SI!., Tir ‘O L.Y JC4Llre?i M SL.— ki;i / ,/ t/ // fr ‘ / rs n t— - _/ // .7/ ¿I”/ 1 a n4 n rtt Y — W : r-fT ?Y n . rÇ! ntl& -t (7?t kr’ /r LJiárl LAS ARMAS Y SERVCWS MINISTE Rl O DEL EJERCITO ejército. REVISTAILUSTRADADE LAS ARMASYSERVICIOS NÚM. 84 S ENERO S 1947 SUMARIO Cómo los inventos modernos pueden afectar al desarrollo de la maniobra en el campo táctico. Coronel Maristany.—Los Ingenieros militares en la organización de desembarcos. Co mandante Martínez Jiménez.—Orgánica. Coronel Martín Na ranjo.—La Artillería en la batalla moderna. Un caso de com bate defensivo. Comandante Rocafort.—La Intendencia en la División de Montaña. Capitán De la Peña.—Los proyectiles de Artillería. (Leyes de Justrow.) Comandante £armona.— El tiro en los cuarteles. T. Coronel Barrera.—Guerra anfibia y coordinación. Capitán de Corbeta Martel.—Sobre correccio nes previas en el tiro de la artillería. T. Coronel Carmona.— El telémetro en las. baterías de Costa. Coronel Cantero.— Información e Ideas y Reflexiones: Intervención del Radar en las operaciones. Coronel Elmore.—Las fuerzas acorazadas y la próxima guerra. (Algunas sugerencias para la evolución futura.) Coronel Tem poral A. Jodli.—Orientaciones prácticas para la defensa iñmediata contra carros.. Capitán Jalón.—Varias notas informativas. (De la “Revista Militar Argentina”.)—La sordera artillera. Capitán Colo rado.—La artillería antiaérea en apoyo de operaciones terrestres. Te niente Coronel Howard P. Persons.—El tiro en su aspecto deportivo. Teniente Moragues.—Ataques combinados de infantería y carros. (De “Mi litary Review”.) —Proyectilés radiodirigidos. (De “Military Review”.}—La guerra económica. Auge y descenso de la producción bélica alemana. (De “The Army Quarterly”.)—El cañón de 40 mm. en apoyo de la infantería. T. Coronel Davis.—La geografía de la edad del aire. E. Y. G. Taylor.—Una nueva promoción de Oficiales de E. M.—El rayo tósmico. William F. McDermou. •:.&;1ti.iI:_:Ií.Ij1JF;tf:[e wa’..y ¡71!, i.i.r.i flU e rirnr1 : . . - MINISTERIODELEJERCITO jerci’ IIofIr(IIU IeIoi urnI4If ,fer1I4IO/ reiiilu DIRECTOR: ALFONSO FERNÁNDEZ, JEFE Coronel de E. M. DE REDACCIÓN: Coronel de E. M. Exmo. Sr. D. José Díaz de Villegas, Director General de Marruecos y Colonias. REDACTORES: General de E. M. Exmo. Sr. D. Rafael Alvarez Serrano, Profesor de la Escuela Superior del Ejército. Coronel de Artillería D. José Fernández Ferrer, de la Escuela Superior del Ejército. Coronel de Infantería D. Vicente Morales Morales, del Estado Mayor Central. Coronel de Infantería D. Emilio Alamán, del Estado Mayor Central. Coronel de E. M. D. Miguel Martín Naranjo, Director del Servicio Histórico del Ejército. Coronel de E. M. D. Gregorio López Muñiz, de la Escuela Superior del Ejército. Coronel de E. M. D. Juan Priego, del Servicio Histórico del Ejército. Teniente Coronel de Caballería D. Santiago Mateo Marcos, del Estado Mayor Central. Teniente Coronel de Ingenieros D. Manuel Arias Paz, Director de la Escuela de Automovilismo. Teniente Coronel InterventorD. José Bercial Esteban, de la Intervención de la 1.a Región. Comandante del C. 1. A. C. D. Pedro Salvador Elizondo, de la Dirección General de Industria. Comandante de Intendencia D. José Rey de Pablo, del Patronato de casas militares. PUBLICACIÓN Redacción y Administración: Teléfono 22-52-54 MENSUAL MADRID, Alcalá, 18, 3.° Correspondencia, Apartado de Correos 317 PRECIOS DE ADQUISICIÓN Er Para militares, en suscripción colectiva por intermedio del Cuerpo. 4.50 Para militares, en suscripción directa (por trimestres adelantados). 5.00 Para el público en general (por semestres adelantados)6,00 Número suelto, 6,00 Extranjero‘8,00 Correspondencia Correspondencia para suscripciones, para colaboración, al Administrador, dantede Infantería. al Director. D. Francisco de Mata Díez, Coman COMO LOS INVENTOS MODERNOS PUEDEN AFECTA AL DESARROLLO DfLAMANIOBRA EN EL CAMPO TÁCTI Coronel de Ingenieros J. MARISTANYGONZÁLEZ, de la Ordenación Económico-Social. i. Influencia del material en las guerras modernas. El concepto antiguo de que el hombre era el fac tor decisivo único en el resultado de las campañas, tiene que ser revisado a fondo. Por muy doloroso que nos resulte, nos vemos forzados a confesar que las máquinas de guerra de todas clases van robando al hombre—cada vez más—su ]?apel preponderante, y acaso no esté lejano el día en que haya que reco nocer que las legendarias virtudes de las razas gue rreras apenas tienen influencia en los combates. Con los modernos tanques y aviones de bombar deo, los geniales talentos y los valores temerarios son barridos materialmente La heroicidad de la Infante:ría, si no está soste nada por la tierra y por el aire con medios capaces de neutralizar las máquinas contrarias, no sirve más que para escribir páginas gloriosas, pero caren tes de i-esultados prácticos. Es necesario—a toda costa—hacerse con esos medios neutralizantes. 2. Necesidad de nuevos prototipos. Si se trata de vencer—premisa obligada en toda campaña—, no basta con neutralizar los medios mecánicos del contrario; es preciso superarlos. No creemos que nadie pretenda obtener una vic toria decisiva con medios anticuados. Pero aun suponiendo que un ejército logre entrar en campaña con el material más moderno que pueda existir en el día de su iniciación, tampoco esto sería suficiente: porque tal material resultaría anticuado en plazo muy breve. Es preciso disponer de una industria capaz de in troducir constantes modificaciones en toda clase de armas y medios económicos. Y es más necesa rio todavía contar con hombres capaces de imagi nar y proyectar estas innovaciones. 3. Las armas secretas. Mucho se ha fantaseado, desde el principio de la guerra que acaba de terminar a propósito de las armas secretas. Enviado para el Concurso de EJÉRCITO, r945. En el sector de los escépticos, se negó siempre sistemáticamente la posibilidad de tales armas se cretas, de verdadera trascendencia, creyendo que las investigaciones que se decían eran llevadas a cabo por ambos bandos beligerantes, sólo les con dúciría a la obtención de mejoras para renovar y modificar lOasarmas conocidas, sin que esto pudiera influir grandemente en la decisión final. Hoy, después de visto lo ocurrido, precisamente en el momento que hizo punto final a la tragedia, hay que reconocer que hasta los que dejaron vo lar su fantasía forjando quimeras propias solamente de Julio Verne, se han quedado cortos. Merece la pena que dediquemos nuestros comen tarios a este final catastrófico. 4. La bomba atómica. De igual manera que las fiestas de los pueblos es pañoles, y especialmente los de Levante, suelen ter minar en una traca final, que por sus estampidos atronadores deja grabada honda impresión en las mentes sencillas, así una traca final, llamada bomba atómica, acabó con el festival guerrero más san griento y destructor de cuantos se han organizado a través de los siglos. Tal es la importancia de este invento, que ya se anuncia la división de la historia de la humanidad en tres edades o grandes períodos: edad de fuego, edad de la pólvora y edad de la energía atómica. Y a tal propósito nos parece oportuno hacer una observación. El fuego fué el elemento defensivo por excelencia. Con él los hombres pudieron ponerse a seguro contra las fieras. Sin él, es posible que la hu manidad no hubiera subsistido. La pólvora y la bomba atómica tienen signo con trario que el fuego: son elementos eminentemente ofensivos, que se aplican solamente para la des trucción. Y ciertamente que, comprendiendo en el nombre genérico de pólvora a todos los explosivos que fun cionan por reacciones químicas, las destrucciones realizadas por ella en la presente campaña han su perado a todo lo previsible. Por esto no podemos imaginar lo que pueda ser 3 - una guerra en la que ambos contendientes se en cuentren provistos de una bien pertrechada avia ción y armada• con bombas atómicas en número prácticamente ilimitado. Y mucho menos nos podemos figurar lo que sería una guerra entre uña nación provista de todos es tos elementos y otra que careciera de ellos. Solamente se nos ocurre una comparación que, si bien resulta triste, no es totalmente desconsola dora. En la lucha entre el flit y los insectos, nunca resultan éstos eliminados por completo, y lo mismo ocurre con todos los medios más modernos y efi caces que existen para combatir la plaga de la lan gosta, sin que llegue jamás a su destrucción com pleta. Claro está que estos ejemplos podrían ser aplica dos con más propiedad a los gases asfixiantes em pleados en la primera guerra mundial, y que, feliz mente, por un acuerdo tácito entre ambos belige rantes, no se han utilizado en la que acaba de fina lizar. También resulta imposible formarse idea ca bal de lo que hubiese sido de los habitantes de to dos los territorios que se utilizaron como teatros de guerra si tal medio de destrucción llega a po nersé en práctica; sobre todo, teniendo en cuenta los progresos de la química y la multiplicañón de industrias que desarrollan esta ciencia. La canti dad de gases podría haber sido astronómica, y sus efectos corrosivos, de tal naturaleza, que no se en contraran caretas ni medio alguno de neutralizar los. Pues aunque al principio de la contienda se hu biesen utilizado solamente los de la pasada cam paña, puestos ambos beligerantes a porfía a per feccionar- los medios agresivos inventando nuevos productos tóxicos, se habría llegado, sin duda al guna, a la obtención de alguno de efectos mortífe ros incontrarrestables. Pero volviendo a la bomba atómica. Las emplea das contra el Japón, según las pocas referencias que de ellas poseemos, son, al parecer, de peso muy reducido, de unos 35 kilogramos solamente, de los cuales cinco constituyen el elemento activo o des tructor. Si esto es cierto, no vemos que sea imposible fa bricar bombas que con un peso total de cinco a seis Tm. dispongan de una tonelada aproximada mente de materia desintegrable. Si semejante bomba llegara a realizarse, podre mos calcular, por una simple operación aritmética, que su potencia destructora sería doscientas veces superior a las empleadas contra el Japón. Y si aquellas bombas destruyeron cada una una ciudad entera, dejando vitrificadas las arenas del suelo y con radiactividad remanente durante un período de tiempo bastante dilatado, que produjo, según se dice, quemaduras y hasta la muerte de algunas personas que llegaron a las ciudades des truídas posteriormente a la catástrofe, imaginemos lo que ocurriría si una bomba gigante, de las 4 características dichas, fuera lanzada contra una pe queña nación. Lo que a primera vista parece es que la nación entera, o al menos una parte muy importante de ella, resultaría destruícla. Tal vez los efectos se ex tendieran a todo lo largo de la cuenca de un río, limi tándolos las divisorias, cuando éstas fueran de su ficiente altura. Todos los habitantes de la zona afec tada quedarían muertos en el acto; pero, además, es muy probable que en mucho tiempo el suelo re sultara estéril para toda clase de plantaciones, y con tal radiactividad remanente, que hiciera la región inhabitable para toda clase de seres vivos. Y ahora se nos ocurre preguntar: ¿Cuál sería el efecto de esta hiperbomba sobre una flota de com -bate? Sin duda, nos encontraríamos en el caso de que la escuadra sería totalmente destruída por una sola bomba, a pesar de no incidir sobre ningún navío. Y téngase presente la enseñanza que esto repre senta; porque lanzar una bomba ordinaria y hacer blanco en un navío de guerra moderno superdotado de artillería antiaérea, es sumamente difícil. Lo es mucho más, hasta el borde de la imposibilidad, que una bomba lanzada con paracaídas, y soltada desde gran altura, llegue a tocar sobre un buque determi nado. Pero, en cambio, es muy fácil que un solo avión logre dejar caer un ingenio de esta natura leza en el centro del área marítima jalonada por una escuadra, en reposo o en movimiento. 5. La bomba cósmica. Además de esta superbomba atómica de realiza ción posible, con toda seguridad, existe la probabi lidad de que surja una nueva arma, mucho más te mible, según una noticia aparecida recientemente en la prensa diaria. Copiada al pie de la letra, dice así: “El profesor J. Clay, de la Universidad de Ams terdam, ha revelado en una conferencia de hom bres de ciencia celebrada en el palacio del Elíseo, que debe admitirse la posibilidad de que surja la bomba del rayo cósmico, de efectos mil millones de veces mayores que la atómica. El profesor Pierre Auger, director de Enseñanza Superior francesa, hizo constar a continuación que está de acuerdo con las declaraciones del profesor Clay.” Después de todo lo dicho hasta ahora, sí nos pre guntamos: ¿Cómo los inventos modernos pueden afectar al desarrollo de la maniobra en el campo tác tico? Hemos de confesar que por mucho que medita mos sobre cómo la bomba atómica puede afectar a aquel desarrollo, no acertamos a formarnos idea clara de ningún género, y mucho menos encontra mos contestación adecuada a la pregunta si empe zamos por suponer como real la existencia de la hiperbomba atómica, de posible fabricación, o la fantástica bomba cósmica, de poder destructor prác ticamente infinito. Tal cosa será, naturalmente, -mientras no se en cuentra el “antídoto” de la bomba. Y este es, pre cisamente, el punto sobre el que queremos dis currir. Tenemos la convicción de que las grandes poten -cias que no poseen el secretó de -hacer práctica la desintegración atómica, no se resignarán a tener que desempeñar el papel de inséctos en-la lucha con fra el flit. Investigarán sobre esta materia tan vital; pero, sobre todo, tratarán por todos los medios ima ginables de conseguir neutralizar el terrorífico arte facto. No se nós -alcanza ninguna razón que nos haga suponer que tal cosa no pueda alcanzarse. Las -ex plosiones a distancia de los explosivos ordinarios es tema muy sugestivo, tratado con pasión desde -hace mucho tiempo entre charlatánes de casino; pero es lo cierto que no se sabe que se hayan hecho investigaciones científicas serias sobre tal materia, o al menos se puede afirmar que nunca se han organi zado en la forma y con el interés con que los Esta dos Unidos han llevado a cabo la gigantesca labor de investigación y organización industrial con el fin de conseguir la bomba famosa. Quizá éste sea el camino que se siga, y si la de flagración de los explosivos químicos a distancia no ha sido lograda hasta ahora, acaso se consiga con los atómicos. Entonces,- y solamente entonces, según nuestra opinión, será cuando en -buena- lógica se podrá ha blar de la influencia que estos medios pueden tener en el desarrollo de la maniobra en el campo táctico. - - - - - - - misterio; son hundidos también tres destructores: el “Alfieri”, el “Vicenzo Gioberti” y el “Maestrale”. Comprendieron los italianos que la misma suerte -correrían todos los buques que se encontraran con -los británicos- en las mismas condiciones, sin que tuvieran a su alcance el medio de evitarlo. Desco nocían el radar, al -menos en su forma perfecta ac tual, y aunque lo hubieran conocido no hubieran podido contrarrestarlo con ninguna maniobra en el campo táctico. El resultado fué, como ya queda dicho, que los italianos, con una flota mucho- más poderosa que la británica del Mediterráneo, con mejores bases, más numerosas y mejor situadas, se vieron obliga dos a recluirse en ellas, renunciando para siempre a- una decisión marítima importante que les hubiese hecho dueños absolutos de aquel mar, lo que a su vez hubiera traído aparejada la- caída de la isla de Malta, factor moral muy importante, y quizás que la guerra de Africa cambiara de signo.Con esto vemós -que un solo aparatito, de poca importaíicia apareñte, resulta más eficaz que toda una flota de acorazados, y, por consiguiente, que -su inventor tiene- más influencia en el final favora ble o adverso de-la campaña que las decisiones de un gran almirante (i). Pero de cómo han inclinado la balanza el inven tor o inventores de tal aparato, se pone más de manifiesto, si cabe, con esta otra noticia similar: --el radar anuló a los submarinos alemanes. - - - - - - - - -- (e) Las primeras informaciones que se dieron sobre la ba talla de Matapán, atribuían el éxito británico poco menos que a la casualidad. Se dijo que el destructor británico “Greyhound” se había interpuesto entre los cruceros italianos y los acorazados iii gleses, y que muy próximo a los primeros lanzó sus proyec tores-sobre ellos, ilumiñándolos de repente un solo momento, él necesario- para que el “Warspite” colocara tres andana-das seguidas sobre el “Fiume”, que al arder sirvió de antor, 6., El radar. cha para iluminar a sus compañeros de formación, “Zara” y el “Gioanni della Bande Nere”. Este ojo verdaderamente mágico hizo posible que - Esto podía ser verdad y creemos que así habrá sucedido; la escuadra británica el Mediterráneo anulara por pero resultaba un tanto extraño que el “Fiume” no tuviera tiémpo ni para hacer un solo disparo, ni que los otros dos completo a toda la flota italiana, como consecuen cruceros pudieran tampoco reaccionar de manera eficaz, cia de un solo encuentro: la batalla naval de Ma mientras que los ingleses los destruían a placer. Todo lo cual tapán. resultaba inexplicable, aun-descontando la pericia, bien pro -De una manera misteriosa e inexplicable, los aco bada, de los marinos británicos. pudo explicarse al principio de una manera ló razados del almirante Cunningham, en plena oscu gicaTampoco cómo fueron hundidos también los tres destructores ridad de la noche, hicieron blanco certero sobre la italianos que eran parte integrante de la misma formación, escuadra de cruceros pesados italianos, destruyendo y mucho menos cómo un destructor inglés, el “Jervis”, pudo torpedear a boca de jarro al crucero pesado “Pola” que se en en pocos minutos a sus tres -unidades componen inmovilizado por los torpedos de la aviación naval, tes: “Fiume”, “Zara” y “Pola” (i), todos ellos de contraba pero con la artillería, al parecer, en estado de combate. -10.000 toneladas, y en lamisma noche, con igual La explicación lógica se hizo después, cuando los ingleses onfesaron que en -plena oscuridad absoluta sus acorazados se habían acercado a los cruceros italianos sin ser vistos y (i) Realmente el “Pola”, gemelo de los otros dos, no for maba parte de la misma escuadra la noche del 29 de marzo los habían apuntado con sus cañones de 381 mm. Tal vez seá cierto, como antçs decíamos, que el destruc de 1941, sino que, formando parte de otra, habí-a sido alcan zado por la tarde dos veces por la aviación embarcada en - tor “Greyhound” haya iluminado al “Fiume” por espacio de -un minuto o algún lapso de tiempo - parecido, pero pro el “Formidable”. La causa de la pérdida de los otros dos fué, bablemente habrá sido solamente para rectificar la punte: precisamente, ir en su socorro, Lo cual fué previsto y apro ría ya hecha, -- -vechado por el Almirante Cunningham. - Cuando la campaña submarina era más intensa, cuando los ataques a los convoyes ingleses llegaron a ser más eficaces por haber alcanzado su grado má ximo el método con que eran preparados, los me dios puestos en servivio, la cooperación de la avia ción más perfecta, la vigilancia más continua, las flotillas más numerosas, etc.; cuando todo hacía pre sumir que Inglaterra, falta de abastecimientos, ten dría que sucumbir, por mucha que fuera su resisten cia y el estoicismo de los británicos, de repente surge también lo maravilloso: los submarinos son destruídos en proporciones fabulosas; submarino que se hace a la mar es barco que no vuelve, mientras que los convoyes consiguen arribar a sus puntos de des tino, sin bajas de gran consideración. Las tornas han cambiado gracias a un solo apa ratito casi exclusivamente. El radar lo ha trastrocado todo. No importa que el Gobierno alemán decida cam biar al Gran Almirante, nombrando para el Mando Supremo de la Marina al Jefe más capacitado en la guerra submarina. Todo es inútil. El radar seguirá aniquilando esta clase de buques, sin que la bravura de sus tripulantes sirva para otra cosa que para aumentar la lista de los incontables héroes que rin den su vida por la patria. Y aunque la Historia siempre hablará con honda emoción de estos soldados desconocidos, en honor de los cuales se continuará erigiendo monumentos, los flemáticos ingleses preferirán poseer el radar y que los convoyes lleguen a su destino, a incrementar su lista de héroe’s navales, bien numerosa por cierto, y cuajada de nombres conocidos del mundo entero. Y ahora, volvamos a la pregunta: ¿Cómo el radar puede afectar al desarrollo de la maniobra en el campo táctico? Esta es la pregunta que se habrá hecho tantas veces el Gran Almirante Raeder, o bien esta otra equivalente: ¿Qué se puede hacer en el campo tác tico para neutralizar la eficacia del radar? Sin duda, no encontró ninguna respuesta. Nos otros tampoco la encontramos. Las aplicaciones del radar no se limitaron a la guerra naval. Hoy sabemos cómo los ingléses diri gían la acción de sus grandes bombarderos sobre Alemania, por medio de este aparato combinado con los radiofaros, o, mejor dicho, por medio de este sis tema, pues el radar, más que un aparato, es un siste ma de ellos, o nombre genérico, que comprende una gama muy extensa de aparatos bien diferentes en tre si. La perfección ha llegado hasta el punto de que, según hemos tenido ocasión de oír en una confe rencia a un ilustre aviador, después de los bom bardeos, las estaciones terrestres de control, situa das en Inglaterra, en lugar de recibir el parte de bombardeo, eran ellas las que se lo daban a los Jefes de escuadrilla, poniendo de relieve sus acier tos o yerros. 6 ¿Cómo contrarrestar en esta aplicación la eficacia del radar? La respuesta, a nuestro modo de ver, no puede ser otra que esta: Para neutralizar el radar, hay que emplear este mismo sistema en los aparatos de puntería de la ar tillería antiaérea y en los aviones de caza, siendo la táctica y las maniobras de éstos algo que resulta se cundario, a pesar de su gran importancia. El combate, en la oscuridad o en la niebla, entre dos escuadrillas, una pertrechada con todos los me dios modernos y otra desprovista de todos ellos, se decidirá sempre a favor de la primera, cualquiera que sea la pericia de los pilotos de la antagonista y cualquiera que sea la táctica o las maniobras em pleadas. Aquí se pone de relieve, una vez más, que el in ventor, desde su despacho o laboratorio, decide mu chos combates sin intervenir personalmente en ellos. Pero dejemos ya estos factores tan decisivos en la lucha y háhiemos de otros pequeños inventos aparecidos en la reciente campaña. 7. Otros inventos de guerra. Entre los primeros inventos aparecidos en la re ciente campaña tenemos que recordar las minas submarinas magnticas. Su eficacia parecía tal, que algunos espíritus exal tados creyeron ver en semejantes ingenios el medio seguro de acabar rápidamente con el poderío naval británico. Otros creían que, al ser minados los pues tos ingleses con tan terribles artefactos, por medio de la entonces poderosa aviación germana, se im posibilitaría la entrada y salida de los barcos mer cantes, que en interminables convoyes tenían que arribar a dichos puertos para abastecer la densa po blación de las islas. No fué así, sin embargo. ¿Cómo hicieron los in gleses para contrarrestar los terribLs efectos del in vento alemán? ¿Recurrieron a alguna maniobra táctica? Nada de eso. Lo que hicieron, con ese sentido práctico que siem pre los ha caracterizado, fué procurarse una mina intacta, a costa de los sacrificios humanos que fue ran precisos para lograrla, y una vez conseguida se la dieron a analizar a sus técnicos e inventores para que estudiaran la manera de neutralizarla. Cosa que parece consiguieron en poco tiempo, equipando a los buques con algo que, según las referencias que entonces dieron, era algo así como una red metálica o pantalla de Faraday. Esto parece algo increíble; pero el hecho es que con tal disposición consiguierón retirar el “Queen Mary”, en construcción, de la zona peligrosa, y que los convoyes llegasen a los puertos con absoluta seguridad. países, fue-ron utilizados en grandes proporciones Y otra vez se pone de manifiesto la importancia por el Ejército norteamericano, que los juzga tan efi de los inventores. caces y necesarios, que uno de sus grandes Gene Pero aun descendiendo más en orden de impor rales afirmó: “Un ejército moderno- puede avan tancia, encontramos a lo largo de la campaña, en zar tanto cuanto lo permitan sus empuja tierras; tre ambos beligerantes tal cúmulo de inventos y de perfeccionamiefltoS que podemos afirmar que, hasta más no.” Estos aparatos fueron utilizados por los ingenie cierto punto, la guerra en lugar de estar empeñada ros militares norteamericanos no solamente para entre los ejércitos combatientes, lo está entre los hombres de ciencia y los inventores de cada bando. abrir pistas y explanar aeródromos en tiempos re A cada invento o perfeccionamiento que aparece ducidísimos, sino también para levantar canipos de en uno de los campos, se replica en el otro con el minas y, lo que es más importante, para atacar los nidos de ametralladoras, taponándoles las aspillecontrainvento correspondiente.. Así, a los carros mastodontes, que desafían im con un buen montónde tierra. En fin, en esta guerra se ha sacado partido de punemente a los pequeños ca.ñones contracarroS, todo, aplicando todos los medios imaginables a los se oponen los puños de hierro, y los aparatos lanza fines tácticos. cohetes, empleados sobre todo por la aviación aijada Así hemos visto a los tractores empuj adores y a -en e] período de desembarco en Francia. las grandes excavadoras amontonando escombros Contra las cúpulas acorazadas surgen las cargas en las ciudades derruidas por la aviación para for huecas. Contra las minas contracarro empleadas en proporciones astronómicas, sobre todo en la cam -mar barricadas que servían de parapeto al ejército paña de Africa del Norte, aparecen los carros rulo atacante para cruzar a su abrigo las calles enfiladas primero y los escorpiones después, además de los -por ametralladoras y cañones enemigos. Y aunque la reseña de los pequeños inventos- y detectores electromagnéticos, que, a su vez, obtie las nuevas ideas de aplicación de las máquinas y nen su réplica en la construcción de minas antide medios existentes no está agotada, ni siquiera inicia tectables, fabricadas con madera u otros materia da casi, -de nuevo nos volvemos a preguntar: ¿Cómo les no metálicos, las cuales se ven contrarrestadas influyen estos medios en la maniobra dentro del por detectores fundados en las diferentes constan tes dieléctricas del terreno y de la masa explosiva, campo de la táctica? La respuesta más general parece ser esta: En su que forman algo así como un condensador. acepción más amplia, los inventos (ideas nuevas de Para neutralizar la muralla del Atlántico, que aplicaciones tácticas de medios conocidos,- perfec hace inexpugnables los puertos marítimos de Fran cia, concibe un simple oficial de la Marina real bri cionamientos, etc.) facilitan las maniobras de los tánica la idea de hacer un puerto artificial que, for que los poseen y dificultan las más de las veces, o mado por grandes cajones de hormigón, pueda ser imposibilitan otras, la acción de los contrarios. llevado, en partes, a remolque, desde Inglaterra para ser “armado” o puesto ix silu sobre una playa 8. Los inventores. cualquiera de la nación que va a ser invadida. Sin la realización de esta idea no se concibe cómo Los hechos anteriores nos ponen bien de manifiesto los aliados hubieran podido mantener la batalla, que ambos beligerantes prestaron grandísima aten habida cuenta de las gigantescas cantidades de ma terial de todos órdenes que necesitan los ejércitos ción a todo lo que supone mejoras en el material. Pero éstas han de ser pensadas y desarrolladas modernos. Realmente este puerto transportable no se puede por hombres, ya se llamen inventores o simplemente calificar de invento, puesto qie la fabricación de innovadores; y es de suponer que para lograr lo que hemos visto relizado habrán tenido que alentar, cajones flotantes de hormigón que son transporta dos al lugar de su emplazamiento y rellenados des sostener y premiar a tales figuras excepcionales, aun pués con hormigón en masa, o mampostería, es un cuando su mérito notorio fuera de pequeña cuantía. Según nuestras noticias, en tales países las auto método ya conocido desde ha.ce tiempo y utilizado ridades, los organismos dependientes del Poder pú muchas veces por los ingenieros, como, por ejem plo, en el puerto de Tarifa; ma.s, no obstante, su apli blico y el personal empleado en los mismos, ponen cación, la combinación de estos grandes cajones, -grandísimo intérés en ayudar a los innovadores, sin pueda darse el caso de que algún invento grande empleados como rompeolas, con los tramos de ac que ceso hechos sobre flotantes, y todos los detalles de o pequeño no pueda ser ensayado a causa de las tra ejecución, le dan una característica de invento de bas administrativas o de la apatía de los empleados del Estado. Antes al contrario, -el celo de éstos y su importancia excepcional. buen sentido hacen-que los inventores o innovado Fijémonos en algo que parece intrascendente, res, en lugar de pasar inadvertidos ante la superio como es el tractor armado con empujatierraS. Estos artefactos, muy usados hace tiempo por to -ridad y zaheridos con burlas y desprecios, sean co das las grandes Empresas constructoras de todos los nocidos y premiados. -- -- - - -- - - - . - - 7 - El inventor no es el prototipo del chiflado, como que dedican sus vigilias al trabajo durante meses vulgarmente se cree. Es el hombre apasionado hasta enteros, y a veces años, para encontrar solución a la obsesión, con la idea fija, que le hace aparecer un problema de carácter eminentemente militar, como monomaniático. deben cederlo gratuitamente al Estado, sin obtener Es aparentemente distraído, incapaz de fijar su recompensa alguna, exactamente igual que los que atención en minucias y cosas baladíes, a las que no disipasen su tiempo libre en diversiones, o se dedi -concede importancia. casen al descanso, sencillamente. El inventor, por otra parte, en la mayoría de los La razón principal de tal argumentación es que casos trata de resolver algún problema que él cree el invento va a ser aprovechado por el Ejército, en trascendental para sus semejantes, o al menos para donde el inventor preste servicio como Jefe u Ofi la realización de un servicio determinado. Claro está que existe el tipo del inventor que sólo cial, pero a nadie se le ocurrió todavía que, cuando mira su interés personal; peio aun así, siempre re- este mismo Ejército necesita edificar un cuartel en dunda, poco o mucho, en beneficio de los demás; y un solar de propiedad particular, deje de pagarlo si perteneciera a un Jefe u Oficial, y, sin embargo, a la larga, puesto que las patentes de propiedad in entre ambas propiedades, a nuestro modo de ver, dustrial sólo tienen de vigencia veinte años, siempre la primera es la más sagrada, entre otras cosas por resulta así, por pasar a ser de dominio público. ser fruto de la imaginación e inteligencia, cualida Sea por egoísmo o altruísmo, es lo cierto que el des concedidas por Dios a sus elegidos. inventor es hombre que merece toda clase de respe tos, y si no la admiración de los demás, al menos una justa comprensión. lo. Los inventos en la industria. Lo menos que con ellos puede hacerse es no desalentarlos ni tomarlos a broma.. Si examinamos atentamente una máquina de es El inventor, o simplemente el innovador, se pasa cribir o cualquier otro producto similar, observamos los días de turbio en turbio y las noches de claro en que lleva estampada una lista bastante numerosa claro, como el famoso hidalgo. Es hombre apartado de patentes de invención, que corresponden a pe de la sociedad. No conoce las distracciones ni el des queños detalles de las formas de algunas de las pie canso, y cuando en sus afanes lleva ya muchos días zas del mecanismo, o bien a procedimientos pecu de preocupaciones y fatigas, debe ser ciertamente liares de fabricación de las mismas. muy triste verse motejado con alguna frase des Algunas de las grandes fábricas existentes dedi pectiva. cana esta labor gran atención y cuidado e invierten Por grande que sea el ingenio de ios habitantes cantidades enormes de sus ganancias. de un país, no se producirán jamás inventos ni es Las cifras destinadas a estudios y ensayos de nue tudios renovadores de importancia si no se atiende vos tipos por la industria norteamericana del auto y protege debidamente a los inventores. Es un he cho fatal, y la ignorancia o despreocupación del móvil alcanza cantidades astronómicas. Un compañero que visitó, no hace mucho, la Casa mismo acarrea funestas consecuencias para la na Telefunken, nos contaba que no existe ninguna- fá ción interesada. brica de aparatos de radio con esta denominación, Felizmente, en España no ocurre nada de esto. sino que la factoría central Telefunken, de enormes proporciones, algo así como nuestros Nuevos Minis terios, se dedica única y exclusivamente a la inves 9. La propiedad de los inventos. tigación, para cuyo fin cuenta con unos mil inge nieros y alrededor de 4.000 ayudantes y obreros, Según el artículo i.° del Estatuto sobre la Pro que trabajan febrilmente en aquel inmenso labora piedad industrial, ésta la adquiere por sí mismo el torio para obtener nuevos procedimientos y deta inventor o descubridor, con la creación o descubri lles de fabricación, que traducidos en fórmulas prác miento. La Ley—dice—no crea la propiedad, se ticas, son transmitidas como órdenes a las fábricas limita a reconocerla, regularla y reglamentaria. y casas constructoras de los aparatos, que sólo están Nosotros no solamente estamos conformes con unidas a la Telefunken por contratos de trabajo. la Ley, sino que vamos más lejos. Nos parece que En comparación con estas Empresas extranjeras, esta propiedad es la más legítima de cuantas exis causa dolor examinar algunas de nuestras factorías, ten o puedan existir. desprovistas casi por completo de personal técnico Es un error muy extendido la creencia de que si y carentes en absoluto de laboratorios de análisis un individuo que trabaja en una empresa realiza y ensayos. un invento, dicha entidad puede apropiárselo tran Creen sus empresarios que en los tiempos que co quilamente sin abonar nada al inventor por su pro rremos pueden seguir fabricando sus productos con piedad. las mismas rutinas que cuando empezaron como oídodesostener esta teoría respec to Especialmente a los militares. heLos tal opinión creen que los aprendices, generalmente. Así, no es de extrañar que se den casos como el si- 8 guiente: Con ocasión de pretender que las secciones de Zapadores llevaran sus pequeños Parques de he rramientas provistos de una trócola que resistiera la tracción de 2.000 kilogramos, visitó el que sus cribe estas líneas una factoría del Norte, en donde se dedican a fabricar esta clase de máquinas, que dándose. sorprendido al enterarse de que las tróco las que resistían tal esfuerzo pesaban 70 kilogramos. Calculado por el mismo un nuevo elemento de esta clase, resultó con ocho kilogramos de peso sola mente, y a pesar de su liviandad resistió perfecta mente a las pruebas a que fué sometida en el Labo ratorio de Ingenieros, gracias al o cual pudo ser transportada en el Parque de la sección de Zapa dores, como era nuestro deseo. Este ejempo nos pone de de. manifiesto lo que se puede esperar de buena parte de nuestra industria. Sería de desear que, por quien corresponda, se estudiara una medida práctica y justa para cambiar este estado de cosas. Tal vez una solución podría consistir en: Montar en las capitales de provincias y ciudades más importantes, desde el punt.o de vista industrial, laboratorios de análisis y centros de investigación industrial, que estuvieran constantemente en acti vidad por iniciativa propia, sin esperar a que las empresas particulares demandaran su auxilio. Estos centros podrían ser algo así como los orga nismos tutelares de la industria, pues de sus cons tantes análisis de los productos fabricados, podrían derivarse consejos a los empresarios para mejorar calidades y procedimientos de fabricación. Espe cialmente serían muy útiles para investigar todo lo concerniente a tratamientos térmicos, en cuya materia está tan atrasada nuestra industria. Estas mismas instituciones podrían tomar a su cargo la iniciativa de proponer al Estado (Ministe rio de Industria) la conveniencia o necesidad de es tablecer nuevas industrias complementarias de las existentes. Y asimismo, por iniciativa propia, deberían pro poner cuanto juzgaran conven.iente en materia de legislación, para tratar de mejorar la calidad de nuestros productos. El sostenimiento de estos centros de investiga ción y análisis podría estar a cargo de la misma in dustria a cuyo perfeccionamiento sirviera, mediante el recargo de un pequeño canon sobre las mercan cías elaboradas, que podría hacerse efectivo incre mentando todas las facturas en. un tanto por ciento insignificante. Tal vez con este medio podría resolverse también el problema de las escuelas de preparación profe sional, necesidad sentida—cacla vez más—por la nación, sin que hasta la fecha se haya afrontado, al menos con el empuje que es menester.. Las Universidades españolas producen excesivo número de licenciados y doctores de todas sus Facil tades; las Escuelas especiales de Ingenieros los pro. ducen en las cantidades estrictamente indispensa. bies para las necesidades actuales e insuficientes para el progreso de la nación, y aun así resulta un verdadero contraste con la carencia casi absoluta de escuelas dedicadas a la preparación de obreros es pecialistas, o simplemente de hombres de oficios. Estos tienen que hacerse a sí mismos, sin ayuda exterior alguna; tienen que empezar por aprendices y adquirir su oficio a fuerza de tiempo, observando las rutinas de los oficiales, a los cuales sirven de ayu dantes. La dificultad sube de punto cuando se trata de la formación de maestros y capataces, pues si bien modernamente s& han montado en las industrias particulares y del Estado escuelas de aprendices para atender,a la formación de sus propios obreros especialistas, nada se ha hecho ni iniciado para fa cilitar a los obreros más destacados su preparación para ascender a los rangos de capataces y maestros. Acaso esta misión podría ser encargada también a los centros de investigación industrial que pro pugnamos, pues la docente no es una labor contraria a la de investigación, y los obreros superdotados podrían aprender mucho colaborando con los ver daderos técnicos en los trabajos de ensayos y expe rimentación. ir. Los inventos- en la industria militar. Es inútil pretender que se realicen inventós de oficio, pues por tajante e imperativa que se dé la orden de inventar, dada a una persona determinada para que invente un producto -fijado de antemano, no se logrará tal propósito si el futuro inventor no reúne condiciones para serlo, y aun así, tampoco se conseguirá en la mayoría de las veces. Diferente es el caso .de proyectar un edificio, ins talación de una fábrica, etc. En tal caso, el.ingenio se emplea para coordinar elementos conocidos y aplicar los teoremas de la mecánica y sus méto dos de cálculo—conocidos también—para deter minar las formas y dimensiones de los elementos correspondientes. Ciertamente que algunos pequeños mecanismos, que pueden ser registrados como patentes de in vención, pueden ser logrados por el mismo método y utilizando los mismos elementos; pero en la ma yoría de los casos se requiere una cualidad espe cial en el proyectista, que nada tiene que ver con su inteligencia y laboriosidad, y cualquier solución obtenida por este procedimiento resultará falta de originalidad al carecer de la idea luminosa y genial que sólo pueden tener algunas personas predesti nadas. .De todo lo expuesto parece deducirse como con secuencia lógica: Que todos los problemas de envergadura o en cuya resolución se requiera una idea feliz, deben - 9 - ser resueltos o intentar su resolución mediante con curso libre entre todos los técnicos de la nación, o bien, cuando no se trate de un problema mecá nico, sino de una orientación para su resolución, entre todos los individuos que se crean ellos mis mos capaces de señalar tal orientación. A nuestro juicio, deberían hacerse dos clases de concursos: concursos de ideas y concursos de pro yectos. Entre los primeros ponemos como ejemplo en contrar una materia prima nacional que pueda ser vir para la confecçión de los flotantes de las pasa deras ligeras para Infantería. Entre los segundos tenemos la resolución del motocómpresor ligero de montaña, transportable a lomo. Esto en lo que se refiere al material de Ingenie ros, en el que los problemas son de poca monta; Ar tillería tendría, seguramente, problemas impor tantes por centenares. Es natural que estos concursos no puedan hacerse sin ofrecer alicientes que compensen a los ganado res del esfuerzo realizado. Es preciso instituir premios en metálico de cuan tía suficiente para mover el interés general, En general, a los españoles nos asusta la idea de premiar a los trabajadores, y sobre todo a los inven tores. Nunca lo hemos comprendido. Pero el hecho es que si no cambiamos esta manera de ser mate rialista, atávica e inoperante, no llegaremos jamás a marchar por ningún camino delante de ios de más. Todo lo mejor que podemos aspirar es a seguir las huellas de los que nos preceden y que continua- :10 rán siempre delante, si no nos decidimos a seguir nuevos caminos con la orientación que los hombres iluminados nos señalen. RESUMEN Cuanto dejamos expuesto puede resumirse así: 1.0 Creemos que los inventos modernos son tras cendentales en las campañas actuales y lo serán mucho más en las futuras. 2.° Que un solo invento (como el de la bomba atómica) puede ser tan decisivo que anule por com pleto todo el poder ofensivo y defensivo de una na ción, por poderosa que sea. 3.° Que, como consecuencia de lo anterior, un solo invento moderno puede hacer inútil por com pleto toda la táctica. 4.° Que aun sin fijarnos en estos grandes inven tos de importancia primordial, todos los secunda rios y de detalle influyen notablemente en el des arrollo de la maniobra, acelerando los movimientos propios y retardando los del enemigo. 5.° Que deberíamos poner los medios, con todo espíritu y entusiasmo, para que nuestro glorioso Ejército disponga de cuantos inventos seamos ca paces de crear. Y, finalmente, que para lograr esto último es preciso, de una vez, eliminar de nuestra mente la indiferencia hacia los inventores y trocarla por una protección decidida y sin mezquindades. 6.0 /IMcMIflOSMILITflPS ‘tOflflIZfl(IOt1 DE DESEM Bflk(OS Comandante de Ingenieros J. MARTINEZ GIMENEZ, de la Escue]a de Aplicación del Arma. A) GENERALIDADES SOBREDESEMBARCOS Los desembarcos marítimos y aéreos son operaciones nor males de guerra, que pueden clasificarse en tres grupos, de acuerdo con Su finalidad: — — — Los que tienen por objeto realizar una acción perturba dora o política en territorio enemigo. Los que, coordinados tácticamente con otras fuerzas de tierra, han de proporcionar a ést:as el apoyo que precisan o han de favorecer su rápido avance. Los que se realizan con carácter independiente para ini ciar, o incluso resolver una campaña, en nuevos teatros de operaciones que no sean accesibles por otros medios. La característica común a todos ellos es la conveniencia de alcanzar la sorpresa, principio que debe subsistir en nues tra doctrina, aun cuando en la última contienda fuese pos puesto por el empleo de la masa (operación “Overlord” y sucesivas); éste requiere una superioridad neta en medios que, sólo en determinadas ocasiones, estará al alcance de beligerantes de reducida capacidad industrial o de limitada abundancia de recursos. Para realizar cada operación o serie de operaciones, se organiza una Agrupación especial que puede constituirse, a más de -los servicios necesarios para el apoyo logístico, con cualquiera o con todos los componentes de las fuerzas te rrestres, aéreas y navales. El elemento preponderante es el que le da denominación; en nuestro caso, consideramos una Agrupación especial terrestre en misión de desembarco marí timo o aéreo. La concentración de esas fuerzas en una misma zona pre senta grandes ventajas, a efectos cíe organización y prepa ración; pero, no obstante, habrá que supeditarla con fre cuencia a razones de seguridad, mantenimiento del secreto, facilidades de alojamiento y posterior transporte o causas de otra índole. En toda operación de desembarco es premisa vital para el logro del éxito la coordinación más perfecta y completa de los varios elementos empeñados en la misma. De ahí la obli gada centralización en un Mando único. El Jefe de la Agrupación es auxiliado en su misión por un Estado Mayor mixto, que actúa durante el desarrollo de la Enviado para el Concurso de EJERCITO, 1946. acción, no sólo en el escalón avanzado, dirigiendo los desem barcos y operaciones, sino también en las bases de partida, para asegurar el mantenimiento de esas actividades. A este Mando único ponderado y flexible, imbuído de vo luntad enérgica y de audacia y tenacidad reflexiva, corres ponde analizar las determinantes caracteristicas de toda ope ración: misión, enemigo, espacio y medios. Preparación.—Las operaciones de que tratamos exigen una preparación meticulosa que, sin descuidar detalle alguno, lleve consigo el examen minucioso de cuantos factores inter vienen en su puesta en práctica. Es imprescindible, pues, realizar el análisis de la situación en forma continua y con actualidad extrema. No puede ha cerse en abstracto la comparación de los medios propios y del adversario por la cuantía y potencia limitada de las fuerzas inicialmente atacantes y por su entrada en acción obligadamente sucesiva. Este estudio previo, que ha de referirse también a capaci dad de medios de embarque y transporte, a limitaciones de tiempo, al espacio en sus aspectos aéreo, naval y terrestre, a las condiciones topográficas e hidroréficas del terreno y condiciones meteorológicas, permite fijar la cantidad y carac terísticas de los medios que requiere la operación y, a su vez, de la posterior organización y adiestramiento de las fuerzas ej ecutantes. Una información persistente y eficaz facilita esta ardua labor de preparación, señalando datos tan esenciales como los que se refieren al despliegue aéreo, naval y terrestre del enemigo, a posibilidades y situación de sus reservas, orga nización y potencia de la defensa, estado de aeróiromos y pistas de aterrizaje o de lugares de desembarco, vías de co municación, recursos naturales y sistemas de enlace, y, en general, a aquellos puntos interesants que figuran en el pro grama preliminar de investigación, de la que son fuentes principales: la información por agentes, la observación aérea y los servicios meteorológicos. Fijadas por el Mando de una forma concreta la fases de la operación y, en consecuencia, — — — los objetivos sucesivos a ocupar, la repartición general de fuerzas y las misiones particulares, son las posibilidades tácticas y logísticas del terreno de des embarco las que definen las características básicas de las Uni dades, la dotación en equipo y medios especiales que, referi dos a la misión, aumentan su capacidad operativa y la mayor o menor concentración de los Servicios. La adaptación del soldado al medio naval o aéreo y al am biente del futuro teatro de operaciones, se logra con un pe ríodo de severo adiestramiento en la preparación de las fuer zas terrestres. Preparación moral, que facilita además la selección de los componentes de los primeros grupos destinados al asalto. Preparación técnica y de material, consecuencia de la in troducción de modificaciones en la dotación de las Unidades y equipo del soldado, y del fraccionamiento y modalidades de empleo de los Servicios. Preparación táctica en embarques y desembarques, adap tación al medio de transporte e instrucción combinada de combate, en condiciones similares a las de la zona del des embarco. Preparación especialista: manejo de minas y explosivos, trabajos para la organización de la defensa, utilización de re cursos, destrucciones, etc. Al tratar este punto fundamental de la preparación de las fuerzas terrestres, no podemos pasar por alto cuestión tan debatida como la de establecer si las tropas de Ingenie ros que intervienen en las primeras fases de un desembarco aéreo deben formar parte del Ejército de Tierra. Previo el conveniente entrenamiento y refuerzo en medios, dicha intervención puede considerarse como misión normal perfectamente realizable: basta tener en cuenta el elemento en que van a actuar y cuáles serán sus cometidos; pasa a un plano secundario, ante las conclusiones que de ello se derivan, el medio de transporte utilizado, y lo fundamental radica, después de abandonado aquél, en la forma en que se conduce el combate y en la obligada cooperación con otras fuerzas terrestres. Desarrollo de la acción.—Como en toda acción ofensiva, en los desembarcos cabe distinguir tres fases: aproximación, toma de contacto y encuentro. La aproximación, que tiene como finalidad colocar las fuerzas lo más rápida y seguramente posible en bases de partida adecuadas y orientadas en la dirección conveniente, comprende tres operadones: embarque, movimiento aéreo o naval y desembarco. El embarque va precedido por una serie de movimientos de fuerzas, acordes con un plan cuida doso que, entre otros puntos, fija: itinerario de las columnas, horario y protección de las mismas, cuantía y escalonamiento de los elementos, orden de embarque y de carga y horas ini cial y final de realización de dichas operaciones. En la pre paración ya estudiada ha de darse gran importancia a la rei teración de ejercicios de esta naturaleza, que serán puestos en práctica con disciplina máxima y orden perfecto. El movi miento naval y aéreo se ha de ajustar a un plan de navega ción sencillo en el que preponderen esos medios peculiares,’ pero sin dejar de acatafpor ello, si fuera necesario y dentro de un marco de lógico criterio, las servidumbres que impongan las exigencias de las tropas transportadas. Veamos ahora separadamente las características de eje cución del desembarco en sí, maritimo y aéreo. El desembarco •marítimo.—Tiene gran semejaoza con el paso de un curso de agua, ya que, como en éste, la base de partida a alcanzar queda cubierta por un obstáculo que hay que atravesar con medios especiales. 12 Durante la acción, sea en fuerza o por sorpresa, es incues tionable el mantenimiento de la superioridad local, aérea y naval, qua permite la aproximación a la costa de los grupos de asalto; ocupada por éstos la zona de terreno designada, barridos los obstáculos y jalonadas las orillas, es decir, roto el frente marítimo del enemigo y en disposición de asegurar el mantenimiento del combate, serán desembarcados de for ma ininterrumpida otros efectivos del primer escalón, que en mayor número, dotados de medios ligeros y contando con el apoyo de sus propias armas desplegadas, amplían la zona e inician la progresión hacia el primer objetivo. El objetivo de las fuerzas del primer escalón determina una fase del desembarco, pues, organizadas ligeramente so bre él, aseguran la puesta en tierra de Unidades orgánicas completas que con elementos de mayor potencia, medios de transporte adecuados y sistemas de enlace y abastecimien tos eficaces, emprenden acciones de más envergadura, para garantizar, con la ocupación de objetivos sucesivos, el do minio de la cabeza de desembarco. Estas acciones irán acom pañadas del apoyo naval artillero dentro de sus posibilida des de alcance, y por un intenso recrudecimiento de la acti vidad aérea propia, relacionada directamente con la subsi guiente habilitación de aeródromos de circunstancias o la captura de los ya establecidos por el enemigo. La última fase es la de consolidación. La fuerza naval se retira; todos o parte de los órganos aéreos y terrestres de la Agrupación especial pueden convertirse en fuerzas de guar nición o ser relevados y trasladados a otros puntos para el cumplimiento de nuevas misiones. Se incrementan los ser vicios y suministros, queda organizada la defensa y se em prenden operaciones de limpieza. El Mando pasa del de la Agrupación a un Comandante de guarnición designado por el escalón superior. Todo désembarco aéreo lleva en sí, bajo la protección de una densa sombrilla aérea, una maniobra de envolvimiento vertical que permite situar las fuerzas transportadas en lu gares previamente elegidos de acuerdo con la misión, la to pografía del terreno y las condiciones técnicas y tácticas de los parajes y aeródromos adecuados para el aterrizaje de paracaidistas, planeadores y aviones. Estos tres elementos, de características bien diferenciables, quedan asociados ínti mamente en tal clase de operaciones, en los que su obligada intervención se regula y dosifica por el alcance que va a te ner y conforme con sus posibilidades. En el desembarco aéreo pueden distinguirse tres fases en las que participan sucesivamente los elementos señalados. La primera fase consiste, en esencia, en “contornéar y ais lar la zona de desembarco”; su ejecución, que debe ir prece dida por intensos bombardeos y ametrallamientos realiza dos poco antes del lanzamiento por Unidades aéreas tácti cas, corre a cargo de paracaidistas, y tiene todas las carac terísticas de un golp e de mano si se actúa por sorpresa. Sólo contando con una superioridad aérea tan notable como para garantizar la seguridad de las demás formaciones de apara tos de transporte, poco veloces y muy vulnerables, podrá emprenderse una acción en masa que, por su posible realiza ción durante el día, disminuya notablemente los inconve nientes del período de crisis que transcurre hasta el momento de reunión y reorganización de los grupos de combate. La misión de los paracaidistas, que orgánicamente pue den integrarse en una Brigada de tres Batallones, Unidad táctica superior, es, por tanto, la creación de la cabeza de des embarco que permite el posterior aterrizaje de otras fuerzas. De ahí la selección e instrucción del soldado, tipo perfecto La decisión tomada por el Jefe traerá consigo un examen de combatiente; ja fuerte proporción de Oficiales, clases y más detenido sobre: especialistas; la cantidad y naturaleza del armamento y equipo que se les asigna (morteros, piezas de montaña, moto — elección y características de los puntos de desembarco cicletas, martillos perforadores...) y la peculiar composición, en que se va a realizar el esfuerzo principal; embebiendo los Servicios, que tienen las Unidades, particu — fases, tiempos y objetivos sucesivos; laridades todas ellas que tienden a acrecentar su autonomía, — zonas probable de mayor resistencia enemiga; movilidad en tierra y potencia de fuego, muy mermadas en — dispositivo de las Unidades subordinadas y entidad de relación con las otras tropas de organi.zación normal. las reservas; Este escalón avanzado, conquistando y conservando con — direcciones de ataque, objetivos y zonas de acción de sus propios medios, por un tiempo determinado, una zona estas Unidades; de terreno delimitada por Unidades exploradoras lanzadas — organización y sucesión del Mando, y de antemano, que incluye al menos un aeródromo para el — apoyos recíprocos que deben prestarse los componentes de los tres Ejércitos que forman parte de la Agrupación servicio de aviones y uno o varios parajes adecuados para aterrizajes de fortuna, es relevado en su acción, tan pronto especial. como lo permite la situación táctica, por las fuerzas trans portadas en planeadores, a las que incumbe la segunda fase El resultado del estudio de estos extremos se refleja en de la operación: ensanchar lo más rápidamente posible la planes y órdenes, unas de carácter general y otras particu cabeza de desembarco. lares, aplicables cuando, ya desembarcadas las fuerzas, se Con el escalón de planeadores irán Unidades de todas las inicia la acción en tierra. Entre las primeras deben conside Armas (incluso carros y artillería contracarro) y de los rarse las que se refieren a: Servicios fundamentales, conjunto al que no puede dársele de forma permanente una organización rígida, por resultar — instrucción y adiestramiento, precedida por la conve niente asignación de equipo y medios especiales, si así lo prohibitiva la asignación orgánica fija de las correspondien exige la operación; tes fuerzas aéreas para transporte, apoyo y protección. — concentración y embarque en los puertos de partida; Efectuado el desembarque y reunión de los grupos y esta blecido el contacto entre los Jefes de los dos escalones, los — navegación y desembarque; — protección y apoyo naval, artillero y aéreo; informes que sobre la situación proporcione el de paracaidis tas podrán confirmar la misión, dando lugar a una operación — información; — servicios de mantenimiento y ev.acuación, y que no será otra cosa que el ataque a un enemigo más o me posibilidades de reembarque. nos organizado, seguido de la necesidad de asegurar la con quista realizada y de preparar el terreno para el aterrizaje de Y para las fuerzas ya desembarcadas a: los aviones de transporte. Pero puede suceder también que de la información sobre la situación se derive una necesidad — maniobra y fuegos; previa e inmediata de refuerzos a los paracaidistas, bien por — organización de la defensa y protección de la cabeza de que los medios de éstos resulten insuficientes para venger de desembarco, y terminadas resistencias o porque requieran ayuda y coopera aprovechamiento de las comunicacion’es y recursos loca ción para la defensa de alguno de los objetivos conquistados.. les en general. En cualquiera de los casos, una vez ensanchada la cabeza de desembarco y asegurado el dominio de los campos prepa En esta laboriosa preparación interviene Ingenieros de rados para el aterrizaje de aviones, empezarán a llegar éstos forma muy notable, de acuerdo con la simple definición transportando fuerzas bien dotadas en armas pesadas y me “Arma de trabajo técnico de los Ejércitos”, que sintetiza dios potentes, a las que corresponde iniciar la tercera y últi us misiones: ma fase de la operación: atacar el exterior de la cabeza de desembarco para realizar la misión táctica que con esto se — acompañamiento y asalto, pretende. Ataque que también podríamos haber considerado — comunicaciones, en el caso de desembarco marítimo, pero que se sale ya del — destrucciones y obstáculos, marco de acción especial, rigiendo su ejecución las normas — organización de posiciones, del combate clásico. — transmisiones, e — instalaciones diversas. - B) LOS INGENIEROS EN LA ORGANIZACION DE DESEMBARCO - Desembarcos marítimos.—De lo anteriormente expuesto se deduce que, una vez señalada la misión en líneas generales, el estudio previo para la realización de una operación de este tipo se haendeelreferir a los puntos funda meptalmente desarrollo del plan,que o intervienen sea: — — — — playas de desembarco y probables objetivos; condiciones topográficas, hidrográficas y atmosféricas;. dispositivo del enemigo y organización de su defensa, y medios que aproximadamente se requieren y disponibi lídades que se tienen. Estudiaremos separadamente la actuación del Mando de Ingenieros, la de sus tropas y Servicios y después la del Ser vicio de Transmisiones. a) Del Jefe de ingenieros.—En la preparación, el Jefe de Ingenieros de la Agrupación especial, como asesor técnico del Mando, tendrá que informar a éste sobre ciertos datos indispensables para fundamentar la decisión. Ellos son: — proponer aquellos reconocimientos relacionados con ma terias propias del Arma que le permitan formular, com pletándolos, sus proyectos particulares; — hacer un estudio detallado del terreno de la zona de des embarco no sólo de la topografía del interior—líneas oro gráficas, cursos de agua y obstáculos naturales, compar 13 — — timientación, vialidad, caracteres geológicos, étc.