nos desvelan parte de esa información. Datos que podrían avisarnos de los que sucederá en los próximos años. Os adjunto datos sobre las llamaradas solares recogidas por la NASA unido a la preocupación generalizada ante una posible catástrofe planetaria. No se trata de sembrar ni el miedo ni la incertidumbre, más bien todo lo contrario. Creo que tenemos el derecho a estar informados y que los gobiernos deberían poner en marcha un programa para hacer frente a lo que posiblemente se avecina. Cinco manchas solares interactuaron para crear la gigantesca «llamarada de San Valentín» que alcanzó la Tierra abc / madrid Día 20/04/2011 - 11.57h 5 comentarios D. Brown (UCLan) Las manchas solares que produjeron la gran «tormenta de San Valentín» El pasado 14 de febrero, la sonda SDO (Solar Dynamics Observatory) de la NASA detectó una potente erupción solar que apuntaba directamente a la Tierra. Conocida como la «tormenta solar de San Valentín», se trataba de una llamarada masiva de clase X, la más potente de cuantas es capaz de emitir el Sol y la mayor registrada en casi cinco años. Si nuestros sistemas sistemas de comunicaciones y de navegación por satélite no sufrieron daños fue mera cuestión de suerte, ya que los campos magnéticos estaban alineados de tal modo que toda la energía liberada por el astro rey se desvió hacia los polos terrestres. Solo produjo unas espectaculares auroras. Científicos de la Universidad de Central Lancashire han analizado las imágenes de esa descomunal combustión cósmica obtenidas por la SDO durante cinco días y han llegado a la conclusión de que el fenómeno fue provocado por las interacciones entre cinco manchas solares cercanas. La investigación ha sido presentada en la Reunión Nacional de Astrofísica de Gran Bretaña que se celebra en Llandudno, Gales. «Las manchas solares son elementos donde el campo magnético generado en el interior del Sol empuja a través de la superficie y en la atmósfera», explica Daniel Brown, autor del estudio. «Retorcer el campo magnético del Sol es como girar una banda elástica. Al principio, la energía se almacena en el elástico, pero si giro demasiado, la banda elástica se rompe, liberando toda la energía almacenada. Del mismo modo, las manchas solares giratorias almacenan energía en el campo magnético del Sol. Si giran demasiado, el campo magnético se rompe, liberando la energía en un chorro de luz y calor que provoca la llamarada solar». El famoso brote se produjo exactamente la madrugada del 15 de febrero, cuando el Sol lanzó la mayor erupción registrada desde diciembre de 2006 y la primera del actual ciclo solar. Brown descubrió que la región activa que había estallado contenía cinco manchas solares de reciente creación. Las manchas habían rotado entre 50 y 130 grados, algunas en un sentido del reloj y otras al revés, durante los cinco días de observación. 40 erupciones más «Las manchas solares que giran son una manera extremadamente eficiente de inyectar energía en el campo magnético de la atmósfera del Sol», apunta Brown. De esa forma, cinco manchas solares «trabajando» al mismo tiempo, pueden crear un auténtico «monstruo», como efectivamente hicieron. Además de la gran llamarada de clase X, los científicos también identificaron 40 pequeñas erupciones durante los cinco días de estudio. Los investigadores reconocen que es importante prepararse lo mejor posible ante una gran tormenta solar, ya que creen que fenómenos semejantes e incluso más fuertes al ocurrido el pasado febrero se producirán sin duda en el futuro, ahora que el Sol ha despertado de su letargo. Toda la energía enviada por el Sol se desvió de forma inocente hacia los polos de la Tierra JOSE MANUEL NIEVES Día 04/03/2011 - 19.13h 142 comentarios REUTERS Imagen del Sol tomada por la NASA el 15 de febrero Fue una simple cuestión de suerte. De campos magnéticos alineados de tal modo que toda la energía enviada por el Sol se desvió de forma inocente hacia los polos de la Tierra. Si el ángulo relativo de los dos campos (el de las partículas solares y el terrestre) hubiera sido otro, las cosas se habrían podido poner muy feas para nosotros. Ahora, y una vez pasado el peligro, los científicos miran al futuro con preocupación. La "tormenta de San Valentín" sólo ha sido la primera de un ciclo solar, el número 24, que acaba de comenzar