Universidad de San Buenaventura Facultad de Psicología Maestría en Neuropsicología Clínica PERFIL NEUROPSICOLÓGICO DE UNA PREADOLESCENTE CON TRASTORNO DISOCIAL Trabajo de grado para optar el título de ESPECIALISTAS EN EVALUACIÓN Y DIAGNÓSTICO NEUROPSICOLÓGICO Y A MAGÍSTER EN NEUROPSICOLOGÍA CLÍNICA Diana Patricia Alonso Luisa Fonseca Alexandra Gaitan Chipatecua Juliana Triana Bajo la dirección de Rocio Acosta, M.Sc. Bogotá D.C., Diciembre de 2010 Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 2 Resumen El objetivo del presente estudio de caso fue describir el perfil neuropsicológico de una menor de edad con antecedentes personales y familiares que pueden generar una predisposición al trastorno de la conducta. La paciente fue valorada con un protocolo de evaluación neuropsicológico el cual incluyó WISC-IV, Curva de Memoria Verbal y Visual de Ardila, Trail Making Test, Tarea de Cancelación de Ardila, FAS, Figura Compleja de Rey-Osterrieth, Wisconsin Card Sorting Test, Test de lecto-escritura y Aritmética. Se encontró funcionamiento cognoscitivo global promedio, con dificultades en inhibición y funcionamiento atencional como consecuencia de posible inmadurez frontal. De acuerdo al perfil y a las conductas evidenciadas por la paciente, se sospecha trastorno de la conducta y se pretende diferenciar la presencia de un Trastorno por Déficit de atención e Hiperactividad y el Trastorno Disocial de la niñez. Palabras clave: Lóbulo Frontal, Trastorno de Conducta, Manifestaciones Neurocomportamentales y Funciones Ejecutivas Abstract The objective of the present case study was to describe the neuropsychological profile of a child with personal and family backgrounds that can generate a predisposition to conduct disorder. The patient was evaluated with a neuropsychological protocol which included the WISC-IV, Ardila Verbal and Visual Learning Test, the Trail Making Test, Ardila Cancellation Tasks, the Verbal Fluency Test (FAS), Rey-Osterrieth Complex Figure, Wisconsin Card Sorting Test, Reading, Writing and Arithmetic tasks. Our findings revealed adequate cognitive functioning with difficulties in inhibition and focus of attention as a result of a possible frontal immaturity. According to the profile and conduct revealed by the patient, conduct disorder is suspected. Additionally, it is intended to differentiate between the presence of a disorder due to deficit of attention and hyperactivity, and childhood conduct disorder. Key words: Frontal Lobe, Conduct Disorder, Neurobehavioral Manifestations, Executive Function. Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 3 PERFIL NEUROPSICOLÓGICO DE UNA PREADOLESCENTE CON TRASTORNO DISOCIAL Introducción El presente estudio pretende describir el perfil neuropsicológico de una paciente preadolescente con trastorno disocial y diferenciar éste de un déficit de atención con hiperactividad; asociado a posibles antecedentes pre, peri, posnatales, genéticos y a una probable inmadurez frontal. De acuerdo a lo anterior, el estudio aborda el funcionamiento del lóbulo frontal y la función ejecutiva en particular, su desarrollo y la relación de éstas con la conducta moral y el comportamiento durante la infancia, sus principales características y las conexiones relacionadas con los trastornos de la conducta. En Colombia comportamiento en se encuentra población alta infantil y prevalencia de trastornos adolescente debido a del elevada vulnerabilidad social, cultural y genética, que se relaciona con disfunciones a nivel pre-frontal o sus conexiones con el sistema límbico y demás estructuras corticales y subcorticales. En ésta medida, la descripción clínica del trastorno disocial es fundamental para establecer patrones diagnósticos que permitan esclarecer las amplias diferencias entre el Déficit de Atención e Hiperactividad y la posible evolución del mismo a una alteración de la conducta en la niñez como el Negativista Desafiante o el Trastorno Disocial. Lóbulo Frontal y Trastornos de Conducta El lóbulo frontal ha sido asociado con el funcionamiento ejecutivo (Damasio, 2007; Goldberg, 2001; Estévez-González, García-Sánchez y Barraquer-Bordas, 2000) y definido como el encargado de las habilidades de organización, planeación, monitoreo, categorización, inhibición, secuenciación lógica, abstracción y generación de estrategias para la resolución de problemas, creatividad, volición, flexibilidad mental, formación de conceptos, memoria de trabajo, control conductual, metacognición, entre otras (Ardila y Ostrosky-Solís, 2008; Flores y Ostrosky-Solís, 2008; Lopera, 2008; Stone, 2006; Trujillo y Pineda, 2008). Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 4 Éste lóbulo tiene un papel importante en la regulación y formulación de estrategias conductuales y de inhibición, permitiéndole al individuo interactuar activa y exitosamente en una comunidad social. De acuerdo a esto, la región prefrontal y sus conexiones con el sistema límbico han demostrado estar involucradas en la regulación comportamental y emocional. Estudios realizados por Eslinger y Damasio (1985) (como se cita en Ostrosky-Solís, 2008) formulan que un daño adquirido en la niñez a nivel frontal ventral, genera alteraciones morales y conductuales similares a las que están presentes en pacientes con conductas antisociales. Damasio (2000) afirma que el daño en la corteza pre-frontal a nivel ventral está asociado con deterioro en la toma de decisiones de tipo moral. Los pacientes que presentan disociación entre la cognición social y el conocimiento moral no tienen coherencia entre la comprensión de las reglas morales y las conductas realizadas. Por otra parte, se sugiere que una lesión en el hemisferio derecho en región dorsolateral, puede conducir a alteraciones en la conducta moral. Estudios con neuroimagen funcional han demostrado una alteración en éstas