bioética y racionalidad. el personalismo al servicio de la ampliación

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Cuadernos
Rodrigo Guerra
de Bioética
López Bioética
XXIV 2013/1ª
y Racionalidad. El personalismo al servicio de la ampliación del horizonte de la razón en la fundamentación bioética
Copyright Cuadernos de Bioética
BIOÉTICA Y RACIONALIDAD.
EL PERSONALISMO AL SERVICIO DE LA
AMPLIACIÓN DEL HORIZONTE DE LA RAZÓN EN
LA FUNDAMENTACIÓN BIOÉTICA
BIOETHICS AND RATIONALITY.
PERSONALISM AT THE SERVICE OF EXPANDING THE HORIZON OF
REASON AT THE FOUNDATION OF BIOETHICS
RODRIGO GUERRA LÓPEZ
Centro de investigación social avanzada (CISAV)
Fray Luis de León #1000, Colonia Centro Sur, CP 76090, Querétaro, Querétaro.
Teléfono: (52) 442-245-2214
E-mail: [email protected]
RESUMEN
Palabras
El personalismo no sólo ofrece un valioso aporte a los interesados en la bioética que les permite con-
clave: bioética,
trastarse con otras escuelas y corrientes, sino que por sus características ético-antropológicas puede cola-
personalismo, razón,
borar a ampliar el horizonte de la razón. La bioética en la actualidad necesita ampliar el horizonte de la
postmetafísica,
racionalidad que la anima a través de: 1) El personalismo ontológicamente fundado, gracias al cual el ser
subjetividad.
personal emerge con toda su evidencia como ente en cuanto ente en su sentido más propio. 2) La superación de la antinomia subjetivismo-objetivismo afirmando que la subjetividad del ser humano es un dato
Recibido: 07/11/2012
Aceptado: 17/01/2013
objetivo. 3) El reconocimiento de la norma personalista de la acción como precepto fundamental de la ley
natural ya que cuando la bioética se construye con apertura al dato objetivo de la subjetividad es más fácil
apreciar que la persona humana es verdadero fin y no debe ser usada como mero medio. 4) El descubrimiento del fundamento normativo de la vida moral ya que no es lo mismo determinar el fin último de la
acción humana que obtener una justificación última de las normas de la acción humana. Esta distinción
asimilada en profundidad muestra como los preceptos de la ley natural deben ser respetados independientemente que se acepte o no la existencia de Dios.
ABSTRACT
Keywords:
Personalism not only provides a valuable contribution to those interested in bioethics by allowing con-
bioethics,
trasts with other schools and currents of thought, but its ethical and anthropological features can serve to
persolism, reason,
widen the horizon of reason. Bioethics today needs to expand the horizon of rationality in which it is ani-
postmethaphysics,
mated through: 1) An ontologically ground personalism thanks to which the personal being emerges with
subjectivity.
all its evidence as being in the most proper sense of being. 2) The overcoming of subjectivism-objectivism
antinomy through the claim that human subjectivity is an objective fact. 3) The recognition of the personalistic norm of action as a fundamental precept of natural law. When bioethics is built with openness to the
objective datum of subjectivity it becomes easy to appreciate the human person as a real aim that should
not be used as mere means. 4) The discovery of the normative basis of the moral life, because determining
the ultimate end of human action is not the same as obtaining an ultimate justification of the norms of
human action. When this distinction is deeply assimilated, it can show that the precepts of natural law
must be respected regardless the acceptance of God´s existence.
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Rodrigo Guerra López Bioética y Racionalidad. El personalismo al servicio de la ampliación del horizonte de la razón en la fundamentación bioética
América Latina, por ejemplo, una parte importante de
1. Introducción
El personalismo es un amplio movimiento filosófico,
la inspiración que ha animado a los partidos demócrata
cultural y militante que busca reivindicar la centralidad
cristianos y a diversas luchas por la liberación, la justicia
de la persona humana como sujeto digno, comunional y
y la democracia no pueden entenderse sin el aporte sus-
llamado a una vocación trascendente. Desde sus fuentes
tantivo de pensadores personalistas. Baste mencionar,
próximas con figuras como Emmanuel Mounier, Jacques
para el caso latinoamericano, el peso decisivo que han
Maritain, Max Scheler, Edith Stein, Dietrich von Hilde-
tenido figuras como Jacques Maritain y Karol Wojtyla-
brand, Maurice Nedoncelle, Karol Wojtyla, Jean Marie
Juan Pablo II en distintas coyunturas y el modo cómo sus
Domenach, Josef Seifert, Carlos Díaz, y Juan Manuel Bur-
propuestas filosófico-culturales han sido asimiladas en
gos, o incursionando en sus orígenes remotos con una
ambientes partidistas, empresariales, en innumerables
larga tradición que pasa por Platón, San Agustín, San
organizaciones de la sociedad civil, en la pastoral de la
Anselmo, Santo Tomás de Aquino, San Buenaventura,
Iglesia, etcétera.