—, sino también de la naturaleza de las costas en sus dos as pectos: facilidad de abordaje y desembarco y condicio nes que reúnen para la defensa; interviene en la selección y designación de órganos de la defensa enemiga como objetivos haciendo notar la con veniencia y posibilidad de neutralización de alguno de ellos por tropas de Ingenieros; informar respecto a las posibilidades técnicas: trabajos que se tendrán que emprender, tiempo, personal y ma terial necesarios. Distribuidas las misiones entre las Unidades subordinadas, y señaladas las directivas.para el desembarco sucesivo y el despliegue de tropas y Servicios, queda completada en este aspecto la labor del Mando, que prácticamente se traduce: en el plan de empleo de Ingenieros, en el de trabajos de con junto y en las órdenes particulares que pudieran darse. Durante el período de adiestramiento, la misión de aseso ramiento del Jefe de Ingenieros se continúa según las direc trices señaladas, pero a ellas ha de unir la redacción de ins trucciones técnicas para trabajos y la preparación y proyec to de los que prevea que puedan serle encomendados poste riormente. Basándose en estos datos, al hacer el Mando el estudio de los factores de la decisión, examinará lo que a Ingenieros y al trabajo se refiere, para deducir y concretar los puntos que sobre estos extremos han de figurar en aquéllos: misiones, medios, distribución de las misiones y despliegue de tropas y Servicios. Establecidi en principio la idea de maniobra, el Mando de Ingenieros tiene que ampliar sus informes completándolos con otros que conciernen a: — — — — — — — -— — — -— — — — — — sistema de obstáculos (incluyendo campos minados y po sibles destrucciones e inundaciones) y a la naturaleza de las obras defensivas del adversario, así como a métodos adecuados para apertura de brechas; misiones de acompañamiento y asalto de Zapadores; cometidos especiales que pueden requerir el refuerzo a Ingenieros con otras rmas y Servicios; itinerarios para las fuerzas una vez desembarcadas; la primera organización de las instalaciones de la playa y a la habilitación de instalaciones portuarias; estado y características de las vías de comunicación y a la coveniencia de crear otras nuevas; trabajos que deben realizarse en las cabezas de playa para facilitar e incrementar el ritmo del desembarco; empleo probable de pasaderas y puentes y a refuerzo de los ya existentes; recursos naturales e instalaciones permanentes del ene migo y forma de aprovecharlas; abastecimiento de agua; los servicios de suministro de material y herramienta de Ingenieros; equipos especiales de ingeniería y sus caracteristicas y manejo; localización conveniente en el terreno de desembarco de depósitos de diversa índole; preparación de campos de aterrizaje. organización de la defensa en la cabeza de desembarco; uso de materiales de enmascaramiento, impermeabiliza ción, embalaje y enlistonado; equipo y material de Ingenieros del enemigo, y cuantos trabajos en egenral, realizados o no por tropas del Arma, requieran inspección o dirección técnica. De acuerdo con las misiones que se deducen para Ingenie ros, del análisis de los factores de la decisión, el detenido examen de estos informes facilita al Mando la evaluación, de forma muy exacta, de las necesidades en trabajos que, seguida de un estudio comparativo de los medios disponibles y de los que requiere su organización, determina las posibi lidades y permite fijar, en consecuencia, los trabajos que se han de realizar. El orden de urgencia debe establecerse ya, a fin de que en todo momento se ajuste la ejecución a la idea de maniobra concebida. 14 Como Jefe de tropas y Servicios le corresponde: distribuir y asignar a las Unidades subordinadas los me dios y equipos especiales de trabajo o combate; formular de acuerdo con las prescripciones del Mando y vigilar el exacto cumplimiento de los programas de prác ticas de embarque y desembarque, instrucción conjunta de los destacamentos de costa, instrucción especialista de Ingenieros, y la que se dé por éstos a otras Armas so bre manejo de minas y explosivos y lucha personal con tra carros; la labor de organización, dirección y reguladora, del fun cionamiento de los depósitos de Ingenieros, acompañada por la conveniente solicitud de pedidos al escalón su perior, y la inspección de todas las tropas de Ingenieros de la Agru pación, incluso Transmisiones, en cuanto se relacione con su policía y disciplina. — — — Como director de trabajos, tendrá una activa participación en lo que se refiere a: — — — — — — alojamientos e instalaciones higiénicas y sanitarias de los acantonamientos de las tropas; servicios de alumbrado, contra incendios y de abasteci miento de agua; reproducción sobre el terreno y en maquetas de objeti vos y zonas del futuro teatro de operaciones; conservar y mejorar la capacidad de tráfico de ciertas carreteras y caminos; preparación de embalajes y enlistonados y a impermea bilización de equipos diversos; inspección de las condiciones técnicas de cuantos tra bajos sean de su competencia. Fijados los objetivos sucesivos, la composición y reparti ción general de fuerzas y las misiones particulares, todas las operaciones que preceden inmediatamente al embarque quedan determinadas por tal decisión. En ellas, el Jefe de Ingenieros interviene: Como asesor del Mando, — — — — indica los itinerarios más convenientes por sus caracterís ticas para la circulación de las columnas; recomienda especialmente el cumplimiento de ciertas re glas de tráfico; propone las oportunas modificaciones en el sistema de embalaje y en los métodos de carga; informa sobre el volumen de abastecimientos de Inge— nieros que se necesitan en las diversas fases; formula, de acuerdo con la IV Sección del E. M., el plan de carga de los materiales y pertrechos de Ingenieros, teniendo muy presente sufraccionamiento y juiciosa dis — tribución en varios buques, para evitar la posible pérdida en gran escala de un equipo específico, y señala la conveniencia de acondicionar en lugares accesi bles el material que se hade utilizar en la fase de ejecu ción del desembarco. Como Director de Trabajos, — tiene a su cargo todos los que circunstancialmente se le ordenen para facilitar el rápido y seguro traslado de per sonal y material hasta los puntos de embarque. Como Jefe de Tropas y Servicios, — — transmite e inspecciona el cumplimiento de las ordenes referentes al transporte de sus Unidades y también a embarque y carga en los buques designados, y da normas para el manejo y colocación a bordo de ex plosivos, minas y otros materiales de consumo. Durante la navegación, el Jefe de Ingenieros, si así se dis pone en el Plan de Enlace, estará en. contacto con el Estado Mayor de la Agrupación y con los Comandantes de Unidad a él subordinados. A partir del desembarco de las primeras fuerzas del esca lón incial, la organización de las instalaciones de la playa corre a cargo de destacamentos de costa, célula fundamental que facilita todos los elementos necesarios para el apoyo y mantenimiento de la operación. Como esos destacamentos suelen constituirse a base de Compañías de Zapadores refor zadas por Servicios, su estudio lo haremos al tratar de las tropas. Asegurado el desembarco de fuerzas y abastecimientos en el orden previsto, y alimentado el combate en tierra de for ma regular, la actuación del Jefe de Ingenieros y de las Uni dades no se diferencia gran cosa de la que tienen en el ataque a posiciones más o menos organizadas. Del número y variedad de cometidos que son de la respon sabilidad del Jefe de Ingenieros se desprende la aplicación máxima que tienen en estas operaciones cuantos preceptoS se refieren a la estrecha relación que debe mantener con el Mando y sus órganos, Secciones de E M. y Comandantes de Armas y Servicios. b) De las tropas y Servicios de Jngenieros.—En general, las misiones que corresponden en un desembarco marítimo a las tropas y servicios de Ingenieros tienen las mismas ca racterísticas que en los combates y situaciones normales; pero quedan influenciadas por: — — — — — — el ambiente extraño en que inicialmente se transporta al soldado y en que posteriormente se mueve; la acción combinada con combatientes de otros Ejércitos; el período de crisis que acompaña a los primeros momen tos de la operación; las exigeñcias de rapidez y economía; las dificultades que presenta la pronta reposición de pér didas y el envío de refuerzos la complejidad de los abastecimientos, y 15 la multiplicidad de misiones que tienen que atender con medios limitados o de circunstancias. Los efectos de estas influencias se aminoran notablemente con una preparación meticulosa que descienda a los meno res detalles y, sobre todo, en lo que se refiere a las tropas, dándole al período de entrenamiento, de que repetidamente hemos hablado, la extensión e importancia que le corres ponde. Una sólida preparación moral, gran abundancia de medios y un cuadrO selecto de instructores tácticos y técni co, encaminado todo ello a formar el tipo de soldado espe cial que requieren las operaciones anfibias, llega a disminuir de forma insospechada esos inconvenientes que tanto con tribuyeron a calificar de difíciles y delicadas las acciones de desembarco. Por las razones que anteceden y por referirse particular mente este trabajo a organización y no a ejecución, vamos a tratar sólo de las misiones de los Zapadores en la playa. La práctica del Ejército de los Estados Unidos en nume rosos desembarcos de buque a tierra y en operaciones de costa a costa, aconsejó una organización uniforme para los destacamentos encargados de asegurar con el desembarco de refuerzos y abastecimientos el apoyo y progresión de las Unidades. Los americanos asignan normalmente a cada Batallón de combate un destacamento de Costa, constituido por una Compañía de Zapadores reforzada por elementos de Servi cios del Ejército de Tierra y un Pelotón naval en funciones de destacamento de playa. El Regimiento tiene, por tanto, el apoyo de un Batallón de Zapadores, el conjunto de dos o tres de éstos, bajo la dependencia directa del Jefe de Inge nieros afecto al E. M., apoya a una fuerza de tipo divisiona rio, en la que llega a representar del 25 al 20 por 100 de los efectivos totales de desembarco. El Jefe de la Q5mpañía de Zapadores en misión de desta camento de Costa, dirige, inspecciona y tiene la responsabili dad de todas las operaciones que se efectúen en la playa; le asesora técnicamente en cuestiones de su especialidad el ofi cial de la Armada, Jefe del Pelotón naval adscrito. Las misiones del destacamento de costa son: — — — -— — — — — — — — — señalar los límites de la playa, y despejarla de obstáculos; elegir los puntos de atraque y desembarque, los itinera rios hacia el interior y laterales, y los lugares convenientes para situar las diversas instalaciones; organizar la defensa de las cabezas de playa y rechazar los ataques imprevistos del enemigo; descargar los abastecimientos de las lanchas de desem barco; establecimiento de depósitos y aprovechamientos del embalaje y enlistonado; reparación y desimpermeabilización de motores y mate rial pesado; habilitar pistas de ida y vuelta, ambas de doble vía a ser posible, que unan la playa con los depósitos; abastecer a las tropas; mantener con medios de transmisión las comunicaciones tierra-buque, destacamento-Unidades en combate y des tacamentos de costa entre si; llevar los mapas de la situación táctica y logística y el del enlace; tener registros del personal y material desembarcado, así como de las existencias y entregas de suministros; instalación de puestos de socorro y evacuación; control de tráfico, y protección de depósitos y almacenes. 16 La misiones del pelotón naval son: tripular las lanchas de desembarco; localizar y balizar los obstáculos para la navegación; despejar la playa de embarcaciones; enlace tierra-buque por medios ópticos; evacuación de heridos, y reparación de botes y motores. — — — — — — El empleo de la Compañía de Zapadores en funciones de destacamento de costa es contrario a las misiones para las que está organizada y equipada; para poder cumplir este co metido ha de estar reforzada convenientemente con perso nal de Servicios: Transmisiones, Sanidad, intendencia, Mu nicionamiento y transporte, y con la asignación de abundan te y pesado material mecánico de descarga y acarreo. En el Ejército norteamericano, este aumento de la dotación de la Compañía es el siguiente: grúas de 10 y 1 de 20 toneladas. cabrias de 5 y 2 de lo toneladas. excavadoras de oruga. tractores de diversa potencia, la mitad con grúa de caba llete en forma de A y caseta blindada. 2 carros de remolque, con bastidor plano, para 20 tone ladas. 3 proyectores con generador de medio kilovatio. 1 lubricador remolcado por camión. 2 2 2 14 A la vista de este material, y dada la variedad de cometi dos del destacamento, resulta imprescindible un extenso pe ríodo de adiestramiento de conjunto en el que, llegando al intercambio de misiones, se planteen y resuelvan cuantas situaciones imprevistas pueden presentarse en la realidad. c) Dd Jefe de Trcinsmjsones.—Al Jefe de Transmisiones de la Agrupación de desembarco le corresponde como misión fundamental la redacción de la orden de Transmisiones, en la que fija, de acuerdo con los propósitos del Mando, el em pleo de los diferentes medios. En la preparación de esta orden, más detallada y completa que para las operaciones de Unidades orgánicas—aéreas, te rrestres o navales—, ha de tener presentes ciertos requisitos, determinados por: — — — las diferencias en organización, equipo y métodos de ser vicio de las Transmisiones de los distintos componentes; la necesidad de Unidades especiales suplementarias, y el obligado entrenamiento combinado. Como Jefe del Servicio, — — — — inspecciona el equipo y personal y determina la distri bución, cantidad y naturaleza de los medios que requiere cada operación; informa al Jefe de la Agrupación acerca de las posibilida des técnicas de los medios disponibles y de la forma de empleo que permita obtener de ellos el máximo rendi miento; organiza y dirige, con arreglo a las Tiornias que recibe, la instrucción técnica de las tropas a él directamente subor dinadas, de cuya eficiencia responde; mantiene la unidad de doctrina, dictando las prescrip ciones generales que convengan a las transmisiones par ticulares, cuyo servicio inspecciona; — — regula, de acuerdo con el Mando,, a obtención de infor mes por medios de transmisión, y asegura el abastecimiento de material y da instrucciones sobre su manejo y entretenimiento. — — repone e incrementa las existencias de parques y depó sitos mediante los oportunos pedidos; determina los equipos que deben ser embalados o imper meabilizados; fija las reglas que han de presidir las prácticas de em barque y desembarque, y formula, de acuerdo con la IV Sección de E. M., el pIan de carga del equipo de Transmisiones, de forma que la pérdida de algún buque no represente un serio desequili brio de las existencias en determinado material y dispone que el equipo necesario para la fase de asalto se localice en sitios bien acondicionados y fácilmente accesibles. Para la elaboración del plan de empleo de los medios’ — habrá de conjugar las normas que le dicte el Jefe de Trans misiones del escalónsuperior con las órdenes del Mando tác tico, que son las que prevalecen. Adaptar unas a otras es labor primordial que requiere su más estrecha relación con el Jefe y el E. M. de la Agrupación. De la II Sección recibirá los informes que se tengan sobre medios, caracteristicas y funcionamiento de las transmisiones del enemigo, localiza d) Funcionamiento de las Tiansnjisiones.—Al Jefe de ción de centrales, parques y depósitos, sistemas de cifra, et cétera, y, de acuerdo con el Jefe de la Sección, formulará Transmisiones le corresponde la organización del Servicio, dentro de la Agrupación, en los preliminares delperiodo de las medidas de contrainformación y seguridad que garanti instrucción. Como en principio sólo dispone de medios limi cen el secreto; tales serán: las restricciones en el uso del equi tados, hace un estudio detenido de las redes existentes para po, el silencio de la radio y el empleo de claves eficaces. Todas las cuestiones de orden tác:tico las consultará con explotar al máximo cuantas instalaciones sean aprovecha bles, y solicita, silo considera necesario, el refuerzo temporal la III Sección, por la que estará informado de las intencio nes delMando, planes de operaciones y cambios que en ellos de tropas especialistas y de material y equipo. Teléfono, telégrafo y teletipo son medios que en este pe puedan introducirse. Algunas acciones de tipo especial; por ejemplo, un primer desembarco de. pequeños grupos con riodo sirven para asegurar todos los contactos; las, radios de misiones definidas (información, captura de determinados gran potencia permanecen en silencio. Durante la fase del movimiento, embarcadas ya las fuer-. objetivos), o la necesidad de establecer enlaces no usuales, zas, las comunicaciones son de responsabilidad del Coman puede requerir la organización anticipada y el adiestramiento dante del convoy. Un recargo excesivo del servicio entre los previo de destacamentos de Transmisiones dotados con ma buques, particularmente entre el que transporta el Cuartel terial fuera de plantilla o que corresponde a Unidades orgá General y los que llevan a bordo otros Jefes, y entre barcos nicas de tipo superior. Sus relaciones con la 1 Sección se referirán a peticiones y con fracciones de una misma Unidad, pueden exigir e! em transferencias de personal, para que, en lo posible, cada pleo de medios ópticos manejados por personal de Transmi Unidad disponga de los hombres más aptos y competentes siones terrestres; su organización y la de los centros de en trega de mensajes quedarán previstos con anterioridad. en su propia especialidad. La fase del desembarco requiere el plan de Transmisiones •Con la IV Sección entenderá en asuntos de aprovisiona miento, transporte y adaptación de equipos para su mejor más completo y de ejecución perfecta y coordinada, pues al empleo (montaje sobre vehículos de aparatos de radio y establecerse las comunicaciones casi exclusivamente por radio, la rapidez de la acción, la tendencia inicial hacia la de radar). Fijada la decisión y con conocimiento pleno de las nece desorganización y la obligada cooperación triple, Aviaciónsidades del Mando en las distintas fases del desembarco, de Ejército-Marina, se unen a la necesidad de poner en servicio los medios de transmisión más indicados en cada una de ellas numerosas y variadas redes radiotelegráficas, cuyo empleo y de las disponibilidades que se tienen, establece, de común exige la disciplina más rigurosa. El número total de estas redes depende, ño tanto de la • acuerdo con aquél y en líneas generales, el plan de enlace, que luego se realiza, como es preceptivo, mediante la orden entidad de los efectivos empleados, de las peticiones de los para el enlace, la orden de Transmisiones y las órdenes par Jefes subordinados o de la cantidad de equipo disponible, ticulares e instrucciones técnicas. como del número de frecuencias asignadas a la Agrupación • En el estudio del funcionamiento del Servicio veremos que queden sin’ interferir. En general, existen redes de más adelante cómo se traducen práct:icamente estas órdenes, Mando del Ejército y Marina: buque a buque, buque a tierra cuya redacción se ajusta con pequeñas variaciones a las nor y tierra a tierra; redes de apoyo: aéreo y naval artillero; redes de enlace y coñtrol y otras. mas reglamentarias. En la costa, el servicio de las redes radio queda a cargo El Jefe de Transmisiones tiene una destacada labor du de Unidades mixtas de Transmisiones constituidas por per rante el período de adiestramiento: sonal perteneciente a los tres Ejércitos. Subdivididas en Sec prepara y propone los programas de instrucción técnica; ciones y Pelotones, y dotadas con medios diversos de trans — establece los principios que han de regir el trabajo con misión, tienen la misión especial de establecer los contactos nuevos tipos de equipo o para Unidades con diferente necesarios con los destacamentos de costa y playa, con la dirección de tiro y control de los fuegos navales y de apoyo dotación; — coordina la acción conjunta de las transmisiones de los y el enlace aéreo. Las Secciones adscritas a destacamentos de costa y playa tres Ejércitos; — da directivas para uniformar los procedimientos de hacen uso de estaciones ligeras de radio y de radioteléfonos portátiles, pero las comunicaciones costa-buque y costa-lan empleo; — aclara las variaciones que se presenten en cuanto a inter chas de desembarco se completan, por razones de seguridad y para descongestionar el tráfico, con el empleo de medios pretación de sus disposiciones; — facilita los suministros de equipo y material que requie ópticos en gran profusión. Aquellas Secciones tienen tam bién el equipo telefónico necesaiio. para establecer una red ren las transmisiones particulares e inspecciona su ins trucción espbcialista; que conecte entre si todas las instalaciones de la playa. De 17 esta red se sirven los Batallones, y la prolongan hacia el in — sustituir ciertos términos y expresiones por otros equiva terior a compás de su progresión, teniendo asegurado por lentes en lo que a su fin y cometido representan; tales retransmisión radio el enlace con las Planas Mayores y Uni son: “playa” por “apareje”, “buque y lancha de desem dades todavía a bordo. barco” por “avión y planeador”, “destacamento de El desarrollo posterior de una organización tan sencilla costa” por “destacamento de aeródromo”, y otras de conduce al complicado sistema que da servicio telefónico a fácil formulación. todos los elementos de la Agrupación, a medida que van des embarcando. MISIONES DE INGENIEROS.Primera fase.—Afectos o em La Sección de dirección de tiro y control de fuego dispone, bebidos en los grupos de paracaidistas, tienen por cometido: a más de un Oficial naval agregado, de varios Pelotones, cada uno de ellos a cargo de un Oficial de Artillería con un — señalar los lugares de aterrizaje y puntos de reunión y jalonar los itinerarios; observador y cuatro o cinco especialistas de Transmisiones. Su función es realizar la observación avanzada para los fue — cooperar al asalto y neutralización de focos de resis tencia; gos navales de apoyo, misión que realizan por radiocomn,ni cación directa al buque director o usando el teléfono basta — tender campos de minas y abrir brecha en ellos; — realizar destrucciones y contrarrestar sus efectos; una estación retransmisora instalada en la playa. La Sección de enlace aéreo se compone de Pelotones or- — provocar inundaciones y evitarías; ganizados en forma semejante a los de dirección de tiro, pero — construir y levantar obstáculos en general; — organizar el terreno, conseguidos ya los objetivos, y sin dotación en medios alámbricos. Forman parte general mente de la red de apoyo aéreo, y su cometido, a través del — establecer el enlace radio con el mando de la Agrupación, con la fuerza aérea de apoyo y con el escalón de planea Jefe de ese organismo, es facilitar informes y retransmitir dores. las peticiones de misiones aéreas que bagan, las tropas terres tres; sólo en casos excepcionales tendrán comunicación di Aun cuando las tropas que realicen estas misiones perte recta con aviones en vuelo. nezcan al Ejército del Aire, a los Jefes de Ingenieros y Trans Los Pelotones de dirección de tiro y de enlace aéreo des misiones de las fuerzas de desembarco, corresponde una des embarcan con las Unidades a que son asignados, normal tacada labor en cuanto se refiere a información técnica, ins mente uno por Batallón, uno por Agrupación de combate de pección y abastecimiento. tipo regimental, y uno o más por División;y permanecen con ellas hasta que no resulte eficaz el apoyo naval artillero, o Segunda /ase.—Con el escalón de planeadores aterrizan hasta que queda garantizada la cooperación aérea por me Unidades de Ingenieros orgánicas y mixtas, que en resumen dios más seguros. tienen misiones: El personal de Transmisiones de cada Unidad orgániÇa va con los primeros grupos de desembarco de la misma, para — de acompañamiento de las tropas atacantes; instalar rápidamente sus redes particulares y conseguir que, — de cooperación a los trabajos de organización defensiva de al llegar a tierra la Plane Mayor, se tengan en servicio las la cabeza de desembarco; indispensables para la información y el ejercicio de Mando; — de preparación de campos para el aterrizaje de aviones, y es en este previsión donde se manifiesta de forma bien pa — de establecimiento y puesta en servicio de las redes te tente la excelencia de un meditado plan de carga. rrestres de transmisiones. Con las Divisiones desembarcan sus Compañías de Trans Al caso actual son aplicables por completo las observacio misiones, que dejan cierto personal e bordo de los buques de los Cuarteles Generales mientras exista la necesidad de co nes que hicimos en desembarcos marítimos, sobre las carac terísticas que presentan dichas misiones y las influencias municar con las fuerzas de tierra. a que están sometidas. Difieren solamente en la importancia En escalones sucesivos del movimiento inicial y en convo yes posteriores van llegando nuevas Unidades: de línea de que tienen, allí relativa y aquí fundamental, los trabajos de campaña, de cable múltiple, de redes aéreas, de explotación preparación y acondicionamiento de campos de aterrizaje. y entretenimiento, de equipos radar, etc., que a medida Tercera fase.—Se caracteriza por la llegada de medios co que progrese la consolidación, amplían y perfeccionan el sistema de transmisiones y almacenan y recuperan material piosos: Unidades especiales, herramienta mecánica y pesada y materiales de gran volumen y tonelaje, cuya aplicación para su posible utilización en futuras operaciones. inmediata es la construcción de nuevos aeródromos y la Desembarcos aéreos.—Es ten notable la analogía que se ampliación y perfeccionamiento de los capturados. observa en casi todos los puntos al estudiar, de forma para lela a como lo hemos hecho para los desembarcos marítimos, Los INGENIEROS EN LA PREPARACIÓN DE CAMPOS DE ATE el proceso de una operación de desembarco aéreo y la inter RRIzAJE.—En todo desembarco aéreo, las necesidades en vención que tiene Ingenieros en su organización, que no re campos de aviación vienen determinadas inicialmente por sultaría oportuno repetir la casi totalidad de las considera el esfuerzo táctico que se ha de prestar, y más tarde por exi ciones que ya se hicieron. Preferimos, en cambio, poner de gencias de abastecimientos y de evacuación. relieve las modificaciones que deben hacerse y la mayor Entre otros, los factores que determinan la elección de atención que ha de dedicarse a alguna de las importantes asentamientos para campos de aterrizaje son: misiones de Ingenieros en este tipo de desembarcos. — el plan de operaciones; Las modificaciones consisten en: — la clase y número de aviones que los van a utilizar; — la topografía del terreno; — limitar la coordinación al binomio Ejército-Aviación; — las condiciones del suelo; — suprimir cuantas proposiciones se refieran exclusiva mente al medio naval y aquellas que, por sus caracterís — las condiciones atmosféricas y climatológicas, y las disponibilidades en materiales de construcción. ticas, sean inadaptables al medio aéreo, y 18 La preparación de un campo de aterrizaje debe limitarse — balizaje y señalamiento, a atender las necesidades más estrictas y ha de ser proyectada — rellenar embudos, con toda. la anticipación posible. Siendo una consideración — destruir los obstáculos que dificulten el aterrizaje, primordial la economía de tiempo y de medios, está indicado — levantar campos de minas, — habilitar pistas circunstanciales, el máximo aprovechamiento de los recursos locales. — montar instalaciones sencillas, y Enterado el Jefe de Ingenieros de la misión .asignada a — desorganizar las transmisiones del enemigo. sus Unidades, se informa en la III y la IV Sección de Estado Mayor del número y localización de los campos que se re La preocupación mayor del Comandante de Ingenieros del quieren, finalidad a que se destinan, período probable del escalón de planeadores será que no le falten elementos de servicio, desarrollo futuro que ha de dárseles y de la impor trabajo; para ello establece su P. C. en las inmediaciones del tancia que deben tener sus instalaciones. De la II Sección campo y,. enterado de los medios de que dispone y de los recibe cuantos informes pueden ini:eresarle y solicita los re que van llegando, hace los pedidos necesarios al Mando su conocimientos aéreos que considera precisos. Ya con los perior. datos anteriores formula un plan que determine las necesi Los trabajos que se emprenden posteriormente con medios dades en tropas, equipo y material y estal2lece el programa abundantes los realizan Unidades especiales, provistas de de trabajos. material pesado, afectas al Ejército del Aire y bajo la direc Aprobado el plan, pide que se asignen los medios suple ción técnica de Ingenieros aeronáuticos. mentarios, y fija, de acuerdo con el Mando, los pormenores Estos trabajos se refieren a: del traslado del personal, abastecimiento y equipo, en los diferentes escalones de vuelo. Completa su labor preparato conservación de aeródromos y sus instalaciones; ria con una serie de órdenes e instrucciones técnicas muy de construcción de pistas de despegue y dispersión, con ma talladas. Durante la operación, su labor es de vigilancia e teriales diversos: hormigón, planchas metálicas, empa inspección. rrillados, etc. En la segunda fase del desembarco aéreo, los trabajos de — perfeccionamiento, ampliación y construcción de insta laciones para los servicios: depósitos, talleres, almacenes preparación de campos de aterrizaje, que son cometido de y alojamientos, y las tropas de Ingenieros del Ejército de Tierra, comprenden — organización defensiva, enmascaramiento y protección. los de realización rápida y sencilla, tales como: 4 ¿1 19 OBRAS BIBLIOTECA MILITAR PARA EL OFICIAL MANDADA PUBLICAR POR O. DE 25 DE ENERO DE 2944 (D. O. núm. PUBLICADAS POR ESTA EDITORIAL zx.) PRIMERA SECCIÓN.—Tratados extensos de Técnica Militar. TEORIA DE LA GUERRA.—Genersl Martínez de Campos; 55 pesetas (354 páginas). LA DIVISION. EMPLEO TACTICO.—Coronel Torrente; 7 ptas. (208 págs.). EL CUERPO DE EJERCITO. EMPLEO TACTICO.—Teniente Coronel Gon zález de Mendoza; 8 pesetas (246 páginas). SEO UNDASECCIÓN.—Tratadosprácticosdecampaña. MANDO Y ESTADO MAYOR.—Teniente Coronel López Muñiz; 6 pesetas. (196 páginas). ARTILLERIA: EL TIRO Y SU PREPARACION.—Comandante Csrmons; 8 pesetas (260 páginas). FORTIFICACION DE CAMPAÑA.—Comandante Villar; 8 pesetas (240 pá ginas). INFANTERIA: NORMAS PARA EL COMBATE DE PELOTON, SECCION, COMPAÑIA Y BATALLON.—Coronel Barrueco; 6 pesetas (140 págs.) INFANTERIA: COMBATE DE REGIMIENTO.—Coronel Torrente; 6 pe setas (112 páginas). ARTILLERIA DE COSTA.—Comassdante Martinez Lorenzo; 8 pesetas (244 páginas). DEFENSA QUIMICA DE LAS UNIDADES.—Teniente Coronel Caatreaans; 6 pesetas (144 páginas). INTENDENCIA: SERVICIO DE CAMPAÑA.—Teniente Coronel Fuciños; pesetas (128 páginas). FARMACIA: SERVICIO DE CAMPAÑA.—Comandante Peña. EMPLEO DE LA ARTILLERIA.—General Martínez de Campos; 8 pesetas (252 páginas). PASO DE RIOS Y ESTABLECIMIENTO DE CAMINOS.—Comandsnte Ruiz López; 8 pesetas (264 páginas). EL SERVICIO DE INFORMACION EN CAMPAÑA.—Comandante Mateo Marcos; 6 pesetas (140 páginas). DEFENSA PASIVA.—Comandante Crespo; 9 pesetas (300 páginas). TRANSMISIONES.—Comandante Guiloche; 6 pesetas (176 páginas). OBSTRUCCIONES: DESTRUCCIONES Y OBSTACULOS.—Comandante Go rozarri; 7 pesetaa (178 páginas). DEFENSA ANTIAEREA: TIRO Y EMPLEO DE LAS ARMAS.—Capitán Lorenzo Garcia; 8 pesetas (260 páginas). SERVICiO DE SANIDAD.—Teniente Coronel Sancho; 7 pesetas (208 págs.) CARROS Y ANTICARROS.—Teniente Coronel Mantilla; 8 pesetas (208 pá ginas). TE RCERASECCIÓN—Moral,Historia,Biografía:etc. REFLEXIONES MORALES. CHARLAS PARA EL SOLDADO.—Capitán Otto y Torra; 6 pesetas (228 páginas). CONTABILIDAD DE LOS CUERPOS.—Comandante Salto; 7 pesetas (216 páginas). CON LA DIVISION AZUL EN RUSIA.—Coronel Esparza; u pesetas (368 pá ginas). SOCORRO DE URGENCIA EN ACCIDENTES Y HERIDAS (para todo Ofi cial y Mando subalterno).—Capitán Domlnguez Navarro; 7 pesetas (250 páginas). ESTUDIOS MILITARES. Antologla.—Almirsnte; 6 pesetas (308 páginas). NOCIONES DE ARTE MILITAR. Selección.—Villamartin; 5 pesetas (228 pá ginas). ObraseditadasporcuentadesusautoresydistribuidasporestaEditorial TELEFONIA MILITAR.—Capitán Fernández Amigo; 12 pesetas edi ción c. y a.). TEMAS TACTICOS DE SECCION Y COMPAÑEA.—Marjscal Rommel. Traducción del T. Coronel de E. M. don Juan Cerda; precio, 10 pesetas. ARTE DEL BUEN MANDAR ESPAÑOL (para Generales, Jefes y Oficiales). General Bermúdez de Castro; 12 pesetas. LA PROXIMA GUERRA.—General Kindelán; 15 pesetas. EL ARMA AEREA.—Coronel Mata Manzanedo; 15 pesetas. TRANSPORTES AUTOMOVILES MIL1TARES.—Comandante Garcis Alós 30 pesetas. EL TERRENO Y SU REPRESENTACION GRAFICA.—Comandante Goro zarri; 20 pesetas. ENSAYO DE MEMENTO DE TACTICA GENERAL.—Tte. Coronel León Dumoncel. Traducción-del Capitán Eduardo de Ory; 18 pesetas. MILICIA Y HUMOR.—General Bermúdez de Castro; 12 pesetss. MANUAL DE AUTOMOVILES.—Teniente Coronel Arias Paz; 40 pesetas. CARTILLA DE CIRCULACION AUTOMOVIL.—Teniente Coronel Arias Paz; 7 pesetas. AYER. 1892-1931.—Gral. Martínez Campos; 40 ptss.; 28 a los suscriptores. LA GEOGRAFIA Y LA GUERRA.—Coronel Días de Villegas; 30 pesetas. La Superioridad tiene autorizados a los señores Primeros Jefes de los Cuerpos para cjue proporcionen facilidades de adquisición a sus Oficiales, mediante los fondos de las Unidades. SERVICIO GEOGRÁFICO DEL EJERCITO Relación de obras y libros que se hallan a la venta en el Depósito correspondiente de este Servicio (PriJn, 21): Vulgarización de temas topo-cartográficos.— Cuadriculado Lambert La Medicina Militar a través de los siglos Dos expediciones Españolas contra Argel, 1541-1575 (Servicio Histórico Militar) Europa y Africa entre las dos Grandes Guerras Acción de España en Africa (tomo 1) (tomo II) (tomo III) 3,50 ptas. 21,00 18,00 14,85 16,55 27,00 20,25 Al hacer su pedido, le rogamos haga referencia al Húmero y fecha del giro or el total de su importe, irnuesto al Capitán 20 Pagador del Servicio Geográfico del Ejército. C)QQRI1ICP Coronel de E. M., MARTIN NARANJO, del E. M. C. LA GUERRA FUTURA, LAS BASES DE LA DEFENSA NACIONALY EL POTENCIAL BELICO ¿Habrá una nueva guerra? ¿No sería posible evi tarla reduciendo los Ejércitos permanentes? ¿No se podría llegar al desarme? He aquí tres preguntas que encierran la inquieta preocupación del mundo entero, tan pronto optimista como pesimista en tan trascendente cuestión. Que la guerra es el fenómeno social más dañino •a la Humanidad, es un hecho cierto; pero también lo es que es fatal e inevitable. Por ello han sido muy cortos los períodos de tiempo en que el mundo se ha visto libre de ella o de sus consecuencias inme diatas. No es de extrañar, pues, que en todo mo mento haya habido, y haya, hombres y masas que alimentasen la esperanza de encontrar una fórmula que eliminase de la tierra este tremendo castigo y que pensasen en el desarme como medio, por repu tar que toda la actividad guerrera de los Estados descansaba en los Ejércitos y las Flotas. Pero todas las tentativas resultaron etériles; por que la cuestión, presentada como militar, se veía que era política al llegar a las conclusiones, y el ambiente político mundial del siglo XX no ha con sentido la reducción de los armamentos; por el con trario, éstos fueron en aumento. Por ello, todos los esfuerzos del pacifismo se redujeron a determinar un conjunto de convenciones de guerra, para ha cerla menos cruel, si bien, llegado el momento de cumplirlas, no han sido siempre respetadas. Todos hémos sido testigos de vanas y repetidas tentativas de remedio, después de la primera gue rra mundial; — — — — — Creación de la Sociedad de Naciones. Tratados de limitación de armamentos, como el de Wáshington. Pactos de seguridad, de no agresión y de arbi traje; alianzas preventivas; Tribunales interna cionales. Pacto Kellog declarando l guerra fuera de la Ley. Proyectos y tentativas de una Unión Económica de los Estados de Europa. Y, a pesar de ello, la segunda guerra mundial, con su catastrófico desarrollo y consecuencias, no pudo ser evitada. Y es que la guerra solamente es militar en su desarrollo técnico, pues por sus causas es un fenó meno político-económico-social; por tanto, no po drá desaparecer más que por la supresión de las cau sas que la hacen nacer (odios entre razas, hegemo nías de los pueblos fuertes, rivalidades económicas, etcétera) que, a su vez, precisarían la transforma ción completa de la naturaleza del hombre y que la noción de hegemonía fuese reemplazada por la dé interdependencia de los pueblos. Cierto es que la lección capital de nuestra época es esta interdependencia, por lo que las naciones no pueden ya seguir su camino y ser dueñas de su des tino con independencia de la suerte de sus vecinos; también es cierto que presentimos que, así como el cañón arruinó a los pequeños Estados feudales de la Edad Media, así los nuevos y costosísimos me dios de destrucción (aviones, energía atómica, ra dar y rayos cósmicos) irán haciendo desaparecer a la çtules nacioiialidades, porque es la ley natu 21 ral del desequilibrio que, “al aumentar el poder des tructor, disminuya la posibilidad de su utilización”. Pero no es menos cierto que el imperio de la auto ridad de una ley internacional, pese a la actual or ganización de las Naciones Unidas con su proyec tada fuerza coactiva, hoy por hoy, sobrepasa los lí mites de una gran utopía y choca contra la realidad, porque la experiencia demuestra que la paz no es duradera cuando en los pueblos permanece la sobre excitación de los ánimos, producida por las graves incógnitas a que dan lugar sus encontrados intere ses y las diversas concepciones políticosociales de sus Estados; y esta situación hoy.es tan real, prin cipalmente en Europa, que no es difícil predecir habrá de sufrir aún guerras de exterminio, que la sumirán en una, cada vez mayor, decadencia sin es peranza próxima. Por eso, al sueño del pacifismo, que constante mente ha creído que “el fantasma de la guerra se iba desvaneciendo como una pesadilla del pasado”, se opone la realidad de los pueblos, que manifiesta que “una nueva guerra terrible se dibuja en el ho rizonte como un hecho necesario del porvenir”. Por tanto, más que desarmar, es preciso armarse; más que nunca, toda nación que no quiera perecer deberá desarrollar al máximo posible sus energías guerre ras; y como la guerra futura se iniciará súbita e inesperadamente, las naciones necesariamente han de disponer de fuerzas organizadas permanente mente en armonía con su grandeza y población, sistema político y demás circunstancias que en ellas concurran, para prevenir y defenderse de cualquier agresión; necesidad ésta de Ejércitos permanentes que hay que satisfacer a cualquier precio, pues lo más caro y lo más ruinoso es tener un Ejército a medias, que no pueda llenar su misión, como lo demriestra el caso de Francia en 1939. real de una gran Unidad, sólo consideraba el peso de metralla que podía lanzar sobre el contrario, si tuado en una extensión determinada, en una uni dad de tiempo, y deducía que a mayor peso, mayor eficiencia. Y cierto es que el número, la cantidad y las for talezas juegan un gran papel en la guerra; pero, siendo más numerosos los franceses en la guerra del 70, fueron vencidos, y las fortalezas y los barcos por sí solos pueden ser la causa de la ruina de un Ejército (Francia 1939 e Italia 1943); olvidan los que así piensan que el combatiente necesita de un esfuerzo y voluntad suya y que el miedo es una de las causas más profundas de las derrotas, pues nunca se está más cerca de la victoria que cuando se ha tomado la decisión de la propia muerte, porque el valor moral, en último extremo, es el que decide muchas situaciones. La doctrina intelectualista es doctrina de indivi duos, de jefes, que relacionan la victoria con la in teligencia; su ley es el genio y la preparación del jefe y la instrucción de las tropas, es decir, la orga nización y el Mando sobre todo; sus ideas matrices: la unidad de doctrina y la disciplina férrea para bus car la unidad de acción y la obediencia ciega. Y cierto es que la disciplina que somete a todos a la misma ley, la perfecta instrucción que hace obrar de una manera refleja ante los imprevistos y el pensamiento y la voluntad fuerte, mejor aún, fascinadora del jefe forman parte integrante de la acción guerrera; pero olvidan los que así razonan que la unidad de acción y la obediencia fecundas no las dan la unidad de doctrina ni la ley discipli naria, sino-que son consecuencias de la unidad de pasión, y que, si bien el jefe puede reunir, impulsar y desarrollar la voluntad de cada uno de sus subor dinados, no puede hacerla nacer, porque la conducta de los hombres tiene su origén en el sentimiento y la fe, y no en la razón. Escuelas doctrinarias sobre la guerra.—lPero al La doctrina espiritualista, en cambio, es una afir considerar la guerra pueden tomarse diferentes pun mación de fe, que da a las fuerzas morales una in tos parciales de vista, y así como los caribes rimi fluencia casi decisiva en la victoria; define la guerra t-ivos, habitantes de las Antillas, admitían la exis como el choque de dos fuerzas morales, auxiliadas tencia simultánea de tres almas en el mismo hom por medios materiales que, por muchos que éstos bre: la de los brazos, la de la cabeza y la del cora sean, jamás aniquilarán a aquéllas; sus ideas ma zón, siendo esta última la superior y buena que do trices son: la pasión para nuestra actividad contra minaba a las otras dos y se convertía, allende el el adversario, y el sacrificio como norma de conduc sepulcro, en un genio bienhechor, o boyé, que habi ta moral con nuestros compañeros, a cuyo sacrificio taba las regiones celestes, así también la inteligen inclina el Jefe por su ejemplo, así como por su ca cia humana, al considerar la guerra corno cualquier rácter fuerza- a la obediencia. Olvidan, sin embargo, otra especulación, se inclina por la impresión que en que en la guerra moderna el material es un elemento ella producen loS sentidos, los pensamientos o los preponderante que también impulsa y crea una sentimentos, dando origen a las tendencias o doc fuerza moral y que, sin un mínimo imprescindible, trinas materialista, intelectualista y espiritualista, sólo puede conseguirse el sacrificio, pero no el tan antiguas como el hombre mismo. triunfo. La doctrina materialista es simple y se apoya Y es que la victoria, más o menos total, obedece a en las masas y en el armamento; su ley es la del nú una fórmula desconocida, a una función múltiple en mero y la cantidad; cuenta las unidades de tropa y la que se conjugan tpda esa multitud de factores que las bocas de fuego, calcula el espesor o la resistencia a su vez son otras funciones compuestas. Por ello, y de los obstáculos, enumera los barcos, los aviones y simplemente como una síntesis, el valor relativo de la fuerza de destrucción de los explosivos, y deduce un Ejército, para compararlo con otro, podríamos que la victoria será del beligerante que reúna ma traducirlo por una expresión parecida a la siguiente:. yor cantidad de estos elementos, más potencia des (H+ 0+1) J. MC3 (H + 01 tructora o disponga de fortificaciones o corazas más X= fuertes. Así, l ruso Vorochiloff, para fijar el valor en la que significan: 22 Relación entre el número de hombres comba tientes y el de la población; P unidad e intensidad de pasión. = O Grado de organización. = 1 = 1c = M = Instrucción o preparación. Preparación y capacidad del Jefe; C2 rácter del mismo. Material de toda clase; C3 = calidad. ca HM== Relación entre el personal movilizado para el trabajo y el número de• combatientes; R = rendimiento. O Grado de organización industrial. R E — = = Relación entre los recursos y materias primas existentes y los que son necesarios para la guerra. Espíritu nacional para la guerra. ‘con la que queremos exprsar o indicar, ante lo complejo de la cuestión y la dificultad de traducirla en números precisos, claramente la necesidad de que los exponentes adquieran un valor entero y positivo, así como que no se anule ninguno de los factores, pues de nada serviría un valor grande de E con un valor de M casi cero, frente a otra com binación en que, siendo menores lo demás facto res y el espíritu nacional, un valor desproporcio nado de M llegase a equilibrar o hacer mayor el resultado; tanto más cuanto que el valor de E, como consecuencia de la naturaleza humana, va disminuyendo desde el principio hacia el final de la campaña (cansancio, agotamiento, superación del límite de resistencia), y, en cambio, el valor de M, en general, si la organización y la capacidad indus trial lo consienten, va aumentando con el tiempo. Aspecto de los conflictos fnturos.—Difícil es, en verdad, predecir el futuro y, si.n embargo, ya Cice rón nos decía que “ningún acontecimiento futuro puede producirse que no obedezca a causas anterio res”. Nada se sabe de la guerra en los primeros si glos; pero sí sabemos que la guerra ha progresado en pocos años más que en todas las edades anterio res; y no son las levas y las grandes masas de com batientes las que han hecho mayores las guerras, pues cinco siglos antes de Cristo, Jerjes invadía a Grecia con cinco millones de hombres, utilizando más dú 1.200 barcos de guerra, unos miles de trans portes, y formando un puente para atravesar los Dardanelos; no es tampoco lo cruento de las bata llas lo que ha dado mayor extensión a las guerras, pues conocidos son el aniquilamiento de pueblos por Atila las batallas de nuestra IReconquisa con más de un centenar de miles de bajas; es que la guerra ha cambiado total y radicalmente en su manera de ser, aun cuando un poco rutinarios, al estudiar las novedades de los armamentos, saquemos la conse cuencia de que todo lo anterior habrá de subsistir y, por tanto, nos dediquemos solamente a mejorar el empleo de las armas, cuando la realidad es que cada nueva guerra nos sosprende con armas nuevas: ame tralladoras (1904); aviones, químicas y carros (1914 al i8); proyectiles dirigidos, por reacción, radar y energía atómica (i3 al 1945), y en la futura, quién sabe si rayos cósmicos o la desintegración, por ra diación, de la materia orgánica. Es siempre, pues, interesente y necesario para el organizador conocer, estudiar y prever las carac terísticas de la guerra futura; para abreviar he for mado el cuadro que se acompaña, que,’ de una ma nera general, nos manifiesta las diferencias esen ciales entre las guerras del ‘pasado y estas últimas guerras, fases iniciales de la guerra futura. Basta este ligero examen comparativo p,ara com prdbar cuanto hemos dicho del esencial cambio de la guerra; pueden, por tanto, destacarse como ca racterísticas fundamentales de la guerra nueva y, por tanto, de la futura: ,a La guerra futura será económicosocial, con secuencia lógica de la soldadura de lo económico y lo social con lo político; porque la concurrencia de particulares ha sido sustituída por la competencia entre los Estados y se ha querido subordinar la interdependencia funcional de los pueblos al sistema ‘de equilibrio de las potencias, enriqueciendo a los proveedores con la miseria y la ruina de los clien tes, lo cual constituye un monstruoso error, aunque fatal, contra el que nada podemos. Y digo que es consecuencia lógica, pues siempre la soldadura de lo político con otro sector dió carácter a la guerra; así, en la Edad Media vemos al Papado, los Empe radores y los Reyes queriendo reunir en una sola mano lo político y lo espiritual, y este propósito originó un período de conflictos, persecuciones y guerras de religión, que terminanron cu’ando se llevó a efecto la separación de lo temporal y lo espi ritual; poco después, y terminada la época feudal, los pueblos fueron considerados como patrimonios de los Reyes, y las guerras fueron dinásticas y de sucesión. Pero durante toda esa época, tanto el, Estado como el individuo eran débiles, pues la fuerza vital de los pueblos residía en organizaciones sociales intermedias que, destruídas por la Revo lución francesa, exaltadora del individüalisrno, hizo que la sociedad se polarizase en los dos etremos, Estado e individuo, ‘y, como es natural, la soberanía gigante de aquél absorbió la mentida y falsa sobe ranía de éste, y el Estado llegó a ser todo y, por serlo, cayó en el imperialismo o en el nacionalismo económico, y con ello, en la época de las guerras de negocios. Se ha olvidado por la Humanidad que el progreso social, como el progreso económico o el técnico, consiste en dar a cada función su órgano correspondiente y armónico con todos los demás. 2a La guerra futura será total—consecuencia también’ de la soldadura políticoeconómica—, por que mientras la guerra golpeaba a los pueblos sola mente en su organización administrativa, las heri das eran ligeras y de fácil curación; pero cuando, como pasa hoy, la guerra apunta al tinglado econó mico, toca y hiere profundamente a todas las obras vivas, y ante su gravedad los pueblos no tienen más que una sola idea: vencer, y para ello aportan 23 0 todas sus fuerzas militares, ecoñómicas, financieras, industriales, intelectuales y morales, y violentan todas las leyes económicas y sociales con absoluta despreocupación del porvenir. Así, se ataca al ene- tes: el militar, el civil y el moral o espiritual. a La guerra futura será guerra de destrucción y aniquilamiento, porque, siendo tan extensos y complejos los intereses puestos en juego, vencer o CUADROCOMPARATIVODELASGUR1lEASDELPASADOYLASGUERRASMODERNAS. Guerras del pasado (hasta1914) La guerra nueva Guerras de religion uu Político—económicas(Excedentede produción(Guerras II industrial ) de Político—dinásticas “ “ sucesión 1 (Falta de espacio vital(negocios CAUSAS Políticas(rupturade equilibrie( guerras Político— (Afán de hegemonías continenta— entre naciones autó— ) de )ias O mundiales. ) Guerras nonas y afán de domi—(conquis-ta Económico— Sociales (Encontradasconcepcionesmora.lecOnóm n.b o separación de ) y de ) sociales. colonias) (independen da. Político—religiosas — OBJETO Simple Anexión de territorios. reparación de ofensas Guerra de superficie (dimensional) Preparación y ejecuciónexclusiva por las fuerzas arinadas; su nómero limitado solamente por la poblacióny la rique za del pafs;fuerzas son las vencedoras o vencidas. zos DECISIÓN Conquista de mercados o de materias primas. Supresión o aniquilamientode adversarios o riva],es. nacionales. Ii u Guerra de movimiento,cuyas fases1 salvo Bloqueo y maniobras rápidas y penetrantesde lar— la inicial, son de improvisación genial guísima preparación (varios meses y aón aSos). o-de corta preparción (unos dias). u Guerra humanitaria sujeta a usos y convencioi. Guerra sin cuartel, aiim deapuós de terminada la nes lucha armada. Respeto a los bienes privados. Destrucción’de las fábricas.y paralizacióndel comercio. Respeto a los pueblos neutrales. Prea1ózi económica o militar sobre los neutrales, arrastrándolos a los conflictos. El espacio factor preponderanteen el Arte E]. tiempo factor supremo de la Estrategiay de la Militar. Táctica. Armamento análogo o con ligeras mejoraa al II Amplia evolución de todos los medios de agresión de las guerrae.anterjores, inicialsiente y protecciónpor alianza de la Estrategia—po aparcado en grandes arsenales. lítica con la Tócnioa 1ndu.tria1y la ciencia pura. Renovación constante de armamentos. Proyectiles disparadosde limitado alcance, Proyectiles impulsadospor reacción o dirigidos, peso y poder destructivo. de largúasimoalcance, gran peso y efectos destructivos insospechados. IPor la batalla napoleónica,improvisada, -1 conducida e impuesta .ds un modo genial. desgaste, aplastamientoy la revolución orga nizadas’ metódicamente. adquiere jerarquíade primer orden y Las fuerzas morales y el Jefe fundamentales El material su desproporciónexcesiva es casi decisiva. Guerras cortas en general; en las largas periodos intermitentes de actividad. nuerras locales, limitadas a algunas na ciones. Simples cambios de.fronteras1sin graves alteraciones en la Economía de los Estados y de loe particulares. CONSECUEN Responsabilidades morales de los dirigentes CIAS ánte sus pueblos respectivos. Sostenimiento fácil de la guerra por reser vas dinerarias,impuestosrazonablesy empróstitos en paises neutrales. Vuelta rápida a los negocios y vida fácil al terminarsela lucha. migo en todo lo que pueda ser vulnerable: fuerzas armadas, población (sin distinción de sexo, edad o situación), industria y comercio, fuerzas morales y tradicionales (historia, prestigio ante el mundo, et— cétera) y,. en lo posible, hasta en su porvenir. La guerra puede decirse que se desarrolla en tres fren 24 Guerra tridimensional. Guerra total y ultramecánica, prepara y ejecutada por, el Estado; las fuerzas amadas limitadas por los recursos de todo orden; los pueblos y Estados son los vencedoreso los vencidos. Por Guerras largas (varios aftOs).Actividad continuada. Guerras universaleso guerras de pueblos. Aniquilamiento o desapariciónde Estados con empo brecimiento general de datos y de los particu— larea. Responsabilidades criminales de los dirigentes vencidos ante Tribunalesinternacionalesde los pueblos vencedores. Sostenimiento difícil y complicadode la guerra o imposición de extraordinarios sacrificios a los pueblos. Todo por el Estada y para el Estado, amdn,de enormes deudas exteriores. Crisis económicaprolongadapor carencia de pro ductos... y vida difícil y cara, al terminar es La lucha, que originan crecientesconflic tos sociales internos. ser vencido es cuestión de vida o muerte para toda la nación y, desde luego—se acaba de sentar el pre cedente—, para todos los dirigentes político-econó mico-sociales; por tanto; nadie renunciará a servirse de todos ios medios lícitos o ilícitos que la inteligen cia humana pueda procurar, pues, desatada la gue rra, los pueblos no podrán escoger entre ella y la paz, sino que la elección ha de ser entre la victoria y la servidumbre o la muerte, y contra esta lógica despiadada es muy débil e inútil el freno del derecho de gentes. 4a La guerra futura será guerra universal o guerra de pueblos, porque el tnundo forma un con junto en que la interdependencia económica hace que el conflicto. repercuta en todas las naciones, pues la estrategia y la geografía marchan unidas; pero, al mismo tiempo, por ser preciso a toda costa vencer, la idea de ser más fuerte que el adversario y la atracción de la “ley del número” prevalecerán en toda la política de paz con el juego de las alian zas. Por elló, las grandes guerras, muy rara vez se declararán entre dos naciones, y estallarán en fren tes diversos; porque si estallasen en uno solo, bien pronto surgirían otros nuevos al buscar objetivos estratégicos desde los cuales amenazar o paralizar la vida del enemigo, y se arrastrará en su desarrollo a otros pueblos, aun en contra de su voluntad. 5a La guerra futura será guerra de movimien tos extensos, rápidos (relámpago), profundos y or ganizados metódicamente en largos períodos de tiempo, porque la guerra se presentará bruscameñte, sin ultimátum, y se manifestará con la aparición de grandes Ejércitos dotados de todos los medios de ataque y defensa conocidos y preparados durante la paz y de alguno nuevo o de. potencia destructora desconocida para producir la sorpresa, único medio de buscar un desequilibrio inicial de fuerzas entre los bandos combatientes. 6.a La guerra futura será guerra científica y de material, pero, en último análisis, guerra de hom bres, porque, naturalmente, en una época en que la ciencia y la técnica imperan en el mundo, no es posible prescindir de ellas en la guerra, tanto más cuanto que las anteriores características conducen a la necesidad de aumentar potencias y velocida des a desarrollar; por ello, la mecanización afectará a todo lo que pueda mecanizarse para aumentar su velocidad de avance o la fuerza de choque y de des trucción, lo que conducirá, a su vez, al aumento de bocas de fuego. Pero no debe olvidarse que las má quinas viven y se emplean en cuanto la voluntad y la inteligencia del hombre quieren, así como que el aumento de máquinas en la guerra, lejos de dismi nuir el número de hombres a emplear, los aumenta. Por ello, el elemento esencial de la guerra será, como siempre, el hombre; y la guerra del porvenir será, en último extremo, una guerra de hombres. a La• guerra del porvenir será guerra larga y metódica, porque, pese al deseo o al interés de la Humanidad de que fuese corta, las fuerzas en pre sencia estarán equilibradas en número, potencia, medios y moral, y antes de declararse cada grupo vencido agotará en la lucha todos sus recursos. Ade más, lógicamente, la preparación de cada una de las fases tendrá que ser lenta, larga, metódica y en re lación con el potencial ofensivo a emplear en ella (organización, instrucción, transportes, abasteci mientos y suministros de todo género, ejecución de planes industriales, etc.), pues siempre será• más factible el éxito con la organización minuciosa, que con la improvisación genial, rara vez posible en la guerra moderna. La guerra no podría ser corta más que siendo lo cal entre dos naciones de una gran desproporción de medios, o en el caso de que uno de los beligeran tes hubiera preparado en el mayor secreto algún me dio que paralizase, de una manera casi total, la acción de las fuerzas y el funcionamiento de los centros nerviosos del país enemigo, hipótesis poco probable por cuanto, si es posible mantener secreto un invento en su fase inicial, es difícil conservarlo en su fase industrial de gran escala, a menos que, lentamente y durante largo tiempo, se hubiera ido fabricando y aparcando para su utilización. Principios informadores de la organización de la Nación para la guerra. Se desprende, pues, de todas estas consideracio nes cuatro conceptos orgánicos que no pueden per-. derse de vista: i.° Que para los fines que la guerra total persi gue es necesaria la organización no sólo de las fuer zas militares, sino de todas las energías y recursos de la nación. 2.° Que la victoria no es exclusiva de los Ejér citos, sino de la acción coordinada de todos los ele mentos de la nación para debilitar y paralizar la resistencia enaz del enemigo. Por ello, y con ra zón, Goebels decía, en un discurso a finales del 44, “que el éxito de los esfuerzos para vencer a los ad versarios que se presentan constituye un problema de organización puro y simple”; por tanto, la victo ria en una guerra moderna es una cuestión de mé todo, perseverancia y tenacidad que no debe olvi darse por el organizador, tanto más cuanto que las consecuencias de los errores en los pilares de dicha organización difícilmente pueden ser remediados en el transcurso de la lucha. De aquí que sea un deber de todos los ciudadanos contribuir a la defensa na cional con el máximo de sus posibilidades y que la dirección políticomilitar, a su vez, pueda y 1eba re quisar y disciplinar los servicios individuales y co lectivos de las asociaciones, todos los bienes muebles e inmuebles, aprovechar por su cuenta cualquier invento u oponerse a su divulgación y aplicación, racionar el consumo, paralizar el comercio, etc. La necesidad de estudiar y prever desde el tiempo de paz esa organización de la nación para la eventualidad de la guerra, de tal modo que esa organización de guerra se adapte a las exigencias de la organización administrativa, económica, in dustrial, financiera, etc., del tiempo de paz, para alejar en el momento supremo grave de la inicia ción de la 1 cha la inquietud, el trabajo duro y los trastornos de las incertidumbres y de los errores inevitables de toda urgencia improvisada. 4.° Que la enorme variedad de los medios de guerra y la intensidad desu empleo obligan a extre mar la utilización de todos los recursos, puesto que éstos son limitados. De aquí que al lado de la estra tegia militar deba existir una estrategia económica 30 25 dirigida y destinada a servir a la primera, cuyo tra bajo preliminar debe ser la determinación de las cifras límites o índices mínimos a conseguir. Elementos que entran en juego en una guerra moderna.—-Es, pues, preciso y fundamental antes de organizar las fuerzas militares la determinación precisa de las bases o pilares en que debe descansar la orientación de la defensa nacional. Las funda mentales son: 1a El problema de la defensa nacional es uno e indivisible, aun cuando el conjunto se componga de las fuerzas o servicios más heterogéneos y cual quiera que sea el medio o elemento en que actúen. 2a La determinación del potencial bélico de la nación, es decir, enumeración y recuento preciso de todos los medios y recursos disponibles en el te rritorio nacional que tengan aplicación a la gue rra y, por tanto, saber los fallos o faltas a suplir o remediar. 3a Distribución adecuada de esos medios y recursos, en armonía con las necesidades de la de fensa, entre las atenciones primordiales de la vida nacional (producción, reconstrucción nacional, in dustrialización, alimentación) y la preparación es pecífica de la guerra (Ejércitos, reservas, material de guerra, etc.). 