3 Arquitectura civil y popular en la comarca GEMMA BRIZ ISIEGAS Ayuntamientos, casas solariegas, castillos, molinos, fondas, bodegas, masías, pajares, lavaderos, palomares… Una arquitectura, civil y popular, muchas veces intemporal, sobria y funcional que nos acerca a otros modos de vida, a otros oficios u otros conceptos de relación y adaptabilidad al entorno y al medio, así como a la explotación de los diferentes recursos agrícolas, ganaderos o vinculados al agua, que constituían una economía tradicional, hoy sustituida por otra economía que nos ha legado un patrimonio industrial. El pasado medieval de nuestras villas ha dejado dos magníficos ejemplos de arquitectura militar: la Torre Vieja o Torre de los Moros de Alacón y la torre de la iglesia de Nuestra Señora la Mayor de Ejulve. Ambas han sido incluidas en la primera relación realizada por el Gobierno de Aragón (2006) de castillos aragoneses declarados Bien de Interés Cultural. La Torre de los Moros o Torre Vieja de Alacón es el único vestigio que queda del recinto defensivo del Alacón medieval. Se alza sobre un espolón en un extremo del caserío, junto al Calvario. Es de planta cuadrada, de unos 4,50 m de lado, y de alzado ligeramente troncopiramidal, y está realizada en mampostería. Ha desaparecido uno de sus lados, pero siguen en pie sus cuatro plantas, cubiertas con bóvedas de medio cañón. Se desconoce con exactitud su Alacón. Torre de los Moros De las artes 165 cronología. Cristóbal Guitart (1988) plantea como hipótesis que «debió levantarse por los conquistadores cristianos hacia el siglo XII, cuando su zona fue frente de guerra durante medio siglo, y probablemente acudirían a mano de obra musulmana para construirla, siguiendo sus técnicas» (Guitart, 1988, p. 125). De confirmarse esta teoría, estaríamos ante una de las torres defensivas más antiguas de la provincia de Teruel. La torre de la iglesia de Santa María la Mayor de Ejulve es obra de los calatravos que repoblaron esta villa en 1254 y se levantó en el siglo XIV como torre de defensa. Es rectangular, aunque una de sus caras presenta un retranqueo, por lo que en la localidad la conocen como la Torre de las cinco esquinas. Conserva las saeteras y el remate de almena y está realizada en sillería, conservando las marcas de cantero en muchos de sus sillares. Por último, otro vestigio de la arquitectura defensiva de la comarca es el arco o puerta de muralla conservada en Alacón, una obra de sillería en muy buen estado, de cronología tardomedieval, que daba acceso al conocido hoy como barrio del Castillo. La administración civil de los municipios generó, en la Edad Moderna, la necesidad de construcción de casas consistoriales que albergasen diferentes funciones. En los siglos XVI y XVII, para su construcción, se recogieron numerosos elementos de la arquitectura palaciega del momento. Así, el ayuntamiento de Alloza muestra la típica galería de arquillos de Ayuntamiento de Alloza medio punto en su fachada, en el piso correspondiente a la falsa, además de la consabida lonja en la planta baja y un piso noble abierto con grandes vanos. El ayuntamiento de Alloza sigue bastante fielmente el «modelo del Bajo Aragón», influenciado por el ayuntamiento de Alcañiz, mientras que el ayuntamiento de Ejulve, contemporáneo al allocino, pertenece al denominado grupo de las Serranías: no presenta galería de arquillos, pero sí una gran lonja que daba acceso a la cárcel y a la carnicería, además de a la escalera que conducía a los pisos superiores. Finalizado en 1563, fue remodelado en 1671, y destaca por la grandiosidad de sus dimensiones y su simplicidad. Una reforma integral del edificio no permite conocer su disposición interior original. Por último, el ayuntamiento de Crivillén, de finales del siglo XVI, es otro ejemplo de arquitectura renacentista, que pertenece, como el de Ejulve, al mismo grupo de las Serranías: su lonja fue el almudí de la villa y todavía hoy alberga la venta ambulante del