Pascal, Kierkegaard, Rosmini y tantos otros, ha contri-
Sin embargo, uno de los espacios y ambientes en los
buido a desafiar la racionalidad autoreferencial en sus
que el personalismo más ampliamente ha proyectado su
diversas modalidades de realización histórica1.
potencia especulativa y práctica se encuentra en la bioéti-
El personalismo en la actualidad no se puede enten-
ca. El nacimiento de la bioética personalista corre a la par
der sin sus controversias, sin sus momentos luminosos
del modo cómo el pensamiento de Karol Wojtyla-Juan
y sin las voces que en ciertos momentos le declaraban
Pablo II fue asimilado al interior de la Iglesia católica.
En efecto, el peculiar perfil filosófico que Karol Wo-
difunto. Todo el itinerario que ha recorrido es parte ya
jtyla cultivó a lo largo de los años y que le permitió
de su peculiar identidad como movimiento.
A diferencia de las escuelas filosóficas particulares,
realizar una lectura crítica de Aristóteles, Tomás de
un movimiento como el personalista, no se encuentra
Aquino, Kant y Scheler —entre otros— enriqueció pro-
asociado a un conjunto de fórmulas que más o menos
videncialmente el Magisterio eclesial y permitió generar
expresan un canon de ortodoxia filosófica sino principal-
una suerte de nueva síntesis del pensamiento moral que
mente a una dirección que si bien posee un importante
trascendió de una manera sumamente afortunada en
momento especulativo no tiene como principal objetivo
el ámbito de la bioética. En este proceso, la figura de
la mera discusión intelectual sino el compromiso activo,
Mons. Elio Sgreccia, de sus discípulos y de los múltiples
solidario y permanente con las personas, en especial con
grupos y asociaciones de bioética generadas gracias a
las más débiles.
su impulso e inspiración a través del mundo, no podrán
jamás olvidarse al momento de pensar en el nacimiento
Existen diversos espacios y ambientes en los que el
de la bioética personalista.
personalismo ha influido más allá de los debates puramente intelectuales. No sin cierta tristeza, un mexicano
La bioética personalista es en la actualidad una de
como el que aquí escribe, mira que en Europa son poco
las corrientes de fundamentación y práctica bioética más
conocidos los lugares en los que el personalismo ha im-
importantes del mundo y ofrece una lucha cultural a fa-
pactado más allá de las fronteras “continentales”. En
vor de la dignidad de la vida humana en los escenarios
más diversos, muchas veces fuertemente marcados por
grupos y escuelas de bioética cuyo modelo de racionali-
1 Cf. Mounier, E. El personalismo. Antología esencial, Sígueme, Salamanca 2002; A.A. V.V., La revolución personalista y comunitaria en Mounier, Fundación Emmanuel Mounier-Imdosoc,
Salamanca 2002; Díaz, C. El libro del militante personalista y comunitario, Editorial Mounier, Madrid 2000; Idem, ¿Qué es el personalismo comunitario?, Fundación Emmanuel Mounier-Imdosoc, Salamanca 2002; Idem, Treinta nombres propios, Fundación Emmanuel
Mounier-Imdosoc, Salamanca 2002; Burgos, J.M. El personalismo,
Palabra, Madrid 2000; Rigobello, A. Il personalismo, Citta Nuova,
Roma 1978.
dad se encuentra aún atrapado en los límites y contradicciones de la crisis moderno-ilustrada y de las diversas
reacciones postmodernas.
Precisamente a continuación trataremos de exponer
una hipótesis a este respecto: el personalismo no sólo
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Rodrigo Guerra López Bioética y Racionalidad. El personalismo al servicio de la ampliación del horizonte de la razón en la fundamentación bioética
ofrece un valioso aporte a los interesados en la bioética
vierten en documentos como el juramento hipocrático y
que les permite contrastarse con otras escuelas y corrien-
en otros textos similares.
tes, sino que por sus características ético-antropológicas
Ya en otros estudios hemos intentado mostrar pre-
puede colaborar a ampliar el horizonte de la razón, es
cisamente que la bioética debe ser personalista no por
decir, puede ayudar tanto a nivel especulativo como en
adscripción de escuela sino principalmente por exigencia
el ámbito de la cultura, a la deconstrucción de los mo-
intrínseca al momento de pretender constituirse como
dos de racionalidad que desde diversas premisas se han
ciencia estricta2. De momento, no nos detendremos más
desarrollado a lo largo de los últimos siglos y que a
en esta cuestión. Baste mencionar que esto, ya de suyo,
pesar de sus diferencias coinciden en poseer un carácter
muestra el potencial heurístico de las investigaciones
marcadamente postmetafísico.
con carácter personalista. Mirar al ser humano como
persona permite que emerja un conocimiento que de
otro modo no surgiría. No es posible comprender los
2. El pensamiento postmetafísico y la bioética
La bioética nació en los momentos en que la raciona-
fundamentos éticos de las intervenciones biomédicas o
lidad instrumental moderna había hecho crisis y esta se
los fundamentos éticos para el cuidado medioambiental
había visibilizado a través del horror de los campos de
sin tomar en consideración como fuente principalísima
exterminio y, en particular, por medio de la experimen-
de conocimiento a la propia persona dotada de razón,
tación que los nazis efectuaron con seres humanos vi-
de voluntad libre y de dignidad, es decir, de un valor
vos sin consentimiento informado. Desde este punto de
sui géneris que permite juzgar la realidad de un modo
vista, la bioética puede considerarse como uno de esos
humano.
