LOS OSCUROS ANTEPASADOS DE CUELLO BLANCO

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JULIO CESAR GARCIA VASQUEZ
LOS OSCUROS ANTEPASADOS
DE CUELLO BLANCO
PARTE B
LUIS MARÍA MONTOYA ZAPATA
UNA HISTORIA CON INTRIGA, PASION, CONSPIRACION, MUERTE, ASESINATO,
DUELO Y AMAPOLA, DONDE LOS PROTAGONISTAS FUERON LEJANOS PRIMOS
Noviembre 2005
ÍNDICE PARTE B
B-
LUIS MARÍA MONTOYA ZAPATA ................................ ................................ ........... 3
INICIO DE LA CONSPIRACIÓN PARA DISOLVER LA GRAN COLOMBIA . -......... 4
EL SIMULACRO DE FUSILAMIENTO DE SANTANDER ................................ ........ 8
LA CONSPIRACIÓN A BOLÍVAR. -................................ ................................ ........ 12
WENCESLAO ZULAIBAR Y MARIANO OSPINA EN LA CONSPIRACIÓN A
BOLÍVAR .- ................................ ................................ ................................ ............ 18
B-5 VICENTE AZUERO PLATA Y LA CONSPIRACIÓN A BOLÍVAR. - ........................ 19
B-6 RAMÓN NONATO GUERRA EN LA CONSPIRACIÓN A BOLÍVAR . - .................. 21
B-7 FRANCISCO CARRASQUILLA Y LAS CONSPIRACIONES . -.............................. 27
B-8 JOSÉ FÉLIX MERIZALDE Y JOSÉ MARIA GAITÁN EN LA CONSPIRACIÓN A
BOLÍVAR .- ................................ ................................ ................................ ............ 29
B-9 LUIS VARGAS TEJADA Y JUAN MIGUEL ACEVEDO TEJADA EN LA
CONSPIRACIÓN A BOLÍVAR . - ................................ ................................ ............ 30
B-10 IGNACIO LÓPEZ Y AMBROSIO LÓPEZ PINZÓN EN LA CONSPIRACIÓN A
BOLÍVAR ................................ ................................ ................................ ............... 33
B-11 SE DERRUMBA BOLÍVAR Y LA GRAN COLOMBIA . - ................................ ......... 35
B-12 LA SUPUESTA CONSPIRACIÓN DEL EMBAJADOR DE ESTADOS UNIDOS
CONTRA URDANETA Y OTROS MINISTROS. - ................................ ................... 37
B-13 LA REBELDÍA DE CÓRDOVA ................................ ................................ ............... 47
B-14 EL SAQUEO DEL CORREO . - ................................ ................................ .............. 56
B-15 LA CONSPIRACIÓN A LA FAMILIA CÓRDOVA . - ................................ ................ 59
B-16 EL ASESINATO DE CÓRDOVA. -................................ ................................ .......... 62
B-17 LA EXCLUSIVIDAD EN LA NAVEGACIÓN POR EL RÍO MAGDALENA . - ........... 68
B-18 MARIANA CARCELEN . -................................ ................................ ....................... 74
B-19 EL TRIUNFO DE LOS CONSPIRADORES CONTRA BOLÍVAR . -........................ 80
B-20 EL ASESINATO DE SUCRE . - ................................ ................................ .............. 88
B-21 COMO SILENCIARON A LOS ASESINOS DE SUCRE ................................ ......... 97
B-22 LA CONSPIRACIÓN DE MANUELITA Y URDANETA . - ................................ ......103
B-23 EL INTENTO DE SUICIDIO DE MANUELITA . - ................................ ...................109
B-24 JOSÉ MARÍA DE MOSQUERA ARBOLEDA Y FIGUEROA . - .............................. 114
B-25 DIONISIA MOSQUERA BO NILLA ................................ ................................ ........117
B-26 PRINCIPIO Y FIN DE JOSÉ MARÍA OBANDO . - ................................ .................117
B-27 JOSE HILARIO LOPEZ ................................ ................................ ........................ 121
B-28 LA CONSPIRACIÓN DE ESPAÑA DESDE LA SANTA SEDE . - .......................... 124
B-29 LAS INVERSIONES DE MONTOYA Y ARRUBLA EN BOYACA .......................... 127
B-1
B-2
B-3
B-4
B-
LUIS MARÍA MONTOYA ZAPATA
De Luis María, el otro hermano de
Francisco y José Manuel, esto dicen las
Genealogías:
Tomo V - Pág.353
“Don Luis María Montoya Zapata nació en
Rionegro el 20 de agosto de 1796. Hijo
de don José María Montoya Duque y doña
María Josefa Zapata Ossa.
Dice el
General Tomás Cipriano de Mosquera (en
sus “Memorias sobre la vida del General
Simón Bolívar Libertador de Colombia,
Perú y Bolivia) que, don Luis, don Manuel
A. Arrublas, Cipriano Cuenca, Angel María
Flórez,
Diego
Francisco Miguel
Juan José
Gómez Zuloaga
José Joaquín
Gómez Hoyos
Alberto
Gómez García
Amador
Gómez Lozano
Valeria
Gómez Zuloaga
Angel María
Sinforosa
Esposos
Gómez Jiménez
Julia
Gómez Acevedo
Emilio
Gómez Gómez
Jairo
Gómez Olarte
Julio Cesar
García Valencia
Clarita
Gómez Vargas
Julio Cesar
García Vásquez
Domingo
Ciprian
Cuenca y
Pascua
Tomás
Cuenca Florez
Esposos
María Jesús
Gómez Gómez
Florez
Camacho
Sinforosa
Florez Mateus
Eustorgio
Salgar
En este esquema no hay ninguna línea
de consanguinidad.
Juan José Gómez Zuloaga, el quinto
abuelo de Clara Emilia Gómez Vargas,
era primo hermano de José Joaquín
Gómez Hoyos, el abuelo de Julia Gómez
Acevedo.
Clarita vendría a ser prima novena de
Julia Gómez Acevedo nuera de Cipriano
Cuenca.
Vicente Azuero y el doctor Juan Vargas,
formaron en Bogotá un club directivo de
los partidarios de la separación de la
Nueva Granada, para quienes era un
obstáculo la existencia de Sucre, a quien
consideraban como el lazo de unión para
mantener la integridad de Colombia, y que
estos señores convencieron al general
Domingo Caicedo para que la marcha de
Sucre al Ecuador se hiciese por tierra.
Don Luis fue el encargado de mandar las
comunicaciones respectivas al g eneral
José Hilario López en Neiva, con su
mayordomo José Manuel Elizalde, quien
años más tarde, lazarino, le decía al
general Mosquera, que “Tal vez su
enfermedad era un castigo de Dios por
haber llevado unos pliegos al general
López que me dio mi patrón Luis Montoya
que eran muy interesantes”.
Otros
autores igualmente ilustres dicen que don
Luis no estuvo implicado en la muerte de
Sucre.”
“Tiempo después Montoya, replicó al
general Mosquera, sin darle mayor
importancia al asunto: “Es cierto que
tomamos medidas para que Sucre no
fuera a Quito: pero no aconsejamos su
muerte”.
Luis María
Genoveva
Montoya
Zapata
Nazario
Lorenzana
Montoya
José Hilario
López
Facundo
Lorenzana
Sáenz
Lucrecia
López Duran
3
Luis María Montoya Zapata estaba
vinculado familiarmente con José Hilario
López.
Su sobrino Nazario Lorenzana Montoya
era consuegro con José Hilar io López.
José Manuel
Luis María
Montoya
Zapata
Teresa
Juliana
Villa
Piedrahita
Isidro
Valerio
Josefa
Sanz de
Santamaría
Baraya
Antonio
José
de Sucre
1
2
Mariana
Carcelen
Barriga
Esposos
Esposos
Manuel Antonio Arrubla, aquí nombrado
por el asesinato de Sucre, también estuvo
en Inglaterra con Francisco Montoya
Zapara gestionando el préstamo para
Colombia y ya habíamos aproximado su
parentesco.
Juliana Villa Piedrahita (prima cuarta de
Teresita Piedrahita) coincidía como
concuñada de:
Luis María Montoya Zapata
Mariana Carcelén (la primera esposa de
Sucre).
Luis María Montoya y Antonio José de
Sucre, relativamente resultaron con
cercanos caminos de parente sco político y
las circunstancias hicieron partícipe a Luis
María del asesinato de Antonio José.
Antonio José de Sucre fue asesinado el 4
de junio de 1830 y dos meses después,
en agosto, moría la bella Teresa Villa la
esposa de José Manuel y cuñada de Luz
María al dar a luz a Federico.
B-1 INICIO DE LA CONSPIR ACIÓN
PARA DISOLVER LA GRA N
COLOMBIA .Aquí nos apartaremos un poco de la
historia central para fundamentar la
cercanía de Luis María Montoya Zapata a
la conspiración que buscaba la disolución
de la Gran Colombia, resultado de lo cual,
ya había sido la conspiración e intento de
asesinato a Simón Bolívar el 25 de
septiembre de 1828 y finalmente con el
asesinato de Sucre, el 4 de junio de 1830.
Ese mismo club directivo de los
partidarios de la separación de la Nueva
Granada, era continuación del que venía
maquinando desde 1828.
En El Diario de Bucaramanga escrito por
Peru De Lacroix, Simón Bolívar dibujo su
imagen de Sucre y ya comentaba sobre la
conspiración que se venía tramando.
Cuando se citan textos del Diario de
Bucaramanga, es importante leerlos con
algo de prevención.
Los textos que
hemos transcrito corresponden a un
edición revisada por Monseñor Nicolás E.
Navarro, Obispo de Ursula, que figura
como “Edición acrisolada” en el sentido
que fue revisada y se le quitaron todos los
textos que no correspondían al texto
original.
En el libro Lecturas Históricas de
Raimundo
Rivas
amplían
estas
aclaraciones:
“De aquí que todo ello haga considerar
como hecho muy lógico y verosímil el de
que Lacroix rehiciera en Caracas, el año
de 1835, algunos de los párrafos del
Diario de Bucaramanga y con grande
habilidad (que es una demostración de
que no era un personaje común) hubiera
hecho decir a Bolívar ex post facto y con
el aire de la más acabada verosimil itud, lo
que en realidad no dijo o dijo en términos
mucho menos comprometedores.”
“Imposible es precisar con evidencia,
dentro de los numerosos conceptos que
hay en el Diario sobre militares y civiles
4
de la Gran Colombia, cuáles son
textualmente del Liber tador, y cuáles
fueron modificados o ampliados al pasar
por la pluma , movida por el criterio parcial
de Lacroix, a las páginas sin alma. Que
hay en él muchos que pueden clasificarse
en la primera categoría, se repite, es
dictamen que prima hoy entre qu ienes han
analizado el libro de Lacroix. Hay que
reconocer que cuando el parti pris no
desviaba la pluma del diarista, tenía éste
dotes particulares para poder seguir la
palabra inflamada y correntosa del
Libertador, apreciar en su conjunto el
pensamiento que le había desatado, y
guardarlo en su memoria para transcribirlo
luego con bastante fidelidad al papel.”
Mayo 6 - 1828
El 6 de mayo de 1828 llegó a
Bucaramanga
noticias
de
una
conspiración contra la vida del Libertador.
“Habiéndosenos vuelto a j untar, nos dijo:
“Mucho me estaban cuidando ustedes,
como si tuviesen sospecha de algún
complot contra mi persona:
díganme
francamente si les han escrito algo por
Ocaña”. Viendo que nadie contestaba, el
Coronel Ferguson sacó una carta de
O’Leary y la presentó a Su Excelencia
quien, después de haberla leído, dijo:
“Seguramente todos ustedes tenían
conocimiento de esta carta?” El mismo
Coronel Ferguson contestó que a todos la
había comunicado con condición de
guardar el secreto sobre su contenido. —
“Siendo así, continuó el Libertador, lean
ustedes la que Briceño me ha dirigido; yo
no quería mostrarla a nadie ni hablar de
ella, pero pues que ustedes están
instruidos del mismo negocio, impónganse
de todos los pormenores de O’Leary no ha
dado en la suya”. Leímos la carta del
General Pedro Briceño Méndez, que en
sustancia decía: que un asistente de
confianza de Santander había oído a éste
hablar con Vargas Tejada, Azuero y Soto
del Libertador, lo que llamó su atención, y
oyó muy distintamente que trataban de
enviar a Bucaramanga un oficial para
asesinarlo: que el asistente cuando oyó
aquel
infernal
proyecto
estaba
componiendo la cama de Santander,
como a las nueve de la noche: que
horrorizado con la premeditación de un
crimen que debía quitar la vida al
Libertador, a quien él siempre había
querido, fué al día siguiente a contar lo
que había oído a una señora que sabía
ser amiga del General Bolívar por
habérselo dicho una de las criadas de
dicha señora, de la cual criada el mismo
asistente era querido. Que la señora,
luego que estuvo impuesta, envió a
buscar al Gral. Briceño, a quien hizo
relación de lo ocurrido; que este General
habló el mismo día con el asistente, el
cual le confirmó todo lo que había contado
a la señora. El Coronel O’Leary en su
carta decía solamente que estaba
instruido de que un oficial debía ir desde
Ocaña a Bucaramanga, enviado por
Santander con el proyecto de asesinar al
Libertador, y que por lo mismo debía
tenerse mucho cuidado con los que
llegasen de Ocaña y de no dejar solo a Su
Excelencia. El Libertador, hablando sobre
el mismo negocio, decía que, aunque le
es bien conocida la maldad del Gral.
Santander y de sus compañeros, no podía
creer que llegase hasta formar tal
proyecto; que su asistente habría mal oído
o quizá habría inventado el cuento y que
finalmente, aunque fuera cierto, no sería
fácil a Santander encontrar quien se
encargase de dicho proyecto, y que más
difícil sería aún la ejecución: que por
todos aquellos motivos poco cuidado le
había dado el aviso de Briceño; que, sin
embargo, hay ciertas reglas de prudencia
de las cuales sólo los insensatos se
apartan, y casos también en que toda
prudencia es inútil porque nuestra buena o
5
mala suerte, o si se quiere sólo el acaso y
no nuestra previsión, nos salva o nos
pierde:”
Mayo 11 - 1828
“Vuelto a su casa, S. E. habló de nuevo
del General Sucre y nos hizo el retrato
siguiente del Presidente de Bolivia.
“Sucre, continuó S. E., es caballero en
todo: es la cabeza mejor organizada de
Colombia: es metódico y capaz de las
más altas concepciones: es el mejor
General de la República y su primer
hombre de Estado. Sus principios son
excelentes y fijos; su moralidad es
ejemplar y tiene el alma grande y fuerte.
Sabe persuadir y conducir a los hombres;
los sabe juzgar, y si en po lítica no es un
defecto el juzgarlos peores de lo que son
realidad, el General Sucre tiene el de
manifestar
demasiado
el
juicio
desfavorable que hace de ellos. Otro
defecto del General Sucre es el de querer
mostrarse demasiado sencillo, demasiado
popular y no saber ocultar bien que
realmente no lo es. Pero ¡cuán ligeras
sombras sobre tantos méritos y virtudes!
casi no aparecen y para percibirlas se
requiere un ojo bien observador. A todo
esto añadiré que el Gran Mariscal de
Ayacucho es el valiente de lo s valientes,
el leal de los leales, el amigo de las leyes
y no del despotismo, el partidario del
orden, el enemigo de la anarquía y
finalmente un verdadero liberal.”
Junio 5 - 1828
“En el día, continuó S. E., existen miras y
principios iguales a los de entonces: el
interés individual, la ambición, las
rivalidades, la necedad, el provincialismo,
la sed de venganza y otras pasiones
miserables agitan y mueven a nuestros
demagogos, unidos para derrocar lo que
existe y separarse después para
establecer sus soberanías parciales y
gobernar los pueblos como esclavos y con
el sistema español”. Siguió diciendo el
Libertador que el foco de aquellos
principios, el cuartel general de los
agitadores estaba en Bogotá; que el
pérfido Santander era el jefe de aquel
partido, que se compone de todo lo que
en Colombia hay de más desacreditado,
de más inmoral, de más perverso y
criminal.”
Junio 6 - 1828
“Por la tarde el Libertador hizo público su
viaje para Bogotá, diciendo a cada uno
que estuviese listo para el día 9 muy
temprano: manifestó S. E. mucho gusto
de ponerse en camino aunque fuese para
Bogotá, que es el último lugar donde
desea ir porque allí se halla en medio de
muchos enemigos que los toman por
blanco de sus tiros. Estas fueron sus
propias expresiones.”
Junio 9 - 1828
“Si yo creyera en los presentimientos, me
dijo S. E., no iría a Bogotá, porque algo
me está diciendo que allí sucederá algún
acontecimiento malo o fatal para mi pero
me estoy preguntando también: ¿Qué
es lo que llamamos presentimiento? y mi
razón contesta:
un capricho o un
extravío de nuestra imaginación; una idea,
las más veces sin fundamento, y no una
advertencia segura de lo que debe
sucedernos: porque no doy a nuestra
inteligencia, o si se quiere, al alma la
facultad de antever los acontecimientos y
de leer en lo venidero para poder
avisarnos de lo que debe ocurrir.
Confieso, sin embargo, que en ciertos
casos nuestra inteligencia puede juzgar
que si hacemos tal o cual cosa, si damos
o aquel paso, nos resultará un bien o un
mal; pero esto es un caso diferente, en
nada parecido al otro, y por lo mismo
repito que no creo que ningún movimiento,
6
ningún
sentimiento
interior
pueda
pronosticarnos
con
certeza
los
acontecimientos futuros:
por ejemplo:
que si voy a Bogotá allí hallaré la mue rte,
una enfermedad o cualquiera otro
accidente funesto. No hago, pues, caso
de tales presentimientos; mi razón los
rechaza, cuando sobre ellos no puede mi
reflexión calcular las probabilidades o que
éstas están más bien en su contra”.
Junio 26 - 1828
“Entre los diputados de la mayoría había
dos o tres pertenecientes secretamente al
partido del Sr. Castillo, sin que los jefes
santanderistas lo sospechasen, y por lo
contrario tenían en ellos la mayor
confianza creyéndolos de los suyos: uno
de ellos ha llegado hoy y ha asegurado
que, antes de separarse de Ocaña los
miembros de dicha mayoría, había habido
en casa del General Santander unas
reuniones secretas de los más exaltados
partidarios de la facción demagógica y
que en ellas se había formado el plan de
una conspiración general en toda la
República y resuelto su ejecución
encargándose cada diputado del papel o
parte que le correspondía; añadiendo que
el principal punto del proyecto es el
asesinato del Libertador:
que los
diputados Santander, Vargas Te jada,
Arrublas, Montoya, Merizalde y otros
estaban encargados de ejecutarlo en la
capital de Bogotá; el diputado Coronel
Hilario López en el Cauca y Popayán;
Aranzazu en la provincia de Antioquia; el
Dr. Márquez en la de Tunja; Azuero y
Fernando Gómez en la del Socorro; Soto
y Toscano en la de Pamplona; Camacho
en Casanare; Tobar, Narvarte, Echezuría,
Iribarren y Romero en Venezuela;
finalmente, que todos los nombrados y
algunos más se habían comprometido
para la ejecución de dicho plan y habían
calculado que en el mes de octubre
siguiente todas sus disposiciones estarían
hechas y podrían dar el golpe. De todo
esto se ha informado al Libertador para
que tome las medidas que juzgare
convenientes.”
Blanca
Iñigo
López de
Sotomayor
Francisco
Mosquera
Garcilaso
De la Vega
Francisco
Figueroa
Juana
Lasso De la Vega
Andres
Cobo de Figueroa
García Hurtado
De Aguila y
Lasso de la Vega
Francisca
Cobo de Figueroa
José
Piedrahita Cobo
Ignacio
Piedrahita
Velásquez
Antonio
De Piedrahita
Alvarez del Pino
Agapito
Piedrahita Mariaca
García Hurtado
De Olarte
María Luisa
Manuela
Hurtado Pontón
José Casimiro
López Hurtado
José Hilario
López
Blas
Piedrahita
Antonio María
Piedrahita Villa
Antonio José
Piedrahita Velilla
Teresita
Piedrahita
Julio Cesar
García Valencia
Francisco Mosquera el décimo abuelo
de Teresita Piedrahita era primo
hermano de Garcilaso de la Vega el
quinto abuelo de Teresita Piedrahita .
Teresita venía a ser prima diez y ocho
de José Hilario López.
7
José
Ana
Eugenio
Martínez Pastor
Gómez de
Salazar
Rafaela
Magdalena
Francisco
Genoveva
Montoya Zapata
Isabel
Gómez Sandi
Margarita
Gómez de
Salazar
Juan
García Gómez
Ignacio Javier
del Castillo y
Saenz de Santamaría
Ignacio
García Jaramillo
Domingo
del Castillo y
Saenz de Santamaría
Josefa
García Molina
María Antonia
del Castillo y
Vargas
Gregorio
Enriqueta
Carolina
Clara
Villa Jaramillo
Márquez Castillo
Antonio María
Piedrahita
José Ignacio
de Márquez
Barreto
Rufino
Cuervo
Luis María
Antonio Basilio
Cuervo Urisarri
Esposos
Josefa
Jaramillo García
María Ignacia
de Vargas ...
Carlota
Paulina
Campuzano
Nazario
Lorenzana
Montoya
José Hilario
López
María
Jaramillo
Facundo
Lorenzana
Saenz
Lucrecia
López
Durán
María de Jesús
Martínez
Julio Cesar
García Valencia
Luz Ramírez
Martínez
Mario
García
Carlota y Paulina Campuzano, las
bisabuelas de Luz Ramírez Martínez eran
primas hermanas de Nazario Lorenzana
Montoya el consuegro del Presidente José
Hilario López.
Luz Ramírez Martínez viene a ser:
Antonio José
Piedrahita
Marcelina
Enriqueta
Vásquez
Teresita
Piedrahita
Julio Cesar
García Valencia
Mariano
Ospina
Rodríguez
Isabel Gómez Sardi la séptima abuela
de Teresita Piedrahita era prima
hermana de Margarita Gómez de
Salazar, la bisabuela de María Antonia
del Castillo y Vargas, esposa de José
Ignacio de Márquez.
Teresita venía a ser prima doce de
María Antonia del Castillo y Vargas.
El coronel Hilario López, cit ado por Bolívar
en lo que sería la conspiración a él, sería
el consuegro Nazario Lorenzana Montoya,
sobrino de Francisco Montoya.
Prima
4
5
De:
Nazario Lorenzana Montoya
Máximo Fernando Facundo
Lorenzana Sáenz.
Cuando Bolívar citaba Arrubla, Montoya
entre los conspiradores, se refería a
Manuel Antonio Arrubla y Francisco
Montoya Zapata que eran diputados de
Antioquia en la Convención, pero
permanecían principalmente en Bogotá y
eran los comisionados para conformar el
grupo de conspiradores en Bogotá.
B-2 EL SIMULACRO DE
FUSILAMIENTO DE SANT ANDER
Si existía una conspiración de opositores
contra Bolívar, que eran de la misma línea
política de Santander, también existía un
grupo de personas cercanas al Libertador,
que odiaban a Santander.
8
Córdova aún era de los hombres m ás
cercanos de Bolívar y le tocó ser
espectador de un hecho bochornoso,
donde Manuelita Sáenz en la Quinta de
Bolívar
realizó
un
simulacro
de
fusilamiento de “Trabuco”, apodo con el
cual apodaban a Francisco de Paula
Santander.
En el libro Santander Hombr e de Mundo,
escrito por Hector Muñoz Bustamante, así
se narra:
“Celosa, seductora, Manuelita era llamada
“la amable loca del Libertador”.
“La sociedad bogotana, católica y
puritana,
se
molestaba
con
las
costumbres libres y a veces escandalosas
de Manuelita, y desde el primer momento
algunos la llamaron despectivamente “la
forastera.”
“Para entonces no había regresado
todavía a la capital de la república el
General Santander, a quien Manuelita
odiaba profundamente. El 28 de julio de
1828 Manuela actuando como anfitriona,
preparó un agasajo en la Quinta de
Bolívar. A la una de la tarde cuando los
asistentes habían bebido abundante vino
y champaña, alguno de los invitados
propuso fusilar la efigie de Santander.
Rápidamente se acondicionó “un bulto de
trapo que tenía las canillas adornadas de
medias de seda negra más largas que las
de un gigante”. Manuelita con un carbón
dibujó la cara del monigote y se adornó su
cabeza con un tricornio que decía: “F. de
P. S. muere por traidor”. Se sentó al
muñeco de espaldas en una especie de
banquillo.
La burda farsa estaba
preparada”.
“El presbítero Francisco Javier Guerra y
de Mier, oriundo de Cádiz, quien había
llegado al Nuevo Reino de Granada a
principios de 1810 y en 1828 ocupaba el
cargo de dean de la catedr al, “se prestó
para actuar de bufón en el ridículo acto
preparado por Manuela”. Entre risas y
aplausos el canónigo Guerra hizo la
pantomima de administrar los últimos ritos
de la iglesia al muñeco de trapo que
“representaba” al Hombre de las leyes”.
“Cumplidas estas extrañas ceremonias el
coronel irlandés Richard Crofton, quien
había sido “cabo del ejército británico y
era persona en exceso inculta”, y se
encontraba también como invitado de
Manuela, salió en busca de un batallón de
granaderos que se encon traba en las
vecindades de la Quinta. Al poco tiempo
regresó con algunos soldados, formó un
pelotón y personalmente ordenó la
ejecución” del muñeco”.
“Dicen los historiadores que el escándalo
que ocasionó esta burda ceremonia fue
enorme entre los partida rios, amigos o
conocidos de Santander”.
“El general José María Córdova en carta
al Libertador le dijo:
“Sé que V.E. ha
tenido por esto grande incomodidad, y que
ha mandado se instruya sumaria contra
los autores de tal hecho, o del crimen más
bien, porque efectivamente fue un
atentado contra el gobierno y contra V.E.
mismo, contra las leyes. contra la
sociedad y la disciplina, que debe
observar el ejército. Pero estoy seguro
que de esta sumaria no resultará nada, y
esto más dará motivos a los enemigos de
V.E. para apoyar su oposición y
opiniones. Se dirá que V.E. ha tolerado o
disimulado semejante falta cometida
contra Santander por enemigo de V.E., y
esto sería suponer una necia y ridícula
venganza”.
“Bolívar contestó a Córdova que pensaba
suspender a Crofton y mandarlo a servir a
otra parte, hecho que no se cumplió. Este
9
oficial irlandés continuó tranquilamente en
Bogotá, y después se le nombró para que
formara parte del consejo de guerra
instituido para juzgar a los conspiradores
del 25 de septiembre.
Además, fue
elevado al cargo de edecán del Libertador
Presidente y al cabo de dos meses del
incidente de la Quinta fue ascendido a
coronel efectivo de caballería”.
de Juan Antonio Montoya Zapata en el
juicio a Ruperto Hand.
“En carta que contestó a Córdova, Bolívar
le dijo: “En cuanto a la amable Loca, qué
quiere Ud. que yo le diga a Ud.? Ud. la
conoce de tiempo atrás. Yo he procurado
separarme de ella, pero no se puede nada
contra una resistencia como la suya; sin
embargo, luego pase este suceso, pienso
hacer el más determinado esfuerzo por
hacerla marchar a su país o donde
quiera”.
“Declaración del 15 testigo Juan Antonio
Montoya”
“Como prueba del poder que ejercía la
“presidenta” Manuela como la llama la
historiadora P. Moreno de Angel , las
sumarias que se instalaron para investigar
las “caricaturescas ceremonias de la
Quinta, terminaron con un expedie nte que
no señaló ninguna responsabilidad y que
luego fue cubierto por el polvo del olvido”.
O por el “polvo” de Manuelita”.
Esta carta de Córdova a Bolívar donde tan
abiertamente acusa la falta del coronel
inglés Richard Crofton, vino a ser para
Córdova en parte una sentencia de
muerte.
En la batalla del Santuario, donde
llevaban la orden de asesinar a Córdova,
el coronel Richard Crofton comandaba el
escuadrón de caballería y el segundo jefe
de este escuadrón era precisamente el
asesino: Ruperto Hand.
Juan Antonio
Francisco
Luis María
José Manuel
Montoya
Zapata
“En la ciudad de Antioquia, a veintiséis de
noviembre de mil ochocientos treinta y
uno, compareció el señor Juan Antonio
Montoya, a quien el señor Juez por ante
mí le recibió juramento que hizo por Dios
Nuestro Señor y una señal de cruz, bajo
cuyo cargo ofreció decir verdad en lo que
supiere y fuere preguntado, y siéndole con
el objeto de evacuar la cita que le resulta,
leída que le fue, dijo que mediante la cita
que se le hace no tiene presente si le dijo
al segundo Comandante Francisco
Giraldo que el Coronel Ruperto Hand
había sido el asesino del General José
María Córdova; pero que en aquellos
momentos lo oyó decir a vencidos y
vencedores, entre ellos al Coronel Jefe de
Estado Mayor de la División Tomás
Murray, al Edecán del General O’Leary,
Ocarr, y que el Coronel Crofton,
Comandante de la Caballería, le había
dicho al Coronel Ruperto Hand, si no en
las mismas palabras, con poca diferencia,
lo siguiente: “amigo, el temple de su
espada ha quedado ayer a prueba”,
haciendo referencia a la muerte del
General Córdova.”
Más adelante analizaremos con más
detalle el asesinato de Córdova, pero
adelantamos una parte de la declaración
10
Juan Antonio
Manuel
Jaramillo
Gallón
Josefa
Jaramillo
García
Francisco
Jaramillo
Villegas
Pascuala
Martina
Muñoz
Castrillón
Clara
Villa
Jaramillo
Ana María
Jaramillo
Muñoz
Salvador
José María
Córdoba
Muñoz
Antonio María
Piedrahita
Antonio José
Piedrahita
Teresita
Piedrahita
Julio César
García Valencia
Ana María Jaramillo Muñoz, la prima
hermana y cuñada de José María
Córdova, era prima sexta de Teresita
Piedrahita.
Estos hechos distanciaron mucho más a
Córdova y a Manuelita, que de hecho
nunca habían tenido ni amistad, ni trato
cordial, ya desde hacía un tiempo.
Cuando la rebelión militar de José
Bustamante contra Bolívar en el Perú el
26 de enero de 1827, Manuelita tuvo que
salir del Perú desterrada y viajó en el
mismo barco, participando de este
infortunio José María Córdova.
Manuelita se quedó en Guayaquil y
continuó por tierra, mientras Córdova si
continuó en barco hasta Buenaventura,
cogiéndole ventaja y llegando primero a
Bogotá.
En el libro sobre la vida de Manuelita
Sáenz, escrito por Galo René Pére z, así
nos comentan esta enemistad de
Manuelita hacia Córdova.
“Debió de haber sido en el mismo mes de
febrero, quizá a bordo del “Bluecher”.
Tenía que desembarcar en el puerto de
Guayaquil.
Se le ofrecieron las
comodidades indispensables.
Fue
alternando sobre todo con sus negras.
Les confesaba la indignación de ese
súbito destierro.
A través de sus
habituales
percepciones,
los
razonamientos
que
desenvolvía
le
llevaban a señalar a Santander entre los
impulsores indirectos de los hechos de
Lima. Y había que ver la vehemencia con
que le condenaba. Pero en nada de lo
que decía se mostraban contradicciones,
errores o excesos de imaginación. Hacía
pues bien en sentar esa laya de
sospechas, y en descargar sus anatemas
contra aquel personaje. Y eso que aú n no
sabía que ninguno en Bogotá se
entusiasmó tanto como él con las noticias
del golpe. Había ordenado, en efecto,
que se organizara en la ciudad una
marcha popular con música y discursos, y
él mismo la encabezó. Luego, desde su
presidencia interina de gobierno, decretó
el ascenso de grado militar en favor del
principal complotado, comandante de
ejército José Bustamante.”
“Bolívar se enteró de estos hechos en la
actual Colombia. Su conjetura inmediata
se enderezó también hacia las repetidas
quiebras de lealtad de Santander, para
imputarle el origen de lo acaecido. A su
paisano José Antonio Páez, más puro que
el político anterior, aunque de similares
ánimos levantiscos y codiciosos, le dijo
sobre aquel: “este hombre ha soplado la
discordia”, de Venezuela al Perú. Pocas
semanas después, otros informes y
nuevas atisbaduras propias sobre el
comportamiento de Santander le llevaron
a dirigirle una admonición terminante. La
de estas palabras del 16 de marzo de
1827: “No me escriba más, porque no
quiero responderle ni darle el título de
11
amigo”. No lo era ya, ni volvería a serlo
jamás.”
“El general Tomas Heres, víctima del
golpe limeño, fue a su vez sacando
verdaderas las sospechas personales que
tempranamente había concebido, y que
coincidían con las que c on las que se han
expuesto. Le tocó, así mismo, la orden de
extrañamiento de territorio peruano,
dictada por el gobierno de los insurrectos.
Arribó a Guayaquil, y desde allí hizo
conocer al Libertador, indirectamente, a
través de alguna declaración ofici al, que
Manuelita trató de visitarle en el cuartel
sublevado convertido en su prisión, y
que fue drásticamente rechazada. Y que,
poco después, también ella sufrió
cautiverio y expulsión del país. El héroe
por cierto se conmovió, aunque sin
sorprenderse. Porque de sobra conocía a
su azañosa coronela. Pero el testimonio
de Heres podía ser corroborado, o acaso
lo fue, por el grupo de desterrados que
viajaron con ella desde El Callao. Con
una excepción, indudablemente: la del
general
José
María
Córdoba.
Combatiente
fogueado
en
batallas
decisivas, con su arrojo contribuyó a las
victorias de los departamentos del sur.
Lamentablemente, sin razón ninguna, se
creía disminuido por la presencia de una
mujer Manuela
entre la mortal
reciedumbre de las armas: allí en la
desolación cordillerana de Junín y
Ayacucho. Se fastidiaba, además, con el
hecho de que mantuviera enredado en
amores y cuidados al propio Bolívar. Y en
cambio se complacía en hacerla notar,
cuando podía, su desafecto. Se había
embarcado con sus compañeros de
infortunio, entre ellos precisamente
Manuelita, en El Callao. Adoptaba por
eso arrogancias premeditadas cuando la
sentía cerca.
Indeclinable en su
engreimiento, caminaba por la nave sin
mirar siquiera a la joven. Y de veras
parecía tener algo del perfil heroico que
se
graba
en
los
medallones
consagratorios. Pero, como quiera que
hubiera sido, la testarudez de tales
petulancias no conseguía cegarle frente a
la belleza ni las maneras aristocráticas o
resueltas, según los casos, de la
excepcional quiteña. Ésta, a su vez, iba
descubriendo
no
únicamente
los
desdenes de Córdoba, sino también, con
instinto superior, el odio que él escondía,
pese a que era aún incipiente, contra la
personalidad del Libertador. Manuelita lo
advertía, lo guardaba en sus adentros, y
más tarde halló la oportunidad de
comunicar a su amante incrédulo el
presagio de la traición de ese hombre.
Que en efecto llegó después de dos
años.”
“El trayecto fue resultando largo,
especialmente para los que estaban en
este juego de antipatías, cuya intensidad,
en vez de mermar, cobró cotidianamente
más fuerza. Hasta cuando llegó a su
tempestuosa confrontación verbal entre
Córdoba y la quiteña. Fue él quien la
inició, al dirigirle alguna ilusión sarcástica.
Y ella, que hubiera sido capaz de
responderle con una buena bofetada,
prefirió humillarlo con expresiones de
efecto irritante, por la ironía y el desprecio.
Se trabó así una discusión que solo pudo
ser cortada por la intervención tinosa de
uno o dos de los otros oficiales . El
general Francisco Giraldo, que iba a
bordo, ha dejado testimonio de la agriedad
de estos incidentes.
Pero la negra
Jonatás usaba la magia, tan suya, de
poner alivio en el ánimo de su señora
ridiculizando, con remedos fieles e
hilarantes, las actitudes del oficial.”
B-3
LA CONSPIRACIÓN A BO LÍVAR.-
Emigdio Briceño Guzman nombrado por
Mosquera como el conspirador
de
12
Mérida, fue el bisabuelo del Presidente
Carlos Lleras Restrepo.
Sancho
En Genealogías figura:
Tomo I - Pág. 341
“Ya con grado de capitán figuró como uno
de los conspiradores contra Bolívar, el 25
de septiembre de 1828, aunque en las
reuniones
previas
condicionó
su
participación a que fuera respetada la vida
y se le tuviera el miramiento debido al
Libertador, esta actitud provocó el
disgusto de Carujo, pero por último quedó
establecido ese principio dentro de los
conjurados; por este proceder no fue
fusilado sino desterrado.”
Lorenzo
Briceño de la
Bastida y Pacheco
Rodrigo Hipólito
Briceño y
Gratenol
Francisca Isabel
del Toro
Uzcategui
Nicolás
Briceño del Toro
Juana María
Simón
Bolívar Palacios
Pedro
Briceño del
Pumar
María Ignacia
Briceño Paredes
Pedro
José María
Briceño Mendez
María Josefa
Vicente
Restrepo Peláez
Emigdio
Briceño Guzmán
Amalia
Briceño Fernández
Benigna
Palacios Bolívar
María Josefa
Francisco de
Paula
Santander y
Omaña
José Félix
Restrepo Velez
María Josefa
Mejía Restrepo
Manuel
Restrepo Sarasti
Carlota
Mejía Mejía
Félix
Restrepo Pardo
Andrea
Echeverri Mejía
Fernando
Amalia
Restrepo Briceño
Obdulia
Valencia
Echeverri
Carlos
Lleras Restrepo
Julio Cesar
García Valencia
Leonardo
Canal González
Ana Lucía
Canal García
Hacia los Briceño no existe ninguna línea
de consanguinidad. Pedro y José María
Briceño Méndez, respectivamente el
sobrino político de Simón Bolívar y el
cuñado de Francisco de Paula Santander,
eran primos octavos del Presidente Carlos
Lleras Restrepo.
Julio Cesar García Valencia era primo
noveno del Presidente Carlos Lleras
Restrepo.
Tomas Cipriano de Mosquera en la
memorias sobre la vida del general Simón
Bolívar, hace un recuento detallado de la
13
conspiración y del juicio,
transcribimos una parte:
del
cual
“El Libertador, que consideraba, y con
justicia, a Santander el Jefe de la
revolución, resolvió hacerle salir de
Bogotá
y
le
nombró
Enviado
Extraordinario y Ministro Plenipotenciario
cerca del Gobierno americano; y a su
petición se designó al señor Luis Vargas
Tejada, Secretario de la Legación”
“Organizóse en Bogotá un club de magogo
para asesinar a Bolívar, único medio para
variar completamente el nuevo orden de
cosas establecido. Este club lo componía
originalmente, el Comandate Carujo, de
Venezuela; Hormente, francés; Luis
Vargas Tejada, bogotano; Florentino
González, del Socorro; Mariano Ospina,
de Guatavita; Ezequiel Rojas, de Tunja;
Celestino Azuero, del Socorro; Zuláibar,
de Antioquía; Emigdio Briceño, de Mérida;
Rafael Mendoza, de Bogotá; Ramón
Guerra, de Tunja; Silva, de Chiquinquirá;
López, oficial degradado en juicio, y Juan
Miguel Acevedo Tejada, de Bogotá.”
Diego
Francisco Miguel
Gómez Jiménez
Juan José
Gómez Zuloaga
José Joaquín
Gómez Hoyos
José
Acevedo y
Gómez
Juan Miguel
Pedro
Acevedo Tejada
Alberto
Gómez García
Amador
Gómez Lozano
Valeria
Gómez Zuloaga
María Jesús
Gómez Gómez
Emilio
Gómez Gómez
Jairo
Gómez Olarte
Julio Cesar
García Valencia
Clarita
Gómez Vargas
Julio Cesar
García Vásquez
Eusebia
Acevedo Valencia
Juan José Gómez Zuloaga el quinto
abuelo de Clarita Gómez Vargas, era
primo hermano de José Joaquín Gómez
Hoyos, consuegro de Pedro, el hermano
de Juan Miguel Acevedo Tejada.
“Debía ser asesinado el Libertador. A
algunos otros partidarios de Santander se
les atribuyó complicidad; pero aunque
enemigos del Libertador, no tuvieron parte
en este crimen premeditado.”
“La municipalidad de Bogotá dio un baile
de máscaras en el teatro , en celebridad
del aniversario de Boyacá, en la noche del
1° de agosto y pensaron los conjurados
efectuar esa noche el crimen; pero Bolívar
se retiró por la puerta excusada del teatro
antes de que llegase la hora de la
combinación. El Libertador se fue d e
paseo a Soacha, y Horment, Carujo, Luis
Vargas Tejada y Florentino González
fueron a verse con Santander para
hacerle sabedor de lo que iban a ejecutar,
para que se preparase a encargarse del
Poder Ejecutivo, si la revolución después
de muerto Bolívar lo llamaba al Poder.
Santander se escandalizó al oír el nefando
plan. Esto pasó el 20 de agosto. Cerró la
puerta de la sala en que estaban juntos y
les manifestó que él jamás tomaría parte
en semejante asesinato; que Bolívar
debía ser separado del mando; pero
jamás asesinado porque tal crimen
deshonraría la causa liberal. “Pueden
ustedes comenzar por asesinarme aquí;
porque solo así dejaré de evitar tal
atentado”.
Les agregó que el plan
revolucionario se debía madurar y llevarlo
a efecto, luego que Tovar , de Caracas;
Jaramillo, de Panamá, y Quintana, de
Santa Marta, informasen que estaban
tomadas las medidas para dar el golpe;
pero nunca asesinarlo. Les manifestó que
el ejército entero era idólatra del
Libertador. Que Castillo se encargaría del
Poder Ejecutivo, y el régimen reaccionario
contra las conquistas de los republicanos
dominaría en Colombia con tal atentado.
14
Entonces se manifestaron convencidos y
ofrecieron a Santander abandonar su
proyecto y continuar el plan de
conspiración, y se retiraron. El General
Santander hizo ensillar un caballo y se
dirigió para Soacha a verse con el señor
José Ignacio París, que acompañaba al
Libertador en reunión del General
Urdaneta y dos ayudantes y sus criados
para que sugiriese al Libertador la
necesidad de regresar a Bogotá y no estar
sin guardias.”
1742
Ignacio
Javier
Manuel
Azuero Lamo
Luis Francisco
Azuero
Arenas
Juan Rodulfo
Azuero
García
Indalecia
Ricaurte
Rivadeneira
Vicente
Azuero Plata
José Javier
Azuero
Gómez
(1787-1844)
(1772 -1812)
Pedro Celestino
Azuero Olea
(1806-1828)
Este esquema que vincula a Vicente
Azuero con el conspirador Pedro
Celestino Azuero, es desarrollado de los
datos que figuran en Genealogías de
Santander escritas por Ramiro Osorio,
pero nos atrevemos a afirmar que aquí
existe un error y posiblemente Luis
Francisco Azuero Arenas y Juan Rodolfo
Azuero García no deberían allí figurar.
Es imposible que si Ignacio Javier nació
en 1742, su bisnieto naciera en 1772.
“El Coronel Ramón Gue rra, Jefe del
Estado Mayor del Departamento de
Cundinamarca y el Comandante Silva de
la artillería, eran los que ofrecían a los
conspiradores apoyo con el batallón de
artillería que lo podían inducir a dar el
golpe al batallón.”
“Carujo, Horment, Zuláib ar, López y
Florentino González, con la escolta de
artillería, se dirigen a Palacio: sorprenden
al Capitán Martínez y a la guardia y los
aprisionan. Carujo, Horment, Zuláibar y
López con González, entran a Palacio
matando a los centinelas de la puerta y la
escalera y se dirigen al interior a asesinar
a Bolívar.”
“El General Córdova fue a perseguir a los
que huían por San Victorino y dejó
escapar a Carujo, a quien le ofreció asilo
en su casa y lo ocultó.”
“Cuando descansó el Libertador y se
repuso con haber dormido algo, su
primera idea fue dar un indulto y amnistía
completa y hacer llevar a su presencia a
todos los conspiradores aprehendidos
para decirles que estaban muy engañados
y creyéndolo tirano: que sus hechos
gloriosos y la libertad de tres N aciones le
habían elevado; pero que él no usurpaba
jamás la soberanía nacional. Hoy se
retiran las guardias de Palacio: estaré
siempre solo y con las puertas abierta. Si
algún fanático por hacerse célebre con mi
muerte, que venga a cubrirse de oprobio,
y yo recibiré de sus manos una nueva
gloria:
moriré por la tolerancia y la
indulgencia. El señor Castillo encontró la
idea sublime y digna del Héroe; pero le
dijo al Libertador que debía discutirse con
todos los secretarios y los jefes del
ejército y otras personas de influjo que se
opusieron, y el Libertador no se encontró
esta vez bastante fuerte para dar ese
golpe de firmeza para seguir el consejo de
su inspiración.”
15
“Las causas siguieron a los reos
aprehendidos, y se sometió a juicio al
General Santander por sospechas.”
“La exaltación entre las autoridades
política y militar produjo la aprehensión y
procedimiento contra personas inocentes
por el sólo hecho de ser de la oposición al
Libertador o amigos de Santander que,
como jefe de la revolución política que se
acordó desde Ocaña, se le creyó también
cómplice en la conjuración del 25 de
septiembre, y según el juicio que se le
siguió, fue condenado a muerte porque no
denunció el delito de conspiración y
porque era el jefe de la revolución
proyectada en Ocaña, a la cual hizo
alusión uno de los reos. Consultado por
el Libertador el Consejo de Ministros,
sobre esta sentencia pronunciada por el
General Urdaneta, Comandante General
de Cundinamarca, con el dictamen del
asesor nombrado, Coronel Tomás Barr iga,
que era también abogado, resolvió el
Consejo: por cuanto resultaba probado
que Santander tuvo conocimiento de la
conspiración, que la aprobaba y daba
consejos y opiniones sobre ella, y que
quiso tuviese su efecto después de su
salida de Colombia; mas que no tuvo
parte en el suceso del 25, y la ejecución
de muerte se miraría como injusta,
excesivamente inicua y tal vez como
imparcial y vengativa.”
Rosalía
Ricaurte
y Mauris
Josefa Antonia
Baraya y Ricaurte
Josefa Sanz de
Santamaría
Ricaurte
1 Gabriela 2
Tomás
Barriga y Brito
Valerio
Isidro 2
Antonio
Villvicencio
Verástegui
Juliana
De Villa
Barriga y López
Mariana
Carcelén
Luis María
Montoya Zapata
Antonio José
De Sucre
Esposos
Juan
Esteban 2
Tomás Barriga y Brito era:
Suegro de Juliana de Villa, hermana de
Teresa Villa, la primera esposa de José
Manuel Montoya y prima cuarta de
Teresita Piedrahita.
Suegro de Mariana Carcelén la viuda del
Mariscal Sucre.
“El
Libertador
conoció
que
las
conclusiones del Consejo eran justas, y
conmutó la pena de muerte a que fue
condenado Santander a extrañamiento de
la República, y que si regresaba sin
permiso del Gobierno se llevaría a efecto
la sentencia. El General Córdova ocultó a
Carujo y se ofreció a presentarlo si se le
perdonaba la vida. Así lo acordó el
Libertador, dándole un indulto con la
condición de salir del país.
Fueron
también indultados Florentino González
por haber sido entregado por unos
parientes y después Briceño, Mendoza,
Azuero, Acevedo, Rojas y otros.
Solamente fueron fusilados el 30 de
septiembre:
Horment, Zuláibar, Silva,
Galindo y López, todos convictos y
confesos de su delito. El 2 de octubre
fueron fusilados Padilla y Guerra: aquél
por cómplice de la muerte del Coronel
Bolívar y que se unió a los conspiradores,
y el segundo, por la felonía con que se
evadió, como dejamos expuesto. El 14 de
octubre fueron fusilados el Teniente de
Caballería Juan Hinestroza, un sargento y
4 soldados del mismo cuerpo, únicos que
se comprometieron en las clases de tropa
a ir a atacar a Vargas, suponiéndolo
revolucionario contra Bolívar.
Así
concluyó esta célebre causa y las
ejecuciones por el horrendo crimen de
querer asesinar al Libertador de
Colombia.”
La junta que se reunió en la casa de Luis
Vargas Tejada, situada en la carrera 7,
esquina sureste de la iglesia d e Santa
Bárbara,
estaba
conformada
casi
totalmente por jóvenes idealistas e
inexpertos:
16
Juan Miguel Acebedo
Pedro Celestino Azuero
Florentino González
Mariano Ospina Rodríguez
Wenceslao Zuláibar
Emigdio Briceño
Teodoro Galindo
Luis Vargas Tejada
Pedro Caruja
Rafael Mendoza
Juan Hinestrosa
Agustín Horment
Rudesindo Silva
José Ignacio López
Esequiel Rojas
Joaquín Acebedo
1 Pedro 2
Acevedo
Peñalosa
Esa noche Luis Vargas Tejada les recitó
un verso
para entusiasmar a estos
amigos de la Sociedad Filológica a
decidirse.
“Si a Bolívar la letra con que empieza
Y aquella con que acaba le quitamos,
Oliva, de paz símbolo, hallamos.
Esto quiere decir que la cabeza
Del tirano y los pies cortar debemos
Si es que sólida paz apetecemos.”
José
Ana
Gómez de Salazar
Isabel
Gómez Sandí
Margarita
Gómez de Salazar
Juan
García Gómez
José Ignacio
Juan José
Ortega Salazar
Ignacio
García Jaramillo
Josefa
García Molina
Antonio
De Acevedo
Peñalosa
Pedro
Acevedo
Peñalosa
Juan
Acevedo
De la Parra
Pedro
Acevedo
Peñalosa
Joaquín
Acevedo
y Aranda
Pedro
Acevedo
Peñalosa
Pedro
Juan Miguel
Acevedo
y Tejada
Creemos que entre Juan Miguel Acevedo,
el más joven de los conjurados y Joaquín
Acevedo, el más viejo, no existía
parentesco cercano (venían a ser primos
cuartos medios).
Josefa
Jaramillo García
Clara
Villa Jaramillo
Antonio María
Piedrahita
María Luisa
Ortega Mejía
Luisa Florentina
Calvo y Ortega
Joaquín
Luis
Vargas Tejada
Esposos
Conspirador
Edad
Años
20
21
23
23
24
26
26
26
26
26
28
29
31
32
32
51
Antonio José
Piedrahita
Teresita
Piedrahita
Julio Cesar
García Valencia
Isabel Gómez Sandí la séptima abuela de
Teresita Piedrahita, era prima hermana de
Margarita Gómez de Salazar la bisabuela
de Luisa Florentina
Calvo y Ortega
esposa de Joaquín Vargas Tejada y
cuñada de Luis Vargas Tejada.
Teresita viene a ser prima doce de Luisa
Florentina.
