San Salvador, a las doce horas con ocho minutos del día nue

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219-2010
Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia: San Salvador, a las doce horas
con ocho minutos del día nueve de mayo de dos mil doce.
El presente proceso de hábeas corpus fue solicitado por el señor Manuel de Jesús
Baños Valle a favor del señor Julio Andrés Baños García, procesado por el delito de
homicidio agravado, contra actuaciones del Juzgado Especializado de Sentencia de Santa
Ana y de agentes de la Policía Nacional Civil.
Analizado el proceso y considerando:
I. El peticionario plantea dos reclamos: primero, que la vista pública señalada en el
proceso penal que se sigue en contra del favorecido se ha suspendido en reiteradas
ocasiones por la falta de realización de un anticipo de prueba consistente en la
reconstrucción de los hechos, lo que -según su parecer- genera inseguridad jurídica y
vulneración en el derecho de libertad personal del señor Julio Andrés Baños García; en
segundo lugar, alega que la detención del imputado realizada por agentes policiales en su
casa de habitación es ilegal, por haber ingresado a esta sin contar con una orden de registro
con prevención de allanamiento.
II. Según lo establece la Ley de Procedimientos Constitucionales, se nombró juez
ejecutor al licenciado Héctor Armando Barrera Padilla, quien concluyó haber ocurrido
violación a las garantías constitucionales del favorecido pues no se ha podido realizar la
vista pública por no tener el resultado de la reconstrucción de los hechos; además,
manifestó que no existía la ilegalidad en la captura del señor Baños García pues, según acta
de las cero horas con quince minutos del día veintiséis de febrero de dos mil diez, los
agentes policiales manifestaron al imputado la razón de su presencia en el lugar y este
manifestó no tener inconveniente.
III. Las autoridades demandadas presentaron informes de defensa, en los que -en
síntesis- manifestaron:
1. La Policía Nacional Civil, que lo aseverado por el pretensor se desvirtúa con la
existencia de una orden de detención administrativa dictada en contra del favorecido el día
veinticinco de febrero de dos mil diez, así como de una orden de registro con prevención de
allanamiento en la vivienda de aquel, de la misma fecha apuntada; con lo cual queda
demostrada la existencia de direccionamiento fiscal. A dicho documento se adjuntó copia
de memorando emitido por el Jefe de la División de Investigaciones de Santa Ana, en el
cual consta, entre otras cosas, lo expresado en el aludido informe.
2. El Juzgado Especializado de Sentencia de Santa Ana realizó una descripción de
lo acontecido en el proceso penal desde el recibo del proceso en esa sede hasta el día quince
de diciembre de dos mil diez y explicó las razones que motivaron la no realización de la
vista pública en las fechas señaladas.
Afirmó que nunca existió oposición de las partes para las reprogramaciones
decretadas, en virtud de ser necesaria la incorporación de prueba que había sido admitida
pero que no se había realizado por el juez instructor.
Considera que actuó con diligencia y en atención a los derechos y garantías
constitucionales ya que, por causas ajenas a ese juzgado, la vista pública no se realizó, ello
con la intención de contar con la prueba admitida para el juicio.
IV. 1. Con relación a la objeción referida a que la vista pública se ha suspendido en
varias ocasiones por la falta de realización de un anticipo de prueba, es preciso indicar,
como reiteradamente se ha hecho en la jurisprudencia constitucional, que forma parte de la
competencia de este tribunal tutelar a la persona frente a dilaciones indebidas advertidas en
el desarrollo de un proceso penal, cuando exista una restricción a la libertad física de la
persona en contra de quien se ejerce la acción.
En estos casos, el análisis de constitucionalidad a efectuarse se justifica a partir de
la situación de detención provisional que enfrenta el beneficiado, pues debe atenderse
siempre al carácter de temporalidad que tiene dicha medida cautelar, la cual no puede
prolongarse injustificadamente.