estructuras cerebrales, dando como resultado la explicación del por qué los pacientes que ejecutan conductas disociales pueden presentar algún tipo de deterioro en regiones prefrontales (Barnett, Maruff y Vance, 2009; Myung-Sun Kim, Jae-Jin Kim y Jun Soo Kwon, 2001; Serper, Beech, Harvey y Dill, 2008). En contraparte a lo anterior, Ostrosky-Solís (2008) plantea en sus investigaciones de la conducta que otras estructuras corticales, diferentes al prefrontal, pueden estar relacionadas con déficits en la cognición moral. Daños adquiridos o del neurodesarrollo en la región temporal anterior, han sido asociados a alteraciones de éste orden. De la misma manera, se cree que el giro temporal superior tiene implicaciones sobre la percepción social y que lesiones a nivel límbico y paralímbico pueden afectar los mecanismos motivacionales básicos para inhibir y tomar decisiones. Algunos estudios confirman que la activación de las neuronas espejo de la ínsula y la corteza cingulada anterior están implicadas en la percepción directa del dolor. Así pues, hipoactivación en este tipo de neuronas genera dificultades para Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 5 percibir dolor en sí mismo y en otros, creando mayores niveles de agresividad y menor empatía en éstos pacientes. Dichos resultados brindan gran información para determinar que no solo el área pre-frontal está implicada en la regulación comportamental (Alcazar-Córcoles, Verdejo-García, Bouso-Saiz y Bezos-Saldaña, 2010). Por otra parte, existe evidencia que el componente genético puede ser un factor predictor de la presencia de alteraciones en la conducta, cuando los padres han presentado éstas mismas dificultades en la niñez y son portadores del alelo 7 – repetido del genotipo DRD4. Gadow, De Vicent, Pisarevskaya, Olvet, Xu, Mendell, Finch y Hatchwell (2010) examinaron si los resultados de la combinación del genotipo padre-hijo es biomarcador de la presencia del trastorno oposicionista desafiante, ansiedad por separación y alteraciones en la conducta en niños con Autismo. En el estudio se encontró que el genotipo materno influye en el comportamiento disruptivo del niño, lo cual ha sido asociado a alteraciones conductuales como peleas y problemas con pares, dificultades relacionadas con el TDAH y mayor reacción al comportamiento negativista por parte de los progenitores, lo cual contribuye ontogenéticamente a generar agresión en el niño. Ésta investigación concluyó qué habrá mayor disfunción comportamental en los pacientes portadores del alelo 7 – repetido del genotipo DRD4, que presentan déficit neurológico en comparación con sus padres, también portadores, pero sin alteraciones del sistema nervioso central. Estos autores indicaron además que existe poca investigación respecto a la relación genotípica de padres e hijos y las dificultades en el comportamiento en poblaciones no autistas, razón por la cual se debe continuar investigando éste aspecto. Otro estudio, de Van Ijzendoom, Bakermans-Kranenburg y Mesman (2008), examinó la propensión de niños pequeños a desarrollar agresividad, al comparar si sus madres eran portadoras o no del gen asociado a menor activación del sistema dopaminérgico. Se confirmó la premisa que el genotipo materno interfiere en la presencia de agresividad en los infantes. Diversos autores defienden una variante de la teoría dopaminérgica para el TDAH donde: “el alelo repetido – 7 DRD4 codifica receptores D4 sub-sensitivos en los lóbulos frontales produciendo Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 6 una reducción en la actividad dentro de las redes neurales vinculadas a los procesos ejecutivos” (2000, como se cita Dansilio, s.f. p.13). Complementariamente, Raine (2002) (como se cita en Valdés y Torrealba, 2006) manifiesta que las conductas agresivas y antisociales en niños y adolescentes generan un aumento en las variables autonómicas como la frecuencia cardíaca, presión sanguínea, niveles de cortisol y temperatura corporal. Este estado de alerta autonómico bajo y disminución de la alerta fisiológica en general, puede ser un factor de predisposición a conductas antisociales. Se hipotetiza que esta condición representaría un estado fisiológico no placentero, y los individuos antisociales buscarían estimulación para incrementar su nivel de alerta. Esto es, una alerta disminuida sería un indicador de falta de miedo en situaciones estresantes o amenazantes, y la ausencia de miedo al castigo social facilitaría la ejecución de actos violentos. Lo anterior, podría ser explicado por el tono simpático disminuido, y un nivel reducido de noradrenalina en el fluido cerebroespinal que presentan estos individuos. Soderstrom y cols (2000) (como se cita en Valdés y Torrealba, 2006) demostraron que existe un reducido flujo sanguíneo en el lóbulo frontal de convictos violentos e impulsivos. Esto apoya otros estudios que indican que el comportamiento antisocial manifestado por algunos veteranos de guerra, se correlaciona con lesiones localizadas en las regiones ventromedial y orbitofrontal. Un estudio subraya que: Dentro del TDAH y en particular la forma combinada, es donde se encuentra el mayor porcentaje de comorbilidad con trastornos de la conducta y el trastorno negativista desafiante. […] En este caso se hace hincapié entre el uso efectivo de psicoestimulantes y la liberación de dopamina –aunque otros neurotransmisores como la serotonina y norepinefrina estén involucrados– tendiendo más a reparar en la teoría dopaminérgica” (Moeller y cols, 2001) (como se cita en Dansillio, s.f. p.13). Para el presente estudio, es importante denotar que las lesiones frontales tempranas en el desarrollo humano antes de los 16 meses de vida, producen trastornos más serios en el desenvolvimiento social y moral del individuo que Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 7 