momentos de generación de pensamiento crítico tras el
Prescindir de este dato, colocarlo entre paréntesis
absurdo de la segunda guerra mundial. La indignación
o tratar de construir fuentes de normatividad para la
y el dolor hicieron advertir a muchos que la pura lógica
libertad al margen de las exigencias racionales que se
de poder no puede ser la que defina la vida y el destino
descubren a partir del encuentro con la dignidad del
de las personas y de los pueblos. De este modo, la bioé-
ser humano, podrá ser interesante, podrá adquirir una
tica da sus primeros pasos como discurso que reacciona
gran complejidad, pero dejará una evidencia elemental
ante graves violaciones a la dignidad humana, es decir,
fundante con consecuencias graves para la vida huma-
la bioética emerge en la escena precisamente para abrir
na personal y social. En particular, cuando este tipo de
el horizonte de la razón a las exigencias de aquello que
oscurecimientos suceden, la razón no sólo censura un
el poder autoritario tiende a negar.
cierto tipo de datos que no acepta reconocer sino que
lentamente se desliza hacia un escepticismo metodoló-
Aún cuando el personalismo aparece en el mundo
gico respecto de los fundamentos de lo real.
de la bioética tiempo después, no podemos ignorar que
el origen próximo de este saber interdisciplinario po-
Es este “deslizamiento” el que ha permeado primero
seía un ingrediente personalista de modo tácito en su
como pensamiento antimetafísico sectorial —negando
mismísimo origen. Cuando se logra reconocer, además,
el noúmeno, negando la causalidad, negando la digni-
que la bioética realmente continúa la larga historia de
dad de algunos, etcétera— y luego como profecía de
la ética médica el elemento personalista se advierte cla-
futuro, es decir, como pensamiento que ha de aspirar
ramente como un constitutivo esencial y no como una
a superar totalmente y por suerte de una cierta necesi-
denominación extrínseca. La práctica de la medicina, de
hecho, nació no como un mero saber técnico para resol-
2 Cf. Guerra, R. “Por una bioética sin adjetivos. La bioética en
el contexto de la crisis moderno-ilustrada”, en Medicina e Morale,
6, 2006, p.p. 1189-1204; “Por una bioética sin adjetivos II. Bioética,
interdisciplinariedad y sociedad plural, en Medicina e Morale, 1,
2008, p.p. 69-82; “Por una bioética sin adjetivos III. Importancia de
las relaciones entre ética y biología para la constitución de la bioética”, en Medicina e Morale, 5, 2008, p.p. 955-976.
ver problemas en materia de salud sino como un saber
humanista, con importantes contenidos antropológicoéticos en su inspiración fundamental, tal y como se ad-
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dad histórica, a la metafísica, entendida, como pregunta
a sí misma y subordinándose a las fuerzas de la irraciona-
por el fundamento de lo real en cuanto real. Este es el
lidad revestidas, eso sí, de todos los previos argumentos
pensamiento postmetafísico que en la actualidad apa-
que las dotan de un ropaje pseudo-racional y razonable.
rece con muchos rostros y expresiones y que en nuestra
De esta manera, en nombre de la libertad y autono-
opinión posee un significado complejo: por una parte
mía de la investigación científica se vulnera la dignidad
muestra el cansancio del ser humano que ya no desea
de ciertos seres humanos que deberían de poder ser
reconocer la realidad como signo de algo más, es decir,
respetados también en su libertad y autonomía.
que acota la realidad a su inmediación experiencial, y
No deja de ser interesante que uno de los más im-
por otra parte, exhibe en su negación, que la razón
portantes exponentes del pensamiento postmetafísico,
misma se empequeñece renunciando a hacer preguntas
como lo es Jürgen Habermas, en una de sus obras de-
que busquen la resolutio ad ens, la resolución de los
dicadas a cuestiones bioéticas, diga a este último res-
fenómenos a su fundamento en el ser.
pecto dos cosas importantes que muestran cómo desde
No deja de ser sorprendente que la bioética haya
el interior de su propia postura pareciera comenzar a
transitado de un personalismo de origen a ser víctima en
reconocerse que esta es insuficiente. En primer lugar,
varias de sus corrientes principales justamente de la crisis
Habermas, comentando la posibilidad real de interven-
de la racionalidad que pretendía corregir y combatir. En
ciones biotecnológicas en el genoma para la generación
efecto, las bioéticas liberales (M. Charlesworth), princi-
de seres humanos sobre diseño, comenta:
pialistas (T. L. Beauchamp y J. Childress), funcionalistas
El primer ser humano que fije a su gusto el
(P. Singer), contractualistas (H. T. Engelhardt), casuísticas
ser así de otro ser humano, ¿no tendrá también
(S. Toulmin) y otras, a pesar de sus diversos orígenes
que destruir aquellas libertades que, siendo las
y premisas, flotan en la atmósfera postmetafísica. Este
mismas para todos los iguales, aseguran la diver-
es un caso emblemático de lo que Augusto Del Noce
sidad de estos?3
denominaba con gran agudeza subordinación en la opo-
En segundo lugar, nos llama la atención que Haber-
sición, es decir, asimilación subrepticia del error antes
mas al hacer una breve meditación sobre la figura de
identificado y rechazado.
