C o n t ro l p re c o z Control de la nefropatía diabética en su fase inicial ` Richard MacIsaac y George Jerums El número de personas con diabetes está en aumento en todo el mundo, principalmente debido al aumento de la diabetes tipo 2. La diabetes es hoy la principal causa de insuficiencia renal crónica terminal (IRCT) en los países de occidente. Se ha documentado que desarrollan enfermedad renal diabética (nefropatía) entre un 25 y un 40% de las personas con diabetes tipo 1 y tipo 2. Las personas con diabetes, en especial aquéllas con complicaciones renales, también se enfrentan a un mayor riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular (ECV). Por lo tanto, la identificación precoz de las personas con diabetes de mayor riesgo y la subsiguiente iniciación de un tratamiento que las proteja son temas de máxima importancia. La buena noticia para las personas con diabetes es que se han descrito varias estrategias válidas para la prevención y el tratamiento de la nefropatía diabética y las ECV en los últimos 10 años.1 >> Revisiones para la detección de microalbuminuria Realizar las pruebas habituales a las personas con riesgo de enfermedad renal diabética implica analizar los aumentos pequeños pero persistentes de los niveles de proteína (albúmina) en la orina, conocida por lo tanto como "microalbuminuria". La detección de la microalbuminuria es importante, ya que se asocia con el alto riesgo de progreso hacia una fase más avanzada de la nefropatía, que se caracteriza por unos índices mucho más altos de excreción de proteína en la orina (proteinuria). Es por esto que en algunos países se dice que las personas con microalbuminuria tienen una "nefropatía incipiente". La detección de microalbuminuria también va asociada a un aumento del 15 riesgo de enfermedades cardiovasculares (ECV) en las personas con diabetes e incluso en personas que no tienen diabetes. Los análisis de laboratorio para la detección de microalbuminuria se pueden desarrollar de varias maneras: mediante muestras de orina tomadas durante 24 horas para calcular el índice de excreción de albúmina (IEA), que se aceptan como estándar básico; la medición de la capacidad total de perfusión del riñón se puede realizar utilizando la misma muestra de orina una muestra de orina única (preferiblemente tomada al levantarse por la mañana), para medir la concentración de albúmina (hay tiras reactoras disponibles), o corregida para medir la fuerza de la orina midiendo otra sustancia química filtrada desde la sangre (la creatinina, es decir, la proporción albúmina:creatinina o ACR, según sus siglas en inglés) muestras de orina tomadas por la noche y por la mañana (considerado por muchos el mejor sistema de medición) o con 4 horas de diferencia. Los ámbitos de referencia para la toma de muestras en 24 horas y la toma de muestras al azar (spot urine) para medir la ACR se muestran en la tabla 1. >> Octubre 2003 Volumen 48 Número especial Al menos dos de cada tres cálculos consecutivos de albuminuria deberían descender, dentro del ámbito microalbuminúrico, antes de realizar un diagnóstico de microalbuminuria persistente. Se pueden producir aumentos de la albuminuria dentro del ámbito microalbuminúrico temporalmente debido al ejercicio, a una infección del tracto urinario, a un mal control del nivel de azúcar en sangre o a una insuficiencia cardíaca. Ocurren de modo permanente cuando hay hipertensión, enfermedad renal no diabética y en asociación con las enfermedades cardíacas. ( ) Los aumentos de la tensión arterial durante el sueño podrían ser un síntoma de desarrollo de microalbuminuria. Fases de la enfermedad renal diabética Durante los últimos 20 años, se han descrito varias fases bien definidas dentro del desarrollo natural de la nefropatía diabética. La enfermedad renal diabética se caracteriza por cambios tanto del nivel de albuminuria como del índice de perfusión glomerular (IFG) en personas con predisposición a desarrollar este trastorno. La secuencia normal de su desarrollo comienza paradójicamente con un aumento del IFG (hiperperfusión). A esto le sigue un aumento de la AER, el cual produce microalbuminuria. La hiperperfusión podría continuar a lo largo de la fase de microalbuminuria o podría normalizarse antes de que aparezca una nefropatía diabética manifiesta, la cual se caracteriza por un mayor aumento de la albuminuria (macroalbuminuria) y un decline progresivo del IFG. Octubre 2003 Volumen 48 Número especial © John Bavosi / Science Photo Library C o n t ro l p re c o z En paralelo con estos cambios, se da un aumento de la tensión arterial. Éste podría ocurrir antes del desarrollo de microalbuminuria en personas con diabetes tipo 2. Sin embargo, suele suceder durante la fase inicial microalbuminúrica en la diabetes tipo 1.2 Un estudio reciente también ha sugerido