cuando la lesión se produce en la edad adulta; en parte porque nunca adquirieron reglas formales de conducta moral. De la misma manera, con el fin de comprender las alteraciones conductuales en la niñez, el bajo rendimiento académico y el alto grado de deserción escolar, es fundamental tener en cuenta el desarrollo del funcionamiento ejecutivo después de los cinco años de edad, que se asocia a déficits en las estructuras cerebrales implicadas y al antecedente genético presente en pacientes con trastorno de conducta. Un estudio realizado por Best, Miller y Jones (2009) propuso examinar el desarrollo de la función ejecutiva (FE) en la escuela primaria y la adolescencia, y su declive como parte del proceso normal del envejecimiento. Éste metaanálisis realizó una revisión en torno a tres temas de FE como un constructo: a) Las trayectorias de desarrollo de los diversos componentes de la FE en mitad de la infancia y la adolescencia; b) El envejecimiento; y c) La función de la FE en la vida cotidiana. Estos autores plantean que las FE se maduran durante la adolescencia, por el desarrollo prolongado de la corteza pre-frontal (CPF). En cuanto al extremo opuesto de la vida, se conoce que la CPF es vulnerable a varias formas de deterioro, importante en la caracterización de deterioro cognitivo relacionado con la edad. Tal vez el aspecto más relevante del estudio de Best, Miller y Jones (2009), teniendo en cuenta la intención del presente estudio, es el aspecto relacionado con el control emocional y el funcionamiento social, dado que las FE colaboran en el control atencional (capacidad para enfocar y desviar la atención), el control inhibitorio (capacidad de planificar acciones futuras e inhibir las respuestas inapropiadas) y por último, el placer de baja intensidad (derivado de las actividades que son bajas en la novedad, complejidad e intensidad). Ejemplos de esto, es evitar tentaciones, la generación de autonomía y la disminución de la sugestionabilidad. Por otra parte, no solo es fundamental comprender la funcionalidad del lóbulo frontal y el desarrollo de éste durante varias etapas del ciclo vital, sino dar también importancia a algunos factores asociados al riesgo de tener dificultades Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 8 cognoscitivas y académicas, debido a déficits en el neurodesarrollo, los problemas de aprendizaje que persisten en la niñez y adolescencia, los cuales aumentan en niños con antecedentes de prematurés y/o bajo peso al nacer (Anderson y Doyle, 2004). Estudios neuropsicológicos han reportado dificultades en un amplio rango de habilidades cognoscitivas, incluyendo las asociadas a funciones ejecutivas; importantes para el funcionamiento cognitivo, control emocional e interacción social (Gioia, Isquith y Guy, 2001, como se cita en Anderson y Doyle, 2004; Anderson, Anderson, Northam, Jacobs y Mikiewicz, 2002; Mahone y Wodka, 2008). Sin embargo, estas conclusiones provienen de estudios con muestras pequeñas, con poca validez y confiabilidad. Anderson y Doyle (2004) en su investigación con 568 niños entre 8 y 9 años de edad, evaluaron la habilidad de razonamiento, memoria de trabajo, planeación, habilidades de organización y estrategias en la toma de decisiones en niños prematuros. Se observaron dificultades en todas estas habilidades que influyen en el desempeño académico; en contraposición con los resultados que obtuvo el grupo control. En resumen de lo anterior, las FE pueden afectar el rendimiento escolar. Sin embargo, la escolaridad, a su vez, puede facilitar el desarrollo de las FE proporcionando situaciones que fomentan la práctica de tareas de resolución de problemas y ambientes de clase que requieren inhibición de la conducta. De otro lado, la investigación ha encontrado que los problemas de conducta y comportamiento disocial en la niñez son factores de riesgo importantes para iniciar el consumo de sustancias psicoactivas en la adultez (Bauer y Hesselbrock, 2001). Estudios neurofisiológicos con adultos antisociales consumidores de sustancias psicoactivas han demostrado menor activación del lóbulo pre-frontal. No obstante, investigaciones similares con adolescentes que tienen trastornos de conducta sin consumo de sustancias faltan por desarrollarse. Bauer y Hesselbrock (2001) en su estudio evaluaron diferencias de la onda P300 entre adolescentes con y sin problemas de conducta. Participaron 84 mujeres y 74 hombres entre 14 y 20 años de edad y se registraron las ondas P300 con electroencefalograma (EEG). Se concluyó que los adolescentes con Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 9 trastornos de conducta tienen menor activación a nivel pre-frontal en comparación con adolescentes sin alteraciones conductuales. Por lo tanto, hay sustrato neurofisiológico y anatómico de que la corteza prefrontal bilateral sustenta los problemas de conducta en los adolescentes. Estudios similares (Myung-Sun Kim, Jae-Jin Kim y Jun Soo Kwon, 2001; Serper, Beech, Harvey y Dill, 2008) han demostrado que el funcionamiento cerebral de adolescentes con problemas comportamentales muestra inmadurez frontal, lo cual lleva a que se presenten dificultades en inhibición y flexibilidad cognitiva correspondientes con criterios de disfunción frontal. Es decir, síntomas cognitivos y conductuales (por ejemplo el comportamiento agresivo) se relacionan con disfunción cortical en ésta región (evidencia en registros de onda P300, PET y SPECT). Estudios anteriores afirman que: Los individuos con trastorno disocial de inicio infantil pueden presentar dos patrones de comportamiento: a) los principalmente impulsivos, se caracterizan porque presentan altos niveles de reactividad emocional, baja inteligencia verbal y altos niveles de disfunción familiar, y alta comorbilidad con el [TDAH]; y b) los crueles-no emocionales tienden a preferir actividades