municipio; la planta noble está muy transformada y ya no conserva la hornacina gallonada que la decoraba. Este edificio fue escuela de niñas y se encuentra anexo a la antigua cárcel medieval, que conserva un esbelto arco gótico 166 Comarca de Andorra-Sierra de Arcos Ayuntamiento de Ejulve apuntado. La lonja abre a la plaza a través de dos grandes arcos de medio punto que apoyan sobre columnas sin basa y fuste liso. De similar cronología a estas casas consistoriales, y aún posteriores, son los ejemplos de arquitectura doméstica de la comarca Andorra-Sierra de Arcos. La casa de la Donjuana, en la plaza de la Iglesia de Oliete, es un notable ejemplo de arquitectura tardorrenacentista, de los siglos XVI-XVII. Sus propietarios originales, la familia del Castillo, se documenta en la localidad desde 1500 hasta su ruina a principios del siglo XIX. Realizada en ladrillo, destaca su portada de medio punto flanqueada por columnas sobre altos plintos de ladrillo; son columnas anilladas a un tercio de su altura, como era habitual en el Renacimiento aragonés. Presenta medallones en las enjutas, un friso decorativo y, en el centro, el escudo de la familia. El piso superior presenta la consabida galería de arcos de medio punto, en este caso de doble rosca, apoyados sobre pilares y estos, a su vez, sobre un friso decorado con motivos vegetales, geométricos y cabezas humanas. La casa de los Alcaine, en Andorra, configura igualmente la plaza de la Iglesia. Está datada en 1651, según la inscripción del escudo de la fachada. Consta de cuatro plantas: en la primera se abre la portada de medio punto; en la segunda se disponen dos sencillos huecos, con balcones no sobresalientes del muro; y en la tercera, una galería de arcos doblados sobre una moldura longitudinal. En época posterior se recreció el edificio con un ático. Una línea de imposta se sitúa en el segundo piso, rota por los huecos de balcones y el escudo situado sobre la clave de la portada. El interior presenta numerosas modificaciones pues, además de vivienda De las artes 167 familiar de los Alcaine, ha tenido otras funciones, pero aún conserva el patio empedrado en la parte posterior. Esta casa es uno de los pocos vestigios del casco histórico de la villa andorrana. La casa Felicitas en Ejulve es de 1608 y pudo ser primitivamente un monasterio. Sus autores, Domingo Pascual y Juan Soler, dejaron constancia de su buen hacer y de la fecha de realización en la clave del arco de medio punto que conforma la portada, donde figura también un Sagrado Corazón tallado en la piedra. Se compone de planta baja más un piso, con una buhardilla añadida recientemente. Su fachada destaca por su monumentalidad y regularidad en la disposición de los vanos: un gran arco de medio punto en el centro, a Andorra. Casa de los Alcaine (siglo XVII) su derecha una ventana adintelada con una flor de lis en su centro como elemento decorativo, y una pequeña ventana a su izquierda. El primer piso se abre mediante tres vanos adintelados regularmente dispuestos. Por sus características constructivas y formales y por el trabajo de la piedra se vincula a la arquitectura del Maestrazgo. Además de estos ejemplos, no hay que olvidar las numerosas casas con galerías de arquillos de medio punto en sus pisos superiores, o con aleros barrocos, presentes en todos los municipios. Algunas lucen inscrita la fecha de su construcción, e incluso sus autores, como en Ejulve, otras lucen orgullosas sus portadas de sillería, en algún caso con misteriosas leyendas grabadas en las dovelas, y en otras con indescifradas inscripciones, como en Crivillén. Entre la arquitectura civil y defensiva se encuentra la casa-palacio o castillopalacio de Estercuel. Desgraciadamente este edificio no ha sido objeto, todavía, de una investigación en profundidad, aunque sí podemos decir que se localiza en lo alto de un cerro y que en origen pudo tener una función defensiva, aunque luego sufrió ampliaciones y modificaciones. Sería residencia del señor de Estercuel, Gargallo y Cañizar hasta finales del siglo XIX, siendo su última propietaria la condesa de Bureta. Su carácter híbrido de casa solariega y castillo se aprecia en sus fachadas: así, la que mira a la población tiene aspecto de caserón, mientras que en la zona norte y oeste existen contrafuertes de sillares y en los muros de ladrillo aparecen aspilleras. El edificio es de planta rectangular y la construcción principal tiene forma de L, conformando un patio interior. 