Se aclara que indistintamente de acuerdo
a la fuente, hemos encontrado el uso de la
V y B en Ace....edo.
17
B-4 WENCESLAO
ZULAIBAR
Y
MARIANO
OSPINA
EN
LA
CONSPIRACIÓN A BOLÍV AR .-
Wenceslao Zuláibar, Marcelina y María
del Rosario, que venían a ser primas
séptimas de Teresita Piedrahita.
Otro de los conspiradores del 25 de
septiembre de 1828 que estaba tan
comprometido con el intento de asesinato
del Libertador, tanto como el venezolano
Pedro Carujo y el francés Agustín
Horment, era el antioqueño Wenceslao
Zuláibar.
Mariano Ospina Rodríguez nació en
Guasca el 18 de octubre de 1803.
Huérfano de madre recibió en la primera
infancia el cuidado de sus tías.
Wenceslao también fue ejecutado
María Josefa
María Antonia
De la Calle
Leonor
Velez Calle
Inés
Santamaría
Calle
José Manuel
Rosario
Wenceslao
Mercedes
Restrepo Velez
Zulaibar
Santamaría
Rosario
Melguizo
María Luisa
Jaramillo
Melguizo
Teresita
Piedrahita
Marcelina
María del Rosario
Barrientos
Zulaibar
Arzobispo
Juan Antonio
José María
Zulaibar Aldape
Estudió jurisprudencia en el colegio San
Bartolomé, siendo discípulo de Vicente
Azuero en la cátedra de legislación. Se
graduó en 1827.
En 1828 ocupaba la cátedra de economía
política en el colegio de San Bartolomé y
cuando fracasó la conspiración del 25 de
septiembre, huyó hacia Antioquía.
Parte de su castigo por la conspiración,
fue negarle el título de Doctor que habí a
logrado.
Mariano Ospina Rodríguez así nos narra
algunos hechos:
Mariano
1
Ospina
2 Rodríguez
Julio Cesar
García Valncia
Leonor Vélez Calle, la tatarabuela de
Teresita Piedrahita, era prima hermana
de Inés Santamaría Calle, la mamá de
Wenceslao Zuláibar Santamaría.
Wenceslao era primo sexto (6) de
Teresita Piedrahita.
Mariano
Ospina
Rodríguez estaba
comprometido en la cons piración contra
Bolívar y se trasladó a Antioquía para
escapar del castigo.
Allí se casó en primer y segundo
matrimonio
con
las
sobrinas
de
“A mediados de 1829 vine a la Provincia de
Antioquía en compañía de Anselmo
Pineda, y por invitación suya, para alejarme
del foco de la persecución, y nos alojamos
en Marinilla, su patria, en casa de uno de
sus parientes situada en la plaza.”
“Pronto se vino Pineda a Medellín y quedé
aislado y solitario.
Debilitado por las
tercianas y aburrido del escondite, me
presenté un domingo en la plaza para
distraerme un poco conociendo el
mercado. Allí fui reconocido por Cosme
Hoyos (hermano de Don Raimundo),
condiscípulo
mío en Bogotá, quien
estrechándome en sus brazos pronunció mi
nombre en alta voz, sin caer en cuenta de
que tal indiscreción podía perjudicarme.
Por eso aquella tarde abandoné a Marinilla
y caminando a pié me dirigí a Rionegro, en
solicitud del Dr. Antonio Mendoza (que era
bogotano) para pedirle una receta. Halléle
18
“Me condujo luego el Dr. Mendoza a una
casa de pobre apariencia, y como en la
vecindad se celebraba un baile no pude
dormir en toda la noche. Al día siguiente,
después de almuerzo y por intervención
del Dr. Mendoza y de algunos señores de
la respetable familia Montoya, fui
conducido a la hacienda de Llanogrande.
Los señores Montoya me recomendaron al
agregado o mayordomo que cuidaba
inmediatamente de la hacienda, y allí
ocupaba yo parte del tiempo enseñando a
leer a sus hijos.”
“Oyendo decir un día : Allá vienen dos de
capisayo a medida que se acercaban
comprendí que no eran dos caballeros de
capa y sayo, a la antigua usanza española,
como los de las famosas órdenes de la
edad media, sino dos buenos arrieros
antioqueños cubiertos con la ruana larga y
angosta, o “capisayo”, que usan los
conductores de recuas.
Estos me
informaron que en el Río negro ocurrían
novedades de importancia : se refería al
pronunciamiento dictatorial del Libertador
Bolívar ; esta determinación surgió de las
opiniones expresadas por el General en
un banquete a que asistió el 8 de
septiembre de 1829 (cuando se celebraba
el matrimonio del doctor Jorge Gutiérrez de
Lara).”
“Entonces salí de mi escondite y me
encaminé a Medellín. Me hospedé en una
casa ubicada en la actual calle de Boyacá,
contigua a la catedral por el costado
oriental...”
Ya en el año 1829, cuando Córdova se
reveló al gobierno presidido nominalmente
por Simón Bolívar, pero en la práctica
más gobernados por el grupo que
conformaban Urdaneta, Manuelita y otros
venezolanos e ingleses, Mariano Ospina
Rodríguez trato de unirse a José María
Córdova, pero al llegar a ésta, ya Córdova
había sido asesinado en la batalla de
Santuario el 17 de octubre de 1829.
Mariano Ospina terminó su mandato
presidencial en marzo de 1861 y el 8 de
junio de ese mismo año fue tomado
prisionero en La Mesa Cundinamarca con
su hermano Pastor y estuvo a punto de
ser fusilado en Chapinero. Fue enviado
prisionero a Cartagena de donde se logró
escapar el 1 de septiembre de 1862 y
viajar a Jamaica y Guatemala.
B-5 VICENTE AZUERO PLATA Y LA
CONSPIRACIÓN A BOLÍV AR.María Ignacia
Rosalía
Rafael
Juan Agustín
Mauris Berdaya
Ricaurte y
Terreros
María Antonia
Posada Mauris
Joaquín
Ricaurte y
Terreros
José María
Carrasquilla
Indalecia
Ricaurte
Rivadeneira
Federico
Carrasquilla
Vicente
Azuero Plata
Esposos
en la botica conversando con las
notabilidades del lugar; me hizo seña de
que me alejase y disimuladamente salió a
saludarme.”
Clementina
Carrasquilla
Ana Delia
Santamaría
Carrasquilla
Rosa
Vasquez
Julio Cesar
García Valencia
En este esquema no hay ninguna línea de
consanguinidad.
Rosalía Mauris Berdaya, la quinta abuela
de Rosa Vásquez, fue concuñada de
Juan Agustín Ricaurte y Terreros, el
abuelo de Indalecia Ricaurte Rivadeneria
que fue esposa de Vicente Azuero Plata.
19
Juan Agustín
Rafael
Ricaurte
Terreros
Francisco
Luis María
Montoya zapata
Rosalía
Ricaurte Mauris
Joaquín Ricaurte
y Terreros
Josefa Antonia
Baraya Ricaurte
Indalecio
Ricaurte
Rivadeneira
Josefa Sanz de
Santamaría
Baraya
Vicente
Azuero Plata
Josefa Sanz de Santamaría Baraya la
esposa de Luis María Montoya Zapata,
era prima cuarta de Indalecia Ricaurte
Rivadeneira, la esposa de Vicente
Azuero Plata.
Una semana antes de la conspiración del
25 de septiembre, así le escribe
Santander a Vicente Azuero.
“Bogotá, septiembre 17 de 1828.”
“Querido y pensado amigo:”
“Escribí a usted de mi hacienda, y ahora
de Bogotá, donde he recibido su estimable
del 22 de agosto.
Yo vivo quieto,
andando arriba y abajo, tranquilo en
cuanto a la seguridad que me inspira mi
conciencia, pero muy sobre mi para no ser
víctima de algún malvado. No he visto al
Presidente; todo el mundo me hace
atenciones, nadie se desdeña de hablar
conmigo en la calle y de visitarme, y no he
recibido el más leve insulto. Me ha
visitado casi toda la ciudad, inclusos los
señores Castillo, Valdivieso e Icaza. La
opinión pública es cada vez mejor, y m ás
general: en cuanto sale un decreto, o una
orden, lo que no han medrado como
esperaban, ya hay recluta para el partido
liberal. Las fiestas nacionales han estado
muy frías y desanimadas. Mas debo
aplaudir la tranquilidad que hay, pues ni
papeles incendiarios, ni insultos, ni nada
irritante observo en el trato social, que no
es poca fortuna.”
“La Vicepresidencia se acabó por el
Decreto de 27 de agosto, y he tenido el
placer de quedar sumido bajo las ruinas
de la Constitución de 1821. Consulté si
debía considerarme suspenso o destituido
de ella, y me respondieron que sólo era
suprimido el empleo. Pero ‘para darme
una prueba de confianza, me ha
nombrado
el
Gobierno
Ministro
Plenipotenciario y Enviado Extraordinario
en los Estados Unidos del Norte’. Yo no
he respondido nada sino que se me de
tiempo para pensarlo. La cosa es ardua;
pero a decir verdad, en mis circunstancias
la recibo como honra después de que me
habían querido pintar como reo de
Estado.”
“Aunque usted lea mis cartas a personas
de confianza, jamás diga que yo las
escribo. Hay muchos espías, muchos
deseos de sacrificarme, y debo rogar a
mis amigos que tengan precauciones en
mi favor.”
“Con el transcurso de algunos días usted
puede venirse. A mi apreciable ahijada
ofrezco mis afectuosos respetos, y le
deseo un gran caudal de conformidad.
Usted no puede dudar de que soy su
amigo invariable,
F. de P. Santander”
20
B-6 RAMÓN NONATO GUERRA EN LA
CONSPIRACIÓN A BOLÍV AR .María Dolores
María Luisa
Tomo IV - Pág. 48
Francisco
García Olano
y Alvarez
del Casal
Francisco
de Paula
Francisca
Munive
y Madarriaga
Olano Izquierdo
José
Sarda
Genaro
Olano
Gutiérrez
Santander
Francisca
Azuola
Olano
Esposos
María Antonia
De Madarriaga
García Olano
Esposos
Francisco
de Paula
Olano Iragorri
Ramón
Nonato
Guerra
Bolívar
CONSPIRADORES
Publio Alejandro
Olano
Gutiérrez
Julio César
García
Valencia
Hernan
Alejandro
Olano Correa
Inés
García
De los padres de Ramón Nonato, Juana
de Dios Casal y Huertas, narran en
Genealogía esta curiosa historia:
Cuando la conspiración a Bolívar el 25 de
septiembre de 1828, uno de estos
implicados fue el general Ramón Nonato
Guerra Casal y por este motivo fue
fusilado el 2 de octubre de 1828.
Cuando la conspiración a Santander el 23
de julio de 1833, el cabecilla de ésta era
el general José Sardá.
Tanto Ramón como José, defendían sus
propios ideales y una Colombia como
cada uno la quería. Estaban casados con
dos Franciscas que entre sí eran primas
segundas y respectivamente primas
quinta y sexta de Hernan Olano Correa.
La suegra de José era prima hermana de
la esposa de Ramón Nonato.
“Contrajo matrimonio en Santafé el 8 de
diciembre de 1783, con doña Juana de
Dios Casal y Huertas, quien pretendía
hacerse monja de Santa Inés “con gran
disgusto de su padre” el acaudalado
comerciante don Feliciano del Casal, y de
su esposa doña Juana María de Huertas
Olarte y Baños. Don Gustavo Arboleda
dice en su diccionario Bio gráfico y
Genealógico del Antiguo Cauca:
“El
Arzobispo, viendo la aflicción de Casal, lo
visitó algunas veces, acompañado de su
familiar, (Martín Guerra) de donde resultó
entre éste, con aspiraciones a clérigo, y la
presunta monja, una pasión que concluyó
en matrimonio”.
El Arzobispo Caballero y Góngora nunca
se imagino que al hacerse acompañar de
Martín, se perdió para la vida religiosa: un
clérigo y una monja.
Feliciano
Del Casal
Juana de Dios
Casal y
Huertas
Martín
Guerra
Ramón Nonato
Guerra Casal
Ramón Nonato Guerra, todo el tiempo
afirmó que su único pecad o en la
conspiración, fue haberse enterado que
esta se sucedería y no haber denunciado
lo que se planeaba ejecutar contra el
Libertador.
En el juicio y condena
actuado el general José
Guerra aseguraba que
con él se estaba
a Guerra había
María Córdova y
la injusticia que
cometiendo al
21
condenarlo a muerte era una venganza,
porque en un juicio previo que se le había
seguido a José María Córdova en 1824
por el asesinato del sargento Valdés,
Guerra había actuado de fiscal del tribunal
y había pedido que lo con denaran a
muerte.
Unos dicen que lo mataron debajo de la
cama.
Otros, que lo jalaron de los pies sacándolo
debajo de la cama y dánd ole muerte a
bayonetazos.
Otros, que de la casa de Tobar lo sacaron
vivo y vino a morir en el cuartel.
Antes de subir al patíbulo Guerra
exclamó: “¡No es el Libertador el que me
fusila, es Córdova el que me asesina!”
Córdova se responsabilizó del hecho de
haber dado la orden que le dieran muerte.
Estas frases de guerra no pueden quedar
en este grito de despedida, sin un soporte
que nos permita aclarar los hechos.
A principios de octubre de 1823 se
encontraba Córdova en Popayán al
mando de la fuerza que debería continuar
hacia Pasto.
El sargento Carmen Valdés del Batallón
Cauca, según la opinión de alguno de sus
jefes era un hombre malvado, de mala
conducta.
El sargento Valdés le dio con un palo al
asistente del General Córdova.
Al
quejarse el asistente, Córdova quiso
reprender a Valdés y lo mandó llamar,
pero éste no quiso aparecer, Córdova
salió a buscarlo, lo encontró y lo
reprendió, por lo que Valdés contestó
groseramente; Córdova trató de darle un
latigazo por la insolencia y éste se
defendió con un palo y con este mismo
atacó a Córdova pegándole en la cabeza
y en el brazo.
El fiscal del juicio contra Córdova fue
Ramón Nonato Guerra, y él pidi ó para el
acusado la pena de muerte.
José Manuel
Mariana
José Manuel
Restrepo
Montoya
Zapata
Córdova se salvó en este juicio.
El único que salvó el voto fue José Manuel
Restrepo, como lo afirma Mariano Ospina
Rodríguez en la biografía:
El sargento corrió y se refugió en la casa
de Ignacio Tobar, donde se escondió
debajo de una cama.
“Formóse causa al general José María
Córdova, el héroe mimado de Ayacucho y
de cien batallas más, por el homicidio de
un subalterno... el joven y valeroso
general era particularmente querido de
nuestro modesto Catón. El negocio fue
llevado a la corte marcial, y absuelto el
acusado: sólo el voto del doctor Restrepo
le fue adverso. Muy poco después el
general, llevando la espada al cinto, invitó
cariñosamente a su juez a dar una vuelta
por la Aguanueva, paseo entonces casi
siempre desierto; los que los vieron solo
por allí, temieron un acto de vio lencia,
pero sin razón. El valiente joven había
querido solamente mostrar que no tenía
resentimiento alguno contra este hombre
justo ....”
Todos los informes son confusos de la
forma como lo mataron los soldados:
Para la época de la conspiración del 25 de
septiembre de 1828 las relaciones de
Córdova lo persiguió y ordenó que se le
diese muerte.
22
Bolívar y Córdova eran excelentes, no así
las relaciones de Córdova y Manuelita.
Testimonio de esto es el Decreto dado por
el Libertador:
“Simón Bolívar, Libertador, Presidente de
la república de Colombia, ..... —
CONSIDERANDO— Que encargada la
comandancia general del departamento, al
ministro secretario de la guerra, general
en jefe Rafael Urdaneta, los graves
negocios que al presente deben ocupar su
atención le impedirán dar cumplida
evasión a los de aquel despacho, teniendo
que dedicarse a ambos; y .......”
“Que merece la confianza d el gobierno el
general de división José M. Córdova,
actual subjefe del estado mayor general;
Decreto
“Art. 1° El general de división José María
Córdova, queda interinamente encargado
del ministerio de Estado en el despacho
de la guerra.”
“Art. 2° El ministro secretario de Estado
en el despacho del interior está encargado
de comunicar este decreto a los que
corresponda.”
“Dado en Bogotá, a 29 de septiembre de
1828 —Simón Bolívar. Por S. E. el
Libertador Presidente— El secretario de
Estado del despacho del interior, José
Manuel Restrepo.”
Así le narraba José María a Salvador, su
hermano, los hechos de la conspiración
en una carta del 7 de octubre de 1828:
“Bogotá, octubre 7 de 1828”
“Mi querido Salvador:”
“No escribí a vuestra merced por el corr eo
pasado, porque no tuve tiempo; el
proceso contra los conspiradores que
entonces se estaba siguiendo, me tenía
enteramente ocupado. Sólo a mi Manuel
escribí cuatro letras para que no fuese a
creer que yo había quedado en el motín.
Daré a usted una breve idea del suceso,
aunque bien conocido está por los
papeles públicos.”
“A media noche, o poco más, entró
repentinamente en mi cuarto Giraldo,
cansado y asustado, llamándome: «¡Mi
General, levántese!;» me sorprendí tanto,
que creí que él era mi captor; m e dijo:
«Ha habido un fuego de artillería y
fusilería en los cuarteles y han atacado el
Palacio del Libertador. »
Me levanté
volando, monté a caballo y me dirigí a la
casa del Libertador; cuando ya llegaba, en
la inmediata cuadra pasaron dos gritando:
¡Muera el Tirano! yo no los conocí: en
este momento me dieron el ¡Quién vive!
de la puerta del Palacio, y el ¡Quién es!, y
respondí mi nombre y se callaron la boca.
En el instante llegó París por otra calle, y
le dijeron:
«Váyase vuestra merced,
General, no se meta vuestra merced aquí,
váyase vuestra merced, »
conocí
entonces que eran facciosos y que ya
estaban, calculé apoderados de la
persona
del
Libertador;
entonces
retrocedí: subí por la Moneda, y fui por
calles extramuras a la casa del Cónsul, lo
desperté y le dije que se preparara para
que no le sorprendieran; seguí a San
Victorino, y en ninguna parte sabía nada
de la conspiración; allí empezaban a
levantarse las gentes, y me encontré con
4 soldados de artillería; me alegré
teniendo siquiera con quién dar el “quién
vive.” En este momento llegó ...... París y
me dice que para La Alameda de La
Capuchina se dirigían unos soldados; volé
y los alcancé al meterse en una huerta;
eran 17; los hice parar y me encontré con
Carujo, que los guiaba; le dije que me
23
alegraba mucho verlo allí, porque no
llegué a pensar fuese de los principales
conspiradores; que me sacase esa tropa
por entre las huertas directamente a la
calle de San Victorino;”
José María Córdova era alumno de inglés
de Pedro Carujo y en realidad es te diálogo
se sostuvo en inglés.
José María tomaba clases de inglés para
poder dialogar en su propio idioma con
Fanny Henderson la hija de ....
Henderson, el ministro inglés.
“ me dijo: “Si, si, muy bueno”; y yo me
volví por las calles a la de San Victo rino a
aguardar mi piquete; salió efectivamente,
pero sin Carujo, y yo creí en el momento
que por cobarde se me había escondido;
pero no fue así, era por traidor. Cuando
yo me vi con 21 hombres, ya respiré; pero
aunque en todo lo que he dicho se habían
pasado dos horas, nada sabía de la causa
y resultado del motín. A Mariano París,
que estaba allí conmigo, lo mandé a
levantar las milicias de Funza y de
Fontibón, con encargo de que amaneciera
en Santafé con cuanta gente pudiera; en
esto llegó una partida; me dio el “quién
vive,” la mandé a reconocer, y al Sargento
que fue le dieron un culatazo, y echó a
correr; le mandé hacer fuego y la
dispersé. Las cuatro serían cuando llegó
uno y me dijo que el motín había sido por
Padilla, que se había escapado con otr o, y
que el Libertador estaba en la plaza ya
con las tropas; formé mi piquete y fuime
para allá; encontré a Vargas y a los
Granaderos formados en la plaza; fui al
Palacio y encontré al Libertador
desnudándose, porque en la fuga,
después de haberse escapado por la
ventana, se había mojado por la quebrada
de San Agustín, hasta que salió al Cuartel
de Vargas y no encontrándolo allí se
había dirigido a la plaza cuando supo la
derrota de los conspiradores. En Palacio
tuve alguna noticia del motín. Uno de los
principales, el Coronel Guerra, de quien
nada se sabía en aquel momento, estaba
allí viendo al Libertador y manifestando
alegría del ...... resultado, y tanta
confianza se tendría de él, que se ......
fuese a empezar el sumario contra los
conspiradores; fr ...... do tomado algunas
declaraciones, las rompió, y dijo que tanto
se habían contradecido y mentido que
incómodo las había roto: luego se cogió
el Comandante de artillería Silva, y este
confesó todo:
que hacía tiempo se
fraguaba el modo de dar muerte a l
Libertador; que se intentó en los de
máscaras; pero que no tuvo efecto,
porque salió sin saber ellos cuándo; que
se pensó matarlo en Soacha, adonde él
iba a pasear todos los domingos sólo con
sus criados y Pepe París; que estos
asesinos eran Vargas Tejad a, Horment,
Zuláibar, Arganil, Azuero, Florentino
González, el Coronel Guerra, los
Capitanes Mendocita y Briceño, los
Tenientes Galindo y López, etc.; que
Santander debía saber el movimiento,
pues que la noche de efectuarlo, en la
reunión en casa de Vargas Tejada, lo
mandaron a buscar; que Padilla debía
estar impuesto, junto con los demás
Oficiales presos del motín de Cartagena,
porque contaban con ellos, etc., etc. Han
caído Padilla, Guerra, Silva, Horment,
Zuláibar, López y un Galindo; los demás
no se han cogido, y la causa que se sigue
a Santander está parada hasta ver si caen
algunos de los principales que faltan y
descubren todo el pastel, que no queda
duda ha sido fraguado, o consentido o
apoyado por Santander; éste se mantiene
preso, privado de comun icación.
La
partida que atacó el Palacio entró
hiriendo, Horment y Zuláibar; los
centinelas, al subir las escalera,
encontraron a Ibarrita, Subteniente muy
joven, que estaba con su espada en
mano, y trató de defenderse; pero le
24
dieron un sablazo en la man o de la
espada, se la quitaron y empezó a huir;
Mercedes
Mutis Gama
Isabel
Blanco y Jerez
de Aristeiguieta
Rodríguez
del Toro
María Teresa
del Toro
Simón
Bolívar
Carlota
Guzman Blanco
Antonio
Juarado
Bertendona
Esposos
Andrés
Diego
Ibarra
Benita de
Alaiza y Medrano
Esposos
Esposos
Vicente de
Ibarra
Marqués
Francisco
Bernardo
Ana Teresa
Juan
Jurado Blanco
?
Mercedes
Ibarra Mutis
Antonio
Guzmán Blanco
Andrés y Diego Ibarra fueron muy
cercanos colabores de Simón Bolívar y
eran primos hermanos de María Teresa
del Toro.
Existen autores que hacen figurar
a
Andrés y Diego Ibarra como primos de
Bolívar, pero no tenemos claridad sobre
esta interconexión.
entraron al cuarto del Libertador, y no
encontrándolo ya, volvieron a bajar; al
salir a la puerta encontraron con
Fergusson, que venía en busca del
Libertador, y allí mismo le dieron, dice que
Carujo, un pistoletazo.
Una partida
mandada por ...... a atacar por la Calle
Real al Escuadrón Granaderos que ......
lado en la plaza de San Francisco; pero
como ya estaba ...... y dispuesto aunque a
pie por Fominaya y Espina, rechazaron a
Carujo de la Calle Real; la partida que
atacó a Vargas fue en el momento
derrotada; Vargas salió, aunque con
pocas municiones, y derrotó a los
facciosos en todas partes. La partida que
saltó por detrás de la casa a sacar a
Padilla, efectivamente sorpren dió la
guardia, entró al cuarto de Padilla, mató al
Coronel
Bolívar,
que
estaba
allí
custodiándolo, y Padilla tomó la espada y
con los artilleros pasó por la tapia al
Cuartel de Artillería; pero no encontrando
allí a nadie, ni pudiendo salir a la calle
porque ya Vargas la había limpiado,
permaneció allí oculto hasta por la
mañana, que se presentó. Horment y
Zuláibar, cuando los han traído se han
presentado risueños, y nada han negado;
pero sin comprometer a nadie, han muerto
con valor, más Zuláibar que nad ie. Padilla
también con valor.”
“La orden para que se me paguen por ese
Tesoro los 4,500 pesos fue por el correo
pasado; yo espero que vuestra merced
tomará el mayor empeño en recibir los
2,000 de este enero próximo, antes del
mes, de modo que pueda mand ármelos
en diciembre. Ojalá que fuese desde
ahora recibiendo y me mandase antes
1,000, y luego en diciembre el resto; este
es el empeño de Omaña, mi vendedor, y
este es mío para con vuestra merced, mi
casa ya he dicho a vuestra merced es
muy bonita y en la mejor situación.”
“Yo le hago a vuestra merced mis
encargos, y vuestra merced me los
cumple exactamente, pero vuestra merced
me hace los suyos y yo no cumplo; por
estas bullas no le he buscado aún la
banda, pero no me olvido.”
“A mi Manuel remito por e ste correo los
dos certificados de los dos meses ......,
por el próximo le remitiré el de este mes, y
en adelante no me olvidaré de mandarlos
...... po. Mándeme vuestra merced los
zuecos que le encargué, y los aritos
cuando estén.”
“Estoy ahora encargado del Ministerio de
la Guerra mientras el General Urdaneta se
desembaraza de la causa de conspiración
que él está siguiendo.”
25
ahorcado, estos hechos son narrados por
José María Cordovez Moure en sus
Reminiscencias.
Rosalía
Tomasa
María Ignacia
Mauris
Berdaya
María Antonia
Posada Mauris
Ricaurte Mauris
José María
Carrasquilla
José Ignacio
París Ricaurte
Federico
Carrasquilla
Genoveva
Dolores
Teresa
Clementina
Carrasquilla
“A los conspiradores militares a quienes
se impuso la pena de degradación, se les
aplicó en el cuartel; estaba reservada a
dos distinguidos jefes granadinos la
ignominia de que se les infamara en
público.”
Rafael
Urdaneta
José María
Melo Ortíz
Vargas París
Ana Delia
Santamaría
Rosa
Vásquez
Julio César
García
Valencia
“El Coronel Guerra se dejó despojar de
las insignias militares con la humildad del
que espera acogerse en breve a la
Justicia de Dios.”
“Cuando un sargento le quitó al General
Padilla las charrteras de los hombros, éste
exclamó con acento de sarcasmo:
“Esas no me las dio Bolívar sino la
República”.
Genoveva Ricaurte Mauris fue abuela de
Dolores
y
Teresa
Vargas
París
respectivamente las esposas d e Rafael
Urdaneta y José María Melo Ortíz.
“Después intentó el mismo sargento
quitarle la casaca, y como no pudiese
hacerlo, porque tenía atados los brazos, el
General le dijo con rudeza:
Genoveva Ricaurte Mauris fue prima
hermana de María Antonia Posada
Mauris, la cuarta abuela de Rosa
Vásquez, de tal forma que Rosa Vásquez
vendría a ser prima octava de Dolores y
Teresa Vargas París.
“Torpe! Afloja las ligaduras y entonces
podrás quitármela.”
“Por ahora no hay más qué decir a
vuestra merced. Saludo a todo el mundo
de mi casa. Manda a Manuel Antonio esta
carta para que se imponga de tantas
menudas
noticias
que
aquí
he
comunicado.”
“Su hermano que lo ama mucho,
JOSÉ MARÍA”
La ejecución de Ramón Nonato Guerra y
el Almirante José Padilla tuvo actos de
crueldad al ser fusilado y en seguida
“Terminada la degradación, quedaron
Padilla y Guerra en pechos de camisa;
tomaron asiento en su respectivo
banquillo, y esperaron la muerte en medio
de un pavoroso silencio.”
“Padilla no permitió que le vandasen, y
mientras que lo ataban al infame poste,
exclamó con voz de trueno, que resonó
por los ámbitos de la plaza:”
“¡Viva la República! ¡Viva la libertad!”
“A la primera descarga, quedó muerto el
Coronel Guerra; no sucedió lo mismo al
General Padilla, a quien despedazaron a
balazos; pero antes de expirar, en un
movimiento convulsivo de su agonía, se le
26
oyó el grito de “¡cobardes!”, lanzado a la
escolta con una postrer mirada de intenso
desprecio.”
“Entonces se dijo que si el General
Urdaneta sabía condenar a muerte, sus
víctimas también sabían morir.”
“Apenas expiraron Guerra y Padilla, se
presentó una escuadra de presidiarios
para quitar los cadáveres de los
banquillos, y se les colgó de las horcas,
preparadas de antemano:
odioso
espectáculo que hizo recordar al
“Pacificador” Morillo y a sus tenientes.”
“El acto de infligir afrenta al cuerpo de un
hombre muerto, y presentarlo ante el
público para que se le escarnezca, sobre
innoble, es contrario a la claridad cristiana
y propio de salvajes.”
“La justicia humana termina desde el
momento en que el hombre atraviesa el
umbral de la eternidad para someterse a
la jurisdicción exclusiva del Supremo
Juez, único exento de error.”
“El que vilipendia el cadáver de un
hombre, insulta la materia más perfecta
que formó el Creador, y desconoce la
dignidad humana, que sublimó el Verbo
Divino cuando encarnó en nuestra propia
naturaleza. Al retirarse las tropas de l a
plaza para dirigirse a sus cuarteles,
desfilaron al frente de los cuerpos
ensangrentados de Padilla y de Guerra,
que suspendidos en las horcas, se
mecían a impulso de la brisa.”
“El estupor que causó en Bogotá la
ejecución
de
aquellos
dos
jefes
distinguidos, especialmente del Coronel
Guerra, emparentado con las principales
familias del país, desatendiéndose los
ruegos y empeños de las personas más
notables de la capital con el fin de
salvarlos, se aumentó con la violencia del
cordonazo que en forma de t empestad
acompañada de aguacero torrencial y
abundante granizada, se desató sobre la
ciudad a las tres de la tarde.”
“Nada más conmovedor que la vista de
aquellos dos cadáveres empapados, que
chorreaban sangre sobre una espesa
capa de granizo enrojecido al pie de las
horas.”
B-7 FRANCISCO CARRASQUIL LA Y
LAS CONSPIRACIONES . Francisco Antonio Carrasquilla Posada,
tío tatarabuelo de Rosa Vásquez fue
acusado de haber estado involucrado en
la conspiración a Bolívar, por este motivo
fue deportado a Jamaic a y allí para
solucionar algunos ingresos con que vivir,
se dedicó a fabricar sombreros de paja en
compañía de Sinforiano Hernández.
Juana
María Antonia
Posada Junco
Gómez
Bernarda
Avendaño Posada
Nicolasa
Carvajal Posada
Rudesindo
Medina Avendaño
Sinforiano
Hernández
Carvajal
Concepción
Medina Arango
Juan Nepomuceno
Alvarez Medina
Arturo
Alvarez Arango
Julio Cesar
García Valencia
Cecilia
Alvarez Tortello
Hernán
García Piedrahita
27
Francisco
José María
Juan
Carrasquilla
Posada
Sinforiano
Hernandez
Federico
Carrasquilla
Juan de Dios
Carrasquilla
Lema
Dabeiba
Hernandez
Uribe
Clementina
Carrasquilla
Tomas
Carrasquilla
Hernandez
Ana Delia
Santamaría
Carrasquilla
Juan
Carrasquilla
Botero
Esposos
Rosa
Vásquez
Julio César
García
Valencia
Leonor
Margarita
Carrasquilla
María de las
Estrellas
Uhart
Carrasquilla
Sinforiano Hernández era consuegro de
Juan Carrasquilla Posada de quienes su
cuarta nieta fue María de las Estrellas
Uhart Carrasquilla, que venía a ser prima
octava de Rosa Vásquez.
María de la Estrella murió en 1981 en un
accidente automovilístico viajando hacia
Tunja, cuando apenas tenía catorce años.
Había ganado un primer premio
internacional de literatura cuando apenas
tenía ocho años en el Congreso Mundial
de Brujería.
Los primos de Francisco Carrasquilla
Posado, los hermanos Carrasquilla
Carrasquilla, por su vinculación al colegio
San Bartolomé, podían tener contacto con
los conspiradores.
Tomás
Juan
Carrasquilla
Monje
María Josefa
Carrasquilla
Sanmiguel
Manuel
Samper y Saiz
Francisco
Antonio
José María
Carrasquilla
Posada
Francisco
Carrasquilla
Carrasquilla
José María
Susana
Samper
Blanco
Federico
Carrasquilla
Miguel
Samper y
Agudelo
Clementina
Carrasquilla
Tomás
Samper Brush
Ana
Santamaría
Carrasquilla
Daniel
Samper Ortega
Rosa
Vásquez
Julio César
Andrés
García Valencia Samper Gnecco
Ernesto
Samper Pizano
Francisco de Paula José Carrasquilla
Carrasquilla joven republicano nacido en
Honda el 22 de diciembre de 1796
presenta información en el colegio San
Bartolomé a los diez años, el 22 de
diciembre de 1806.
Sus dos hermanos mayores Diego José
Cipriano y Pedro Tomas, habían
presentado información al colegio San
Bartolomé el 18 de octubre de 1803.
Allí en el San Bartolomé, Francisco de
Paula José Carrasquilla conoció a casi un
tocayo suyo: Francisco José de Paula
Santander, quien había presentado
información el 3 de agosto de 1805.
El 30 de octubre de 1828, cuando
Santander era juzgado, al referirse a la
poca justificación que podía existir para él
participar en la conspiración, se refe ría a
los señores Carrasquilla que creemos
eran Francisco Carrasquilla Posada y sus
primos, como testigos que el había
iniciado preparativos para su viaje a
28
Estados Unidos, al ser suprimida la
Vicepresidencia y haberle sido ofrecido
ser Ministro Plenipotenciario en ese país.
“Que no sabe si alguno de sus amigos
ausentes de esta capital le ha aconsejado
que no admitiese la comisión a los
Estados Unidos, pues en su poder no
tiene documento ninguno que lo
compruebe; que el exponente, por sus
propias meditaciones y por el consejo
respetable de dos o tres personas
residentes en la capital, se decidió a
admitirla desde el 17 de septiembre, y así
lo expuso al gobierno con fecha 19 del
mismo mes; en consecuencia de los cual
ofreció a varias personas la venta de sus
muebles y servicio de su casa, como
pueden testificarlo los señores Arrublas,
los señores Carrasquillas, y el señor
Joaquín Mosquera, y habló con el señor
Casimiro Calvo, qué persona podría ser
aparente para encargarle la dirección de
su hacienda; también manifestó a su
mayordomo Tadeo Cuéllar que debía
continuar administrándole su dicha
hacienda; tomó informes de los señores
Miguel Ibañez y José Ignacio París sobre
algunas particularidades relativas a la
manutención en los Estados Unidos del
Norte, y en fin fue hablado el exponente
por algunos jóvenes para que los llevase a
dichos Estados a educarse.”
B-8
JOSÉ FÉLIX MERIZALDE Y JOSÉ
MARIA
GAITÁN
EN
LA
CONSPIRACIÓN A BOLÍV AR .-
Así se refiere Manuelita al Dr. Merizalde y
a Gaitán respecto al perdón que
recibieron del Libertador aún siendo
conocido que eran conspiradores:
“Esto es muy cierto; a usted le consta. De
modo que tantos escapados de la muerte
fue por el Libertador. Baste decir a usted
que yo tuve en mi casa a personas que
buscaban y que el Libertador lo sabía. Al
general Gaitán le avisaba que se quit ase
de tal parte porque ya se sabía. Al doctor
Merizalde lo vi en una casa al tiempo de
entrar yo a caballo, y le dije a la dueña de
casa: “Si así como vengo con un criado,
viniese otra persona conmigo, habrían
visto al doctor Merizalde; dígale usted que
sea más cauto”. Tal vez sería por eso que
después de muerto el Libertador me hizo
comadre Merizalde.”
“Infinitas cosas referiría a usted de este
género, y las omito por no ser más larga,
asegurándole a usted que en lo principal
no fui yo más que el ins trumento de la
magnanimidad del gran Bolívar.
Manuela Sáenz”.
Cuando hagamos referencia en 1829 a la
conspiración contra José María Córdova,
encontraremos que fue precisamente,
Francisco Carrasquilla (no sabemos si
Posada) quien le informó de la
conspiración que se estaba preparando
contra su vida y la de toda la familia
Córdova.
Susana Samper Blanco, la esposa de
Francisco, vendría a ser tía cuarta abuela
del Presidente Ernesto Samper Pizano, en
cuyo gobierno también se habló de
muchas conspiraciones.
29
Tomás
Juan
B-9 LUIS VARGAS TEJADA Y JUAN
MIGUEL ACEVEDO TEJAD A EN
LA CONSPIRACIÓN A BO LÍVAR .-
Carrasquilla
y Monje
José María
Carrasquilla
Posada
Pedro
Carrasquilla
Carrasquilla
José Félix
Merizalde
Solis
Federico
Carrasquilla
Ricardo
Carrasquilla
Ortega
Juan Bautista
Merizalde
Vásquez
Clementina
Carrasquilla
Rafael María
Pedro
Carrasquilla
Ortega
Alfredo
Merizalde
Angarita
Ana Delia
Santamaría
Carrasquilla
Luis
Carrasquilla
Ortega
Ana
Merizalde
Durán
Rosa
Vásquez
Julio César
García
Valencia
Creemos que María Luisa, la mamá de
Luis Vargas Tejada, era hermana de
Catalina la mamá de Pedro Acevedo
Tejada y que Luis era primo herm ano de
Pedro.
Luis Vargas con Pedro Acevedo, junto con
Alejandro Vélez y Juan de Dios Aranzazu
en 1825 iniciaron la fundación de una
Academia Americana dedicada a la
defensa y conservación de la lengua.
Ignacio Sánchez de Tejada fue nuestro
ministro ante la Santa Sede (ver tema B 27 La conspiración de España desde la
Santa Sede).
José
María Carrasquilla Posada el
tatarabuelo de Rosa Vásquez, era primo
hermano
de
Pedro
Carrasquilla
Carrasquilla, el bisabuelo de Luis
Carrasquilla.
Luis Carrasquilla viene a ser primo octavo
de Rosa Vásquez y se casó con Ana
Merizalde Durán, bisnieta de José Félix
Merizalde Solis.
José Félix Merizalde Solis participó en la
Convención de Ocaña como Diputado por
.............
Fue profesor de medicina en el c olegio de
San Bartolomé hasta 1826.
Fue sindicado de conspirar contra Bolívar
el 25 de septiembre de 1828 y por este
motivo estuvo preso en Tunja.
Fue amigo y médico de Santander y lo
acompañó en el momento de su muerte.
Murió en Bogotá el 19 de marzo d e 1868
en la Quinta de Bolívar.
30
sus opiniones políticas,
Gobierno de Bolívar.”
Dionisio
Ignacio
Teresa
Nieto
Esposos
María Luisa
Sánchez
de Tejada y
Nieto de Paz
Felipe
De Vargas León
?
Catalina
Sánchez
deTejada
y Nieto
Esposos
Sánchez
de Tejada
José
Acevedo
y Gómez
Fco. Miguel
Luis
Pedro
Diego
Joaquín
Juan Miguel
Gómez
Jiménez
Vargas
Tejada
Josefa
Acevedo
Tejada
Juan José
Gómez Zuloaga
José María
Gómez Hoyos
Alberto
Gómez García
Valeria
Gómez Zuloaga
Amador
Gómez Lozano
Eusebia
Acevedo
Valencia
María Jesús
Gómez Gómez
Emilio
Gómez Gómez
Jairo
Gómez Olarte
Julio Cesar
García Valencia
Clara Emilia
Gómez Vargas
Julio Cesar
García Vásquez
En reminiscencias de Santa Fe de Bogotá
escrito por José María Cordovez Moure,
esto comentan sobre el actuar inmediato
a la conspiración de Juan Miguel Acevedo
y Luis Vargas Tejada.
“Don Juan Miguel Acevedo tomó a pie la
vía de Fusagasugá, y llegó el mismo día
26 a la Hacienda el Chocho de su cuñado
el doctor Diego Fernández Gómez ;
sorprendido
éste
al
ver
llegar
inopinadamente a don Juan Mig uel, le
interpeló sobre la causa de su presencia
en la hacienda, a lo cual respondió
Acevedo que se había salido de Bogotá
por temor a ser perseguido con motivo de
adversas
al
“La perplejidad del doctor Gómez se
aumentó el sábado 27 con la llegada de
Luis Vargas Tejada a dicha hacienda a la
entrada de la noche ; por poco avisado
que fuese aquél, comprendió que algo
grave había pasado en la capital, y para
averiguarlo se encerró en su cuarto de
estudio con el nuevo huésped, quien lo
informó de la verdadera causa de su
presencia en aquella localidad.”
“El doctor Gómez fue a Fusagasugá con
el objeto de tomar lenguas acerca de los
sucesos ocurridos el 24 de septiembre, y
su hacienda se consideraba sospechosa
por los encargados de perseguir a los
conspiradores, razón por la cual volvió a
su feudo y aconsejó a sus peligrosos
huéspedes la conveniencia de que se
internasen en las montañas cercanas a la
casa, con tanta mayor razón, cuanto que
no tenía confianza en sus s irvientes, juicio
confirmado por los sucesos posteriores.”
“Vargas Tejada y Acevedo permanecieron
once días entre los bosques de El Chocho
hasta que siéndoles insostenible aquella
situación resolvieron dirigirse al cantón de
Cáqueza, pero al llegar al sit io de San
Fortunato, entre Sibaté y El Peñón
tuvieron que separarse a fin de no
despertar sospechas. Allí fue aprehendido
Acevedo y el infortunado Vargas Tejada
continuó su viaje hasta llegar al río
Cusiana, en los llanos, donde se ahogó al
pasarlo. En una gran piedra a la orilla del
río, dejó aquel malogrado joven una señal
esculpida con su propia mano.”
En las Biografías de Joaquín Ospina
figura:
“VARGAS TEJADA LUIS ”
31
“Aparece que fue bautizado en la Iglesia
Catedral de Santafé el 23 de noviembre
de 1802 con los nombres de Luis Ignacio
Clemente María, hijo de don Felipe de
Vargas y doña María Luisa Sánchez de
Tejada. Vargas Tejada nació en Bogotá,
en 1802, de una familia distinguida,
aunque no rica, razón por la cual no
puedo educarse en los colegios. En 1810,
por causa de la guerra, la familia Vargas
tuvo que ir a vivir en uno de los pueblos
del Norte. La señora Luisa Tejada y
algunos amigos de la familia fueron los
maestros del niño Luis, a quien dieron
lecciones de varios ramos del saber
humano; pero sobre todo el ilustrado
francés M. Joliort, quien llegó a Tunja, en
1814, fue quien perfeccionó sus
conocimientos. Vargas Tejada, cuando
niño era en extremo débil y le
pronosticaron que no pasaría de la edad
de quince años; pero Luis, a quien no se
le ocultó este fatal pronóstico, se propuso
luchar contra la naturaleza, y al efecto,
emprendió varios ejercicios temporales
para robustecerse. Con una hacha al
hombro iba al monte, y allí horas enteras
pasaba cortando leña de la cual traía una
pesada carga sobre las espaldas cuando
volvía a la casa; con este ejercicio y otros
logró robustecer el cuerpo.
Cuando
llegaba a algún pueblo, su primer cuidado
era relacionarse con las personas
notables, residentes o transeúntes, cuyo
trato y conversación pudieran d ejarle
algún provecho, o que sabía él que
poseían algunos libros, sin que dejase de
hacer su primera visita al señor cura para
registrar su biblioteca y escoger en ella las
obras que le llamaban la atención, sin
parar mientes en la materia de que
tratasen. Vargas Tejada, sin riquezas, y
sin haber pisado los dinteles de los
colegios, logró aprender en poco tiempo
italiano, inglés, francés y alemán, hasta el
punto de enseñar el primero, hablar
correctamente el segundo y escribir el
francés y el alemán: tamb ién estudió
latín, griego y algo de hebreo. Vargas
Tejada había nacido poeta, pues escribió
muchas poesías líricas; y las tragedias
Sugamuxi,
Aquimín,
Doraminta,
Saquezazipa y Witikindo; la comedia La
Convulsiones; y dos traducciones:
Demetrio de Metastasio e Ilveroamico
de Goldone; en prosa, Recuerdo
histórico. El alma ardorosa de Vargas
Tejada no permaneció ajena a la pasión
política; así, fue secretario de la
Convención de Ocaña y uno de los
promotores del drama del 25 de
septiembre de 1828. En su c asa se
reunían los conspiradores y vencidos
éstos, puso pies en polvorosa, para no ser
fusilado como sus compañeros. Vivió
catorce meses en una cueva ignorado de
los habitantes de la comarca. Allí escribía
poesías y hacía esculturas, verdaderas
obras de arte. Al principio del año 1829
se dirigió a Guayana con intención de salir
del país, y al llegar al río Vijua o Pajarito,
según averiguaciones del Padre Fabo, fue
arrastrado por la corriente, y aunque pudo
gana una piedra y trepar en ella, el
compañero le hizo señas que aguardara,
pues iba a buscar auxilio, y cuando volvió
ya no la halló ni pudo descubrirse rastro
alguno.
Así pereció a la edad de
veintisiete años aquel joven portentoso
que por su propios esfuerzos había
recorrido en tan corto tiempo una carrera
brillante en la senda literaria. (L. G.)
Respecto a la muerte de este malogrado
poeta, últimamente se ha dado una nueva
versión, quizá muy aceptable, demostrada
con documentos importantes.
Según
éstos , el poeta, después de dejar la
hacienda de Ticha, atravesó los
departamentos de Boyacá, Santander y
parte del Magdalena, hasta llegar, ya
reunido con otros compañeros, a la aldea
de Diegopata, donde un señor Argualla
encaminó a los fugitivos a La Paz para
que luego ganasen el mar; pero un
movimiento de tropas les obligó a
ocultarse en una cueva situada en el
32
punto llamado La Tomita, donde algún
tiempo después, por la delación de un tal
Reyes Villero, fueron sorprendidos y
villanamente asesinados. (A. L. G.)”.
B-10 IGNACIO LÓPEZ Y AMBR OSIO
LÓPEZ
PINZÓN
EN
LA
CONSPIRACIÓN A BOLÍV AR
Así figura en la Genealogías Ambrosio:
Tomo IV - Pág.385
“Ambrosio López Pinzón, nacido en
diciembre de 1809, dirigente popular del
movimiento radical que constituyó un
preámbulo a la lucha de clases al
enfrentar a los así llamados “artesanos”
contra los “cachacos”. Primer presidente
de la “Sociedad de Artesanos de Bogotá”
llamada después “Sociedad Democrática”,
que tuvo tanto protagonismo durante la
elección presidencial del general José
Hilario López. López Pinzón es la cabeza
de esta familia, que ha prestado
importantes servicios a la República y le
ha dado dos Presidentes. El mismo don
Ambrosio escribe, en 1848, acerca de su
origen: “Nací en esta ciudad de Bogotá el
9 de diciembre de 1809. Mis padres
Jerónimo López, natural de Bogotá,
maestro de sastrería, mi madre Rosa
Pinzón, natural de Vélez. .... Estos han
sido mis padres: en mi mano no estuvo
elegirlos, el cielo y la naturaleza tuvo a
bien dármelos y yo estoy contento con
ellos, porque de otra suerte hubiera sido
un torpe. No describo el origen de ellos,
porque no eran hidalgos de nacimiento, ni
de alta alcurnia, no tenían árbol
genealógico, ni títulos de nobleza; pero sí
estoy seguro que tanto ellos como sus
mayores ni han sido asesinos, ni ladrones ,
ni han causado mal a la patria. No tengo
ni aún el título de prócer de la
independencia porque los plebeyos y los
descendientes de plebeyos aunque
derramen su sangre a torrentes, no gozan
de este título, ni de pensiones. El único
mérito que tengo es que mi padre, como
sastre de los Virreyes, dizque usaba capa
colorada, sombrero al tres, calzón corto de
terciopelo negro y zapato con hebilla de
oro....”
“Desde muy joven intervino don Ambrosio
en la política; conoció el plan del atentado
contra la vida del Libertador en septiembre
de 1828, pero no lo aprobó; combatió
contra la dictadura de Urdaneta y estuvo
implicado en la conspiración de Sardá.
Dice que durante “la administración de
Márquez, Herrán y Mosquera he sido
nombrado juez, alcalde, capitán de l a
guardia nacional....”. El 11 de agosto de
1849 fue nombrado prefecto del territorio
de San Martín.”
El tema de las conspiración que logró
asesinar a Sardá será tratado en la parte
C.
De su hijo Pedro Aquilino esto dicen las
genealogías:
Tomo IV - Pág. 386
“Don Pedro A. López Medina nació en
Bogotá el 4 de enero de 1857 y falleció en
la misma ciudad el 13 de octubre de 1935.
Gran capitán de industria y conocido
hombre de negocios de fines del pasado
siglo y principios de este. Se vinculó con
la firma de Samper y Co. primero como
dependiente del almacén en Bogotá, y
más tarde se trasladó, llamado por don
Silvestre Samper Agudelo para trabajar
con ellos otra vez, a Honda. En 1893 se
trasladó a Bogotá donde profesores de la
categoría de don Miguel An tonio Caro,
Lorenzo Lleras, del doctor Antonio José
Cadavid, don José Camacho Carrizosa y
otros se ocuparon de la educación
particular de sus hijos. Como comerciante
independiente, se convirtió en el principal
33
Alfonso López Pumarejo.
Laureano Gómez Castro.
Ambrosio
López Pinzón
Pedro Aquilino
López Medina
Alfonso
López
Pumarejo
Alfonso
López
Michelsen
Ambrosio López Pinzón era de los
Presidentes:
 Abuelo de Alfonso López Pumarejo.
 Bisabuelo de Alfonso López Michelsen.
Leonor
Velez
Inés
Santamaría
Calle
Rosario
Restrepo
Vélez
Wenceslao
Mercedes
Rosario
Melguizo
Zulaibar
Santamaría
Esposos
María Antonia
María Josefa
De la Calle
Manuel
Josefa María
Barrientos
Marcelina
Francisca
Ramos y
Barrientos
María del
Rosario
Barrientos
Zalaibar
Teresita
Piedrahita
Aparicio
Escobar Ramos
Mariano 2
Ospinas
Rodríguez 1
Julio Cesar
García
Valencia
Zenón
Escobar
Padilla
María Luisa
Jaramillo M.
Jorge
Escobar
Jiméno
Esposos
Pedro A. López fue empleado de Samper
& Co.
