Guía de estudio Resumen del capítulo

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Guía de estudio
Capítulo 18:
Daniel en el exilio
Resumen del capítulo
Verdad eterna: Los fieles prosperan mientras que los infieles fracasan.
Cuando Jerusalén fue conquistada por el ejército de Nabucodonosor, los mejores y más brillantes
ciudadanos de Judá fueron deportados a Babilonia. Daniel y su trío de amigos se encontraban entre
las filas de los prisioneros. Nabucodonosor les presentó a su nueva patria matriculándolos
(¿inscribiéndolos?) en su curso de tres años de “Cómo vivir como un babilonio”. Daniel y sus amigos
fueron tratados espléndidamente con comida y vino de la mesa del rey, e invitados a disfrutar de los
placeres cosmopolitas de la ciudad más importante del mundo.
Daniel y sus compañeros cortésmente se negaron a participar. Ellos pidieron comidas vegetarianas
para mantenerse fieles a las leyes judías. A los oficiales del rey les preocupaba que esta dieta los
haría parecer débiles y mal nutridos. Pero Dios bendijo su decisión. Ellos prosperaron en salud y
éxitos académicos y el gobernante del más grande imperio del mundo tomó nota.
Una mañana, el rey despertó muy preocupado por un sueño y demandó de sus sabios una
interpretación del sueño. Como garantía de que la interpretación era correcta, también exigió que
contaran el sueño. Si se equivocaban en el sueño y su interpretación, el Rey los mandaría matar. Esta
petición del rey por supuesto que era imposible para sus sabios, pero Dios reveló a su siervo Daniel
tanto los sucesos del sueño como el significado. Nabucodonosor había soñado con una estatua de
cuatro secciones. La primera sección constaba de una cabeza de oro, la cual representaba la grandeza
de Babilonia. Las siguientes secciones de plata, bronce y hierro simbolizaban otros imperios en el
mundo que todavía no habían llegado al poder. La interpretación de Daniel convenció al rey y salvó
la vida de Daniel y los sabios del reino. Nabucodonosor puso a Daniel en un puesto prominente como
gobernante de Babilonia, promovió también a sus tres amigos y alabó al Dios de Daniel.
Sin embargo, esta devoción fue solo temporal debido a la adulación de sus consejeros que
manipularon su orgullo. Él construyó una estatua de oro en su propio honor y todos fueron ordenados
a inclinarse y alabarla. Los tres amigos de Daniel, Sadrac, Mesac y Abednego se enfrentaron a una
sombría decisión, la idolatría o la muerte. Ellos se negaron a inclinarse y adorar al ídolo. El rey se
puso furioso y ordenó que fueran arrojados a un horno en llamas. Ellos habían desafiado la orden del
rey y escogieron permanecer fieles aun cuando significaba enfrentarse a la muerte. El horno se
calentó siete veces más de lo normal y ellos fueron atados y arrojados dentro del horno en llamas. El
rey sorprendido vio cómo un cuarto hombre se les unió mientras caminaban sin ataduras y sin
lesiones. Una vez más el rey alabó al Dios verdadero.
Nabucodonosor fue sucedido en el reino por Belsasar. El rey Belsasar ofreció un gran banquete
usando las copas sagradas que habían sido robadas cuando saquearon el templo de Jerusalén. Durante
el banquete, el Señor le mandó un misterioso mensaje que apareció en la pared de la sala del palacio.
El rey tuvo suficiente razón para estar aterrorizado. Daniel le explicó que sus días estaban contados.
Esa misma noche el ejército persa invadió a Babilonia. Belsasar fue asesinado y Persia, que
representaba la sección de plata en la estatua que el rey Nabucodonosor había soñado años atrás,
llegó a ser el nuevo imperio mundial.
El nuevo rey Darío de Persia promovió a Daniel. Los rivales de Daniel se pusieron celosos y
empezaron a tramar su muerte. Con engaños hicieron que Darío firmara un decreto irrevocable que
prohibía orar a cualquier dios u hombre que no fuera el rey Darío. El que no cumpliera sería arrojado
al foso de los leones. Daniel respondió haciendo lo que él siempre hacía, regresó a su casa, se inclinó
y oró a Dios. Por supuesto los oficiales consideraron necesario notificar al rey de esta “peligrosa”
actividad. Darío se vio obligado a arrojar a su siervo de confianza a los leones. El rey pasó la noche
inquieto y se levantó en la mañana para encontrar a Daniel sin un solo rasguño. El gran rey de Persia
adoró al Señor.
Mientras Daniel, sus amigos y otros exiliados permanecieron en cautiverio por setenta años en
Babilonia, el profeta Jeremías cumplió con sus obligaciones en la devastada ciudad de Jerusalén.
Jeremías mandó una carta de esperanza a los cautivos recordándoles que Dios un día los traería de
nuevo a Jerusalén. Esa esperanza fue lo que ayudó a Daniel. El había presenciado el ascenso y la caída
de reyes y reinados, y había permanecido fiel. En la gran Visión Celestial de Dios, Babilonia no fue el
destino, sino más bien una desviación.
Pregunta de rompehielos
¿Cuál es uno de sus sueños más extraños que puede recordar?
Preguntas de interacción
1. Daniel sobresale entre todos los profetas. ¿En qué se parece Daniel a otros profetas del Antiguo
Testamento y en qué es diferente?
2. Jerusalén y el templo de Dios estaban en ruinas y la mayoría de los judíos vivían en el exilio. Es
fácil imaginar cómo se puede perder la fe. ¿Qué los ayudó a mantener su fe? ¿Qué le ayuda a
usted a mantener su fe aun cuando experimenta dificultades?
3. Lea el pacto de Dios con Abraham (Génesis 12:1-3) ¿Cómo se realizó este pacto a través de Daniel
y sus tres amigos?
4. Compare la historia de Daniel con la historia de José. ¿Ve usted las dificultades de la misma
manera que ellos las vieron? ¿Por qué sí o por qué no?
5. Enumere las diferentes maneras en que Dios reveló su poder sobrenatural en esta historia. ¿Qué
mensaje comunicó a los exilados las acciones de Dios? ¿Cuál fue la impresión que causó en los
líderes no-creyentes?
6. Cuando Sadrac, Mesac y Abednego se negaron a adorar al ídolo de oro ellos no sabían si Dios los
salvaría o no. ¿Cómo defiende usted su fe en Dios cuando no sabe si los resultados pueden ser
desastrosos?
7. ¿Cómo consideraba Daniel a las diferentes autoridades gubernamentales? Lea Romanos 13:1-7, 1
Timoteo 2:1-2, Tito 3:1. ¿Cómo deben los cristianos considerar a los gobiernos?
8. ¿Cómo reveló Dios su soberanía sobre los reinos humanos y sus reyes? ¿Cómo le ayuda esto a ver
al mundo actual?
9. El mensaje de Jeremías (pág. 227; Jeremías 30:1-11) fue enviado en una carta de Jerusalén a los
exilados en Babilonia. ¿Cuáles fueron las promesas de Dios desde una Visión Terrenal y una
Visión Celestial?
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