JULIO CESAR GARCIA VASQUEZ LOS OSCUROS ANTEPASADOS DE CUELLO BLANCO PARTE B LUIS MARÍA MONTOYA ZAPATA UNA HISTORIA CON INTRIGA, PASION, CONSPIRACION, MUERTE, ASESINATO, DUELO Y AMAPOLA, DONDE LOS PROTAGONISTAS FUERON LEJANOS PRIMOS Noviembre 2005 ÍNDICE PARTE B B- LUIS MARÍA MONTOYA ZAPATA ................................ ................................ ........... 3 INICIO DE LA CONSPIRACIÓN PARA DISOLVER LA GRAN COLOMBIA . -......... 4 EL SIMULACRO DE FUSILAMIENTO DE SANTANDER ................................ ........ 8 LA CONSPIRACIÓN A BOLÍVAR. -................................ ................................ ........ 12 WENCESLAO ZULAIBAR Y MARIANO OSPINA EN LA CONSPIRACIÓN A BOLÍVAR .- ................................ ................................ ................................ ............ 18 B-5 VICENTE AZUERO PLATA Y LA CONSPIRACIÓN A BOLÍVAR. - ........................ 19 B-6 RAMÓN NONATO GUERRA EN LA CONSPIRACIÓN A BOLÍVAR . - .................. 21 B-7 FRANCISCO CARRASQUILLA Y LAS CONSPIRACIONES . -.............................. 27 B-8 JOSÉ FÉLIX MERIZALDE Y JOSÉ MARIA GAITÁN EN LA CONSPIRACIÓN A BOLÍVAR .- ................................ ................................ ................................ ............ 29 B-9 LUIS VARGAS TEJADA Y JUAN MIGUEL ACEVEDO TEJADA EN LA CONSPIRACIÓN A BOLÍVAR . - ................................ ................................ ............ 30 B-10 IGNACIO LÓPEZ Y AMBROSIO LÓPEZ PINZÓN EN LA CONSPIRACIÓN A BOLÍVAR ................................ ................................ ................................ ............... 33 B-11 SE DERRUMBA BOLÍVAR Y LA GRAN COLOMBIA . - ................................ ......... 35 B-12 LA SUPUESTA CONSPIRACIÓN DEL EMBAJADOR DE ESTADOS UNIDOS CONTRA URDANETA Y OTROS MINISTROS. - ................................ ................... 37 B-13 LA REBELDÍA DE CÓRDOVA ................................ ................................ ............... 47 B-14 EL SAQUEO DEL CORREO . - ................................ ................................ .............. 56 B-15 LA CONSPIRACIÓN A LA FAMILIA CÓRDOVA . - ................................ ................ 59 B-16 EL ASESINATO DE CÓRDOVA. -................................ ................................ .......... 62 B-17 LA EXCLUSIVIDAD EN LA NAVEGACIÓN POR EL RÍO MAGDALENA . - ........... 68 B-18 MARIANA CARCELEN . -................................ ................................ ....................... 74 B-19 EL TRIUNFO DE LOS CONSPIRADORES CONTRA BOLÍVAR . -........................ 80 B-20 EL ASESINATO DE SUCRE . - ................................ ................................ .............. 88 B-21 COMO SILENCIARON A LOS ASESINOS DE SUCRE ................................ ......... 97 B-22 LA CONSPIRACIÓN DE MANUELITA Y URDANETA . - ................................ ......103 B-23 EL INTENTO DE SUICIDIO DE MANUELITA . - ................................ ...................109 B-24 JOSÉ MARÍA DE MOSQUERA ARBOLEDA Y FIGUEROA . - .............................. 114 B-25 DIONISIA MOSQUERA BO NILLA ................................ ................................ ........117 B-26 PRINCIPIO Y FIN DE JOSÉ MARÍA OBANDO . - ................................ .................117 B-27 JOSE HILARIO LOPEZ ................................ ................................ ........................ 121 B-28 LA CONSPIRACIÓN DE ESPAÑA DESDE LA SANTA SEDE . - .......................... 124 B-29 LAS INVERSIONES DE MONTOYA Y ARRUBLA EN BOYACA .......................... 127 B-1 B-2 B-3 B-4 B- LUIS MARÍA MONTOYA ZAPATA De Luis María, el otro hermano de Francisco y José Manuel, esto dicen las Genealogías: Tomo V - Pág.353 “Don Luis María Montoya Zapata nació en Rionegro el 20 de agosto de 1796. Hijo de don José María Montoya Duque y doña María Josefa Zapata Ossa. Dice el General Tomás Cipriano de Mosquera (en sus “Memorias sobre la vida del General Simón Bolívar Libertador de Colombia, Perú y Bolivia) que, don Luis, don Manuel A. Arrublas, Cipriano Cuenca, Angel María Flórez, Diego Francisco Miguel Juan José Gómez Zuloaga José Joaquín Gómez Hoyos Alberto Gómez García Amador Gómez Lozano Valeria Gómez Zuloaga Angel María Sinforosa Esposos Gómez Jiménez Julia Gómez Acevedo Emilio Gómez Gómez Jairo Gómez Olarte Julio Cesar García Valencia Clarita Gómez Vargas Julio Cesar García Vásquez Domingo Ciprian Cuenca y Pascua Tomás Cuenca Florez Esposos María Jesús Gómez Gómez Florez Camacho Sinforosa Florez Mateus Eustorgio Salgar En este esquema no hay ninguna línea de consanguinidad. Juan José Gómez Zuloaga, el quinto abuelo de Clara Emilia Gómez Vargas, era primo hermano de José Joaquín Gómez Hoyos, el abuelo de Julia Gómez Acevedo. Clarita vendría a ser prima novena de Julia Gómez Acevedo nuera de Cipriano Cuenca. Vicente Azuero y el doctor Juan Vargas, formaron en Bogotá un club directivo de los partidarios de la separación de la Nueva Granada, para quienes era un obstáculo la existencia de Sucre, a quien consideraban como el lazo de unión para mantener la integridad de Colombia, y que estos señores convencieron al general Domingo Caicedo para que la marcha de Sucre al Ecuador se hiciese por tierra. Don Luis fue el encargado de mandar las comunicaciones respectivas al g eneral José Hilario López en Neiva, con su mayordomo José Manuel Elizalde, quien años más tarde, lazarino, le decía al general Mosquera, que “Tal vez su enfermedad era un castigo de Dios por haber llevado unos pliegos al general López que me dio mi patrón Luis Montoya que eran muy interesantes”. Otros autores igualmente ilustres dicen que don Luis no estuvo implicado en la muerte de Sucre.” “Tiempo después Montoya, replicó al general Mosquera, sin darle mayor importancia al asunto: “Es cierto que tomamos medidas para que Sucre no fuera a Quito: pero no aconsejamos su muerte”. Luis María Genoveva Montoya Zapata Nazario Lorenzana Montoya José Hilario López Facundo Lorenzana Sáenz Lucrecia López Duran 3 Luis María Montoya Zapata estaba vinculado familiarmente con José Hilario López. Su sobrino Nazario Lorenzana Montoya era consuegro con José Hilar io López. José Manuel Luis María Montoya Zapata Teresa Juliana Villa Piedrahita Isidro Valerio Josefa Sanz de Santamaría Baraya Antonio José de Sucre 1 2 Mariana Carcelen Barriga Esposos Esposos Manuel Antonio Arrubla, aquí nombrado por el asesinato de Sucre, también estuvo en Inglaterra con Francisco Montoya Zapara gestionando el préstamo para Colombia y ya habíamos aproximado su parentesco. Juliana Villa Piedrahita (prima cuarta de Teresita Piedrahita) coincidía como concuñada de: Luis María Montoya Zapata Mariana Carcelén (la primera esposa de Sucre). Luis María Montoya y Antonio José de Sucre, relativamente resultaron con cercanos caminos de parente sco político y las circunstancias hicieron partícipe a Luis María del asesinato de Antonio José. Antonio José de Sucre fue asesinado el 4 de junio de 1830 y dos meses después, en agosto, moría la bella Teresa Villa la esposa de José Manuel y cuñada de Luz María al dar a luz a Federico. B-1 INICIO DE LA CONSPIR ACIÓN PARA DISOLVER LA GRA N COLOMBIA .Aquí nos apartaremos un poco de la historia central para fundamentar la cercanía de Luis María Montoya Zapata a la conspiración que buscaba la disolución de la Gran Colombia, resultado de lo cual, ya había sido la conspiración e intento de asesinato a Simón Bolívar el 25 de septiembre de 1828 y finalmente con el asesinato de Sucre, el 4 de junio de 1830. Ese mismo club directivo de los partidarios de la separación de la Nueva Granada, era continuación del que venía maquinando desde 1828. En El Diario de Bucaramanga escrito por Peru De Lacroix, Simón Bolívar dibujo su imagen de Sucre y ya comentaba sobre la conspiración que se venía tramando. Cuando se citan textos del Diario de Bucaramanga, es importante leerlos con algo de prevención. Los textos que hemos transcrito corresponden a un edición revisada por Monseñor Nicolás E. Navarro, Obispo de Ursula, que figura como “Edición acrisolada” en el sentido que fue revisada y se le quitaron todos los textos que no correspondían al texto original. En el libro Lecturas Históricas de Raimundo Rivas amplían estas aclaraciones: “De aquí que todo ello haga considerar como hecho muy lógico y verosímil el de que Lacroix rehiciera en Caracas, el año de 1835, algunos de los párrafos del Diario de Bucaramanga y con grande habilidad (que es una demostración de que no era un personaje común) hubiera hecho decir a Bolívar ex post facto y con el aire de la más acabada verosimil itud, lo que en realidad no dijo o dijo en términos mucho menos comprometedores.” “Imposible es precisar con evidencia, dentro de los numerosos conceptos que hay en el Diario sobre militares y civiles 4 de la Gran Colombia, cuáles son textualmente del Liber tador, y cuáles fueron modificados o ampliados al pasar por la pluma , movida por el criterio parcial de Lacroix, a las páginas sin alma. Que hay en él muchos que pueden clasificarse en la primera categoría, se repite, es dictamen que prima hoy entre qu ienes han analizado el libro de Lacroix. Hay que reconocer que cuando el parti pris no desviaba la pluma del diarista, tenía éste dotes particulares para poder seguir la palabra inflamada y correntosa del Libertador, apreciar en su conjunto el pensamiento que le había desatado, y guardarlo en su memoria para transcribirlo luego con bastante fidelidad al papel.” Mayo 6 - 1828 El 6 de mayo de 1828 llegó a Bucaramanga noticias de una conspiración contra la vida del Libertador. “Habiéndosenos vuelto a j untar, nos dijo: “Mucho me estaban cuidando ustedes, como si tuviesen sospecha de algún complot contra mi persona: díganme francamente si les han escrito algo por Ocaña”. Viendo que nadie contestaba, el Coronel Ferguson sacó una carta de O’Leary y la presentó a Su Excelencia quien, después de haberla leído, dijo: “Seguramente todos ustedes tenían conocimiento de esta carta?” El mismo Coronel Ferguson contestó que a todos la había comunicado con condición de guardar el secreto sobre su contenido. — “Siendo así, continuó el Libertador, lean ustedes la que Briceño me ha dirigido; yo no quería mostrarla a nadie ni hablar de ella, pero pues que ustedes están instruidos del mismo negocio, impónganse de todos los pormenores de O’Leary no ha dado en la suya”. Leímos la carta del General Pedro Briceño Méndez, que en sustancia decía: que un asistente de confianza de Santander había oído a éste hablar con Vargas Tejada, Azuero y Soto del Libertador, lo que llamó su atención, y oyó muy distintamente que trataban de enviar a Bucaramanga un oficial para asesinarlo: que el asistente cuando oyó aquel infernal proyecto estaba componiendo la cama de Santander, como a las nueve de la noche: que horrorizado con la premeditación de un crimen que debía quitar la vida al Libertador, a quien él siempre había querido, fué al día siguiente a contar lo que había oído a una señora que sabía ser amiga del General Bolívar por habérselo dicho una de las criadas de dicha señora, de la cual criada el mismo asistente era querido. Que la señora, luego que estuvo impuesta, envió a buscar al Gral. Briceño, a quien hizo relación de lo ocurrido; que este General habló el mismo día con el asistente, el cual le confirmó todo lo que había contado a la señora. El Coronel O’Leary en su carta decía solamente que estaba instruido de que un oficial debía ir desde Ocaña a Bucaramanga, enviado por Santander con el proyecto de asesinar al Libertador, y que por lo mismo debía tenerse mucho cuidado con los que llegasen de Ocaña y de no dejar solo a Su Excelencia. El Libertador, hablando sobre el mismo negocio, decía que, aunque le es bien conocida la maldad del Gral. Santander y de sus compañeros, no podía creer que llegase hasta formar tal proyecto; que su asistente habría mal oído o quizá habría inventado el cuento y que finalmente, aunque fuera cierto, no sería fácil a Santander encontrar quien se encargase de dicho proyecto, y que más difícil sería aún la ejecución: que por todos aquellos motivos poco cuidado le había dado el aviso de Briceño; que, sin embargo, hay ciertas reglas de prudencia de las cuales sólo los insensatos se apartan, y casos también en que toda prudencia es inútil porque nuestra buena o 5 mala suerte, o si se quiere sólo el acaso y no nuestra previsión, nos salva o nos pierde:” Mayo 11 - 1828 “Vuelto a su casa, S. E. habló de nuevo del General Sucre y nos hizo el retrato siguiente del Presidente de Bolivia. “Sucre, continuó S. E., es caballero en todo: es la cabeza mejor organizada de Colombia: es metódico y capaz de las más altas concepciones: es el mejor General de la República y su primer hombre de Estado. Sus principios son excelentes y fijos; su moralidad es ejemplar y tiene el alma grande y fuerte. Sabe persuadir y conducir a los hombres; los sabe juzgar, y si en po lítica no es un defecto el juzgarlos peores de lo que son realidad, el General Sucre tiene el de manifestar demasiado el juicio desfavorable que hace de ellos. Otro defecto del General Sucre es el de querer mostrarse demasiado sencillo, demasiado popular y no saber ocultar bien que realmente no lo es. Pero ¡cuán ligeras sombras sobre tantos méritos y virtudes! casi no aparecen y para percibirlas se requiere un ojo bien observador. A todo esto añadiré que el Gran Mariscal de Ayacucho es el valiente de lo s valientes, el leal de los leales, el amigo de las leyes y no del despotismo, el partidario del orden, el enemigo de la anarquía y finalmente un verdadero liberal.” Junio 5 - 1828 “En el día, continuó S. E., existen miras y principios iguales a los de entonces: el interés individual, la ambición, las rivalidades, la necedad, el provincialismo, la sed de venganza y otras pasiones miserables agitan y mueven a nuestros demagogos, unidos para derrocar lo que existe y separarse después para establecer sus soberanías parciales y gobernar los pueblos como esclavos y con el sistema español”. Siguió diciendo el Libertador que el foco de aquellos principios, el cuartel general de los agitadores estaba en Bogotá; que el pérfido Santander era el jefe de aquel partido, que se compone de todo lo que en Colombia hay de más desacreditado, de más inmoral, de más perverso y criminal.” Junio 6 - 1828 “Por la tarde el Libertador hizo público su viaje para Bogotá, diciendo a cada uno que estuviese listo para el día 9 muy temprano: manifestó S. E. mucho gusto de ponerse en camino aunque fuese para Bogotá, que es el último lugar donde desea ir porque allí se halla en medio de muchos enemigos que los toman por blanco de sus tiros. Estas fueron sus propias expresiones.” Junio 9 - 1828 “Si yo creyera en los presentimientos, me dijo S. E., no iría a Bogotá, porque algo me está diciendo que allí sucederá algún acontecimiento malo o fatal para mi pero me estoy preguntando también: ¿Qué es lo que llamamos presentimiento? y mi razón contesta: un capricho o un extravío de nuestra imaginación; una idea, las más veces sin fundamento, y no una advertencia segura de lo que debe sucedernos: porque no doy a nuestra inteligencia, o si se quiere, al alma la facultad de antever los acontecimientos y de leer en lo venidero para poder avisarnos de lo que debe ocurrir. Confieso, sin embargo, que en ciertos casos nuestra inteligencia puede juzgar que si hacemos tal o cual cosa, si damos o aquel paso, nos resultará un bien o un mal; pero esto es un caso diferente, en nada parecido al otro, y por lo mismo repito que no creo que ningún movimiento, 6 ningún sentimiento interior pueda pronosticarnos con certeza los acontecimientos futuros: por ejemplo: que si voy a Bogotá allí hallaré la mue rte, una enfermedad o cualquiera otro accidente funesto. No hago, pues, caso de tales presentimientos; mi razón los rechaza, cuando sobre ellos no puede mi reflexión calcular las probabilidades o que éstas están más bien en su contra”. Junio 26 - 1828 “Entre los diputados de la mayoría había dos o tres pertenecientes secretamente al partido del Sr. Castillo, sin que los jefes santanderistas lo sospechasen, y por lo contrario tenían en ellos la mayor confianza creyéndolos de los suyos: uno de ellos ha llegado hoy y ha asegurado que, antes de separarse de Ocaña los miembros de dicha mayoría, había habido en casa del General Santander unas reuniones secretas de los más exaltados partidarios de la facción demagógica y que en ellas se había formado el plan de una conspiración general en toda la República y resuelto su ejecución encargándose cada diputado del papel o parte que le correspondía; añadiendo que el principal punto del proyecto es el asesinato del Libertador: que los diputados Santander, Vargas Te jada, Arrublas, Montoya, Merizalde y otros estaban encargados de ejecutarlo en la capital de Bogotá; el diputado Coronel Hilario López en el Cauca y Popayán; Aranzazu en la provincia de Antioquia; el Dr. Márquez en la de Tunja; Azuero y Fernando Gómez en la del Socorro; Soto y Toscano en la de Pamplona; Camacho en Casanare; Tobar, Narvarte, Echezuría, Iribarren y Romero en Venezuela; finalmente, que todos los nombrados y algunos más se habían comprometido para la ejecución de dicho plan y habían calculado que en el mes de octubre siguiente todas sus disposiciones estarían hechas y podrían dar el golpe. De todo esto se ha informado al Libertador para que tome las medidas que juzgare convenientes.” Blanca Iñigo López de Sotomayor Francisco Mosquera Garcilaso De la Vega Francisco Figueroa Juana Lasso De la Vega Andres Cobo de Figueroa García Hurtado De Aguila y Lasso de la Vega Francisca Cobo de Figueroa José Piedrahita Cobo Ignacio Piedrahita Velásquez Antonio De Piedrahita Alvarez del Pino Agapito Piedrahita Mariaca García Hurtado De Olarte María Luisa Manuela Hurtado Pontón José Casimiro López Hurtado José Hilario López Blas Piedrahita Antonio María Piedrahita Villa Antonio José Piedrahita Velilla Teresita Piedrahita Julio Cesar García Valencia Francisco Mosquera el décimo abuelo de Teresita Piedrahita era primo hermano de Garcilaso de la Vega el quinto abuelo de Teresita Piedrahita . Teresita venía a ser prima diez y ocho de José Hilario López. 7 José Ana Eugenio Martínez Pastor Gómez de Salazar Rafaela Magdalena Francisco Genoveva Montoya Zapata Isabel Gómez Sandi Margarita Gómez de Salazar Juan García Gómez Ignacio Javier del Castillo y Saenz de Santamaría Ignacio García Jaramillo Domingo del Castillo y Saenz de Santamaría Josefa García Molina María Antonia del Castillo y Vargas Gregorio Enriqueta Carolina Clara Villa Jaramillo Márquez Castillo Antonio María Piedrahita José Ignacio de Márquez Barreto Rufino Cuervo Luis María Antonio Basilio Cuervo Urisarri Esposos Josefa Jaramillo García María Ignacia de Vargas ... Carlota Paulina Campuzano Nazario Lorenzana Montoya José Hilario López María Jaramillo Facundo Lorenzana Saenz Lucrecia López Durán María de Jesús Martínez Julio Cesar García Valencia Luz Ramírez Martínez Mario García Carlota y Paulina Campuzano, las bisabuelas de Luz Ramírez Martínez eran primas hermanas de Nazario Lorenzana Montoya el consuegro del Presidente José Hilario López. Luz Ramírez Martínez viene a ser: Antonio José Piedrahita Marcelina Enriqueta Vásquez Teresita Piedrahita Julio Cesar García Valencia Mariano Ospina Rodríguez Isabel Gómez Sardi la séptima abuela de Teresita Piedrahita era prima hermana de Margarita Gómez de Salazar, la bisabuela de María Antonia del Castillo y Vargas, esposa de José Ignacio de Márquez. Teresita venía a ser prima doce de María Antonia del Castillo y Vargas. El coronel Hilario López, cit ado por Bolívar en lo que sería la conspiración a él, sería el consuegro Nazario Lorenzana Montoya, sobrino de Francisco Montoya. Prima 4 5 De: Nazario Lorenzana Montoya Máximo Fernando Facundo Lorenzana Sáenz. Cuando Bolívar citaba Arrubla, Montoya entre los conspiradores, se refería a Manuel Antonio Arrubla y Francisco Montoya Zapata que eran diputados de Antioquia en la Convención, pero permanecían principalmente en Bogotá y eran los comisionados para conformar el grupo de conspiradores en Bogotá. B-2 EL SIMULACRO DE FUSILAMIENTO DE SANT ANDER Si existía una conspiración de opositores contra Bolívar, que eran de la misma línea política de Santander, también existía un grupo de personas cercanas al Libertador, que odiaban a Santander. 8 Córdova aún era de los hombres m ás cercanos de Bolívar y le tocó ser espectador de un hecho bochornoso, donde Manuelita Sáenz en la Quinta de Bolívar realizó un simulacro de fusilamiento de “Trabuco”, apodo con el cual apodaban a Francisco de Paula Santander. En el libro Santander Hombr e de Mundo, escrito por Hector Muñoz Bustamante, así se narra: “Celosa, seductora, Manuelita era llamada “la amable loca del Libertador”. “La sociedad bogotana, católica y puritana, se molestaba con las costumbres libres y a veces escandalosas de Manuelita, y desde el primer momento algunos la llamaron despectivamente “la forastera.” “Para entonces no había regresado todavía a la capital de la república el General Santander, a quien Manuelita odiaba profundamente. El 28 de julio de 1828 Manuela actuando como anfitriona, preparó un agasajo en la Quinta de Bolívar. A la una de la tarde cuando los asistentes habían bebido abundante vino y champaña, alguno de los invitados propuso fusilar la efigie de Santander. Rápidamente se acondicionó “un bulto de trapo que tenía las canillas adornadas de medias de seda negra más largas que las de un gigante”. Manuelita con un carbón dibujó la cara del monigote y se adornó su cabeza con un tricornio que decía: “F. de P. S. muere por traidor”. Se sentó al muñeco de espaldas en una especie de banquillo. La burda farsa estaba preparada”. “El presbítero Francisco Javier Guerra y de Mier, oriundo de Cádiz, quien había llegado al Nuevo Reino de Granada a principios de 1810 y en 1828 ocupaba el cargo de dean de la catedr al, “se prestó para actuar de bufón en el ridículo acto preparado por Manuela”. Entre risas y aplausos el canónigo Guerra hizo la pantomima de administrar los últimos ritos de la iglesia al muñeco de trapo que “representaba” al Hombre de las leyes”. “Cumplidas estas extrañas ceremonias el coronel irlandés Richard Crofton, quien había sido “cabo del ejército británico y era persona en exceso inculta”, y se encontraba también como invitado de Manuela, salió en busca de un batallón de granaderos que se encon traba en las vecindades de la Quinta. Al poco tiempo regresó con algunos soldados, formó un pelotón y personalmente ordenó la ejecución” del muñeco”. “Dicen los historiadores que el escándalo que ocasionó esta burda ceremonia fue enorme entre los partida rios, amigos o conocidos de Santander”. “El general José María Córdova en carta al Libertador le dijo: “Sé que V.E. ha tenido por esto grande incomodidad, y que ha mandado se instruya sumaria contra los autores de tal hecho, o del crimen más bien, porque efectivamente fue un atentado contra el gobierno y contra V.E. mismo, contra las leyes. contra la sociedad y la disciplina, que debe observar el ejército. Pero estoy seguro que de esta sumaria no resultará nada, y esto más dará motivos a los enemigos de V.E. para apoyar su oposición y opiniones. Se dirá que V.E. ha tolerado o disimulado semejante falta cometida contra Santander por enemigo de V.E., y esto sería suponer una necia y ridícula venganza”. “Bolívar contestó a Córdova que pensaba suspender a Crofton y mandarlo a servir a otra parte, hecho que no se cumplió. Este 9 oficial irlandés continuó tranquilamente en Bogotá, y después se le nombró para que formara parte del consejo de guerra instituido para juzgar a los conspiradores del 25 de septiembre. Además, fue elevado al cargo de edecán del Libertador Presidente y al cabo de dos meses del incidente de la Quinta fue ascendido a coronel efectivo de caballería”. de Juan Antonio Montoya Zapata en el juicio a Ruperto Hand. “En carta que contestó a Córdova, Bolívar le dijo: “En cuanto a la amable Loca, qué quiere Ud. que yo le diga a Ud.? Ud. la conoce de tiempo atrás. Yo he procurado separarme de ella, pero no se puede nada contra una resistencia como la suya; sin embargo, luego pase este suceso, pienso hacer el más determinado esfuerzo por hacerla marchar a su país o donde quiera”. “Declaración del 15 testigo Juan Antonio Montoya” “Como prueba del poder que ejercía la “presidenta” Manuela como la llama la historiadora P. Moreno de Angel , las sumarias que se instalaron para investigar las “caricaturescas ceremonias de la Quinta, terminaron con un expedie nte que no señaló ninguna responsabilidad y que luego fue cubierto por el polvo del olvido”. O por el “polvo” de Manuelita”. Esta carta de Córdova a Bolívar donde tan abiertamente acusa la falta del coronel inglés Richard Crofton, vino a ser para Córdova en parte una sentencia de muerte. En la batalla del Santuario, donde llevaban la orden de asesinar a Córdova, el coronel Richard Crofton comandaba el escuadrón de caballería y el segundo jefe de este escuadrón era precisamente el asesino: Ruperto Hand. Juan Antonio Francisco Luis María José Manuel Montoya Zapata “En la ciudad de Antioquia, a veintiséis de noviembre de mil ochocientos treinta y uno, compareció el señor Juan Antonio Montoya, a quien el señor Juez por ante mí le recibió juramento que hizo por Dios Nuestro Señor y una señal de cruz, bajo cuyo cargo ofreció decir verdad en lo que supiere y fuere preguntado, y siéndole con el objeto de evacuar la cita que le resulta, leída que le fue, dijo que mediante la cita que se le hace no tiene presente si le dijo al segundo Comandante Francisco Giraldo que el Coronel Ruperto Hand había sido el asesino del General José María Córdova; pero que en aquellos momentos lo oyó decir a vencidos y vencedores, entre ellos al Coronel Jefe de Estado Mayor de la División Tomás Murray, al Edecán del General O’Leary, Ocarr, y que el Coronel Crofton, Comandante de la Caballería, le había dicho al Coronel Ruperto Hand, si no en las mismas palabras, con poca diferencia, lo siguiente: “amigo, el temple de su espada ha quedado ayer a prueba”, haciendo referencia a la muerte del General Córdova.” Más adelante analizaremos con más detalle el asesinato de Córdova, pero adelantamos una parte de la declaración 10 Juan Antonio Manuel Jaramillo Gallón Josefa Jaramillo García Francisco Jaramillo Villegas Pascuala Martina Muñoz Castrillón Clara Villa Jaramillo Ana María Jaramillo Muñoz Salvador José María Córdoba Muñoz Antonio María Piedrahita Antonio José Piedrahita Teresita Piedrahita Julio César García Valencia Ana María Jaramillo Muñoz, la prima hermana y cuñada de José María Córdova, era prima sexta de Teresita Piedrahita. Estos hechos distanciaron mucho más a Córdova y a Manuelita, que de hecho nunca habían tenido ni amistad, ni trato cordial, ya desde hacía un tiempo. Cuando la rebelión militar de José Bustamante contra Bolívar en el Perú el 26 de enero de 1827, Manuelita tuvo que salir del Perú desterrada y viajó en el mismo barco, participando de este infortunio José María Córdova. Manuelita se quedó en Guayaquil y continuó por tierra, mientras Córdova si continuó en barco hasta Buenaventura, cogiéndole ventaja y llegando primero a Bogotá. En el libro sobre la vida de Manuelita Sáenz, escrito por Galo René Pére z, así nos comentan esta enemistad de Manuelita hacia Córdova. “Debió de haber sido en el mismo mes de febrero, quizá a bordo del “Bluecher”. Tenía que desembarcar en el puerto de Guayaquil. Se le ofrecieron las comodidades indispensables. Fue alternando sobre todo con sus negras. Les confesaba la indignación de ese súbito destierro. A través de sus habituales percepciones, los razonamientos que desenvolvía le llevaban a señalar a Santander entre los impulsores indirectos de los hechos de Lima. Y había que ver la vehemencia con que le condenaba. Pero en nada de lo que decía se mostraban contradicciones, errores o excesos de imaginación. Hacía pues bien en sentar esa laya de sospechas, y en descargar sus anatemas contra aquel personaje. Y eso que aú n no sabía que ninguno en Bogotá se entusiasmó tanto como él con las noticias del golpe. Había ordenado, en efecto, que se organizara en la ciudad una marcha popular con música y discursos, y él mismo la encabezó. Luego, desde su presidencia interina de gobierno, decretó el ascenso de grado militar en favor del principal complotado, comandante de ejército José Bustamante.” “Bolívar se enteró de estos hechos en la actual Colombia. Su conjetura inmediata se enderezó también hacia las repetidas quiebras de lealtad de Santander, para imputarle el origen de lo acaecido. A su paisano José Antonio Páez, más puro que el político anterior, aunque de similares ánimos levantiscos y codiciosos, le dijo sobre aquel: “este hombre ha soplado la discordia”, de Venezuela al Perú. Pocas semanas después, otros informes y nuevas atisbaduras propias sobre el comportamiento de Santander le llevaron a dirigirle una admonición terminante. La de estas palabras del 16 de marzo de 1827: “No me escriba más, porque no quiero responderle ni darle el título de 11 amigo”. No lo era ya, ni volvería a serlo jamás.” “El general Tomas Heres, víctima del golpe limeño, fue a su vez sacando verdaderas las sospechas personales que tempranamente había concebido, y que coincidían con las que c on las que se han expuesto. Le tocó, así mismo, la orden de extrañamiento de territorio peruano, dictada por el gobierno de los insurrectos. Arribó a Guayaquil, y desde allí hizo conocer al Libertador, indirectamente, a través de alguna declaración ofici al, que Manuelita trató de visitarle en el cuartel sublevado convertido en su prisión, y que fue drásticamente rechazada. Y que, poco después, también ella sufrió cautiverio y expulsión del país. El héroe por cierto se conmovió, aunque sin sorprenderse. Porque de sobra conocía a su azañosa coronela. Pero el testimonio de Heres podía ser corroborado, o acaso lo fue, por el grupo de desterrados que viajaron con ella desde El Callao. Con una excepción, indudablemente: la del general José María Córdoba. Combatiente fogueado en batallas decisivas, con su arrojo contribuyó a las victorias de los departamentos del sur. Lamentablemente, sin razón ninguna, se creía disminuido por la presencia de una mujer Manuela entre la mortal reciedumbre de las armas: allí en la desolación cordillerana de Junín y Ayacucho. Se fastidiaba, además, con el hecho de que mantuviera enredado en amores y cuidados al propio Bolívar. Y en cambio se complacía en hacerla notar, cuando podía, su desafecto. Se había embarcado con sus compañeros de infortunio, entre ellos precisamente Manuelita, en El Callao. Adoptaba por eso arrogancias premeditadas cuando la sentía cerca. Indeclinable en su engreimiento, caminaba por la nave sin mirar siquiera a la joven. Y de veras parecía tener algo del perfil heroico que se graba en los medallones consagratorios. Pero, como quiera que hubiera sido, la testarudez de tales petulancias no conseguía cegarle frente a la belleza ni las maneras aristocráticas o resueltas, según los casos, de la excepcional quiteña. Ésta, a su vez, iba descubriendo no únicamente los desdenes de Córdoba, sino también, con instinto superior, el odio que él escondía, pese a que era aún incipiente, contra la personalidad del Libertador. Manuelita lo advertía, lo guardaba en sus adentros, y más tarde halló la oportunidad de comunicar a su amante incrédulo el presagio de la traición de ese hombre. Que en efecto llegó después de dos años.” “El trayecto fue resultando largo, especialmente para los que estaban en este juego de antipatías, cuya intensidad, en vez de mermar, cobró cotidianamente más fuerza. Hasta cuando llegó a su tempestuosa confrontación verbal entre Córdoba y la quiteña. Fue él quien la inició, al dirigirle alguna ilusión sarcástica. Y ella, que hubiera sido capaz de responderle con una buena bofetada, prefirió humillarlo con expresiones de efecto irritante, por la ironía y el desprecio. Se trabó así una discusión que solo pudo ser cortada por la intervención tinosa de uno o dos de los otros oficiales . El general Francisco Giraldo, que iba a bordo, ha dejado testimonio de la agriedad de estos incidentes. Pero la negra Jonatás usaba la magia, tan suya, de poner alivio en el ánimo de su señora ridiculizando, con remedos fieles e hilarantes, las actitudes del oficial.” B-3 LA CONSPIRACIÓN A BO LÍVAR.- Emigdio Briceño Guzman nombrado por Mosquera como el conspirador de 12 Mérida, fue el bisabuelo del Presidente Carlos Lleras Restrepo. Sancho En Genealogías figura: Tomo I - Pág. 341 “Ya con grado de capitán figuró como uno de los conspiradores contra Bolívar, el 25 de septiembre de 1828, aunque en las reuniones previas condicionó su participación a que fuera respetada la vida y se le tuviera el miramiento debido al Libertador, esta actitud provocó el disgusto de Carujo, pero por último quedó establecido ese principio dentro de los conjurados; por este proceder no fue fusilado sino desterrado.” Lorenzo Briceño de la Bastida y Pacheco Rodrigo Hipólito Briceño y Gratenol Francisca Isabel del Toro Uzcategui Nicolás Briceño del Toro Juana María Simón Bolívar Palacios Pedro Briceño del Pumar María Ignacia Briceño Paredes Pedro José María Briceño Mendez María Josefa Vicente Restrepo Peláez Emigdio Briceño Guzmán Amalia Briceño Fernández Benigna Palacios Bolívar María Josefa Francisco de Paula Santander y Omaña José Félix Restrepo Velez María Josefa Mejía Restrepo Manuel Restrepo Sarasti Carlota Mejía Mejía Félix Restrepo Pardo Andrea Echeverri Mejía Fernando Amalia Restrepo Briceño Obdulia Valencia Echeverri Carlos Lleras Restrepo Julio Cesar García Valencia Leonardo Canal González Ana Lucía Canal García Hacia los Briceño no existe ninguna línea de consanguinidad. Pedro y José María Briceño Méndez, respectivamente el sobrino político de Simón Bolívar y el cuñado de Francisco de Paula Santander, eran primos octavos del Presidente Carlos Lleras Restrepo. Julio Cesar García Valencia era primo noveno del Presidente Carlos Lleras Restrepo. Tomas Cipriano de Mosquera en la memorias sobre la vida del general Simón Bolívar, hace un recuento detallado de la 13 conspiración y del juicio, transcribimos una parte: del cual “El Libertador, que consideraba, y con justicia, a Santander el Jefe de la revolución, resolvió hacerle salir de Bogotá y le nombró Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario cerca del Gobierno americano; y a su petición se designó al señor Luis Vargas Tejada, Secretario de la Legación” “Organizóse en Bogotá un club de magogo para asesinar a Bolívar, único medio para variar completamente el nuevo orden de cosas establecido. Este club lo componía originalmente, el Comandate Carujo, de Venezuela; Hormente, francés; Luis Vargas Tejada, bogotano; Florentino González, del Socorro; Mariano Ospina, de Guatavita; Ezequiel Rojas, de Tunja; Celestino Azuero, del Socorro; Zuláibar, de Antioquía; Emigdio Briceño, de Mérida; Rafael Mendoza, de Bogotá; Ramón Guerra, de Tunja; Silva, de Chiquinquirá; López, oficial degradado en juicio, y Juan Miguel Acevedo Tejada, de Bogotá.” Diego Francisco Miguel Gómez Jiménez Juan José Gómez Zuloaga José Joaquín Gómez Hoyos José Acevedo y Gómez Juan Miguel Pedro Acevedo Tejada Alberto Gómez García Amador Gómez Lozano Valeria Gómez Zuloaga María Jesús Gómez Gómez Emilio Gómez Gómez Jairo Gómez Olarte Julio Cesar García Valencia Clarita Gómez Vargas Julio Cesar García Vásquez Eusebia Acevedo Valencia Juan José Gómez Zuloaga el quinto abuelo de Clarita Gómez Vargas, era primo hermano de José Joaquín Gómez Hoyos, consuegro de Pedro, el hermano de Juan Miguel Acevedo Tejada. “Debía ser asesinado el Libertador. A algunos otros partidarios de Santander se les atribuyó complicidad; pero aunque enemigos del Libertador, no tuvieron parte en este crimen premeditado.” “La municipalidad de Bogotá dio un baile de máscaras en el teatro , en celebridad del aniversario de Boyacá, en la noche del 1° de agosto y pensaron los conjurados efectuar esa noche el crimen; pero Bolívar se retiró por la puerta excusada del teatro antes de que llegase la hora de la combinación. El Libertador se fue d e paseo a Soacha, y Horment, Carujo, Luis Vargas Tejada y Florentino González fueron a verse con Santander para hacerle sabedor de lo que iban a ejecutar, para que se preparase a encargarse del Poder Ejecutivo, si la revolución después de muerto Bolívar lo llamaba al Poder. Santander se escandalizó al oír el nefando plan. Esto pasó el 20 de agosto. Cerró la puerta de la sala en que estaban juntos y les manifestó que él jamás tomaría parte en semejante asesinato; que Bolívar debía ser separado del mando; pero jamás asesinado porque tal crimen deshonraría la causa liberal. “Pueden ustedes comenzar por asesinarme aquí; porque solo así dejaré de evitar tal atentado”. Les agregó que el plan revolucionario se debía madurar y llevarlo a efecto, luego que Tovar , de Caracas; Jaramillo, de Panamá, y Quintana, de Santa Marta, informasen que estaban tomadas las medidas para dar el golpe; pero nunca asesinarlo. Les manifestó que el ejército entero era idólatra del Libertador. Que Castillo se encargaría del Poder Ejecutivo, y el régimen reaccionario contra las conquistas de los republicanos dominaría en Colombia con tal atentado. 14 Entonces se manifestaron convencidos y ofrecieron a Santander abandonar su proyecto y continuar el plan de conspiración, y se retiraron. El General Santander hizo ensillar un caballo y se dirigió para Soacha a verse con el señor José Ignacio París, que acompañaba al Libertador en reunión del General Urdaneta y dos ayudantes y sus criados para que sugiriese al Libertador la necesidad de regresar a Bogotá y no estar sin guardias.” 1742 Ignacio Javier Manuel Azuero Lamo Luis Francisco Azuero Arenas Juan Rodulfo Azuero García Indalecia Ricaurte Rivadeneira Vicente Azuero Plata José Javier Azuero Gómez (1787-1844) (1772 -1812) Pedro Celestino Azuero Olea (1806-1828) Este esquema que vincula a Vicente Azuero con el conspirador Pedro Celestino Azuero, es desarrollado de los datos que figuran en Genealogías de Santander escritas por Ramiro Osorio, pero nos atrevemos a afirmar que aquí existe un error y posiblemente Luis Francisco Azuero Arenas y Juan Rodolfo Azuero García no deberían allí figurar. Es imposible que si Ignacio Javier nació en 1742, su bisnieto naciera en 1772. “El Coronel Ramón Gue rra, Jefe del Estado Mayor del Departamento de Cundinamarca y el Comandante Silva de la artillería, eran los que ofrecían a los conspiradores apoyo con el batallón de artillería que lo podían inducir a dar el golpe al batallón.” “Carujo, Horment, Zuláib ar, López y Florentino González, con la escolta de artillería, se dirigen a Palacio: sorprenden al Capitán Martínez y a la guardia y los aprisionan. Carujo, Horment, Zuláibar y López con González, entran a Palacio matando a los centinelas de la puerta y la escalera y se dirigen al interior a asesinar a Bolívar.” “El General Córdova fue a perseguir a los que huían por San Victorino y dejó escapar a Carujo, a quien le ofreció asilo en su casa y lo ocultó.” “Cuando descansó el Libertador y se repuso con haber dormido algo, su primera idea fue dar un indulto y amnistía completa y hacer llevar a su presencia a todos los conspiradores aprehendidos para decirles que estaban muy engañados y creyéndolo tirano: que sus hechos gloriosos y la libertad de tres N aciones le habían elevado; pero que él no usurpaba jamás la soberanía nacional. Hoy se retiran las guardias de Palacio: estaré siempre solo y con las puertas abierta. Si algún fanático por hacerse célebre con mi muerte, que venga a cubrirse de oprobio, y yo recibiré de sus manos una nueva gloria: moriré por la tolerancia y la indulgencia. El señor Castillo encontró la idea sublime y digna del Héroe; pero le dijo al Libertador que debía discutirse con todos los secretarios y los jefes del ejército y otras personas de influjo que se opusieron, y el Libertador no se encontró esta vez bastante fuerte para dar ese golpe de firmeza para seguir el consejo de su inspiración.” 15 “Las causas siguieron a los reos aprehendidos, y se sometió a juicio al General Santander por sospechas.” “La exaltación entre las autoridades política y militar produjo la aprehensión y procedimiento contra personas inocentes por el sólo hecho de ser de la oposición al Libertador o amigos de Santander que, como jefe de la revolución política que se acordó desde Ocaña, se le creyó también cómplice en la conjuración del 25 de septiembre, y según el juicio que se le siguió, fue condenado a muerte porque no denunció el delito de conspiración y porque era el jefe de la revolución proyectada en Ocaña, a la cual hizo alusión uno de los reos. Consultado por el Libertador el Consejo de Ministros, sobre esta sentencia pronunciada por el General Urdaneta, Comandante General de Cundinamarca, con el dictamen del asesor nombrado, Coronel Tomás Barr iga, que era también abogado, resolvió el Consejo: por cuanto resultaba probado que Santander tuvo conocimiento de la conspiración, que la aprobaba y daba consejos y opiniones sobre ella, y que quiso tuviese su efecto después de su salida de Colombia; mas que no tuvo parte en el suceso del 25, y la ejecución de muerte se miraría como injusta, excesivamente inicua y tal vez como imparcial y vengativa.” Rosalía Ricaurte y Mauris Josefa Antonia Baraya y Ricaurte Josefa Sanz de Santamaría Ricaurte 1 Gabriela 2 Tomás Barriga y Brito Valerio Isidro 2 Antonio Villvicencio Verástegui Juliana De Villa Barriga y López Mariana Carcelén Luis María Montoya Zapata Antonio José De Sucre Esposos Juan Esteban 2 Tomás Barriga y Brito era: Suegro de Juliana de Villa, hermana de Teresa Villa, la primera esposa de José Manuel Montoya y prima cuarta de Teresita Piedrahita. Suegro de Mariana Carcelén la viuda del Mariscal Sucre. “El Libertador conoció que las conclusiones del Consejo eran justas, y conmutó la pena de muerte a que fue condenado Santander a extrañamiento de la República, y que si regresaba sin permiso del Gobierno se llevaría a efecto la sentencia. El General Córdova ocultó a Carujo y se ofreció a presentarlo si se le perdonaba la vida. Así lo acordó el Libertador, dándole un indulto con la condición de salir del país. Fueron también indultados Florentino González por haber sido entregado por unos parientes y después Briceño, Mendoza, Azuero, Acevedo, Rojas y otros. Solamente fueron fusilados el 30 de septiembre: Horment, Zuláibar, Silva, Galindo y López, todos convictos y confesos de su delito. El 2 de octubre fueron fusilados Padilla y Guerra: aquél por cómplice de la muerte del Coronel Bolívar y que se unió a los conspiradores, y el segundo, por la felonía con que se evadió, como dejamos expuesto. El 14 de octubre fueron fusilados el Teniente de Caballería Juan Hinestroza, un sargento y 4 soldados del mismo cuerpo, únicos que se comprometieron en las clases de tropa a ir a atacar a Vargas, suponiéndolo revolucionario contra Bolívar. Así concluyó esta célebre causa y las ejecuciones por el horrendo crimen de querer asesinar al Libertador de Colombia.” La junta que se reunió en la casa de Luis Vargas Tejada, situada en la carrera 7, esquina sureste de la iglesia d e Santa Bárbara, estaba conformada casi totalmente por jóvenes idealistas e inexpertos: 16 Juan Miguel Acebedo Pedro Celestino Azuero Florentino González Mariano Ospina Rodríguez Wenceslao Zuláibar Emigdio Briceño Teodoro Galindo Luis Vargas Tejada Pedro Caruja Rafael Mendoza Juan Hinestrosa Agustín Horment Rudesindo Silva José Ignacio López Esequiel Rojas Joaquín Acebedo 1 Pedro 2 Acevedo Peñalosa Esa noche Luis Vargas Tejada les recitó un verso para entusiasmar a estos amigos de la Sociedad Filológica a decidirse. “Si a Bolívar la letra con que empieza Y aquella con que acaba le quitamos, Oliva, de paz símbolo, hallamos. Esto quiere decir que la cabeza Del tirano y los pies cortar debemos Si es que sólida paz apetecemos.” José Ana Gómez de Salazar Isabel Gómez Sandí Margarita Gómez de Salazar Juan García Gómez José Ignacio Juan José Ortega Salazar Ignacio García Jaramillo Josefa García Molina Antonio De Acevedo Peñalosa Pedro Acevedo Peñalosa Juan Acevedo De la Parra Pedro Acevedo Peñalosa Joaquín Acevedo y Aranda Pedro Acevedo Peñalosa Pedro Juan Miguel Acevedo y Tejada Creemos que entre Juan Miguel Acevedo, el más joven de los conjurados y Joaquín Acevedo, el más viejo, no existía parentesco cercano (venían a ser primos cuartos medios). Josefa Jaramillo García Clara Villa Jaramillo Antonio María Piedrahita María Luisa Ortega Mejía Luisa Florentina Calvo y Ortega Joaquín Luis Vargas Tejada Esposos Conspirador Edad Años 20 21 23 23 24 26 26 26 26 26 28 29 31 32 32 51 Antonio José Piedrahita Teresita Piedrahita Julio Cesar García Valencia Isabel Gómez Sandí la séptima abuela de Teresita Piedrahita, era prima hermana de Margarita Gómez de Salazar la bisabuela de Luisa Florentina Calvo y Ortega esposa de Joaquín Vargas Tejada y cuñada de Luis Vargas Tejada. Teresita viene a ser prima doce de Luisa Florentina. Se aclara que indistintamente de acuerdo a la fuente, hemos encontrado el uso de la V y B en Ace....edo. 17 B-4 WENCESLAO ZULAIBAR Y MARIANO OSPINA EN LA CONSPIRACIÓN A BOLÍV AR .