4a Determinación del reclutamiento y encua dramiento de los hombres en los Ejércitos y en los frentes de trabajo y organización de los Mandos en todos los escalones. 5a Examen de la situación internacional y su evolución probable, para conoçer a los posibles ene migos y poder investigar su potencial bélico, datos que nos determinarán el límite y el ritmo a impri mir a nuestra preparación, así como las alianzas o apoyos exteriores con que podamos contar, y la pre lación, en vista de ellos, que debemos dar al Aire, a la Tierra o al Mar. Una vez hecho y conocido esto, es cuando, con un ojetivo determinado, el organizador, conjugan do los medios asignados por la política, podrá fijar, a su ve, la organización específicomilitar. 6.a Adhesión firme y consciente del pueblo a la obra de defensa nacional, indispensable para for mar y desarrollar las energías espirituales, de im portancia suma para la lucha, así’ como su conser vación durante la guera y qtle voluntariamente y en perfecta unión rinda su máximo esfuerzo, en can tidad y duración, con el mínimo de consumo. Esta es la más importante, cosa nada nueva, pues ya afirmaba Confucio seis siglos antes de Jesucristo que “la fuerza de un Estado reside: en una alimen tación suficiente, en armas bastantes y en la con fianza del pueblo en general”, y que, caso de tener que prescindir de alguno de estos tres factores, ha bría que hacerlo primero de las armas y después de la alimentación, porque “el peligro que los ene migos representan y la posibilidad de morirse de hambre son obstáculos que pueden vencerse, si la 26 confianza no ha disminuído; pero si ésta ha desapa recido, ni las armas ni la comida podrían salvar al país”. ¿Y cuáles son los medios y elementos que consti tuyen el potencial bélico, sobre los cuales debe asen tarse la defensa nacional? Pudiera decirse que todos los que integran la vida nacional; pero, no obstante, los que pudiéramos llamar fundamentales son: 1.’ La cantidad, calidad, armamento, equipo y grado de preparación para la guerra de las fuerzas militares existentes al iniciarse la guerra o que pue dan organizarse durante la lucha. 2.° El número, composición y reparto de la po blación en el territorio nacional teniendo en cuenta las reservas de hombres que podrían venir de los ‘territorios de Ultramar y los que en cambio tendrían que permanecer inmovilizados en los mismos por imposibilidad de transporte marítimo o aéreo. 3.° El límite de autonomía en combustibles, ví veres, materias primas y fabricaciones; los límites entre los que se podrán adquirir en el Extranjero los productos que falten y los que se podrían trans portar en medios propios; grado de libertad de las propias comunicaciones, sobre todo marítimas, y la capacidad financiera. La situación geográfica, configuración del territorio, grado de desarrollo de las redes y medios de comunicación de toda especie, para permitir el más rápido traslado aprovisionamiento de las pro pias fuerzas. 5.° Las organizaciones defensivas del territorio patrio y de los territorios de Ultramar (fortificacio nes, bases navales y aéreas, puntos de apoyo de las flotas, etc.). 6. El tiempo disponible para preparar y poner en acción las propias fuerzas, para poder esperar la llegada de socorros externos sin temor a la inva sión, merced: a las protecciones naturales del mar y de las fronteras poco vulnerables, a los arma mentos de tiempo de paz y a las disposiciones to madas para efectuar la movilización de la mayor parte posible de las reservas propias. La posibilidad defabricar o de procurarse en el curso de la guerra naves, aviones, material de guerra de todo género, y 8.° La situación política externa e interna (en ésta valorar los grupos revolucionarios o quintas columnas para el enemigo). Especificar cada uno de estos grupos nos llevaría mucho tiempo. Bástenos, por hoy, deducir una clara conclusión: Que si la Orgánica, como parte del Arte militar, ha sido desconocida hasta hace muy pocos años, hoy adquiere’ tanta importancia, aun, cuando parece ignorarse, como la Estrategia y la Táctica, y que el ¿ampo donde debe situarse es precisamente en la zona difusa entre la Política y la Estrategia; de aquí que el organizador deba tener conocímiento pleno de los extremos que éstas abarcan. 40 .° LAARTILLE1RIA EN LA BATALLA MODERNA ¿/, cas’ode coinbdtedefen8ivo Comandante de Artillería E. ROCAFORT GARCIA, del Regimientb mixto númeo 8. E El plan alemande ataque:su justificació,y factores TYrelato querna continuación es:ponemos está com básicos. puesto con extractos de diversos artículos apare cidos en distintas publicaciones extranjeras, profe El plan de ataque, basado en los mismos principios sionales unas y profanas las otras en cuanto se relaciona tácticos que proporcionaron las resonantes victorias del con las disciplinas castrenses, pero tan intersantes, alec cionadores e instructivos sus párrafos como lo pudieran año 40 sobre el suelo francés, planeó lanzar una punta de cuña con fuerzas acorazadas en dirección a los puentes ser los tomados de aquellas otras puramente militares. Sus autores, de tan reconocida e indiscutible valía, del Mosa, para obtener su conquista antes de que por como lo son, entre otros, el Teniente General Walter Be- parte aliada se pudiera organizar una defensa capaz de detener su rápido avance. Una vez que la Infantería hu dell Smith, Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas aliadas biese desorganizado la débil cobertura americana, avan expedicionarias en Europa, y el hoy actual Embajador zarían los carros a través del frente, sin el peligro ya de de su país en la U. R. S. 5., el General Courtney H. Hod ges, Jefe del 1 Ejército norteamericano, y el Teniente Co encontrar una firme resistencia. Cruzado el río, las Pan podrían continuar su avance sin mayores obstáculos ronel Reeves, Oficial S-3 de la artillería del 1 Ejército de zer hasta alcanzar la costa del canal, y en la que el puerto de los Estados Unidos en la fase a que el relato se refiere. Amberes sería su objetivo primordial. Se ha buscado, para hilvanar estas líneas, una actuación Con la posesión de Amberes, de tan vital importancia conjunta, en la que, por su importancia, trascendencia y para los aliados, cortarían la principal fuente de suminis el aunado esfuerzo de las distintas Armas y Servicios, pu tros de los anglosajones para, posteriormente y previa diera servir de adecuado marco a la actuación artillera concentración de las fuerzas alemanas del Oeste, caer en el combate moderno. sobre el poderoso Ejército aliado, para dividirlo mediante. La fase que comprende la batalla de las Ardenas, ori hábiles maniobras, separarlo y destruirlo en detalle. ginada por el ataque alemán del i6 d.e diciembre de 1944, Para el éxito de la empresa era condición poco menos ha sido elegida: primero, porque en el empleo de las ar indispensable alcanzar hacia el término del segundo mas se aplicaron, tanto en el campo táctico como en el que técnico, cuantas enseñanzas se habían ya deducido a lo día los objetivos sobre el Mosa; esta condición llevaba in largo de la lucha entablada (Africa, Italia, Normandía y, separablemente unidos a ella los factores básicos de la factores más que nunca indispensables, cono por último, el avançe a través de Francia); segundo, por sorpresa, ciendo el Mando alemán como conocía la abundancia de el combinado empleo de nuevos medios de combate; ter medios mecanizados de que disponían los aliados para cero, por la indudable trascendencia que su resultado tuvo para la victoria aliada, y ser, por último, tanto en realizar con la máxima rapidez el transporte de fuerzas que necesariamente habrían de oponer a su rápido su planteamiento y puesta a punto por parte alemana avance. como por la reacción y medidas adoptadas para su es Como ya dejamos apuntado, dos de los principios de trangulamiento por el Mando aliado, una fuente de in formación para quienes, más capacitados que el que esto cuya firmeza se esperaba el éxito eran la rapidez y el se creto. Para la primera, como es lógico, se contaba con el escribe, puedan deducir de su lectura provechosas conse empleo en masa de los medios mecanizados, que con la cuencias. ayuda de la aviación, hasta entonces casi inactiva, ya que se reservaba para esta grande y definitiva prueba, se esperaba alcanzar la primera cadena de objetivos dentro Teatro de la lucha. del plazo previsto. -‘ Si la preparación de la ofensiva fué cuidada y la puesta La zona de las Ardenas, de igual nombre que la provin cia francesa que se asienta a ambos lados del Mosa, es a punto de cuantos medios habían de ser utilizados lle vada hasta el máximo, no lo fué en menor escala el espe una meseta de poca elevación, que se prolonga por Bél gica y cuyo suelo pobre y clima rudo hace que se vea muy cialísimo cuidado con que se conservó el secreto de la operación a realizar, ya que con las exigentes medidas poco poblada y por ende falta de buenas vías de comuni cación. Esta zona montañosa, que se extiende en todas adoptadas al respecto se consiguió mantener tanto el direcciones, lo hace en mayor escala hacia el Mediodía, secreto estratégico como el táctico hasta horas antes de en anchura que va desde la confluencia del Mosela al Rin ser lanzada la ofensiva. Como en este punto, de tan esencial importancia para hasta el Mosa, entre Sedán, Namur y Lieja, cuyas aguas domina en unos 300 metros, y aun se prolonga más allá la consecución de la. sorpresa, se adoptaron tan excep hasta las fuentes del Sambre y del Oise. Esta región pobre, cionales medidas, no quisiera seguir adelante sin relatar, escasa de comunicaciones y en gran parte cubierta de aunque sólo sea someramente, las directrices seguidas. La idea, que partió del propio Führer, fué considerada bosques, landas y pantanos, fué la elegida por el Mando por todos como del máximo atrevimiento, pero aceptada Supremo alemán para lanzar la ofensiva en la que tanta sin discusión ante lo apremiante de las circunstancias, fe pusieron. 27 difíciles en extremo, como claramente muestran las pala bras del Mariscal Jold, que al terminar la contienda se expresaba en esta forma: “Nos encontrábamos en una situación verdaderamente desesperada, y el único ca mino para salvarla era tomar una determinación tana bién desesperada, ya que manteniéndonos a la defensiva no podíamos abrigar esperanza alguna de escapar al des graciado destino que pendía sobre nuestras cabezas. Lu chando, más que esperando, podíamos haber salvado algo de cuanto defendíamos en los frentes.” El proyecto sólo fué revelado en un principio al Maris cal JoId, siéndolo pocos días después al Mariscal Goering; el primei-o esbozó el plan, y una semana después se con vocó una reunión a la que asistieron, aparte de los ya mencionados, los Generales Von Rundstedt y Von Model, con sus Jefes de Estado Mayor, a los que se expuso la idea, designándose al primero como Comandante en Jefe del Ejército alemán en el Oeste, en tanto que se asignaba al segundo la jefatura de la realización del ataque. No obstante el limitado número de personas que hasta entonces se encontraba en posesión del secreto, y a pesar también de sus altas jerarquías dentro del Ejército ale mán, firmaron todos ellos un documento en el que acep taban solemnemente la comparecencia ante un tribunal de guerra si, por negligencia o bien premeditadamente, revelaban parte del plan que se tenía proyectado, con venio que sucesivamente iba siendo firmado por aque llos nuevos Oficiales que necesariamente tenían que ser impuestos en el proyecto que empezaba a madurarse. Hubo sucesivas reuniones, y en la última, en Zierg berg (Cuartel General del Führer en esa época), concu rrieron todos los Mandos de Ejército y Cuerpo de Ejér cito, pero muy contados Jefes de División. Esta cuidada observancia en el mantenimiento del secreto, llevada y exigida hasta moméntos antes de lanzar el ataque, si bien, como veremos, no consiguió encontrar desprevenido al enemigo de una manera total, tuvo, por el contrario, des agradables consecuencias para las fuerzas atacantes. Constitución de lasfuerzasy despliegue artillero. Como el empuje alemán fué realizado embistiendo ha cia el triángulo Aachen-Namur..Sedán zona guarnecida por el 1 Ejército norteamericano, vamos a concretarnos ;:snitout r ‘ciovgtp ENLÁS d04’4%1D11 ¿‘ti 16rfTl’ED/Cl!MBqE. fó’ca/a f.-75iOoo La situaciónen el campoaliado. o Por estas fechas era preocupación primordial de la es va trategia aliada el cruce del Rin para alcanzar el corazón de Alemania: el Rhur. El despliegue, por tanto, lo era WILO con carácter lógicamente ofensivo, y en tales fechas, mientras el impulso aliado se veía detenido por el estado B8Jtogfte del tiempo, se realizaban importantes movimientos de los numerosos efectivos que habían de realizar el empuje con dirección al río. En esta situación, la información aijada comenzó a suministrar datos sobre extraílos movimientos de las fuerzas enemigás, y no obstante el excesivo cuidado de su ocultación, pudo saberse de retiradas de fuerzas de las líneas de combate, de movimientos de tropas a través de la región de Eifel, así como de Unidades que, cruzando el VII C. de E. río, marchaban a las líneas avanzadas. Estos datos y Art de C. y c. de E. VIII C. de E. 32. Erg. Art. otros tantos de valor no despreciable indicaron al Man 1 Gr. de Observaclin 1 G. de Obsereacidn1 ir. de Observaddi 2 Gr. O. de xo5 do aliado la posible intención alemana de lanzarse en 3 Gr. O. de xo5 4 Gr. O. de 105 2 Gr. O. de 105 , Gr. L. Cohetes contraataque sobre algún sector dei frente. En su canse 6 Gr. O. de r55 6 Gr. O. de ‘55 4 Gr. O. de ‘55 de ros C. de ros i Gr. C. de ro, 2 Gr. C. de los 4 Gr. O. de 240 cia, y deducción inmediata de un detenido estudio 4x Gr. Gr. C. de 155 2 Gr. C. de 155 3 Gr. C. de 555 2 Gr. C. de ao de la situación, terreno y dispositivos propios y enemi i Gr. O. de 203 i Gr. O. de 203 2 Gr. C. de 203 gos, fué la de concretar a dos los puntos objeto de la po x Bía. C. de 155 2 Blas. de 255 sible acción enemiga: Alsacia y las Ardenas. Art. Div. Art.Div.. Art.Div. El primero de ellos se consideraba atacable, debido a Gr. O. de 105 x4 Gr. O. de xo Ix Gr. O. de ro5 lo débil de la línea aijada en dicha zona y que al mismo ‘63Gr.O.de555 4Gr.O.de155 3Gr.O.de155 tiempo en tal región se encontraban embolsadas en las cercanías de Colmar fuerzas alemanas de elevados efec tivos. Las Ardenas, segundo de ios puntos presumible en lo que a continuación exponemos a la actuación arti objeto de la atención alemana, se seleccionó a la vista de llera enmarcada dentro de esta Gran Unidad de las fuer la debilidad de su línea y de ios informes obtenidos acerca zas aiiadas. de las grandes concentraciones de fuerzas enemigas en El 1 Ejército se hallaba constituído, a la iniciación del tal sector. ataque alemán el día i6, por los V, VII y VIII Cuerpos 28 de Ejército, así como por la 32 Brigada de Artillería de Campaña, estando sus Unidades desplegadas y consti tuídas en la forma que en bis adjuntos croquis se detalla. El despliegue artillero, como es lógico, se adaptaba a las directrices ofensivas que, como ya dejamos dicho, presidían el pensamiento del Alto Mando aliado. En el norte, la artillería del VII Cuerpo de Ejército había fina lizado el día x una serie de desplazamientos a vanguar dia, con objeto de proteger el avance de la Unidad a que estaba afecta, la que partiendo de Aachen iba a iniciar un empuje con dirección a las orillas del Roer. La estre chez del sector y las excelentes condiciones de los asen tamientos elegidos permitían a su Cuerpo de Ejército que la acción artillera se pudiera dejar sentir conjuntamente sobre cualquier punto del frente que se le tenía asignado. En el centro, la artillería del V Cuerpo de Ejército se hallaba cooperando en su cuarto día a la acción ofensiva de su Gran Unidad, que trataba de alcanzar el estraté gico embalse del río Roer, acción que tropezaba con serías dificultades por lo duro del avance a través del bos que de Hurtgen. La artillería estaba asentada en dos gran des núcleos, uno hacia el norte y otro hacia el centro del sector, pero con posibilidades de acción, tanto uno como otro, sobre el conjunto de la zona del embalse. A la arti llería divisionaria del flanco sur se le habían asignado algunas Unidades pesadas, con objeto de que cooperasen defensivamente al mantenimiento del flanco sur del Cuerpo de Ejército. En el sur, la zona asignada al VIII Cuerpo de Ejército tenía una gran extensión en relación con la artillería de que podía disponer esta Gran Unidad, habiéhdose deci dido asignar una Agrupación Mixta a la Artillería divi sionaria de la a División, que a la sazón protegía el límite sur del Ejército. Y, por último, la 32 Brigada de Artillería de Ckmpaña que, bajo control directo del Mando del Ejército, se en contraba asentada en el sector correspondiente al VII Cuerpo de Ejército, había cambiado la dirección del fuego de alguna dé sus Unidades con objeto de apoyar la acción ofensiva en que se hallaba empeñado el V Cuerpo de Ejército. desarrollode la luchalen el sur significaba, se decidió no realizar cambios en las zonas de asentamientos hasta tanto que las intenciones del enemigo no se manifestasen con claridad sobre las zonas de Monschau y Julich. En el sur, y debido a la notable extensión del frente, pesflu/FOIJIY CONPO$/C/O#ut ¿4$UMPÁDL%5 INLAS ¿/O4WADÁ$ DII fi TI! DI DICIIMBIE. [sca/a Y75o.000 Ataque Las primeras indicaciones de una desacostumbrada actividad enemiga se recibieron a las 5,30 horas del día sé, bajo la forma de una violenta preparación artillera ejer cida ininterrumpidamente sobre la totalidad del frente y por un espacio de tiempo no inferior a dos horas y media. Como réplica, se desencadenó inmediatamente, por parte de la artillería del VII Cuerpo de Ejército, una ce rrada acción de contrapreparación, no obstante la cual, el enemigo se lanzó en masa al ataque en toda la extensión del frente asignado al Cuerpo de Ejército, desbordando en su avance los puestos de observación avanzados y las bases establecidas pára la localización de las Unidades enemigas, lo que, unido a las pésimas condiciones atmos féricas, que impedían la utilización de los observadores aéreos, privaron a las Unidades a:rtilleras de esta gran Unidad de tan imprescindibles elementos para la eficaz realización de las acciones de contrabatería y hostiga miento al avance enemigo. En el centro, la réplica realizada por la artillería del V Cuerpo de Ejército fué también de la máxima energía, pues habiendo conservado sus medios de observación, pudieron llevar a cabo la contrapreparación y acciones de contrabatería con notoria eficacia, cometidos que sólo se vieron turbados por el peligro que apuntaba hacia el sur y el este, al no haberse contado con una adecuada elección en las zonas de asentamientos con vistas a un combate defensivo. Aunque la artillería estaba completa en este sector y a despecho de la severa amenaza que el Art, Art, de C. 1 Gr. de Geseivacide 2 Gr. 2 Gr. O.de’oS 4 Gr. O.de xss 6 Gr. tGr. xGr. c.deior Gr. 4 Gr. c. de 155 ,Gr. ,Gr. c.dezo3 3 Gr. Art. 22 Art. Div. Gr. 0. de 205 Gr.O.de155 de c. 32. Brg. Art Art, de c. Obee,veeite 1 Gr. de Obeereeclie 2 Gr. O. de 205 Gr. 4 cohetes 2 Gr. O.de 205 O.detos de 101 O.de ‘55 3 Gr. O.de iss 4 Gr. O. de 240 6Gr. c.de,oi c.de,oi Gr. c. de ,ss 2 Gr. c. de 203 c. de ‘55 zGr. c.dezo C.deeo3 O.dezo4 Div. Gr. O. io5 6 Gr. O.de s5 20 Art. Div. Gr. O. de 205 la situación para el VIII Cuerpo de Ejército se presentó delicada, desde la iniciación del ataque. Hacia su límite norte y a través de la separación entre los Cuerpos de Ejército V y VIII, el enemigo, al encontrar sólo una débil 29 cobertura de fuerzas de Caballería, se lanzó en tromba con sus Unidades mecanizadas arrollando las defensas americanas de la io6 División, para después, girando ha cia la zona sur, buscar la explotación del éxito. Las posiciones de la artillería de la roó División comen zaron pronto a ser insostenibles, viéndose precisados a sostener enconadas luchas para retirar sus Unidades, las que, en muchos casos faltas de éxito, dieron lugar a pérdi das sensibles y a cercos temporales de Unidades com pletas. La reacción del Alto Mando aliado ante el comienzo de los acontecimientos fué enérgica, y las decisiones adopta das para oponerse al alud enemigo, resueltas con rapidez. Al mismo tiempo que se alertaba a las Unidades de ambos lados de las Ardenas, se hacía descender desde el norte a una División acorazada (7.a) y subir desde el sur a otra del mismo tipo (io.a), con objeto de presionar los flancos de la cuña enemiga, y se cursaban órdenes para aproximar a la zona de combate parte de las reservas a disposición del Alto Mando, quedando, en su consecuencia, dispuestas para su empleo dos Divisiones aerotranspor tadas (82 y xoi), que fueron dirigidas a St. Vith y Bas togne, respectivamente. Desarrollode la defensa. Los datos recogidos en las acciones del día i6, los suministrados por la información, hicieron fijar en tres la direcciones del ataque: El VI Ejército Panzer de las S. S. por el norte, hacia St. Vith; el V Ejército Panzer por el centro, con empuje hacia Marche, y el VII Ejército por el sur, con dirección a Bastogne. La mañana del 17 se presentó clara y sin limitación alguna en la visibilidad, que era perfecta a todo lo largo del frente correspondiente al Ejército. Los observadores aéreos, los terrestres, la localización radar y las de vista y sonido suministraban datós sobre tal cúmulo de obje tivos, que tan sólo eran tomados en consideración aque llos cuya importancia se consideraba decisiva para el éxito de la defensa. La situación que ya apuntábamos apurada el día i6, por lo que se refería al sector defendido por la ioó Divi sión, dió por resultado la pérdida de cierto número de Unidades con su material, que no pudieron ser retiradas en el transcurso de la noche precedente. El resto de las Unidades, ante las difíciles condiciones de la retirada, se vieron grandemente mermadas en su eficacia, y aunque no lograron establecer contacto con el centro de dirección de tiro de la División, pudieron asentarse en zonas de posiciones localizadas a 6.ooo metros al sur de la ciudad de St. Vith. En los sectores centro y sur, asignados al VII Cuerpo de Ejército, no sólo fué completo el éxito defensivo de la acción artillera. dedicada a la detención del alud ene migo, sino que incluso pudieron dedicarsé algunas de las Unidades afectas a ellos a acciones de prohibición con los más óptimos resultados. La artillería del VIII Cuerpo de Ejército, que había iniciado sus desplazamientos en la noche del 16 al 17, fué forzada a retirarse en masa; la penetración enemiga ha bía sido tan grande que no podía contarse con hacer de tenciones en posiciones previamente preparadas. Du rante el período de tiempo que en la retirada se tardó y que alcanzó hasta la tarde dei 17, sólo permanecieron por parte del Cuerpo de Ejército, en apoyo del desplazamien to, dos Baterías de calibres medios. Aproximadamente a las 21 horas terminó el cambio a las nuevas zonas que se establecieron a io kilómetros al suroeste de St. Vith, consiguiéndose, por último, el poder concentrar a todas bajo el control del centro de dirección de tiro del Cuerpo 30 de Ejército, el cual cambió de dirección a una tercera parte de sus Unidades con objeto de dejar sentir su acción sobre la rama norte de la tenaza alemana. Ante la presión enemiga, que impuso la retirada aliada, el trazado de la línea cedió un tanto, pero sin que fuese rota por ninguno de sus puntos. En esta fase y antes de que pudiesen ser evacuados los puestos aéreos de observación fué capturado el “Air strip” (aeródromo eventual) de la artillería divisionaria de una de las Unidades; pero más tarde y por su misma artillería orgánica fueron destruidos los aviones que ne cesariamente hubieron de ser abandonados en aquél. Hacia el centro, el enemigo continuaba la explotación de la brecha conseguida, y a su avance precedía la reti rada de las fuerzas aliadas; más al sur, la penetración enemiga obligó a nuevas retiradas, llevadas a cabo sin incidentes, consiguiéndose con ello un reagrupamiento de las Unidades divisionarias, las que desde sus nuevos asentamientos realizaron una dura acción de conjunto sobre toda la zona abandonada en la evacuación. Hacia el sector central de Monschau tuvo lugar una fuerte acción de masa artillera, que nos da idea por su re sultado del decisivo efecto que las acciones de conjunto pueden tener sobre la marcha de una operación. En este sector, una débil cobertura de fuerzas de Caballería, con el adecuado apoyo artillero, contuvo un ataque de fuer zas mecanizadas y otros de grandes contingentes de in fantería enemiga, con el brillante resultado de obligar al Mando alemán a un cambio completo en su primitivo plan de ataque, que fué cambiado por el intento de un doble envolvimiento de la ciudad de Aachen. La acción fué iniciada a las. 5 horas mediante una contrapreparación realizada por un Grupo acorazado, que con sus fuegos logró retardar el lanzamiento del ata que enémigo por espacio de cuatro horas. El primero y segundo ataque se sucedieton en forma rápida poco des pués de las primeras luces del día, sin que el esfuerzo enemigo lograra el éxito buscado. Estas detenciones de alud blindado fueron logradas por los fuegos de dos Agru paciones de la artillería del V Cuerpo de Ejército, toda la divisionaria de una de las Divisiones y una parte de las Unidades de la Brigada artillera; en total: i6 Grupos con calibres que oscilaban entre 240 y 1o5 milímetros. Al finalizar el día estaban ya casi tocando a su fin los amplios cambios ordenados, y las nuevas Unidades de refuerzo se asentaban en las zonas designadas; así, en Eupen se colocaba bajo control del V Cuerpo de Ejér cito la artillería de una de las Divisiones (3o.a) procedente del IX Ejército; la de la División acorazada venida desde el III Ejército se incorporaba al VIII Cuerpo de Ejér cito, dándose fin igualmente a otras asignaciones y cam bios de menor cuantía. La jornada del 18, que inició un tiempo deplorable con duración de nueve días, pued decirse que fué el día cri sis de la defensa. La pérdida de la observación por el estado del tiempo fué un rudo golpe para las fuerzas alia das, deficiencia que sólo pudieron compensar en parte con el empleo de las espoletas-radio VT (“variable time”) y que en esta ocasión probaron una vez más ser de empleo indispensable para el mantenimiento de la efectividad del fuego artillero. La crisis se produjo cuando el enemigo, concentrando todos sus esfuerzos, trató de extenderse para ligar las penetraciones alcanzada3, tanto al sur como al norte de la ciudad de St. Vith. El enemigo, dividiendo sus esfuerzos y mediante un rápido cambio en la dirección de su marcha, trató de ini ciar la explotación del éxito sobre las dos penetraciones logradas. Presumiendo la acción enemiga, las fuerzas de la 7 a acorazada, sin esperar a recoger su artillería, se lanzaron al contacto del enemigo, que establecieron a dos kilómetros al sur de St. Vith, iniciando su lucha bajo el apoyo prestado por un Grupo acorazado que a la sazón se hallaba luchando en el sector a que aludimos, pero que, proporcionado pór el Grupo de lanzacohetes afecto a la Brigada y al que se mantuvo en su asentamiento a la espera de que las fuerzas enemigas entraran bajo su zona de acción, y a este efecto, y ante la presencia de grandes contingentes enemigos que desde la ciudad de Rohren se aprestaban al ataque, se lanzaron tres descargas de más de 1.000 disparos sobre el núcleo urbano, el que quedó en llamas y sin posible uso por parte del enemigo. Al terminar el día se realizaron algunos tambios en las dependencias y asignaciones de las Unidades. Por ello, y debido a la variación experimentada en el trazado de la línea de contacto entre los V y VII Cuerpos de Ejército, pasó a este último la responsabilidad del apoyo que en caso necesario debería ser prestado dos de las Divisiones (8.a y 78), pertenecientes al primero. Dos tSOUfMA6Í#ERAI PILA Grupos de largo alcance, que orgánicamente eran parte de la artillería del V Cuerpo de Ejército, pasaron a depen ALfiNAL IZAR der del VII, en tanto que el control operativo de las Uni LA JORNADA DII20. dades divisionarias permanecía inalterable. Los sectores correspondientes a los Cuerpos de Ejército V y VIII reci bieron refuerzos de Unidades, y en especial el sector co rrespondiente a este último, que en razón de su mayor debilidad recibió asignaciones de incrementada cuantía, agregándosele una Batería perteneciente a uno de los Grupos de Observación, así como dos Grupos de £55,per tenecientes al IX Ejército. Durante las jornadas de los días £9 y 20 se nos presenta la retirada de las Unidades artilleras del VIII Cuerpo de Ejército, obligadas ante las fuertes presiones enemigas sobre St. Vith y Bastogne, puntales firmes de la defensa aliada. La artillería de la División aerotransportada, asentada en los contornos de la ciudad de Bastogne, se apresta con sus fuegos a la defensa del perímetro defen sivo establecido. Hacia el sur, las Unidades artilleras de flanqueo detienen al enemigo, forzándolo a establecerse defensivamente. En St. Vith, la artilllería de la 7 a aco razada organiza el sector artilleramente, tomando bajo su control a unidades de distintas procedencias y calibres, pero que, asentadas en las inmediaciones de la ciudad, cooperan organizadamente al apoyo del conglomerado de Unidades que defendían la ciudad, con el excelente resul tado de llegar a establecer una firme línea defensiva, lo grado lo cual distribuye su fuego en forma tal que pueda atenderse con el máximo número de bocas a los puntos vitales del perímetro defensivo. En el sector del V Cuerpo de Ejército, las ya casi su perpobladas zonas de asentamientos de las artillerías di visionarias se vieron congestionadas aún más por la lle gada del remanente de otras Unidades en retirada, que dando con ello asentados en una de las zonas ró Grupos ocupando un espacio de tan sólo diez kilómetros de fondo por siete de ancho y cuyas posibilidades de acción se ex tendían desde algo más al norte de Monschau hasta el mismo MaImedy; realizar una mayor separación era de todo punto imposible, ya que las regiones norte y oeste En el centro del sector, la situación artillera empeoró eran pantanos y densos bosques y las que limitaban por rápidamente. El ataque enemigo causó la pérdida de al el sur y este se hallaban ocupadas por el enemigo. gunos efectivos y material de las Unidades artilleras, y, La jornada del £9 al 20 resume el carácter defensivo de descentralizado el Mando, las Unidades hubieron dé reti la batalla de las Ardenas por cuanto a los aliados toca. rarse separadamente sin más protección que la propor En estas fechas, el Alto Mando aliado deducía ya por lo cionada por sus propios equipos de combate. Fuerzas actuado las intenciones enemigas, y la idea de lanzar un de dos Divisiones acorazadas (9 a y io.) y los restos contraataque contra los alargados flancos del avance de algunas otras que lograron alcanzar el perímetro de alemán fué con.cretada en la reunión celebrada por los Bastogne se establecieron defens:ivamente en el interior Altos Jefes aliados en la ciudad de Verdún, en la tarde del mismo, manteniendo con sus Unidades artilleras un del 19, y en la que el Generalísimo aliado comunicó sus continuo fuego de detención tanto al frente pomo sobre órdenes al General Bradley y al General Denvers, así sus dos flancos, cooperando con dIlo a la defensa ya ini como también al Mando de las fuerzas aéreas, para la ciada por una División aerotransportada (ioi), estable iniciación en gran escala de un contraataque encomen cida al oeste de la ciudad. dado al III Ejército americano, que empujaría en direc En las inmediaciones de Monschau continuaban los ción al flanco suroeste del avance. ataques enemigos, pero su intensidad era decreciente. El Lo referente a los días sucesivos, que dieron lugar al fuego artillero que les había detenido el día precedente contraataque aliado que fué base más tarde para el avance probó una vez más lo excelente de su eficacia, hasta el hasta la línea del Rin, lo eludimos por considerarlo ya punto de que posteriormente sólo fué utilizado el fuego pese a sus esfuerzos, era a todas luces insuficiente para detener el ataque enemigo, que hubiese conseguido su objetivo a no ser por la ‘rápida entrada en acción de la artillería divisionaria, reforzada por parte de la de Cuerpo de Ejército, quienes, realizando una dura acción de con junto sobre las columnas enemigas, consiguieron la de tención de las mismas entre Schomberg y St. Vith por un espacio de tiempo suficiente para permitir a las fuerzas de la División su retirada sin pérdidas hasta la última de las ciudades citadas. tifus/OH 31 de lleno en el combate ofensivo, reduciénclonos por hoy a resumir lo actuado y ver de deducir algunas cnsecuen cias prácticas. En primer lugar, podemos decir sin lugar a dudas que el enorme coste, la abundancia de efectivos puestos en juego y las precauciones que se tomaron por parte ale mana no les proporcionó beneficio alguno que justificara el precio pagado, ya que si bien lograron una mayor pe netración en las Ardenas, desorganizando al VII Cuerpo de Ejército americano, al que aniquilaron dos de sus Di visiones, no pudieron ni aun a su costa alcanzar ni siquie ra los objetivos del Mosa; su única ganancia, y para ello bien precaria, fué la de ganar un tiempo precioso que les permitió alejar, o más bien retrasar por algunas semanas, la amenaza anglosajona sobre las tierras del Rin. Factores hubo que sin temor a equivocarnos podemos decir que produjeron resultados completamente opues tos a los que se buscaron con su cuidada observancia, y así el resultado de la extremada reserva mantenida a lo largo de la preparación, si bien alcanzó el objetivo que se proponía en cuanto al mantenimiento de la sorpresa estratégica y táctica, repercutió perjudicialment en la marcha de la operación y en especial en los primeros mo mentos de la lucha que de tan capital importancia son para la obtención del éxito. A este primer fallo del plan contribuyeron; a) La falta de información en los días precedentes al ataque que pudieran haber reportado las patrullas de re conocimiento, ya que su empleo fué prohibido por temor a que los prisioneros revelasen algunos detalles de lo visto más a retaguardia. b) El que los Mandos de los escalones inferiores no fueran informados hasta última hora del 15, lo cual, sin duda alguna, repercutió algún tanto sobre la efectividad de sus hombres en el ataque de la mañana siguiente, ya que los Oficiales no pudieron tener tiempo de hacer un estudio sobre el plano y en consecuencia preparar el plan de empleo de las pequeñas Unidades. c) Y, por último, la excesiva distancia a los puntos de choque, a que se eligieron los lugares desde los que las Unidades habían de ser lanzadas al ataque, ya que las Divisiones Panzer que habían de ejercer la acción de roturs. no entraron la noche precedente en línea, sino que fueron lanzadas desde sus primitivas zonas de asamblea, sin la menor detención sobre la marcha que desde aque llos lugares traían. Consecuencia de cuanto antecede fué por una parte el lógico agotamiento de los infantes, así como el de las tri pulaciones de los carros, debido a los largos desplazamien tos que momentos antes se habían visto precisados a rea lizar y, por otra, la cortedad inmediatamente notada sobre los suministros y reservas de combustible de las Unidades acorazadas, ya que, debido a sus largas jorna das de marchas, fueron muchas las Unidades que se vie ‘ron necesitadas de tan impreséindjbles elementos. Otros de los factores que influyeron notablemente sobre la detención del impulso alemán lo fueron, por un lado, la canalización del ataque por parte aliada a la zona de las Ardenas, por lo difícil del terreno (empeorado por el tiempo) y su gran escasez de objetivos, la heroica resis 32 tencia de las guarniciones de Bastogne y St. Vith, que con su aguante dieron tiempo suficiente a la organización firme del crítico sector de Monschau, sostén norte de la penetración habida, y, por último, la falta de apoyo aéreo (a pesar del esfuerzo realizado) en las Panzer alemanas. Por lo que al empleo artillero se refiere y que presente novedades sobre actuaciones anteriores, podemos inser tar como de particular interés los apartados enumerados a continuación; a) Control por parte del Jefe del Ejército, a través de la Brigada de Artillería, de las Unidades artilleras superiores, incluyendo los calibres de 240 y 203 rnilíme.. tros, con cuya dependencia podía dejar sentir la acción de las Unidades de largo alcance en forma directa, tanto para acciones de masa en apoyo del esfuerzo principal, o ya para reforzar los fuegos de sus distintos Cuerpos de Ejér cito. b) Utilización de los Grupos de i milímetros, auto propulsados, con dependencia orgánica de las Divisiones acorazadas, en misiones de prohibición y contrabatería lejana. c) Aumento de la artillería orgánica de las Divisiones en un Grupo .motorizado de Obuses de 155 milímetros, así como de uno de cañones de 555 milímetros, autopro pulsados, de las acorazadas. d) Diversidad de calibres y tipos en el material utili zado por las Unidades no divisionarias, al objeto de poder prestar el debido apoyo en todas las circunstancias po sibles. e) Empleo defensivo de las Unidades de lanzacohetes, comprobando con ello una vez más la efectividad del fuego de masa que proporcionan y que, aunque no pre ciso, es de la mayor eficacia para el batido de zonas, así como para incrementar la potencia destructora del fuego artillero o aéreo sobre zonas críticas. f) Empleo en gran escala de los observatorios aéreos, los que demostraron ser de la mayor eficacia para la co rrección y observación del fuego artillero, así como coope radores excelentes en el señalamiento de objetivos a las fuerzas aéreas. g) Empleo de las localizaciones por sonido, radar y espoletas VT, con éxito notable para compensar en parte la pérdida de la observación propia y a despecho de ello poder mantener la efectividad del fuego artillero. Ii) Indispensable constitución de los equipos de com bate en las Unidades artilleras, que de esta forma pueden atender con sus propios elementos a la defensa próxima de la Unidad. Y, por último, no quisiera dejar de hacer notar la-fle xibilidad en la organización de las Unidades artilleras, por lo amplio de los cambios admitidos, pues buen ejem plo de ello lo hemos tenido en el relato aquí inserto, al ver que las artillerías divisionarias, tanto de las Divisiones de Infantería como de las aerotransportadas y acoraza das, recibían o daban asignaciones de Unidades en per manencia durante largos períodos de tiempo y a lo largo de los cuales operaban hasta con Unidades aisladas estar bajo el mando directo del Jefe de la Artilleria divi sionaria respectiva. Capitán A. DE LA PEÑA, de la Agrupación de Inten dencia. LA!NTENDffi(IA EN LA D1VIS1ON DE NONTM H vista ANidoestudios apareciendo’en páginas de sobre esta Re de granlas competencia las características del terreno montañoso, del combate ofensivo y defensivo en el mismo, del reclutamiento, instfucción y preparación de las tropas para este gé nero de guerra, de su vestuario, del equipo más apro iado, etc., cuyos estudios muestran el enorme inte rés que despierta asunto tan trascendental para nues tro país, en el que una orografía muy accidentada y una frontera montañosa de más de 600 kilómetros imponen la necesidad de contar con tropas bien pre paradas para vivir, moverse y combatir en un medio tan hostil para el hombre. La existencia de la Escuela Militar de Montaña da carácter oficial a este interés, y aunque la Intendencia, por los motivos que el Alto Mando tendrá para ello, se ve alejada de este Centro de enseñanza, no quiere decir que nuestros servicios no tengan una misión importantísima que cumplir, lo mismo en el fondo de los valles que en lo alto de las cumbres, cuando el Ejército opera en ellas. Misiónque, como la de todas las Armas y la de todos los servicios, estará erizada de dificultades si no se cuenta con me dios y una preparación adecuada de la tropa y de los cuadros de mando. El carácter que tiene el abastecimiento de víveres en cualquier circunstancia de la guerra, que es el de efectuarse a diario, se acentúa cuando el teatro de ope raciónes es la montaña. El gran esfuerzo físico que tiene que desarrollar el hombre en este terreno exige una alimentaciónrica en calorías que únicamente una ininterrumpida asistenciade los serviciosde Intenden cia pueden proporcionarle, ya que, ni el recurso de vivir sobre el país, en un momento determinado, es posible para Unidades que operan en regiones faltas de todo. Por otra parte, el consumo de la ración de previsión debe limitarse, en estas altitudes especial mente, a circunstanciasmuy críticas y determinadas. Para la buena marcha de las operaciones tiene gran importancia, pues, mantener activa, sin posible interrupción, la corriente de abastecimientos, a pesar de las muchas dificultades que la montaña oponga. 33. Estas dificultades pueden concretarse en las si lizar muchos y por caminos muy variados, y a veces guientes: sin caminos, para hacer llevar a las tropas lo indis Falta absoluta,o casi absoluta, de recursosen el país. pensable para su subsistencia. Escasez de comunicacionesy poco rendimiento de Camiones y mulos de carga, de los de talla corta y las que existan. remos fuertes, deben constituir, en principio, los me Gran compartimentación del terreno, con pocas o dios de transporte con que cuenten estos Grupos. Se ninguna vía de comunicación entre los comparti ría muy beneficiosodotarles también, previos los es tudios .y ensáyos correspondientes, de algún modelo mientos. Si a estos añadimos los fríos intensos y los fuertes de trhieo que a sus condicionesde buena carga y lige vientos, las nieblas y celliscas,la nieve, lo fácil de los reza uniera la de ser fácilmente desmontable. Con despistes, la posibilidad de sorpresas por incursiones lo cual se dispondría de un elemento valiosisimopara del enemigo,para las que tan a propósito es el terreno los casos, en.que por encontrar excesivanieve blanda montañoso, tendremos completo el cuadro de obs (más de 3n 6 35 centímetros) se hiciera imposible o táculos que se opondrán a nuestro paso. muy difícil la marcha para los mulos cargados. En Claro está que no siempre serán estas las condicio otras ocasiones, cuando la nieve sea apta para ello en nes cal que se haya de actuar. Habrá zonas en que el todo el recorrido, se podrían organizar convoyes de ferrocarril no esté lejos; encontraremos alguna carre trineos desde el punto de partida, lo cual nos propor tera y hasta buenos caminos de montaña; podremos cionaría una mayor capacidad de carga. hallar pastos y ganado; las inclemenciasdel clima dis En cuanto a carros, si se le dota de ellos,han de ser minuirán o desaparecerán, según las altitudes y lati muy ligeros y de un solo eje. titudes, durante cierta época del año. Pero bueno será Por vehir aquí comoanillo al dedo nos permitimos prepararse para lo peor, que será lo más frecuente. recordar la sugerencia que hace bastantes meses ex Por lo pronto, en la zona de acción de ra División ponía en esta Revista un distinguido Jefe del Cuerpo, será muy poco lo que pueda obtenerse por explotación en un artículo (“El transporte hipomóvil”), sobre la local; los éultivos de la parte baja de la montaña ape conveniencia de hacer algún ensayo con el fin de do nas si cubrirán las necesidadesde sus habitantes; más tar a las Unidades de carros de los bastes precisos arriba, hasta los dos mil metros, encontraremosbos para, en un caso dado, constituir una Unidad,de trans ques que nos proporcionarán abundante leña para la porte a lomo. Es tan fácil en estos terenos que ape cocción de ranchos y calefacción de hornos; y más nas podamos pasar con mulos por donde fácilmente alto todavía, pastos únicamente aprovechables du pasamos ayer con carros, que todo lo que se estudie, rante una pequeña parte del año; por fin, si se trata ensaye y haga para asegurar la marcha de los abaste de una región ganadera, podrá explotarse ganado, cimientos, nunca será excesivo. principalmente vacuno y ovino. Los trenes regimentales de los Cuerpos necesitan Todo lo demás, y aun lo indicado también, porque también, para establecer contacto con los órganos nunca podrá obtenerse en cantidad suficiente, hay fijos o móvilesdel Grupo de Intendencia, medios ade que transportarlo desde la retaguardia, organizando cuados en los que debe predominar el mulo de carga. El escalonamientode los órganosdel servicio desde una coriente de abastecimento que desde el ferroca rril a Ls crestas de los macizos montañosos habrá de la estación o Centro de abastecimientohasta las tro pasar de las buenas carreteras de los valles principa pas, vendrá impuesto por la compartimentación del les a las menoscapaces de los confluentes,para seguir terreno y por las comunicacionescon que contemos; por los caminos de éstos, cada vez más estrechos, a pero creemos se puede establecer con carácter gene las pistas o senderos que bordean los torrentes. Y aun ral la necesidadde instalar un escalón,que podríamos se deberá tener en cuenta que las comunicacionesbue llamar Centro de Abastecimiento Divisionario,y el nú nas con que contemospueden ser muy fácilmente cor mero de Centros de entrega que las circunstancias de tadas o interrumpidas, bien por las nieves en algunos compartimentación y comunicacionesantes mencio puntos, bien por incursionesde patrullas de destruc nadas exijan según los casos. Estos escalones deben ción enemigas en otros, o por efectos de la artillería acercarse lo más posible a las tropas, con el fin de re o aviación contrarias, a las que tan vulnerables son ducir el recorrido de los TT. RR., cuyo radio de acción estas vías por la abundancia, en sus sinuosostrazados, será necesariamentepequeño en terrenos tan abrup tos y de pendientes tan pronunciadas de obras de fábrica. De ahí lo bien dotado que debe estar el Grupo de Una precaución de importancia que debe tenerse Intendencia de una División de Montana de elemen en cuenta al señalar el asentamiento de estos Centros, tos de transporte adecuados, porque tendiá que rea así como de los demás órganos de serviciode que ha- 34 causa, en alguno de los centros de producción avan zados. 2.° Centros de producción avanzadospara abas tecer el resto de la fuerza, que será convenienteestén. situados en los mismos Centros de entrega. El suministro de carne fresca, teniendo que prescin dir, como ocurrirá en la mayor parte de los casos, de furgoñes apropiados para el transporte por falta de camiríos aptos para su rodaje, obligará a establecer centros de sacrificios en los Centros de entrega. Lo cual, si bien tiene algunos inconvenientes, falta de instalaciones adecuadas para hacer las operacionesde carnización con las máximas garantías de higiene que fueran de desear, y pérdida que experimenta el ga nado al someterle a marchas penosas, tiene la gran ventaja de reducir todo lo posible el transporte de la carne, en condicionespésimas para su limpiezay con servación. Unicamente, en casos muy excepcionales, nos pareceoportuno el envío de reses en vivo a las Uni dades, para que ellas mismas procedan a su sacrificio. En cuanto a los piensos y paja para el ganado, no presentan otra particularidad que su mucho volumen para el transporte; por lo cual, debe realizarse la ex plotación al máximo, siempreque sea posible, en toda la zona de acción de la División. La gran cantidad de envases que requiere el abas tecimiento y suministro de toda clase de artículos a las tropas que operan en montaña; la variedad de me dios de transporte que habrá de emplearse,y por con siguiente, los numerosos transbordos a que se •verán sometidos, justifica que resucitemos aquí el viejo pro blema de los envases y empaques, aunque en realidad esto afecte a todos los abastecimientosque hace la In tendencia, sean o no en la montaña. El estudio y reglamentaciónde estos elementos des Cuando esta utilización no sea posible, habría que tinados a contener todo lo necesario para la alimen elaborar en hornos de campaña, de montaña o de cir taclón del personal y ganado, tendiendo a la unifica cunstancias, a pesar de su poco rendimiento y del transporte de material que requieren. La proximidad ción más absoluta dentro de los modelos más apro de los hornos, cualquiera que sea su sistema, a las tro piados para cada artículo o grupo de ellos, originaría pas, proporciona una ventaja esencialísima:pan en una serie de beneficios que, en último término, su buenas condicionesde gusto y vista para el soldado, pondrían un ahorro considerableal Estado, al mismo y puede proporcionar también la no menos impor tiempo que mejoran y facilitan el servicio. Fácil manejo para la carga y descarga, adaptación tante de economía de medios de transporte, porque a cualquier ciase de vehículo que se utilice para su la harina requiere unas dos veces y media menos que transporte y condiciones para la mejor conservación el pan elaborado. Por otra parte, es muy fácil que la y seguridad de los contenidos,son, entre otras menos leña pueda obtenerse. cerca de las instalaciones, lo importantes, las características que deben reunir los cual representa una ventaja de mucha consideración. envases, los cuales deben estar sometidos a una recu Como norma-general puede establecersepara el su peración rigurosisima y a una severa vigilancia para ministro del pan: 1.° Aprovechamientode los elemen tos del país en la zona del Centrode AbastecimientoDi que en todos los escalonesdel servicio se les someta visionario, para las fuerzas localizadas en dicha zona a las pequeñas reparaciones que precisen. Visto este pobre resumen de lo que pueden ser los (Cuartel General y Servicios,principalmente), y para constituir una reserva con qué contar en caso de avan servicios de Intendencia en la montaña, no nos parece ce rápido de la División o interrupción, por cualquier necesario insistir sobrela necesidad de que su perso blaremos, se deriva de lo apropiado que es el terreno montañoso para efectuar golpes de mano que podrían hacer caer en poder del enemigo los repuestos que en ellos hubiera. En principio deberán elegirse,pues, zo nas debidamente vigiladas. De la estacidh o Centro de abastecimiento situado sobre el ferrocarril o carretera, hasta el Centro de Abastecimiento Divisionario, el Grupo de Intenden cia podrá efectuar el transporte generalmente, con sus medios automóviles; de este Centro a los de en trega habrá de emplear con más frecuencia el mulo. La distancia entre estos escalones estará subordina da, por lo tanto, al radio de acción de los medios de transporte que las comunicacionespermitan. En algunas ocasionesse impondrá la necesidad del transbordo directo desdelos órganosmóvilesde Inten dencia a los trenes regimentales, en un punto deter minado, y en otras, la experiencia de nuestra guerra de Liberación lo confirma, habrán de ser los mismos elementos del servicio los que lleguen hasta las últi mas crestas ocupadas por las tropas. La elaboracióny suministro del pan, que debe lle gar al soldado tierno y sin trocear, plantea otra cues tión, que se ha de resolver compaginandomedios con distancias, transportes con volumen de carga, ya que si este artículo ha de llegar a la tropa en las condicio nes dichas, será preciso elaborarlo en sus proximida des, con el fin de evitar excesivostransportes y trans bordos. No siempre será fácil, y esta facilidad irá dis minuyendo a medida que nos elevemosmás en el te rreno, es decir, cuanto más nos acerquemosal soldado, porque no podremos encontrar los medios necesarios para la elaboración utilizando los hornos del país. 35 nal esté bien quipado y preparado, y sus Unidades debidamente dotadas de vehículos y material, bien sea con carácter fijo o eventual; pero sí nos parece oportuno hacer algún comentario con relación al ar mamento. Cierto es que la Intendencia no tiene como misión combatir; es más, nuestro Reglamento táctico para la instrucciónde las tropas de Intendencia, al ha blar de la defensa de convoyes no escoltados, dice que su jefe debe evitar el combate, puesto que su único objetivo es llegar con el convoy al punto designado; pero cuando se vea atacado tendrá que luchar, preci samente, para poder cumplir la misión que le ha sido 36 encomendada; por eso el citado Reglameñto añade: “Si no queda otro remedio que afrontarlo, obrará en forma de cumplir su misión con el menor número de pérdidas.” Este caso, que raramente se dará en otros terrenos, con frentes continuos, puede ser más fre cuente en la montaña, donde es muy fácil la infiltra ción de patrullas enemigas a través de nuestras líneas. Llegado este momento, nos parece de muy poca efi cacia el fuego único de mosquetón,y por ello nos atre vemos a preguntar si no sería conveniente que cada sección del Grupo tuviera, por lo menos, una escuadra de fusil ametrallador. 1s:Fisrnriu: siÁnusin (Leyesde Justrow) Comandante de Armamento JOSE CARMONA PEREZ DE VERA, de la fábrica de Sevilla. E Nel combate, los efectos de la Artillería se mani fiestan exclusivamente por la acción de sus pro yectiles; es, pues, evidente que en ellos reside de un modo esencial la potencia de este Arma, y por ello es fundamental que los proyectiles sean de máximo efecto, comprendiendo esta idea las tres conjuntas si guientes: a)Sus zonas de acción destructoras deberán ser máximas. b) Sus dispersiones naturales en el tiro deben ser mínimas. e) Sus alcances deben ser máximos. La ausencia de cualquiera de estas tres condiciones basta para calificar como deficiente a cualquier Arti llería, por mny completa y estudiada que sea su orga nización y por mucha que sea la perfección de sns me canismos y métodos de tiros. Lo dicho es hasta tal punto cierto, que, desde la ini ciación de la primera guerra mundial en el año 1914, la balística del proyectil es la predominante en todas las Naciones que se ocupan de asuntos balísticos, y sigue siéndolo, y sin pérdida de continuidad, hasta el presente, pues las aplicaciones a la Artillería, y más concretamente a sus proyectiles, de los descubrimien tos técnicos hechos durante Ja pasada contienda nos confirman la importancia que el proyectil continúa teniendo. La Artillóría, ahora igual que siempre, tiene por única misión llevar la potencia destructora de sus proyectiles a los objetivos del campo contrario; que se perfeccionen los métodos para encontrar y localizar estos objetivos (radar); que se áimplifiquen los procedi mientos de determinar los datos para M tiro hacién dolo de una forma sencilla por procedimientos más exactos y casi automáticamente (direcciones de tiro radar), que la conducción del proyectil con sn carga explosiva hasta el objetivo se haga por una máquina cañón o por autopropul.sión (cohete); que los proyecti les puedan por nuestra voluntad abandonar sus tra yectorias parabólicas para ser conducidos hasta el mismo blanco (estaciones goniométricas-radar); que las antiguas espoletas de percusión sean transforma das por 01 ras de funcionamiento automático por sólo su proximidad al objetivo, etc., no supone de ninguna manera la desaparición de la balística del proyectil y sus leyes, sino, muy por el contrario, para introducir estas innovaciones en la Artillería, tendremos que estu diar muy detenidamente las antiguas leyes balísticas hasta desentrañarlas para encontrar leyes análogas o nuevas y acordes con las aplicaciones de los nuevos descubrimientos. Al proyectar una boca de fuego, es fundamental de- terminar el proyectil o proyectiles que debe lanzar. Las muy diferentes misiones tácticas que han de sa tisfacer los proyectiles impiden la adopción de un solo tipo que facilitaría el abastecimiento y municiona miento de las Unidades. Para cada blanco-objetivo se requiere un proyectil determinado: Contra carros, ccirazas, obstáculos resistentes, etc., se emplearán gra nadas perforantes; para lograr acciones fuertemente prohibitivas, están indicadas las granadas rompedoras de acero cargadas con alto explosivo; contra personal al descubierto emplearemos granadas rompedoras de fractura preestablecida que produzcan nn gran número de cascos en su explosión al funcionamiento a percu sión instantánea o a tiempo, y, juntamente con ellas, granadas de metralla a tiempo; contra construcciones ligeras de grandes superficies se utilizarán grandes tor pedos de efecto por la gran potencia de su onda explo sivá. Con los tipos de granadas especiales (antiaéreas, anticarros, incendiarias, trazadoras, de humos, de ga ses, de iluminación, etc.) se completa Ja lista del gran número de tipos de proyectiles que exige la Artillería para el cumplimiento de sus muy diferentes misiones. Lanzados los proyectiles al espacio por la presión de los gases de la carga de proyección, quedan de nosotros totalmente desligados, y, si han de ser balísticamente eficientes, es preciso que en ellos se reúnan simultánea mente estas dos condiciones: ¡a Que tengan una forma apropiada para que la resistencia del aire sea mínima. 2. Que su eje de figura se conserve en todo momento tangente a la trayectoria. Por lo que se refiere a la primera condición, es evi dente que, siendo la resistencia del aire una de las cau sas que se oponen a la marcha del proyectil por el espacio, es condición precisa que ella sea mínima si pretendemos lograr alcances máximos. Por lo que respecta a la segunda condición, es tam bién evidente que de nada serviría dar al proyectiJ una forma fuselada de mínima resistencia al aire si a continuación, durante la trayectoria, el eje de figura del proyectil no coincide en todo momento con la dirección del movimiento. 1 Todo proyectil, en lo que a su forma exterior se re fiere (fig. 1), está constituí do en esencia por un cuerpo aproximadamente cilíndri co y, sobre él, otro cónico ojival. La superficie cónica Figura 1a Granada. de 152 fuselada con falsa ojiva y estrechamiento en culote. que con este fuselado de los proyectiles, aumentando su radio de ojiva y partiendo del proyectil oblongo, se logra un aumento en los alcances, aumento que parece ser de más cuantía en los cañones que en los obuses y morteros. A estos aumentos en los alcances acompa ñan unos ligeros incrementos en los valores de las dis .102 ciL persiones, y cuando se llega a radios de ojiva próxi 41,9302 mos a 10 calibres, las dispersiones son grandísimas e inadmisibles para el tiro, correspondiendo a estas ojival está engendrada por la rotación de una curva grandes dispersiones una disminución en el crecimien plana alrededor del eje del proyectil, y suele ser la to de los alcances. generatriz un arco de circunferencia de más o menos ¿Cuál es, pues, el radio de ojiva que proporciona el radio y tangente a la parte cilíndrica en el punto de máximo alcance compatible con una dispersión admi contacto; su centro se encontrará generalmente sobre sible? No pueden darse cifras exactas, pues para cada la perpendicular por este punto al eje del proyectil. velocidad inicial, para cada energía en la boca, para Con el crecimiento de dicho radio crece la altura de la cada peso de proyectil, para cada calibre, para cada ojiva, resultando el proyectil más fuselado. relación entre calibre y longitud de proyectil, para cada En la mayor parte de los proyectiles usados entre inclinación y forma del rayado, e incluso para cada los años 1900-1914, el radio de ojiva para los proyec. ángulo de tiro, el valor óptimo del radio de ojiva tiles era aproximadamente de dos calibres. En el tiene un valor distinto. De las experiencias a la vista año 1907 se hacían en Italia experiencias de fuego sólo podemos deducir que no estaremos muy lejos de real con el cañón de 152; se experimentaban unos pro 1o cierto al afirmar que el radio de ojiva óptimo estará, yectiles que con respecto a ios normales sólo tenían en general, comprendido entre 3 y 7 calibres. la variante del aumento de su radio de ojiva hasta Se citan en el cuadro algunas experiencias encami 6-7 calibres; el alcance correspondiente al ángulo de nadas a fijar el efecto que en los proyectiles de Arti elevación de 7° pasó desde 7.050 metros (alcance del llería produce el estrechamiento del culote, y como proyectil normal) a .11.750 metros, o sea que se logró resumen de ellas podemos decir que, en general, el un aumento del 66,6 por 100 del, alcance primitivo. estrechamiento del culote produce una ligera disminu Análogas experiencias hechas con proyectiles de 76 ción en el alcance y un aumento en la precisión. con radio de ojiva igual a 7 calibres produjeron un Exactamente 1o mismo que decíamos al tratar del aumento en alcance del 41,6 por 100 del primitivo. fuselado de la ojiva podemos decir del estrechamiento ¿Cuáles fueron las razones que justificaron el no del culote: son tantas las variables que intervienen en aprovechar inmediatamente las ventajas logradas al la determinación del ángulo de estrechamiento óptimo fuselar la ojiva? En primer lugar, que en la época en y de la altura de él, que sólo podemos decir que, gene que se efectuaban las experiencias se opinaba que los ralmente, el estrechamiento óptimo se encontrará por problemas tácticos terrestres estaban en condiciones debajo de los 6°. de ser ampliamente resueltos con las distancias ya Del efecto conjunto que producen las dos causas logradas de 6.000-8.000 metros, considerándose como reunidas (fuselado de la ojiva y estrechamiento del exotismos tácticos los tiros a mayores distancias. En culote) se resumen algunas de las experiencias efec segundo lugar, que si bien en las bocas de fuego de la tuadas, y de ellas deducimos que la altura del estre artillería de costa y naval hubiese sido interesante chamiento óptimo deberá ser menor cuanto menor sea aumentar el alcance, el hecho de acompañar a este el fuselado, y que parece confirmarse que los ángulos aumento una notable disminución en la perforación de estrechamiento superiores a 6° son prohibitivos. de blindajes y un aumento en la dispersión anulaba en parte las ventajas logradas. Por último, que tra Es fundamental en el estudio o proyecto de un pro tándose de una transformación, y como siempre ocu yectil la determinación de su peso. Este se relaciona rre en tales casos, a las falsas razones apuntadas se con el calibre por la fórmula unió la consabida inercia de toda innovación. p = . En. resumen: llegó la guerra del 14, y todas las .ciones continuaban utilizando y fabricando los arcai expresándose el peso p en, kg. y el calibre c en dm. cos proyectiles oblongos de radio de ojiva y dos cali Los valores que se admiten para el coeficiente k bres, y es durante la guerra, y aún más intensamente correspondientes a los diferentes. tipos de proyecti después de ella, cuando se comienzan a utilizar y po les son: ner en práctica las ventajas logradas con el fuselado E E O Y E O ‘E 1 E E O VALORES DE E de ios proyectiles. Ordinarios10 a 16. En el cuadro se extractan algunas de las experien Perforantes de pequeño calibre Hasta 19. cias realizadas y los resultados obtenidos al fuselar los De gran capacidad de carga y proyectiles de la Artillería. De su examen se deduce grandes calibree7 a 10. 