Después fundó la firma Banco López y
Pedro A. López & Cía. y allí trabajó :
Buscando un camino de interconexión
entre los López con Mariano Ospina
Rodríguez
y
Wenceslao
Zuláibar,
encontraríamos:
Esposos
exportador de café y dueño de una
compañía fluvial que transportaba el grano
hasta la costa; dueño también del
ferrocarril Tolima - Huila - Caquetá; del
acueducto de Ibagué, las empresas de
energía eléctrica de Honda y del Líbano,
la concesión de petróleos del Carare y
negocios de molinería. Fue el primer
colombiano en fundar un conglomerado
de empresas cuya prosperidad aprovechó,
entre otras cosas, para darle a su familia
una magnífica educación en Europa y los
Estados Unidos.
En 1898 abrió una
sucursal de su compañía en la ciudad de
Nueva York. Desde 1900 hasta 1909
vivió por fuera de Colombia. A su regreso
al país fundó en 1912, con sus hijos como
socios, la casa de “Pedro A. López & Cía.”
Fundó también el Banco López y edificó
en Bogotá el edificio donde funcionó
después Banco de la República”.
Alfonso
López
Pumarejo
Alfonso
María
López Michelsen
Leonor Vélez, la tatarabuela de T eresita
Piedrahita era prima hermana de Inés de
Santamaría Calle, la abuela de Marcelina
y María del Rosario Barrientos Zuláibar
las 1 y 2 esposa del Presidente Mariano
Ospina Rodríguez y a su vez eran primas
hermanas de Francisca Ramos y
Barrientos, la bisabuela de Jorge Escobar
Jimeno, que era respecto a los
Presidentes:
 Yerno de Alfonso López Pumarejo.
 Cuñado de Alfonso López Michelsen.
De José Hilario López no hemos
encontrado aún la vinculación con
34
Ambrosio y por tal motivo sería injusto
hacer afirmaciones.
En las declaraciones de Francisco de
Paula Santander por la conspiración a
Bolívar el 22 de octubre de 1828, esto
afirma:
“Que de los conjurados, como ha dicho en
su declaración el teniente López, hubiesen
pensado ponerlo a la cabeza del gobiern o,
no se infiere que tuviera el exponente
conocimiento de la conjuración, porque
también Claudio fue colocado en el
imperio romano después
de la
conjuración contra Calígula, y ningún
historiador ha dicho que Claudio tuviese
parte en la conspiración, y que además, si
el recibir destino o preeminencias fuese
prueba bastante de que el que las recibe
tiene parte en el modo con que se las dan,
el Libertador presidente, que ha recibido
de los pueblos las más grandes señales
de ilimitada confianza, habría tenido parte
en todas las juntas y reuniones que se
hicieron para esto; lo cual no puede
decirse sino con deshonor de su
excelencia.”
En un oficio enviado por Santander desde
su prisión en Bocachica dice:
“López dijo que tampoco sabía que yo
tuviera parte en la conjuración, y que sólo
sabía que como amigo y defensor de la
constitución debería encargárseme del
gobierno luego que se realizase el plan”.
Desde París el 4 de julio de 1830
Santander vuelve a dirigir un oficio donde
afirma:
“López también declaró qu e no sabía que
yo tuviera parte en el negocio; pero que
como había defendido la constitución y
era amigo de las leyes, se me tenía
destinado a encargarme del gobierno,
verificada que fuera la conjuración. Nada
hay aquí de convencimiento íntimo y ni
aun de conjeturas. Si los conjurados me
creían capaz de continuar defendiendo las
leyes, me hacían justicia, y si querían
encargarme del gobierno, yo no veo en
esto ningún delito de mi parte.”
B-11 SE DERRUMBA BOLÍVAR Y LA
GRAN COLOMBIA .La primera y única hija del Mariscal Sucre
y Mariana Carcelén, nació el 10 de junio
de 1829 después de un alumbramiento
que resultó excepcionalmente doloroso.
El Libertador hubiera querido ser el
padrino de bautizo de esa niña, pero
Antonio José en medio del entusiasmo de l
triunfo en la batalla de Tarqui había
ofrecido al general Juan José Flores y a
su esposa Mercedes Jijón pariente de
Mariana y muy cercana a la familia, que
serían los padrinos de su hijo.
La situación de deterioro de la salud de
Bolívar y la crisis de la Gran Colombia se
dejaban conocer en los siguientes textos
que figuran en el libro Sucre en el
Ecuador de Luis Andrade Reimens, figura:
“De entre todas las malas noticias que
llegaron durante aquel mes de agosto de
1829, la peor fue aquella de la grave
enfermedad del Libertador Simón Bolívar
en las cercanías de Guayaquil. Lo que en
ese tiempo llamaban “bilis negra” le había
puesto al borde de la muerte cuando
quien menos debía morir en esos días era
él. En una carta al general Flores del 14
de agosto, Sucre se expresaba a este
respecto en los siguientes términos. “Ya
el Libertador me ha dicho que sufre allí de
su salud y los achaques que sufre al
sistema nervioso. Suponga Ud. cuánto lo
siento, pensando que sobre el afecto de la
amistad contemplo los males que sufre la
causa política en la falta de salud del
35
Libertador. Cada día debe sufrir más; y lo
peor, que no tiene ni esperanza de
descanso, mientras él no constituya este
País por instituciones firmes y durables,
por leyes buenas y respaldadas. As í se lo
he dicho de un modo bien terminante y se
lo repito también hoy”. Ante el consejo
que Flores le daba en esa carta de
quedarse definitivamente en el campo,
Sucre le respondía que eso lo pensaba
dejar para diciembre, pues en realidad por
motivo de la salud de su esposa y por
causas que veremos más adelante, más
días de ese mes pasó en Quito que en el
campo.”
“Otra noticia, que por un lado llegó muy
hondo a su corazón aunque por otro, le
pareció anacrónica, fue la designación,
que los habitantes de su tierra natal o
distrito de Cumaná habían hecho en su
persona, para representarlos en la
Asamblea Constituyente por reunirse en
Bogotá hacia el mes de enero del año
entrante. En esa forma sus compatriotas
hacían ostensible el orgullo y estimación
que de él tenían y con sobrada razón. Sin
embargo, para él que había escrito al salir
de Bolivia que sería un loco al quererse
enredar, por el momento tal honor la
pareció digno únicamente de ser
agradecido
pero
afectuosamente
archivado.”
“También Sucre había pa sado enfermo en
los últimos meses del estómago
probablemente a consecuencia de la
campaña de Tarqui, aunque su mal no
revestía mayor gravedad. Pero quien
concentró es ente aspecto su atención fue
Mariana,
la
cual
había
sufrido
complicaciones después del p arto. En
términos realmente soldadescos contaba
esta clase de preocupaciones al
Libertador en carta del 22 de agosto: “Yo
me restablecí de mi disentería pero estoy
molestísimo, porque mi mujer aún no se
levanta de la cama, no obstante que tiene
cuarenta y tres días de su parto. Porción
de accidentes le han atormentado y
anteanoche le han rajado por tres o cuatro
partes un pecho que se le ha hecho
cecinas de una apostema. Aun no está
libre de que el cirujano no tenga que
hacerle alguna nueva curación y a seguro
a usted preferiría volverlas a ver en mi
brazo que presenciar los dolores que ha
padecido.
Ahora mismo que me he
separado de ella para escribirle a usted
me recomendó saludarle de su parte”.
“Ante el levantamiento del general
Córdova en el centro de Colombia y
estando todavía Bolívar muy delicado de
salud, había pedido al Mariscal Sucre que
tomara a su cargo el volverle al orden. A
comienzos de octubre el cumanés
rehusaba hacerlo en estos términos: “El
puesto que usted me ofrece es malo para
usted, para mí y para muchos que lo
desean. Si el resultado del Congreso
ofreciere en los negocios públicos una
marcha regular y usted se compromete a
llevar a cabo un régimen fijo y estable,
prestaré a usted mis servicios en
cualquier otra cosa. Yo no me ni ego a
servir. Lo que trato es de servir sabiendo
el sistema y el objeto, pues desde mucho
tiempo no hay objeto ni sistema y yo estoy
un poco cansado y enfermo para trabajar
a la aventura”. Esta petición de Sucre a
Bolívar sobre su estabilidad administrat iva
fue repetida varias veces en esos días
como un eco de los colaboradores en el
gobierno de Colombia”.
“El Libertador finalmente vino a Quito el
20 de octubre y permaneció ahí por nueve
días para establecer en lo posible su
salud
que
estaba
profundament e
resentida y para tratar, sobre todo, con el
mariscal Sucre sobre cuestiones de vida o
muerte en bien de la República. Antes de
salir de Guayaquil y sin planes de volver
allá por algún tiempo, había entregado al
general Flores la administración civil y
36
militar del distrito. Durante los primeros
días de esa visita a Quito el Libertador
debió conmover las fibras más íntimas de
la amistad, pues para el 24 de octubre ya
escribía a Flores como noticia definitiva lo
siguiente: “El general Sucre y yo tenemos
que irnos al norte”. Únicamente después
que Bolívar hubo logrado conmover a
Sucre
con
su
aspecto
físico
completamente exhausto y con sus
palabras, que tocaban las fibras más
hondas de la fidelidad entre amigos, el
siempre sacrificado cumanés resolvió una
vez más dejarlo todo para servirle y se
acordó de la elección hecha a su favor por
el distrito de Cumaná para representar a
sus
paisanos
en
el
Congreso
Constituyente.”
B-12 LA SUPUESTA CONSPIRA CIÓN
DEL EMBAJADOR DE ES TADOS
UNIDOS CONTRA URDAN ETA Y
OTROS MINISTROS.La titulamos supuesta, porque nunca se
encontraron pruebas de esto.
A Harrison lo podrán acusar de
entrometido, de imprudente, de lengui suelto y de inmiscuirse en asuntos del
Estado colombiano, pero la supuesta
conspiración de asesinato, no era sino
una disculpa de Urdaneta y otros de sus
Ministros, para justificar dar la orden de
asesinato de Córdova.
Coronel
Harrison
Descendían
Ben
Harrison
William Henry
Harrison
Tomaremos
para
este
comentario
información del libro Páginas de Historia
Diplomática escrito por Francisco José
Urrutia. Cuando se haga trascripción de
documentos, por brevedad, solo se
incluirán algunos párrafos alternados que
nos dejen conocer el mensaje.
Esto dice Angel César Rivas
en la
Diplomacia de los Estados Unidos y la
Monarquía de Colombia:
“El General Harrison, que llegó a ser el
noveno Presidente de los Estados Unidos,
y de quien es nieto otro Presidente del
mismo apellido, había nacido en 1773.
Recorriendo la línea de sus ascendientes
no encontramos en ella sino hombres
consagrados por entero a la defensa y al
culto de los derechos y reivindicaciones
populares, devotos de la República y de la
democracia. Aún más, el fundador de la
familia Harrison en tierra americana era
descendiente de un regicida, el famoso
Coronel Harrison, Oficial de disti nción en
el Ejército de Cromwell. El padre del
diplomático fue aquel Ben Harrison,
miembro del Congreso Continental, que
en calidad de Presidente del Cuerpo
proclamó la resolución por medio de la
cual se declaró la independencia de los
Estados Unidos.”
“Huérfano desde temprana edad, el
General Harrison se vio rodeado del
cariño y de la solicitud de los compañeros
de su ilustre progenitor, especialmente de
los de Washington.”
“Harrison ingresó muy joven en el Ejército
americano, del cual se separó con el
grado de Capitán, distinguiéndose en el
servicio por su valor y sobriedad de
costumbres.
En 1799 fue elegido
representante al Congreso por el Territorio
del Noroeste, que comprendía los
actuales Estados de India, Illinois,
Michigan y Wisconnsin, y del cual fue
37
Gobernador
durante
Administraciones.”
varias
“Ya para terminar un nuevo período
senatorial, Hohn Quincy Adams lo
designó, a fines de 1828, Enviado
Extraordinario y Ministro Plenipotenciario
en Bogotá, en reemplazo del señor
Anderson.”
Después de haber cumplido su misión
diplomática en Colombia:
“Al regresar de esta ciudad en los
postreros días del año siguiente se retiró a
la vida privada hasta 1835, en que
algunos Estados de la Unión lanzaron su
candidatura para Presidente de la
República. Fracasaron en tal empeño sus
partidarios; pero más afortunados luego,
lograron elevarlo a la curul Presidencial en
las elecciones de 1840.”
El general Harrison salió de los Estados
Unidos a desempeñar su misión en
Colombia en diciembre de 1828, el 22
llegó a Maracaibo, continuó por vía
terrestre a Cúcuta y llegó a Bogotá en
febrero de 1829.
Desde antes de llegar a Colombia ya
venía muy prevenido con la situación que
se vivía en Colombia, lo cual aunado a su
carácter de intransigente, apasionado e
impulsivo, fueron conformando una
reacción
explosiva,
completamente
diferente a la que debe nacer de un
diplomático.
“Me ha dado las gracias por esta señal de
consideración hacia los Estados Unidos y
hacia él, y me ha asegurado que es un
estimador muy sincero de Vu estra
Excelencia porque cuando Vuestra
Excelencia estaba con las armas en las
manos conquistando la independencia de
Colombia, él las tenía defendiendo
igualmente a la Nación en la última guerra
con los ingleses.”
José María Castillo y Rada ofreció un
banquete a Harrison el 15 de febrero de
1829 para celebrar su llegada a Colombia.
En Bogotá Harrison se encontró con
Taylor que era el secretario de la Legación
de su país; Torres el Ministro de México,
que se inmiscuía imprudentemente en los
asuntos internos del país y que motivo un
expreso llamado de atención de Bolívar y
la solicitud a su gobierno para que lo
retirara.
Henderson el Cónsul inglés, gran amigo
del general Córdova y enemigo declarado
del gobierno de Colombia; Leidersdorf
que era el representante de la casa
prestamista (que intervino en el préstamo
de treinta millones donde participaron
Francisco Montoya Zapata y Manuel
Antonio Arrubla y de la firma que trató de
explotar oro en Antioquia, llevando a
Goldsmidt al suicidio como se había ya
analizado en la parte A), y de quien se
decía que estaba en íntimos tratos con los
conspiradores de septiembre de 1828.
Harrison al llegar tomó partido y con
pasión e injusticia se afilio a los enemigos
y calumniadores de Bolívar.
Estos individuos le daban a Harrison
informaciones
ligeras
de
juicio,
inverosímiles y este sin analizar o dirigir
los trasmitía al gobiern o de Estados
Unidos.
Como Ministro de Relaciones Exteri ores lo
recibió Estanislao Vergara el 8 de febrero
de 1829 y esto decía Vergara al
Libertador de Harrison:
Uno de sus informes del 27 de marzo de
1829 al Secretario de Estado, decía:
“En relación con los designios del General
Bolívar y de sus amigos sobre la clase de
38
Gobierno que deba adoptarse para este
país, he obtenido algunas importan tes
informaciones.
Sus propios son
decididamente los de tomar el título de
Emperador o Rey. Sin embargo, sus
amigos lo han disuadido de adoptar esta
medida y proponer que él con son
actuales
poderes
sea
proclamado
Presidente vitalicio. La dificultad est á, no
obstante, en lo relativo a su sucesor. La
presente idea, en la de que él tendría el
poder de nombrar un sucesor entre los
Príncipes europeos.
De qué país o
familia, no se ha decidido aún. Si no fuera
de los obstáculos que la diferencia de
religión presenta, no tengo duda de que
sería un Príncipe inglés el elegido, pues
Inglaterra es la Nación favorita de todos
los miembros del Gobierno. No pasa lo
mismo con la parte ilustrada del pueblo no
conexionada con el Gobierno.
Las
instituciones del pueblo de los Estados
Unidos son para esa parte tema constante
de encomio.”
El mismo 27 de marzo de 1829 vuelve a
escribir:
“Parece que el estado político de este
país se acerca a una crisis. Los hombres
que se hallan en el poder, después de
mucha deliberación y de considerables
incertidumbres,
han
resuelto
algo
definitivo.”
“La República de Colombia no existirá por
más tiempo y se establecerá una
monarquía aquí. La corona se ofrecerá
en primer término a Bolívar. Si éste
rehusare, se le ofrecerá a un Prín cipe
extranjero.”
“A la investigación que naturalmente
querrá hacer usted, de si Bolívar mismo
es el autor de tales medidas y de si bajo la
máscara del patriotismo y lealtad a los
principios de libertad, en realidad está
preparando el investirse de pode res
arbitrarios, contestaré inequívocamente,
que creo que él fue sincero en su
profesión de acatamiento del Gobierno
libre, y señaló la fecha de su expedición al
Perú como la época del cambio que tuvo
lugar en sus principios e intenciones.”
“El plan de Bolívar es el de formar un
Reino
compuesto
de
Gobiernos
confederados, limitado al principio a
Colombia, Perú y Bolivia, del cual será él
el Jefe con el título de Emperador.”
“La gran dificultad estriba en fijar la
sucesión de Bolívar, quien no tiene hij os.
Los Ministros y la mayoría de sus adictos
están en favor de un Príncipe extranjero,
y se piensa para que lo suministre en la
rama francesa de la Casa de Borbón.”
“No había informado usted antes que el
señor Bresson, quien ha residido algunos
años en Washington como Secretario de
la Legación Francesa, llegó aquí hace
algunas semanas como comisionado de
su Gobierno. Ha sido recibido con la más
señalada consideración por este Gobierno
y por cuantos se hallan bajo la influencia.
Indudablemente las atenciones que se le
hacen como las que se tributan al joven
Duque de Montebello, que con él ha
llegado,”
“Cualesquiera que sean las posibles
diferencias de opinión, prevalece la
convicción de que Francia ejercerá en el
porvenir no poca influencia en los
negocios de este país.”
“Tengo motivos múltiples para creer que el
Representante inglés aquí ha estado
impuesto de todas las medidas que se
han tomado por la fracción que domina en
este país. Puede que sus intenciones
sean después de haber conseguido e l
principal objeto (el establecimiento de la
monarquía), las de intentar que se dé otro
giro al asunto de la sucesión distinto del
39
indicado, o sea el de buscar la Casa
Borbón. Uno de los proyectos de que se
ha hablado es el de autorizar a Bolívar
para que designe varios individuos, de
entre los cuales la Convención elegirá un
sucesor.”
le escribe: ‘En medio del gozo de m i alma
por el glorioso triunfo de nuestras armas,
le escribo para congratularlo, pues otra
vez se nos presenta la oportunidad de
colocar a Colombia a la cabeza de los
Estados de Sur América.’ ”
“El General Ibarra, un sobrino de Bolívar,
ha sido despachado a Venezuela para
entenderse con Páez e inducir a éste a
dar su apoyo a los cambios proyectados.”
Si nos devolvemos al numeral A -4 “La
idea de establecer la Monarquía ¿Será
una zancadilla a Bolívar?”, veremos como
las cartas de José Manuel Restrepo
desde esa primavera del 8 de abril de
1829 donde él toma la iniciativa de esa
idea de la Monarquía, ya de inmediato se
infiltraban y eran conocidas por Harrison.
28 de marzo de 1829:
“Hay en esta ciudad un extranjero que es
mi amigo personal, y un admirador
ardiente de Estados Unidos y de sus
instituciones. Siendo como es agente de
una de las Casas bancarias de Londres
que dio en préstamo considerable suma
de dinero a Colombia, y teniendo
asimismo créditos por gran cuantía contra
individuos principales de esta ciudad, ha
podido imponerse bien de los secretos
políticos de este Gobierno con mejores
datos tal vez que ninguna otra persona.
Indudablemente apenas hay cosa de la
que no se halle él impuesto en alguna
forma. De este caballero he recibido las
siguientes informaciones:”
Este caballero que le pasaba la
información confidencial al gobierno, tan
de primera mano, probablemente era
Leidersdarf.
“Con los últimos despachos oficiales del
Presidente llegaron dos cartas privadas,
una para el doctor Castillo, el Presidente
del Consejo, y otra para el General
Urdaneta, el Secretario de Guerra. En la
primera anuncia el Presidente el triunfo de
su Ejército y se regocija por é l, puesto que
ese triunfo facilitará el restablecimiento de
la paz, que él promete que será una
realidad tan pronto como sea posible, un
cuyo caso volverá a la capital. Al otro
Ministro, persona de su entera confianza,
El gobierno de los Estados Unidos se
enteraba primero que el mismo Bolívar,
de lo que planeaba el Consejo de
Ministros.
22 de junio de 1829:
“No creo hallarme en libertad de descubrir
el modo por medio del cual llegó a mis
manos este singular documento, p ero me
constituyo garante de su autenticidad. Es
innecesario afirmar a usted que ni para la
consecución del documento ni para la
transmisión del mismo a usted, he
cometido acto alguno del que pudiera
avergonzarse un Ministro americano y en
general un hombre de honor.”
“Las informaciones traídas por el último
correo del Sur demuestran que la estrella
de Bolívar aún brilla.”
“... un desgraciado acontecimiento ha
privado a los peruanos de su única
fragata. Esta hizo explosión cuando se
hallaba anclada en la bahía de Guayaquil,
y se dice que perecieron de quinientos a
mil hombres por causa de su explosión.
Se añade que el desastre fue la causa de
la inmediata evacuación de la ciudad. El
General Lamar embarcó su tropa en los
buques que quedaron, y se di rigió al Perú.
40
Probablemente la pérdida de la fragata fue
la única causa de este movimiento.”
El 28 de julio de 1829:
“Parece que los negocios de este país se
aproximan ya a la crisis decisiva. Los que
abogan por la monarquía encuentran
mayor oposición de la que pudieran
pensar. Las Provincias de Antioquía y
Popayán han elegido personas que están
en favor de un Gobierno libre, y es sabido
que los Generales Sucre y Córdova
profesan sentimientos republicanos. De
otro lado los monarquistas expresan más
abiertamente su determinación de colocar
al General Bolívar en el trono.”
“El General Herrán, Prefecto de este
Departamento y miembro del Consejo
Supremo, se levantó para brindar por el
Libertador (a pesar que eso se había
hecho ya), sin duda con el prop ósito de
exponer sus opiniones. En el curso de
sus
observaciones
dijo
“que
él,
decididamente, era de la opinión de que el
bienestar y libertad de Colombia podrán
asegurarse sólo confiriendo a Bolívar el
poder supremo; que por lo demás, a él le
era indiferente el título que se le diera a
Bolívar, fuese el de Emperador, Rey o
Presidente vitalicio; que si había de tomar
el cetro, poco importaba el nombre que se
diera a éste.”
“El discurso de Herrán causó mucha
sensación en la ciudad, pues era la
primera vez en que un miembro del
Gabinete expresaba francamente tales
sentimientos. El proyecto de buscar un
Príncipe extranjero para suceder a
Bolívar, parece haber sido mal recibido
por el pueblo y apenas se habla de él, a
no ser para condenarlo.”
“Es por medio de esta carta como he
impuesto asimismo de que Sucre y
Córdova se oponen a los planes de
Bolívar. Córdova ha sido elegido para la
Convención por su Provincia nativa,
Antioquía y se supone que Sucre será
elegido por una de las Provincias del Sur.”
9 de septiembre de 1829:
“El drama político de este país se va
acercando a su desenlace. La aparente
conformidad del pueblo ha inducido a los
amigos del General Bolívar a creer que
ningún obstáculo se puede oponer a sus
planes, y el velo que cubría éstos se ha
desplegado completamente.”
“El señor Vergara tuvo ayer una
conferencia con el Encargado de
Negocios de Inglaterra para cerciorarse
de cómo miraría el Gobierno inglés este
proyecto. No hay duda de que ha habido
inteligencias entre este Gobierno y el
Comisionado francés aquí sobre estos
asuntos, y se cree generalmente (hasta
qué punto con fundamento o no, no sabría
decirlo) que dichos proyectos encuentran
estímulo de ese lado. Los Ministros del
Despacho confían mucho en el éxito de lo
que se proponen. Piensan ellos que no
habrá la menor conmoción y que cambio
tan trascendental se efectuará con
aquiescencia casi universal. “Nadie, dijo
el Presidente del Consejo hace dos días,
se opondrá a las medidas del Gobierno,”
excepción hecha de algunas viejas y de
unos pocos tenderos.
Otros de los
Ministros
han
usado
análogas
expresiones.”
“Pero la seguridad que tienen puede ser
su ruina. Se ha preparado una mina que
puede estallar en un momento dado.
Obando se halla en el campamento de
Bolívar seduciendo las tropas de éste;
Córdova ha seducido el Batallón Popayán
y se ha ido ahora para el Cauca y
Antioquía, que se ha pronunciado por la
revuelta. Gran parte de la población de
esta ciudad se halla comprometida en el
41
plan. Se tienen frecuentes conferencias,
se distribuye dinero entre las tropas y sin
embargo los miembros del Gobierno nada
saben de esos movimientos. El medio de
que se valen los liberales para ocultar su
proyecto es el de una extravagante
adulación al General Bolívar.”
“En estos asuntos yo no he tomado parte
alguna ni he tenido la menor conversación
con ninguno de los comprometidos. Mis
informaciones provienen de quienes se
hallan en análogas circunstancias que las
mías. Comprendo la delicadeza de mi
situación, pero mi Gobierno no debe te mer
que yo me haya comprometido en alguna
forma o comprometido el país que aún
tengo el honor de representar.”
“Córdova obrará con prudencia.
Se
espera que en octubre o principios de
noviembre él principiará a obrar con la
publicación de una proclama d irigida al
pueblo.”
14 de septiembre de 1829:
“Ayer llegó aquí un mensaje especial del
General Córdova, que se halla en
Cartago, con una carta para el agente del
partido liberal, en la que incluye el texto
de la proclama que piensa lanzar hacia el
fin del mes, tal vez más pronto. Tanto la
carta como el manifiesto me han sido
mostrados. Incluyo una traducción de las
partes substanciales del último.”
“Parece ser éste el plan de las
operaciones: con las fuerzas levantadas
en el valle del Cauca y Antioq uía dirigirse
a Pasto, y con los refuerzos que allí se
obtengan
ocupar
y
cortar
las
comunicaciones de Bolívar con la capital y
con las Provincias centrales del Este. Es
verdaderamente asombroso y muestra la
impopularidad extrema del Gobierno el
que los miembros de éste ignoren
completamente estos movimientos. El
Secretario de Guerra observó hace
algunos
días
a
varios
que
lo
acompañaban
que
todo
marchaba
favorablemente para el proyectado cambio
de Gobierno.
Es este momento los
liberales están procurando h acerse de las
armas del parque. Yo no sé por qué
medios, pero estoy informado del hecho.”
“Yo supongo que este estado de cosas no
puede durar ya muchos días, y creo que
se acercan escenas sangrientas.
Yo
procuro no preguntar nada, y solamente
comunico a usted las informaciones que
me dan espontáneamente, no los
interesados directamente, sino terceras
personas que no tienen interés alguno.”
“En el caso de un conflicto en esta ciudad
temo mucho por la seguridad de mis dos
amigos personales que represen tan los
Gobiernos francés e inglés.”
Ante este error diplomático por la poca
disposición de Harrison a este cargo, fue
nombrado
como
reemplazo
en
septiembre de 1829 Tomas Patrick
Moore.
El retiro de Harrison coincide con el inicio
de la rebelión de Córdova.
Harrison en lugar de salir del país se
quedo y continuó conspirando, según le
escribe el General Rafael Urdaneta al
Libertador el 15 de octubre de 1829:
“El señor Vergara instruirá a usted de
algunos disgustos que hemos tenido aquí
con motivo de la parte que han querido
tomar en estos asuntos de Córdova el
Cónsul inglés Henderson y el General
Harrison. Ambos están intimados de salir
y saldrán algunos otros.
Usted se
admirará de que estos señores hayan
querido convertirse en asesinos nuestros;
pero como el señor Versara dirá también
42
el respetable conducto por donde se ha
descubierto este crimen, no quedará a
usted duda de que es positivo. El asunto
de Henderson y Harrison ha podido
comprometer la tranquilidad de estos
Departamentos; y por debilida d ha podido
comprometer el Gobierno en mi ausencia;
pero ahora ellos saldrán muy en breve y
yo los hago salir.”
El 27 de septiembre de 1829 este
exministro ya reemplazado se atrevía a
escribirle a Bolívar.
Podrá ser
cuestionable la poca autoridad de
Harrison frente a la alta jerarquía del
Libertador, pero lo único cierto es que en
este documento se encuentran sabios
consejos que mucho hubieran servido a
Colombia si se hubieran aplicado.
“Pero cuando la paz fue restablecida,
cuando ningún enemigo dentro d e sus
límites,
pudiera
razonablemente
suponerse que el pueblo habría deseado
abolir estas reliquias del Gobierno
arbitrario y sustituirles una contribución
más igual y más acorde con los principios
republicanos.”
“Por el contrario, se pretende sostener
que ellos estaban tan enamorados de
estas
despóticas
medidas
y
tan
disgustados con la libertad que gozaban,
que quisieron más bien someter sus
destinos a la absoluta voluntad de V.E.:
permitidme, señor, aseguraros que estas
aserciones no adquirirán crédito en la
presente generación, ni en la posteridad.”
“Aparece, no obstante, ser uno el
sentimiento en que se unen todos los
partidos: esto es, que en el estado actual
vos sólo podéis salvar al país de su ruina,
o a lo menos de mucha calamidad. Pero
ellos difieren considerablemente en
cuanto a los medios que debe emplearse
para poner a V. E. en disposición de
hacer este importante servicio. El menor
partido y el más interesado está por
depositar el Gobierno en vuestras manos
de por vida, ya sea con vue stro actual
título, o ya con uno que, debe confesarse,
concuerda mejor con la naturaleza del
poder que habéis de ejercer. Si ellos
adoptan el título menos ofensivo, y si
entretejen en su sistema algunos
obstáculos aparentes a vuestra voluntad,
es sólo para disfrazar de algún modo su
verdadero objeto, que no es otro, en una
palabra, que el establecimiento del
despotismo. La necesidad, que es el
eterno
argumento
de
todos
los
conspiradores antiguos y modernos contra
los derechos del género humano, se
alegará para induciros a acceder a sus
medidas; y el estado vacilante del país,
que ellos mismos han procurado de
intento, se aducirá como evidencia de
aquella necesidad.”
“No hay más que un camino para
escaparse V. E. de los lazos que tan
artificialmente se la han tendido para
atraparlo; y éste es detenerse en la
carrera que por desgracia ya se ha
comenzado. Todo paso que adelantéis
bajo la influencia de tales consejos, hará
más dificultosa la retirada hasta que
venga a ser impracticable. Se os dirá que
la intención es solamente revestiros de la
autoridad para corregir las irregularidades
de la administración y destruir las
facciones, y que cuando una vez goce el
pueblo de tranquilidad se restituirá el
Gobierno al pueblo. ¡Qué engañosas
serán las esperanzas de los que confíen
en tal declaración! La hora prometida de
la tranquilidad nunca llegará.”
“Esta era la exacta observación de un
antiguo Presidente de los Estados Unidos:
Más fácilmente (decía) se contentará un
amante con las primeras caricias de su
dama que un Gobierno deje de procurar
conservar y extender su poder.”
Cualquiera que sea la repugnancia con
43
que V. E. pueda comenzar su carrera;
cualquiera que sea su disposición de
abandonarla cuando se obtenga el objeto
porque la comenzó, habiendo entrado una
vez buenamente en ella será arrebatado a
seguirla toda por la irresistible fuerza del
orgullo, el hábito del mando, y ciertamente
por la propia conservación; y será
imposible retroceder.”
“He dicho, y creo sinceramente que en el
estado a que ha llegado el país, vos sólo
podéis preservarlo de los horrores de la
anarquía; pero no puedo concebir que
para esto sea necesario ningún poder
extraordinario. La autoridad para vigilar
que las leyes se ejecuten, para reunir la
fuerza del pueblo, para esforzar su
ejecución, es todo lo que requiere y es lo
que posee el primer Magistrado de
Estados Unidos y de cualquiera otra
República, y fue lo que se confió a V. E.
por la Constitución de Cúcuta. Vuestros
talentos y vuestra energía ¿perderán algo
en el Consejo o en el campo, o se
disminuirá vuestra influencia cuando
obréis como cabeza de la República?”
“Yo
me
propongo
examinar
las
consecuencias que probablemente debe
resultar de la propuesta mudanza de
Gobierno, primero con relación al país y
segundo
con
relac ión
a
vos
personalmente. ¿La tranquilidad del país
se asegurará por esto? ¿Puede V.E.
creer que cuando se caiga la máscara y
el pueblo descubra que se ha establecido
sobre
él
un
Gobierno
despótico
quietamente se someterá? ¿Olvidarán
que éste fue el motivo para oponerse a
sus antiguos amos?”
“Mas yo sostengo que el Gobierno más
fuerte es el más libre.
Nosotros
consideramos el de los Estados Unidos
como el más vigoroso, precisamente
porque es el más libre. El posee las
facultades que se necesitan igu almente
para defenderse de una invasión
extranjera y de una convulsión interior.
En ambos casos ha sido suficientemente
probado. En ningún país de la tierra una
posición armada contra las leyes sería
más pronta y eficazmente destruida; no
tanto por los temores de la guillotina y la
horca, como por la vigilante determinación
de la nación en mostrar su fortaleza y
convencer a los facciosos de que su
causa es desesperada.”
“No os importunaré con argumentos sobre
los personales peligros a que estaréis
expuesto. Pero sí preguntaré: ¿si podréis
gozar una vida que para conservarla
exigiría la constante ejecución de tantos
seres humanos de vuestros paisanos,
vuestros antiguos amigos y casi vuestros
adoradores? Las penas de tal situación
serán más agudas, reflexionando sobre el
sagrado motivo que induciría a muchos de
aquellos que dirigiesen sus puñales a
vuestro pecho, y que, el último de los
romanos, no los empuñarían por odio al
hombre sino por amor a la Patria.”
“A los ojos de los militares los laureles que
ganasteis en los campos de Vargas,
Boyacá y Carabobo siempre estarán
verdes; pero ¿con esto quedaréis
contento? ¿Queréis que vuestro nombre
pase a la posteridad con la multitud de
aquellos cuya fama se deriva de haber
derramado la sangre humana sin ni ngún
provecho de humildad? ¿O queréis unir
vuestro nombre al de Washington, como
el fundador y padre de un pueblo grande y
feliz?
La elección está en vuestras
manos. Los amigos de la libertad en todo
el mundo, y el pueblo de los Estados
Unidos en particular, están esperando
vuestra elección con intensa ansiedad.
Alejandro trabajó y conquistó por alcanzar
el aplauso de los atenienses, ¿y vos
tendréis por nada las opiniones de una
nación
que
ha
evidenciado
su
superioridad sobre aquel celebrado pueblo
44
en la ciencia más útil al hombre, por haber
puesto en actual práctica un sistema de
gobierno del cual los más sabios
atenienses tuvieron apenas una vislumbre
de teoría y lo consideraron como una
bendición que nunca se realizaría aunque
era ardientemente de des earse?”
“El lugar que vais a ocupar en su
estimación depende de vos mismo.
Adiós.
W. H. HARRISON”
3 de marzo de 1830: Estando en Bogotá
pero como un simple ciudadano
norteamericano escribía:
“El 27 de septiembre, día posterior a mi
despedida, Mr. Taylor, el doctor Cheyne y
yo salimos para Anolaima, adonde
llegamos el mismo día en la tarde. Allí
permanecimos dos días y pensábamos
volver al siguiente en la mañana, pero en
la tarde anterior el Coronel Van
Rennsselaer, que vivía en Bogotá en mi
casa, llegó de esta ciudad con la
extraordinaria noticia de que un Oficial del
Ejército colombiano, nacido y educado en
los Estados Unidos, había denunciado a
Mr. Henderson, a Mr. Taylor, a los jóvenes
de mi familia y a mí, con otros americanos
residentes en Bogotá, como cómplices del
General Córdova, quien se había
levantado en armas en la Provincia de
Antioquia y en rebelión contra la autoridad
del General Bolívar, para restablecer el
Gobierno constitucional. Informaciones
sobre este movimiento de Córdova había n
llegado a Bogotá la víspera de nuestra
salida. Mr. Rennsselaer opina que el
denuncio se dirige, en primer término,
contra Mr. Henderson.”
En las múltiples fiestas que se venían
repitiendo entre la oficialidad, la sociedad
bogotana y las misiones diplom áticas,
Córdova había iniciado un noviazgo con
algo de compromiso serio con Fanny la
hija del Cónsul inglés Henderson.
“A mi llegada a Bogotá el Coronel Moore
me informó que había tenido una
entrevista con el Ministro de Gobierno,
que éste se halla muy ex citado por la
supuesta participación nuestra en las
conspiraciones descubiertas, a las cuales
atribuye el Gobierno todas las dificultades
en que se encuentra. Como yo informara
al Coronel Moore de mi resolución de
pedir al Gobierno de Colombia pruebas de
los cargos hechos contra mi, en relación
con mi injerencia en los negocios internos
de este país, el Coronel Moore me dijo
que aquello no era necesario, que él
estaba cierto de que en los denuncios
escritos dados al Gobierno no se
mencionaba, ni tampoco a miembro
alguno de mi familia, aunque se habían
dado informaciones verbales sobre mi
hostilidad contra el Gobierno y no
especialmente sobre la de mi hijo.”
“Entre tanto Mr. Henderson, el Cónsul
General inglés, fue notificado con la orden
de abandonar la capital en seis días, no
obstante su imposibilidad para hacerlo así,
por su larga familia, compuesta en buena
parte de niños.”
“... el General Urdaneta había asumido el
Poder Supremo, con autoridad que él
derivaba de Bolívar, quien lo había
autorizado para proceder así, cuando en
su ausencia lo creyera Urdaneta
necesario.
La autoridad del Consejo
quedaba así supeditada, pero todavía
Urdaneta afectaba consultar a algunos de
sus Miembros, exclusión hecha de
Castillo.”
“... se habían encontrado nuevos c argos
contra mí, nada menos que el de haber
formado un complot con Mr. Henderson
para asesinar al General Urdaneta, al
señor Vergara, al señor Camphelle,
45
Encargado de Negocios de Inglaterra, y al
señor de Brisson, Comisionado francés.”
“... Mr. Henderson recibió otra por la que
se le prescribía abandonar la capital
dentro de tres días. Este caballero me
había informado algunos días antes de
que el Gobierno había fraguado el cargo
de asesinos contra nosotros, de que se
intrigaba para hacernos culpables d e los
más graves delitos. Por la manera como
él obtuvo la información no le fue posible
dar mayores explicaciones.”
“En relación con algunos temores que se
habían expresado por mis amigos sobre
mi personal seguridad, aquel que me
refiero me añadió que él tenía confianza
en que el Gobierno jamás autorizaría un
ataque contra mi persona, pero que
desgraciadamente
había
muchos
individuos que pudieran atacarme,
creyendo que así favorecerían la causa
del Gobierno;”
“En la tarde del 16 de octubre Mr.
Gooding fue informado de la completa
destrucción del cuerpo de O’Leary que
había marchado a atacar a Córdova,
habiéndosele dado minuciosos detalles
del combate.”
“El Coronel Moore me dijo entonces que si
la información dicha era correcta, y en
consecuencia
se
producía
alguna
conmoción en la ciudad, él comprendía,
que yo sería la primera víctima de la
venganza del Gobierno, que él haría todo
lo que estuviera en su poder para
evitarme el peligro y que me daría su
personal cooperación para defender la
casa. Esta fue preparada para la defensa
y se distribuyeron armas entre los
sirvientes.”
“El señor Vergara en su carta al Coronel
Moore, para que éste la comunicara al
Gobierno de los Estados Unidos, dice que
su Gobierno tenía fundados motivos para
creer que yo trataba de perturbar la
tranquilidad del país.”
“Los cargos no se especifican bien, pero
si aparece que el señor Vergara me acusa
de haber formado planes para derrocar al
actual Gobierno de Colombia y de
hallarme complicado en la insurrección del
General Córdova y en la que debía
estallar en la capital.”
“Mis despachos anteriores acreditan que
yo estaba bien impuesto de las
intenciones del General Córdova y de sus
proyectos de sublevarse
contra la
autoridad de Bolívar para restablecer la
República, y que estaba bien al cabo del
descontento general en el país contra el
actual Gobierno. Pero el conocimiento y
la comunicación a usted de estos hechos
y circunstancias no implican que yo, en
alguna forma, hubiera dado apoyo o
estímulo a los descontentos, ni a l General
Córdova. También he comunicado los
planes de quienes pretendían establecer
la monarquía, sin que esto significara
tampoco vinculación alguna de mi parte
con ellos. No puedo ahora, como no pude
antes, sin violar las promesas hechas a
quienes
me
suministraban
las
informaciones, precisar las fuentes de que
venían, pero repito lo antes aseveré en
una de mis notas, a saber: que confió en
que usted comprenderá que no he hecho
nada de que pueda avergonzarse un
Ministro americano.”
“El cargo de que me expresaba
irrespetuosamente el Libertador, es
completamente gratuito, y así lo prueban
las declaraciones del doctor Cheyne, del
Coronel Needham, de Mr. Meyer, etc., etc.
Aunque he creído que Bolívar fue inducido
a adoptar medidas que, de persistir,
habrían resultado ruinosas para su país y
para él mismo, todavía conservo
admiración por él, por los servicios que ha
46
prestado, no solo a su país, sino a la
humanidad toda. El doctor Cheyne, con
quien comía durante algunos meses, ya
en mi casa, ya en alguna otra, asegura en
su declaración que él me oyó
frecuentemente hablar, en los términos
más favorables, del General Bolívar.
Apenas sería concebible que yo arruinara
mi propia reputación hablando a unas
personas así y a otras
en sentido
completamente contrario.”
B-13 LA REBELDÍA DE CÓRDO VA
Los planes de Córdova el día 31 de
febrero 1829 inicialmente se los comentó
a Tomás Cipriano de Mosquera como el
mismo lo narra en la Memoria sobre la
vida del General Simón Bolívar :
“Me habló el General Córdova de la
necesidad de pensar únicamente en la
suerte del país, y me dijo que al entrar en
Pasto, luego que hubiésemos salido de
los sucesos de la campaña contra el Perú,
debíamos pensar en segregar a la Nueva
Granada de Venezuela, porque el
Libertador estaba muy enfermo, y sin
faltarle al respeto, separarlo del mando ;
que el Ecuador se constituiría en otro
Estado y que los jefes granadinos nos
encargaríamos cada uno de una parte del
plan ; que él tomaría el mando supremo, y
yo sería su mayor general en Cartagen a ;
que el General Herrán conservaría el
mando del interior y su cuartel general en
Bogotá : el Coronel López mandaría en
Popayán ; El Coronel Borrero, en el
Cauca ; el Coronel Córdova, en
Antioquía ; que a Obando, puesto que ya
no era dudoso que se someti era, se le
dejaría en Pasto, cuyo país conocía, y el
Coronel Espinar iría a mandar el Istmo.
Pregunté al General : “¿Y dónde reúne
usted la representación nacional ?” “ !Que
representación !”, me respondió ; “es
necesario exterminar a los abogados :
nuestra República debe tener una
organización puramente militar”. Quedé
admirado de tan descabellado proyecto, y
le hice ver al General que no era
practicable, y a cuántos males conducía
semejante revolución, y que los amigos
del Libertador no debíamos nunca serle
infieles.”
Francisco
Muñoz
2 Catalina 1
Casafus
Gabriel Ignacio
Muñoz
de Rojas
Pedro
Rodríguez
de Zea Casafus
Pascuala
Muñoz
Castrillón
Fco. Antonio
María Fca.
Zea Díaz
José María
Salvador
Córdova
Muñoz
María Josefa
Zapata Zea
Francisco
Rodríguez
de Zea
María Josefa
Mateo
Zapata Ossa
Francisco
Luis María
José Manuel
Montoya
Zapata
Hermenegildo
Jaramillo
Zapata
María Luisa
Jaramillo
Melguizo
Teresita
Piedrahita
Jaramillo
Julio César
García
Valencia
Pascuala Muñoz Castrillón la mamá de
José María y Salvador Córdova, era prima
hermana media de María Francisca Zea
Díaz la tatarabuela de Teresita Piedrahita.
Teresita vendría a ser:
 Prima sexta media de José María y
Salvador Córdova.
 Tataranieta de Mateo Zapata Ossa.
 Bisnieta de María Josefa Zapata Zea la
prima hermana de los hermanos
Montoya Zapata.
 Prima cuarta de los hermanos Montoya
Zapata.
47
Figura en el libro de Genealogía de
Antioquía y Caldas que Catalina Casafus
se casó con Francisco Rodríguez de Zea
el 24 de febrero de 1734 y otorgó
testamento el 12 de junio de 1743 que de
esta unión nació Pedro Rodríguez de Zea
el padre de Francisco Antonio Zea.
Por otro lado Francisco Muñoz de Rojas
llegó a Medellín y contrajo matrimonio en
1699 con Juana Rondón.
Uno de sus hijos, Francisco se casó con
Gertrudis Herrera y según las crónicas,
después Francisco tuvo con Catalina
Casafus un hijo llamada Gabriel Ignacio
Muñoz de Rojas que por cédula expedida
en 1793 se le reconoció como legítimo.
De esta forma Pascula Muñoz Castrillón
venía a ser prima hermana media de
Francisco Antonio y María Francisca Zea
Díaz.
María Francisca Zea Díaz prima segunda
de José María Córdova, era tía política de
los hermanos Francisco, Luis María y
José Manuel Montoya Zapata.
Tomas Cipriano de Mosquera en sus
memorias sobre la vida del General
Simón Bolívar, así se refiere:
“El 4 de octubre recibimos el General
Flores y yo orden del Libertador de
trasladarnos inmediatamente a l Garzal,
pues tenía que comunicarnos órdenes a
consecuencia de haberse complicado la
situación en el interior por la revolución de
Córdova.
Partimos inmediatamente y
Flores condujo a su lado al Coronel José
María Obando, a quien comprometió para
que ofreciese sus servicios al Libertador
para ir a atacar a Córdova por el Cauca.”
“Luego que llegamos al Garzal y nos vio el
Libertador en compañía de Obando, se
entró a una pieza interior de la casa e hizo
llamar a Flores para reconvenirle por
haber llevado consigo a Obando.
Entonces le manifestó que venía
dispuesto a ofrecer sus servicios para ir a
atacar a Córdova, y que como las tropas
que se destinasen para ir a sofocar
aquella revolución estaban mandadas por
jefes de toda confianza, no había que
temer de Obando y debía concederle el
ascenso a General, y que marchase
inmediatamente de Comandante General
del Cauca. Así lo hizo, y Obando se
ofreció con mucha espontaneidad, recibió
sus despachos y siguió inmediatamente
para Pasto.”
“El General O’Leary com isionó cerca del
General Córdova al Teniente Coronel
José Manuel Montoya para que, como su
amigo personal, le aconsejase se
sometiese al Gobierno y que se le darían
garantías y una amnistía para todos los
comprometidos en la revuelta, incluso él.
Respondió con arrogancia creyéndose
invencible a la cabeza de 400 hombres
mandados por buenos oficiales. Como los
habitantes
de
Antioquia,
en
su
generalidad, eran contrarios a tan
descabellada revolución, no pudo reunir
más fuerzas que la expresada con la
cooperación de su hermano el Coronel
Córdova y su cuñado el señor Jaramillo,
Gobernador de Antioquia. El expresado
General, al declararse General en Jefe del
ejército de la libertad, y haber proclamado
el restablecimiento de la Constitución de
1821, y el complemento goce de todas las
garantías, obraba como un dictador
militar, para organizar el ejército,
apoderándose de todas las rentas
públicas. Para intimidar a los que le
hacían oposición mandó fusilar a los
oficiales Herrera y Vélez, que, cumpliendo
48
Pedro
Sáenz
Luis María
Francisco
Ana María
Montoya
Zapata
Manuela
Estanislaa
Sáenz
Montoya
Esposos
con su deber, habían tratado de oponerse
a la revolución apoderándose de un
cuartel.”
Jorge
Gutiérrez
de Lara
El 8 de septiembre de 1829 en la noche
hubo una fiesta para celebrar el
matrimonio de Jorge Gutiérrez de Lara
con Estanislaa Sáenz Montoya.
Luis María
María Josefa
Montoya
Zapata
Antonio
Mendoza
y Camacho
Dolores
García
Montoya
Antonio Mendoza y Camacho era el sobrino
político de Luis María Montoya Zapata.
bullicio, ni ruidosas manifestaciones. Se
verificó un solo brindis, alusivo a la
monarquía y miras políticas que se
atribuían entonces al Libertador; los demás
se contrajeron a desear días de paz y de
bonanza a los recién casados. Es de
suponerse que un grito de guerra no
estaría en consonancia con una fies ta
como aquella, en que los votos y deseos
de todos los presentes se aunaban para
que la interesante pareja disfrutara de un
porvenir risueño y placentero.”¡Error!
Marcador no definido.
Estanislaa venía a ser al mismo tiempo
de Francisco Montoya Zapata:
 Sobrina
 Cuñada
Estanislaa sería prima cuarta de Luz
Ramírez Martínez.
Antonio
María Josefa
Gutiérrez Sierra
María Josefa
Así narró Antonio Mendoza los sucesos
de la fiesta:
“Por la noche se celebró en la casa del Sr.
D. Pedro Sáenz, español de nacimiento, el
enlace matrimonial de una de sus hijas con
el Sr. D. Jorge Gutiérrez de Lara. El
General Córdova fue uno de los invitados a
aquella función, a la que concurrió
mostrándose contento y satisfecho. En el
ambigú se observó el mayor orden y
circunspección, pues las señoras y
caballeros, casi todos miembros de la
familia Montoya, conocían perfectamente
su rango, y practicaban las maneras
urbanas estiladas en la buena sociedad ;
por consiguiente, no hubo algazara,
Ildefonso
Mariaca Gutiérrez
Gutiérrez Robledo
Agapito
Piedrahita Mariaca
Jorge
Gutiérrez de Lara
Blas
Piedrahita
Santamaría
Antonio María
Piedrahita
Antonio José
Piedrahita
Teresita
Piedrahita
Julio César
García Valencia
María Josefa Mariaca Gutiérrez, la cuarta
abuela de Teresita Piedrahita, era prima
hermana de Ildefonso Gutiérrez Robledo,
el padre de Jorge Gutiérrez de Lara.
Jorge Gutiérrez de Lara vendría a ser
49
primo séptimo de Teresita Piedrahita.
El General Córdova fue invitado a la
celebración y se mostró alegre y no faltó
algún brindis hacia el tema político.
Al otro día se reunieron en la casa de
Córdova y así éste se expresó:
y respetado a los azares de una guerra
fratricida. Opino porque esperemos un
poco más, o mejor dicho, porque
aguardemos qué efecto pr oduce en la
Nación el proyecto de dictadura; entonces
obraremos en connivencia con otras
provincias y con seguridades de mejor
éxito.”