Kierkegaard señala que el autor danés ha visto algo con
El clima postmetafísico aparentemente es más libre,
gran perspicacia: si la moral pudiera poner en movimien-
emancipado, democrático, justo y respetuoso de las di-
to a fuerza de buenas razones la voluntad de un sujeto
versas cosmovisiones. Además, evidencia el fracaso de
no se explicaría la existencia de sociedades cristianas
intentar erigir una moral universal y propone que la vida
ilustradas, profundamente corruptas. E inmediatamente
social sólo asegure la igual libertad de todos para cons-
declara:
truir la propia autocomprensión ética. En buena medida
La represión coagulada en normalidad o el
esta es la interpretación de Rawls y de quienes conside-
reconocimiento cínico de una situación mundial
ran que ante la derrota de las comprensiones metafísicas
injusta no apuntan a un déficit de saber sino a
no existe otra salida que hacer de la ética un acuerdo so-
una corrupción del querer. Aquellos que mejor
cial sobre los mínimos a respetar en la interacción social.
podrían saberlo no quieren comprender4.
Sin embargo, como hemos dicho esto es lo que suce-
En efecto, la amplitud o estrechez de la razón delan-
de solo aparentemente: cuando el fundamento es débil
te de la totalidad de factores que integran la realidad
o se disuelve, la voluntad de poder emerge. La raciona-
depende en buena medida de la elección que la volun-
lidad deviene en lógica de poder que no por sutil deja
tad hace. No me refiero a un acto creativo que impone
de ser poder autolegitimado. Otro modo de decir esto
mismo podría ser así: una razón que se censura a sí mis-
3 Habermas, J. El futuro de la naturaleza humana. ¿Hacia una
eugenesia liberal?, Paidós, Barcelona 2002, p. 146.
4 Ibidem, p. 19.
ma en su apertura y privilegia solo los datos que no le
parecen conllevar absolutos, termina desautorizándose
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con la que la persona educa su voluntad para ayudar a
3.1. Ampliación de la razón a través del personalismo ontológicamente fundado
que la inteligencia con la mayor apertura posible pueda
El personalismo ontológicamente fundado ofrece
mirar la verdad. La interacción y sinergia entre razón y
la posibilidad de ampliar el horizonte de la razón al
voluntad es importantísima en el tema que nos ocupa,
momento de buscar fundamentar la bioética ofrecien-
dada la enorme facilidad con la que nuestro querer pue-
do evidencias que abren la clausura del pensamiento
de elegir no comprender.
postmetafísico, siempre desconfiado de fundamentos y
de manera fantasiosa un cierto objeto sino de la rectitud
fines.
3. La ampliación de la razón en la bioética a
través del personalismo
¿Qué significa la expresión “ontológicamente fundado”? ¿Cómo es que un personalismo así abre la “clausu-
La bioética en la actualidad necesita ampliar el ho-
ra del pensamiento postmetafísico”? Lo que deseamos
rizonte de la racionalidad que la anima. Esta hipótesis
señalar es que, por una parte, a lo largo de la histo-
posee muchas aristas. Me atrevo a apuntar una de ellas
ria del personalismo, una gran cantidad de intuiciones
que de repente puede resultar un poco incómoda: esta
antropológicas y éticas han sido vertidas por diversos
necesidad no sólo es grande de cara a la controversia
autores. Así mismo, muchas iniciativas sociales y cultu-
contemporánea entre escuelas y tendencias sino tam-
rales han nacido del compromiso militante a favor de
bién en el proceso en el que la propia bioética perso-
la persona y su dignidad. Sin embargo, para que es-
nalista se encuentra en el presente. Me refiero a que
tos esfuerzos intelectuales y prácticos no se desfonden
la bioética que suele adjetivarse como “personalista”
es menester ocuparse de las razones que los justifican.
no está cabalmente constituida como saber interdisci-
Cuando usamos la palabra “razones” queremos decir
plinario científicamente fundado y requiere de una más
que para lograr auténtica comprensión es necesario es-
amplia y estricta fundamentación.
clarecer hasta el fondo un fenómeno que emerge en la
Más aún, en algunos ambientes bajo el nombre de
experiencia. La comprensión intelectual no se logra re-
bioética personalista, de cuando en cuando suele apare-
pitiendo fórmulas —por correctas que estas sean— sino
cer más bien un discurso apologético defensivo de indu-
incursionando con la propia inteligencia en el fenómeno
dable recta intención pero con deficiencias argumenta-
en orden a descubrir su esencia. Sobra decir que esto
tivas que debilitan la promoción y defensa de la cultura
suele ser un esfuerzo trabajoso pero indispensable para
de la vida en el espacio público.
apropiarse de un conocimiento y poder decir “entendí”,
“yo entendí”.