- Wenceslao Zuláibar, Marcelina y María del Rosario, que venían a ser primas séptimas de Teresita Piedrahita. Otro de los conspiradores del 25 de septiembre de 1828 que estaba tan comprometido con el intento de asesinato del Libertador, tanto como el venezolano Pedro Carujo y el francés Agustín Horment, era el antioqueño Wenceslao Zuláibar. Mariano Ospina Rodríguez nació en Guasca el 18 de octubre de 1803. Huérfano de madre recibió en la primera infancia el cuidado de sus tías. Wenceslao también fue ejecutado María Josefa María Antonia De la Calle Leonor Velez Calle Inés Santamaría Calle José Manuel Rosario Wenceslao Mercedes Restrepo Velez Zulaibar Santamaría Rosario Melguizo María Luisa Jaramillo Melguizo Teresita Piedrahita Marcelina María del Rosario Barrientos Zulaibar Arzobispo Juan Antonio José María Zulaibar Aldape Estudió jurisprudencia en el colegio San Bartolomé, siendo discípulo de Vicente Azuero en la cátedra de legislación. Se graduó en 1827. En 1828 ocupaba la cátedra de economía política en el colegio de San Bartolomé y cuando fracasó la conspiración del 25 de septiembre, huyó hacia Antioquía. Parte de su castigo por la conspiración, fue negarle el título de Doctor que habí a logrado. Mariano Ospina Rodríguez así nos narra algunos hechos: Mariano 1 Ospina 2 Rodríguez Julio Cesar García Valncia Leonor Vélez Calle, la tatarabuela de Teresita Piedrahita, era prima hermana de Inés Santamaría Calle, la mamá de Wenceslao Zuláibar Santamaría. Wenceslao era primo sexto (6) de Teresita Piedrahita. Mariano Ospina Rodríguez estaba comprometido en la cons piración contra Bolívar y se trasladó a Antioquía para escapar del castigo. Allí se casó en primer y segundo matrimonio con las sobrinas de “A mediados de 1829 vine a la Provincia de Antioquía en compañía de Anselmo Pineda, y por invitación suya, para alejarme del foco de la persecución, y nos alojamos en Marinilla, su patria, en casa de uno de sus parientes situada en la plaza.” “Pronto se vino Pineda a Medellín y quedé aislado y solitario. Debilitado por las tercianas y aburrido del escondite, me presenté un domingo en la plaza para distraerme un poco conociendo el mercado. Allí fui reconocido por Cosme Hoyos (hermano de Don Raimundo), condiscípulo mío en Bogotá, quien estrechándome en sus brazos pronunció mi nombre en alta voz, sin caer en cuenta de que tal indiscreción podía perjudicarme. Por eso aquella tarde abandoné a Marinilla y caminando a pié me dirigí a Rionegro, en solicitud del Dr. Antonio Mendoza (que era bogotano) para pedirle una receta. Halléle 18 “Me condujo luego el Dr. Mendoza a una casa de pobre apariencia, y como en la vecindad se celebraba un baile no pude dormir en toda la noche. Al día siguiente, después de almuerzo y por intervención del Dr. Mendoza y de algunos señores de la respetable familia Montoya, fui conducido a la hacienda de Llanogrande. Los señores Montoya me recomendaron al agregado o mayordomo que cuidaba inmediatamente de la hacienda, y allí ocupaba yo parte del tiempo enseñando a leer a sus hijos.” “Oyendo decir un día : Allá vienen dos de capisayo a medida que se acercaban comprendí que no eran dos caballeros de capa y sayo, a la antigua usanza española, como los de las famosas órdenes de la edad media, sino dos buenos arrieros antioqueños cubiertos con la ruana larga y angosta, o “capisayo”, que usan los conductores de recuas. Estos me informaron que en el Río negro ocurrían novedades de importancia : se refería al pronunciamiento dictatorial del Libertador Bolívar ; esta determinación surgió de las opiniones expresadas por el General en un banquete a que asistió el 8 de septiembre de 1829 (cuando se celebraba el matrimonio del doctor Jorge Gutiérrez de Lara).” “Entonces salí de mi escondite y me encaminé a Medellín. Me hospedé en una casa ubicada en la actual calle de Boyacá, contigua a la catedral por el costado oriental...” Ya en el año 1829, cuando Córdova se reveló al gobierno presidido nominalmente por Simón Bolívar, pero en la práctica más gobernados por el grupo que conformaban Urdaneta, Manuelita y otros venezolanos e ingleses, Mariano Ospina Rodríguez trato de unirse a José María Córdova, pero al llegar a ésta, ya Córdova había sido asesinado en la batalla de Santuario el 17 de octubre de 1829. Mariano Ospina terminó su mandato presidencial en marzo de 1861 y el 8 de junio de ese mismo año fue tomado prisionero en La Mesa Cundinamarca con su hermano Pastor y estuvo a punto de ser fusilado en Chapinero. Fue enviado prisionero a Cartagena de donde se logró escapar el 1 de septiembre de 1862 y viajar a Jamaica y Guatemala. B-5 VICENTE AZUERO PLATA Y LA CONSPIRACIÓN A BOLÍV AR.María Ignacia Rosalía Rafael Juan Agustín Mauris Berdaya Ricaurte y Terreros María Antonia Posada Mauris Joaquín Ricaurte y Terreros José María Carrasquilla Indalecia Ricaurte Rivadeneira Federico Carrasquilla Vicente Azuero Plata Esposos en la botica conversando con las notabilidades del lugar; me hizo seña de que me alejase y disimuladamente salió a saludarme.” Clementina Carrasquilla Ana Delia Santamaría Carrasquilla Rosa Vasquez Julio Cesar García Valencia En este esquema no hay ninguna línea de consanguinidad. Rosalía Mauris Berdaya, la quinta abuela de Rosa Vásquez, fue concuñada de Juan Agustín Ricaurte y Terreros, el abuelo de Indalecia Ricaurte Rivadeneria que fue esposa de Vicente Azuero Plata. 19 Juan Agustín Rafael Ricaurte Terreros Francisco Luis María Montoya zapata Rosalía Ricaurte Mauris Joaquín Ricaurte y Terreros Josefa Antonia Baraya Ricaurte Indalecio Ricaurte Rivadeneira Josefa Sanz de Santamaría Baraya Vicente Azuero Plata Josefa Sanz de Santamaría Baraya la esposa de Luis María Montoya Zapata, era prima cuarta de Indalecia Ricaurte Rivadeneira, la esposa de Vicente Azuero Plata. Una semana antes de la conspiración del 25 de septiembre, así le escribe Santander a Vicente Azuero. “Bogotá, septiembre 17 de 1828.” “Querido y pensado amigo:” “Escribí a usted de mi hacienda, y ahora de Bogotá, donde he recibido su estimable del 22 de agosto. Yo vivo quieto, andando arriba y abajo, tranquilo en cuanto a la seguridad que me inspira mi conciencia, pero muy sobre mi para no ser víctima de algún malvado. No he visto al Presidente; todo el mundo me hace atenciones, nadie se desdeña de hablar conmigo en la calle y de visitarme, y no he recibido el más leve insulto. Me ha visitado casi toda la ciudad, inclusos los señores Castillo, Valdivieso e Icaza. La opinión pública es cada vez mejor, y m ás general: en cuanto sale un decreto, o una orden, lo que no han medrado como esperaban, ya hay recluta para el partido liberal. Las fiestas nacionales han estado muy frías y desanimadas. Mas debo aplaudir la tranquilidad que hay, pues ni papeles incendiarios, ni insultos, ni nada irritante observo en el trato social, que no es poca fortuna.” “La Vicepresidencia se acabó por el Decreto de 27 de agosto, y he tenido el placer de quedar sumido bajo las ruinas de la Constitución de 1821. Consulté si debía considerarme suspenso o destituido de ella, y me respondieron que sólo era suprimido el empleo. Pero ‘para darme una prueba de confianza, me ha nombrado el Gobierno Ministro Plenipotenciario y Enviado Extraordinario en los Estados Unidos del Norte’. Yo no he respondido nada sino que se me de tiempo para pensarlo. La cosa es ardua; pero a decir verdad, en mis circunstancias la recibo como honra después de que me habían querido pintar como reo de Estado.” “Aunque usted lea mis cartas a personas de confianza, jamás diga que yo las escribo. Hay muchos espías, muchos deseos de sacrificarme, y debo rogar a mis amigos que tengan precauciones en mi favor.” “Con el transcurso de algunos días usted puede venirse. A mi apreciable ahijada ofrezco mis afectuosos respetos, y le deseo un gran caudal de conformidad. Usted no puede dudar de que soy su amigo invariable, F. de P. Santander” 20 B-6 RAMÓN NONATO GUERRA EN LA CONSPIRACIÓN A BOLÍV AR .María Dolores María Luisa Tomo IV - Pág. 48 Francisco García Olano y Alvarez del Casal Francisco de Paula Francisca Munive y Madarriaga Olano Izquierdo José Sarda Genaro Olano Gutiérrez Santander Francisca Azuola Olano Esposos María Antonia De Madarriaga García Olano Esposos Francisco de Paula Olano Iragorri Ramón Nonato Guerra Bolívar CONSPIRADORES Publio Alejandro Olano Gutiérrez Julio César García Valencia Hernan Alejandro Olano Correa Inés García De los padres de Ramón Nonato, Juana de Dios Casal y Huertas, narran en Genealogía esta curiosa historia: Cuando la conspiración a Bolívar el 25 de septiembre de 1828, uno de estos implicados fue el general Ramón Nonato Guerra Casal y por este motivo fue fusilado el 2 de octubre de 1828. Cuando la conspiración a Santander el 23 de julio de 1833, el cabecilla de ésta era el general José Sardá. Tanto Ramón como José, defendían sus propios ideales y una Colombia como cada uno la quería. Estaban casados con dos Franciscas que entre sí eran primas segundas y respectivamente primas quinta y sexta de Hernan Olano Correa. La suegra de José era prima hermana de la esposa de Ramón Nonato. “Contrajo matrimonio en Santafé el 8 de diciembre de 1783, con doña Juana de Dios Casal y Huertas, quien pretendía hacerse monja de Santa Inés “con gran disgusto de su padre” el acaudalado comerciante don Feliciano del Casal, y de su esposa doña Juana María de Huertas Olarte y Baños. Don Gustavo Arboleda dice en su diccionario Bio gráfico y Genealógico del Antiguo Cauca: “El Arzobispo, viendo la aflicción de Casal, lo visitó algunas veces, acompañado de su familiar, (Martín Guerra) de donde resultó entre éste, con aspiraciones a clérigo, y la presunta monja, una pasión que concluyó en matrimonio”. El Arzobispo Caballero y Góngora nunca se imagino que al hacerse acompañar de Martín, se perdió para la vida religiosa: un clérigo y una monja. Feliciano Del Casal Juana de Dios Casal y Huertas Martín Guerra Ramón Nonato Guerra Casal Ramón Nonato Guerra, todo el tiempo afirmó que su único pecad o en la conspiración, fue haberse enterado que esta se sucedería y no haber denunciado lo que se planeaba ejecutar contra el Libertador. En el juicio y condena actuado el general José Guerra aseguraba que con él se estaba a Guerra había María Córdova y la injusticia que cometiendo al 21 condenarlo a muerte era una venganza, porque en un juicio previo que se le había seguido a José María Córdova en 1824 por el asesinato del sargento Valdés, Guerra había actuado de fiscal del tribunal y había pedido que lo con denaran a muerte. Unos dicen que lo mataron debajo de la cama. Otros, que lo jalaron de los pies sacándolo debajo de la cama y dánd ole muerte a bayonetazos. Otros, que de la casa de Tobar lo sacaron vivo y vino a morir en el cuartel. Antes de subir al patíbulo Guerra exclamó: “¡No es el Libertador el que me fusila, es Córdova el que me asesina!” Córdova se responsabilizó del hecho de haber dado la orden que le dieran muerte. Estas frases de guerra no pueden quedar en este grito de despedida, sin un soporte que nos permita aclarar los hechos. A principios de octubre de 1823 se encontraba Córdova en Popayán al mando de la fuerza que debería continuar hacia Pasto. El sargento Carmen Valdés del Batallón Cauca, según la opinión de alguno de sus jefes era un hombre malvado, de mala conducta. El sargento Valdés le dio con un palo al asistente del General Córdova. Al quejarse el asistente, Córdova quiso reprender a Valdés y lo mandó llamar, pero éste no quiso aparecer, Córdova salió a buscarlo, lo encontró y lo reprendió, por lo que Valdés contestó groseramente; Córdova trató de darle un latigazo por la insolencia y éste se defendió con un palo y con este mismo atacó a Córdova pegándole en la cabeza y en el brazo. El fiscal del juicio contra Córdova fue Ramón Nonato Guerra, y él pidi ó para el acusado la pena de muerte. José Manuel Mariana José Manuel Restrepo Montoya Zapata Córdova se salvó en este juicio. El único que salvó el voto fue José Manuel Restrepo, como lo afirma Mariano Ospina Rodríguez en la biografía: El sargento corrió y se refugió en la casa de Ignacio Tobar, donde se escondió debajo de una cama. “Formóse causa al general José María Córdova, el héroe mimado de Ayacucho y de cien batallas más, por el homicidio de un subalterno... el joven y valeroso general era particularmente querido de nuestro modesto Catón. El negocio fue llevado a la corte marcial, y absuelto el acusado: sólo el voto del doctor Restrepo le fue adverso. Muy poco después el general, llevando la espada al cinto, invitó cariñosamente a su juez a dar una vuelta por la Aguanueva, paseo entonces casi siempre desierto; los que los vieron solo por allí, temieron un acto de vio lencia, pero sin razón. El valiente joven había querido solamente mostrar que no tenía resentimiento alguno contra este hombre justo ....” Todos los informes son confusos de la forma como lo mataron los soldados: Para la época de la conspiración del 25 de septiembre de 1828 las relaciones de Córdova lo persiguió y ordenó que se le diese muerte. 22 Bolívar y Córdova eran excelentes, no así las relaciones de Córdova y Manuelita. Testimonio de esto es el Decreto dado por el Libertador: “Simón Bolívar, Libertador, Presidente de la república de Colombia, ..... — CONSIDERANDO— Que encargada la comandancia general del departamento, al ministro secretario de la guerra, general en jefe Rafael Urdaneta, los graves negocios que al presente deben ocupar su atención le impedirán dar cumplida evasión a los de aquel despacho, teniendo que dedicarse a ambos; y .......” “Que merece la confianza d el gobierno el general de división José M. Córdova, actual subjefe del estado mayor general; Decreto “Art. 1° El general de división José María Córdova, queda interinamente encargado del ministerio de Estado en el despacho de la guerra.” “Art. 2° El ministro secretario de Estado en el despacho del interior está encargado de comunicar este decreto a los que corresponda.” “Dado en Bogotá, a 29 de septiembre de 1828 —Simón Bolívar. Por S. E. el Libertador Presidente— El secretario de Estado del despacho del interior, José Manuel Restrepo.” Así le narraba José María a Salvador, su hermano, los hechos de la conspiración en una carta del 7 de octubre de 1828: “Bogotá, octubre 7 de 1828” “Mi querido Salvador:” “No escribí a vuestra merced por el corr eo pasado, porque no tuve tiempo; el proceso contra los conspiradores que entonces se estaba siguiendo, me tenía enteramente ocupado. Sólo a mi Manuel escribí cuatro letras para que no fuese a creer que yo había quedado en el motín. Daré a usted una breve idea del suceso, aunque bien conocido está por los papeles públicos.” “A media noche, o poco más, entró repentinamente en mi cuarto Giraldo, cansado y asustado, llamándome: «¡Mi General, levántese!;» me sorprendí tanto, que creí que él era mi captor; m e dijo: «Ha habido un fuego de artillería y fusilería en los cuarteles y han atacado el Palacio del Libertador. » Me levanté volando, monté a caballo y me dirigí a la casa del Libertador; cuando ya llegaba, en la inmediata cuadra pasaron dos gritando: ¡Muera el Tirano! yo no los conocí: en este momento me dieron el ¡Quién vive! de la puerta del Palacio, y el ¡Quién es!, y respondí mi nombre y se callaron la boca. En el instante llegó París por otra calle, y le dijeron: «Váyase vuestra merced, General, no se meta vuestra merced aquí, váyase vuestra merced, » conocí entonces que eran facciosos y que ya estaban, calculé apoderados de la persona del Libertador; entonces retrocedí: subí por la Moneda, y fui por calles extramuras a la casa del Cónsul, lo desperté y le dije que se preparara para que no le sorprendieran; seguí a San Victorino, y en ninguna parte sabía nada de la conspiración; allí empezaban a levantarse las gentes, y me encontré con 4 soldados de artillería; me alegré teniendo siquiera con quién dar el “quién vive.” En este momento llegó ...... París y me dice que para La Alameda de La Capuchina se dirigían unos soldados; volé y los alcancé al meterse en una huerta; eran 17; los hice parar y me encontré con Carujo, que los guiaba; le dije que me 23 alegraba mucho verlo allí, porque no llegué a pensar fuese de los principales conspiradores; que me sacase esa tropa por entre las huertas directamente a la calle de San Victorino;” José María Córdova era alumno de inglés de Pedro Carujo y en realidad es te diálogo se sostuvo en inglés. José María tomaba clases de inglés para poder dialogar en su propio idioma con Fanny Henderson la hija de .... Henderson, el ministro inglés. “ me dijo: “Si, si, muy bueno”; y yo me volví por las calles a la de San Victo rino a aguardar mi piquete; salió efectivamente, pero sin Carujo, y yo creí en el momento que por cobarde se me había escondido; pero no fue así, era por traidor. Cuando yo me vi con 21 hombres, ya respiré; pero aunque en todo lo que he dicho se habían pasado dos horas, nada sabía de la causa y resultado del motín. A Mariano París, que estaba allí conmigo, lo mandé a levantar las milicias de Funza y de Fontibón, con encargo de que amaneciera en Santafé con cuanta gente pudiera; en esto llegó una partida; me dio el “quién vive,” la mandé a reconocer, y al Sargento que fue le dieron un culatazo, y echó a correr; le mandé hacer fuego y la dispersé. Las cuatro serían cuando llegó uno y me dijo que el motín había sido por Padilla, que se había escapado con otr o, y que el Libertador estaba en la plaza ya con las tropas; formé mi piquete y fuime para allá; encontré a Vargas y a los Granaderos formados en la plaza; fui al Palacio y encontré al Libertador desnudándose, porque en la fuga, después de haberse escapado por la ventana, se había mojado por la quebrada de San Agustín, hasta que salió al Cuartel de Vargas y no encontrándolo allí se había dirigido a la plaza cuando supo la derrota de los conspiradores. En Palacio tuve alguna noticia del motín. Uno de los principales, el Coronel Guerra, de quien nada se sabía en aquel momento, estaba allí viendo al Libertador y manifestando alegría del ...... resultado, y tanta confianza se tendría de él, que se ...... fuese a empezar el sumario contra los conspiradores; fr ...... do tomado algunas declaraciones, las rompió, y dijo que tanto se habían contradecido y mentido que incómodo las había roto: luego se cogió el Comandante de artillería Silva, y este confesó todo: que hacía tiempo se fraguaba el modo de dar muerte a l Libertador; que se intentó en los de máscaras; pero que no tuvo efecto, porque salió sin saber ellos cuándo; que se pensó matarlo en Soacha, adonde él iba a pasear todos los domingos sólo con sus criados y Pepe París; que estos asesinos eran Vargas Tejad a, Horment, Zuláibar, Arganil, Azuero, Florentino González, el Coronel Guerra, los Capitanes Mendocita y Briceño, los Tenientes Galindo y López, etc.; que Santander debía saber el movimiento, pues que la noche de efectuarlo, en la reunión en casa de Vargas Tejada, lo mandaron a buscar; que Padilla debía estar impuesto, junto con los demás Oficiales presos del motín de Cartagena, porque contaban con ellos, etc., etc. Han caído Padilla, Guerra, Silva, Horment, Zuláibar, López y un Galindo; los demás no se han cogido, y la causa que se sigue a Santander está parada hasta ver si caen algunos de los principales que faltan y descubren todo el pastel, que no queda duda ha sido fraguado, o consentido o apoyado por Santander; éste se mantiene preso, privado de comun icación. La partida que atacó el Palacio entró hiriendo, Horment y Zuláibar; los centinelas, al subir las escalera, encontraron a Ibarrita, Subteniente muy joven, que estaba con su espada en mano, y trató de defenderse; pero le 24 dieron un sablazo en la man o de la espada, se la quitaron y empezó a huir; Mercedes Mutis Gama Isabel Blanco y Jerez de Aristeiguieta Rodríguez del Toro María Teresa del Toro Simón Bolívar Carlota Guzman Blanco Antonio Juarado Bertendona Esposos Andrés Diego Ibarra Benita de Alaiza y Medrano Esposos Esposos Vicente de Ibarra Marqués Francisco Bernardo Ana Teresa Juan Jurado Blanco ? Mercedes Ibarra Mutis Antonio Guzmán Blanco Andrés y Diego Ibarra fueron muy cercanos colabores de Simón Bolívar y eran primos hermanos de María Teresa del Toro. Existen autores que hacen figurar a Andrés y Diego Ibarra como primos de Bolívar, pero no tenemos claridad sobre esta interconexión. entraron al cuarto del Libertador, y no encontrándolo ya, volvieron a bajar; al salir a la puerta encontraron con Fergusson, que venía en busca del Libertador, y allí mismo le dieron, dice que Carujo, un pistoletazo. Una partida mandada por ...... a atacar por la Calle Real al Escuadrón Granaderos que ...... lado en la plaza de San Francisco; pero como ya estaba ...... y dispuesto aunque a pie por Fominaya y Espina, rechazaron a Carujo de la Calle Real; la partida que atacó a Vargas fue en el momento derrotada; Vargas salió, aunque con pocas municiones, y derrotó a los facciosos en todas partes. La partida que saltó por detrás de la casa a sacar a Padilla, efectivamente sorpren dió la guardia, entró al cuarto de Padilla, mató al Coronel Bolívar, que estaba allí custodiándolo, y Padilla tomó la espada y con los artilleros pasó por la tapia al Cuartel de Artillería; pero no encontrando allí a nadie, ni pudiendo salir a la calle porque ya Vargas la había limpiado, permaneció allí oculto hasta por la mañana, que se presentó. Horment y Zuláibar, cuando los han traído se han presentado risueños, y nada han negado; pero sin comprometer a nadie, han muerto con valor, más Zuláibar que nad ie. Padilla también con valor.” “La orden para que se me paguen por ese Tesoro los 4,500 pesos fue por el correo pasado; yo espero que vuestra merced tomará el mayor empeño en recibir los 2,000 de este enero próximo, antes del mes, de modo que pueda mand ármelos en diciembre. Ojalá que fuese desde ahora recibiendo y me mandase antes 1,000, y luego en diciembre el resto; este es el empeño de Omaña, mi vendedor, y este es mío para con vuestra merced, mi casa ya he dicho a vuestra merced es muy bonita y en la mejor situación.” “Yo le hago a vuestra merced mis encargos, y vuestra merced me los cumple exactamente, pero vuestra merced me hace los suyos y yo no cumplo; por estas bullas no le he buscado aún la banda, pero no me olvido.” “A mi Manuel remito por e ste correo los dos certificados de los dos meses ......, por el próximo le remitiré el de este mes, y en adelante no me olvidaré de mandarlos ...... po. Mándeme vuestra merced los zuecos que le encargué, y los aritos cuando estén.” “Estoy ahora encargado del Ministerio de la Guerra mientras el General Urdaneta se desembaraza de la causa de conspiración que él está siguiendo.” 25 ahorcado, estos hechos son narrados por José María Cordovez Moure en sus Reminiscencias. Rosalía Tomasa María Ignacia Mauris Berdaya María Antonia Posada Mauris Ricaurte Mauris José María Carrasquilla José Ignacio París Ricaurte Federico Carrasquilla Genoveva Dolores Teresa Clementina Carrasquilla “A los conspiradores militares a quienes se impuso la pena de degradación, se les aplicó en el cuartel; estaba reservada a dos distinguidos jefes granadinos la ignominia de que se les infamara en público.” Rafael Urdaneta José María Melo Ortíz Vargas París Ana Delia Santamaría Rosa Vásquez Julio César García Valencia “El Coronel Guerra se dejó despojar de las insignias militares con la humildad del que espera acogerse en breve a la Justicia de Dios.” “Cuando un sargento le quitó al General Padilla las charrteras de los hombros, éste exclamó con acento de sarcasmo: “Esas no me las dio Bolívar sino la República”. Genoveva Ricaurte Mauris fue abuela de Dolores y Teresa Vargas París respectivamente las esposas d e Rafael Urdaneta y José María Melo Ortíz. “Después intentó el mismo sargento quitarle la casaca, y como no pudiese hacerlo, porque tenía atados los brazos, el General le dijo con rudeza: Genoveva Ricaurte Mauris fue prima hermana de María Antonia Posada Mauris, la cuarta abuela de Rosa Vásquez, de tal forma que Rosa Vásquez vendría a ser prima octava de Dolores y Teresa Vargas París. “Torpe! Afloja las ligaduras y entonces podrás quitármela.” “Por ahora no hay más qué decir a vuestra merced. Saludo a todo el mundo de mi casa. Manda a Manuel Antonio esta carta para que se imponga de tantas menudas noticias que aquí he comunicado.” “Su hermano que lo ama mucho, JOSÉ MARÍA” La ejecución de Ramón Nonato Guerra y el Almirante José Padilla tuvo actos de crueldad al ser fusilado y en seguida “Terminada la degradación, quedaron Padilla y Guerra en pechos de camisa; tomaron asiento en su respectivo banquillo, y esperaron la muerte en medio de un pavoroso silencio.” “Padilla no permitió que le vandasen, y mientras que lo ataban al infame poste, exclamó con voz de trueno, que resonó por los ámbitos de la plaza:” “¡Viva la República! ¡Viva la libertad!” “A la primera descarga, quedó muerto el Coronel Guerra; no sucedió lo mismo al General Padilla, a quien despedazaron a balazos; pero antes de expirar, en un movimiento convulsivo de su agonía, se le 26 oyó el grito de “¡cobardes!”, lanzado a la escolta con una postrer mirada de intenso desprecio.” “Entonces se dijo que si el General Urdaneta sabía condenar a muerte, sus víctimas también sabían morir.” “Apenas expiraron Guerra y Padilla, se presentó una escuadra de presidiarios para quitar los cadáveres de los banquillos, y se les colgó de las horcas, preparadas de antemano: odioso espectáculo que hizo recordar al “Pacificador” Morillo y a sus tenientes.” “El acto de infligir afrenta al cuerpo de un hombre muerto, y presentarlo ante el público para que se le escarnezca, sobre innoble, es contrario a la claridad cristiana y propio de salvajes.” “La justicia humana termina desde el momento en que el hombre atraviesa el umbral de la eternidad para someterse a la jurisdicción exclusiva del Supremo Juez, único exento de error.” “El que vilipendia el cadáver de un hombre, insulta la materia más perfecta que formó el Creador, y desconoce la dignidad humana, que sublimó el Verbo Divino cuando encarnó en nuestra propia naturaleza. Al retirarse las tropas de l a plaza para dirigirse a sus cuarteles, desfilaron al frente de los cuerpos ensangrentados de Padilla y de Guerra, que suspendidos en las horcas, se mecían a impulso de la brisa.” “El estupor que causó en Bogotá la ejecución de aquellos dos jefes distinguidos, especialmente del Coronel Guerra, emparentado con las principales familias del país, desatendiéndose los ruegos y empeños de las personas más notables de la capital con el fin de salvarlos, se aumentó con la violencia del cordonazo que en forma de t empestad acompañada de aguacero torrencial y abundante granizada, se desató sobre la ciudad a las tres de la tarde.” “Nada más conmovedor que la vista de aquellos dos cadáveres empapados, que chorreaban sangre sobre una espesa capa de granizo enrojecido al pie de las horas.” B-7 FRANCISCO CARRASQUIL LA Y LAS CONSPIRACIONES . Francisco Antonio Carrasquilla Posada, tío tatarabuelo de Rosa Vásquez fue acusado de haber estado involucrado en la conspiración a Bolívar, por este motivo fue deportado a Jamaic a y allí para solucionar algunos ingresos con que vivir, se dedicó a fabricar sombreros de paja en compañía de Sinforiano Hernández. Juana María Antonia Posada Junco Gómez Bernarda Avendaño Posada Nicolasa Carvajal Posada Rudesindo Medina Avendaño Sinforiano Hernández Carvajal Concepción Medina Arango Juan Nepomuceno Alvarez Medina Arturo Alvarez Arango Julio Cesar García Valencia Cecilia Alvarez Tortello Hernán García Piedrahita 27 Francisco José María Juan Carrasquilla Posada Sinforiano Hernandez Federico Carrasquilla Juan de Dios Carrasquilla Lema Dabeiba Hernandez Uribe Clementina Carrasquilla Tomas Carrasquilla Hernandez Ana Delia Santamaría Carrasquilla Juan Carrasquilla Botero Esposos Rosa Vásquez Julio César García Valencia Leonor Margarita Carrasquilla María de las Estrellas Uhart Carrasquilla Sinforiano Hernández era consuegro de Juan Carrasquilla Posada de quienes su cuarta nieta fue María de las Estrellas Uhart Carrasquilla, que venía a ser prima octava de Rosa Vásquez. María de la Estrella murió en 1981 en un accidente automovilístico viajando hacia Tunja, cuando apenas tenía catorce años. Había ganado un primer premio internacional de literatura cuando apenas tenía ocho años en el Congreso Mundial de Brujería. Los primos de Francisco Carrasquilla Posado, los hermanos Carrasquilla Carrasquilla, por su vinculación al colegio San Bartolomé, podían tener contacto con los conspiradores. Tomás Juan Carrasquilla Monje María Josefa Carrasquilla Sanmiguel Manuel Samper y Saiz Francisco Antonio José María Carrasquilla Posada Francisco Carrasquilla Carrasquilla José María Susana Samper Blanco Federico Carrasquilla Miguel Samper y Agudelo Clementina Carrasquilla Tomás Samper Brush Ana Santamaría Carrasquilla Daniel Samper Ortega Rosa Vásquez Julio César Andrés García Valencia Samper Gnecco Ernesto Samper Pizano Francisco de Paula José Carrasquilla Carrasquilla joven republicano nacido en Honda el 22 de diciembre de 1796 presenta información en el colegio San Bartolomé a los diez años, el 22 de diciembre de 1806. Sus dos hermanos mayores Diego José Cipriano y Pedro Tomas, habían presentado información al colegio San Bartolomé el 18 de octubre de 1803. Allí en el San Bartolomé, Francisco de Paula José Carrasquilla conoció a casi un tocayo suyo: Francisco José de Paula Santander, quien había presentado información el 3 de agosto de 1805. El 30 de octubre de 1828, cuando Santander era juzgado, al referirse a la poca justificación que podía existir para él participar en la conspiración, se refe ría a los señores Carrasquilla que creemos eran Francisco Carrasquilla Posada y sus primos, como testigos que el había iniciado preparativos para su viaje a 28 Estados Unidos, al ser suprimida la Vicepresidencia y haberle sido ofrecido ser Ministro Plenipotenciario en ese país. “Que no sabe si alguno de sus amigos ausentes de esta capital le ha aconsejado que no admitiese la comisión a los Estados Unidos, pues en su poder no tiene documento ninguno que lo compruebe; que el exponente, por sus propias meditaciones y por el consejo respetable de dos o tres personas residentes en la capital, se decidió a admitirla desde el 17 de septiembre, y así lo expuso al gobierno con fecha 19 del mismo mes; en consecuencia de los cual ofreció a varias personas la venta de sus muebles y servicio de su casa, como pueden testificarlo los señores Arrublas, los señores Carrasquillas, y el señor Joaquín Mosquera, y habló con el señor Casimiro Calvo, qué persona podría ser aparente para encargarle la dirección de su hacienda; también manifestó a su mayordomo Tadeo Cuéllar que debía continuar administrándole su dicha hacienda; tomó informes de los señores Miguel Ibañez y José Ignacio París sobre algunas particularidades relativas a la manutención en los Estados Unidos del Norte, y en fin fue hablado el exponente por algunos jóvenes para que los llevase a dichos Estados a educarse.” B-8 JOSÉ FÉLIX MERIZALDE Y JOSÉ MARIA GAITÁN EN LA CONSPIRACIÓN A BOLÍV AR .- Así se refiere Manuelita al Dr. Merizalde y a Gaitán respecto al perdón que recibieron del Libertador aún siendo conocido que eran conspiradores: “Esto es muy cierto; a usted le consta. De modo que tantos escapados de la muerte fue por el Libertador. Baste decir a usted que yo tuve en mi casa a personas que buscaban y que el Libertador lo sabía. Al general Gaitán le avisaba que se quit ase de tal parte porque ya se sabía. Al doctor Merizalde lo vi en una casa al tiempo de entrar yo a caballo, y le dije a la dueña de casa: “Si así como vengo con un criado, viniese otra persona conmigo, habrían visto al doctor Merizalde; dígale usted que sea más cauto”. Tal vez sería por eso que después de muerto el Libertador me hizo comadre Merizalde.” “Infinitas cosas referiría a usted de este género, y las omito por no ser más larga, asegurándole a usted que en lo principal no fui yo más que el ins trumento de la magnanimidad del gran Bolívar. Manuela Sáenz”. Cuando hagamos referencia en 1829 a la conspiración contra José María Córdova, encontraremos que fue precisamente, Francisco Carrasquilla (no sabemos si Posada) quien le informó de la conspiración que se estaba preparando contra su vida y la de toda la familia Córdova. Susana Samper Blanco, la esposa de Francisco, vendría a ser tía cuarta abuela del Presidente Ernesto Samper Pizano, en cuyo gobierno también se habló de muchas conspiraciones. 29 Tomás Juan B-9 LUIS VARGAS TEJADA Y JUAN MIGUEL ACEVEDO TEJAD A EN LA CONSPIRACIÓN A BO LÍVAR .- Carrasquilla y Monje José María Carrasquilla Posada Pedro Carrasquilla Carrasquilla José Félix Merizalde Solis Federico Carrasquilla Ricardo Carrasquilla Ortega Juan Bautista Merizalde Vásquez Clementina Carrasquilla Rafael María Pedro Carrasquilla Ortega Alfredo Merizalde Angarita Ana Delia Santamaría Carrasquilla Luis Carrasquilla Ortega Ana Merizalde Durán Rosa Vásquez Julio César García Valencia Creemos que María Luisa, la mamá de Luis Vargas Tejada, era hermana de Catalina la mamá de Pedro Acevedo Tejada y que Luis era primo herm ano de Pedro. Luis Vargas con Pedro Acevedo, junto con Alejandro Vélez y Juan de Dios Aranzazu en 1825 iniciaron la fundación de una Academia Americana dedicada a la defensa y conservación de la lengua. Ignacio Sánchez de Tejada fue nuestro ministro ante la Santa Sede (ver tema B 27 La conspiración de España desde la Santa Sede). José María Carrasquilla Posada el tatarabuelo de Rosa Vásquez, era primo hermano de Pedro Carrasquilla Carrasquilla, el bisabuelo de Luis Carrasquilla. Luis Carrasquilla viene a ser primo octavo de Rosa Vásquez y se casó con Ana Merizalde Durán, bisnieta de José Félix Merizalde Solis. José Félix Merizalde Solis participó en la Convención de Ocaña como Diputado por ............. Fue profesor de medicina en el c olegio de San Bartolomé hasta 1826. Fue sindicado de conspirar contra Bolívar el 25 de septiembre de 1828 y por este motivo estuvo preso en Tunja. Fue amigo y médico de Santander y lo acompañó en el momento de su muerte. Murió en Bogotá el 19 de marzo d e 1868 en la Quinta de Bolívar. 30 sus opiniones políticas, Gobierno de Bolívar.” Dionisio Ignacio Teresa Nieto Esposos María Luisa Sánchez de Tejada y Nieto de Paz Felipe De Vargas León ? Catalina Sánchez deTejada y Nieto Esposos Sánchez de Tejada José Acevedo y Gómez Fco. Miguel Luis Pedro Diego Joaquín Juan Miguel Gómez Jiménez Vargas Tejada Josefa Acevedo Tejada Juan José Gómez Zuloaga José María Gómez Hoyos Alberto Gómez García Valeria Gómez Zuloaga Amador Gómez Lozano Eusebia Acevedo Valencia María Jesús Gómez Gómez Emilio Gómez Gómez Jairo Gómez Olarte Julio Cesar García Valencia Clara Emilia Gómez Vargas Julio Cesar García Vásquez En reminiscencias de Santa Fe de Bogotá escrito por José María Cordovez Moure, esto comentan sobre el actuar inmediato a la conspiración de Juan Miguel Acevedo y Luis Vargas Tejada. “Don Juan Miguel Acevedo tomó a pie la vía de Fusagasugá, y llegó el mismo día 26 a la Hacienda el Chocho de su cuñado el doctor Diego Fernández Gómez ; sorprendido éste al ver llegar inopinadamente a don Juan Mig uel, le interpeló sobre la causa de su presencia en la hacienda, a lo cual respondió Acevedo que se había salido de Bogotá por temor a ser perseguido con motivo de adversas al “La perplejidad del doctor Gómez se aumentó el sábado 27 con la llegada de Luis Vargas Tejada a dicha hacienda a la entrada de la noche ; por poco avisado que fuese aquél, comprendió que algo grave había pasado en la capital, y para averiguarlo se encerró en su cuarto de estudio con el nuevo huésped, quien lo informó de la verdadera causa de su presencia en aquella localidad.” “El doctor Gómez fue a Fusagasugá con el objeto de tomar lenguas acerca de los sucesos ocurridos el 24 de septiembre, y su hacienda se consideraba sospechosa por los encargados de perseguir a los conspiradores, razón por la cual volvió a su feudo y aconsejó a sus peligrosos huéspedes la conveniencia de que se internasen en las montañas cercanas a la casa, con tanta mayor razón, cuanto que no tenía confianza en sus s irvientes, juicio confirmado por los sucesos posteriores.” “Vargas Tejada y Acevedo permanecieron once días entre los bosques de El Chocho hasta que siéndoles insostenible aquella situación resolvieron dirigirse al cantón de Cáqueza, pero al llegar al sit io de San Fortunato, entre Sibaté y El Peñón tuvieron que separarse a fin de no despertar sospechas. Allí fue aprehendido Acevedo y el infortunado Vargas Tejada continuó su viaje hasta llegar al río Cusiana, en los llanos, donde se ahogó al pasarlo. En una gran piedra a la orilla del río, dejó aquel malogrado joven una señal esculpida con su propia mano.” En las Biografías de Joaquín Ospina figura: “VARGAS TEJADA LUIS ” 31 “Aparece que fue bautizado en la Iglesia Catedral de Santafé el 23 de noviembre de 1802 con los nombres de Luis Ignacio Clemente María, hijo de don Felipe de Vargas y doña María Luisa Sánchez de Tejada. Vargas Tejada nació en Bogotá, en 1802, de una familia distinguida, aunque no rica, razón por la cual no puedo educarse en los colegios. En 1810, por causa de la guerra, la familia Vargas tuvo que ir a vivir en uno de los pueblos del Norte. La señora Luisa Tejada y algunos amigos de la familia fueron los maestros del niño Luis, a quien dieron lecciones de varios ramos del saber humano; pero sobre todo el ilustrado francés M. Joliort, quien llegó a Tunja, en 1814, fue quien perfeccionó sus conocimientos. Vargas Tejada, cuando niño era en extremo débil y le pronosticaron que no pasaría de la edad de quince años; pero Luis, a quien no se le ocultó este fatal pronóstico, se propuso luchar contra la naturaleza, y al efecto, emprendió varios ejercicios temporales para robustecerse. Con una hacha al hombro iba al monte, y allí horas enteras pasaba cortando leña de la cual traía una pesada carga sobre las espaldas cuando volvía a la casa; con este ejercicio y otros logró robustecer el cuerpo. Cuando llegaba a algún pueblo, su primer cuidado era relacionarse con las personas notables, residentes o transeúntes, cuyo trato y conversación pudieran d ejarle algún provecho, o que sabía él que poseían algunos libros, sin que dejase de hacer su primera visita al señor cura para registrar su biblioteca y escoger en ella las obras que le llamaban la atención, sin parar mientes en la materia de que tratasen. Vargas Tejada, sin riquezas, y sin haber pisado los dinteles de los colegios, logró aprender en poco tiempo italiano, inglés, francés y alemán, hasta el punto de enseñar el primero, hablar correctamente el segundo y escribir el francés y el alemán: tamb ién estudió latín, griego y algo de hebreo. Vargas Tejada había nacido poeta, pues escribió muchas poesías líricas; y las tragedias Sugamuxi, Aquimín, Doraminta, Saquezazipa y Witikindo; la comedia La Convulsiones; y dos traducciones: Demetrio de Metastasio e Ilveroamico de Goldone; en prosa, Recuerdo histórico. El alma ardorosa de Vargas Tejada no permaneció ajena a la pasión política; así, fue secretario de la Convención de Ocaña y uno de los promotores del drama del 25 de septiembre de 1828. En su c asa se reunían los conspiradores y vencidos éstos, puso pies en polvorosa, para no ser fusilado como sus compañeros. Vivió catorce meses en una cueva ignorado de los habitantes de la comarca. Allí escribía poesías y hacía esculturas, verdaderas obras de arte. Al principio del año 1829 se dirigió a Guayana con intención de salir del país, y al llegar al río Vijua o Pajarito, según averiguaciones del Padre Fabo, fue arrastrado por la corriente, y aunque pudo gana una piedra y trepar en ella, el compañero le hizo señas que aguardara, pues iba a buscar auxilio, y cuando volvió ya no la halló ni pudo descubrirse rastro alguno. Así pereció a la edad de veintisiete años aquel joven portentoso que por su propios esfuerzos había recorrido en tan corto tiempo una carrera brillante en la senda literaria. (L. G.) Respecto a la muerte de este malogrado poeta, últimamente se ha dado una nueva versión, quizá muy aceptable, demostrada con documentos importantes. Según éstos , el poeta, después de dejar la hacienda de Ticha, atravesó los departamentos de Boyacá, Santander y parte del Magdalena, hasta llegar, ya reunido con otros compañeros, a la aldea de Diegopata, donde un señor Argualla encaminó a los fugitivos a La Paz para que luego ganasen el mar; pero un movimiento de tropas les obligó a ocultarse en una cueva situada en el 32 punto llamado La Tomita, donde algún tiempo después, por la delación de un tal Reyes Villero, fueron sorprendidos y villanamente asesinados. (A. L. G.)”. B-10 IGNACIO LÓPEZ Y AMBR OSIO LÓPEZ PINZÓN EN LA CONSPIRACIÓN A BOLÍV AR Así figura en la Genealogías Ambrosio: Tomo IV - Pág.385 “Ambrosio López Pinzón, nacido en diciembre de 1809, dirigente popular del movimiento radical que constituyó un preámbulo a la lucha de clases al enfrentar a los así llamados “artesanos” contra los “cachacos”. Primer presidente de la “Sociedad de Artesanos de Bogotá” llamada después “Sociedad Democrática”, que tuvo tanto protagonismo durante la elección presidencial del general José Hilario López. López Pinzón es la cabeza de esta familia, que ha prestado importantes servicios a la República y le ha dado dos Presidentes. El mismo don Ambrosio escribe, en 1848, acerca de su origen: “Nací en esta ciudad de Bogotá el 9 de diciembre de 1809. Mis padres Jerónimo López, natural de Bogotá, maestro de sastrería, mi madre Rosa Pinzón, natural de Vélez. .... Estos han sido mis padres: en mi mano no estuvo elegirlos, el cielo y la naturaleza tuvo a bien dármelos y yo estoy contento con ellos, porque de otra suerte hubiera sido un torpe. No describo el origen de ellos, porque no eran hidalgos de nacimiento, ni de alta alcurnia, no tenían árbol genealógico, ni títulos de nobleza; pero sí estoy seguro que tanto ellos como sus mayores ni han sido asesinos, ni ladrones , ni han causado mal a la patria. No tengo ni aún el título de prócer de la independencia porque los plebeyos y los descendientes de plebeyos aunque derramen su sangre a torrentes, no gozan de este título, ni de pensiones. El único mérito que tengo es que mi padre, como sastre de los Virreyes, dizque usaba capa colorada, sombrero al tres, calzón corto de terciopelo negro y zapato con hebilla de oro....” “Desde muy joven intervino don Ambrosio en la política; conoció el plan del atentado contra la vida del Libertador en septiembre de 1828, pero no lo aprobó; combatió contra la dictadura de Urdaneta y estuvo implicado en la conspiración de Sardá. Dice que durante “la administración de Márquez, Herrán y Mosquera he sido nombrado juez, alcalde, capitán de l a guardia nacional....”