38 Granada de 152 fuselada con falsa ojiua. Los valores del coeficiente k han sido deducidos re sumiendo experiencias realizadas en muy variadas condiciones y hechas con finalidades muy diversas; por ello, los valores dados sólo tienen la garantía de una primera aproximación. Por otra parte, el efecto de la variación del peso en los proyectiles, bajo la • hipótesis de mantener constante la energía en la boca, ha sido detenidamente estudiado, deduciéndose las consecuencias siguientes: 1.a Para una determinada energía en la boca, el peso óptimo para obtener el mayor alcance está rela cionado con el coeficiente de forma, de tal modo que a mejores coeficientes de forma corresponden meno res pesos. 2 Para un determinado coeficiente de forma, el peso óptimo aumenta con la energía en boca. Estas consecuencias, que casi tienen el carácter de leyes, unidas a las teóricas de Justrow, y que a conti nuación expondremos, deben servirnos tan solo de normas previas para los cálculos de los proyectiles, pues en el estado actual de la ciencia balística, el pro yectil óptimo no puede ser deducido exclusivamente por cálculos analíticos; estos cálculos son necesarios para la deducción previa-aproximada de sus dimensio nes y formas, pero no son suficientes, pues en todo caso necesitan del complemento de las experiencias para confirmar el éxito o fracaso de su planteamiento y desarrollo. Las variaciones del alcance en sus relaciones con el peso, energía en boca, fuselado, etc.,están especifica das en las leyes teóricas de Justrow. Este considera en el enunciado de sus leyes los dos casos siguientes: a) Proyectiles semejantes, pero de dos calibres di ferentes, lanzados con iguales velocidades iniciales. b) Proyectiles del mismo calibre con diferentes va lores para el coeficiente k, disparados con iguales ener gías en la boca. Del estudio de los valores obtenidos en cada caso para el alcance correspondiente al ángulo de proyec ción de 450, de los valores de las velocidades rema nentes y de los de la energía de choque, deduce las siguientes conclusiones: i.a a Que para proyectiles semejantes lanzados coi igual velocidad inicial, los aumentos de alcances que se obtienen al fuselar, expresados en tantos por ciento del alcance primitivo, son menores a medida que aumenta el calibre. Según lo que antecede, cuando tratemos de proyec tar un nuevo proyectil utilizando como patrón o mo delo un proyectil ya existente., nos convendrá esco gerlo de entre los más balísticamente eficientes, pero de calibre superior al que es objeto del proyecto. De ducción perfectamente acorde con la del profesor Es clangon, que expresa que si a un proyectil balística mente eficiente lo reducimos homotétjcamente en to das sus dimensiones, sus cualidades balísticas mejo ran, y, por el contrario, la misma reducción hecha en un proyectil balísticamente deficiente lo transforma en otro francamente malo. dhscál t 522cd - 1 u 2.98 cal. 55 ceS 1 •a b Que para un calibre determinado, si se aumen ta el valor de k, conservando constante la energía en la boca, el aumento de alcance (en tanto por ciento) que se logra al fu.selar disminuye. Según esto, conservando constante la energía en boca, obtendremos más ventajas al fuselar proyecti les ligeros que pesados. Al tratar de mej orar balísticamente un proyectil de calibre determinado fuselandosu ojiva y conservando constante su energía en boca, debemos tener en cuenta que el fuselado de la ojiva, si se conserva constante el peso del cuerpo, lleva consigo, en general, un aumento del peso total del proyectil, lo que en parte ha de con trarrestar el aumento de alcance que se pretende lo grar con el fuselado. 2.a Los grandes alcances se logran: — en proyectiles de pequeños calibres, con valores de k elevados (16 a 1 7) y velocidades iniciales relativa mente pequeñas, — en proyectiles de grandes calibres, con valores de k medianos (7 a 8) y velocidades iniciales grandes. De esta ley se deduce la inexactitud que en ciertos casos resultaría al resolver los problemas sobre pro yectiles por simple semejanza geométrica. 3. Para un calibre determinado, el valor de k co rrespondiente al alcance máximo disminuye al crecer el fuselado del proyectil. Debemos, pues, tener en cuenta que aumentos en el fuselado de los proyectilés deben ir acompañados de disminuciones en los nuevos valores de k, si pre tendemos lograr aumentos en los alcances. 4•a Pequeñas variaciones del coeficiente k en torno al valor óptimo correspondiente al alcance máximo obte nido para una determinada energía en la boca, no tiene repercusión sensible en los alcances. Es importantísima esta conclusión por cuanto per mite pequeñas variaciones en el peso de los proyecti les, variaciones que tanto han de resultar por natura les diferencias procedentes de las tolerancias anexas a toda fabricación en serie como por la preparación de proyectiles de cargas especiales (trazadoras, cargas huecas, etc.). 5a Para igualdad de energía en la boca, la fuerza viva de choque sobre el blanoii9caf co crece con k, pero el aumen to es menos sensible cuanu So mayor es k. Granada de 75 fuselada y con estrechamiento en culote. 4.l eaI Granada de 152 fuselada. 6.a El valor de k correspondiente al máximo de ve locidad residual disminuye al crecer el calibre, mante nie’ndose no obstante siempre superior al k correspon diente al alcance máximo. A estas leyes teóricas de Justrow hay que agregar una importante conclusión deducida de los resultados de tiros experimentales. Dice así: “El peso óptimo de un proyectil de determinado cali bre, cuando el valor del coeficiente de forma se mantiene constante, crece al crecer la energía en la boca.” Con las leyes enunciadas sólo hemos relacionado el calibre y el valor del coeficiente k -con la mayor o menor eficiencia balística de un proyectil; mucho resta por decir sobre cuestiones tan importantes como son las relacionadas con el coeficiente de forma, índice de carga, banda de forzamiento, resistencia mecánica del proyectil, etc., pues de todos cuantos cálculos ba lísticos se pretenda hacer, ninguno tiene tanta impor tancia como los correspondientes al proyectil. El pro yectar una boca de fuego es interesante y requiere po seer unos conocimientos muy especiales de ingeniería y balística; ello, unido a lo muy caro que resulta lle var a la realidad la ejecución de un proyecto de boca de fuego, hace que no se prodigue el número de expe rimentadores y ni siquiera el de imagineros. En cam bio, los proyectistas de proyectiles somos muchos y, por regla general, osados en nuestras concepciones; y partiendo de laá ideas que nos sugiere el sentido co mún (los proyectiles han de ser sólidos de revolución alrededor del eje de la figura) y por similitud con for mas balísticas vulgarizadas (delantera terminada en punta y trasera en tronco de cono), todos nos cree mos capaces de proyectar, pues, al fin y al cabo, el proyecto queda reducido a escoger un proyectil, de RESUMEN DE ALGUNAS EXPERIENCIAS t tipo aerodinámi co, desde luego, pero sin impor tar ni el calibre, ni el peso, etc., 5É cal. para concluir di bujando una figura semejante al proyectil tan arbitra riamente elegido, con la sola condición de que el dibujo tenga el nuevo calibre deseado. Este sistema simplista nos conducirá en la generalidad de los casos al fra caso, de tanta más importancia cuanto que “el rendi miento de una boca de fuego se traduce única y exclu sivamente en el efecto tangible que el proyectil pueda hacer sobre el enemigo”. Si el proyectil no tiene preci sión, será una bala perdida; si su explosión no se pro duce en el instante deseado o no es completa, sus efectos serán comparables a los que producirían los frutos de determinada planta cucurbitácea. En cual quiera de los casos, por muy perfecta que sea el arma que lanza semejantes proyectiles, no es útil para el fin que fué creada. Manejando con arte balístico las leyes y consecuen cias enunciadas, a la vista de los resultados obtenidos en las muchas experiencias hechas en los Polígonos de tiro, conociendo los tipos de proyectiles más balís ticamente eficientes, tendremos los primeros necesa rios y no suficientes elementos para proceder al cálcu lo de un proyectil. Están, pues, estas líneas escritas a modo de iniciación para que, como bautismo balís tico, nos den ánimo para llamar a lá puerta de tan en revesada ciencia; sólo aquellos que logren penetrar profundamente en el interior del gran edificio de la balística teórica y experimental podrán con razón proyectar y cajcular verdaderos proyectiles. SOBRE PROYECTILES DE ARTILLERIA RESULTADOS MODiFICACIONES INTRODUCIDAS EN LOS PROYECTILES ALCANCE Proyectiles de 152 fueron transformados dándoles un radio de ojiva E = 6,7 calibres Proyectiles de 76 fueron transformados dándoles un radio de ojiva E = 7 calibres A proyectiles de 305 se les agrega una falsa ojiva de radio 7 calibres En proyectiles de 75, oblongos (E = 2 cal.) se estrecba el culote 9° en 45 mm Proyectiles de 152 fueron transformados pasando la altura total del proyectil desde 3,5 a 5 cali bres, estrechando al mismo tiempo el culote Proyectiles de 152 y 203 se modifican produciéndoles cortos estrechamientos de 15° a 20° Experiencias con proyectiles 203 Mk. de R = 4 calibres disparados con ángulo de elevación de 35° ESTRECHAMIENTOS PSOSASLEEnea DEL CULOTE SN OSAOOS ALCANCES EN MS. 0 5 10 15 20 Cañón de 120, mod. 1906. V = 625 m/s., elevación 35° R = largo de estrechamiento igual a 22 mm. El ángulo de estrechamiento se aumenta hasta 3° — — desde3° a 10°. — — desde10° a 15°. Angnlos de estrechamientos de 15° Obús de 203. Mk. VI, elevación 35°, R = 4 cal. — Angulos de estrechamientos se aumenta — Aumenta. Disminuye. DISPERSIÓN Aumenta. Menor 0,7% de X. Aumenta. LONOITUOINAI. 9729 9715 9519 9088 8984 El ángulo de estrechamiento Aumenta. Aumenta. Aumenta. Disminuye. EN hasta 5° desde5° a 15°. 64 58 70 141 72 Invariable. Disminuye. Disminuye. Disminuye. Disminuye. Aumenta. Aumenta. Aumenta. 4,5 cal. Proyectiles Mk. 1 de 20 Kg., Aumenta. Aumento rápido. Disminuye rápido. Disminuye. Disminuye. Aumenta. Aumenta. Máxima. Invariable. Disminuye. Disminuye. Aumenta. Máxima. de 15°. Obús de 240. Angulo de estrechamientos de 6° Aumenta. Mínima. El ¡1ROENLOSCUARTELES Teniente Cdronel BARRERA, E Nel tiro, como en cualquier otra cosa que se pretenda saber, los conocimientos fundamentales,’básicos, han de aprenderse muy bien, a machamartillo. Este pre cepto, no obstante ser de sentido común,se olvida con gran disima frecuencia; se llevan al tiro de guerra individuos que no saben apuntar o saben mal (que tanto da), y ocurre lo que, naturalmente, debe ocurrir: el instructor se desespera, el soldado se desanima porque aqueflo le parece dificilísimo, y el resultado.es desastroso. Es indispensable saber apuntar, y aun cuando pueden idearse elementos de puntería distintos de los que tiene ac tualmente nuestro fusil (como los que describimosen el nú mero 55 de,esta Revista) y que faciliten la enseñanza, ésta ha de darse hasta lograr la seguridad absoluta de que el sol dado apunta bien; todo el tiempo que se empleeen esto, por largo que parezca, no es tiempo perdido, sino al revés: ga nado. Terminada ya, a completa satisfacción, la instrucción de punterías, empieza el tiro de instrucción (en sus dos partes fig 7 de tiros de agrupamiento y tiros de corrección) objeto de este artículo’.Este tiro de instrucción debe realizarse en los cuarteles y no en polígonos exteriores, pues estando éstos, por lo general, alejados de las poblaciones,siempre se anda con, prisas, y además el soldado no ve él mismo sus impac tos, sino que ha de fiarse de lo que indique el marcador. Ahora bien; como conviene que el tiro se haga con cartu cho de guerra para acostumbrar a los individuos al ruido, culatazo, desvíos,etc., sería preciso establecer en el interior del cuartel un verdadero polígono,lo que originaría un gasto grande y una costosa reparación y vigilancia, si han de evitarse, como es obligado, algunos posibles escapes. Se impone,pues, para el tiro en el cuartel, el tiro con blanco redudido, que se funda, como es sabido, en que para tra yectorias rectilíneas (fig. 1) si una bala da, a 20 metros por ejemplo, en el punto A del blanco reducido en escala 1/10, dará en el blanco real a 200 metros, en el A’, y recíproca mente. Sus ventajas son: posibilidad de observacióndirecta de los impactos; aire en calma (o, por lo menos, sin movi miento que influya sensiblemente);poco espacio necesario y economíade establecimientoy reparaciones. Como inconvenientesse le áchacan: 1.0 La luz, en el tiro a distancia natural, ha de recorrer en nuestro ejemplo 200 metros y sufrirá la pérdida corres- de Ingenieros. pondiente, mientras que a distancia reducida (20 metros) la pérdida es considerablementemenos y el blanco se verá con mayor nitidez. Con suma facilidad se evita esto; basta hacer algo más débiles las tintas del blanco. 2.° En el tiro a distancia normal,los desvíos(originados, como se sabe, en su mayor parte, por causas imputables al tirador) son mayores a la distancia correspondienteal blanco reducido que a los deducidos por la semejanza de los blancos, o sea que (fig. 1), en realidad, el desvío OC es mayor que 04. La diferencia entre esos dos valores es tan pequeña, que no merecetenerse en cuenta. 3.0 El agujero que abre la bala en el blanco debería ser también reducido en la misma proporción que las distan cias, al paso que el orificio es, en la realidad, igual en los dos blancos. Esto no es rigurosamente cierto, pues el proyectil sólo arranca un pedazo pequeño de papel y agrieta los bor des, y por el agujero hecho así, pasa; cuando el blanco se parchea por detrás, sólo queda un taladro de unos dos o tres milímetros, y la práctica demuestra que, a las distan cias normales el orificiotiene el diámetro de la bala y gene ralmente uno mucho mayor. Como los inconvenientes que acabamos de exponer no son tales inconvenientes,y, en cambio, las ventajas sí son efectivas, nos pronunciamos abiertamente por el tiro con blanco reducido. Dentro de este tipo hay dos sistemas: el de la galería ce rrada y el de la abierta. En el primero, la seguridad es abso luta; el ruido del disparo, ampliado por la resonancia, es molestísimo, ocasionando dolor de cabeza, y los elementos de puntería están mal iluminados;además es caro. En el se gundo, la seguridad es también completa; el ruido del dis paro es el normal, y así el punto de mira como el alza están iluminados de modo corriente, siendo ‘ademásmás barato. Elegimos, pues, este sistema de galería abierta. Consiste ésta (fig. 2) en una zanja de 0,80 m. de anchura, 1,40 m. de profundidad y 20 m. de longitud, que tiene en sus extremos el puesto de tirador y el blanco (cobijadobajo su correspondienteespaldón), y entre ellos, dos parabalas, 41 H7uIirJff4!fm. ‘9 SUELO Isp///era— fr .__ ñ. / -16j,----J - BLANCO ( 140m.) teca/a vert,’a/1.50 tec% horizonta/ 1:100 /t3 A y B. El puesto de tirador lleva una aspillera cuadrada de 0,25 m. de lado por 0,40 m. de largo, y las parabalas están a una distancia del origen que vamos a determinar, al pro pio tiempo que hállaremos su altura. Para ello haremos las siguientes consideraciones: La dirección de la trayectoria más peligrosa, de no existir las parabalas, sería la OA (figu ra 3), pues representa la máxima inclinación que puede darse al fusil tirando a través de la aspillera; para dicha di rección, por una sencilla semejanza de triángulos, se deduce que a la distancia de 1,20 m. de O, la altura sobre OM es 0,75 m., y sobre el suelo, por tanto, de 0,50. (En efecto: Qe. Aa Ob xObAa Hb metros, y Para Oc Hb, en bien; se que la ción OB), tura de la de del damos al deduce por de que tiene, aspillera), 0,75 origen O 1,00 a m. de (ó 6,60 m. esa 0,50, razones yor manera este como se seguridad, le el la trayectoria tanto, dará metros.) en longitud A, de de rasante una etc., el de 2,20 B me (direc 0,25 m. suelo) un triángu en altura de sobre (En m. (al alcanzará a una y por la distancia efecto: — 0,75 0,25 segundo un se 0,50 semejanza distancia m. primero, dará una por 0,50 = desgaste nueva 2,20 de 0,25 parabalas 6,60 lo 0,75 m. una la - 0,40 = anormalidades, a dirección y 0,25 cuenta cota si (AB), altura Hb esta Ahora los = tener elevaremos tro 1,20)<0,25 parabalas y metro al de de primer igual altura, tendrá sobre modo Para tener parabalas en dos en metro ma de lugar de dicho alas can B calculado, quedando rab sue metros longitud un el idénticas pa corno las indi líneas de puntos. Considerando ahora la de gundo se parabalas, de y nuevo consabida janza de vemos seme triángulos, sobre la trayectoria OC, si queremos alcanzar los 42 metro del utilizando la un longitud que 0,75 m. sobre OM, la distancia OM debería ser de 22,80 m. (En efecto: = Oc ,, 0,25 OM = 7,50 x = 22,80 m.); 0,25 es decir, una distancia mayor que los 20 metros necesarios. A este segundo parahalas le daremos igual que al primero, dos metros de longitud en lugar de uno, para mayor seguridad. El espaldón se hará también de un metro de altura y dos de longitud. Como la aspillera es cuadrada (0,25 x 0,25), las trayec toñas podrían diverger en sentido horizontal, lo mismo que lo calculado en sentido vertical, lo cual equivale a que con sideráramos ahora a la figura 3 como una planta en lugar de un alzado, y llegaremos a la conclusión de que los parabalas han de sobresalir de la zanja un metro por cada lado de su anchura, y romo dicha zanja es de 0,80 m. de ancho, en definitiva resultarán los parabalas de 2,80 m. de longi tud, 2 m. de anchura y 1 m. de altura (fig. 2). El espaldón se hace de idénticas dimensiones. La aspillera basta con que esté recubierta con 0,50 m. de tierra; pero no hay inconve niente, sino ventaja, en darle más. La longitud deberá ser también de 2,80 m. Espaldón, parabalas y aspillera están construídos con rollizos (fig. 4) en dos capas (o en una sola capa y otra inte rior de tablas), formando un cajón que se. llenará con las tierras extraidas de la zanja o con arena si aquéllas contu viesen muchas piedras que pudieran producir chispazos. Como puede verse en la perspectiva de la figura 2, al blanco y al puesto de tirador se baja por sendas escalerillas. En este último, para permitir el tiro acostado, que es el que con más frecuencia se hará, se coloca un tablero, que tam bién se ve en la figura, a unos diez centímetros por debajo del borde inferior de la aspillera. Aunque en la figura 2 se ha puesto horizontal el terreno, el procedimiento es aplica ble, sea cual fuere la inçlinación que tenga. Si las paredes de la zanja presentan escombros o piedras que puedan producir chispazos, deberán revestirse con sacos terreros, y estos mismos podrán colocarse en lugar de rolli zos para formar los parabalas; no es de aconsejar, sin em bargo, esta solución, que a más de cara es de costosa con servación, pues los sacos se pudren rápidamente y se agu jerean pronto por las balas que en ellos se entierran. El blanco es el reglamentario, reducido a la décima parte. Repetimos que esta galería llena su objeto en lo que res pecta al tiro de instrucción; el tiro de combate ha de prac ticarse necesariamente en el campo, donde las variadas con diciones de luz, viento, apoyo del arma, etc., han de ser te nidas en cuenta por el tirador, para lograr que en el com bate real aprecie automáticamente su influencia y sus dis paros no yerren el blanco. - Capitán IGNACIO y de Corbeta MARTEL, de la Escuela de ) (y LI[RRA ANFIBIA Y£OORDINACION Guerra Naval. estratégicos ancestrales de relación tiempo-espacio, habrán desaparecido para dar paso a otros comple Es difícil, o punto menosque imposiblepara el que mentos nuevos. La línea del frente se habrá extendido no pertenezca a la categoría de “genio”, predecircómo por toda la nación, y,en definitiva, la revoluciónpro ha de ser la guerra futura. Si nos atenemos a las de ducida será tan grande, que todo lo que se ha afir claraciones hechas no ha mucho por el General Ya mado sobre la “inmutabilidad de los principios estra mashita a un oficial norteamericano, publicadas en tégicos caerá radicalmente por su base”. Es indudable que esta concepciónde la futura gue el “Infantry Journal”, la guerra próxima dará al traste rra no puede calificarsede disparatada, ni mucho me con lo.sprincipios estratégicosinmutables hasta ahora. “Como desde el principio de los siglos—decíael Gene nos; pero en ella hay exageracionesanálogas a aquellas ral de triste destino—el objetivo de la tragedia será en que incurrió Douhet y que, la experienciarecien la destrucción de la voluntad d.ccombatir del enemi temente lo ha demostrado, tenían categoría de elu go; pero el poder de la bomba atómica, el desarrollo cubraciones. No puede negarse que la aparición de de los bombarderos sin piloto (en esto parece haberle nuevas armas producirá grandes cambios eii la estra querido dar la razón los propios americanos con sus tegia y la táctica; pero sean éstos los que fueren, los experiencias recientes de bombardeos contra objeti principios estratégicos permanecerán inmutables y la vos situados a dos mil millas del “puesto director”) guerra continuará manteniendo su estructura secu y el de las bombas volantes entre otras nuevas armas, lar: conquista y ocupación del terreno por el soldado hará que esta misión destructiva de los centros econó de Infantería, alrededor del cual girarán las demás micos de la nación, incluyendosus zonas industriales, armas y medios modernos de combate. Pero hay algo en lo que el citado Generaltenía ra puertos, ferrocarriles, etc., haya dejado de incumbir a las fuerzas de tierra para pasar íntegramente a per zón, y es en lo de la relación espacio-tiempo; porque tenecer a las nuevas armas. Con éstas, los conceptos una de las consecuenciasinmediatas del progreso del PRESENTE Y FUTURO 43 arte militar, en todos sus aspectos, es que este soldado de Infantería, que antaño había de conquistar el “es en el continente eurasiático y con “líneas interiores” pacio” antes que el “tiempo”, haya hoy de prestar por doquier, en su empujón inicial ha de conseguir atención.preferente a este último, cambiando su indu llevar, en no pocos puntos, sus frentes al mar, condi mentaria por la del aviador para convertirse en “aero ción sine qua non para la constitución de la fortaleza transportado”, y dejando sus carros de combate de aludida, como lo fué para Alemaniael conquistar toda la línea de costa europea. Y entonces nos encontrare tierra para entrar en tractores y carros anfibios. mos en una situación harto parecida a la de la reciente Esta es, a nuestro juicio, la gran revolución actual. guerra, con la simple diferencia de los nombres y de La entronizacióndel tiempo como factor supremo.en las potencias en juego. Ante ella el grupo marítimo la estrategia, que ha hecho que para seguir el camino —sujeto más que nunca al nuevo soberano de la es más corto, que es el más rápido, no vacile el soldado trategia: el tiempo—habrá de emplear de Infantería en saltar todos los obstáculos por formi los mismosmétodos que lasnecesariamente “naciones marítimas” han dables que puedan parecer, y que, como consecuencia empleado en la segunda guerra mundial: los métodos directa, al enfrentarse con la costa—obstáculohasta ahora infranqueable—se haya tenido que poner en anfibios. Podríamoshaber complicadoel razonamiento condiciones de vencerle, trayendo con ello a primer introduciendo el nuevo factor que representa la China, a donde creemos es más que probable se desplace el plano la estrategia anfibia. centro de gravedad de la futura contienda, con lo cual ¿Y ha de tener esta estrategia mucha aplicación en bien podría suceder que Rusia jugara en el Pacífico la futura guerra? Para contestar a esta pregunta sería un papel análogo al del Japón en dichaguerra, hacien preciso consultar al globo (de cristal), donde apare do adquirir más importancia aún a la guerra anfibia; ciese el futuro del mundo, aunque en realidad es bien pero nos quedamos en lo más sencillo, pues basta para poco lo que tendría que decir en este caso, ya que ese demostrar, a nuestro juicio, lo que, por otro lado, está futuro se puede leer claramente en el presente. ¿Cuál en el ánimo de todos, la enorme importancia ha es éste? El mundo, dividido en dos grandes grupos de tener en la futura guerra “lo anfibio”, con laque inme de naciones políticamente hostiles, que fatalmente han de serlo algún día en el terreno militar. El primero diata y fundamental consecuencia de que hay que de ellos, constituido por la U. R. S. S. y sus satélites enfocar a través de este prisma la preparación de los eminentemente continentales,y el segundo, el formado ejércitos para la lucha. Coordinación._E1 primer factor, esencial por su alrededor de los Estados Unidos y el Imperio britá puesto, que encontramos en el terreno de esta nueva nico, preponderantemente marítimo. La guerra futu modalidad bélica moderna (nueva en su amplitud, ra, pues, se nos aparece como un choque gigantesco vieja en su concepcióncomo la Historia misma) es el entre esos dos grupos de naciones, de los cuales el so de la coordinación,factor no exclusivo, obvio es de viético, carente prácticamente de poder naval, (por cirlo, de. la guerra anfibia, pero sí parte fundamental muchos que sean los esfuerzos que haga en este sen de ella en una medida difícilmenteigualada en las otras tido, siempre tendrá respecto al otro grupo formida manifestaciones de la lucha armada. Y corno ésta es ble desventaja, que nó ha de permitirle ni soñar, tan función privativa del que ordena, es decir, del Mando, siquiera, con igualar a sus rivales en poder naval), es hacia él, hacia la organización del Mando, donde habrá de orientar su estrategia en un sentido exclusi debemos dirigir primeramente nuestra mirada. Pero vamente continental, que no puede ser otro sino el mejor que extendernos en especulacionessubjetivas, seguido por Alemania en su. intento de constituirse preferimos actuar en positivistas y ver lo ocurrido en en dueña y señora de la fortaleza europea, o anterior este aspecto en la segunda guerra mundial. mente por Napoleón con idéntico propósito, aunque, En los escalones superiores del Mando, allá donde naturalmente, elevado a una potente integración de la política y la estrategia se dan la mano, el Mando es los progresosrealizados en materia de armamentos y de tipo deliberativo: juntas de Jefes de Estado Mayor de las fuerzasformidables que han de entrar en juego, de las tres fuerzas armadas. Podríamos remontarnos de la exténsión del teatro de operaciones,etc; aún más y entrar de lleno en los Gabinetes de guerra. Puede, por lo tanto, afirmarse, sin temor a graves Consejos de Defensa, etc., y en todos ellos encontra equivocaciones, que el grupo soviético en la futura ríamos órganos del mismo carácter. En la zona inme guerra tratará de dominar él continente eurasiático diata inferior a la primera, la de la estrategia y estra para constitiiirse en fortaleza militar en la que se es tegia operativa, encontramos mandos de tipos com trelle tod estrategia de aplastamiento y en fortaleza pletamente diferentes. económicainsensiblea una estrategia de agotamiento. Y así teníamos en el Extremo Oriente, del lado in ¿En qué medida lo conseguirá? Eso sí que es aventu glés, antes de entrar en guerra el Japón, a un Maris rado predecirlo, pero es indudable que teniendo en cal del Aire, Brooke Popham, “encargado de la coor cuenta el ritmo a que han de desarrollarselas futuras dinación”, es decir, Jefe Supremo úniéo de aquella campañas, la enorme superioridad militar en el as zona, y posteriormente, a un Almirante, Lord Louis pecto terrestre sobre sus adversarios (basta ver la po Mounbhaten, Jefe Supremoúnico también, con los lítica iniciada por los dos pilares de la segunda coali tres comandantes en jefe de las tres fuerzas a sus ór ción) y su magnífica posición estratégica a caballo denes inmediatas. Los americanosen el Pacíficotenían 44 - juicio, por el simple hecho de tratarla, verá que estos dos Jefes Supremos de las fuerzas, Nimitz y Mac corolarios, si distintos en expresión, son idénticos en Arthur, operando, por supuesto, hacia la consecución el fondo a las conclusionesa que llega en la última del mismo objetivo, pero siguiendo estrategias total parte de dicho artículo, y de ahí que me permita mon mente distintas, el primero avanzando por la ruta ma tarme en su cabalgadura para arrancar en ella desde rítima, por el radio de la gran circunferenciade las de el lugar en que se detuvo. fensas exteriores niponas y despreciando la tierra Las operaciones combinadas de las tres fuerzas se —estrategia marítima—, y el segundo apoyándoseen rían escuela magnífica de adiestramiento de Mandos ella en saltos cortos de isla en isla.,por dicha circun Supremos (sin mencionar las innumerables ventajas ferencia exterior, con vistas a extenderse sobre todas de todo orden que tendrían además). ellas—estrategia terrestre—, coordinadas solamente Lo que el mismo citado Comandante apunta al final en la Junta de Jefes de Estado Mayor,es decir, sin la de su artículo, las prácticas de “tropas anfibias”, ser intervención de un Jefe Superiorúnico. En el Medite virían, sin duda, de primer hito del camino a recorrer rráneo los ingleses llevaron a cabo una campaña con hasta llegar a los grandes ejercicios anfibios periódi la Marina y el Ejército íntimamente unidos también, cos, en que han de culminar, a mi juicio, los indivi sin un Mando Supremo único. Por último, en el no duales de las fuerzas, no sólo por lo que atañe a lo di roeste de Europa, Eisenhower asumió un verdadero cho, sino porque esta clase de guerra es consustancial Mando Supremo único (aunque no absoluto, pues las con nuestra presencia en la Geografía y en la Estra fuerzas aéreas le escapaban en cierto modo), modelo tegia, y a ello, pues, hemos por fuerza de dirigir toda del futuro. nuestra atención. Damos por sentado que nuestros lectores—lectores, Respecto al cumplimiento del segundo corolario, sin duda, también del informe de este último General pueden seguirse dos sistemas, el de la Escuela.de Gue y de los del Almirante King, MacArthur y Nimitz— rra única, donde entren directamente los Oficialesse conocen perfectamente las particularidades y detalles leccionados de las tres fuerzas para doctrinarse en co de cada uno de los Mandosque hemos señalado, y por mún desde el principio, o el de las tres Escuelas de eso podemos sacar, sin más requisitos que su simple Guerra, de las que los Oficialesdiplomados pasen a reserva, las siguientes consecuencias: otra Escuela de Guerra general análoga a la ya famosa El Mando Supremo en la zona de la estrategia Escuela ANSCOL (Army and Navy Staff College), y estrategia operativa ha sido una institución eminen puesta en práctica por los Estados Unidos en la pa temente cambiante con arreglo a las circunstancias sada guerra. del lugar y operativas, sin que se haya adjudicado En líneas generales (traduzco de un artículo publi nunca con carácter permanente a tal o cual fuerza, cado en el Proceedingpor el Capitán de Fragata sino en cada momento y situación.a un Jefe de aquélla Brown, de la Marina americana), su misión y métodos en cuyo elemento fuera a desarrollarse la parte prin cipal de las operaciones anfibias o combinadas, tér han sido los siguientes: a) Preparar Oficiales alumnos para el ejercicio del minos hoy idénticos. Mando y el cumplimiento de los deberes de Es 2a La coordinación, aunque centrada a veces,en tado Mayor en Mandos unificados y coordinados el Jefe Supremoúnico, ha sido siempreproducto prin por medio de cipal de un sistema de Cuarteles generales,integrados ‘1. La incrementación del conocimiento técnico con Juntas de Estado Mayor, compuestaspor miem de las operaciones y la logística de las fuer bros de los Estados Mayoresde las tres fuerzasy Jun zas de tierra, mar y aire; y de la organiza tas interservicios de los correspondientesa éstas, es ción, funciones y procedimientos del Estado decir, el resultado directo de un íntimo contacto y Mayor. estrecho trabajo de tipo o de colaboración entre los 2. El adiestramiento en la aplicacióny uso de tal Jefes y Oficialesde Estado Mayor de las tres fuerzas, conocimiento en el ejercciodel Mando, sistema dentro del órgano del Mando Supremo, aquél consti logístico, y en el cumplimientode los deberes tuído siemprebajo el lema de una unidad de doctrina. del Estado Mayor en las operacionesconjuntas Corolarios.—L° Cualquier General de tierra o o coordinadas. aire, o Almirante, ha de estar preparado para asumir MÉTODOSE IDEAS PARA EL MAS el Mando Supremode las tres fuerzas, o sea para pla b) DESENVOLVER EFECTIVO Y UNIFICADO EMPLEODE TODASLAS near y conducir unas operacionescombinadas. ARMAS Y SERVICIOS Y TRADUCIR LASDEDUCCIO 2.° Si en general el mutuo conocimientoy compe NES APRENDIDAS EN EL CAMPO EN NORMAS, INS netración entre las tres fuerzas son factores importan TRUCCIONES Y DOCTRINAS (extremo éste el más tísimos en el edificio militar, en los miembrosde éstas importante a nueStro juicio en el caso español). llamados a ejercer la función de Mandoy Estado Ma Par’a el cumplimiento de esta misión, el curso de yor, tiene esto un carácter esencial. instrucción se dividió en dos fases. Aplicación.—El que haya leído el interesantísimo - La fase primera, desarrollada en las “Escuelas aso artículo del Comandante Villaescusasobre esta mate ciadas” de Fuerzas Aéreas del Ejército y Táctica Apli ria—Revista EJERCITO de junio de 946—, intere cada, Mandos y Estado Mayor General del Ejército santísimo por la forma en que la trata, e incluso, a rpi 45 y Colegiode Guerra Naval, en cursos de cuatro meses 2. Lleguemosa la perfecta identificacióncon fuerzas de duración en cada una. nos son ajenas. La segunda fase para el cumplimiento de la misión 3. que Entremos en contacto estrecho y lo suficiente expresada en a) y en b): ocho semanas de instrucción mente duradero para situarnos y adiestrarnos intensa por la plana mayor de la Escuela de Estado en el trabajo en equipo y cooperaciónde todo Mayor del Ejército y la Armada en Wáshington, en la aplicacióny uso de su conocimientoen operaciones 4. orden. Nos enfrentemos con problemas comunes a las combinadas, llevadas a cabo: ‘1)por un problema prác tres fuerzas en un terreno teórico y práctico. tico presentado a cada curso para su estudio y solu Y, en resumen, nos capacitemos para la misión ción, en el que se encerraba un juicio de la situación que tenemos indefectiblemente señalada de partici y subsiguieñtesplanes operativosy logísticospara una par en las tareas de unos Mandos en operaciones operación anfibia de envergadura con la participación combinadas. de las tres fuerzas. Cada curso dividido en dos Estados Este es el medio inmediato; pero ademáscreemos Mayores de planeamiento de dichas operaciones, gran hay otro, quizá mediato, pero de carácter más general parte de su tiempo en Wáshington en la preparación no ‘menosimportante, la labor continua de colabo de ‘la solución de este problema. 2) Una serie de con yración en las revistas de las otras fuerzas con la ex ferencias dadas por técnicos en las distintas materias posición de las doctrinas particulares de la nuestra; con estudios superioresy demostracionesprácticas. de los métodos y armas en su continua evolución; de Sin negar la conveniencia,mientras no haya otra sus modernas orientaciones;de sus cualidadesy condi cosa, de lo propugnado por el citado Comandante Vi ciones, etc., y aún mejor la creación de un órgano co llaescusa, “las reuniones periódicas de los profesores mún a las tres fuerzas, análogo al de otras naciones y alumnos de las tres Escuelas para escuchar algunas (Army Navy Journal, de los Estados Unidos,por citar conferencias sobre temas referentes a las tareas co ejemplo), en el que colaboremostodos en común. munes en un Estado Mayor de un Cuartel General”, Y para apearme de mi cabalgadura en forma aná creo que a lo que hay que ir decididamente es a la loga a la de mi predecesor, unas últimas palabras para creación de un organismo del tipo reseñado, único y manifestar que mi propósito al escribir estas líneas es verdadero medio de que: sacar a la luz un tema que está, sin duda, 1. Aprendamos,ante todo, un mismo lenguaje, cues simplemente en las mentes de todos los que visten el honroso uni tión fundamental. forme militar. 46 MJtUOIV4XPRN4j4N ¡IÍZRONARÍYIIIPIA Teniente Corenel de Artillería RAMÓN CARMONA, de la Escuela de Aplicación. AS tablas de tiró de cualquier material es tán calculadas para determinados valores titos de los parámetros de la. trayectoria y para determinadas hipótesis en cuanto a las condi ciones del medio que el proyectil atraviesa. Cuando el tiro se ejecuta en las condiciones tipos, la tabla nos da, en correspondencia con la dis tancia topográfica, el ángulo de elevación que debemos dar a la pieza. En otro caso, hemos de auxiliamos •de las tablas complementarias de correcciones que nos dan los incrementos de al cance que las trayectorias tabulares sufren por efecto de aquellas perturbac:iones paramétricas. Un incremento de 5 a partir de su valor tipo, producirá un incremento de alcance a partir del valor tabular, X. El desarrollo en serie nos dará: , X = F( + A) ± F” (p) + x——t ddX =/(X,) ‘) (II) dX y también (X, p), = Sustituyendo en (1) y, puesto alcance tabular X, X .cc &5’0J’Oe &/c 9p&- .‘a va/or,ert.,,o.,ç4i5 4o. = X + (X p) X= F () + , + LX= p(X) ) p (X, - que F(p) (Xi, Pt) . o bien X—X= Estas tablas—de doble entrada—tienen por ar gumentos la variación del parámetro, por ejem plo, incremento de velocidad inicial, y la distan cia tabular. Todo esto es bien sabido, pero no está de más recalcar que, por lo general, los va-• lores de estas tablas se aplican a trayectorias tipos y no a trayectorias actuales perturbadas. Y ahora viene la pregunta. que justifica este trabajo. ¿Con qué distancia debemos entrar en esas tablas? ¿Con la topográfica? ¿Con la co rregida? ¿Con una intermedia entre las anterio res? Es palpable que los resultados no son los mismos, y para distancias largas y grandes va riaciones paramétricas, aquéllos difieren en grado alarmante. Para responder a nuestra pregunta conviene hacer memoria de cómo han sido establecidas aquellas tablas. Si, para generalizar, representamos por uno cualquiera de los parámetros de la trayectoria, a constancia de los demás se verifica: = p). (X, = - (1) donde F’(p), F”(p), etc., representan los valo res particulares de las sucesivas derivadas de X respecto a para 5 = Pt. Siguiendo a Siacci (i), dX_ /‘J9. f ± F(p1) + F’() = ... es el + + (III) Siacci desprecia los términos de segundo or den y superiores, pues que a esto equivale el cambio en (II) de las diferenciales por los incre mentos finitos, y así deduce X= (X,pp (IV) Para un valor fijado de X, X, es decir, para determinada trayectoria tabular, hay, pues, pro porcionalidad entre t e AX. Otros métodos balísticos llegan por distintos caminos a la misma conclusión. Esto, sin em bargo, no es riguroso; antes bien, del examen y comparación de las expresiones (III) y (IV) salta a la vista: 1.0 La variación de alcance no es proporcional a la variación del parámetro. BaUstica exle’ior, Torres. S. Gutiérrez (i) gina y Rojas, pá 403. 47 fig ? - Procaro o aprox//.qc,taes .ruceis/v8J,ora/og-,r/,p tó’Ia/ar COtrOCe8. A variaciones del parámetro iguales y de contrario signo no corresponden variacio nes de alcance de igual valor absoluto. 3.° El incremento de alcance obtenido de la expresión (IV) queda afectado de un error tanto más importante cuanto mayor sea p. Sería, pues, prudente, para valores del pará metro que se alejen sensiblemente del valor tipo, tomar en consideración el error de la ex presión simplificada (IV). Pero éste es proble ma que atañe al balístico, calculador de las ta blas, no al usuario. Nosotros, puestos en el pa pel de este último, hemos de admitir que nues tra tabla de iX con argumentos X e xp ha sido obtenida con toda la rigurosidad que los cálculos matemáticos permiten. Con ayuda de esa tabla hemos construido el diagrama de la figura i, ya para el valor de h particular del momento. Las abscisas representan alcances tabulares. Sea X’ nuestra distancia topográfica. Dispa rando con el ángulo de tiro tabular correspon diente a X’ tendríamos—nos lo dice el diagra ma—un incremento negativo de alcance X’ A’. Ocurre en seguida rectificar la distancia y adop tar el ángulo de tiro tabular correspondiente a OX’ + X’ A’ OX”; pero así, vamos a te ner un X = —X” A”, vamos a lograr un al cance efectivo igual a OX” y el tiro se nos va a quedar corto en X’X”. Lo correcto será em plear el ángulo de tiro tabular correspondiente a una distancia X corregida = X topo gráfica X corres poi’tdie’nte a X corregida. 2.° — h 48 3 e8c/O’pOrÉ87teoJ La incógnita—X corregida—se encuentra im plícita en ambos miembros de la ecuación, y, por tanto, el problema es de aproximaciones su cesivas, como se hace palpable en la figura 2. Pero una solución por tanteos es rápidamente obtenida si disponemos de una escuadra de bor des igualmente señalados o graduados; la figu ra 3 no necesita explicación. En tanto que lo que entendemos por correc ción no sea otra cosa que el incremento de al cance con signo cambiado, lo expuesto es apli cable en la utilización de los gráficos teóricos de correcciones previas del ángulo de tiro (i): creo que cuando la curva tiene inclinación aprecia ble respecto al eje de alcances vale la pena de proceder en la forma dicha. En los aparatos directores de tiro, tanto de Costa como A. A., se sigue, por lo general, este 6 5 Pig 4- Hecós,,riiioc*dó’o’orde tc r6r%t7rt8,7c/.8 tO,rilicóXc cJiit’ic& eo-reg’ 2gJ C8ft?OÁloJ coiv tor,es del 8e’cefloPe/oc/r/o’8o’4f wnto; 4,595 87eeqn/2.r e//fere/Jc.e9/e8;‘,iec.wiir#,ode ree.oeay2i 8 ,,e’oce’ coD&e,»d,ce,ioautolco(jeronioto,). criterio de introducir las correcciones previas en correspondencia con las distancias corregi das y no con las topográficas. En ellos se re suelve el problema automáticamente por apro ximaciones sucesivas mediante reacciones mu tuas entre el árbol de alcances y las levas de co rrecciones (fig. 4); las correcciones elaboradas en estas últimas se suman al árbol de alcances, el que, a su vez, actúa en las levas, donde se ela boran nuevas correcciones residuales que tam bién refluyen al árbol de alcances. y así sucesi vamente; es la versión mecánica del proceso asin tótico representado gráficamente en la figura 2. (x) Véase El tiro ea el Grupo, folleto F-i de la Escuela de Aplicación y Tiro de Artillería, pág. 38. Cuando los gráficos o curvas de correcciones son obtenidos experimentalmente, no deben ser utilizados en la forma dicha. Las ordenadas se han obtenido entonces por diferencias entre el alcance tabu lar correspondiente al ángulo de tiro que bate el blanco y el alcance topográfico; representan, pues, correcciones de que hay que afectar a las distancias topográficas para obte ner las distancias tabulares que dan los ángulos de tiro co rrectos. KlTe1fflttru ellasbalerias decoSla Coronel CANTERO,Director del Polígonode Experiencias de Costilla. i. CONSIDERACIONESGENERALES En unas notas sobre telémetros que publicamos en el número 76 de esta Revista, al referirnos a los de gran base horizontal, denominados también de bases múlti ples, exponíamos las razones por las cuales estos teléme tros, casi desplazados hasta hace muy poco tiempo de las Direcciones de Tiro, se han impuesto actualmente en las modernas instalaciones de Artillería de costa en la ma yoría de las naciones, pues los perfeccionamientos alcan zados en la fabricación del material de Artillería, al per mitir construir bocas de fuego con grandes velocidades iniciales y por consiguiente con enorme precisión, obli garon a combinarlas con telémetros que la tuviesen ade cuada a la de aquéllas, con el fin de no hacérselas perder en gran proporción. En consecuencia, hubo que recurrir a los telémetros de gran base horizontal, que son los úni cos, por la regularidad de sus medidas y por los errores que cometen, aptos para servir con eficacia las Direc ciones de Tiro de costa, acopladas a baterías armadas con cañones de la alta precisión indicada. Razonábamos en aquel artículo el fundamento de es tos telémetros, con sus teorías y sus errores, y dábamos las normas teóricopráctiÇas para Laelección de las bases grafométricas necesarias, partiendo de los datos de pre cisión y exactitud que corresponden a los grafómetros, en una instalación perteneciente! al plano automático Costilla, por ser éste el más moderno de los telémetro de gran base horizontal, y además porque la Dirección de Tiro ideada por aquel sabio y malogrado Coronel, fué proyectada principalmente para su adaptación al telé metro constituído por dicho plano automático. Por esta razón, y por las expuestas anteriormente, cuando se trata de aplicar el sistema telemétrico a una nueva Dirección de Tiro Costilla, adaptada a una batería modérna ya montada o que se ha de montar, se va directamente a la gran base horizontal con sus grafómetros y plano auto mático correspondiente, muchas veces sin haber medi tado si será posible su aplicación. Pero en las aplicaciones de la práctica ocurre, sin em bargo, que se presentan bastantes casos, en los cuales la configuración del terreno no permite establecer en las debidas condiciones las bases grafométricas necesa rias para la medición, y otras en que, aun establecidas, los inconvenientes que presentan las hacen completamente inadmisibles, y es preciso recurrir a otros telémetros. Para aclarar conceptos pongamos un caso práctico. Setrata de una batería de costa emplazada en una zona de terreno, constituída por un monte de extensión de terminada, que desciende al mar con pendiente variable, en la forma que representa la figura 1. Con arreglo a las normas conocidas efectuamos el es tudio para establecer las estaciones grafométricas, y lle gamos a determinar los tres puntos G1, G2 y G3 para pues tos grafométricos, los cuales nos proporcionan las tres bases de medición G G2, G1 G3 y G2 G3, que resuelven perfectamente el problema de determinar la distancia al blanco en todo el sector de tiro de la batería. Pero si consideramos que los puntos G, y G3 se encuen tran en una zona de playa, y por tanto con altura redu cidísima sobre el nivel del mar, y tenemos en cuenta además que la batería tiene un alcance máximo Xm, nO cabe duda que en los puntos G2 y G habremos de cons truir torretas para emplazamientos de los grafómetros cuyas alturas, con el fin de que los blancos puedan ser observados, dependerán del alcance Xm y de la que ten gan los barcos que han de ser batidos. En efecto: Consideremos (fig. 2) un punto O de la costa, situado a una altura H sobre el nivel medio del mar, m A B, y coloquemos en dicho punto O un grafó metro medidor de ángulos de orientación; es evidente que el horizonte visible para la cota H sobre la superficie del mar está determinado por el punto de tangencia A de la visual del anteojo del grafómetro, sobre dicha su perficie, y su valor en metros está dado por la fórmula: [1] D (o,5—n) 2 R = 6370542 metros, valor del radio terrestre para nuestras latitudes. siendo n o,o8 coeficiente admitido para la refracción atmosférica. = Si suponemos que la cota sea H = 30 metros, tendría mos, aplicando las fórmulas anteriores: Log. 520 Log. R Colog. 0,42 Log. Log. (2 2 D)2 D D = 2,0791812 = 6,8041763 = 0,3767507 = 9,2601082 4,6300545 21331metros. Es decir, que desde el punto O de la costa, el último punto que veríamos sobre la superficie del mar sería el A situado a la distancia D calculada. Si suponemos ahora colocado un barco cualquiera en un punto B de la superficie del mar, situado más allá del horizonte visible, no cabe duda de que siempre que este barco tenga altura suficiente para encontrarse con la visual O A del anteojo del grafómetro instalado en O, será visto por éste, y, por tanto, podrán efectuarse obser vaciones y, por consiguiente, mediciones de distancias tanto mayores para la misma cota H cuanto más altura tenga el barco B, que es lo que tratábamos de hacer ver. Es evidente, por otra parte, que para una altura del barco igual a la cota H, el arco A B = A m, y, por tanto, el horizonte visible, o mejor dicho medible desde O sobre ese barco, dados los alcances que se consideran, será aproximadamente el doble que el D, que corresponde sobre la superficie del mar, variando, naturalmente, con la altura que tenga el barco cuando ésta sea diferente de H, siendo mayor que 2 D para alturas de blancos su periores a H y menores que 2 D cuando aquéllas sean inferiores a dicha cota. Si la zona de emplazamiento del grafómetro G1 tiene cota de 30 metros, como se representa en el croquis, y la de los grafómetros G2 y G es de cuatro metros, y supo nemos que queremos emplazar una batería de caño nes 15,24 Vickers, cuyo alcance máximo es de 21.600 me- 49 tros, veamos qué altura han de tener las estaciones gra fométricas para poder efectuar medidas de distancias hasta 21.600 metros que exige el material con que arti llamos. Desde luego, el grafómetro G1, como está situado en un terreno cuya altura es de 30 metros, su horizonte vi sible es de por sí de 21331 metros, según vimos antes, de manera que por poco que levante la caseta en que se instale y por poca altura que tenga el barco blanco, siem pre se harán observaciones a distancias mayores de 21.600 metros, alcance máximo de las piezas. En cuanto a ios puestos grafométricos G, y G3, que suponemos de cuatro metros de cota sobre el nivel del mar, tendrán un horizonte visible D = 7.780 metros, calculado por la fórmula EI. Si construímos en cada punto G2 y G3 una torreta con 12 metros de altura, resultará la cota de los grafómetros de i6 metros, y su horizonte visible será D = 15.500 me tros, calculado del mismo modo que el anterior. Como el barco blanco, por poca altura que tenga, ha de tener más de io metros, es evidente que con las torretas de 12 metros en G2 y G3 podrán efectuarse perfectamente me diciones de distancias hasta más allá de los 21.600 me tros, alcance máximo del C. 15,24 Vickers, toda vez que para medir bastará con que se vean los palos del barco. Si en lugar de una batería de 15,24 hubiésemos de ubi car en la zona de emplazamiento una batería de 38,1 6 30,5 Vickers, cuyos alcances máximos son de 35,100 y 40.000 metros, respectivamente, el problema se com plicaría grandemente, porque sería preciso que los gra fómetros se situasen por lo menos a 50 metros de altura para tener un horizonte visible D = 27.000 metros apro ximadamente, pues con la altura que han de tener los barcos blancos de estas baterías, permitirán medir dis tancias hasta los 40 kilómetros. En este caso; el puesto grafométrico G1 habría que elevarlo alrededor de 20 me tros, y los G2 y G3 colocarlos en torretas de lo menos 40 metros de altura. No cabe duda que, tanto en un caso como en el otro, las torretas G2 y G3 serán visibles desde todas partes, y el enemigo, que sabrá por su servicio de información, que son la base de la telemetría de una o varias baterías, procurará por todos los medios y cuanto antes destruir las, para privar así a aquéllas de dato tan interesante como es la distancia al blanco determinada con gran precisión y exactitud. Se comprende perfectamente que en casos de esta na turaleza los telémetros de gran base horizontal presen tan más inconvenientes que ventajas y debe prescindirse de ellos, recurriendo a los de otra clase de que se pueda disponer. Se presentan también otros casos, en que la configu ración del terreno no permite establecer los puestos gra fométricos en forma que las bases obtenidas cubran el sector de tiro de la batería en perfectas condiciones, bien por falta de visualidad sobre todo el mar de los puntos elegibles, bien porque los triángulos que forman no resul ten correctos, y en estos casos tampoco puede pensarse en resolver el problema telemétrico de la batería, sobre la base de establecer el telémetro de gran base horizontal. 2. SOLUCION DEL PROBLEMA EN LOS CASOS AN TERIORES Cuando se monta una batería de costa, la primera cues tión a debatir es la determinación del telémetro o telé metros con que ha de dotarse su dirección de tiro. La exactitud y precisión del telémetro adoptado han de guardar una relación determinada con la exactitud y precisión de la pieza de la batería: pero prescinciendo de la primera, porque siempre se podrá tener en cuenta, bien introduciendo una corrección, bien por la rectifica 50 ción del tiro, consideraremos sólo la precisión del telé metro, la cual, a las distancias medias de la tabla de tiro de la batería a que se adapta, ha de cumplir determina das condiciones, que al no satisfacerlas los telémetros disponibles no serán aptos para servir eficazmente la ba tería considerada. La Escuela de Aplicación y Tiro de Costa, al redactar las normas pertinentes, ha establecido, con buen acierto, a nuestro juicio, que para que un telémetro sea admisible en una batería de costa es necesario que por su acción no haga perder a la pieza de la que se aplique más del 20 por 100 de su precisión, o sea que ha de cumplirse la condición de que en la zona del 50 por ioo del cañón caigan por lo menos el 40 por roo de los impactos a la dis tancia media de la tabla de tiro, cuando éste se realice pieza a pieza, auxiliado por el telémetro. Como la precisión de la pieza está determinada por su error probable práctico o zona del 50 por roo, Zy = 2rp, la Zy de una batería de n piezas estará determinada por error probable del centro de impactos de la descarga, y no cabe duda que para la misma precisión del conjunto telémetro-pieza o telémetro-batería, en el tiro por des cargas el telémetro debe tenerla menor que en el tiro pieza a pieza; pero entendemos que aquél debe determi narse siempre teniendo en cuenta el tiro por piezas, por que es evidente que este caso de tiro puede presentarse en la batería, bien por averías o por otra causa, y no cabe duda que calculado el telémetro para aquel caso, servirá más eficazmente cuando se efectúe el tiro por descargas. Si llamamos rt el error probable del telémetro a la dis tancia media de la tabla de tiro y rp el error probable de la pieza a la misma distancia, el error probable r del con junto telémetro-pieza será, según el cálculo de probabi lidades: r= +rp2 Como en la zona del 50 por roo de la pieza Z = 2 rp han de caer por lo menos el 40 por loo de los impactos, el factor de probabilidad de esa zona cumplirá la condición de ser: 2rp f + rt2 = 0,78. Y efectuando operaciones resultará que: rt o,8 rp. Es decir, que en el tiro de una batería realizado pieza a pieza, para que el telémetro sea admisible, es preciso que a las distancias medias de la tabla de tiro, el error probable del telémetro r, sea r o,8 rp, ó r o,8 Z, según se considere, el error probable teórico rp ó el prác tico Z, del cañón, que es, como se sabe, la zona del 5o por roo de los impactos. Si el fuego se realizara por descargas, el error probable del centro de impactos de cada una será rl, — ó Z /n siendo n el número de piezas de la batería. Como la precisión de ésta es mayor que la de la pieza, si queremos tener en el conjunto telémetro-batería igual precisión que teníamos antes en el de telémetro-pieza, se comprende perfectamente que la del telémetro será figí menor que en el caso anterior, y si llamamos r’t el error probable del telémetro en el tiro por descargas, el del con junto telémetro-batería será En / R metro ceder. para igual precisión del conjunto, este caso, al ser rt = como debe su -- ( ) rp, (+r resultará el factor de probabilidad 2 e igualando al valor de Vp VP l r + rp2 = /1 /1 2 ‘1 del caso anterior, se tiene: donde de = Y’t /I = r’ rp y como rt = o,8 rp Dando valores a n, se tiene: x,, r’ 11 = 2,, r’t n = 3,, O = 4,, n = r’ r’t rp < Vp ‘2 r’ r2±rp -f- \nJ que comparado con el valor de f hallado en el caso del tiro pieza a pieza, se observa viene dividido por luego la probabilidad, dado los valores que en el caso considerado toma f, vendrá también aproximadamente dividida por / n y, por consiguiente, podemos decir que en el tiro por descargas de batería, para que en un telémetro sea admisible, bastará que la probabilidad P de la zona del 50 por ioo de los centros de impactos 0,4, de las descargas, no sea inferior a siendo o el nú y o,8 rp tiro pieza a pieza; rp rp ,/ 1,3 1,39 = 1,17 rp tiro por des cargas de cuatro piezas. Por tanto, cuanto mayor es o número de piezas de la batería, mayor puede ser r’ , o sea menos preciso el telé mero de piezas de la batería, si bien insistimos en que el telémetro de una instalación de artillería de costa debe determinarse siempre tomando en cuenta el tiro pieza a pieza. APLICACION.—Para aclarar conceptos haremos al gunas aplicaciones. Sobre la posición artillera de una plaza de costa han de emplazarse dos baterías. Una de cuatro cañones 15,24 Vickers y otra de 3 C. 38,1 Vickers. La zona de emplazamiento de los telémetros tiene una cota de 72 metros. Para resolver el problema telemétrico de estas baterías se dispone de los siguientes elementos, pues no es posible emplear la gran base horizontal por dificultades insupe rables. 