que les produzcan sensaciones excitantes, son menos sensibles a las claves de castigo que a las claves de recompensa y son menos reactivos a los estímulos emocionales negativos (Rey, 2010, p. 28). Por último, es importante tener en cuenta el concepto de moralidad, puesto que la literatura reporta que los pacientes que presentan alteraciones a nivel frontal, suelen manifestar dificultades de éste orden. La moralidad es definida como la capacidad de inferir las conductas correctas e incorrectas. El procesamiento de ésta surge de la toma de decisiones, para escoger y determinar si un comportamiento es moralmente aceptable (Murray-Close y Crick, 2006). Esto se crea a través de las respuestas sociales, la adaptación e interacción con el medio, teniendo la capacidad para inferir a través de la representación simbólica, las emociones, sentimientos y pensamientos de los otros. Así mismo, la moral da pautas para solucionar problemas, seleccionar Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 10 las acciones más adaptativas y responder al medio de una forma asertiva (Stone, 2006). Alteraciones en la capacidad para aprender y desarrollar conductas sociales adecuadas, generan conductas antisociales. Algunos estudios demuestran que déficits producidos por un daño a nivel pre-frontal en la infancia, inciden en la incapacidad para aprender de sus errores o estimar las consecuencias negativas de los mismos (como la posibilidad de ser castigados); de modo que no pueden marcar estas conductas con estados afectivos. El objetivo del presente estudio fue describir el caso de una menor de edad, con posibles antecedentes genéticos, pre, perinatales y ambientales que han favorecido la presencia de alteración del comportamiento, con un curso hacia trastorno disocial. Descripción Caso Clínico Paciente de 11 años y 8 meses de edad, género femenino, de lateralidad diestra, procedente de Bogotá, con escolaridad de Quinto de primaria. Actualmente se encuentra desescolarizada y está realizando un curso de sistemas. Producto de un segundo embarazo de alto riesgo de madre de 20 años de edad. La madre de la paciente consumió altas dosis de nicotina durante el embarazo y presentó hiperémesis gravídica. Por otra parte, a las 25 semanas de gestación, la madre tuvo amenaza de parto prematuro. La paciente nació a las 32 semanas de gestación, por cesárea, con bajo peso. A los 8 días fue hospitalizada por bronconeumonía. Recién nacida lloraba mucho, con alta inquietud, intranquila y poco le gustaba que se le cargara. Mostró respuesta afectiva hacia la madre a los dos meses de nacida. Realizó giros a los 3 meses, sedestación a los 5 meses, balbuceo a los 5 meses, primeras palabras a los 7 meses, palabras semiestructuradas a los 8 meses, no gateó, caminó sola a los 11 meses. Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 11 Durante sus primeros cuatro años tuvo problemas respiratorios y presentó enuresis primaria hasta los 10 años, edad en la que igualmente ocurre su menarquía. Actualmente vive con una familia extensa (abuela, madre, hermana y tíos con sus respectivas parejas), tiene mayor vínculo filial con la abuela, padres separados. Su padre presenta antecedentes delictivos y se encuentra recluido en un centro penitenciario. Además, desde la infancia presenta antecedentes de disfunción conductual, bajo rendimiento académico, agresividad e impulsividad. De la misma manera, en la historia familiar de la paciente se refiere un tío materno con esquizofrenia tipo paranoide secundaria a consumo de sustancias psicoactivas. La niña maneja unos hábitos de autocuidado inadecuados, no se preocupa por el aseo personal y de su ropa. Conductualmente se tiene que la paciente ha realizado robos, episodios de autoagresión, maneja unas relaciones interpersonales deficientes (conflicto con pares), es irritable, pierde con facilidad el control emocional y ante el fracaso tiende al llanto, realiza pataletas, suele romper las cosas cuando está alterada y se ha fugado de la casa. La paciente reporta despertar sexual temprano, promiscuidad e inadecuado manejo de anticonceptivos y de protección frente a enfermedades de transmisión sexual. Las técnicas disciplinarias de la madre son: quitarle lo que más le gusta, hablarle y razonar con ella, pero no le funciona, luego opta por regañarla, amenazarla, cerrar la puerta con llave cuando no llega a la hora estipulada y el castigo puede llegar al punto de agresión física (sacudidas y/o pegarle con la mano). A nivel académico, su adaptación al jardín infantil fue adecuada, pero a menudo golpeaba a sus pares. Desde inicios de la etapa escolar presentó bajo desempeño académico con un alto desinterés por el conocimiento, refiriendo que no le gusta estudiar ni hacer tareas. La madre reporta que se distrae con facilidad y ha tenido varios cambios de colegio debido a las dificultades comportamentales hacia sus pares y profesores. Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 12 La situación comportamental de la paciente se agrava por el porte de armas blancas y por la agresividad hacia sus pares y profesores tanto verbal como física. La paciente refiere mayor interés por la televisión, la música y el computador. Ingresa al Centro de Atención Psicológica (CAP) de la Universidad de San Buenaventura, para participar en talleres conductuales por remisión del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF). Durante la realización de los mismos, el personal del área de salud mental del CAP establece la necesidad de trabajar individualmente con la niña y remite a psiquiatría infantil, psicología y neuropsicología. Desde el área de psicología, se realizó valoración, concluyendo Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad Tipo combinado (TDAH) y Trastorno Oposicionista Desafiante (TOD). El diagnóstico detectado por psiquiatría fue de Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad con disfuncionalidad familiar. El servicio de neuropsicología realizó valoración completa de funciones mentales superiores. El motivo de consulta, fue establecer estado cognitivo actual secundario a dificultades en el comportamiento, alteraciones en el aprendizaje y/o déficit atención. Se concluyó funcionamiento cognoscitivo global dentro de los límites normales, compromiso en procesos atencionales y funciones ejecutivas, cuadro compatible con inmadurez frontal y Trastorno disocial. Diseño del estudio Tipo de Estudio Descriptivo exploratorio de caso único, fundamentado en el enfoque empírico analítico. Evaluación de la paciente La paciente inscrita en el estudio de caso asistió a cuatro consultas de evaluación neuropsicológica de una hora cada una con la coordinadora del presente estudio. A éstas sesiones asistieron estudiantes de la Especialización en Evaluación y Diagnóstico Neuropsicológico, las cuales actuaron como Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 13 observadoras y apoyaron el proceso de recolección de datos demográficos y en la valoración. Recolección de datos demográficos e historia personal La recolección de información demográfica e historia personal se realizó mediante entrevista semisestructurada, la cual se apoyó en un protocolo estándar del CAP. El protocolo consta de: a) Historia Clínica Neuropsicológica: Datos de identificación, antecedentes, exámenes clínicos y paraclínicos, evolución de la condición, quejas subjetivas y observación clínica; b) Prueba de ejecución continua auditiva y visual; c) Trail Making Test forma A y B; d) Curva de memoria verbal; e) Curva de memoria visual; e) Memoria semántica con incremento asociativo; f) Figura compleja de Rey-Osterrieth; g) Token test; h) Fluidez verbal fonológica y semántica; i) Wisconsin Card Sorting Test; j) Habilidades de lectura: Lectura y reconocimiento auditivo; k) Lectura en voz alta y silenciosa; y l) Cálculo mental y problemas aritméticos. Este protocolo tiene como fin el almacenamiento y análisis de la información que fue evaluada y digitada por la Coordinadora del presente estudio. Técnicas y procedimientos La evaluación neuropsicológica estuvo a cargo de la Coordinadora del Servicio de Neuropsicología del CAP y apoyado por estudiantes de la Especialización en Evaluación y Diagnóstico Neuropsicológico. Los instrumentos de evaluación neuropsicológica incluidas para este estudio fueron: Escala de Inteligencia para Niños WISC-IV, Figura Compleja de Rey-Osterrieth, Wisconsin Card Sorting Test (WCST), Cancelación Auditiva y Visual de Ardila, Memoria Semántica con Incremento Asociativo, Trail Making Test A y B, Curva Verbal y visual de Ardila, Fluidez Semántica y Fonológica y Prueba de Lectoescritura. Aspectos éticos Todos los procedimientos de este estudio fueron diseñados en conformidad a lo establecido en la Resolución No. 8430 de 1993 del Ministerio de Salud Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 14 “Normas Científicas, Técnicas y Administrativas para la Investigación en Salud” acerca de la investigación en seres humanos. La madre de la paciente debió brindar consentimiento informado verbal para la aplicación de las pruebas neuropsicológicas, y para la intervención por las áreas de psicología y psiquiatría infantil. Luego de su inscripción, la participante recibió el código de identificación de su historia clínica y todos sus datos personales y resultados fueron confidenciales y guardados bajo llave. Sólo el personal del presente estudio tuvo acceso a estos y no fueron divulgados sin previa autorización de la madre y la participante. Este estudio es considerado una investigación de riesgo mínimo según criterios establecidos por la Resolución No. 8430 de 1993 del Ministerio de Salud. Los resultados de las evaluaciones de las diversas áreas clínicas fueron explicados a la paciente y su madre en forma privada al finalizar el proceso. En caso de hallar alteraciones clínicamente significativas en alguna de las pruebas realizadas, los investigadores tuvieron la obligación de comunicar estos resultados a la paciente y su cuidadora y orientarlo para recibir un manejo especializado. Resultados A continuación se presentan los resultados cuantitativos y cualitativos de la evaluación neuropsicológica: Durante la valoración neuropsicológica, se evidenció un rendimiento cognitivo promedio en la Escala de Inteligencia para Niños WISC-IV, en la cual la paciente obtuvo un Coeficiente Intelectual (CI) de 90. Su CI de habilidades verbales fue de 93 en contraste con el del ejecución de 92, lo que evidenció un funcionamiento hemisférico homogéneo. Por otra parte, se observaron dificultades en los procesos atencionales y en algunos dominios ejecutivos tales como conceptualización, memoria de trabajo e inhibición conductal, puesto que durante la aplicación de la escala la paciente reflejó interés por persuadir a las evaluadoras para obtener la información pertinente a cada uno de los ítems propuestos. Los resultados por sub-prueba se muestran a continuación en las Figuras 1 y 2: Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 15 Figura 1. Puntuaciones escalares del WISC-IV Figura 2. Puntuaciones compuestas del WISC-IV En cuanto al funcionamiento mnésico, se observó una adecuada capacidad de aprendizaje en el componente verbal (75% de aprendizaje) y visual (77% de aprendizaje). Sin embargo, es probable que la paciente hubiera presentado dificultades en la creación de estrategias de metamemoria y que su recobro a largo plazo demostrara un rendimiento inferior debido a dificultades en la organización durante el almacenamiento. Aún así, su rendimiento en éstas tareas Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 16 fue adecuado para su edad y grado de escolaridad. El desempeño de la paciente