. El 11 de agosto de 1849 fue nombrado prefecto del territorio de San Martín.” El tema de las conspiración que logró asesinar a Sardá será tratado en la parte C. De su hijo Pedro Aquilino esto dicen las genealogías: Tomo IV - Pág. 386 “Don Pedro A. López Medina nació en Bogotá el 4 de enero de 1857 y falleció en la misma ciudad el 13 de octubre de 1935. Gran capitán de industria y conocido hombre de negocios de fines del pasado siglo y principios de este. Se vinculó con la firma de Samper y Co. primero como dependiente del almacén en Bogotá, y más tarde se trasladó, llamado por don Silvestre Samper Agudelo para trabajar con ellos otra vez, a Honda. En 1893 se trasladó a Bogotá donde profesores de la categoría de don Miguel An tonio Caro, Lorenzo Lleras, del doctor Antonio José Cadavid, don José Camacho Carrizosa y otros se ocuparon de la educación particular de sus hijos. Como comerciante independiente, se convirtió en el principal 33 Alfonso López Pumarejo. Laureano Gómez Castro. Ambrosio López Pinzón Pedro Aquilino López Medina Alfonso López Pumarejo Alfonso López Michelsen Ambrosio López Pinzón era de los Presidentes: Abuelo de Alfonso López Pumarejo. Bisabuelo de Alfonso López Michelsen. Leonor Velez Inés Santamaría Calle Rosario Restrepo Vélez Wenceslao Mercedes Rosario Melguizo Zulaibar Santamaría Esposos María Antonia María Josefa De la Calle Manuel Josefa María Barrientos Marcelina Francisca Ramos y Barrientos María del Rosario Barrientos Zalaibar Teresita Piedrahita Aparicio Escobar Ramos Mariano 2 Ospinas Rodríguez 1 Julio Cesar García Valencia Zenón Escobar Padilla María Luisa Jaramillo M. Jorge Escobar Jiméno Esposos Pedro A. López fue empleado de Samper & Co. Después fundó la firma Banco López y Pedro A. López & Cía. y allí trabajó : Buscando un camino de interconexión entre los López con Mariano Ospina Rodríguez y Wenceslao Zuláibar, encontraríamos: Esposos exportador de café y dueño de una compañía fluvial que transportaba el grano hasta la costa; dueño también del ferrocarril Tolima - Huila - Caquetá; del acueducto de Ibagué, las empresas de energía eléctrica de Honda y del Líbano, la concesión de petróleos del Carare y negocios de molinería. Fue el primer colombiano en fundar un conglomerado de empresas cuya prosperidad aprovechó, entre otras cosas, para darle a su familia una magnífica educación en Europa y los Estados Unidos. En 1898 abrió una sucursal de su compañía en la ciudad de Nueva York. Desde 1900 hasta 1909 vivió por fuera de Colombia. A su regreso al país fundó en 1912, con sus hijos como socios, la casa de “Pedro A. López & Cía.” Fundó también el Banco López y edificó en Bogotá el edificio donde funcionó después Banco de la República”. Alfonso López Pumarejo Alfonso María López Michelsen Leonor Vélez, la tatarabuela de T eresita Piedrahita era prima hermana de Inés de Santamaría Calle, la abuela de Marcelina y María del Rosario Barrientos Zuláibar las 1 y 2 esposa del Presidente Mariano Ospina Rodríguez y a su vez eran primas hermanas de Francisca Ramos y Barrientos, la bisabuela de Jorge Escobar Jimeno, que era respecto a los Presidentes: Yerno de Alfonso López Pumarejo. Cuñado de Alfonso López Michelsen. De José Hilario López no hemos encontrado aún la vinculación con 34 Ambrosio y por tal motivo sería injusto hacer afirmaciones. En las declaraciones de Francisco de Paula Santander por la conspiración a Bolívar el 22 de octubre de 1828, esto afirma: “Que de los conjurados, como ha dicho en su declaración el teniente López, hubiesen pensado ponerlo a la cabeza del gobiern o, no se infiere que tuviera el exponente conocimiento de la conjuración, porque también Claudio fue colocado en el imperio romano después de la conjuración contra Calígula, y ningún historiador ha dicho que Claudio tuviese parte en la conspiración, y que además, si el recibir destino o preeminencias fuese prueba bastante de que el que las recibe tiene parte en el modo con que se las dan, el Libertador presidente, que ha recibido de los pueblos las más grandes señales de ilimitada confianza, habría tenido parte en todas las juntas y reuniones que se hicieron para esto; lo cual no puede decirse sino con deshonor de su excelencia.” En un oficio enviado por Santander desde su prisión en Bocachica dice: “López dijo que tampoco sabía que yo tuviera parte en la conjuración, y que sólo sabía que como amigo y defensor de la constitución debería encargárseme del gobierno luego que se realizase el plan”. Desde París el 4 de julio de 1830 Santander vuelve a dirigir un oficio donde afirma: “López también declaró qu e no sabía que yo tuviera parte en el negocio; pero que como había defendido la constitución y era amigo de las leyes, se me tenía destinado a encargarme del gobierno, verificada que fuera la conjuración. Nada hay aquí de convencimiento íntimo y ni aun de conjeturas. Si los conjurados me creían capaz de continuar defendiendo las leyes, me hacían justicia, y si querían encargarme del gobierno, yo no veo en esto ningún delito de mi parte.” B-11 SE DERRUMBA BOLÍVAR Y LA GRAN COLOMBIA .La primera y única hija del Mariscal Sucre y Mariana Carcelén, nació el 10 de junio de 1829 después de un alumbramiento que resultó excepcionalmente doloroso. El Libertador hubiera querido ser el padrino de bautizo de esa niña, pero Antonio José en medio del entusiasmo de l triunfo en la batalla de Tarqui había ofrecido al general Juan José Flores y a su esposa Mercedes Jijón pariente de Mariana y muy cercana a la familia, que serían los padrinos de su hijo. La situación de deterioro de la salud de Bolívar y la crisis de la Gran Colombia se dejaban conocer en los siguientes textos que figuran en el libro Sucre en el Ecuador de Luis Andrade Reimens, figura: “De entre todas las malas noticias que llegaron durante aquel mes de agosto de 1829, la peor fue aquella de la grave enfermedad del Libertador Simón Bolívar en las cercanías de Guayaquil. Lo que en ese tiempo llamaban “bilis negra” le había puesto al borde de la muerte cuando quien menos debía morir en esos días era él. En una carta al general Flores del 14 de agosto, Sucre se expresaba a este respecto en los siguientes términos. “Ya el Libertador me ha dicho que sufre allí de su salud y los achaques que sufre al sistema nervioso. Suponga Ud. cuánto lo siento, pensando que sobre el afecto de la amistad contemplo los males que sufre la causa política en la falta de salud del 35 Libertador. Cada día debe sufrir más; y lo peor, que no tiene ni esperanza de descanso, mientras él no constituya este País por instituciones firmes y durables, por leyes buenas y respaldadas. As í se lo he dicho de un modo bien terminante y se lo repito también hoy”. Ante el consejo que Flores le daba en esa carta de quedarse definitivamente en el campo, Sucre le respondía que eso lo pensaba dejar para diciembre, pues en realidad por motivo de la salud de su esposa y por causas que veremos más adelante, más días de ese mes pasó en Quito que en el campo.” “Otra noticia, que por un lado llegó muy hondo a su corazón aunque por otro, le pareció anacrónica, fue la designación, que los habitantes de su tierra natal o distrito de Cumaná habían hecho en su persona, para representarlos en la Asamblea Constituyente por reunirse en Bogotá hacia el mes de enero del año entrante. En esa forma sus compatriotas hacían ostensible el orgullo y estimación que de él tenían y con sobrada razón. Sin embargo, para él que había escrito al salir de Bolivia que sería un loco al quererse enredar, por el momento tal honor la pareció digno únicamente de ser agradecido pero afectuosamente archivado.” “También Sucre había pa sado enfermo en los últimos meses del estómago probablemente a consecuencia de la campaña de Tarqui, aunque su mal no revestía mayor gravedad. Pero quien concentró es ente aspecto su atención fue Mariana, la cual había sufrido complicaciones después del p arto. En términos realmente soldadescos contaba esta clase de preocupaciones al Libertador en carta del 22 de agosto: “Yo me restablecí de mi disentería pero estoy molestísimo, porque mi mujer aún no se levanta de la cama, no obstante que tiene cuarenta y tres días de su parto. Porción de accidentes le han atormentado y anteanoche le han rajado por tres o cuatro partes un pecho que se le ha hecho cecinas de una apostema. Aun no está libre de que el cirujano no tenga que hacerle alguna nueva curación y a seguro a usted preferiría volverlas a ver en mi brazo que presenciar los dolores que ha padecido. Ahora mismo que me he separado de ella para escribirle a usted me recomendó saludarle de su parte”. “Ante el levantamiento del general Córdova en el centro de Colombia y estando todavía Bolívar muy delicado de salud, había pedido al Mariscal Sucre que tomara a su cargo el volverle al orden. A comienzos de octubre el cumanés rehusaba hacerlo en estos términos: “El puesto que usted me ofrece es malo para usted, para mí y para muchos que lo desean. Si el resultado del Congreso ofreciere en los negocios públicos una marcha regular y usted se compromete a llevar a cabo un régimen fijo y estable, prestaré a usted mis servicios en cualquier otra cosa. Yo no me ni ego a servir. Lo que trato es de servir sabiendo el sistema y el objeto, pues desde mucho tiempo no hay objeto ni sistema y yo estoy un poco cansado y enfermo para trabajar a la aventura”. Esta petición de Sucre a Bolívar sobre su estabilidad administrat iva fue repetida varias veces en esos días como un eco de los colaboradores en el gobierno de Colombia”. “El Libertador finalmente vino a Quito el 20 de octubre y permaneció ahí por nueve días para establecer en lo posible su salud que estaba profundament e resentida y para tratar, sobre todo, con el mariscal Sucre sobre cuestiones de vida o muerte en bien de la República. Antes de salir de Guayaquil y sin planes de volver allá por algún tiempo, había entregado al general Flores la administración civil y 36 militar del distrito. Durante los primeros días de esa visita a Quito el Libertador debió conmover las fibras más íntimas de la amistad, pues para el 24 de octubre ya escribía a Flores como noticia definitiva lo siguiente: “El general Sucre y yo tenemos que irnos al norte”. Únicamente después que Bolívar hubo logrado conmover a Sucre con su aspecto físico completamente exhausto y con sus palabras, que tocaban las fibras más hondas de la fidelidad entre amigos, el siempre sacrificado cumanés resolvió una vez más dejarlo todo para servirle y se acordó de la elección hecha a su favor por el distrito de Cumaná para representar a sus paisanos en el Congreso Constituyente.” B-12 LA SUPUESTA CONSPIRA CIÓN DEL EMBAJADOR DE ES TADOS UNIDOS CONTRA URDAN ETA Y OTROS MINISTROS.La titulamos supuesta, porque nunca se encontraron pruebas de esto. A Harrison lo podrán acusar de entrometido, de imprudente, de lengui suelto y de inmiscuirse en asuntos del Estado colombiano, pero la supuesta conspiración de asesinato, no era sino una disculpa de Urdaneta y otros de sus Ministros, para justificar dar la orden de asesinato de Córdova. Coronel Harrison Descendían Ben Harrison William Henry Harrison Tomaremos para este comentario información del libro Páginas de Historia Diplomática escrito por Francisco José Urrutia. Cuando se haga trascripción de documentos, por brevedad, solo se incluirán algunos párrafos alternados que nos dejen conocer el mensaje. Esto dice Angel César Rivas en la Diplomacia de los Estados Unidos y la Monarquía de Colombia: “El General Harrison, que llegó a ser el noveno Presidente de los Estados Unidos, y de quien es nieto otro Presidente del mismo apellido, había nacido en 1773. Recorriendo la línea de sus ascendientes no encontramos en ella sino hombres consagrados por entero a la defensa y al culto de los derechos y reivindicaciones populares, devotos de la República y de la democracia. Aún más, el fundador de la familia Harrison en tierra americana era descendiente de un regicida, el famoso Coronel Harrison, Oficial de disti nción en el Ejército de Cromwell. El padre del diplomático fue aquel Ben Harrison, miembro del Congreso Continental, que en calidad de Presidente del Cuerpo proclamó la resolución por medio de la cual se declaró la independencia de los Estados Unidos.” “Huérfano desde temprana edad, el General Harrison se vio rodeado del cariño y de la solicitud de los compañeros de su ilustre progenitor, especialmente de los de Washington.” “Harrison ingresó muy joven en el Ejército americano, del cual se separó con el grado de Capitán, distinguiéndose en el servicio por su valor y sobriedad de costumbres. En 1799 fue elegido representante al Congreso por el Territorio del Noroeste, que comprendía los actuales Estados de India, Illinois, Michigan y Wisconnsin, y del cual fue 37 Gobernador durante Administraciones.” varias “Ya para terminar un nuevo período senatorial, Hohn Quincy Adams lo designó, a fines de 1828, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Bogotá, en reemplazo del señor Anderson.” Después de haber cumplido su misión diplomática en Colombia: “Al regresar de esta ciudad en los postreros días del año siguiente se retiró a la vida privada hasta 1835, en que algunos Estados de la Unión lanzaron su candidatura para Presidente de la República. Fracasaron en tal empeño sus partidarios; pero más afortunados luego, lograron elevarlo a la curul Presidencial en las elecciones de 1840.” El general Harrison salió de los Estados Unidos a desempeñar su misión en Colombia en diciembre de 1828, el 22 llegó a Maracaibo, continuó por vía terrestre a Cúcuta y llegó a Bogotá en febrero de 1829. Desde antes de llegar a Colombia ya venía muy prevenido con la situación que se vivía en Colombia, lo cual aunado a su carácter de intransigente, apasionado e impulsivo, fueron conformando una reacción explosiva, completamente diferente a la que debe nacer de un diplomático. “Me ha dado las gracias por esta señal de consideración hacia los Estados Unidos y hacia él, y me ha asegurado que es un estimador muy sincero de Vu estra Excelencia porque cuando Vuestra Excelencia estaba con las armas en las manos conquistando la independencia de Colombia, él las tenía defendiendo igualmente a la Nación en la última guerra con los ingleses.” José María Castillo y Rada ofreció un banquete a Harrison el 15 de febrero de 1829 para celebrar su llegada a Colombia. En Bogotá Harrison se encontró con Taylor que era el secretario de la Legación de su país; Torres el Ministro de México, que se inmiscuía imprudentemente en los asuntos internos del país y que motivo un expreso llamado de atención de Bolívar y la solicitud a su gobierno para que lo retirara. Henderson el Cónsul inglés, gran amigo del general Córdova y enemigo declarado del gobierno de Colombia; Leidersdorf que era el representante de la casa prestamista (que intervino en el préstamo de treinta millones donde participaron Francisco Montoya Zapata y Manuel Antonio Arrubla y de la firma que trató de explotar oro en Antioquia, llevando a Goldsmidt al suicidio como se había ya analizado en la parte A), y de quien se decía que estaba en íntimos tratos con los conspiradores de septiembre de 1828. Harrison al llegar tomó partido y con pasión e injusticia se afilio a los enemigos y calumniadores de Bolívar. Estos individuos le daban a Harrison informaciones ligeras de juicio, inverosímiles y este sin analizar o dirigir los trasmitía al gobiern o de Estados Unidos. Como Ministro de Relaciones Exteri ores lo recibió Estanislao Vergara el 8 de febrero de 1829 y esto decía Vergara al Libertador de Harrison: Uno de sus informes del 27 de marzo de 1829 al Secretario de Estado, decía: “En relación con los designios del General Bolívar y de sus amigos sobre la clase de 38 Gobierno que deba adoptarse para este país, he obtenido algunas importan tes informaciones. Sus propios son decididamente los de tomar el título de Emperador o Rey. Sin embargo, sus amigos lo han disuadido de adoptar esta medida y proponer que él con son actuales poderes sea proclamado Presidente vitalicio. La dificultad est á, no obstante, en lo relativo a su sucesor. La presente idea, en la de que él tendría el poder de nombrar un sucesor entre los Príncipes europeos. De qué país o familia, no se ha decidido aún. Si no fuera de los obstáculos que la diferencia de religión presenta, no tengo duda de que sería un Príncipe inglés el elegido, pues Inglaterra es la Nación favorita de todos los miembros del Gobierno. No pasa lo mismo con la parte ilustrada del pueblo no conexionada con el Gobierno. Las instituciones del pueblo de los Estados Unidos son para esa parte tema constante de encomio.” El mismo 27 de marzo de 1829 vuelve a escribir: “Parece que el estado político de este país se acerca a una crisis. Los hombres que se hallan en el poder, después de mucha deliberación y de considerables incertidumbres, han resuelto algo definitivo.” “La República de Colombia no existirá por más tiempo y se establecerá una monarquía aquí. La corona se ofrecerá en primer término a Bolívar. Si éste rehusare, se le ofrecerá a un Prín cipe extranjero.” “A la investigación que naturalmente querrá hacer usted, de si Bolívar mismo es el autor de tales medidas y de si bajo la máscara del patriotismo y lealtad a los principios de libertad, en realidad está preparando el investirse de pode res arbitrarios, contestaré inequívocamente, que creo que él fue sincero en su profesión de acatamiento del Gobierno libre, y señaló la fecha de su expedición al Perú como la época del cambio que tuvo lugar en sus principios e intenciones.” “El plan de Bolívar es el de formar un Reino compuesto de Gobiernos confederados, limitado al principio a Colombia, Perú y Bolivia, del cual será él el Jefe con el título de Emperador.” “La gran dificultad estriba en fijar la sucesión de Bolívar, quien no tiene hij os. Los Ministros y la mayoría de sus adictos están en favor de un Príncipe extranjero, y se piensa para que lo suministre en la rama francesa de la Casa de Borbón.” “No había informado usted antes que el señor Bresson, quien ha residido algunos años en Washington como Secretario de la Legación Francesa, llegó aquí hace algunas semanas como comisionado de su Gobierno. Ha sido recibido con la más señalada consideración por este Gobierno y por cuantos se hallan bajo la influencia. Indudablemente las atenciones que se le hacen como las que se tributan al joven Duque de Montebello, que con él ha llegado,” “Cualesquiera que sean las posibles diferencias de opinión, prevalece la convicción de que Francia ejercerá en el porvenir no poca influencia en los negocios de este país.” “Tengo motivos múltiples para creer que el Representante inglés aquí ha estado impuesto de todas las medidas que se han tomado por la fracción que domina en este país. Puede que sus intenciones sean después de haber conseguido e l principal objeto (el establecimiento de la monarquía), las de intentar que se dé otro giro al asunto de la sucesión distinto del 39 indicado, o sea el de buscar la Casa Borbón. Uno de los proyectos de que se ha hablado es el de autorizar a Bolívar para que designe varios individuos, de entre los cuales la Convención elegirá un sucesor.” le escribe: ‘En medio del gozo de m i alma por el glorioso triunfo de nuestras armas, le escribo para congratularlo, pues otra vez se nos presenta la oportunidad de colocar a Colombia a la cabeza de los Estados de Sur América.’ ” “El General Ibarra, un sobrino de Bolívar, ha sido despachado a Venezuela para entenderse con Páez e inducir a éste a dar su apoyo a los cambios proyectados.” Si nos devolvemos al numeral A -4 “La idea de establecer la Monarquía ¿Será una zancadilla a Bolívar?”, veremos como las cartas de José Manuel Restrepo desde esa primavera del 8 de abril de 1829 donde él toma la iniciativa de esa idea de la Monarquía, ya de inmediato se infiltraban y eran conocidas por Harrison. 28 de marzo de 1829: “Hay en esta ciudad un extranjero que es mi amigo personal, y un admirador ardiente de Estados Unidos y de sus instituciones. Siendo como es agente de una de las Casas bancarias de Londres que dio en préstamo considerable suma de dinero a Colombia, y teniendo asimismo créditos por gran cuantía contra individuos principales de esta ciudad, ha podido imponerse bien de los secretos políticos de este Gobierno con mejores datos tal vez que ninguna otra persona. Indudablemente apenas hay cosa de la que no se halle él impuesto en alguna forma. De este caballero he recibido las siguientes informaciones:” Este caballero que le pasaba la información confidencial al gobierno, tan de primera mano, probablemente era Leidersdarf. “Con los últimos despachos oficiales del Presidente llegaron dos cartas privadas, una para el doctor Castillo, el Presidente del Consejo, y otra para el General Urdaneta, el Secretario de Guerra. En la primera anuncia el Presidente el triunfo de su Ejército y se regocija por é l, puesto que ese triunfo facilitará el restablecimiento de la paz, que él promete que será una realidad tan pronto como sea posible, un cuyo caso volverá a la capital. Al otro Ministro, persona de su entera confianza, El gobierno de los Estados Unidos se enteraba primero que el mismo Bolívar, de lo que planeaba el Consejo de Ministros. 22 de junio de 1829: “No creo hallarme en libertad de descubrir el modo por medio del cual llegó a mis manos este singular documento, p ero me constituyo garante de su autenticidad. Es innecesario afirmar a usted que ni para la consecución del documento ni para la transmisión del mismo a usted, he cometido acto alguno del que pudiera avergonzarse un Ministro americano y en general un hombre de honor.” “Las informaciones traídas por el último correo del Sur demuestran que la estrella de Bolívar aún brilla.” “... un desgraciado acontecimiento ha privado a los peruanos de su única fragata. Esta hizo explosión cuando se hallaba anclada en la bahía de Guayaquil, y se dice que perecieron de quinientos a mil hombres por causa de su explosión. Se añade que el desastre fue la causa de la inmediata evacuación de la ciudad. El General Lamar embarcó su tropa en los buques que quedaron, y se di rigió al Perú. 40 Probablemente la pérdida de la fragata fue la única causa de este movimiento.” El 28 de julio de 1829: “Parece que los negocios de este país se aproximan ya a la crisis decisiva. Los que abogan por la monarquía encuentran mayor oposición de la que pudieran pensar. Las Provincias de Antioquía y Popayán han elegido personas que están en favor de un Gobierno libre, y es sabido que los Generales Sucre y Córdova profesan sentimientos republicanos. De otro lado los monarquistas expresan más abiertamente su determinación de colocar al General Bolívar en el trono.” “El General Herrán, Prefecto de este Departamento y miembro del Consejo Supremo, se levantó para brindar por el Libertador (a pesar que eso se había hecho ya), sin duda con el prop ósito de exponer sus opiniones. En el curso de sus observaciones dijo “que él, decididamente, era de la opinión de que el bienestar y libertad de Colombia podrán asegurarse sólo confiriendo a Bolívar el poder supremo; que por lo demás, a él le era indiferente el título que se le diera a Bolívar, fuese el de Emperador, Rey o Presidente vitalicio; que si había de tomar el cetro, poco importaba el nombre que se diera a éste.” “El discurso de Herrán causó mucha sensación en la ciudad, pues era la primera vez en que un miembro del Gabinete expresaba francamente tales sentimientos. El proyecto de buscar un Príncipe extranjero para suceder a Bolívar, parece haber sido mal recibido por el pueblo y apenas se habla de él, a no ser para condenarlo.” “Es por medio de esta carta como he impuesto asimismo de que Sucre y Córdova se oponen a los planes de Bolívar. Córdova ha sido elegido para la Convención por su Provincia nativa, Antioquía y se supone que Sucre será elegido por una de las Provincias del Sur.” 9 de septiembre de 1829: “El drama político de este país se va acercando a su desenlace. La aparente conformidad del pueblo ha inducido a los amigos del General Bolívar a creer que ningún obstáculo se puede oponer a sus planes, y el velo que cubría éstos se ha desplegado completamente.” “El señor Vergara tuvo ayer una conferencia con el Encargado de Negocios de Inglaterra para cerciorarse de cómo miraría el Gobierno inglés este proyecto. No hay duda de que ha habido inteligencias entre este Gobierno y el Comisionado francés aquí sobre estos asuntos, y se cree generalmente (hasta qué punto con fundamento o no, no sabría decirlo) que dichos proyectos encuentran estímulo de ese lado. Los Ministros del Despacho confían mucho en el éxito de lo que se proponen. Piensan ellos que no habrá la menor conmoción y que cambio tan trascendental se efectuará con aquiescencia casi universal. “Nadie, dijo el Presidente del Consejo hace dos días, se opondrá a las medidas del Gobierno,” excepción hecha de algunas viejas y de unos pocos tenderos. Otros de los Ministros han usado análogas expresiones.” “Pero la seguridad que tienen puede ser su ruina. Se ha preparado una mina que puede estallar en un momento dado. Obando se halla en el campamento de Bolívar seduciendo las tropas de éste; Córdova ha seducido el Batallón Popayán y se ha ido ahora para el Cauca y Antioquía, que se ha pronunciado por la revuelta. Gran parte de la población de esta ciudad se halla comprometida en el 41 plan. Se tienen frecuentes conferencias, se distribuye dinero entre las tropas y sin embargo los miembros del Gobierno nada saben de esos movimientos. El medio de que se valen los liberales para ocultar su proyecto es el de una extravagante adulación al General Bolívar.” “En estos asuntos yo no he tomado parte alguna ni he tenido la menor conversación con ninguno de los comprometidos. Mis informaciones provienen de quienes se hallan en análogas circunstancias que las mías. Comprendo la delicadeza de mi situación, pero mi Gobierno no debe te mer que yo me haya comprometido en alguna forma o comprometido el país que aún tengo el honor de representar.” “Córdova obrará con prudencia. Se espera que en octubre o principios de noviembre él principiará a obrar con la publicación de una proclama d irigida al pueblo.” 14 de septiembre de 1829: “Ayer llegó aquí un mensaje especial del General Córdova, que se halla en Cartago, con una carta para el agente del partido liberal, en la que incluye el texto de la proclama que piensa lanzar hacia el fin del mes, tal vez más pronto. Tanto la carta como el manifiesto me han sido mostrados. Incluyo una traducción de las partes substanciales del último.” “Parece ser éste el plan de las operaciones: con las fuerzas levantadas en el valle del Cauca y Antioq uía dirigirse a Pasto, y con los refuerzos que allí se obtengan ocupar y cortar las comunicaciones de Bolívar con la capital y con las Provincias centrales del Este. Es verdaderamente asombroso y muestra la impopularidad extrema del Gobierno el que los miembros de éste ignoren completamente estos movimientos. El Secretario de Guerra observó hace algunos días a varios que lo acompañaban que todo marchaba favorablemente para el proyectado cambio de Gobierno. Es este momento los liberales están procurando h acerse de las armas del parque. Yo no sé por qué medios, pero estoy informado del hecho.” “Yo supongo que este estado de cosas no puede durar ya muchos días, y creo que se acercan escenas sangrientas. Yo procuro no preguntar nada, y solamente comunico a usted las informaciones que me dan espontáneamente, no los interesados directamente, sino terceras personas que no tienen interés alguno.” “En el caso de un conflicto en esta ciudad temo mucho por la seguridad de mis dos amigos personales que represen tan los Gobiernos francés e inglés.” Ante este error diplomático por la poca disposición de Harrison a este cargo, fue nombrado como reemplazo en septiembre de 1829 Tomas Patrick Moore. El retiro de Harrison coincide con el inicio de la rebelión de Córdova. Harrison en lugar de salir del país se quedo y continuó conspirando, según le escribe el General Rafael Urdaneta al Libertador el 15 de octubre de 1829: “El señor Vergara instruirá a usted de algunos disgustos que hemos tenido aquí con motivo de la parte que han querido tomar en estos asuntos de Córdova el Cónsul inglés Henderson y el General Harrison. Ambos están intimados de salir y saldrán algunos otros. Usted se admirará de que estos señores hayan querido convertirse en asesinos nuestros; pero como el señor Versara dirá también 42 el respetable conducto por donde se ha descubierto este crimen, no quedará a usted duda de que es positivo. El asunto de Henderson y Harrison ha podido comprometer la tranquilidad de estos Departamentos; y por debilida d ha podido comprometer el Gobierno en mi ausencia; pero ahora ellos saldrán muy en breve y yo los hago salir.” El 27 de septiembre de 1829 este exministro ya reemplazado se atrevía a escribirle a Bolívar. Podrá ser cuestionable la poca autoridad de Harrison frente a la alta jerarquía del Libertador, pero lo único cierto es que en este documento se encuentran sabios consejos que mucho hubieran servido a Colombia si se hubieran aplicado. “Pero cuando la paz fue restablecida, cuando ningún enemigo dentro d e sus límites, pudiera razonablemente suponerse que el pueblo habría deseado abolir estas reliquias del Gobierno arbitrario y sustituirles una contribución más igual y más acorde con los principios republicanos.” “Por el contrario, se pretende sostener que ellos estaban tan enamorados de estas despóticas medidas y tan disgustados con la libertad que gozaban, que quisieron más bien someter sus destinos a la absoluta voluntad de V.E.: permitidme, señor, aseguraros que estas aserciones no adquirirán crédito en la presente generación, ni en la posteridad.” “Aparece, no obstante, ser uno el sentimiento en que se unen todos los partidos: esto es, que en el estado actual vos sólo podéis salvar al país de su ruina, o a lo menos de mucha calamidad. Pero ellos difieren considerablemente en cuanto a los medios que debe emplearse para poner a V. E. en disposición de hacer este importante servicio. El menor partido y el más interesado está por depositar el Gobierno en vuestras manos de por vida, ya sea con vue stro actual título, o ya con uno que, debe confesarse, concuerda mejor con la naturaleza del poder que habéis de ejercer. Si ellos adoptan el título menos ofensivo, y si entretejen en su sistema algunos obstáculos aparentes a vuestra voluntad, es sólo para disfrazar de algún modo su verdadero objeto, que no es otro, en una palabra, que el establecimiento del despotismo. La necesidad, que es el eterno argumento de todos los conspiradores antiguos y modernos contra los derechos del género humano, se alegará para induciros a acceder a sus medidas; y el estado vacilante del país, que ellos mismos han procurado de intento, se aducirá como evidencia de aquella necesidad.” “No hay más que un camino para escaparse V. E. de los lazos que tan artificialmente se la han tendido para atraparlo; y éste es detenerse en la carrera que por desgracia ya se ha comenzado. Todo paso que adelantéis bajo la influencia de tales consejos, hará más dificultosa la retirada hasta que venga a ser impracticable. Se os dirá que la intención es solamente revestiros de la autoridad para corregir las irregularidades de la administración y destruir las facciones, y que cuando una vez goce el pueblo de tranquilidad se restituirá el Gobierno al pueblo. ¡Qué engañosas serán las esperanzas de los que confíen en tal declaración! La hora prometida de la tranquilidad nunca llegará.” “Esta era la exacta observación de un antiguo Presidente de los Estados Unidos: Más fácilmente (decía) se contentará un amante con las primeras caricias de su dama que un Gobierno deje de procurar conservar y extender su poder.” Cualquiera que sea la repugnancia con 43 que V. E. pueda comenzar su carrera; cualquiera que sea su disposición de abandonarla cuando se obtenga el objeto porque la comenzó, habiendo entrado una vez buenamente en ella será arrebatado a seguirla toda por la irresistible fuerza del orgullo, el hábito del mando, y ciertamente por la propia conservación; y será imposible retroceder.” “He dicho, y creo sinceramente que en el estado a que ha llegado el país, vos sólo podéis preservarlo de los horrores de la anarquía; pero no puedo concebir que para esto sea necesario ningún poder extraordinario. La autoridad para vigilar que las leyes se ejecuten, para reunir la fuerza del pueblo, para esforzar su ejecución, es todo lo que requiere y es lo que posee el primer Magistrado de Estados Unidos y de cualquiera otra República, y fue lo que se confió a V. E. por la Constitución de Cúcuta. Vuestros talentos y vuestra energía ¿perderán algo en el Consejo o en el campo, o se disminuirá vuestra influencia cuando obréis como cabeza de la República?” “Yo me propongo examinar las consecuencias que probablemente debe resultar de la propuesta mudanza de Gobierno, primero con relación al país y segundo con relac ión a vos personalmente. ¿La tranquilidad del país se asegurará por esto? ¿Puede V.E. creer que cuando se caiga la máscara y el pueblo descubra que se ha establecido sobre él un Gobierno despótico quietamente se someterá? ¿Olvidarán que éste fue el motivo para oponerse a sus antiguos amos?” “Mas yo sostengo que el Gobierno más fuerte es el más libre. Nosotros consideramos el de los Estados Unidos como el más vigoroso, precisamente porque es el más libre. El posee las facultades que se necesitan igu almente para defenderse de una invasión extranjera y de una convulsión interior. En ambos casos ha sido suficientemente probado. En ningún país de la tierra una posición armada contra las leyes sería más pronta y eficazmente destruida; no tanto por los temores de la guillotina y la horca, como por la vigilante determinación de la nación en mostrar su fortaleza y convencer a los facciosos de que su causa es desesperada.” “No os importunaré con argumentos sobre los personales peligros a que estaréis expuesto. Pero sí preguntaré: ¿si podréis gozar una vida que para conservarla exigiría la constante ejecución de tantos seres humanos de vuestros paisanos, vuestros antiguos amigos y casi vuestros adoradores? Las penas de tal situación serán más agudas, reflexionando sobre el sagrado motivo que induciría a muchos de aquellos que dirigiesen sus puñales a vuestro pecho, y que, el último de los romanos, no los empuñarían por odio al hombre sino por amor a la Patria.” “A los ojos de los militares los laureles que ganasteis en los campos de Vargas, Boyacá y Carabobo siempre estarán verdes; pero ¿con esto quedaréis contento? ¿Queréis que vuestro nombre pase a la posteridad con la multitud de aquellos cuya fama se deriva de haber derramado la sangre humana sin ni ngún provecho de humildad? ¿O queréis unir vuestro nombre al de Washington, como el fundador y padre de un pueblo grande y feliz? La elección está en vuestras manos. Los amigos de la libertad en todo el mundo, y el pueblo de los Estados Unidos en particular, están esperando vuestra elección con intensa ansiedad. Alejandro trabajó y conquistó por alcanzar el aplauso de los atenienses, ¿y vos tendréis por nada las opiniones de una nación que ha evidenciado su superioridad sobre aquel celebrado pueblo 44 en la ciencia más útil al hombre, por haber puesto en actual práctica un sistema de gobierno del cual los más sabios atenienses tuvieron apenas una vislumbre de teoría y lo consideraron como una bendición que nunca se realizaría aunque era ardientemente de des earse?” “El lugar que vais a ocupar en su estimación depende de vos mismo. Adiós. W. H. HARRISON” 3 de marzo de 1830: Estando en Bogotá pero como un simple ciudadano norteamericano escribía: “El 27 de septiembre, día posterior a mi despedida, Mr. Taylor, el doctor Cheyne y yo salimos para Anolaima, adonde llegamos el mismo día en la tarde. Allí permanecimos dos días y pensábamos volver al siguiente en la mañana, pero en la tarde anterior el Coronel Van Rennsselaer, que vivía en Bogotá en mi casa, llegó de esta ciudad con la extraordinaria noticia de que un Oficial del Ejército colombiano, nacido y educado en los Estados Unidos, había denunciado a Mr. Henderson, a Mr. Taylor, a los jóvenes de mi familia y a mí, con otros americanos residentes en Bogotá, como cómplices del General Córdova, quien se había levantado en armas en la Provincia de Antioquia y en rebelión contra la autoridad del General Bolívar, para restablecer el Gobierno constitucional. Informaciones sobre este movimiento de Córdova había n llegado a Bogotá la víspera de nuestra salida. Mr. Rennsselaer opina que el denuncio se dirige, en primer término, contra Mr. Henderson.” En las múltiples fiestas que se venían repitiendo entre la oficialidad, la sociedad bogotana y las misiones diplom áticas, Córdova había iniciado un noviazgo con algo de compromiso serio con Fanny la hija del Cónsul inglés Henderson. “A mi llegada a Bogotá el Coronel Moore me informó que había tenido una entrevista con el Ministro de Gobierno, que éste se halla muy ex citado por la supuesta participación nuestra en las conspiraciones descubiertas, a las cuales atribuye el Gobierno todas las dificultades en que se encuentra. Como yo informara al Coronel Moore de mi resolución de pedir al Gobierno de Colombia pruebas de los cargos hechos contra mi, en relación con mi injerencia en los negocios internos de este país, el Coronel Moore me dijo que aquello no era necesario, que él estaba cierto de que en los denuncios escritos dados al Gobierno no se mencionaba, ni tampoco a miembro alguno de mi familia, aunque se habían dado informaciones verbales sobre mi hostilidad contra el Gobierno y no especialmente sobre la de mi hijo.” “Entre tanto Mr. Henderson, el Cónsul General inglés, fue notificado con la orden de abandonar la capital en seis días, no obstante su imposibilidad para hacerlo así, por su larga familia, compuesta en buena parte de niños.” “... el General Urdaneta había asumido el Poder Supremo, con autoridad que él derivaba de Bolívar, quien lo había autorizado para proceder así, cuando en su ausencia lo creyera Urdaneta necesario. La autoridad del Consejo quedaba así supeditada, pero todavía Urdaneta afectaba consultar a algunos de sus Miembros, exclusión hecha de Castillo.” “... se habían encontrado nuevos c argos contra mí, nada menos que el de haber formado un complot con Mr. Henderson para asesinar al General Urdaneta, al señor Vergara, al señor Camphelle, 45 Encargado de Negocios de Inglaterra, y al señor de Brisson, Comisionado francés.” “... Mr. Henderson recibió otra por la que se le prescribía abandonar la capital dentro de tres días. Este caballero me había informado algunos días antes de que el Gobierno había fraguado el cargo de asesinos contra nosotros, de que se intrigaba para hacernos culpables d e los más graves delitos. Por la manera como él obtuvo la información no le fue posible dar mayores explicaciones.” “En relación con algunos temores que se habían expresado por mis amigos sobre mi personal seguridad, aquel que me refiero me añadió que él tenía confianza en que el Gobierno jamás autorizaría un ataque contra mi persona, pero que desgraciadamente había muchos individuos que pudieran atacarme, creyendo que así favorecerían la causa del Gobierno;” “En la tarde del 16 de octubre Mr. Gooding fue informado de la completa destrucción del cuerpo de O’Leary que había marchado a atacar a Córdova, habiéndosele dado minuciosos detalles del combate.” “El Coronel Moore me dijo entonces que si la información dicha era correcta, y en consecuencia se producía alguna conmoción en la ciudad, él comprendía, que yo sería la primera víctima de la venganza del Gobierno, que él haría todo lo que estuviera en su poder para evitarme el peligro y que me daría su personal cooperación para defender la casa. Esta fue preparada para la defensa y se distribuyeron armas entre los sirvientes.” “El señor Vergara en su carta al Coronel Moore, para que éste la comunicara al Gobierno de los Estados Unidos, dice que su Gobierno tenía fundados motivos para creer que yo trataba de perturbar la tranquilidad del país.” “Los cargos no se especifican bien, pero si aparece que el señor Vergara me acusa de haber formado planes para derrocar al actual Gobierno de Colombia y de hallarme complicado en la insurrección del General Córdova y en la que debía estallar en la capital.” “Mis despachos anteriores acreditan que yo estaba bien impuesto de las intenciones del General Córdova y de sus proyectos de sublevarse contra la autoridad de Bolívar para restablecer la República, y que estaba bien al cabo del descontento general en el país contra el actual Gobierno. Pero el conocimiento y la comunicación a usted de estos hechos y circunstancias no implican que yo, en alguna forma, hubiera dado apoyo o estímulo a los descontentos, ni a l General Córdova. También he comunicado los planes de quienes pretendían establecer la monarquía, sin que esto significara tampoco vinculación alguna de mi parte con ellos. No puedo ahora, como no pude antes, sin violar las promesas hechas a quienes me suministraban las informaciones, precisar las fuentes de que venían, pero repito lo antes aseveré en una de mis notas, a saber: que confió en que usted comprenderá que no he hecho nada de que pueda avergonzarse un Ministro americano.” “El cargo de que me expresaba irrespetuosamente el Libertador, es completamente gratuito, y así lo prueban las declaraciones del doctor Cheyne, del Coronel Needham, de Mr. Meyer, etc., etc. Aunque he creído que Bolívar fue inducido a adoptar medidas que, de persistir, habrían resultado ruinosas para su país y para él mismo, todavía conservo admiración por él, por los servicios que ha 46 prestado, no solo a su país, sino a la humanidad toda. El doctor Cheyne, con quien comía durante algunos meses, ya en mi casa, ya en alguna otra, asegura en su declaración que él me oyó frecuentemente hablar, en los términos más favorables, del General Bolívar. Apenas sería concebible que yo arruinara mi propia reputación hablando a unas personas así y a otras en sentido completamente contrario.” B-13 LA REBELDÍA DE CÓRDO VA Los planes de Córdova el día 31 de febrero 1829 inicialmente se los comentó a Tomás Cipriano de Mosquera como el mismo lo narra en la Memoria sobre la vida del General Simón Bolívar : “Me habló el General Córdova de la necesidad de pensar únicamente en la suerte del país, y me dijo que al entrar en Pasto, luego que hubiésemos salido de los sucesos de la campaña contra el Perú, debíamos pensar en segregar a la Nueva Granada de Venezuela, porque el Libertador estaba muy enfermo, y sin faltarle al respeto, separarlo del mando ; que el Ecuador se constituiría en otro Estado y que los jefes granadinos nos encargaríamos cada uno de una parte del plan ; que él tomaría el mando supremo, y yo sería su mayor general en Cartagen a ; que el General Herrán conservaría el mando del interior y su cuartel general en Bogotá : el Coronel López mandaría en Popayán ; El Coronel Borrero, en el Cauca ; el Coronel Córdova, en Antioquía ; que a Obando, puesto que ya no era dudoso que se someti era, se le dejaría en Pasto, cuyo país conocía, y el Coronel Espinar iría a mandar el Istmo. Pregunté al General : “¿Y dónde reúne usted la representación nacional ?” “ !Que representación !”, me respondió ; “es necesario exterminar a los abogados : nuestra República debe tener una organización puramente militar”. Quedé admirado de tan descabellado proyecto, y le hice ver al General que no era practicable, y a cuántos males conducía semejante revolución, y que los amigos del Libertador no debíamos nunca serle infieles.” Francisco Muñoz 2 Catalina 1 Casafus Gabriel Ignacio Muñoz de Rojas Pedro Rodríguez de Zea Casafus Pascuala Muñoz Castrillón Fco. Antonio María Fca. Zea Díaz José María Salvador Córdova Muñoz María Josefa Zapata Zea Francisco Rodríguez de Zea María Josefa Mateo Zapata Ossa Francisco Luis María José Manuel Montoya Zapata Hermenegildo Jaramillo Zapata María Luisa Jaramillo Melguizo Teresita Piedrahita Jaramillo Julio César García Valencia Pascuala Muñoz Castrillón la mamá de José María y Salvador Córdova, era prima hermana media de María Francisca Zea Díaz la tatarabuela de Teresita Piedrahita. Teresita vendría a ser: Prima sexta media de José María y Salvador Córdova. Tataranieta de Mateo Zapata Ossa. Bisnieta de María Josefa Zapata Zea la prima hermana de los hermanos Montoya Zapata. Prima cuarta de los hermanos Montoya Zapata. 47 Figura en el libro de Genealogía de Antioquía y Caldas que Catalina Casafus se casó con Francisco Rodríguez de Zea el 24 de febrero de 1734 y otorgó testamento el 12 de junio de 1743 que de esta unión nació Pedro Rodríguez de Zea el padre de Francisco Antonio Zea. Por otro lado Francisco Muñoz de Rojas llegó a Medellín y contrajo matrimonio en 1699 con Juana Rondón. Uno de sus hijos, Francisco se casó con Gertrudis Herrera y según las crónicas, después Francisco tuvo con Catalina Casafus un hijo llamada Gabriel Ignacio Muñoz de Rojas que por cédula expedida en 1793 se le reconoció como legítimo. De esta forma Pascula Muñoz Castrillón venía a ser prima hermana media de Francisco Antonio y María Francisca Zea Díaz. María Francisca Zea Díaz prima segunda de José María Córdova, era tía política de los hermanos Francisco, Luis María y José Manuel Montoya Zapata. Tomas Cipriano de Mosquera en sus memorias sobre la vida del General Simón Bolívar, así se refiere: “El 4 de octubre recibimos el General Flores y yo orden del Libertador de trasladarnos inmediatamente a l Garzal, pues tenía que comunicarnos órdenes a consecuencia de haberse complicado la situación en el interior por la revolución de Córdova. Partimos inmediatamente y Flores condujo a su lado al Coronel José María Obando, a quien comprometió para que ofreciese sus servicios al Libertador para ir a atacar a Córdova por el Cauca.” “Luego que llegamos al Garzal y nos vio el Libertador en compañía de Obando, se entró a una pieza interior de la casa e hizo llamar a Flores para reconvenirle por haber llevado consigo a Obando. Entonces le manifestó que venía dispuesto a ofrecer sus servicios para ir a atacar a Córdova, y que como las tropas que se destinasen para ir a sofocar aquella revolución estaban mandadas por jefes de toda confianza, no había que temer de Obando y debía concederle el ascenso a General, y que marchase inmediatamente de Comandante General del Cauca. Así lo hizo, y Obando se ofreció con mucha espontaneidad, recibió sus despachos y siguió inmediatamente para Pasto.” “El General O’Leary com isionó cerca del General Córdova al Teniente Coronel José Manuel Montoya para que, como su amigo personal, le aconsejase se sometiese al Gobierno y que se le darían garantías y una amnistía para todos los comprometidos en la revuelta, incluso él. Respondió con arrogancia creyéndose invencible a la cabeza de 400 hombres mandados por buenos oficiales. Como los habitantes de Antioquia, en su generalidad, eran contrarios a tan descabellada revolución, no pudo reunir más fuerzas que la expresada con la cooperación de su hermano el Coronel Córdova y su cuñado el señor Jaramillo, Gobernador de Antioquia. El expresado General, al declararse General en Jefe del ejército de la libertad, y haber proclamado el restablecimiento de la Constitución de 1821, y el complemento goce de todas las garantías, obraba como un dictador militar, para organizar el ejército, apoderándose de todas las rentas públicas. Para intimidar a los que le hacían oposición mandó fusilar a los oficiales Herrera y Vélez, que, cumpliendo 48 Pedro Sáenz Luis María Francisco Ana María Montoya Zapata Manuela Estanislaa Sáenz Montoya Esposos con su deber, habían tratado de oponerse a la revolución apoderándose de un cuartel.” Jorge Gutiérrez de Lara El 8 de septiembre de 1829 en la noche hubo una fiesta para celebrar el matrimonio de Jorge Gutiérrez de Lara con Estanislaa Sáenz Montoya. Luis María María Josefa Montoya Zapata Antonio Mendoza y Camacho Dolores García Montoya Antonio Mendoza y Camacho era el sobrino político de Luis María Montoya Zapata. bullicio, ni ruidosas manifestaciones. Se verificó un solo brindis, alusivo a la monarquía y miras políticas que se atribuían entonces al Libertador; los demás se contrajeron a desear días de paz y de bonanza a los recién casados. Es de suponerse que un grito de guerra no estaría en consonancia con una fies ta como aquella, en que los votos y deseos de todos los presentes se aunaban para que la interesante pareja disfrutara de un porvenir risueño y placentero.”¡Error! Marcador no definido. Estanislaa venía a ser al mismo tiempo de Francisco Montoya Zapata: Sobrina Cuñada Estanislaa sería prima cuarta de Luz Ramírez Martínez. Antonio María Josefa Gutiérrez Sierra María Josefa Así narró Antonio Mendoza los sucesos de la fiesta: “Por la noche se celebró en la casa del Sr. D. Pedro Sáenz, español de nacimiento, el enlace matrimonial de una de sus hijas con el Sr. D. Jorge Gutiérrez de Lara. El General Córdova fue uno de los invitados a aquella función, a la que concurrió mostrándose contento y satisfecho. En el ambigú se observó el mayor orden y circunspección, pues las señoras y caballeros, casi todos miembros de la familia Montoya, conocían perfectamente su rango, y practicaban las maneras urbanas estiladas en la buena sociedad ; por consiguiente, no hubo algazara, Ildefonso Mariaca Gutiérrez Gutiérrez Robledo Agapito Piedrahita Mariaca Jorge Gutiérrez de Lara Blas Piedrahita Santamaría Antonio María Piedrahita Antonio José Piedrahita Teresita Piedrahita Julio César García Valencia María Josefa Mariaca Gutiérrez, la cuarta abuela de Teresita Piedrahita, era prima hermana de Ildefonso Gutiérrez Robledo, el padre de Jorge Gutiérrez de Lara. Jorge Gutiérrez de Lara vendría a ser 49 primo séptimo de Teresita Piedrahita. El General Córdova fue invitado a la celebración y se mostró alegre y no faltó algún brindis hacia el tema político. Al otro día se reunieron en la casa de Córdova y así éste se expresó: y respetado a los azares de una guerra fratricida. Opino porque esperemos un poco más, o mejor dicho, porque aguardemos qué efecto pr oduce en la Nación el proyecto de dictadura; entonces obraremos en connivencia con otras provincias y con seguridades de mejor éxito.” Luis María “Que todos los sacrificios hechos y toda la sangre derramada para consolidar la República eran estériles, puesto que ya se trataba de plantear la monarquía, y que el General Bolívar había usurpado todos los poderes públicos declarándose dictador; que él había regresado a su país natal decidido a poner término a esos desmanes, y un dique al torrente devastador; que para Antioquía estaba reservada la gloria de hacer resistencia a tamañas iniquidades, y que él se pondría al frente del pronunciamiento. Concluyó excitándonos a exponer nuestras ideas sobre el particular, con absoluta franqueza.” Dijo entonces Antonio Mendoza: “... que abundaba en los mismos sentimientos que había expresado el General, y que si no teníamos re y con corona, tendríamos un Presidente con Senado vitalicio; que era preciso luchar sin tregua en favor de la República, pero agregó en seguida: “General, usted goza de un prestigio grande, inmenso, en el Ejército; los enemigos le temen; por lo mismo, y en el acto en que usted se pronuncie contra la dictadura, se lanzarán tropas de Bogotá, las que existen en la Costa y las que se hallan en el sur; de suerte que usted, rodeado por todas partes, no tendrá tiempo para organizar un solo batallón. La lucha, pu es, será funesta a los republicanos, y usted, debelado, entregará esta Provincia donde el nombre de Bolívar es querido María Francisca Montoya Zapata Dolores García Montoya Antonio Mendoza y Camacho Antonio Mendoza y Camacho era el sobrino político de los Montoya Zapata. Comentó en seguida Aranzazu: Cosme Nicolás José Joaquín González Gutiérrez María Josefa González Gutiérrez María Antonia González Villegas Juan Crisóstomo Campuzano Juan de Dios Aranzazu Carlota Campuzano Federico Martínez María de Jesús Martínez Julio Cesar García Valencia Luz Ramírez Martínez Mario García Piedrahita María Josefa González Gutiérrez la cuarta abuela de Luz Ramírez Martínez era prima hermana de María Antonia González Villegas la mamá de Juan de Dios Aranzazu. 