seguridad jurídica y aplicación del derecho

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SEGURIDAD JURÍDICA
Y APLICACIÓN DEL DERECHO
Ruth Marina Díaz Rueda
Presidenta Corte Suprema de Justicia
Colombia.
I Congreso Bienal sobre Seguridad Jurídica
y Democracia en Iberoamérica
Girona, 3, 4 y 5 de junio de 2013
1. Me ocuparé básicamente en mi exposición de esbozar algunas ideas y
reflexiones circunscritas a la actividad judicial en Colombia, relacionadas con los
elementos que en el ámbito de la aplicación del derecho por los jueces, fortalecen
o aseguran la vigencia de la seguridad jurídica y también de algunas circunstancias
que interpreto la afectan, en razón a que son generadoras de incertidumbre, en
cuanto se apartan de los criterios que durante algún considerable tiempo se han
aplicado, o cuando se reclaman condiciones adicionales para el reconocimiento, o
protección de un determinado derecho.
Como podrá advertirse, no es de mi interés empeñarme en proponer o defender
alguna teoría concerniente a la seguridad jurídica, porque ante un auditorio de tan
altas dotes intelectuales como el que nos acompaña, no alcanzaría mayor interés la
disertación, por lo que acogiéndome a las pautas divulgadas por los organizadores
del presente evento académico, me ocuparé en especial de indagar acerca de la
temática mencionada.
2. No obstante lo reseñado, en cuanto a que no abordaré un estudio teórico,
se torna pertinente expresar, que en términos generales, siguiendo a Radbruch1,
interpreto la seguridad jurídica, como un valor supremo de la organización social y
por ello preeminente.
Así mismo, advierto que es un principio jurídico orientado a propender por la
estabilidad institucional y la vigencia de la ley, circunstancias estas que contribuyen
a generar las condiciones necesarias para garantizar los derechos de los asociados
y su efectiva protección, dentro de un marco jurídico, democrático y participativo,
que debe estar sustentado en un orden político, económico y social, justos2.
Cita del doctor Germán Valdés Sánchez, tomada de la ponencia del doctor Silvio Fernando Trejos Bueno, para el
encuentro convocado por la embajada de Francia para conmemorar los 10 primeros años de la Constitución de 1991.
Independencia Judicial y Seguridad Jurídica: Ejes de la convivencia. 2003.
1
2
Aspecto deducido del preámbulo de la Constitución Política de Colombia.
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También se tornan esclarecedoras las ideas del maestro Guillermo Cabanellas
de Torres3, para quien la seguridad jurídica es la «estabilidad de las instituciones
y la vigencia auténtica de la ley, con el respeto de los derechos proclamados y su
amparo eficaz, ante desconocimientos o transgresiones, por acción restablecedora
de la justicia en los supuestos negativos dentro de un cuadro que tiene por engarce
el Estado de Derecho»4.
3.En el ámbito de la aplicación del derecho por los jueces, especialmente sobre
asuntos relacionados con el derecho privado, resulta pertinente resaltar lo siguiente:
a). En sistemas políticos y económicos, como el vigente en la República de
Colombia, en donde constitucionalmente está consagrado que es un Estado
Social de Derecho5, que ampara los derechos adquiridos, la propiedad
privada6, la libertad para la actividad económica, la iniciativa privada y la
libre competencia económica7, a su vez, en el que se contemplan garantías
para el trámite de los juicios, como el debido proceso8, la prevalencia del
derecho sustancial9, el efectivo acceso a la administración de justicia10, y el
sometimiento del juez al imperio de la ley11, entre otros, tales prerrogativas
se erigen como uno de los mayores soportes para la preservación de la
seguridad jurídica.
b). También cabe destacar como aspecto que contribuye a robustecer el
mencionado postulado, el concerniente a la autonomía e independencia
de los jueces, principios democráticos estos de linaje constitucional,
Historiador, abogado y escritor español, quien desarrolló su actividad intelectual en Paraguay, Uruguay y Argentina,
donde falleció.
3
4
Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual, 1989.
5
Artículo 1.º Constitución Política.
6
Artículo 58.
7
Artículo 333.
8
Artículo 29.
9
Artículo 228.
10
Artículo 229.
11
Artículo 230.
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desarrollados en la Ley Estatutaria de la Administración de Justicia
vigentes desde 1996, en la que se prevé que «ningún superior jerárquico en
el orden administrativo o jurisdiccional podrá insinuar, exigir, determinar
o aconsejar a un funcionario judicial para imponerle las decisiones o
criterios que deba adoptar en sus providencias»12.