51 telémetros monostáticos horizontales Barr Stround, de 2,74 m. de base. x telémetro monostático horizontal B a rr Stround, de 4,57 m. de base. 2 telémetros monostáticos horizontales Barr Stround, de 9,14.m. de base. x telémejro López Palomo Costilla, de base vertical. Veamos cómo con estos elementos resolvemos el pro blema con la mayor precisión posible. Primer caso: Batería de cuatro cañones 15,24 Vickers. Hagamos un tanteo para emplear los telémetros horizon tales de 2,74 m. de base. El alcance máximo del cañón 15,24 Vickers es de 21.600 metros, por lo cual su alcance medio será X = 11.000 me tros aproximadamente; la zona del 50 por loo a esta dis tancia, error probable práctico de la pieza, es Zy = 104 metros; el error teórico que es mitad del práctico será rp = 52 metros. El error probable del telémetro a la distancia de 11.000 metros, si le llamamos dx, deberá ser, con arre glo a lo expuesto, para que el aparato sea admisible, dX o,8 >< 52 = 41,& metros, o dX o,8 >( 104 = 83,2 metros, según consideremos el teórico o el prác tico de la pieza. Apliquemos la fórmula de precisión de los telémetros monostáticos: 2 = = da = distancia a medir. error de colimación espe cial = 20” = G aumento del telémetro B = base del aparato 206265, número de segundos del igual arco al radio. X2 da” dx X B x G 206265 . [21 práctico de la pieza; si tomamos en cuenta el error teórico aún serían necesarios un número mayor, por lo cual el problema con dichos telémetros no tiene solución, y es preciso buscar otra. Telémetro monostático de 4,57 metros de base y 28 aumentos, que es el disponible. Apliquemos la f ó r m u la [2]: para X = ix.ooo B = 4,57 y G = 28, nos da dX = 92 metros. Como, según el cálculo anterior, dX debe ser inferior a o,8 Zy = 83,2 metros, y resulta dx = 92 metros, prác ticamente el telémetro de 4,57 metros es aplicable al tiro pieza a pieza de una batería de C. 15,24 Vickers, pues es bien sabido qué los errores prácticos son siempre supe riores al doble de los teóricos, que es lo que hemos ad mitido nosotros; claro es que en el tiro por descargas dicho telémetro satisface cumplidamente las condiciones exigidas, pues dX = 92 metros, debe ser 1,17 Zy = 122 metros. Luego con un telémetro monostático horizontal de 4,57 metros de base, está perfectamente servida una ba tería de C. 15,24 Vickers, siendo el reglamentorio en la Dirección de Tiro correspondiente a dichas baterías. Estudiemos ahora el caso de emplear el telémetro de base vertical López Palomo Costilla, emplazado en la cota de 72 metros de que disponemos, y veamos si re suelve el problema con mayor o menor precisión que el monostático horizontal de 4,57 metros de base antes con siderado. La fórmula de precisión de los telémetros de base ver tical es: distancia a medir ángulo de depresión error de colimación = 300 es g un d os aproxima da: mente H= cota del emplazamiento aumento del anteojo del telémetro = 40 x= _____________ X2da En el caso del telémetro de 2,74 metros de base, los da tos de aplicación para la batería considerada serán: X = 11.000 m. ,, G culado dX dará: = 30 ,, B = HxG.2o6265 y, por tanto, cal 2,74, Como a la distancia media de la tabla de tiro x, el dx 11.0002 = 2,74 X 30 X 20 X 206265 142,7 = metros. Como dX debe ser i que 41,6 U 83,2 metros, según vimos antes, se deduce que un telémetro Barr Stround de 2,74 metros de base, no es apto para el tiro pieza a pieza de una batería de C. 15,24 Vickers. Si consideramos el tiro por descargas de cuatro piezas, debería ser con arreglo a lo establecido anteriormente, 1,17 rp, o sea dJC 6o,8 metros, o dX 121,6 metros, según consideremos el error teórico o el práctico de la pieza, por lo que tampoco es apto dicho telémetro para el tiro por descargas de una batería de cuatro ca ñones 15,24 Vickers. Corno tenemos dos telémetros de 2,74 metros de base, veamos si empleándolos al mismo tiempo y promediando las medidas, pueden resolver el problema: E Apliquemos la conocida fórmula e donde: ‘ n E error de un telémetro. error de la media = número de telémetros necesarios. Si tomamos el error práctico e = 83,2 metros, resulta e n = = ¡142,7 = 83,2) telémetros de 52 = 2,74 292 o sea que serian necesarios tres metros de base, considerando el error error telemétrico dX igualando dX x2 = H que o,8 Zy, tendremos debe ser X 40 X 300 X 206265 o,8 Z Teniendo en cuenta que x = xi.ooo metros, y que a esta distancia Zy = 104 metros, si Z la traducimos en % de la distancia x, será Z = °‘ X y sustituyendo en [3] tendremos: x o,8 X 0,00945 300 X X 40 X 206265 = 52,9 metros. para x 11.000 metros. Es decir, que la cota mínima necesaria para cumplirse la condición de ser el error telemétrico dX o,8 Zy es H = 52,9 metros, luego como tenemos una cota H = 72 metros, el error dx será aún menor y, por tanto, no cabe duda que da mayor precisión el telémetro López Palomo Costilla, de base vertical, que el monostático de 4,57 me tros de base; además resulta más económico, es de fabri cación nacional y más fácil de manejar y de operar. De lo expuesto podemos deducir la siguiente conclu sión: o Siempre q u e• tengamos para el telémetro una cota superior a 6o metros, al mon tar una batería de C. 15,24 Vickers, deberá dotársele con /71 el telémetro López Palomo Costilla, de base vertical, me jor que con el monostá.tico j Barr Stround, de 4,57 me tros de base. Segundo caso: Batería de 3 C. 38,1 Vickers en la misma zona de emplazamiento. Alcance máximo del caK flón 38,1 Vickers = 35.100 metros. Alcance medio, X x8.ooo aproximadamente. Zona del 50 por xoo a r8.ooo metros, Z = 107 metros. El telémetro que se emplee debe dar a la distancia de i8.ooo metros un error probable dX inferior a o,8 Z, = o,8 x 107 = 85,6 metros. Si tanteamos el telémetro de base vertical López Pa lomo Costilla, nos daría el error _.._.L_._._._._.-. por lo tanto, noes suficiente. Calculemos el número ellos, que serían necesarios, aplicando_la fórmula de E e= n donde n es el número de telémetros, y tendremos: 18.0002 dx 72 X 300 X 40 163 metros, X 206265 = = 92,8 que nos indica no debe emplearse dicho telémetro. Apliquemos un monostático horizontal Barr Stround de 9,14 metros de base, que son reglamentarios en las Di recciones de Tiro de 38,1; tendríamos el error 18.0002 dX 122 9,14 X 28 X 206265 151 metros, = meteríaseríae= E das, tendríamos aplicando la fórmula e = —_ sj n que el 122 error cometido sería e 86,5 = metros, y, por poco diferente de 92,8 metros, nos indica que el problema telemétrico de la batería considerada, prácticamente está resüelto con dos telémetros de 9,14 metros, pues es bien sabido que los errores prácticos exceden siempre al doble de los teóricos. Si consideramos el tiro por descargas, con arreglo a todo lo expuesto, para que el telémetro sea admisible, será preciso que el factor de probabilidad 2 Zy tanto, resuelto el problema con los dos telémetros de 9,14 metros disponibles; esta es la razón por la cual las Direc ciones de Tiro de 38,1 llevan dos telémetros monostáticos de 9,14 metros de base, pues prácticamente el error e = 86,5 metros que se comete, equivale al de 85,6 me tros máximo que puede cometerse. SEGUNDA APLICACION.—Se trata de montar una batería de tres cai’íones 30,5 Vickers en montaje de gran ángulo y en una zona de terreno que no permite emplear el telémetro de gran base horizontal. Alcance máximo de la pieza =r 40.000 metros. Alcance medio de la misma 20.000 metros. Zona del 50 por roo a 20.000 metros Zy ir6 metros. El error probable del teíémetr<> a 20.000 metros deberá ser en el tiro pieza a pieza dX o,8 Zy = o,8 X xx6 92,8 metros. Un telémetro monostático horizontal de 9,14 metros, cometerá a esa distancia el error 20.0002 )< 20 = 9,14,>( 28 >( 2o62Ó5 107 metros, que por ser muy = — /2 que nos dice que un solo telémetro de 9,14 metros no puede resolver el problema; sí empleamos los dos telé metros de 9,14 metros y tomamos la media de las medi dX= i Luego deberíamos emplear tres telémetros de 9,14 me tros de base y tomar el promedio de las medidas para tener un error probable inferior a 92,8 metros. Si sólo utilizásemos dos telémetros, el error que se co- X 20 = 2,62 telémetros. = - 151 metros; f = nos dé una _ probabilidad no in /+rt2 0,4 ferzor a 0,4 0,2312. = = 3 Esto obliga a que sea f 0,436, y, por tantó, 5 Z,2 0,1901, Yt ZY / 1,245 = de donde Zy- X 1,11. Como 4 = xx6 metros, deberá ser 128,7 metros. Por tanto, con dos telómetros mQnostático de 9,14 metros, y tomando el promedio de las medi das, se sa tisface cumplidamente en el tiro por descargas la con di ción exigida. Si se dispusiese de cotas altas para.los telémetros, por ejemplo de 90 metros, se tanteará el emplazamiento de uno de base vertical López Palomo Costilla, que nos dará el error dX 20.0002 = - --__-__ >< 300 = ,----_ >< 40 90 >( xói metros, 206265 del 50 por xoo, Zy,seráf que al ser maybr que el de un monostático de 9,14 me tros de base, nos indica debe emplearse este último. En cambio, si la cota disponible fuese de r5o metros, el error que se comete sería: 20.0002 dX )< 300 == 150 >( 40 > -206265 18.0002 = >( 300 = 200 )< 40 )< 206265 —-——-------—--- 59 metros, o,66 % j2 + j2 de impactos en dicha zona = 35 %. Telémetro vertical López Palomo Costilla dX = = 59 metros rp= 4 que nos demuestra que con un solo telémetro de base vertical obtenemos una precisión superior al doble de 54 £07 = V =—-- 97 metros indicándonos que un solo telémetro López Palomo Cos tilla, de base vertical, sirve la batería considerada mu cho mejor que dos monostáticos de 9,14 metros de base, por lo cual, sin dudarlo, se debe adoptar el vertical. Al plantear en la -práctica los problemas anteriores, suele suceder, dada la escasez de telémetros rnonostáti cos horizontales y las dificultades de fabricación y ad quisición, que al estudiar la instalación telemétrica de una batería, y no permitir la configuración del terreno emplear la gran base horizontal, ni tampoco las vertica les por carecer de cotas apropiadas, no existen más telé metros- horizontales que los instalados y en servicio en las baterías. Pero ocurre que de estos telémetros hay bastantes colocados en cotas elevadísimas, donde los verticales desempeñarían un excelente papel, pero que en su tiempo no se colocaron porque al efectuar aquellas instalacio nes no contábamos, como contamos ahora, con un telé metro López Palomo Costilla, de base vertical, reductor y transmisor automático que permite medir hasta 40.000 metros de distancia a un blanco. Como este telémetro es de fabricación corriente en Es paña y se puede acoplar a cualquier dirección de tiro mo derna, Vickers, Costilla o Polígono, la solución en estos casos debe ser: levantar los telémetros horizontales de los emplazamientos de gran cota donde se encuentran montados y llevarlos a las baterías que no admiten otro telémetro, sustituyéndolos con telémetros verticales, con lo cual daremos al conjunto un incremento de precisión considerable. Un ejemplo nos aclarará estos conceptos, y lo encon tramos en el caso de baterías de C. 38,1 Vickers, cuyos telémetros monostáticos de 9,14 metros de base estén instalados en cotas de 200 metros. Estos telémetros hay que emplearlos por parejas para promediar las medidas y obtener así un error probable dX = 86,5 metros a rS.ooo metros, comparable al de 8,6 metros máximo que puede admitirse. Si en lugar de esos dos telémetros horizontales de 9,14 metros de base empleamos un López Palomo Costilla de base vertical, como la cota es de 200 metros, el error que cometeríamos sería: dX la del monostático de 9,14 metros y mayor también que la obtenida empleando dos telémetros monostáticos de 9,14 metros, que daban el error e = 86, metros al promediar sus medidas. Para ver el incremento de precisión del conjunto telé metro-pieza, observaremos que en el caso del telémetro horizontal de 9,14 metros, se tiene: dX = n = 122 me tros, rp = Zy = 107, factor de probabilidad de la zona = 107 m. f = - £07 - ---i—- = 0,87% de impactos en la zona Z 5 % O sea, que con el telémetro monostático horizontal de 9,14 metros, la pieza, al acoplarse al telémetro, pierde el 30 por ioo de su precisión, y, en cambio, empleando el vertical López Palomo Costilla, sólo pierde el io por ioo de la misma. 3. RESUMEN Concretando las ideas expuestas, podemos dcir: Al montar una batería. de costa y estudiar el sistema tele métrico más conveniente, la solución debe orientarse, desde luego, a los telémetros de gran base horizontal, únicos capaces por la regularidad de sus medidas y por los errores que cometen, de dar las distancias telemétri cas con la precisión que requiere la eficacia de las mo demas piezas de artillería de costa. Cuando no se disponga de alturas suficientes para ins talar los grafómetros que constituyen el telémetro de gran base horizontal y sea improcedente levantar torre tas de altura necesaria para poder observar los blancos, lo mismo que cuando la configuración de la costa no per mita establecer las bases grafométricas en las condicio nes que la teoría exige, se estudiará el terreno para ver si en sus inmediaciones existen cotas relativamente gran des, donde instalar telémetros López Palomo Costilla, de base vertical. Si estas cotas fuesen superiores a xoo me tros, no se dudará y se irá directamente a una instalación telemétrica de este tipo. Si las cotas disponibles fuesen inferiores a ioo metros, se efectuarán tanteos, considerando los telémetros mo nostáticos horizontales, si se dispone de ellos, para dedu cir en la forma indicada en las aplicaciones, qué sistema es el más conveniente, llegando, si es preciso, a estable cer varios telémetros monostáticos horizontales o verti cales, para compensar errores al emplear la distancia me dia de las medidas por aquéllos y obtener así el que exija la precisión del material de la batería que se va a montar. Aferrarse a la idea de que una Dirección de Tiro mo derna ha de llevar precisamente un telémetro de gran base horizontal, es un concepto equivocado, pero que está muy extendido; debe meditarse mucho este parti cular y estudiar con detención el terreno y los planos, para evitarse un trabajo inútil, que al final conduce a te ner que recurrir a otro telémetro. o ,2ars,f/ivi7iirs IntervencióndelRadiarenlasoperaciones Coronel ELMORE, Instructor del Cuerpo Aéreo.—De la publicaci6n norteamericana Entre las contribuciones más sobresalientes al esfuerzo bélico de los aliados se encuentran el desarrollo del Radar y el contrcrl de las operaciones aéreas por esta nueva rama de la radiotécnica. El Radar y su técnica fueron desarro llados desde principios de la guerra, pero todavía al con cluirse la misma se estaban perfeccionando. Creemos que a aquellas personas que no tuvieron la oportunidad de relacionarse íntimamente con este aspecto de la gue rra les interesará una breve descripción del papel vital que desempeñaron. PRIMERA FASE EN LA APLICACION DE RADAR El Radar, en su concepto inicial, era estrictamente un arma defensiva. La teoría de su aplicación fué puesta en práctica debido a los esfuerzos combinados de los bri tánicos y americanos. Como su nombre implica RA (ra dio) D (detecting) A (and) R (ranging), (aparato para determinar la dirección y distancia mediante la radio), el Radar no se consideraba como un arma de ataque en aquella época; sin embargo, veremos cómo el reciente descubrimiento se convirtió luego en un arma de gran potencia ofensiva. Los alemanes estaban en el apogeo de su poderío du rante la primavera del 1940 y extendían sus tentáculos de destrucción hacia todos los pa:íses de Europa Occiden tal, desde Noruega hasta el sur de Francia. Tenían su perioridad aérea y estaban ebrios de espíritu ofensivo. Presuiniblemente, no prestaron atención alguna a un arma defensiva como lo era el Radar. La superioridad y poderío aéreo daba a los alemanes una gran ventaja sobre los británicos; pero, sin embargo, ya en aquella época éstos tenían algunos proyectores y artillería antiaérea dirigidos por Radar. El valor de este arma puede apreciarse por el hecho de que en el verano del 1941 los británicos habían instalado una cadena de proyectores dirigidos por Radar a lo largo de la costa, y cuando empezó el Blitz/crieg aéreo éstos localizaban inmediatamente a los junker 88 y Messerschmitt y eran fácil presa para los cazas británicos. Las numerosas bajas infligidas a la Lutwaffe cambiaron el curso de la batalla de Inglaterra y comprobaron las posibilidades del Radar como instrumento de guerra, y además dió mayor ím petu a su desarrollo y perfeccio:namiento. DESARROLLO INICIAL DEL RADAR Muchas fueron las vicisitudes y luchas de los ingenie ros, técnicos y fabricantes durante los primeros días. .as posibiliaçls técnicas y operativas se corrigieron Military Review. mediante pruebas y fracasos debido a lo apremiante del tiempo y a la necesidad de fabricar “algo” rápidamente, pero se fué progresando constantemente Para diciem bre de 1941, fecha en que los Estados Unidos declararon la guerra a los países del Eje, se habían instalado def ensas de Radar en los Estados Unidos continentales y en algunas de sus posesiones. Estas defensas consistían prin cipalmente en el equipo anticuado de control de proyec tores SCR 268, adaptado para dar aviso de la aproxi mación de aviones enemigos, y del equipo primitivo de aviso SCR 270. Entonces éxistía un concepto erróneo acerca de la instalación apropiada para el Radar. Creía mos que mientras más alto, más distancia cubría. Se comprobó que esto era falso y hubo que reinstalar todos los equipos de Radar en rfuevas posiciones. En segundo lugar, había escasez perentoria de personal y técnicos adiestrados. Esta dificultad la encontramos durante todo el programa de desarrollo del Radar. A pesar de mante ner un intenso y extenso programa de adiestramiento en los Estados Unidos y en la Gran Bretaña, al principio no era posible adiestrar el número de hombres precisos con la rapidez con que se necesitaban. Otros problemas eran el mantenimiento y las constantes modificaciones del diseño. Las piezas de repuesto resultaban anticua das para los nuevos equipos y trajo como consecuencia la práctica de quitar piezas de aparatos similares para reparar los que estaban en uso (“canibalismo”). Como resultado de los problemas que se presentaban diariamente y los fructuosos esfuerzos para resolverlos, se produjeron varios tipos de instrumentos para las dife rentes clases de operaciones. Pronto comprendimos que el volumen y el peso del Radar y de los instrumentos auxiliares indudablemente influirían en la aplicación y flexibilidad del equipo en combate. Se trabajó intensa mente para darle mayor movilidad, reducir su peso y al mismo tiempo aumentar su precisión y eficacia. Con el transcurso de los meses surgían nuevos equipos y nuevas técnicas de operación, ymientras más progre saba la guerra, más atención se le daba a la posibilidad de usar el Radar como arma ofensiva. Se cree que el pri mer uso táctico en operaciones ofensivas fué realizado por la R. A. F. en la campaña del Oriente Medio en la defensa de El Alamein, en Egipto. El sistema utilizado consistía (dependiendo de la zona del frente a cubrir) en una o más unidades de control en la vanguardia, com puestas de un Radar COL (tipo 6), un Radar de aviso tipo COL y los vehículos de fuerza motriz y observado res terrestres necesarios. Estas unidades de vanguardia estaban conectadas a una unidad de control en la reta guardia, por lo que la zona de control se extendía desde ioo kilómetros o más detrás de las líneas del frente bri 55 tánicas, hasta roo ó 120 kilómetros detrás de las líneas enemigas. Esto permitía interceptar las incursiones de Stukczs antes que llegaran a las lineas del frente. La in tercepción la controlaba un oficial de enlace terrestre usando los datos del Radar y la efectuaba el piloto al establecer contacto visual con la escuadrilla enemiga. Este método primitivo dió buenos resultados, pues el sis tema GCI (intercepción por control terrstre) según lo conocemos ahora, no fué usado en estas primeras opera ciones. El GCI se usó en el Oriente Medio, principalmente en los sectores de defensa de la zona del Delta. INTEGRACION DEL CONTROL EN EL RADAR A pesar de tan desfavorable comienzo, el feliz desarro llode la campaña de Africa nos brindó una mejor opor tunidad para emplear equipos más precisos y móviles, así como también aumentar el control terrestre de avio nes. La cooperación aérea en apoyo de unidades terres tres se inició en las arenas de Egipto y Libia. En rápida sucesión vinieron los grupos de control táctico con las fuerzas aéreas estratégicas, ligeras unidades móviles de aviso, unidades terrestres de control de intercepción, unidades de aviso de mayor precisión, instalación del Radar en aviones, ayudas para la navegación de aviones estratégicos y tácticos, y numerosos elementos alámbri cos y de radio para el mejoramiento y expansión del control. Comprendimos, al iniciar las operaciones of en sivas, que para usar los aviones económica y eficiente mente era necesario brindar al piloto táctico toda la ayu da posible desde tierra para que tuviese la mente libre y la concentrara exclusivamente en su misión asignada. Además, la economía de aviones requiere un control cen tralizado para tener el número adecuado de aviones a tiempo y en lugar donde se necesitan. La técnica e integración del control por medio del Ra dar ha progresado mucho. Existe gran diferencia entre las pequeñas unidades de retaguardia y vanguardia para el control de operaciones aéreas instaladas en camiones y bajo encerados en las arenas del desierto occidental, y los intrincados centros semipermanentes de control de cazas, centros de operaciones de combate, puestos de dirección de vanguardia y unidades de control de las zonas de combate. Así también hay gran diferencia entre la radiolocalización de una misión de intercepción desde el centro de operaciones de un Radar instalado en un camión del desierto occidental y la precisa determina ción de ella desde el PPI (indicador de posición) de un equipo de largo alcance, o desde los osciloscopios MEW (equipo mediano de aviso) y paneles verticales de indica ción, o desde un SCR 584 con sus casi humanos artefac tos automáticos. Las radios de frecuencia modulada, que no son afectadas por las perturbaciones atnosféricas y y que son usadas para contactos terrestres y los trans misores y receptores VHF, con los que se establece un contacto continuo entre el piloto y el oficial de control terrestre, constituyen modernos descubrimientos de gran valor en estas operaciones. Estos y otros instrumentos son el resultado del esfuerzo combinado de la perseve rancia, persistencia e ingeniosidad de los militares y ci viles aliados. La técnica de operación de las redes de aviso y del Radar de control terrestre eran diferentes en el Pacífico y en el teatro de operaciones europeo (ETO). En el ETO predominaron las rápidas maniobras sobre grandes zonas terrestres, y debido a la existente superioridad aérea habfa poco peligro de actividades aéreas enemigas. Por tal razón, la intercepción dirigida desde tierra no jugó un papel importante, aunque, sin embargo, hubo innu merables misiones de bombardéo y actividades contra aviones solitarios enemigos así controladas. Por el contrario, en la zona del Pacífico, donde se suce dían las invasiones de islas y muchas veces se atacaban 56 varias al mismo tiempo, no disfrutábamos de la superio ridad aérea prevaleciente en el ETO; además de que los ataques suicidas japoneses constituían una continua y terrible amenaza. Por lo tanto, tres o cuatro días despüés de iniciarse la operación teníamos que desembarcar todo el personal del Radar y de control terrestre. Inmediata mente establecíamos una cerrada red de aviso contra ataques aéreos y de intercepción dirigida desde tierra. El propósito de esta red era brindar la máxima protección al personal desembarcado en la isla invadida y a aquél tan lejos de ella como lo permitiera el radio de acción de nuestro Radar. La misión principal de estas zonas de Radar era dar aviso de los ataques aéreos enemigos y di rigir eficazmente desde tierra la intercepción. El control de misiones ofensivas y de bombardeo era estrictamente una actividad secundaria. Así, en la zona del Pacífico, se demostró nuevamente la adaptabilidad del Radar y del control terrestre. USO DEL EQUIPO Y TECNICA Después de haber estudiado el desarrollo del equipo y de la técnica, indicaremos brevemente cómo éstos fue ron usados para conseguir el éxito de los esfuerzos de guerra aliados. Las siguientes son algunas de las innumerables misio nes aéreas tácticas de la ofensiva efectuadas con preci Sión cronométrica durante el conflcto: a) Bombardeo en picado en condiciones meteoroló gicas tales, que impiden al piloto la identificación visual del objetivo. Esta misión se dirige desde un SCR 584 con un papel indicador automático, localizado corrientemente en un puesto director de vanguardia o en una unidad de control en la zona de combate. b) La dirección desde este mismo punto de control de bombarderos-caza hacia el objetivo en condiciones de poca visibilidad o de noche. c) Dirigir con precisión a los aviones que toman foto grafías de noche. d) Seguir la pista de los aviones de reconocimiento por medio de MEW y SCR 584 para determinar con preci Sión la situación de los objetivos descubiertos e infor mados por los pilotos. e) Dirigir el avión que carga las bombas luminosas hacia el objetivo para que los bombarderos que le siguen lancen su ataque. f) Dirigir las incursiones nocturnas hacia el objetivo para identificación visual y destrucción. g) Dirigir desde tierra el avión hasta el objetivo y el lanzamiento de las bombas automáticamente a través de las nubes o de noche. h) Otras misiones especiales, algunas de las cuales todavía no se han revelado al público. Muchas aplicaciones del Radar fueron utilizadas como medio de defensa; por ejemplo: a) Localizar escuadrillas enemigas y dirigir a los aviones caza de día o de noche, para la intercepción y destrucción de aquéllas. El MEW daba los mejores resul tados por su gran precisión, largo alcance y porque puede dirigir simultáneamente varias misiones de intercepción y, al mismo tiempo, avisar el acercamiento de aviones enemigos. b) Los proyectores dirigidos por Radar descubren e iluminan rápidamente a los aviones enemigos, sin nece sidad de escudriñar el cielo. c) El fuego de artillería A. A. dirigido por el SCR 584, combinado con un proyectil con espoleta controlada por Radar, causó grandes estragos en la aviación y bombas volantes enemigas. ci) Por medio del Radar se seguía la trayectoria a los proyectiles de morteros y artillería para averiguar el lugar desde donde eran disparados. En esta forma se lo calizaban las posiciones y se facilitaba su destrucción por bombarderos y artillería aijada. Esta operación la efectuaba el Radar TPQ-4, que es un AN-TPS-3 modi ficado, y también el SCR 584. e) La Marina usa extensamente el Radar, tanto en la ofensiva como en la defensiva. Ss navíos están dota dos de Radar y de equipo de control para descubrir las escuadrillas enemigas y efectuar su intercepción. Los buques de control de la Armada dirigían inicialmente todas las actividades aéreas del ejército en las opera ciones de desembarco. Además los utilizaban para diri gir él fuego de cañones automáticos y de grueso calibre y para descubrir la navegación enemiga e identificar la propia. El Radar se usa mucho en operaciones aéreas estraté gicas, pero, contrariamente a las operaciones tácticas aéreas, no emplea el control terrestre. Sin embargo, tie nen cierta relación con la tierra, pues el Radar aero transportado APQ-13, AP-i5 y (>tros penetran las nu bes y revelan las características del terreno sobre el cual vuelan. Esta característica del Radar aerotransportado sirve para: el bombardeo desde cualquier elevación a través de formaciones de nubes y de noche, sembrar minas en los puertos, localización y bombardeo de embarcaciones incluyendo submarinos, localización y análisis del Radar enemigo, delineación del territorio enemigo a través de nubes y la elevación exacta de las montañas. El Radar suministra, además, la altura exacta sobre tierra en vez de hacerlo sobre el nivel del mar y valiosa información para ayudar a la navegación en misiones de largo alcance bajo condiciones adversas. El GCA (Control en aterrizaje) es una de las funciones de más importancia del Radar. Este equipo ha demos trado su eficacia en las zonas del Pacífico y en el ETO. Localiza a los aviones perdidos en la niebla o en forma ciones de nubes y los guía hacia el aeródromo hasta que aterrizan por medio de instrucciones verbales desde tierra .y Radar GCA. Un equipo de ocho unidades instalado en corto tiempo en el ETO guió, cori excelentes resultados, aproximadamente 417 aviones y todos sabemos cómo los B-29 perdidos en su viaje de regreso de Tokio eran salvados en la pequeña isla de Iwo Jima. Las fuerzas acorazadas POSIBILIDADES DEL RADAR EN LA POSTGUERRA El Radar, después de demostrar sus aptitudes y de servir tan fielmente a la causa aijada hasta su afortunado final, no puede relegarse a los archivos. Las industrias comerciales usarán y desarrollarán nue vos métodos para su aplicación. Los ferrocarriles, com pañías de fuerza motriz y casas de familia, apreciarán los beneficios de este desarrollo bélico. Aun la aplicación que se le dió durante la guerra será de provecho en importantes centros industriales civiles. Las unidades GCA que consideramos anteriormente, tenían y aún tienen, hasta cierto grado, una caracterís tica que afecta a su eficiencia. El haz vertical del oscilos copio es impreciso cuando el avión vuela a baja altura, lo que significa que es difícil mantener el control tan ne cesario durante la última etapa del aterrizaje. Pero se está estudiando esta característica para que el control durante toda la operación de aterrizaje sea claro y pre ciso. Indudablemente este equipo será instalado y usado extensamente en todos los países del mundo, eliminará el peligro de vuelos durante mal tiempo y asegurará un aterrizaje feliz, cuando exista poca visibilidad. “Loran” y “Gee” son nombres de sistemas de ayuda para la navegación que utilizan principios de Radio y Radar. Estos sistemas cubren grandes zonas de mar y cielo, 3* hacen posible que el capitán de un barco o el piloto’de un avión fije su propia posición en cualquier momento. La instalación de estos sistemas aumenta y eventualmente cubrirá completamente el globo terráqueo. La creciente actividad aérea, especialmente interna cional, traerá consigo el aumento de vuelos de contra bando durante la noche y a través de nuestra frontera meridional y septentrional. Posiblemente el control por Radar se utilizará para evitar esta actividad, descu briendo e interceptando estos vuelos. El mundo civilizado debe rendir tributo a los hom bres de ciencia que durante años aunaron sus conoci mientos, esfuerzos y constancia para desarrollar el ins trumento que tan notablemente ayudó a conseguir la victoria y que indudablemente ayudará a mantener una paz duradera. y la próxima guerra (Algunassugerenciasraralaevoluciónfutura.) Coronel Temporal A. JODLY, del Regimiento de Carros. De la revista Royal Armoured Corps Journal.—Traducción del Teniente Coronel Gonzalo Peña. INTRODUCCION A veces se arguye quenadie sabe cómo será la próxima guerra, por lo cual es preciso que basemos la instrucción y el material en lo ya conocido y experimentado. Esto es una política equivocada, ya que lo que podemos consi derar cierto acerca de la próxima guerra es que no será como la anterior; si modelamos la instrucción sobre la guerra pasada, forzosamente estaremos equivocados. Como nación, aborrecemos la guerra. Al terminafuna contienda, el menor deseo que sentimos es el de comenzar a pensar acerca de otra conflagración. Probablemente, también, las lecciones del pasado serán olvidadas y el Ejército se encontrará de nuevo escaso de dinero, hom bres, y estímulo. En tales condiciones es difícil que pros peren ni el interés ni el entusiasmo. Pero a menos que el Ejército regular se interese en la guerra y que los mili LAS FUTURAS DEMANDAS tares conozcan y expongan claramente lo qúe necesitan, no se podrá esperar mucha simpatía del mundo no mili Pero antes de que la experiencia de las campañas tar, y nos encontraremos cometiendo los mismos errores recientes quede grabada en “Tablas de la Ley” en por tercera y probablemente última vez. forma de manuales de instrucción (como los que nos 57 encaminaron a preparar la última guerra) será preciso considerar si no existen suficientes datos o indicacio nes de lo que puede ocurrir en un futuro conflicto, que nos den una base razonable sobre la cual empezar a trabajar. La pasada experiencia muestra que la evolución téc nica y táctica entre las dos últimas guerras tiende a con centrarse sobre las armas ya existentes, y que son raras, en comparación, las nuevas invenciones. Por ejemplo, el empleo del carro y del avión por los alemanes en 5939-40 fué una evolución de las armas ya existentesen 1916, más bien que invención de otras nuevas. Aunque sería una temeridad decir que no aparecerán nuevas armas a partir de ahora hasta una nueva guerra, es probable que se encaminen los estudios de las armas al.desarrol1o de un mayor alcance en las que hicieron su aparición en la última guerra, entre las que, como más importantes, están: la bomba atómica, el proyectil cohete V-2, el radar y los proyectiles cuya espoleta hace explosión por la pro ximidad al objetivo. Si la próxima guerra va a ser ganada por la nación que sea la primera en apretar la palanca que desprenda la bomba atómica, cualquier discusión sobre las fuerzas terrestres parece puramente académica. Este puede ser, sin embargo, un punto de vista superficial. Npsotros mis mos probablemente habremos de sentir repugnancia ha cia este tipo de guerra, aunque sólo sea por la vulnera bilidad de las Islas Británicas en esta clase de ataque, Cualquier agresor podrá valerse de esta repugnancia nuestra como medio de obtener por la fuerza concesiones territoriales, amenazando con el empleo de fuerzas aéreas y terrestres superiores en número a las consideradas como normales. Dicho agresor podrá asimismo sentir esa re pugnancia hacia el uso de las armas atómicas, si es que creyese que podía obtener su fin sin su utilización, parti cularmente si pudiese pensar que su empleo había de provocar represalias. Aun admitiendo que tales repre salias no podrían impedir la virtual destrucción de las Islas Británicas, hay que tener en cuenta que es posi ble que el agresor dudase en comenzar la guerra ató mica conociendo que el “Comonwealth” y el Imperio, juntamente con los territorios de los posibles alia dos, constituirían un conjunto de bases muy dispersas desde donde lanzar fácilmente nuestra contraofensiva atómica. MOVILIDAD Y SORPRESA Conviene destacar que, en el pasado, el agresor pref ería, por regla general, alcanzar sus fines mediante la ra pidez de movimientos y la sorpresa mejor que por la des trucción, empleando solamente los medios destructivos cuando sus intentos de alcanzar una decisión rápida ha bían fracasado. Así s u c e d i ó en la guerra última. En 1939-40 los alemanes confiaron, casi por entero, en el empleo de la movilidad de las fuerzas acorazadas para conseguir una decisión, empleando primeramente su poder aéreo en apoyo directo de su ejército. Evidente mente, si un agresor puede rápidamente derrotar las fuer zas armadas del enemigo y ocupar el país, le conviene mucho más que destrozarlo, pues podrá explotar sus fuen tes de producción. Las fuerzas terrestres pueden, por lo tanto, ser reque ridas para resistir la agresión por métodos normales, tanto en tierra como en el aire; pero en todo caso, la me jor respuesta a la bomba atómica y a los proyectiles cohete de largo alcance, será ocupar los lugares de lan zamiento y las fábricas donde se producen. Esto requiere ejércitos que han de ser organizados y equipados para que puedan derrotar a sus contrarios y alcanzar los ob jetivos en el menor tiempo, a despecho de las contrame didas que se empleen. 58 LOS MET000S DE LA ULTIMA GUERRA. ASPECTOS DE LA PASADA CAMPAÑA En ciertos aspectos de los métodos empleados en las recientes campañas de Europa se pueden hacer, resaltar los puntos siguientes: a) El modo cómo el tráfico rodado de gran densidad convergía hacia los puertos de embarque y nudos de co municaciones. b) La reunión de enormes convoyes navales y el asal to con grandes y especiales lanchas de desembarco, ca paces de alcanzar la costa de una playa defendida. c) La cóngestión que solía producirse en las cabezas de puente. d) Cómo prácticamente todo movimiento estaba obli gado a efectuarse por carretera y ferrocarril canalizando en angostos lugares, como las ciudades y los puentes. Los movimientos a campo traviesa por tropas acoraza das no dieron su pleno resultado potencial por la necesi dad previa de descongestionar las líneas de comunica ción antes de emprender cualquier avance ulterior. ¿Qué ocurriría si probáramos a alcanzar objetivos ene migos de lanzamiento de proyectiles-cohete y fábricas de bombas atómicas, empleando en una próxima guerra los mismos métodos que fueron eficaces en el pasado? LAS CIRCUNSTANCIAS QUE INFLUIRAN PROXIMA GUERRA EN UNA Guerra atómica.—Sinuestro ejército de invasión fuese considerado por el enemigo como una amenaza que jus tificase el empleo de proyectiles atómicos, lo primero en que tendría que pensar el enemigo sería en seleccionar sus objetivos para su ataque, pues a menos que el efecto destructivo de estos proyectiles sea limitado, sería poco inteligente por parte del enemigo emplearlo contra nues tras tropas avanzadas, dado el peligro que representaría para las suyas propias. Sería también poco económico el uso de tal poder destructivo sobre objetivos dispersos. Se escogerán, por lo tanto, aquellos que sean de más alto interés, militarmente hablando; por ejemplo, puertos, nudos de comunicaciones, grandes instalaciones y cuar teles generales permanentes. El empleo del radar y los proyectiles radiodirigidos se hallaba en su infancia en la recién terminada guerra; pero aun así se consiguieron excelentes resultados. Puede muy bien ocurrir que la reunión de grandes convoyes en cualquier lugar próximo a una playa defendida resulte prácticamente imposible bajo las condiciones o circuns tancias futuras. Un verdadero desembarco con grandes y apropiadas lanchas sobre una playa enemiga implica ría ciertamente una cantidad tal de bajas, que harían la operación prohibitiva. Proyectilescohete de largo alcance.—Cualquiera que sea el futuro de la guerra atómica, parece cierto que los pro yectiles-cohete de gran radio de acción se incrementarán en número, tamaño y precisión. Considerarlas con evi dente inexactitud como armas de hostigamiento y de poco valor militar, equivale a ignorar el hecho de que el V-2 fué el primer modelo producido de una nueva arma. Aun así, su dispersión en relación con el alcance fué no tablemente peqúeña. Mucho me equivocaré si su evolu vión en los próximos diez a quince años no da por resul tado el obtener proyectiles-cohete que tengan alcances no ya de cientos, sino de miles de kilómetros, con una precisión suficiente para bombardear objetivos tales como pequeñas ciudades y otras áreas superpobladas. De este modo habrá una nueva amenaza permanente de esta nueva forma de artillería de gran alcance, dispa rando proyectiles hasta ahora no soñados, desde luga res de lanzamiento fáciles de cambiar y bien protegidos. No habrá descanso en esta amenaza aun acallando la artillería enemiga o dificultando su observación. Los ataques por proyectil-cohete continuarán hasta la capi tulación final del enemigo. Proyectiles-cohete y de otra clase podrán detonar con espoletas que rompen en la proximidad del objetivo, a distancias fijadas de antemano produciendo una granizada de metralla desde el cielo que ocasionará grandes pérdidas contra el personal no protegido, lo mismo que a los vehículos. La superiori dad aérea no evitará que los proyectiles-cohete ocasio nen grandes daños en lugares congestionados en condi ciones similares a las de la última campaña. Por esta razón, si utilizamos los métodos de la última guerra tal como los hemos descrito anteriormente, es casi seguro que el avance de las fuerzas sea detenido antes de conseguir la ocupación de los objetivos finales. El embotellamiento que se producirá a causa de las difi cultades de abastecimiento bastará para que se pro duzca la detención; pero además hay que tener en cuenta otro factor, que es el de la falta de sorpresa, debida a que las tropas atacantes se limitan a líneas muy preci sas fijadas de antemano. No hay necesidad de destacar la vulnerabilidad que ofrecería un ejército ceñido al transporte por la carretera ante la contraofensiva de una fuerza móvil capaz de moverse en todo terreno y cruzar los obstáculos de agua en carros anfibios. METODOS EN UNA PROXIMA GUERRA. CARACTERISTICAS FUTURAS Para que nuestras fuerzas terrestres pudieran operar en las previsibles circunstancias futuras, creemos que deberían poseer las características siguientes: a) b) c) - d) Zonas de embarque y bases en iltramar dispersas sobre anchas fajas de la línea costera. Una gran proporción de carros de combate anfibios, de no póder tenerlos en su tol;alidad. Esto se refiere no sólo a los carros, sino también a los vehículos blindados que transportan personal, vehículos aco razados que tienen por misión salvar los obstáculos, artillería de apoyo, mando y vehículos de suminis tro. El radar y los proyectiles buscaobjetivos, en vez de tener que destruir pocas lanchas de desem barco, que estuvieran abarrotadas, se verían en el caso de enfrentarse con una multitud de anfibios de características distintas. El objetivo sería difícil de batir y la fuerza de asalto desembarcaría desple gada para la acción en vez de desembarcar desde el angosto paso de una lancha de desembarco. Para mantener la movilidad y la libertad de acción en las playas donde la conceñtración de hombres y material estará bajo el fuego constante de los pro yectiles cohete de gran alcance, y de los que explo tan por proximidad al objetivo, será preciso que todo el personal se halle protegido contra la onda explosiva y cascotes (cubierta. cubrecabezas) y man tenerse disperso. De otro modo, la reunión de ele mentos para el ataque se retardaría y obligaría a una detención forzosa. A fin de evitar puntos tan vuLnerables como son los nudos de comunicación, que estarán sometidos a bombardeo constante, las fuérzas deberán poseer una movilidad tal que las permita rodear los luga res bombardeados moviéndose prácticamente en todo terreno, tanto de día como de noche. En el con cepto de fuerzas acorazadas se incluye el de Infan tería de acompañamiento, armas de apoyo y ve hículos de suministro. Estas fuerzas deberán estar siempre desplegadas, pues toda concentración o e) congestión se hallará expuesta a severas pérdidas; no obstante deberían estar en condiciones de poder realizar tiros concentrados cuando sea preciso. Esta capacidad de dispersión debe ser tal, que pueda tener efecto aun en plena oscuridad. El campo de acción de tales fuerzas se incrementa ría grandemente si se consigue que puedan cruzar grandes obstáculos de agua, haciendo caso omiso de los puentes, ya que con ello se evitará el paso por estos lugares angostos y se tendrá la ventaja de la sorpresa inherente a una gran movilidad. CONCLUSIONES Las necesidadesmás salientes.—Movilidad, dispersión, protección blindada y firme resistencia son las caracte rísticas más salientes del tipo que nos ocupa de fuerzas. La posibilidad de producir la mayor cantidad de fuego es fundamental. Movilidad.—No se debe olvidar la posibilidad de au mentar la movilidad de los blindados, aunquejello pa rezca un poco fantástico. Dando facilidades para inves tigar, y haciendo los sacrificios financieros necesarios, no hay por qué dudar que la ciencia y la mecánica lle guen a conseguirlo. Como punto de partida tenemos nuestros propios perfeccionamientos en la reciente gue rra, particularmente en el aspecto de los anfibios, por lo que se refiere a su blindaje y capacidad operativa de noche. Muchos cambios importantes en las armas dé guerra no se han acéptado en un principio porque en la primera guerra -no dieron todo el rendimiento que de ellos se esperaba. Los militares que propugnan la adopción de un arma nueva, son los que más tarde se oponen vigorosamente a su sustitución por otra más nueva todavía. Al Real Cuerpo Acorazado no le remuer de, sin embargo, la conciencia de haber sentido pfejui cios contra ninguna de las nuevas ideas que han surgido en la pasada guerra, tanto por nuestra parte como por la del enemigo. El desarrollo de tales ideas podría ser tal vez la clave de la guerra del futuro. PORVENIR DEL PODER AEREO La movilidad y él poder aéreo van tan estrechamente enlazados, que es difícil considerarlos separadamente, aunque un estudio a fondo del poderío aéreo se halla fuera del alcance de este artículo. Es posible que el fururo des arrollo del radar haga prohibitivo el empleo de las tro pas -aerotransportadas tal corno se conocen actualmente, y los proyectiles-cohete de largo alcance puedan reem plazar a los bombarderos; pero las posibilidades del do minio del aire para dar movilidad estratégica a las fuer. zas aerotransportadas y acorazadas no debe descartarse tan fácilmente. La movilidad táctica de las fuerzas aero transportadas es hoy, en realidad, la misma que la del soldado de Infantería, por mucha que sea la iniciativa que el soldado aerotransportado despliegue en el empleo de los medios de transporte que capture. Esto, unido a su limitada potencia de fuego, obliga a buscar rápida mente el enlace con las fuerzas de tierra, y por ello, en la última parte de la campaña del noroeste de Europa se consideró como condición precisa para el empleo de lasfuerzas aerotransportadas, que éstas fueran lanzadas dentro del alcance de la artillería de tierra. Esta con di ción lirnitó las posibilidades estratégicas de tales tropas. Si la potencia de fuego y la movilidad táctica de las fuerzas aerotransportadas pudieran ser incrementadas, su campo de acción aumentaría grandemente. Si fuera posible transportar fuerzas acorazadas ligeras, la poten cia de fuego de sus cañones de 75 mm. y de sus armas 59 automáticas y la relativa inmunidad ganada por la mo vilidad y la sorpresa, compensarían en cierto modo la debilidad de su coraza. Tales fuerzas deberían contar con armas de apoyo y suministros llevados en blindados ligeros, para gozar de completa movilidad después del desembarco aéreo. tualmente se le descubre a grandes distancias. En tal caso, el espesor de coraza no bastará a levantar la moral de las tripulaciones. El aumento de la movilidad será entonces el mejor medio de llevar a cabo la aproximación al enemigo. CONTINUIDAD EN LA MOVILIDAD DIFICULTADES TEGNICAS Las dificultades técnicas que ofrecen los problemas de la movilidad son inmensas, pero no insuperables. Mientras se resuelven, hay otras cuestiones que parecen más fáciles de solucionar: Mejora en las posibilidades an fibias, reforma radical en los motores, reducción en el peso, nuevos métodos para cruzar o evitar los obstácu los (incluyendo campos de minas) y capacidad para moverse y luchar durante la noche, son puntos a investi gar para conseguir el grado de movilidad requerida inde pendientemente de las carreteras, y si es posible, de los puentes, tanto de día como de noche. La movilidad, para ser efectiva, debe ser continuada. Esto significa que las fuerzas acorazadas, cualquiera que sea su movilidad, serían ineficaces si tienen una resisten cia limitada. No es sólo preciso que los blindados estén dotados de gran velocidad, sino, además, que se man tengan todos sus mecanismos en buen estado durante largos períodos de tiempo. Lo mismo las máquinas que los hombres deben tener una gran capacidad de resis tencia y duración. Las máquinas deben ser capaces de hacer de tres a cinco mil millas, sin rectificar los moto res y capaces de operar muchos días con poco cuidado de la tripulación. Los hombres deben gozar la mayor como didad posible. ¿Por qué no se le ha de dar a un conduc tor de carro un asiento tan cómodo como el de un coche ligero? DISPERSION La doble necesidad de dispersarse para ofrecer al ene migo el menor blanco posible y al mismo tiempo de con centrar los fuegos propios, plantea enormes dificultades a la dirección táctica y de tiro. El perfeccionamiento de la radio y otros medios de comunicación y navegación automática y de control de los instrumentos de tiro no es, pues, una exigencia fuera de razón. La precisión en la navegación a través del campo, de día y de noche, con humo o polvo, es, desde luego, algo vital. (Nota del tra ductor: Aceptamos en la traducción el término “nave gación” usado ampliamente por muchos ejércitos ex tranjeros en todo lo que signifique viaje o movimiento, bien sea por mar, tierra o aire, siempre que se haga en nave o vehículo, que pueda implicar una conducción a ciegas.) EL PROBLEMA DE LOS SUMINISTROS El suministro a una fuerza de gran movilidad como es la que tratamos deberá ser seguramente difícil. El su ministro por vehículos acompañando a la fuerza princi pal y a la misma velocidad y el suministro por aire son cuestiones que no han sido por completo resueltas. Si el correo a los Estados Unidos por medio de un elemento cohete llega a ser un hecho, según nos dice la Prensa diaria, el suministro por cohetes a las fuerzas acoraza das no resultará un imposible. “Vivir sobre el país” fué el método preconzado al pincipio para los carros en Inglaterra; pero luego no se practicó, excepto por los alemanes, que lo emplearon con éxito en 1940. Una mo vilidad eficiente dentro de una cierta extensión, resuel ve los problemas del propio suministro. PROTECCION ACORAZADA Bajo la amenaza de constantes ataques por proyecti les cohete y con espoletas que los hagan detonar en el aire por proximidad al objetivo, la única defensa consis tirá en el blindaje, a menos que permanecer bajo tierra. Es posible que los antiguos ejércitos con sus grandes ma sas de infantería sin protección, sus líneas de comuni cación largas, sus vulnerables cuarteles generales y gran des bases de aprovisionamiento, hayan terminado. Pero la inmunidad completa exigiría tal peso de coraza para resistir a las nuevas armas, que crearía un serio conflicto por lo que se refiere a la movilidad. A menos que se des cubra una nueva sustancia que proporcione la misma protección con menos peso, habrá que decidir cuál es el espesor mínimo que se pueda aceptar. Un blindaje que protegiera contra la onda explosiva o los cascotes de un impacto próximo del mayor proyectil que pueda dispa rarse corrientemente en el futuro campo de batalla, po dría ser el tipo más apropiado. Con ello se evitaría un inútil aumento de espesor, aunque el actualmente en uso no pueda ser apreciablemente reducido. Se arguye corrientemente que el grosor del blindaje es un factor importante en la moral de las tripulaciones. Este argu mento tuvo valor mientras bastaba un blindaje más grueso para resistir a la mayoría de los cañones contra carro en uso. Pero entonces, el “bazooka” estaba en su infancia como tipo de arma. El futuro desarrollo de esta pequeña arma en manos del pelotón de Infantería puede ser capaz de poner al carro fuera de combate, ya que ac 60 COMPARACION CON LA FLOTA NAVAL Lo ideal sería una fuerza terrestre tan móvil y tan capaz de bastarse a sí misma como una flota naval. En tal caso, la guerra terrestre se parecería a la guerra ma rítima; pero es improbable que dicho ideal pueda ser con seguido. Sin embargo, cuanto más nos podamos apro ximar a ese ideal, mayores serán las probabilidades de éxito. De acuerdo con ello, lo que se necesita es: Una fuerza muy móvil relativamente pequeña, completa mente blindada y autosuficiente para operar, en lo po sible, independientemente de las clásicas línaes de abas tecimiento. La posibilidad de ataques atómicos no per mitirá la moviiizaclón pausada y el entrenamiento de la vasta y compleja máquina militar. El ejército debe estar ya altamente instruido y el personal lleno de entu siasmo para poder operar rápida y decisivamente, sal vando así tal vez al mundo de otro largo período de auto destrucción. DESARROLLO TECNICO Y ENTRENAMIENTO. PREPARACION PARA EL FUTURO El problemapráctico quese presenta es el de prepa rarse para el futuro sin contar con otras armas que las del pasado. La solución que proponemos consta de dos partes: a) b) La primera se relaciona con el E. M. y los técnicos: el primero, para que manifieste claramente qué es lo que se necesita, y los segundos, para que los pro duzcan. Con una buena orientación, pocos proble mas de los que se han mencionado anteriormente dejarán de ser resueltos en la era de la desintegra ción del átomo. Entre hacer las cosas en grande a largo plazo o hacerlas en el menor tiempo posible, aceptando los riesgos de la investigación a corto plazo. La segunda parte concierne a la preparación inte lectual del Ejército para usar las nuevas armas cuando éstas hayan sido producidas. Ello sólo se conseguirá por medio de lecturas, discusiones, en señanzas y, sobre todo, mediante ejercicios con tro pas basados sobre un nuevo “decálogo” para la ins trucción del Ejército, cuyas directivas deberá pu- blicar el E. M. Un estrecho enlace deberá mante nerse entre las fuerzas en campaña y los elementos que se relacionen con la evolución técnica. LA MOVILIDAD ES NECESARIA No es muy nueva esta exigencia. La movilidad se ha procurado désde que la guerra existe, y son las armas modernas, como es sabido, las que mejor han satisfecho hasta ahora esta exigencia. Las soluciones sugeridas por mí tal vez no sean las mejores; pero éstas es preciso bus carlas ahora y no esperar a que se hayan roto las hostili dades. Si esperamos a que el enemigo experimente sus teorías en nosotros, no habremos aprovechado la oportu nidad de nuestra propia experiencia. Orientacionesprácticasparaladefensainmediatacontracarros Capitán de Infantería José Luis JALON GARCIA, del Regimiento Covadonga núm. En las líneas que siguen expongo ciertos detalles de carácter práctico, que están al alcance de todos, pero que estimo útiles porque siempre una nueva orientación supone ganar tiempo para la aportación de otras inicia tivas. Sabido es que está en experimentación la actuación de los equipos cazacarros. El equipo está dotado de material apropiado a su mi sión: medios cegadores, fumígenos o ihcendiarios; cargas . que por cualquier circunstancia no puedan disponer de carros de combate. La solución está en construir n carro de madera y adaptarle el chasis de un camión; de esta forma la simu lación es perfecta, y disponiendo de un carro en estas condiciones, todos los casos que se presenten en’ instruc ción se resuelven con la misma exactitud que si se tra tase deun carro real. La construcción de un carro de tipo medio puede, en D,azatro ,-oO//a¿ro,- 8J5 055 0,7 carro n7ec’/o explosivas (minas, conglomerados de petardos o grana das de mano, etc.), subfusiles y pistolas. En el caso de actuación de un equipo con medios fumí genos y a carro parado, el planteo, la solución del ataque y destrucción del carro no ofrece dificultades, pudiendo realizarse sobre un carro construído de mampostería o sobre cualquier artefacto destinado a simular un carro de combate; pero si consideramos cualquier caso de la caza del carro en marcha, surgen dificultades para la instrucción de los equipos en todas aquellas unidades líneas generales, adaptarse a las medidas dadas en el croquis. Las paredes laterales de’ la torreta pueden ser de ma dera de chapa; la parte alta para facilitar la construcción se hace de forma octogonal. .Ha de ser la torreta giratoria, para lo cual un procedi miento de conseguirlo ha de consistir en adaptarle en la base cuatro soportes metálicos terminados en pequeñas ruedas, que descansen sobre un aro de hierro que cir cunda el círculo de la parte superior del cuerpo del carro; 61 dos mangos adaptados por su parte interior a los listones del armazón de la misma, sirven para facilitar el giro al actuar sobre ellos un tripulante. El cañón, en su parte posterior, puede ser un cilindro de madera, y en su parte anterior, de chapa análoga a la de un tubo de estufa terminado por el freno de boca construído del mismo material. El movimiento en dirección se efectúa, naturalmente, solidario con el de la torreta y el movimiento en alcance, tiene el conducir el ganado sometido a la acción de los medios fumígenos. El transporte del carro a brazo pierde realidad, cons tituyendo un trabajo duro, y emplear un vehículo de mo tor sin adoptarle el carro construído en madera, es obte ner umnadisminución grande en la eficacia de la instruc ción, puesto que al soldado le es necesario conocer las partes más vulnerables del carro, la situación exacta de las armas, los ángulos muertos que se producen, la si- colocando en la parte posterior del cañón una pieza con un sector dentado, que engrane con una rueda movida por una manivela. Las ametralladoras tienen en su parte posterior una pieza trabajada a torno para darles movimiento uni versal. El resto de las partes del carro no las describo por rio ofrecer dificultad su construcción. La pintura ha de ser de color reglamentario, y un de corador puede simular las ruedas y rodillos. Las distintas planchas de madera, que pueden estar constituídas por tablas unidas a la manera de un enta rimado, deben estar montadas sobre el armazón, así como los distintos largueros de éste, por medio de torni llos y tuercas, a fin de hacerlo desmontable en cualquier momento. Puede pensarse que la instrucción del equipo para los casos generales de un carro en marcha, pudiera hacerse sobre un vehículo cualquiera de tracción a sangre o mo tor, sin necesidad del trabajo que supone la construcción de un carro tan perfecto, ni de la operación de desmon tar la carrocería de un camión; pero los vehículos de trac ción a sangre hay que desecharlos por la dificultad que tuación de las mirillas, etc. Además, si tiene perfecto co nocimiento de las servidumbres del carro actuando de tripulante, la instrucción es del todo completa, y siendo nuestra tropa verdaderamente entusiasta, como lo es, en conocer esta modalidad de lucha entre el hombre y el ingenio blindado, bien merece la pena sacar el máximo rendimiento de su buena disposición. Como complemento para la instrucción, y al objeto de compensar la falta de dotación o para economizar el consumo de explosivos, pueden sirnularse las minas mag néticas por medio de una plataforma triangular de ma dera, a la que se adaptan tres tacos, uno en cada ángulo, terminados por un clavo en punta, que permitirá clavar las en las paredes del carro, sustituyendo el efecto de los reales; un embudo de chapa cerrado por un tapón de madera, al cual podemos atar un cordón, que en las ver daderas iría unido al mecanismo de fricción, completan la mina, que una vez pintada sirve perfectamente para efectos de instrucción. La simulación de las minas T. K. 42 no ofrecen ninguna dificultad. Los distintos casos que se pueden presentar en la lucha cazacarros son: 62 — — — — Caza de carro aislado y parado con empleo de cega dores; caza de carro aislado en movimiento con empleo de cegadores; caza de carro aislado parado, efectuando la aproxi mación, aprovechando el terreno y sin empleo de ce gadores; el mismo caso con carro en marcha, y, por último, ata que a una pequeña formación de carros con empleo de humos y cegadores. Todas cuantas instrucciones se den sobre esta materia a la tropa es aconsejable que sean eminentemente prác ticas; la parte teórica debe concretarse a lo indispensable, excepto en el manejo de explosivos, que deberá ser más extensa para evitar accidentes. El convencimiento de que se ofrecen probabilidades de éxito en cada caso, aprovechando las cóndiciones de inferioridad en que se encuentra el tripulante del carro, por las servidumbres del mismo y la sencillez del empleo de los medios con que se cuenta para esta clase de lucha, así como su eficacia, son cosas que han de entrarle al sol dado por los ojos y que han de convencerle y disponerle para llevar a feliz realización cuanto se le pide en este aspecto. Esta instrucción no debe concretarse únicamente a equipos especializados, sino que debe hacerse extensiva a todos los soldados sin excepción; es preciso familiari zarlos con el carro de combate y con los medios a nuestra disposición para atacarle en cualquier lugar y circuns tancias. Así, una vez adquirida la idea general de la cons titución de les carros de distintos tipos, de sus servidum bres, insistiendo sobre sus dificultades de visibilidad, la dificultad de hacer fuego estando el carro en marcha por la variación constante y extraordinaria que comunica el movimiento del carro a la línea de mira de sus armas, se puede pasar al conocimiento de los medios cegadores enseñando a emplear los fumígenos de una manera ra cional, según la dirección del viento, base principal para el éxito de la operación de cegamiento, sin la cual en la generalidad de los casos no puede haber destrucción. La instrucción para el manejo de los medios destruc tores, minas y explosivos, debe hacerse de una manera progresiva, para conseguir se acostumbre la tropa al ma nejo de los mismos y a conocer sus efectos. En cuanto al empleo de medios protectores, fusiles, subfusiles, granadas y pistolas nada diremos por ser de empleo normal. Una instrucción física adecuada a esta lucha, que dé agilidad, destreza y fortaleza, completarán la instrucción del soldado cazacarros. En lo que se refiere a la misión del instructor, ésta ha de consistir en la presentación de cada caso ante la tropa, resolución concreta, práctica o actuación del equipo, co rrección de defectos y repetición hasta conseguir la per fección. En los casos de carro en marcha será útil y prác tico asignar una zona de acción al carro desconocida para el equipo y dejar a la iniciativa del jefe del mismo el procedimiento y los medios para llevar a cabo la ope ración, siguiendo al final un juicio crítico por parte del instructor; también considero recomendable que al prin cipio el instructor no sea excesivamente exigente, para después, progresivamente, ir señalan do más dificultades y defectos a resolver. 