50 Luz viene a ser prima séptima de Juan de Dios. “Pero General, usted que está nombrado Representante al Congreso, porque no va allá y en plena Cámara pinta la situación de la República, invoca sus grandes servicios a la Patria, muestra las heridas de la nación, tan grandes y tan profundas a la vez, y hace presentes a todos los abismos a que vamos a precipitarnos? De esa manera los verdes laureles de Ayacucho brillarán con el fulgor de la más espléndida y majestuosa aureola. No vacile usted General; escuche nuestros consejos patrióticos y desinteres ados.” Finalmente dijo José Ignacio Bernal: “Ud. sabe General el afecto que le profesamos y el caso que hacemos a su órdenes; pero el lenguaje de estos señores es el de la verdad.” Allí también estaba José María Botero Palacios, Andrés Alzate Duque y Pioquinto Gómez Hoyos. Casiano Botero El Pbro. José María Botero Cadavid venía a ser primo hermano de homónimo José María Botero y también era primo sexto de Rosa Vásquez y a él nos referiremos dándole auxilios espirituales a Vélez y Herrera los conspiradores contra la familia Córdova. José Martín José Duque Melchora Ignacia Salazar José de la Cruz Duque Salazar Manuel José Duque Salazar Crisóstomo Duque Simona Duque Laura Duque Aristizabal Andrés Manuel Rojas Duque Juan Nepomuceno Alzate Duque Joaquín García Rojas José María Botero Palacio Pbro. José María Botero Cadavid Genoveva Botero Luis Santamaría Botero Julio César García Valencia José de la Cruz Duque Salaz ar el quinto abuelo de Julio César García Valencia, era primo hermano por padre y madre de Manuel José Duque Salazar, el abuelo de Andrés Alzate Duque. Andrés vendría a ser primo noveno de Julio César. Ana Delia Santamaría Rosa Vásquez José María y Rosa vendrán a ser primos sextos. Ana María Rojas García Pedro Luis Félix Juan José Botero Mejía Rafael Botero José María Botero Palacios era primo hermano de Rafael Botero, el cuarto abuelo de Rosa Vásquez. Julio César García Valencia 51 María Josefa Gómez Gómez Florentina Zuloaga Gómez Manuel Salvador Gómez Zuloaga Pioquinto Gómez Hoyos Valeria Gómez Zuloaga Francisco Antonio María Francisca Zea Díaz de Mazo Juan Antonio Ignacio Rosalía Díaz de Mazo María Josefa Díaz Hoyos Atanasio Manuela María Josefa Zapata Zea Girardot Díaz Hermenegildo Jaramillo Zapata Francisco Urdaneta Rivadavia Esposos José Matías Francisco Javier Gómez Jiménez María Luisa Jaramillo Melguizo María de Jesús Gómez Gómez Emilio Josafat Gómez Gómez Jairo Gómez Olarte Julio César García Valencia Clara Emilia Gómez Vargas Julio César García Vásquez María Josefa Gómez Gómez la quinta abuela de Clarita Gómez, era prima hermana de Manuel Salvador Gómez Zuloaga, el papá de Pioquinto. Teresita Piedrahita Jaramillo Julio Cesar García Valencia María Francisca Zea Díaz de Mazo la tatarabuela de Teresita Piedrahita, era prima hermana de María Josefa Díaz Hoyos la suegra de Francisco Urdaneta Rivadavia. María Josefa Díaz Hoyos venía a ser prima quinta de Teresita Piedrahita. Pioquinto vendría a ser primo octavo de Clarita. El Coronel Francisco Urdaneta Rivadavia que estaba en Medellín y anteriormente había sido gobernador hasta el año 1825, por respaldar al gobierno legal, envió un grupo de soldados a detener a Córdova y a Manuel Antonio Jaramillo que en ese momento era el gobernador. 52 Juan Antonio Manuel Jaramillo Gallón María Josefa Josefa Jaramillo García Francisco Jaramillo Villegas Clara Villa Jaramillo Ana María Jaramillo Muñoz Pascuala Martina Muñoz Castrillón José María Salvador Mercedes Cordoba Muñoz Antonio María Piedrahita Villa Manuel Antonio Jaramillo Romero Francisco Antonio Obregón Muñoz Antonio José Piedrahita Velilla Teresita Piedrahita Jaramillo Julio Cesar García Valencia Josefa Jaramillo García la tata rabuela de Teresita Piedrahita, era prima hermana de Francisco Jaramillo Villegas el suegro de Salvador Córdova. Teresita Piedrahita viene a ser prima quinta de Francisco Jaramillo Villegas. Gracias a un mensaje de Francisco Carrasquilla, Córdova se en teró de las órdenes de Urdaneta. Los soldados del gobierno se entregaron vencidos a Córdova y éste llegó a Medellín el 13 de septiembre enviándole una nota a su cuñado que era el gobernador Manuel Antonio Jaramillo. “Libertad, - Medellín, septiembre 13 d e 1829. Al señor Gobernador de la provincia. Con acerbo dolor he llegado al fin de convencerme, que el tremendo poder con que rige el General Bolívar la República, es tan vicioso e ilegal en su origen, como tiránico en su ejercicio. Yo, que desde mi primera juventud me he consagrado todo al servicio de mi patria, y que he trabajado sin cesar por la Independencia, no puedo ya más ser tranquilo espectador de la opresión en que gimen mis conciudadanos, y estoy resuelto a ponerme al frente de los libres, para restituir a la nación sus instituciones legítimas y sus leyes.” “Por vagos temores, sobre esto, un jefe ha creído de su deber hacer armas contra mí; me ha sido preciso ponerme en defensa, y han tenido lugar los sucesos de que Ud. está impuesto. Por consecuencia de ellos, han quedado en mi poder todas las armas y elementos de guerra que hay en esta capital, y en el momento doscientos buenos soldados resueltos a seguirme.” “Persuadido de la libertad de principios de Ud. y del patriotismo desinteres ado que le anima, confió en que me prestará toda su cooperación y corresponderá con resolución al noble grito que hoy se da en esta provincia a favor de la libertad de la nación.” Córdova ha debido evitar por todos los medios que el Coronel Francisco Urdaneta se comunicara y diera su voz de alarma al gobierno central. No lo hizo y Francisco Urdaneta siguió actuando. El 21 de septiembre de 1829 Córdova le escribe una extensa carta a El Libertador, de la cual solo transcribimos la primera parte: “República de Colombia —Comandancia en jefe del ejército de la libertad — Medellín, septiembre 21 de 1829 — Excelentísimo señor Libertador Simón Bolívar. Señor: Es penetrado del más justo respeto y poseído de un profundo sentimiento que me dirijo a V. E. para manifestarle la resolución que he tenido. Largo tiempo combatido mi espíritu por ideas contrarias, que chocándose entre sí, mantenían mi juicio en suspenso: yo me 53 dejaba arrastrar del torrente de las circunstancias, esperando a que el curso de los hechos, ilustrando mi razón, descubriese la senda por donde el deber me ordenaba dirigir mis pasos. Lleno mi corazón de gratitud hacia el primero de los libertadores de mi patria; entusiasta admirador del mérito; idólatra de la libertad del pueblo y sincero defenso r de los principios: yo he sufrido, señor Excelentísimo, un largo y penoso conflicto para decidirme en la materia más importante que hoy puede presentarse a un colombiano, esto es, decidir cuáles son las intensiones de V. E. con respecto al gobierno de Colombia; o lo que es lo mismo: si continuando la república bajo el actual gobierno de V. E., recuperará o no mi antigua libertad. Como esto no debe inferirse sino de la conducta política de V. E., es de ella que mi reflexión se ha ocupado.” “Yo examino las propuestas y los juramentos de V. E., solemnemente prestados en los congresos de Guayana y Cúcuta, las opiniones expresadas en sus escritos, sus manifestaciones de desapego al mando, y las repetidas renuncias de la primera magistratura; y no hallo en todo esto sino el modelo de un perfecto republicano: amor y respeto a los principios: una veneración religiosa por las leyes; y un odio decidido contra el gobierno monárquico. Los procedimientos de V. E. en la primera época de mi carrera política, que yo cuento hasta su dictadura en el Perú, no parecen desmentir sus fundamentos. Esta conducta, que cautivó la admiración y el afecto no sólo de Colombia, sino de la América y del mundo entero, no permitía ni aun a los más desconfiados sospechar cosa alguna de las ideas republicanas de V. E.: ella había hecho tal impresión sobre mi espíritu, que cuando los hechos posteriores de V. E. alarmaron a los republicanos celosos, que clamaban con ardor para que volviese al camino de la ley que parecía abandonar, mi corazón se resistía a escucharlos, y buscaba razones para disculpar la conducta de V. E. Mucho tiempo batallaron en mi espíritu las razones que persuadían que V. E. estaría siempre por los principios que profesan los hombres libres de Colombia; y que sosten dría un gobierno popular, representativo, alternativo y electivo; y los hechos que conducen que V. E. ha abandonado sus primeras ideas, y se propone darnos una monarquía disimulada, envuelta en exterioridades republicanas. Los primeros procedimientos de V. E., sus promesas, sus juramentos, su reputación y su gloria, eran los garantes que teníamos para creerlos primero. Y la cadena de los hechos, desde la publicación de la constitución de Bolivia, hasta estos últimos días, son las razones que, según la atención con que se examinaban y el grado de confianza que en V. E. se tenía, han ido convenciendo sucesivamente a todos los colombianos, que V. E. ha renunciado a los principios que Colombia, la América y los hombres libres de toda la tierra profesamos.” “Yo quiero, señor Excelentísimo, hacer a V. E. una sucinta relación de algunos de los hechos más públicos y conocidos, que manifiestan lo que V. E. se propone con respecto a Colombia, y que al fin me han decidido a abrazar el partido que acabo de tomar.” Y continúa extensamente concluyendo: Córdova analizando punto por punto “Yo parto al Cauca, en donde aquellos pueblos, hostigados de un gobierno absoluto y penetrados de amor por la libertad, me esperan ansiosos para sacudir el yugo. Todos mis proyecto s se encaminan a que se establezca el orden constitucional. No es mi ánimo atacar a 54 V. E.; pero si se pretende obligar por la fuerza a estos pueblos a volver al yugo de un gobierno arbitrario, que acaban de romper, yo sostendré su libertad hasta con la última gota de mi sangre, aunque me sea muy doloroso dirigir las armas contra V. E. Dígnese V. E. aceptar los sentimientos de mi estimación y sincero afecto, José María Córdova.” El 28 de septiembre de 1829 el corresponsal exclusivo del periódico The Albion de Nueva York envió una noticia: Colombia. Rebelión de Córdova. Donde figura: “Ninguno de los habitantes respetables se le ha juntado y el doctor Montoya, uno de los más influyentes por sus conexiones y riquezas, le ha ofrecido a Córdova $30.000 en oro, con tal que abandone el país, por el Choco y suspenda sus intentos de perturbar la tranquilidad.” No nos dice a cual de los Montoya se refiere, pero creemos que era Francisco en quien se aunaban los dos calificativos de influyente y rico. Es de resaltar que la suma ofrecida era una cantidad de dinero respetable. Finalizando septiembre de 1829, un año después de la conspiración a Bolívar, se preparaba una conspiración contra la vida y la familia de Córdova. Esta estaba siendo preparada por José Antonio Vélez (Antioqueño) y Manuel Herrera (peruano) y fue delatada por Juan Nepomuceno Alzate. Los conspiradores fueron pronto reducidos a prisión y al día siguiente, después de los auxilios religiosos, fueron pasados por las armas. El Coronel Francisco Urd aneta le informó lo que estaba sucediendo al ministro de guerra General Rafael Urdaneta. Rosalía Tomasa María Ignacia Mauris Berdaya Alvarez del Pino Diego María Antonia Posada Mauris Ricaurte Mauris Genoveva Clemente Alvarez José María Carrasquilla José Ignacio París Ricaurte Alvarez Arango Federico Carrasquilla José Ignacio París Ricaurte Clementina Carrasquilla Dolores Teresa Vargas París Ana Delia Santamaría Rosa Vásquez Mariano Rafael Urdaneta José María Melo Ortíz Juan Nepomuceno Alvarez Julio César García Valencia Arturo Alvarez Hernán García Cecilia Alvarez María Antonia Posada Mauris la cuarta abuela de Rosa Vásquez, era prima hermana de Genoveva Ricaurte Mauris la bisabuela de Dolores Va rgas París, la esposa de Rafael Urdaneta. Rosa vendría ser prima novena de Dolores. Por su lado Cecilia Alvarez vendría a ser también prima octava de Dolores. Rafael Urdaneta ordenó salir desde Bogotá la llamada Columna de Occidente, compuesta de novecientos hombres bien entrenados y armados, al mando del General de Brigada Daniel Florencio O’Leary. 55 Concepción Palacios y Blanco Manuel buscaba era distraer la atención de Córdova, haciéndole ga nar tiempo a los ejércitos de Urdaneta. Luisa Juan Vicente Bolívar y Ponte Simón Bolívar Teresa Jerez Aristeiguieta Manuel Josefa Blas Piedrahita Julián Santamaría Tirado Antonio María Piedrahita Soublette Aristeiguieta Daniel Florencio O’Leary Antonio José Piedrahita Teresita Piedrahita Soledad Carlos Concepción Esposos Santamaría Isaza Julio Cesar García Valencia El teniente coronel Julián Santamaría Tirado fue el encargado de traer la noticia sobre el triunfo de la batalla de Ayacuch o, mandada por el Libertador a la capital de la Gran Colombia. Blas Piedrahita, el bisabuelo de Teresita Piedrahita era primo hermano de Julián Santamaría Tirado. Julián viene a ser :¡Error! Marcador no definido. Primo cuarto de Teresita Piedrahita. Yerno de Teresa Jerez Aristeiguieta, prima hermana de Simón Bolívar. Cuñado de Carlos Soublette que llegó a ser Presidente de Venezuela (1837 1838). Concuñado de Daniel Florencio OLeary. Urdaneta y O’Leary mandaron con José Manuel Montoya Zapata, que era un buen amigo de Córdova, una nota para que éste se entregara. Esta nota produce muchas dudas y se ha llegado a pensar por parte de algunos historiadores que la misión que José Así se expresa Francisco Duque Betancur en la Historia de Antioquía: “... pregunta alguno de nuestros historiadores, que enviar al amigo del General Córdova, que lo era el Coronel José Manuel Montoya en misión de p az? Es verdad que el señor Montoya, hijo del patriarca de la montaña Dr. José María Montoya, era un verdadero amigo de aquél y un gran patriota; pero la nota que llevó escrita de O’Leary, que era la que por sobre todo llevaba el carácter oficial, tenía el tono de un ultimátum; el General Córdova lo comprendió así y el General Urdaneta no tuvo inconveniente en escribir al Libertador: “Esta misión tiene por objeto entretener a Córdova, mientras nuestras tropas se ponen fuera de la montaña”. El señor Montoy a si puso de buena fe todo el concurso de sus palabras; pero la nota de Urdaneta todo lo echaba a perder. Córdova recibió con desconfianza la nota de O’Leary por su estilo y puso como condición para entrar en negociaciones, el restablecimiento y vigencia de la Constitución de Cúcuta; Montoya hubo de manifestar que no estaba facultado para esto y la situación quedó entonces a la sola suerte de las armas. “Si no es posible vencer” dijo a su amigo Montoya “no es imposible morir” —Contestó José María.” B-14 EL SAQUEO DEL CORREO .Más adelante atenderemos con más detenimiento la historia de José Manuel Montoya Zapata, pero como un primer acercamiento de José Manuel a esta historia deberíamos suponer que si Francisco tenía tan estrechos vínculos con Santander (negociador de la deuda 56 externa y diputado de Antioquía a la Convención de Ocaña, haciendo parte del equipo de Santander) y por otro lado Luis María, abierto conspirador contra el régimen del gobierno bolivariano, en un hogar tan unido, era de esperars e que José Manuel simpatizara con la línea política de sus hermanos mayores. Montoya Zapata Francisco Luis María José Manuel Año de nacimiento 1789 1796 1800 En la práctica cuando la rebelión de Córdova, José Manuel era del equipo de los simpatizantes de Bolívar y fue delegado por el general Rafael Urdaneta para tratar de aplacarlo con una nota que parecía un ultimátum y por las buenas doblegar la rebelión. Surge la duda: ¿Definitivamente en qué equipo estaba José Manuel? Ante todo, pertenecía al equ ipo familiar Montoya y este incidente que nos narra Joaquín Posada Gutiérrez en sus Memorias Históricas Políticas, nos ayuda a ubicarlo: “Yo acababa de llegar de Honda con una licencia por quince días, dejando encargado de la gobernación de la provincia al jefe político; pero en el acto de recibirse la noticia, se me hizo salir a preparar champanes y balsas para el transporte de la expedición a Nare, dándoseme orden de detener el correo del Atlántico en Honda y de colocar destacamentos en los caminos de Antioquía para cortar la comunicación.” “Al día siguiente de mi llegada a Honda se me presentó el coronel José Manuel Montoya, que había ido a revientacinchas, con la comisión de pasar a Antioquia al salir la expedición, a persuadir a Córdova que se sometiera voluntariamente ofreciéndole una legación en el extranjero, o su puesto en el ministerio, y ayudarme a facilitar los medios de transporte de la expedición. Pero llevaba otro objeto particular de gravísima responsabilidad para él y para mi, que llamán dome aparte, me descubrió diciéndome, poco más o menos, lo siguiente: «Espina (el actual general) queda preso en Bogotá por sospechas de que trajo cartas de Córdova de Popayán para algunos de sus amigos. En el correo que está detenido van las contestaciones para Córdova. El general Urdaneta debe llegar de un momento a otro; examinará la correspondencia y algunos miembros de mi familia y otros antioqueños estarán perdidos si Urdaneta coge esas cartas: tú puedes salvarnos.......» Terrible compromiso era este para mi; vacilé un momento. Pero Montoya era mi amigo desde la campaña de Maracaibo en 1823, siendo ambos capitanes; Espina lo era desde dos años antes, siendo ambos tenientes. Montoya me instaba mostrando el terror en su semblante. Yo luchaba dent ro de mí mismo sin saber qué hacer. Por fin, un arranque de generosidad me hizo ceder, no sin temer verme perdido si el general Urdaneta sospechaba la extracción de las cartas. Siempre he sido yo así: nunca me he rehusado a hacer cuanto bien está a mi alcance. Del que se me suplicaba no podía ya resultar daño al Gobierno a quien servía: pasé pues una orden al administrador de correos para que me mandase con el portador el paquete de la correspondencia para Antioquía. En el acto el mismo Montoya sacó a lgunas cartas, y puso otras con el timbre de la administración de correos de Bogotá que llevaba preparadas para que no faltara el número de las contenidas en la planilla; lo que prueba, o que hasta en la administración de correos había inteligencias revolucionarias, o quizá hubo 57 condescendencias como la que yo tuve, que es lo mas cierto.” de haberse recibido en Bogotá primera noticia del pronunciamiento de Córdova.” “Llegó en efecto el general Urdaneta siguiendo de cerca a la tropa, y la primera pregunta que me hizo fue si había detenido el correo. Le contesté afirmativamente, manifestándole que había examinado las cartas que iban para Antioquía y que no había ninguna para persona sospechosa. Pidió el paquete ya abierto, examinó algunas cartas y me previno que el correo no siguiese hasta que el general O’Leary hubiera llegado a Medellín. Y respiré. He debido expresar este incidente, porque es uno de los muchos que en mi vida pública dan a conocer mi carácter. Examinado y considerado este hecho como militar y servidor del Gobierno que yo era, puede ser censurable; pero la expedic ión estaba en vía; lo que hubiera de suceder tenía que suceder sin que aquellas cartas influyesen en nada, pues que no podían ya llegar a tiempo.” “Al llegar la columna expedicionaria a la Bodega de Remolino, se habría encontrado en dificultades insuperables para moverse si el auxilio eficaz que le prestaron algunos pueblos, enviando peones cargueros que sacaran de la fragosa montaña, municiones, equipaj e, etc. El general O’Leary hizo adelantarse al coronel Montoya, dirigiendo a Córdova las más generosas proposiciones y ofrecimientos, si se sometía por una arreglo pacífico, cuando era imposible que pudiera resistir con menos de 400 reclutas a 800 veteranos. Montoya me consta que se esforzó en persuadir a su amigo y antiguo jefe (pues era uno de los oficiales que Córdova llevó al Magdalena en 1821 en el batallón Antioquia) y además excitaba a los parientes que tenía en la columna de Córdova, principalment e a su primo hermano el comandante Benedito González, a que le ayudaran a persuadir al general.” “Entre las cartas que Montoya recobró en Honda del paquete de correspondencia para Antioquia, ¿Había algu nas de estos caballeros extranjeros que dice Restrepo tenían correspondencia con Córdova?..... No sé. Yo me abstuve enteramente de tomar parte en aquella operación: dejé que Montoya solo en mi gabinete hiciera lo que yo le había permitido, y la hidalguí a me obligaba a no dirigirle una sola palabra sobre el particular.” “La columna de operaciones empezó a llegar a Honda en un estado de cansancio lamentable, habiendo dejado trece infelices muertos de fatiga en el camino, sin embargo de ser todos venezol anos, de climas ardientes; y en las embarcaciones que yo tenía listas, se embarcó y se echó río abajo de la playa de Honda, en la mañana de 5 de octubre, a los ocho días María Francisca María Josefa Zapata Ossa José Manuel María Rita Montoya Zapata Indalecio González Zapata Benedito González Montoya Benedicto González Montoya vendría a ser: Primo 7 4 De: Julio César García Valencia Luz Ramírez Martínez “Todo fue inútil: los jóvenes compañeros de Córdova se negaron a ningún acto 58 propio, aceptando lo que su jefe hiciera, y decididos a correr su suerte. Córdova triste, pero heroicamente resuelto, contestaba que después del paso a que lo habían precipitado no le quedab a más recurso que vencer o morir. «Es imposible vencer,» le dijo Montoya. «Pero no es imposible morir,» contestó Córdova. Y esperó el ataque en la hacienda del Santuario situada fuera de la montaña. La acción se dió terrible el 17 de octubre, y Córdova sucumbió.” José Manuel desde Bogotá, tenía fríamente calculado lo del correo, preparó unas cartas con un contenido de despiste, les puso sellos y viajó con ellas resuelto a interceptar el correo y sacar las cartas comprometedoras de sus familiares, reemplazando las otras inocentes, antes de que fueran descubiertas como lo había ordenado el General Urdaneta. ¿Sería muy transparente el actuar de José Manuel? ¿Por qué aceptó venir con un ultimátum en lugar de haber negociado con Urdaneta una mejor rendic ión en favor de su AMIGO? ¿Por qué parecía mostrar más interés por unas cartas que por la vida de su AMIGO? En 1829 encontraron a José Manuel siendo parte integrante del gobierno de Bolívar y muerto éste encontramos a José Manuel actuando como jefe del E stado Mayor de Santander. Fue el comisionado por José Ignacio de Márquez para ir en representación del gobierno a Chiquinquirá. Realizar el recibimiento a Santander cuando retornaba de su destierro en Europa. ¿Sería José Manuel muy amigo de Santander ? ¿Cómo se explica esta amistad con Santander? B-15 LA CONSPIRACIÓN FAMILIA CÓRDOVA .- A LA Al negro Tadeo, esclavo de confianza de la familia Córdova, Herrera y Vélez, le ofrecieron 200 pesos y la libertad, si mezcla cierto brebaje con el agua que ha de beber José María Córdova. El esclavo denuncia el hecho, pero los principales malhechores quedan impunes. Así narra Federico Jaramillo Córdova, sobrino de los Córdova, estos hechos: Manuel Antonio Jaramillo Romero José María Salvador Mercedes Córdova Muñoz Federico Jaramillo Córdova “El 26 de Septiembre, por la oración, una venerable matrona cristiana fue a casa del General y le dijo en reserva : Acabo de saber por un hijo mío , a quién sin querer han comprometido en la conspiración, que Vélez y Herrera tratan de asesinarlo a usted, a sus hermanos, y hasta a las señoras y niños de la casa, valiéndose para ello de la primera retreta que ha de venir a su casa como de costumbre.” “—Señora, eso no puede ser. Es una calumnia contra dos valientes de mi confianza. ¿Cómo lo sabe usted, señora?— Mi hijo, que no miente, me lo ha asegurado en confianza, y como le han ofrecido matarlo si no entra en el complot o revela algo, él me ha consultado y yo vengo a cumplir con el deber de salvar la vida de usted y la de su familia.” 59 “Córdova no lo creyó y guardó silencio, sin comunicar nada a sus hermanos.” “Al día siguiente estuvo en el cuartel, como de visita, y todo aparentemente marchaba bien ; pero él, con su mirada de relámpago, notó al vuelo que los oficiales Vélez y Herrera, los que rechazaron el pasaporte, los que recibieron sus obsequios, los que le juraron fidelidad, los que fueron ascendidos, esquivaban su mirada escrutadora. No hubo más novedad. Córdova no hizo alteración ninguna y su familia nada supo. Un corazón tan noble y tan valiente como aquél, se resistía a dar crédito a una iniquidad tan cobarde, a una traición tan vil. Esto parece inverosímil para quien no tenga un carácter tan levantado y tan firme.” “El domingo siguiente, como de seis y media a siete de la noche, refrescaban tranquilamente en casa del General y toda la familia estaba reunida en el comedor.” “De repente tocaron fuertemente la puerta, y con acento precipitado y jadeante, llaman al General. Era el Comandante Alzate, uno de los oficiales, que acababa de tener un disgusto con Vélez y Herrera, por no haber estado esa tarde en el cuartel y por no querer tomar parte en la traición que a la hora debía perpetrarse.” “—Mi General, le dijo, dentro de una hora Vélez y Herrera estarán aquí con una fuerza armada para asesinarlo a usted, al Coronel, a las señoras y a los mismos niños de la casa. Está todo pronto en el cuartel. Acabo de saberlo y vengo a avisarlo a mi General.” “El Coronel Salvador Córdova tomó un cuchillo de la mesa, saltó sobre uno de sus generosos corceles y se lanzó al cuartel.” “El General se caló un poncho con más lentitud, se ciñó la espada de siempre, llamó a Nono, su edecán, y partió al cuartel por la Quebrada-abajo, para llegar más pronto y entrar por la retaguardia. La familia entró en consternación. Daba el reloj las siete de la noche ... ¡Cuantos acontecimientos están suspensos de aquella hora siniestra.!” “Vélez y Herrera, contando por las palpitaciones de su miserable corazón los momentos que faltaban para la espantosa carnicería de que estaban solemnemente encargados.” “Los agentes de Urdaneta y su Consejo, inmediatos promotores del plan, cuyo resultado aguardaban en sus casas con pavor, ansiedad y disimulo. ¿Sus nombres? Aquí están sobre esta mesa, y muchos de ellos están también escritos en la felicitación escrita que dieron a O’Leary por haber acabado con el monstruo de la discordia.” “¡Hora tenebrosa aquella y preñada de catástrofes! Doscientos hombres ya prontos para asesinar una familia, aguardaban en el silencio y embozados en las tinieblas la voz del jefe.” “¡Ciento cincuenta más, mercenarios de Aná, Belén y Medellín, bien pagos y proclamados por sus tres principales directores, esperaban la hora de las ocho en punto y el primer tiro, como señal para lanzarse sobre sus víctimas. El que escribe, una de ellas, palimpsesto en los abismos de la maternidad, debía ver pronto la luz primera, al estruendo de los cañones de Castelli.” “Los dos Córdovas llegaron al cuartel. El Coronel fue el primero, teniendo entendido que nunca derramó una gota de sangre, que era misericordioso como un ángel, fuerte como un cíclope y tan valiente como Ricardo Corazón de León.” 60 “Al llegar se lanzó del caballo, tomó al centinela por el cuello, le arrancó el arma, y a la vez, con la vibración eléctrica y dominadora del que nació para ser obedecido, ¡Que es esto? Rindan las armas ! ! ! —gritó. Al punto se lanza sobre Vélez, que intenta resistir, lo derriba y lo oprime con su planta sobre el suelo. Sale Herrera y Córdova le da el grito de ¡traidor, ríndete! y lo desarma en el acto.” “Los soldados, como veteranos, como extraños al odio de sus jefes, sin otro estímulo y otro interés que el de la obediencia, subyugados por el valor y la virtud, rindieron las armas y en ese mismo instante en que Herrera pretendía levantar la voz, quiso el destino que llegara el General Córdova. Su voz de clarín, educada en las batallas llegaba tarde. Su hermano, el Bayardo, todo lo había serenado.” “—Capitán Herrera, gritó, es usted ... un peruano muy infame, un militar muy cobarde y el más bajo de todos los traidores ! Sargento, lleve usted esos hombres al cuarto de banderas, que será su capilla hasta mañana ! Y usted, señor oficial, mande llamar inmediatamente un sacerdote que confiese estos dos hombres !” “Todo se hizo. Los dos traidores, confesos, aterrados por su crimen y por la magnanimidad del león, fueron conducidos al cuarto de banderas.” pasó el referido sacerdote a la capilla de Vélez y Herrera, recibió su confesión, los exhortó y pasó con ellos una gran parte de su desvelo, hasta la madrugada.” Manuel José Martín Duque Heredia José de la Cruz Duque Salazar Manuel Enrique Duque Soto Crisóstomo Duque Ana María Duque Ortega Laura Duque José Miguel Upegui Duque Manuel Rojas Duque Julián (R) Upegui Ana María García Rojas Joaquín García Rojas Julio César García Valencia José de la Cruz Duque Salazar el quinto abuelo de Julio César García, era primo hermano de Manuel Enrique Duque Soto el bisabuelo de Julián Upegui. Julio César viene a ser primo décimo de Julián Upegui. “El General había llegado al cuartel con el invicto Comandante Benedicto González, tan caballeroso como arrojado, con el ínclito Comandante Giraldo y otros más. Su presencia era decisiva.” “Inmediatamente se hizo llamar al virtuoso y distinguido sacerdote presbítero Julián Upegui, para que oyera en confesión a los dos reos. Así verificó y esa misma noche 61 José Ignacio Simón Vélez Guerra Cristobal Vélez Restrepo Lorenzo Vélez Guerra José Ignacio Vélez Montoya Leonor Vélez José Antonio Vélez Uribe José Antonio Vélez Correa José Manuel Restrepo Vélez Esposos José Pablo Ignacio Javier Vélez de Rivero Mariana Montoya Zapata El teniente José Antonio Vélez, creemos que pudo ser José Antonio Vélez Correa, que figura en Genealogías de Antioquía y Caldas como soltero. Figura otro José Antonio Vélez Uribe casado con María de Jesús Vélez y primo tercero del anterior Vélez Correa. Ninguno de los dos era muy cercano a José Manuel Restrepo el cuñado de los Montoya Zapata. “Esa misma noche se instruyó el sumario por los oficiales Comandante Machado y Manuel Uribe Mejía, y esa misma noche y al día siguiente los auxilió también el Pbro. Dr. José María Botero.” “El Teniente José Antonio Vélez, valeroso antioqueño, y el Capitán Manuel Herrera, hijo de Arequipa, estaban inmediatamente encargados del cuartel ; habían sido ascendidos con generosidad, por su caudillo, el Teniente Vélez a Capitán y el Capitán Herrera a Sargento mayor ; se habían comprometido espontánea y solemnemente y jurado por su honor y sobre el puño de su espada acompañar lealmente al héroe y defender la noble causa de la libertad ; eran depositarios de su confianza y de los secretos de la revolución ; conocían toda la responsabilidad y los peligros de la situación ; se habían dejado sobornar por los enemigos del general, y habían intentado ya sacrificarlo en anteriores tentativas ; así lo confesaron paladinamente y con los ojos arrasados en lágrimas, pidiendo perdón a sus compañeros y especialmente al misericordioso Coronel Córdova, que de rodillas intercedió por ellos y luego los enseñó a caminar con valor por el sendero de la resignación y de la inmortalidad. No hubo, pues, retozos sangrientos, ni vivas a la libertad, como el preclaro General Posada supone en sus MEMORIAS.” “Al día siguiente, martes, Vélez y Herrera, vestidos como militares, acompañados de dos sacerdotes, presbíteros Botero y Upegui, salían del cuartel del Camellón del Llano, entregaban al Coronel Córdova las espadas que habían recibido pocos días antes de manos del noble caudillo de la revolución, pedían perdón a sus compañeros delante de todo Medellín, por la iniquidad de su delito, y marchaban al frente de la fuerza formada en la plazoleta, a ocupar, con la frente serena del arrepentimiento lavado con la sangre, el banquillo que la justicia humana ha destinado siempre para los traidores.” “Cinco minutos pasado.” después, todo había “Al día siguiente, los desertores y los negociantes en cartuchos abandonaron su tráfico, y el negro Tadeo no volvió a verse tentado de la libertad comprad a con el crimen, ni de la fortuna, al precio del envenenamiento.” B-16 EL ASESINATO DE CÓRD OVA.- 62 Manuel Juan José Giraldo Castaño Liberata Pedro Ignacio García Alzate Juan Bautista Giraldo Duque “Preguntado su nombre y empleo, dijo llamarse como queda dicho, que es 2° Comandante del ejército.” Bernardo Giraldo Villegas Francisco Giraldo Arias Ramón García Ramírez Laureano García Aristizabal Joaquín García Rojas Julio César García Valencia Liberata García Alzate, la tía tatarabuela de Julio César García Valencia, era la nuera de Juan José Giraldo Castaño, que era tío abuelo de Francisco Giraldo Arias. Del juicio criminal contra Ruperto Hand por el asesinato de José María Córdova, transcribimos la declaración de Francisco Giraldo Arias. “En la plaza de Cartagena, a los veintiséis días del mes de septiembre de mil ochocientos treinta y uno, el señor Juez Fiscal pasó, con asistencia de mí el Secretario, a la posada de benemérito señor Comandante General, donde compareció el 2° Comandante de ejército Francisco Giraldo, primer testigo en este proceso, a quien dicho señor Juez Fiscal hizo poner la mano derecha tendida sobre el puño de su espada, y preguntando si, bajo su palabra de honor, promete decir verdad en lo que se le interrogue, dijo: sí prometo.” “Preguntado si conoce al primer Comandante Ruperto Hand y si sabe dónde se halla, dijo que no lo conoce, pero que ha oído su voz; que sabe se halla preso en el Castillo de San Felipe, por haber sido prisionero e n el de Chagres.” “Preguntado si sabe quién asesinó al benemérito señor General de División José María Córdova, qué día, qué hora, con qué instrumento, y en este caso diga con claridad todo lo que sepa sobre el particular, dijo que el diecisiete de octu bre del año de mil ochocientos veintinueve se presentó en el combate del Santuario, de la Provincia de Antioquia, de 2° Comandante del Batallón Mejía, a órdenes de dicho señor General, para resistir la invasión del General O’Leary; que recibió una herida, la cual lo puso fuera de combate muy al principio, por cuyo motivo fue transportado a una casa, a la que a poco rato entró dicho señor General Córdova con un herida en un hombro (que no tiene presente en cual de ellos) y se dirigió al que declara y le dijo : “Hombre, hemos perdido la batalla, pero en regla, porque han peleado con mucho valor los reclutas”, arrecostándose sobre el declarante que se hallaba acostado en una cama; que, a poco rato, entró un señor oficial que no conocía por entonces, pero que después supe era el Coronel Tomás Murray, Jefe del Estado Mayor de la División Vencedora. Que dicho señor, en el momento que conoció al General, lo trató con consideración y decoro, por cuyo motivo le suplicó el General le llamase al General O’Leary, que quería hablar con él; que entonces le preguntó el Coronel Murray si estaba ya rendido, a lo que le contestó dicho General que sí, entonces el Coronel Murray le prestó que iría a 63 llamar al General O’Leary, marchándose al efecto; que en este momento se pasó el General a una cama que estaba al frente de la que estaba el declarante; que dos o tres minutos después oyó la voz del que lo asesinó, que preguntó entre varios que habían en dicha casa, quién era el General Córdova, contestándole inmediatamente el mismo G eneral: “Yo soy”; que entonces ha dicho: “Tome usted”, y ha oído el que declara los golpes de cinco o seis machetazos, a los que el General no hizo resistencia por estar herido y desarmado; que a esto sucedió un profundo silencio, por lo que se cree el declarante se había retirado el asesino; que, a poco tiempo después, entraron otros oficiales de la División Vencedora con el objeto de sacar los varios derrotados que habían en la referida casa, entre los cuales salió el que declara entre los últimos que salieron, pasando por encima del General que quedaba atravesado en la puerta, casi expirando, a consecuencia de las heridas que había recibido de manos del asesino; que todo esto ha sucedido entre la una y las dos de la tarde del referido día diecisiete.” “Preguntado si sabe o ha oído decir quién fue el asesino del señor General Córdova, dijo que lo conoce de vista, como queda dicho, por motivo de que la pierna más resentida a causa de las heridas que tenía el declarante, era la izquierda, teniendo que estar acostado sobre el costado derecho, quedándole la cara a la pared que servía de respaldo a la cama, privándole por consiguiente de ver quién era el que cometió el asesinato, pero que a los cinco días fue el declarante transportado a Rionegro para ser curado de sus heridas, donde oyó decir a los señores Pedro Sáenz, Juan A. Montoya, doctor Antonio Mendoza y otros varios, que había sido el Comandante Hand.” “Preguntado si el señor General Córdova ofendió de obra o palabra al que lo asesinó, dijo que el señor General Córdova no ofendió de manera alguna al que le asesinó, pues se hallaba desarmado y rendido, porque a varios soldados que entraron en la casa donde él se hallaba, de las tropas de su mando, les había hecho arrojar las armas, y que sólo se oyó decir al General la contestación de: yo soy, cuando preguntó por él el que lo asesinó.” “Preguntado si sabe o ha oído decir que el asesino fue mandado por alguna persona a cometer semejante crimen y si tendría algún resentimiento particular con el se ñor General Córdova, dijo que ha oído decir constantemente fue mandado por el General O’Leary, Jefe de la División Vencedora, y que entre los que se acuerdan o merecen más crédito de los que lo decían, era el General Francisco Urdaneta, que iba de Coronel entre aquella División; que cree no habría resentimiento particular, porque no se conocían.” Después del Comandante de la Expedición donde actuaba el General de Brigada Daniel Florencio O’Leary, seguía en jerarquía el coronel Tomás Murray, Jefe del Estado Mayor y esta fue su parte de declaración en el juicio: “... que al salir encontró al Edecán de este Jefe, Teniente Dabrey Ocarr, a quien, en saliendo, referí la suerte del General Córdova, cuando entró el Capitán graduado de primer Comandante Ruperto Hand; que éste preguntó: “¿En dónde está Córdova?” Que el declarante le contestó que estaba en la casa herido y rendido; que Hand entonces gritó: “por el Sér Supremo, yo le quitaré la vida”; que el que declara entonces le preguntó: “¿es usted inglés y va a manchar sus manos con la sangre de un hombre rendido?” 64 Que Hand le dijo en contestación: “si, y con la del que se atreva a oponerse”. Que el Teniente Ocarr al oír esta expresión desenvainó su sable con el objeto de sostener al declarante; que entonce s dio Hand un paso atrás y dijo en inglés: “yo tengo orden de matarlo”; que inmediatamente el que declara se dirigió hacia el General O’Leary, quien ya había llegado frente de la casa y le gritó en voz alta ante la tropa: “General, allá está Hand asesinando al General Córdova”; que O’Leary le contestó con una exclamación grosera y se fue a caballo a otra parte; pero que después de un rato volvió adonde el declarante y le dijo en términos suaves: “usted, Murray, ha hecho muy mal en interponerse en este asunto; yo di orden a Hand para matarlo, pero no hay que decirlo a nadie”; que el que declara se dirigió de nuevo a la expresada casa, y de nuevo encontró a Hand, quien ya salía de ella; que al mismo tiempo llegó el Coronel Ricardo Crofton, quien preguntó: “en dónde está Córdova?” Que entonces Hand le contestó “he aquí su sangre”, alzando al mismo tiempo su sable teñido de sangre desde la punta hasta la guarnición. Que a consecuencia de este hecho el General O’Leary premió a Hand con el empleo de primer Comandante efectivo.” Creemos que el asesinato de Córdova ha debido ser repudiado por los que se decían sus amigos y no entendemos el tono amistoso en el cual estos se dirigen a O’Leary. “Rionegro, octubre 23 de 1829 — Al señor general comandante en jefe de la división de operaciones sobre Antioquia, Daniel F. O’Leary. Señor: El pueblo de Rionegro ha sabido con profundo sentimiento que vuestra señoría se ausenta dentro de pocos días de esta provincia, y se atreve, por medio de los que suscriben, a suplicarle demore su marcha al menos por dos meses; razones de política se interesan; desvalidos que confían en la generosidad de vuestra señoría misma, que ha sido alterada con marchas penosas y en la estación de las lluvias, le reclaman. Esperamos, señor, que el que nos dió reposo en los campos de El Santuario, el que de un golpe apagó la tea de la discordia, no se ausentará de los antioqueños hasta que vea concluidos los males que sobrevinieron a las alteraciones pasadas.” “Así lo espera este agradecido ve cindario de la generosidad de vuestra señoría, y más particularmente los que sirven de órgano para dirigirse a vuestra señoría.” “Quedando, señor, de vuestra señoría muy obsecuentes y respetuosos servidores,...” Continúa una lista de muchos firmantes donde no faltan las de: Juan Antonio Montoya José María Montoya Pedro Sáenz Sinforoso García Luis Lorenzana Juan Pablo Campuzano Indalecio González Rudesindo Lince Pio Montoya Vicente Montoya Pedro Sáenz Luis Lorenzana Indalecio González Juan Antonio José Manuel Ana María María Josefa Genoveva Magdalena María Rita Montoya Zapata Sinforoso García JuanCrisóstomo Campuzano Refiriendose a Sinforoso García . 65 Luis María María Josefa Sinforoso García Montoya Zapata Figura en la Genealogías Tomo III Pág. 394 “Amigo y corresponsal del General José María Córdova, rescató su cadáver de la fosa común después de la batalla del Santuario.” Esta afirmación estará por confirmar, pues las versiones que figuran en algunas biografías de Córdova que hemos consultado son diferentes. UN ORDENANZA INFAME Córdova en un momento de gran disgusto, asesinó a sangre fría a su ordenanza. Esta historia junto con la leyenda que motivó esta circunstanci a, es narrada por Luis Capella Toledo en Leyendas Históricas. “No hay quien ignore en América que Córdova atravesó con su espada a un ordenanza. - !Cruel ! ... dicen los unos. - !Bárbaro! ... dicen los otros. Y los que blasonan de conocer los motivos por los cuales el héroe de Ayacucho cometió aquel homicidio, repiten : - !Presuntuoso ! ..... Esos motivos, que consigna la leyenda vulgar, son los siguientes : Córdova, que tenía confianza y demasiado concepto de sí mismo, un día, vestido de riguroso uniforme, miróse al espejo y exclamó con orgullo : - Joven, buen mozo, valiente, rico, amado de las mujeres, Córdova, ¿qué te falta ? - Juicio, mi General, le contestó el ordenanza que se mantenía a poca distancia de él. Y el guerrero, por eso no más, dese nvainó la espada, y lo pasó de parte a parte. En el hecho estamos de acuerdo ; pero veamos ahora la causa que indujo a Córdova a cometer aquella muerte, en ésta, sí Leyenda histórica. ” ---“Con las fuerzas que bajaron por el río Cauca después de la acció n de “ChorrosBlancos”, en Antioquía, iba una voluntaria . Dicen que había perdido a su marido en aquel combate, y que Córdova, no obstante, lo hacía aparecer como presente en las listas de revista. Y fue que se valió de este medio para darle una ración, porque la viuda no había querido regresar a Medellín. ¿Había motivos para ello ? .... No lo sabemos ! Pero Misericordia, su hija, a la sazón de ocho años, se parecía tanto al General Córdova, y gastaba éste con ella tales extremos, que en el batallón Ant ioquía, entre los oficiales y entre los individuos de tropa, no faltaban cuchicheos. Quien decía que el cabo Uribe, muerto en Chorros-Blancos, ni siquiera había conocido a la viuda ; quién, que era simplemente camarada de ella ; en fin, todos concluían que por aquella mujer guardaba algún secreto. Dicen que la mies brota lo mismo en el estiércol que en la almáciga guardada !... 