y que se prevé mucho más activo que el anterior. Se calcula que, en los próximos meses, se producirán no menos de 1.700tormentas solares de igual o mayor intensidad de la que nos dejó milagrosamente indemnes la semana pasada. El pasado 14 de febrero, justo a tiempo para San Valentín, la sonda SDO (Solar Dynamics Observatory) de la NASA fue testigo de una potente erupción solar que apuntaba directamente a la Tierra. Los instrumentos de la nave detectaron una llamarada masiva de clase X, la más potente de cuantas es capaz de emitir el Sol y la mayor detectada durante los últimos cuatro años. Los astrónomos se prepararon para el impacto de una gran tormenta geomagnética y los expertos en "meteorología solar" predijeron que potentes chorros de partículas cargadas procedentes del Astro Rey impactarían contra el campo magnético terrestre desestabilizando los sistemas de comunicaciones y navegación en la mitad diurna del mundo. Numerosas auroras boreales Sin embargo, y con la excepción de algunos problemas en las redes chinas de satélites, nada de todo eso sucedió. Hubo, eso sí, una serie espectacular de auroras boreales, pero para verlas había que estar muy al norte, en Alaska, Canadá o Finlandia. De hecho, la tormenta geomagnética generada por la llamarada solar del 14 de febrero apenas si alcanzó la categoría G1 en la escala de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA), la más baja para esta clase de fenómenos. La máxima puntuación, G5, se aplica a tormentas geomagnéticas de fuerza extrema, capaces de "freir" en pocos segundos las redes eléctricas y de provocar auroras boreales más al sur de Florida. ¿Pero qué fue exactamente lo que sucedió para que lo que parecía ser una fiera enfurecida se transformara de repente en un inofensivo cachorro meteorológico? No somos aún capaces de decir cómo de fuerte será una tormenta geomagnética hasta el momento mismo en que se produce Los expertos lo tienen claro. La tormenta fue tan débil porque las líneas del campo magnético de la llamarada solar estaban alineadas en paralelo con las del campo terrestre. Cuando el Sol envía, como hizo el pasado día 14, una enorme masa de plasma ardiente hacia nuestro mundo (lo que se conoce como una eyección de masa coronal), las partículas que la componen tienen su propio campo magnético, independiente de los de la Tierra o el propio Sol. Y resulta que los astrónomos, hoy por hoy, son incapaces de determinar la dirección del campo magnético del plasma hasta el momento mismo de su impacto contra la Tierra. Si el campo magnético del chorro de plasma resulta ser, como fue la semana pasada, paralelo al de la Tierra, las partículas cargadas procedentes del Sol serán bloqueadas por el escudo magnético natural de la Tierra y no podrán penetrar a través de la magnetosfera. Sin embargo, una llamarada idéntica a la que se produjo el día de San Valentín, pero con un campo magnético con dirección perpendicular al nuestro, habría causado una tormenta infinitamente más fuerte. "Si el campo magnético del plasma está en paralelo al nuestro -explica el experto en climatología espacial Juha-Pekka Luntama, de la Agencia Espacial Europea- entonces los escudos están levantados y estaremos bien protegidos". Pero la próxima vez podríamos no ser tan afortunados en cuanto a su alineación. Habrá muchas «próximas veces» Y habrá, sin duda, no una sino muchas "próximas veces". En efecto, se espera que durante los próximos meses se produzcan por lo menos 1.700 tormentas geomagnéticas como la de la semana pasada. Un número que se irá incrementando a medida que el Sol avance en su nuevo ciclo de actividad. Grandes períodos de violencia solar que pueden durar once años La tormenta de la semana pasada solo fue la primera de este nuevo ciclo solar, el número 24, que acaba de comenzar. Como los científicos saben muy bien, el Sol alterna periodos de calma con otros de gran violencia en periodos (o ciclos) que duran once años. Y el último mínimo en la actividad solar (del que acabamos de salir) ha sido mucho más largo y tranquilo de lo que es habitual, lo que nos ha proporcionado varios años de engañosa tranquilidad. Unos años, por cierto, durante los que nuestra dependencia de la tecnología ha aumentado exponencialmente, dejándonos mucho más indefensos frente a eventos capaces de interrumpir las