Luis María
“Que todos los sacrificios hechos y toda la
sangre derramada para consolidar la
República eran estériles, puesto que ya se
trataba de plantear la monarquía, y que el
General Bolívar había usurpado todos los
poderes públicos declarándose dictador;
que él había regresado a su país natal
decidido a poner término a esos
desmanes, y un dique al torrente
devastador; que para Antioquía estaba
reservada la gloria de hacer resistencia a
tamañas iniquidades, y que él se pondría
al frente del pronunciamiento. Concluyó
excitándonos a exponer nuestras ideas
sobre el particular, con absoluta
franqueza.”
Dijo entonces Antonio Mendoza:
“... que abundaba en los mismos
sentimientos que había expresado el
General, y que si no teníamos re y con
corona, tendríamos un Presidente con
Senado vitalicio; que era preciso luchar
sin tregua en favor de la República, pero
agregó en seguida: “General, usted goza
de un prestigio grande, inmenso, en el
Ejército; los enemigos le temen; por lo
mismo, y en el acto en que usted se
pronuncie contra la dictadura, se lanzarán
tropas de Bogotá, las que existen en la
Costa y las que se hallan en el sur; de
suerte que usted, rodeado por todas
partes, no tendrá tiempo para organizar un
solo batallón.
La lucha, pu es, será
funesta a los republicanos, y usted,
debelado, entregará esta Provincia
donde el nombre de Bolívar es querido
María Francisca
Montoya
Zapata
Dolores
García
Montoya
Antonio
Mendoza
y Camacho
Antonio Mendoza y Camacho era el
sobrino político de los Montoya Zapata.
Comentó en seguida Aranzazu:
Cosme Nicolás
José Joaquín
González Gutiérrez
María Josefa
González
Gutiérrez
María Antonia
González Villegas
Juan Crisóstomo
Campuzano
Juan de Dios
Aranzazu
Carlota
Campuzano
Federico
Martínez
María de Jesús
Martínez
Julio Cesar
García Valencia
Luz
Ramírez Martínez
Mario
García Piedrahita
María Josefa González Gutiérrez la cuarta
abuela de Luz Ramírez Martínez era
prima hermana de María Antonia
González Villegas la mamá de Juan de
Dios Aranzazu.
50
Luz viene a ser prima séptima de Juan de
Dios.
“Pero General, usted que está nombrado
Representante al Congreso, porque no va
allá y en plena Cámara pinta la situación
de la República, invoca sus grandes
servicios a la Patria, muestra las heridas
de la nación, tan grandes y tan profundas
a la vez, y hace presentes a todos los
abismos a que vamos a precipitarnos? De
esa manera los verdes laureles de
Ayacucho brillarán con el fulgor de la más
espléndida y majestuosa aureola. No
vacile usted General; escuche nuestros
consejos patrióticos y desinteres ados.”
Finalmente dijo José Ignacio Bernal:
“Ud. sabe General el afecto que le
profesamos y el caso que hacemos a su
órdenes; pero el lenguaje de estos
señores es el de la verdad.”
Allí también estaba José María Botero
Palacios, Andrés Alzate Duque y
Pioquinto Gómez Hoyos.
Casiano
Botero
El Pbro. José María Botero Cadavid venía
a ser primo hermano de homónimo José
María Botero y también era primo sexto
de Rosa Vásquez y a él nos referiremos
dándole auxilios espirituales a Vélez y
Herrera los conspiradores contra la familia
Córdova.
José Martín
José
Duque
Melchora
Ignacia
Salazar
José de la Cruz
Duque Salazar
Manuel José
Duque Salazar
Crisóstomo
Duque
Simona
Duque
Laura
Duque Aristizabal
Andrés
Manuel
Rojas Duque
Juan
Nepomuceno
Alzate Duque
Joaquín
García Rojas
José María
Botero Palacio
Pbro. José María
Botero Cadavid
Genoveva
Botero
Luis
Santamaría
Botero
Julio César
García Valencia
José de la Cruz Duque Salaz ar el
quinto abuelo de Julio César García
Valencia, era primo hermano por padre
y madre de Manuel José Duque
Salazar, el abuelo de Andrés Alzate
Duque.
Andrés vendría a ser primo noveno de
Julio César.
Ana Delia
Santamaría
Rosa
Vásquez
José María y Rosa vendrán a ser primos
sextos.
Ana María
Rojas García
Pedro Luis
Félix
Juan José
Botero Mejía
Rafael
Botero
José María Botero Palacios era primo
hermano de Rafael Botero, el cuarto
abuelo de Rosa Vásquez.
Julio César
García Valencia
51
María Josefa
Gómez
Gómez
Florentina
Zuloaga
Gómez
Manuel Salvador
Gómez
Zuloaga
Pioquinto
Gómez
Hoyos
Valeria
Gómez
Zuloaga
Francisco
Antonio
María Francisca
Zea Díaz
de Mazo
Juan Antonio
Ignacio
Rosalía
Díaz de Mazo
María Josefa
Díaz Hoyos
Atanasio
Manuela
María Josefa
Zapata Zea
Girardot Díaz
Hermenegildo
Jaramillo
Zapata
Francisco
Urdaneta
Rivadavia
Esposos
José Matías
Francisco
Javier
Gómez
Jiménez
María Luisa
Jaramillo
Melguizo
María de Jesús
Gómez
Gómez
Emilio Josafat
Gómez
Gómez
Jairo
Gómez
Olarte
Julio César
García
Valencia
Clara Emilia
Gómez
Vargas
Julio César
García
Vásquez
María Josefa Gómez Gómez la quinta
abuela de Clarita Gómez, era prima
hermana de Manuel Salvador Gómez
Zuloaga, el papá de Pioquinto.
Teresita
Piedrahita
Jaramillo
Julio Cesar
García Valencia
María Francisca Zea Díaz de Mazo la
tatarabuela de Teresita Piedrahita, era
prima hermana de María Josefa Díaz
Hoyos la suegra de Francisco Urdaneta
Rivadavia.
María Josefa Díaz Hoyos venía a ser
prima quinta de Teresita Piedrahita.
Pioquinto vendría a ser primo octavo de
Clarita.
El Coronel Francisco Urdaneta Rivadavia
que estaba en Medellín y anteriormente
había sido gobernador hasta el año 1825,
por respaldar al gobierno legal, envió un
grupo de soldados a detener a Córdova y
a Manuel Antonio Jaramillo que en ese
momento era el gobernador.
52
Juan Antonio
Manuel
Jaramillo
Gallón
María Josefa
Josefa
Jaramillo
García
Francisco
Jaramillo
Villegas
Clara
Villa Jaramillo
Ana María
Jaramillo Muñoz
Pascuala
Martina
Muñoz
Castrillón
José María
Salvador
Mercedes
Cordoba Muñoz
Antonio María
Piedrahita Villa
Manuel Antonio
Jaramillo Romero
Francisco Antonio
Obregón Muñoz
Antonio José
Piedrahita
Velilla
Teresita
Piedrahita
Jaramillo
Julio Cesar
García Valencia
Josefa Jaramillo García la tata rabuela
de Teresita Piedrahita, era prima
hermana de Francisco Jaramillo
Villegas el suegro de Salvador
Córdova.
Teresita Piedrahita viene a ser prima
quinta de Francisco Jaramillo Villegas.
Gracias a un mensaje de Francisco
Carrasquilla, Córdova se en teró de las
órdenes de Urdaneta.
Los soldados del gobierno se entregaron
vencidos a Córdova y éste llegó a
Medellín el 13 de septiembre enviándole
una nota a su cuñado que era el
gobernador Manuel Antonio Jaramillo.
“Libertad, - Medellín, septiembre 13 d e
1829. Al señor Gobernador de la
provincia. Con acerbo dolor he llegado al
fin de convencerme, que el tremendo
poder con que rige el General Bolívar la
República, es tan vicioso e ilegal en su
origen, como tiránico en su ejercicio. Yo,
que desde mi primera juventud me he
consagrado todo al servicio de mi patria, y
que he trabajado sin cesar por la
Independencia, no puedo ya más ser
tranquilo espectador de la opresión en que
gimen mis conciudadanos, y estoy
resuelto a ponerme al frente de los libres,
para restituir a la nación sus instituciones
legítimas y sus leyes.”
“Por vagos temores, sobre esto, un jefe ha
creído de su deber hacer armas contra mí;
me ha sido preciso ponerme en defensa, y
han tenido lugar los sucesos de que Ud.
está impuesto.
Por consecuencia de
ellos, han quedado en mi poder todas las
armas y elementos de guerra que hay en
esta capital, y en el momento doscientos
buenos soldados resueltos a seguirme.”
“Persuadido de la libertad de principios de
Ud. y del patriotismo desinteres ado que le
anima, confió en que me prestará toda su
cooperación
y
corresponderá
con
resolución al noble grito que hoy se da en
esta provincia a favor de la libertad de la
nación.”
Córdova ha debido evitar por todos los
medios que el Coronel Francisco
Urdaneta se comunicara y diera su voz de
alarma al gobierno central. No lo hizo y
Francisco Urdaneta siguió actuando.
El 21 de septiembre de 1829 Córdova le
escribe una extensa carta a El Libertador,
de la cual solo transcribimos la primera
parte:
“República de Colombia —Comandancia
en jefe del ejército de la libertad —
Medellín, septiembre 21 de 1829 —
Excelentísimo señor Libertador Simón
Bolívar. Señor: Es penetrado del más
justo respeto y poseído de un profundo
sentimiento que me dirijo a V. E. para
manifestarle la resolución que he tenido.
Largo tiempo combatido mi espíritu por
ideas contrarias, que chocándose entre sí,
mantenían mi juicio en suspenso: yo me
53
dejaba arrastrar del torrente de las
circunstancias, esperando a que el curso
de los hechos, ilustrando mi razón,
descubriese la senda por donde el deber
me ordenaba dirigir mis pasos. Lleno mi
corazón de gratitud hacia el primero de los
libertadores de mi patria; entusiasta
admirador del mérito; idólatra de la
libertad del pueblo y sincero defenso r de
los principios:
yo he sufrido, señor
Excelentísimo, un largo y penoso conflicto
para decidirme en la materia más
importante que hoy puede presentarse a
un colombiano, esto es, decidir cuáles son
las intensiones de V. E. con respecto al
gobierno de Colombia; o lo que es lo
mismo: si continuando la república bajo el
actual gobierno de V. E., recuperará o no
mi antigua libertad. Como esto no debe
inferirse sino de la conducta política de V.
E., es de ella que mi reflexión se ha
ocupado.”
“Yo examino las propuestas y los
juramentos de V. E., solemnemente
prestados en los congresos de Guayana y
Cúcuta, las opiniones expresadas en sus
escritos,
sus
manifestaciones
de
desapego al mando, y las repetidas
renuncias de la primera magistratura; y no
hallo en todo esto sino el modelo de un
perfecto republicano: amor y respeto a
los principios: una veneración religiosa
por las leyes; y un odio decidido contra el
gobierno monárquico. Los procedimientos
de V. E. en la primera época de mi carrera
política, que yo cuento hasta su dictadura
en el Perú, no parecen desmentir sus
fundamentos. Esta conducta, que cautivó
la admiración y el afecto no sólo de
Colombia, sino de la América y del mundo
entero, no permitía ni aun a los más
desconfiados sospechar cosa alguna de
las ideas republicanas de V. E.: ella había
hecho tal impresión sobre mi espíritu, que
cuando los hechos posteriores de V. E.
alarmaron a los republicanos celosos, que
clamaban con ardor para que volviese al
camino de la ley que parecía abandonar,
mi corazón se resistía a escucharlos, y
buscaba razones para disculpar la
conducta de V. E.
Mucho tiempo
batallaron en mi espíritu las razones que
persuadían que V. E. estaría siempre por
los principios que profesan los hombres
libres de Colombia; y que sosten dría un
gobierno
popular,
representativo,
alternativo y electivo; y los hechos que
conducen que V. E. ha abandonado sus
primeras ideas, y se propone darnos una
monarquía disimulada, envuelta en
exterioridades republicanas. Los primeros
procedimientos de V. E., sus promesas,
sus juramentos, su reputación y su gloria,
eran los garantes que teníamos para
creerlos primero. Y la cadena de los
hechos, desde la publicación de la
constitución de Bolivia, hasta estos
últimos días, son las razones que, según
la atención con que se examinaban y el
grado de confianza que en V. E. se tenía,
han ido convenciendo sucesivamente a
todos los colombianos, que V. E. ha
renunciado a los principios que Colombia,
la América y los hombres libres de toda la
tierra profesamos.”
“Yo quiero, señor Excelentísimo, hacer a
V. E. una sucinta relación de algunos de
los hechos más públicos y conocidos, que
manifiestan lo que V. E. se propone con
respecto a Colombia, y que al fin me han
decidido a abrazar el partido que acabo de
tomar.”
Y
continúa
extensamente
concluyendo:
Córdova
analizando
punto
por
punto
“Yo parto al Cauca, en donde aquellos
pueblos, hostigados de un gobierno
absoluto y penetrados de amor por la
libertad, me esperan ansiosos para
sacudir el yugo. Todos mis proyecto s se
encaminan a que se establezca el orden
constitucional. No es mi ánimo atacar a
54
V. E.; pero si se pretende obligar por la
fuerza a estos pueblos a volver al yugo de
un gobierno arbitrario, que acaban de
romper, yo sostendré su libertad hasta
con la última gota de mi sangre, aunque
me sea muy doloroso dirigir las armas
contra V. E. Dígnese V. E. aceptar los
sentimientos de mi estimación y sincero
afecto, José María Córdova.”
El 28 de septiembre de 1829 el
corresponsal exclusivo del periódico The
Albion de Nueva York envió una noticia:
Colombia. Rebelión de Córdova. Donde
figura:
“Ninguno de los habitantes respetables se
le ha juntado y el doctor Montoya, uno de
los más influyentes por sus conexiones y
riquezas, le ha ofrecido a Córdova
$30.000 en oro, con tal que abandone el
país, por el Choco y suspenda sus
intentos de perturbar la tranquilidad.”
No nos dice a cual de los Montoya se
refiere, pero creemos que era Francisco
en quien se aunaban los dos calificativos
de influyente y rico.
Es de resaltar que la suma ofrecida era
una cantidad de dinero respetable.
Finalizando septiembre de 1829, un año
después de la conspiración a Bolívar, se
preparaba una conspiración contra la vida
y la familia de Córdova.
Esta estaba siendo preparada por José
Antonio Vélez (Antioqueño) y Manuel
Herrera (peruano) y fue delatada por Juan
Nepomuceno Alzate.
Los
conspiradores
fueron
pronto
reducidos a prisión y al día siguiente,
después de los auxilios religiosos, fueron
pasados por las armas.
El Coronel Francisco Urd aneta le informó
lo que estaba sucediendo al ministro de
guerra General Rafael Urdaneta.
Rosalía
Tomasa
María Ignacia
Mauris
Berdaya
Alvarez del Pino
Diego
María Antonia
Posada Mauris
Ricaurte Mauris
Genoveva
Clemente
Alvarez
José María
Carrasquilla
José Ignacio
París Ricaurte
Alvarez Arango
Federico
Carrasquilla
José Ignacio
París Ricaurte
Clementina
Carrasquilla
Dolores
Teresa
Vargas París
Ana Delia
Santamaría
Rosa
Vásquez
Mariano
Rafael
Urdaneta
José María
Melo Ortíz
Juan Nepomuceno
Alvarez
Julio César
García Valencia
Arturo
Alvarez
Hernán
García
Cecilia
Alvarez
María Antonia Posada Mauris la cuarta
abuela de Rosa Vásquez, era prima
hermana de Genoveva Ricaurte Mauris
la bisabuela de Dolores Va rgas París,
la esposa de Rafael Urdaneta.
Rosa vendría ser prima novena de
Dolores.
Por su lado Cecilia Alvarez vendría a
ser también prima octava de Dolores.
Rafael Urdaneta ordenó salir desde
Bogotá la llamada Columna de Occidente,
compuesta de novecientos hombres bien
entrenados y armados, al mando del
General de Brigada Daniel Florencio
O’Leary.
55
Concepción
Palacios y
Blanco
Manuel buscaba era distraer la atención
de Córdova, haciéndole ga nar tiempo a
los ejércitos de Urdaneta.
Luisa
Juan Vicente
Bolívar y Ponte
Simón
Bolívar
Teresa
Jerez Aristeiguieta
Manuel
Josefa
Blas
Piedrahita
Julián
Santamaría
Tirado
Antonio María
Piedrahita
Soublette
Aristeiguieta
Daniel
Florencio
O’Leary
Antonio José
Piedrahita
Teresita
Piedrahita
Soledad
Carlos
Concepción
Esposos
Santamaría Isaza
Julio Cesar
García Valencia
El teniente coronel Julián Santamaría
Tirado fue el encargado de traer la noticia
sobre el triunfo de la batalla de Ayacuch o,
mandada por el Libertador a la capital de la
Gran Colombia.
Blas Piedrahita, el bisabuelo de Teresita
Piedrahita era primo hermano de Julián
Santamaría Tirado. Julián viene a
ser :¡Error! Marcador no definido.
Primo cuarto de Teresita Piedrahita.
Yerno de Teresa Jerez Aristeiguieta,
prima hermana de Simón Bolívar.
Cuñado de Carlos Soublette que llegó
a ser Presidente de Venezuela (1837 1838).
Concuñado de Daniel Florencio
OLeary.
Urdaneta y O’Leary mandaron con José
Manuel Montoya Zapata, que era un buen
amigo de Córdova, una nota para que
éste se entregara.
Esta nota produce muchas dudas y se ha
llegado a pensar por parte de algunos
historiadores que la misión que José
Así se expresa Francisco Duque Betancur
en la Historia de Antioquía:
“... pregunta alguno de nuestros
historiadores, que enviar al amigo del
General Córdova, que lo era el Coronel
José Manuel Montoya en misión de p az?
Es verdad que el señor Montoya, hijo del
patriarca de la montaña Dr. José María
Montoya, era un verdadero amigo de
aquél y un gran patriota; pero la nota que
llevó escrita de O’Leary, que era la que
por sobre todo llevaba el carácter oficial,
tenía el tono de un ultimátum; el General
Córdova lo comprendió así y el General
Urdaneta no tuvo inconveniente en
escribir al Libertador: “Esta misión tiene
por objeto entretener a Córdova, mientras
nuestras tropas se ponen fuera de la
montaña”. El señor Montoy a si puso de
buena fe todo el concurso de sus
palabras; pero la nota de Urdaneta todo lo
echaba a perder. Córdova recibió con
desconfianza la nota de O’Leary por su
estilo y puso como condición para entrar
en negociaciones, el restablecimiento y
vigencia de la Constitución de Cúcuta;
Montoya hubo de manifestar que no
estaba facultado para esto y la situación
quedó entonces a la sola suerte de las
armas. “Si no es posible vencer” dijo a
su amigo Montoya “no es imposible
morir” —Contestó José María.”
B-14 EL SAQUEO DEL CORREO .Más adelante atenderemos con más
detenimiento la historia de José Manuel
Montoya Zapata, pero como un primer
acercamiento de José Manuel a esta
historia deberíamos suponer que si
Francisco tenía tan estrechos vínculos
con Santander (negociador de la deuda
56
externa y diputado de Antioquía a la
Convención de Ocaña, haciendo parte del
equipo de Santander) y por otro lado Luis
María, abierto conspirador contra el
régimen del gobierno bolivariano, en un
hogar tan unido, era de esperars e que
José Manuel simpatizara con la línea
política de sus hermanos mayores.
Montoya
Zapata
Francisco
Luis María
José Manuel
Año
de nacimiento
1789
1796
1800
En la práctica cuando la rebelión de
Córdova, José Manuel era del equipo de
los simpatizantes de Bolívar y fue
delegado por el general Rafael Urdaneta
para tratar de aplacarlo con una nota que
parecía un ultimátum y por las buenas
doblegar la rebelión.
Surge la duda: ¿Definitivamente en qué
equipo estaba José Manuel?
Ante todo, pertenecía al equ ipo familiar
Montoya y este incidente que nos narra
Joaquín Posada Gutiérrez en sus
Memorias Históricas Políticas, nos ayuda
a ubicarlo:
“Yo acababa de llegar de Honda con una
licencia por quince días, dejando
encargado de la gobernación de la
provincia al jefe político; pero en el acto
de recibirse la noticia, se me hizo salir a
preparar champanes y balsas para el
transporte de la expedición a Nare,
dándoseme orden de detener el correo del
Atlántico en Honda y de colocar
destacamentos en los caminos de
Antioquía para cortar la comunicación.”
“Al día siguiente de mi llegada a Honda se
me presentó el coronel José Manuel
Montoya, que había ido a revientacinchas,
con la comisión de pasar a Antioquia al
salir la expedición, a persuadir a Córdova
que
se
sometiera
voluntariamente
ofreciéndole una legación en el extranjero,
o su puesto en el ministerio, y ayudarme a
facilitar los medios de transporte de la
expedición.
Pero llevaba otro objeto
particular de gravísima responsabilidad
para él y para mi, que llamán dome aparte,
me descubrió diciéndome, poco más o
menos, lo siguiente: «Espina (el actual
general) queda preso en Bogotá por
sospechas de que trajo cartas de Córdova
de Popayán para algunos de sus amigos.
En el correo que está detenido van las
contestaciones para Córdova. El general
Urdaneta debe llegar de un momento a
otro; examinará la correspondencia y
algunos miembros de mi familia y otros
antioqueños estarán perdidos si Urdaneta
coge esas cartas:
tú puedes
salvarnos.......» Terrible compromiso era
este para mi; vacilé un momento. Pero
Montoya era mi amigo desde la campaña
de Maracaibo en 1823, siendo ambos
capitanes; Espina lo era desde dos años
antes, siendo ambos tenientes. Montoya
me instaba mostrando el terror en su
semblante. Yo luchaba dent ro de mí
mismo sin saber qué hacer. Por fin, un
arranque de generosidad me hizo ceder,
no sin temer verme perdido si el general
Urdaneta sospechaba la extracción de las
cartas. Siempre he sido yo así: nunca
me he rehusado a hacer cuanto bien está
a mi alcance. Del que se me suplicaba no
podía ya resultar daño al Gobierno a
quien servía: pasé pues una orden al
administrador de correos para que me
mandase con el portador el paquete de la
correspondencia para Antioquía. En el
acto el mismo Montoya sacó a lgunas
cartas, y puso otras con el timbre de la
administración de correos de Bogotá que
llevaba preparadas para que no faltara el
número de las contenidas en la planilla; lo
que prueba, o que hasta en la
administración
de
correos
había
inteligencias revolucionarias, o quizá hubo
57
condescendencias como la que yo tuve,
que es lo mas cierto.”
de haberse recibido en Bogotá primera
noticia del pronunciamiento de Córdova.”
“Llegó en efecto el general Urdaneta
siguiendo de cerca a la tropa, y la primera
pregunta que me hizo fue si había
detenido el correo.
Le contesté
afirmativamente,
manifestándole
que
había examinado las cartas que iban para
Antioquía y que no había ninguna para
persona sospechosa. Pidió el paquete ya
abierto, examinó algunas cartas y me
previno que el correo no siguiese hasta
que el general O’Leary hubiera llegado a
Medellín. Y respiré. He debido expresar
este incidente, porque es uno de los
muchos que en mi vida pública dan a
conocer mi carácter.
Examinado y
considerado este hecho como militar y
servidor del Gobierno que yo era, puede
ser censurable; pero la expedic ión estaba
en vía; lo que hubiera de suceder tenía
que suceder sin que aquellas cartas
influyesen en nada, pues que no podían
ya llegar a tiempo.”
“Al llegar la columna expedicionaria a la
Bodega
de Remolino, se habría
encontrado en dificultades insuperables
para moverse si el auxilio eficaz que le
prestaron algunos pueblos, enviando
peones cargueros que sacaran de la
fragosa montaña, municiones, equipaj e,
etc. El general O’Leary hizo adelantarse
al coronel Montoya, dirigiendo a Córdova
las más generosas proposiciones y
ofrecimientos, si se sometía por una
arreglo pacífico, cuando era imposible que
pudiera resistir con menos de 400 reclutas
a 800 veteranos. Montoya me consta que
se esforzó en persuadir a su amigo y
antiguo jefe (pues era uno de los oficiales
que Córdova llevó al Magdalena en 1821
en el batallón Antioquia) y además
excitaba a los parientes que tenía en la
columna de Córdova, principalment e a su
primo hermano el comandante Benedito
González, a que le ayudaran a persuadir
al general.”
“Entre las cartas que Montoya recobró en
Honda del paquete de correspondencia
para Antioquia, ¿Había algu nas de estos
caballeros extranjeros que dice Restrepo
tenían correspondencia con Córdova?.....
No sé. Yo me abstuve enteramente de
tomar parte en aquella operación: dejé
que Montoya solo en mi gabinete hiciera
lo que yo le había permitido, y la hidalguí a
me obligaba a no dirigirle una sola palabra
sobre el particular.”
“La columna de operaciones empezó a
llegar a Honda en un estado de cansancio
lamentable, habiendo dejado trece
infelices muertos de fatiga en el camino,
sin embargo de ser todos venezol anos, de
climas ardientes; y en las embarcaciones
que yo tenía listas, se embarcó y se echó
río abajo de la playa de Honda, en la
mañana de 5 de octubre, a los ocho días
María Francisca
María Josefa
Zapata Ossa
José Manuel
María Rita
Montoya Zapata
Indalecio
González
Zapata
Benedito
González
Montoya
Benedicto González Montoya vendría a
ser:
Primo
7
4
De:
Julio César García Valencia
Luz Ramírez Martínez
“Todo fue inútil: los jóvenes compañeros
de Córdova se negaron a ningún acto
58
propio, aceptando lo que su jefe hiciera, y
decididos a correr su suerte. Córdova
triste,
pero
heroicamente
resuelto,
contestaba que después del paso a que lo
habían precipitado no le quedab a más
recurso que vencer o morir.
«Es
imposible vencer,» le dijo Montoya. «Pero
no es imposible morir,» contestó Córdova.
Y esperó el ataque en la hacienda del
Santuario situada fuera de la montaña. La
acción se dió terrible el 17 de octubre, y
Córdova sucumbió.”
José Manuel desde Bogotá, tenía
fríamente calculado lo del correo, preparó
unas cartas con un contenido de despiste,
les puso sellos y viajó con ellas resuelto a
interceptar el correo y sacar las cartas
comprometedoras de sus familiares,
reemplazando las otras inocentes, antes
de que fueran descubiertas como lo había
ordenado el General Urdaneta.
¿Sería muy transparente el actuar de
José Manuel?
¿Por qué aceptó venir con un ultimátum
en lugar de haber negociado con
Urdaneta una mejor rendic ión en favor de
su AMIGO?
¿Por qué parecía mostrar más interés por
unas cartas que por la vida de su AMIGO?
En 1829 encontraron a José Manuel
siendo parte integrante del gobierno de
Bolívar y muerto éste encontramos a José
Manuel actuando como jefe del E stado
Mayor de Santander.
Fue el comisionado por José Ignacio de
Márquez para ir en representación del
gobierno a Chiquinquirá.
Realizar el
recibimiento
a
Santander
cuando
retornaba de su destierro en Europa.
¿Sería José Manuel muy amigo de
Santander ?
¿Cómo se explica esta amistad con
Santander?
B-15 LA
CONSPIRACIÓN
FAMILIA CÓRDOVA .-
A
LA
Al negro Tadeo, esclavo de confianza de la
familia Córdova, Herrera y Vélez, le
ofrecieron 200 pesos y la libertad, si
mezcla cierto brebaje con el agua que ha
de beber José María Córdova. El esclavo
denuncia el hecho, pero los principales
malhechores quedan impunes.
Así narra Federico Jaramillo Córdova,
sobrino de los Córdova, estos hechos:
Manuel Antonio
Jaramillo
Romero
José María
Salvador
Mercedes
Córdova
Muñoz
Federico
Jaramillo
Córdova
“El 26 de Septiembre, por la oración, una
venerable matrona cristiana fue a casa del
General y le dijo en reserva : Acabo de
saber por un hijo mío , a quién sin querer
han comprometido en la conspiración, que
Vélez y Herrera tratan de asesinarlo a
usted, a sus hermanos, y hasta a las
señoras y niños de la casa, valiéndose
para ello de la primera retreta que ha de
venir a su casa como de costumbre.”
“—Señora, eso no puede ser. Es una
calumnia contra dos valientes de mi
confianza. ¿Cómo
lo
sabe
usted,
señora?— Mi hijo, que no miente, me lo ha
asegurado en confianza, y como le han
ofrecido matarlo si no entra en el complot o
revela algo, él me ha consultado y yo
vengo a cumplir con el deber de salvar la
vida de usted y la de su familia.”
59
“Córdova no lo creyó y guardó silencio, sin
comunicar nada a sus hermanos.”
“Al día siguiente estuvo en el cuartel, como
de visita, y todo aparentemente marchaba
bien ; pero él, con su mirada de relámpago,
notó al vuelo que los oficiales Vélez y
Herrera, los que rechazaron el pasaporte,
los que recibieron sus obsequios, los que le
juraron
fidelidad,
los
que
fueron
ascendidos,
esquivaban
su
mirada
escrutadora.
No hubo más novedad.
Córdova no hizo alteración ninguna y su
familia nada supo. Un corazón tan noble y
tan valiente como aquél, se resistía a dar
crédito a una iniquidad tan cobarde, a una
traición tan vil. Esto parece inverosímil para
quien no tenga un carácter tan levantado y
tan firme.”
“El domingo siguiente, como de seis y
media a siete de la noche, refrescaban
tranquilamente en casa del General y toda
la familia estaba reunida en el comedor.”
“De repente tocaron fuertemente la puerta,
y con acento precipitado y jadeante, llaman
al General. Era el Comandante Alzate, uno
de los oficiales, que acababa de tener un
disgusto con Vélez y Herrera, por no haber
estado esa tarde en el cuartel y por no
querer tomar parte en la traición que a la
hora debía perpetrarse.”
“—Mi General, le dijo, dentro de una hora
Vélez y Herrera estarán aquí con una
fuerza armada para asesinarlo a usted, al
Coronel, a las señoras y a los mismos
niños de la casa. Está todo pronto en el
cuartel. Acabo de saberlo y vengo a
avisarlo a mi General.”
“El Coronel Salvador Córdova tomó un
cuchillo de la mesa, saltó sobre uno de sus
generosos corceles y se lanzó al cuartel.”
“El General se caló un poncho con más
lentitud, se ciñó la espada de siempre,
llamó a Nono, su edecán, y partió al cuartel
por la Quebrada-abajo, para llegar más
pronto y entrar por la retaguardia. La
familia entró en consternación. Daba el
reloj las siete de la noche ... ¡Cuantos
acontecimientos están suspensos de
aquella hora siniestra.!”
“Vélez y Herrera, contando por las
palpitaciones de su miserable corazón los
momentos que faltaban para la espantosa
carnicería de que estaban solemnemente
encargados.”
“Los agentes de Urdaneta y su Consejo,
inmediatos promotores del plan, cuyo
resultado aguardaban en sus casas con
pavor, ansiedad y disimulo. ¿Sus
nombres? Aquí están sobre esta mesa, y
muchos de ellos están también escritos en
la felicitación escrita que dieron a O’Leary
por haber acabado con el monstruo de la
discordia.”
“¡Hora tenebrosa aquella y preñada de
catástrofes! Doscientos hombres ya
prontos para asesinar una familia,
aguardaban en el silencio y embozados en
las tinieblas la voz del jefe.”
“¡Ciento cincuenta más, mercenarios de
Aná, Belén y Medellín, bien pagos y
proclamados por sus tres principales
directores, esperaban la hora de las ocho
en punto y el primer tiro, como señal para
lanzarse sobre sus víctimas. El que
escribe, una de ellas, palimpsesto en los
abismos de la maternidad, debía ver pronto
la luz primera, al estruendo de los cañones
de Castelli.”
“Los dos Córdovas llegaron al cuartel. El
Coronel fue el primero, teniendo entendido
que nunca derramó una gota de sangre,
que era misericordioso como un ángel,
fuerte como un cíclope y tan valiente como
Ricardo Corazón de León.”
60
“Al llegar se lanzó del caballo, tomó al
centinela por el cuello, le arrancó el arma, y
a la vez, con la vibración eléctrica y
dominadora del que nació para ser
obedecido, ¡Que es esto? Rindan las
armas ! ! ! —gritó. Al punto se lanza sobre
Vélez, que intenta resistir, lo derriba y lo
oprime con su planta sobre el suelo. Sale
Herrera y Córdova le da el grito de ¡traidor,
ríndete! y lo desarma en el acto.”
“Los soldados, como veteranos, como
extraños al odio de sus jefes, sin otro
estímulo y otro interés que el de la
obediencia, subyugados por el valor y la
virtud, rindieron las armas y en ese mismo
instante en que Herrera pretendía levantar
la voz, quiso el destino que llegara el
General Córdova.
Su voz de clarín,
educada en las batallas llegaba tarde. Su
hermano, el Bayardo, todo lo había
serenado.”
“—Capitán Herrera, gritó, es usted ... un
peruano muy infame, un militar muy
cobarde y el más bajo de todos los
traidores !
Sargento, lleve usted esos
hombres al cuarto de banderas, que será
su capilla hasta mañana ! Y usted, señor
oficial, mande llamar inmediatamente un
sacerdote que confiese estos dos
hombres !”
“Todo se hizo.
Los dos traidores,
confesos, aterrados por su crimen y por la
magnanimidad del león, fueron conducidos
al cuarto de banderas.”
pasó el referido sacerdote a la capilla de
Vélez y Herrera, recibió su confesión, los
exhortó y pasó con ellos una gran parte de
su desvelo, hasta la madrugada.”
Manuel
José Martín
Duque
Heredia
José de la Cruz
Duque Salazar
Manuel Enrique
Duque Soto
Crisóstomo
Duque
Ana María
Duque Ortega
Laura
Duque
José Miguel
Upegui Duque
Manuel
Rojas Duque
Julián (R)
Upegui
Ana María
García Rojas
Joaquín
García Rojas
Julio César
García Valencia
José de la Cruz Duque Salazar el quinto
abuelo de Julio César García, era primo
hermano de Manuel Enrique Duque Soto el
bisabuelo de Julián Upegui.
Julio César viene a ser primo décimo de
Julián Upegui.
“El General había llegado al cuartel con el
invicto Comandante Benedicto González,
tan caballeroso como arrojado, con el
ínclito Comandante Giraldo y otros más.
Su presencia era decisiva.”
“Inmediatamente se hizo llamar al virtuoso
y distinguido sacerdote presbítero Julián
Upegui, para que oyera en confesión a los
dos reos. Así verificó y esa misma noche
61
José Ignacio
Simón
Vélez Guerra
Cristobal
Vélez Restrepo
Lorenzo
Vélez Guerra
José Ignacio
Vélez Montoya
Leonor
Vélez
José Antonio
Vélez Uribe
José Antonio
Vélez Correa
José Manuel
Restrepo Vélez
Esposos
José Pablo
Ignacio Javier
Vélez de Rivero
Mariana
Montoya
Zapata
El teniente José Antonio Vélez, creemos
que pudo ser José Antonio Vélez Correa,
que figura en Genealogías de Antioquía y
Caldas como soltero.
Figura otro José Antonio Vélez Uribe
casado con María de Jesús Vélez y primo
tercero del anterior Vélez Correa.
Ninguno de los dos era muy cercano a
José Manuel Restrepo el cuñado de los
Montoya Zapata.
“Esa misma noche se instruyó el sumario
por los oficiales Comandante Machado y
Manuel Uribe Mejía, y esa misma noche y
al día siguiente los auxilió también el Pbro.
Dr. José María Botero.”
“El Teniente José Antonio Vélez, valeroso
antioqueño, y el Capitán Manuel Herrera,
hijo de Arequipa, estaban inmediatamente
encargados del cuartel ; habían sido
ascendidos con generosidad, por su
caudillo, el Teniente Vélez a Capitán y el
Capitán Herrera a Sargento mayor ; se
habían comprometido espontánea y
solemnemente y jurado por su honor y
sobre el puño de su espada acompañar
lealmente al héroe y defender la noble
causa de la libertad ; eran depositarios de
su confianza y de los secretos de la
revolución ;
conocían
toda
la
responsabilidad y los peligros de la
situación ; se habían dejado sobornar por
los enemigos del general, y habían
intentado ya sacrificarlo en anteriores
tentativas ;
así
lo
confesaron
paladinamente y con los ojos arrasados en
lágrimas,
pidiendo
perdón
a
sus
compañeros
y
especialmente
al
misericordioso Coronel Córdova, que de
rodillas intercedió por ellos y luego los
enseñó a caminar con valor por el sendero
de la resignación y de la inmortalidad. No
hubo, pues, retozos sangrientos, ni vivas a
la libertad, como el preclaro General
Posada supone en sus MEMORIAS.”
“Al día siguiente, martes, Vélez y Herrera,
vestidos como militares, acompañados de
dos sacerdotes, presbíteros Botero y
Upegui, salían del cuartel del Camellón
del Llano, entregaban al Coronel Córdova
las espadas que habían recibido pocos
días antes de manos del noble caudillo de
la revolución, pedían perdón a sus
compañeros delante de todo Medellín, por
la iniquidad de su delito, y marchaban al
frente de la fuerza formada en la plazoleta,
a ocupar, con la frente serena
del
arrepentimiento lavado con la sangre, el
banquillo que la justicia humana ha
destinado siempre para los traidores.”
“Cinco minutos
pasado.”
después,
todo
había
“Al día siguiente, los desertores y los
negociantes en cartuchos abandonaron su
tráfico, y el negro Tadeo no volvió a verse
tentado de la libertad comprad a con el
crimen, ni de la fortuna, al precio del
envenenamiento.”
B-16 EL ASESINATO DE CÓRD OVA.-
62
Manuel
Juan José
Giraldo
Castaño
Liberata
Pedro Ignacio
García Alzate
Juan Bautista
Giraldo Duque
“Preguntado su nombre y empleo, dijo
llamarse como queda dicho, que es 2°
Comandante del ejército.”
Bernardo
Giraldo
Villegas
Francisco
Giraldo
Arias
Ramón
García
Ramírez
Laureano
García
Aristizabal
Joaquín
García
Rojas
Julio César
García
Valencia
Liberata García Alzate, la tía tatarabuela
de Julio César García Valencia, era la
nuera de Juan José Giraldo Castaño, que
era tío abuelo de Francisco Giraldo Arias.
Del juicio criminal contra Ruperto Hand
por el asesinato de José María Córdova,
transcribimos la declaración de Francisco
Giraldo Arias.
“En la plaza de Cartagena, a los veintiséis
días del mes de septiembre de mil
ochocientos treinta y uno, el señor Juez
Fiscal pasó, con asistencia de mí el
Secretario, a la posada de benemérito
señor Comandante General, donde
compareció el 2° Comandante de ejército
Francisco Giraldo, primer testigo en este
proceso, a quien dicho señor Juez Fiscal
hizo poner la mano derecha tendida sobre
el puño de su espada, y preguntando si,
bajo su palabra de honor, promete decir
verdad en lo que se le interrogue, dijo: sí
prometo.”
“Preguntado si conoce al primer
Comandante Ruperto Hand y si sabe
dónde se halla, dijo que no lo conoce,
pero que ha oído su voz; que sabe se
halla preso en el Castillo de San Felipe,
por haber sido prisionero e n el de
Chagres.”
“Preguntado si sabe quién asesinó al
benemérito señor General de División
José María Córdova, qué día, qué hora,
con qué instrumento, y en este caso diga
con claridad todo lo que sepa sobre el
particular, dijo que el diecisiete de octu bre
del año de mil ochocientos veintinueve se
presentó en el combate del Santuario, de
la Provincia de Antioquia, de 2°
Comandante del Batallón Mejía, a órdenes
de dicho señor General, para resistir la
invasión del General O’Leary; que recibió
una herida, la cual lo puso fuera de
combate muy al principio, por cuyo motivo
fue transportado a una casa, a la que a
poco rato entró dicho señor General
Córdova con un herida en un hombro (que
no tiene presente en cual de ellos) y se
dirigió al que declara y le dijo : “Hombre,
hemos perdido la batalla, pero en regla,
porque han peleado con mucho valor los
reclutas”,
arrecostándose
sobre
el
declarante que se hallaba acostado en
una cama; que, a poco rato, entró un
señor oficial que no conocía por entonces,
pero que después supe era el Coronel
Tomás Murray, Jefe del Estado Mayor de
la División Vencedora. Que dicho señor,
en el momento que conoció al General, lo
trató con consideración y decoro, por cuyo
motivo le suplicó el General le llamase al
General O’Leary, que quería hablar con él;
que entonces le preguntó el Coronel
Murray si estaba ya rendido, a lo que le
contestó dicho General que sí, entonces
el Coronel Murray le prestó que iría a
63
llamar al General O’Leary, marchándose
al efecto; que en este momento se pasó el
General a una cama que estaba al frente
de la que estaba el declarante; que dos o
tres minutos después oyó la voz del que lo
asesinó, que preguntó entre varios que
habían en dicha casa, quién era el
General
Córdova,
contestándole
inmediatamente el mismo G eneral: “Yo
soy”; que entonces ha dicho: “Tome
usted”, y ha oído el que declara los
golpes de cinco o seis machetazos, a los
que el General no hizo resistencia por
estar herido y desarmado; que a esto
sucedió un profundo silencio, por lo que
se cree el declarante se había retirado el
asesino; que, a poco tiempo después,
entraron otros oficiales de la División
Vencedora con el objeto de sacar los
varios derrotados que habían en la
referida casa, entre los cuales salió el que
declara entre los últimos que salieron,
pasando por encima del General que
quedaba atravesado en la puerta, casi
expirando, a consecuencia de las heridas
que había recibido de manos del asesino;
que todo esto ha sucedido entre la una y
las dos de la tarde del referido día
diecisiete.”
“Preguntado si sabe o ha oído decir quién
fue el asesino del señor General Córdova,
dijo que lo conoce de vista, como queda
dicho, por motivo de que la pierna más
resentida a causa de las heridas que tenía
el declarante, era la izquierda, teniendo
que estar acostado sobre el costado
derecho, quedándole la cara a la pared
que servía de respaldo a la cama,
privándole por consiguiente de ver quién
era el que cometió el asesinato, pero que
a los cinco días fue el declarante
transportado a Rionegro para ser curado
de sus heridas, donde oyó decir a los
señores Pedro Sáenz, Juan A. Montoya,
doctor Antonio Mendoza y otros varios,
que había sido el Comandante Hand.”
“Preguntado si el señor General Córdova
ofendió de obra o palabra al que lo
asesinó, dijo que el señor General
Córdova no ofendió de manera alguna al
que le asesinó, pues se hallaba
desarmado y rendido, porque a varios
soldados que entraron en la casa donde él
se hallaba, de las tropas de su mando, les
había hecho arrojar las armas, y que sólo
se oyó decir al General la contestación de:
yo soy, cuando preguntó por él el que lo
asesinó.”
“Preguntado si sabe o ha oído decir que el
asesino fue mandado por alguna persona
a cometer semejante crimen y si tendría
algún resentimiento particular con el se ñor
General Córdova, dijo que ha oído decir
constantemente fue mandado por el
General O’Leary, Jefe de la División
Vencedora, y que entre los que se
acuerdan o merecen más crédito de los
que lo decían, era el General Francisco
Urdaneta, que iba de Coronel entre
aquella División; que cree no habría
resentimiento particular, porque no se
conocían.”
Después del Comandante de la
Expedición donde actuaba el General de
Brigada Daniel Florencio O’Leary, seguía
en jerarquía el coronel Tomás Murray,
Jefe del Estado Mayor y esta fue su parte
de declaración en el juicio:
“... que al salir encontró al Edecán de este
Jefe, Teniente Dabrey Ocarr, a quien, en
saliendo, referí la suerte del General
Córdova, cuando entró el Capitán
graduado de primer Comandante Ruperto
Hand; que éste preguntó: “¿En dónde
está Córdova?” Que el declarante le
contestó que estaba en la casa herido y
rendido; que Hand entonces gritó: “por el
Sér Supremo, yo le quitaré la vida”; que el
que declara entonces le preguntó: “¿es
usted inglés y va a manchar sus manos
con la sangre de un hombre rendido?”
64
Que Hand le dijo en contestación: “si, y
con la del que se atreva a oponerse”. Que
el Teniente Ocarr al oír esta expresión
desenvainó su sable con el objeto de
sostener al declarante; que entonce s dio
Hand un paso atrás y dijo en inglés: “yo
tengo orden de matarlo”;
que
inmediatamente el que declara se dirigió
hacia el General O’Leary, quien ya había
llegado frente de la casa y le gritó en voz
alta ante la tropa: “General, allá está
Hand asesinando al General Córdova”;
que O’Leary le contestó con una
exclamación grosera y se fue a caballo a
otra parte; pero que después de un rato
volvió adonde el declarante y le dijo en
términos suaves:
“usted, Murray, ha
hecho muy mal en interponerse en este
asunto; yo di orden a Hand para matarlo,
pero no hay que decirlo a nadie”; que el
que declara se dirigió de nuevo a la
expresada casa, y de nuevo encontró a
Hand, quien ya salía de ella; que al mismo
tiempo llegó el Coronel Ricardo Crofton,
quien preguntó:
“en dónde está
Córdova?”
Que entonces Hand le
contestó “he aquí su sangre”, alzando al
mismo tiempo su sable teñido de sangre
desde la punta hasta la guarnición. Que a
consecuencia de este hecho el General
O’Leary premió a Hand con el empleo de
primer Comandante efectivo.”
Creemos que el asesinato de Córdova ha
debido ser repudiado por los que se
decían sus amigos y no entendemos el
tono amistoso en el cual estos se dirigen a
O’Leary.
“Rionegro, octubre 23 de 1829 — Al señor
general comandante en jefe de la división
de operaciones sobre Antioquia, Daniel F.
O’Leary. Señor: El pueblo de Rionegro
ha sabido con profundo sentimiento que
vuestra señoría se ausenta dentro de
pocos días de esta provincia, y se atreve,
por medio de los que suscriben, a
suplicarle demore su marcha al menos por
dos meses; razones de política se
interesan; desvalidos que confían en la
generosidad de vuestra señoría misma,
que ha sido alterada con marchas
penosas y en la estación de las lluvias, le
reclaman. Esperamos, señor, que el que
nos dió reposo en los campos de El
Santuario, el que de un golpe apagó la tea
de la discordia, no se ausentará de los
antioqueños hasta que vea concluidos los
males que sobrevinieron a las alteraciones
pasadas.”
“Así lo espera este agradecido ve cindario
de la generosidad de vuestra señoría, y
más particularmente los que sirven de
órgano para dirigirse a vuestra señoría.”
“Quedando, señor, de vuestra señoría
muy
obsecuentes
y
respetuosos
servidores,...”
Continúa una lista de muchos firmantes
donde no faltan las de:
Juan Antonio Montoya
José María Montoya
Pedro Sáenz
Sinforoso García
Luis Lorenzana
Juan Pablo Campuzano
Indalecio González
Rudesindo Lince
Pio Montoya
Vicente Montoya
Pedro
Sáenz
Luis
Lorenzana
Indalecio
González
Juan Antonio
José Manuel
Ana María
María Josefa
Genoveva
Magdalena
María Rita
Montoya
Zapata
Sinforoso
García
JuanCrisóstomo
Campuzano
Refiriendose a Sinforoso García .
65
Luis María
María Josefa
Sinforoso
García
Montoya
Zapata
Figura en la Genealogías Tomo III Pág.
394 “Amigo y corresponsal del General
José María Córdova, rescató su cadáver
de la fosa común después de la batalla del
Santuario.”
Esta afirmación estará por confirmar, pues
las versiones que figuran en algunas
biografías de Córdova que hemos
consultado son diferentes.
UN ORDENANZA INFAME
Córdova en un momento de gran
disgusto, asesinó a sangre fría a su
ordenanza. Esta historia junto con la
leyenda que motivó esta circunstanci a, es
narrada por Luis Capella Toledo en
Leyendas Históricas.
“No hay quien ignore en América que
Córdova atravesó con su espada a un
ordenanza.
- !Cruel ! ... dicen los unos.
- !Bárbaro! ... dicen los otros.
Y los que blasonan de conocer los
motivos por los cuales el héroe de
Ayacucho cometió aquel homicidio,
repiten :
- !Presuntuoso ! .....
Esos motivos, que consigna la leyenda
vulgar, son los siguientes :
Córdova,
que
tenía
confianza
y
demasiado concepto de sí mismo, un día,
vestido de riguroso uniforme, miróse al
espejo y exclamó con orgullo :
- Joven, buen mozo, valiente, rico, amado
de las mujeres, Córdova, ¿qué te falta ?
- Juicio, mi General, le contestó el
ordenanza que se mantenía a poca
distancia de él.
Y el guerrero, por eso no más, dese nvainó
la espada, y lo pasó de parte a parte.
En el hecho estamos de acuerdo ; pero
veamos ahora la causa que indujo a
Córdova a cometer aquella muerte, en
ésta, sí Leyenda histórica. ”
---“Con las fuerzas que bajaron por el río
Cauca después de la acció n de “ChorrosBlancos”, en Antioquía, iba una voluntaria .
Dicen que había perdido a su marido en
aquel combate, y que Córdova, no
obstante, lo hacía aparecer como
presente en las listas de revista.
Y fue que se valió de este medio para
darle una ración, porque la viuda no había
querido regresar a Medellín.
¿Había motivos para ello ? ....
No lo sabemos !
Pero Misericordia, su hija, a la sazón de
ocho años, se parecía tanto al General
Córdova, y gastaba éste con ella tales
extremos, que en el batallón Ant ioquía,
entre los oficiales y entre los individuos de
tropa, no faltaban cuchicheos.
Quien decía que el cabo Uribe, muerto en
Chorros-Blancos, ni siquiera había
conocido a la viuda ; quién, que era
simplemente camarada de ella ; en fin,
todos concluían que por aquella mujer
guardaba algún secreto.
Dicen que la mies brota lo mismo en el
estiércol que en la almáciga guardada !...
66
Como es sabido, después de Tenerife,
Córdova ocupó a Barranca -Vieja, en
donde se detuvo, después de apresar la
artillería enemiga, más tiempo del
necesario.
El viaje, aunque con el beneplácito del
Gran Mariscal, fue hecho con algún
misterio, de tal modo, que la ause ncia de
Córdova ni siquiera se hizo constar en la
orden general.
¿Cual fue
demora ?