No obstante, es de anotar que la Corte Constitucional, determinó que la
citada disposición no excluye el carácter vinculante que en determinados
eventos pueda tener la doctrina constitucional, concretamente cuando se
utiliza como elemento integrador, «porque en este caso, se reitera, es la
propia Constitución ley suprema-, la que se aplica»13.
c). Así mismo, la implementación de un sistema de «carrera judicial», se ha
concebido como una estrategia adecuada para fortalecer la calidad de la
función judicial y, al respecto valga mencionar la opinión del catedrático
de filosofía del derecho de la Universidad del País Vasco, Francisco
Javier Ezquiaga Ganuzas, quien propone que para ello se debe «procurar
seleccionar jueces honestos, formarlos bien y diseñar una carrera judicial
adecuada en la que se promocione por méritos y con criterios objetivos»14,
lo cual contribuye para hacer efectiva la seguridad jurídica, ya que se busca
el ingreso de profesionales con una adecuada formación intelectual y de
paso se fortalece la independencia judicial.
d). También se resalta como aspecto que favorece la nombrada institución, la
posibilidad de tomar en cuenta la jurisprudencia como criterio auxiliar de
la actividad judicial, así sea en términos de doctrina probable, institución
esta que en Colombia rige desde 1896, bajo el señalamiento de que «tres
decisiones uniformes dadas por la Corte Suprema de Justicia, como
12
Artículo 5.º Ley Estatutaria de la Administración de Justicia.
13
Sentencia C-083 de 1995.
Propuesta relacionada con el tema de «Normas para la interpretación jurídica y constitución: Las reglas para
la interpretación del Código Civil de Colombia a la luz de su Constitución Política». Congreso Internacional
Neoconstitucionalismo y Derecho Privado: El debate. Bogotá D.C., 2008, Biblioteca Jurídica Diké – Pontificia Universidad
Javeriana, pág.56.
14
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tribunal de casación, sobre un mismo punto de derecho, constituyen
doctrina probable, y los jueces podrán aplicarla en casos análogos,(…)»15.
Lo anterior deriva del hecho de que en el procedimiento civil colombiano,
el recurso de casación «tiene por fin primordial unificar la jurisprudencia
nacional y proveer la realización del derecho objetivo en los respectivos
procesos»16.
Así mismo, se torna pertinente acotar, que el Código General del
Proceso17, que aún no ha entrado a regir, introduce nuevos elementos en lo
concerniente a la finalidad del citado medio de impugnación, al indicar que
busca «defender la unidad e integridad del ordenamiento jurídico, lograr
la eficacia de los instrumentos internacionales suscritos por Colombia
en el derecho interno, proteger los derechos constitucionales, controlar
la legalidad de los fallos»18, de donde se infiere que plantea un amplio
margen de acción para garantizar la seguridad jurídica, además porque
expresamente se faculta a la Corte Suprema para «casar la sentencia aún
de oficio, cuando sea ostensible que la misma compromete gravemente el
orden o el patrimonio público, o atenta contra los derechos o garantías
constitucionales»19.
Con relación a la última norma citada, se ha dicho que con ella se
busca restringir o limitar el examen del asunto objeto de impugnación
extraordinaria, por vía de la acción de tutela, institución ésta que aunque de
suma utilidad en lo concerniente a la defensa y protección de los derechos
fundamentales, cuando se ha abordado el estudio de ciertas problemáticas
relacionadas con el derecho privado, genera gran incertidumbre, por lo que
termina afectando la seguridad jurídica.
15
Artículo 4.º Ley 169 de 1896.
16
Artículo 365 del C. de P.C.
17
Ley 1564 de 2012.
18
Artículo 333.
19
Inciso final, artículo 336.