Acotado lo anterior debe decirse que el derecho a la jurisdicción garantiza el
cumplimiento de la obligación constitucional de satisfacer dentro de un plazo razonable las
pretensiones de las partes o de dictar sin demora la sentencia y realizar su ejecución;
exigencia contenida adicionalmente en los artículos 9.3 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos y 7.5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Respecto al tema del plazo razonable, esta sala ha sostenido que la defensa incluye
el derecho de todo imputado a obtener un pronunciamiento en el cual se defina su posición
frente a la ley y a la sociedad dentro de un término razonable, a efecto de resolver de forma
rápida la situación de incertidumbre y de restricción a la libertad que sufre a causa de un
proceso penal. En ese sentido, se debe tener en cuenta que no toda prórroga en la
tramitación de un proceso genera afectaciones con trascendencia constitucional; por lo cual,
para calificar el concepto de plazo razonable o dilación indebida es de tener en
consideración los siguientes elementos: i) la complejidad del asunto: ya sea la complejidad
táctica o jurídica del litigio o las propias deficiencias técnicas del ordenamiento; ii) el
comportamiento del recurrente; y iii) la actitud del juez o tribunal, referida a si las
dilaciones en el proceso obedecen a la inactividad del Órgano Judicial que, sin causa de
justificación, dejó transcurrir el tiempo sin emitir la decisión correspondiente para conceder
la satisfacción real y práctica de las pretensiones de las partes -v. gr. sentencia HC 39-2008
de 25/3/2010-.
Sobre el último punto aludido es de indicar que, en el examen de una dilación
indebida originada por la conducta del órgano judicial, esta sala analiza de manera especial
y preeminente la existencia, dentro del proceso, de tiempos muertos, es decir, períodos
relevantes de tiempo en los que el proceso ha permanecido totalmente paralizado, sin que
se ejecute ninguna actividad de índole procesal concerniente a la causa penal y que,
además, la actividad procesal o impulso procesal que debía llevarse a cabo incumbiere
directa y obligatoriamente al juzgado o tribunal jurisdiccional conocedor de la causa (véase
resolución HC 169-2002 del 25/3/2003).
La evaluación de todas las circunstancias señaladas tiene sustento en la
consideración de que constitucionalmente no puede sostenerse la existencia de un derecho
al cumplimiento de los plazos establecidos por el legislador, pues lo que existe es un
derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable; entender lo contrario implicaría elevar
las dimensiones temporales establecidas en las normas procesales a categoría
constitucional, situación que no sería aceptable. Por tanto, no basta que haya una dilación
en el cumplimiento de los plazos procesales, sino que esta debe carecer de una causa que la
justifique.
2. Según los pasajes del proceso penal remitidos a esta sede constitucional, se tiene
que mediante resolución de fecha veintiocho de octubre de dos mil diez, el Juzgado
Especializado de Sentencia de Santa Ana recibió el proceso penal instruido en contra del
favorecido -y otros imputados- y señaló como fecha para la vista pública correspondiente el
día diecisiete de noviembre del mismo año. Un día antes de dicha fecha, dicha diligencia
fue aplazada en virtud de comunicación de la Sección de Traslado de Reos de la Zona
Occidental, en que se informaba que los procesados no serían trasladados por falta de
personal, señalando para tal audiencia las nueve horas del día veintiséis de noviembre de
dicho año.
Llegados dicha hora y día, el licenciado Miguel Aguilar Rivas, defensor particular
del imputado Baños García, informó -en lo pertinente- que fue admitido, como prueba de
descargo, el resultado de una reconstrucción de los hechos, sin embargo esta no había sido
llevada a cabo por el juzgado de instrucción competente, considerando que su realización
era indispensable, pues la falta de dicha prueba afectaba a su representado. Dicho
profesional, junto con el agente auxiliar del Fiscal General de la República, según consta en
el acta respectiva, requirieron el aplazamiento de la vista pública, lo cual fue autorizado por
el juzgador, quien además ordenó librar oficio a la Cámara Especializada de lo Penal tribunal que había ordenado la realización del anticipo de prueba mencionado-, con el
objeto de que señalara plazo al juez instructor para efectuar las diligencias pendientes, el
cual fue recibido en el tribunal de segunda instancia el día veintinueve del mismo mes y
año. Asimismo, dicha sede judicial señaló las doce horas del día ocho de diciembre de dos
mil diez para la celebración del juicio.