se muestra en las figuras 3, 4 y 5. Figura 3. Puntuaciones curva de memoria verbal Figura 4. Puntuaciones de curva de memoria visual Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 17 Figura 5. Puntuaciones memoria semántica con incremento asociativo En cuanto al componente atencional, los resultados de la valoración neuropsicológica demostraron que la paciente presentó dificultades en la inhibición de estímulos del ambiente o de su propio pensamiento. Por otra parte, hubo falla para mantener el foco atencional durante el desarrollo de tareas prolongadas, evaluada a través del Trail Making Test A y B, Dígitos en orden directo, copia de la Figura Compleja de Rey y tareas de cancelación visual y verbal. Los resultados obtenidos se muestran a continuación en la Tabla 5. Respecto a las gnosias, se exploró la habilidad visoconstruccional valorada con la copia de la Figura compleja de Rey que evidenció un desempeño promedio. Para integrar los elementos en tercera dimensión como un todo, no se encontraron dificultades, su ejecución en la subprueba de cubos mostró un desempeño adecuado lo cual indicó que a la paciente no se le dificulta realizar la imagen mental y por ende rotar los elementos. Los resultados obtenidos se muestran a continuación en la Tabla 7. Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 18 Tabla 5 Puntuaciones de pruebas atencionales Prueba Cancelación auditiva Cancelación visual TMT-A Resultado Puntajes Normativos Omisiones: 0 Omisiones: 0 Comisiones: 0 Comisiones: 0 Tiempo: 43 segundos Omisiones: 0 Omisiones: 0 Comisiones: 0 Comisiones: 0 Tiempo: 26 segundos Tiempo: 29 segundos Errores: 0 TMT-B Tiempo: 53 segundos Tiempo: 75 segundos Errores: 0 Las habilidades verbales reflejaron dificultad en la comprensión de instrucciones verbales complejas, puesto que requirió de repetición, secuencias y fragmentos para ejecutar las órdenes. Este resultado se relacionó con debilidad en memoria operativa y el rendimiento en atención selectiva. El componente escrito de la paciente evidenció disortografía, y en lectura silenciosa su rendimiento se encontró por debajo de lo esperado para su edad y grado de escolaridad. Los resultados obtenidos por sub-prueba se muestran el la tabla 6. Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 19 Tabla 6 Puntuaciones de pruebas lingüísticas Prueba Resultados Puntajes Normativos FAS Semántico 16 29.7 Token Test 34 35.2 Silenciosa Silenciosa Lectura Tiempo: 42 segundos Comprensión: 6 Comprensión: 3 Voz Alta Voz Alta Tiempo: 42 segundos Errores: 0 Errores: 0 Comprensión: 6 Comprensión: 5 Escritura Disortografía Cálculo Mental 8 10 Cálculo Escrito 2 4 En lo relacionado con las praxias se observaron dificultades en planeación de la realización de movimientos necesarios para concluir eficientemente la tarea, lo cual se reflejó en la realización de la figura compleja de rey. Los resultados se enuncian en la tabla 7. Tabla 7 Puntuaciones de pruebas gnosicas y práxicas Prueba Resultados Puntajes Normativos Figura Compleja de Rey- 35 26.5 29 19.6 Osterrieth (copia) Figura Compleja de ReyOsterrieth (recobro) Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 20 Respecto al componente ejecutivo, los resultados de la valoración evidenciaron dificultad en la comprensión y formación de conceptos, debilidades en la generación de estrategias de análisis, interpretación y solución de situaciones problema. De la misma manera, la paciente presentó perseveración en el error y disminución de la fluidez verbal fonológica. En cuanto al análisis cualitativo, se observó bajo control inhibitorio, conductas de fraude e irritabilidad cuando no consiguió persuadir a otros. Los resultados se enuncian en la tabla 8. Tabla 8 Puntuaciones de pruebas ejecutivas Prueba Stroop Resultados Puntajes Normativos Lectura: 34 segundos, Errores: 0 Errores: 0 Cruces: 40 segundos, Errores: 1 Conflicto: 72 segundos, Errores: 6 FAS Fonológico WCST Aritmética 6.3 25.5 Aciertos: 90 Aciertos: 64.2 Categorias: 6 Categorias: 5.8 75% nivel conceptual 62.3% nivel conceptual Perseveraciones: 5 Perseveraciones: 9.5 FACT: 3 FACT: 0.2 5 8 Al final de la valoración se observó una paciente con un desempeño cognitivo global conservado y un funcionamiento hemisférico homogéneo. Con dificultades a nivel atencional y ejecutivo, probablemente por inmadurez frontal. En cuanto al componente mnésico no se observaron dificultades. La disminución en la evocación a largo plazo se explicó por debilidades en la organización durante Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 21 el almacenamiento, los fallos atencionales y dificultad para crear estrategias de metamemoria. Las fallas en la comprensión de instrucciones verbales complejas, se vieron afectadas por debilidades en atención selectiva y memoria de trabajo. Discusión Los estudios de la prevalencia del trastorno disocial son de gran importancia, puesto que los signos y síntomas del mismo pueden ser un factor predictor del trastorno antisocial de la personalidad en adultos jóvenes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha determinado que los trastornos de la conducta configuran una problemática que genera altos costos a nivel social y económico. Según la OMS, las consecuencias de las conductas violentas no pueden ser ignoradas y debe hacerse un esfuerzo por incrementar y mejorar la salud a nivel nacional en todos los continentes. Se estima que 1.6 millones de personas perdieron la vida a causa de la violencia hasta el año 2000 (Krug, Dahlberg, Mercy y Lozano, 2002). Javaloyes y Redondo (s.f.), indican que la prevalencia del trastorno disocial es alta, registrando un aumento en los últimos años, lo cual ha llevado a cifras globales que oscilan entre un 4 y 7 por ciento, conllevando a mayores disfunciones socioeconómicas en Latinoamérica. Ejemplo de esta situación es el estudio citado