66 Como es sabido, después de Tenerife, Córdova ocupó a Barranca -Vieja, en donde se detuvo, después de apresar la artillería enemiga, más tiempo del necesario. El viaje, aunque con el beneplácito del Gran Mariscal, fue hecho con algún misterio, de tal modo, que la ause ncia de Córdova ni siquiera se hizo constar en la orden general. ¿Cual fue demora ? En el tránsito, el héroe se adelantaba de ordinario para alejar toda sospecha ; porque a los quince años, casi no se concibe en las mujeres una inocencia purísima, máxime si han tenido la es cuela de los campamentos y la sociedad de los soldados. Pero Misericordia era inocente como una alondra. Córdova, ya se sabe, era hombre de pocas intimidades, adusto, temido ; y su tolda de campaña o su casa particular, pues que en toda población siempre la montaba, no eran para el acceso de quienes lo querían. La niña andaba solo con la ordenanza, y éste la cuidaba como a una hija. la causa de semejante Misericordia era huérfana otra vez ..... - Fidel, le dijo Córdova a su ordenanza, con enternecimiento : esa niña queda sola en el mundo : ampárala, y sé tú el padre desde hoy. - Muy bien, ordenanza. Coronel, le repuso el Y era de ver aquellas atenciones. Misericordia, como La Hija del Regimiento, vestía uniforme de cantinera ; sólo que llevaba los galones de cabo 1º y que pasaba revista de presente con el nombre de su padre. Fidel y Misericordia andaban solos por todas partes. Rivalizaban en atenciones y cuidados para con el Coronel. En Barranquilla, en las Sabanas de Corozal, durante el sitio de Cartagena, en Pichincha, en Junín, en Ayacucho ! ... Después de la ocupación del Alt o-Perú y de los acontecimientos del año de 1825, Córdova, General de División ya, mientes en la falsa posición en que se hallaba colocado, a causa de llevar consigo a todas partes una joven de quince años, a quien los unos reputaban como allegada por la sangre, y los otros como allegada por el amor !... Y resolvió llevarla a La Paz y colocarla en un convento de monjas, en donde educaban señoritas. Y para el caso de que se nos pidan pruebas de la inocencia y candor de aquella niña, allá van las siguientes : Durante el sitio de Cartagena, Córdova con su batallón apoyaba la artillería que hacía fuego sobre la ciudad desde la Popa. Montilla, General en jefe, rendido por el insomnio y la fatiga, llegó una mañana al cuartel del jefe antioqueño, y quiso descansar. - Misericordia, le dijo, sácame las canas de la cabeza, y por cada una ofrezco darte un caramelo. La niña se dio a la tarea y a poco Montilla se durmió. Aquello fue motivo para un arreglo de cuentas de nunca acabar. Montilla siempre estaba adeudado, según ella. Después de Ayacucho, Monet se hallaba prisionero. La niña, que lo había visto 67 departir con Córdova antes de la batalla, le llevó una taza de café. ¿Por desgracia, Misericordia ? - Tómela usted, señor General, le dijo. El mismo silencio. - ¿Y quien es usted, que tanto se interesa por mi ? la interrogó el fiero castellano, picado entre la gratitud y la curiosidad. Córdova, con un principio de disgusto, reparó en su ordenanza, y lo halló pálido y trémulo ! - Yo soy la cantinera del General Córdova, le repuso la joven con la más dulce inocencia. Cerró instintivamente la puerta de la alcoba que daba salida a la sala. -¿Y bien ? ...... - General ! .... General ! .... exclamó una voz que parecía salir de lo profundo. En Chuquisaca, una mañana, Misericordia se acercó a Córdova, algo enfadada y le dijo : - El Gran Mariscal te ama mucho, y tu no eres hombre para mandarme donde él a que me abrace y que me bese. ha enfadado Córdova corrió ! ..... la pobre niña le tendió los brazos ! .... - Me hizo beber aguardiente ! ... le dijo. Y cayó desmayada ! ... Ya sabemos que Bolívar llamaba a Sucre impecador. Acogió éste a la niña, en quien antes había reparado con paternal cariño, y la besó en los ojos y en la frente.” ---“Iban a llegar a La Paz. Córdova, que tenía casa preparada, se detuvo en una posada e hizo adelantar a Fidel y a Misericordia. A la mañana siguiente llegó muy temprano, y con la impaciencia de su carácter, pidió sus prendas de parada. Puesto de riguroso uniforme, mirábase al espejo. - ¿Y la niña ? preguntó. Loco, ciego de furor, el León de los combates rugió de tal modo que hasta los elementos parecieron estremecerse ! Aquello era la conmovedora odisea de los dolores infinitos ! .. Volvió a todos lados y se halló con su ordenanza de rodillas, pidiéndole misericordia ! A tal nombre, lo que el héroe tomó por una profanación y un insulto, tiró de la espada y ... sin misericordia lo atravesó por el corazón ! ...” ---“Si hubiera de seguirse un juicio moral a la memoria del General Córdoba por este hecho, yo apelaría a los padres de familia !....” El ordenanza guardó silencio ! - Quiero verla antes de hablar con las hermanas Mercedarias. Fidel no se movió ! B-17 LA EXCLUSIVIDAD NAVEGACIÓN POR MAGDALENA .- EN L A EL RÍ O Juan Bernardo Elbers lo encontramos en 1820 en Venezuela en la isla Margarita, 68 muy amigo del primer Almirante de la República de Colombia, Luis Brion. bajo las condiciones que nuevamente se estipularen.” Así escribe Luis Brion el 28 de enero de 1820 desde el puerto de Juan Griego: “Tengo el honor de ser con el mayor respeto, de Vuestra Excelencia muy obediente servidor, “Como dije a Vuestra Señoría en 26 del corriente, ayer se sacó a remate la goleta corsario Brion y se dio la buena para Mr. J. B. Elbers, comisionado por el Almirantazgo para rematarla a favor de la República. Alcanzó dicha goleta en el remate a tres mil pesos fuertes.” No estoy enterado cuánto hab ía costado hace apenas unos años esta goleta corsario que el Almirante Brion había comisionado a Elbers para que la rematara. Recordemos el numeral A -2, que analizaba el tema de nuestra deuda externa y la santa comisión de Montoya y Arrubla era el 2% osea mínimo $400.000 más todo lo que manejaron irregularmente. Después encontramos en Barranquilla a Elbers el 24 de agosto de 1820 y ahora figura es como comerciante de armas. “Excelentisimo Señor: Me obligo a entregar a disposición del Gobierno de Colombia dos mil fusiles de buena cualidad, bajo las siguientes condiciones.” “Si los fusiles fueren ingleses y entregados dentro del término de veinte días desde el convenio, se me pagarán al tiempo de la entrega a razón de catorce pesos, y de trece si fuere n franceses. En caso que la entrega se haga dentro de cuarenta días, los fusiles ingleses serán pagados a trece pesos y los franceses a doce. Pasado este término, el Gobierno quedará en libertad de comprarlos o no, JOHN B. ELBERS” El 20 de diciembre de 1820 Luis Brion se dirigía al Libertador buscando que este dispensara favor a Elbers. “Ruego la continuación de las bondades de Vuestra Excelencia para el señor Elbers, persuadido de antemano que merece todo lo que Vuestra Excelencia podrá hacer por él.” “Tengo el honor de ser con la más alta consideración de Vuestra Excelencia, Muy humilde y muy obedient e servidor, LUIS BRION” Elbers manejaba unas cuentas muy extrañas con el Almirante Brion. En noviembre de 1820 había recibido trece mil pesos duros y pasaron cuatro años sin dar cuentas, hasta el 24 de julio de 1824 desde Bogotá, donde escribe esta confusa comunicación: “Cuenta de los objetos entregados al señor Almirante L. Brion en Santa Marta, en que se manifiesta la inversión de los trece mil pesos que se me entregaron por el señor General Mariano Montilla para cubrir el importe de mil fusiles recl amados por parte de la República de Haití, que entregué antes del recibo de esta suma:” 69 6 cables desde 6 hasta 10 pulgadas, con libras .......... 11.510 60 piezas jarvia desde 1 1/2 hasta 8 pulgadas ........... 30.662 Son libras ........................................ 42.172 a 21 pesos 8.856.00 60 piezas lona rusia de 1 vara ..................... “ 34 “ 2.040.00 60 piezas Brin de 1 vara .......................... “ 18 “ 1.080.00 60 libras hilo de velar ............................... “ 1 “ 60.00 10 barriles brea ......................................... “ 12 “ 120.00 14 barriles puerco salado .......................... “ 26 “ 364.00 30 barriles carne salada ............................ “ 16 “ 480.00 ________ Pesos ................................................... 13.000.00 ________ Bogotá, 24 de julio de 1824. JUAN B. ELBERS Por los documentos anteriores, creemos que Elbers era principalmente un comerciante de armas y negociante en lo que resultara, un rebuscador. María Ignacia Mauris Berdaya María Antonia Posada Mauris Rosalía Ricaurte Mauris José María Carrasquilla Josefa Antonia Baraya Ricaurte Clementina Carrasquilla Josefa Susana Sanz de Santamaría Baraya Carolina Elbers Sanz de Santamaría Ana Santamaria Rosa Vásquez Prima 8 9 De: Josefa y Susana Sanz Santamaría Carolina Elbers Sanz Santamaría de de El 22 de enero de 1823 Luis María se casó con Josefa. El 4 de diciembre de 1824 Juan Bernardo Elbers Jaeger se casaba con Susana. Estos dos concuñados Luis María y Juan Bernardo unieron sus capitales e influencias para lograr impulsar la navegación con buques de vapor por el río Magdalena y sus ramificaciones. El 6 de mayo de 1823 Elbers con gran delicadeza se dirige a Santander para obsequiarle cinco acciones de la sociedad que manejaría el privilegio exclusivo de la navegación por el río Magdalena. Rosalía Federico Carrasquilla Rosa Vásquez venía a ser: Julio César García Valencia El 8 de Mayo de 1823 Santander le responde: Luis María Montoya Zapata Juan Bernardo Elbers Jaeger Mamerto Montoya Sanz de Santamaría “Estoy tan satisfecho del cariño y generosidad de Ud. que no necesito de nuevas pruebas y mucho menos de las que Ud. ha querido añadir enviándome por segunda vez el papel valor de cinco acciones en el privilegio que tiene Ud. en el Magdalena. el puesto que ocupo y mis particulares principios no me consiente n admitir intervención alguna en esta materia, y aunque sufra el pesar de dar a Ud. este disgusto, yo no puedo menos que suplicar a Ud. reciba dicho papel y no se vuelva a hablar más de esto.” El 2 de julio de 1823 el Congreso de Colombia mediante la Ley ...... otorga a Elbers el privilegio de exclusividad por 20 años para explotar la navegación a vapor por el río Magdalena y sus ramificaciones. 70 En 1824 Elbers trajo el primer barco a vapor y lo bautizó con el nombre de “Fidelidad”, aún no sabemos el senti do ¿Fidelidad a qué? Este barco fue necesario retirarlo del servicio por no cumplir las condiciones requeridas. En 1825 trajo el segundo barco a vapor y lo bautizó con el nombre de “General Santander” y ya para el 10 de noviembre de 1825 también surcaba el Magdalena “El Buque Gran Bolívar”. Elbers participaba tanto del negocio de los empréstitos internacionales y préstamos locales para el pago de éstos, como de la navegación en el río Magdalena. En las Actas de la Cámara Representantes del Congreso Colombia de 1825 figura: de de vapor del río Magdalena o hacer las descargas en cualesquiera puertos de las costas del Atlántico.” Sesión del 26 de abril por la mañana. “Se discutió por segunda vez y pasó a tercera discusión el proyecto de decreto acordado por el Senado en que se declara que el señor Juan Bernardo Elbers puede sacar sus botes de vapor del río Magdalena a hacer las descargas en cualesquiera puertos de las costas del Atlántico.” Sesión del 27 de abril por la noche. “En seguida se dió lectura d e una representación del señor Juan Bernardo Elbers, en que rectifica, aclara y mejora su anterior proposición, que negó la Cámara sobre el empréstito de quince millones de pesos destinado al pago de los intereses del último contratado en Londres.” Sesión del 9 de marzo por la mañana. Sesión del 28 de abril por la mañana. “A la Comisión de Hacienda se pasó igualmente un oficio del Srio. de Estado y del Despacho de Hacienda, a que acompaña la representación que el señor Bernardo Elbers ha dirigido al Poder Ejecutivo, obligándose a proveer las sumas necesarias para el pago del interés y fondos de amortización del empréstito contratado en Londres el año pasado de 24 para los dos años siguientes de 27 y 28 abonando la república el interés anual de seis por ciento; y comprometiéndose también a extinguir de un modo satisfactorio la deuda doméstica.” Sesión del 15 de abril por la mañana. “Anunciado y dada entrada al honorable Secretario de Hacienda, a quien se había invitado para que en la presente sesión informase acerca de las nuevas proposiciones con que el señor Juan Bernardo Elbers ha rectificado, acla rado y mejorado la que anteriormente había hecho, se leyeron unas y otras, y el informe con que la comisión presentó el proyecto, y en este acto se presentó un mensaje del Senado trayendo para su publicación en esta Cámara el tratado de amistad, navegación y comercio concluido entre los plenipotenciarios de S. M. el Rey del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda.” “Leída otra nota de la misma Cámara del Senado con que remite el proyecto de decreto declarando que el señor Juan Bernardo Elbers puede sacar su botes de “... después de varias modificaciones y submodificaciones fue aprobado en estos términos: “Se autoriza al Poder Ejecutivo para contratar con Juan Bernardo Elbers 71 el empréstito que ha propuesto de diez y seis a veinte millones de pesos o con otras personas que ofrezcan mayores ventajas.” Sesión del 29 de abril por la noche. “También fue discutido por tercera vez el proyecto de decreto acorda do por la misma Cámara del Senado en que declara que el señor Juan Bernardo Elbers puede sacar sus botes de vapor del río Magdalena a hacer las descargas en cualesquiera partes de las costas del Atlántico, y fue aprobado en todas sus partes con la adición en la dispositiva de la palabra “de la república”, después de la de “puertos”.” Estanislao Vergara le escribía Libertador el 6 de febrero de 1829: al “No olvidaré la medida que usted me propone de cortar de raíz los abusos del privilegio concedido a Elb ers y demás.” Por esos días Elbers solicitó se le permitiera introducir el buque “El Libertador” construido en Estados Unidos con la ultima tecnología. José Manuel Restrepo cuñado de los Montoya Zapata era el Ministro del Interior y un ferviente partidar io de otorgar el privilegio. José María del Castillo y Rada Ministro de Hacienda y Presidente del Consejo de Ministros dictó un Decreto el 6 de mayo de 1829: “.... por parte del gobierno se concede permiso para que el buque de vapor “El Libertador” entre al Magdalena a hacer uno o dos viajes de experimento, los que verificará en el término perentorio de tres meses, concluidos los cuales o se hará propiedad colombiana o saldrá del Magdalena, y no podrá volver a entrar en él sin el expreso requisito. Duran te dicho término de tres meses, tanto el buque “El Libertador” como toda su tripulación quedarán sujetos a las leyes y reglamentos a que lo han estado los demás buques y tripulaciones que navegan en los ríos y lagos del interior de la República, y a las co ndiciones del privilegio concedido a Elbers, sin que quede derecho a ningún ministro extranjero a hacer reclamación alguna en contrario, pues desde ahora se declara inadmisible. Este decreto y declaratoria se hará traducir, en caso necesario y se notificará al Capitán y demás personas de la tripulación del buque “El Libertador” para que no aleguen ignorancia; bien entendido que si no se sujetan a su tenor, no se permitirá al buque en el río Magdalena. También se declara desde ahora que esta concesión no p odrá alegarse como ejemplar para iguales solicitudes que el Gobierno queda en libertad de conceder o negar.” El 6 de febrero de 1829 el Libertador escribe desde Quito: “.... Sobre lo que también me dice de Elbers, me parece, lo mismo que a usted, que sería la más absurda estupidez que podría cometerse dejar en semejante servidumbre la navegación del Magdalena. Mañana escribiré sobre esto al señor Castillo y le prevendré que se ponga en libertad aquel canal.” Estanislao Vergara vuelve a escribir a Bolívar: “.... En cuanto a la concesión que se le ha hecho a Elbers para que pueda entrar en el Magdalena un buque a vapor, reconociéndosele como de propiedad de un norteamericano, me ha disgustado sobremanera. El señor Castillo a nada 72 atiende cuando se trata de favorecer a sus amigos.” Ignacio Ricardo Manuel Escobar Pelaez El 12 de mayo de 1829 desde Quito y por medio de un decreto revocó Bolívar el privilegio. Cuando llegó el barco “El Libertador” y ante la imposibilidad de Elbers para continuar con sus planes el capitán lo hizo aparecer como vendido a Joaquín de Mier (anfitrión de Bolívar en los últimos días que paso en la Quinta de San Pedro Alejandrino). Con la competencia del barco “El Libertador” la empresa de Elbers que estaba proyectada para ser exitosa únicamente bajo el esquema de una empresa con privilegios exclusivos inició su proceso de fracaso. Josefa Luis María Susana Mariana Sáenz de Santamaría Montoya Zapata Juan Bernardo Elbers José Manuel Restrepo María de Jesús Escobar Mariana Escobar Trujillo María Josefa Restrepo Escobar Juan Bernardo Elbers Genoveva Botero Escobar Wenceslao Pizano Restrepo Carolina Elbers Luis Santamaría Botero Ana Delia Santamaría Rosa Vásquez Julio César García Valencia José Antonio Escobar Angel el cuarto abuelo de Rosa Vásquez, era primo hermano de María de Jesús Escobar la abuela de Wenceslao Pizano Restrepo. Wenceslao era el yerno de José Bernardo Elbers. Wenceslao viene a ser primo octavo de Rosa Vásquez. Esposos Esposos “El Gran Bolívar” naufragó en Bocas de Ceniza y “El General Santander” se varó frente a Barranquilla. José Antonio Escobar Angel Esa oposición irrita a Bolívar, no obstante que la Alta Corte de Justicia ampara al señor Elbers. Al perder el privilegio apareció la competencia y los precios se ajustaron. La empresa fue a la quiebra, con el disgusto de los socios. Desde 1827 uno de los socios de Elbers en la empresa, era Raimundo Santamaría Tirado que tenía intensos vínculos familiares con Joaquín de Mier Rovira. Raimundo Santamaría Tirado Magdalena Isabel Rovira Dávila Joaquín de Mier y Benitez Magdalena Santamaría Rovira Joaquín Blas de Mier Rovira Raimundo y Joaquín eran: Concuñados Consuegros Realmente sería Joaquín de Mier el que compró el barco “El Libertador” o al contrario sería una forma para hacer 73 figurar como empresario a una persona que no se hubiera desprestigiado ante Bolívar, para poder continuar con el negocio. En 1836 Francisco Montoya Zapata trató de integar nuevamente el equipo empresarial que acom pañó a Elbers para constituir la segunda empresa de navegación. Este primer equipo había sido: Luis María Montoya Zapata Raimundo Santamaría Tirado Juan Manuel Arrubla Pedro Mosquera Rafael Alvarez A....... Torres Manuel Abello Santos Agudelo José María Pino Dundas Logan Juan Bernardo Elbers Josefa Susana Sanz de Santamaría ? Petrona Sanz de Santamaría Esposos Luis María Montoya Zapata Rafael Alvarez El nuevo barco de la segunda empresa llegó a mediados de 1839, era un barco de 416 toneladas construido con especificaciones particulares y prestó servicios dos años y ocasionalmente se convirtió en barco de guerra para servir a la revolución de 1840, siendo hundido en 1841 por un ataque de bongos en la ruta entre Bodega Central y el Banco, en el sitio brazo del Papayal. B-18 MARIANA CARCELEN . Hay dos cartas del archivo de Sucre, que dan cuenta de esta vida nocturna de nuestros héroes y que figuran publicadas en un texto escrito por Enrique Naranjo Martínez en el Boletín de Historia y Antigüedades No. 308 - 309 - de 1940. Ref. 1448 - le escribe O’Leary destruida) (Fecha “Tuve el gusto de cumplir con sus encarguitos y de hacer las visitas en su nombre. Sus amigas todas agradecen los recuerdos de Ud. y los corresponden por mi conducto. Qué hermoso servir a los bravos y a las bellas!.” “Dos ocasiones hablé (de propósito) sobre Ud. a Doña Pachita. Ella evadió, aun con estudio, la conversación. Ella, parece que Ud. le ha faltado en algo. Quien sabe cómo será esto? Yo quiero creer que mi General no ha faltado en nada, nada, nada. Su recado de Ud. lo recibió ella con una sonrisa; pero me dijo que n o solamente contestó a Ud. su carta sino que felicitó por medio de otra al vencedor de Yacuanquer. Tanto por ella, Vamos ahora a otra más querida aunque no más amable que aquella familia. El domingo pasado comí con ella. No se cómo no me embriagué brindando por sus bellos ojos. Oh! me hubiera envenenado de placer por ellos! Un amigo de Ud. me ha informado que Ud. le había dicho que yo confesé a Ud. que ella me quería y que por ese motivo abandonó todo pensamiento que antes podía haber tenido de casar se con ella. Estoy persuadido de que usted no puede haber dicho tal cosa, porque una mentira no puede tener su origen en Sucre.” Ref. 1455 - le escribe O’Leary el 11 de marzo de 1823 “Aquí todos están muy contentos: Los militares porque se van; los pai sanos porque se quedan y las damas porque se dice que viene usted, y yo con las esperanzas de que usted no las engañará.” 74 “Illingrot casado ya. Está más enamorado de su mujer que antes. Yo temo mucho que la misma queja no se hará de Ud. o de mi y es porque tenemos buen gusto. La idea de querer (y querer por necesidad) a un solo objeto es muy trabajosa: no ocurre sino a los pájaros!” Ref. 30 - le escribe Córdova (fecha enmendada) “El 4 o el 8 llegaré a Cochabamba. Allí espero la contestación de est a carta. Anoche he tenido aquí un bailesito muy alegre y esta noche se repetirá, porque es algo muy feo estar uno de balde y voy a ver si saco algo de los dos, a ver si tomo un sobrado de los manjares que Vmd. principió!” Ref. 44 - Le escribe Córdova des de Cochabamba el 20 de febrero de 1826. “De cualquier modo que saliésemos a campaña y peleásemos me gustaría, porque esta vida me tiene aburrido, afectado de un tedio ya casi insoportable. No hay aquí una casa, una Señora, un paisano con quien tener una sociedad algo interesante, ni aún una bonita que siquiera con una bella cara (por que aquí no hablan) distrajera un poco. Lo único que aquí se encuentra son algunas cholitas un poco melindrosas!” Ref. 476 - Le escribe Ambrosio Plaza. “Y supongo a Ud. en Cúcuta, disfrutando de los favores de la V.......... Aquí hubo un baile en que concurrieron unas 50 mujeres, que se yo la casta de gente que era esa; lo que le podré decir es que en toda mi vida no he visto tantas feas juntas! No había una regular ni un a que supiera bailar!” Y en la misma carta refiriéndose a lo dicho por Rafael Urdaneta, escribe: “Qué buen humor el de Sucre y cómo se acuerda de Margarita! Dígale que yo entro en cualquier partida, pero es preciso que no busque estimulantes y ni aquél la ni ninguna otra me hará amar, si no me robustezco primero!” Ref. 2017 - Le escribe la Madre Abadesa, Martina del Corazón de Jesús el 14 de abril de 1825 desde el monasterio de Remedios. “Después de mi agradecimiento, paso a suplicar dos cosas a S. E. Será posible Señor, que estando mi corazón lleno de un júbilo y con la dulzura en el pecho llegue a tener el acíbar en mis labios, para una exigente despedida, sin verme? Y si es el caso, llenaré con lágrimas los pavimentos de mis coros!” Incluiré algunos textos del libro Sucre en el Ecuador escrito por Luis Andrade de Reimer. En Guayaquil en 1821, así como hacían labor patriótica, también se divertían y Daniel Florencio O’Leary era el amigo inseparable. “Desde el 6 de agosto hasta el 19 hoy día se conoce solo de una carta escrita por él el día 12 al general San Martín desde Babahoyo. Esto parece sugerir que casi todas esas noches las pasó en Guayaquil y, en vez de velar ahí para escribir como era su costumbre, salió con más frecuencia que de costumbre a relajar su espíritu con las distinguidas amistades femeninas de la ciudad. A estas giras nocturnas a espaldas de la tropa solían acompañarle unos pocos amigos fieles a carta cabal, entre los cuales el más discreto y fiel de todos fue el coronel Daniel O’Leary, un caballero andante irlandés, consagrado en cuerpo y alma a la emancipación americana, que a su 75 valor ante el enemigo reunía una alegría exuberante y una lealtad sin tacha. Un eco lejano de aquellas noches de diversión aparecerá en la correspond encia que estos dos amigos mantuvieron hasta el fin, la cual nos revela en forma discreta y velada el flirteo hacia el bello sexo y la exquisita distinción con que lo solían realizar. Parece que entre todas las seductoras chicas que conocieron, dos de ellas resultaron para el joven y galante general venezolano más asiduas amigas. La primera era una adolescente de sangre aristócrata y rica posesión en la ciudad llamada Pepita Gainza Rocafuerte. Pero hubo, además, otra joven, que por una de aquellas cosas inexplicables de la vida, supo conquistar todavía mayor intimidad. Se llamaba Tomasa. Tal vez desde entonces la chica usó en tal forma sus encantos femeninos y se entregó tan incondicionalmente a sus deseos, que indujo al vigoroso militar a mantener con ella relaciones sexuales de fondo.” cintura por un cinturón, cuya enorme hebilla se veía tachonada de diamantes”. El testigo ocular y miembro de la familia Carcelén, a quien hemos procurado seguir en esta reconstrucción, nos dice que el joven general Sucre aquella n oche bailó y volvió a bailar exclusivamente con su “niña de capuchón”, mientras su edecán O’Leary, Vicente Aguirre, Córdova, Lavayen, Ibarra y demás invitados danzaban complacidos con las esposas de los cabildantes y sus hijas. Doña Teresa Larrea de Carcelén se dió cuenta desde el principio de la insistencia del general en jefe de los colombianos la efusividad de su hija no solo al bailar sino también al conversar, como si se hubiese tratado de dos viejos amigos. La alegría y jovialidad inicial fue cambi ándose a lo largo de esa noche en diálogos más prolongados y finalmente acabó en lágrimas silenciosas en las negras pupilas de la joven, rápidamente enjugadas con sus frescas manos.” Felipe de Carcelén Marqués de Solanda y Villarroncha, había sido encarcelado el 2 de mayo de 1822 por unas cartas que desde Quito este le enviaba a Antonio José de Sucre, donde le daba informes útiles para los patriotas . “Además de doña Teresa varios otros invitados notaron con asombro aquel la escena intempestivamente romántica. Nadie había podido oír una sola palabra de aquellas conversaciones y, por lo mismo, los comentarios fueron contrapuestos. Se dijo que la aparentemente millonaria heredera del marquesado de Solanda y Villarroncha estaba perdidamente enamorada del joven y victorioso general venezolano. Los que mejor conocían el poder de Sucre sobre el alma femenina creían, por el contrario, que él había hecho la transformación en el alma de aquella noble adolescente pero que no debí a jugar con ella, pues era una joven adorable y sumamente distinguida en la ciudad.” El 28 de mayo de 1822, una vez sucedido el triunfo de Pichincha, Sucre se dirigió a la cárcel a liberar a los patriotas que habían sido detenidos. Esa noche hubo una fiesta para festejar a los héroes y así es narrada la vinculación de Sucre con la familia Solanda en el libro Sucre en el Ecuador. “Entre las jóvenes invitadas a la fiesta la que atrajo por completo la atención del joven general venezolano fue la muchacha de aquella mañana, ahora si magníficamente “vestida con un traje de baile blanco y vaporoso, ceñido hacia la Este era Felipe de Carcelén: 76 “Don Felipe Carcelén era el séptimo Marqués de Solanda. En 1803 se había casado con doña Teresa Larrea y Jijón, dama así mismo de la prim erísima nobleza quiteña, con títulos nobiliarios legítimos de viejo origen español. Durante los años en los cuales se gestaba en Quito sangrientamente la iniciativa de la independencia, las propiedades de los esposos constituían aparentemente una inmensa fortuna en tierras, con la extensa y magnífica hacienda de Chishinchi en el valle de Machachi, la hacienda de San Agustín de Conocoto en el valle de los Chillos, la hacienda de Turubamba hacia la entrada sur de Quito, la hacienda de Los Potreros de Santa A na en Tambillo, las praderas de Chillogallo y, desde luego, su casa solariega en la ciudad de Quito, con un mobiliario finísimo y piezas de gran antigüedad.” En una invitación del Marqués a Sucre, así le dijo: “De pronto en un arranque de espontaneidad del Marqués, alegando que no tenía descendencia masculina en la familia, le invitó a Sucre a ocupar ese puesto, casándose con la mayor de sus hijas Mariana, la cual había cumplido los 17 años. El joven general venezolano quedó obviamente sorprendido y con fuso.” Sucre recordaba con cierta picardía y preocupación sus salidas nocturnas en Guayaquil, que para esta época podrían coincidir con su paternidad. Guardó silencio y más adelante, esto sería motivo de preocupación y mortificación. “El chisme de que él tenía una hija en Guayaquil debía haber causado escándalo tanto en doña Teresa como en Mariana. Es probable creer que, para los meses comprendidos entre mayo de 1822 y enero de 1823, aunque Tomasa Bravo ya tuvo su hija en Guayaquil, tal noticia no fue conocida en Quito por el general Sucre, a pesar de las indirectas de O’Leary en sus cartas de aquellos últimos meses. Por esta misma razón las confesiones hechas por él a Mariana en los momentos de intimidad debieron haberse limitado a generalidades. Así, pues, en el caso concreto del nacimiento de aquella niña, su novia merecía una explicación personal y concreta. También necesitaba aclarar él por sí mismo la calumnia sobre su supuesto matrimonio en Guayaquil con Tomasa Bravo. Absolutamente incapaz de d istinguir entre lo falso y lo cierto del caso, era claro que doña Teresa se había tragado la historia completa. En tal convencimiento, era natural que aquella cristiana y aristócrata dama se opusiera al matrimonio de su hija con el general Sucre, por céle bre y afortunado que pudiese ser. Por otro lado ¿qué sabía él a esa distancia de los trucos y papeles falsos, que su codiciosa amiguita de paso en Guayaquil habría podido haber inventado para atraparlo? Era, pues, preciso que él se trasladara personalmente a Guayaquil y Quito, para poner en su punto las cosas, como único medio para salvar “el negocio más importante” de toda su vida.” Sucre no fue el gran amor de su suegra. Apenas acababa de ser asesinado cuando ya estaba decidiendo el segundo matrimonio de Mariana. “Es obvio, pues suponer que doña Teresa, sobre todo, en aquella ocasión habría quedado resentida contra él. Aquella constante y celosa veladora del bienestar económico de la familia (por cuya custodia llegará un día, después de la muerte de Sucre a obligar a Mariana a casarse con el general Barriga), habría tal vez aprovechado la ocasión para hacer comprender a su hija mayor que el partido con aquel hombre en riesgo constante de la vida e indiferente a la ruina de sus 77 haciendas no le convenía . Por su parte Mariana, la inexperta adolescente de 17 años, que por vez primera había conocido a un hombre de verdad y verosímilmente se sentía ciegamente enamorada, ante la noticia de la guerra a la que iba su príncipe azul, lo habría imaginado ya muerto y se habría sentido llena de zozobra.” Mariscal Sucre Unión fuera del matrimonio María Manuela Rojas Pedro César Sucre Rojas Por las mismas épocas que Bolívar gozaba en Bogotá de los amores de Manuelita, Antonio José de Sucre, después de haber triunfado en la campaña libertadora del Alto y Bajo Perú, permaneció en Chuquisaca, donde conoció a su correspondiente Manuelita. El 3 de abril de 1827 Sucre le contesta a su amigo Vicente Aguirre, donde todo su tema es el amor a Mariana. “Ya lo mío no es ansia sino desesperación de irme a Quito. Dicen las gentes por aquí que soy un loco enamorado de mi novia; y yo les digo que soy casado ya y muy enamorado de mi mujer. ¿Qué dice mi buena Mariana de esto? La quiero más que nunca. Mucho celebro que Mariana aplaudiera mi deseo de pasar muchos días en Chishinche. Pienso en verdad estar mucho tiempo de mi vida allí con mi querida compañera y otra parte en Chillo con mis buenos amigos. He encargado a Europa muy bonitas cosas para arreglar bien una casa de campo. He de pasar mi vida como un filósofo: esta idea me encanta...” “Quiero que ponga Chishinche en estado de producir, pues yo no pienso depender de sueldos ni empleos.” “He tenido ganas de mandar a Ud. mi poder; pero a veces me lisonjo que yo mismo recibiré la mano de Mariana. Si las cosas no me dan esperanzas de irme este año lo enviaré para ser marido en forma el 3 de febrero próximo, en que cumplo treinta y tres años...” “Adición: Pido que Ud. me mande el retrato de Marianita.” Mientras organizaba la Nueva República de Bolivia, y sintiéndose allí completamente alejado e incomunicado de Quito, conoció a María Manuela Rojas nacida en Tarija, quien fue su amante en ese periodo. Finalizando 1827 María Manuela quedó esperando un hijo de Sucre. El 24 de enero de 1828 recibe una carta de Quito como lo escribe Luis Andrade Reimers. “Sin embargo al menos sus prejuicios infundados sobre los amigos de Quito se desvanecieron por completo el 24 de enero, cuando llegó por fin una nueva carta de Aguirre, abultada con un formulario por llenar para su matrimonio por poder con la señorita Mariana Carcelén Larrea en Quito. Ella y su madre habían resuelto en forma definitiva dar el sí al enlace, después de cinco años de tormentosos requerimientos. Las exóticas circunstancias, que a él mismo y a su novia ataban a dif erentes lugares iban a motivar un desposorio únicamente jurídico a una distancia de 4.000 kilómetros entre los contrayentes. Así pués, en la noche del 25 de enero de 1828 el joven gran Mariscal de Ayacucho suscribía su Acta matrimonial con una 78 mujer que verdaderamente no le veía sino en sueños. Por un impulso característico de su gentileza temperamental lo único que de su parte escogía era el testigo para la ceremonia a realizarse en Quito y éste era nada menos que su suegra, Doña Teresa Larrea y Jijón. Todo lo demás quedaba al arbitrio de la dueña de su corazón. Tan accidentales eran aquellos formulismos para él, que, al remitir a Aguirre el documento firmado, se olvidaba decirle que él mismo, como fiel amigo y confidente desde el comienzo, había de oficiar en lugar suyo durante la ceremonia de Quito.” El 18 de abril de 1828 la guarnición de Chuquisaca se reveló azuzada por hábiles políticos y por el general peruano Gamarra que les prepararon de pretexto el incumplimiento en el pago de sus raciones. Así como había recibido ese flechazo amoroso de María Manuela, también recibió un balazo en el antebrazo derecho, varias heridas superficiales en la cabeza y en varios lugares de su piel, que venía de uno de sus soldados. Así son narrados estos hechos en el libro Sucre en el Ecuador. “Esta tal vez corresponde al golpe revolucionario del 18 de abril en Chuquisaca. Recordemos cómo en ese día el Mariscal Sucre, llevado por su excesiva confianza en sus soldados, trató de apaciguarlos con su presencia. Desgraciadamente las cosas no sucedieron así y en esa ocasión el bravo cumanés fue gravemente herido en el antebrazo derecho, además de varias heridas superficiales en la cabeza y en varios lugares de su piel. Mientras tanto, por una de aquellas extrañas coincidencias, la víspera de ese día en Quito tenía lugar la ceremonia de su matrimonio ecleciástico, en el cual era representado legalmente por su amigo, Vicente Aguirre. Ese acto se llevó a cabo en la colonial capilla de El Sagrario, junto a la catedral de Quito. De esa forma el mariscal habrá de escribir meses más tarde a Mariana y decirle en son de broma: “Por poco te casas con un muerto”. A raíz del atentado, el cumanés fue tomado prisionero y llevado al campamento del general peruano Gamarra, el cual había tramado aquel con la complicidad de varios oficiales bolivianos, mientras su país era invadido por el ejército del Perú que llegó entonces hasta las puertas de Chuquisaca. Sin embargo era tal la popularidad del gran Mariscal de Ayacucho y tan grande fu e la indignación civil y militar ante aquel intento de asesinato, que Gamarra se vio forzado a devolver vivo al prisionero para eludir un levantamiento general. Pero la orden para mala suerte de Sucre no fue cumplida de inmediato y aun el 4 de julio un re gimiento peruano llevaba cautivo al cumanés y, a pesar de la infección sufrida en su brazo era forzado a efectuar marchas diurnas y nocturnas en forma realmente brutal. Incapaz el Gobierno provisional de Chuquisaca de defender la ciudad, pactó al fin su rendición a cambio de la devolución de ilustre prisionero. Las tardías curaciones de su antebrazo derecho obviamente impidieron su trabajo de escribir por mucho tiempo. Finalmente el 2 de agosto de 1828 el gran Mariscal de Ayacucho entregó su renuncia al Congreso boliviano.” El 7 de junio de 1828 nace el hijo natural de Sucre con María Manuela Rojas y es bautizado con el nombre de Pedro César. Un año después, el 10 de junio de 1829 de esa unión matrimonial de Sucre y Mariana, nacería su primer hija. 79 B-19 EL TRIUNFO CONSPIRADORES BOLÍVAR .- DE LOS CONTRA Enero 1830 El día 4 escribe una carta a José María Castillo y Rada, da a entender que llegó a pensar en el suicidio: “Aseguro a Ud, mi querido amigo que nunca he sufrido tanto como ahora deseando c asi con ansia un momento de desesperación para terminar una vida que es mi oprobio.” A O’Leary le escribía: “ Yo no puedo vivir bajo el peso de la ignominia que me agobia, ni Colombia puede ser bien servida por un desesperado a quien le han roto todos los estímulos del espíritu y arrebatado para siempre todas las esperanzas.” Viajó desde Popayán y el 13 llega a Bogotá y se instala en la Quinta. El 20, Bolívar presentó renuncia ante el Congreso, el Dr. Castillo y Rada era el Presidente del Consejo de Ministros y debía ser la persona encargada de recibirle el poder pero estaba impedido por ser en ese momento miembro de ese Congreso. Las palabras de la renuncia fueron dijo: “Todos, todos mis conciudadanos gozan de la inestimable fortuna de parecer inocentes a los ojos de la sospecha; solo yo estoy tildado de aspirar a la tiranía . . . Mostraos dignos de representar a un pueblo libre, alejando toda idea que me suponga necesario para la República . . . Cesaron mis funciones públicas para siempre.” “Compatriotas: escuchad mi última voz al terminar mi carrera política: a nombre de Colombia os pido, os ruego que permanezcáis unidos, para que no seáis los asesinos de la patria y vuestros propios verdugos.” María Ignacia Rosalía Mauris Berdaya Rafael Mariana Ricaurte y Terreros María Antonia Posada Mauris María Andrea Genoveva Ricaurte Mauris José María Carrasquilla Manuel José Ignacio José María Joaquín Mariano París Ricaurte Federico Carrasquilla Clementina Carrasquilla Ana Santamaria Rosa Vásquez Julio César García Valencia María Antonia Posada Mauris la cuarta abuela de Rosa Vásquez, era prima hermana de María Andrea Genoveva Ricaurte Mauris. Rosa venía a ser: Prima De: 6 Genoveva Ricaurte Mauris 7 De los hermanos París Ricaurte El 28 Bolívar regaló su Quinta a su amigo José Ignacio París, realizaron las escrituras pero siguió viviendo en ella hasta principios de marzo. José Ignacio era de los grandes amigos de Bolívar y devolvió esta manifestación de afecto de Bolívar hacia el, perpetuando su memoria en la estatua de la plaza de Bolívar como lo hace figurar en sus Biografías Joaquín Ospina: “PARIS JOSE IGNACIO” “Nació en Bogotá. Grande amigo del Libertador, gozó de su favor y amistad y le amó como a su vida. La ventajosa 80 posición que le procuraban estas relaciones y sus riquezas hacían contraste con sus costumbres evangélicas. Centenares de familias comían el pan que repartía su mano bienhechora y multitud de amigos recibían sus oportunos auxilios. Su gratitud y su amistad erigieron en la plaza de Bogotá un monumento al Libertador. Es una estatua que hubiera honrado a cualquier escultor de los tiempos de Grecia, obra de Prieto Cavalier Tenerani. Siendo este artista muy joven, su maestro que lo era el inmortal Canova, pronosticó el año de 1819, que su discípulo había nacido para perpetuar la memoria de Bolívar. El recuerdo de esta rara circunstancia a tiempo que el señor París contrataba con Tenerani la ejecución de la obra, conmovió a éste de tal modo que lo hizo decir: “El trabajo que Ud. quiere será mi obra maestra: hace algún tiempo que medito sobre la posibilidad de que se realice el pronóstico de mi maestro; y aún he llegado a concebir una idea:” y tomando un pedazo de cera modela una figura y mostrándola a París, le dijo: “Aquí la tiene usted.” Este aprobó la idea y di ó a Tenerani un retrato del Libertador para que tomase el parecido. La estatua es de magnitud heroica y el pensamiento aunque complicado, deja comprender perfectamente la sublime idea de Tenerani, representando al Legislador, a la vez que al Guerrero y al guardián de los derechos patrios. El señor París murió en Bogotá el 30 de octubre de 1848.” sea un impedimento a la felicidad de mis conciudadanos.” Marzo 1830 Allí a orillas del río Fucha lo visitaba Joaquín Posada Gutiérrez y después escribió en sus memorias las vivencias de esas visitas: Bolívar dejó la Quinta y se instaló en el Palacio de San Carlos desde donde dirigió al Congreso un mensaje de despedida. “El bien de la patria, exi ge de mi el separarme para siempre del país que me dió la vida, para que mi permanencia no Como el Congreso no decidía, Bolívar por decreto nombró al general Domingo Caicedo para presidir el Conse jo de Ministros y le entregó la Presidencia. Dice en las Genealogías: Tomo II - Pág.40 “El general Caicedo fue un caballero sin tacha, de merecido prestigio en Colombia. Su casa, al decir de uno de sus contemporáneos, “fue el asilo de los desgraciados y de los perseguidos por opiniones políticas, cualquiera que fuese su color político; lo era de sus mismos enemigos, no personales que nunca los tuvo, sino de los enemigos del orden.... cuyas opiniones y sentimientos no podían estar de acuerdo con los su yos”. En su hacienda de Saldaña en Purificación salvó a muchos españoles, tanto en la primera época de la República, como en 1819 y 1828. Después de la conspiración de septiembre llevó a Bolívar a su casa de campo en Fucha, y al mismo tiempo arrancó del patíbulo a varios de los comprometidos en el atentado.” En marzo de 1830 Bolívar se trasladó a la Quinta de Fucha o Quinta de Nariño a vivir sus días de desengaño y tristeza mientras llegaba el momento de partir de Bogotá. “Allá en su retiro, íbamos a verle los diputados y las personas notables de la ciudad. Una tarde en que me hizo el honor de invitarme a su mesa, salimos solos a pasear a pie por las bellas 81 praderas de aquella hermosa posesión; su andar era lento y fatigoso, su voz casi apagada le obligaba a hacer esfuerzos para hacerla inteligible; prefería la orilla del riachuelo que serpenteaba silencioso por la campiña; y, los brazos cruzados, se detenía a contemplar su corriente, imagen de su vida. ¿Y cuánto tiempo, dijo de pronto, tardará esta agua en confundirse con la del océano, como se confunde el hombre en el sepulcro, en la tierra de donde salió? Una gran parte se evapora como la gloria humana, como la fama: ¿no es verdad, Coronel? Si, mi General, contesté, sin saber lo que decía, conmovido ante el anonadamiento en que veía caer a aquel grande hombre. De repente, apretándose las sienes con las manos, exclamó con voz trémula: ¡Mi gloria! ¡Mi gloria! Por qué me la arrebatan? ¿Por qué me calumnian? ¡Páez! ¡Páez! Bermúdez me ultrajó en una proclama; pero Bermúdez fue como Mariño, siempre mi enemigo! Santander... La respiración anhelosa de Bolívar, la languidez de su mirar, los suspiros que salían de su pecho, todo manifestaba la debilidad del cuerpo y el dolor del alma, inspirando compasión y respeto. ¡Qué terrible cosa es ser grande hombre!” En estas mismas orillas donde Bolívar pronunciaba su frase “¿Cuánto tiempo tardará el agua en confundirse con el océano?” Probablemente sea en esta finca de fucha, el mismo sitio donde volveremos a encontrarnos en varias oportunidades. En la fiesta donde Francisco Miranda amó a Helena Linares. En el duelo entre Francisco Miranda y el Cónsul de Holanda M. Stewart sirviendo de padrino José Manuel Montoya. En el duelo entre Mamerto y Federico Montoya. Desde el Ecuador Flores le escribía: “Yo me avergonzaría de que en el sur se hicieran actos pretendiendo la desmembración de la república, estando yo mandándolo, y si tal cosa llegare a suceder yo sería tan culpable como los promovedores de la sedición.” Páez en Venezuela como jefe civil y militar había dictado un decreto convocando a elecciones para un congreso constituyente venezolano. El 27 de marzo Ecuador lo invita a residenciarse allí: “... nos dirigimos a V.E. suplicándole se sirva elegir para su residencia esta tierra que adora a V.E. y admira sus virtudes. Venga V.E. a vivir en nuestros corazones, y a recibir los homenajes de gratitud y respeto que se deben al Genio de la América, al Libertador de un mundo.” Abril 1830 El 27 de abril ratificó ante el Congreso su renuncia a la Presidencia y repitió lo ya dicho en marzo. “Debéis estar ciertos de que el bien de la patria exige de mí el sacrificio de separarme para siempre del país que me dio la vida, para que mi permanencia en Colombia no sea un impedimento a la felicidad de mis conciudadanos.” Desde el Palacio de San Carlos se dirigió a la Quinta y se la entregó a su amigo, saliendo por última vez. Manuelita se instaló en una casa arrendada y Bolívar aceptó la casa del general Herrán provisionalmente mientras disponía sus equipajes. La casa quedaba frente a la Enseñanza. Mayo 1830 82 Entró en crisis la Presidencia de Colombia y muestra de esto, es que en lo que quedaba del Año 1830 se fueron sucediendo así los Presidentes: Presidente Domingo Caicedo Joaquín Mosquera Domingo Caicedo Joaquín Mosquera Rafael Urdaneta Desde D M 4 05 Hasta D M 13 06 Cuando el Libertador pasaba por la plaza principal, un corrillo de gente plebe le gritaba ¡Longaniza, Longaniza!, que e ra el apodo con el cual sus enemigos lo trataban y se mofaban. Este apodo se lo trasladaron de un loco que en esa época vagaba por Bogotá vestido de militar y así lo apodaba. 