168 Comarca de Andorra-Sierra de Arcos Dentro de la arquitectura doméstica, como testimonio no de la vida urbana que reflejan los ejemplos anteriores sino del hábitat disperso, podemos incluir las masadas, mases o masías, muy numerosas en la comarca. De todas ellas hemos de destacar el impresionante conjunto formado por las Masías de Ejulve, una treintena de mases distribuidos en un entorno de inigualable belleza, que hace imposible desvincular estos edificios de la Restos del castillo de Estercuel, que fue también residencia del señor de la villa naturaleza que los rodea, configurando unos conjuntos de alto interés arquitectónico y medioambiental. Todavía hoy alguna de ellas está habitada y sus moradores mantienen un modo de vida en trance de desaparecer. Las masías son construcciones rurales ubicadas fuera de los núcleos urbanos y destinadas a explotaciones agrarias, ganaderas o mixtas. Hay que tener en cuenta que, a finales del siglo XIX y principios del XX, más de 17.000 personas vivían en 3.400 masías en las sierras turolenses orientales. Las masías de Ejulve son bellos edificios, todos diferentes entre sí por adaptarse a las condiciones específicas del terreno en el que se construían, pero presentan, sin embargo, elementos comunes: la mayoría son de mampostería, aunque queda algún muro de tapial; se configuran a modo de módulos, normalmente rectangulares, que se van acoplando a un módulo central que constituía el centro de la masía porque en él se localizaba el hogar; y, por último, sus cubiertas suelen ser a una o dos vertientes, de teja árabe sobre entramados de cañizo y madera. La simplicidad y la austeridad son la seña de identidad de estos edificios. Además de las zonas de habitación, completaban la masía pajares, graneros, palomares, tiñadas y corrales para el ganado. Las masadas del Cerro, el Peirón, el conjunto de masías de la Solana –que constituían un núcleo propio–, Mas Pantorra, el mas de los Frailes, el de los Barrancos o los Ordiales son buena muestra de todo lo expuesto. No podemos concluir este apartado dedicado a la arquitectura civil de la comarca sin mencionar otros Ejulve. Masía de los Barrancos, recientemente desaparecida De las artes 169 elementos de interés, principalmente por ser tipologías arquitectónicas no muy abundantes en la zona. La posada de Ejulve es un edificio de estilo barroco, aunque muy reformado, tanto su fachada como su disposición interior, debido a que ha ido adaptando sus funciones de posada al paso del tiempo. Se compone de planta baja, piso principal y granero abuhardillado, la primera de piedra sillar y los dos restantes de ladrillo. Su portada es del siglo XVII, con un frontón curvo y partido que cobija un escudo; las puertas que la flanquean son posteriores pues originalmente hubo ventanas, tal como se puede comprobar en fotografías antiguas. El edificio remata con una galería de arquillos de medio punto (cegada), aunque por su cronología barroca, los arcos son de mayores proporciones que en las galerías de arquillos renacentistas, ganando así importancia en la composición general de la fachada. Esta composición simétrica se prolonga en la fachada lateral. El edificio conserva elementos de la distribución interior original: el zaguán de entrada; a su izquierda, la crujía que daba acceso a las cuadras, en la que aún se ve un arco de medio punto con decoración en yeso; y la escalera central que conduce a los pisos superiores. A la derecha del