Este fenómeno acontece, en nuestra opinión, gracias a que el pensamiento postmetafísico más allá de
¿Cómo se descubre el fundamento ontológico del
sus espacios académicos de articulación, existe como fe-
personalismo? Autores como Karol Wojtyla y Josef Sei-
nómeno cultural y no respeta fronteras. El tedio de la
fert no arrancan sus investigaciones haciendo citas céle-
razón no es exclusivo de quienes arteramente niegan la
bres o apelando a argumentos de autoridad5. Al contra-
posibilidad de transitar del fenómeno al fundamento y
rio, a través de sus obras nos ayudan a mirar en primer
menos es exclusivo de quienes abiertamente lastiman la
término con gran detenimiento la propia experiencia. La
dignidad de la persona humana al tomar decisiones bio-
experiencia humana elemental es precisamente la fuen-
éticas. Por ello, las consideraciones que a continuación
te primaria para el desarrollo de una comprensión sobre
siguen pueden hacernos bien a todos porque todos es-
la persona y su fundamento ontológico. Es ahí, cuando
tamos necesitados de una nueva apertura que posibilite
me doy cuenta que acompañando a toda experiencia
un renovado estupor y asombro ante la dignidad de la
5 Véase, por ejemplo: Wojtyla, K. Persona y acción, Palabra,
Madrid 2011; Josef Seifert, Essere e Persona. Verso una fondazione
fenomenologica di una metafisica classica e personalistica, Vita e
Pensiero, Milano 1989.
persona humana, particularmente cuando más vulnerable y frágil es.
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existe una presencia continua de mi propio yo que sabe
por otra parte, considerarla idéntica con la reduc-
de sí, que emerge con gran fuerza la evidencia primaria
ción y con la definición del género del hombre;
sobre el esse personae, sobre el ser personal. Darme
significa, en cambio, dar vida a aquel tipo de in-
cuenta del yo que soy significa que soy antes de darme
tervención metodológica que podría ser defini-
cuenta. Más aún, el darme cuenta no podría darse si
da como detenerse en lo irreductible. Es decir, es
no hubiera un sujeto que lo realizara y cuyo ser fuera
necesario pararse en el proceso de reducción que
precisamente una realidad más extensa y comprehensiva
nos conduce a una comprensión del hombre en el
que la propia conciencia. Así, sólo es posible que un yo
mundo (comprensión de tipo cosmológico), para
sea consciente de sí si el yo es real, si el yo está instala-
poder comprender al hombre en sí mismo. Este
do en el mundo persistiendo transtemporalmente en el
segundo tipo de comprensión podría ser llamado
ser. Un yo pensado no piensa. No es lo mismo el yo que
personalista7.
la consciencia del yo. Solo piensa un yo que es y que
Procediendo de este modo, emergerá nuevamente
es personalmente, es decir, un ser cuyo ser posee una
la categoría de “sustancia” sin embargo redescubierta
cierta autarquía ontológica, un ser que posee su ser en
al interior del viviente humano, de la persona humana,
propiedad privada, o como suele decir Karol Wojtyla, un
con las connotaciones propias de lo personal. Así, decir
sujeto sui iuris et ab altero incommunicabilis6.
sustancia en el caso de la persona humana no es igual
El ser personal es un tipo de ser irreductible a cual-
que decir sustancia en el caso de un ente no-personal.
quier ser no-personal. Es imposible explicar cabalmente
El subsistir personal implica la participación de un acto
a la persona como persona si comenzamos primero in-
de ser capaz de generar un ente no-instanciable. Por
cursionando en la ontología de los entes no-personales.
ello, es que en nuestra opinión un personalismo on-
Lo inferior no ilumina lo superior sino viceversa. Por
tológicamente fundado en los cimientos de la bioética
ello, el fundamento ontológico del personalismo implica
exige reconocer a la persona humana no sólo como un
superar una comprensión puramente cosmológica que
ente único e irrepetible —toda sustancia primera lo es—
considera al ser humano como un ente más, sumergido
sino además como un ente insustituible por haber sido
en el amplio universo del resto de los entes. El funda-
creado desde su inicio más modesto en la fecundación
mento ontológico del personalismo no se obtiene sim-
con un tipo de individualidad irreductible no sólo a los
plemente repitiendo, por ejemplo, la ontología aristo-
entes no-personales sino aún a otros entes como ella.
télica o tomista sino descubriendo las categorías metafí-
Con estas razones apuntadas es posible decir con total
sicas pertinentes desde dentro de la propia experiencia
certeza: ninguna persona es intercambiable, cosa que
humana elemental. Karol Wojtyla dice a este respecto:
en el debate bioético contemporáneo es fundamental.