13 06 2 08 El 9, el Congreso Constituyente decreta: 2 08 17 08 “EL CONGRESO CONSTITUYENTE” 17 08 4 09 “CONSIDERANDO:” 5 09 31 12 “Que el Libertador Simón Bolívar, no solo ha dado existencia y vida a Colombia por sus incesantes e inauditos esfuerzos, sino que ha excitado la admiración del Universo por su proezas y eminentes servicios a la causa americana;” El 4, el Congreso Admirable nombró Presidente a Joaquín Mosquera y Vicepresidente a Domingo Caicedo. María Ignacia Rosalía Mauris Berdaya Rafael Mariana Ricaurte y Terreros María Antonia Posada Mauris Petronila Prieto Ricaurte José María Carrasquilla Josefa Sanz de Santamaría Prieto Federico Carrasquilla Domingo Caicedo y Santamaría Clementina Carrasquilla “Que el desinterés y la noble consagración de que ha dado las más distinguidas pruebas desde comenzó su carrera pública, exigen una d emostración de la gratitud nacional, que le ponga a cubierto de los efectos de un generoso y sin igual desprendimiento;” “DECRETA:” Ana Santamaria Rosa Vásquez “Que ha cesado de ser presidente de la República, desde que, insistiendo en hacer dimisión del mando, el Congreso nombró su sucesor;” Julio César García Valencia Rosalía Mauris Berdaya la quinta abuela de Rosa Vásquez, era concuñada de Mariana Ricaurte y Terreros la bisabuela de Domingo Caicedo y Santamaría. El 8 se despidió de Manuelita y partió para no regresar. “Art. 1° El Congreso constituyente, a nombre de la nación colombiana, presenta al Libertador SIMON BOLÍVAR el tributo de gratitud y admiración a que justamente le han hecho acreedor sus relevantes méritos y sus heroicos servicios a la causa de la emancipación americana.” “Art. 2° En cualquier lugar de la República que habite el Libertador SIMON BOLÍVAR será tratado siempre con el respeto y la 83 consideración debidos al primer y mejor ciudadano de Colombia.” “Art. 3° El Poder Ejecutivo dará el más puntual y exacto cumplimiento al decreto del Congreso de 23 de julio de 1823, por el cual se concedió al Libertador SIMON BOLÍVAR la pensión de treinta mil pesos anuales, durante su vida, desde el día en que terminase sus funciones de Presidente de la República, y esta disposición deberá tener efecto, cualquiera que sea el lugar de su residencia.” “Dado en Bogotá a 9 de mayo de 1 830.” “El Presidente del Congreso,” “VICENTE BORRERO” Concepción Agapito Piedrahita Vicente Borrero y Costa Blas Piedrahita El 14, en la Gaceta de Gobierno de Venezuela, los electores de la Provincia de Venezuela declaraban: “... que siendo el general Bolívar un traidor a la patria, un ambicioso que ha tratado destruir la libertad, el Congreso debía declararle proscrito de Venezuela.” El 24 aproximadamente, Bolívar recibía copia oficial de esta que se la enviaba el Dr. Vicente Azuero, que había sido uno de los conspiradores de septiembre y ahora convertido en el poderoso Ministro del Interior (Estaba nombrado) por nombramiento recibido del Presidente Joaquín Mosquera (Aún Mosquera no se había posesionado) . Junio 1830 Antonio María Piedrahita El 1, el periódico El Demócrata de Bogotá, publica una nota: “Puede ser que Obando haga con Sucre lo que no hicimos con Bolívar.” Antonio José Piedrahita Teresita Piedrahita los departamentos del sur, independizándolos con el nombre de Ecuador. Julio César García Valencia Vicente Borrero y Costa venía a ser tío tatarabuelo político de Teresita Piedrahita. El 4 es asesinado en Berruecos el Mariscal Sucre. Fue candidato a la Presidencia Vicepresidencia de Colombia. El 9, aún no se conocía en Bogotá la noticia del asesinato y como parte de los fuegos artificiales de la fiesta de Corpus que era el programa de la noche, tenían incluida una mofa a Bolívar: y Miembro y Presidente de los congresos de 1822 y 1830. Nació el 19 de noviembre de 1784 y murió en 29 de marzo de 1877. Flores, que en el mes de marzo le ratificaba sus afectos y le ofreció a Ecuador como residencia, ya para este mes lo había traicionado. Bolívar descendía por el Magdalena cuando se enteró que el general Flores desmembró “El gran castillo quedó inmediato a la pila que había en la mitad de la plaza, y figuraba una fortaleza aspillerada, con claraboyas, en dos de las cuale s se veían pintadas grotescas caricaturas que representaban el “despotismo” en el Libertador y la “tiranía” en doña Manuela Sáenz. Como es de suponerse, las dos figuras estaban condenadas al fuego, en 84 medio del escenario y la hilaridad popular que el hecho debía producir. Conocida la entereza y el valor personal de doña Manuela, tuvieron buen cuidado los autores de tan indigna como indecorosa burla, de hacer custodiar el castillo con soldados armados.” La reacción de Manuelita fue comentada así por el semanario La Aurora del domingo siguiente: “Una mujer descocada, que ha seguido siempre los pasos del general Bolívar, se presenta todos los días en traje que no corresponde a su sexo, y del propio modo hace salir a sus criadas insultando el decoro y haciendo alarde de despreciar las leyes y la moral.” “Esa mujer, cuya presencia sola forma el proceso de la conducta de Bolívar, ha extendido su insolencia y su descaro hasta el extremo de salir el día 9 del presente a vejar al mismo gobierno y a todo el pueblo de Bogotá. En traje de hombre se presentó en la plaza pública con dos o tres soldados (eran las dos negras, como se ha dicho), que conserva en su casa y cuyos prest paga el Estado, atropelló las guardias que custodiaban el castillo, destinados para lo s fuegos de la víspera del Corpus; y rastrilló una pistola que llevaba, declamando contra el gobierno, contra la libertad y contra el pueblo.” El 13 toma posesión de la presidencia Joaquín Mosquera y nombró como Ministro del Interior al Dr. Vicente Azu ero. Manuelita replicó así el 30 de junio a la nota de La Aurora: “Confieso que no soy tolerante; pero, añado al mismo tiempo que he sido demasiado sufrida. Pueden calificar de crimen mi exaltación, pueden vitupearme; sacien, pues, su sed, mas no han conseguido desesperarme; mi quietud descansa en la tranquilidad de mi conciencia y no en la malignidad de mis enemigos, en la de los enemigos de S.E. el Libertador. Si aun habiéndose alejado este señor de los negocios públicos, no ha bastado para saciar la cólera de éstos, y me han colocado por blanco, yo les digo: que todo pueden hacer, pueden disponer alevosamente de mi existencia, menos hacerme retrogradar ni una línea en el respeto, amistad y gratitud al general Bolívar; y los que suponen ser esto un delito, no hacen sino demostrar la pobreza de su alma, y yo la firmeza de mi genio, protestando que jamás me harán ni vacilar, ni temer. El odio y la venganza no son las armas con que yo combato; antes sí desafío al público de todos los lugares en donde he existido, a que digan si he cometido alguna bajeza; por el contrario, he hecho todo el bien que ha estado a mi alcance.” En el libro 1830, escrito por Diego Carbonell, trae unos comentarios tomados de las Memorias Históricas Políticas de Joaquín Posada Gutiérrez : “En Honda gracias a la solicitud de Posada Gutiérrez, se le pudo ofrecer al Libertador, “en extremo fatigado y débil como estaba”, un buen caballo para proseguir el viaje. Marchaba sobre los llanos de Mariquita, y en la quebrada de Padilla se detuvo a meditar su situación. “El bramido sordo y lejano del río Gualí” y la hora meridiana contribuyeron a que su espíritu se aletargara : meditaba el Libertador ...“Después de más de media hora en que descansábamos, escribe Posada Gutiérrez, levantó B olívar la cabeza, se sentó impacientemente , y dirigiéndose a mí, que estaba a su lado, me preguntó : “¿Por qué piensa usted, mi querido coronel, que estoy yo aquí ?” Tan extraña pregunta me sorprendió. Si yo 85 hubiera respondido lo que instantáneamente se me ocurrió, le habría contestado que por el gravísimo error político que cometió al regresar del Perú no sosteniendo el principio de la legalidad, sofocando la revolución de Venezuela de una manera diferente de como lo hizo ; pero tímidamente, por no ofen derle, le contesté : “La fatalidad, mi general.” “ !Qué fatalidad ! !No !”, me replicó con vehemencia ; “yo estoy aquí porque no quise entregar la República al colegio de San Bartolomé” ; y cayó inclinado meditabundo la cabeza sobre el pecho...” Y añade el autor de las Memorias Histórico - políticas : El General Santander había sido colegial de San Bartolomé ; el mayor número de los miembros de la sociedad filosófica y de los conjurados del 25 de septiembre eran o habían sido del mismo colegio, y ellos fig uraban como corifeos del partido liberal : a esto hacía alusión aquella palabra de Bolívar que manifestaba la preocupación incesante de aquel hombre desgraciado, que no podía olvidar a Santander y el atentado del 25 de septiembre...” Pepe París El Mejor A migo De Bolívar Era Esmeraldero. Tomado del libro Visiones de historia, escrito por Tomás Rueda Vargas : “La explotación de las minas de Muzo fue la empresa que consumió sus grandes energías de trabajador, y en ella confiaba para acrecer su fortuna.” “Pasado mañana, dice al Libertador el 6 de noviembre de 1829, me voy a Muzo a traer más esmeraldas, y en enero tendré contestación de Londres y sabré que tan rico soy. Con cuánto placer se lo comunicará a usted su muy obediente servidor” Y en otra : “Yo hace poco que vine de Muzo, donde cada día me va mejor ...” “Acabo de venir de Muzo con más esmeraldas y dejando una veta maravillosa ...” Y el verde de la piedra funesta sigue tiñendo la correspondencia con el héroe ; ahora se enreda en los caprichosos de la amable loca. “Aún no he visto a Manuelita, pero he tenido la desgracia de saber que no le gustan las esmeraldas” “¿Cómo usó el señor París de su amistad y su influencia ? Nos lo dicen sus cartas. De política habla muy rara vez en ellas y con marcado fastidio, lo que no impide que dé sus opiniones cuando lo considere indispensable. Es de los poquísimos amigos de Bolívar que desde el primer momento se manifiestan abiertamente adversos al proyecto de monarquía. Lo dice en carta de septiembre de 1826 : “muchas veces he tomado la pluma para escribir a usted y la he vuelto a dejar ; pero las cosas del día exigen que me resuelva. Usted por fortuna une a sus grandes cualidades el gusto de oír la verdad ...” Así le habla sobre la monarquía : “Mi general, yo quisiera más bien verlo a usted muerto, que con el cetro de Colombia ; se me figura a un anciano que con la mayor avaricia juntó por largos años y a costa de sacrificios un inmenso caudal con la idea de coronarse ; ya destinadas las sumas para lograr su objeto, daba un gran convite, se embriagaba, y jugaba y perdía, y todo se acababa en un momento. !Que horrible despertar ! El general Bolívar no tiene por qué aventurar su gloria ; la gloria de los siglos contra una fatua ambición.” Así explica su personalidad : “Si yo mirara mis intereses particulares, uniría mis votos a los monarquistas ; conseguiría algún empleo con qué pasar una vida menos miserable que la que tengo. Usted como Libertador nada puede hacer, porque ni tiene que dar, ni puede 86 quebrantar la justicia ; el gobierno de la república no me ha de colocar con perjuicio de los que han servido años enteros para lograr su ascenso ; de manera que desvanecidas en mucha parte mis ilusiones de ser rico, es muy probable que siga y muera pobre, y lo mismo mis hijos. Pero no cambio la parte de la gloria de usted, que como colombiano me pertenece, por los tesoros de Creso.” “Cuando ya las relaciones entre Bolívar y Santander estaban rotas, en 1828, el señor París, de paso para Muzo, se detiene en Hatogrande, y después de la comida entra en una conversación con el general, que trasmite a Bolívar desde Zipaquirá el 15 de agosto. Si no fuera tan extensa la copiaría íntegramente, porque es uno de los documentos más vivos y que dan una mayor idea del movimiento que se vivía en aquellas vísperas nubladas de septiembre. El señor París insinúa a su poderoso amigo la idea de que envíe a Santander en misión diplomática a los Estado Unidos ...” “Sin embargo, si usted me permite, me tomaré una libertad, y es suplicarle no niegue su justa pretensión al general Santander ; y que reflexione usted : si el general Santander va de particular, cuánto daño puede hacer si quiere ... Por el contrario, si él va de empleado, queda amarrado, y si se suelta se pierde ... Estos últimos renglones los he escrito con algún temor de que usted se incomode, pues ya suelo tener miedo de decir a usted la verdad según mi conciencia, y más de dos veces no me he atrevido a insistir en mi sentir, temiendo molestar a usted. Suplico, pues, mi general, que no se moleste y que si no hace caso a mi observación, no la desprecie. Concluí, mi general, este asunto y vamos cuatro palabras a otro.” “Era el señor don José Ignacio París que regresaba de Muzo hacia la capital, y fiel a su costumbre venía a posar al cabo de su segunda jornada en la que llama el poeta de casa de todos. Cayó don Pepe al desmontarse en el regazo hospitalario del cura, que despedía un olor fuerte mezcla de rapé y de incienso con algo de pólvora, porque el buen párroco era cazador y solía entretenerse en preparar con anticipación los tacos y cartuchos.” “Después de la cena, mientras terminaban y volvían a empezar la partida de tute, refirió don Pepe a su huésped que la antevíspera, gastado el último centavo que le quedaba, había parad o los trabajos de la mina, y regresaba a Bogotá a liquidar sus negocios, que se traducían en quiebra definitiva.” “- No hay que desesperar, señor don Pepe, observó el cura ; ahí en ese arcón tengo setecientos pesos que representan mis economías de muchos años, acéptemelas usted, y ponga de nuevo la cuadrilla a ver en qué paramos.” “Al amanecer del día siguiente don Pepe, seguido por su arriero, tomó el camino de la mina. Al fin de la semana los peones habían encontrado la nidada de esmeraldas más rica que ha dado Muzo.” “De esa nidada salió, junto con otras obras de arte, orgullo de la capital de Colombia, el bronce de Tenerani. En 1846 don Pepe obsequió a la ciudad la estatua del Libertador. Por lealtad a su primer general, soportó, de mozo, la flagelación que le dejó baldado de por vida. La lesión contraída entonces fue causa de su muerte, ocurrida en 1848, dos años después de saldar la deuda de gratitud contraída por su segundo general.” “Si el señor París, después de perseguir tenazmente la fortuna a través de su vida agitada, murió rico o pobre, es cosa que ignoro. Sólo sé que ninguno mejor que él 87 pudo hacer suya, en el postrer instante, aquella frase que Benavente pone en boca de uno de sus personajes, y que parece traducida de alguna página de l os Evangelios : “Al morir sólo nos queda lo que hemos dado.” Isidro Barriga fue el segundo esposo de Mariana Carcelén marquesa de Solanda y Villarroncha. Existen historiadores que aún citan a Isidro Barriga como vinculado al asesinato de Sucre. Francisca Ferreiro Juan Esteban Martínez Pastor Luis Lorenzana Ferreiro Eugenio Martínez Ferreiro Nazario Lorenzana Montoya Pedro Saenz Esposos Valerio Barriga su hermano, peleaba del lado de Obando, había llegado a ser secretario de Guerra en los gobiernos de José Hilario López y José María Obando. Cayetano Buelta Lorenzana Ana María Genoveva Montoya Zapata Aquilina Saenz Montoya José Hilario López Juan de S. Martínez Máximo Fernando Lorenzana Saenz Nazario era cuñado de Francisco Montoya Zapata y sobrino de los Montoya Zapata. Como ya lo habíamos anotado, Mariana llegaría a ser concuñado de José Manuel Montoya Zapata. B-20 EL ASESINATO DE SUCR E .- María Ignacia Saenz que era yerno del Presidente José Hilario López. Lucrecia López Durán Podemos entender que Valerio estaba muy cercano a los presuntos asesinos del Mariscal Sucre. Y siendo tan curiosa la vida, después Valerio llegó a ser cuñado de la viu da de Sucre. ¿Sería verdadero el amor de Isidro Barriga por Mariana Carcelén? Mariana también estaba emparentada con Mercedes Jijón, la esposa del general Juan José Flores, odiado por Obando y muy posiblemente por Valerio Barriga, quien simultáneamente c on el asesinato de Sucre, participaba de la desmembración de la Gran Colombia. Esta carta de Obando a Salvador Córdoba nos deja conocer algo de estas afirmaciones, respecto a lo que podía pensar cinco años después Obando de Flores. “Caloto, enero 31 de 1835” “Señor Coronel Córdova.” Federico Martínez María de Jesús Martínez Julio Cesar García Valencia Luz Ramírez Martínez Mario García Juan Esteban Martínez Pastor, el cuarto abuelo de Luz Ramírez Martínez era primo hermano de Luis Lorenzana Ferreiro, el abuelo de Máximo Fernando Lorenzana “Mi querido Salvador:” “Se consumó la desgracia de los pobres ecuatorianos: ya sabrás la derrota de Barriga el 18, en Santa Rosa, cerca de Ambato. Se los encontró el lobo Flores para apaciguar su sed de sangre y de rigores. Dios lo libre de tenérselas 88 José María conmigo, porque ese día pagará las duras y las maduras.” De Piedrahtia Sancho (R) María Josefa Joaquina José Piedrahita Cobo Londoño Piedrahita Lucia Marulanda Londoño Ignacio de Piedrahita Antonio de Piedrahita Timotea Carvajal Marulanda “De Popayán te escribiré de todo cuanto haya y en mejor papel.” José María Obando Blas Piedrahita Antonio María Piedrahita Antonio José Piedrahita Teresita Piedrahita Julio César García Valencia Esposos “Soy siempre tu compañero y amigo, J.M. OBANDO” Agapito Piedrahita Esposos “Debes detenerte: antes de veinte días vamos a saber qué hace ese tigre de la cordillera, y entonces puedes irte a tu destino. Es preciso mantener el orden en la Provincia, y sólo tú puedes hacerlo, y darme garantías para obrar en Pasto sin acordarme de atrás. Hoy sigo a Popayán y voy bien enfermo y bien bravo con mi contramaestre.” José Piedrahita Cobo el sexto abuelo de Teresita Piedrahita, era primo hermano de María Josefa Londoño Piedrahita, la abuela de Timotea Carvajal Marulanda, la esposa de José María Ob ando. Al poco tiempo de este segundo matrimonio de Mariana, la única hija del Mariscal y Mariana, cayó desde uno de los balcones del segundo piso de su casa en Quito y la historia acusa a Isidro de ser el causante voluntario de la caída y muerte de la niña. En el asesinato de Sucre, si bien la comparsa que tomó en sus manos la obra de darle muerte, fueron Obando y López, la responsabilidad también la tenían todos 89 los que conspiraron para que ese asesinato se realizara : Luis María Montoya, Juan Manuel Ar rubla y su señora, el mismo Arzobispo de Mosquera. Tal como lo escribe José Gouhir en su libro Historia de la República del Ecuador del cual transcribiremos la tesis Nº 49. Tesis 49 : responsabilidades Distribución de “En la tragedia de Berruecos, apart e del influjo supremo y eficaz del club liberal, hay lugar a distribuir las responsabilidades demandante, consejero, mandatarios, ejecutores y cómplices de segundo orden.” “Allí están en descubierto todos los personajes contador, cada cual con su papel ; alguno que otro, de poca significación como Fidel Torres, el pagador, y otros que a primera vista son simples espectadores, encubridores o conocedores, pero de hecho son testigos reservados por la Providencia para rasgar velos, descubrir verdaderos misteri os y dar la clave cabal de los problemas más trascendentales ante el tribunal del Foro de la Nación y de la Historia. Así la Melendez y su hijo, Sierra, Barrera, Montoya, Ignacia Zuleta, Jenaro Santamaría, Manuel José Mosquera, etc,. testigos sin excepción. En otro lugar reseñamos en qué forma la vindicta nacional recayó de hecho sobre Morillo, Sierra y Erazo, y la divina, sobre Alvarez y los tres asesinos y ejecutores. Obando volvió con el infierno en su alma hasta exhalarla en el páramo de Cruz Verde, en 1861. No puede decirse, pues, que la sangre de Sucre haya quedado sin venganza ni sanción. La justicia destruyó las trazas de los hombres. No hay drama inmortal tan bien concebido, tan sabiamente organizado, tan excelentemente ejecutado como el drama de Berruecos. El arte diabólico en él desarrollado supera el arte de los consumados dramaturgos en la sencilla unidad del plan tanto como en la pintura de los caracteres, en la terrible y fría ferocidad del protagonista, como en el interés omnímodo despertad o por la grandeza e inocencia del personaje inmolado.” Sobre el asesinato de Sucre, así nos describe el libro El Libertador de Augusto Mijares: “El asesinato de Sucre fue ordenado por uno de aquellos siniestros jefes pastusos, el general José María Oband o, antiguo realista, cuyo último crimen había sido sublevarse en connivencia con los peruanos cuando éstos invadieron a Colombia. El jefe de los forajidos que lo ejecutaron, un tal Apolinar Morillo, venezolano, así lo declaró hasta el momento de subir al patíbulo; y lo mismo aseguraron sus principales cómplices. Pero como Obando figuraba ya en los círculos de Nueva Granada que comenzaban a llamarse “liberales”, y después llegó a ser primera figura entre ellos, logró que sus partidarios desviaran de él la evidencia del crimen.” “Se trataba también con esto de ocultar otro hecho, menos probado desde luego, pero acerca del cual coinciden importantes testimonios: que a su vez Obando recibió instrucciones de Bogotá para el asesinato, y de uno de aquellos círculos. Se sabe hasta la casa, cerca de la Catedral, donde se tomó la criminal decisión, y uno de los que asistieron al conciliábulo narró años después: “... que él fue el primero que salió de la casa, y al llegar a la puerta, vio al general Sucre paseándose en el atrio de la Catedral con los brazos cruzados; que esto lo había impresionado mucho, pues era como un 90 espectro que se le aparecía, habiéndose momentos antes, decretado su muerte ...”. Públicamente, además, aquellos fanáticos habían anunciado el cr imen y hasta habían indicado quién lo cometería. En uno de sus diarios, llamado El Demócrata, decían el 1° de junio de propósito de la salida de Sucre hacia el sur: “Puede ser que Obando haga con Sucre, lo que no hicimos con Bolívar, y por lo cual el gobierno está tildado de débil, y nosotros todos y el gobierno mismo, carecemos de seguridad.” “El sentimiento que los guiaba fue, adivinado por Bolívar desde el primer momento. El mismo día que tuvo la fatal noticia, escribió al general Flores: “El inmaculado Sucre no ha podido escaparse de las asechanzas de estos monstruos. Yo no se qué causa ha dado este general para que atentasen contra su vida, cuando ha sido más liberal y más generoso que cuantos héroes han figurado en los anales de la fortuna, y cuando era demasiado severo hasta con los amigos que no participaban enteramente de sus sentimientos. Yo pienso que la mira de este crimen ha sido privar a la patria de un sucesor mío ...” La orden para el asesinato de Sucre salió de una reunión en la casa de Juan Manuel Arrubla, según lo cuenta Tomás Cipriano de Mosquera en la Memoria sobre la vida del General Simón Bolívar. “El Gran Mariscal emprendió su marcha para el Sur, de acuerdo con el compromiso que contrajo con el General Caicedo. Tiempo es ya de revelar el secreto del misterioso origen político que tuvo el atentado excrable de la muerte de este ilustre americano. La revolución de Venezuela había despertado el espíritu turbulento de los partidarios del General Santander y de los exaltados libera les que simpatizaron con los conspiradores del 25 de septiembre, y eran los que promovían la idea de la separación de la Nueva Granada. Era para ellos un obstáculo la existencia de Sucre, que consideraban como el lazo de unión para mantener la integridad de Colombia. Formóse un club directivo de esta clase de partidarios para llevar a efecto el pensamiento de crear una república independiente en el centro de Colombia ; y se organizó en Bogotá, compuesto de los señores Manuel A. Arrublas, Cipriano Cuenca, A ngel María Flores, doctor Vicente Azuero, Luis Montoya y doctor Juan Vargas ; uno de los editores de El demócrata y La Aurora, periódicos revolucionarios. Estos señores fueron los que indujeron al General Domingo Caicedo para que marchase por tierra, al Ecuador, el Gran Mariscal de Ayacucho, como hemos referido. ¿Cual fue el objetivo de esta insidiosa excitación al General Caicedo, para que promoviese la pronta marcha de Sucre a Quito, para trabajar en favor de la unión colombiana ? He aquí el misterio : “salir de Sucre”. Todo el mundo conoce en Colombia la ruidosa causa que le siguió en 1840 a los asesinos del Gran Mariscal y la ejecución que tuvo lugar de Apolinar Morillo, principal ejecutor de este crimen. Una señora respetable, de Bogotá, muy amiga de doña IGNACIA ZULETA, mujer del señor ARRUBLAS, veía las sesiones misteriosas de este club, y movida de esa curiosidad propia de las señoras iba a escuchar por la cerradura de una puerta de la sala en que se reunían los del club directivo, y pudo oír el pl an que se habían propuesto de inducir al General Caicedo y dirigirse a los Generales López y Obando, que, no obstante ser enemigos del Libertador, los tenían colocados en Neiva y Popayán, para que Sucre, en su tránsito al Ecuador, desapareciese. El señor LUIS MONTOYA se encargó de dirigir las comunicaciones a Neiva al General López, con su mayordomo José Manuel Elizalde, que había llegado ese día en la 91 hacienda de Boitá ; y así sucedió : llegó Elizalde, y fue el conductor de los pliegos al General López. Hasta aquí la revelación que me hizo la señora, de que voy hablando. Cuando regresé de la campaña del Sur, en 1841, y le comuniqué este descubrimiento a mi hermano, el Arzobispo de Bogotá, manifestándole que con ello se comprendía bien lo que los editore s de El demócrata habían dicho, que Obando haría con Sucre lo que ellos no habían hecho con Bolívar. Mi virtuoso hermano se contristó y me dijo : “Por mi mano ha pasado una de esas cartas criminales y yo le he dado curso, sin maliciar siquiera semejante atentado”. Le pedí una explicación, y me hizo la siguiente : “Tú saber, me dijo, que Flores promovió una manifestación de algunos vecinos de Pasto para que se agregasen al Ecuador, y dio su decreto de 5 de mayo de 1830, acogiendo aquella manifestación, y m andó fuerzas de Pasto para proteger esa agregación. El Prefecto y Comandante General, señores Arroyo y General Obando, protestaron, y el segundo, por indicaciones de nuestro hermano Joaquín, que había sido elegido Presidente y marchaba para Bogotá, sigui ó a Pasto con el batallón Vargas para impedir la segregación de Pasto y su agregación al Ecuador. Pocos días después de la marcha de Obando llegó un posta de Neiva trayendo comunicaciones de esa ciudad y de la de Bogotá, y yo recibí una carta en que se me encargaba poner en mano propia de Obando la inclusa. El Teniente Coronel José de C. López, jefe del Estado Mayor, me comunicó que había llegado un extraordinario para el General Obando, y que lo iba a remitir a Pasto, y le supliqué, me dijo, que le hiciese el favor de incluirle una carta que acababa de recibir de Bogotá, y al ponerle otra incluyéndole la que había recibido, llegó el Sargento Caicedo, anunciándome que venía de parte del General Sucre, que ese día llegaría a nuestra casa, pues a ella llegaba siempre al pasar por Popayán. Mi hermano le escribió, según su relato, una esquela en que le decía : “Te incluyo la adjunta carta que he recibido para ti” ; no puedo ser más largo porque voy a recibir a Sucre, que debe alojarse en casa”. Obando contest ó a mi hermano : “He recibido tu carta ; te la aprecio. Sucre no pasará de aquí ...” Con tono consternado me agregó mi hermano : “Desde ese momento no tuve tranquilidad”. Las caballerías que había contratado Sucre para marchar le fueron embargadas, y el dueño de ellas, señor Luciano Valdés, dio aviso al General Sucre que no podía seguir al día siguiente por esta razón y que le proporcionaría otras caballerías. Mi mujer, señora Mariana Arboleda, le manifestó al General Sucre que no debía seguir por Pasto ; que ese embargo de las caballerías a un hombre de su categoría, algo significaba. El General Sucre no creía en nada desfavorable hacia él, y se empeñó en seguir como lo verificó. El 11 de junio estaba mi hermano a la mesa con mi mujer, el señor Lino de Pombo, Rafael Mosquera, nuestro primo, y otros amigos, cuando entró un sirviente de mi hermano, llamado Camilo, y le dijo : “Mi amo, acaba de llegar el Comandante Sarria y ha dicho en la gallera que han asesinado al General Sucre en la montaña de Berruecos”. Rafael Mosquera, dando un golpe sobre la mesa, exclamó : “ !La carta !” Levantándose todos de la mesa, se fueron a la sala. Mi hermano dijo a sus amigos, presentándoles la carta de Obando : “Esta carta y la que recibí de Bogotá pueden formar el sumari o de un proceso ; !yo soy inocente, y quemo estos documentos, porque mi carácter sacerdotal así lo exige !” En época posterior le referí esto al señor Mariano Calvo, porque éste estaba creyendo que era Flores quien había mandado a asesinar a Sucre. Me pid ió permiso para 92 hablar con el Arzobispo sobre este particular, y le dije que no tenía embarazo. El Arzobispo le repitió cuanto me había dicho, y el señor Calvo quedó asombrado de una trama tan infernal. Andando los tiempos fui en 1847 a Antioquía, y averiguando por la existencia de José Manuel Elizalde, se me aseguró que estaba lazarino en un pueblo inmediato a aquella ciudad. Me trasladé a él para informarme de su propia boca de lo que hubiese en la comisión que llevó : y me dijo, exclamando : “ !Ay, General ! Estoy lazarino, y tal vez es un castigo de Dios por haber llevado unos pliegos al General López, que me dijo mi patrón Luis Montoya que eran muy interesantes, y que debía marchar a Neiva a entregarlos, dándome su mula de silla para que hiciese el viaje con prontitud”. El General López hizo llamar inmediatamente a don Carlos Bonilla para comprometerlo a que en el paso de “Domingo Arias”, del río Magdalena, volcaran la canoa en que fuera Sucre, para ahogarlo. El señor Bonilla se indignó y se negó a ello. Elizalde oyó la discusión, y me dijo : “que desde ese momento se había afligido temiendo las consecuencias”. Graves fueron las meditaciones que tuve habiendo completado el descubrimiento de los verdaderos autores del asesinato de Sucre. ¿Cuales fue ron los motivos políticos que indujeron a los autores del delito a perpetrarlo ? ¿Cual la debilidad de López y Obando para prestarse a buscar asesinos para inmolara al esclarecido Sucre en una encrucijada en la montaña de Berruecos ? Mi hermano, el señor Joaquín de Mosquera, al marchar de Popayán a encargarse del Poder Ejecutivo, se encontró a tres leguas de Popayán, con el General Sucre, en la parroquia de Paniquitá : durmieron en el mismo lugar y se entretuvieron esa noche discutiendo el modo como podría contrariarse la revolución que se veía venir de parte de Flores, con motivo del decreto que hemos hablado, de 5 de mayo. Cuando por una casualidad se descubrió lo que todos sospechábamos : quien había sido el verdadero asesino de Sucre ; diez años después de este fatal acontecimiento se siguió la causa por todos los trámites regulares de un juicio, y fue condenado a muerte y ejecutado en la plaza de Bogotá el reo principal, Apolinar Morillo, quien antes de morir exclamó en el patíbulo : “Que él pagaba con su vida el crimen que había cometido ; pero que otras personas, al oír los tiros que se dispararan contra su corazón, debían pedir perdón a Dios por haber tramado el delito porque él era castigado”. “Cuando en 1854 mandaba yo el ejército del Norte de la República de la Nueva Granada, en Santa Rosa de Viterbo me convidó a comer el Gobernador de la provincia de Tundama, doctor Luis Reyes, y hablamos, como era natural, de la revolución de Melo, contra quien marchaba yo para someterlo a la obediencia del Gobierno y poner en libertad al Presidente, General José María Obando . El doctor Romualdo Liévano, defensor que fue de Obando en aquella causa, hablaba fuertemente contra el Presidente preso ; yo, que había sido su enemigo político, le dije : “que él, que había sido su defensor, no debía atacarlo hasta que se descubriese la verdad, llegando a Bogotá”. Me respondió que lo había defendido y lo defendería en esa causa, por que Obando, lejos de tener interés político o particular, estaba interesado en conservarle la vida para destruir a Flores, que quería apoderarse de la provincia de Pasto, y que al que interesaba matar a Sucre era a este General, como lo había acusado Obando. Entonces descubrí por primera vez en público lo que había dicho en el Consejo de Gobierno, para probarle al doctor Liévano que había habido un objeto 93 político en el asesinato de Sucre ; que expedido mi decreto de amnistía ya podía hablarse con franqueza, como lo había hecho yo, a los 24 años de haberse ejecutado aquel crimen que debía lamentar ; pero no mover cuestiones desagradables, y agregué : “En esta ciudad está el señor LUIS MONTOYA, que fue el que mandó los pliegos con su mayordomo Elizalde” ; acababa de decir esto cuando entró el señor MONTOYA y pude exigirle, que si no era ciert o mi relato. Oyó lo que le referí con alguna sorpresa, y respondió así : “Es cierto que tomamos medidas para que Sucre no fuera a Quito ; pero no aconsejamos su muerte”. Todos quedaron sorprendidos del descubrimiento que yo acababa de hacer, y la confesión involuntaria del señor MONTOYA. Este amigo mío, desde la juventud en que fuimos subalternos juntos en 1815, pasó luego a mi habitación a pedirme explicase como había yo sabido aquello, y me decía : “Me has sorprendido y arrancado un secreto, y debes cre er que nosotros no aconsejamos la muerte de Sucre, que tantas calamidades y sangre ha traído al país”. (Las mayúsculas no son del texto original) Sobre el asesinato de Sucre escribió José Le Gouhir en el libro Historia de a República del Ecuador de la cua l transcribiremos parcialmente la tesis 46. Tesis 46º : Decreto Fatal : “El club democrático –liberal antedicho, o sea el directorio del partido Liberal permitivo, fue quien fulminó, desde Bogotá, el decreto de muerte contra el general sucre.” “Sobre toda ponderación debe tenerse el testimonio de un miembro mismo de la Junta, y septembrista auténtico D. Jenaro Santamaría. Con toda la prolijidad que el caso requiere, narra Pérez y Soto cómo debió tan trascendental descubrimiento a la gentileza del historiador D. Eduardo Posada, quien lo puso en comunicación con el nonagenario General D. Marcelino Vélez, poseedor del secreto. Este honorable personaje había recibido preciosos datos al respecto, de su íntimo amigo, el Dr. José Domingo Ospina Camacho, sobrino político y confidente del Prócer en referencia, jacobino del año 30. Extractamos el mismo texto de la carta reveladora escrita por el General Vélez : “Esa junta, después de una gran deliberación, resolvió que era necesario suprimir al General Sucre, que era el único por su talento militar y su prestigio que podía conservar el predominio del Libertador en la Gran Colombia ; que, adoptada esa medida, se comunicó a Obando para suprimirlo, si iba por Pasto ; al General Murgueitio, si se iba por la Buenaventura, y al General Tomás Herrera, si se iba por Panamá ; que se redactaron las comunicaciones del caso ; y la junta se disolvió a las cinco de la tarde”. “Hasta aquí la revelación del cómplice, que sigue narrando cómo habiendo salido él mismo primero a la c alle, quedó estupefacto al dirigir la mirada al atrio de la Catedral, que daba al frente : habían tropezado sus ojos con la inocente víctima que acababan de condenar a muerte. Desde aquel momento quedó, como confesaba, clavado en su conciencia el remordimiento.” “Una noticia tan precisa sobre el origen del Crimen, y que se comunicaba en la intimidad de las familias, no dejó de traslucirse al público y venir a confirmar la expresión de Morillo a saber, que varios culpables oirían la descarga de su ejecución. El historiador crítico y biógrafos que fue el Dr. José M a Samper, íntimo durante largos años de los 94 próceres del Liberalismo granadino, recogió aquella resolución del Directorio de 1830 a par de “un hecho incontestable, probado ya con evidencia”, si bi en se guardó de puntualizar la documentación a que alude, y de nombrar las personas “designadas sin gran reserva” por la voz pública, como decretadoras de la muerte a Sucre.” “Aquí se coloca un episodio de la vida de José Ma Torres Caicedo, acérrimo cuant o certero adversario, en sus escritos, como es sabido, de Obando y de otros que directa o indirectamente se mancharon con la sangre derramada en Berruecos. El mismo es quien refirió a su íntimo Goenaga, que, siendo adolescente y familiar del Arzobispo Mo squera, tuvo ocasión de ver la lista de todos aquellos nombres, entregada al Prelado por uno de los criminales arrepentido de su cooperación ; pero arreglaba que, por haberse comprometido al sigilo por imposición del mismo Prelado y bajo juramento, no le era lícito hacer revelación concreta. Se limitaba a afirmar el hecho y aseguraban que pasaban de treinta, en lo que coincide con la confesión de Samper.” “De las comunicaciones para Neiva algo dijimos ya. Más preciso en cuanto a la orden fatal en el mismo encargado de su remisión, D. Francisco Montoya, en una carta al historiador José Manuel Restrepo, fechada en 9 de Noviembre de 1830. En ella se declara que Plácido Mejía 2fue a llevar el plan a Neiva y Popayán para asesinar al General Sucre ; y aseguraban que Grillo ha declarado positivamente fue a eso”. !Asombroso Grillo Primero !” “Documento de igual eficacia es la relación debida al Sr. Francisco J. Zaldúa, Presidente que fue de la República, según se puede leer en las Memorias de José M a Quijano Wallis. Después de hablar del Comité Liberal de Bogotá, pasa a las comisiones remitidas a los agentes, una para el General Hilario López, a fin de que se ejecutara la sentencia de muerte dictada contra el General Sucre, en un punto llamado Barandillas, vered a estrecha y solitaria, cerca por todas partes y situada a orillas del Magdalena. Nada más fácil que victimarlo allí y arrojar el cadáver al río. Esquivóse López, o no pudo matar a Sucre ; pero remitió el pliego adjunto a Obando, agente del Comité de Popayán, quien, caso de haber fallado antes el golpe “ejecutará él -diría para sus adentros- la sentencia de muerte en algún punto del trayecto del Sur”. “No debe extrañar el recurso al General López. No son pocos los indicios de haber sido ese General homb re de confianza para el Directorio Liberal. Pasó Sucre por Neiva estando aún allí dicho General de Gobernador ; y amparada por su autoridad estuvo indudablemente la asonada violenta que fraguaron frente a la posada del Viajero los liberales de la población.” “Más añade el P. Fray Mariano Vargas, que en una carta declaraba él mismo fraile liberal y hermano del cura de Neiva. A la enérgica intervención de ese eclesiástico atribuía el no haber sido volcada la canoa, al cruzar el Magdalena, por haberse opuesto la decisión e imperio de los bogas.” “Esa primera tentativa del asesinato no pasó inadvertida para los célebres biógrafos Vergara y Scarpetta. “Sus jurados enemigos (de Sucre) -dicen- que ansiaban hacer terminar tan preciosa existencia, no pudiendo ha cerle caer en la celada puesta del río Magdalena, cerca de Guataquí, se la pusieron en Berruecos donde, por medio de los bandidos Juan Cuzco, Andrés y Gregorio Rodríguez, lo asesinaron”. 95 “No hay para que recordar las peripecias de la remisión de los plieg os fatales a Obando por mano del Canónigo Manuel José Mosquera y la terrible contestación de aquel al agradecerla ; ni creemos necesario volver a la muy auténtica carta del mismo General al General Murgueitio ; lo que da a conocer que el Criminal estaba en este acuerdo aun antes de recibir la orden categórica a la que aquí vamos aludiendo ; por donde, aún sin ese mandato oficial, estaba fijada la suerte de Sucre.” “Advierte oportunamente el Dr. A. Flores, por el testimonio de los Historiógrafos, que en Bogotá, en Cali, en Tunja, en Popayán, y en todas las poblaciones del tránsito, circulaba muy válido el rumor de que Sucre, al encaminarse para Pasto, iba al encuentro de la muerte ; y concluye contra Obando, que todo lo va atribuyendo a Flores : “¿Sería Flores que le inspiró esos temores ?” “Como lo habrá colegido el lector, numerosos y de peso decisivos algunos, son los testimonios que convencen haber procedido la execrable orden de Bogotá, del Club Liberal, de la Escuela Santanderina. Puede tardar alg una vez la historia en confirmar documentalmente ciertos problemas arteramente complicados ; pero asentado ya un punto capital, otros sin número quedan por el mismo hecho solucionados en vasta escala. El decreto de los Demócratas y la carta -orden de Obando a Erazo son los dos polos luminosos de las responsabilidades de Berruecos.” Los dos (2) oficios que continuan fueron escritos por José María Obando al día siguiente del asesinato y son diferentes opiniones. Los números (....) son para concordar frases similares de los dos oficios. Carta de Obando al General Flores el 5 de junio de 1830. Pasto, junio 5 de 1830. Mi amigo.- He llegado al colmo de mis desgracias : cuando yo estaba contraído puramente a mi deber, y cuando un cúmulo de acontecimiento s agobiaban mi alma, ha sucedido la desgracia más grande que podía esperarse. Acabo de recibir parte que el General Sucre ha sido asesinado en la montaña de la Venta ayer 4 : míreme U. como hombre público y míreme por todos aspectos, y no verá sino un hombre todo desgraciado. Cuanto se quiera decir va a decirse, y yo voy a cargar con la execración pública. Júzgueme U. y míreme por el flanco que presenta siempre un hombre de bien, que creía en este general el mediador en la guerra que actual se suscita. Si U. conociera esto con todo su frente, U. vería que este suceso horrible acababa de abrir las puertas a los asesinatos ; ya no hay existencia segura y todos estamos a discreción de partidos de muerte. Esto me tiene volado : ha sucedido en las peores cir cunstancias, y estando yo al frente del Departamento : todos los indicios están contra esa facción eterna de esa montaña : quiso la casualidad de haber estado detenida en la Venta la comisaría que traía con algún dinero, quedó esta allí por falta de bestias, y es probable hubiesen reunídose para este fin : pero como mandé bestias de aquí a traerla, vino ésta, y llegaría la partida cuando no había la comisaría, llegando a este tiempo la venida de este hombre. En fin, nada tengo que poder decir a U. 96 porque no tengo que decir sino que yo soy desgraciado con semejante suceso. En estas circunstancias , las peores de mi vida, hemos pensado mandar un oficial y al capitán de Vargas para que puedan decir a U. lo que no alcanzamos.- Soy de U. su amigo. - JOSE MARIA OBANDO Informe del Comandante General del Cauca. República de Colombia. - Comandancia General del Cauca. Cuartel General en Pasto, a 5 de Junio de 1830. - Al señor Prefecto del Departamento del Cauca. Señor.Ahora que son las 8 de la mañana, aca bo de recibir de la hacienda de Olaya, en esta jurisdicción una noticia que al expresarla !me estremezco ! ella es que el día de ayer se ha perpetrado un horrendo asesinato en la persona del General Antonio José de Sucre en la montaña de la Venta, por robarlo.El parte es tan informe, que apenas comunica el suceso sin detallar ningún particular ; sino que un tal Diego pudo escapar y fugar. En este mismo momento marcha para ese punto el segundo Comandante del batallón Vargas con una partida de tropa para que asociado con la milicia de Buesaco, inquiera el hecho, haciendo conducir el cadáver a esta ciudad para su reconocimiento. Al mismo tiempo ordenó a este jefe, que escrupulosamente haga todas las averiguaciones necesarias ; que tale esos montes y persiga a los fratricidas hasta su aprehensión Ellos probablemente deben haber seguido hacia esa ciudad, cuando se cree que los agresores han sido desertores del Ejército del Sur que pocos días ha, sabido han pasado por esta ciudad. El esclarecimiento de este inesperado suceso le es al Departamento del Cauca y a sus autoridades tan necesario, cuanto que en las presentes circunstancias puede ser este fracaso, el foco de calumnias para alimentar partidos con mayores miras.- Dios guarde a U.S.- JOSE MARIA OBANDO B-21 COMO SILENCIARON A L OS ASESINOS DE SUCRE En el libro historia Crítica del Asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho escrita por Antonio J. De Irisarri, narra la declaración de José Erazo en 1839. Creemos que estos textos son suficientemente elocuentes y sobran las explicaciones. “Ya, como hemos dicho, habían desaparecido los tres miserables pagados para concurrir con Morillo a asesinar al gran Mariscal, y ya había el veneno cerrado aquellas tres bocas, que como luego veremos, habían comen zado a descubrir el secreto. No quedaban vivos sino los confidentes, en cuya prudencia debía descansar el primer autor del crimen ; y éste tenía motivos muy fundados para contar ya con que el secreto se enterraría en la misma fosa que sepultase a sus infa mes depositarios. Con todo esto, la Providencia lo había dispuesto de otro modo : otros dirán que el acaso ; otros que el destino ; pero para mí es muy feliz aquel que cree que hay 97 una Providencia que no permiten que queden los crímenes ocultos. ” “que en el mismo día que llegó el general Sucre al Salto de Mayo, llegó también el coronel Morillo, llevando dos cartas, una del General Obando y otra del teniente coronel Antonio Mariano Alvarez, las cuales no eran sino unas credenciales que le habían dado, par a que por ellas Erazo les auxiliase en la empresa, que el mismo Morillo le diría de viva voz ; que éste le aseguró que no se trataba de otra cosa que de asesinar al gran mariscal ; que él se excusó de darle auxilio ; pero que le indicó de quienes podía val erse para que le acompañasen a cumplir con su comisión, y que sólo le acompañaría, si Sarria, que estaba para llegar de Pasto, tomaba parte con ellos ; que Morillo en efecto consiguió que le siguiesen Andrés Rodríguez, Juan Cuzco y Juan Gregorio Rodríguez, de los cuales los dos primeros eran soldados licenciados, que venían de Bogotá, y se hallaban en el Salto en la compañía de los veteranos de Vargas, que se habían quedado allí por enfermos.” “Pero sigamos con el testimonio del confidente de Obando : dijo que habiendo emprendido Morillo su viaje del Salto a la montaña de Berruecos en la noche del 3 de junio, le encontraron él y Sarria acompañado de los tres asesinos auxiliares que había conseguido y llevaba armados de fusiles ; que este encuentro fue en Las Guacas, cerca del puente de Mayo ; que allí volvió a hablarle Morillo de su proyecto, y que él le contestó que contase con su cooperación si Sarria cooperaba también ; que éste dijo, que volverían hacia atrás tratando del negocio, y que en lugar conveniente diría cuál era su resolución ; que esto debió suceder como a las ocho de la noche, a cuya hora regresaron hacia la Venta, y que llegaron como a las diez o las once a la cuchilla ; que allí se sentaron los tres, después de haber hablado sobre la mater ia por todo el camino ; que entonces Sarria habló solo con Erazo, y le dijo, que era doloroso matar un hombre a sangre fría y sin motivo, y que si era amigo suyo, se volviesen al Salto ; que en efecto así lo hicieron, dejando a Morillo con los tres hombres que llevaba armados a la entrada de la montaña, el cual les dijo, que ya tenía bien examinado el punto en que debían colocarse los asesinos, y que si ninguno de ellos quería acompañarle, él solo ejecutaría la orden que se le había dado y a cuya ejecución se había comprometido. Para probar Erazo que Morillo le había llevado la comisión referida, presentó entre otros documentos una carta de Obando y otra de Antonio Mariano Alvarez. La primera está concebida en estos términos :” -“ Buesaco, mayo 28.- Mi estimado Erazo : el dador de ésta le advertirá de un negocio importante, que es preciso lo haga con él. El le dirá a la vez todo, y manos a la obra. Oiga todo lo que le diga, y usted dirija el golpe.- Suyo.- José María Obando”.