63 Varias notas informativas De la Revista Militar Argentina. INFORME SOBRE LAS ARMAS SECRETAS ALEMANAS Las autoridades militares de los Estados Unlios anun ciaron que la bomba ultrasónica para atacar la ciudad de Nueva York era una de las 136 armas secretas que los hombres de ciencia alemanes trataban de perfeccionar hacia el fin de la guerra. El Coronel D. L. Putt, Jefe de la División del Servicio Secreto Técnico del Comando de Material Aéreo, mani festó que dicha bomba debía alcanzar una altura de 246.400 metros. Jamás fué terminada de construir, dijo el Coronel Putt. “El tiempo fué el único obstáçulo. Los alemanes confiaban destruir cualquier ciudad de la tierra çon una flota de cien de estas bombas, lanzadas en pocos días de operaciones.” El Coronel Putt preparó un informe sobre los adelan tos realizados por ios nazis en la creación de proyectiles dirigidos y otras armas ultramodernas. Figura entre las mismas un gigantesco proyectil-cohete con alas, que debía transportar otros cohetes más pequeños. Estos se des prenderían en un punto dado, lograrían velocidades hasta 9.280 kilómetros por hora y finalizarían su trayec toria en un largo planeo. El alcance de esta arma estaba calculado en 4.800 kilómetros, suficiente para cruzar el Atlántico. El Coronel Putt dice que los proyectiles alemanes uti lizaban todos los tipos conocidos de control lejano y me dios de fusión, inclusive el radiocontrol, control alám brico, control radar, onda continua, acústica, rayos in frarrojos y magnética. En forma similar, todos los mé todos de empleo de la propulsión a chorro para velo ci dades subsónicas y supersónicas fueron plenamente ex plotados por los alemanes, quienes también estaban muy adelantados en el desarrollo del dispositivo para lanza miento, que ahora es usado por las fuerzas aéreas nor teamericanas. Dice más adelante el informe que ios alemanes llega ron a probar una unidad que tenía la finalidad de lanzar un proyectil de unos 2.200 kilogramos a una velocidad de 8oo kilómetros por hora. Aunque los nazis carecían de la bomba atómica, existen razones para creer que con fiaron hasta el fin en poder perfeccionar alguna especie de explosivo atómico para cargar las bombas V-2 con que atacaron Londres y Amberes. Entre las armas secretas mencionadas por el Coronel Putt figuran los siguientes tipos principales: Enzian: cohete plano con alas, de unos cinco metros de largo, capaz de llevar unos 5oo kilogramos de explo sivo, controlado por radio y destinado a ser utilizado con tra las formaciones de bombarderos pesados. Washefall: Cohete plano de unos ocho metros de largo, similar a la V-2, visiblemente controlado por radio y más tarde por medio del radar. Tenía la más alta prioridad para su desarrollo al producirse el fin de la guerra. X-4, Runrstahl: bomba-cohete de i,8o metros de largo, lanzada desde un avión de combate y controlada desde el mismo por un alambre de 40 kilómetros de largo. Fritz X: bomba para perforar corazas, controlada por radio, utilizada por los alemanes contra las naves alia das durante los desembarcos en Salerno. HS-r17: proyectil de propulsión cohete y controlado por radio para ser lanzado contra las formaciones de bom bardeo a 900 kilómetros por hora. Estos proyectiles esta ban en abundante producción en enero del año anterior en la fábrica subterránea de Nordhausen. Rheintochter: uno de los últimos proyectiles antiaé 64 reos, de propulsión cohete, capaz de llegar a 14.400 me tros de altura y de llevar 163 kilogramos de explosivo. A-4: mejor conocido como V-2, este cohete era la ma yor realización lograda por los nazis en materia de pro yectiles, con un alcance de 400 kilómetros; su velocidad máxima era de 5.6oo kilómetros o más por hora y fue ron construídos unos Io.00o. Asimismo se informó que los proyectiles dirigidos eran relativamente las menos costosas de las armas. Se cal cula que todo el programa de las V-2 costó a los alema nes 21 millones de dólares. Las contramedidas de los aliados costaron cuatro ve ces más que todo el programa alemán de bombas volan tes. La información agrega que, entre el 13 de junio y el 3 de septiembre de 1944, cayeron 2.354 bombas V-2 en la zona del Gran Londres, dando muerte a 5.476 per sonas, destruyendo 23.000 edificios y causando daños en un millón más. Además, 1.480 pilotos aliados perdie ron la vida durante los ataques contra los lugares de lan zamiento de esas bombas. En tal forma, solamente las bombas volantes, en una campaña de tres meses, causa ron la décima parte de todas las bajas fatales sufridas por los bombardeos aéreos. LAS CAUSAS DE LA DERROTA JAPONESA Un estudio sobre los bombardeos estratégicos de la aviación norteamericana permite comprobar que el Ja pón se hubiese rendido antes de terminar el año 1945, aunque no hubiese mediado el empleo de la bomba ató mica, la entrada en la guerra del Lejano Oriente de la Unión Soviética o cualquier plan aliado de invasión. Dice el informe que la supremacía aérea .fué el principal de los factores que determinaron la rendición del Japón, y afirma que tanto el Emperador Hirohito como sus ase sores políticos y navales, decidieron ya en el mes de mayo de aquel año que no había otra escapatoria que la ren dición, cualesquiera qtie fuesen las condiciones. El infoñne señala que los factores principales que pro vocaron la terminación de la guerra en Oriente fueron los siguientes: 1.0 El bloqueo de las comunicaciones marítimas del Japón, que acentuó la vulnerabilidad básica del enemi go, el cual había luchado para agrandar sus posibilida des mediante el empleo de los materiales de los países conquistados. Los submarinos norteámericanos hicie ron el 55 por roo de las pérdidas totales de la marina mer cante del Japón y otro 40 por roo fué destruído por la aviación del Ejército y la flota de los Estados Unidos. 2.° Las operaciones militares que se realizaban si multáneamen.te div.idieron el potencial militar del Ja pón en partes sin eficacia. 3•0 El temor a los bombardeos del territorio metro politano hizo sentir sus efectos entre los dirigentes polí ticos del Japón antes de que los efectos directos de aqué llos comenzasen a hacerse sentir. Las noticias acerca de la existencia de los aviones B-29 (superfortalezas volan tes) llegaron al Japón en 1943. 4•0 La esperada invasión aijada provocó temores que apresuraron la decisión de. rendirse, a pesar de la opinión de algunos sectores en el sentido de que un fra caso de la misma podía consolidar la posición del Japón. 5.° Mientras Alemania siguió la guerra, ese hecho contribuyó a la resistencia japonesa; pero existen pocas pruebas de que el Japón pusiese muchas esperanzas en las prometidas armas milagrosas de los alemanes. 6.° Las bombas atómicas arrojadas en Hiroshima y Nagasaki no pusieron de rodillas al Japón, ni—según en testimonio de los dirigentes japoneses—decidieron al Japón a aceptar la rendición incondicional. 7.° La entrada de la Unión Soviética en la guerra del Pacífico dos días después del ataque contra Hiro shima, no significó la derrota del Japón ni apresuró mate rialmente la aceptación de la rendición. FONDOS DESTINADOS A INVESTIGACIONES CIEN TIFICAS RELACIONADAS CON LA DEFENSA NA CIONAL Funcionarios dl Gobierno británico indicaron que las Reales Fuerzas Aéreas podrían reemplazar a la Armada británica en su tradicional papel de protectora del Im perio. Se ha anunciado que el Gobierno establecerá un cen tro de investigaciones aéreas, cuyo coste será de 8o mi llones de dólares. Sir John Lennard-Jones, director general de las inves tigaciones científicas de la defensa, reveló que el perso nal científico dedicado a las investigaciones relativas a la defensa y la aviación consta actualmente de 4.000 personas. Sir Ben Lockspeiser anunció, a su vez, que el nuevo Centro de investigaciones de la Aviación no estará en pleno funcionamiento hasta dentro de cinco años. Ha perdido millones de hombres jóvenes en la se gunda guerra mundial y los reemplazos actuales están relativamente poco adiestrados. 2) No ha podido todavía fabricar aviones de larga autonomía de vuelo que puedan competir con los norte americanos. 3) La industria soviética electrónica no es “flore ciente” y su Marina es pequeña, comparada con la nor teamericana y la británica. El informe, que casi no tiene precedentes, consta de 141 páginas, y fué preparado por indicación de Everett Dirk sen, quien, en su prólogo, declara que “el verdadero antídoto para el comunismo” reside en la difusión del conocimiento de cómo opera. Añade que tales datos de tendrán la marcha del comunismo mejor que cualquier otra cosa. El director del servicio de referencias de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, Ernest Griffith, ex plica en el prefacio que el informe no es una evaluación del comunismo y que ha sido hecho solamente a petición de Dirksen, quien solicitó el estudio objetivo y amplio. El mencionado informe se ocupa de casi todos los as pectos de la vida soviética desde los primeros días del comunismo, y compara la situación de los ciudadanos rusos con la de los norteamericanos. GIGANTESCO AVION DE BOMBARDEO El Ejército de los Estados Unidós anunció que el avión de bombardeo más grande del mundo—el XE-36—ha volado el día 8 de agosto último con pleno éxito. Esta gigantesca máquina fué construida durante la guerra, UN INFORME NORTEAMERICANO EXPRESA QUE cuando se temía que Inglaterra cayera en poder del ene RUSIA ANUNCIA FUTUROS CONFLICTOSBELICOS migo y se advertía la necesidad de que Estados Unidos contara con aviones capaces de llegar hasta Europa car gados de bombas y de regresar a Estados Unidos. La Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos pu El XE-36 tiene una autonomía de r6.ooo kilómetros. blicó un informe según el cual Stalin anuncia futuros Ignóranse mayores detalles a su respecto, salvo que conflictos y trata de asegurar a la Unión Soviética con tra “todos los accidentes posibles”, habiendo ordenado conduce quince tripulantes y que sus seis motores están a la industria y ciencia soviéticas dedicarse en los pró-. colocados detrás de las alas (tres por ala), tiene ruedas de aterrizaje de la altura de un hombre y el timón de ximos veinticinco años a construir una máquina militar cola a la altura de cinco pisos corrientes. igual al poderío de Estados Unidos. Ese informe, preparado a petición del miembro de la Cámara de Representantes, Everett Dirksen, está ba sado en publicaciones oficiales soviéticas, discursos de RECOMENDACIONES PARA LA DEFENSA DE LOS funcionarios, y en los análisis hechos por escritores ex tranjeros de informaciones periodísticas. ESTADOS UNIDOS Se titula “Comunismo en acción”, y dice que Rusia reconoce absoluta prioridad a Estados Unidos en la ener En su quinto informe en que se resumen sus activi gía atómica, observando que los “recursos técnicos rusos dades de cinco años y medio de labor, la Comisión de In están bajo una formidable presión para ponerse a la par vestigaciones de Guerra del Senado afirma que las intro con la organización atómica anglonorteamericana”. misiones de los oficiales de abastecimiento de las fuerzas El informe compara los potenciales ruso y norteame armadas y los conflictos entre funcionarios del Gobierno ricano y, al hacer su balance, da una lista de las siguien crearon deficiencias administrativas, que, según dicho tes ventajas para Rusia: informe, fueron responsables de la prolongación de la Primera. Afirma poseer más del 5o por loo de las guerra. existencias mundiales de muchos minerales esenciales Dice el informe que “unos procedimientos adminis para la producción bélica, especialmente hierro y petró trativos más eficaces en las Fuerzas Armadas durante leo, mientras que Estados Unidos “comienza a prever la contienda bélica, hubieran significado la terminación la terminación de algunos de sus más ricos depósitos de victoriosa de la guerra en una fecha más temprana, con minerales”. menores pérdidas de vidas, dinero y recursos natura Segunda. Tiene en vigor leyes de servicio militar uni les”. La Comisión exhorta al Gobierno a aprovechar versal, conforme a las cuales hombres físicamente aptos esas experiencias en los proyectos sobre el futuro y pfrece presten servicio de dos a cuatro años. las siguientes recomendaciones para el logro de tales Tercera. Cuenta con una abrumadora ventaja en po propósitos: derío humano, y para 1970 tendrá 32.000.000 de hom— Organización de fuerzas armadas bien adiestra bres entre los veintidós y treinta y cuatro años de edad, cantidad que sería igual al poderío humano militar com das, equipadas con las armas más modernas, suscepti binado de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Ale bles de ser aumentadas rápidamente en casos de urgen mania e Italia. cia y dando primordial importancia a la calidad antes Las desventajas de Rusia son Las siguientes: que a la cantidad. .65 Establecer un sistema de ascenso en el Ejército y en la Marina, que asegure a los mejor calificados los puestos de mayor responsabilidad. 3•0 Desarrollar un plan de movilización para las in dustrias de guerra. 4•0 Crear normas para el funcionamiento de los con troles oficiales en la producción bélica. 50 Establecer reservas estratégicas adecuadas de materiales. 6.° Crear un programa inmediato para la adquisi ción o el uso de bases estratégicas en Ultramar. 7.0 Crear una oficina de servicio secreto de primera clase, tanto en el campo militar como en los demás. 8.° Mejorar los sistemas administrativos en las Fuer zas Arruadas, para eliminar las deficiencias en las ope radiones administrativas y de abastecimiento. alemanes fueron desenterrados por los rusos en las fábri cas subterráneas. En las mismas fuentes rusas, si bien se desautoriza que estén produciendo armas en las an tiguas fábricas alemanas, afirman que los rusos están continuando los experimentos alemanes con nuevas ar mas, y alegan que los británicos están haciendo lo propio en su zona de ocupación. MANIFESTACIONES DEL ALMIRANTE HALSEY CON MOTIVO DE SU VISITA A ALGUNOS PAISES SUD AMERICANOS Al-referirse al objetivo de las misiones navales en Amé rica latina, el Almirante Halsey dijo: “Es importante que todos los países de América sean El informe señala que las bases de Ultramar asumen adiestrados dentro de los mismos métodos.” Y agregó: “Las misiones navales están aconsejando y guiando va importancia creciente en esta época de la bomba ató rias armadas de América para que funcionen dentro de mica y de los proyectiles cohete y se opone al abandono los mismos sistemas. No están diciéndoles lo que tienen de las mismas, conquistadas a alto precio, afirmando que las energías requeridas para mantener tales puntos, que hacer, sino, simplemente, aconsejándolas. Es cues tión de adiestrarlas y hacerlas pensar en la misma forma, por pocas que se hubiesen empleado, serían mucho ma para que podamos actuar con ellas en caso de necesi yores en el caso de otra guerra en que los Estados Uni dad.” Dijo también que todos los países de América la dos tuviesen que participar, confiando solamente en sis tina quieren armadas, y que Brasil, actualmente, está temas de defensa que comienzan en las aguas territo construyendo destructores. Todos también quieren avio riales norteamericanas. nes. Añadió que durante su viaj e había leído la entre vista con el Presidente cíe la Argentina, General Juan D. Perón, en la que éste decía que quería construir bases RUSIA FABRICA ARMAS EN ESTABLECIMIENTOS para la defensa del continente en la Argentina. Indicó que. actualmente, hay consejeros navales en la Argen ALEMANES tina; pero dijo que desconocía el distingo real que existe entre tal calificación y la de “misiones navales” que tra Técnicos soviéticos y alemanes están manufacturando bajan en otros países. nuevas armas “V” en cierto número de antiguas plantas dijo Hasley que en los países que visitó se de armamentos alemanes, que están trabajando a pleno le También mostraron deseosos de ver a sus jóvenes en la Acade rendimiento de su actual capacidad de producción, se mia Naval de Estados Unidos, como algunos lo están gún anuncia una información muy bien documentada haciendo ya, y que en algunos países se le habló de trans y extremadamente fidedigna que ha llegado procedente ferir buques de guerra norteamericanos; pero que, como de la zona de ocupación soviética. no había recibido instrucciones al respecto, no pudo dis Los rusos se dedican a la producción de armamento cutir el asunto. Añadió que, sin embargo, varias unida pesado, aviones especiales de propulsión a chorro, cohetes des, no de combate, han sido transferidas recientemente y combustible para armas “y” y partes cíe submarinos y de torpedos, en diez fábricas especiales situadas en a algunos países latinoamericanos, pero no dió más de talles. distintas partes de la zona de ocupación soviética de Ale Cuando se le preguntó qué bases navales desea con mania. Estados Unidos en América latina, contestó que A pesar de que los rusos no permiten actualmente la servar no lo sabía, y que no estaba seguro de cuántas han sido investigación aliada de las actividades dentro de las es devueltas hasta ahora. trictamente custodiadas fábricas de armas de la zona de ocupación soviética, se ha sabido que la producción de piezas de armas “V” de nuevo modelo marcha a ritmo DESARROLLO DE LA AVIACION CIVIL EN LOS ES acelerado en las fábricas siguientes: Siemens y Telefun ken, en Berlín; Nieder-Sachaemperk, en Wolfsleben y TADOS UNIDOS Lein-Bodungen, todas fábricas subsidiarias de la gran De la Revista Militar (Buenos Aires). Empresa Bleichroeder. En la fábrica Krupp, en Magde En la actualidad posee 6.ooo aviones de transporte, burgo, los rusos están produciendo armamentos y equi que se utilizan en el comercio interno; alrededor de 5oo pos pesados que luego se envían a Rusia, según se informa. Combustibles especiales para los motores a chorro se se dedican exclusivamente al transporte de pasajeros elaboran en la planta petrolífera de Leuna, cerca de y 5.5oo se emplean en el transporte rápido de artículos Merseburg, en Sajonia, pero la producción es en escala industriales. La aviación privada mantenía en uso 30.000 aparatos comparativamente pequeña. en 1945 y se esperaba entregar otros 30.000 en 1946; Se informa fehacientemente que los rusos están em las grandes tiendas y las industrias cuentan con sus pro pleando un gran número de técnicos e ingenieros alema pios equipos de aviación. nes cuidadosamente seleccionados en las fábricas “se La administración de la Aeronáutica Civil estima que cretas”. Tales empleados son probablemente hoy los en 5955 viajarán 20.000.000 de personas en el interior alemanes mejor pagados y alimentados. del país y 2.000.000 en las líneas externas; aprecia, ade Las fuerzas alemanas—particularmente los funcio cionarios del partido socialista unido, propiciado por más, que el número de aparatos en uso se elevará a 400.000 los rusos—afirman que éstos están trabajando en un El Gobierno Federal está dispuesto a gastar 5oo mi poderoso proyectil-cohete: la V-4 alemana, y en un avión llones de dólares para elevar a 7.000 el número de aeró dromos, sin contar con los que construirán los Estados alemán de propulsión a chorro. Las informaciones dan cuenta de que los planos de los y particulares. 66 Lasorderaartillera Capitán de Artillería Luis COLORADO Y GUITIAN, “Todos los artilleros tienen orejas peludas”, dice un refrán anglosajón, el cual lleva consigo implícita y erró neamente la idea de que la Naturaleza los provee así de un eficaz elemento protector contra la conmoción pro ducida por la onda de boca. Claro que esto no es cierto, pues aunque el oído humano posea algunos elementos naturales de protección, no está organizado para sopor tar conmociones tan fuertes. Muchos artilleros usan algodón, presionan los dedos en sus oídos, abren sus bocas o prueban otros medios, para proporcionar alivio a la pasajera molestia produ cida por el disparo; pero el problema es algo más que una molestia pasajera, y si no, compruébese el número de artilleros de edad con sordera permanente. .iQué puede hacerse para asegurar a nuestros artille ros, mejor aún, a todos los sirvientes de pieza., una pro tección contra este peligro? La paz no es razón para no atacar el problema. Cada día está produciéndose un daño irreparable en algunos oídos de aquellos sirvientes, incluso en nuestras Acade mias. Y esto ocurre en mayor escala por no reconocer ‘el problema y no incluir la adecuada apreciación del pe ligro, como asimismo las precauciones que deberían to marse en la instrucción profesional de todos los artille ros. Examinaremos primero el problema en su genera lidad. Hay distintas clases de sorderas: dureza de oído, sordera parcial y sordera total. En el primer caso, la pérdida de flexibilidad del tímpano, por razón de su en grosamiento y formación de precipitaciones calváreas, produce la dureza del oído, En el segundo, la rotura del tímpano determina la sordera parcial, ya que, el sonido, puede continuar transmitiéndose por vía ósea, del crá neo a la cadena de huesecillos que integran el oído in terno. Esta lesión puede ser permanente o no, según el -lugar del tímpano en que se produzca la fisura, ya que, a veces, puede cicatrizar y recuperarse, por tanto, la sensibilidad de la membrana timpánica. Y, por último, en el tercero, la rotura del tímpano y de la cadena de huesecillos del oído interno- prod.uce la sordera total. Todas estas lesiones, en sus distintas gradaciones, puede producirlas el violento choque de la onda sonora, en una detonación o explosión. Ahora bien; la salida de los gases producidos en la combustión de la carga de proyección crea presiones repentinas e intensas, mucho más acentuadas en ciertas zonas de alrededor de la pieza. ¿En cuales de estas zo nas sufre el oído humano ante una sola exposición? ¿Y en cuáles sólo por la exposición que sobrepase un deter minado período de tiempo? El resultado de estudios hechos para responder a estas preguntas en el Laboratorio de J[nvestigaciones Balís ticas, aunque no exactos y concluyentes, delimitan, en términos generales, ciertas zonas que rodean la pieza, según el grado de peligro que representan para el oído. Con el obús de io mm., por ejemplo, se supone que existe una zona de peligro, en la que es posible se pro duzca daño orgánico a personal provisto de tapones de algodón, que se extiende desde poco más o menos la mitad del tubq de la pieza hasta unos siete u ocho metros por delante de esta, en sentido longitudinal, y tres o cuatro metros a cada lado del eje del ánima. Véase el gráfico. Se supone, además, que existe una zona de perjuicio mediato, en la que una persona no puede trabajar efi cazmente durante un fuego prolongado, que se extiende de diez a quince metros, delante, y cuatro o cinco detrás profesor de la Academia de Segovia. de la boca de la pieza longitudinalmente, y unos diez metros a cada lado del ánima de la misma, incluyendo, por tanto, la zona de peligro. Se hace preciso observar que la zona de perjuicio mediato encierra el área en que el apuntador y el sirviente de cierre desarrollan sus co metidos, así como que el efecto de la onda de boca, en ambas zonas, variará con el proyectil y carga de pro-• yección usados las condiciones atmosféricas, posición de los escudos y sensibilidad de los oídos de los sirvientes. Parece razonable suponer que estas zonas de peligro y de perjuicio sean mayores cuanto más aumenten los calibres. Observando la zona de peligro, según se la describe más arriba, podrán aducir los profanos. que nadie será tan loco como para situarse ante las piezas cuando, éstas hagan fuego, y, sin embargo, ¿cuántas veces no hemos visto baterías que hubieron ‘de transportar su fuego 50000 o más a derecha o izquierda, de modo que quedaron los sirvientes de las piezas en la zona de peligro lateral cuando no longitudinalmente? ¿No han existido animosos equipos de transmisiones tendiendo hilo a través de la zona de peligro desde la línea de piezas hasta un puesto de observación avan zado? ¿Y qué protección se asegura a los artilleros que han de actuar en la zona de perjuicio, de modo que, tras un determinado período de tiempo, no se les produzca una afección permanente en el oído? En este punto parece pertinente inquirir sobre el pre sente estado de conocimientos, relativos a esta cuestión, en artillería. ¿Qué se incluye en nuestra literatura y pro gramas de instrucción y qué prácticas se siguen en la actualidad en el campo? Hágase una prueba. Pregúntese al primer Oficial de Artillería que nos encontremos: “iQué proximidad a las piezas en fuego permitirá para que no se perjudique el personal?” Y “iQué práctica prevalece en su Batería en cuanto al uso de tapones para oídos u otros medios protectores?” Pregúntesele, a su vez, si la continua exposición al fuego artillero en la zona del cierre puede producir una dificultad perma nente en el oído. Con toda probabilidad se asombrará de tales preguntas y se obtendrá una respuesta indefi nida o el reconocimiento de que no pensó una sola vez en tal cuestión: Repítase el experimento diez, veinte, treinta veces; estoy seguro de que la respuesta será un confuso aturdimiento. Al menos esa fué la experiencia del Comandante H. 5. Howard, del Ejército norteame ricano, al realizar esta prueba—no oficial—en una Aca demia. Diríjanse ahora las observaciones a uno mismo. Indu dablemente se recordarán muchas ocasiones—segura mente todas—en que fuegos de larga duración se reali zaron no sólo con personal en la zona de peligro, sino también en la de perjuicio, ya fuese sin medios de pro tección, ya dejando el uso de tapones de oídos o trozos de algodón, a la elección individual de los artilleros. Tampoco prestan ayuda alguna nl4estra literatura y programas de instrucción. Sin embargo, en otros países, los Estados Unidos, por ejemplo, dedican ya especial atención a este tema, llegando, en la consideración del peligro que representa, a incluirlo en la literatura de instrucción del Ejército, entre otros manuales, en los de “Tiro de Campaña” y “La Batería en fuego”. Hasta ahora no se ha hecho más que plantear el pro blema. ¿Qué debería hacerse para resolverlo? Todos los Oficiales deberían estar totalmente familia rizados con él, de modo que previnieran al personal de 67 situarse en las zonas de peligro durante el fuego o en las zonas de perjuicio durante largos períodos de tiempo sin protección adecuada. Respecto a esta protección, la industria norteameri cana ha ensayado, durante algún tiempo, tapones de oídos a propósito en profesiones como las de soldadura a martillo, remachado, troceado y otras similares. A tal fin se han creado tapones de oído, preparados de modo que, permitiendo la conversación normal, excluyan los ruidos insoportables. Se sabe que un tipo de ellos ha sido adoptado por la Marina de los Estados Unidos, así T. Para desarrollar esta propuesta, al tiempo del ingreso en filas se requiere, según el Comandante H. S. Howard, que la calidad del reconocimiento auditivo que ahora se hace sea perfeccionado. Pero como en España no se lleva a cabo este reconocimiento, al menos de un modo general y sistemático, se propone su inclusión especial en el que, hasta la fecha, se viene realizando. El audiómetro, aparato de uso corriente en los Esta dos Unidos para medida de la facultad auditiva, debería proporcionarse a los examinadores, para apreciar con precisión cualquier defecto sospechado de audición. No es Tubo de la pieza. — i. Límite aproximado de la zona de peligro. 2. Límite aproximado de la zona de perjuicio mediato. sólo con el fin de evitar un daño a los nuevos soldados como por varios Cuerpos del Ejército. El Comandante citado anteriormente ha sugerido que si las ventajas que por lo que se propone en los Estados Unidos el perfec cionamiento del examen de oído a que se les somete, se les atribuyen se demuestran en la práctica, estos ta clasificación que se hace de ellos y destino que en con pones de oídos deberían adoptarse, de aquí en adelante, secuencia se les da, sino porque también se evitarán con por la Artillería y exigirse que los utilicen todos los sir ellos al Gobierno gastos futuros y considerables. vientes de pieza, o al menos aquellos que deben actuar Desgraciadamente, en España tal cuestión ni siquiera en el área de perjuicio. Sugerencia que me atrevo a re ha sido planteada. No se le da importancia a la posibili comendar para nuestro Ejército. dad de llegar a oír menos de lo normal, como no sea por También debería conseguirse que ningún individuo los propios interesados, y aun ello después de ocurrida que ingresara en filas con sordera fuese destinado a Arti llería u otra Arma similar, ya que, no haciéndolo así, se la lesión. No hablemos, pues, ya de la posibilidad de pago de expone innecesariamente al individuo en cuestión a la pensiones por sorderas adquiridas a consecuencia de ac probabilidad de empeorar y convertir, quizás, en perma tos de servicio. Sin embargo, la sordera no deja de ser nente su dolencia, como resultado_de la exposición a su una lesión adquirida como consecuencia, en muchos frir la onda de boca. Esta cuestión no es sólo académica, ya que cerca de casos, de determinadas situaciones de servicio, de cura ción e indemnización tan justificadas como puedan serlo la mitad de los casos de sordera tratados en los hospi otras a las que de hecho y de derecho se las reconoce. La tales generales del Ejército de los Estados Unidos supo sordera tiene más trascendencia en el desarrollo de la nen la existencia de defectos de oído anteriores al in vida de lo que a primera yista parece, ya que, con fre greso en el servicio del recluta. 68 cuencia, torna al sordo desconfiado, agriando su carác ter, con lo cual perturba sus relaciones en la sociedad. Todo este problema encierra muchas cuestiones téc nicas que se encuentran totalmente fuera del campo del artillero. Para establecer el esqueleto de tal programa será ne cesaria una estrecha coordinación entre el Cuerpo de Ar tillería y el de Sanidad, siendo interesante resaltar el hecho de que la Marina norteamericana haya organizado un “Comité de onda de boca”. Como se dice más arriba, los estudios hasta el día he chos de las zonas de peligro y perjuicio mediato, no son concluyentes ni exactos, por lo que parecen necesarias ulteriores investigaciones en este terreno, sobre todo en cuanto se refiere a piezas de calibres mayores. Pudiera ser de gran ayuda una estrecha coordinación y consulta con especialistas de oído para incluir alguna investiga ción audiométrica en la Academia. de Artillería. En resumen: como todos los artilleros “no” tienenlas orejas peludas, es recomendable un programa de cuatro puntos para protegerles de los dañosos efectos del es tampido: r. Incluir en los conocimientos profesionales de los artilleros información adecuada sobre la naturaleza y extensión de este peligro por medio de la incorpora ción del tema a la literatura sobre instrucción e insis tiendo sobre una práctica adecuada en el campo de tiro. 2.° El uso obligatorio de tapones de oído proyecta dos con este fin, al menos para todo el personal obligado a actuar en las zonas de perjuicio mediato. 3•0 Reconocimiento apropiado de los oídos y clasi ficación del personal a su ingreso en el Servicio Militar, de modo que ningún individuo que padezca ya afeccio nes al oído sea destinado al Arma de Artillería; y 4.° Desarrollar un continuo estudio de investiga ción por los artilleros en colaboración con los especialis tas del oído. Laartilleríaantiaéreaenapoyodeoperacionesterrestres Teniente Coronel HOWARD P. PERSONS, del Cuerpo de Artille ría de Costa.—De la publicación norteamericana Military Review. Toda expresión en Túnez se atribuía al omnipoten te “88”; si estallaba una bomba, era del avión JU_88, y si se sentía el impacto de un proyectil, se le imputaba al cañón antiaéreo de 88 mm. Nuestras tropas respetaban y odiaban terriblemente ambos artefactos “88”. Desde el desierto africano, donde los cañones de 88 mm. des truyeron por sorpresa 230 carros ingleses de un grupo de 300 carros en una sola batalla, hasta el río Elba, los alemanes usaron constantemente su cañón antiaéreo me diano en ápoyo de las operaciones terrestres. Nosotros conocíamos la potencialidad de nuestro ca ñón antiaéreo de 90 mm., pero no podíamos explotar sus- características como arma de apoyo terrestre hasta tanto no hubiera suficiente cantidad de ellos para pro porcionar defensa local adecuada a nuestras tropas de campaña y a las instalaciones terrestres contra la ame naza aérea enemiga. No fué hasta el invierno de 1943 cuando la superioridad de nuestra aviación y la necesi dad de más artillería para nuestras tropas terrestres hicieron posible a la artillería antiaérea poner en prác tica la doctrina fundamental del Ejército de que la Ar tillería nuncadebetenerseen reserva. El cañón antiaéreo de 90 mm. surgió como pieza de artillería de campaña en Cassino, donde los cañones de 90 mm. se emplearon en apoyo de las operaciones terrestres cuando no estaban empeñados activamente contra la aviación enemiga. Estos cañones se hicieron famosos rápidamente bajo el nombre de “Baby Long Tom”. Hicieron 40.000 disparos -en el ataque y penetra ción de la línea Gustavo por el y Ejército y ayudaron en la irrupción de Anzio, neutralizando artillería, silen ciando puntos de resistencia y destruyendo concentra ciones de tropas. Los cañones de 90 mm. pueden usarse fácilmente como piezas de apoyo en operaciones terres trses para reforzar la artillería de campaña o aumentar las defensas contracarro, sin modificar el cañón o su montaje. Puede emplearse en función dual de defen sa A. A. como misión principalmente, y en apoyo de ope raciones terrestres como misión secundaria, o solamente como artillería o arma contracarro en apoyo de opera ciones terrestres. Nunca debe us-arse en misión dual en apoyo de operaciones terrestres como misión principal, y cuando se usa como arma de defensa C. C. no debe asignársele ninguna otra misión bajo ningún concepto. El cañón de 90 mm. es de más valor, y sus potenciali dades pueden apreciarse mejor cuando se emplea en mi siones múltiples si la misión principal es la defensa A. A. y la misión secundaria el apoyo general o el refuerzo de las operaciones. POSIBILIDADES Y VENTAJAS Alto volumen de fuego: Una batería de cuatro cañones es equivalente en volumen de fuego y peso disparado a dos grupos y medio de artillería de campaña equipados con obuses de ro mm. Este es un elemento de- gran im portancia en ataques por sorpresa. Alta velocidad inicial: Una velocidad inicial de 840 m. por segundo asegura una gran energía remanente y hace imperceptible al oído el proyectil al acercarse al objetivo. Gran alcance: Este cañón tiene un alcance de r6.ooo m., que comparado con el alcance efectivo de 52.000 m. del obús de 155 mm., lo hace más útil como arma de apoyo de la artillería de la Di’visión y del Cuerpo de Ejército. Campo de tiro horizontal ilimitado: El campo de tiro en 3600 de azimut asegura flexibilidad máxima. LI M ITACIONES Las municiones: La munidón del cañón de 90 mm. es de tipo engarzado, y su carga de pólvora no puede va riarse para ajustarse a la misión como en la munición de artillería de campaña. El proyectil de 90 mm. es ligero y su potencia destructiva es relativamente pequeña, comparada con la de los obuses y la de la artillería de campaña de calibre similar. Este cañón es más adecuado para misiones de neutralización y hostigamiento que para misiones de destrucción. Hay toda clase de espoletas (de percusión, de tiempo, electrónica, perforantes) para uso con la munición normal A. A. de 90 mm. Trayectoria rasante: La trayectoria rasante es de valor inestimable para fuego directo, pero es decididamente una limitación para fuego indirecto que requiero posi ción desenfilada. - 69 Silueta muy alta: Este cañón es muy difícil de ocultar y es necesario emplazarlo en casamatas debido a que su silueta es relativamente alta. Los emplazamientos, por lo general, se preparan con anticipación. Peso: Las rutas sobre las cuales puede moverse el ca ñón de 90 mm. son limitadas. La dotación de cañón no puede moverlo a mano. Para emplazarlo en su posición de fuego se necesitan veinte minutos. No debe dispa rarse asentado sobre los neumáticos, excepto en casos especiales. EMPLEO DEL CAÑON DE 90 MM: Cuando la misión principal es la defensa A. A. y la misión secundaria es la de reforzar el fuego de artillería, los grupos desplegados en las zonas avanzadas, general mente, seleccionan posiciones desde las cuales es posible efectuar la misión principal, perjudicando lo menos po sible la misión secundaria. El control de las baterías en sus funciones de defensa A. A. se efectúa a través del Cen tro de Operaciones A. A. (COAA) y el control de las ba terías en sus funciones de artillería de campaña se efec túa a través del Centro de Dirección de Tiro (CDT) de la Artiliría de Campaña. En condiciones relativamente estables, el Batallón de Artillería A. A. establece comu nicación por teléfono con el CDT de Artillería de cam paña más cercano desde el CDT del Grupo de Artille ría A. A. En situaciones de movimiento rápido, el con trol se descentraliza y cada Batería A. A. (las Baterías rara vez se encuentran a menos de 9.000 m. en funciones antiaéreas), funciona su propio CDT y tiende sus líneas telefónicas al CDT de Artillería de campaña más cer cano (las baterías del Batallón de Artillería A. A. pueden estar conectadas a CDT distintos). El CDT de Artillería de campaña asigna las misiones directamente a las Ba terías con las cuales está conectado, y si la misión dada se ajusta a la capacidad y cantidad de municiones dispo nibles, la Batería la lleva a efecto sin esperar más órde nes. El Comandante de la Batería (o el Comandante del Grupo si lo hay), puede rechazar su misión si la misma no es conveniente. La observación del tiro la conducen los observadores terrestres de Artillería de campaña, observadores aéreos (en avionetas de enlace de tipo lige ro) u observadores de Artillería adiestrados en los mé todos de observadores avanzados; normalmente, la Arti llería de campaña efectúa la mayor parte de la obser vación. Al emplear el cañón de 90 mm. en esta forma, es necesario: primero, que todo el personal haya sido instruido debidamente; y segundo, que exista un proce dimiento uniforme reglamentario adecuado. En todc. los casos debe haber un enlace total entre la Artillería A.A y la Artillería de campaña. El Comandante de un Gru po A. A. (normalmente a través del Grupo o Brigada da A. A.) mantiene informado constantemente al Co mandante de Artillería de la División o del Cuerpo de Ejército, de sus zonas de posición, zonas muertas, estado y cantidad de las municiones y resultado de las misio nes efectuadas. La Artillería A. A., en misión dual, tiene siempre la última palabra en cuanto a cuáles misiones son o no convenientes. Rara vez se rehusa efectuar una misión después que se ha adquirido experiencia funcio nando conjuntamente. La Artillería de campaña debe comprender que todas aquellas misiones que ella pueda efectuar no deben ser asignadas a la Artillería A. A., que la Artillería A. A. debe usarse solamente en aquellos casos que requieran más fuego de artillería, para aumentar el volumen de fuego, para cubrir una zona que no podría ponerse bajo fLiego de otro modo, o para cubrir un objetivo que debido a sus características exige el uso de esta pieza especial; en otras palabras, la Artillería A. A. debe usarse para reforzar y no para sustituir a la Artillería de campaña. El empleo de la artillería A. A. en funciones de artille- 70 ría de campaña o para defensa C. C. debe obedecer a la decisión del Comandante de la División o del Cuerpo de Ejército a que está adscrita, ya que solamente tales Comandantes pueden decidir cuándo puede desaten derse la defensa A. A. en beneficio de otras operaciones. Cuando un Grupo se emplea en misiones de Artillería de campaña, debe utilizarse como los de calibre mediano en misiones de apoyo y refuerzo. Las baterías no fun cionarán separadamente. Cuando la misión es actuar en la defensa C. C., se debe emplear en forma similar a la de los Grupos de destruc tores de carros autopropulsados, excepto que, debido a limitaciones, debe usarse solamente para reforzar los medios normales de la defensa del CE, esto es: no debe situarse en primera línea de defensa C. C., sino más bien debe ser dispuesto en profundidad para cubrir posibles penetraciones del frente. El uso de cañones A. A. en esta forma se justifica sólamente en casos especiales, como en la batalla de las Ardenas, donde se emplearon con éxito. Los únicos puntos que deben tenerse presentes al emplear cañones A. A. en la defensa C. C., son: 1.0 Deben emplazarse en emboscadas. 2.° Deben ser dispuestos por parejas y preferente mente en baterías de cuatro cañones, y 3.° Los cañones A. A. son inútiles contra la Infante ría enemiga, sin el apoyo de nuestra Infantería y Cuerpo de Ingenieros. El C. A. A. de 90 mm. ha demostrado poseer conside rable capacidad para fuego directo en esta guerra, parti cularmente contra las cuevas japonesas y casamatas. Su alta velocida inicial y trayectoria rasante fueron fac tores muy favorables en esta misión. La precisión de este cañón permite disparar directamente contra la en trada de las cuevas y las portezuelas y troneras de las casamatas a distancias hasta de mil metros. En el ata que de zonas fortificadas esta pieza puede continuar el fuego para evitar que el enemigo conteste a través de las troneras hasta que el Grupo de asalto ha llegado a la fortificación. Las baterías suelen separarse del control del Grupo, moverse hacia el frente y emplearse en este tipo de misión cada vez que las condiciones lo justifiquen. Nuestra artillería en esta guerra no hizo uso extenso de cañones móviles para engañar al enemigo. Conside rando las posibilidades que se ofrecían, fué una falta no haber utilizado este medio de engaño. Durante la ofen siva de invierno de los alemanes, en 1944, nos vimos obligados a retirar gran parte de nuestra artillería del sector de Düren-Julich para emplearla en las Ardenas. Prisioneros de guerra de alta graduación manifestaron que fué fácil darse cuenta de este hecho. El enemigo pudo haber sido engañado en cuanto a la potencia efectiva de nuestra artillería si hubiéramos empleado varios ca ñones nómadas en las posiciones anteriores de artillería. El cañón de 90 mm. es una pieza excelente para este tipo de operación, debido a su alto volumen de fuego, su largo alcance y su flexibilidad. Este cañón se usó limi tadamente en tareas de este tipo en el sector francés del VI Ejército para hostigar las instalaciones alemanas en la orilla oriental del alto Rin. La eficacia de este fuego de hostigamiento no disminuyó, debido al uso de pocas piezas de artillería, porque los cañones se movían cons tantemente. CONCLUSIONES El cañón de 90 mm. es una pieza que debe emplearse al máximo de su capacidad. Este cañón puede prestar servicios inestimables en su función principal como pieza de artillería antiaérea, en funciones de apoyo y refuerzo de operaciones terrestres, y en la defensa C. C. Todo Ofi cial de Estado Mayor de Grandes Unidades debe estar familiarizado con sus capacidades y limitaciones. Eltiroensuaspectodeportivo Teniente Mateo MORAGUES VIDAL, del Regimiento de Infantería Indudablemente, una de las cosas que más contribuye a la perfecta formación del soldado es la completa y ver dadera instrucción en materia tan importante como el tiro. Sabido es que el armamento de los ejércitos va evolu cionando de manera asombrosa, a medida que evolucio nan éstos también en su técnica y forma. Todas las gue rras traen consigo el ensayo y empleo de nuevas armas. No obstante, hay una cosa que parece que tiene que ser inalterable, a pesar de todos los inventos y de todas las modernas tácticas de guerrear, y es el empleo de la In fantería. Esta Arma, en todas las épocas y edades de la guerra, es y ha sido el Arma clásica, la que ha llevado el peso de las contiendas y la que, a última hora, ha deci dido la marcha de los combates. Los otros medios no han sido empleados con otra finalidad que la de preparar la definitiva intervención de la Infantería. No es, pues, pro bable que tan importante medio de combate desapa rezca, ya que, aunque no tuviera otra misión que la de consolidar, conservar y guarnecer las posiciones con quistadas, ésta seria siempre encomendada a la Infante ría, pues de su facilidad de movimiento, carácter indiscu tiblemente propio de ella, cabe esperarlo. El armamento individual del infante es, de entre to dos, el que menos variación ha sufrido. La infinidad de servicios que se encomiendan hoy a la Infantería, así como la facultad del empleo de fracciones pequeñísimas de esta Arma, requieren para ella un armamento frágil, manejable y eficaz, que al mismo tiempo sea de uso y transporte fáciles. La enseñanza que del uso de su arma se da al soldado empieza casi simultáneamente cori la de las más elemen tales reglas militares. El constante ejercicio con estas armas llega a intere sar verdaderamente al soldado, y no es raro ver a indi viduos que comenzaron cogiendo el fusil con indiferencia y hasta con temor interesarse h.asta tal punto en las prácticas del tiro, que han llegado a convertirse en tira dores de verdadera valía. Creo por ello que debiera ser norma general fomentar el tiro dándole un carácter ameno y deportivo, orgAni zando competiciones con alguna frecuencia y termi nando con campeonatos regimentales, dotados de pre mios de valor moral y material, independientes incluso de los concursos de carácter oficial. Con objeto de estimular al soldado deberían desligarse por completo las prácticas del tiro que le son obligato rias de las que tuvieran carácter deportivo y someter estas últimas a una ligera reglamentación que podría ser propia de la iniciativa de cada Cuerpo. Estos concursos podrían llevarse a cabo con las varian tes que la práctica y ezperiencia aconsejaran, más o me nos de la siguiente forma: Sobre blancos circu1 En pie. Rodilla en tierra. A distancias cortas. . .. iaresTendido. Sobre siluetas fijas. Piecisión. Sobre siluetas eclip- Velocidad. sables Sobre blancos circu- Posición a voluntad. A distancias Sobre siluetas fijas. (Sobre nluetas Precisión. eclip- Velocidad. Mahón núm. 46. Estas clases de tiro, practicadas con carácter depor tivo y de concurso tendrían, a mi modo de ver, la virtud de apasionar rápidamente al personal, ya que crearían muy pronto una sana rivalidad individual y, por lo tanto, un comprensible y lógico deseo de emulación y superación, que iría in crescendo a medida que transcu rrieran y se desarrollaran las competiciones. Primeramente podrían llevarse a efecto entre las sec ciones de çada Compañía, por separado, en las cuales se clasificarían tres hombres por sección, y una vez selec cionados éstos se celebraría el concurso final de Com pañía, pudiéndose declarar campeón de la misma al que individualmente hubiera sumado más puntos, y decla rando vencedor al equipo de Sección que reuniera más puntos al sumar los de los componentes del mismo. Una vez que todas las Compañías hubieran efectuado su se lección celebraríase el concurso de Batallón, que, al igual que el final del Regimiento, debería regirse por las mis mas reglas y normas que el de Sección y Compañía. La prueba se dividiría en tres tiradas: Sobre blan cos circulares, sobre siluetas fijas y sobre siluetas eclip sables. La tirada sobre blancos circulares se efectuaría sobre los que se usan para los concursos nacionales, y cuyo tamaño variaría según la distancia, estando dividido en diez zonas, numeradas del t al ío, correspondiente el primer número al círculo de mayor diámetro, y el se guno, al centro del blanco o diana, debiendo el tirador disparar un número determinado de cartuchos en cada una de las posiciones indicadas. La tirada sobre siluetas fijas se efectuaría sobre las que representan a un hombre de pie, divididas en zonas de diversos colores y con puntuaciones del x al 5, corres pondientes a los miembros o vísceras de mayor impor tancia en el cuerpo humano. La tirada sobre siluetas eclipsables podría hacerse indistintamente sobre la de hombre en pie, de rodillas o tendido; pero sería condición precisa que estuvieran a la vista del tirador por un espacio de tiempo reducido. Puntuación: La clasificación de los tiradores debería hacerse por separado en. cada prueba o tirada, y el modo de efectuarla sería el siguiente: Prueba sobre blanco circular; sumando los impactos en cada zona, sin tener en cuenta el tiempo empleado para efectuar el tiro. Prueba sobre silueta fija: Suma de puntos, según las zonas vitales en que estén los impactos. Prueba sobre siluetas eclipsables: Nümero de siluetas tocadas en un espacio de tiempo determinado, teniendo en cuenta que no podrá hacerse más de un disparo sobre cada una de ellas. La clasificación total se hará por la suma de las pun tuaciones de cada prueba. Puntuación por pruebas: Los tiradores serán clasif i cados en todas las pruebas según los puntos contenidos en cada una, dando a cada primer clasificado tantos pun tos como concursantes haya, de manera que el último clasificado siempre tenga un punto. Ejemplo: veinte tira dores; el primero, 20 puntos; el segundo, r el tercero, xS, etcétera, y el último, un punto. Se clasificará campeón el tirador que en el conjunto de las tres pruebas haya sumado más puntos. Si hubiera empate en la puntuación final se resolverá a favor del que hubiera obtenido mayor puntuación en una de las pruebas parciales, por ejemplo: un tirador suma en las pruebas parciales 20 + ró + 14 = 50 pun 71. tos; el otro, i8 + x8 + 14 = 50 puntos. En este caso se resolverá el empate a favor del primero, por tener en una de las pruebas parciales una, puntuación mayor que la alcanzada por el otro. Esta clase de tiradas estamos convencidos que muy pronto apasionarían no sólo a los que toman parte en ellas, sino también a los partidarios de cada uno de los tiradores, pues es sabido que este deporte es de los que crean más rivalidad, por lo inseguro y variable del re sultado. Tienen éstas, además, la ventaja de que el con cursante puede conocer en todo momento su puntuación exacta, por la sencillez con que se hace la suma de los puntos obtenidos, dependiendo muchas veces de un solo punto el adjudicarse la victoria. Las pruebas podrían llevarse a cabo, mensualmente entre Compañías, trimestralmente las de Batallón, y dos veces al año las de Regimiento, y tenemos la com pleta seguridad de que, al poco tiempo de iniciadas, lla marían poderosamente la atención no sólo entre la tro pa, sino también entre Suboficiales y Oficiales. Las clasificaciones de tiradores de primera, segunda y deficiente, que hoy día se utilizan para las pruebas militares, tanto en ejercicios preliminares como en los de combate, no elevan tanto el interés porque no delimi tan claramente la superioridad de los tiradores dentro de cada categoría, y, en cambio, en esta clase de pruebas por las cuales abogamos, un solo punto es decisivo, de- bido a lo cual todos los concursantes deberán poner a contribución el completo control de sus nervios y todo su saber para salir airosos. Todas estas circunstancias harán aumentar el interés de las pruebas y hacer que el resultado se mantenga inseguro hasta el final. Estas pruebas deberían fomentarse no sólo entre la tropa, sino también entre Oficiales y Suboficiales y, si posible fuera, entre el elemento civil que tuviera afición al deporte del tiro; pero este último aspecto dejaremos de tratarlo por ser ajeno a nuestra profesión. Los premios para dichas tiradas podrían ser variadí simos, puesto que podrían abarcar desde el sencillo di ploma honorífico hasta la concesión de permisos extra ordinarios, pasando por premios en metálico, objetos de utilidad, copas, etc. Creo que llevando a la práctica cuanto hemos dicho hasta aquí, todos los Regimientos llegarían a tener un grupo numerosísimo de tiradores de gran categoría, que continuarían las gestas de otros españoles en este de porte, que es, por cierto, uno de los pocos en que España llegó a conseguir un campeonato mundial, título que ostenta el hoy veterano, pero todavía gran tirador, Cris tóbal Tauler. Trátese, pues, a título de prueba, de organizar estos concursos, que yo creo que tienen que alcanzar un éxito rotundo, tanto en su aspecto deportivo como en el de un mejoramiento de forma de todo el personal. Ataquescombinadosdeinfanteríaycarros Traducido y condensado por el Teniente Coronel B. MARVIN, del Es tado Mayor—De la publicación norteamericana Military Reo iew. Los carros del escalón de asalto a 150 ó 200 metros Durante el choque es cuando la Infantería usa cabal de la segunda línea de trincheras avisan a la artillería mente sus armas, pues en el ataque principal depende primordialmente de las ametralladoras y los cañones la cual, a una señal de aquéllos, transporta su fuego en de los carros de apoyo. Tan pronto los carros de la fuerza la profundidad de la posición enemiga. La maniobra en tonces de los carros y la infantería es, en términos gene de ataque llegan a la línea de partida de la Infantería, ésta avanza detrás de ellos. Cuando los carros están rales, similar a la de la captura de la primera línea. Pero no todas las armas de infantería que participaron en la a 150 ó 200 metros de la primer línea enemiga de trin cheras, la artillería y los morteros alargan su tiro a la acción contra la primera línea pueden utilizarse contra la segunda en el asalto a ésta; las unidades de fusileros segunda línea de trincheras. Entonces los carros del pri pueden utilizar únicamente sus armas automáticas por mer escalón y las armas pesadas de infantería (ametra lladoras pesadas, morteros y cañones de tiro directo) dis tátiles y quizás morteros y ametralladoras pesadas, ya paran contra las primeras trincheras, las trincheras de que mientras tanto una gran parte de las armas pesadas de infantería (ametralladoras pesadas y lá artillería comunicación y otros objetivos. La infantería también hace fuego mientras avanza detrás de ‘los carros y las orgánica regimental) están avanzando detrás de la ola armas de infantería sustituyen a las de artillería sobre de asalto y no pueden apoyar a la infantería atacante. De manera que la infantería, al asaltar la segunda línea la línea principal de resistencia. ¿Qué ocurre después? El primer escalón de carros sigue de trincheras, tiene que depender principalmente de los carros. inmediatamente después de los impactos de artillería. Después de esto, los carros y la infantería asaltan rá El fuego de asalto o el aplastante efecto de los carros eliminan al enemigo y sus armas de las trincheras de la pidamente la tercera línea de trincheras y a menudo se empeña al segundo escalón para erforzar al primero, de primera línea y de las de comunicación, y aquellos con tal manera que la fuerza de ataque pueda capturar cuanto tinúan hacia la segunda línea de trincheras. Por regla general, el segundo escalón de infantería se antes las trincheras restantes. Por lo regular, la tercera ocupa de reducir los núcleos de resistencia enemiga en línea está a 6oo 6 r.ooo metros de distancia de la segun da, y por esta razón, generalmente antes del asalto, hay la primera línea de trincheras, hace prisioneros o ani que continuar el avance hasta que la infantería puede quila al enemigo con las subametralladoras, granadas hacer uso de sus armas portátiles automáticas. Puede de mano y, aunque con poca frecuencia, con las bayo considerarse que en los comienzos de un ataque contra netas. Los carros del segundo escalón, los cañones auto una posición enemiga fortificada, el sector del combate propulsados y el fuego de las armas pesadas de infan tería apoyan la acción de estas unidades de fusileros. próximo se extiende en una profundidad de dos trinche ras que están de 200 a 400 metros la una de la otra. El Mientras tanto, los carros y cañones autopropulsados comienzo de un combate próximo lo determina el model segundo escalón apoyan al escalón de ataque. 72 mento en que los carros y las armas de infantería abren fuego simultáneamente sobre la línea pfincipal de resis tencia y cuando los carros y las unidades de fusileros cargan hacia el frente. Más tarde, el combate próxirro se caracteriza por la acción combinada de los carros y la infantería, para destruir al enemigo en las primeras líneas de trincheras. En esta rnániobra, la infantería, por regla general, ataca muy de cerca con las subame tralladoras, fusiles y . granadas de mano. Con respecto a los carros, una parte consideiab:Le de ellos no solamente emplean las ametralladoras y los cañones, sino que con su gran peso destruyen al personal y las armas enemigas. Los carros lanzallamas son de gran ayuda a la infantería en los asaltos, ya que aniquilan el personal y las armas en las trincheras, trincheras de comunicación, refugios y casamatas de tierra o madera. En esta clase de lucha los carros y la infantería se or ganizan en grupos pequeños. Es importantísimo mante ner una estrecha cooperación entre los carros y la mían tana a través de toda la acción. La cooperación es pla neada en los Regimientos y las Divisiones; pero es de la responsabilidad de los Comandantes de las Unidades subalternas hacer que hasta las agrupaciones más pe queñas las practiquen. Proyectilesradiodirigidos Extractado de un artículo por Camile Rougeron en Revue de Défense No tionale (Francia) .