Esta última fecha mencionada, según consta en el acta respectiva, se discutió la falta
de realización de dos anticipos de prueba -entre ellos el reclamado por la defensa- por parte
del Juzgado Especializado de Instrucción de Santa Ana, habiendo manifestado el defensor
particular del incoado que no prescindiría de la misma. Respecto de ello el Juez
Especializado de Sentencia de Santa Ana decidió aplazar nuevamente la audiencia, por no
contar con las aludidas pruebas y ordenó que el proceso regresara a la sede instructora para
realizar los actos de prueba ahí admitidos, lo cual se efectuó el día quince de diciembre de
dos mil diez.
Finalmente, el día trece de diciembre de dos mil diez, el juzgado de sentencia
aludido señaló como nueva fecha para el juicio las doce horas del día veintidós de
diciembre del mismo año.
3. Determinado lo anterior es preciso indicar que este tribunal se encuentra
habilitado para analizar, en el presente caso y según los límites de la pretensión, si existen
dilaciones indebidas en la celebración de la vista pública que sean imputables al Juzgado
Especializado de Sentencia de Santa Ana, hasta la fecha de promoción de este hábeas
corpus -diecisiete de diciembre de dos mil diez-, pues solamente las que se alega
acontecieron en ese espacio pueden encontrase abarcadas por el cuestionamiento del
pretensor.
Según lo advertido en el proceso penal, una vez recibido este por la autoridad
demandada, señaló fecha para la celebración de juicio. Este no se llevó a cabo por no haber
sido trasladados los imputados, debido a falta de personal de la sección correspondiente, lo
cual generó como consecuencia el primer aplazamiento de dicha audiencia, misma que fue
señalada nueve días después. Sin embargo dicha diligencia tampoco pudo ser realizada en
esa ocasión, debido a la ausencia de pruebas admitidas para su producción en juicio, por lo
cual el Juzgado Especializado de Sentencia de Santa Tecla ordenó gestiones para su
incorporación y señaló, por segunda vez, nueva fecha para el juicio, diez días después.
Nuevamente, la vista pública volvió a frustrarse en virtud de la falta de incorporación de la
prueba mencionada y de la decisión de las partes de no prescindir de ella, por lo que la
autoridad demandada volvió a ordenar y realizar otras gestiones para contar con la misma
y, con posterioridad, señaló nueva fecha para la diligencia, catorce días después. La
celebración de esta última se encontraba pendiente en el momento de promover este
proceso constitucional.
Visto lo anterior este tribunal estima que, hasta el momento de plantear la solicitud
de hábeas corpus respectiva, la autoridad demandada justificó cada uno de los
aplazamientos de la vista pública, el primero debido a la falta de traslado de los imputados
y los dos subsiguientes en la necesidad de lograr la incorporación de pruebas admitidas para
su producción en el juicio, uno de estos últimos se efectuó, incluso, a petición de las partes
técnicas y el otro, ante la decisión de estas de no prescindir de dichos medios de prueba, por
estimarlos necesarios para fundamentar sus posiciones en el proceso penal. Además, el
tiempo transcurrido entre uno y otro señalamiento -nueve, diez y catorce días- tampoco se
advierte injustificado, en tanto, por un lado es comprensible la necesidad de cierto margen
temporal para realizar las gestiones de preparación de la vista pública, pero sobre todo en
virtud de que durante los plazos intermedios la autoridad demandada gestionó la
incorporación de la prueba que generó las dos últimas reprogramaciones de la vista pública.