En el tránsito, el héroe se adelantaba de
ordinario para alejar toda sospecha ;
porque a los quince años, casi no se
concibe en las mujeres una inocencia
purísima, máxime si han tenido la es cuela
de los campamentos y la sociedad de los
soldados. Pero Misericordia era inocente
como una alondra. Córdova, ya se sabe,
era hombre de pocas intimidades, adusto,
temido ; y su tolda de campaña o su casa
particular, pues que en toda población
siempre la montaba, no eran para el
acceso de quienes lo querían. La niña
andaba solo con la ordenanza, y éste la
cuidaba como a una hija.
la
causa
de
semejante
Misericordia era huérfana otra vez .....
- Fidel, le dijo Córdova a su ordenanza,
con enternecimiento : esa niña queda sola
en el mundo : ampárala, y sé tú el padre
desde hoy.
- Muy bien,
ordenanza.
Coronel,
le
repuso
el
Y era de ver aquellas atenciones.
Misericordia,
como
La
Hija
del
Regimiento, vestía uniforme de cantinera ;
sólo que llevaba los galones de cabo 1º y
que pasaba revista de presente con el
nombre de su padre.
Fidel y Misericordia andaban solos por
todas partes. Rivalizaban en atenciones y
cuidados para con el Coronel.
En
Barranquilla, en las Sabanas de Corozal,
durante el sitio de Cartagena, en
Pichincha, en Junín, en Ayacucho ! ...
Después de la ocupación del Alt o-Perú y
de los acontecimientos del año de 1825,
Córdova, General de División ya, mientes
en la falsa posición en que se hallaba
colocado, a causa de llevar consigo a
todas partes una joven de quince años, a
quien los unos reputaban como allegada
por la sangre, y los otros como allegada
por el amor !...
Y resolvió llevarla a La Paz y colocarla en
un convento de monjas, en donde
educaban señoritas.
Y para el caso de que se nos pidan
pruebas de la inocencia y candor de
aquella niña, allá van las siguientes :
Durante el sitio de Cartagena, Córdova
con su batallón apoyaba la artillería que
hacía fuego sobre la ciudad desde la
Popa. Montilla, General en jefe, rendido
por el insomnio y la fatiga, llegó una
mañana al cuartel del jefe antioqueño, y
quiso descansar.
- Misericordia, le dijo, sácame las canas
de la cabeza, y por cada una ofrezco darte
un caramelo.
La niña se dio a la tarea y a poco Montilla
se durmió.
Aquello fue motivo para un arreglo de
cuentas de nunca acabar. Montilla
siempre estaba adeudado, según ella.
Después de Ayacucho, Monet se hallaba
prisionero. La niña, que lo había visto
67
departir con Córdova antes de la batalla,
le llevó una taza de café.
¿Por
desgracia,
Misericordia ?
- Tómela usted, señor General, le dijo.
El mismo silencio.
- ¿Y quien es usted, que tanto se interesa
por mi ? la interrogó el fiero castellano,
picado entre la gratitud y la curiosidad.
Córdova, con un principio de disgusto,
reparó en su ordenanza, y lo halló pálido y
trémulo !
- Yo soy la cantinera del General Córdova,
le repuso la joven con la más dulce
inocencia.
Cerró instintivamente la puerta de la
alcoba que daba salida a la sala.
-¿Y bien ? ......
- General ! .... General ! .... exclamó una
voz que parecía salir de lo profundo.
En Chuquisaca, una mañana, Misericordia
se acercó a Córdova, algo enfadada y le
dijo :
- El Gran Mariscal te ama mucho, y tu no
eres hombre para mandarme donde él a
que me abrace y que me bese.
ha
enfadado
Córdova corrió ! ..... la pobre niña le tendió
los brazos ! ....
- Me hizo beber aguardiente ! ... le dijo.
Y cayó desmayada ! ...
Ya sabemos que Bolívar llamaba a Sucre
impecador. Acogió éste a la niña, en quien
antes había reparado con paternal cariño,
y la besó en los ojos y en la frente.”
---“Iban a llegar a La Paz.
Córdova, que tenía casa preparada, se
detuvo en una posada e hizo adelantar a
Fidel y a Misericordia.
A la mañana siguiente llegó muy
temprano, y con la impaciencia de su
carácter, pidió sus prendas de parada.
Puesto de riguroso uniforme, mirábase al
espejo.
- ¿Y la niña ? preguntó.
Loco, ciego de furor, el León de los
combates rugió de tal modo que hasta los
elementos parecieron estremecerse !
Aquello era la conmovedora odisea de los
dolores infinitos ! .. Volvió a todos lados y
se halló con su ordenanza de rodillas,
pidiéndole misericordia !
A tal nombre, lo que el héroe tomó por
una profanación y un insulto, tiró de la
espada y ... sin misericordia lo atravesó
por el corazón ! ...”
---“Si hubiera de seguirse un juicio moral a la
memoria del General Córdoba por este
hecho, yo apelaría a los padres de
familia !....”
El ordenanza guardó silencio !
- Quiero verla antes de hablar con las
hermanas Mercedarias.
Fidel no se movió !
B-17 LA EXCLUSIVIDAD
NAVEGACIÓN POR
MAGDALENA .-
EN L A
EL RÍ O
Juan Bernardo Elbers lo encontramos en
1820 en Venezuela en la isla Margarita,
68
muy amigo del primer Almirante de la
República de Colombia, Luis Brion.
bajo las condiciones que nuevamente se
estipularen.”
Así escribe Luis Brion el 28 de enero de
1820 desde el puerto de Juan Griego:
“Tengo el honor de ser con el mayor
respeto, de Vuestra Excelencia muy
obediente servidor,
“Como dije a Vuestra Señoría en 26 del
corriente, ayer se sacó a remate la goleta
corsario Brion y se dio la buena para Mr.
J. B. Elbers, comisionado por el
Almirantazgo para rematarla a favor de la
República. Alcanzó dicha goleta en el
remate a tres mil pesos fuertes.”
No estoy enterado cuánto hab ía costado
hace apenas unos años esta goleta
corsario que el Almirante Brion había
comisionado a Elbers para que la
rematara.
Recordemos el numeral A -2, que
analizaba el tema de nuestra deuda
externa y la santa comisión de Montoya y
Arrubla era el 2% osea mínimo $400.000
más
todo
lo
que
manejaron
irregularmente.
Después encontramos en Barranquilla a
Elbers el 24 de agosto de 1820 y ahora
figura es como comerciante de armas.
“Excelentisimo Señor:
Me obligo a entregar a disposición del
Gobierno de Colombia dos mil fusiles de
buena cualidad, bajo las siguientes
condiciones.”
“Si los fusiles fueren ingleses y
entregados dentro del término de veinte
días desde el convenio, se me pagarán al
tiempo de la entrega a razón de catorce
pesos, y de trece si fuere n franceses. En
caso que la entrega se haga dentro de
cuarenta días, los fusiles ingleses serán
pagados a trece pesos y los franceses a
doce. Pasado este término, el Gobierno
quedará en libertad de comprarlos o no,
JOHN B. ELBERS”
El 20 de diciembre de 1820 Luis Brion se
dirigía al Libertador buscando que este
dispensara favor a Elbers.
“Ruego la continuación de las bondades
de Vuestra Excelencia para el señor
Elbers, persuadido de antemano que
merece todo lo que Vuestra Excelencia
podrá hacer por él.”
“Tengo el honor de ser con la más alta
consideración de Vuestra Excelencia,
Muy humilde y muy obedient e servidor,
LUIS BRION”
Elbers manejaba unas cuentas muy
extrañas con el Almirante Brion.
En
noviembre de 1820 había recibido trece
mil pesos duros y pasaron cuatro años sin
dar cuentas, hasta el 24 de julio de 1824
desde Bogotá, donde escribe esta
confusa comunicación:
“Cuenta de los objetos entregados al
señor Almirante L. Brion en Santa Marta,
en que se manifiesta la inversión de los
trece mil pesos que se me entregaron por
el señor General Mariano Montilla para
cubrir el importe de mil fusiles recl amados
por parte de la República de Haití, que
entregué antes del recibo de esta suma:”
69
6 cables desde 6 hasta 10 pulgadas, con libras ..........
11.510
60 piezas jarvia desde 1 1/2 hasta 8 pulgadas ...........
30.662
Son libras ........................................ 42.172 a 21 pesos 8.856.00
60 piezas lona rusia de 1 vara ..................... “ 34 “ 2.040.00
60 piezas Brin de 1 vara .......................... “ 18 “ 1.080.00
60 libras hilo de velar ............................... “ 1 “
60.00
10 barriles brea ......................................... “ 12 “
120.00
14 barriles puerco salado .......................... “ 26 “
364.00
30 barriles carne salada ............................ “ 16 “
480.00
________
Pesos ................................................... 13.000.00
________
Bogotá, 24 de julio de 1824.
JUAN B. ELBERS
Por los documentos anteriores, creemos
que Elbers era principalmente un
comerciante de armas y negociante en lo
que resultara, un rebuscador.
María Ignacia
Mauris
Berdaya
María Antonia
Posada
Mauris
Rosalía
Ricaurte
Mauris
José María
Carrasquilla
Josefa Antonia
Baraya
Ricaurte
Clementina
Carrasquilla
Josefa
Susana
Sanz de
Santamaría
Baraya
Carolina
Elbers Sanz
de Santamaría
Ana
Santamaria
Rosa
Vásquez
Prima
8
9
De:
Josefa y Susana Sanz
Santamaría
Carolina
Elbers
Sanz
Santamaría
de
de
El 22 de enero de 1823 Luis María se
casó con Josefa.
El 4 de diciembre de 1824 Juan Bernardo
Elbers Jaeger se casaba con Susana.
Estos dos concuñados Luis María y Juan
Bernardo unieron sus capitales e
influencias para lograr impulsar la
navegación con buques de vapor por el río
Magdalena y sus ramificaciones.
El 6 de mayo de 1823 Elbers con gran
delicadeza se dirige a Santander para
obsequiarle cinco acciones de la sociedad
que manejaría el privilegio exclusivo de la
navegación por el río Magdalena.
Rosalía
Federico
Carrasquilla
Rosa Vásquez venía a ser:
Julio César
García
Valencia
El 8 de Mayo de 1823 Santander le
responde:
Luis María
Montoya
Zapata
Juan Bernardo
Elbers Jaeger
Mamerto
Montoya Sanz
de Santamaría
“Estoy tan satisfecho
del cariño y
generosidad de Ud. que no necesito de
nuevas pruebas y mucho menos de las
que Ud. ha querido añadir enviándome
por segunda vez el papel valor de cinco
acciones en el privilegio que tiene Ud. en
el Magdalena. el puesto que ocupo y mis
particulares principios no me consiente n
admitir intervención alguna en esta
materia, y aunque sufra el pesar de dar a
Ud. este disgusto, yo no puedo menos
que suplicar a Ud. reciba dicho papel y no
se vuelva a hablar más de esto.”
El 2 de julio de 1823 el Congreso de
Colombia mediante la Ley ...... otorga a
Elbers el privilegio de exclusividad por 20
años para explotar la navegación a vapor
por el río Magdalena y sus ramificaciones.
70
En 1824 Elbers trajo el primer barco a
vapor y lo bautizó con el nombre de
“Fidelidad”, aún no sabemos el senti do
¿Fidelidad a qué?
Este barco fue necesario retirarlo del
servicio por no cumplir las condiciones
requeridas.
En 1825 trajo el segundo barco a vapor y
lo bautizó con el nombre de “General
Santander” y ya para el 10 de noviembre
de 1825 también surcaba el Magdalena
“El Buque Gran Bolívar”.
Elbers participaba tanto del negocio de los
empréstitos internacionales y préstamos
locales para el pago de éstos, como de la
navegación en el río Magdalena.
En las Actas de la Cámara
Representantes
del
Congreso
Colombia de 1825 figura:
de
de
vapor del río Magdalena o hacer las
descargas en cualesquiera puertos de las
costas del Atlántico.”
Sesión del 26 de abril por la mañana.
“Se discutió por segunda vez y pasó a
tercera discusión el proyecto de decreto
acordado por el Senado en que se declara
que el señor Juan Bernardo Elbers puede
sacar sus botes de vapor del río
Magdalena a hacer las descargas en
cualesquiera puertos de las costas del
Atlántico.”
Sesión del 27 de abril por la noche.
“En seguida se dió lectura d e una
representación del señor Juan Bernardo
Elbers, en que rectifica, aclara y mejora su
anterior proposición, que negó la Cámara
sobre el empréstito de quince millones de
pesos destinado al pago de los intereses
del último contratado en Londres.”
Sesión del 9 de marzo por la mañana.
Sesión del 28 de abril por la mañana.
“A la Comisión de Hacienda se pasó
igualmente un oficio del Srio. de Estado y
del Despacho de Hacienda, a que
acompaña la representación que el señor
Bernardo Elbers ha dirigido al Poder
Ejecutivo, obligándose a proveer las
sumas necesarias para el pago del interés
y fondos de amortización del empréstito
contratado en Londres el año pasado de
24 para los dos años siguientes de 27 y
28 abonando la república el interés anual
de seis por ciento; y comprometiéndose
también a extinguir de un modo
satisfactorio la deuda doméstica.”
Sesión del 15 de abril por la mañana.
“Anunciado y dada entrada al honorable
Secretario de Hacienda, a quien se había
invitado para que en la presente sesión
informase acerca de las nuevas
proposiciones con que el señor Juan
Bernardo Elbers ha rectificado, acla rado y
mejorado la que anteriormente había
hecho, se leyeron unas y otras, y el
informe con que la comisión presentó el
proyecto, y en este acto se presentó un
mensaje del Senado trayendo para su
publicación en esta Cámara el tratado de
amistad, navegación y comercio concluido
entre los plenipotenciarios de S. M. el Rey
del Reino Unido de la Gran Bretaña e
Irlanda.”
“Leída otra nota de la misma Cámara del
Senado con que remite el proyecto de
decreto declarando que el señor Juan
Bernardo Elbers puede sacar su botes de
“... después de varias modificaciones y
submodificaciones fue aprobado en estos
términos: “Se autoriza al Poder Ejecutivo
para contratar con Juan Bernardo Elbers
71
el empréstito que ha propuesto de diez y
seis a veinte millones de pesos o con
otras personas que ofrezcan mayores
ventajas.”
Sesión del 29 de abril por la noche.
“También fue discutido por tercera vez el
proyecto de decreto acorda do por la
misma Cámara del Senado en que
declara que el señor Juan Bernardo
Elbers puede sacar sus botes de vapor
del río Magdalena a hacer las descargas
en cualesquiera partes de las costas del
Atlántico, y fue aprobado en todas sus
partes con la adición en la dispositiva de
la palabra “de la república”, después de la
de “puertos”.”
Estanislao Vergara le escribía
Libertador el 6 de febrero de 1829:
al
“No olvidaré la medida que usted me
propone de cortar de raíz los abusos del
privilegio concedido a Elb ers y demás.”
Por esos días Elbers solicitó se le
permitiera introducir el buque “El
Libertador” construido en Estados Unidos
con la ultima tecnología.
José Manuel Restrepo cuñado de los
Montoya Zapata era el Ministro del Interior
y un ferviente partidar io de otorgar el
privilegio.
José María del Castillo y Rada Ministro de
Hacienda y Presidente del Consejo de
Ministros dictó un Decreto el 6 de mayo
de 1829:
“.... por parte del gobierno se concede
permiso para que el buque de vapor “El
Libertador” entre al Magdalena a hacer
uno o dos viajes de experimento, los que
verificará en el término perentorio de tres
meses, concluidos los cuales o se hará
propiedad colombiana o saldrá del
Magdalena, y no podrá volver a entrar en
él sin el expreso requisito. Duran te dicho
término de tres meses, tanto el buque “El
Libertador” como toda su tripulación
quedarán sujetos a las leyes y
reglamentos a que lo han estado los
demás buques y tripulaciones que
navegan en los ríos y lagos del interior de
la República, y a las co ndiciones del
privilegio concedido a Elbers, sin que
quede derecho a ningún ministro
extranjero a hacer reclamación alguna en
contrario, pues desde ahora se declara
inadmisible. Este decreto y declaratoria
se hará traducir, en caso necesario y se
notificará al Capitán y demás personas de
la tripulación del buque “El Libertador”
para que no aleguen ignorancia; bien
entendido que si no se sujetan a su tenor,
no se permitirá al buque en el río
Magdalena. También se declara desde
ahora que esta concesión no p odrá
alegarse como ejemplar para iguales
solicitudes que el Gobierno queda en
libertad de conceder o negar.”
El 6 de febrero de 1829 el Libertador
escribe desde Quito:
“.... Sobre lo que también me dice de
Elbers, me parece, lo mismo que a usted,
que sería la más absurda estupidez que
podría cometerse dejar en semejante
servidumbre
la
navegación
del
Magdalena. Mañana escribiré sobre esto
al señor Castillo y le prevendré que se
ponga en libertad aquel canal.”
Estanislao Vergara vuelve a escribir a
Bolívar:
“.... En cuanto a la concesión que se le ha
hecho a Elbers para que pueda entrar en
el Magdalena un buque a vapor,
reconociéndosele como de propiedad de
un norteamericano, me ha disgustado
sobremanera. El señor Castillo a nada
72
atiende cuando se trata de favorecer a
sus amigos.”
Ignacio Ricardo
Manuel
Escobar Pelaez
El 12 de mayo de 1829 desde Quito y por
medio de un decreto revocó Bolívar el
privilegio.
Cuando llegó el barco “El Libertador” y
ante la imposibilidad de Elbers para
continuar con sus planes el capitán lo hizo
aparecer como vendido a Joaquín de Mier
(anfitrión de Bolívar en los últimos días
que paso en la Quinta de San Pedro
Alejandrino).
Con la competencia del barco “El
Libertador” la empresa de Elbers que
estaba proyectada para ser exitosa
únicamente bajo el esquema de una
empresa con privilegios exclusivos inició
su proceso de fracaso.
Josefa
Luis María
Susana
Mariana
Sáenz
de Santamaría
Montoya
Zapata
Juan Bernardo
Elbers
José Manuel
Restrepo
María de Jesús
Escobar
Mariana
Escobar Trujillo
María Josefa
Restrepo Escobar
Juan Bernardo
Elbers
Genoveva
Botero Escobar
Wenceslao
Pizano Restrepo
Carolina
Elbers
Luis
Santamaría Botero
Ana Delia
Santamaría
Rosa
Vásquez
Julio César
García Valencia
José Antonio Escobar Angel el cuarto
abuelo de Rosa Vásquez, era primo
hermano de María de Jesús Escobar la
abuela de Wenceslao Pizano Restrepo.
Wenceslao era el yerno de José Bernardo
Elbers.
Wenceslao viene a ser primo octavo de
Rosa Vásquez.
Esposos
Esposos
“El Gran Bolívar” naufragó en Bocas de
Ceniza y “El General Santander” se varó
frente a Barranquilla.
José Antonio
Escobar Angel
Esa oposición irrita a Bolívar, no obstante
que la Alta Corte de Justicia ampara al
señor Elbers.
Al perder el privilegio apareció la
competencia y los precios se ajustaron.
La empresa fue a la quiebra, con el
disgusto de los socios.
Desde 1827 uno de los socios de Elbers
en la empresa, era Raimundo Santamaría
Tirado que tenía intensos vínculos
familiares con Joaquín de Mier Rovira.
Raimundo
Santamaría
Tirado
Magdalena
Isabel
Rovira Dávila
Joaquín
de Mier
y Benitez
Magdalena
Santamaría
Rovira
Joaquín Blas
de Mier Rovira
Raimundo y Joaquín eran:
Concuñados
Consuegros
Realmente sería Joaquín de Mier el que
compró el barco “El Libertador” o al
contrario sería una forma para hacer
73
figurar como empresario a una persona
que no se hubiera desprestigiado ante
Bolívar, para poder continuar con el
negocio.
En 1836 Francisco Montoya Zapata trató
de integar nuevamente el equipo
empresarial que acom pañó a Elbers para
constituir la segunda empresa de
navegación. Este primer equipo había
sido:
Luis María Montoya Zapata
Raimundo Santamaría Tirado
Juan Manuel Arrubla
Pedro Mosquera
Rafael Alvarez
A....... Torres
Manuel Abello
Santos Agudelo
José María Pino
Dundas Logan
Juan Bernardo
Elbers
Josefa
Susana
Sanz
de Santamaría
?
Petrona
Sanz de
Santamaría
Esposos
Luis María
Montoya Zapata
Rafael
Alvarez
El nuevo barco de la segunda empresa
llegó a mediados de 1839, era un barco
de 416 toneladas construido con
especificaciones particulares
y prestó
servicios dos años y ocasionalmente se
convirtió en barco de guerra para servir a
la revolución de 1840, siendo hundido en
1841 por un ataque de bongos en la ruta
entre Bodega Central y el Banco, en el
sitio brazo del Papayal.
B-18 MARIANA CARCELEN . Hay dos cartas del archivo de Sucre, que
dan cuenta de esta vida nocturna de
nuestros héroes y que figuran publicadas
en un texto escrito por Enrique Naranjo
Martínez en el Boletín de Historia y
Antigüedades No. 308 - 309 - de 1940.
Ref. 1448 - le escribe O’Leary
destruida)
(Fecha
“Tuve el gusto de cumplir con sus
encarguitos y de hacer las visitas en su
nombre. Sus amigas todas agradecen
los recuerdos de Ud. y los corresponden
por mi conducto. Qué hermoso servir a
los bravos y a las bellas!.”
“Dos ocasiones hablé (de propósito) sobre
Ud. a Doña Pachita. Ella evadió, aun con
estudio, la conversación. Ella, parece que
Ud. le ha faltado en algo. Quien sabe
cómo será esto? Yo quiero creer que mi
General no ha faltado en nada, nada,
nada. Su recado de Ud. lo recibió ella con
una sonrisa; pero me dijo que n o
solamente contestó a Ud. su carta sino
que felicitó por medio de otra al vencedor
de Yacuanquer. Tanto por ella, Vamos
ahora a otra más querida aunque no más
amable que aquella familia. El domingo
pasado comí con ella. No se cómo no me
embriagué brindando por sus bellos ojos.
Oh! me hubiera envenenado de placer por
ellos! Un amigo de Ud. me ha informado
que Ud. le había dicho que yo confesé a
Ud. que ella me quería y que por ese
motivo abandonó todo pensamiento que
antes podía haber tenido de casar se con
ella. Estoy persuadido de que usted no
puede haber dicho tal cosa, porque una
mentira no puede tener su origen en
Sucre.”
Ref. 1455 - le escribe O’Leary el 11 de
marzo de 1823
“Aquí todos están muy contentos: Los
militares porque se van; los pai sanos
porque se quedan y las damas porque se
dice que viene usted, y yo con las
esperanzas de que usted no las
engañará.”
74
“Illingrot casado ya. Está más enamorado
de su mujer que antes. Yo temo mucho
que la misma queja no se hará de Ud. o
de mi y es porque tenemos buen gusto.
La idea de querer (y querer por
necesidad) a un solo objeto es muy
trabajosa: no ocurre sino a los pájaros!”
Ref. 30 - le escribe Córdova (fecha
enmendada)
“El 4 o el 8 llegaré a Cochabamba. Allí
espero la contestación de est a carta.
Anoche he tenido aquí un bailesito muy
alegre y esta noche se repetirá, porque es
algo muy feo estar uno de balde y voy a
ver si saco algo de los dos, a ver si tomo
un sobrado de los manjares que Vmd.
principió!”
Ref. 44 - Le escribe Córdova des de
Cochabamba el 20 de febrero de 1826.
“De cualquier modo que saliésemos a
campaña y peleásemos me gustaría,
porque esta vida me tiene aburrido,
afectado de un tedio ya casi insoportable.
No hay aquí una casa, una Señora, un
paisano con quien tener una sociedad
algo interesante, ni aún una bonita que
siquiera con una bella cara (por que aquí
no hablan) distrajera un poco. Lo único
que aquí se encuentra son algunas
cholitas un poco melindrosas!”
Ref. 476 - Le escribe Ambrosio Plaza.
“Y supongo a Ud. en Cúcuta, disfrutando
de los favores de la V.......... Aquí hubo
un baile en que concurrieron unas 50
mujeres, que se yo la casta de gente que
era esa; lo que le podré decir es que en
toda mi vida no he visto tantas feas juntas!
No había una regular ni un a que supiera
bailar!”
Y en la misma carta refiriéndose a lo
dicho por Rafael Urdaneta, escribe:
“Qué buen humor el de Sucre y cómo se
acuerda de Margarita! Dígale que yo
entro en cualquier partida, pero es preciso
que no busque estimulantes y ni aquél la ni
ninguna otra me hará amar, si no me
robustezco primero!”
Ref. 2017 - Le escribe la Madre Abadesa,
Martina del Corazón de Jesús el 14 de
abril de 1825 desde el monasterio de
Remedios.
“Después de mi agradecimiento, paso a
suplicar dos cosas a S. E. Será posible
Señor, que estando mi corazón lleno de
un júbilo y con la dulzura en el pecho
llegue a tener el acíbar en mis labios, para
una exigente despedida, sin verme? Y si
es el caso, llenaré con lágrimas los
pavimentos de mis coros!”
Incluiré algunos textos del libro Sucre en
el Ecuador escrito por Luis Andrade de
Reimer.
En Guayaquil en 1821, así como hacían
labor patriótica, también se divertían y
Daniel Florencio O’Leary era el amigo
inseparable.
“Desde el 6 de agosto hasta el 19 hoy día
se conoce solo de una carta escrita por él
el día 12 al general San Martín desde
Babahoyo. Esto parece sugerir que casi
todas esas noches las pasó en Guayaquil
y, en vez de velar ahí para escribir como
era su costumbre, salió con más
frecuencia que de costumbre a relajar su
espíritu con las distinguidas amistades
femeninas de la ciudad. A estas giras
nocturnas a espaldas de la tropa solían
acompañarle unos pocos amigos fieles a
carta cabal, entre los cuales el más
discreto y fiel de todos fue el coronel
Daniel O’Leary, un caballero andante
irlandés, consagrado en cuerpo y alma a
la emancipación americana, que a su
75
valor ante el enemigo reunía una alegría
exuberante y una lealtad sin tacha. Un
eco lejano de aquellas noches de
diversión aparecerá en la correspond encia
que estos dos amigos mantuvieron hasta
el fin, la cual nos revela en forma discreta
y velada el flirteo hacia el bello sexo y la
exquisita distinción con que lo solían
realizar.
Parece que entre todas las
seductoras chicas que conocieron, dos de
ellas resultaron para el joven y galante
general venezolano más asiduas amigas.
La primera era una adolescente de sangre
aristócrata y rica posesión en la ciudad
llamada Pepita Gainza Rocafuerte. Pero
hubo, además, otra joven, que por una de
aquellas cosas inexplicables de la vida,
supo conquistar todavía mayor intimidad.
Se llamaba Tomasa.
Tal vez desde
entonces la chica usó en tal forma sus
encantos femeninos y se entregó tan
incondicionalmente a sus deseos, que
indujo al vigoroso militar a mantener con
ella relaciones sexuales de fondo.”
cintura por un cinturón, cuya enorme
hebilla se veía tachonada de diamantes”.
El testigo ocular y miembro de la familia
Carcelén, a quien hemos procurado seguir
en esta reconstrucción, nos dice que el
joven general Sucre aquella n oche bailó y
volvió a bailar exclusivamente con su
“niña de capuchón”, mientras su edecán
O’Leary, Vicente Aguirre, Córdova,
Lavayen, Ibarra y demás invitados
danzaban complacidos con las esposas
de los cabildantes y sus hijas. Doña
Teresa Larrea de Carcelén se dió cuenta
desde el principio de la insistencia del
general en jefe de los colombianos la
efusividad de su hija no solo al bailar sino
también al conversar, como si se hubiese
tratado de dos viejos amigos. La alegría y
jovialidad inicial fue cambi ándose a lo
largo de esa noche en diálogos más
prolongados y finalmente acabó en
lágrimas silenciosas en las negras pupilas
de la joven, rápidamente enjugadas con
sus frescas manos.”
Felipe de Carcelén Marqués de Solanda y
Villarroncha, había sido encarcelado el 2
de mayo de 1822 por unas cartas que
desde Quito este le enviaba a Antonio
José de Sucre, donde le daba informes
útiles para los patriotas .
“Además de doña Teresa varios otros
invitados notaron con asombro aquel la
escena intempestivamente romántica.
Nadie había podido oír una sola palabra
de aquellas conversaciones y, por lo
mismo,
los
comentarios
fueron
contrapuestos.
Se
dijo que la
aparentemente millonaria heredera del
marquesado de Solanda y Villarroncha
estaba perdidamente enamorada del
joven y victorioso general venezolano.
Los que mejor conocían el poder de Sucre
sobre el alma femenina creían, por el
contrario,
que él había hecho la
transformación en el alma de aquella
noble adolescente pero que no debí a
jugar con ella, pues era una joven
adorable y sumamente distinguida en la
ciudad.”
El 28 de mayo de 1822, una vez sucedido
el triunfo de Pichincha, Sucre se dirigió a
la cárcel a liberar a los patriotas que
habían sido detenidos.
Esa noche hubo una fiesta para festejar a
los héroes y así es narrada la vinculación
de Sucre con la familia Solanda en el libro
Sucre en el Ecuador.
“Entre las jóvenes invitadas a la fiesta la
que atrajo por completo la atención del
joven general venezolano fue la
muchacha de aquella mañana, ahora si
magníficamente “vestida con un traje de
baile blanco y vaporoso, ceñido hacia la
Este era Felipe de Carcelén:
76
“Don Felipe Carcelén era el séptimo
Marqués de Solanda. En 1803 se había
casado con doña Teresa Larrea y Jijón,
dama así mismo de la prim erísima
nobleza quiteña, con títulos nobiliarios
legítimos de viejo origen español. Durante
los años en los cuales se gestaba en
Quito sangrientamente la iniciativa de la
independencia, las propiedades de los
esposos constituían aparentemente una
inmensa fortuna en tierras, con la extensa
y magnífica hacienda de Chishinchi en el
valle de Machachi, la hacienda de San
Agustín de Conocoto en el valle de los
Chillos, la hacienda de Turubamba hacia
la entrada sur de Quito, la hacienda de
Los Potreros de Santa A na en Tambillo,
las praderas de Chillogallo y, desde luego,
su casa solariega en la ciudad de Quito,
con un mobiliario finísimo y piezas de gran
antigüedad.”
En una invitación del Marqués a Sucre,
así le dijo:
“De pronto en un arranque de
espontaneidad del Marqués, alegando que
no tenía descendencia masculina en la
familia, le invitó a Sucre a ocupar ese
puesto, casándose con la mayor de sus
hijas Mariana, la cual había cumplido los
17 años. El joven general venezolano
quedó obviamente sorprendido y con fuso.”
Sucre recordaba con cierta picardía y
preocupación sus salidas nocturnas en
Guayaquil, que para esta época podrían
coincidir con su paternidad.
Guardó
silencio y más adelante, esto sería motivo
de preocupación y mortificación.
“El chisme de que él tenía una hija en
Guayaquil
debía
haber
causado
escándalo tanto en doña Teresa como en
Mariana. Es probable creer que, para los
meses comprendidos entre mayo de 1822
y enero de 1823, aunque Tomasa Bravo
ya tuvo su hija en Guayaquil, tal noticia no
fue conocida en Quito por el general
Sucre, a pesar de las indirectas de
O’Leary en sus cartas de aquellos últimos
meses.
Por esta misma razón las
confesiones hechas por él a Mariana en
los momentos de intimidad debieron
haberse limitado a generalidades. Así,
pues, en el caso concreto del nacimiento
de aquella niña, su novia merecía una
explicación personal y concreta. También
necesitaba aclarar él por sí mismo la
calumnia sobre su supuesto matrimonio
en Guayaquil con Tomasa Bravo.
Absolutamente incapaz de d istinguir entre
lo falso y lo cierto del caso, era claro que
doña Teresa se había tragado la historia
completa. En tal convencimiento, era
natural que aquella cristiana y aristócrata
dama se opusiera al matrimonio de su hija
con el general Sucre, por céle bre y
afortunado que pudiese ser. Por otro lado
¿qué sabía él a esa distancia de los
trucos y papeles falsos, que su codiciosa
amiguita de paso en Guayaquil habría
podido haber inventado para atraparlo?
Era, pues, preciso que él se trasladara
personalmente a Guayaquil y Quito, para
poner en su punto las cosas, como único
medio para salvar “el negocio más
importante” de toda su vida.”
Sucre no fue el gran amor de su suegra.
Apenas acababa de ser asesinado cuando
ya estaba decidiendo el segundo
matrimonio de Mariana.
“Es obvio, pues suponer que doña Teresa,
sobre todo, en aquella ocasión habría
quedado resentida contra él. Aquella
constante y celosa veladora del bienestar
económico de la familia (por cuya custodia
llegará un día, después de la muerte de
Sucre a obligar a Mariana a casarse con
el general Barriga), habría tal vez
aprovechado la ocasión para hacer
comprender a su hija mayor que el partido
con aquel hombre en riesgo constante de
la vida e indiferente a la ruina de sus
77
haciendas no le convenía . Por su parte
Mariana, la inexperta adolescente de 17
años, que por vez primera había conocido
a un hombre de verdad y verosímilmente
se sentía ciegamente enamorada, ante la
noticia de la guerra a la que iba su
príncipe azul, lo habría imaginado ya
muerto y se habría sentido llena de
zozobra.”
Mariscal
Sucre
Unión fuera del
matrimonio
María
Manuela
Rojas
Pedro César
Sucre Rojas
Por las mismas épocas que Bolívar
gozaba en Bogotá de los amores de
Manuelita, Antonio José de Sucre,
después de haber triunfado en la
campaña libertadora del Alto y Bajo Perú,
permaneció en Chuquisaca, donde
conoció a su correspondiente Manuelita.
El 3 de abril de 1827 Sucre le contesta a
su amigo Vicente Aguirre, donde todo su
tema es el amor a Mariana.
“Ya lo mío no es ansia sino desesperación
de irme a Quito. Dicen las gentes por
aquí que soy un loco enamorado de mi
novia; y yo les digo que soy casado ya y
muy enamorado de mi mujer. ¿Qué dice
mi buena Mariana de esto? La quiero
más que nunca. Mucho celebro que
Mariana aplaudiera mi deseo de pasar
muchos días en Chishinche. Pienso en
verdad estar mucho tiempo de mi vida allí
con mi querida compañera y otra parte en
Chillo con mis buenos amigos.
He
encargado a Europa muy bonitas cosas
para arreglar bien una casa de campo.
He de pasar mi vida como un filósofo:
esta idea me encanta...”
“Quiero que ponga Chishinche en estado
de producir, pues yo no pienso depender
de sueldos ni empleos.”
“He tenido ganas de mandar a Ud. mi
poder; pero a veces me lisonjo que yo
mismo recibiré la mano de Mariana. Si las
cosas no me dan esperanzas de irme este
año lo enviaré para ser marido en forma el
3 de febrero próximo, en que cumplo
treinta y tres años...”
“Adición: Pido que Ud. me mande el
retrato de Marianita.”
Mientras organizaba la Nueva República
de
Bolivia,
y
sintiéndose
allí
completamente alejado e incomunicado
de Quito, conoció a María Manuela Rojas
nacida en Tarija, quien fue su amante en
ese periodo.
Finalizando 1827 María Manuela quedó
esperando un hijo de Sucre.
El 24 de enero de 1828 recibe una carta
de Quito como lo escribe Luis Andrade
Reimers.
“Sin embargo al menos sus prejuicios
infundados sobre los amigos de Quito se
desvanecieron por completo el 24 de
enero, cuando llegó por fin una nueva
carta de Aguirre, abultada con un
formulario por llenar para su matrimonio
por poder con la señorita Mariana
Carcelén Larrea en Quito. Ella y su
madre habían resuelto en forma definitiva
dar el sí al enlace, después de cinco años
de tormentosos requerimientos.
Las
exóticas circunstancias, que a él mismo y
a su novia ataban a dif erentes lugares
iban a motivar un desposorio únicamente
jurídico a una distancia de 4.000
kilómetros entre los contrayentes. Así
pués, en la noche del 25 de enero de
1828 el joven gran Mariscal de Ayacucho
suscribía su Acta matrimonial con una
78
mujer que verdaderamente no le veía sino
en sueños. Por un impulso característico
de su gentileza temperamental lo único
que de su parte escogía era el testigo
para la ceremonia a realizarse en Quito y
éste era nada menos que su suegra,
Doña Teresa Larrea y Jijón. Todo lo
demás quedaba al arbitrio de la dueña de
su corazón.
Tan accidentales eran
aquellos formulismos para él, que, al
remitir a Aguirre el documento firmado, se
olvidaba decirle que él mismo, como fiel
amigo y confidente desde el comienzo,
había de oficiar en lugar suyo durante la
ceremonia de Quito.”
El 18 de abril de 1828 la guarnición de
Chuquisaca se reveló azuzada por hábiles
políticos y por el general peruano
Gamarra que les prepararon de pretexto
el incumplimiento en el pago de sus
raciones.
Así como había recibido ese flechazo
amoroso de María Manuela, también
recibió un balazo en el antebrazo derecho,
varias heridas superficiales en la cabeza y
en varios lugares de su piel, que venía de
uno de sus soldados.
Así son narrados estos hechos en el libro
Sucre en el Ecuador.
“Esta tal vez corresponde al golpe
revolucionario del 18 de abril en
Chuquisaca. Recordemos cómo en ese
día el Mariscal Sucre, llevado por su
excesiva confianza en sus soldados, trató
de apaciguarlos con su presencia.
Desgraciadamente
las
cosas
no
sucedieron así y en esa ocasión el bravo
cumanés fue gravemente herido en el
antebrazo derecho, además de varias
heridas superficiales en la cabeza y en
varios lugares de su piel. Mientras tanto,
por
una
de
aquellas
extrañas
coincidencias, la víspera de ese día en
Quito tenía lugar la ceremonia de su
matrimonio ecleciástico, en el cual era
representado legalmente por su amigo,
Vicente Aguirre. Ese acto se llevó a cabo
en la colonial capilla de El Sagrario, junto
a la catedral de Quito. De esa forma el
mariscal habrá de escribir meses más
tarde a Mariana y decirle en son de
broma:
“Por poco te casas con un
muerto”. A raíz del atentado, el cumanés
fue tomado prisionero y llevado al
campamento
del
general
peruano
Gamarra, el cual había tramado aquel con
la complicidad de varios oficiales
bolivianos, mientras su país era invadido
por el ejército del Perú que llegó entonces
hasta las puertas de Chuquisaca. Sin
embargo era tal la popularidad del gran
Mariscal de Ayacucho y tan grande fu e la
indignación civil y militar ante aquel intento
de asesinato, que Gamarra se vio forzado
a devolver vivo al prisionero para eludir un
levantamiento general. Pero la orden para
mala suerte de Sucre no fue cumplida de
inmediato y aun el 4 de julio un re gimiento
peruano llevaba cautivo al cumanés y, a
pesar de la infección sufrida en su brazo
era forzado a efectuar marchas diurnas y
nocturnas en forma realmente brutal.
Incapaz el Gobierno provisional de
Chuquisaca de defender la ciudad, pactó
al fin su rendición a cambio de la
devolución de ilustre prisionero.
Las
tardías curaciones de su antebrazo
derecho obviamente impidieron su trabajo
de escribir por mucho tiempo. Finalmente
el 2 de agosto de 1828 el gran Mariscal de
Ayacucho entregó su renuncia al
Congreso boliviano.”
El 7 de junio de 1828 nace el hijo natural
de Sucre con María Manuela Rojas y es
bautizado con el nombre de Pedro César.
Un año después, el 10 de junio de 1829
de esa unión matrimonial de Sucre y
Mariana, nacería su primer hija.
79
B-19 EL
TRIUNFO
CONSPIRADORES
BOLÍVAR .-
DE
LOS
CONTRA
Enero 1830
El día 4 escribe una carta a José María
Castillo y Rada, da a entender que llegó a
pensar en el suicidio: “Aseguro a Ud, mi
querido amigo que nunca he sufrido tanto
como ahora deseando c asi con ansia un
momento de desesperación para terminar
una vida que es mi oprobio.”
A O’Leary le escribía: “ Yo no puedo vivir
bajo el peso de la ignominia que me
agobia, ni Colombia puede ser bien
servida por un desesperado a quien le han
roto todos los estímulos del espíritu y
arrebatado para siempre todas las
esperanzas.”
Viajó desde Popayán y el 13 llega a
Bogotá y se instala en la Quinta.
El 20, Bolívar presentó renuncia ante el
Congreso, el Dr. Castillo y Rada era el
Presidente del Consejo de Ministros y
debía ser la persona encargada de
recibirle el poder pero estaba impedido
por ser en ese momento miembro de ese
Congreso.
Las palabras de la renuncia fueron dijo:
“Todos, todos mis conciudadanos gozan
de la inestimable fortuna de parecer
inocentes a los ojos de la sospecha; solo
yo estoy tildado de aspirar a la tiranía . . .
Mostraos dignos de representar a un
pueblo libre, alejando toda idea que me
suponga necesario para la República . . .
Cesaron mis funciones públicas para
siempre.”
“Compatriotas: escuchad mi última voz al
terminar mi carrera política: a nombre de
Colombia os pido, os ruego que
permanezcáis unidos, para que no seáis
los asesinos de la patria y vuestros
propios verdugos.”
María Ignacia
Rosalía
Mauris Berdaya
Rafael
Mariana
Ricaurte y Terreros
María Antonia
Posada Mauris
María Andrea
Genoveva
Ricaurte Mauris
José María
Carrasquilla
Manuel
José Ignacio
José María
Joaquín
Mariano
París Ricaurte
Federico
Carrasquilla
Clementina
Carrasquilla
Ana
Santamaria
Rosa
Vásquez
Julio César
García Valencia
María Antonia Posada Mauris la cuarta
abuela de Rosa Vásquez, era prima
hermana de María Andrea Genoveva
Ricaurte Mauris.
Rosa venía a ser:
Prima
De:
6
Genoveva Ricaurte Mauris
7
De los hermanos París Ricaurte
El 28 Bolívar regaló su Quinta a su amigo
José Ignacio París, realizaron las
escrituras pero siguió viviendo en ella
hasta principios de marzo.
José Ignacio era de los grandes amigos
de Bolívar y devolvió esta manifestación
de afecto de Bolívar hacia el, perpetuando
su memoria en la estatua de la plaza de
Bolívar como lo hace figurar en sus
Biografías Joaquín Ospina:
“PARIS JOSE IGNACIO”
“Nació en Bogotá. Grande amigo del
Libertador, gozó de su favor y amistad y le
amó como a su vida.
La ventajosa
80
posición que le procuraban estas
relaciones y sus riquezas hacían contraste
con
sus
costumbres
evangélicas.
Centenares de familias comían el pan que
repartía su mano bienhechora y multitud
de amigos recibían sus oportunos auxilios.
Su gratitud y su amistad erigieron en la
plaza de Bogotá un monumento al
Libertador. Es una estatua que hubiera
honrado a cualquier escultor de los
tiempos de Grecia, obra de Prieto Cavalier
Tenerani. Siendo este artista muy joven,
su maestro que lo era el inmortal Canova,
pronosticó el año de 1819, que su
discípulo había nacido para perpetuar la
memoria de Bolívar. El recuerdo de esta
rara circunstancia a tiempo que el señor
París contrataba con Tenerani la
ejecución de la obra, conmovió a éste de
tal modo que lo hizo decir: “El trabajo que
Ud. quiere será mi obra maestra: hace
algún tiempo que medito sobre la
posibilidad de que se realice el pronóstico
de mi maestro; y aún he llegado a
concebir una idea:” y tomando un pedazo
de cera modela una figura y mostrándola
a París, le dijo: “Aquí la tiene usted.”
Este aprobó la idea y di ó a Tenerani un
retrato del Libertador para que tomase el
parecido. La estatua es de magnitud
heroica y el pensamiento aunque
complicado,
deja
comprender
perfectamente la sublime idea de
Tenerani, representando al Legislador, a
la vez que al Guerrero y al guardián de los
derechos patrios. El señor París murió en
Bogotá el 30 de octubre de 1848.”
sea un impedimento a la felicidad de mis
conciudadanos.”
Marzo 1830
Allí a orillas del río Fucha lo visitaba
Joaquín Posada Gutiérrez y después
escribió en sus memorias las vivencias de
esas visitas:
Bolívar dejó la Quinta y se instaló en el
Palacio de San Carlos desde donde dirigió
al Congreso un mensaje de despedida.
“El bien de la patria, exi ge de mi el
separarme para siempre del país que me
dió la vida, para que mi permanencia no
Como el Congreso no decidía, Bolívar por
decreto nombró al general Domingo
Caicedo para presidir el Conse jo de
Ministros y le entregó la Presidencia.
Dice en las Genealogías:
Tomo II - Pág.40
“El general Caicedo fue un caballero sin
tacha, de merecido prestigio en Colombia.
Su casa, al decir de uno de sus
contemporáneos, “fue el asilo de los
desgraciados y de los perseguidos por
opiniones políticas, cualquiera que fuese
su color político; lo era de sus mismos
enemigos, no personales que nunca los
tuvo, sino de los enemigos del orden....
cuyas opiniones y sentimientos no podían
estar de acuerdo con los su yos”. En su
hacienda de Saldaña en Purificación salvó
a muchos españoles, tanto en la primera
época de la República, como en 1819 y
1828. Después de la conspiración de
septiembre llevó a Bolívar a su casa de
campo en Fucha, y al mismo tiempo
arrancó del patíbulo a varios de los
comprometidos en el atentado.”
En marzo de 1830 Bolívar se trasladó a la
Quinta de Fucha o Quinta de Nariño a
vivir sus días de desengaño y tristeza
mientras llegaba el momento de partir de
Bogotá.
“Allá en su retiro, íbamos a verle los
diputados y las personas notables de la
ciudad. Una tarde en que me hizo el
honor de invitarme a su mesa, salimos
solos a pasear a pie por las bellas
81
praderas de aquella hermosa posesión; su
andar era lento y fatigoso, su voz casi
apagada le obligaba a hacer esfuerzos
para hacerla inteligible; prefería la orilla
del riachuelo que serpenteaba silencioso
por la campiña; y, los brazos cruzados, se
detenía a contemplar su corriente, imagen
de su vida. ¿Y cuánto tiempo, dijo de
pronto, tardará esta agua en confundirse
con la del océano, como se confunde el
hombre en el sepulcro, en la tierra de
donde salió? Una gran parte se evapora
como la gloria humana, como la fama:
¿no es verdad, Coronel? Si, mi General,
contesté, sin saber lo que decía,
conmovido ante el anonadamiento en que
veía caer a aquel grande hombre. De
repente, apretándose las sienes con las
manos, exclamó con voz trémula: ¡Mi
gloria!
¡Mi gloria!
Por qué me la
arrebatan?
¿Por qué me calumnian?
¡Páez! ¡Páez! Bermúdez me ultrajó en
una proclama; pero Bermúdez fue como
Mariño, siempre mi enemigo! Santander...
La respiración anhelosa de Bolívar, la
languidez de su mirar, los suspiros que
salían de su pecho, todo manifestaba la
debilidad del cuerpo y el dolor del alma,
inspirando compasión y respeto. ¡Qué
terrible cosa es ser grande hombre!”
En estas mismas orillas donde Bolívar
pronunciaba su frase “¿Cuánto tiempo
tardará el agua en confundirse con el
océano?”
Probablemente sea en esta finca de
fucha, el mismo sitio donde volveremos a
encontrarnos en varias oportunidades.
En la fiesta donde Francisco Miranda amó
a Helena Linares.
En el duelo entre Francisco Miranda y el
Cónsul de Holanda M. Stewart sirviendo
de padrino José Manuel Montoya.
En el duelo entre Mamerto y Federico
Montoya.
Desde el Ecuador Flores le escribía:
“Yo me avergonzaría de que en el sur se
hicieran
actos
pretendiendo
la
desmembración de la república, estando
yo mandándolo, y si tal cosa llegare a
suceder yo sería tan culpable como los
promovedores de la sedición.”
Páez en Venezuela como jefe civil y
militar
había
dictado
un decreto
convocando a elecciones para un
congreso constituyente venezolano.
El 27 de marzo Ecuador lo invita a
residenciarse allí:
“... nos dirigimos a V.E. suplicándole se
sirva elegir para su residencia esta tierra
que adora a V.E. y admira sus virtudes.
Venga V.E. a vivir en nuestros corazones,
y a recibir los homenajes de gratitud y
respeto que se deben al Genio de la
América, al Libertador de un mundo.”
Abril 1830
El 27 de abril ratificó ante el Congreso su
renuncia a la Presidencia y repitió lo ya
dicho en marzo.
“Debéis estar ciertos de que el bien de la
patria exige de mí el sacrificio de
separarme para siempre del país que me
dio la vida, para que mi permanencia en
Colombia no sea un impedimento a la
felicidad de mis conciudadanos.”
Desde el Palacio de San Carlos se dirigió
a la Quinta y se la entregó a su amigo,
saliendo por última vez. Manuelita se
instaló en una casa arrendada y Bolívar
aceptó la casa del general Herrán
provisionalmente mientras disponía sus
equipajes.
La casa quedaba frente a la Enseñanza.
Mayo 1830
82
Entró en crisis la Presidencia de Colombia
y muestra de esto, es que en lo que
quedaba del Año 1830 se fueron
sucediendo así los Presidentes:
Presidente
Domingo
Caicedo
Joaquín
Mosquera
Domingo
Caicedo
Joaquín
Mosquera
Rafael
Urdaneta
Desde
D
M
4
05
Hasta
D
M
13
06
Cuando el Libertador pasaba por la plaza
principal, un corrillo de gente plebe le
gritaba ¡Longaniza, Longaniza!, que e ra el
apodo con el cual sus enemigos lo
trataban y se mofaban. Este apodo se lo
trasladaron de un loco que en esa época
vagaba por Bogotá vestido de militar y así
lo apodaba.
13
06
2
08
El 9, el Congreso Constituyente decreta:
2
08
17
08
“EL CONGRESO CONSTITUYENTE”
17
08
4
09
“CONSIDERANDO:”
5
09
31
12
“Que el Libertador Simón Bolívar, no solo
ha dado existencia y vida a Colombia por
sus incesantes e inauditos esfuerzos, sino
que ha excitado la admiración del
Universo por su proezas y eminentes
servicios a la causa americana;”
El 4, el Congreso Admirable nombró
Presidente a Joaquín Mosquera y
Vicepresidente a Domingo Caicedo.