—De la publicación norteamericana Military Review. PROYECTILES RADIODIRJGIDOS EN LA DEFENSA DOS TIPOS DE PROYECTILES Con ocasión del primer bombardeo contra Inglaterra Los alemanes fabricaron y emplearon dos tipos de por las V-x, las agencias de -propaganda del Reich pu proyectiles radiodirigidos. El proyectil dirigido por con blicaron extensas descripciones de la terrible destruc trol lejano fué primeramente lanzado desde un avión ción de los convoyes aliados en el Canal de la Mancha. y gobernado por aparatos situados fuera del alcance de ¿Acaso las bombas V-i eran una defensa efectiva con los fuegos defensivos. Los resultados iniciales de su em tra una posible invasión aliada? Según ellos, estas bom pleo contra las fuerzas navales en el Mediterráneo fue bas frustrarían cualquier ataque contra la “Muralla del ron satisfactorios, pero pronto se encontró una defensa Atlántico”. contra un enemigo que no poseía supremacía aérea, Sin embargo, los acontecimientos que siguieron no lo que consistía en una escolta de aviones caza lo suficien probaron, pues el desembarco en Normandía fué entor temente numerosa para mantener a distancia a los bom pecido más por el fuego de prohibición en las playas que barderos enemigos. por las bombas voladoras. El control lejano es mucho más conveniente si es em Aun cuando las experiencias de la guerra no demos pleado por armas de largo alcance dirigidas desde tie traron la efectividad de los proyectiles radiodirigidos rra. La detección electromagnética elimina la necesi contra operaciones combinadas de mar y aire, es un dad de ver el blanco o el arma, o de estar en una posi error concluir que no ocuparán un lugar prominente en ción desde la cual se puedan juzgar los errores de direc el futuro. Alemania sucumbió cuando las armas moder ción, a fin de corregirlos. nas, aún en estado experimental, comenzaron a apa El control, ya sea por medio de un operador que ve recer. Los modelos en experimentación capturados en tanto el proyectil como el objetivo, o mediante un arte los centros de investigación, y los resultados de las prue facto mecánico que lo guíe al blanco sin otra interven bas hechas con ellos, no dejan duda en cuanto a su sig ción, ciertamente es una evolución importante de la téc nificado. Al mismo tiempo, el Ejército y la Armada de nica militar, pero no debemos concluir tomando esto los Estados Unidos han anunciado la adopción de pro como base que en el futuro los buques y aviones no pue yectiles radiodirigidos similares. dan escapar a la destrucción. No puede decirse que un Verdaderamente que serán eficaces contra embarca arma de control o una dirigida automáticamente des ciones de gran tamaño. Aquellas naciones confinadas truirá con certeza los objetivos de mar y aire, como tam por mares angostos probablemente tendrán armas ca poco que un bombardeo en picado puede hundir con paces de cubrir la superficie cornpleta de tales masas absoluta seguridad un barco grande o un caza destruir de agua. Quien domine las costas europeas tendrá al un avión. Los experimentos hechos con armas alema alcance de sus armas todas las rutas de aproximación nas probaron que los torpedos acústicos fallaban el blan a las Islas Británicas, así como t:an’ibién las de todo el co igual que los demás, y las primeras bombas volado mar Mediterráneo. Los cargamentos a través del Báltico ras de control lejano empleadas en el Mediterráneo con estarán también dentro del radio de los proyectiles dis tra los buques aliados, raramente los alcanzaban. Sin parados desde Inglaterra, y lós mares Adriático y Egeo, embargo, estas armas serán mejoradas y su uso general por los lanzados desde Malta. demandará métodos más modernos de defensa. Cuando en la zona de ataque hay muchos objetivos deextremada importancia, armas de largo alcance po drán ser empleadas con buenos resultados, sin necesidad DEFENSA CONTRA LOS PROYECTILES RADIODI de hacer arreglos para la corrección de la trayectoria RIGIDOS durante el vuelo. Un dispositivo para corregir la direc ción acrecienta la óportunidad de hacer blanco sin gran Hay dos medios de defensa contra los proyectiles aumento de peso o costo del proyectil. No hay duda de radiodirigidos: fuego de artillería y maniobras de evaque tales dispositivos se usarán contra objetivos dispersos -sión. ¿Por qué la artillería, que es altamente efectiva y móviles, tales como formaciones navales y aéreas. contra aparatos con piloto, no puede ser igualmente 73 efectiva contra aquéllos sin piloto? Como cuestión de hecho, las V-i fueron destruídas en gran número por la artillería A. A. y aviones caza. La V-x estaba a merced de los modernos aviones de persecución, pues en velo cidad era inferior y no tenía aptitud de maniobra. Para evitar su destrucción, este tipo de arma debe ser rápido, con tal velocidad que no pueda ser alcanzada por los aviones que traten de interceptarla. A pesar de que se descubrían con suma facilidad, no hay informe alguno de que una sola de las bombas voladoras V-2, que al canzan esa velocidad, fuese destruida por cazas o arti llería. La efectividad de maniobras evasivas depende de la velocidad del proyectil y de lamovilidad del blanco. Hasta 1914 los buques grandes no tenían oportunidad de maniobrar para escapar al fuego de la artillería. No era que estos barcos no avanzaban bastante durante el tiempo de vuelo del proyectil, sino que el buque no po día modificar su derrotero con la rapidez necesaria. La situación es enteramente diferente en cuanto se refiere a naves muy pequeñas o aviones que son ataca dos por armas muy veloces. En el caso de otros muchos objetivos, como la lancha y el submarino pequeño y el avión chico o mediano, la maniobra evasiva es la de fensa más segura contra las armas de control lejano o automáticas, cuya debilidad es la falta de aptitud de maniobra. De modo que no es en la potencia de fuego, sino en la facilidad para maniobrar donde la aviación y las embarcaciones encontrarán su mejor defensa. Desde el punto de vista de la defensa en la táctica naval contra la bomba atómica, aquélla ha de orien tarse hacia una dispersión análoga a la terrestre. La dis persión en el mar sólo puede lograrse mediante el uso de embarcaciones pequeñas o medianas. El concepto de protección debe ser revisado completan-iente. Las na ves de mayor tonelaje que resisten los impactos de pro yectiles perforantes no serán de valor alguno. Los na víos y aviones de la era atómica serán de volumen mí nimo y de blindaje ligero (si es que este término puede usarse para los ioo mm., con los cuales los comparti mientos de máquinas de las lanchas de cien toneladas podrían cubrirse) para protegerlos contra explosiones y fragmentos. Es inútil también un grueso blindaje con tra el impacto directo de las bombas voladoras de va rias toneladas y velocidad de 1.500 metros por segundo, y es desventajoso ya que dificulta la maniobra evasiva. Los acorazados de 45.000 toneladas y los aviones su perbombarderos llevando 37 bombas en mitad del At lántico y del Pacífico, se ajustan a la concepción clásica de potencia, armamento, protección y velocidad; pero tan pronto como se acerquen a la costa, las armas de largo alcance que les darán la “bienvenida” les enseña rán la importancia de un factor más que por tanto tiempo ha sido desdeñado: maniobrabilidad. La guerra económica. Auge y des censodelaproducciónbélicaalemana — Publicado en la Revista inglesa The Army Quarterly por un técnico del Ministerio de Asuntos Exteriores.—Traduccjón del Comandante de Intendencia M. Arechederreta. Aunque la ocupación de Alemania ha producido un torrente de información a la vez documental y personal relativa al funcionamiento de la economía de guerra alemana durante el conficto, pasarán muchos años an tes de que se complete el cuadro y de que pueda ser exa minado con la perspectiva suficiente para formar un juicio objetivo. Actualmente, y dentro del alcance de un artículo de este orden, sólo es posible esbozar sus con tornos. El esfuerzo bélico alemán tuvo, a mi juicio, cuatro fases sucesivas: la producción de energía eléctrica. Estas medidas fue ron reforzadas con una estrecha intervención de las tran sacciones con el Extranjero ideada para proveer al Go bierno nazi de la mayor cantidad posible de divisas a fin de poder comprar a cualquier precio y almacenar las materias primas esenciales que no podían ser produ cidas ni obtenidas sintéticamente. En esta fase (aparte la construcción de las fábricas de aviones y accesorios y la reconstrucción de la indus tria de explosivos destruída en 1918), no se requirió sino una relativamente pequeña expansión de las antiguas industrias. Cuando los nazis llegaron al Poder en 1933, una gran parte de la capacidad industrial alemana es a) Preparaciónpara la guerra. taba inutilizada debido a la depresión económica, y su Los historiadores alemanes atribuyen mucha impor reactivación para dar trabajo a los parados fué uno de tancia, demasiada quizá, al papel que los factores eco los temas principales y más populares del programa po nómicos desempeñaron en la derrota de 1918, originada, lítico nazi. Al poner la industria en marcha aplicándola según los alemanes, por su falta de preparación para con en gran parte a la producción de armamentos o a su pre trarrestar el bloqueo aliado. El Plan Cuadrienal, que se paración, pudieron matar con relativa facilidad dos pá puso en marcha en 1936, apuntó especialmente a incre jaros de un tiro. Sólo hizo falta evitar mediante los im mentar el potencial de guerra alemán para lograr una puestos y otros medios directos el que aumentase, como mayor autarquía en cuanto a los materiales de guerra normalmente lo hubiera hecho, la demanda de los ar esenciales. Se inició la construcción de instalaciones para tículos ordinarios como consecuencia del aumento de la producción de gasolina y caucho sintético y para au trabajadores activos y de la mejora de jornales. Se per mentar la de fibras artificiales; se incrementó el laboreo mitió algún aumento del consumo medio popular con de los yacimientos de mineral de hierro pobre de la Ale respecto al bajo nivel a que se había llegado por la de mania Central para independizar a la industria nacio presión; pero se limitó dicho aumento a fin de que no nal de la importancia del de mejor calidad de Lorena, compitiese con el Estado enla demanda de productos in Suecia y Ultramar, y se planeó una gran expansión de dustriales, y por ello, aunque en 1936 la industria ale- 74 mana había en conjunto llegado al mismo gran nivel de prosperidad que había experimentado ya en 1928, la parte de su producción que se dedicaba a satisfacer la demanda particular de alimentos, vestuario, muebles, etc., era bastante menor que en este ú:ltimo año. Este era el significado real del estribillo los cañonesantesque la mantequilla. La cantidad real y potencial de equipo militar que tales medidas producían, era mirada con satisfacción por el Alto Mando alemán, debido, principalmente, a que su ambiente profesional les inducía frecuentemente a mirar el rearme nacional como un fin en sí mismo, que había que lograr con precaución metódica y completa mente, pero sin una urgencia grande ni inmediata; del mismo modo que se requería tiempo para desarrollar “fondo” en los cuadros de los oficiales y suboficiales del Ejército, también se requería tiempo para el rendimiento de las grandes construcciones industriales que debían proporcionar “fondo” al potenciaL guerrero alemán. En este último aspecto, el General Thomas, que era den tro del Mando Superior del Ejército (O. 1<. W.) quien dirigia la preparación industrial alemana, no estaba sa tisfécho ni aun con el ambicioso y largo programa de desarrollo del Plan Cuadrienal, que, como hemos dicho, visaba principalmente a asegurar la autarquía ai cuanto a las primeras materias para sosterter la capacidad indus trial existente de elementos bélicos esenciales. Thomas deseaba, además, que se crease una reserva de capacidad industrial suficiente para mitigar la vulnerabilidad de las industrias pesadas alemanas resultante de su exce siva concentración en las frontras occidentales y orien tales (Westfalia renana y Alta Silesia). La prudente y militarmente co:rrecta defensa de este principio del “fondo” en el rearme y la neceidad de pa ciencia que implicaba, fué uno de los muchos “irritan tes” que los técnicos presentaron a Hítler, quien, ade más de no ser prudente por naturaleza, desconfiaba por sistema del consejo de los profesionales, pues su más aguda percepción política le decía que la única probabilidad de lograr sus fines de dominación conti nental (y quizá mundial) estaba en acobardar y arrollar a los adversarios tímidos antes de que estuvieran ple namente preparados para resistir; ello exigía la mayor y más rápida expansión posible en términos absolutos y relativos del poder ofensivo alemán, sin tener en cuenta, si fuera preciso, su poder defensivo. Por ello urgía cons tantemente una mayor velocidad de rearme, y para aprovechar las oportunidades que la situación política le ofrecía, forzó sucesivamente a su Alto Mando a situa ciones para las que, antes de los hechos, aquél se con sideraba mal preparado. Así, por ejemplo, hubo malos presagios por parte de los profesionales en lo relativo a las consecuencias de la guerra con Checoslovaquia, en septiembre de 1938; un año más tarde, el potencial gue rrero y la producción de armamento se consideraban peligrosamente bajos para una guerra en el doble frente polaco y occidental. b) Losaños de la conquísta. Sin embargo, cuando la guerra vino, la facilidad con que se ganaron las campañas iniciales sorprendió a los técnicos y confirmó la corrección de la intuición de Hítler acerca de la debilidad política de sus adversarios. Por esta causa el gasto de municiones y la pérdida de equipo en el campo resultaron ser mucho menores de lo que se había calculado, y las reservas que se habían acumulado en la fase preparatoria fueron más que suficientes para el fin para que se habían constituído. Por esta razón y por el grado en que la producción industrial había sido ya movilizada en los años anteriores, no fueron precisas niedidas muy severas para aumentar la producción de armamento al estallar la guerra, y más bien la produc ción industrial total en realidad declitió agudamente y tardó en recupararse debido a la disminución de mano de obrá que la movilización produjo. Aun así, la produc ción fué tan (atisfactoria en relación con los requerimien tos estratégicos del momento, que depués de la victo riosa conclusión de la campaña de Francia en £940, Hítler ordenó se restringiera la producción de muchas clases de municiones para evitar la acumulación de re servas innecesarias. Esta decisión fué tomada con completo conocimiento de los requerimientos de su ataque a Rusia, que se había decidido desde hacía mucho tiempo, aunque no se hu biera fijado en firme la fecha de su realización. Pero Hít ler, subestimando la fuerza de sus oponentes, confiaba en derrotar a los rusos en la primera embestida, y los planes se basaron en la donfianza de que la guerra contra Rusia sería ganada para fines de 1941, confianza tan grande, quecuando en los primeros dos meses de la cam paña todo iba bien, se dieron órdenes, prontamente revo cadas, para disminuir, la prodúcción de armamento y para licenciar y reintegrar a la industria civil a los com ponentes de un número considerable de Divisiones. El fracaso de la campaña invernal del Este en 1941, al evidenciar la potencia rusa, conmovió, mas no hizo des aparecer aquella confianza. Pero la industria alemana cubrió todos los requerimientos militares hasta los fra casos de las campanas de £942 y el desastre de Stalingrado. c) Los años de la retirada. En vista de los limitados requerimientos de la estra tegia alemana durante este período, la producción de guerra se había mantenido aproximadamente al mismo ritmo del tiempo de paz, con un ligero aumento global. A principios de £942, y a consecuencia de la muerte en accidente de Fritz Todt, pasó a Alberto Speer la direc ción de la producción de guerra. Este hombre notable, que entonces tenía treinta y siete años, sólo había sido conocido hasta entonces como el arquitecto de Hítler y el planeador y supervisor de muchos de los proyectos de los edificios del partido nazi. Al hacerse cargo desu nuevo cometido con el título de Plenipotenciario para los tra bajos de Armamento, Speer desplegó inmediatamente un vigor, un realismo, una habilidad organizadora y una honestidad de método que le elevaron muchos codos por encima de todos los demás colaboradores de Hitler. Aunque por entonces aún había esperanzas de una rá pida conclusión de la guerra del Este, Speer no quiso aventurarse e inmediatamente se puso a la labor de ele var la producción de armamento por todos los medios po sibles. Sus medidas iniciales fueron tomadas para sim plemente eliminar las numerosas deficiencias de la orga nización y administración de la producción industrial que sus predecesores habían tolerado o que por su inex periencia e ignorancia no habían descubierto. La mera imposición de una buena utilización de los recursos ya disponibles permitió a Speer elevar la producción de ar mamento en un 75 por ioo durante el transcurso de 1942. Los resultados que pudieron obtenerse rápidamente por tales medidas habían agotado aquellos recursos para fines de 1942, y Speer se percató de que para proseguir la marcha ascendente en la producción no había otro camino que llevar a cabo una movilización, más completa de los recursos básicos de Alemania y de los territorios conquistados, restringir al mínimo todos las actividades no requeridas para la producción de armamento y diri gir a esta última todos los recursos posibles de mano de obra, maquinaria y materias primas. Aunque Speer se daba perfecta cuenta de la superio ridad de los recursos materiales acumulados contra él desde la entrada de Norteamérica en la guerra y derrota de Stalingrado, consideró, sin embargo, que Alemania 75 era todavía perfectamente capaz de llevar a buen fin una guerra defensiva. Calculaba que la industria alemana, respaldada por los recursos de los rerritorios conquista dos, sería capaz de abastecer indefinidamente de recur sos de toda índole a cuantas fuerzas pudiera movilizar Alemania, y confiaba en que ésta podría, mediante laade cuada organización, conservar la ventaja que en diseño y efectividad de armamento tenía entonces y merced a ella contener indefinidamente, por su mejor equipo y ma yor habilidad, a fuerzas superiores. Para esa labor consideraba que todas las clases de pro ducción de armamento y de materias primas relacionadas con aquél tendrían que ser concentradas en una mano, que la influencia de los Estados Mayores en la producción de armamento (no en su diseño y planeamiento) debía ser drásticamente disminuída y que debía decretarse una inexorable movilización de la mano de obra para el tra bajo en las fábricas de armamento. Como se verá después, la marcha hacia ese objetivo se vió dificultada por una diversidad de obstáculos en raizados en causas políticas y personales. Aunque se hi cieron grandes progresos en la organización de la admi nistración de la producción de guerra, cada paso se dió con dificultad y llegó demasiado tarde para influir en la situación a favor de Alemania. Sin embargo, se introdu jeron improvisaciones muy notables, cuyo éxito puede ser comprobado en el hecho de que la producción de armamento alemana aumentó tres veces y cuarto entre el principio de 1942 y mediados de ‘944, aumento que tuvo lugar con un pequeño aumento en la mano de obra empleada, otro pequeñísimo aumento global en la pro ducción de materias primas y con una disminución de sólo un 26 por ioo aproximadamente de la producción de productos de consumo ordinario. Durante 1944, y según Speer, la industria alemana produjo armas y ma terial de todas clases suficiente para equipar completa— mente con su dotación inicial a 225 Divisiones de Infan tería y 45 blindadas. El que este notable aumento de la producción de material bélico no produjese resultados paralelos en elcampo de batalla, debe ser atribuído a una polí tica deficiente de distribución y a una estrategia equi vocada, que condujo a una innecesaria disipación de re cursos, cosas ambas de las que Hítler, con sus decisiones personales, debe ser considerado el responsable princi pal. Suya fué, por ejemplo, la norma, que se aplicó a raja tabla, de que el 90 por ioo del equipo nuevo se destinase a las Divisiones de nueva creación y solamente se desti nase a reemplazar las pérdidas en el campo el io por loo. Como las nuevas Divisiones se nutrían de personal que por razón natural era cada vez de peor calidad, frecuen temente perdían una gran proporción del material en los primeros encuentros, y mientras tanto las formacio nes veteranas en línea a las que la estrategia hitieriana exigía conservar sus posiciones a toda costa, carecían del material que les hubiese permitido hacerlo. El re sultado fué una continuada y fantástica dilapidación en el frente, que excedía en mucho a la sufrida por las fuerzas británicas y americanas, y por ello, desde Stalingrado, los mejores esfuerzos de la industria no pudieron nunca calmar los vacíos en las dotaciones, aunque éstos fueron reducidos progresivamente. Bastará para ilus trar el caso citar un ejemplo de los efectos de este pro ceso: Al comenzar 1942, la producción mensual de un surtido de armas y municiones que por su utilidad y va riedad podemos considerar como representativa, era equivalente al 4 por loo de las existencias y bastaba para hacer frente al consumo. Para mediados de 1944, la pro ducción de estas armas y municiones (que entre tanto había aumentado seis veces y media) era equivalente al io por ioo de las existencias contemporáneas, pero era, sin embargo, insuficiente en términos generales para ha cer frente al consumo. 76 d) El colapso de la producción de guerra. La producción de guerra alemana alcanzó su punto culminante en julio de 1944, en que llegó a ser el 320 por oo del que se había logrado en enero-febrero del año 1942. Para hacer frente a las necesidades de una si tuación estratégica que empeoraba rápidamente se pla neó hacerla llegar al 500 por ioo para fines del mismo año, y Speer consideró que tal programa podría cumplirse con tal que no hubiera un aumento de la presión aérea aIjada, y también, de que las reservas de mano de obra que entonces existían (especialmente en cuanto a la mu jer alemana), y que aún no habían sido movilizadas lo fuesen al completo. Ambas premisas fallaron. Aunque se pueden enumerar los factores principales que condujeron al rápido colapso del esfuerzo de guerra alemán después del verano de 1944, es muy difícil el calibrar su importancia relativa. Es probable que distin tos factores predominasen en cada momento, pero no transcurrió mucho tiempo cuando se llegó a una situa ción en que su conjunto originó un descenso cada vez mayor de la producción. La tentativa que para movilizar más reservas de mano de obra se llevó a cabo en el verano de 1944 fracasó com pletamente. Aunque este fracaso hubiera bastado pro bablemente para evitar la realización de los aumentos de producción planeados, no llegó, sin embargo, a ser una causa mayor del descenso, pues fué superada en in fluencia por otros factores de tal modo que en los últi mos meses de la guerra hubo en realidad muchos obreros parados. La cuestión de los transportes fué la primera que falló a causa de la presión de los ataques aliados so bre la red ferroviaria y los canales. El promedio diario de vagones cargados cayó de 133.000 en agosto a 87.000 en diciembre y a 70.000 en enero de 1945. Debido a la imposibilidad de mantener el nivel de la producción cuando el carbón arrancado no puede ser retirado de las bocas de mina, la producción de carbón fué afectada in mediatamente por el empeoramiento de la situación de los transportes; la producción de antracita (que se ex traía principalmente del Ruhr, zona que sufrió los más graves ataques) descendió de 26,3 millones de toneladas en julio a 14,3 millones en diciembre y xi,8 millones de toneladas en enero de 1945. La producción de gas y de electricidad declinó también rápidamente al principio, a causa de los daños hechos a las instalaciones y tendido por ataques aéreos, pero debido más tarde a la escasez del carbón, que obligaba al cierre de muchas centrales. La producción de materias primas se vió seriamente afec tada por los ataques aéreos y por la pérdida de territo rio al oeste del Rin. También fué afectada probablemente por la situación de los transportes, y quedó reducida en diciembre a un 5o por ioo de la producción de julio de 1944. Como es natural, transcurrió algún tiempo antes de que en las fábricas de armamento repercutiera el des censo en la misma proporción. Durante algunos meses estas fábricas, en los casos que no eran arruinadas por la aviación aliada, podían mantener su actividad usando sus reservas de material y, por otra parte, tenían prio ridad en la distribución de los mermados medios que aún había en combustibles, energía eléctrica y transpor-. tes. La fabricación de piezas de armamento, que se ha llaba distribuída entre más de 50.000 subcontratistas residentes en toda Alemania, empezó a ser influenciada seriamente por las deficiencias del transporte en el otoño de 1944, y poco después empezó la falta o escasez de pie zas a notarse en las instalaciones de montaje que pro ducían la munición terminada. Comparada con la pro ducción máxima, obtenida en julio, la producción de munición así obtenida resultó ser de sólo el 30 por 100 en enero de 1945. Para mantener a estos niveles la producción de arma- mento, Speer hubo de ordenar, conforme veía el curso de los acontecimientos, una serie de medidas de ocasión, que en resumen entrañaban la suspensión de todos los proyectos de construcciones que nc beneficiasen inmedia tamente a la producción de armamento (aunque se tra tase de obras de reparación de daños sufridos por bom bardeo), la supresión de las variaciones en los diseños que exigiesen interrupciones en la producción normal y el incremento en la producción de piezas de repuesto para mantener completamente en servicio el material en uso aun a expensas de la producción del nuevo. Ade más de éste, se eligieron ciertas clases de armas y muni ciones de producción fácil o de especial rendimiento en uso, y sé les dió trato preferente, haciéndose esfuerzos espéciales para mantener un aumento constante en su producción. Sin embargo, los estragos hechos en la capacidad de producción alemana y la dislocación de lo que quedaba llegaron a ser demasiado grandes para permitir un con trol coherente de la situación. Para enero de 1945 el territorio que Alemania había perdido en el oeste le privabá de un i por ioo aproximadamente de su antigua capacidad industrial, y las áreas industriales occidentales no producían, en conjunto, más dé un 50 por ioo de su antigua producción máxima. Particular mente los recursos del Ruhr no podían ser explotados, ya que esta región estaba sujeta día y noche al bombar deo aéreo. Para fines de enero la pérdida efectiva de los recursos de la ind.jstria pesada vestfalo-renana había sido complementada por la irrupción rusa en el área de la industria pesada silesiana. ;La pesadilla que en ‘937 y 1938 había atormentado al General Thomas se había convertido en realidad! Llegado este momento, nada podía salvar a la indus tria de guérra alemana de una catástrofe final; Speer mismo reconoció que la situación era desesperada, y, rea lista hasta el fin, dejando la dirección del Ministerio a sus subordinados, se dedicó durante los meses siguien tes, hasta el fin de la guerra, a recorrer Alemania en to dos sentidos, tratando de persuadir a las autoridades regionales de que no tuviesen en cuenta las repetidas órdenes de Hítler de que se destruyesen todos los medios industriales para evitar las fatales consecuencias de fal remate. Para cuando los Ejércitos aliados empezaron a cruzar el Rin, la actividad de los transportes había ba jado hasta un 12 por roo; la producción de carbón, al 25 por ioo, y la de materias primas, al 33 por ioo de los records registrados en el verano precedente. La produc ción de armamento, aunque reducida a la mitad, toda vía era un o por roo mayor que la de principios de 1942; pero las pérdidas en el frente habían llegado a tales tér minos, que dicha producción, aunque hubiese podido ser distribuída a las fuerzas, era completamente insuf i ciente para hacer frente al consumo en el frente, y la des trucción total inminente de todas la fuerzas armadas alemanas era un hecho inevitable. Por ello, aunque, como en 1918, el Ejército alemán seguía con las armas en la mano, y aunque la producción dé armamento continuó hasta el final de la guerra a un nivel que al comienzo de ella hubiera pareçido formi dable, no cabe la menor duda de que la insuficiencia de aquélla aceleró la derrota de las armas alemanas. A par tr de Stalingrado, la insuficiencia de armas y abasteci mientos entorpeció continuamenl;e la conducción de las operaciones en los frentes. Aunque, como se ha dicho, parte de la responsabilidad por esta situación es atri buíble a Hitler por su equivocada influencia en la dis tribución de los medios disponibles, no hay duda de que, aunque lo conseguido por Alemania fué mucho, los diri gentes ejecutivos de la producción de guerra alemana no lograron movilizar completamente el esfuerzo indus trial de guerra y sacar todo el pa.rtido posible de su país y de los territorios conquistados en el período 1939-41. ALGUNAS CAUSAS DEL FRACASO DE LA PRODUC ClON DE GUERRA ALEMANA Como el esfuerzo de guerra alemán fué continua mente objeto de la guerra económica aliada, que se lle vaba a cabo indirectamente en la esfera diplomática cerca de las naciones neutrales que podían tener rela-, ciones comerciales con Alemania, o directamente por la acción del arma aérea o de otros medios ofensivos so bre la industria y medios de transporte de Alemania, es tentador analizar los esfuerzos de la organización pro ductora alemana refiriéndolos a las operaciones de dicha guerra económica aliada. Ello sería, sin embargo, pre maturo antes de que los historiadores hayan avanzado mucho más de lo que hasta ahora han hecho en la in vestigación de la economía alemana, pues los nazis sa bían de antemano las presiones a que probablemente iban a estar sujetos e hicieron en algunos casos meticu losos preparativos para hacerles frente. El coste de la preparación y sostenimiento de estas medidas de pre caución fué, sin duda, considerable y pudo haber res tado una parte del potencial para otros fines. Los recur sos invertidos en los enormes proyectos de producción sintética y los brazos retenidos en la agricultura para asegurar las reservas de víveres, son ejemplo de ello. La estimación de los efectos de estos factores en el esfuerzo de guerra alemán es, en conjunto, muy difícil por ahora. Del mismo modo, aunque el efecto de los ataques aéreos en objetivos específicos, tales como la industria petrolífera y él sistema de transportes son ya bastante conocidos, la intensidad con que afectaron a la econo mía alemana operaciones aliadas, tales como la devas tación de las ciudades alemanas y la creación e inten sificación de los movimientos de resistencia en los terri torios ocupados por los alemanes, es muy difícil de de terminar. Cierto es que ambas operaciones originaron grandes pérdidas en la producción prevista, pero pu diera también resultar que además la cantidad de hom bres y material que la defensa contra dichos ataques requirió produjese una tensión igual o mayor en el con junto de los recursos alemanes. Pero aparte de los inconvenientes impuestos o acen tuados por las operaciones aliadas, la maquinaria de la producción de guerra alemana sufrió de una serie de desventajas de origen interno, muchas de las cuales pue den ser atribuídas a factores inhérentes al sistema de gobierno. Este estimulaba la iniciativa individual de los ministros y de los numerosos organismos “autóno mos”, a los que se confió autoridad ejecutiva en la es fera económica creyendo que permitiéndose la compe tencia entre ellos se conseguiría una mayor eficiencia. Esta tendencia se confirmó nuevamente en la costum bre de nombrar plenipotenciarios especiales con po deres superministeriales para resolver problemas parti culares. Hítler mismo era el coordinador y definitivo responsable de toda la política y ante él respondían di recta o indirectamente todos los ministros y plenipoten ciarios. Durante los primeros años de su régimen, sin embargo, Hítler fué auxiliado por un Gabinete al que se llamaba regularmente a los ministros para discutir la política, costumbre que cesó después de noviembre de 1937, es decir, aproximadamente desde el momento en que empezó la fase ofensiva del programa estraté gico de Hitler. Otra característica del sistema nazi de gobierno era la división de autoridad entre el Estado y el partido, pues existía la convicción de que si se mantenía al par tido aparte de la burocracia, conservaría su vigor y ac tuaría como un galvanizador y como un vigilante de la maquinaria administrativa. De aquí que los goberna dores provinciales (Gauleiters) fueran, en su calidad de jerarcas del partido, directamente responsables ante Hítler, y estaban en situación de discutir dentro de su 77 jurisdicción, las órdenes emanadas de ios departamentos ministeriales de Berlín. Para que un sistema así fuera eficiente necesitaba una fuerte coordinación en su cabeza; pero desde el mo-. mento en que empezaron las operaciones militares, Hít ler volvió la espalda al frente interno y dedicó todo su tiempo a intervenir en las funciones normales del Estado Mayor General y de los Jefes de los Ejércitos. También Goering, que quedó a cargo del frente interior como pre sidente de un Consejo Ministerial de Defensa Nacional, delegó su autoridad y se dedicó por completo a las cues tiones aéreas. El Consejo Ministerial no se reunió des pués de 1939, e incluso la Dirección del Plan Cuadrienal, que también dependía de Goering y que pudiera tam bién haber actuado como una autoridad coordinadora en la esfera económica, cesó de ser un factor activo des pués del comienzo de las hostilidades. Por tanto, no hubo en realidad una alta autoridad coordinadora para los asuntos interiores durante la gue rra, pues en las ocasiones en que Hítler mismo pudo ser persuadido de que volviese a ellos su atención, recurrió, según su costumbre casi siempre, al nombramiento de plenipotenciarios, pero, para su desdicha, las ambicio sas personas de su confianza que nombraba como tales aprovechaban casi invariablemente la situación para su medro personal. La más notoria de entre ellas fué Martín Bormann, que adquirió gran influencia con su cargo de secretario privado del Führer, y que nombrado además jefe de la Cancillería del partido, consiguió un estrecho control sobre los “Gauleiters” y utilizó a éstos como agen tes para favorecer su propia política contra la de aque llos ministros con quienes no estaba de acuerdo, llegando hasta a evitar el acceso de aquéllos al Führer, hasta el punto de que algunos de los ministros civiles no pudie ron conferenciar con Hítier durante años enteros. No es sorprendente que surgiesen grandes deficiencias en la administración de la producción de guerra bajo una forma de gobierno en que la deliberación imparcial era desplazada por las intrigas palaciegas. Pero lo peor y lo que más decisivamente influyó en la ruina de Ale mania fué, sin embargo, el que la existencia de tales defi ciencias fué tolerada, o no se reconociera su existencia hasta que ya no había remedio para ellas. Desde los pri meros momentos la inspección y verificación de la pro ducción de armamento propiamente dicha, es decir, de sus 5.000 principales contratistas en números redon dos, radicaba en el Ministerio de Guerra, y cuando éste se suprimió pasó al Alto Mando de las fuerzas armadas (O. K. W.). El control de la producción de materias primas y el de muchos miles de subcontratistas de arma mento continuó en el Ministerio de Economía. Corres pondía al O. K. W. el examen y la coordinación de los pro gramas de producción que proponían los tres Ejércitos y la obtención del Ministerio de Economía de los cupos de materias primas para los contratistas. La coordina ción de los programas de producción de los tres Ejérci tos nunca pasó de ser nominal, en parte porque Goering nunca permitió inteferencias de ninguna clase con los de la Aviación, y en parte porque Hítler mismo se dedicó deliberadamente a destruir la autoridad del O. K. W., influído por su profunda desconfianza en los militares profesionales, cualesquiera que fuesen sus cargos e ido neidad. Debe recordarse que ya desde febrero de 1938 Hítler había asumido el mando supremo de las Fuerzas Armadas, nombrando a Keitel Jefe del O. K. W. Aunque la relativamente modesta producción de ar mamento obtenida por la industria en los dos primeros años de la guerra bastó ampliamente para cubrir las igualmente modestas necesidades contemporáneas de los Ejércitos, sin embargo, dicha producción fué lograda con dificultad, especialmente en lo concerniente al abasteci miento de las materias primas; ello a causa de que cada uno de los Ejércitos, habitualmente y por sistema, exa 78 geraba sus necesidades en cuanta a aquéllas para preca verse contra las reducciones del O. K. W. Como el Ge neral Thomas y sus colaboradores de la Oficina de Ar mamento del O. K. W. no eran lo suficientemente téc nicos para percatarse del volumen de las exageraciones, los cupos de materias primas se asignaban en exceso para las necesidades reales de los programas de armamento, y con ello una gran parte de las reservas que el Ministe rio de Economía obtenía con gran dificultad desapare cían en los ocultos depósitos de las firmas contratistas. Speer sabía muy bien lo que ocurría antes de entrar en funciones, y el rápido aumento que logró en la producción de 1942 fué debido a estos “nidos” provi denciales que sus predecesores habían inconscientemente fomentado. Pero, sin embargo, la primavera de 1942 era ya una fase peligrosamente tardía de la guerra para empezar la enorme tarea de organizar la administración de la pro ducción de guerra con una eficiencia adecuada a los pro blemas que había que resolver por entonces. Quizá no hubiese sido demasiado tarde si la importancia y la ur gencia del asunto hubieran sido reconocidas por todos los interesados pero no fué éste el caso, y aunque Speer vió claramente lo que se requería, los obstáculos para la consecución de lo que se proponía resultaron ser al final demasiado formidables para él. Los principios que Speer quería introducir eran sufi cientemente sencillos: a) Toda clase de producción debería estar bajo un con trol único para facilitar una movilización completa para la producción de armamento. b) El papel de los Ejércitos en cuanto a la producción de armamento debería limitarse a la indicación del diseño y cantidad que se requerían. c) Solamente los ingenieros y demás personas con cali ficación técnica deberían encargarse del planea miento del detalle y de la ejecución de los pedidos, y la idoneidad y no los méritos políticos, el presti gio comercial o- las relaciones financieras, debía ser la únicacalificación para tales empleos. Para probar la excelencia de estos principios, que sólo se impusieron parcial y gradualmente, basta fijarse en los resultados que su adopción produjo. Aunque Speer había ya anteriormente logrado hasta cierto punto el control de la producción y asignación de materias primas, no pudo controlar completamente toda la producción de distintas clases del Ministerio de Eco nomía hasta septiembre de 1943, y nunca dirigió la dis tribución de la mano de obra ni aun siquiera logró llegar a un acuerdo aceptable con Sauckel, que era el Plenipo tenciario para dicha distribución desde principios de 1942. La antipatía personal y profesional que se desarrolló en tre estos dos hombres fué una gran rémora para el es fuerzo de guerra alemán, pues hizo imposible la coordi nación eficiente de la distribución de la mano de obra, que regía Sauckel, con la asignación de los otros facto res de la producción, que Speer dirigía. El que los Estados Mayores de los tres Ejércitos se limitasen a lo que Speer consideraba su cometido espe cífico y exclusivo, sólo se consiguió escalonadamente: El de Tierra cedió el control de la producción de su arma mento en mayo de 1942, en que la oficina correspondiente del O. K. W. pasó a depender de Speer; la Marina cedió el de la del suyo a principios de 1943, cuando Raeder fué sustituído por Doenitz, y el Ejército del Aire retuvo el control de la producción aérea hasta que a fines de febrero de 1944 los bombardeos aliados produjeron una seria crisis en la producción de cazas, hecho que venció la obstinación de Goering (quien, más aún que Raeder, quería mantener en principio y de hecho una completa autonomía para su Ministerio), y le determiné, a instancias de Milch, su Director de Armamento, que ya hacía tiempo estaba de acuerdo con la idea de Speer, a trans ferir en junio del mismo año a Speer la .producción de los medios aéreos. Como se ve, la unificación total del con trol de armamentos no tuvo lugar hasta un año antes de terminar la guerra, por lo que fué demasiado tardía para que todas las reorganizaciones necesarias se pudieran llevar a cabo. Las reformas tropezaron no sólo con la oposición de los militares (aunque las relaciones de Speer con los jefes del Frente eran extremadamente cordiales), sino que produjeron mucha suspicacia e intriga subversiva en el partido, porque la preferencia de Speer lior los industria les apolíticos y su creación de una burocracia técnica no partidista era considerada como un paso peligrosamente retrógrado hacia la reanimación del capitalismo privado, que el ala radical del partido, personificada, entre otros, por Bormanu y Sauckel, miraba con la más grave alarma. De esto a excitar subversivamente a los Gauleiters con tra las instrucciones ministeriales no había más que un paso. El Servicio de Seguridad de Hímmler intervino también, y más de uno de los principales subordinados de Speer se vió en la cárcel de la noche a la mañana o hubo de ser destituido. por supuestas ofensas contra la doctrina nazi. La falta de una coordinación coherente y sistemática entre el planeamiento de la producción y la estrategia fué un obstáculo más para lograr una organización de la producción de guerra a tono con la desesperada situación de Alemania en 1943 y 5944. Ello fué debido en parte a la ausencia de una estrategia claramente de finida desde el momento en que los planes iniciales de Hitler erraron su rumbo al fracasar la ofensiva de fines de 5942 en el frente Oriental. Los programas de produc ción, aunque transmitidos por Keitei como necesida des del O. K. W., eran en la práctica realmente decisio nes unilaterales de Hítier, que se aceptaban sin varia ciones y aun a menudo sin examen crítico alguno. Las decisiones de Hitler eran muy raramente el resultado de cuidadosas deliberaciones con. las Planas Mayores adecuadas, y podían, por el contrario, ser influenciadas por entrevistas personales o por el propio entusiasmo del Führer. Este se tomaba el más vivo y minucioso inte rés en cuestiones de diseño de armamento, en las que no era inexperto ni mucho menos, pero sí era, en cambio, capaz de las decisiones más dogmáticas basándose exclu sivamente en su opinión personal. Además era un maes tro consumado en el arte de nó querer ver y suprimir los hechos que no apoyasen sus opiniones preconcebidas, por lo que, conociendo su intensa aversión por las verda des amargas, muy pocos de sus colaboradores se atre vían a comunicarle noticias que no fuesen buenas; uno de ésos pocos era Speer. La adaptación de la producción a la cambiante situación estratégica fué, por lo tanto, muy lenta y se logró por partes; así, por ejemplo, aun que desde el comienzo de 5943 se percibía con claridad que Alemania debía pasar a la defensiva en los frentes terrestres, el llamado “Programa de Infantería”, ideado para aumentar la potencia de fuegos defensiva de las Divisiones de primera línea, no se empezó a poner en práctiça hasta muy entrado i944. La reorientación del programa de carros en favor de los de tipo defensivo se difirió aún más. Pero posiblemente el peor de los errores estratégicos que los alemanes cometieron en e1 campo de la produc ción no es, sin embargo, atribuible a la interferencia de Hítler, sino debido a un error fundamental del Alto Es tado Mayor alemán en la apreciación de la situación: el fracaso en darse cuenta del desarrollo de la ofensiva aliada de bombardeo estratégico. Así como muchos factores, algunos de los cuales hemos descrito ya, con tribuyeron a impedir que la producción de guerra ale mana llegase a los límites de que hubiera sido capaz, los funcionarios alemanes competentes atribuyen unánime- mente a los ataques aéreos aliados el colapso de aqué llas. Al parecer, en 1942 se examinó la perspectiva aérea con mucho cuidado, y a la vista de las experiencias de la Luftwaffe y de los resultados de los ataques aéreos aliados de entonces, se dictaminó que los ataques aéreos nocturnos no podrían alcanzar la exactitud y concen tración necesarias para infligir daños decisivos a los objetivos industriales importantes, y que las pérdidas que implicaría el forzar las defensas alemanas en pleno día impediría una ofensiva sostenida de los bombarderos diurnos. El desarrollo por parte de las aliados de los ca zas de acompañamiento no fué previsto, al parecer, y el resultado fué que se planeó una gran expansión de la producciónde cazas, la que fué ejecutada en unas pocas y enormes instalaciones de producción en serie, que re sultaron ser más tarde unos blancos excelentes para los bombarderos pesados norteamericanos. Tampoco se con sideró necesario el ordenar como medida de precaución una dispersión de las fábricas de material de guerra, por lo que ésta no se inició hasta que fué evidente que dicha industria se había convertido en el blanco principal de la aviación enemiga y había sufrido ya daños graves, momento en el cual la pérdida de producción adicional que la dispersión ocasionó era apenas llevadera. La dis persión, organizada en emplazamientos subterráneos, no se empezó hasta mediados de 1944, lo que dió por resul tado el que, aunque se habían empleado muchos brazos en excavaciones, muy pocas fábricas subterráneas esta ban en marcha al terminar la guerra. Otra manifestación de la gratuita confianza en la inexpugnabilidad de las defensas aéreas alemanas, fué el fracaso en impulsar más vigorosamente la construc ción de instalaciones para la producción de esencia sin-. tética y de otros proyectos similares para proveer una reserva de capacidad productora. Por el contrario, los programas de expansión previstos en el Plan Cuadrienal se descuidaron, y en algunos casos incluso se redujeron con relación a su volumen inicial, aunque bien es verdad que hubiese sido extremadamente difícil el adjudicar acero suficiente a estos proyectos y hacer frente simul táneamente a todos los requerimientos del programa de armamento. En los primeros años de conquista esos pro gramas pudieran haber parecido lujos innecesarios y caros; en el caso del de las nuevas instalaciones de esen cia sintética, se sabe que Alemania especuló sobre la ad quisición de los campos petrolíferos del Cáucaso en 1942, y que casi agotó sus existencias de gasolina en el intento de ocuparlos, con el resultado de que, cuando al fin las fuerzas aéreas aliadas alcanzaron la fuerza suficiente para atacar sistemáticamente la industria petrolífera, no existía virtualmente una reserva de capacidad de pro ducción y sólo una reserva muy pequeña de petróleo en depósitos para encajar el golpe. Fué tan grande el efecto de éste sobre los abastecimientos de gasolina de avia ción que a las pocas semanas de los ataques iniciales de mayo de 5944, una parte considerable de las fuerzas aéreas alemanas hubo de ser aparcada y permaneció así hasta el fin de la guerra. El efecto de la acción aérea aliada en la producción de guerra alemana durante los doce últimos meses de la guerra no se limitó, sin embargo, a los estragos infligidos directamente a la industria de guerra y al sistema de transportes, pues gravitó también de un modo terrible sobre la maquinaria administrativa misma. Para media dos de 1944, después de dos años de trabajo intensivo, el sistema de Speer había resuelto muchos de los proble mas de organización y empezaba a mostrarse como una eficiente y formidable maquinaria; pero casi inmediata mente fué sujeto a tal martilleo, que a los pocos meses todo control centralizado se hizo virtualmente imposible. Ello tuvo lugar a raíz del fracaso de las comunicaciones con los centros de producción ocasionado por la interfe rencia aijada, que impedía la rendición de partes y el des- 79 pacho normal de la tramitación comercial. Además, la creciente inseguridad de la producción y en el transporte hacía en gran parte imposible y puramente especulativo todo planeamiento con vistas al futuro, y así, mientras que en 1942 había sido posible el pronosticar casi exac tamente las producciones de casi todas las clases de ar mamento con dieciocho meses de anticipación, en el verano de 1944 no podía pronosticarse con visos de exac titud con más de seis u ocho semanas de adelanto, y aun así los acontecimientos deshicieron algunas veces los cálculos hechos. A veces resultó posible el resistir los efectos de la inter ferencia aliada o los inconvenientes políticos domésti cos mediante vigorosas improvisaciones, para las que la generación alemana actual ha demostrado una aptitud insospechada. Pero a la larga incluso las improvisacio nes más geniales no sustituyen adecuadamente a un buen planeamiento. La Historia decidirá si una de las debilidades más aparentes de los métodos de gobierno nazis no ha sido la inexorable eficacia con la que destru yó el tradicional genio, alemán en materia de planea miento. Sería, sin embargo, injusto echar la culpa a los dirigentes de la producción de guerra alemana del fra caso en la consecución de un imposible, pues imposible era lo que se les pedía desde el momento que el albur ofensivo de Hítier en el Este fracasó. Los recursos eco nómicos de Alemania eran básicamente inadecuados para sostener a la vez tres frentes defensivos diferentes, pues de no incurrir en equivocaciones graves, los aliados con sus medios industriales y económicos superiores tenían que prevalecer; pero además ocurrió que fueron los ale manes quienes cometieron los errores más graves. Pero sea que Speer y sus colaboradores fracasaron, sea que los defectos ingénitos del régimen nazi les impidieran sacar todo el partido posible de los medios a su disposición o que la aviación aliada se cruzase en su camino,, lo que sí puede Speer recabar con orgullo es que logró prolongar la resistencia alemana mediante los resultados que ob tuvo en la producción de 1943 y 1944. La verdadera res ponsabilidad de fracaso final de Alemania en el terreno económico radica en los predecesores de Speer, que no supieron sacar todo el partido posible de los medios que por entonces tenían a su disposición y más principalmente en Hítler mismo, que subestimó el volumen de la tarea militar que tenía delante y que no exigió a tiempo el es fuerzo de producción que la situación requería, esfuerzo que muy probablemente hubiera sido realizado si se hu biera exigido. Elcañónde40mm.enapoyodelainfantería Teniente Coronel Leo J. DAVIS, del Cuerpo de Artillería de Costa.—De la publicación norteamericana Military Reoiew. Cuando la División “Americal” invadió a Cebú el 26 de marzo de 1945, encontró las posiciones mejor fortifi cadas con que se había tropezado el VIII Ejército en su campaña de las Visayas. En la etapa inicial de la opera ción, los regimientos de Infantería 132 y .582 abordaron las playas minadas cerca de Talisay y avanzaron rápida mente hacia el norte, capturando la ciudad de Cebú, a 7,5 kilómetros de la playa, el día D-i. De ahí en ade lante, cuando el grueso de las tropas japonesas se retiró hacia las montañas al norte y al oeste de la ciudad, la batalla cambió. Estas fortificaciones, en construcción hacía varios me ses, estaban muy bien preparadas, tenían facilidades para guardar víveres por seis meses y una gran cantidad de armas y municiones. Había cientos de casamatas muy bien construídas, y trincheras y túneles que se usaban para almacenes y protección del personal. En muchos sitios, especialmente a lo largo de la línea principal de resistencia en la cordillera de Babag, los tú neles con entradas y salidas a ambos lados proporciona ban un excelente campo de fuego y al mismo tiempo facilitaban el apoyo mutuo entre las posiciones. Estos túneles estaban dispuestos con intervalos a ambos lados de la colina y sólo tenían una ruta de acceso, la carretera de Iahug, estrecho camino construído en las empinadas laderas de la montaña. Fué en esta carretera donde una Compañía americana fué prácticamente liquidada cuando un carro disparando a boca de jarro voló un polvorín en una cueva cercana al sitio por donde cruzaba la Com pañía. El armamento enemigo consistía en cañones navales de 150 mm., emplazados de manera que podían disparar sobre la ciudad de Cebú y el puerto, donde estaba nues 80 trabase aérea. Las armas más ligeras eran cañones de 75 mm., cañones navales de tres pulgadas, cañones de 40 25 y 20 mm., ametralladoras del calibre 5o y morteros de 90 mm. Un aspecto interesante de la munición japo nesa era el uso de proyectiles del calibre 5o de alto explo sivo, dotados de una espoleta supersensitiva a percusión. Esta era usada principalmente contra personal con gran eficacia’. A medida que la División Americal se internaba en las defensas japonesas, sufría mayores bajas y el avance era muy lento. Prácticamente, todas las armas de la Infan tería fueron lanzadas al combate, y la aviacióñ y la arti llería atacaron las posiciones incesantemente. El ataque, sin embárgo, progresaba lento y costosamente. Muchos de los puntos de resistencia enemiga eran vulnerables solamente a los bombardeos directos, lo que nos obligaba a combatir al enemigo con lanzallamas, explosivos y pér tigas, en forma lenta y costosa. El problema era que ni las bombas ni los proyectiles gruesos del apoyo aéreo y artillero podían penetrar en las cuevas y túneles. Además, se habían empleado piezas de artillería autopropulsadas M-7 y carros M-4, aunque en número muy reducido, al extremo que no podían cubrir el frente con efectividád, pero éstos se necesitaban para misiones de mayor alcance. Se resolvió entonces emplear los cañones de 40 mm. del’478 Batallón de Artillería A. A., que aunque menos móviles que los obuses autopropulsados, se podían llevar a cualquier punto del frente. Otros factores que favore cían el uso de estos cañones era su alta cadenciá de fuego y la gran cantidad disponible de municiones. Los cañones podían usarse para esta misión sin afec tar a la efensa A. A. Los ataques aéreos enemigos ha- bían cesado y cuatro secciones de cañones, al principio dedicadas a la defensa de una base aérea que aún no operaba, estaban disponibles. Estos cañones se habían estado usando en la defensa del puerto y de los poi vorines. En la mañana del 8 de abril dos secciones protegidas por la oscuridad avanzaron hacia el frente. Estas fueron asentadas en un monte que dominaba un barranco, desde el cual era posible disparar contra unas colinas que esta ban a 1.250 metros al frente. Una de éstas, la colina 21, era el objetivo principal de dos Compañías del 582 de Infantería. Estas posiciones se protegieron con fortificaciones lige ras. Por desgracia, la pequeña loma era el único sitio desde donde se podía disparar con eficacia, y las seccio nes fueron ásentadas a 20 metros unas de otras, lo cual era demasiado poco para el fuego de los morteros y caño nes enemigos. Los asentamientos eran accesibles a los camiones, y esto permitió traer el equipo de puntería, lo cual hizo po sible disparar usando un punto de referencia después de calculada la elevación. Este método resultó bueno, pero fué abandonado cuando se descubrió que éra posible uti lizar la mira tipo M7AI con los mismos resultados y do taciones más reducidas. La mira M7AI fué usada para disparos de gran precisión a distancias de 2.000 m. con un ajuste a cero m. por hora en la mira y apuntando el índice directamente al objetivo. En la etapa inicial del asalto sobre la colina 21, este método demostró ser sumamente eficaz contra las casa matas, túneles y trincheras, y las Compañías avanzaban con un número reducido de bajas. El primer día, el fuego enemigo carecía de precisión; a pesar de que un artillero fué alcanzado por un tirador apostado y de que las uni dades M-7 estaban también en apoyo, fueron hostigadas por tiros de mortero. Los Comandantes de Batallones y Compañías descu brieron que debido al pequeño radio de la explosión de un proyectil de 40 mm. y la falta (le dispersión, la infan tería podía avanzar hasta muy cerca del objetivo sin ne cesidad de variar el fuego de apo-yo. Los japoneses aparentemente estaban igualmente im presionados, y tan pronto nuestra artillería abrió fuego sobre sus posiciones la mañana siguiente, el enemigo cambió su fuego de morteros de los M-7 a los Cañones de 40 mm. Una sección fué obligada a retirarse por el fuego enemigo. El comandante de la batería, que sabía la falta que hacía este fuego, pidió dos voluntarios para servir uno de los cañones, y en compañía de dos sargen tos disparó r68 proyectiles, lo que ayudó al avance no tablemente. Después del éxito obtenido en la colina 25, el Coman dante del 478 Grupo de Artillería A. A. recibió órdenes de explorar todo el frente y determinar otras zonas donde se pudieran emplear los cañones (le 40 mm. A base de este estudio se decidió usar dos cañones hacia el flanco sur para apoyar el avance de la 82 División del Ejército filipino. Los filipinos se habían encontrado .con seria resisten cia en lo.s montes al oeste de Basak. Toda la artillería de la División “Americal” se estaba usando más hacia el norte contra el grueso del enemigo, y el asalto filipino contra el monte Antangua se está debilitando. Debido a la falta de carreteras y a lo empinado de los montes era imposible que los carros avanzaran suficientemente para prestar apoyo efectivo. El problema de mover los cañones de 40 mm. fué re suelto por el 57 Batallón de Ingenieros de Combate, que desafiaron los campos de minas, los tiradores apostados y el fuego de mortero para construir una carretera hasta los asentamientos de artillería. Dos secciones de cañones fueron remolcados hasta la posición por una pendiente de 440 con tractores. Las distancias a que se disparó entre el 8 y el 22 de abril variaron entre 500 y 3.500 metros, y en varias oca siones se disparó con efectividad a 4.000 metros. Una tarde, uno de los cañones hizo blanco sobre un polvorín, a una distancia de 3.000 metros, y se pudo observar el humo durante más de una hora. En dos semanas, los cañones de 40 mm. destruyeron un puesto de mando, tres puestos de observación, cuatro depósitos de suministro y diez edificios; bloquearon siete túneles; neutralizaron tres morteros y dos fusiles auto máticos; averiaron diecisiete refugios, setenta y siete ca samatas y siete trincheras, e infligieron un gran número de bajas al enemigo. Esto se realizó con 11.895 proyec tiles de alto explosivo y 625 proyectiles perforantes. Aunque el cañón de 40 mm. resultó de gran valor para apoyo del avance de la infantería durante la campaña de Cebú, no se debe exagerar -su eficacia para destruir posiciones enemigas. El elemento decisivo en la campaña de Cebú, como lo es en todas las campañas, fueron los fu sileros que vencieron al enemigo en combate cuerpo a cuerpo. Recordemos que en la colina 25, a pesar de la ex celente preparación de artillería, la División “Americal” sufrió serias bajas. En la campaña de Cebú se aprendieron las siguientes lecciones: No es necesario ni deseable que estos cañoies envíen al frente sus propios observadores. En muchos casos, los ajustes se hacían desde la misma posición. Los telescopios de los Comandantes se usaron satisfactoria mente para observar el tiro, y en algunos casos se usaron anteojos. La observación en el frente la hacían los fusileros cuan do las facilidades de transmisión lo permitían, y muchas veces se disparó con gran eficacia. En algunos casos los ajustes se hacían con incrementos de cinco metros a una distancia de 2.000 metros (dos y media milésimas). En él avance sobre la colina 8, la infantería pidió fuego de hostigamiento a 50 metros al frente. Cubrirse y ocultarse son de vital importancia, y si es posible se debe tratar de obtener protección contra la aviación. En todo momento las dotaciones de los caño nes deben ser reducidas al mínimo, y todos los observa dores que tienden a congregarse en las inmediaciones cuando se dispara un arma nueva deben ser alejados. Los japoneses tendían a cambiar el fuego de los 1VI-7a los cañones de 40 mm., y una de las secciones fué diezmada por un proyectil que estalló en un árbol. Todos los hom bres estaban en sus pozos, pero fueron alcanzados por los fragmentos que venían hacia abajo, pero solamente causó la muerte de un soldado, que perdió su casco al meterse en el pozo. A los cañones se les debe dar la protección máxima durante la noche. Los japoneses se infiltraban en la zona donde estaba emplazada la artillería, .y una vez penetra ron en las líneas filipinas y destruyeron cañones de 40 mm. con cargas de explosivos. Aun en condiciones móviles, los cañones requieren cierta estabilidad. En Cebú se obtuvo usando sacos de arena, cajas de municiones, etc. En algunas ocasiones se dispararon los cañones acoplados a los remolcadores y se movían antes de que el enemigo pudiera hacer pun tería sobre ellos. Una inspección de las ánimas después de dos semanas de uso demostró que de catorce ocho estaban desgasta das. Mientras se emplearon estos cañones, la única pieza que falló fué una palanca del percutor, que fué reempla zada inmediatamente. El cañón al cual se le rompió esta pieza había disparado 3.650 proyectiles. Un soldado japonés capturado cerca de uno de los ca ñones pertenecientes a la batería B, que había sido herido por los fragmentos de proyectiles de alto explosivo, rindió tributo al 478 Batallón de Artillería Antiaérea, diciendo que los cañones de 40 mm. habían infligido gran des bajas a los japoneses. 81 Lageografíadelaedaddelaire Por E. Y. G. TAYLOR.—Algunos capítulos de un folleto de una serie publi cada por el Real Instituto de Asuntos Internacionales británico bajo el título de “Mirando hacia el futuro”.