que un aumento de la tensión arterial durante el sueño podría ser síntoma del desarrollo de microalbuminuria en algunas personas con diabetes tipo 1. A pesar de esta secuencia normal de eventos, podría darse ocasionalmente la aparición de un decline del IFG en personas con diabetes con un aumento mínimo o nulo de la albuminuria.3 Factores de riesgo de nefropatía diabética La fase de microalbuminuria suele desarrollarse a lo largo de 10 ó 15 años. El trastorno está promovido en primer lugar por factores tales como los altos niveles de azúcar en sangre, un mal control de la tensión arterial y el tabaquismo.4 16 Tras la transición hacia las fases microalbuminúricas o de nefropatía manifiesta, el índice de progreso de la enfermedad renal se ve influido por una serie de factores, entre los que se encuentra el nivel de tensión arterial, la hiperglucemia, el grado de proteinuria o albuminuria, la presencia de lesiones oculares, el tabaquismo y posiblemente la anemia. Entre los factores de riesgo no modificables se encuentra el género (masculino) y la etnia. En concreto, se han documentado índices más altos de IRCT por diabetes entre los indios Pima de los Estados Unidos, los estadounidenses de origen mexicano, los asiáticos, los isleños del pacífico, los maoríes de Nueva Zelanda y los aborígenes australianos que entre las personas de origen europeo (ver artículo de Nelson en este mismo número de Diabetes Voice). Sin embargo, no está claro si estas diferencias entre poblaciones se deben a una genética distinta en cuanto a la predisposición a desarrollar nefropatía diabética o a factores medioambientales, sociales o culturales. Reducir el riesgo de progreso hacia la insuficiencia renal Control del azúcar en sangre La nefropatía diabética se da tan sólo en personas con un alto nivel de azúcar en sangre. El control del azúcar en sangre es el factor más importante en la aparición de nefropatía en personas con diabetes tipo 1 ó 2. Sin embargo, el control del azúcar en sangre podría interactuar con los factores de riesgo mencionados anteriormente para promover el desarrollo y el progreso de nefropatía. Mantener un buen control del azúcar en sangre y procurar unos niveles de HbA1c inferiores al 7,0% parece ser lo más eficaz a la hora de prevenir la transición de la normo- a la C o n t ro l p re c o z Tabla 1: Clasificación del estatus albuminúrico de personas con diabetes IEA = índice de excreción de albúmina; PAC = proporción albúmina/creatinina microalbuminuria. No está igualmente probado que el control intensivo del azúcar en sangre resulte igual de eficaz a la hora de retrasar el progreso de la nefropatía hacia sus fases más avanzadas. Control de la tensión arterial Independientemente de cómo se consiga, un buen control de la tensión arterial retrasa la aparición y el progreso de la enfermedad renal diabética. En general, las personas con diabetes deberían tener como objetivo una tensión arterial inferior a los 130/80 mmHg. Si hay proteinuria presente de manera persistente, entonces se recomienda ser más severo y procurar un nivel inferior a los 120/75 mmHg. Hay pruebas que se acumulan para sugerir que el uso de agentes reductores de la tensión arterial (antihipertensivos), que actúen sobre el sistema renina-angiotensina (SRA), puede reducir el progreso de la enfermedad renal y ofrecer protección cardíaca a las personas con diabetes. Los agentes antihipertensivos que actúan sobre el SAR también parecen tener efectos protectores sobre los riñones y el corazón, sea cual sea la reducción de la tensión arterial que se consiga. de la enzima conversora de angiotensina (IECA) o mediante antagonistas tipo I del receptor de la angiotensina II (BRAII). Es probable que el bloqueo del SRA en personas normoalbuminúricas con diabetes tipo 1 ó 2 que no tienen hipertensión les proporcione una protección para el riñón y el corazón. Sin embargo, faltan ensayos prospectivos definitivos que demuestren estos beneficios. Podría ser prematuro, por lo tanto, recomendar el uso universal de inhibidores del SRA en estas situaciones. En la diabetes tipo 1, el uso de IECAs ralentiza el progreso de la micro hacia la macroalbuminuria en personas con tensión arterial alta y normal. En la diabetes tipo 2, el uso de BRAIIs reduce el progreso desde la micro- hacia la macroalbuminuria, pero este efecto tan sólo se ha demostrado fehacientemente en personas con un alto nivel de azúcar en sangre. Una vez alcanzada la fase de nefropatía manifiesta, se ha demostrado que el uso de IECAs en la diabetes tipo 1 y de BRAIIs en la diabetes tipo 2 retrasan el progreso hacia la IRCT. En estas situaciones, casi siempre hay hipertensión presente. Una estrategia emergente para el tratamiento de la enfermedad renal diabética es la combinación de un IECA y un BRAII. Esto parece tener efectos añadidos