por Sanabria y Uribe (2009), quienes reportan que en la última década se han duplicado los casos de conductas delictivas emitidas por jóvenes menores de 18 años. En concordancia, investigaciones de los trastornos de conducta (TC) han mostrado que la prevalencia de éstos, se relaciona con factores genéticos, alteraciones en el neurodesarrollo (prenatales, perinatales y postnatales), el nivel sociocultural y la inmadurez frontal (Morrell y Murray, 2003; Clark, Prior y Kinsella, 2002). De acuerdo al Estudio Nacional de Salud y Enfermedad Mental realizado en Colombia en el 2003 (Posada-Villa, Aguilar-Gaxiola, Magaña y Goméz, 2004), dentro de los trastornos de la impulsividad que se han presentado alguna vez en la vida, el Trastorno Disocial tiene una prevalencia en hombres del 8.8% y en mujeres del 2.7%. La estadística del Trastorno Oposicionista Desafiante según Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 22 este estudio indica que se presenta en los hombres el 4.9% y en mujeres 2.2%. Para ambos, la edad promedio de inicio es los diez años de edad aproximadamente (Sanabria y Uribe, 2007). Estas cifras, no pueden ser generalizadas para toda la población nacional, puesto que los estudios realizados se hicieron sólo en algunas poblaciones del territorio Colombiano (Regiones Atlántica, Pacifica, Oriental y Central). De acuerdo al presente estudio de caso, es importante determinar algunas diferenciaciones de los trastornos de conducta, las cuales orientaron el diagnóstico clínico de la paciente. Según Pineda y Puerta (2001), existe una clara relación entre el trastorno oposicionista desafiante en la niñez, el trastorno disocial en la adolescencia y la conducta antisocial en la adultez. La diferencia de los trastornos de la conducta en relación con la edad, radica en los síntomas que predominan en cada uno de los grupos etareos. Así, hasta los 10 años son manifiestas las rabietas, las explosiones temperamentales, la desobediencia deliberada y la tendencia a ser rencoroso; de los 11 a los 17 años sobresalen los síntomas relacionados con la violación sería de las normas y en la adultez temprana el inicio de actos criminales deliberados (Sanabria y Uribe, 2009, p.19.) Teniendo en cuenta las características sociodemográficas, los antecedentes familiares de la paciente, las dificultades en cuanto al ámbito escolar, la agresión verbal y física que imprime hacia pares y figuras de autoridad, el porte de armas blancas, entre otras características, es posible determinar que éste caso se trata de una alteración conductual de la niñez. Sin embargo, la discusión con las diferentes especialidades que han evaluado e interactuado con la paciente se ha centrado en si se trata de un trastorno de déficit de atención e hiperactividad de tipo combinado o si en realidad la paciente presenta un trastorno disocial con comorbilidad de alteración en algunos de los procesos atencionales. Para la realización del diagnóstico por el área de neuropsicología, se realizó una valoración de las funciones mentales superiores a profundidad, en la cual se detectó un adecuado funcionamiento cognitivo global, con presencia de dificultades a nivel atencional y ejecutivo, como consecuencia de inmadurez Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 23 frontal. Teniendo en cuenta los resultados de la valoración, se descartó la presencia de un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, orientando el proceso hacia la presencia de algún tipo de trastorno conductal; basando esta hipótesis en el antecedente familiar que presenta la paciente en cuanto al consumo de sustancias psicoactivas del tío materno, a las alteraciones conductuales, la deserción escolar, los antecedentes penales del padre y las diferentes conductas de agresión física y violación de normas que presenta la paciente. Como base se tomaron los criterios del Trastorno Negativista Desafiante (TND) y el Trastorno Disocial (TD) del DSM-IV (Pichot, López-Ibor y Valdés, 1995). Se descartó la presencia del TND puesto que éste presenta principalmente agresión verbal, se da con mayor frecuencia en el hogar y no pone en riesgo la vida de sí mismo y otros. En contraposición, se encontró que la paciente cumple la gran mayoría de los criterios del TD, como son: presencia de robo, agresión física a otras personas, violaciones graves de normas, escaparse de noche de casa aún cuando su madre se lo ha prohibido, porte de armas blancas y deterioro significativo del ámbito social y escolar. Adicionalmente, según el DSM-IV, la implicación del TD de la paciente se clasifica en un sub tipo de inicio infantil y de gravedad leve, dado que los problemas de comportamiento han causado daños mínimos a otros y que al menos una característica del trastorno se hizo presente antes de los diez años de edad. En ésta medida, los hallazgos de Pineda y Puerta (2001) se confirman, puesto que la literatura reporta que el TD es antecedido por TND, encontrando comportamientos en oposición y desafío a las figuras paternas y una vez se inicia la escolaridad, se generalizan a otras figuras de autoridad, comienzan a tener nuevas conductas disfuncionales aumentando sus niveles de agresividad y rechazo social. De la misma manera, éste autor afirma que cuando se realiza el diagnóstico de Oposicionista Desafiante (OD) en niños o adolescentes hay que descartar el Trastorno Disocial de la Conducta (TDC). Si el paciente reúne criterios de OD y, a la vez, presenta criterios de TDC, sólo se registra el diagnóstico de TDC; es decir, el diagnóstico de TDC incluye el diagnóstico de OD. En caso de Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 24 diagnóstico simultáneo de Trastorno por Deficiencia de la Atención (TDA) y TDC, los dos se han de registrar y codificar para estudios clínicos y epidemiológicos (Pineda y Puerta, 2001, p. 612). Otra esfera