comunicaciones e inutilizar las centrales eléctricas de las que casi todo depende. Por eso, los expertos están ahora más nerviosos que nunca con respecto al máximo de actividad solar que se avecina y que alcanzará su pico entre los años 2012 y 2014. El último máximo se produjo en el año 2000, y entonces la sociedad dependía mucho menos que ahora de sistemas susceptibles de quedar fuera de combate a causa de una llamarada solar más fuerte que la media. Prepararse lo mejor posible No queda más remedio, pues, que prepararse lo mejor posible para lo que ha de venir. Como dijo Jane Lubchenco, responsable de la NOAA, durante la reunión anual de la Sociedad Americana para el Avance de las Ciencias (AAAS), celebrada el pasado sábado en Washington, "No es una cuestión de si sucederá, sino de cuándo sucederá y de cómo de fuerte será". La llamarada solar tarda entre diez y veinte minutos en alcanzarnos Sabemos, por ejemplo, que cuando se produce una llamarada solar como la del pasado día 14 podemos esperar del Sol varias "oleadas" diferentes de partículas. La primera llega casi de inmediato y prácticamente a la velocidad de la luz. Tarda entre diez y veinte minutos en alcanzarnos y lo hace en forma de protones de alta energía que pueden penetrar el campo magnético terrestre a través de las regiones polares. Esta primera "avanzadilla" tiene el potencial necesario para interrumpir las comunicaciones por satélite. Pero eso sólo es el principio. Si la llamarada solar ha sido lo suficientemente fuerte, puede dar lugar a una eyección de masa coronal, una densa nube de plasma a millones de grados de temperatura y que, según su intensidad, puede tardar en llegar a la Tierra entre 18 horas y tres días. Cuando el chorro de plasma se encuentra con el campo magnético terrestre, y la orientación de su campo magnético es la adecuada, penetra a través de él y causa, por inducción, intensas corrientes eléctricas que pueden dañar, incluso inutilizar, nuestras centrales energéticas, provocando apagones y cortes en el suministro. Escudos capaces de resistir una oleada En la actualidad, los satélites más modernos ya están equipados con escudos capaces de resistir la primera oleada de radiación solar, y de sistemas de apagado de emergencia que permiten desconectarlos por completo hasta que el peligro haya pasado. Pero es necesario arbitrar, también, sistemas capaces de hacer lo mismo con las centrales eléctricas terrestres en caso de necesidad. La red de satélites de vigilancia y estudio del Sol crece continuamente y, en el momento actual, nos puede dar unas veinte horas de tiempo para reaccionar. Si queremos evitar males mayores y ante la práctica imposibilidad de defenderse de tales fenómenos, deberíamos ser capaces, por lo menos, de desconectarlo todo a tiempo y esperar a que la tormenta pase... La NASA advierte de los efectos devastadores de una gran tormenta solar Destrozaría nuestros sistemas de energía y comunicaciones y sus efectos serían veinte veces más catastróficos que los del huracán Katrina abc / madrid Día 17/06/2010 - 17.47h 23 comentarios nasa Una impresionante erupción solar ocurrida el pasado abril «La Tierra y el espacio están a punto de entrar en contacto de una forma que es nueva en la historia de la Humanidad». Expertos de la NASA han vuelto a advertir del peligro que puede suponer para la Tierra la explosión de una única y gran tormenta espacial, generada a más de 150 millones de kilómetros de distancia, sobre la superficie del Sol. Una actividad solar en extremo intensa -en los próximos años se esperan niveles cada vez mayores- causaría un desastre sin precedentes. Nuestros sistemas energéticos y de comunicaciones quedarían gravemente dañados por el alcance del plasma solar y nuestro cómodo sistema de vida occidental, que descansa más que nunca sobre la tecnología, se vendría abajo como un castillo de naipes. No es la primera vez que la NASA realiza esta advertencia. Hace dos años, hizo público un estudio en el que incluso predecía millones de muertos en 2012 si el Sol descargaba su «tormenta perfecta». Investigadores, legisladores y políticos norteamericanos se han reunido estos días en Washington para perfeccionar el enfoque en la protección de infraestructuras críticas. El objetivo final es mejorar la capacidad del ser humano para prepararse, mitigar