antiproteinúricos y antihipertensivos. ( ) Todas las personas con diabetes deberían dejar de fumar porque el tabaco promueve el desarrollo de enfermedades renales y cardiovasculares. Modificación de otros factores de riesgo Se recomienda que todas las personas con diabetes dejen de fumar porque el tabaco promueve el progreso de las enfermedades renales y >> El índice de perfusión glomerular (IFG) se utiliza para medir la capacidad del riñón de filtrar la sangre. Este índice se calcula mediante un análisis. Éste puede consistir en la inyección de un radioisótopo o de otra sustancia química en la corriente sanguínea, y se utiliza el descenso de la concentración de ésta al ser filtrada por el riñón para calcular el IFG. Un método más simple pero menos fiable es la utilización de una sustancia química natural de la sangre, normalmente la creatinina, midiendo su presencia en la orina. El bloqueo del SRA se puede conseguir mediante la utilización de inhibidores 17 Octubre 2003 Volumen 48 Número especial C o n t ro l p re c o z cardiovasculares. Existen razones similares en el caso del tratamiento intensivo de la dislipidemia (altos niveles de grasa en la sangre). La anemia es común en las personas con diabetes y está surgiendo como factor de riesgo en potencia de progreso de la enfermedad renal diabética (ver artículo de O'Connell en este mismo número de Diabetes Voice). En el presente, no se sabe si los beneficios potenciales de corregir la anemia con eritropoyetina son mayores que los riesgos de la hipertensión y el posible empeoramiento de la anemia debido a la aplasia de los glóbulos rojos (la casi ausencia de precursores de glóbulos rojos en la médula ósea). No hay pruebas claras que sugieran que la restricción de proteínas retrase la aparición o el progreso de la nefropatía diabética. En las fases iniciales de la enfermedad renal diabética se suele recomendar que la ingestión de proteína en la dieta no supere los 0,8 g/kg/día en adultos. Resumen Revisar a las personas con diabetes con el fin de detectar indicios precoces de enfermedad renal diabética, y poder tomar medidas que retrasen el progreso de la nefropatía diabética se considera hoy día parte de la rutina de la práctica clínica.También es necesario medir, evaluar y controlar agresivamente los factores de riesgo cardiovascular. Se recomienda realizar un examen anual para ver si hay microalbuminuria a las personas que han tenido diabetes tipo 1 durante al menos 5 años, y a todas las que tienen diabetes tipo 2 desde el momento del diagnóstico. En concreto, la detección de microalbuminuria debería provocar una modificación intensificada de los factores de riesgo comunes a las enfermedades renal y cardiovascular: la Octubre 2003 Volumen 48 Número especial hiperglucemia, la hipertensión, la dislipidemia y el tabaquismo. Debería iniciarse una terapia reductora de la hipertensión para las personas con diabetes con un IECA o un BRAII. Se ha demostrado recientemente que la siguiente estrategia de intervención múltiple, enfocada hacia objetivos concretos, desciende el número de eventos cardiovasculares y microvasculares en aproximadamente un 50% de las personas con diabetes tipo 2 y microalbuminuria:5 HbA1c por debajo del 6,5% presión sistólica por debajo de los 130 mmHg presión diastólica por debajo de los 80 mmHg colesterol en ayunas por debajo de los 4,5 mmol/l triglicéridos en ayunas por debajo de los 1,7 mmol/l uso universal de IECAs y aspirina. Además, las personas con diabetes tipo 1 y microalbuminuria que mantengan los niveles siguientes, tienen un riesgo menor de progresar hacia la nefropatía manifiesta: HbA1c por debajo del 8,0% presión sanguínea diastólica por debajo de los 115 mmHg colesterol por debajo de los 5,1 mmol/l triglicéridos por debajo de 1,6 mmol/l. Estos factores, junto con un historial de microalbuminuria de corta duración, estaban asociados con una regresión hacia niveles normales de albuminuria en aproximadamente el 50% de las personas que acuden a una sola clínica durante un período de seis años.6 18 ` Richard MacIsaac y George Jerums Richard J MacIsaac es endocrinólogo y médico de la Unidad de Enocrinología y del Departamento de Medicina de la Universidad de Melbourne, en Victoria, Australia. George Jerums es auxiliar de Cátedra en la Universidad de Melbourne y director de endocrinología de la Unidad de Endocrinología y el Departamento de Medicina de la Universidad de Melbourne, en Victoria, Australia. Bibliografía 1. Parving HH, Hovind P, Rossing K, et al. Evolving strategies for renoprotection: diabetic nephropathy. Nephrol Hypertens 2001; 10: 515-522. 2. Mogensen CE, Keane WF, Bennett PH et al. Prevention of diabetic renal disease with special reference to microalbuminuria. Lancet 1995; 45: 1080-1084. 3. 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