zaguán, hoy se encuentra una cocina con hogar. Posee además bodegas. El primer piso era la vivienda de los posaderos y en el resto se disponían las distintas habitaciones para la fonda. Posee además bodegas. El hospital de Ejulve es un edificio situado entre el ayuntamiento y la iglesia parroquial, de planta rectangular, dos alturas y tejado a doble vertiente. Los elementos más destacables de este antiguo hospital son, por una parte, la puerta en arco de medio punto de sillería y, por otra, una hornacina avenerada decorada en el extradós por cinco angelillos esculpidos en madera, así como la venera, donde se situaba la imagen del santo protector y que todavía conserva alrededor parte de las yeserías decorativas. Debido a su estado de conservación es difícil proporcionar una cronología aproximada, aunque probablemente sea coetáneo al ayuntamiento y a otros edificios renacentistas de la población. Por último, la presencia de aguas con propiedades curativas en Ariño explica la presencia de dos fondas en las inmediaciones de los Baños de Ariño, hoy en desuso. Las fuentes escritas documentan la utilización de los baños desde el siglo XVIII, pero no es hasta finales del siglo XIX o principios del XX cuando se construyeron unas instalaciones adecuadas. Hasta entonces los visitantes se hospedaban en el santuario de la Virgen de Arcos. El edificio de la fonda Las Garranchas –donde se alojaba la población más humilde, consistiendo el hospedaje en habitación con derecho a cocina– es un sencillo Ariño. Antigua fonda Las Garranchas 170 Comarca de Andorra-Sierra de Arcos bloque rectangular de planta baja más dos alturas, que presenta balcones en la primera planta y ventanas en la segunda. La fonda El Molino, aunque en origen hospedaba a la gente más adinerada, no presenta ningún elemento formal de interés. Además, sus usos posteriores han alterado su aspecto y distribución interior. Una de las muestras más originales del patrimonio cultural vinculado a la Alacón. Conjunto de bodegas excavadas en roca economía tradicional son las bodegas de Alacón: unas quinientas bodegas excavadas en la roca, en la cara norte del cerro sobre el que se asienta la población. Varias de las entradas a estas bodegas están realizadas mediante la técnica de la piedra seca (es decir, sin mortero o ligazón), técnica utilizada en muchos otros elementos de la comarca, como muros y bancadas, principalmente en la zona del río Martín. A los pies de estas bodegas se extiende la zona de eras y pajares. Aunque están presentes en todos los municipios de la comarca, son de destacar, por el número de pajares y su estado de conservación, los casos de Alacón, ya comentado, y Crivillén. En ambos lugares se conservan eras empedradas, donde se trillaba y aventaba el cereal, así como pajares, a veces adosados varios entre sí, realizados en mampostería y con puertas de madera que presentan los cerrojos tradicionales. En el caso de Crivillén se ha inventariado casi medio centenar de ellos. Si esta tipología está relacionada con las labores agrícolas, también hay numerosos testimonios de las actividades ganaderas tradicionales de la comarca. Corrales, parideras y palomares salpican este territorio, destacando las parideras del Cerro Felio de Alacón y el palomar de Oliete, que da nombre a un yacimiento ibérico situado junto a él. Aunque la mayoría de los municipios presentan lavadero, solo dos de ellos, los de Alacón y Ejulve, muestran características de la arquitectura tradicional. El de Alacón es un edificio de mampostería y tejado de teja árabe a doble vertiente sobre armazón de madera. Se trata de un lavadero «de rodillas», puesto que las balsas están excavadas en la tierra, lo que obligaba a arrodillarse para lavar. En este caso tiene dos balsas comunicadas entre sí, una con agua estancada y otra por la que corre el agua constantemente al tener una toma de entrada y otra de salida. En la pared se conservan ganchos y postes de madera, seguramente