y responder a fenómenos meteorológicos del espacio potencialmente devastadores. «Creo que estamos en una nueva era en la que el clima espacial puede ser tan influyente en nuestra vida cotidiana como el clima terrestre común», afirma Richard Fisher, jefe de la División Heliofísica de la NASA. 20 veces peor que el «Katrina» «El Sol está despertando de un profundo sueño y en los próximos años esperamos ver niveles mucho más altos de actividad solar. Al mismo tiempo, nuestra sociedad tecnológica ha desarrollado una sensibilidad sin precedentes a las tormentas solares», expone el especialista. La Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos (NAS) hizo público el problema hace un par de años en un importante estudio financiado por la agencia espacial norteamericana. Reflejaba un panorama desolador. La civilización del siglo XXI se sustenta sobre sistemas de alta tecnología. Pero estas redes inteligentes de energía, la navegación GPS, el control del transporte aéreo o los sistemas de comunicaciones puede ser eliminados por una intensa rabieta solar. Un fenómeno de este tipo podría causar daños económicos veinte veces más fuertes que el huracán Katrina. A pesar de todo, hay una respuesta. La NASA cree que gran parte del daño puede ser mitigado si se conoce con la mayor exactitud posible la llegada de una tormenta, con acciones que, por ejemplo, protegan los satélites o desconectando los transformadores. Para ello, sondas de la agencia espacial, entre ellas STEREO, ACE y SDO, proporcionan información actualizada al minuto sobre lo que está sucediendo en el Sol. SDO (Observatorio de Dinámica Solar) es la última incorporación a la flotilla. Lanzada en febrero, es capaz de fotografiar las regiones solares activas con una resolución espectral sin precedentes. Ahora, los científicos pueden observar las erupciones con gran detalle. Gigantescas explosiones en cadena causan los tsunamis solares La NASA cree que las llamaradas pueden viajar miles de kilómetros de distancia sobre la superficie del astro rey J. de Jorge / madrid Día 14/12/2010 - 14.59h 15 comentarios SDO Imagen de la actividad magnética del Sol tomada por la sonda SDO Un nuevo agujero solar amenaza a la Tierra Una espectacular imagen del Sol muestra cambios en su corona que pueden ser peligrosos para nuestro planeta J. DE Jorge / madrid Día 24/08/2010 - 14.39h 103 comentarios Desde hace unos meses, los científicos vienen advirtiendo de que el Sol ha despertado de un largo letargo y de que se prepara para una fase de intensa actividad jamás conocida hasta la fecha. Estos movimientos solares provocan explosiones que, si llegan al suficiente grado de violencia, pueden dejar frita nuestra red eléctrica y desbaratar los sistemas de comunicaciones y de navegación por satélite. Ya se han registrado algunas de estas erupciones con una fuerza inusitada, aunque sólo han sido una advertencia. Ahora, una nueva e impresionante imagen del astro rey obtenida por la sonda de la NASA denominada Observatorio de Dinámica Solar (SDO, por siglas en inglés), muestra algo muy poco tranquilizador, un agujero en la corona solar, una zona donde el campo magnético se abre y permite que el viento solar se escape. Este agujero está girando hacia la Tierra, lo que podría producir una tormenta geomagnética que llegue a afectarnos. NASA Impresionante imagen de los campos magnéticos del Sol Esta nueva imagen del Sol fue obtenida el pasado 20 de agosto mediante un instrumento para obtener imágenes heliosísmicas magnéticas (HMI) con el que está equipado la sonda SDO. Las líneas de campo magnético están codificadas por colores: las blancas muestran los campos magnéticos que están cerrados -es decir, que no sueltan viento solar- y las líneas doradas los campos abiertos, aquellos que sí lo dejan escapar. Para los científicos, la comprensión de este mecanismo resulta muy importante, ya que creen que las tormentas solares están provocadas por los cambios en la estructura y las conexiones de estos campos. Los agujeros de la corona son vastas regiones menos densas y más frías que las áreas que las rodean. El agujero permite un flujo constante de alta densidad del plasma y se provoca un aumento en la intensidad de los efectos del viento solar en la Tierra cuando un agujero de este tipo de enfrenta a nuestro planeta.