—Traducción del Teniente Coronel Mateo. para los mapas de los hombres de mar, ya que la nave gación no era posible en las cercanías de los Polos; pero Ahora que hemos entrado en la edad del aire, el hecho ello importa mucho en una época en que se vuela, por patente de que las rutas aéreas no necesitan seguir y no que las rutas aéreas pueden discurrir a través de las más seguirán las tradicionales rutas marítimas ha sacudido altas latitudes o hasta por los mismos Polos (i). Un tercer defecto notable es que, puesto que la escala la imaginación popular. ¿Por dónde irán estas rutas? ¿Quiénes son los mejores situados para dominar el aire? va cambiando continuamente del Ecuador al Polo, es ¿Qué será de las posiciones clave del pasado, tales corno imposible extender una regla o colocar un compás sobre el mapa Mercator para medir una distancia. Es imposi-. Gibraltar y Singapur? Los mapas y las esferas terres tres han parecido repentinamente novedades, y en los ble, por consiguiente, con un mapa de este tipo hallar si, por ejemplo, Moscú está más cerca de Vancouver que Estados Unidos periodistas y geógrafos se han apoderado de la oportunidad para producir mapas modernos, con de la Ciudad de Cabo; de la simple inspección del mapa podría sacarse. una consecuencia errónea. Tampoco es frecuenca muy bien iluminados, con los que han conven posible trazar sobre él la ruta directa, de Moscú a Van cido a la gente, allí y en la Gran Bretaña, de la necesidad couver, por ejemplo, o averiguar por qué lugares se pa de mirar el mundo de un modo nuevo y con un pe saría en el camino. Una línea recta trazada de una ciu netrante sentido geográfico. La generalidad de los americanos çomo nosotros, se da a otra sería una línea de rumbo o una dirección de la brújula; pero tal línea es más larga, y a menudo bastante daban por satisfechos, hasta ahora, con colgar en sus es cuelas, oficinas y establecimientos industriales mapas más, que la ruta directa medida en la esfera por un arco del mundo en proyección Mercator. En ambas orillas del de círculo máximo. Puede preguntarse: ¿Por qué, si los mapas Mercator Atlántico la particular perspectiva del mundo que estos tienen tantos defectos, se hacen y se venden todavía? La mapas representan ha llegado a formar el clima mental que rige nuestras habituales e inconscientes reacciones respuesta es que su propiedad de conservar la exactitud de los rumbos magnéticos es de valor inestinable, y que ante las relaciones mundiales. para un pueblo de marinos como el nuestro sirvieron El público se entera ahora con asombro que el mapa mundi en proyección Mercator falsea en algunos puntos muy bien cuando las rutas marítimas eran las más im la verdad, o la disimula completamente en otros, y es portantes, aparte de que halagaba nuestro orgullo por que desplegaba ostentosamente el Imperio. Como, incon incapaz del todo de indicar las nuevas y vitales relacio nes capitales que los caminos del aire proporcionan, o venientemente, juzgamos la escala por referencia a nues tras propias islas, que están precisamente en latitudes de recordar los peligros que surgen de los nuevos méto dos de guerra. La mayor perturbación es que, para la altas, desestimamos las dimensiones de los países tropi mayoría de la gente, “un mapa es un mapa”; esto quiere cales, tales como la India y el Brasil, por comparación decir que es una simple presentación de hechos que no con Europa. Porque conserva la exactitud de los rumbos, el mapa pueden engañar al que los utiliza. Esto, sin embargo, no es así: Cada mápa, cada esfera, también, tiene ciertos mundi es uno (y casi el único en realidad) en el que los cuatro bordes del mapa corresponden a los cuatro pun elementos subjetivos, ciertos usos, ciertas convenciones que deben ser entendidas y recordadas si no queremos tos cardinales, norte, sur, este y oeste. Ello apoya el em pleo inconveniente de las palabras cima y fondo, arriba sacar de ellos conclusiones falsas. y abajo, cómo equivalentes de norte y sur. Así se hablaba de la marcha de los combates “en el ángulo superior de Alsacia”, o de los alemanes atrapados “en el fondo de la PROYECCION MERCATOR bolsa” que se forinó en “la parte baja de la península de En el mapamundi en proyección Mercator las líneas Cherburgo”. La proyección Mercator participa, con las demás que de longitud (meridianos) que en el globo cónvergen en los Polos, aparecen como rectas paralelas, de modo que dibujan el mundo dentro de un rectángulo, de la des ventaja de sugerir que el este y el oeste están extensa las distancias de este a oeste están exageradarnentá aumentadas a medida que vamos del Ecuador a los Po— mente separados, que ellos son, en realidad, “los confines los. Las distancias de sur a norte son exageradas, pero opuestos de la tierra”. Aun cuando unos minutos de re flexión pueden recordarnos que el borde izquierdo y el guardando la misma proporción, por lo que no hay dis derecho de las ho}as del mapa representan una misma torsión de dirección y no varían las formas de pequeñas zonas. Por ejemplo: en la latitud 6o° los meridianos en línea sobre el globo, esta inconsciente impresión de sepa los mapas tienen hasta dos veces las dimensiones que ración de los extremos de las hojas es muy difícil de disi en el globo; como consecuencia, las distancias de sur a par. Aun más peliaguda de combatir es la impresión de norte son también dotls, y el resultado es que las áreas que “no hay nada más allá” del borde norte, o del sur del mapa. Requiere un verdadero ezfuerzo comprender tienen cuatro veces sus dimensiones reales. A la lati que las costas de Siberia y del Canadá, que se represen tud 700 los meridianos llegan a ser dos veces y media ma yores que su longitud real, y las distancias norte sur tan alejadas una de otra y en la misma línea, están en están aumentadas proporcionalmente. Las áreas están realidad una frente a otra separadas por un pequeño brazo del mar Polar, de la misma forma que Italia está frente más de seis veces aumentadas, y este rápido aumento hacia los Polos es uno de los más grandes defectos de este a Libia separada por el Mediterráneo. Tales deformaciones, que son inevitables si queremos mapa. Los Polos mismos están situados donde se encuen tran las líneas paralelas, es decir, en el infinito, y de aquí (i) Nota del iraductoe: Mercator tituló sus cartas “Mapas un segundo defecto, las regiones polares no pueden ser dibujadas de modo alguno. Esto no tenía consecuencias para navegantes”. INTRODUCCION 82 dibujar la superficie de la Tierra dentro del contorno de una línea, sea ésta un rectángulo o una elipse, se dismi nuyen considerablemente si hacemos el mapa del mundo en dos partes separadamente; es decir, dibujándolo por hemisferios. Tal mapa se encuentra en la primera página de la mayoría de los atlas. La escala, las áreas y las for mas se conservan bien, aunque las direcciones magné ticas se pierden. Pero el hecho de que el Nuevo y el Viejo Mundo están cada uno dibtijados aisladamente y ence rrados dentro de sus propios marcos circulares y rodea dos por el mar, proporcionan una vaga sugerencia de la separación de los hemisferios briental y occidental, que refuerzan la idea de que los asuntos de uno no conciernen al otro. Este es el mapa de los aislacionistas. Poca gente recuerda que los dos círculos límites son un solo círculo máximo que divide el Ecuador en dos partes iguales se paradas i8o y sólo artificialinenté dos meridianos. Me nos refleja todavía, que, como la elección de este límite es completamente arbitraria, los l;érrninos este y oeste son puramente relativos. Muchos países no cuentan la longitud por el meridiano de Greenvich, esto es un hecho que a veces escapa a definir los limites territoriales de los círculos del borde. Con relación al meridiano de las islas Fiji (ver fig. 3), habría que trasponer, para ser exac tos y correctos, las dos partes del mapa, con lo que nues tro hemisferio sería el occidental y las Américas la mitad oriental del Mundo. Hay que recalcar que es imposible dibujar en una sen cilla hoja de papel un mapamundi libre de defectos gra ves. Otra vez podemos preguntarnos ¿Por qué sólo ahora señalamos los defectos de los mapas y los errores a que pueden inducirnos? La respuesta nuevamente es sencilla. En los mapas de países determinados, y aun en los de continentes de poca extensión, los errores son tan pe queños, que los podemos despreciar. En los de todo el mundo, antes, cuando a los que estamos en esta orilla del Atlántico nos interesaban principalmente los asun tos europeos y a los americanos los de América, estas falacias de los mapas eran de poca monta. Hoy, sin em bargo, que los vuelos sobre el Atlántico y el Pacífico han hecho del Globo terrestre un solo Mundo, las relaciones continentales, bien sean políticas, culturales o comer ciales, han sido sobrepasadas por las relaciones mundia les. Hay “un mundo” con su superficie sin solución de continuidad y envuelto por una misma atmósfera, del que es tan difícil formarse una idea correcta. Aún más, lo que recientemente se ha llamado, algo impropiamente, “opinión mundial” (la apreciación justa de los nuevos valores geográficos), es tan esencial para el público en general como para los políticos. Para una paz duradera es necesario un mundo bien equilibrado. La más obvia y sensible sugestión es que deberíamos adquirir una nueva práctica para los juicios geográficos volviendo al empleo general de las esferas terrestres, arrumbadas hace mucho tiempo en las bodegas de las escuelas o vendidas a los traperos. No obstante, las esferas tienen también limitaciones en un empleo y convencionalismos engaño sos, sobre los que hacemos a continuación unos comen tarios. LA ESFERA TERRESTRE Una esfera bien hecha proporciona, por supuesto, una representación exacta de la superficie terrestre, sin dis torsiones de tamaño, forma, distancia o dirección. Las mediciones sobre ella deben hacerse o con una escuadra curva del mismo radio o con una esc:ala flexible que tome ella misma la curvatura de la esfera; o hasta que un trozo de cordel. Estas escalas, al ser colocadas sobre la esfera, señalarán un círculo máximo, es decir, la distancia más corta entre los puntos cuya separación se mide. Las esfe ras corrientes que se venden hoy son engorrosas de usar, no obstante, porque están montadas por la conveniencia de demostrar fenómenos astronómicos tales como el día y la noche, las estaciones y las zonas climatológicas. Estas son conveniencias escolares que no tienen aplicación inmediata para nuestro particular propósito, y esta ma nera de montar las esferas es demasiado incorrecta y molesta. No sólo oscurece las regiones polares que han l1egadoa tener tan particular interés; además hace sur gir la creencia falaz de que la tierra está realmente fijada o reposando sobre un plano horizontal, con el hemisferio norte arriba y el sur abajo. En realidad, y por supuesto, el término horizontal no tiene otro significado que el relativo al centro de gravedad de la tierra, y si tenemos que montar nuestras esferas, sería igualmente correcto (aunque menos conveniente) revertir los hemisferios. No hay duda de que para dar una idea más exacta de las relaciones capitales mundiales, la mejor forma de representar la Tierra sería mediante una bola suelta, des cansando en una copa en la que pueda moverse y de la que pueda separarse a voluntad. Tal esfera, por no tener ejes visibles, no daría la falsa impresión de que los polos (aparte de su relación con el movimiento giratorio de la Tierra), son, por alguna razón misteriosa, diferentes de otros lugares cualesquiera de la superficie terrestre, y Ñg 1 Círculos máximos (líneas radiales) y círculos menores a igual distancia de vuelo (círculos) de Nueva York. en particular que ellos son “centros naturales”. Esta última noción ha sido incrementada por el hecho de que el sistema reticular (conjunto de meridianos y parale los) que hemos aplicado al Globo terráqueo por la conve niencia de fijar la posición de puntos, tiene los dos polos como principales referencias. Todos los meridianos pasan por los polos, y los paralelos se han trazado a intervalos angulares iguales de ellos. Los primeros, que son todos “círculos máximos” de la esfera, están divididos en gra dos con una longitud aproximada de 70 millas. Los úl timos (exceptoel Ecuador, que es un círculo máximo) son “círculos menores” de la esfera en grados, cuyas lon gitudes son función matemática de la latitud. Estos, a diferencia de los círculos máximos, no son el camino más corto entre dos puntos, aunque lo parezca en muchas clases de mapas. Lo que es importante hacer para las necesidades de la aviación es que un punto cualquiera del globo y su antí poda puedan ser tomados como polos de un eje, y servir 83 como puntos de referencia para un sistema reticular simi lar al de los meridianos y paralelos. Los círculos máxi mos serán entonces líneas aéreas directas desde el centro elegido, mientras los círculos menores unen los puntos que están a igual distancia de vuelo del centro. Tal sis tema reticular, señalado sobre una esfera o dibujado tan sencillamente como se pueda, sobre un mapa, propor ciona un mapa de rutas aéreas. .En los dos ejemplos de las figuras 1 y 2, los centros son Nueva York y el Cairo. Los círculos máximos (los meridianos en el sistema corriente) aparecen como líneas rectas radiales, a lo largo de las cuales la escala es siem de lugar que los mapas corrientes disimulan completa mente. Un ejemplo de tales “tiras de mapas” es el de la figura núm. 4, sobre la que hablaremos más tarde. En el caso de que una gran exactitud sea necesaria, un cartó grafo profesional puede proporcionarnos un sistema reti cular apropiado. El círculo máximo elegido debe ser con siderado como el ecuador y los demás círculos, máximos y mínimos, dibujados o calcados, con los poios gemelos de aquel ecuador como puntos de referencia. Si este sis tema se proyecta según los métodos de Mercator, el con torno y los demás detalles del mapa, si son necesarios, quedarán dibujados exactamente, ya que en latitudes a poca distancia del ecuador, las deformaciones de la proyección Mercator son bastante pequeñas para ser apreciables. Otro ejemplo de estas útiles “tiras de mapa” dibujados según estos principios (proyección llamada Mercator oblicua) es el croquis de la figura 5. Otra manera útil de lograr una nueva y más dinámica vista de la tridimeñsional esfera en un mapa plano, es proyectarla desde su centro sobre un sólido plano cir cunscrito. Si imaginamos una esfera transparente con dibujos en blanco y negro y un foco luminoso en su cen tro, rodeada por un cubo de papel, podemos ver que en cada cara del cubo se dibujaría un mapa que podríamos pasar al papel. El resultado sería un mapa del mundo dibujado en seis cuadros, y el cubo podría ser desarro llado y sus caras dispuestas en una forma cualquiera. Suponiendo que el cubo se ha dispuesto simétricamente en relación con la esfera en las caras que tocasen los po los, aparecerían los mapas de las regiones polares, y en los otros cuatro las partes del mundo próximas al Ecua dor. Pero el cubo puede igualmente circunscribirse en cualquier otra forma oblicua con relación a la anterior, que señalara una nueva vista del mundo. En el croquis de la figura núm. 6, el objetivo era proporcionar una vista comparativa de los tres grandes océanos. GEOGRAFIA Y AVIACION.—LAS RUTAS DEL AIRE Fi.2 Círculos máximos y lugares equidistantes del Cairo. pre de 70 millas por grado. Los círculos concéntricos señalan distancias a iguales tiempos de vuelo; pueden estar separadas por intervalos de tres, cinco, diez grados o cualquier otro número, según convenga. Tomando un crucero rápido de 210 millas por hora, cada intervalo de tres grados a lo largo de los círculos máximos representa una hora de vuelo. En los dos diagramas citados el círculo exterior está a 2.800 millas aproximadamente del cen tro y, por lo tanto, representa casi el límite de un vuelo sin escala normal. Se ha omitido la línea de la costa (aun que podría dibujarse fácilmente) en estos dos mapas, con la idea de recalcar que para la aviación en cierto modo es como si no existieran. Este es solamente el ca mino para representar las relaciones mundiales de que venimos hablando. En la esfera sólo una de sus caras, la mitad podríamos decir, puede verse al mismo tiempo, y aun así muy en escorzo las zonas marginales; este es el principal argu mento para que continuemos prefiriendo los mapas pla nos. Además, es obvia la imposibilidad de llevar una es fera en el bolsillo o ponerla entre las páginas de un libro. Como quiera que sea, si estamos preparados para mane jar con familiaridad las esferas, nos desembarazamos de las falsas nociones acerca de la forma exacta de los ma pas y renunciamos al rigor matemático de los filósofos del día, será fácil preparar muy útiles transcripciones de la esfera terrestre. Con la ayuda de una tira de papel puesta a lo largo de un círculo máximo determinado, podemos hacer un croquis que revele las relaciones geográficas 84 Se ha sugerido que lo mismo que la “conciencia aérea” de la población civil es probablemente función de la. inanesibilidad lejana, la red de rutas aéreas no es mero reflejo de la densidad de población.. El término lejanía sugiere la pregunta ¿lejanía de qué? Y la respuesta es de aquellas grandes metrópolis, vigorosos y típicos cen tros de la vida moderna que crecen continuamente por el aumento de su perímetro. Cuando cesan de ejercer esta Hemisferio, cuyo centro está en la Europa occiden tal, que contiene todas las grandes metrópolis del mundo, menos cuatro. fuerza centrípeta o de atracción están predestinadas a la ruina (al decir de los geopolíticos) como cualquier organismo que no se nutre, decae y al final muere. Tales ciudades, además de sus funciones como centros admi nistrativos y culturales, son normalmente puntos de concentración en muy elevada proporción de las activi dades comerciales del país o región, en los que la indus “Tira de mapa” que indica el camino más corto entre Wásh ington y Singapur. tria tienesólo un puesto secundario. Este ca rácter excepcional asegura la importancia de estas ciudades en relación con el estableci miento de los servicios regulares, así como la concentración de las clases especiales de pasajeros, que según demuestra la experien cia son los más aficionados a viajar en las líneas aéreas. Es revelador para este caso estudiar el censo de la pobación mundial y las particularidades de la distribución en el Globo de estas “ciudades monstruos”. Consi derando primero el mundo occidental, Eu ropa y las dos Américas, encontramos allí una población total de cerca de 8oo millones de habitantes, con un “centro de gravedad”, un poco al noroeste del cabo Clear en Ir landa, y a los 50° de latitud oeste. La gran ciudad más cercana a este punto es Londres. Si como definición aproximada de este tipo de metrópoli tomamos la de cerca de un mi llón de habitantes, entonces habrá cincuenta y cuatro de tales aglomeraciones (conurba tions), treinta de ellas en occidente. Unidos a1 occidente tanto por lazos políticos como por peculiaridades geográficas, están los 150 millones de habitantes de Africa, con los que se pueden agrupar sin inconveniente los o millones del Oriente Medio. Estos 200 millones de hombres no europeos sólo se reúnen en una población de un millón de habitantes, el Cairo. Puede decirse en térmi nos generales que cerca de la mitad de la poblacióñ mundial, mil millones de hom bres, viven al oeste de la meseta de Pamir y de la cordillera del Indu Kush. Al otro lado del “techo del mundo”, y extendidos en un gran arco sobre la zona de Asia, que cada año riegan los monzones están los paí ses que albergan la otra mitad (un poco ma yor) de la humanidad, los pueblos del Le jano Oriente. Su “centro de gravedad” está en el sur de China, en las montañas del Yu man, y cuentan con más de doce de las gran des aglomeraciones del mundo, de las cuales seis por lo menos (de acuerdo con las últi mas cifras publicadas) están alineadas a lo largo del borde meridional del continente o en el Japón. Finalmente, lejos de las Islas británicas, y en sus antípodas verdadera mente, hay ocho millones de australianos y neozelandeses, que a pesar de que su econo mía está basada en las cosechas y materias primas que “los grandes espacios” producen, tienen ciudades tan grandes y urbanizadas como las nuestras; Sidney y Melbourne tie nen la mitad de la población del continente australiano. La “tira d mapa” de la figura 5, proyec tada en Mercator oblicua, abarca todas las ciudades gigantes del Mundo, excepto una, la relativamente aislada de los Angeles; este mapa puede, por lo tanto, emplearse para señalar la zona en que la aviación alcanzara su mayor desarrollo. Debemos señalar ahora que aunque es posible ponderar las dos mitades oriental y occidental de la hu manidad en relación una con otra y encon trar un “centro de gravedad” mundial, que estaría en algún lugar de las poco habita das estepas de los Kirguises, no es. conve niente porque la densidad de viajeros y necesidades de correo aéreo están fuerte mente desequilibradas] como consecuencia “Tira de mapa”, en proyección .lVler cator oblicua, en la que quedan si tuadas todas las grandes ciudades del mundo con más de un millón de habitantes, excepto Los Angeles. 85 del bajo nivel de vida y menor cultura de los pueblos orientales. Volviendo a la distribución de las ciudades podemos proyectar el Mundo en un mspa (fig. 3) referido a un punto central en relación con ellas. Tal punto debe ser denominado “centro de posición”. Este punto no está muy lejos de Berlín para un mapa de estas caracterís ticas; tomando el hemisferio de que Berlín es centro, en contramos que la mayor parte de las tierras del mundo quedan dentro de él, El -radio del círculo que contiene este hemisferio es la cuarta parte del de la circunferen cia terrestre; aproximadamente 6.250 millas. Todas, me nos cuatro de las grandes ciudades del Mundo del tipo que hemos definido, están situadas dentro de este radio de la Europa Central. Estos cuatro son: San Paulo (Bra sil) y Buenos Aires, en Sudamérica, y Sidney y Melbourne, en Australia. Río de Janeiro está justamente en el límite del círculo. Londres puede decirse, en realidad, que está igualmente en el “centro de posición”, aun cuando Ber lín tiene una pequeña ventaja en relación con la distan cia a las otras grandes ciudades, sólo tres: Buenos Aires, Sidney y Melbourne están a unas 6.250 millas, es decir, veinticinco horas de vuelo de la capital inglesa. Por otra parte, todas las grandes ciudades de Asia quedarían fuera del hemisferio cuyo centro fuese Nueva York. Por lo tanto, aunque Berlín y Nueva York pueden reivindicar mayor importancia como xudos para las’ rutas secundarias, la posición mundial de Londres en plena corriente del trá fico de América a Europa, y aun más allá por tierra o mar, sigue siendo única. Sin embargo, desde que un par de cientos de millas se cubren en un momento volando, París puede disputar su supremacía a Londres. Cualquiera que pueda ser en detalle la red de rutas aéreas del futuro, las líneas que unan Londres, Nueva York, San Francisco y continúen hacia el Pacífico en una direc ción, y Londres, Europa Central, el Cairo, y sigan al Medio y Lejano Oriente, en la otra, serán los elementos primordiales de la circunvalación del Globo. Sudamérica alimentará una fuerte corriente para las rutas aéreas de los Estados Unidos vía mar Caribe: pero las que sigan las costas del Brasil y del Africa occidental hacia el oeste de Europa serán más directas y pueden resultar las más frecuentadas. Si consideramos los capitales invertidos por un país en otro como el índice de los negocios, intereses y con tactos mutuos, la situación en 1939 (de acuerdo con las cifras de la Liga de las Naciones, demostraba que el Reino Unido tiene todavía una ligera supremacía sobre los Estados Unidos respecto a Sudamérica, a pesar del gran incremento de capitales exportados hacia estos países después de la guerra. La situación financiera actual es, por supuesto, oscura; pero el Brasil (tiara poner un ejemplo) ha reorganizado su baja economía ampliamen te, así como aumentado la producción de artículos que interesan a la Gran Bretaña. Las rutas aéreas de Africa, por razones geográficas y por los estatutos de colonia o dominio que gobiernan la mayoría de los pueblos africanos, se dirigen, natural mente, hacia Europa. El Cairo, en la unión de tres con tinentes, será un centro aeronáutico iwportante. Los mapas de las figuras r y 2, e. los que se han señalado círculos equidistantes del Cairo y Nueva York, ilustran la gran importancia como nudo de comunicaciones de la capital de Egipto, así como ciertos inconvenientes inhe rentes a su situación en la costa, semejante a la de la ciudad americana. Excepto Montreal, a 350 millas nada más, el círculo de once a tiece horas de vuelo de Nueva York, no tiene tráfico que ofrecer, ya que Botwod y las Bermudas son meramente escalas en las rutas de y hacia Europa. En torno al Cairo, se extiende la tierra durante varias horas de vuelo en casi todas las direcciones, y aun que ésta es demasiado desértica, el propio desierto esti mula el tráfico por su carácter de barrera y la ausencia 86 de otros medios de transporte. El mar es, por supuesto, una barrera, pero mucha gente continuará prefiriendo un viaje por mar, con su variedad de placeres, a otro por aire. El Cairo está situado además en las puertas del Oriente. El grupo de países del Oriente Medio, incluyendo Turquía, Irán y Arabia, alineados en un semicírculo alre dedor de Egipto, son todas zonas de condiderable impor tancia por el desarrollo actual o potencial de sus recur sos de minerales y petróleo. Más hacia el este todavía, la India, de la que Gran Bretaña es ahora un importante deudor, está en situación de llevar adelante un programa muy amplio de expansión industrial, que atraerá las principales mercancías inglesas. El tráfico aéreo por las rutas de más al este del Cairo, está seguramente, por lo tanto, llamado a aumentar de volumen. A la posición del Cairo como nudo de rutas aéreas le hace competencia la de Moscú, relacionada con el vasto, y todavía relativamente poco desarrollado, interior del continente. Los soviets están reforzando paulatinamente sus relaciones comerciales y culturales con Irán, Afgha nistán, Singkiang y Mogolia, y las líneas aéreas rusas llegan a las fronteras de todos estos Estados y en uno o dos casos los cruzan ya. El camino más corto de Europa al Lejano Oriente pasa por la U. R. 5. 5.; por ejemplo: los puntos Berlín-Leningrado-Tokio y Londres-MoscúShanghai determinan círculos máximos orientados hacia el Artico. Pero estas rutas aéreas, que ábarcan la cuarta parte del globo, tienen un interés teórico solamente. El desarrollo de las líneas aéreas rusas es más bien hacia el sur, a buscar el cinturón de población que cruza Asia, de los Urales al Pacífico, es decir, el cinturón de viejos esta blecimientos coloniales asentados sobre tierras mejores. De esta ruta principal que corre de este a oeste (la que, lo mismo que el transiberiano, es de importancia inter nacional) salen otras rutas secundarias en dirección norte, hacia los distritos mineros de reciente explotación dentro y más allá de la taiga (el inmenso bosque septentrional), así como hacia el sur, hacia las nuevas zonas mineras industriales y agrícolas de Kazakhstan y Mogolia. Las Repúblicas soviéticas del Asia Central están ligadas direc tamente a Moscú a través de Kuibyshev; el centro de las líneas aéreas es Tashkent, la mayor ciudad del Asia soviética. Una segunda ruta aérea de oeste a este sigue la costa del Artico paralela a la ruta del mar septentrio nal, a lo que sirve de refuerzo. Es importante señalar que el grupo septentrional de islas rusas situado más allá del cabo Chelyuskin, está a menos de mil millas del territo rio canadiense; un vuelo de menos de 3.000 millas sobre las regiones polares podría unir las líneas aéreas rusas y canadienses. El principal estímulo para el desarrollo de la aviación civil en Risia, ha sido la escasez de fáciles vías de comu nicación, especialmente carreteras, sobre una gran parte de los ocho millones de millas cuadradas sobre las que ondea la bandera soviética. Los pasajeros transportados son, principalmente, oficiales, científicos, ingenieros y otras perspnas de importancia, y su número total ascien de a cerca de un cuarto de millón por año, cifra del orden de las últimas registradas en el Canadá, un país compa rable a Rusia por el terreno, pero con menos de la mitad de extensión y la décima parte de población que la U.R.S.S. Volviendo a las rutas meridionales desde el Cairo, es importante observar que el círculo máximo trazado desde esta ciudad a Singapur pasa sobre las islas Bahrein (británicas), en el golfo Pérsico (ricas en petróleo y per las), yla ciudad de Bombay. Por la atracción que ejerce el norte de la India entra en ella por Karachi y sigue desde allí a Delhi. La distancia de Delhi a Sidney es de cerca de 6.5oo millas, y la ruta directa pasa por la penín sula malaya y las Indias Orientales, de forma que con una ligera desviación de la línea de círculo máximo, puede llegarse sucesivamente a las ciudades de Rangoon, Bang kote, Singapur, Batavia y Port Darwin. Tanto sus estatu tos coloniales como su configuración geográfica—un archipiélago formado por veinte grandes islas y un mi llar de pequeñas—hacen prever para las Indias Orien tales holandesas un grán desarrollo de la aviación, a lo que ayudará su riqueza en petróleo. Las islas de la Sonda, vestigios de una cadena de altas montañas que emergen sobre la superficie del mar, están alineadas de forma que proporcionan un camino ideal hacia Australia. Este lleva precisamente a Darwin, desde el que parten las principa les rutas para el interior de Australia. Las orillas del Océano Pacífico, que representan los puntos terminales de las líneas aéreas del oeste, son tam bién los iniciales (por lo menos hasta el fleco de islas de los grupos del Japón, las Filipipas y Nueva Zelanda) de las rutas aéreas hacia los Estados Unidos. La vía directa de Wáshington a Tokio es, según demuestra la “tira de mapa” de la figura 4, a través de Alaska, y la distancia de cerca de 7.000 millas. Para los puntos de apoyo estra tégicos es de la mayor importancia la dirección más corta, pero en relación con la aviación civil las rutas aéreas del Pacífico están determinadas por la posición clave de las islas Hawai. Situadas a unas 2.400 millas de las costas de los Estados Unidos, este grupo de islas es un admirable y esencial punto de apoyo para lanzarse a cruzar el Océano. Su posición es análoga (salvando la diferencia de escala) a la de las Azores en el Océano At lántico. San Francisco, situado precisamente en la mi tad del camino directo de Nueva York a Honolulú, y que es además el principal puerto y centro de negocios de la costa del Pacífico, ha llegado, naturalmente, a ser el punto de partida de las líneas aéreas del Pacífico. Honolulú no está situada, sin embargo, en el círculo máximo, el camino más directo, entre San Francisco y Tokio, que pasa más al norte a unas 300 millas de las Aleutinas. Una pequeña desviac:ión permitirá dividir la ruta en dos secciones de unas 2.700 millas cada una, to cahdo los aviones en uno de los, nuevos aeródromos de las Aleutinas. Sin embargo, éste es decididamente un mal camino por sus condiciones metereológicas, especial mente en invierno, como sucede en el Atlántico Norte. Si hubiera que establecer un servicio comercial a Tokio, sería más conveniente seguir la ruta del correo entre Ho nolulú y Manila; la mayor distancia que habría que cu brir estaría compensada por las mejores condiciones cli- matológicas de esta ruta. Por un feliz accidente geogra fico, o más exactamente geológico, el grupo de las Hawai se continúa por una larga cadena de islotes de origen vol cánico (brotados de una fisura en el fondo del océano), que siguen un círculo máximo durante 1.400 millas, en la dirección exacta de Tokio. Al final de esta cadena se encuentra la base naval y aérea norteamericana de las islas Midway, desde las que el salto al Japón es de unas 2.760 millas solamente. La ruta aérea de Honolulú a Ma nila tiene fáciles etapas jalonadas por las islas de Midway, Wake y Guam. Hablando en términos generales, puede decirse que el círculo máximo de Honolulú por Midway a Tokio, limita y define la zona del Océano Pacífico (el suroeste), salpicada de innumerables islas. Gracias a estas islas, pueden establecerse, teóricamente sin obstáculos, líneas aéreas en cualquier dirección, ya sea con designios polí ticos o militares. Es bien distinto el caso en el este y nor deste del Pacífico, en las zonas que bordean las dos Amé ricas. Hay una zona de 3.000 millas de anchura y de más de 7.000 de longitud, que se extiende desde las Aleutinas en el norte a las Easter en el sur, en las que no hay ni una isla. Sólo en un lugar de esta gran extensión marí tima puede encontrarse una escala cómoda para los avio nes comerciales, en Honolulú (islas Hawai). Este hecho incontrovertible, unido a la posesión de las tierras de Alaska, puente hacia el Asia oriental, da a los america nos la supremacía del aire en el Pacífico. Desde Honolulú como punto de partida, la línea de la Pan-American-Airways del suroeste del Pacífico sigue directamente a las islas Fidji. En Canton y en las islas bri tánicas del grupo Fénix se encuentran escalas a distan cias convenientes. El Gobierno de los Estados Unidos expuso sus demandas sobre estas islas y sus vecinas las Enderhy, en 1938, y algunos meses después se anunció que Inglaterra y Norteamérica habían acordado que lás dos naciones tuviesen en ellas las mismas facilidades para sus necesidades de aviación y comunicaciones; la cuestión de la soberanía fué dejada en suspenso por tiempo indefinido. Desde Fidji, las líneas aéreas norte americanas siguen a Noumea, en Nueva Caledonia, colo nia francesa con recursos minerales especialmente valiosos en los que Norteamérica está interesada, y desde allí a Auckland (Nueva Zelanda). Auckland está unido a Sidney; de este modo la circunvalación del mundo es completa Los tres océa:nos proyectados en un cubo circunscrito a la esfera terrestre. F< 6 87 UnanuevapromocióndeOficialesdeE.M. Por segunda vez en pocos meses, se congregaron ilus Oficiales. Desde ahora, el Ejército cuenta con 426 fajas tres personalidades de los tres Ejércitos de la Casa del azules, xi más, nada más, que en aquel 17 de julio de 1936. Estado Mayor para asistir al acto tradicional de la impo La obra de reconstrucción está terminada con el mismo sición de su faja azul a los alumnos de la promoción 43, entusiasmo que se emprendió, y empieza desde este ms que han superado el largo y difícil camino de más de tres tante la de su conservación y también la de su inóremento años de trabajo intensísimo sin pausa ni reposo. hasta el límite que se ordene. Este de 1946 ha sido el año de oro de la Escuela Al felicitar a los Oficiales de la promoción 43, emplea de E. M., porque durante él, ochenta Oficiales de Estado mos las mismas palabras de gran porte con que su General Mayor, nada menos, se han sumado a nuestros cuadros; Director les dió la despedida de la Escuela: pero lo que en este aspecto hace muy señalada la fecha “Inflexible e insobornable a todo, hasta a los senti para nosotros es que con los 39 que el 12 de diciembre re mientos de compasiva condescendencia, patrimonio de cibieron la faja se completan, al fin, los efectivos del todo espíritu benévolo, el cuadro de profesores de la Servicio, cruelísimamente descarnados por el Levanta Escuela de Estado Mayor erigió y mantiene, desde la re miento y la guerra de Liberación. Hasta hoy se mantenía surrección de ésta en 1939, la consigna de no entreabrir la en nuestras filas el déficit tremendo que causaron las ba puerta de una Corporación—a quien el Mando por princi tallas de nuestra guerra; pero mucho más que éstas, cinco pio otorga su confianza—a aquellos cuya competencia veces más el asesinato en masa de los que, por su signifi técnica, cuya posibilidad de rendimiento, cuya claridad cación de lealtad al Mando y de servicio pleno al Ejér de juicio y cuyo carácter de soldados no resistiesen a la cito, sintetizaban lo más odiable para aquel régimen ver continuada e implacable prueba mínima a que aquí es gonzoso, frente al cual y contra el cual el Ejército de Es preciso someterlos, para forjar al Oficial de Estado Ma paña, más fuerte, más unido, más joven, más experto, yor, si la materia prima es la apropiada para esa forja. más alerta aún que entonces—y siempre con el mismo Esa faja no es distintivo de oropel, sino símbolo de es Capitán—continúa impasible formando el cuadro. clavitud voluntaria al mayor servicio del Ejército. Si os Tremendo déficit el del Estado Mayor. En vísperas del sentís envanecidos con ella, que sea por la noble vanidad Movimiento, al publicarse el Anuario de 1936, había, del mayor sacrificio, nunca por minúscula ambición de entre Jefes y Oficiales, tanto del Cuerpo como del Ser medro o por un engolado concepto de superioridad sobre vicio, un efectivo exacto de 415. Las bajas fueron tantas, vuestros hermanos de armas. Aquí, al estudiar a fondo la que hasta hoy, tras de salir seis nuevas promociones de función de cada pieza de la máquina militar, habéis apren la Escuela de E. M., sólo se había alcanzado la cifra de dido que en el Ejército no hay ni ordenación por alcur 387 Jefes y Oficiales. Fué, pues, a esta promoción 43 a nias ni clases sociales distintas. Hay una misión para la que cabe la satisfacción de poner el remate a la obra cada uno y un título noblemente igualatorio para todos: de reconstrucción de la Corporación con sus 39 nuevos Cumplirla.” El rayo cósmico Por William F. McDERMOTT, de la Revistá norteamericana Popular Mechanics. Traducción de la Redacción de EJERCITO. Si llegamos a imaginarnos un rayo tan potente que llegue a penetrar una sólida masa de plomo tan alta como un edificio de cuatro pisos, entonces tendremos una idea aproximada de lo que es capaz de hacer un rayo cósmico, y aun nos quedamos cortos, pues sus hazañas se presen tan tan prometedoras que esperamos pueda descubrirnos algunos de los mayores secretos del Universo. Sin saber exactamente de dónde provienen—posible mente de la Vía Láctea, o quizá de los espacios interes telares más allá de este Universo—, los rayos cósmicos caen sobre nosotros día y noche, de manera análoga a una finísima e imperceptible lluvia. De hecho, cada se gundo pasan a través de nuestro cuerpo unos veinte ra yos, y esto en todas circunstancias en que uno se encuen tre, bien hayamos trepado al pico de la más alta montaña, nos hayamos escondido en la mina más profunda o sumer gido en la superficie del océano. Más de dos décadas llevan ocupados numerosos hom bres de ciencia en seguir incansablemente las huellas de los rayos cósmicos. Numerosas expediciones se han re montado a los grandes picos montañosos, invadido los 88 desiertos, navegado los océanos durante meses, ascendido a la estra-toesfera en aviones y globos y, finalmente, en viado delicados instrumentos registradores a alturas donde el hombre no puede llegar, para penetrar el mis terio de este gigante de las radiaciones. En sus investigaciones para resolver este misterio, los científicos han efectuado “sondajes” del rayo cósmico en las catacumbas de París, en las grietas de gigantescos glaciares, en los fiords de Noruega y en el interior de enormes tubos de cañón capaces de poder contener tanto los equipos de investigación como al mismo tiempo a los investigadores. También han descendido a los profun dos pozos de las minas de sal, para comprobar la presen cia de dichos rayos debajo de las cristalizadas sales de los mares; han invadido las minas de hierro, carbón y cobre, y se han sumergido profundamente dentro del mar para la investigación submarina de los rayos. Se han improvisado campanas de buzo, completamente herméticas, dotadas del más completo equipo detector de rayos cósmicos, que comprende desde baterías de re serva de energía hasta aparatos fotográficos e instrumen tos registradores automáticos, los cuales se hicieron des cender a una profundidad que oscilaba entre 400 m. y 8oo m., dejándoles posar allí durante algunos días. Tam bién se construyeron “cámaras oscuras”, especialmente diseñadas para estudios a gran altitud; y de la misma manera se improvisaron instrumentos especiales para registrar los rayos en las cavernas de los glaciares. El estado actual de la cuestión puede decirse que es la Dichas posibilidades constituyen, por otra parte, una cuestión tan intrigante como jamás se planteó a la mente humana. En realidad lo que se plantea es la infinidad de la enegía creada y que se encuentre lista para su uso. Con ello nos referimos a la energía atómica, para realizar la cual sería preciso crear una maquinaria gigantesca, por lo menos dado el estado de la técnica actual, pues para hacer mover un automóvil con dicha clase de energía se Aparatos fotográficos registradores de rayos cósmicos que se elevan suspendidos de los globos. “caza” del rayo cósmico, y hasta que no se conozca algo más sobre él, poco es lo que podrá hacerse para dominarle. Actualmente dichos rayos son controlados hasta el punto de poder ser oídos valiéndose de altavoces, operando de licados aparatos fotográficos automáticos o iluminando sensibles lámparas indicadoras. Sin embargo, las mentes mejores dotadas predicen que sus secretos serán revela dos, pudiendo entonces ser aprovechado para el uso del hombre. Los científicos, con su habitual prudencia, no especulan sobre las posibilidades prácticas del mismo, pero no por ello dejan de admitir que éstas son ilimitadas. haría preciso una maquinaria con un peso de unas cien toneladas. Sin embargo, la energía cósmica puede ser que sea extraída algún día de la atmósfera por medio de un sencillo receptor, exactamente lo mismo que arrancamos al medio ambiente las ondas radioeléctricas, valiéndo nos de nuestros receptores radiofónicos. Cuando llegue dicho día, en un futuro próximo o remoto, nos bastará colocar una antena en nuestra vivienda o vehículo auto móvil, para recibir dicha energía, que, por lo demás, fluirá con la misma abundancia que en un gigantesco Niágara. 89 En cuanto a aquellos que especulan sobre la composi ción del Universo, su edad y su evolución (si se está re construyendo, permanece estacionaria o va degenerán dose), la consideración del rayo cósmico les concede fas cinantes posibilidades. Nadie mejor que el Dr. Arthur H. Compton, uno de los físicos de más renombre, ganador del premio Nóbel por sus investigaciones sobre el rayo cósmico y actualmente rectdr de la Universidad de San Luis, en Wáshington, para desentrañar en lo posible algo sobre la historia del Universo. Dicho profesor dice; “Muy posiblemente, los rayos cósmicos son tan anti guos como la misma tierra, y en cuanto a sus energías, son tan grandes, que los cálculos nos muestran que si una partícula de rayo cósmico es lanzada dentro del espacio, podrá marchar sin ser detenida por la materia en los es Otra vista del aparato registrador de rayos cósmicos, del grabado anterior. pacios interestelares durante un tiempo igual, por lo me nos, a la edad calculada para nuestro planeta. De esta manera vemos que existen esperanzas fundadas para esperar que el futuro estudio de dichos cayos nos pueda proporuionar una valiosa información respecto a la his toria primitiva del Universo.” Algunos físicos estiman que dichos rayos son diez mi llones de veces más potentes que las radiaciones del radio; la variedad más penetrante de los mismos, entra en el espacio exterior con una energía de quince billones de voltios. Por otra parte, los rayos cósmicos no solamente con tienen en su esencia una posible clave que desentrañe la antigüedad de nuestro planeta, sino que también pueden constituir la solución de un problema todavía más atra yente. ¿Cuál será el futuro del Universo? Una teoría cien tífica moderna supone que el rayo cósmico se produce durante la constitución del átomo, lo cual nos conduce a la conclusión de que el Universo se encuentra renován dose perpetuamente. Otros hombres de ciencia susten tan la creencia contraria, es decir, que dichos rayos se producen durante la destrucción de los átomos, lo cual 90 viene a querer decir que el Universo se encuentra en plena decadencia., Otros muchos afirmán que el rayo cósmico es la base o esencia misma de toda energía. Se puede decir que los rayos cósmicos, que posible mente caminan por el cosmos desde hace un billón de años o más, atrajeron por primera vez la atención de los humanos hacia el año 1900, al observarse que los gases dieléctricos perfectamente aislados continúan actuando de una manera análoga a como si fueran conductores de corriente eléctrica. Los científicos procuraron por todos los medios impedir cualquier posible falta de aislamiento eléctrico y radiaciones, pero se encontraron permanen temente con un desconcertante y profundo misterio. Dos afamados hombres de ciencia, Lord Rutherford y H. L. Cook, de la Universidad McGill de Montreal, es condieron un electrocospio sepultándolo en cinco tone ladas de plomo, metal considerado como impenetrable a cualquier clase de rayos o radiaciones de las hasta en tonces conocidas. Sin embargo, el delicado instrumento continuó registrando una misteriosa acción eléctrica, sin poder descubrir ninguna causa terrestre que la jus tificase. Pero no obstante lo sucedido, dichos hombres de ciencia y otros muchos interesados no renunciaron a continuar incansablemente en la iavestigación del mis terio. En diferentes países, . destacados investigadores no cejaban en perseguir esta tan desconcertante pista. Entonces empezaron a sospechar, si bien de una manera vaga, que algo de origen ultraterreno era el causante de tales perturbaciones. La investigación continuó, aunque de una manera intermitente. En 1910 un hombre de ciencia suizo, el Dr. Gockel, efectuó una notable contri bución al alcanzar con un globo alturas hasta entonces desconocidas. Sus estudios tendían a mostrar que los rayos provenían de alguna parte situada en el: espacio exterior. Un año más tarde, el austriaco V. F. Hess, que había sido galardonado con el premio Nóbel por sus investigaciones, escribió concerniente a las mismas: “Durante los dos últimos años he efectuado siete as censiones en globo. No he encontrado decrecimiento en la intensidad de las “radiaciones penetrantes” a las gran des altitudes; De. hecho se nota cierto incremento de las mismas, y puesto que a dichas alturas cualquier contri bución debida a los rayos provenientes de la tierra habría decrecido, llegué a la conclusión de que esas radiaciones provienen, casi seguramente, de un manantial situado fuera de la atmósfera.” A causa de la primera guerra mundial fué interrum pida virtualmente la caza por los rayos cósmicos durante una década por lo menos, si bien esta pausa parece que añadió nuevos ímpetus a la investigación cuando co menzó a ser renovada. En 5922, el Dr. Millikan efectúa ciertas medidas sobre los rayos cósmicos a i5.00o metros de altura, dentro de la estratosfera, suspendiendo los instrumentos en una cuerda de unos 4,5 metros tendida entre dos globos. Con los instrumentos se encontraban un electroscopio, baró metro y termómetro. Repetido el experimento, se obtu vieron resultados materiales en la determinación de la energía de los rayos cósmicos que penetraban en la atmós fera. Dicho doctor sondeó también en la profundidad de un lago, donde la resistencia a los rayos era equiva lente a 7,5 metros de plomo. Durante una década continuó la investigación en di versos lugares de la Tierra, pero el centro más importante de las mismas fué la Universidad de Chicago, donde el Dr. Compton dirigía una “Prospección mundial sobre los rayos cósmicos”. La preparación para este proyecto fué tan metódica como lo fuera la preparación para una gue rra. Se equiparon grandes expediciones en las cuales se encontraban encuadrados los más distinguidos hombres de ciencia y se desarrollaron planes estratégicos en una escala global. La mayor intensidad en la acción se alcanzó entre los años 1931 y 5934, cuendo doce de tales expe diciones se diseminaron hacia los distintos puntos de observación. Dichas expediciones recorrieron en sus via jes unos cuatrocientos mil kilómetros. Una expedición se dirigió a Africa del Sur, otra a Perú, una tercera a Alaska, la cuarta a Australia, y así a otros lugares. Visitaron tanto el trópico como las regiones ár ticas. La Tierra fué utilizada como un gigantesco imán, y los picos de las montañas como laboratorios. Se midie ron las radiaciones cósmicas a grandes altitudes, com parándose con las obtenidas sobre la superficie de la tierra y las profundidades de las minas. Los experimentos de Compton fueron conducidos bajo la hipótesis de que las líneas de fuerza magnética pasan constantemente alrededor de la Tierra, entre los polos magnéticos norte y sur. Estas líneas de fuerza causan desviaciones sobre la aguja de un compás y todas las sustancias cargadas eléctricamente, pero no afectan a las sustancias que son eléctricamente neutras Las men cionadas expediciones encontraron que los rayos cósmi cos eran mucho más densos en el círculo polar ártico que en las proximidades del Ecuador. Por aquella época esto parecía indicar que los rayos cósmicos eran desviados hacia los polos magnéticos de la Tierra, y, por consi guiente, que se encontraban cargados eléctricamente. La investigación sobre los rayos cósmicos alcanzó su• más elevado nivel durante la Exposición “Una centuria de progreso”, en Chicago, durante los años 1933-34. Se organizaron numerosos vuelos en globo y avión, y uno de ellos fué llevado a cabo por el profesor Auguste Pic card, el famoso francés explorador de la estratosfera, que alcanzó una altura de unos 25 kilómetros. En 5934 fué proyectado por el I)r. Compton un instru mento gigantesco denominado “El nuevo centinela de los rayos cósmicos”, enviándose siete ejemplares del mismo, designados como “avanzadas científicas”, a otras tantas alturas de la Tierra. Uno cte ellos, operado por el Instituto de Tecnología de Massachusetts, fué llevado a la cúspide de Monte Evans, a más de 4.200 metros de altura. Dicho instrumento pesaba una tonelada y me dia, y la intención era efectuar ensayos sobre los rayos cósmicos, no solamente a grandes altitudes, sino también bajo violentos cambios en las condiciones atmosféricas. Se hicieron estudios en lugares donde la temperatura descendía desde los i8 grados por encima de cero hasta el punto de congelación, en menos de cinco minutos, y donde también se sucedía con la misma rapidez un bri llante sol tropical y una cegadora neblina. Los aparatos de medida estaban proyectados para operar durante un largo período bajo las más severas condiciones, poseyendo cada uno un dispositivo automático de registrado foto gráfico, así como equipos para efectuar las compensa ciones por ios cambios de temperatura y presión atmos férica. De ellos se decía por aquellos tiempos: “Servirían para registrar los flujos en’ la incesante lluvia de rayos invisibles que penetraban sus espesas pro tecciones de plomo, produciendo un destello de luz en la cámara de argon. Registrarían la dirección de los rayos durante un largo período de tiempo y el aumento o dis minución de dichos rayos. Regist:rarían también los po sibles cambios de ios rayos con los movimientos periódi cos de las estrellas, con las fluctuaciones del campo mag nético de la Tierra y la frecuencia de las manchas so lares.” Otros aparatos registradores de rayos fueron distri buidos desde el Perú a Groenlandia. De esta manera los cazadores de rayos perseguían su presa con incesante celo. El peligro no significaba nada para ellos. Un grupo completo de científicos con sus ayudantes perecieron en un accidente de globo, mientras que otro equipo nor teamericano hubo de salvarse lanzándose en paracaí das. Un distinguido hombre de ciencia, el Dr. Allen Carpe, y su asistente, los cuales escalaron el monte McKin ley y efectuaron observaciones, encontraron la muerte mientras hacían exploraciones en. un gigantesco glaciar de Alaska. También se hicieron observaciones sobre los rayos cósmicos, en aeroplanos que se remontaron a 9.000 metros de altura sobre elevados volcanes en el sur de los Andes. Un electroimán especialmente construído, con un peso de más de ocho toneladas, fué utilizado para observar la desviación de los rayos al pasar a través de un campo magnético. Se efectuaron observaciones, de una manera regular, en cuarenta estaciones muy separadas unas de otras; una de ellas se encontraba situada en una usina de cobre en las proximidades de Mohawk (Míchi gan), donde se encontró que los rayos habían penetrado unos 480 metros de roca. Uno de los experimentos más ambiciosos sobre la in vestigación de los rayos cósmicos fué montado inmedia tamente antes de la segunda guerra mundial; un aero plano de transporte con veintiún pasajeros se elevó a unos 7.800 metros por encima de Chicago, volando más de 700 kilómetros en tres horas, con temperaturas por debajo de cero grados. Observados los registradores de rayos cósmicos, los cuales estaban constituídos por tubos Cuando los rayos cósmicos atraviesan el contador, un equipo fotográfico registra una línea de puntos sobre la película adaptada al tambor giratorio. de cobre, que excluían todo lo que no fuese rayos cósmi cos, se dedujo que los rayos cósmicos más penetrantes descendían con una velocidad diez veces mayor que a la altura de la superficie de la Tierra. También se óbservó la creación de una partícula recientemente descubierta, el mesotron, por la acción de rayos neutros sobre el filtro de plom.o colocado encima de los contadores. Durante los tres años que precedieron a la segunda guerra mundial se llevaron a cabo observaciones acerca de los rayos cósmicos sobre un barco que hacía la navegación regular entre Vancouver y Nueva Zelandia. Dicho es fuerzo iba dirigido hacia el descubrimiento cte si los rayos cósmicos se originaban en nuestro universo o fuera del mismo. Un año más tarde se elevó a unos 8.700 metros un aeroplano con un equipo fotográfico que utilizó de 91 . manera eficiente la “cémarade nieblas”, aparato que incluye una cámara cíe paredes de vidrio, dentro de la cual se produce una niebla artificial. De esta manera, como los rayos cósmicos al atravesar el aire descompo nen las moléculas en iones, dichos iones formaran gotas de humedad y quedara marcada la ruta de dichos rayos. La mencionada ruta se fotografía entonces por medio de una luz muy brillante. En el Planetarium Hayden, de Nueva York (r7 de junio de 1941), fueron utilizados los rayos cósmicos —que se pretendía provenían de una “nebulosa de estre llas” situada a una distancia de 5.ooo años luz—, para hacer girar un panel de luces fluorescentes, las que a su vez iluminaban un “mensaje al futuro”, para ser “abierto” cinco mil años después. Múltiples investigaciones han sido efectuadas a través de los años, valiéndose de globos libres que se elevaban con delicados aparatos de investigación de los rayos cós micos. Muchos de estos experimentos fueron conducidos por los doctores Compton y W. P. Jesse, de la Universi dad de Chicago. Hace dos años uno de tales equipos so portado por 29 globos fué lanzado en Chicago, aterrizando a 6 kilómetros de Columbus (Ohío). El dispositivo con sistía en una pértiga de nueve metros con dos equipos de tres contadores de rayos cósmicos y baterías, proyec tados para registrar emisiones de rayos cósmicos. El doc tor Schein informó que fueron descubiertas tales emisio siones a alturas superiores a los i5.ooo metros. Seis meses después se efectuó ótra ascensión en globo libre que aterrizó en Virginia, después de un viaje record de 8oo kilómetros. También hace poco más de un año, la Universidad de Chicago soltó 36 balones que transporta ban un equipo fotografiador de rayos cósmicos, con un peso de unos 30 kilogramos. Vemos, pues, que los globos libres han llegado a transportar los aparatos registrado res automáticos de rayos cósmicos a altura de 27 kilóme tros y más. Dichos globos iban rellenos de hidrógeno y estaban construídos con un material extraordinariamente elástico, de tal modo que mientras medían 1,5 m. de diámetro a su partida, a los 26 kilómetros dicho diáme tro era de unos seis metros. En algunas ocasiones, cuando un grupo de tales globos descendía, la fantasía popular los confundía con paracaidistas. Cada uno de los globos llevaba atada una etiqueta en la que se recomendaba la devolución del mismo a su punto de origen; con esta me dida, de cada diez globos lanzados se recuperaban nueve. Otro dispositivo es un sistema basado en la emisión de ondas cortas de radio, por medio de impulsos, a los investigadores situados en tierra, evitando de esta manera el empleo de instrumentos registradores. Un último ex perimento fué llevado a cabo por el Dr. Schein, que soltó 49 globos, transportando aparatos registradores con un peso de 35 kilogramos, al mismo tiempo que llevaban 200 abejas para determinar los efectos de los rayos cós micos sobre la vida de los insectos. Este intento fracasó debido a la muerte accidental de las abejas por efecto de los gases de escape, pero habrá de ser repetido por con siderarse de trascendental importancia. Otros estudios mostraron que los rayos gamma, en contrados en las radiaciones cósmicas, son los más cortos de los conocidos hasta la fecha. Los rayos X son también demasiado cortos para ser visibles; pero los rayos gamma, encontrados en los materiales radiactivos, son de diez a cien veces más cortos que los rayos X. Sin embargo, los más cortos rayos gamma encontrados en las radiacio nes cósmicas, son cien millones de veces más cortos que los de los cuerpos radiactivos. La investigación nos muestra que existen varias clases de rayos cósmicos, par ticularmente los “blandos” (electrones y rayos gamma) 92 y los “duros” (mesotrones). Los primeros son fáciles de absorber; pero los rayos “duros”, de enorme energía, son los únicos que penetran todo. Son millones de veces más fuertes que ninguna otra radiación conocida, y mar chan como irresistibles proyectiles a través de todas las sustancias conocidas. Otro dramático descubrimiento es el hecho de que exis ten frecuentes “emisiones” de rayos cósmicos: partículas que caen de manera análoga a pesada lluvia sobre super ficies de una hectárea aproximadamente. En una simple “emisión” se encuentran cerca de un millón de rayos cós micos y a veces caen de cincuenta a sesenta “emisiones” en una hora. Estas “emisiones” se denominan “Emisio nes Auger”, en honor del famoso hombre de ciencia fran cés Pierre Auger, cuyas investigaciones en las montañas de los Alpes mostraron el nuevo descubrimiento. Si se escucha una de tales “emisiones” a través de un inge nioso dispositivo altavoz, su sonido es análogo al de una tormenta canicular. Es un sonido silbante, semejante al de la pesada lluvia arrastrada por el viento, la cual cesa súbitamente por un momento, siendo seguida inmedia tamente después por otro nuevo chubasco. Ahora bien; mientras nos encontramos sometidos cons tantemente a esa continua lluvia de rayos cósmicos y la ocasional precipitación de una tal “emisión”, no se regis tra ningún efecto peculiar sobre nosotros. Los individuos que viven en las altas montañas reciben una dosis doble, mientras que aquellos que trabajan en las profundidades de las minas reciben solamente una fracción de los rayos; sin embargo, ninguno de ellos parece afectado. El último esfuerzo científico se ha dirigido principal mente hacia el sistema de relacionar los rayos cósmicos con las radiaciones atómicas. Hace unos quince años apro ximadamente que un hombre de ciencia predijo que el estudio de los rayos cósmicos lanzaría nuevas luces sobre el problema de la estructura del núcleo del átomo, abrien do de esta manera el camino para el aprovechamiento cíe la energía atómica para usos humanos; es decir, que, según las deducciones hechas por los científicos, es pro bable que los rayos cósmicos constituyan la clave para el desencadenamiento de la energía atómica y el análisis del rayo atómico. De hecho se ha informado que el rayo cósmico es el medio que se tiene para descubrir el secreto de los rayos X y del radium. Hay algo más que esto toda vía: el profesor John Archibald Wheeler, de la Universi dad de Princeton, mantiene que mediante el estudio de los rayos cósmicos se podrán eventualmente descubrir medios para transformar cualquier clase de materia (y no el uranio solamente) en energía atómica. Un nuevo gigante denominado “betatron”, inventado por el profesor Donald W. Kerst (de treinta y cuatro años de edad), perteneciente al claustro de la Universidad de Illinois, está a punto de ser empleado en la investigación de los rayos cósmicos. Dicho instrumento utiliza energía magnetoeléctrica para impulsar a los electrones a una velocidad de 290.000 kilómetros, es decir, virtualmente la misma velocidad que la luz. Se espera producir rayos cósmicos para efectuar un estudio más íntimo de los mis mos, eliminando posiblemente la necesidad de efectuar vuelos a la estratosfera o enterrarse dentro de profundas minas. ¿Cuánto tiempo durará esta incesante investigación antes de que el rayo cósmico sea finalmente aprisionado y domesticado? Nadie lo conoce; pero la mayor parte de los hombres de ciencia son de la opinión que, si la idea de guerra permanece dormida el tiempo suficiente para permitir a la ciencia proseguir su caza ininterrumpida mente, serán suficientes de diez a veinte años para ense floreamos de la suprema fuente de ilimitada energía.