María Ignacia
Rosalía
Mauris Berdaya
Rafael
Mariana
Ricaurte y Terreros
María Antonia
Posada Mauris
Petronila
Prieto Ricaurte
José María
Carrasquilla
Josefa Sanz de
Santamaría Prieto
Federico
Carrasquilla
Domingo
Caicedo y
Santamaría
Clementina
Carrasquilla
“Que
el
desinterés
y
la noble
consagración de que ha dado las más
distinguidas pruebas desde comenzó su
carrera pública, exigen una d emostración
de la gratitud nacional, que le ponga a
cubierto de los efectos de un generoso y
sin igual desprendimiento;”
“DECRETA:”
Ana
Santamaria
Rosa
Vásquez
“Que ha cesado de ser presidente de la
República, desde que, insistiendo en
hacer dimisión del mando, el Congreso
nombró su sucesor;”
Julio César
García Valencia
Rosalía Mauris Berdaya la quinta abuela
de Rosa Vásquez, era concuñada de
Mariana Ricaurte y Terreros la bisabuela
de Domingo Caicedo y Santamaría.
El 8 se despidió de Manuelita y partió para
no regresar.
“Art. 1° El Congreso constituyente, a
nombre de la nación colombiana, presenta
al Libertador SIMON BOLÍVAR el tributo
de gratitud y admiración a que justamente
le han hecho acreedor sus relevantes
méritos y sus heroicos servicios a la
causa de la emancipación americana.”
“Art. 2° En cualquier lugar de la República
que habite el Libertador SIMON BOLÍVAR
será tratado siempre con el respeto y la
83
consideración debidos al primer y mejor
ciudadano de Colombia.”
“Art. 3° El Poder Ejecutivo dará el más
puntual y exacto cumplimiento al decreto
del Congreso de 23 de julio de 1823, por
el cual se concedió al Libertador SIMON
BOLÍVAR la pensión de treinta mil pesos
anuales, durante su vida, desde el día en
que terminase sus funciones de
Presidente de la República, y esta
disposición
deberá
tener
efecto,
cualquiera que sea el lugar de su
residencia.”
“Dado en Bogotá a 9 de mayo de 1 830.”
“El Presidente del Congreso,”
“VICENTE BORRERO”
Concepción
Agapito
Piedrahita
Vicente
Borrero y Costa
Blas
Piedrahita
El 14, en la Gaceta de Gobierno de
Venezuela, los electores de la Provincia
de Venezuela declaraban:
“... que siendo el general Bolívar un traidor
a la patria, un ambicioso que ha tratado
destruir la libertad, el Congreso debía
declararle proscrito de Venezuela.”
El 24 aproximadamente, Bolívar recibía
copia oficial de esta que se la enviaba el
Dr. Vicente Azuero, que había sido uno de
los conspiradores de septiembre y ahora
convertido en el poderoso Ministro del
Interior
(Estaba
nombrado)
por
nombramiento recibido del Presidente
Joaquín Mosquera (Aún Mosquera no se
había posesionado) .
Junio 1830
Antonio María
Piedrahita
El 1, el periódico El Demócrata de Bogotá,
publica una nota: “Puede ser que Obando
haga con Sucre lo que no hicimos con
Bolívar.”
Antonio José
Piedrahita
Teresita
Piedrahita
los
departamentos
del
sur,
independizándolos con el nombre de
Ecuador.
Julio César
García Valencia
Vicente Borrero y Costa venía a ser tío
tatarabuelo político de Teresita Piedrahita.
El 4 es asesinado en Berruecos el
Mariscal Sucre.
Fue candidato a la Presidencia
Vicepresidencia de Colombia.
El 9, aún no se conocía en Bogotá la
noticia del asesinato y como parte de los
fuegos artificiales de la fiesta de Corpus
que era el programa de la noche, tenían
incluida una mofa a Bolívar:
y
Miembro y Presidente de los congresos
de 1822 y 1830.
Nació el 19 de noviembre de 1784 y murió
en 29 de marzo de 1877.
Flores, que en el mes de marzo le
ratificaba sus afectos y le ofreció a
Ecuador como residencia, ya para este
mes lo había traicionado.
Bolívar
descendía por el Magdalena cuando se
enteró que el general Flores desmembró
“El gran castillo quedó inmediato a la pila
que había en la mitad de la plaza, y
figuraba una fortaleza aspillerada, con
claraboyas, en dos de las cuale s se veían
pintadas grotescas caricaturas que
representaban el “despotismo” en el
Libertador y la “tiranía” en doña Manuela
Sáenz. Como es de suponerse, las dos
figuras estaban condenadas al fuego, en
84
medio del escenario y la hilaridad popular
que el hecho debía producir. Conocida la
entereza y el valor personal de doña
Manuela, tuvieron buen
cuidado los
autores de tan indigna como indecorosa
burla, de hacer custodiar el castillo con
soldados armados.”
La reacción de Manuelita fue comentada
así por el semanario La Aurora del
domingo siguiente:
“Una mujer descocada, que ha seguido
siempre los pasos del general Bolívar, se
presenta todos los días en traje que no
corresponde a su sexo, y del propio modo
hace salir a sus criadas insultando el
decoro y haciendo alarde de despreciar
las leyes y la moral.”
“Esa mujer, cuya presencia sola forma el
proceso de la conducta de Bolívar, ha
extendido su insolencia y su descaro
hasta el extremo de salir el día 9 del
presente a vejar al mismo gobierno y a
todo el pueblo de Bogotá. En traje de
hombre se presentó en la plaza pública
con dos o tres soldados (eran las dos
negras, como se ha dicho), que conserva
en su casa y cuyos prest paga el Estado,
atropelló las guardias que custodiaban el
castillo, destinados para lo s fuegos de la
víspera del Corpus; y rastrilló una pistola
que llevaba, declamando contra el
gobierno, contra la libertad y contra el
pueblo.”
El 13 toma posesión de la presidencia
Joaquín Mosquera y nombró como
Ministro del Interior al Dr. Vicente Azu ero.
Manuelita replicó así el 30 de junio a la
nota de La Aurora:
“Confieso que no soy tolerante; pero,
añado al mismo tiempo que he sido
demasiado sufrida. Pueden calificar de
crimen mi exaltación, pueden vitupearme;
sacien, pues, su sed, mas no han
conseguido desesperarme; mi quietud
descansa en la tranquilidad de mi
conciencia y no en la malignidad de mis
enemigos, en la de los enemigos de S.E.
el Libertador. Si aun habiéndose alejado
este señor de los negocios públicos, no ha
bastado para saciar la cólera de éstos, y
me han colocado por blanco, yo les digo:
que todo pueden hacer, pueden disponer
alevosamente de mi existencia, menos
hacerme retrogradar ni una línea en el
respeto, amistad y gratitud al general
Bolívar; y los que suponen ser esto un
delito, no hacen sino demostrar la pobreza
de su alma, y yo la firmeza de mi genio,
protestando que jamás me harán ni
vacilar, ni temer. El odio y la venganza no
son las armas con que yo combato; antes
sí desafío al público de todos los lugares
en donde he existido, a que digan si he
cometido alguna bajeza; por el contrario,
he hecho todo el bien que ha estado a mi
alcance.”
En el libro 1830, escrito por Diego
Carbonell, trae unos comentarios tomados
de las Memorias Históricas Políticas de
Joaquín Posada Gutiérrez :
“En Honda gracias a la solicitud de
Posada Gutiérrez, se le pudo ofrecer al
Libertador, “en extremo fatigado y débil
como estaba”, un buen caballo para
proseguir el viaje. Marchaba sobre los
llanos de Mariquita, y en la quebrada de
Padilla se detuvo a meditar su situación.
“El bramido sordo y lejano del río Gualí” y
la hora meridiana contribuyeron a que su
espíritu se aletargara : meditaba el
Libertador ...“Después de más de media
hora en que descansábamos, escribe
Posada Gutiérrez, levantó B olívar la
cabeza, se sentó impacientemente , y
dirigiéndose a mí, que estaba a su lado,
me preguntó : “¿Por qué piensa usted, mi
querido coronel, que estoy yo aquí ?” Tan
extraña pregunta me sorprendió. Si yo
85
hubiera
respondido
lo
que
instantáneamente se me ocurrió, le habría
contestado que por el gravísimo error
político que cometió al regresar del Perú
no sosteniendo el principio de la legalidad,
sofocando la revolución de Venezuela de
una manera diferente de como lo hizo ;
pero tímidamente, por no ofen derle, le
contesté : “La fatalidad, mi general.”
“ !Qué fatalidad ! !No !”, me replicó con
vehemencia ; “yo estoy aquí porque no
quise entregar la República al colegio de
San Bartolomé” ; y cayó inclinado
meditabundo la cabeza sobre el pecho...”
Y añade el autor de las Memorias
Histórico - políticas : El General Santander
había sido colegial de San Bartolomé ; el
mayor número de los miembros de la
sociedad filosófica y de los conjurados del
25 de septiembre eran o habían sido del
mismo colegio, y ellos fig uraban como
corifeos del partido liberal : a esto hacía
alusión aquella palabra de Bolívar que
manifestaba la preocupación incesante de
aquel hombre desgraciado, que no podía
olvidar a Santander y el atentado del 25
de septiembre...”
Pepe París El Mejor A migo De Bolívar Era
Esmeraldero.
Tomado del libro Visiones de historia,
escrito por Tomás Rueda Vargas :
“La explotación de las minas de Muzo fue
la empresa que consumió sus grandes
energías de trabajador, y en ella confiaba
para acrecer su fortuna.”
“Pasado mañana, dice al Libertador el 6
de noviembre de 1829, me voy a Muzo a
traer más esmeraldas, y en enero tendré
contestación de Londres y sabré que tan
rico soy. Con cuánto placer se lo
comunicará a usted su muy obediente
servidor” Y en otra : “Yo hace poco que
vine de Muzo, donde cada día me va
mejor ...” “Acabo de venir de Muzo con
más esmeraldas y dejando una veta
maravillosa ...” Y el verde de la piedra
funesta sigue tiñendo la correspondencia
con el héroe ; ahora se enreda en los
caprichosos de la amable loca. “Aún no he
visto a Manuelita, pero he tenido la
desgracia de saber que no le gustan las
esmeraldas”
“¿Cómo usó el señor París de su amistad
y su influencia ? Nos lo dicen sus cartas.
De política habla muy rara vez en ellas y
con marcado fastidio, lo que no impide
que dé sus opiniones cuando lo considere
indispensable.
Es de los poquísimos
amigos de Bolívar que desde el primer
momento se manifiestan abiertamente
adversos al proyecto de monarquía. Lo
dice en carta de septiembre de
1826 : “muchas veces he tomado la pluma
para escribir a usted y la he vuelto a
dejar ; pero las cosas del día exigen que
me resuelva. Usted por fortuna une a sus
grandes cualidades el gusto de oír la
verdad ...”
Así le habla sobre la monarquía :
“Mi general, yo quisiera más bien verlo a
usted muerto, que con el cetro de
Colombia ; se me figura a un anciano que
con la mayor avaricia juntó por largos
años y a costa de sacrificios un inmenso
caudal con la idea de coronarse ; ya
destinadas las sumas para lograr su
objeto, daba un gran convite, se
embriagaba, y jugaba y perdía, y todo se
acababa en un momento. !Que horrible
despertar ! El general Bolívar no tiene por
qué aventurar su gloria ; la gloria de los
siglos contra una fatua ambición.”
Así explica su personalidad :
“Si yo mirara mis intereses particulares,
uniría mis votos a los monarquistas ;
conseguiría algún empleo con qué pasar
una vida menos miserable que la que
tengo. Usted como Libertador nada puede
hacer, porque ni tiene que dar, ni puede
86
quebrantar la justicia ; el gobierno de la
república no me ha de colocar con
perjuicio de los que han servido años
enteros para lograr su ascenso ; de
manera que desvanecidas en mucha parte
mis ilusiones de ser rico, es muy probable
que siga y muera pobre, y lo mismo mis
hijos. Pero no cambio la parte de la gloria
de usted, que como colombiano me
pertenece, por los tesoros de Creso.”
“Cuando ya las relaciones entre Bolívar y
Santander estaban rotas, en 1828, el
señor París, de paso para Muzo, se
detiene en Hatogrande, y después de la
comida entra en una conversación con el
general, que trasmite a Bolívar desde
Zipaquirá el 15 de agosto. Si no fuera tan
extensa la copiaría íntegramente, porque
es uno de los documentos más vivos y
que dan una mayor idea del movimiento
que se vivía en aquellas vísperas
nubladas de septiembre. El señor París
insinúa a su poderoso amigo la idea de
que envíe a Santander en misión
diplomática a los Estado Unidos ...” “Sin
embargo, si usted me permite, me tomaré
una libertad, y es suplicarle no niegue su
justa pretensión al general Santander ; y
que reflexione usted : si el general
Santander va de particular, cuánto daño
puede hacer si quiere ... Por el contrario,
si él va de empleado, queda amarrado, y
si se suelta se pierde ... Estos últimos
renglones los he escrito con algún temor
de que usted se incomode, pues ya suelo
tener miedo de decir a usted la verdad
según mi conciencia, y más de dos veces
no me he atrevido a insistir en mi sentir,
temiendo molestar a usted. Suplico, pues,
mi general, que no se moleste y que si no
hace caso a mi observación, no la
desprecie.
Concluí, mi general, este
asunto y vamos cuatro palabras a otro.”
“Era el señor don José Ignacio París que
regresaba de Muzo hacia la capital, y fiel a
su costumbre venía a posar al cabo de su
segunda jornada en la que llama el poeta
de casa de todos. Cayó don Pepe al
desmontarse en el regazo hospitalario del
cura, que despedía un olor fuerte mezcla
de rapé y de incienso con algo de pólvora,
porque el buen párroco era cazador y
solía entretenerse en preparar con
anticipación los tacos y cartuchos.”
“Después de la cena, mientras terminaban
y volvían a empezar la partida de tute,
refirió don Pepe a su huésped que la
antevíspera, gastado el último centavo
que le quedaba, había parad o los trabajos
de la mina, y regresaba a Bogotá a
liquidar sus negocios, que se traducían en
quiebra definitiva.”
“- No hay que desesperar, señor don
Pepe, observó el cura ; ahí en ese arcón
tengo setecientos pesos que representan
mis economías de muchos años,
acéptemelas usted, y ponga de nuevo la
cuadrilla a ver en qué paramos.”
“Al amanecer del día siguiente don Pepe,
seguido por su arriero, tomó el camino de
la mina. Al fin de la semana los peones
habían encontrado la nidada de
esmeraldas más rica que ha dado Muzo.”
“De esa nidada salió, junto con otras
obras de arte, orgullo de la capital de
Colombia, el bronce de Tenerani. En
1846 don Pepe obsequió a la ciudad la
estatua del Libertador. Por lealtad a su
primer general, soportó, de mozo, la
flagelación que le dejó baldado de por
vida. La lesión contraída entonces fue
causa de su muerte, ocurrida en 1848,
dos años después de saldar la deuda de
gratitud contraída por su segundo
general.”
“Si el señor París, después de perseguir
tenazmente la fortuna a través de su vida
agitada, murió rico o pobre, es cosa que
ignoro. Sólo sé que ninguno mejor que él
87
pudo hacer suya, en el postrer instante,
aquella frase que Benavente pone en
boca de uno de sus personajes, y que
parece traducida de alguna página de l os
Evangelios : “Al morir sólo nos queda lo
que hemos dado.”
Isidro Barriga fue el segundo esposo de
Mariana Carcelén marquesa de Solanda
y Villarroncha.
Existen historiadores que aún citan a
Isidro Barriga como vinculado al asesinato
de Sucre.
Francisca
Ferreiro
Juan Esteban
Martínez Pastor
Luis
Lorenzana
Ferreiro
Eugenio
Martínez
Ferreiro
Nazario
Lorenzana
Montoya
Pedro
Saenz
Esposos
Valerio Barriga su hermano, peleaba del
lado de Obando, había llegado a ser
secretario de Guerra en los gobiernos de
José Hilario López y José María Obando.
Cayetano
Buelta
Lorenzana
Ana María
Genoveva
Montoya Zapata
Aquilina
Saenz Montoya
José Hilario
López
Juan de S.
Martínez
Máximo Fernando
Lorenzana Saenz
Nazario era cuñado de Francisco Montoya
Zapata y sobrino de los Montoya Zapata.
Como ya lo habíamos anotado, Mariana
llegaría a ser concuñado de José Manuel
Montoya Zapata.
B-20 EL ASESINATO DE SUCR E .-
María Ignacia
Saenz que era yerno del Presidente José
Hilario López.
Lucrecia
López Durán
Podemos entender que Valerio estaba
muy cercano a los presuntos asesinos del
Mariscal Sucre.
Y siendo tan curiosa la vida, después
Valerio llegó a ser cuñado de la viu da de
Sucre.
¿Sería verdadero el amor de Isidro
Barriga por Mariana Carcelén?
Mariana también estaba emparentada con
Mercedes Jijón, la esposa del general
Juan José Flores, odiado por Obando y
muy posiblemente por Valerio Barriga,
quien simultáneamente c on el asesinato
de
Sucre,
participaba
de
la
desmembración de la Gran Colombia.
Esta carta de Obando a Salvador Córdoba
nos deja conocer algo de estas
afirmaciones, respecto a lo que podía
pensar cinco años después Obando de
Flores.
“Caloto, enero 31 de 1835”
“Señor Coronel Córdova.”
Federico
Martínez
María de Jesús
Martínez
Julio Cesar
García Valencia
Luz
Ramírez
Martínez
Mario
García
Juan Esteban Martínez Pastor, el cuarto
abuelo de Luz Ramírez Martínez era primo
hermano de Luis Lorenzana Ferreiro, el
abuelo de Máximo Fernando Lorenzana
“Mi querido Salvador:”
“Se consumó la desgracia de los pobres
ecuatorianos:
ya sabrás la derrota de
Barriga el 18, en Santa Rosa, cerca de
Ambato. Se los encontró el lobo Flores
para apaciguar su sed de sangre y de
rigores.
Dios lo libre de tenérselas
88
José
María
conmigo, porque ese día pagará las duras
y las maduras.”
De Piedrahtia
Sancho (R)
María Josefa
Joaquina
José
Piedrahita Cobo
Londoño
Piedrahita
Lucia
Marulanda
Londoño
Ignacio de
Piedrahita
Antonio de
Piedrahita
Timotea
Carvajal
Marulanda
“De Popayán te escribiré de todo cuanto
haya y en mejor papel.”
José María
Obando
Blas
Piedrahita
Antonio María
Piedrahita
Antonio José
Piedrahita
Teresita
Piedrahita
Julio César
García
Valencia
Esposos
“Soy siempre tu compañero y amigo,
J.M. OBANDO”
Agapito
Piedrahita
Esposos
“Debes detenerte: antes de veinte días
vamos a saber qué hace ese tigre de la
cordillera, y entonces puedes irte a tu
destino. Es preciso mantener el orden en
la Provincia, y sólo tú puedes hacerlo, y
darme garantías para obrar en Pasto sin
acordarme de atrás. Hoy sigo a Popayán
y voy bien enfermo y bien bravo con mi
contramaestre.”
José Piedrahita Cobo el sexto abuelo de
Teresita Piedrahita, era primo hermano de
María Josefa Londoño Piedrahita, la
abuela de Timotea Carvajal Marulanda, la
esposa de José María Ob ando.
Al poco tiempo de este segundo
matrimonio de Mariana, la única hija del
Mariscal y Mariana, cayó desde uno de los
balcones del segundo piso de su casa en
Quito y la historia acusa a Isidro de ser el
causante voluntario de la caída y muerte
de la niña.
En el asesinato de Sucre, si bien la
comparsa que tomó en sus manos la obra
de darle muerte, fueron Obando y López,
la responsabilidad también la tenían todos
89
los que conspiraron para que ese
asesinato se realizara : Luis María
Montoya, Juan Manuel Ar rubla y su
señora, el mismo Arzobispo de Mosquera.
Tal como lo escribe José Gouhir en su
libro Historia de la República del Ecuador
del cual transcribiremos la tesis Nº 49.
Tesis
49 :
responsabilidades
Distribución
de
“En la tragedia de Berruecos, apart e del
influjo supremo y eficaz del club liberal,
hay lugar a distribuir las responsabilidades
demandante, consejero, mandatarios,
ejecutores y cómplices de segundo
orden.”
“Allí están en descubierto todos los
personajes contador, cada cual con su
papel ; alguno que otro, de poca
significación como Fidel Torres, el
pagador, y otros que a primera vista son
simples espectadores, encubridores o
conocedores, pero de hecho son testigos
reservados por la Providencia para rasgar
velos, descubrir verdaderos misteri os y
dar la clave cabal de los problemas más
trascendentales ante el tribunal del Foro
de la Nación y de la Historia. Así la
Melendez y su hijo, Sierra, Barrera,
Montoya,
Ignacia
Zuleta,
Jenaro
Santamaría, Manuel José Mosquera, etc,.
testigos sin excepción.
En otro lugar reseñamos en qué forma la
vindicta nacional recayó de hecho sobre
Morillo, Sierra y Erazo, y la divina, sobre
Alvarez y los tres asesinos y ejecutores.
Obando volvió con el infierno en su alma
hasta exhalarla en el páramo de Cruz
Verde, en 1861. No puede decirse, pues,
que la sangre de Sucre haya quedado sin
venganza ni sanción. La justicia destruyó
las trazas de los hombres. No hay drama
inmortal tan bien concebido, tan
sabiamente
organizado,
tan
excelentemente ejecutado como el drama
de Berruecos. El arte diabólico en él
desarrollado supera el arte de los
consumados dramaturgos en la sencilla
unidad del plan tanto como en la pintura
de los caracteres, en la terrible y fría
ferocidad del protagonista, como en el
interés omnímodo despertad o por la
grandeza e inocencia del personaje
inmolado.”
Sobre el asesinato de Sucre, así nos
describe el libro El Libertador de Augusto
Mijares:
“El asesinato de Sucre fue ordenado por
uno de aquellos siniestros jefes pastusos,
el general José María Oband o, antiguo
realista, cuyo último crimen había sido
sublevarse en connivencia con los
peruanos cuando éstos invadieron a
Colombia. El jefe de los forajidos que lo
ejecutaron, un tal Apolinar Morillo,
venezolano, así lo declaró hasta el
momento de subir al patíbulo; y lo mismo
aseguraron sus principales cómplices.
Pero como Obando figuraba ya en los
círculos de Nueva Granada que
comenzaban a llamarse “liberales”, y
después llegó a ser primera figura entre
ellos, logró que sus partidarios desviaran
de él la evidencia del crimen.”
“Se trataba también con esto de ocultar
otro hecho, menos probado desde luego,
pero
acerca
del
cual
coinciden
importantes testimonios: que a su vez
Obando recibió instrucciones de Bogotá
para el asesinato, y de uno de aquellos
círculos. Se sabe hasta la casa, cerca de
la Catedral, donde se tomó la criminal
decisión, y uno de los que asistieron al
conciliábulo narró años después: “... que
él fue el primero que salió de la casa, y al
llegar a la puerta, vio al general Sucre
paseándose en el atrio de la Catedral con
los brazos cruzados; que esto lo había
impresionado mucho, pues era como un
90
espectro que se le aparecía, habiéndose
momentos antes, decretado su muerte ...”.
Públicamente, además, aquellos fanáticos
habían anunciado el cr imen y hasta
habían indicado quién lo cometería. En
uno de sus diarios, llamado El Demócrata,
decían el 1° de junio de propósito de la
salida de Sucre hacia el sur: “Puede ser
que Obando haga con Sucre, lo que no
hicimos con Bolívar, y por lo cual el
gobierno está tildado de débil, y nosotros
todos y el gobierno mismo, carecemos de
seguridad.”
“El sentimiento que los guiaba fue,
adivinado por Bolívar desde el primer
momento. El mismo día que tuvo la fatal
noticia, escribió al general Flores: “El
inmaculado Sucre no ha podido escaparse
de las asechanzas de estos monstruos.
Yo no se qué causa ha dado este general
para que atentasen contra su vida,
cuando ha sido más liberal y más
generoso que cuantos héroes han
figurado en los anales de la fortuna, y
cuando era demasiado severo hasta con
los
amigos
que
no
participaban
enteramente de sus sentimientos. Yo
pienso que la mira de este crimen ha sido
privar a la patria de un sucesor mío ...”
La orden para el asesinato de Sucre salió
de una reunión en la casa de Juan Manuel
Arrubla, según lo cuenta Tomás Cipriano
de Mosquera en la Memoria sobre la vida
del General Simón Bolívar.
“El Gran Mariscal emprendió su marcha
para el Sur, de acuerdo con el
compromiso que contrajo con el General
Caicedo. Tiempo es ya de revelar el
secreto del misterioso origen político que
tuvo el atentado excrable de la muerte de
este ilustre americano. La revolución de
Venezuela había despertado el espíritu
turbulento de los partidarios del General
Santander y de los exaltados libera les que
simpatizaron con los conspiradores del 25
de septiembre, y eran los que promovían
la idea de la separación de la Nueva
Granada. Era para ellos un obstáculo la
existencia de Sucre, que consideraban
como el lazo de unión para mantener la
integridad de Colombia. Formóse un club
directivo de esta clase de partidarios para
llevar a efecto el pensamiento de crear
una república independiente en el centro
de Colombia ; y se organizó en Bogotá,
compuesto de los señores Manuel A.
Arrublas, Cipriano Cuenca, A ngel María
Flores, doctor Vicente Azuero, Luis
Montoya y doctor Juan Vargas ; uno de
los editores de El demócrata y La Aurora,
periódicos revolucionarios. Estos señores
fueron los que indujeron al General
Domingo Caicedo para que marchase por
tierra, al Ecuador, el Gran Mariscal de
Ayacucho, como hemos referido. ¿Cual
fue el objetivo de esta insidiosa excitación
al General Caicedo, para que promoviese
la pronta marcha de Sucre a Quito, para
trabajar en favor de la unión colombiana ?
He aquí el misterio : “salir de Sucre”.
Todo el mundo conoce en Colombia la
ruidosa causa que le siguió en 1840 a los
asesinos del Gran Mariscal y la ejecución
que tuvo lugar de Apolinar Morillo,
principal ejecutor de este crimen. Una
señora respetable, de Bogotá, muy amiga
de doña IGNACIA ZULETA, mujer del
señor ARRUBLAS, veía las sesiones
misteriosas de este club, y movida de esa
curiosidad propia de las señoras iba a
escuchar por la cerradura de una puerta
de la sala en que se reunían los del club
directivo, y pudo oír el pl an que se habían
propuesto de inducir al General Caicedo y
dirigirse a los Generales López y Obando,
que, no obstante ser enemigos del
Libertador, los tenían colocados en Neiva
y Popayán, para que Sucre, en su tránsito
al Ecuador, desapareciese. El señor LUIS
MONTOYA se encargó de dirigir las
comunicaciones a Neiva al General
López, con su mayordomo José Manuel
Elizalde, que había llegado ese día en la
91
hacienda de Boitá ; y así sucedió : llegó
Elizalde, y fue el conductor de los pliegos
al General López.
Hasta aquí la
revelación que me hizo la señora, de que
voy hablando. Cuando regresé de la
campaña del Sur, en 1841, y le
comuniqué este descubrimiento a mi
hermano, el Arzobispo de Bogotá,
manifestándole
que
con
ello
se
comprendía bien lo que los editore s de El
demócrata habían dicho, que Obando
haría con Sucre lo que ellos no habían
hecho con Bolívar. Mi virtuoso hermano
se contristó y me dijo : “Por mi mano ha
pasado una de esas cartas criminales y yo
le he dado curso, sin maliciar siquiera
semejante atentado”.
Le pedí una
explicación, y me hizo la siguiente : “Tú
saber, me dijo, que Flores promovió una
manifestación de algunos vecinos de
Pasto para que se agregasen al Ecuador,
y dio su decreto de 5 de mayo de 1830,
acogiendo aquella manifestación, y m andó
fuerzas de Pasto para proteger esa
agregación. El Prefecto y Comandante
General, señores Arroyo y General
Obando, protestaron, y el segundo, por
indicaciones de nuestro hermano Joaquín,
que había sido elegido Presidente y
marchaba para Bogotá, sigui ó a Pasto con
el batallón Vargas para impedir la
segregación de Pasto y su agregación al
Ecuador.
Pocos días después de la
marcha de Obando llegó un posta de
Neiva trayendo comunicaciones de esa
ciudad y de la de Bogotá, y yo recibí una
carta en que se me encargaba poner en
mano propia de Obando la inclusa. El
Teniente Coronel José de C. López, jefe
del Estado Mayor, me comunicó que
había llegado un extraordinario para el
General Obando, y que lo iba a remitir a
Pasto, y le supliqué, me dijo, que le
hiciese el favor de incluirle una carta que
acababa de recibir de Bogotá, y al ponerle
otra incluyéndole la que había recibido,
llegó el Sargento Caicedo, anunciándome
que venía de parte del General Sucre, que
ese día llegaría a nuestra casa, pues a
ella llegaba siempre al pasar por Popayán.
Mi hermano le escribió, según su relato,
una esquela en que le decía : “Te incluyo
la adjunta carta que he recibido para ti” ;
no puedo ser más largo porque voy a
recibir a Sucre, que debe alojarse en
casa”. Obando contest ó a mi hermano :
“He recibido tu carta ; te la aprecio. Sucre
no pasará de aquí ...” Con tono
consternado me agregó mi hermano :
“Desde
ese
momento
no
tuve
tranquilidad”. Las caballerías que había
contratado Sucre para marchar le fueron
embargadas, y el dueño de ellas, señor
Luciano Valdés, dio aviso al General
Sucre que no podía seguir al día siguiente
por esta razón y que le proporcionaría
otras caballerías.
Mi mujer, señora
Mariana Arboleda, le manifestó al General
Sucre que no debía seguir por Pasto ; que
ese embargo de las caballerías a un
hombre de su categoría, algo significaba.
El General Sucre no creía en nada
desfavorable hacia él, y se empeñó en
seguir como lo verificó. El 11 de junio
estaba mi hermano a la mesa con mi
mujer, el señor Lino de Pombo, Rafael
Mosquera, nuestro primo, y otros amigos,
cuando entró un sirviente de mi hermano,
llamado Camilo, y le dijo : “Mi amo, acaba
de llegar el Comandante Sarria y ha dicho
en la gallera que han asesinado al
General Sucre en la montaña de
Berruecos”. Rafael Mosquera, dando un
golpe sobre la mesa, exclamó : “ !La
carta !” Levantándose todos de la mesa,
se fueron a la sala. Mi hermano dijo a sus
amigos, presentándoles la carta de
Obando : “Esta carta y la que recibí de
Bogotá pueden formar el sumari o de un
proceso ; !yo soy inocente, y quemo estos
documentos,
porque
mi
carácter
sacerdotal así lo exige !” En época
posterior le referí esto al señor Mariano
Calvo, porque éste estaba creyendo que
era Flores quien había mandado a
asesinar a Sucre. Me pid ió permiso para
92
hablar con el Arzobispo sobre este
particular, y le dije que no tenía embarazo.
El Arzobispo le repitió cuanto me había
dicho, y el señor Calvo quedó asombrado
de una trama tan infernal. Andando los
tiempos fui en 1847 a Antioquía, y
averiguando por la existencia de José
Manuel Elizalde, se me aseguró que
estaba lazarino en un pueblo inmediato a
aquella ciudad. Me trasladé a él para
informarme de su propia boca de lo que
hubiese en la comisión que llevó : y me
dijo, exclamando : “ !Ay, General ! Estoy
lazarino, y tal vez es un castigo de Dios
por haber llevado unos pliegos al General
López, que me dijo mi patrón Luis
Montoya que eran muy interesantes, y
que debía marchar a Neiva a entregarlos,
dándome su mula de silla para que hiciese
el viaje con prontitud”. El General López
hizo llamar inmediatamente a don Carlos
Bonilla para comprometerlo a que en el
paso de “Domingo Arias”, del río
Magdalena, volcaran la canoa en que
fuera Sucre, para ahogarlo. El señor
Bonilla se indignó y se negó a ello.
Elizalde oyó la discusión, y me dijo : “que
desde ese momento se había afligido
temiendo las consecuencias”. Graves
fueron las meditaciones que tuve
habiendo completado el descubrimiento
de los verdaderos autores del asesinato
de Sucre. ¿Cuales fue ron los motivos
políticos que indujeron a los autores del
delito a perpetrarlo ? ¿Cual la debilidad de
López y Obando para prestarse a buscar
asesinos para inmolara al esclarecido
Sucre en una encrucijada en la montaña
de Berruecos ? Mi hermano, el señor
Joaquín de Mosquera, al marchar de
Popayán a encargarse del Poder
Ejecutivo, se encontró a tres leguas de
Popayán, con el General Sucre, en la
parroquia de Paniquitá : durmieron en el
mismo lugar y se entretuvieron esa noche
discutiendo el modo como podría
contrariarse la revolución que se veía
venir de parte de Flores, con motivo del
decreto que hemos hablado, de 5 de
mayo. Cuando por una casualidad se
descubrió lo que todos sospechábamos :
quien había sido el verdadero asesino de
Sucre ; diez años después de este fatal
acontecimiento se siguió la causa por
todos los trámites regulares de un juicio,
y fue condenado a muerte y ejecutado en
la plaza de Bogotá el reo principal,
Apolinar Morillo, quien antes de morir
exclamó en el patíbulo : “Que él pagaba
con su vida el crimen que había
cometido ; pero que otras personas, al oír
los tiros que se dispararan contra su
corazón, debían pedir perdón a Dios por
haber tramado el delito porque él era
castigado”.
“Cuando en 1854 mandaba yo el ejército
del Norte de la República de la Nueva
Granada, en Santa Rosa de Viterbo me
convidó a comer el Gobernador de la
provincia de Tundama, doctor Luis Reyes,
y hablamos, como era natural, de la
revolución de Melo, contra quien
marchaba yo para someterlo a la
obediencia del Gobierno y poner en
libertad al Presidente, General José María
Obando . El doctor Romualdo Liévano,
defensor que fue de Obando en aquella
causa, hablaba fuertemente contra el
Presidente preso ; yo, que había sido su
enemigo político, le dije : “que él, que
había sido su defensor, no debía atacarlo
hasta que se descubriese la verdad,
llegando a Bogotá”. Me respondió que lo
había defendido y lo defendería en esa
causa, por que Obando, lejos de tener
interés político o particular, estaba
interesado en conservarle la vida para
destruir a Flores, que quería apoderarse
de la provincia de Pasto, y que al que
interesaba matar a Sucre era a este
General, como lo había acusado Obando.
Entonces descubrí por primera vez en
público lo que había dicho en el Consejo
de Gobierno, para probarle al doctor
Liévano que había habido un objeto
93
político en el asesinato de Sucre ; que
expedido mi decreto de amnistía ya podía
hablarse con franqueza, como lo había
hecho yo, a los 24 años de haberse
ejecutado aquel crimen que debía
lamentar ; pero no mover cuestiones
desagradables, y agregué : “En esta
ciudad está el señor LUIS MONTOYA,
que fue el que mandó los pliegos con su
mayordomo Elizalde” ; acababa de decir
esto cuando entró el señor MONTOYA y
pude exigirle, que si no era ciert o mi
relato. Oyó lo que le referí con alguna
sorpresa, y respondió así : “Es cierto que
tomamos medidas para que Sucre no
fuera a Quito ; pero no aconsejamos su
muerte”. Todos quedaron sorprendidos del
descubrimiento que yo acababa de hacer,
y la confesión involuntaria del señor
MONTOYA. Este amigo mío, desde la
juventud en que fuimos subalternos juntos
en 1815, pasó luego a mi habitación a
pedirme explicase como había yo sabido
aquello, y me decía : “Me has sorprendido
y arrancado un secreto, y debes cre er que
nosotros no aconsejamos la muerte de
Sucre, que tantas calamidades y sangre
ha traído al país”.
(Las mayúsculas no son del texto original)
Sobre el asesinato de Sucre escribió José
Le Gouhir en el libro Historia de a
República del Ecuador de la cua l
transcribiremos parcialmente la tesis 46.
Tesis 46º : Decreto Fatal :
“El club democrático –liberal antedicho, o
sea el directorio del partido Liberal
permitivo, fue quien fulminó, desde
Bogotá, el decreto de muerte contra el
general sucre.”
“Sobre toda ponderación debe tenerse el
testimonio de un miembro mismo de la
Junta, y septembrista auténtico D. Jenaro
Santamaría. Con toda la prolijidad que el
caso requiere, narra Pérez y Soto cómo
debió tan trascendental descubrimiento a
la gentileza del historiador D. Eduardo
Posada, quien lo puso en comunicación
con el nonagenario General D. Marcelino
Vélez, poseedor del secreto.
Este
honorable personaje había recibido
preciosos datos al respecto, de su íntimo
amigo, el Dr. José Domingo Ospina
Camacho, sobrino político y confidente del
Prócer en referencia, jacobino del año 30.
Extractamos el mismo texto de la carta
reveladora escrita por el General Vélez :
“Esa junta, después de una gran
deliberación, resolvió que era necesario
suprimir al General Sucre, que era el
único por su talento militar y su prestigio
que podía conservar el predominio del
Libertador en la Gran Colombia ; que,
adoptada esa medida, se comunicó a
Obando para suprimirlo, si iba por Pasto ;
al General Murgueitio, si se iba por la
Buenaventura, y al General Tomás
Herrera, si se iba por Panamá ; que se
redactaron las comunicaciones del caso ;
y la junta se disolvió a las cinco de la
tarde”.
“Hasta aquí la revelación del cómplice,
que sigue narrando cómo habiendo salido
él mismo primero a la c alle, quedó
estupefacto al dirigir la mirada al atrio de
la Catedral, que daba al frente : habían
tropezado sus ojos con la inocente víctima
que acababan de condenar a muerte.
Desde aquel momento quedó, como
confesaba, clavado en su conciencia el
remordimiento.”
“Una noticia tan precisa sobre el origen
del Crimen, y que se comunicaba en la
intimidad de las familias, no dejó de
traslucirse al público y venir a confirmar la
expresión de Morillo a saber, que varios
culpables oirían la descarga de su
ejecución.
El historiador crítico y
biógrafos que fue el Dr. José M a Samper,
íntimo durante largos años de los
94
próceres del Liberalismo granadino,
recogió aquella resolución del Directorio
de 1830 a par de “un hecho incontestable,
probado ya con evidencia”, si bi en se
guardó de puntualizar la documentación a
que alude, y de nombrar las personas
“designadas sin gran reserva” por la voz
pública, como decretadoras de la muerte a
Sucre.”
“Aquí se coloca un episodio de la vida de
José Ma Torres Caicedo, acérrimo cuant o
certero adversario, en sus escritos, como
es sabido, de Obando y de otros que
directa o indirectamente se mancharon
con la sangre derramada en Berruecos.
El mismo es quien refirió a su íntimo
Goenaga, que, siendo adolescente y
familiar del Arzobispo Mo squera, tuvo
ocasión de ver la lista de todos aquellos
nombres, entregada al Prelado por uno de
los criminales arrepentido de su
cooperación ; pero arreglaba que, por
haberse comprometido al sigilo por
imposición del mismo Prelado y bajo
juramento, no le era lícito hacer revelación
concreta. Se limitaba a afirmar el hecho y
aseguraban que pasaban de treinta, en lo
que coincide con la confesión de Samper.”
“De las comunicaciones para Neiva algo
dijimos ya. Más preciso en cuanto a la
orden fatal en el mismo encargado de su
remisión, D. Francisco Montoya, en una
carta al historiador José Manuel Restrepo,
fechada en 9 de Noviembre de 1830. En
ella se declara que Plácido Mejía 2fue a
llevar el plan a Neiva y Popayán para
asesinar al General Sucre ; y aseguraban
que Grillo ha declarado positivamente fue
a eso”. !Asombroso Grillo Primero !”
“Documento de igual eficacia es la
relación debida al Sr. Francisco J. Zaldúa,
Presidente que fue de la República, según
se puede leer en las Memorias de José M a
Quijano Wallis. Después de hablar del
Comité Liberal de Bogotá, pasa a las
comisiones remitidas a los agentes, una
para el General Hilario López, a fin de que
se ejecutara la sentencia de muerte
dictada contra el General Sucre, en un
punto
llamado
Barandillas,
vered a
estrecha y solitaria, cerca por todas partes
y situada a orillas del Magdalena. Nada
más fácil que victimarlo allí y arrojar el
cadáver al río. Esquivóse López, o no
pudo matar a Sucre ; pero remitió el pliego
adjunto a Obando, agente del Comité de
Popayán, quien, caso de haber fallado
antes el golpe “ejecutará él -diría para sus
adentros- la sentencia de muerte en algún
punto del trayecto del Sur”.
“No debe extrañar el recurso al General
López. No son pocos los indicios de
haber sido ese General homb re de
confianza para el Directorio Liberal. Pasó
Sucre por Neiva estando aún allí dicho
General de Gobernador ; y amparada por
su autoridad estuvo indudablemente la
asonada violenta que fraguaron frente a la
posada del Viajero los liberales de la
población.”
“Más añade el P. Fray Mariano Vargas,
que en una carta declaraba él mismo fraile
liberal y hermano del cura de Neiva. A la
enérgica intervención de ese eclesiástico
atribuía el no haber sido volcada la canoa,
al cruzar el Magdalena, por haberse
opuesto la decisión e imperio de los
bogas.”
“Esa primera tentativa del asesinato no
pasó inadvertida para los célebres
biógrafos Vergara y Scarpetta. “Sus
jurados enemigos (de Sucre) -dicen- que
ansiaban hacer terminar tan preciosa
existencia, no pudiendo ha cerle caer en la
celada puesta del río Magdalena, cerca de
Guataquí, se la pusieron en Berruecos
donde, por medio de los bandidos Juan
Cuzco, Andrés y Gregorio Rodríguez, lo
asesinaron”.
95
“No hay para que recordar las peripecias
de la remisión de los plieg os fatales a
Obando por mano del Canónigo Manuel
José Mosquera y la terrible contestación
de aquel al agradecerla ; ni creemos
necesario volver a la muy auténtica carta
del mismo General al General Murgueitio ;
lo que da a conocer que el Criminal
estaba en este acuerdo aun antes de
recibir la orden categórica a la que aquí
vamos aludiendo ; por donde, aún sin ese
mandato oficial, estaba fijada la suerte de
Sucre.”
“Advierte oportunamente el Dr. A. Flores,
por el testimonio de los Historiógrafos,
que en Bogotá, en Cali, en Tunja, en
Popayán, y en todas las poblaciones del
tránsito, circulaba muy válido el rumor de
que Sucre, al encaminarse para Pasto, iba
al encuentro de la muerte ; y concluye
contra Obando, que todo lo va
atribuyendo a Flores : “¿Sería Flores que
le inspiró esos temores ?”
“Como lo habrá colegido el lector,
numerosos y de peso decisivos algunos,
son los testimonios que convencen haber
procedido la execrable orden de Bogotá,
del Club Liberal, de la Escuela
Santanderina. Puede tardar alg una vez la
historia en confirmar documentalmente
ciertos
problemas
arteramente
complicados ; pero asentado ya un punto
capital, otros sin número quedan por el
mismo hecho solucionados en vasta
escala. El decreto de los Demócratas y
la carta -orden de Obando a Erazo son los
dos
polos
luminosos
de
las
responsabilidades de Berruecos.”
Los dos (2) oficios que continuan fueron
escritos por José María Obando al día
siguiente del asesinato y son diferentes
opiniones.
Los números (....) son para concordar
frases similares de los dos oficios.
Carta de Obando al General Flores el 5 de
junio de 1830.
Pasto, junio 5 de 1830. Mi amigo.- He llegado al colmo de mis
desgracias : cuando yo estaba contraído
puramente a mi deber, y cuando un
cúmulo de acontecimiento s agobiaban mi
alma, ha sucedido la desgracia más
grande que podía esperarse.
Acabo de recibir parte que el General
Sucre ha sido asesinado en la montaña de
la Venta ayer 4 : míreme U. como hombre
público y míreme por todos aspectos, y no
verá sino un hombre todo desgraciado.
Cuanto se quiera decir va a decirse, y yo
voy a cargar con la execración pública.
Júzgueme U. y míreme por el flanco que
presenta siempre un hombre de bien, que
creía en este general el mediador en la
guerra que actual se suscita.
Si U. conociera esto con todo su frente, U.
vería que este suceso horrible acababa de
abrir las puertas a los asesinatos ; ya no
hay existencia segura y todos estamos a
discreción de partidos de muerte.
Esto me tiene volado :
ha sucedido en las peores cir cunstancias,
y estando yo al frente del Departamento :
todos los indicios están contra esa facción
eterna de esa montaña : quiso la
casualidad de haber estado detenida en la
Venta la comisaría que traía con algún
dinero, quedó esta allí
por falta de
bestias, y es probable hubiesen reunídose
para este fin :
pero como mandé bestias de aquí a
traerla, vino ésta, y llegaría la partida
cuando no había la comisaría, llegando a
este tiempo la venida de este hombre. En
fin, nada tengo que poder decir a U.
96
porque no tengo que decir sino que yo soy
desgraciado con semejante suceso.
En estas circunstancias , las peores de mi
vida, hemos pensado mandar un oficial y
al capitán de Vargas para que puedan
decir a U. lo que no alcanzamos.- Soy de
U. su amigo.
- JOSE MARIA OBANDO
Informe del Comandante General del
Cauca.
República de Colombia. - Comandancia
General del Cauca. Cuartel General en
Pasto, a 5 de Junio de 1830. - Al señor
Prefecto del Departamento del Cauca. Señor.Ahora que son las 8 de la mañana, aca bo
de recibir de la hacienda de Olaya, en
esta jurisdicción una noticia que al
expresarla !me estremezco !
ella es que el día de ayer se ha
perpetrado un horrendo asesinato en la
persona del General Antonio José de
Sucre en la montaña de la Venta, por
robarlo.El parte es tan informe, que apenas
comunica el suceso sin detallar ningún
particular ; sino que un tal Diego pudo
escapar y fugar.
En este mismo momento marcha para ese
punto el segundo Comandante del
batallón Vargas con una partida de tropa
para que asociado con la milicia de
Buesaco, inquiera el hecho, haciendo
conducir el cadáver a esta ciudad para su
reconocimiento. Al mismo tiempo ordenó
a este jefe, que escrupulosamente haga
todas las averiguaciones necesarias ; que
tale esos montes y persiga a los fratricidas
hasta su aprehensión
Ellos probablemente deben haber seguido
hacia esa ciudad, cuando se cree que los
agresores han sido desertores del Ejército
del Sur que pocos días ha, sabido han
pasado por esta ciudad.
El esclarecimiento de este inesperado
suceso le es al Departamento del Cauca y
a sus autoridades tan necesario, cuanto
que en las presentes circunstancias
puede ser este fracaso, el foco de
calumnias para alimentar partidos con
mayores miras.- Dios guarde a U.S.- JOSE MARIA OBANDO
B-21
COMO SILENCIARON A L OS
ASESINOS DE SUCRE
En el libro historia Crítica del Asesinato
del Gran Mariscal de Ayacucho escrita por
Antonio J. De Irisarri, narra la declaración
de José Erazo en 1839.
Creemos
que
estos
textos
son
suficientemente elocuentes y sobran las
explicaciones.
“Ya, como hemos dicho, habían
desaparecido los tres miserables pagados
para concurrir con Morillo a asesinar al
gran Mariscal, y ya había el veneno
cerrado aquellas tres bocas, que como
luego veremos, habían comen zado a
descubrir el secreto. No quedaban vivos
sino los confidentes, en cuya prudencia
debía descansar el primer autor del
crimen ; y éste tenía motivos muy
fundados para contar ya con que el
secreto se enterraría en la misma fosa
que sepultase a sus infa mes depositarios.
Con todo esto, la Providencia lo había
dispuesto de otro modo : otros dirán que
el acaso ; otros que el destino ; pero para
mí es muy feliz aquel que cree que hay
97
una Providencia que no permiten que
queden los crímenes ocultos. ”
“que en el mismo día que llegó el general
Sucre al Salto de Mayo, llegó también el
coronel Morillo, llevando dos cartas, una
del General Obando y otra del teniente
coronel Antonio Mariano Alvarez, las
cuales no eran sino unas credenciales
que le habían dado, par a que por ellas
Erazo les auxiliase en la empresa, que el
mismo Morillo le diría de viva voz ; que
éste le aseguró que no se trataba de otra
cosa que de asesinar al gran mariscal ;
que él se excusó de darle auxilio ; pero
que le indicó de quienes podía val erse
para que le acompañasen a cumplir con
su comisión, y que sólo le acompañaría, si
Sarria, que estaba para llegar de Pasto,
tomaba parte con ellos ; que Morillo en
efecto consiguió que le siguiesen Andrés
Rodríguez, Juan Cuzco y Juan Gregorio
Rodríguez, de los cuales los dos primeros
eran soldados licenciados, que venían de
Bogotá, y se hallaban en el Salto en la
compañía de los veteranos de Vargas,
que se habían quedado allí por enfermos.”
“Pero sigamos con el testimonio del
confidente de Obando : dijo que habiendo
emprendido Morillo su viaje del Salto a la
montaña de Berruecos en la noche del 3
de junio, le encontraron él y Sarria
acompañado de los tres asesinos
auxiliares que había conseguido y llevaba
armados de fusiles ; que este encuentro
fue en Las Guacas, cerca del puente de
Mayo ; que allí volvió a hablarle Morillo de
su proyecto, y que él le contestó que
contase con su cooperación si Sarria
cooperaba también ; que éste dijo, que
volverían hacia atrás tratando del negocio,
y que en lugar conveniente diría cuál era
su resolución ; que esto debió suceder
como a las ocho de la noche, a cuya hora
regresaron hacia la Venta, y que llegaron
como a las diez o las once a la cuchilla ;
que allí se sentaron los tres, después de
haber hablado sobre la mater ia por todo el
camino ; que entonces Sarria habló solo
con Erazo, y le dijo, que era doloroso
matar un hombre a sangre fría y sin
motivo, y que si era amigo suyo, se
volviesen al Salto ; que en efecto así lo
hicieron, dejando a Morillo con los tres
hombres que llevaba armados a la
entrada de la montaña, el cual les dijo,
que ya tenía bien examinado el punto en
que debían colocarse los asesinos, y que
si ninguno de ellos quería acompañarle, él
solo ejecutaría la orden que se le había
dado y a cuya ejecución se había
comprometido. Para probar Erazo que
Morillo le había llevado la comisión
referida, presentó entre otros documentos
una carta de Obando y otra de Antonio
Mariano Alvarez.
La primera está
concebida en estos términos :”
-“ Buesaco, mayo 28.- Mi estimado Erazo :
el dador de ésta le advertirá de un
negocio importante, que es preciso lo
haga con él. El le dirá a la vez todo, y
manos a la obra. Oiga todo lo que le diga,
y usted dirija el golpe.- Suyo.- José María
Obando”.- La de Alvarez decía así : “Pasto, mayo 31 de 1830. - Querido
Erazo : el comandante Morillo, que es el
conductor de esta, me hará el favor de
atenderlo y servirle en cuanto pueda, pues
es amigo mío. Vea usted en lo que le
puede servir.
Su amigo . - Antonio
Mariano Alvarez”.
