Nació en la ciudad de México, en junio de 1946. Pasó la mayor

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Nació en la ciudad de México, en junio de
1946. Pasó la mayor parte de su juventud en la
ciudad de México, salvo por un corto número
de años que su familia fue a vivir a las
ciudades de Puebla y Guadalajara. Entre 1964
y 1968, cursó sus estudios de Antropología
con especialidad en Etnohistoria, en la Escuela
Nacional de Antropología e Historia, en la
ciudad de México. Se tituló en 1971 con la
tesis “La industria Textil novohispana” que mereció un reconocimiento Cum
Laudem. Pocos meses después de haberse titulado comenzó a colaborar, con
las doctoras Margarita Nolasco y Mercedes Olivera, en el diseño de un
proyecto museográfico para el Museo de las Culturas en la ciudad de
Oaxaca. Este trabajo la enfrentó por primera vez a la gran diversidad
cultural del estado y a sus numerosos problemas. Lo más difícil fue tratar de
traducir esa complejidad de Oaxaca, en objetos encerrados en vitrinas o en
cédulas descriptivas.
Desde entonces, Oaxaca fue su mundo y su reto, ha mirado a la
historia desde la experiencia de vivir en ese estado con su enorme
diversidad étnica y lingüística. Aunque la ciudad de Oaxaca puede parecer
un lugar aislado a los ojos de un académico de las instituciones de la ciudad
de México, en realidad, es un lugar cosmopolita. Cada verano llegan a la
ciudad profesores de universidades mexicanas, americanas e incluso
europeas a realizar su trabajo de campo o permanecer por un largo año
sabático. Esta cercanía con académicos extranjeros y nacionales, a la vez que
las vivencias con la población de Oaxaca, fue constituyéndose en parte
central de su formación profesional y personal.
Hacia 1980, gracias al apoyo del Dr. Angel Palerm inició sus
estudios de doctorado en la Universidad Americana en la ciudad de México;
los estudios, los innumerables libros que había que leer y los ensayos que
realizar fueron un reto, porque el tiempo de estudio se mezclaba con el
cuidado y la atención de dos niños, mejor dicho, un niño y una niña.
Su tesis de doctorado, en su propia y humilde opinión, fue el mejor libro
que ha logrado escribir, tuvo como tema central el comercio de los españoles
en la Mixteca Alta (la región occidental del estado de Oaxaca) durante los
siglos XVI y XVII. El aporte de la tesis (y posteriormente del libro que llegó a
publicarse) fue mostrar la capacidad de respuesta de los mixtecos durante el
siglo XVI. Los mixtecos dejaron de ser un pueblo sometido para convertirse
en actores de su historia. En los documentos de los archivos resaltaba, por
ejemplo, el papel que los comerciantes mixtecos desempeñaron en esos años
para vincular a su región con los principales centros mercantiles de la Nueva
España, como la ciudad de México y Veracruz, e inclusive con Sevilla. Otro
tema importante del libro, fue el posterior decaimiento de los comerciantes
mixtecos y el posicionamiento de los comerciantes peninsulares y criollos en
las principales cabeceras indígenas de la región, y su papel como enlace
entre la población indígena y mercado mundial de aquellos años. Los
mixtecos se relacionaron a la economía novohispana y europea como
consumidores de las telas que se producían en los países donde se estaba
iniciando la Revolución Industrial. El aporte de su tesis no hubiera sido
posible sin su cercanía con amigos zapotecos y mixtecos que le permitieron
conocer parte de su mundo e imaginar su pasado, sin el apoyo de Angel
Palerm, Carmen Viqueira, y su amiga, la Dra. Nancy Farriss.
En los años que siguieron a la tesis, otros libros han salido a la luz.
En ellos, la Dra. Romero Frizzi se esforzó en tratar de entender la historia
desde el punto de vista como la población indígena pudo haberla visto. Ante
esta situación, nuevos problemas surgieron en el camino, principalmente
tratar de entender las lenguas de Oaxaca, al menos el zapoteco de la sierra
norte que es la nueva región donde actualmente trabaja.
En su camino como académica ha sido esa doble mirada la que
ha dado cierta originalidad a su trabajo: el poder conocer los estudios
que se han realizado sobre otras regiones del mundo donde el choque
de culturas ha impactado el devenir de la sociedad, y el conocer a
tantos amigos de Oaxaca que le han ayudado a entender su forma de
vida, su visión del mundo, sus sueños y sus problemas. Tal vez sea
esta forma de ver el pasado, lo que le ha dado la satisfacción de obtener
algnos premios y reconocimientos. Por ejemplo en 1992 el
reconocimiento “Francisco de Burgoa” otorgado por el Gobierno del
Estado de Oaxaca, por su labor distinguida en la investigación
histórica. En 1999 tuvo el honor de ser aceptada como miembro de
número de la Academia Mexicana de la Historia y en 2002, el
reconocimiento otorgado por el Gobierno del estado de Oaxaca y del
Instituto Oaxaqueño de la Cultura por su trayectoria distinguida en la
investigación de la historia de Oaxaca.
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