Se nos presenta el hombre no solamente
Si la racionalidad que anima y vigoriza a la bioética
como ser definido por un género, sino como “yo”
es capaz de abrirse a este dato, entonces el horizonte
concreto, como sujeto que tiene la experiencia
de la razón deja de estar cerrado al horizonte del ser
de sí. El ser subjetivo y la existencia que le es
y se abre a un mundo transfenoménico, es decir, a un
propia (suppositum) se nos manifiesta en la expe-
mundo en el que el aparecer revela el ser, en el que
riencia precisamente como este sujeto que tiene
el fundamento de la vida personal se advierte y puede
experiencia de sí. Si lo tenemos en cuenta como
llegar a ser mentado. En otras palabras, el pensamien-
tal, lo subjetivo nos revelará la estructura que lo
to postmetafísico es derrotado cuando el ser personal
constituye como un “yo” concreto. Revelar esta
emerge con toda su evidencia como ente en cuanto ente
estructura del “yo” humano no deberá significar,
en su sentido más propio (tó óntos ón kat exojén).
6 Cf. Guerra, R. Volver a la persona. El método filosófico de
Karol Wojtyla, Caparrós, Madrid 2002.
7 Wojtyla, K. “La subjetividad y lo irreductible en el hombre”,
en El hombre y su destino, Palabra, Madrid 1998, p.p. 33-34.
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Rodrigo Guerra López Bioética y Racionalidad. El personalismo al servicio de la ampliación del horizonte de la razón en la fundamentación bioética
3.2. Ampliación de la razón al superar la antinomia
subjetivismo-objetivismo
Así mismo, la experiencia humana elemental nos
3.3. Ampliación de la razón a través del reconocimiento de la norma personalista de la acción como
precepto fundamental de la ley natural
permite superar la lamentable fractura entre sujetos y
Cuando la bioética se construye con apertura al dato
objetos. Fractura que ha derivado ya sea en la inflación
objetivo de la subjetividad es más fácil apreciar que la
de la subjetividad ya en su oscurecimiento o negación.
persona humana es verdadero fin y no debe ser usada
En nuestra opinión, la bioética puede ampliar el hori-
como mero medio9.
zonte de la razón cuando evita caer en estos dos esco-
En efecto, la experiencia humana elemental nos des-
llos tan frecuentes afirmando que la subjetividad del ser
cubre a la persona como un yo. Sin embargo, el yo se
humano es un dato objetivo. En otras palabras, para la
manifiesta ante sí mismo y ante los demás como yo, a
bioética es muy importante reconocer que la palabra
través de la acción. La acción humana es una ventana
“objetivo” significa lo que está delante (ob-) y se lanza
que nos permite interpretar el significado de las viven-
a mi consideración (iacio, iactum). Objeto es aquello que
cias del yo. La acción humana es una dimensión de la
se da, que se ofrece. Pues bien, el objeto que más se me
belleza de la persona que la manifiesta en su esplen-
da y se me ofrece es aquel que se me entrega como don,
dor característico. Nada más bello que mirar cómo una
de manera consciente y libre. Dicho de otro modo, existe
persona se manifiesta en sus actos libres, en especial en
un tipo de dato que es máximamente oferente porque
aquellos, que son total donación al otro en el amor.
es capaz con verdadero autodominio de entregarse a sí
Observar con admiración y atención esta experiencia
mismo, no sólo en su exterioridad cósica sino desde su
nos deja importantes datos antropológico-éticos. Uno
interioridad personal, desde su subjetividad. La persona
de los más inmediatos e imponentes es precisamente
humana, de esta manera, gracias a su subjetividad es
el que versa sobre el carácter ininstrumentalizable de
máximamente objetiva. Más aún, gracias a esta eviden-
la persona. La experiencia de la persona en acción es
cia es posible superar la controversia subjetivismo-obje-
experiencia de una singular autoteleología al momento
tivismo, idealismo-realismo, que muchas veces ha ten-
de ejercer la libertad. Esta autoteleología sólo es posible
sionado el escenario filosófico y aún bioético. Miremos
si el sujeto de dónde emerge es y vale como fin, es decir,
con atención lo que dice Karol Wojtyla a este respecto:
un sujeto afirmable por sí mismo. Dicho de otro modo:
La antinomia subjetivismo-objetivismo y lo que
la libertad humana es índice de dignidad, es decir, de
se esconde detrás del idealismo-realismo creaban
estar delante de un sujeto real que se distingue por po-
un clima poco propicio a los intentos que iban di-
seer la dignidad como propiedad: “hypostasis proprie-
rigidos a ocuparse de la subjetividad del hombre.
tate distincta ad dignitatem pertinente”, decía Tomás
Se temía que eso llevase inevitablemente al subje-
de Aquino citando una definición utilizada por varios
tivismo. (…) Quien escribe esto está convencido de
autores en la Edad media10.
que la línea de demarcación entre la aproximación
9 Cf. Guerra, R. Afirmar a la persona por sí misma. La dignidad como fundamento de los derechos de la persona, CNDH,
México 2003.