- La de Alvarez decía así : “Pasto, mayo 31 de 1830. - Querido Erazo : el comandante Morillo, que es el conductor de esta, me hará el favor de atenderlo y servirle en cuanto pueda, pues es amigo mío. Vea usted en lo que le puede servir. Su amigo . - Antonio Mariano Alvarez”. “Luego veremos lo que Obando y Alvarez dijeron sobre el mérito de estos documentos, y concluyamos con lo que Erazo expuso en sus declaraciones y confesión, así como lo que sostuvo en sus careos con los otros acusados y con los testigos. Dijo que Morillo le hizo entender que la orden de Obando para que se ejecutase aquel asesinato, fue dada a 98 Alvarez, y que éste designó al mismo Erazo para que dirigiese la ejecución como hombre de carácter, que aunque no tomase parte en el negocio, guardaría sigilo ; y que también le indicó Morillo, que el expresado General Obando iba a mandar dinero para los que se comprometiesen ; que en efecto, dos días después de haberse cometido el asesinato, le envió a llamar Alvarez, desde la Ventana ; fue a hablar con él, le instruyó sobre quienes habían acompañado a Morillo, y que entonces el mismo Alvarez, por medio de Fidel Torres, le dio cincuenta pesos, diciéndole, que de ellos entregase diez a cada uno de los tres que habían acompañado a Morillo, y que los otros veinte los tomase para sí, como una gratificación que le daba el General Obando para que supiese guardar el sigilo. Veamos ahora por la confesión de este imbécil comandante de las fuerzas de Obando, de qué clase de gentes se rodeaba el adalid de la libertad, de las garantías de los derechos de los pueblos, y cómo había sabido aquel gran economista hacer cometer los mayores crímenes del mundo, empleando en su ejecución jefes de su ejército, sin gastar mucho dinero. Pero concluyamos ya con los descubrimientos de Erazo. Dij o éste también, que él supo por Andrés Rodríguez, sujeto muy racional y el más formal de los tres asesinos que auxiliaron a Morillo, que éste los colocó en los puntos convenientes, para que sus tiros fuesen acertados y no se ofendiesen unos a otros. Agregó, que cuando Morillo le leía las cartas que le llevó de Obando y Alvarez, se acercó a ellos su mujer Desideria Meléndez y tomó las cartas diciéndole, que era preciso guardarlas bien, porque algún día podían servir de seguridad a su marido.” “Desideria Meléndez declaró lo mismo que su marido José Erazo ; concordando en todo lo esencial con lo que aquel expuso sobre la comisión de Morillo y la entrega de las cartas, que ella consideró como la cosa de mayor importancia. Sobre esto me ha dicho a mí, la mi sma Desideria Meléndez, delante del coronel Anselmo Pineda, y en su casa del Salto de Mayo, el 22 de enero de este año de 1846, que efectivamente había puesto el mayor cuidado en conservar aquellas cartas, temiendo siempre que llegase el caso de ser necesaria su manifestación para que su marido se justificase, y que ella había dicho desde aquel día en que Morillo las llevó a José Erazo, que la carta de Alvarez importaba poco, porque era de un cualquiera ; pero que la del general Obando era preciso guardarl a, porque sin ella los trabajos serían para los pobres y las talegas de onzas para los ricos.” “En su confesión dijo, que Morillo y los tres hombres que aquél llevó del Salto, le refirieron al día siguiente del asesinato, que ellos acababan de matar al g eneral Sucre, puntualizando el modo y las circunstancias del hecho, como lo habían declarado en el Ecuador García Trelles y los sargentos Caicedo y Colmenares ; agregando que los cuatro asesinos estaban colocados a derecha e izquierda del camino, sentados en el borde de la angostura, y que el coronel Morillo fue el que lo mató,” “Cruz Meléndez, entenado de José Erazo, declaró casi lo mismo que su madre Desideria y su padrastro, con respecto a los pasos de Morillo, de los dos Rodríguez y Juan Cuzco, o Cuzqueño ; agregando que Andrés Rodríguez le impuso a él en los pormenores del hecho ; que de los tres compañeros de Morillo en aquella empresa, el Cuzqueño murió en casa de José Erazo a los pocos días de cometido el asesinato ; que Andrés Rodríguez, 99 murió repentinamente yendo para Taminango, y que Juan Gregorio Rodríguez murió en el cuartel de San Camilo de Popayán, cuando fueron las tropas de Obando a la acción de Palmira ; de modo que con estas tres muertes, quedó solo Morillo encargado del secreto principal, y era de esperarse que un coronel fuese bastante buen guardián de un secreto que le importaba mucho conservar en su pecho. Con todo esto, parece que el mismo Morillo temió alguna vez que llegase el día en que se creyese que para que el secreto no se le escapara por algún accidente, fuese conveniente asegurarlo con la misma diligencia practicada en los dos Rodríguez y el Cuzqueño. Aquella verdad tan sabia de los malvados, de que el muerto no habla, debía ser un tormento para el confidente de Obando.” “Que Andrés Rodríguez murió envenenado, yendo de casa de Juan Erazo a Taminango, y que el veneno se le había dado en un plátano y en un calabazo de agua, con que se le había proveído para que hiciese su almuerzo en el camino ; que en el momento en que bebió el agua, cayó muerto. Ventura Erazo y su madre, vecinos de la misma Venta, me aseguraron lo mismo, y me agregaron que era público y notorio el envenenamiento de Andrés Rodríguez en el camino de Taminango, y que lo mismo se decía generalmente de las m uertes repentinas de Juan Cuzco y Juan Gregorio Rodríguez, a quien llamaba el Peruano. Y es de notarse, que el propio Juan Erazo, en cuya casa estaba Andrés Rodríguez, declaró en la causa, que fue cierto que aquel hombre murió repentinamente en el camino , habiéndole él enviado con un oficio dirigido al Juez de Taminango.” “Morillo en su primera declaración confesó haber sido él uno de los ejecutores del asesinato, comprometido a ello por el general Obando en presencia del comandante Antonio Mariano Alv arez. He aquí el compendio cómo refiere este suceso. Dice que habiendo llegado a Pasto el año de 30, expelido del Ecuador por sus opiniones políticas, encontróse con el General Obando, que le obligó a tomar servicio en las tropas que mandaba como comandante general del Cauca ; que un día le llamó a la pieza de su habitación, y en presencia del comandante Alvarez le dijo : que la patria se hallaba en el mayor peligro de caer en poder de los tiranos, y que el único medio de salvarla era asesinar al general Sucre, que estaba para llegar de Bogotá y pasaba al Ecuador con el objeto de coronar a Bolívar ; que así era preciso que en aquel mismo día marchase al Salto de Mayo, a casa de José Erazo, para ponerse de acuerdo con él sobre el medio de verificar aquel proyecto ; que le dio, en efecto, un papel que en sustancia contenía lo siguiente : El conductor dirá a usted a la voz el objeto de su comisión, y usted dirigirá el golpe, y manos a la obra ; que aceptó la comisión, tanto por efecto de sus sentimientos patrióticos, como por la obediencia a su jefe ; y que habiendo llegado a casa de Erazo, éste le proporcionó tres hombres armados con fusiles, a quienes no conoció ni supo sus nombres ; que con ellos Erazo se dirigió a la Venta ; que en el camino se encontró con Sarria, quien habló a solas con Erazo, y los acompañó hasta el punto en que el mismo Erazo había calculado que debían colocarse los asesinos ; que colocados éstos, es decir, los dos Rodríguez y Juan Cuzco, se retiraron él, Sarria y Erazo, en dispersión, al Salto de Mayo, en donde se reunieron aquella misma noche, y al día siguiente por la mañana tuvieron allí la noticia de la muerte del gran mariscal.” 100 Morillo guardo silencio y José María Obando premiaba esta actitud, como lo deja conocer esta carta. “José María Obando, general del Ejército de la Nueva Granada en uso de licencia temporal. Certifico y juro bajo mi palabra de honor, que desde fines del año 1822, conozco al señor teniente coronel con grado de coronel, Apolinar Morillo, sirviendo en el ejército libertador en clase de capitán : que fue uno de los oficiales que en las campañas del Sur, principalmente en las de Pasto, gozaba de una gran reputación de valor y conocimientos militares ; que en las cuestiones políticas siempre ha pertenecido a la causa de la libertad ; por cuyas opiniones fue despedido a principios del año de 1830 del Ecuador, por no convenir con los principios de despotismo y arbitrariedad : que en dicho año cuando triunfó la rebelión de Rafael Urdaneta, se presentó a ofrecer sus servicios en esta plaza para sostener el gobierno legítimo : que fue uno de los oficiales veteranos que ayudaron a organizar las fuerzas que después triunfaron en Palmira, sirviendo con actividad, con honradez y con empeño cuantos destinos se le confia ron, principalmente en la acción de Palmira, donde se condujo, como en todas partes, con un valor recomendable. El coronel Morillo es acreedor a las consideraciones del Gobierno de la Nueva Granada por su constancia en pertenecer a la buena causa ; por los servicios que ha prestado a la causa del Estado y por ser un antiguo soldado de la independencia. Es cuanto puedo certificar en obsequio de la justicia y de mi deber para los fines que le puedan convenir. “Popayán, septiembre 12 de 1833. - José María Obando.” Apolinar Morillo fue juzgado el 18 de agosto de 1842 y fue condenado a muerte. “En la misma sentencia se ordenó que se reclamase la persona de José María Obando como autor principal del asesinato, y que se compulsase testimonio de la causa y s e pasase a la autoridad competente para continuar el juicio contra José Erazo, Juan Gregorio Sarria y Fidel Torres, no incluyendo a Antonio Mariano Alvarez, por ser ya muerto de resultas de la guerra de rebelión en que siguió a Obando y Sarria. Esta sentencia fue confirmada por la Suprema Corte Marcial, en lo sustancial de ella, el día 25 de octubre de 1842 ; se notificó a Morillo el 28 del mismo mes y fue ejecutada el día 30. Aquel día expiró en el patíbulo el último de los cuatro asesinos, que armó el ge neral Obando contra la vida del gran mariscal de Ayacucho ; pues los otros tres habían ya sido envenenados mucho tiempo antes, y con toda la probabilidad de haberse ejecutado aquellos envenenamientos por disposición del que les había hecho cometer el crimen por conducto de Morillo y Erazo.” La sentencia se cumplió el 28 de noviembre de 1842 y Apolinar Morillo hizo imprimir el discurso que había solicitado le permitieron leer. De este transcribiremos algunas partes. “A MIS CIUDADANOS , A MIS COMPAÑEROS DE ARMAS , A LA HUMANIDAD ENTER A.” “Dentro de pocos instantes no quedará de mí sino la memoria, lo único que me sobrevivirá, y que quisiera librar de la ignominia con la sangre que voy a 101 derramar en el patíbulo. Nada deseo ya, nada más apetezco sino que mi nombre no sea pronunciado con horror ni execrado por la posteridad ...” “Cometí, es verdad, un delito, pero mi corazón no participó de él ; mi acción fue criminal, pero mis sentimientos jamás lo fueron ... Un destino funesto quiso que el ex general José María Obando, que tenía meditado el asesinato del gran mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, de acuerdo con otros señores cuyos nombres no debo expresar en estos momentos, más, cuando la opinión pública los señala con el dedo, me escogió por instrum ento, para entender en aquel crimen perpetrado en un hombre justo a quien yo respetaba. Acostumbrado a obedecer ciegamente las órdenes superiores, no tuve bastante discernimiento para meditar en la naturaleza y consecuencias de la orden que se me daba, mucho más cuando me rodeaban multitud de circunstancias que impedía evadirme. Bastaba que emanara del Comandante General del departamento en donde me hallaba, es decir, de una autoridad legal, de Obando, en quien el Supremo Gobierno tenía depositada su confianza, para que yo no pensara más que en obedecer. Si mi voluntad la repugnaba, mi sumisión me compelía a ejecutarla, tanto más, cuanto al darme la orden que debía conducir a los ejecutores, se hizo valer como resultado de su ejecución, la salud de la patr ia, de esta patria, objeto exclusivo de todas mis afecciones, y en cuyo objeto tenía había ofrendado desde muy temprano, mis haberes, mi sangre y mi vida... el que me tendió el lazo que hoy me arrastra al suplicio, sabía bien, que hablarme de la salud de la patria, era privarme de toda reflexión sosegada, y comprometerme sin restricción y sin reserva.” “Mas apenas la víctima había sido inmolada, reconocí que era un crimen execrable en el que se me había complicado y no un servicio a mi patria : cuando oí la maldición que de todas partes se lanzaba sobre los perpetradores de aquel atentado ; entonces vi mis servicios anulados, mi reputación que tan cuidadosamente había procurado conservar, enteramente destruida, mancillado mi honor militar tantas veces aplaudido, y ennegrecido con la sangre de un jefe ilustre, cuyo valor admiraba y cuyas virtudes me encantaban ; entonces conocí en toda su extensión el horror de mi infortunio. El remordimiento emponzoñó mi existencia, sin gozar en adelante un momento de paz. La idea implacable de aquel hecho me ha perseguido incesantemente, en la noche, en el día, en la vigilia y en el sueño : jamás, ni un instante me ha dejado de reposo ... y el remordimiento, más penetrante que las balas que atravesaron la víctima inocente, ha desplazado constantemente mi corazón.” “Yo perdono al ex general José María Obando el haberme arrastrado al abismo donde me encuentro : esta acción cuyo valor solo puede medirse por la intensidad del largo martirio moral que he sufrido durante doce años, y por el trance final que lo colma ; esta acción, digo, será de algún mérito ante Dios misericordioso que me espera, y en quien confío. Mis días acaban de ser contados, y la eternidad se abre ante mí. En este momento, próximo a comparecer delante del Juez que lee nuestros corazones, y que no puede ser engañado, declaró solemnemente, que cuanto he expuesto y confesado en mi proceso, es verdad en toda fuerza ; que nada he disfrazado ni alterado ; mi boca es el órgano de la verdad, pues hablo a la hora del desengaño, en el momento de la 102 severa realidad, cuando nada tengo que esperar ni temer de los hombres.” “Marcho ya para el suplicio ... Adiós para siempre ... ! Que mis años y el sacrificio del único bien que me restaba, la vida, aplaquen la sombra de Sucre ... satisfagan la justicia y la humanidad ! ... !Que a la misericordia de Dios se una a la de los hombres ! .... “En la capilla del Cuartel de San Agustín, a 28 de noviembre de 1842. - Apolinar Morillo.” B-22 LA CONSPIRACIÓN DE MANUELITA Y URDANETA .- Manuelita no debería tener mucha simpatía hacia los amigos de Santander : Manuel Antonio y Juan Manuel Arrubla Martínez, así como Francisco Montoya Zapata. Tampoco sabemos que tan amigo o enemigo resultaba ser José Manuel Montoya de Manuelita. A Urdaneta lo suponíamos amigo de José Manuel Montoya, cuando le comisionó la misión de dirigirse a Antioquía a tratar de calmar los ánimos de José María Córdova cuando este se sublevó. Una vez salido Bolívar de Bogotá, fue muy claro que José Manuel Mon toya y Rafael Urdaneta si estaban distanciados como veremos en el Manifiesto del 28 de Agosto de 1830 después del triunfo del Cerrito del Santuario. Julio 1830 El 8 Manuelita mandó a fijar letreros en la diagonal de la torre de la catedral y en la iglesia de San Francisco que decían: “Viva Bolívar fundador de la República” ; adicionalmente había mandado a obsequiar a la guardia del Vicepresidente de Colombia con una botella de cerveza, panecillos de dulce, cigarrillos, un tarrito de ají y un peso de plata, lo cual alarmó al gobierno. El 9 escribe al Dr. Vicente Azuero, Ministro del Interior y Justicia, al alcalde de Bogotá: “El Excelentísimo señor presidente de la república ha recibido diferentes avisos de que la señora Manuela Sáenz ha estado turbando la tranquilidad pública con repetidos actos escandalosos, que sus criados han fijado pasquines en las calles, que ha tratado de seducir con regalos a los soldados de la guardia del Palacio, y que ha incurrido en otros atentados que son demasiado públicos . Y deseando tomar la providencia correspondiente en cumplimiento de sus deberes, me manda prevenir a usted, como lo verifico, que inmediatamente proceda, en ejercicio de su ministerio, a practicar las informaciones convenientes, dándome cuenta de ellas luego que estén concluidas.” Agosto 1830 La conspiración progresaba liderada por Manuelita y muy posiblemente por Urdaneta, y se realizaría con el apoyo del Batallón Callao compuesto por venezolanos. La noticia se filtró y el gobierno determinó mandar el batallón a Tunja, en donde sería licenciado. La tropa se puso en camino pero se sublevó cuando se enteraron de la voluntad de licenciarlos. Esto coincidía cuando las autoridades expulsaban a Manuelita para ser confinada en Guaduas. El 2, Mosquera se enfermó y le correspondió a Caicedo asumir el poder. 103 El 17 de agosto, Mosquera reasumió el mando y trató de negociar con los sublevados. Los rebeldes triunfaron venciendo a las tropas del gobierno en el Cerrito de El Santuario cerca de Funza. Los rebeldes exigieron una renovación del gabinete y Mosquera los complació nombrando a Rafael Urdaneta Ministro de Guerra. Una vez se posesionó Urdaneta, los rebeldes declararon extinguido el gobierno de Mosquera y reconocieron a Urdaneta como Presidente. Manuelita partió hacia Guaduas obedeciendo la orden del gobierno, pero se unió a las fuerzas que realizaban la revolución en la sabana de Bogotá. Manuelita fue el alma de esta revolución y tras reñido combate, el grupo de Urdaneta se tomó el poder. Joaquín Posada Gutiérrez narra así los hechos en sus memorias histórico políticos “Al apuntar la aurora, con su apacible claridad, se vio la plaza de armas casi desierta. Los reclutas abandonados por sus jefes y oficiales se habían desertado, los ciudadanos particulares que por el entusiasmo que antes manifestaban dieran esperanzas de reparar cualquier revés, habían desaparecido ; el comandante general, el prefecto del departamento y tres de los ministros secretarios de Estados, se habían ocultado. No quedaban, pues , al lado del Presidente en aquel conflicto, sino el señor Vicente Borrero, ministro de Relaciones Exteriores, y el consejero del Estado señor Félix Restrepo.” “En la plaza de armas sólo quedaron los coroneles José Acevedo, José Manuel Montoya, y el de milicias Francisco Javier González, unos pocos subalternos y como cien hombres de tropa.” “No tardó en saberse en el campo de los vencedores el estado de abandono en que se hallaba el Gobierno, y esto los hizo más altivos : “entremos, entremos, nada de capitulación !” gritaban los enérgicos ; pero Jiménez se opuso. Por fin no pudiendo los comisionados del Gobierno obtener un arreglo razonable, ni dejar de hacer algo para llenar el objeto de su comisión, se vieron obligados a firmar a las diez de la mañana , la siguiente capitulación que el Presidente tuvo que ratificar.” “EN EL CAMPO DE SAN VICTORINO A 28 DE AGOSTO DE 1830” “A consecuencia de la acción de guerra el día de ayer, habida en el Cerrito del Santuario, en que fueron vencidas y prisioneras todas las tropas que salieron de la capital contra la división Callao y los pueblos de la Sabana, se han reunido en dicho campamento, a saber : por parte de la plaza, con plenas autorizaciones del excelentísimo señor Presidente, los señores doctor José María de l Castillo y Luis Baralt ; y por parte de los pueblos y de la división Callao, los señores Coronel Carlos Castelli y Pedro Domínguez, con el objeto de tratar y convenir definitivamente sobre el modo de que la expresada división entre en la capital, consul tando a la vez su perfecta seguridad y la economía de la sangre, como igualmente para evitar los sobresaltos a que se expondrían los pacíficos habitantes, consecuentes a un asalto de la plaza de la Catedral : teniendo presentes los 104 preliminares que han ser vido de base a la negociación entablada la noche anterior, han convenido en los artículos siguientes :” “1. Todos los habitantes de la capital, incluso los militares, gozarán de una completa y absoluta seguridad de sus vidas, personas, libertad y propied ades sin que se les pueda molestar, ni hacer cargo alguno por su conducta y opiniones políticas ; pero saldrán, por su propia seguridad, con pasaportes del Gobierno para Cartagena, dentro de tercero día, los señores Manuel Antonio y Juan Manuel Montoya, Vicente y Juan Nepomuceno Azuero, Ignacio Márquez, general José María Mantilla, coronel José María Gaitán, doctor Juan Vargas y coronel Francisco Barriga” Martínez Ferreiro Manuel Antonio Rafaela Magdalena Francisco José Manuel Montoya Zapata Esposos Teresa Juliana Villa Piedrahita Juan Manuel Juan Crisóstomo José María Campuzano González José Ignacio de Márquez Baltazar Campuzano Arango Enriqueta Márquez Castillo Este grupo de desterrados hacia Cartagena en su mayoría tenía vínculos familiares con los Montoya Zapata. José María Montoya Zapata era : Hermano Zapata. Después de la salida de Francisco Montoya Zapata hacia Cartagena, no tenemos la información exacta de sus inmediatos, próximas actividades. Creemos que nunca llegó a Cartagena y escasamente llegó a Antioquía donde permaneció. Arrubla Martínez Valerio Francisco Barriga Concuñado de Valerio Francisco Barriga. Concuñado de Eugenio Martínez Pastor que era primo hermano de Manuel Antonio y Juan Manuel Arrubla Martínez. Concuñado de José María Campuzano González que era consuegro de José Ignacio de Márquez. Ya en 1831 y siendo Vicepresidente de Colombia nuevamente Domingo Caicedo, nombró a Francisco Montoya prefecto (nombre que se le daba al cargo de gobernador) de Antioquía. Cargo en el que cumplió su período entre el 3 de junio al 31 de diciembre de 1831. Rita Juan Estéban Eugenio Martínez Pastor de Francisco Montoya Creemos que ya después de ser Prefecto partió para Estados Unidos y se estableció en Washington y referencia a su presencia allí encontramos en el diario de Santander, quien en los días que pa só en esta ciudad anota : 28 de marzo de 1832 : Por la noche estuve en tertulia con el señor Montoya. 1 de abril de 1832 : Comí en la casa del señor Montoya. El 21 de marzo de 1832 en el periódico New York Daile Advertirser publica una nota donde anuncia las brillantes fiestas que se han dado en honor de Santander y está Francisco entre los concurrentes. Ya aproximandose Santander a Bogotá de regreso de su destierro encontraremos 105 que el Presidente José Ignacio de Márquez comisiona a José Manuel Montoya para salir hasta Chiquinquirá en misión oficial a darle el recibimiento. En un oficio que Santander le escribe a su hermana dando instrucciones sobre su llegada a Bogotá, acompañado de un sobrino de Napoleón, le da detalles de cómo servir la mesa, la form a de vestir, lo que se ha de servir, también le comenta que él será huésped de su hermana, y el sobrino de Napoleón acostumbrado a vivir muy bien, se alojará en la casa de Francisco Montoya Zapata. Respecto a Manuel Antonio y Juan Manuel Arrubla Martínez, no sabemos exactamente su recorrido en esta época del destierro, pero en parte con la abundancia de correspondencia que se cruzaban con Santander, se puede encontrar alguna información en el diario : 1830 : 23 de Nov. : Escribió a Arrubla. 26 de Nov. : Escribió a sus apoderados solicitándole el envío de dinero. 27 de Dici. : Recibió carta de Arrubla del 14 de septiembre en el que le informa su destierro en Antioquía. También le informa que Raimundo Santamaría y Telésforo Rendón habían quedado encargados de los negocios. 29 de Dici. : Escribió a Arrubla, Raimundo Santamaría y Telésforo Rendón. pesos por Londres, utilizando los dineros restantes en gastos. 4 de Abr. : Recibió carta de Arrubla del 29 de octubre desde Antioquía. 11 de Abr. : Recibió carta de Arrubla el 12 de enero de 1831 desde Antioquía y allí le informa sobre 2000 pesos más que le envía. 26 de Abr. : Escribió a Arrubla y a Nuñez por asunto de dinero. 1 de Ago. : Recibió carta de Arrubla del 26 de febrero de 1831 desde Antioquía. 3 de Ago. : Escribió a los dos Arrubla (Manuel Antonio y Juan Manuel). 1 de Sep. : Recibe carta de Arrubla del 22 de junio. 4 de Sep. : Le escribe a Arrubla Así como los Arrubla se encontraron después del destierro en Antioquía, creemos que Francisco Montoya Zapata, permanecía también en Antioquía. Septiembre 1830 El 4, Rafael Urdaneta toma el mando como Ministro de Guerra y nombrar a Bolívar Jefe Supremo. Joaquín Mosquera sale rumbo a Estados Unidos. El 18, los comisionados del nuevo gobierno llegaron a Cartagena y pidieron al Libertador que se hiciera cargo del gobierno. Octubre 1830 1831 : Bolívar le responde a Urdaneta: 21 de Feb. : Recibió carta de Arrubla del 7 de agosto de 1830. 2 de Mar. :Recibió con N.N. Nuñez desde Cartagena del 5-01-31 donde le anunció la muerte de Bolívar y que ha recibido 4184 pesos de parte de Arrubla de los cuales le ha remitido 3000 pesos por Nueva York y 1120 “En todas las guerras civiles ha vencido siempre el más feroz o el más enérgico. Al partido de usted no le queda o tro recurso de optar entre dejar el país o deshacerse de sus enemigos; porque la vuelta de éstos sería espantosa. Por no colocarme yo en tan cruel alternativa no me he atrevido a tomar parte en esta reacción, pues estoy persuadido que 106 nuestra autoridad y nuestras vidas no se pueden conservar sino a costa de sangre de nuestros contrarios, sin que por este sacrificio se logren la paz ni la felicidad, mucho menos el honor.” La negativa de Bolívar fue mantenida en secreto, buscando no debilitar al gobierno de Urdaneta. Noviembre 1830 quinta de Teresita Piedrahita), era concuñada de Hortensia Lacroix Mutis: Hija de Peru De Lacroix, el autor del Diario de Bucaramanga, el cual realizó utilizando la información y confidencias que Bolívar le hizo cuando era el edecán e interlocutor en Bucaramanga, cuando se celebraba la Convención de Ocaña. Su tío bisabuelo es el sabio José Celestino Mutis. Manuelita comisionó a Peru De Lacroix para que viajara a donde el Libertador para acabar de definir la situación política. Manuel José Diciembre 1830 Borrero Ramírez El 18, De Lacroix le escribe a Manuelita: “Dejé al Libertador el día 16 en los brazos de la muerte; en una agonía tranquila pero que no podía durar mucho.” Sabio José Celestino Manuel Mutis Bossio Facundo Mutis Consuegra Francisco de Paula Santander Louis Peru De Lacroix Dolores Mutis Amaya Sixta Tulia Santander Ponton Diego Manuel Suárez Fortoul Hortensia Lacroix Mutis De los hermanos Suárez Fortoul: Santander es el suegro de Manuel. De Lacroix es el suegro de Diego. Sabio José Celestino Agapito Concepción Piedrahita Vicente Borrero y Costa Manuel Mutis Bossio Blas Piedrahita María Lucía Borrero Gómez Facundo Mutis Consuegro Antonio María Piedrahita Teresa Durán Borrero Domingo Dolores Mutis Amaya Louis Peru De Lacroix Antonio José Piedrahita Teresita Piedrahita Esposos El 12 llegó De Lacroix a Santa Marta y de allí siguió a la Quinta de San Pedro Alejandrino. Julio Cesar García Valencia Otra vinculación a De Lacroix, aunque sin ninguna línea de consanguinidad la encontramos por Manuel Borrero Ramírez tío político de Concepción Piedrahita que fue el abuelo de Teresa Durán Borrero. Abril 1831 A José Manuel Montoya lo habíamos encontrado con orden de destierro hacia Cartagena cuando el vencimiento en el Cerrito del Santuario el 28 de Agosto de 1830. Sixta Tulia Santander Pontón (prima 107 Para Abril de 1831 lo encontramos en purificación apoyando a Domingo Caicedo en contra de Rafael Urdaneta. Los textos que continúan son tomados de las Memorias Históricas Políticas escritas por Joaquín Posada Gutiérrez. Así le escribe Domingo Caicedo a Rafael Urdaneta : República de Colombia - Purificación, 14 de abril de 1831. “Al excelentísimo señor general en jefe Rafael Urdaneta.” “Por decreto de este día, que aco mpañó en copia, me he declarado en ejercicio del Poder Ejecutivo nacional, conforme a la Constitución del año de 1830. Al comunicarlo a vuestra excelencia, excitó su patriotismo, para que evite esta guerra fratricida en la que se derrama la preciosa sangre colombiana, pues el Gobierno está dispuesto a oír proposiciones de conciliación, en cuanto lo permita su dignidad, de concierto con el decoro de vuestra excelencia.” “Espero que el señor doctor José María Céspedes, que pondrá ésta en manos de vuestra excelencia, será tratando con la consideración debida a su comisión.” “Acepté vuestra excelencia los sentimientos de aprecio y consideración con que me suscribo de vuestra excelencia muy atento, obediente servidor.” “DOMINGO CAICEDO ” “A los dos días de estar yo en Purificación habían llegado allí los coroneles Vicente Vanegas José Manuel Montoya y Ramón Espina. El coronel Vanegas era más antiguo y mucho más meritorio que yo. Siéndome penoso emplearlo a mis órdenes, y no pudiendo ponerme a las suyas en aquellas circunstancias, lo comisioné para seguir a encontrar al general López, e informarle de mi parte, que no tenía esperanza inmediata de que el señor Caicedo viniese, y de todo lo demás de importancia que se me ocurrió.” “El día 15 a las diez de la noch e un tropel de caballos, y los gritos de los que venían de !viva el general López ! nos alborotaron anunciándonos su llegada. Como el general no tenía aún noticia de hallarse allí el Vicepresidente, en cuya casa vivía yo, se apeó preguntando por mí, y abrazándome me dirigió palabras lisonjeras ; y como acudiesen los oficiales a la puerta, se dirigió a ellos y a mí, diciendo :” “Vengo a ayudar a ustedes a libertar la Nueva Granada como un general ecuatoriano auxiliar.” “En aquel momento se presentó el gen eral Caicedo, y yo demostrándoselo (a López) le dije :” “Su excelencia el Vicepresidente de la República encargado del Poder Ejecutivo.” “El general López se sorprendió y le saludó respetuosamente, repitiendo la fatal palabra de que venía “como general ecuatoriano auxiliar.” “No haría Media hora que estábamos los tres en conferencia en la sala, cuando fui llamado a la puerta : era un oficial, quien de parte del coronel Montoya (José Manuel) me avisó que una junta de jefes me esperaba en su alojamiento, y volé a la casa pensativo y alarmado, conjeturando de qué era que se trataba. Al entrar yo, todos los que allí estaban me dijeron que por ningún motivo se pondrían a las órdenes del general López, bajo el carácter del general ecuatoriano. Aquella 108 junta era una torre de Babel. Con prudencia y buenas palabras calmé la efervescencia de los jefes que la componían, manifestándoles que en la situación en que nos encontrábamos se necesitaba proceder con prudente reflexión ; que al día siguiente hablaríamos con el señor Caicedo y resolveríamos lo que se debiera hacer.” venenosas. Me dirigí a su habitación, donde la encontré extendida sobre un canapé, el brazo derecho colgando e hinchado hasta el hombro.” “El Comandante Vargas salió conmigo, y se unió en la calle a los oficiales de su cuerpo que le esperaban. En ellos era otra cosa más grave con la que no tenía que luchar : en extremo alarmados, hablando a un tiempo, me dijeron que al pasar el general López, a su entrada, por la puerta del cuartel de su batallón, había dado a los soldados unos pesos, diciéndoles que él sabía que la tropa no había tenido parte en lo que sus oficiales habían hecho cuando se pasaron a la Plata : esto “nos prueba -añadieron- que el general nos guarda rencor, y a la primera ocasión, con cualquier pretexto nos fusilará.” Esfuerzo grande me tocó tranquilizar a aquellos hombres, a quienes no faltaba razón para estar alarmad os ; pero lo conseguí por la noche, ofreciéndoles que hablaría con el Vicepresidente sobre el particular, y que yo, tan comprometido con ellos, correría con ellos la misma suerte, bien que me parecían infundado los temores.” “Alarmados acudieron los moradores de Guaduas para impedir que la quiteña se muriese. Y le obligaron a tomar bebidas alcohólicas calientes y otras pócimas, que la dejaron dormida. A los pocos días estaba sana, de cuerpo, dispuesta a iniciar el peregrinaje triste que la suerte le había preparado. Llevaba por delante esta última impresión: Bolívar ni siquiera la había nombrado en su testamento; ni había hablado de ella con quienes le rodeaban. Ni una palabra final para ella, desde los umbrales de la muerte. La rigidez de los mandatos eclesiásticos había impuesto silencio absoluto, al genio, después de que el día 10 de diciembre se confesó y se arrepintió hasta de sus pecados de amor.” En el libro Manuela S áenz de Alfonso Rumazo González, del cual hemos tomado algunos de los textos incluidos, dice: Así describe Boussingault el primer impulso de Manuelita al enterarse de la muerte del Libertador. “Estaba pobre y vencida. Después de unos meses de permanencia en Guaduas regresó a Bogotá, en los precisos momentos en que ya el escaso dinero de reserva comenzaba a faltarle. Llegada a la capital, empezó a empeñar sus joyas. Uno de los recibos que se conservan, dice así: “Recibí del señor Rafael Isari de Lozano doscientos pesos, último resto de la cantidad de mil, en que fueron vendidos unos zarcillos con brillantes, por mano del señor Haro. Bogotá, julio 27 de 1831.” “En viaje de Bogotá al Valle del Magdalena, llegué en la tarde a Guaduas. El coronel Acosta, en cuya casa me apeé, se dirigió a mi llorando, diciéndome que Manuelita se moría, que se había hecho morder por una serpiente de las más La historia de esta picadura de culebra ha sido confusa y algunos al tomar una carta de Manuelita a Juan José Flores el 6 de mayo de 1834 tratan de desmentir lo escrito por Boussingault al analizar el texto de la carta: B-23 EL INTENTO DE SUICID IO DE MANUELITA .- 109 “¿Qué tengo yo que hacer con la polític a? Yo amé al Libertador; muerto, lo venero, y por esto estoy desterrada por Santander. Crea usted, mi amigo, que le protesto con mi carácter franco que soy inocente, menos en quitar del castillo de la plaza el retrato del Libertador. Visto que nadie lo hacía, creí que era mi deber y de esto no me arrepiento. Y suponiendo esto delito, ¿no hubo una ley de olvido, dada por la Convención? O me puso a mí fuera de esta ley? Dicen también que mi casa era el punto de reunión de todos los descontentos. General: crea usted que yo no vivía en la Sabana para que hubiesen éstos cabido; a mí me visitaban algunos amigos, más yo omitía por innecesario el preguntarles si estaban contentos o descontentos. A más de esto, habrían dicho que era una malcriada.” “Sobre que tuve parte en El Santuario, señor, es una tamaña calumnia: yo estuve en Guaduas, tres días de Bogotá, (y la acción fue en Funza, cerca de la capital), y a más, picada por una culebra malsana dos veces. Si hubiese estado buena, quién sabe si monto e n mi caballo y me voy de cuenta de genio y nada más, pues usted no ignora que nada puede hacer una pobre mujer como yo; pero Santander no piensa así; me da un valor imaginario, dice que soy capaz de todo y se engaña miserablemente.” Manuelita cita: “Tuve parte en El Santuario” cuando nombra El Santuario no debemos confundirnos y pensar que se refería al Santuario Antioquia, donde había sucedido en 1829 el asesinato de Córdova, por lo cual es confuso relacionar la picadura de culebra, pero lo que no se puede negar es la culpabilidad de Rafael Urdaneta en la orden de asesinato de Córdova, de lo cual no debería estar lejana la influencia de Manuelita. El Santuario que nombra es cerca a Funza, donde lograron vencer a Mosquera. También dice: “Yo estuve en Guaduas, tres días de Bogotá, (y la acción fue en Funza cerca de la capital)” , probablemente haciendo referencia a la expulsión que de Bogotá le hicieron en julio de 1830. La mordedura de serpiente, que adicionalmente fue doble, Manuelita la relaciona más a su expulsión, donde da a entender que ella en el estado en que estaba por la picadura, tenía un argumento de inocencia para no ser implicada en la revolución de Urdaneta. Manuelita no tenía necesidad de ser absolutamente sincera con Flores y nos quedará la duda si el dolor de Manuelita al recibir la noticia de la muerte de Bolívar, la llevó a tomar esa última y fatal determinación, que ya la había sentido en su interior también Bolívar cuando el 4 de junio de 1830 le había escrito a Castillo y Rada “deseando casi con ansia un momento de desesperación para terminar una vida que es mi oprobio”, y con esta carta del 6 de mayo de 1834 trató de no dejar conocer su debilidad, al aparecer derrotado con intento de suicidio. El anterior tema de tentativa de su icidio no fue único y Juan Bautista Boussingault en sus memorias comentando una excursión al Salto de Tequendama, así se refiere: “La marcha nos había abierto el apetito. Devoramos y bebimos más de la cuenta. La coronela (Manuelita) tenía una loca y comunicativa alegría. Pensaba en mis adentros, para no ensombrecer la reunión: Somos ocho, y es de temerse que entre nosotros haya uno por lo menos que se precipite en el abismo.” 110 “En la noche -agrega más adelante- los excursionistas al Tequendama se hallaban reunidos en el salón de Manuelita y ella estaba fresca, con flores naturales en el cabello, encantadora, amable con todos, hablando del salto. “Hemos de volver, decía entusiastamente, y será pronto”. Los vínculos con Manuelita no los hemos podido conseguir y ....... Simón Sáenz su padre ignoramos si tiene alguna relación sus ascendientes en España con los ascendientes de Pedro Sáe nz el suegro de Francisco Montoya Zapata o con la mamá de María Paz Piedrahita Sáenz que fue mujer de Francisco de Paula Santander. Sin embargo, de sus amantes si sabemos con Bolívar uno de los enlaces sería: Manuelita Saenz Blas Piedrahita Antonio María Piedrahita Bolívar Palacios Sixta Pontón Piedrahita Benigna Palacios y Bolívar Francisco de Paula María Josefa Pedro José María Santander Briceño Mendez Antonio José Piedrahita Teresita Piedrahita Simón Juana María Esposos Agapito María Francisca Piedrahita Mariaca Esposos “Un misionero inglés se puso a improvisar versos insensatos sobre el infie rno, el paraíso y el fin del mundo; dos irlandeses, repletos, se durmieron y se echaron a roncar, como para insultar la hermosura de la naturaleza; los estaba observando, y de repente vi a Manuelita, de pie a orillas del precipicio, haciendo increíbles ademanes. Con el ruido del Tequendama, era imposible oír lo que decía. En seguida me lancé hacia ella y la así por la esclavina, y sostuve a Manuelita fuertemente por el muslo, mientras el doctor Cheyne, comprendiendo el peligro en que estaba aquella mujer loca y no muy sobria, agarrándose a uno de los árboles, se enrolló en el brazo izquierdo las largas y magníficas trenzas de la imprudente que parecía decidida a saltar al abismo. Cheyne y yo pasamos un cuarto de hora terrible; al fin intervinieron los amigos y pusimos a Manuelita en lugar seguro.” Julio Cesar García Valencia En el libro Manuelita Sáenz escrito por Alfonso Rumazo González, hay una narración de la cual transcribiremos una parte. “Un día la llevan al convento de las monjas de Santa Catalina, en donde probablemente había alguna religiosa de la familia, y la dejan interna. ¿Q ué va a aprender? “Esas labores de aguja, esos bordados en oro y plata que son motivos de asombro para los extranjeros; la preparación de helados, sorbetes y confituras. Las religiosas enseñan, a la vez, a leer y a escribir. Es todo lo que sabe una joven de buena familia.” “... en este colegio en cuyos claustros encierran a Manuelita, a la edad de diecisiete años (dato suministrado por Boussingault). Claro aparece que la educanda aprenderá mucho que todavía ignora; las educadoras son ejemplares! Va a querer suficientemente documentada para el resto de la vida. Debe de revolucionar suficientemente el colegio, pero también debe de sentirse revolucionada. Oblíganla a rezar mucho, a confesarse, a cantar, a comuniones periódicas. Accede, pero a poco es tá 111 que se subleva de hastío. Siente el impulso de la vida libre que late por todo su cuerpo en vibración permanente. A hurtadillas se ejercita en el baile; a hurtadillas también aprende a fumar. Y si hay algo que le obsesione preferentemente es estar si empre muy bien arreglada y elegante.” “Manuela es extraordinariamente feliz cuando mensualmente le dejan salir a la casa por todo un domingo, después de la misa.” “La negra Jonatás, en un día de visita al claustro, se acerca discretamente al oído de su niña y le dice que hay alguien que la corteja con interés, desde el último día de vacaciones. Gratísima es la noticia para Manuela que tiene infinita sed de amor. Se trata del joven oficial Fausto d’Elhuyar siempre la preferencia obsesionante por los uniformes militares quien actúa en el ejército en servicio del rey. Es hijo del célebre químico español del mismo nombre y apellido, a quien se debe el aislamiento del tungsteno, y quien sirve también ahora en el ejército del rey, en México, en calidad de ingeniero. Es, además, sin duda amigo de José María e Ignacio, los hermanos de Manuela. Y, por último, une a su elegantísima presencia un corazón ardiente, una inteligencia clara y una palabra de gran seducción.” “Se encienden los amores con mucha rapidez, primero a través de cartas llevadas y traídas por la negra; luego por conversaciones sumamente bien disimuladas en la misma casa de doña María, en los días de asueto de la estudiante. Y por último en cualquier sitio de la ciudad, a donde sale Manu ela con mil pretextos y gracias a su extraordinario talento para crear situaciones intrincadas. Pasan varios meses y el amor llega ya a un gran encumbramiento. Se ha convertido en pasión. El joven oficial ama a Manuelita y la desea; ve en ella un apetitoso manjar, dentro de la natural tendencia de las gentes de cuartel de entonces, empañadas mas que todo en la aventura. Para d’Elhuyar esta niña Sáenz constituye el objeto de un máximo arrebato pasional, por el que bien vale jugarse lo que fuere.” “Los amores de Manuela continúan cada día más apasionados; son ya fuego que consume, que desorbita el espíritu, que tortura el cuerpo. ¿A qué esperar más? ¿A qué padecer? Una mañana Manuela obtiene permiso para salir del claustro, con cualquier pretexto, y no vuelve. La preciosa quiteña se había dejado raptar por d’Elhuyar. Había comenzado a vivir peligrosamente, en busca de una suerte extraordinaria!” “¿Cuánto tiempo y en dónde estuvo Manuela con su apuesto oficial, realizada la fuga? Se ignora. “¿F ue abandonada por su raptor y restituida a su familia? Es lo que no se”, dice Boussingault. Probablemente es restituida al convento, de donde la sacarán para llevarle al altar, adornada con velos nupciales.” “Esta aventura inicial de su existencia muy explicable y muy de esperarse no le deja placentero recuerdo en el espíritu: “Manuelita no hablaba nunca de su fuga del convento”. Pero le proporciona una experiencia fundamental y le advierte de algo que ella ignoraba todavía: es infecunda. El doct or Cheyne, médico suyo por algún tiempo, dirá más tarde: “era mujer de singular conformación”. “Ninguna comidilla mejor para la habladuría quiteña que esta primera aventura de la hija de Simón Sáenz. El 112 “Don Simón y doña María hallan en Quito un hombre que carece de prejuicios; como médico goza de amplio prestigio; como sajón es caballeroso, recto, sincero . Sus riquezas le permiten llevar vida muy holgada y de amplias relaciones sociales. Su edad cuarenta años para su raza significa juventud; su catolicismo frío, indiferente, no es óbice para una estimación sincera. Conoció a Manuela probablemente en alguna ocasión en que fué a recetar en casa de su madre, o en la calle, en cualquier parte. Es el doctor Jaime Thorne.” “Queda concertada mediados de 1817.” la boda para Los dos hermanos que aislaron el tungsteno metálico en 1783 eran Fausto y Juan José Elhuyart, Fausto se fue a Méjico y Juan José que empezó a utilizar para su apellido la grafía D’Elhuyart, vino a Colombia durante el gobierno de Carlos III como Director del Real Cuerpo de Minería del Nuevo Reino de Granada para América, llegando el 29 de julio de 1784 y tuvo dos hijas mujeres: Ursula y Fausta, y un hijo barón llamado Luciano. Luciano nació en 1793, ingresó al colegio del Rosario en 1806, entró a las filas patriotas y fue gran amigo de Atanasio Girardot y se enloqueció de dolor con su muerte. Vengando a su amigo se llenó de gloria y realizó tales proezas en la batalla de Trincheras que el Libertador le dió el en el campo de batalla el grado de Coronel. Tras la pérdida de Puerto Cabello regresó a Cartagena siendo nombrado comandante general el 17 de noviembre de 1814. Fue desterrado en 1815 por Pedro Gual y viajó a las Antillas. En 1816 durante el sitio de Cartagena por Morillo venía con refuerzos y naufragó su barco, muriendo en este acto. María Josefa Modesto Villa Zapata Clara Villa Jaramillo Antonio María Piedrahita Manuela Sáenz Fausto D’Elhuyart José Joaquín Tirado Villa Josefa María Antonia Bastidas y Lee Luciano D’Elhuyart Antonio José Piedrahita Teresita Piedrahita Fausto Juan José D’Elhuyart Esposos mismo d’Elhuyar se ufana de ello, con muy poca caballerosidad. La madre debe de sufrir horriblemente. Pero hay una solución al problema. En esos tiempos, por suerte, el matrimonio es cosa que no atañe a las solteras, sino a sus padres; las bodas se conciertan sin contar para nada con la novia y para muy poco el novio; la autoridad paterna hállase encargada por tradición de juntar parejas de acuerdo con los apellidos y las conveniencias. Nada importa que mañana no sean felices; para eso están las libertades que discretamente se toman los unos y las otras, por sobre la unión declarada indisoluble por los eclesiásticos. A la mujer en el hogar le corresponden la sumisión, la actitud humillada, el ahogo permanente de sus mejores aspiraciones. El amor es, por esto, más que todo un anhelo, una insatisfecha esperanza; surge romántico o sea lloroso por imposibilidad de llevarlo a la realidad plenamente.” Julio César García Valencia José Joaquín Tirado Villa primo cuarto de Teresita Piedrahita, era concuñado de Juan José DElhuyart, el tío de Fausto DElhuyart. Boussingault se excedía en comentarios sobre Manuelita que para el efecto sin entrar a comentar nos atrevemos a transcribir. 