“Luego veremos lo que Obando y Alvarez
dijeron sobre el mérito de estos
documentos, y concluyamos con lo que
Erazo expuso en sus declaraciones y
confesión, así como lo que sostuvo en sus
careos con los otros acusados y con los
testigos. Dijo que Morillo le hizo entender
que la orden de Obando para que se
ejecutase aquel asesinato, fue dada a
98
Alvarez, y que éste designó al mismo
Erazo para que dirigiese la ejecución
como hombre de carácter, que aunque no
tomase parte en el negocio, guardaría
sigilo ; y que también le indicó Morillo, que
el expresado General Obando iba a
mandar dinero para los que se
comprometiesen ; que en efecto, dos días
después de haberse cometido el
asesinato, le envió a llamar Alvarez,
desde la Ventana ; fue a hablar con él, le
instruyó
sobre
quienes
habían
acompañado a Morillo, y que entonces el
mismo Alvarez, por medio de Fidel Torres,
le dio cincuenta pesos, diciéndole, que de
ellos entregase diez a cada uno de los
tres que habían acompañado a Morillo, y
que los otros veinte los tomase para sí,
como una gratificación que le daba el
General Obando para que supiese
guardar el sigilo. Veamos ahora por la
confesión de este imbécil comandante de
las fuerzas de Obando, de qué clase de
gentes se rodeaba el adalid de la libertad,
de las garantías de los derechos de los
pueblos, y cómo había sabido aquel gran
economista hacer cometer los mayores
crímenes del mundo, empleando en su
ejecución jefes de su ejército, sin gastar
mucho dinero. Pero concluyamos ya con
los descubrimientos de Erazo. Dij o éste
también, que él supo
por Andrés
Rodríguez, sujeto muy racional y el más
formal de los tres asesinos que auxiliaron
a Morillo, que éste los colocó en los
puntos convenientes, para que sus tiros
fuesen acertados y no se ofendiesen unos
a otros. Agregó, que cuando Morillo le
leía las cartas que le llevó de Obando y
Alvarez, se acercó a ellos su mujer
Desideria Meléndez y tomó las cartas
diciéndole, que era preciso guardarlas
bien, porque algún día podían servir de
seguridad a su marido.”
“Desideria Meléndez declaró lo mismo que
su marido José Erazo ; concordando en
todo lo esencial con lo que aquel expuso
sobre la comisión de Morillo y la entrega
de las cartas, que ella consideró como la
cosa de mayor importancia. Sobre esto
me ha dicho a mí, la mi sma Desideria
Meléndez, delante del coronel Anselmo
Pineda, y en su casa del Salto de Mayo, el
22 de enero de este año de 1846, que
efectivamente había puesto el mayor
cuidado en conservar aquellas cartas,
temiendo siempre que llegase el caso de
ser necesaria su manifestación para que
su marido se justificase, y que ella había
dicho desde aquel día en que Morillo las
llevó a José Erazo, que la carta de Alvarez
importaba poco, porque era de un
cualquiera ; pero que la del general
Obando era preciso guardarl a, porque sin
ella los trabajos serían para los pobres y
las talegas de onzas para los ricos.”
“En su confesión dijo, que Morillo y los
tres hombres que aquél llevó del Salto, le
refirieron al día siguiente del asesinato,
que ellos acababan de matar al g eneral
Sucre, puntualizando el modo y las
circunstancias del hecho, como lo habían
declarado en el Ecuador García Trelles y
los sargentos Caicedo y Colmenares ;
agregando que los cuatro asesinos
estaban colocados a derecha e izquierda
del camino, sentados en el borde de la
angostura, y que el coronel Morillo fue el
que lo mató,”
“Cruz Meléndez, entenado de José Erazo,
declaró casi lo mismo que su madre
Desideria y su padrastro, con respecto a
los pasos de Morillo, de los dos Rodríguez
y Juan Cuzco, o Cuzqueño ; agregando
que Andrés Rodríguez le impuso a él en
los pormenores del hecho ; que de los tres
compañeros de Morillo en aquella
empresa, el Cuzqueño murió en casa de
José Erazo a los pocos días de cometido
el asesinato ; que Andrés Rodríguez,
99
murió
repentinamente
yendo
para
Taminango, y que Juan Gregorio
Rodríguez murió en el cuartel de San
Camilo de Popayán, cuando fueron las
tropas de Obando a la acción de Palmira ;
de modo que con estas tres muertes,
quedó solo Morillo encargado del secreto
principal, y era de esperarse que un
coronel fuese bastante buen guardián de
un secreto que le importaba mucho
conservar en su pecho. Con todo esto,
parece que el mismo Morillo temió alguna
vez que llegase el día en que se creyese
que para que el secreto no se le escapara
por algún accidente, fuese conveniente
asegurarlo con la misma diligencia
practicada en los dos Rodríguez y el
Cuzqueño. Aquella verdad tan sabia de
los malvados, de que el muerto no habla,
debía ser un tormento para el confidente
de Obando.”
“Que
Andrés
Rodríguez
murió
envenenado, yendo de casa de Juan
Erazo a Taminango, y que el veneno se le
había dado en un plátano y en un
calabazo de agua, con que se le había
proveído para que hiciese su almuerzo en
el camino ; que en el momento en que
bebió el agua, cayó muerto. Ventura
Erazo y su madre, vecinos de la misma
Venta, me aseguraron lo mismo, y me
agregaron que era público y notorio el
envenenamiento de Andrés Rodríguez en
el camino de Taminango, y que lo mismo
se decía generalmente de las m uertes
repentinas de Juan Cuzco y Juan
Gregorio Rodríguez, a quien llamaba el
Peruano. Y es de notarse, que el propio
Juan Erazo, en cuya casa estaba Andrés
Rodríguez, declaró en la causa, que fue
cierto
que
aquel
hombre
murió
repentinamente en el camino , habiéndole
él enviado con un oficio dirigido al Juez de
Taminango.”
“Morillo en su primera declaración confesó
haber sido él uno de los ejecutores del
asesinato, comprometido a ello por el
general Obando en presencia del
comandante Antonio Mariano Alv arez.
He aquí el compendio cómo refiere este
suceso. Dice que habiendo llegado a
Pasto el año de 30, expelido del Ecuador
por sus opiniones políticas, encontróse
con el General Obando, que le obligó a
tomar servicio en las tropas que mandaba
como comandante general del Cauca ;
que un día le llamó a la pieza de su
habitación,
y
en
presencia
del
comandante Alvarez le dijo : que la patria
se hallaba en el mayor peligro de caer en
poder de los tiranos, y que el único medio
de salvarla era asesinar al general Sucre,
que estaba para llegar de Bogotá y
pasaba al Ecuador con el objeto de
coronar a Bolívar ; que así era preciso
que en aquel mismo día marchase al
Salto de Mayo, a casa de José Erazo,
para ponerse de acuerdo con él sobre el
medio de verificar aquel proyecto ; que le
dio, en efecto, un papel que en sustancia
contenía lo siguiente : El conductor dirá a
usted a la voz el objeto de su comisión, y
usted dirigirá el golpe, y manos a la obra ;
que aceptó la comisión, tanto por efecto
de sus sentimientos patrióticos, como por
la obediencia a su jefe ; y que habiendo
llegado a casa de Erazo, éste le
proporcionó tres hombres armados con
fusiles, a quienes no conoció ni supo sus
nombres ; que con ellos Erazo se dirigió a
la Venta ; que en el camino se encontró
con Sarria, quien habló a solas con Erazo,
y los acompañó hasta el punto en que el
mismo Erazo había calculado que debían
colocarse los asesinos ; que colocados
éstos, es decir, los dos Rodríguez y Juan
Cuzco, se retiraron él, Sarria y Erazo, en
dispersión, al Salto de Mayo, en donde se
reunieron aquella misma noche, y al día
siguiente por la mañana tuvieron allí la
noticia de la muerte del gran mariscal.”
100
Morillo guardo silencio y José María
Obando premiaba esta actitud, como lo
deja conocer esta carta.
“José María Obando, general del Ejército
de la Nueva Granada en uso de licencia
temporal. Certifico y juro bajo mi palabra
de honor, que desde fines del año 1822,
conozco al señor teniente coronel con
grado de coronel, Apolinar Morillo,
sirviendo en el ejército libertador en clase
de capitán : que fue uno de los oficiales
que en las campañas del Sur,
principalmente en las de Pasto, gozaba de
una gran reputación de valor y
conocimientos militares ; que en las
cuestiones
políticas
siempre
ha
pertenecido a la causa de la libertad ; por
cuyas opiniones fue despedido a
principios del año de 1830 del Ecuador,
por no convenir con los principios de
despotismo y arbitrariedad : que en dicho
año cuando triunfó la rebelión de Rafael
Urdaneta, se presentó a ofrecer sus
servicios en esta plaza para sostener el
gobierno legítimo : que fue uno de los
oficiales veteranos que ayudaron a
organizar las fuerzas que después
triunfaron en Palmira, sirviendo con
actividad, con honradez y con empeño
cuantos destinos se le confia ron,
principalmente en la acción de Palmira,
donde se condujo, como en todas partes,
con un valor recomendable. El coronel
Morillo es acreedor a las consideraciones
del Gobierno de la Nueva Granada por su
constancia en pertenecer a la buena
causa ; por los servicios que ha prestado
a la causa del Estado y por ser un antiguo
soldado de la independencia. Es cuanto
puedo certificar en obsequio de la justicia
y de mi deber para los fines que le puedan
convenir.
“Popayán, septiembre 12 de 1833. - José
María Obando.”
Apolinar Morillo fue juzgado el 18 de
agosto de 1842 y fue condenado a
muerte.
“En la misma sentencia se ordenó que se
reclamase la persona de José María
Obando como autor principal del
asesinato, y que se compulsase
testimonio de la causa y s e pasase a la
autoridad competente para continuar el
juicio contra José Erazo, Juan Gregorio
Sarria y Fidel Torres, no incluyendo a
Antonio Mariano Alvarez, por ser ya
muerto de resultas de la guerra de
rebelión en que siguió a Obando y Sarria.
Esta sentencia fue confirmada por la
Suprema Corte Marcial, en lo sustancial
de ella, el día 25 de octubre de 1842 ; se
notificó a Morillo el 28 del mismo mes y
fue ejecutada el día 30. Aquel día expiró
en el patíbulo el último de los cuatro
asesinos, que armó el ge neral Obando
contra la vida del gran mariscal de
Ayacucho ; pues los otros tres habían ya
sido envenenados mucho tiempo antes, y
con toda la probabilidad de haberse
ejecutado aquellos envenenamientos por
disposición del que les había hecho
cometer el crimen por conducto de Morillo
y Erazo.”
La sentencia se cumplió el 28 de
noviembre de 1842 y Apolinar Morillo hizo
imprimir el discurso que había solicitado le
permitieron leer. De este transcribiremos
algunas partes.
“A
MIS CIUDADANOS , A MIS COMPAÑEROS DE
ARMAS , A LA HUMANIDAD ENTER A.”
“Dentro de pocos instantes no quedará de
mí sino la memoria, lo único que me
sobrevivirá, y que quisiera librar de la
ignominia con la sangre que voy a
101
derramar en el patíbulo. Nada deseo ya,
nada más apetezco sino que mi nombre
no sea pronunciado con horror ni
execrado por la posteridad ...”
“Cometí, es verdad, un delito, pero mi
corazón no participó de él ; mi acción fue
criminal, pero mis sentimientos jamás lo
fueron ... Un destino funesto quiso que el
ex general José María Obando, que tenía
meditado el asesinato del gran mariscal
de Ayacucho Antonio José de Sucre, de
acuerdo con otros señores cuyos nombres
no debo expresar en estos momentos,
más, cuando la opinión pública los señala
con el dedo, me escogió por instrum ento,
para entender en aquel crimen perpetrado
en un hombre justo a quien yo respetaba.
Acostumbrado a obedecer ciegamente las
órdenes superiores, no tuve bastante
discernimiento para meditar en la
naturaleza y consecuencias de la orden
que se me daba, mucho más cuando me
rodeaban multitud de circunstancias que
impedía evadirme. Bastaba que emanara
del
Comandante
General
del
departamento en donde me hallaba, es
decir, de una autoridad legal, de Obando,
en quien el Supremo Gobierno tenía
depositada su confianza, para que yo no
pensara más que en obedecer. Si mi
voluntad la repugnaba, mi sumisión me
compelía a ejecutarla, tanto más, cuanto
al darme la orden que debía conducir a los
ejecutores, se hizo valer como resultado
de su ejecución, la salud de la patr ia, de
esta patria, objeto exclusivo de todas mis
afecciones, y en cuyo objeto tenía había
ofrendado desde muy temprano, mis
haberes, mi sangre y mi vida... el que me
tendió el lazo que hoy me arrastra al
suplicio, sabía bien, que hablarme de la
salud de la patria, era privarme de toda
reflexión sosegada, y comprometerme sin
restricción y sin reserva.”
“Mas apenas la víctima había sido
inmolada, reconocí que era un crimen
execrable en el que se me había
complicado y no un servicio a mi patria :
cuando oí la maldición que de todas
partes se lanzaba sobre los perpetradores
de aquel atentado ; entonces vi mis
servicios anulados, mi reputación que tan
cuidadosamente
había
procurado
conservar,
enteramente
destruida,
mancillado mi honor militar tantas veces
aplaudido, y ennegrecido con la sangre de
un jefe ilustre, cuyo valor admiraba y
cuyas virtudes me encantaban ; entonces
conocí en toda su extensión el horror de
mi
infortunio.
El
remordimiento
emponzoñó mi existencia, sin gozar en
adelante un momento de paz. La idea
implacable de aquel hecho me ha
perseguido incesantemente, en la noche,
en el día, en la vigilia y en el sueño :
jamás, ni un instante me ha dejado de
reposo ... y el remordimiento, más
penetrante que las balas que atravesaron
la víctima inocente, ha desplazado
constantemente mi corazón.”
“Yo perdono al ex general José María
Obando el haberme arrastrado al abismo
donde me encuentro : esta acción cuyo
valor solo puede medirse por la intensidad
del largo martirio moral que he sufrido
durante doce años, y por el trance final
que lo colma ; esta acción, digo, será de
algún mérito ante Dios misericordioso que
me espera, y en quien confío. Mis días
acaban de ser contados, y la eternidad se
abre ante mí. En este momento, próximo
a comparecer delante del Juez que lee
nuestros corazones, y que no puede ser
engañado, declaró solemnemente, que
cuanto he expuesto y confesado en mi
proceso, es verdad en toda fuerza ; que
nada he disfrazado ni alterado ; mi boca
es el órgano de la verdad, pues hablo a la
hora del desengaño, en el momento de la
102
severa realidad, cuando nada tengo que
esperar ni temer de los hombres.”
“Marcho ya para el suplicio ... Adiós para
siempre ... ! Que mis años y el sacrificio
del único bien que me restaba, la vida,
aplaquen la sombra de Sucre ...
satisfagan la justicia y la humanidad !
... !Que a la misericordia de Dios se una a
la de los hombres ! ....
“En la capilla del Cuartel de San Agustín,
a 28 de noviembre de 1842. - Apolinar
Morillo.”
B-22 LA
CONSPIRACIÓN
DE
MANUELITA Y URDANETA .-
Manuelita no debería tener mucha
simpatía hacia los amigos de Santander :
Manuel Antonio y Juan Manuel Arrubla
Martínez, así como Francisco Montoya
Zapata. Tampoco sabemos que tan amigo
o enemigo resultaba ser José Manuel
Montoya de Manuelita.
A Urdaneta lo suponíamos amigo de José
Manuel Montoya, cuando le comisionó la
misión de dirigirse a Antioquía a tratar de
calmar los ánimos de José María Córdova
cuando este se sublevó.
Una vez salido Bolívar de Bogotá, fue muy
claro que José Manuel Mon toya y Rafael
Urdaneta si estaban distanciados como
veremos en el Manifiesto del 28 de Agosto
de 1830 después del triunfo del Cerrito del
Santuario.
Julio 1830
El 8 Manuelita mandó a fijar letreros en la
diagonal de la torre de la catedral y en la
iglesia de San Francisco que decían:
“Viva Bolívar fundador de la República” ;
adicionalmente
había
mandado
a
obsequiar a la guardia del Vicepresidente
de Colombia con una botella de cerveza,
panecillos de dulce, cigarrillos, un tarrito
de ají y un peso de plata, lo cual alarmó al
gobierno.
El 9 escribe al Dr. Vicente Azuero,
Ministro del Interior y Justicia, al alcalde
de Bogotá:
“El Excelentísimo señor presidente de la
república ha recibido diferentes avisos de
que la señora Manuela Sáenz ha estado
turbando la tranquilidad pública con
repetidos actos escandalosos, que sus
criados han fijado pasquines en las calles,
que ha tratado de seducir con regalos a
los soldados de la guardia del Palacio, y
que ha incurrido en otros atentados que
son demasiado públicos . Y deseando
tomar la providencia correspondiente en
cumplimiento de sus deberes, me manda
prevenir a usted, como lo verifico, que
inmediatamente proceda, en ejercicio de
su ministerio, a practicar las informaciones
convenientes, dándome cuenta de ellas
luego que estén concluidas.”
Agosto 1830
La conspiración progresaba liderada por
Manuelita y muy posiblemente por
Urdaneta, y se realizaría con el apoyo del
Batallón
Callao
compuesto
por
venezolanos. La noticia se filtró y el
gobierno determinó mandar el batallón a
Tunja, en donde sería licenciado.
La tropa se puso en camino pero se
sublevó cuando se enteraron de la
voluntad de licenciarlos. Esto coincidía
cuando las autoridades expulsaban a
Manuelita para ser confinada en Guaduas.
El 2, Mosquera se enfermó y le
correspondió a Caicedo asumir el poder.
103
El 17 de agosto, Mosquera reasumió el
mando y trató de negociar con los
sublevados.
Los rebeldes triunfaron venciendo a las
tropas del gobierno en el Cerrito de El
Santuario cerca de Funza.
Los rebeldes exigieron una renovación del
gabinete y Mosquera los complació
nombrando a Rafael Urdaneta Ministro de
Guerra.
Una vez se posesionó Urdaneta, los
rebeldes declararon extinguido el gobierno
de Mosquera y reconocieron a Urdaneta
como Presidente.
Manuelita
partió
hacia
Guaduas
obedeciendo la orden del gobierno, pero
se unió a las fuerzas que realizaban la
revolución en la sabana de Bogotá.
Manuelita fue el alma de esta revolución y
tras reñido combate, el grupo de Urdaneta
se tomó el poder.
Joaquín Posada Gutiérrez narra así los
hechos en sus memorias histórico
políticos
“Al apuntar la aurora, con su apacible
claridad, se vio la plaza de armas casi
desierta. Los reclutas abandonados por
sus jefes y oficiales se habían desertado,
los ciudadanos particulares que por el
entusiasmo que antes manifestaban
dieran esperanzas de reparar cualquier
revés,
habían
desaparecido ;
el
comandante general, el prefecto del
departamento y tres de los ministros
secretarios de Estados, se habían
ocultado. No quedaban, pues , al lado del
Presidente en aquel conflicto, sino el
señor Vicente Borrero, ministro de
Relaciones Exteriores, y el consejero del
Estado señor Félix Restrepo.”
“En la plaza de armas sólo quedaron los
coroneles José Acevedo, José Manuel
Montoya, y el de milicias Francisco Javier
González, unos pocos subalternos y como
cien hombres de tropa.”
“No tardó en saberse en el campo de los
vencedores el estado de abandono en que
se hallaba el Gobierno, y esto los hizo
más altivos : “entremos, entremos, nada
de capitulación !” gritaban los enérgicos ;
pero Jiménez se opuso.
Por fin no
pudiendo los comisionados del Gobierno
obtener un arreglo razonable, ni dejar de
hacer algo para llenar el objeto de su
comisión, se vieron obligados a firmar a
las diez de la mañana , la siguiente
capitulación que el Presidente tuvo que
ratificar.”
“EN EL CAMPO DE SAN VICTORINO A
28 DE AGOSTO DE 1830”
“A consecuencia de la acción de guerra el
día de ayer, habida en el Cerrito del
Santuario, en que fueron vencidas y
prisioneras todas las tropas que salieron
de la capital contra la división Callao y los
pueblos de la Sabana, se han reunido en
dicho campamento, a saber : por parte de
la plaza, con plenas autorizaciones del
excelentísimo señor Presidente, los
señores doctor José María de l Castillo y
Luis Baralt ; y por parte de los pueblos y
de la división Callao, los señores Coronel
Carlos Castelli y Pedro Domínguez, con el
objeto de tratar y convenir definitivamente
sobre el modo de que la expresada
división entre en la capital, consul tando a
la vez su perfecta seguridad y la
economía de la sangre, como igualmente
para evitar los sobresaltos a que se
expondrían los pacíficos habitantes,
consecuentes a un asalto de la plaza de la
Catedral :
teniendo
presentes
los
104
preliminares que han ser vido de base a la
negociación entablada la noche anterior,
han convenido en
los artículos
siguientes :”
“1. Todos los habitantes de la capital,
incluso los militares, gozarán de una
completa y absoluta seguridad de sus
vidas, personas, libertad y propied ades
sin que se les pueda molestar, ni hacer
cargo alguno por su conducta y opiniones
políticas ; pero saldrán, por su propia
seguridad, con pasaportes del Gobierno
para Cartagena, dentro de tercero día, los
señores Manuel Antonio y Juan Manuel
Montoya, Vicente y Juan Nepomuceno
Azuero, Ignacio Márquez, general José
María Mantilla, coronel José María Gaitán,
doctor Juan Vargas y coronel Francisco
Barriga”
Martínez
Ferreiro
Manuel Antonio
Rafaela
Magdalena
Francisco
José Manuel
Montoya Zapata
Esposos
Teresa
Juliana
Villa
Piedrahita
Juan Manuel
Juan Crisóstomo
José María
Campuzano
González
José Ignacio
de Márquez
Baltazar
Campuzano
Arango
Enriqueta
Márquez
Castillo
Este grupo de desterrados hacia
Cartagena en su mayoría tenía vínculos
familiares con los Montoya Zapata.
José María Montoya Zapata era :
Hermano
Zapata.
Después de la salida de Francisco
Montoya Zapata hacia Cartagena, no
tenemos la información exacta de sus
inmediatos, próximas actividades.
Creemos que nunca llegó a Cartagena y
escasamente llegó a Antioquía donde
permaneció.
Arrubla Martínez
Valerio
Francisco Barriga

Concuñado de Valerio Francisco
Barriga.
 Concuñado de Eugenio Martínez
Pastor que era primo hermano de
Manuel Antonio y Juan Manuel Arrubla
Martínez.
 Concuñado
de
José
María
Campuzano
González
que
era
consuegro de José Ignacio de
Márquez.
Ya en 1831 y siendo Vicepresidente de
Colombia nuevamente Domingo Caicedo,
nombró a Francisco Montoya prefecto
(nombre que se le daba al cargo de
gobernador) de Antioquía. Cargo en el
que cumplió su período entre el 3 de junio
al 31 de diciembre de 1831.
Rita
Juan Estéban
Eugenio
Martínez Pastor

de
Francisco
Montoya
Creemos que ya después de ser Prefecto
partió para Estados Unidos y se
estableció en Washington y referencia a
su presencia allí encontramos en el diario
de Santander, quien en los días que pa só
en esta ciudad anota :
28 de marzo de 1832 : Por la noche
estuve en tertulia con el señor Montoya.
1 de abril de 1832 : Comí en la casa del
señor Montoya.
El 21 de marzo de 1832 en el periódico
New York Daile Advertirser publica una
nota donde anuncia las brillantes fiestas
que se han dado en honor de Santander y
está Francisco entre los concurrentes.
Ya aproximandose Santander a Bogotá de
regreso de su destierro encontraremos
105
que el Presidente José Ignacio de
Márquez comisiona a José Manuel
Montoya para salir hasta Chiquinquirá en
misión oficial a darle el recibimiento.
En un oficio que Santander le escribe a su
hermana dando instrucciones sobre su
llegada a Bogotá, acompañado de un
sobrino de Napoleón, le da detalles de
cómo servir la mesa, la form a de vestir, lo
que se ha de servir, también le comenta
que él será huésped de su hermana, y el
sobrino de Napoleón acostumbrado a vivir
muy bien, se alojará en la casa de
Francisco Montoya Zapata.
Respecto a Manuel Antonio y Juan
Manuel Arrubla Martínez, no sabemos
exactamente su recorrido en esta época
del destierro, pero en parte con la
abundancia de correspondencia que se
cruzaban con Santander, se puede
encontrar alguna información en el diario :
1830 :
23 de Nov. : Escribió a Arrubla.
26 de Nov. : Escribió a sus apoderados
solicitándole el envío de dinero.
27 de Dici. : Recibió carta de Arrubla del
14 de septiembre en el que le informa
su destierro en Antioquía. También le
informa que Raimundo Santamaría y
Telésforo Rendón habían quedado
encargados de los negocios.
29 de Dici. : Escribió a Arrubla, Raimundo
Santamaría y Telésforo Rendón.
pesos por Londres, utilizando los
dineros restantes en gastos.
4 de Abr. : Recibió carta de Arrubla del 29
de octubre desde Antioquía.
11 de Abr. : Recibió carta de Arrubla el 12
de enero de 1831 desde Antioquía y
allí le informa sobre 2000 pesos más
que le envía.
26 de Abr. : Escribió a Arrubla y a Nuñez
por asunto de dinero.
1 de Ago. : Recibió carta de Arrubla del 26
de febrero de 1831 desde Antioquía.
3 de Ago. : Escribió a los dos Arrubla
(Manuel Antonio y Juan Manuel).
1 de Sep. : Recibe carta de Arrubla del 22
de junio.
4 de Sep. : Le escribe a Arrubla
Así como los Arrubla se encontraron
después del destierro en Antioquía,
creemos que Francisco Montoya Zapata,
permanecía también en Antioquía.
Septiembre 1830
El 4, Rafael Urdaneta toma el mando
como Ministro de Guerra y nombrar a
Bolívar Jefe Supremo.
Joaquín Mosquera sale rumbo a Estados
Unidos.
El 18, los comisionados del nuevo
gobierno llegaron a Cartagena y pidieron
al Libertador que se hiciera cargo del
gobierno.
Octubre 1830
1831 :
Bolívar le responde a Urdaneta:
21 de Feb. : Recibió carta de Arrubla del 7
de agosto de 1830.
2 de Mar. :Recibió con N.N. Nuñez desde
Cartagena del 5-01-31 donde le
anunció la muerte de Bolívar y que ha
recibido 4184 pesos de parte de
Arrubla de los cuales le ha remitido
3000 pesos por Nueva York y 1120
“En todas las guerras civiles ha vencido
siempre el más feroz o el más enérgico.
Al partido de usted no le queda o tro
recurso de optar entre dejar el país o
deshacerse de sus enemigos; porque la
vuelta de éstos sería espantosa. Por no
colocarme yo en tan cruel alternativa no
me he atrevido a tomar parte en esta
reacción, pues estoy persuadido que
106
nuestra autoridad y nuestras vidas no se
pueden conservar sino a costa de sangre
de nuestros contrarios, sin que por este
sacrificio se logren la paz ni la felicidad,
mucho menos el honor.”
La negativa de Bolívar fue mantenida en
secreto, buscando no debilitar al gobierno
de Urdaneta.
Noviembre 1830
quinta de Teresita Piedrahita), era
concuñada de Hortensia Lacroix Mutis:
Hija de Peru De Lacroix, el autor del
Diario de Bucaramanga, el cual realizó
utilizando la información y confidencias
que Bolívar le hizo cuando era el edecán
e interlocutor en Bucaramanga, cuando
se celebraba la Convención de Ocaña.
Su tío bisabuelo es el sabio José
Celestino Mutis.
Manuelita comisionó a Peru De Lacroix
para que viajara a donde el Libertador
para acabar de definir la situación política.
Manuel
José
Diciembre 1830
Borrero Ramírez
El 18, De Lacroix le escribe a Manuelita:
“Dejé al Libertador el día 16 en los brazos
de la muerte; en una agonía tranquila pero
que no podía durar mucho.”
Sabio
José Celestino
Manuel
Mutis Bossio
Facundo
Mutis
Consuegra
Francisco de
Paula
Santander
Louis
Peru
De Lacroix
Dolores
Mutis Amaya
Sixta Tulia
Santander
Ponton
Diego
Manuel
Suárez Fortoul
Hortensia
Lacroix Mutis
De los hermanos Suárez Fortoul:
Santander es el suegro de Manuel.
De Lacroix es el suegro de Diego.
Sabio
José Celestino
Agapito
Concepción
Piedrahita
Vicente
Borrero y Costa
Manuel
Mutis Bossio
Blas
Piedrahita
María Lucía
Borrero Gómez
Facundo
Mutis Consuegro
Antonio María
Piedrahita
Teresa
Durán Borrero
Domingo
Dolores
Mutis Amaya
Louis
Peru
De Lacroix
Antonio José
Piedrahita
Teresita
Piedrahita
Esposos
El 12 llegó De Lacroix a Santa Marta y de
allí siguió a la Quinta de San Pedro
Alejandrino.
Julio Cesar
García Valencia
Otra vinculación a De Lacroix, aunque sin
ninguna línea de consanguinidad la
encontramos por Manuel Borrero Ramírez
tío político de Concepción Piedrahita que
fue el abuelo de Teresa Durán Borrero.
Abril 1831
A José Manuel Montoya lo habíamos
encontrado con orden de destierro hacia
Cartagena cuando el vencimiento en el
Cerrito del Santuario el 28 de Agosto de
1830.
Sixta Tulia Santander Pontón (prima
107
Para Abril de 1831 lo encontramos en
purificación apoyando a Domingo Caicedo
en contra de Rafael Urdaneta.
Los textos que continúan son tomados de
las Memorias Históricas Políticas escritas
por Joaquín Posada Gutiérrez.
Así le escribe Domingo Caicedo a Rafael
Urdaneta :
República de Colombia - Purificación, 14
de abril de 1831.
“Al excelentísimo señor general en jefe
Rafael Urdaneta.”
“Por decreto de este día, que aco mpañó
en copia, me he declarado en ejercicio del
Poder Ejecutivo nacional, conforme a la
Constitución del año de 1830.
Al
comunicarlo a vuestra excelencia, excitó
su patriotismo, para que evite esta guerra
fratricida en la que se derrama la preciosa
sangre colombiana, pues el Gobierno está
dispuesto a oír proposiciones de
conciliación, en cuanto lo permita su
dignidad, de concierto con el decoro de
vuestra excelencia.”
“Espero que el señor doctor José María
Céspedes, que pondrá ésta en manos de
vuestra excelencia, será tratando con la
consideración debida a su comisión.”
“Acepté
vuestra
excelencia
los
sentimientos de aprecio y consideración
con que me suscribo de vuestra
excelencia
muy
atento,
obediente
servidor.”
“DOMINGO CAICEDO ”
“A los dos días de estar yo en Purificación
habían llegado allí los coroneles Vicente
Vanegas José Manuel Montoya y Ramón
Espina. El coronel Vanegas era más
antiguo y mucho más meritorio que yo.
Siéndome penoso emplearlo a mis
órdenes, y no pudiendo ponerme a las
suyas en aquellas circunstancias, lo
comisioné para seguir a encontrar al
general López, e informarle de mi parte,
que no tenía esperanza inmediata de que
el señor Caicedo viniese, y de todo lo
demás de importancia que se me ocurrió.”
“El día 15 a las diez de la noch e un tropel
de caballos, y los gritos de los que venían
de !viva el general López ! nos alborotaron
anunciándonos su llegada.
Como el
general no tenía aún noticia de hallarse
allí el Vicepresidente, en cuya casa vivía
yo, se apeó preguntando por mí, y
abrazándome
me
dirigió
palabras
lisonjeras ; y como acudiesen los oficiales
a la puerta, se dirigió a ellos y a mí,
diciendo :”
“Vengo a ayudar a ustedes a libertar la
Nueva Granada como un general
ecuatoriano auxiliar.”
“En aquel momento se presentó el gen eral
Caicedo, y yo demostrándoselo (a López)
le dije :”
“Su excelencia el Vicepresidente de la
República encargado del Poder Ejecutivo.”
“El general López se sorprendió y le
saludó respetuosamente, repitiendo la
fatal palabra de que venía “como general
ecuatoriano auxiliar.”
“No haría Media hora que estábamos los
tres en conferencia en la sala, cuando fui
llamado a la puerta : era un oficial, quien
de parte del coronel Montoya (José
Manuel) me avisó que una junta de jefes
me esperaba en su alojamiento, y volé a
la
casa
pensativo
y
alarmado,
conjeturando de qué era que se trataba.
Al entrar yo, todos los que allí estaban me
dijeron que por ningún motivo se pondrían
a las órdenes del general López, bajo el
carácter del general ecuatoriano. Aquella
108
junta era una torre de Babel.
Con
prudencia y buenas palabras calmé la
efervescencia de los jefes que la
componían, manifestándoles que en la
situación en que nos encontrábamos se
necesitaba
proceder
con
prudente
reflexión ;
que
al
día
siguiente
hablaríamos con el señor Caicedo y
resolveríamos lo que se debiera hacer.”
venenosas. Me dirigí a su habitación,
donde la encontré extendida sobre un
canapé, el brazo derecho colgando e
hinchado hasta el hombro.”
“El Comandante Vargas salió conmigo, y
se unió en la calle a los oficiales de su
cuerpo que le esperaban. En ellos era
otra cosa más grave con la que no tenía
que luchar : en extremo alarmados,
hablando a un tiempo, me dijeron que al
pasar el general López, a su entrada, por
la puerta del cuartel de su batallón, había
dado a los soldados unos pesos,
diciéndoles que él sabía que la tropa no
había tenido parte en lo que sus oficiales
habían hecho cuando se pasaron a la
Plata : esto “nos prueba -añadieron- que
el general nos guarda rencor, y a la
primera ocasión, con cualquier pretexto
nos fusilará.” Esfuerzo grande me tocó
tranquilizar a aquellos hombres, a quienes
no faltaba razón para estar alarmad os ;
pero lo conseguí por la noche,
ofreciéndoles que hablaría con el
Vicepresidente sobre el particular, y que
yo, tan comprometido con ellos, correría
con ellos la misma suerte, bien que me
parecían infundado los temores.”
“Alarmados acudieron los moradores de
Guaduas para impedir que la quiteña se
muriese. Y le obligaron a tomar bebidas
alcohólicas calientes y otras pócimas, que
la dejaron dormida. A los pocos días
estaba sana, de cuerpo, dispuesta a
iniciar el peregrinaje triste que la suerte le
había preparado. Llevaba por delante
esta última impresión: Bolívar ni siquiera
la había nombrado en su testamento; ni
había hablado de ella con quienes le
rodeaban. Ni una palabra final para ella,
desde los umbrales de la muerte. La
rigidez de los mandatos eclesiásticos
había impuesto silencio absoluto, al genio,
después de que el día 10 de diciembre se
confesó y se arrepintió hasta de sus
pecados de amor.”
En el libro Manuela S áenz de Alfonso
Rumazo González, del cual hemos
tomado algunos de los textos incluidos,
dice:
Así describe Boussingault el primer
impulso de Manuelita al enterarse de la
muerte del Libertador.
“Estaba pobre y vencida. Después de
unos meses de permanencia en Guaduas
regresó a Bogotá, en los precisos
momentos en que ya el escaso dinero de
reserva comenzaba a faltarle. Llegada a
la capital, empezó a empeñar sus joyas.
Uno de los recibos que se conservan, dice
así: “Recibí del señor Rafael Isari de
Lozano doscientos pesos, último resto de
la cantidad de mil, en que fueron vendidos
unos zarcillos con brillantes, por mano del
señor Haro. Bogotá, julio 27 de 1831.”
“En viaje de Bogotá al Valle del
Magdalena, llegué en la tarde a Guaduas.
El coronel Acosta, en cuya casa me apeé,
se dirigió a mi llorando, diciéndome que
Manuelita se moría, que se había hecho
morder por una serpiente de las más
La historia de esta picadura de culebra ha
sido confusa y algunos al tomar una carta
de Manuelita a Juan José Flores el 6 de
mayo de 1834 tratan de desmentir lo
escrito por Boussingault al analizar el
texto de la carta:
B-23 EL INTENTO DE SUICID IO DE
MANUELITA .-
109
“¿Qué tengo yo que hacer con la polític a?
Yo amé al Libertador; muerto, lo venero, y
por esto estoy desterrada por Santander.
Crea usted, mi amigo, que le protesto con
mi carácter franco que soy inocente,
menos en quitar del castillo de la plaza el
retrato del Libertador. Visto que nadie lo
hacía, creí que era mi deber y de esto no
me arrepiento. Y suponiendo esto delito,
¿no hubo una ley de olvido, dada por la
Convención? O me puso a mí fuera de
esta ley? Dicen también que mi casa era
el punto de reunión de todos los
descontentos. General: crea usted que
yo no vivía en la Sabana para que
hubiesen éstos cabido; a mí me visitaban
algunos amigos, más yo omitía por
innecesario el preguntarles si estaban
contentos o descontentos. A más de esto,
habrían dicho que era una malcriada.”
“Sobre que tuve parte en El Santuario,
señor, es una tamaña calumnia:
yo
estuve en Guaduas, tres días de Bogotá,
(y la acción fue en Funza, cerca de la
capital), y a más, picada por una culebra
malsana dos veces. Si hubiese estado
buena, quién sabe si monto e n mi caballo
y me voy de cuenta de genio y nada más,
pues usted no ignora que nada puede
hacer una pobre mujer como yo; pero
Santander no piensa así; me da un valor
imaginario, dice que soy capaz de todo y
se engaña miserablemente.”
Manuelita cita:
“Tuve parte en El
Santuario” cuando nombra El Santuario
no debemos confundirnos y pensar que se
refería al Santuario Antioquia, donde
había sucedido en 1829 el asesinato de
Córdova, por lo cual es confuso relacionar
la picadura de culebra, pero lo que no se
puede negar es la culpabilidad de Rafael
Urdaneta en la orden de asesinato de
Córdova, de lo cual no debería estar
lejana la influencia de Manuelita.
El Santuario que nombra es cerca a
Funza, donde lograron vencer a
Mosquera.
También dice: “Yo estuve en Guaduas,
tres días de Bogotá, (y la acción fue en
Funza
cerca
de
la
capital)” ,
probablemente haciendo referencia a la
expulsión que de Bogotá le hicieron en
julio de 1830.
La mordedura de serpiente, que
adicionalmente fue doble, Manuelita la
relaciona más a su expulsión, donde da a
entender que ella en el estado en que
estaba por la picadura, tenía un
argumento de inocencia para no ser
implicada en la revolución de Urdaneta.
Manuelita no tenía necesidad de ser
absolutamente sincera con Flores y nos
quedará la duda si el dolor de Manuelita al
recibir la noticia de la muerte de Bolívar, la
llevó a tomar esa última y fatal
determinación, que ya la había sentido en
su interior también Bolívar cuando el 4 de
junio de 1830 le había escrito a Castillo y
Rada “deseando casi con ansia un
momento de desesperación para terminar
una vida que es mi oprobio”, y con esta
carta del 6 de mayo de 1834 trató de no
dejar conocer su debilidad, al aparecer
derrotado con intento de suicidio.
El anterior tema de tentativa de su icidio no
fue único y Juan Bautista Boussingault en
sus memorias comentando una excursión
al Salto de Tequendama, así se refiere:
“La marcha nos había abierto el apetito.
Devoramos y bebimos más de la cuenta.
La coronela (Manuelita) tenía una loca y
comunicativa alegría. Pensaba en mis
adentros, para no ensombrecer la reunión:
Somos ocho, y es de temerse que entre
nosotros haya uno por lo menos que se
precipite en el abismo.”
110
“En la noche -agrega más adelante- los
excursionistas al Tequendama se hallaban
reunidos en el salón de Manuelita y ella
estaba fresca, con flores naturales en el
cabello, encantadora, amable con todos,
hablando del salto. “Hemos de volver,
decía entusiastamente, y será pronto”.
Los vínculos con Manuelita no los hemos
podido conseguir y ....... Simón Sáenz su
padre ignoramos si tiene alguna relación
sus ascendientes en España con los
ascendientes de Pedro Sáe nz el suegro
de Francisco Montoya Zapata o con la
mamá de María Paz Piedrahita Sáenz que
fue mujer de Francisco de Paula
Santander.
Sin embargo, de sus amantes si sabemos
con Bolívar uno de los enlaces sería:
Manuelita
Saenz
Blas
Piedrahita
Antonio María
Piedrahita
Bolívar
Palacios
Sixta
Pontón
Piedrahita
Benigna
Palacios
y Bolívar
Francisco
de Paula
María Josefa
Pedro
José María
Santander
Briceño
Mendez
Antonio José
Piedrahita
Teresita
Piedrahita
Simón
Juana María
Esposos
Agapito
María Francisca
Piedrahita
Mariaca
Esposos
“Un misionero inglés se puso a improvisar
versos insensatos sobre el infie rno, el
paraíso y el fin del mundo; dos irlandeses,
repletos, se durmieron y se echaron a
roncar, como para insultar la hermosura
de la naturaleza; los estaba observando, y
de repente vi a Manuelita, de pie a orillas
del
precipicio,
haciendo
increíbles
ademanes. Con el ruido del Tequendama,
era imposible oír lo que decía.
En
seguida me lancé hacia ella y la así por la
esclavina, y sostuve a Manuelita
fuertemente por el muslo, mientras el
doctor Cheyne, comprendiendo el peligro
en que estaba aquella mujer loca y no
muy sobria, agarrándose a uno de los
árboles, se enrolló en el brazo izquierdo
las largas y magníficas trenzas de la
imprudente que parecía decidida a saltar
al abismo. Cheyne y yo pasamos un
cuarto de hora terrible; al fin intervinieron
los amigos y pusimos a Manuelita en lugar
seguro.”
Julio Cesar
García Valencia
En el libro Manuelita Sáenz escrito por
Alfonso Rumazo González, hay una
narración de la cual transcribiremos una
parte.
“Un día la llevan al convento de las
monjas de Santa Catalina, en donde
probablemente había alguna religiosa de
la familia, y la dejan interna. ¿Q ué va a
aprender? “Esas labores de aguja, esos
bordados en oro y plata que son motivos
de asombro para los extranjeros; la
preparación de helados, sorbetes y
confituras. Las religiosas enseñan, a la
vez, a leer y a escribir. Es todo lo que
sabe una joven de buena familia.”
“... en este colegio en cuyos claustros
encierran a Manuelita, a la edad de
diecisiete años (dato suministrado por
Boussingault).
Claro aparece que la
educanda aprenderá mucho que todavía
ignora; las educadoras son ejemplares!
Va a querer suficientemente documentada
para el resto de la vida.
Debe de
revolucionar suficientemente el colegio,
pero
también
debe
de
sentirse
revolucionada. Oblíganla a rezar mucho,
a confesarse, a cantar, a comuniones
periódicas. Accede, pero a poco es tá
111
que se subleva de hastío. Siente el
impulso de la vida libre que late por todo
su cuerpo en vibración permanente. A
hurtadillas se ejercita en el baile; a
hurtadillas también aprende a fumar. Y si
hay
algo
que
le
obsesione
preferentemente es estar si empre muy
bien arreglada y elegante.”
“Manuela es extraordinariamente feliz
cuando mensualmente le dejan salir a la
casa por todo un domingo, después de la
misa.”
“La negra Jonatás, en un día de visita al
claustro, se acerca discretamente al oído
de su niña y le dice que hay alguien que la
corteja con interés, desde el último día de
vacaciones. Gratísima es la noticia para
Manuela que tiene infinita sed de amor.
Se trata del joven oficial Fausto d’Elhuyar
siempre la preferencia obsesionante por
los uniformes militares quien actúa en
el ejército en servicio del rey. Es hijo del
célebre químico español del mismo
nombre y apellido, a quien se debe el
aislamiento del tungsteno, y quien sirve
también ahora en el ejército del rey, en
México, en calidad de ingeniero. Es,
además, sin duda amigo de José María e
Ignacio, los hermanos de Manuela. Y, por
último, une a su elegantísima presencia
un corazón ardiente, una inteligencia clara
y una palabra de gran seducción.”
“Se encienden los amores con mucha
rapidez, primero a través de cartas
llevadas y traídas por la negra; luego por
conversaciones
sumamente
bien
disimuladas en la misma casa de doña
María, en los días de asueto de la
estudiante. Y por último en cualquier sitio
de la ciudad, a donde sale Manu ela con
mil pretextos y gracias a su extraordinario
talento para crear situaciones intrincadas.
Pasan varios meses y el amor llega ya a
un gran encumbramiento.
Se ha
convertido en pasión. El joven oficial ama
a Manuelita y la desea; ve en ella un
apetitoso manjar, dentro de la natural
tendencia de las gentes de cuartel de
entonces, empañadas mas que todo en la
aventura. Para d’Elhuyar esta niña Sáenz
constituye el objeto de un máximo
arrebato pasional, por el que bien vale
jugarse lo que fuere.”
“Los amores de Manuela continúan cada
día más apasionados; son ya fuego que
consume, que desorbita el espíritu, que
tortura el cuerpo. ¿A qué esperar más?
¿A qué padecer? Una mañana Manuela
obtiene permiso para salir del claustro,
con cualquier pretexto, y no vuelve. La
preciosa quiteña se había dejado raptar
por d’Elhuyar. Había comenzado a vivir
peligrosamente, en busca de una suerte
extraordinaria!”
“¿Cuánto tiempo y en dónde estuvo
Manuela con su apuesto oficial, realizada
la fuga? Se ignora. “¿F ue abandonada
por su raptor y restituida a su familia? Es
lo que no se”, dice Boussingault.
Probablemente es restituida al convento,
de donde la sacarán para llevarle al altar,
adornada con velos nupciales.”
“Esta aventura inicial de su existencia
muy explicable y muy de esperarse 
no le deja placentero recuerdo en el
espíritu: “Manuelita no hablaba nunca de
su fuga del convento”.
Pero le
proporciona una experiencia fundamental
y le advierte de algo que ella ignoraba
todavía: es infecunda. El doct or Cheyne,
médico suyo por algún tiempo, dirá más
tarde:
“era mujer de singular
conformación”.
“Ninguna comidilla mejor para la
habladuría quiteña que esta primera
aventura de la hija de Simón Sáenz. El
112
“Don Simón y doña María hallan en Quito
un hombre que carece de prejuicios; como
médico goza de amplio prestigio; como
sajón es caballeroso, recto, sincero . Sus
riquezas le permiten llevar vida muy
holgada y de amplias relaciones sociales.
Su edad cuarenta años para su raza
significa juventud; su catolicismo frío,
indiferente, no es óbice para una
estimación sincera. Conoció a Manuela
probablemente en alguna ocasión en que
fué a recetar en casa de su madre, o en la
calle, en cualquier parte. Es el doctor
Jaime Thorne.”
“Queda concertada
mediados de 1817.”
la
boda
para
Los dos hermanos que aislaron el
tungsteno metálico en 1783 eran Fausto y
Juan José Elhuyart, Fausto se fue a
Méjico y Juan José que empezó a utilizar
para su apellido la grafía D’Elhuyart, vino
a Colombia durante el gobierno de Carlos
III como Director del Real Cuerpo de
Minería del Nuevo Reino de Granada para
América, llegando el 29 de julio de 1784 y
tuvo dos hijas mujeres: Ursula y Fausta, y
un hijo barón llamado Luciano.
Luciano nació en 1793, ingresó al colegio
del Rosario en 1806, entró a las filas
patriotas y fue gran amigo de Atanasio
Girardot y se enloqueció de dolor con su
muerte. Vengando a su amigo se llenó de
gloria y realizó tales proezas en la batalla
de Trincheras que el Libertador le dió el
en el campo de batalla el grado de
Coronel.
Tras la pérdida de Puerto Cabello regresó
a
Cartagena
siendo
nombrado
comandante general el 17 de noviembre
de 1814. Fue desterrado en 1815 por
Pedro Gual y viajó a las Antillas. En 1816
durante el sitio de Cartagena por Morillo
venía con refuerzos y naufragó su barco,
muriendo en este acto.
María Josefa
Modesto
Villa Zapata
Clara
Villa Jaramillo
Antonio María
Piedrahita
Manuela
Sáenz
Fausto
D’Elhuyart
José Joaquín
Tirado Villa
Josefa
María
Antonia
Bastidas
y Lee
Luciano
D’Elhuyart
Antonio José
Piedrahita
Teresita
Piedrahita
Fausto
Juan José
D’Elhuyart
Esposos
mismo d’Elhuyar se ufana de ello, con
muy poca caballerosidad. La madre debe
de sufrir horriblemente. Pero hay una
solución al problema. En esos tiempos,
por suerte, el matrimonio es cosa que no
atañe a las solteras, sino a sus padres; las
bodas se conciertan sin contar para nada
con la novia y para muy poco el novio; la
autoridad paterna hállase encargada por
tradición de juntar parejas de acuerdo con
los apellidos y las conveniencias. Nada
importa que mañana no sean felices; para
eso
están
las
libertades
que
discretamente se toman los unos y las
otras, por sobre la unión declarada
indisoluble por los eclesiásticos. A la
mujer en el hogar le corresponden la
sumisión, la actitud humillada, el ahogo
permanente de sus mejores aspiraciones.
El amor es, por esto, más que todo un
anhelo, una insatisfecha esperanza; surge
romántico o sea lloroso por imposibilidad
de llevarlo a la realidad plenamente.”
Julio César
García Valencia
José Joaquín Tirado Villa primo cuarto de
Teresita Piedrahita, era concuñado de
Juan José DElhuyart, el tío de Fausto
DElhuyart.
Boussingault se excedía en comentarios
sobre Manuelita que para el efecto sin
entrar a comentar nos atrevemos a
transcribir.
113
“Es necesario saber que ella nunca se
separaba de una esclava joven, mulata de
cabello lanoso, hermosa mujer, por cierto,
que siempre vestía como soldado, salvo
en las ocasiones en que referiré después.
Era la verdadera sombra de su ama; y
quizás, si aceptamos la su posición, su
amante también conforme a un vicio muy
extendido en el Perú. Junto con algunos
camaradas he presenciado escenas de
ese vicio; pagando cada quien su cuota
por asistir a la impura ceremonia que no
deja de ser divertida. Por otra parte,
nunca nos preciábamos de poseer una
moral muy severa. La mulata no se las
daba de ángel inocente; encerrada con
Manuelita en el camarote, tenía, sin
embargo, permiso para entrar y salir
libremente. El resto se adivina.”
Comentarios similares figuran en el li bro
Manuela Sáenz de Alfonso Rumazo
González, más o menos por la época de
los diecisiete (17) años de Manuelita.
“A tal punto llega la intimidad que ha
tomado con las negras Jonatás y Nathán,
que, con ser esclavas, sumisas,
modestamente serviciales, se pe rmiten
muchas franquezas, a condición de que
“en sociedad”, o sea en presencia de
extraños, no dejen de aparecer esclavas.