10 Algunos piensan que esta definición proviene de Alano de
Lila también conocido como Alano de Insulis († 1203), uno de los
grandes pensadores del siglo XII, quien recibió una importante influencia platónica. Por ejemplo, esta es la opinión de los traductores
de la Summa Theologicae de Tomás de Aquino editada en BAC
Maior (Madrid 1988) quienes en I, q. 29, a. 3, ad 2 colocan una referencia a este respecto. Nosotros al consultarla (Alanus de Insulis,
Theologicae regulae, en Patrologia Latina, J. P. Migne, París 1855, T.
210, reg. 32, col. 637) hemos visto que no se usa literalmente esta
definición. Otros piensan que proviene de Alejandro de Hales quien
la difundió ampliamente durante la edad media (así Josef Seifert
en su What is Life? The Originality, Irreducibility, and Value of Life,
Rodopi, Amsterdam-Atlanta 1997, p. 139, n. 4 cita la Glossa, 1, 23,
subjetiva (de modo idealista) y la objetiva (realista), en antropología y en ética debe ir desapareciendo y de hecho se está anulando a consecuencia
del concepto de experiencia del hombre que necesariamente nos hace salir de la conciencia pura
como sujeto pensado y fundado “a priori” y nos
introduce en la existencia concretísima del hombre, en la realidad del sujeto consciente8.
8
Ibidem, p.p. 25-26.
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Rodrigo Guerra López Bioética y Racionalidad. El personalismo al servicio de la ampliación del horizonte de la razón en la fundamentación bioética
El descubrir la persona humana como fin entonces
que sufre. Una explicación empirista de estos fenómenos
no es un mero hallazgo especulativo sino que es una
fácilmente los reduce a su correlato neurofisiológico,
verdad que invita a la razón práctica a una conduc-
desdibujándose así su esencia irreductible. En el mundo
ta precisa. De hecho, la razón práctica al advertir esta
de la bioética, tan fuertemente instalado en problemas
verdad formula un imperativo categórico concreto, con
asociados a la práctica de la medicina, y por ende, a la
contenido preciso, que está llamado a normar toda la
estructura y funciones orgánicas del cuerpo humano, es
vida moral y que en bioética posee una importancia ca-
importantísimo reconocer que los datos que provienen
pital: Persona est affirmanda propter seipsam! ¡Hay que
de la experiencia no son sólo los observables con los
afirmar, amar, a la persona por sí misma y nunca usarla
sentidos sino los que la razón puede atender si no cen-
como mero medio!.
sura su alcance metafísico o transfenoménico —como
gustaba decir Karol Wojtyla—.
Karol Wojtyla dirá a este respecto:
Esta norma en su aspecto negativo, afirma
Por esto, en nuestra opinión, toda bioética racio-
que la persona es un tipo de bien que no admite
nalmente fundada debe ser crítica del pensamiento
utilización y que no puede ser tratada como ob-
postmetafísico que declara que no existe normatividad
jeto de uso, por lo tanto como un medio respecto
universal alguna o que los valores son referentes idea-
de un fin. En su forma positiva la norma perso-
les inexistentes por no ser “empíricamente verificables”.
nalista confirma esto: la persona es un bien hacia
Esta crítica principalmente se realiza mostrando el valor
el cual la única respuesta propia y adecuada es el
especulativo y práctico de la norma personalista, sobre
amor. Este contenido positivo de la norma perso-
todo, al momento de la promoción y defensa de los más
nalista es precisamente lo que el mandamiento
débiles y vulnerables en nuestras sociedades.
del amor enseña .
11
noce a la norma personalista de la acción —válgase la
3.4. Ampliación de la razón al momento de descubrir el fundamento normativo de la vida moral
redundancia— como precepto fundamental de la ley na-
En la bioética es capital la comprensión profunda,
tural. Para que esto suceda es preciso no sólo haber am-
per ultimas causas, de la acción humana. Una compren-
pliado el horizonte de la razón al orden de lo práctico
sión de esta naturaleza implica lograr justificar realmen-
sino haber reconocido en la experiencia la emergencia
te las normas que rigen la acción. Muchas veces el pen-
de los valores. En efecto, la experiencia reducida a lo
samiento filosófico cristiano al reconocer en Dios al fin
que los empiristas dicen de ella no muestra valores, solo
último de la vida ha tendido a sostener de manera tácita
hechos de los que es imposible derivar un deber ser. Sin
o explícita que la obligatoriedad de las normas morales
embargo, cuando la razón se deja provocar por la expe-
también procede de El. De esta manera se llega a una
riencia en la totalidad de sus factores puede distinguir
situación insostenible: pareciera que la moral basada en
la existencia de experiencias propiamente morales en las
la ley natural es sólo obligante cuando se acepta la exis-
que los valores son el elemento fundamental sin el cual
tencia de Dios como su fundamento. En este punto es
es imposible comprender la mencionada experiencia.
preciso que la bioética personalista, en coherencia con
Piénsese por un momento en la experiencia del amor,
sus fundamentos, aprenda a decir que no es lo mismo
del perdón, de la gratitud, de la solidaridad con alguien
determinar el fin último de la acción humana que obte-
La bioética es auténticamente personalista si reco-
ner una justificación última de las normas de la acción
9). El hecho es que, por ejemplo, Tomás de Aquino utiliza esta definición en un número no despreciable de lugares: In I Sent., d. 26, a.