para colgar la colada. El de Ejulve está muy restaurado y solo conserva algún muro original de mampostería. De las artes 171 Vinculados a los quehaceres femeninos y a la economía tradicional aparecen los hornos tradicionales. El más monumental de todos los conservados es, sin duda, el de Andorra, hoy acondicionado como museo. De 1789, se trata de una construcción de sillería con gran puerta de entrada en arco de medio punto y dovelaje de considerable tamaño; al interior, destacan dos arcos apuntados que sostienen la estructura Andorra. Antiguo horno de pan acondicionado y el horno original. Se conservan otros como espacio expositivo de la colección etnográfica de Ángel García Cañada hornos en Gargallo y Ejulve, y en Alloza existen dos hornos tradicionales todavía en uso. El Horno Alto de Alacón es hoy sede del Parque Cultural del Río Martín, pero mantiene la construcción original, de mampostería, tejado a una vertiente y arco de acceso de gran dovelaje. Por último, del horno de Crivillén solo se conserva algún resto de la estructura, hoy decorando la plaza del Horno de la localidad. En relación a los usos tradicionales del agua, estudiaremos en primer lugar las neveras o pozos de hielo. Estas construcciones, que servían para conservar el hielo dispuesto en capas alternando con otras capas de paja, están presentes en Alloza y Estercuel. La mejor conservada es la nevera de Alloza, que destaca en todo el conjunto de neveras del Bajo Aragón histórico por la solidez de su aparejo y la armonía de su diseño. Estercuel conserva dos de estas obras, una junto al monasterio del Olivar, que serviría a la comunidad mercedaria que allí se alojaba, y otra a los pies del castillo-palacio, recientemente restaurada. En los tres casos son pozos excavados en el suelo, cubiertos con cúpulas de mampostería que sobresalen al exterior y presentan varias aperturas para el acceso al interior. A medio camino entre la arquitectura tradicional y la industrial se encuentran los molinos, localizados junto a los ríos, principalmente harineros, aunque los hubo también de aceite. Hay doce molinos catalogados, de entre los cuales destaca el Molino Alto de Ejulve, que junto al Molino Bajo de la misma localidad configuran una de las rutas con más atractivo de la comarca. Este molino, situado junto a la casa del molinero, se nutre de las aguas del río Guadalopillo, que se canalizan hasta llegar a una balsa que todavía se conserva. Del edificio destaca su portada de sillería, en arco semicircular, por lo que probablemente sea de los siglos XVI o XVII. Estercuel conserva un molino en cuya fachada se lee la fecha de 1542, y en Oliete hay otro con el año de 1591 en una de las dovelas del arco de entrada al Página siguiente: El Molino Alto es el más antiguo de los molinos harineros de Ejulve 172 Comarca de Andorra-Sierra de Arcos De las artes 173 molino. Incluso anterior a estas fechas puede ser el molino de aceite de Crivillén. Además de las ruedas de los molinos, también las aguas de los ríos que surcan estas tierras han movido norias, de las que se conservan las localizadas en el río Estercuel, en el tramo entre Estercuel y el monasterio del Olivar; tres norias servían para subir el agua del río para regar las huertas de esa zona. Bibliografía BAJÉN GARCÍA, Luis Miguel y GABARRÚS ALQUÉZAR, Fernando, Memoria de los hombres-libro. Guía de la Cultura Popular del Río Martín, Centro de Interpretación de la Cultura Popular del Parque Cultural del Río Martín, Albalate del Arzobispo, 2002 (texto y dos CD audio). BAYOD CAMARERO, Alberto y BENAVENTE SERRANO, José Antonio, «Neveras y pozos de nieve o hielo en el Bajo Aragón. El uso y el comercio de la nieve durante la Edad Moderna», Al-Qannis, 8 (1999), Taller de Arqueología de Alcañiz, Alcañiz. BENITO MARTÍN, Félix, Patrimonio Histórico de Aragón. Inventario arquitectónico: Teruel, vol. II, Diputación General de Aragón, Zaragoza, 1991. 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