La confianza de Manuela se funda en
chismecillos y secretos mantenidos desde
la infancia y preguntas y averiguaciones
de origen sexual que corren ahora entre
ellas con sobrada frecuencia. Las negras,
en contacto con sirvientes y peones, oyen
muchas cosas obscenas, son acariciadas,
asediadas, casi asaltadas por unos
cuantos mozos mestizos que ven en
aquellas formas armónicas, espléndid as,
exaltantes y provocativas, una insistente
tentación. Al caminar las negras mueven
sus
curvas
armónicamente,
con
movimiento redondo, de serpiente. Sus
ojos despiden inquietud y lascivia. Para
una mujer de esta raza los diecisiete años,
en otras circunstancias, significan la
maternidad. Pero Jonatás y Nathán son
infecundas. Probablemente cayeron en la
seducción
cualquier
día.
Estas
experiencias íntimas son las reveladas a
la patrona Manuelita, quien, a espaldas de
la madre, se informa de todo, se in quieta
con todo, comienza a padecer ya la tortura
del deseo.”
Nathán en sus relaciones con un negro
jamaicano engendró a Juana Rosa y ya
fueron tres las esclavas que la
acompañaron. Su resto de vida en Paita y
allí fue precisamente Juana Rosa la
sirvienta joven que se contaminó de
difteria para morir Juana María el 20 y
Manuelota el 23 de noviembre de 1856.
B-24 JOSÉ MARÍA DE MOSQUE RA
ARBOLEDA Y FIGUEROA .Muchas veces nos equivocamos
establecer “de tal palo tal astilla”.
al
Al realizar esquemas de i nterconexión, los
gráficos no nos permiten ni maliciar las
historias que existen detrás de cada una
de las personas graficadas.
114
Nicolás
Cristóbal IV
Tomasa
Prima
9
11
Alonsa
de Sarria
Velasco
De Mosquera
y Figueroa
Isabel De
Castrillón
Mosquera
José de
Mosquera y
Figueroa
Francisco Javier
De Mosquera
y Sarria
Cristóbal
Ruiz
José María
Mosquera
Figueroa
Dionisia
Mosquera
Bonilla
Joaquín
Ana María
Crespo
Francisca
Ruiz
Tomás Cipriano
De Mosquera
Arboleda
Narcisa
Jaramillo
José María
Obando
Bartolomé
Velilla Jaramillo
De:
Dionisia Mosquera Bonilla
José María Obando
En la gráfica podemos notar que José de
Mosquera y Figueroa era primo hermano
de Francisco Javier de Mosquera y Sarria,
de tal forma que José María Mosquera y
Figueroa era primo tercero de Dionisia
Mosquera Bonilla. Unos primos que eran
el polo opuesto como nos lo cuentan en
las genealogías.
El aprecio del Libertador por José María
era enorme, queriéndolo como se quiere a
un hermano o a un padre.
Dicen Las Genealogías:
Fulgencia
Velilla
Tomo V - Pág. 403
Teresita
Piedrahita
Julio Cesar
García Valencia
Isabel de Castrillón Mosquera, la sexta
abuela de Teresita Piedrahita, fue prima
hermana de José de Mosquera y
Figueroa, el abuelo de los presidentes
Joaquín y Tomas Cipriano de Mosquera.
“Del aprecio del Libertador hacia este
patricio da cuenta O’Leary en sus
Memorias:”
Concepción
Palacios y
Blanco
De:
José María Mosquera Figueroa
Joaquín y Tomas Cipriano de
Mosquera y Arboleda
Isabel de Castrillón Mosquera también fue
prima hermana de Francisco Javier de
Mosquera Sarria, el bisabuelo del
Presidente José María Obando.
De tal forma que Teresita Piedrahita viene
a ser:
Bolívar y Ponte
Simón
Bolívar
Teresa
Jerez Aristeiguieta
Manuel
Josefa
De tal forma que Teresita Piedrahita venía
a ser:
Prima
9
10
Luisa
Juan Vicente
Santamaría Isaza
Blas
Piedrahita
Julián
Santamaría
Tirado
Antonio María
Piedrahita
Soublette
Aristeiguieta
Daniel
Florencio
O’Leary
Antonio José
Piedrahita
Teresita
Piedrahita
Soledad
Carlos
Concepción
Esposos
Antonio José
Piedrahita
Julio Cesar
García Valencia
Blas Piedrahita, el bisabuelo de Teresita
Piedrahita era primo hermano de Julián
Santamaría Tirado. Julián viene a ser :
115


Primo cuarto de Teresita Piedrahita.
Yerno de Teresa Jerez Aristeiguieta,
prima hermana de Simón Bolívar.
 Cuñado de Carlos Soublette que llegó
a ser Presidente de Venezuela (1837 1838).
 Concuñado de Daniel Florencio
OLeary.
“El 9 de diciembre de 1825 se celebraba
en Chuquisaca un banquete para celebrar
el primer aniversario de la batalla de
Ayacucho. Llegada la hora de los postres,
el Libertador, en oportuno brindis, hizo
elogio a Sucre, a quien llamó el más
distinguido
de
los
generales
de
Colombia.... Sucre, modesto y agradecido,
expresó al Libertador su agradecimiento y,
a su turno propuso un brindis por “el
primer ciudadano de América”. En alto las
copas, Bolívar llenó la suya y dijo:”
doctor José
Popayán.”
Mosquera,
de
Joaquín Mosquera nunca estuvo a la
altura de las circunstancias de Colombia ,
para manejar un momento tan crítico
donde los menos apropiado venía a ser
un gobernante débil.
El hecho de que Joaquín Mosquera, hijo
de José María fuera sucesor en la
presidencia y que Domingo Caicedo fuera
el vicepresidente deben haber sido un
voto del congreso para suceder al
Libertador por personas de su absoluta
confianza.
“Brindo por él con mucho gusto, porque
le conozco.”
María Ignacia
Rosalía
Rafael
Mariana
Mauris Berdaya
Ricaurte y
Terreros
María Antonia
Posada Mauris
Juan Esteban
Ricaurte Mauris
José María
Carrasquilla
Antonio
Ricaurte
Mariana
Jerónimo
“Sorprendidos los circunstantes por esta
respuesta, se creyó el Gran Mariscal
obligado a explicar así su alusión:”
“General, al proponer yo el brindis y
alzar sus copas nuestros compañeros
para corresponderlo, hemos querido ellos
y yo libar en honor vuestro, en quien
reconocemos el primer ciudadano de
América.”
“Es otro a quien corresponde este título ,
aclaró el Libertador. Hay en Colombia un
hombre modesto, que con tener en su
hermano un regente de España, defendía
mientras tanto la causa de nuestra
independencia, Sus hijos se dedicaron a
la patria desde que tenían capacidad de
servirla; y él me proporcionó recursos de
importancia para la campaña de Pasto de
1822. Si me fuera dado elegir un padre
después de muerto el mío, escogería al
María
Federico
Carrasquilla
De Mendoza
Galavis
Clementina
Carrasquilla
José Gregorio
Gutiérrez Moreno
Ana Delia
Santamaría
Carrasquilla
Rosa
Vasquez
José
Prieto de Salazar
Petronila
Prieto Ricaurte
José
Francisca
Josefa
Santamaría
Prieto
Antonia
Vergara
Ignacio
Gutiérrez
Vergara
Julio Cesar
García Valencia
Domingo
Caycedo
y Santamaría
Rosalia Mauris Berdaya la quinta abuela
de Rosa Vásquez era concuñada de
Mariana
Ricaurte
y
Terreros
respectivamente de los Presidentes era:

Bisabuela de Domingo Caicedo y
Santamaría.
 Tatarabuela de Ignacio Gutiérrez
Vergara.
116

Abuela de José Santamaría Prieto el
cuñado del Presidente Jerónimo de
Mendoza Galavis.
¿Por qué Manuelita y Urdaneta no se
entendieron con Joaquín Mosquera?
¿Por qué conspiraron contra Mosquera?
¿Era Joaquín Mosquera un débil?
¿Por qué Mosquera nombró a Vicente
Azuero como Ministro de Interior y Justicia
siendo éste conspirador contra Bolívar?
¿Sabía Bolívar de la íntima amistad que
existía entre Joaquín Mosquera y
Francisco Montoya Zapata? ¿Sabía que
en Jamaica habían vivido juntos?
B-25 DIONISIA MOSQUERA BO NILLA
Dice en Las Genealogías:
Tomo V - Pág, 416
“Doña Dionisia de Mosquera Bonilla fue
protagonista del célebre escándalo que
conmovió a la sociedad de Popay án en la
segunda mitad del siglo XVIII. Casada en
esa ciudad el 11 de enero de 1761 con el
comerciante español don Pedro López
Crespo de Bustamante, doña Dionisia
sostuvo amores ilícitos durante varios
años con el payanés don Pedro García de
Lemos, marido de doña Juana María
Hurtado Arboleda. Estando embarazada
de Lemos y estando su marido de regreso
de un viaje a España, doña Dionisia y su
amante decidieron la muerte de Crespo.
En un principio enviaron varios esclavos
con la orden de darle muerte en el camino
de La Plata a Popayán, pero, al no tener
éxito, lo asesinaron en su casa de
Popayán y cubrieron el espantoso crimen
haciendo parecer que había muerto por
efecto de la certera cornada de un novillo.
Esto sucedió el 29 de enero de 1770. La
situación levantó sospechas; los esclavos,
llamados a declarar como testigos,
confesaron; y don Pedro Lemos y doña
Dionisia fueron condenados con tres
cómplices a la pena capital por auto de la
Real Audiencia de Quito dado en esa
ciudad el 26 de octubre de dicho añ o. La
sentencia sólo se cumplió parcialmente,
pues Lemos huyó y murió en Quito, de 75
años, el 3 de junio de 1809, y doña
Dionisia se asiló en los conventos de
Carmen y la Encarnación. Años mas
tarde casó de nuevo en la viceparroquia
de García, jurisdicción de Caloto, el 4 de
noviembre de 1772 con su pariente don
José Manuel González del Valle y Silva,
vecino de Caloto, fallecido en la hacienda
de García el 15 de junio de 1816, hijo
legítimo del español don Antonio
González del Valle y doña Ana de Silva
Saavedra, casados en Cali el 25 de abril
de 1731. De este matrimonio de doña
Dionisia nacieron tres hijos.
Doña
Dionisia falleció a fines de septiembre de
1804 en jurisdicción de Caloto.”
B-26 PRINCIPIO Y FIN
MARÍA OBANDO .-
DE
J OSÉ
De Dionisia nació Ana María Crespo.
Dice así en Las Genealogías:
Tomo V - Pág. 417
“De los amores de doña Dionisia y don
Pedro García de Lemos nació una niña
que se llamó Ana María Crespo, bautizada
por necesidad en Popayán el 26 de julio
de 1770 y crismada en la misma ciudad el
6 de marzo de 1771. Ana María creció en
la hacienda Los Frisoles, en jurisdicción
de Caloto, de propiedad de su tío el doctor
don Lorenzo de Mosquera.
Sostuvo
relaciones con el español don José
Iragorri, y de esta unión nació en G enge,
jurisdicción de Caloto, el 8 de agosto de
117
1795 el general don José María Obando,
bautizado el 10
de octubre
siguiente en la iglesia vice -parroquial de
García, quien tomó el apellido de su padre
adoptivo, don Juan Luis Obando, y llegó a
ser una de las figuras más prominentes
del país en el siglo pasado, presidente de
la república, elegido por elección popular
para el cuatrenio que comenzó el 1° de
abril de 1853”.
El hijo natural de Ignacio Iragorri y Ana
María, la hija de Dionisia, fue adoptada
por una familia española que le dio su
apellido y la cual estaba compuesta por
Juan Luis Obando y Agustina Del Campo.
Contradiciendo esta versión de la
paternidad que figura en las Genealogías,
existe una versión presentada por Enrique
Naranjo Martínez en su libro Escarceos
Históricos, donde argumenta que el padre
de Obando fue Pedro Vicente Martínez
Cabal.
“Popayán, agosto 28 de 1830”
El cura Lorenzo Mosquera tío de Ana
María, era dueño de la hacienda García
que había comprado en 1776 y allí vivió
Dionisia y después continuó viviendo Ana
María.
Lorenzo le vendió a José Iragorri parte de
la hacienda y éste fundó allí la hacienda
Quebradaseca.
El doctor Pedro Vicente Martínez Cabal
tuvo con Ana María una hija nacida el 18
de noviembre de 1790 también llamada
Ana María. Cinco años después, el 8 de
agosto de 1795 nacía José María
Obando.
Los dos hijos fueron bautizados el 10 de
agosto de 1795 en la iglesia viceparroquial
de García dejando constancia en la
partida que eran hijos de “padres no
conocidos.”
Finalmente argumentos concluyentes no
existen para determinar que Obando sea
hijo de Iragorri o de Martínez y todo se
limita a comentarios de parentesco que
Obando le dio trato de pariente a un
Martínez y no se lo dio a un Irag orri.
Sucre fue asesinado el 4 de junio de 1830
y unos meses después José María
Obando escribe esta carta a Salvador
Córdova.
“Señor Coronel Córdova.”
“Mi querido Salvador:”
“Mucho tiempo hace que iba a escribirte,
pero no le he hecho hasta no tener
conducto seguro; hoy lo ha go con el
Capitán Jaramillo, quien te dirá todo, todo
cuanto él ha visto, y va al cabo de todo lo
que hay por este Departamento. Vamos a
lo importante, que es nuestra Patria, para
la que tiene usted tánto motivo de afilar su
espada y levantarla. Usted ve que a
pesar de cuanto ha pasado, aún quieren
imponernos la ley tirana, y quizá, quizá las
imprecauciones del Gobierno nos lleven a
la tumba más bien que los esfuerzos de
los genízaros. A esto es necesario que
todos los hombre como usted se hagan
cargo de la fuerza militar. Arregle usted,
fomente la opinión y pongámonos de
acuerdo. Actual una facción de ladrones,
como Mariano París y otros de esta
calaña, oprimen la capital, sitiándola, con
el fin de elevar al carnicero Urdaneta. Por
fortuna el Gobierno aprovecha la opinión y
desbaratará esa gavilla; ¿pero bastará
desbaratar y no destruir? Esta es mi
opinión, y no debe perdonarse una cabeza
sola que se levante. Amigo, si no nos
paramos, adiós patria y adiós pescuezos.
Arriba pues, y obremos de acuerd o.”
“Con motivos de las cosas de Bogotá,
estoy organizando aquí una Columna que
no bajará de quinientas plazas, para
118
marchar a Bogotá, si es necesario,
basada en dos Compañías de Vargas que
tengo bien, bien, bien; pero esta columna
se forma más bien par a esperar algún
movimiento que sospecho pueda haber en
este Valle; para este fin sale a Cartago el
Capitán Pedro Antonio Sánchez, con
quien puedes entenderte allí. Si hay
alguna novedad en el Valle, débese venir
una fuerza de esa a Cartago para obrar
por aquella parte, y procurar comunicarse
conmigo por mil medios, para combinar
operaciones.
Esto es puramente
preventivo, por si llega el caso.”
“Con tan justos motivos tengo el gusto de
recordar nuestra amistad, y querernos
como hermanos que corremos una misma
suerte, y es siempre tu amigo y
compañero,
J.M. OBANDO”
“El General López no sigue ya a Panamá;
se halla en ésta, y todos trabajamos con
provecho.”
De Mariano París aquí citado, la gráfica
de la interconexión sería:
María Ignacia
Rosalía
Mauris
Berdaya
Rafael
Mariana
Ricaurte
y Terreros
María Antonia
Posada
Mauris
María Andrea
Genoveva
Ricaurte Mauris
José María
Carrasquilla
Manuel
José Ignacio
José María
Joaquín
Mariano
Federico
Carrasquilla
París Ricaurte
Clementina
Carrasquilla
Ana
Santamaria
Rosa
Vásquez
Julio César
García Vásquez
María Antonia Posada Mauris la cuarta
abuela de Rosa Vásquez, era prima
hermana de María Andrea Genoveva
Ricaurte Mauris la mamá de Mariano
París.
Rosa vendría a ser prima séptima de
Mariano París.
El fin del general José María Obando así
es narrado en las Biografías de Joaquín
Ospina.
“En 1860 regresa Obando a Colombia y
el presidente del Estado soberano del
Cauca, lo llama al servicio como
comandante general de las fuerzas del
mismo
Estado
para
defender
la
federación; unidos estos dos conspicuos
caudillos,
hasta
entonces
rivales
119
irreconciliables, vencen en Derrumbado y
Manzanillo; continúa la campaña y avanza
sobre
Cundinamarca;
después
del
sangriento combate de Sobachoque, el
general Obando pretende unirse con una
pequeña fuerza al ejército del general
Mosquera y a su paso por el páramo de
Cruzverde, al caer de la tarde, el 29 de
abril de 1861, cae alanceado con su
compañero de armas el heroico Patrocinio
Cuéllar, en Puente de Tierra, muy cerca
de Subachoque. Así terminó su agitada y
dramática existencia el general José
María Obando, modesto y humilde
ciudadano que como caudillo fue el ídolo
del pueblo.”
Sobre los beneficios y honores que trajo
para Obando, haber sido el asesino de
Sucre, escribió José Le Gouhir en el libro
Historia de la República del Ecuador de lo
cual transcribiremos la tesis 47 :
Tesis 47 : Un Partido Agradecido
“El General Obando, por su hazaña de
Berruecos, hizose acreedor a toda
protección favor y dignidad, por parte del
partido Liberal agradecido”
“Aun bajo el régimen conservador, no dejó
de hallar ciertos apoyos preciosos,
atenuadores
de
sus
crímenes,
glorificadores
de
sus
atrocidades ;
hombres prontos a sacrificarse por “la
gloria del Idolo del Liberalismo”.
“El Partido en masa no vaciló en lanzarse
en una general y abierta rebelión por
salvar a Obando, aunque no fuese
honrosa la causa de la sublevación ; y
quedóse comprometido el honor colectivo
del Partido, identificándose con la suerte
de un personaje sindicado del asesinato
del Mariscal de Ayacucho. El Partido
pasó lista en todas las partes, y fue
consigna alzarse para defender a
Obando”.
“En el mismo Cuerpo Legislativo, el Club
fue creando y manteniendo una masa
preponderante para proteger y ensalzar al
genuino representante del civismo y de la
libertad. La razón política que ponía en
salvo los intereses del mundo Timoleón,
llegó hasta solicitar amnistías políticas ; ni
le fue arduo sustraer, ya el proceso
seguido en Pasto, ya el de Bogotá iniciado
por Urdaneta contra los asesinos del
Mariscal.”
“Respecto de las amnistías, notable fue el
afán de los partidarios de Obando para
que la que otorgó el Congreso de 1853 se
extendiera a los delitos políticos, aún los
del año 30. !Cuando no hicieron los
mismos en el Senado para que no le
sometieran a juicio ! - Dice Restrepo - :
“Lo más curiosos es que los amigos de
Obando votaron contra el proyecto de
que se le pudiera juzgar.
Esta
circunstancia, agrega, dio mucho que
pensar en la materia”.
“Habiéndose conformado con esta
resolución.
Obando
se
acogió
implícitamente, para evitar el juicio
conformado con esta resolución, el juicio,
a esa amnistía que él mismo había
declarado que le infamaba.”
“Si Obando hubiera querido en realidad
ser juzgado, ¿habríale impedido sus
amigos buscar la vindicación en tela de
juicio ?2.
“En los nuevos días de gloria de Obando,
no dejó de intrigar en distintos sentidos
aquel círculo parlamentario hasta que, por
fin, la poderosa voz de Torres Caicedo,
después de referir prolijamente los
ridículos conatos efectuados en el
congreso de 1849, concluyó el asunto
enrostrando al Partido su perfidia. “Es ya
tiempo exclamó, que caiga la venda que
cargara a los ilusos ... Hay que tener
120
presente y no olvidar jamás que los
conservadores han trabajado con ahínco
porque Obando pruebe su inocencia en
contradictorio juicio, y que éste y sus
adeptos han combatido tal mira después
de haber pedido tenazmente el juicio”.
“Obando no siempre debió su salvación a
la intriga oculta aun en momentos en que
la explosión popular parecía incontenible :
hubo veces en que Obaldía, Murillo y
Florentino González, protestaron en la
Prensa que no existía tribunal competente
para juzgarle y que, cuando lo hubiese
habido, el Partido Liberal no consentiría
nunca en que al General Obando se lo
llevara al patíbulo. De hecho faltó esta
expiación a la memoria de Sucre y a la
Justicia patria. Por otra parte hubiera
costado una revolución y una crisis más.”
“El Historiador Juez que, de tantos años
acá, viene amargado al Criminal de
Berruecos y a sus mantenedores, ha
podido atestiguar a su costa cuán ardua
sea para la justicia tocar en la fama del
héroe que, con Santander, Soto, Azuero y
los sicarios de Septiembre, forman el
substrátum del procerazgo antibolivarista.
Para el espíritu que parece invadir a
ciertos círculos de Partido R ojo, el
Libertador de Colombia debe bajar ; podrá
campearse acaso en el Panteón
Venezolano ; pero debe retirarse el
Hombre de la Guerra ante el Granadino,
el hombre de la ley [ !].”
“El nuevo espíritu pseudonacionalista que
tiene a rebajar a Bolívar, tant o como
prueba ensalzar a Santander, se extiende
a éste “Brazo de Santander” y de la
primitiva democracia : recuerda, pero,
ocultando el funesto desempeño de tales
destinos, cómo sin merecimientos propios
fue llamado el Asesino de Gobernaciones,
a ministerios y hasta dos veces al mismo
solio del Ejecutivo ; !sólo atiende a !
legatario de la espada del fundador y
sucesor cuyo en la labor de consolidar
aquella Escuela, responsable de tantas
desgracias.”
“Debe leerse al respecto el noble artículo
que escribió en 1881, Pérez y Soto en la
“Opción Nacional” de Caracas, para
combatir el proyecto de erigir una estátua
al “feroz Baudillo” que en realiidad ha
merecido más de los enemigos de la
Patria y acarreado más deshonor a su
partido... Sólo como una aberración
humana, escribe allí, puede explicarse la
influencia que Obando adquirió en cierto
partido político tan sin principios o tan
ciego que no vio en este su Jefe su
proceso de condenación. Ayer no más, no
era otro el lenguaje del impecable Juez.”
B-27 JOSE HILARIO LOPEZ
Luis María
Genoveva
Montoya Zapata
Nazario
Lorenzana Montoya
José Hilario
López
Facundo
Lorenzana Saenz
Lucrecia
López Durán
Nazario Lorenzana Montoya era :
Sobrino de Luis María Montoya Zapata.
Consuegro de José Hilario López.
El General José Hilario López, participó
del asesinato y si bien, no fue en su
territorio y bajo su orden qu e se ejecutó a
Sucre,
si era parte muy cercana y
comprometida con el asesinato. José Le
Gouhir en el libro Historia de la República
del Ecuador, establece una tesis, la cual
transcribiremos.
Tesis 48 : Un digno Comparsa
“El General José Hilario López no se
queda, ante la historia, libre de notables
responsabilidades, no ya por su notorio
121
desprecio a la memoria de Sucre, sino por
la aprobación del crimen y por no haberlo
impedido”
“En el artículo anterior dejamos doble
constancia de que el General López no
solo recibió un aviso, sino una orden más
o menos condicionada, del Comité
democrático, para que no dejase pasar
adelante al Mariscal de Ayacucho.”
“Los testimonios gravísimos de los
partidarios liberales del General López,
como Mariano Vargas y el Pre sidente F.
Zaldúa, sin contar las otras Autoridades,
preponderan en cualquier ánimo imparcial,
a la palabra del mismo acusado, quien se
limita a decir en su defensa “que tuvo en
Neiva una conversación amistosa con
Sucre”.
“Aunque quisiéramos prescindir, c ontra
todo
juicio,
de
esas
gravísimas
inculpaciones, queda todavía que López
dejaría la ejecución a otros más arrojados,
siendo
sabedor,
encubridor,
hasta
“aplaudidor”, digamos así, de un crimen
que todo patriota tenía el ineludible deber
de impedir. Se ha querido suponer que
las sospechas recaídas sobre López,
provenían a priori de su íntima amistad
con Obando ; pero falsa es de todo punto
semejante presunción, tomada en un
sentido exclusivo. Aquí cabe referir la
opinión que concibió muy luego el
Libertador y formuló en un artículo
violento : “Todavía hay más : ultraja
groseramente al ilustre Gran Mariscal de
Ayacucho ; para perderlo, alarma toda la
población (de Neiva). El pueblo se opone
a este atentado ; mas él no se desalienta
por el chasco : continúa su proyecto
liberal, despide correos a sus asociados y
compañeros de empresa ; Sarria, Erazo, y
el Caudillo de Pasto, reciben órdenes
expresas de Vidaurre (J.H. López) y
consejos del Señor Demócrata. Estos
insignes liberales forman su coalición y el
plan de ataques se decide en los términos
siguientes : “Vidaurre sigue los pasos del
enemigo ; Erazo prepara el campo de
batalla ; Sarria viene de Pasto por orden
de Obando con los vencedores ; embosca
las armas de la República para dar muerte
con ellas al que más ha realizado su
esplendor.
Así termina la vida más
preciosa en manos de esos Caribes, que
no desdeñan nada de cuanto pudiera
refinar su maquiavelismo.
Para ello,
atribuyen su crimen nefando al ilustre
General Flores como para matar la gloria
de aquél... siempre prontos a cometer
todas las maldades para satisfacer sus
pasiones insaciables, y saborear después
el placer de achacarlas al inocente, al
patriota y al virtuoso”.
“En Neiva acabamos de ver el episodio de
una verdadera tentativa de asesinato en la
persona de Sucre. Mucho se pudiera
decir igualmente sobre la asonada de los
liberales y discusión acalorada entre
Sucre y López. !Cuanto luego no se
maquinó para que, por falta de
cabalgaduras, se viera imposibilitado para
proseguir su viaje !.”
“En Popayán, a donde se trasladó López
pocos días después de Sucre, muchas
personas enteradas del crimen, que
ignoraban la participación de Morillo,
hallaron
graves
razones
en
las
intimidades, desahogos e imprudencias de
López
y
Sarria,
para
atribuirles
prudencialmente una responsabilidad
formal. La de Sarria, por venir combinada
con la acción de Morillo y Erazo, se
patentizó ; pero la del General, que
pareció entonces no tanto de ejecución
como
de
palabras,
sentimientos,
inteligencias y aprobaciones, quedó casi
relegada ante el Foro. Merced sobre todo
al poder que disfrutaba el hombre en
aquella sociedad y en su partido.”
122
“Conocida de todos es su célebre“ villana
baladronada, a saber que “si el asesinato
no se hubiera perpetrado en la provincia
de Popayán, le habría celebrado con un
banquete”. En vano se ha pretendido
eliminar tales expresiones o atenuarlas.
El General Luis Urdaneta, allí presente en
aquellos días, refiere que de hecho se
celebró el banquete, si bien sólo entre
liberales de toda confianza . Mucho circuló
la especie por la Prensa, y después de
darle el debido crédito, Posada se detiene
a referir otra imprudencia que más aún
descubriría su mente ante la sociedad
popayaneja. Los Sres. Rafael Mosquera y
Lino Pombo convidaron por tarjeta a un
luto general de ocho días a toda la ciudad
en sentimiento de la terrible desgracia. A
López se le ocurrió promover el escándalo
de irritarse con tan sensata proposición y
de sustuirla con el luto en memoria de
Córdova, muerto un año antes en plena
sublevación contra Bolívar.
Igual
desprecio
demostró
posteriormente
molestándose de que se siguiese
hablando tanto de una noticia enojosa y
sobada, cual era la “muerte de un
General”.
“Estas y otras manifestaciones de
contento y aprobación por el asesinato, no
las han olvidado los eruditos y la sinrazón
con que se echó tierra sobre el socio de
Obando. Sin dar a esta causa toda la
importancia que se merece, puede
decirse, con Pérez y Soto : “Por su solo
regocijo público, quedó López confeso de
complicidad (lata) en el asesinato de
Sucre”.
“Pero se dirá : si se levantaron contra
López grandes y públicas sospechas,
¿Porqué no le instalaron a que se
presentara en persona a justificar su
conducta y a limpiar su reputación de
manchas tan comprometedoras para el
éxito de su carrera ?.”
“El 24 de Julio de 1830 publicó su terrible
denuncia el General Luis Urdaneta. Seis
días después a 30 de Julio, “El Baluarte”
volvía a la carga y clamaba porque se
diera satisfacción a la opinión del Cauca y
del Sur, donde se hacían lo s más agrios
reproches a los comparsas Obando y
López.
Pero ambos eran bastante
poderosos para que nadie osara desde
luego exponerse a su odio.”
“Prescindiendo de los indicios directos que
se propalaron contra López, muy
sospechosa y con harta razón se h izo su
intimidad con Obando. Este a López
remitió Sarria para darle las albricias ; a
López remitió Morillo preparándole su
ingente servicio y encargándole le hiciera
vigilar, no fuera que “bebiese y se
desacreditase” ; y tales demostraciones
debió de hacer, que en Popayán todas las
presunciones recayeron sobre él como
adicto e inseparable cómplice.”
“En aquella sociedad eran ambos por
demás conocidos como enemigos de
Bolívar, y ocasión tuvimos de ver cuán
parecidos eran en sus instintos y
costumbres aquellos dos hermanos
gemelos,
aquellas
“dos
almas
compenetradas”. Pero basta recordar,
para sondear las capacidades de aquel
gran Liberal, que, siendo Ministro de
Estado, aconsejaba instantemente la
matanza fría de los prisioneros y vencidos,
antes que cayeran en las manos
salvadoras excesivamente blandas de la
Justicia Nacional. La diferencia entre los
comparsas consistía en que el uno decía :
“ !Mátelos !” y el otro “!Fusílelos !
!Fusílelos !”.
“Con los antiguos “Monstruos del Cauca”,
el golgotismo estuvo ya en auge mucho
antes de construirse el partido asolador.
En el cuadro comparativo de las
responsabilidades, “también había de
colgarse allí siquiera en efigie al General
123
José Hilario López -dice la cultura
venezolana- delatado por el Reo confeso,
y tanto que, no obstante la exculpación
que le valieran sus ardides o influencias,
el autor de esta obra (El Crimen de
Berruecos) lo condena sin valcilar. El
estuvo en convivencia con los asesinos ;
él se regocijó del crimen ; él hizo burla del
trágico fin de la Víctima, y ya en 1831,
hacía estampar en un papelucho dirigido
por él : “¿Hasta cuando se cacareará este
asesinato ? !Que tonada tan vieja !” Vieja
tonada que, a través de un siglo, tortura la
conciencia de América ; vieja tonada que
condena a perpetua execración el nombre
de los victimarios”.”
B-28 LA CONSPIRACIÓN DE E SPAÑA
DESDE LA SANTA SEDE .Franciso Miguel
Ignacio
Sánchez Tejada
Diego
Gómez Jiménez
Catalina
Tejada y Nieto
Juan José
Gómez Zuloaga
José María
Gómez Hoyos
Pedro
Acevedo Tejada
Alberto
Gómez García
Amador
Gómez Lozano
Eusebia
Acevedo Valencia
Valeria
Gómez Zuloaga
María Jesús
Gómez Gómez
Emilio
Gómez Gómez
Jairo
Gómez Olarte
Julio Cesar
García Valencia
Clara Emilia
Gómez Vargas
Julio Cesar
García Vásquez
Juan José Gómez Zuloaga el quinto
abuelo de Clara Emilia Gómez, era primo
hermano de José María Gómez Hoyos, el
suegro de Eusebia Acevedo, quien venía
a ser bisnieta de Ignacio Sánchez Tejada.
Clarita viene a ser prima octava de
Amador Gómez Lozano.
En las Genealogías, Tomo I, pág. 33
figura:
“José Acevedo y Gómez casó el 1 de julio
ce 1798 con doña Catalina Tejada y Nieto
quien testó en 1847, hijo de Ignacio
Sánchez de Tejada y Ruiz y de doña
Teresa Nieto y Domínguez.”
Ignacio Tejada unido a Francisco Antonio
Zea, tuvo oportunidad de tratar muy de
cerca y sentarse a al mesa con Napoleón.
Cuando José Bonaparte entró triun fante a
Madrid, deteniendo al Rey Fernando VII,
entre la comitiva estaban Tejada y Zea.
El 24 de septiembre de 1824 el Papa
León XII proclama la encíclica Etsi Iam
Diu, de la cual en un estudio del padre
Leturia: “La Encíclica de León XII sobre la
revolución hispanoamericana”, comenta:
“El papa describía en él los males que a la
religión y al orden social habían traído el
movimiento y las guerras de la
emancipación de Hispanoamérica , hacía
el elogio de las virtudes del monarca
Fernando VII y proponía a los españoles
del nuevo mundo el ejemplo de fidelidad
de los de la España europea, que
supieron en 1808 y en 1820 mantenerse
fieles a la corona, aún con peligro de sus
haciendas y vidas. Una pieza, como se
ve, cargada del más auténtico espíritu de
la restauración legitimista ”.
Los comentarios que hemos de incluir han
sido tomados del libro: Del Vaticano a la
Nueva Granada escrito por Alfonso Pinilla
Cote.
Tal parece que España lo que perdió por
las armas en la lucha de independencia,
lo quiso recuperar con la extorsión
diplomática en la Santa Sede.
Definitivamente era un paso equivocado
del Papa y ya en 1825 éste empezó a
buscar correctivos a este error.
124
Antes de la Independencia había una
intervención total del Rey en lo
eclesiástico. Este creaba obispados, los
subdividía y nombraba sus pastores y
decidía a que religioso se le debería
consagrar de obispo. Igualmente si no
estaba satisfecho con su desempaño,
simplemente les nombraba un reemplazo
y los hacía regresar a España. Igual
sucedía con todo el clero.
En 1823 Santander nombró para Roma a
Ignacio Vargas Tejada.
Cuando se esperaba en Roma la llegada
de Tejada, el embajador de España
Vargas Laguna, se indignó.
En 1824 Vargas amenazó a la Santa
Sede con un movimiento cismático si el
Papa permitía que Tejada se estableciera
en Roma, logrando que lo expulsaran a
Bolonia.
Tejada cumplió la orden y se limitó a
decir: “Me retiro a Bolonia, pero que pese
sobre la conciencia del Sumo Pontífice el
desamparo en que van a quedar los
Obispos de la Nueva Granada”.
La Santa Sede clandestinamente se
entendía con Tejada en Bolonia, evitando
que el embajador español se enterara.
El Papa le debía mucho a Vargas Laguna,
quien era el embajador más influyente y
adicionalmente su voto había sido
decisivo para su elección como Papa.
Desatenderlo era imposible para el Papa y
únicamente le quedó la alternativa del
camino clandestino para entenderse con
Tejada.
Así le escriben de la Santa Sede al
Cardenal Spira en Bolonia:
Sede de la así llamada República de
Colombia, en los primeros días del mes de
septiembre último se acercó a Roma, y si
bien el Tejada fue recibido como simple
ciudadano, sin reconocérsele ningún
carácter oficial, esto no obstante excitó
vivamente el resentimiento del marqués
de Vargas, ministro plenipotenciario de su
majestad católica.
Este reclamó con
mucha viveza e insistencia que el Tejada
fuese inmediatamente expulsado de
Roma como súbdito rebelde a la ilustre
majestad del rey, y fue inútil hacerle
presente que el Tejada vivía en Roma
como individuo particular que había
llegado como católico al centro de la
religión.
En bien de la paz, y para
conservar buena armonía con la re al corte
de España, hubo que acudir al expediente
de pedir al mencionado sujeto que
abandonase esta ciudad, haciéndosele
comprender que la prolongación de su
estada en este lugar vendrá a
comprometer a nuestro gobierno en sus
relaciones con las otras corte s ....
Obedeció el Tejada, y el 28 de septiembre
partió de Roma dirigiéndose a vuestra
ciudad de Bolonia, destinación escogida
por él, con lo cual pensamos que no se
ofendería el reclamante, y en la confianza
de que el tiempo podrá acabar por darle
mejor consejo sobre este asunto...”
No contento con esto el embajador
español, hizo salir a Tejada de Bolonia y
el papa tuvo necesidad de obedecer a
Vargas.
Cuando Vargas murió y España mandó a
la Santa Sede a un simple encargado, el
Papa León XII permitió que Tejada
regresara, primero a Civitavecchia y
después a Roma, donde los secretarios
de estado lo recibían clandestinamente,
generalmente en la noche.
“El señor Ignacio Tejada, que en sus
papeles oficiales se dice encargado de
una misión extraordinaria ante la Santa
125
En 1828 decía Labrador quien actuaba
como embajador de España ante la Santa
Sede:
“Que cuando el santo pa dre se vea en la
necesidad de proceder al nombramiento
de obispos en las provincias insurrectas
de la América española, se haga saber
esta determinación a su majestad católica,
para que su majestad pueda proponer,
como patrono de esta iglesia, las
personas que reúnan los requisitos
canónigos, y al propio tiempo muestren su
acatamiento a su gobierno, en la
inteligencia de que estas comunicaciones
entre su Santidad y su majestad se harán
confidencialmente, y tomando todas las
precauciones para que no trascien dan.”
La Santa Sede trató de convencer al
embajador que un obispo así nombrado
no sería aceptado en América, ofreció
dejarle conocer al Rey como cortesía, la
lista de candidatos antes de su
nombramiento. El embajador lo encontró
perjudicial a los derechos del Rey y no lo
aceptó.
Ignacio Tejada pasó la lista de candidatos
para las sedes vacantes. Había diócesis
donde la situación era crítica, ejemplo
Cartagena, donde hacía doce años
estaban esperando un nuevo obispo,
porque el que tenían realista se inst aló en
Madrid hasta que murió.
Así opinaban en Madrid
nombramientos de 1831:
de
estos
“La preconización de los obispos para el
territorio de Colombia se cree aquí que es
maniobra de los gabinetes extranjeros, y
especialmente del de Inglaterra, quienes
al ver la resistencia de España al
reconocimiento de la independencia han
trabajado cerca del santo padre para dar
este golpe a los intereses españoles; con
este motivo, exaltadas las pasiones, se
han figurado aquí sumas inmensas que
han entrado en la capita l del orbe
cristiano... Se queja el gobierno español
de que este negocio no se haya tratado
con más franqueza...
Aunque el
excelentísimo señor cardenal secretario
de estado de Su Santidad dijo que esta
preconización la había hecho Su Santidad
por sí y ante sí... con todo recela este
gobierno,
y
dice
que
aunque
anteriormente así sea, teme que los
sujetos
preconizados
hayan
sido
designados por el de Colombia...”
Allí en Roma, tanto Tejada como
Fernando Lorenzana, su secretario,
llevaban cinco años sin rec ibir sueldo,
estaban debiendo el arrendamiento y
todo; vivían al debe y dejaban conocer la
más absoluta pobreza, ante esta
circunstancia
Lorenzana tuvo que
dirigirse a Bogotá, llegó cuando Bolívar ya
había muerto y esperó hasta que regresó
Santander del destierro.
Santander en su destierro de paso por
Roma en agosto de 1830, asiste a los
funerales del Papa Pio VIII y a la elección
de Gregorio XVI. En Roma se encuentra
con Ignacio Tejada.
Otros países como Méjico que no podían
tener representante en Roma , delegaban
en Ignacio esta misión.
Cuando se critica al papa por esta actitud
tan tolerante con el poder terrenal de
España, es necesario entender que
analizados los hechos desde la vía
diplomática, así debía ser:
Cayetano
Buelta
Lorenzana
?
Luis María
Genoveva
Montoya
Zapata
Luis
Lorenzana
Fernando
Lorenzana
126
B-29 LAS
INVERSIONES
MONTOYA Y ARRUBLA
BOYACA
DE
EN
En el Repertorio Boyacense Organo de la
Academia Boyacense de Historia Nº 171 y
172 figura un artículo escrito por Ramón
Correa, titulado Guía Histórica para el
Turismo de Boyacá.
Ramón Cayetano
Soledad
Correa Samudio
Julio Cesar
García Valencia
Hernán Alejandro
Olano Correa
Inés
García Vasquez
Trasladaremos dos historias de la
hacienda Aposentos y Salitre, que
veremos, respectivamente en poder de :
Luis María Montoya Zapata y
Juan Manuel Arrubla.
Catalina Sanz de Santamaría
y Gómezde Salazar
Francisco
Gregorio
Ignacio Javier
Francisca
Domínguez
De Tejada
Herreros
De Castillo y
Santamaría
José María
Domínguez del
Castillo
María Teresa
Domínguez y
Castillo
José María
Domínguez
de la Rocha
Ignacia
Zuleta y
Domínguez
María Antonia
del Castilo y
Vargas
Manuel
Antonio
Arrubla
José Ignacio
De Márquez
y Barreto
Juan Luis
Domínguez
Camacho
Domingo del
Castillo y Sanz
de Santamaría
Esposos
Fernando Lorenzana reemplazó a Tejada
en la misión diplomática, aunando en sus
responsabilidades, no solo la de Colombia
sino también la de Méjico Venezuela,
Ecuador, Bolivia, Guatemala, Costa Rica y
Nicaragua.
Aposentos fue rica mansión que presenció
dentro de sus muros importantes
reuniones de caballeros y damas de
rancia estirpe española y todos ricamente
ataviados. La finca guarda muchas
leyendas interesantes de tiempos ya
lejanos cuando nuestro suelo de Boyacá
estuvo bajo el mando de la Madre
España. Los repartimientos de pueblos
de indios dependientes del Zaque de
Hunza
(Tunja),
Icabuco,
Chiriví,
Ochanaba y Guaneca, pertenecieron al
fundador de Tunja don Gonzalo Suarez
Rendón. El noble hijo de España pasó
temporadas de descanso en el sitio de
Aposentos, de clima templado y a orillas
del río que desciende de Turmequé .”
Esposos
Cayetano Buelta Lorenzana trajo el
apellido a Colombia y aunque no tenemos
el camino de interconexión hacia
Fernando Lorenzana, si creemos que
pertenezca a esta misma familia.
HACIENDA DE APOSENTOS
La suegra de Manuel Antonio Arrubla era :
“En vecindario de Chiriví, hoy Nuevo
Colón, se encuentra una edificación
colonial de amplias piezas y de
espaciosos
corredores,
éstos
con
barandas de madera. Unido a la casa hay
una capilla que exhibe en la parte alta una
espadaña. En esta ermita los nobles
españoles que iban a Aposentos a pasar
ratos de veraneo, oyeron misa postrados
ante un cuadro de la Virgen, que según
las leyendas perteneció al pincel bien de
Velásquez o bien de Goya. La cas a de
Prima segunda de José María Domíguez
de la Roche el papá de Juan Luis
Domínguez Camacho.
Prima hermana de Domingo del Castillo y
Sanz de Santamaría, el suegro del
Presidente José Ignacio de Márquez.
A Luis María Montoya Zapata, la suerte le
sonreía.
Así figura en las Generalogías Tomo V
páginas ....
127
“Don Juan Luis Domínguez Camacho,
fallecido el 3 de marzo de 1855.
Destacado abogado. Le correspondía la
hacienda de Aposentos de Simijaca, fundó
de gran extensión, que su padre don José
María vendió “a puerta cerrada”, con
anuencia a don Juan Luis, a don Luis
Montoya Zapata en 40.000 pesos
sencillos ; entre los enseres había una
vajilla de plata que el señor Montoya
vendió luego en una suma que le alcanzó
para reembolsarse lo que había pagado
por la hacienda. Don Juan Luis había
casado en Bogotá el 12 de abril de 1 841,
con doña Fortunata Manrique y Caicedo,
hija de don Camilo González Manrique y
Fernández y de doña Francisca Caicedo y
Sanz de Santamaría.”
LA CASA DEL SALITRE DE PAIPA
“En la vereda de “El Salitre”, jurisdicción
de Paipa, en un valle pintoresco y a poca
distancia de la colina llamada “El Volador”,
se levanta una elegante construcción
colonial de dos pisos y de arquería
romana en amplios corredores alto y bajo.
La casa y la hacienda de “El Salitre”
fueron de propiedad en la Colonia de los
padres jesuítas.
Estos religiosos
poseyeron la finca hasta 1767, año en que
salieron expulsados del territorio nacional
por orden del Rey Carlos III.”
“Después a 1767 don Agustín Justo de
Medina,
distinguido
ciudadano
acaudalado, compró la hacienda de “El
Salitre” que fue de los padres jesuitas.
Hizo construir, junto a la amplia casa, una
capilla de cal y cantó de buenas
dimensiones. En el frente hay una piedra
con la siguiente inscripción : “Hizo fabricar
esta iglesia de San Antonio de Padua don
Agustín Justo de Medina. Se acabó en el
año de 1780”.
“Don Agustín Justo Medina y el doctor
Juan Bautista de Vargas redactaron las
Capitulaciones de los Comuneros de
1781. El excelso poeta don José Joaquín
Ortíz y el literato, poeta y autor de la
amena obra titulada “Remi niscencias”
doctor don Juan Francisco Ortíz, fueron
biznietos de don Agustín Justo de Medina.
Los hermanos Ortíz vivieron en la
hacienda de “El Salitre” cuando eran
niños.”
Del libro Reminiscencias escrito por Juan
Francisco Ortíz, encontramos algunas
referencias a la hacienda El Salitre, hasta
cuando esta fue vendida a Juan Manuel
Arrubla.
“Al hablar de mis abuelos trataré primero
de mi bisabuelo materno, don Agustín
Justo de Medina. Don Justo, según me
refería mi padre, que gozó de su íntima
confianza, era limeño, y en años de
robusta juventud dejó su país natal y vino
a la ciudad de Tunja, acaudalado por
demás.”
“Remató las alcabalas y los aguardientes
de todo el corregimiento de Tunja, rentas
cuyo manejo dejaba muchos miles de
ganancia, y viéndose y a acomodado,
pensó en tomar mujer, se casó con doña
Bárbara Sánchez Caicedo, de una buena
familia de Bogotá, y se estableció con su
linda esposa en la hacienda de El Salitre.”
“De Doña Bárbara Sánchez Caicedo tuvo
a mi abuela doña Rosalía. Doña Bárbara
se volvió loca : arrojó por la ventana, en el
primer acceso de locura, sus cajas de
joyas, sus perlas y sus diamantes.
Después de aquel arranque no volvió a
tener furor, quedando una loca pacífica,
extremosa en el aseo de su persona, que
lloraba mucho y vivía casi sin comer.”
“Cuentan de ella, entre otras, una
magnífica respuesta que no quiero dejar
en el tintero. Construida la casa y
edificada la capilla en la hacienda de El
Salitre, quiso don Justo que una piedra de
128
dos metros de larga se pusiera después
de labrada, como se puso en efecto, en el
altozano de la capilla, y hablando con los
albañiles que ejecutaban sus órdenes, les
decía : “Vean ustedes : cuando yo muera,
enterrarán mi cuerpo debajo de esta
piedra ; labrarán con el cincel una
pequeña cruz aquí (y señalaba el lugar), y
debajo escribirán en la piedra mi nombre y
apellido, y al pie pondrán estas iniciales :
D.E.P., que significaba descansa en paz.”
“Doña Bárbara que le estaba oyendo
desde una ventana, le gritó “Déjese usted
de cuentos, señor don Justo, que cuando
uno muere otro es el que dispone.”
“Cumplióse la profecía de la buena
señora. Murió don Justo en Bogotá, lejos
de su hacienda ; pobre no, pero bastante
arruinado de bienes de fortuna. Sus
últimos momentos revelan la energía de
su carácter. Acostumbraba dar muchas
limosnas, y la víspera de su fallecimiento
encargó a mi padre que no olvidara
mandar comprar los seis pesos de pan
que repartía a los pobres todos los
sábados. Avisó luégo que quería recibir el
santo viático el día siguiente. A las ocho
de la mañana se oyó la campanilla que
anunciaba la venida del Santísimo. Don
Justo se había puesto un vestido nuevo
de paño ; se arrodilló en la alfombra de la
sala y comulgó con profunda reverencia.
Perdió entonces el uso de la palabra e
hizo señas para que lo condujeran a su
cama ; reclinóse en la almohada, dio un
gran gemido y expiró a los ciento ocho
años de edad, sin haber sufrido más
enfermedad que la última, que fue un
ataque a la vejiga ; sin perder un diente,
con su cabellera completa, s in haber
usado anteojos, pues escribió con pulso
firme una letra microscópica hasta pocos
días antes de morir.”
“En la Peregrinación de Alpha hallamos lo
siguiente : “Dos tercios de legua al sur de
Paipa queda la hacienda El Salitre,
fundada por un español rumboso, que en
la fábrica de la casa imitó los claustros y
arquerías de los conventos, completando
esta
semejanza
con
una
capilla
espaciosa, edificada frente a la casa de
habitación, y encerrándolo todo dentro de
altas tapias. Yace aquello abandonado y
solitario : la yerba crece libremente en los
patios y corredores ; el viento suena en
los claustros como un murmullo de voces
comprimidas, y la hoja de una ventana
que batía contra el marco y hacía
retumbar
las
cerradas
salas,
completaba la impresión de desamparo
producida por aquella casa, centro quizás
de festines ruidosos ....”
Cuando la reconquista española fueron
duramente castigados todos los patriotas
y fue embargada la hacienda El Salitre y
detenido.
“Así pasaron algunas semanas : mi padre
preso, embargada su hacienda de El
Salitre de Paipa, y forzada mi madre a
ocurrir al triste recurso de vender los
muebles de la casa en que vivíamos. Mi
madre pasa horas enteras en la calle,
frente a la cárcel, mirando a las ventanas.
Alguna vez logramos que mi padre
pudiera asomarse a una de ellas ;
entonces nos hacía señas, y, al
contestárselas, no tardaba en venir un
soldado de los que estaban de facción, y
con amenazas y palabras brutales nos
forzaba a despejar el puesto. El día que
teníamos la dicha de ver a mi padre, era
un día de fiesta para toda la familia, y
aunque llorábamos siempre, esa noche el
llanto no era tan amargo.”
Venta de la hacienda El Salitre :
“El congreso, reunido en la villa del
Rosario de Cúcuta, en atención a los
méritos, servicios y padecimientos de mi
padre, le nombró ministro de la Corte
Superior de Justicia del distrito del centro,
129
que debía establecerse en la capital de
Colombia, con un sueldo anual de tres mil
seiscientos pesos.”
“Dicha suma, nada despreciable en
aquellos tiempos, en que la vida era muy
barata, hizo que mi padre se resolviese a
vender la hacienda de El Salitre en
cincuenta y cuatro mil pesos a don Juan
Manuel Arrubla, traspasándole unos
cuantos miles de principal que reconocía
sobre ella.”
130
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