113 “Es necesario saber que ella nunca se separaba de una esclava joven, mulata de cabello lanoso, hermosa mujer, por cierto, que siempre vestía como soldado, salvo en las ocasiones en que referiré después. Era la verdadera sombra de su ama; y quizás, si aceptamos la su posición, su amante también conforme a un vicio muy extendido en el Perú. Junto con algunos camaradas he presenciado escenas de ese vicio; pagando cada quien su cuota por asistir a la impura ceremonia que no deja de ser divertida. Por otra parte, nunca nos preciábamos de poseer una moral muy severa. La mulata no se las daba de ángel inocente; encerrada con Manuelita en el camarote, tenía, sin embargo, permiso para entrar y salir libremente. El resto se adivina.” Comentarios similares figuran en el li bro Manuela Sáenz de Alfonso Rumazo González, más o menos por la época de los diecisiete (17) años de Manuelita. “A tal punto llega la intimidad que ha tomado con las negras Jonatás y Nathán, que, con ser esclavas, sumisas, modestamente serviciales, se pe rmiten muchas franquezas, a condición de que “en sociedad”, o sea en presencia de extraños, no dejen de aparecer esclavas. La confianza de Manuela se funda en chismecillos y secretos mantenidos desde la infancia y preguntas y averiguaciones de origen sexual que corren ahora entre ellas con sobrada frecuencia. Las negras, en contacto con sirvientes y peones, oyen muchas cosas obscenas, son acariciadas, asediadas, casi asaltadas por unos cuantos mozos mestizos que ven en aquellas formas armónicas, espléndid as, exaltantes y provocativas, una insistente tentación. Al caminar las negras mueven sus curvas armónicamente, con movimiento redondo, de serpiente. Sus ojos despiden inquietud y lascivia. Para una mujer de esta raza los diecisiete años, en otras circunstancias, significan la maternidad. Pero Jonatás y Nathán son infecundas. Probablemente cayeron en la seducción cualquier día. Estas experiencias íntimas son las reveladas a la patrona Manuelita, quien, a espaldas de la madre, se informa de todo, se in quieta con todo, comienza a padecer ya la tortura del deseo.” Nathán en sus relaciones con un negro jamaicano engendró a Juana Rosa y ya fueron tres las esclavas que la acompañaron. Su resto de vida en Paita y allí fue precisamente Juana Rosa la sirvienta joven que se contaminó de difteria para morir Juana María el 20 y Manuelota el 23 de noviembre de 1856. B-24 JOSÉ MARÍA DE MOSQUE RA ARBOLEDA Y FIGUEROA .Muchas veces nos equivocamos establecer “de tal palo tal astilla”. al Al realizar esquemas de i nterconexión, los gráficos no nos permiten ni maliciar las historias que existen detrás de cada una de las personas graficadas. 114 Nicolás Cristóbal IV Tomasa Prima 9 11 Alonsa de Sarria Velasco De Mosquera y Figueroa Isabel De Castrillón Mosquera José de Mosquera y Figueroa Francisco Javier De Mosquera y Sarria Cristóbal Ruiz José María Mosquera Figueroa Dionisia Mosquera Bonilla Joaquín Ana María Crespo Francisca Ruiz Tomás Cipriano De Mosquera Arboleda Narcisa Jaramillo José María Obando Bartolomé Velilla Jaramillo De: Dionisia Mosquera Bonilla José María Obando En la gráfica podemos notar que José de Mosquera y Figueroa era primo hermano de Francisco Javier de Mosquera y Sarria, de tal forma que José María Mosquera y Figueroa era primo tercero de Dionisia Mosquera Bonilla. Unos primos que eran el polo opuesto como nos lo cuentan en las genealogías. El aprecio del Libertador por José María era enorme, queriéndolo como se quiere a un hermano o a un padre. Dicen Las Genealogías: Fulgencia Velilla Tomo V - Pág. 403 Teresita Piedrahita Julio Cesar García Valencia Isabel de Castrillón Mosquera, la sexta abuela de Teresita Piedrahita, fue prima hermana de José de Mosquera y Figueroa, el abuelo de los presidentes Joaquín y Tomas Cipriano de Mosquera. “Del aprecio del Libertador hacia este patricio da cuenta O’Leary en sus Memorias:” Concepción Palacios y Blanco De: José María Mosquera Figueroa Joaquín y Tomas Cipriano de Mosquera y Arboleda Isabel de Castrillón Mosquera también fue prima hermana de Francisco Javier de Mosquera Sarria, el bisabuelo del Presidente José María Obando. De tal forma que Teresita Piedrahita viene a ser: Bolívar y Ponte Simón Bolívar Teresa Jerez Aristeiguieta Manuel Josefa De tal forma que Teresita Piedrahita venía a ser: Prima 9 10 Luisa Juan Vicente Santamaría Isaza Blas Piedrahita Julián Santamaría Tirado Antonio María Piedrahita Soublette Aristeiguieta Daniel Florencio O’Leary Antonio José Piedrahita Teresita Piedrahita Soledad Carlos Concepción Esposos Antonio José Piedrahita Julio Cesar García Valencia Blas Piedrahita, el bisabuelo de Teresita Piedrahita era primo hermano de Julián Santamaría Tirado. Julián viene a ser : 115 Primo cuarto de Teresita Piedrahita. Yerno de Teresa Jerez Aristeiguieta, prima hermana de Simón Bolívar. Cuñado de Carlos Soublette que llegó a ser Presidente de Venezuela (1837 1838). Concuñado de Daniel Florencio OLeary. “El 9 de diciembre de 1825 se celebraba en Chuquisaca un banquete para celebrar el primer aniversario de la batalla de Ayacucho. Llegada la hora de los postres, el Libertador, en oportuno brindis, hizo elogio a Sucre, a quien llamó el más distinguido de los generales de Colombia.... Sucre, modesto y agradecido, expresó al Libertador su agradecimiento y, a su turno propuso un brindis por “el primer ciudadano de América”. En alto las copas, Bolívar llenó la suya y dijo:” doctor José Popayán.” Mosquera, de Joaquín Mosquera nunca estuvo a la altura de las circunstancias de Colombia , para manejar un momento tan crítico donde los menos apropiado venía a ser un gobernante débil. El hecho de que Joaquín Mosquera, hijo de José María fuera sucesor en la presidencia y que Domingo Caicedo fuera el vicepresidente deben haber sido un voto del congreso para suceder al Libertador por personas de su absoluta confianza. “Brindo por él con mucho gusto, porque le conozco.” María Ignacia Rosalía Rafael Mariana Mauris Berdaya Ricaurte y Terreros María Antonia Posada Mauris Juan Esteban Ricaurte Mauris José María Carrasquilla Antonio Ricaurte Mariana Jerónimo “Sorprendidos los circunstantes por esta respuesta, se creyó el Gran Mariscal obligado a explicar así su alusión:” “General, al proponer yo el brindis y alzar sus copas nuestros compañeros para corresponderlo, hemos querido ellos y yo libar en honor vuestro, en quien reconocemos el primer ciudadano de América.” “Es otro a quien corresponde este título , aclaró el Libertador. Hay en Colombia un hombre modesto, que con tener en su hermano un regente de España, defendía mientras tanto la causa de nuestra independencia, Sus hijos se dedicaron a la patria desde que tenían capacidad de servirla; y él me proporcionó recursos de importancia para la campaña de Pasto de 1822. Si me fuera dado elegir un padre después de muerto el mío, escogería al María Federico Carrasquilla De Mendoza Galavis Clementina Carrasquilla José Gregorio Gutiérrez Moreno Ana Delia Santamaría Carrasquilla Rosa Vasquez José Prieto de Salazar Petronila Prieto Ricaurte José Francisca Josefa Santamaría Prieto Antonia Vergara Ignacio Gutiérrez Vergara Julio Cesar García Valencia Domingo Caycedo y Santamaría Rosalia Mauris Berdaya la quinta abuela de Rosa Vásquez era concuñada de Mariana Ricaurte y Terreros respectivamente de los Presidentes era: Bisabuela de Domingo Caicedo y Santamaría. Tatarabuela de Ignacio Gutiérrez Vergara. 116 Abuela de José Santamaría Prieto el cuñado del Presidente Jerónimo de Mendoza Galavis. ¿Por qué Manuelita y Urdaneta no se entendieron con Joaquín Mosquera? ¿Por qué conspiraron contra Mosquera? ¿Era Joaquín Mosquera un débil? ¿Por qué Mosquera nombró a Vicente Azuero como Ministro de Interior y Justicia siendo éste conspirador contra Bolívar? ¿Sabía Bolívar de la íntima amistad que existía entre Joaquín Mosquera y Francisco Montoya Zapata? ¿Sabía que en Jamaica habían vivido juntos? B-25 DIONISIA MOSQUERA BO NILLA Dice en Las Genealogías: Tomo V - Pág, 416 “Doña Dionisia de Mosquera Bonilla fue protagonista del célebre escándalo que conmovió a la sociedad de Popay án en la segunda mitad del siglo XVIII. Casada en esa ciudad el 11 de enero de 1761 con el comerciante español don Pedro López Crespo de Bustamante, doña Dionisia sostuvo amores ilícitos durante varios años con el payanés don Pedro García de Lemos, marido de doña Juana María Hurtado Arboleda. Estando embarazada de Lemos y estando su marido de regreso de un viaje a España, doña Dionisia y su amante decidieron la muerte de Crespo. En un principio enviaron varios esclavos con la orden de darle muerte en el camino de La Plata a Popayán, pero, al no tener éxito, lo asesinaron en su casa de Popayán y cubrieron el espantoso crimen haciendo parecer que había muerto por efecto de la certera cornada de un novillo. Esto sucedió el 29 de enero de 1770. La situación levantó sospechas; los esclavos, llamados a declarar como testigos, confesaron; y don Pedro Lemos y doña Dionisia fueron condenados con tres cómplices a la pena capital por auto de la Real Audiencia de Quito dado en esa ciudad el 26 de octubre de dicho añ o. La sentencia sólo se cumplió parcialmente, pues Lemos huyó y murió en Quito, de 75 años, el 3 de junio de 1809, y doña Dionisia se asiló en los conventos de Carmen y la Encarnación. Años mas tarde casó de nuevo en la viceparroquia de García, jurisdicción de Caloto, el 4 de noviembre de 1772 con su pariente don José Manuel González del Valle y Silva, vecino de Caloto, fallecido en la hacienda de García el 15 de junio de 1816, hijo legítimo del español don Antonio González del Valle y doña Ana de Silva Saavedra, casados en Cali el 25 de abril de 1731. De este matrimonio de doña Dionisia nacieron tres hijos. Doña Dionisia falleció a fines de septiembre de 1804 en jurisdicción de Caloto.” B-26 PRINCIPIO Y FIN MARÍA OBANDO .- DE J OSÉ De Dionisia nació Ana María Crespo. Dice así en Las Genealogías: Tomo V - Pág. 417 “De los amores de doña Dionisia y don Pedro García de Lemos nació una niña que se llamó Ana María Crespo, bautizada por necesidad en Popayán el 26 de julio de 1770 y crismada en la misma ciudad el 6 de marzo de 1771. Ana María creció en la hacienda Los Frisoles, en jurisdicción de Caloto, de propiedad de su tío el doctor don Lorenzo de Mosquera. Sostuvo relaciones con el español don José Iragorri, y de esta unión nació en G enge, jurisdicción de Caloto, el 8 de agosto de 117 1795 el general don José María Obando, bautizado el 10 de octubre siguiente en la iglesia vice -parroquial de García, quien tomó el apellido de su padre adoptivo, don Juan Luis Obando, y llegó a ser una de las figuras más prominentes del país en el siglo pasado, presidente de la república, elegido por elección popular para el cuatrenio que comenzó el 1° de abril de 1853”. El hijo natural de Ignacio Iragorri y Ana María, la hija de Dionisia, fue adoptada por una familia española que le dio su apellido y la cual estaba compuesta por Juan Luis Obando y Agustina Del Campo. Contradiciendo esta versión de la paternidad que figura en las Genealogías, existe una versión presentada por Enrique Naranjo Martínez en su libro Escarceos Históricos, donde argumenta que el padre de Obando fue Pedro Vicente Martínez Cabal. “Popayán, agosto 28 de 1830” El cura Lorenzo Mosquera tío de Ana María, era dueño de la hacienda García que había comprado en 1776 y allí vivió Dionisia y después continuó viviendo Ana María. Lorenzo le vendió a José Iragorri parte de la hacienda y éste fundó allí la hacienda Quebradaseca. El doctor Pedro Vicente Martínez Cabal tuvo con Ana María una hija nacida el 18 de noviembre de 1790 también llamada Ana María. Cinco años después, el 8 de agosto de 1795 nacía José María Obando. Los dos hijos fueron bautizados el 10 de agosto de 1795 en la iglesia viceparroquial de García dejando constancia en la partida que eran hijos de “padres no conocidos.” Finalmente argumentos concluyentes no existen para determinar que Obando sea hijo de Iragorri o de Martínez y todo se limita a comentarios de parentesco que Obando le dio trato de pariente a un Martínez y no se lo dio a un Irag orri. Sucre fue asesinado el 4 de junio de 1830 y unos meses después José María Obando escribe esta carta a Salvador Córdova. “Señor Coronel Córdova.” “Mi querido Salvador:” “Mucho tiempo hace que iba a escribirte, pero no le he hecho hasta no tener conducto seguro; hoy lo ha go con el Capitán Jaramillo, quien te dirá todo, todo cuanto él ha visto, y va al cabo de todo lo que hay por este Departamento. Vamos a lo importante, que es nuestra Patria, para la que tiene usted tánto motivo de afilar su espada y levantarla. Usted ve que a pesar de cuanto ha pasado, aún quieren imponernos la ley tirana, y quizá, quizá las imprecauciones del Gobierno nos lleven a la tumba más bien que los esfuerzos de los genízaros. A esto es necesario que todos los hombre como usted se hagan cargo de la fuerza militar. Arregle usted, fomente la opinión y pongámonos de acuerdo. Actual una facción de ladrones, como Mariano París y otros de esta calaña, oprimen la capital, sitiándola, con el fin de elevar al carnicero Urdaneta. Por fortuna el Gobierno aprovecha la opinión y desbaratará esa gavilla; ¿pero bastará desbaratar y no destruir? Esta es mi opinión, y no debe perdonarse una cabeza sola que se levante. Amigo, si no nos paramos, adiós patria y adiós pescuezos. Arriba pues, y obremos de acuerd o.” “Con motivos de las cosas de Bogotá, estoy organizando aquí una Columna que no bajará de quinientas plazas, para 118 marchar a Bogotá, si es necesario, basada en dos Compañías de Vargas que tengo bien, bien, bien; pero esta columna se forma más bien par a esperar algún movimiento que sospecho pueda haber en este Valle; para este fin sale a Cartago el Capitán Pedro Antonio Sánchez, con quien puedes entenderte allí. Si hay alguna novedad en el Valle, débese venir una fuerza de esa a Cartago para obrar por aquella parte, y procurar comunicarse conmigo por mil medios, para combinar operaciones. Esto es puramente preventivo, por si llega el caso.” “Con tan justos motivos tengo el gusto de recordar nuestra amistad, y querernos como hermanos que corremos una misma suerte, y es siempre tu amigo y compañero, J.M. OBANDO” “El General López no sigue ya a Panamá; se halla en ésta, y todos trabajamos con provecho.” De Mariano París aquí citado, la gráfica de la interconexión sería: María Ignacia Rosalía Mauris Berdaya Rafael Mariana Ricaurte y Terreros María Antonia Posada Mauris María Andrea Genoveva Ricaurte Mauris José María Carrasquilla Manuel José Ignacio José María Joaquín Mariano Federico Carrasquilla París Ricaurte Clementina Carrasquilla Ana Santamaria Rosa Vásquez Julio César García Vásquez María Antonia Posada Mauris la cuarta abuela de Rosa Vásquez, era prima hermana de María Andrea Genoveva Ricaurte Mauris la mamá de Mariano París. Rosa vendría a ser prima séptima de Mariano París. El fin del general José María Obando así es narrado en las Biografías de Joaquín Ospina. “En 1860 regresa Obando a Colombia y el presidente del Estado soberano del Cauca, lo llama al servicio como comandante general de las fuerzas del mismo Estado para defender la federación; unidos estos dos conspicuos caudillos, hasta entonces rivales 119 irreconciliables, vencen en Derrumbado y Manzanillo; continúa la campaña y avanza sobre Cundinamarca; después del sangriento combate de Sobachoque, el general Obando pretende unirse con una pequeña fuerza al ejército del general Mosquera y a su paso por el páramo de Cruzverde, al caer de la tarde, el 29 de abril de 1861, cae alanceado con su compañero de armas el heroico Patrocinio Cuéllar, en Puente de Tierra, muy cerca de Subachoque. Así terminó su agitada y dramática existencia el general José María Obando, modesto y humilde ciudadano que como caudillo fue el ídolo del pueblo.” Sobre los beneficios y honores que trajo para Obando, haber sido el asesino de Sucre, escribió José Le Gouhir en el libro Historia de la República del Ecuador de lo cual transcribiremos la tesis 47 : Tesis 47 : Un Partido Agradecido “El General Obando, por su hazaña de Berruecos, hizose acreedor a toda protección favor y dignidad, por parte del partido Liberal agradecido” “Aun bajo el régimen conservador, no dejó de hallar ciertos apoyos preciosos, atenuadores de sus crímenes, glorificadores de sus atrocidades ; hombres prontos a sacrificarse por “la gloria del Idolo del Liberalismo”. “El Partido en masa no vaciló en lanzarse en una general y abierta rebelión por salvar a Obando, aunque no fuese honrosa la causa de la sublevación ; y quedóse comprometido el honor colectivo del Partido, identificándose con la suerte de un personaje sindicado del asesinato del Mariscal de Ayacucho. El Partido pasó lista en todas las partes, y fue consigna alzarse para defender a Obando”. “En el mismo Cuerpo Legislativo, el Club fue creando y manteniendo una masa preponderante para proteger y ensalzar al genuino representante del civismo y de la libertad. La razón política que ponía en salvo los intereses del mundo Timoleón, llegó hasta solicitar amnistías políticas ; ni le fue arduo sustraer, ya el proceso seguido en Pasto, ya el de Bogotá iniciado por Urdaneta contra los asesinos del Mariscal.” “Respecto de las amnistías, notable fue el afán de los partidarios de Obando para que la que otorgó el Congreso de 1853 se extendiera a los delitos políticos, aún los del año 30. !Cuando no hicieron los mismos en el Senado para que no le sometieran a juicio ! - Dice Restrepo - : “Lo más curiosos es que los amigos de Obando votaron contra el proyecto de que se le pudiera juzgar. Esta circunstancia, agrega, dio mucho que pensar en la materia”. “Habiéndose conformado con esta resolución. Obando se acogió implícitamente, para evitar el juicio conformado con esta resolución, el juicio, a esa amnistía que él mismo había declarado que le infamaba.” “Si Obando hubiera querido en realidad ser juzgado, ¿habríale impedido sus amigos buscar la vindicación en tela de juicio ?2. “En los nuevos días de gloria de Obando, no dejó de intrigar en distintos sentidos aquel círculo parlamentario hasta que, por fin, la poderosa voz de Torres Caicedo, después de referir prolijamente los ridículos conatos efectuados en el congreso de 1849, concluyó el asunto enrostrando al Partido su perfidia. “Es ya tiempo exclamó, que caiga la venda que cargara a los ilusos ... Hay que tener 120 presente y no olvidar jamás que los conservadores han trabajado con ahínco porque Obando pruebe su inocencia en contradictorio juicio, y que éste y sus adeptos han combatido tal mira después de haber pedido tenazmente el juicio”. “Obando no siempre debió su salvación a la intriga oculta aun en momentos en que la explosión popular parecía incontenible : hubo veces en que Obaldía, Murillo y Florentino González, protestaron en la Prensa que no existía tribunal competente para juzgarle y que, cuando lo hubiese habido, el Partido Liberal no consentiría nunca en que al General Obando se lo llevara al patíbulo. De hecho faltó esta expiación a la memoria de Sucre y a la Justicia patria. Por otra parte hubiera costado una revolución y una crisis más.” “El Historiador Juez que, de tantos años acá, viene amargado al Criminal de Berruecos y a sus mantenedores, ha podido atestiguar a su costa cuán ardua sea para la justicia tocar en la fama del héroe que, con Santander, Soto, Azuero y los sicarios de Septiembre, forman el substrátum del procerazgo antibolivarista. Para el espíritu que parece invadir a ciertos círculos de Partido R ojo, el Libertador de Colombia debe bajar ; podrá campearse acaso en el Panteón Venezolano ; pero debe retirarse el Hombre de la Guerra ante el Granadino, el hombre de la ley [ !].” “El nuevo espíritu pseudonacionalista que tiene a rebajar a Bolívar, tant o como prueba ensalzar a Santander, se extiende a éste “Brazo de Santander” y de la primitiva democracia : recuerda, pero, ocultando el funesto desempeño de tales destinos, cómo sin merecimientos propios fue llamado el Asesino de Gobernaciones, a ministerios y hasta dos veces al mismo solio del Ejecutivo ; !sólo atiende a ! legatario de la espada del fundador y sucesor cuyo en la labor de consolidar aquella Escuela, responsable de tantas desgracias.” “Debe leerse al respecto el noble artículo que escribió en 1881, Pérez y Soto en la “Opción Nacional” de Caracas, para combatir el proyecto de erigir una estátua al “feroz Baudillo” que en realiidad ha merecido más de los enemigos de la Patria y acarreado más deshonor a su partido... Sólo como una aberración humana, escribe allí, puede explicarse la influencia que Obando adquirió en cierto partido político tan sin principios o tan ciego que no vio en este su Jefe su proceso de condenación. Ayer no más, no era otro el lenguaje del impecable Juez.” B-27 JOSE HILARIO LOPEZ Luis María Genoveva Montoya Zapata Nazario Lorenzana Montoya José Hilario López Facundo Lorenzana Saenz Lucrecia López Durán Nazario Lorenzana Montoya era : Sobrino de Luis María Montoya Zapata. Consuegro de José Hilario López. El General José Hilario López, participó del asesinato y si bien, no fue en su territorio y bajo su orden qu e se ejecutó a Sucre, si era parte muy cercana y comprometida con el asesinato. José Le Gouhir en el libro Historia de la República del Ecuador, establece una tesis, la cual transcribiremos. Tesis 48 : Un digno Comparsa “El General José Hilario López no se queda, ante la historia, libre de notables responsabilidades, no ya por su notorio 121 desprecio a la memoria de Sucre, sino por la aprobación del crimen y por no haberlo impedido” “En el artículo anterior dejamos doble constancia de que el General López no solo recibió un aviso, sino una orden más o menos condicionada, del Comité democrático, para que no dejase pasar adelante al Mariscal de Ayacucho.” “Los testimonios gravísimos de los partidarios liberales del General López, como Mariano Vargas y el Pre sidente F. Zaldúa, sin contar las otras Autoridades, preponderan en cualquier ánimo imparcial, a la palabra del mismo acusado, quien se limita a decir en su defensa “que tuvo en Neiva una conversación amistosa con Sucre”. “Aunque quisiéramos prescindir, c ontra todo juicio, de esas gravísimas inculpaciones, queda todavía que López dejaría la ejecución a otros más arrojados, siendo sabedor, encubridor, hasta “aplaudidor”, digamos así, de un crimen que todo patriota tenía el ineludible deber de impedir. Se ha querido suponer que las sospechas recaídas sobre López, provenían a priori de su íntima amistad con Obando ; pero falsa es de todo punto semejante presunción, tomada en un sentido exclusivo. Aquí cabe referir la opinión que concibió muy luego el Libertador y formuló en un artículo violento : “Todavía hay más : ultraja groseramente al ilustre Gran Mariscal de Ayacucho ; para perderlo, alarma toda la población (de Neiva). El pueblo se opone a este atentado ; mas él no se desalienta por el chasco : continúa su proyecto liberal, despide correos a sus asociados y compañeros de empresa ; Sarria, Erazo, y el Caudillo de Pasto, reciben órdenes expresas de Vidaurre (J.H. López) y consejos del Señor Demócrata. Estos insignes liberales forman su coalición y el plan de ataques se decide en los términos siguientes : “Vidaurre sigue los pasos del enemigo ; Erazo prepara el campo de batalla ; Sarria viene de Pasto por orden de Obando con los vencedores ; embosca las armas de la República para dar muerte con ellas al que más ha realizado su esplendor. Así termina la vida más preciosa en manos de esos Caribes, que no desdeñan nada de cuanto pudiera refinar su maquiavelismo. Para ello, atribuyen su crimen nefando al ilustre General Flores como para matar la gloria de aquél... siempre prontos a cometer todas las maldades para satisfacer sus pasiones insaciables, y saborear después el placer de achacarlas al inocente, al patriota y al virtuoso”. “En Neiva acabamos de ver el episodio de una verdadera tentativa de asesinato en la persona de Sucre. Mucho se pudiera decir igualmente sobre la asonada de los liberales y discusión acalorada entre Sucre y López. !Cuanto luego no se maquinó para que, por falta de cabalgaduras, se viera imposibilitado para proseguir su viaje !.” “En Popayán, a donde se trasladó López pocos días después de Sucre, muchas personas enteradas del crimen, que ignoraban la participación de Morillo, hallaron graves razones en las intimidades, desahogos e imprudencias de López y Sarria, para atribuirles prudencialmente una responsabilidad formal. La de Sarria, por venir combinada con la acción de Morillo y Erazo, se patentizó ; pero la del General, que pareció entonces no tanto de ejecución como de palabras, sentimientos, inteligencias y aprobaciones, quedó casi relegada ante el Foro. Merced sobre todo al poder que disfrutaba el hombre en aquella sociedad y en su partido.” 122 “Conocida de todos es su célebre“ villana baladronada, a saber que “si el asesinato no se hubiera perpetrado en la provincia de Popayán, le habría celebrado con un banquete”. En vano se ha pretendido eliminar tales expresiones o atenuarlas. El General Luis Urdaneta, allí presente en aquellos días, refiere que de hecho se celebró el banquete, si bien sólo entre liberales de toda confianza . Mucho circuló la especie por la Prensa, y después de darle el debido crédito, Posada se detiene a referir otra imprudencia que más aún descubriría su mente ante la sociedad popayaneja. Los Sres. Rafael Mosquera y Lino Pombo convidaron por tarjeta a un luto general de ocho días a toda la ciudad en sentimiento de la terrible desgracia. A López se le ocurrió promover el escándalo de irritarse con tan sensata proposición y de sustuirla con el luto en memoria de Córdova, muerto un año antes en plena sublevación contra Bolívar. Igual desprecio demostró posteriormente molestándose de que se siguiese hablando tanto de una noticia enojosa y sobada, cual era la “muerte de un General”. “Estas y otras manifestaciones de contento y aprobación por el asesinato, no las han olvidado los eruditos y la sinrazón con que se echó tierra sobre el socio de Obando. Sin dar a esta causa toda la importancia que se merece, puede decirse, con Pérez y Soto : “Por su solo regocijo público, quedó López confeso de complicidad (lata) en el asesinato de Sucre”. “Pero se dirá : si se levantaron contra López grandes y públicas sospechas, ¿Porqué no le instalaron a que se presentara en persona a justificar su conducta y a limpiar su reputación de manchas tan comprometedoras para el éxito de su carrera ?.” “El 24 de Julio de 1830 publicó su terrible denuncia el General Luis Urdaneta. Seis días después a 30 de Julio, “El Baluarte” volvía a la carga y clamaba porque se diera satisfacción a la opinión del Cauca y del Sur, donde se hacían lo s más agrios reproches a los comparsas Obando y López. Pero ambos eran bastante poderosos para que nadie osara desde luego exponerse a su odio.” “Prescindiendo de los indicios directos que se propalaron contra López, muy sospechosa y con harta razón se h izo su intimidad con Obando. Este a López remitió Sarria para darle las albricias ; a López remitió Morillo preparándole su ingente servicio y encargándole le hiciera vigilar, no fuera que “bebiese y se desacreditase” ; y tales demostraciones debió de hacer, que en Popayán todas las presunciones recayeron sobre él como adicto e inseparable cómplice.” “En aquella sociedad eran ambos por demás conocidos como enemigos de Bolívar, y ocasión tuvimos de ver cuán parecidos eran en sus instintos y costumbres aquellos dos hermanos gemelos, aquellas “dos almas compenetradas”. Pero basta recordar, para sondear las capacidades de aquel gran Liberal, que, siendo Ministro de Estado, aconsejaba instantemente la matanza fría de los prisioneros y vencidos, antes que cayeran en las manos salvadoras excesivamente blandas de la Justicia Nacional. La diferencia entre los comparsas consistía en que el uno decía : “ !Mátelos !” y el otro “!Fusílelos ! !Fusílelos !”. “Con los antiguos “Monstruos del Cauca”, el golgotismo estuvo ya en auge mucho antes de construirse el partido asolador. En el cuadro comparativo de las responsabilidades, “también había de colgarse allí siquiera en efigie al General 123 José Hilario López -dice la cultura venezolana- delatado por el Reo confeso, y tanto que, no obstante la exculpación que le valieran sus ardides o influencias, el autor de esta obra (El Crimen de Berruecos) lo condena sin valcilar. El estuvo en convivencia con los asesinos ; él se regocijó del crimen ; él hizo burla del trágico fin de la Víctima, y ya en 1831, hacía estampar en un papelucho dirigido por él : “¿Hasta cuando se cacareará este asesinato ? !Que tonada tan vieja !” Vieja tonada que, a través de un siglo, tortura la conciencia de América ; vieja tonada que condena a perpetua execración el nombre de los victimarios”.” B-28 LA CONSPIRACIÓN DE E SPAÑA DESDE LA SANTA SEDE .Franciso Miguel Ignacio Sánchez Tejada Diego Gómez Jiménez Catalina Tejada y Nieto Juan José Gómez Zuloaga José María Gómez Hoyos Pedro Acevedo Tejada Alberto Gómez García Amador Gómez Lozano Eusebia Acevedo Valencia Valeria Gómez Zuloaga María Jesús Gómez Gómez Emilio Gómez Gómez Jairo Gómez Olarte Julio Cesar García Valencia Clara Emilia Gómez Vargas Julio Cesar García Vásquez Juan José Gómez Zuloaga el quinto abuelo de Clara Emilia Gómez, era primo hermano de José María Gómez Hoyos, el suegro de Eusebia Acevedo, quien venía a ser bisnieta de Ignacio Sánchez Tejada. Clarita viene a ser prima octava de Amador Gómez Lozano. En las Genealogías, Tomo I, pág. 33 figura: “José Acevedo y Gómez casó el 1 de julio ce 1798 con doña Catalina Tejada y Nieto quien testó en 1847, hijo de Ignacio Sánchez de Tejada y Ruiz y de doña Teresa Nieto y Domínguez.” Ignacio Tejada unido a Francisco Antonio Zea, tuvo oportunidad de tratar muy de cerca y sentarse a al mesa con Napoleón. Cuando José Bonaparte entró triun fante a Madrid, deteniendo al Rey Fernando VII, entre la comitiva estaban Tejada y Zea. El 24 de septiembre de 1824 el Papa León XII proclama la encíclica Etsi Iam Diu, de la cual en un estudio del padre Leturia: “La Encíclica de León XII sobre la revolución hispanoamericana”, comenta: “El papa describía en él los males que a la religión y al orden social habían traído el movimiento y las guerras de la emancipación de Hispanoamérica , hacía el elogio de las virtudes del monarca Fernando VII y proponía a los españoles del nuevo mundo el ejemplo de fidelidad de los de la España europea, que supieron en 1808 y en 1820 mantenerse fieles a la corona, aún con peligro de sus haciendas y vidas. Una pieza, como se ve, cargada del más auténtico espíritu de la restauración legitimista ”. Los comentarios que hemos de incluir han sido tomados del libro: Del Vaticano a la Nueva Granada escrito por Alfonso Pinilla Cote. Tal parece que España lo que perdió por las armas en la lucha de independencia, lo quiso recuperar con la extorsión diplomática en la Santa Sede. Definitivamente era un paso equivocado del Papa y ya en 1825 éste empezó a buscar correctivos a este error. 124 Antes de la Independencia había una intervención total del Rey en lo eclesiástico. Este creaba obispados, los subdividía y nombraba sus pastores y decidía a que religioso se le debería consagrar de obispo. Igualmente si no estaba satisfecho con su desempaño, simplemente les nombraba un reemplazo y los hacía regresar a España. Igual sucedía con todo el clero. En 1823 Santander nombró para Roma a Ignacio Vargas Tejada. Cuando se esperaba en Roma la llegada de Tejada, el embajador de España Vargas Laguna, se indignó. En 1824 Vargas amenazó a la Santa Sede con un movimiento cismático si el Papa permitía que Tejada se estableciera en Roma, logrando que lo expulsaran a Bolonia. Tejada cumplió la orden y se limitó a decir: “Me retiro a Bolonia, pero que pese sobre la conciencia del Sumo Pontífice el desamparo en que van a quedar los Obispos de la Nueva Granada”. La Santa Sede clandestinamente se entendía con Tejada en Bolonia, evitando que el embajador español se enterara. El Papa le debía mucho a Vargas Laguna, quien era el embajador más influyente y adicionalmente su voto había sido decisivo para su elección como Papa. Desatenderlo era imposible para el Papa y únicamente le quedó la alternativa del camino clandestino para entenderse con Tejada. Así le escriben de la Santa Sede al Cardenal Spira en Bolonia: Sede de la así llamada República de Colombia, en los primeros días del mes de septiembre último se acercó a Roma, y si bien el Tejada fue recibido como simple ciudadano, sin reconocérsele ningún carácter oficial, esto no obstante excitó vivamente el resentimiento del marqués de Vargas, ministro plenipotenciario de su majestad católica. Este reclamó con mucha viveza e insistencia que el Tejada fuese inmediatamente expulsado de Roma como súbdito rebelde a la ilustre majestad del rey, y fue inútil hacerle presente que el Tejada vivía en Roma como individuo particular que había llegado como católico al centro de la religión. En bien de la paz, y para conservar buena armonía con la re al corte de España, hubo que acudir al expediente de pedir al mencionado sujeto que abandonase esta ciudad, haciéndosele comprender que la prolongación de su estada en este lugar vendrá a comprometer a nuestro gobierno en sus relaciones con las otras corte s .... Obedeció el Tejada, y el 28 de septiembre partió de Roma dirigiéndose a vuestra ciudad de Bolonia, destinación escogida por él, con lo cual pensamos que no se ofendería el reclamante, y en la confianza de que el tiempo podrá acabar por darle mejor consejo sobre este asunto...” No contento con esto el embajador español, hizo salir a Tejada de Bolonia y el papa tuvo necesidad de obedecer a Vargas. Cuando Vargas murió y España mandó a la Santa Sede a un simple encargado, el Papa León XII permitió que Tejada regresara, primero a Civitavecchia y después a Roma, donde los secretarios de estado lo recibían clandestinamente, generalmente en la noche. “El señor Ignacio Tejada, que en sus papeles oficiales se dice encargado de una misión extraordinaria ante la Santa 125 En 1828 decía Labrador quien actuaba como embajador de España ante la Santa Sede: “Que cuando el santo pa dre se vea en la necesidad de proceder al nombramiento de obispos en las provincias insurrectas de la América española, se haga saber esta determinación a su majestad católica, para que su majestad pueda proponer, como patrono de esta iglesia, las personas que reúnan los requisitos canónigos, y al propio tiempo muestren su acatamiento a su gobierno, en la inteligencia de que estas comunicaciones entre su Santidad y su majestad se harán confidencialmente, y tomando todas las precauciones para que no trascien dan.” La Santa Sede trató de convencer al embajador que un obispo así nombrado no sería aceptado en América, ofreció dejarle conocer al Rey como cortesía, la lista de candidatos antes de su nombramiento. El embajador lo encontró perjudicial a los derechos del Rey y no lo aceptó. Ignacio Tejada pasó la lista de candidatos para las sedes vacantes. Había diócesis donde la situación era crítica, ejemplo Cartagena, donde hacía doce años estaban esperando un nuevo obispo, porque el que tenían realista se inst aló en Madrid hasta que murió. Así opinaban en Madrid nombramientos de 1831: de estos “La preconización de los obispos para el territorio de Colombia se cree aquí que es maniobra de los gabinetes extranjeros, y especialmente del de Inglaterra, quienes al ver la resistencia de España al reconocimiento de la independencia han trabajado cerca del santo padre para dar este golpe a los intereses españoles; con este motivo, exaltadas las pasiones, se han figurado aquí sumas inmensas que han entrado en la capita l del orbe cristiano... Se queja el gobierno español de que este negocio no se haya tratado con más franqueza... Aunque el excelentísimo señor cardenal secretario de estado de Su Santidad dijo que esta preconización la había hecho Su Santidad por sí y ante sí... con todo recela este gobierno, y dice que aunque anteriormente así sea, teme que los sujetos preconizados hayan sido designados por el de Colombia...” Allí en Roma, tanto Tejada como Fernando Lorenzana, su secretario, llevaban cinco años sin rec ibir sueldo, estaban debiendo el arrendamiento y todo; vivían al debe y dejaban conocer la más absoluta pobreza, ante esta circunstancia Lorenzana tuvo que dirigirse a Bogotá, llegó cuando Bolívar ya había muerto y esperó hasta que regresó Santander del destierro. Santander en su destierro de paso por Roma en agosto de 1830, asiste a los funerales del Papa Pio VIII y a la elección de Gregorio XVI. En Roma se encuentra con Ignacio Tejada. Otros países como Méjico que no podían tener representante en Roma , delegaban en Ignacio esta misión. Cuando se critica al papa por esta actitud tan tolerante con el poder terrenal de España, es necesario entender que analizados los hechos desde la vía diplomática, así debía ser: Cayetano Buelta Lorenzana ? Luis María Genoveva Montoya Zapata Luis Lorenzana Fernando Lorenzana 126 B-29 LAS INVERSIONES MONTOYA Y ARRUBLA BOYACA DE EN En el Repertorio Boyacense Organo de la Academia Boyacense de Historia Nº 171 y 172 figura un artículo escrito por Ramón Correa, titulado Guía Histórica para el Turismo de Boyacá. Ramón Cayetano Soledad Correa Samudio Julio Cesar García Valencia Hernán Alejandro Olano Correa Inés García Vasquez Trasladaremos dos historias de la hacienda Aposentos y Salitre, que veremos, respectivamente en poder de : Luis María Montoya Zapata y Juan Manuel Arrubla. Catalina Sanz de Santamaría y Gómezde Salazar Francisco Gregorio Ignacio Javier Francisca Domínguez De Tejada Herreros De Castillo y Santamaría José María Domínguez del Castillo María Teresa Domínguez y Castillo José María Domínguez de la Rocha Ignacia Zuleta y Domínguez María Antonia del Castilo y Vargas Manuel Antonio Arrubla José Ignacio De Márquez y Barreto Juan Luis Domínguez Camacho Domingo del Castillo y Sanz de Santamaría Esposos Fernando Lorenzana reemplazó a Tejada en la misión diplomática, aunando en sus responsabilidades, no solo la de Colombia sino también la de Méjico Venezuela, Ecuador, Bolivia, Guatemala, Costa Rica y Nicaragua. Aposentos fue rica mansión que presenció dentro de sus muros importantes reuniones de caballeros y damas de rancia estirpe española y todos ricamente ataviados. La finca guarda muchas leyendas interesantes de tiempos ya lejanos cuando nuestro suelo de Boyacá estuvo bajo el mando de la Madre España. Los repartimientos de pueblos de indios dependientes del Zaque de Hunza (Tunja), Icabuco, Chiriví, Ochanaba y Guaneca, pertenecieron al fundador de Tunja don Gonzalo Suarez Rendón. El noble hijo de España pasó temporadas de descanso en el sitio de Aposentos, de clima templado y a orillas del río que desciende de Turmequé .” Esposos Cayetano Buelta Lorenzana trajo el apellido a Colombia y aunque no tenemos el camino de interconexión hacia Fernando Lorenzana, si creemos que pertenezca a esta misma familia. HACIENDA DE APOSENTOS La suegra de Manuel Antonio Arrubla era : “En vecindario de Chiriví, hoy Nuevo Colón, se encuentra una edificación colonial de amplias piezas y de espaciosos corredores, éstos con barandas de madera. Unido a la casa hay una capilla que exhibe en la parte alta una espadaña. En esta ermita los nobles españoles que iban a Aposentos a pasar ratos de veraneo, oyeron misa postrados ante un cuadro de la Virgen, que según las leyendas perteneció al pincel bien de Velásquez o bien de Goya. La cas a de Prima segunda de José María Domíguez de la Roche el papá de Juan Luis Domínguez Camacho. Prima hermana de Domingo del Castillo y Sanz de Santamaría, el suegro del Presidente José Ignacio de Márquez. A Luis María Montoya Zapata, la suerte le sonreía. Así figura en las Generalogías Tomo V páginas .... 127 “Don Juan Luis Domínguez Camacho, fallecido el 3 de marzo de 1855. Destacado abogado. Le correspondía la hacienda de Aposentos de Simijaca, fundó de gran extensión, que su padre don José María vendió “a puerta cerrada”, con anuencia a don Juan Luis, a don Luis Montoya Zapata en 40.000 pesos sencillos ; entre los enseres había una vajilla de plata que el señor Montoya vendió luego en una suma que le alcanzó para reembolsarse lo que había pagado por la hacienda. Don Juan Luis había casado en Bogotá el 12 de abril de 1 841, con doña Fortunata Manrique y Caicedo, hija de don Camilo González Manrique y Fernández y de doña Francisca Caicedo y Sanz de Santamaría.” LA CASA DEL SALITRE DE PAIPA “En la vereda de “El Salitre”, jurisdicción de Paipa, en un valle pintoresco y a poca distancia de la colina llamada “El Volador”, se levanta una elegante construcción colonial de dos pisos y de arquería romana en amplios corredores alto y bajo. La casa y la hacienda de “El Salitre” fueron de propiedad en la Colonia de los padres jesuítas. Estos religiosos poseyeron la finca hasta 1767, año en que salieron expulsados del territorio nacional por orden del Rey Carlos III.” “Después a 1767 don Agustín Justo de Medina, distinguido ciudadano acaudalado, compró la hacienda de “El Salitre” que fue de los padres jesuitas. Hizo construir, junto a la amplia casa, una capilla de cal y cantó de buenas dimensiones. En el frente hay una piedra con la siguiente inscripción : “Hizo fabricar esta iglesia de San Antonio de Padua don Agustín Justo de Medina. Se acabó en el año de 1780”. “Don Agustín Justo Medina y el doctor Juan Bautista de Vargas redactaron las Capitulaciones de los Comuneros de 1781. El excelso poeta don José Joaquín Ortíz y el literato, poeta y autor de la amena obra titulada “Remi niscencias” doctor don Juan Francisco Ortíz, fueron biznietos de don Agustín Justo de Medina. Los hermanos Ortíz vivieron en la hacienda de “El Salitre” cuando eran niños.” Del libro Reminiscencias escrito por Juan Francisco Ortíz, encontramos algunas referencias a la hacienda El Salitre, hasta cuando esta fue vendida a Juan Manuel Arrubla. “Al hablar de mis abuelos trataré primero de mi bisabuelo materno, don Agustín Justo de Medina. Don Justo, según me refería mi padre, que gozó de su íntima confianza, era limeño, y en años de robusta juventud dejó su país natal y vino a la ciudad de Tunja, acaudalado por demás.” “Remató las alcabalas y los aguardientes de todo el corregimiento de Tunja, rentas cuyo manejo dejaba muchos miles de ganancia, y viéndose y a acomodado, pensó en tomar mujer, se casó con doña Bárbara Sánchez Caicedo, de una buena familia de Bogotá, y se estableció con su linda esposa en la hacienda de El Salitre.” “De Doña Bárbara Sánchez Caicedo tuvo a mi abuela doña Rosalía. Doña Bárbara se volvió loca : arrojó por la ventana, en el primer acceso de locura, sus cajas de joyas, sus perlas y sus diamantes. Después de aquel arranque no volvió a tener furor, quedando una loca pacífica, extremosa en el aseo de su persona, que lloraba mucho y vivía casi sin comer.” “Cuentan de ella, entre otras, una magnífica respuesta que no quiero dejar en el tintero. Construida la casa y edificada la capilla en la hacienda de El Salitre, quiso don Justo que una piedra de 128 dos metros de larga se pusiera después de labrada, como se puso en efecto, en el altozano de la capilla, y hablando con los albañiles que ejecutaban sus órdenes, les decía : “Vean ustedes : cuando yo muera, enterrarán mi cuerpo debajo de esta piedra ; labrarán con el cincel una pequeña cruz aquí (y señalaba el lugar), y debajo escribirán en la piedra mi nombre y apellido, y al pie pondrán estas iniciales : D.E.P., que significaba descansa en paz.” “Doña Bárbara que le estaba oyendo desde una ventana, le gritó “Déjese usted de cuentos, señor don Justo, que cuando uno muere otro es el que dispone.” “Cumplióse la profecía de la buena señora. Murió don Justo en Bogotá, lejos de su hacienda ; pobre no, pero bastante arruinado de bienes de fortuna. Sus últimos momentos revelan la energía de su carácter. Acostumbraba dar muchas limosnas, y la víspera de su fallecimiento encargó a mi padre que no olvidara mandar comprar los seis pesos de pan que repartía a los pobres todos los sábados. Avisó luégo que quería recibir el santo viático el día siguiente. A las ocho de la mañana se oyó la campanilla que anunciaba la venida del Santísimo. Don Justo se había puesto un vestido nuevo de paño ; se arrodilló en la alfombra de la sala y comulgó con profunda reverencia. Perdió entonces el uso de la palabra e hizo señas para que lo condujeran a su cama ; reclinóse en la almohada, dio un gran gemido y expiró a los ciento ocho años de edad, sin haber sufrido más enfermedad que la última, que fue un ataque a la vejiga ; sin perder un diente, con su cabellera completa, s in haber usado anteojos, pues escribió con pulso firme una letra microscópica hasta pocos días antes de morir.” “En la Peregrinación de Alpha hallamos lo siguiente : “Dos tercios de legua al sur de Paipa queda la hacienda El Salitre, fundada por un español rumboso, que en la fábrica de la casa imitó los claustros y arquerías de los conventos, completando esta semejanza con una capilla espaciosa, edificada frente a la casa de habitación, y encerrándolo todo dentro de altas tapias. Yace aquello abandonado y solitario : la yerba crece libremente en los patios y corredores ; el viento suena en los claustros como un murmullo de voces comprimidas, y la hoja de una ventana que batía contra el marco y hacía retumbar las cerradas salas, completaba la impresión de desamparo producida por aquella casa, centro quizás de festines ruidosos ....” Cuando la reconquista española fueron duramente castigados todos los patriotas y fue embargada la hacienda El Salitre y detenido. “Así pasaron algunas semanas : mi padre preso, embargada su hacienda de El Salitre de Paipa, y forzada mi madre a ocurrir al triste recurso de vender los muebles de la casa en que vivíamos. Mi madre pasa horas enteras en la calle, frente a la cárcel, mirando a las ventanas. Alguna vez logramos que mi padre pudiera asomarse a una de ellas ; entonces nos hacía señas, y, al contestárselas, no tardaba en venir un soldado de los que estaban de facción, y con amenazas y palabras brutales nos forzaba a despejar el puesto. El día que teníamos la dicha de ver a mi padre, era un día de fiesta para toda la familia, y aunque llorábamos siempre, esa noche el llanto no era tan amargo.” Venta de la hacienda El Salitre : “El congreso, reunido en la villa del Rosario de Cúcuta, en atención a los méritos, servicios y padecimientos de mi padre, le nombró ministro de la Corte Superior de Justicia del distrito del centro, 129 que debía establecerse en la capital de Colombia, con un sueldo anual de tres mil seiscientos pesos.” “Dicha suma, nada despreciable en aquellos tiempos, en que la vida era muy barata, hizo que mi padre se resolviese a vender la hacienda de El Salitre en cincuenta y cuatro mil pesos a don Juan Manuel Arrubla, traspasándole unos cuantos miles de principal que reconocía sobre ella.” 130