Se ríe de España y de los españoles

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Juan Torres López
Ganas de escribir
http://juantorreslopez.com
Se ríe de España y de los españoles
Publicado en Publico.es el 10 de julio de 2012
Leer las páginas económicas, o incluso solo las portadas, de los medios se está convirtiendo en un ejercicio de
puro masoquismo: no hay manera de disimular el ridículo que está haciendo España.
Hace un mes que se aprobó el rescate de la banca española que según Rajoy resolvía el problema de nuestra
economía y que mereció una surrealista felicitación del Rey Juan Carlos. En este tiempo ha habido cumbres y
varias reuniones de los ministros de Economía pero hasta el momento no se han fijado ni las condiciones
concretas, ni qué cantidad exacta se precisa, ni cuándo comenzará a ser efectivo. Se hacen declaraciones
contradictorias diciendo un día blanco y otro negro pero siempre se insiste en lo mismo: hay que seguir rebajando
gastos y derechos y reduciendo los ingresos de los trabajadores. Lo que era la solución resulta que lo ha
empeorado todo y nadie, sin embargo da cuentas de ello.
Se han reído de nosotros. El objetivo es salvar a la banca alemana, que es lo que de verdad les interesa, pero
quieren hacerlo con las máximas garantías y eso obliga a que el rescate sea uno definitivo, directamente sobre la
economía española y con la garantía directa del Estado. El de los 100.000 millones para los bancos no era sino
una salva porque resulta infumable: nadie puede entender que si es a los bancos a quien hay que rescatar se
haga responsable de ello a los ciudadanos en su conjunto. Por eso, para provocar el grande, están dejando que
nos precipitemos al abismo, no porque la cuantía de nuestra deuda pública sea excesiva, como dicen, sino porque
nos atan de pies y manos y nos empujan ante los inversores. Simplemente haciendo lo que está haciendo el
Banco Central Europeo, nada de lo que haría un banco central auténtico, bastará para que seamos intervenidos
en poco tiempo y para que nuestra economía sea puesta bajo control directo y permanente de los acreedores
alemanes. Queda muy poco tiempo para que las comunidades autónomas se declaren sin liquidez y para que el
propio Estado, con tipos en los mercados superiores al 7% u 8% se reconozca incapaz de hacer frente a sus
compromisos de pago. Esa es la secuencia inevitable que producen las medidas que se están tomando.
Si lo que quisieran de verdad fuese salvar a nuestra economía y al euro no harían lo que están haciendo ni nos
seguirían obligando a tomar medidas que van a hundir más la demanda, la generación de ingresos, o incluso la
posibilidad de que paguemos la deuda que dicen querer que paguemos. Si desearan realmente frenar la presión
de los mercados bastaría que el Banco Central Europeo fuese lo que no es, y que se adoptara una estrategia de
creación de actividad y empleo para toda Europa en el marco de un pacto global de rentas, pero es que no buscan
eso. Quieren que la prima de riesgo siga subiendo para extorsionar más fácilmente y acelerar lo que revestirán
como una situación de emergencia que no admita retóricas. Se ríen de nosotros porque lo que van buscando es
someter a nuestra economía y no a salvarla en un marco de cooperación y unión europeas.
La última tomadura de pelo de quienes se pasan todo el día diciendo que hay que respetar a los mercados y
dejarlos que actúen con plena libertad ha sido salvar una vez más la cara de los bancos permitiendo valorar sus
activos a precios “razonables” en el marco de una agencia inmobiliaria sui generis, como ya adelantamos que
harían en nuestro libro Lo que España necesita. Es decir, que una vez más se pasan por el forro lo que establecen
libremente los mercados que tanto dicen respetar: si el precio razonable no es el que fijan los mercados ¿para qué
puñetas sirven? Se ríen de nosotros porque una vez más nos están robando delante de nuestra mismos ojos.
En España es nuestro propio gobierno quien se ríe de nosotros engañándonos sin piedad.
El Ministro de Economía alaba sin descanso a las autoridades europeas, agradece sus propuestas razonables y
jura y perjura que haremos todo lo que sea necesario para contentar a los mercados, porque es lo que más nos
conviene. Pero, justo al mismo tiempo, el de Asuntos Exteriores suplica al Banco Central Europeo (donde hemos
perdido la influencia que teníamos, aunque tampoco podamos decir que la hayamos utilizado precisamente a
nuestro favor) para que intervenga contra los mercados y ponga formes a los especuladores. Un alarde de
discurso coherente y de sincera estrategia compartida. El Ministro de Hacienda, que ya ocupa la cartera por
segunda vez, reconoce que ha de subir el IVA porque es un incompetente que no sabe hacer que todos paguen lo
que tiene que pagar y Cospedal se consolida como la mayor y más desvergonzada demagoga del reino. Ahora
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carga contra la función pública sin caer en lo que ella tendría que ser la primera en recordar: que en España hay
menos trabajadores públicos en relación con la población activa total que en la media de los Quince, que se gasta
menos en retribuirlos, que nuestro sector público es bastante más reducido que el de los países más avanzados y
competitivos de nuestro entorno, y que esos seres despreciables a los que se refiere y a los que ya está poniendo
en la calle son los maestros o los médicos de los hijos de familias que no pueden pagarse servicios privados, por
cierto, casi siempre de peor calidad que los públicos a pesar de que disponen de más recursos y de que no
asumen todas sus cargas. Y olvidando, sobre todo, que la función pública con la que quieren acabar fue la mejor e
imprescindible solución para evitar que las oligarquías de los partidos (de las que ella forma parte) se hicieran
dueñas del Estado en perjuicio de la mayoría de la población.
Pobre España y pobre pueblo español, tan silencioso y obediente. Vibra de patriotismo cuando gana La Roja pero
enmudece cuando le roba una potencia extranjera o cuando su gobierno le miente y le traiciona.
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