importante en el presente caso es la correlación que existe entre la inmadurez frontal y las conductas inapropiadas y desadaptativas de la paciente. Durante la valoración, se evidenciaron altos niveles de impulsividad, conductas de persuasión a otros, amplia necesidad por obtener las respuestas a través de la copia, deficiencias en el nivel de comprensión y formación de conceptos, inadecuada generación de estrategias de análisis, interpretación y solución de situaciones, es perseverativa en el error, tiene disminuida fluidez verbal fonológica y bajo control inhibitorio. Estos signos, pueden estar relacionados con alteraciones a nivel del lóbulo frontal, el cual ha sido asociado a la adecuada inhibición y creación de estrategias conductuales. La disfunción del lóbulo frontal con el sistema límbico, ha sido correlacionada con alteraciones comportamentales. Sin embargo, no solo éste circuito está encargado de la regulación e inhibición comportamental. Las áreas ventromediales y dorsolaterales del lóbulo frontal y algunas regiones a nivel temporal han demostrado tener implicaciones en éste aspecto. Por ésta razón, es posible considerar, que la inmadurez frontal que reflejan los hallazgos de la valoración neuropsicológica, pueda tener su origen en debilidades de los circuitos previamente mencionados. Vale la pena mencionar, que para la confirmación de ésta hipótesis se requiere de la realización de exámenes con técnicas de neuroimagen funcional tales como una Tomografía por Emisión de Positrones (PET), con el fin de determinar si en efecto existe menor activación a nivel frontal. No sólo la localización de las áreas implicadas en la regulación conductual y la inhibición son el único factor que interviene en el surgimiento de un trastorno de la conducta. Los factores genéticos, han demostrado amplia incidencia sobre las alteraciones de la conducta tanto en el TDAH como los trastornos de la conducta. Así, se considera importante la exploración desde el área de la genética para confirmar o descartar compromisos en dicha área, como los planteados por Swanson (2000) (como se cita en Dansilio, s.f.), que se relacionan con Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 25 alteraciones en el procesamiento de la dopamina y el descenso en la actividad de los lóbulos frontales, relacionados con la regulación de la conducta. Una investigación realizada por Thapar y cols (2005) (como se cita en Trujillo, Pineda y Puerta, 2001), demuestra que existen condiciones que pueden preceder al TC y la presencia de alteraciones neuropsicológicas. Se ha encontrado que la gravedad del TC está asociada a una susceptibilidad genética en interacción con un ambiente social desestructurado. Así mismo el TC se asocia con una alteración en el funcionamiento de los sistemas pre-frontales, puesto que varias de las estructuras de éstos surgen en la infancia. Estos autores plantean que si se presenta una inmadurez en su desarrollo se podrá observar una dificultad para inhibir respuestas, fallas para predecir conductas con consecuencias negativas, exponerse a situaciones de peligro y un desinterés ante el sufrimiento de los demás (alteración en la respuesta emocional). De acuerdo con los resultados y antecedentes relevantes mencionados con anterioridad en el caso clínico, el nivel socioeconómico bajo, deficiencias a nivel académico, una familia desestructurada, manifestaciones de comportamiento inadecuadas (como rabietas, explosiones temperamentales, desobediencia deliberada y la tendencia a ser rencorosa, despetar sexual temprano y promiscuidad, inicio de conductas relacionadas a la violación de normas), se concluye entonces, que la paciente presenta un Trastorno Disocial de la Conducta con comorbilidad de alteración en los procesos atencionales y funciones ejecutivas, lo cual es compatible con un cuadro de inmadurez frontal. Las limitaciones del presente estudio desde el enfoque investigativo, hacen referencia a la dificultad para realizar generalizaciones, puesto que no es posible determinar que todos los pacientes que presentan inmadurez frontal van a reflejar los mismos hallazgos que se encontraron en el perfil neuropsicológico de ésta paciente. Por otra parte, hubo poca profundización en los antecedentes familiares, no se han tomado en consideración los antecedentes de la madre y la hermana para verificar si el comportamiento de la paciente es similar a algún familiar en primer grado de consanguineidad. Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 26 Falta la realización de pruebas de neuroimágenes y genética, las cuales colaboren a determinar la etiología de las conductas disociales de la paciente. De la misma manera, está en espera la realización de la junta interdisciplinaria de profesionales del CAP para discutir el caso y verificar si se ha detectado alguna otra comorbilidad en el caso. No fue posible hacer un seguimiento completo del proceso dado que se presentaron continuas inasistencias por parte de la paciente tanto a consultas por psiquiatría, como de neuropsicología. De este modo, se observa poco compromiso y aceptación por parte de la paciente y su familia, a pesar de las dificultades que se evidencian a nivel familiar, académico y social que interfieren con su adecuado funcionamiento en la vida cotidiana. Perfil Neuropsicológico del Trastorno Disocial 27 Referencias Alcázar-Córcoles, M., Verdejo-García, A., Bouso-Saiz, J., & Bezos-Saldaña, L. (2010). Neuropsicología de la agresión impulsiva. Revista de Neurología, 50, (5), pp. 291-299. Anderson, P., & Doyle, L. (2004). Executive functioning in school-aged children who were born very preterm or with extremely low birth weight in the 1990s. Pediatrics, 114, (1), pp. 50-57. Anderson, V., Anderson, P., Northam, E., Jacobs, R., & Mikiewicz, O. (2002). 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