De forma que, según las particularidades presentadas en el supuesto en análisis, no
se advierte la existencia de dilaciones indebidas en el procesamiento del favorecido por
parte del Juzgado Especializado de Sentencia de Santa Ana, tomando en cuenta, como se
sostuvo en el primer párrafo de este apartado que, por los límites que impone la pretensión
propuesta a esta sala, estas únicamente pudieron ser analizadas hasta la fecha en que inició
el presente hábeas corpus y no las que pudieran haberse dado con posterioridad.
V. 1. En cuanto al segundo reclamo referido a que la detención del imputado
realizada por agentes policiales en su casa de habitación es ilegal por haber ingresado a esta
sin constar con una orden de registro con prevención de allanamiento; debe destacarse que
la jurisprudencia de este tribunal -v. gr. resolución de HC 58-2008R de fecha 12/11/2010ha señalado que el ingreso en el domicilio sin el permiso de quien la ocupa, y sin la
existencia de delito flagrante o peligro inminente de su perpetración, sólo puede llevarse a
cabo si lo autoriza el juez competente, ya que precisamente en esa autorización radica la
legitimidad del ingreso, siendo este requisito necesario y suficiente por sí mismo para dotar
de base constitucional el acto sujeto a control de esta Sala.
2. Ahora bien, de la certificación remitida, incorporada materialmente al
expediente de hábeas corpus, se constata el oficio número 1072, de fecha veinticinco de
febrero de dos mil diez, girado por el Juez Especializado de Instrucción de Santa Ana, en el
cual autoriza realizar registro con prevención de allanamiento en la vivienda del señor Julio
Andrés Baños García, lugar en donde se procedió a la captura del mismo por el delito de
homicidio, mediante orden de detención administrativa emitida por la Fiscalía General de la
República de Santa Ana, por oficio número 29, de fecha veinticinco de febrero de dos mil
diez, suscrita por el licenciado Luís Ernesto Morales Rodríguez. Asimismo, consta el acta
de allanamiento realizado en la vivienda del imputado a las cero horas con cinco minutos
del día veintiséis de febrero de dos mil diez, en la que se deja constancia de su captura,
además de la firma del detenido.
3. Con los datos anteriores, debe decirse que se ha verificado la existencia de una
orden judicial encaminada a permitir el acceso a la vivienda del favorecido, así como la
legalidad en la captura del señor Baños García; en consecuencia, no es procedente estimar
este punto de la pretensión, por no existir transgresión a la inviolabilidad de la morada ni
vulneración al derecho de libertad física del favorecido.
Por las razones expuestas y de conformidad con los artículos 11 inciso 2°, 12 y 20
de la Constitución y 72 inciso 2° y 3° de la Ley de Procedimientos Constitucionales, esta
sala RESUELVE:
1. No ha lugar al hábeas corpus planteado a favor del señor Julio Andrés Baños
García, por no existir vulneración a su derecho a ser juzgado en un plazo razonable ni a su
derecho de libertad física, en virtud de no haber ocurrido dilaciones indebidas.
2. No ha lugar al referido proceso constitucional por la inexistencia de transgresión
a la inviolabilidad de la morada y de vulneración al derecho de libertad física del señor
Baños García, ya que se comprobó la emisión de orden judicial que autorizada ingresar a la
vivienda en la que el mismo fue capturado.
3. Continúe el favorecido en la situación jurídica en que se encuentre.
4. Notifíquese.
5. Archívese oportunamente.
J. B. JAIME.------------------E. S. BLANCO R.-------------SONIA DE SEGOVIA.-------------J.
N.
CASTANEDA
MAGISTRADOS
RUBRICADAS.
QUE
S.--------------PRONUNCIADO
POR
LOS
SEÑORES
LO
SOCORRO
C.-----------
SUSCRIBEN------------E.
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