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Acerca de la situación reseñada, la Corte Suprema en el acto de
conmemoración de los diez años de expedición de la Constitución Política,
expuso: «Por buena, la tutela merece que se la proteja de los abusos
inescrupulosos que la están asfixiando. No es posible que se la utilice en
detrimento del más preciado bien con el que debe contar una sociedad:
la seguridad jurídica. No es razonable que se sirvan de ella para burlar
uno de los más caros principios de la juridicidad a nivel mundial: la cosa
juzgada. No es admisible que se pretenda invertir y subvertir el orden de
las etapas y las instancias procesales para que los inferiores revoquen
las decisiones de los superiores. No es coherente que el juez ordinario
contradiga las decisiones de otra jurisdicción o viceversa»20 y, en otro
foro sostuvo que la estructura del mencionado mecanismo procesal,
«orientada hacia la consecución de la seguridad jurídica, ha sufrido un
duro revés, en virtud del mal uso de la acción de tutela, no solo porque
su proliferación injustificada ha creado mecanismos de desplazamiento
de los procedimientos regulares, con el consecuente entrabamiento de los
litigios sometidos a los mismos, sino por el intento de desconocimiento por
esa vía de las decisiones judiciales, pues luego de concluidos los trámites
ordinarios de un proceso y obtenida por la vía de los mismos la decisión
que debe ser definitiva se acude a la tutela para multiplicar ficticiamente
las instancias y para revivir un conflicto ya fenecido, lo cual se traduce
en el absoluto irrespeto por la función del juez y en el desconocimiento
por las decisiones correspondientes, lo que a su vez se concreta en un
desestímulo frente al esfuerzo que demanda toda decisión judicial y
frente a la responsabilidad que el juez debe asumir en relación con la
misma, como dispensador de justicia»21, y esa percepción se mantiene
hoy, especialmente por la multiplicidad de supuestos ideados por la
jurisprudencia constitucional para la procedencia de dicho amparo frente
a los fallos judiciales.
20
Ib. Conmemoración de los 10 años de expedición de la Constitución Nacional (4 de julio de 2.001), pág. 127.
21
Lectura de la encuesta nacional «Corrupción y desempeño Institucional» Marzo 2.002., págs. 127 y 128.
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No obstante lo anotado, cabe resaltar, que en pro de la seguridad jurídica, se
reconocen factores como el de la inmediatez o el criterio de razonabilidad
sustento de la decisión cuestionada, para declarar la improcedencia de la
acción de tutela o disponer su denegación.
e). Finalmente, en el ámbito del proceso, la jurisprudencia ha reconocido
como esenciales soportes de la seguridad jurídica y por ende, de aplicación
con criterio estricto, institutos como el de la cosa juzgada, la caducidad,
la congruencia, así mismo, la consagración taxativa de las causales de
nulidad, con la posibilidad de su convalidación o saneamiento, además de
la limitación de los recursos a los eventos expresamente contemplados en
la ley.
4. Ahora, en lo que concierne a los aspectos que pueden incidir de manera
negativa en la seguridad jurídica, primeramente es necesario precisar, que en la
actividad del órgano legislativo, se presentan circunstancias que pueden crear un
ambiente propicio para tal efecto, pues en palabras del maestro brasileño Humberto
Ávila, en ese entorno «hoy el nivel de inseguridad jurídica asumió un grado nunca
antes alcanzado», en donde los «términos complejidad, oscuridad, incertidumbre,
indeterminación, inestabilidad y discontinuidad del ordenamiento jurídico sirven
para ilustrar ese momento» y, de otro lado sostiene, que se ha llegado «al punto de
hablar de lluvia de leyes, histeria legislativa y caos legislativo. Además, se habla de
huracán normativo, incontinencia legislativa, aluvión de normas»22.
Las reseñadas circunstancias inevitablemente tienen incidencia al momento de
aplicar la ley y, cuando se trata de disposiciones que no comportan claridad o se
tornan incompletas, se amplía para el juez la posibilidad de asumir su interpretación,
dando ello lugar a múltiples criterios, que en la práctica no es posible controlar
adecuadamente a través de los mecanismos procesales válidamente autorizados
para controvertir o impugnar las decisiones, por lo que se mantiene latente una
situación de incertidumbre.
22
Teoría de la Seguridad Jurídica. ÁVILA, Humberto, Cátedra de Cultura Jurídica Marcial Pons, 2.012, págs. 37-38.
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Lo anterior tiende a agravarse, cuando el ánimo de los jueces está permeado
por concepciones propias del denominado activismo judicial, que aunque pueda
estar orientado por la idea de justicia material, al igual que por asegurar la vigencia
de los derechos fundamentales, no escapa a juicios subjetivos o a planteamientos
basados en concepciones ideológicas que en no pocas veces desarmonizan, o
inclusive pueden llegar a oponerse al orden institucional, además de no apoyarse
técnicamente en métodos de interpretación y aplicación del derecho.
Informan acerca de esa situación, las discusiones y tensiones entre quienes podrían
llamarse los neoconstitucionalistas y los iusprivatistas, originadas por el énfasis de
los primeros en la defensa de los derechos fundamentales, planteando inclusive la
limitación del poder del Estado en cuanto sea necesario y posible jurídicamente; en
tanto que los segundos, no obstante reconocer que la iniciativa privada tiene que
impregnarse de los postulados que orientan la justicia social, reclaman sindéresis y
prudencia, para no sacrificar el contenido científico del derecho, resaltando que el
respeto por la autonomía privada tiene que ser una de las principales directrices del
Estado Constitucional de Derecho, sin que se opongan, por ejemplo, a la protección
especial consagrada en favor del consumidor en la comercialización de bienes y
servicios.