1, ag 6; Ibidem, d. 26, a. 2, ag 3; Ibidem, d. 3, q. 1, a. 2, sc 1; Sum.
Theol, I, q. 29, a. 3, ra 2; Ibidem, I, q. 40, a. 3, ag 1; Ibidem, III, q. 2,
a. 3, co; De Pot., q. 8, a. 4, ag 5; Ibidem, q. 8, a. 4, ra 5; Ibidem, q.
10, a. 1, ag 7; Contra errores graecorum, I, cap. 2.
11 Wojtyla, K. Love and Responsability, eng. trans. Willetts,
H.T. Ignatius Press, San Francisco 1981, p. 41.
humana.
La argumentación teleológica clásica permite descubrir que el ser humano se orienta a un “fin último” a través del ejercicio de actos buenos. Esto es innegable. Sin
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embargo, los actos humanos para que sean plenamente
puesto y formulado el problema central de la éti-
buenos requieren ser hechos primariamente porque son
ca innegablemente corresponde a Kant. Pero el
buenos de suyo y sólo secundariamente por otra razón
aceptar el punto de partida de Kant en la ética
como la búsqueda de la propia perfección o la gloria de
—esto es, el considerar el problema de la justifi-
Dios. Por ello es necesario explorar hasta el fondo las
cación de las normas como el principal problema
razones por las que la vida moral se constituye como tal
ético— no consiste en aceptar necesariamente
tratando de capturar el momento axiológico que mues-
su solución. En verdad, una búsqueda de la jus-
tra a la acción como intrínsecamente buena o mala. El
tificación última de las normas morales puede
hecho de que la acción posea una ordenación teleoló-
conducirnos directamente al fin último. Pero esto
gica no debe suprimir o matizar que la moralidad es tal
no está presupuesto por adelantado en el punto
por el valor realizado. De esta manera no rechazamos
de partida. Una cosa, sin embargo, sí está presu-
que las acciones buenas se encuentren ordenadas a un
puesta justo desde el comienzo: en todo el modo
fin último. Nuestro énfasis está puesto más bien en que
como la ética es tratada, las tendencias normati-
la moralidad posee justificación en los valores y en la
vas más que las teleológicas prevalecerán, aún en
dimensión normativa que estos poseen.
el caso de conclusiones teleológicas12.
Un corrimiento demasiado rápido al tema de la or-
De este modo, la racionalidad que anima a la bioéti-
denación teleológica del acto humano produce que la
ca queda expandida cuando muestra con contundencia
reflexión racional sobre la experiencia de la acción tien-
los verdaderos motivos para el respeto y promoción de
da a convertirse en una teoría del fin de la vida humana
la dignidad de la vida humana.
antes que en una teoría de la moralidad en sentido
estricto.
4. A modo de conclusión
Cuando la bioética personalista asimila con profun-
El personalismo se encuentra al servicio de la amplia-
didad la distinción entre determinar el fin último de la
ción del horizonte de la razón al momento de funda-
acción humana y obtener una justificación última de
mentar la bioética. Este servicio no es menor. La razón
las normas de la acción humana, se produce un efecto
arrogante típica de la modernidad ilustrada ha cedido
del todo saludable: se le muestra a propios y a extraños
en muchos ambientes a una razón exhausta que ya no
que todos estamos igualmente obligados a respetar los
desea preguntar, investigar y descubrir esencias sino que
preceptos de la ley natural independientemente de que
se conforma con describir y con articular equilibrios de
aceptemos o no aceptemos la existencia de Dios. Dios no
poder entre diversas cosmovisiones. Este tipo de racio-
es una premisa argumentativa al momento de explicar
nalidad debilitada es sumamente susceptible de tornarse
las razones por las que matar a un inocente es injus-
violenta, despótica, asesina. Desde este punto de vis-
to o por las que hacer experimentación con embriones
ta, la misión de la bioética personalista es fundamental
humanos reduce a la persona a un mero medio y no la
para contribuir a la supervivencia de nuestras sociedades
respeta como fin.
y para la auténtica promoción del bien común.
Karol Wojtyla decía a este respecto:
Llegar hasta el fondo de la moralidad expli-
Referencias
cándola sobre la base del fin último ha cedido a
Guerra, R. Afirmar a la persona por sí misma. La digni-
explicar y justificar la moralidad sobre la base de
dad como fundamento de los derechos de la perso-
valores y normas. Estamos preocupados hoy en
na, CNDH, México 2003.
día no tanto con la determinación del fin último
de la conducta moral como con dar una justifi-
12 Wojtyla, K. Ethics and Moral Theology, en Person and
Community. Selected Essays, eng. trans., T. Sandok, Peter Lang, New
York 1993, p. 103.
cación última a las normas de la moralidad. El
crédito por originar este cambio sobre cómo está
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