Acerca de algunos aspectos relacionados con la problemática originada por la
aplicación de los derechos fundamentales en las relaciones particulares, y que como
antes se indicara puede dar lugar a la inseguridad jurídica, es oportuno mencionar el
criterio del catedrático e investigador peruano Mijail Mendoza Escalante, quien sobre
esa situación sostiene que «los derechos fundamentales constituyen derecho vigente
y, por ello, implican mandatos, prohibiciones o permisiones entre los sujetos de
relaciones jurídicas privadas. Ellos representan un componente esencial del orden
público del ordenamiento. La forma en que se despliega este efecto normativo es
directa, en la medida en que el derecho fundamental constituye norma de conducta de
los particulares. Se trata aquí de la aplicación de la norma de derecho fundamental,
situación que debe ser distinguida de la función interpretativa e integrativa de
estos derechos. En la función interpretativa, los derechos fundamentales imponen
interpretar la norma privada (y en general, cualquiera infraconstitucional) de
conformidad con aquellos. En la función integrativa se desempeñan, mas bien, como
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normas de clausura», adicionalmente comenta que la resolución de los conflictos
entre derechos fundamentales, comporta «un modelo complejo que comprende
subsunción y aplicación del principio de proporcionalidad» y plantea que «es
probable la elaboración paulatina de una dogmática de derechos fundamentales
del derecho privado que halle el difícil punto de equilibrio en la colisión entre
derechos fundamentales en general y, derechos fundamentales y autonomía privada,
en particular. La afirmación de la fuerza normativa de los derechos fundamentales,
su función de integración y su irradiación en el ordenamiento privado, depende en
buena medida de ello»23.
Las anteriores reflexiones permiten inferir, que en la aludida problemática,
subyace uno de los factores que con mayor frecuencia puede estar afectando la
seguridad jurídica, especialmente por la carencia de reglas que permitan solucionar
de manera uniforme las controversias en las que es necesario aplicar los derechos
fundamentales en la órbita del derecho privado.
El catedrático español de la Universidad de Deusto, Ricardo de Ángel Yágüez,
al reflexionar acerca de la incidencia de la Constitución en el derecho privado,
considera que los dos importantes institutos jurídicos que pueden verse afectados
por el orden constitucional, en el plano patrimonial, son la autonomía privada y la
responsabilidad y al respecto comenta: «Es evidente el riesgo que corre la ‘certeza
del derecho’ cuando se justifica o ‘ampara’ una solución jurídica en la legalidad
constitucional, sin el ‘filtro’ del desarrollo legislativo de esa legalidad. – Por otro
lado, no es menos claro que cuanto mayor sea la generalidad en la descripción del
supuesto de hecho de una norma jurídica, también corre mayor peligro la seguridad
jurídica»24.
En procura de hacerle frente a la problemática en cuestión, se estima que los
jueces deben ocuparse de los asuntos constitucionales dentro del proceso, a fin
de impedir que el examen de los aspectos constitucionales se realice al margen
de la actuación procesal, toda vez que esta representa la máxima garantía para la
tutela de los derechos fundamentales; además porque en el evento de dar lugar a la
23
Obra citada: La aplicación de los derechos fundamentales en el derecho privado, págs..207-208.
24
Obra citada pág. Algunas consideraciones previas sobre constitución y derecho privado, pág.124.
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separación en el estudio de aspectos ligados a la controversia, se afecta gravemente
el sentido de especialidad, desquiciando la competencia del juez, al igual que le
resta autonomía a la decisión judicial.
Adicionalmente, resulta pertinente comentar, que la pérdida de perspectiva
en cuanto a los alcances de la normatividad superior, puede, so pretexto de
amparar derechos fundamentales, conllevar inseguridad jurídica al derribar claras
instituciones de común conocimiento dentro del tráfico comercial.
5. Aspiro que las ideas esbozadas contribuyan o representen un aporte en la
identificación de los elementos que protegen o robustecen la institución atinente
a la seguridad jurídica y también de los factores que la afectan o debilitan en el
ámbito de la actividad judicial, de manera preponderante en la especialidad civil de
la jurisdicción ordinaria.
Muchas gracias.
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