U SOS E INSTRUMENTOS JURÍDICOS Persona que presencia o adquiere directo y, supuestamente, verdadero conocimiento de una cosa EL TESTIGO La presencia histórica de testigos, entendiendo por tales a las personas que dan testimonio de una cosa en actos de naturaleza jurídica o judicial, es tan antigua como la organización social de la especie humana. En todos los ámbitos jurisdiccionales y en la celebración de multitud de actos solemnes y de trascendencia social, la prueba testifical representa un factor determinante de cara a dar validez jurídica y justa al acto objeto de referencia y sobre el que se testifica. Se trata de una prueba que, en todo caso, sanciona, el justo arbitrio judicial. Concepto de testigo y caracteres de la prueba testifical Si genéricamente el concepto testigo hace referencia a toda persona que testifica, porque tiene conocimiento directo y, supuestamente, verdadero sobre algo, desde el punto de vista jurídico, es decir, en el mundo del Derecho, el término tiene una doble utilización y significado. Por una parte, por testigo se entiende a toda aquella persona que la ley determina como necesaria de cara a poder testificar de la celebración y validez de determinados actos jurídicos. Es el caso de los matrimonios civiles o el otorgamiento de algunos testamentos, por citar dos ejemplos muy generalizados y bien conocidos por todos. La segunda acepción de testigo en el campo del Derecho es la que se refiere a las personas que testifican sobre hechos objeto de litigiosidad de los que conocen por diferentes razones y que pueden servir de prueba en la resolución judicial de los mismos. En el primer caso, los testigos vienen a ser una especie de solemnidad que la ley otorga al acto para los que se exigen, queriendo significar con ello la aprobación por presencia de algunos representantes de la comunidad en la que se integra Testigo de cargo (Witness for the prosecution). 1958, de Billy Wilder. Febrero 2005 • PROCURADORES / 51 el acto social al que concurren o sobre el que dejan constancia testimonial. Es, sin embargo, la segunda de esas acepciones sobre las que disertará la presente exposición, según la cual el testigo es un medio de prueba antiquísimo y generalizado en el ejercicio de la resolución de conflictos por la vía contencioso-judicial. En este terreno es importante mencionar las características de la prueba testifical, cuyo fundamento último ha de ser, por un lado, la consciencia humana, es decir, la capacidad intrínseca que las personas tienen de darse cuenta de lo que ocurre en su presencia y, por otro, la veracidad, o capacidad Testigos de una bodas. de testificar correcta y bienintencionadamente sobre las cosupuesto de imparcialidad, lo que sas presenciadas. Uno de los caracteres destacados le diferencia radicalmente de la exen la prueba testifical y que justi- posición de los hechos realizado fica el que deba ser sancionada por por las partes implicada en el proel justo arbitrio judicial es la falibi- ceso. lidad en el sentido de riesgo o posibilidad de engañarse o errar que Tipos de testigos Existen diferentes tipos de testitiene una persona, defecto a subsanar siempre en este tipo de pruebas, gos, siendo su clasificación más hatanto por razones de expresa inten- bitual la que hace referencia al sencionalidad de mentir, como por la tido mediante el cual perciben el potencialidad natural de cualquier objeto del que ofrecen testimonio humano en el sentido de poder co- jurídico o judicial. En tal sentido, podemos hablar meter errores y equivocarse sin prede: testigos oculares o presenciales, via mala intención. Otro carácter importante es la para referirse a aquellos que han oralidad, esto es que el testigo de- presenciado el asunto sobre el cual pone personal y directamente ante testifican. Serán testigos de oídas o quien tiene la potestad de juzgar, auriculares quienes lo hacen tomancon lo que ello implica de trascen- do como referencia lo oído a otros. dencia para determinar el crédito Esta clasificación por los sentidos que merecen sus revelaciones. Es im- ofrece la alternativa de otros testiportante destacar en este apartado la monios relacionados con percepciodiferencia significativa que existe en- nes mediante sentidos diferentes a tre la prueba testifical o testimonio los indicados, como es el olfato, el in ipso del testigo y la que corres- gusto o el tacto. Otra tipología es aquella que los ponde a un perito o testimonio de califican en función del ámbito en experto post acto. Finalmente y como carácter de el que testifican, llamándose testigos la prueba testifical tiene la de un instrumentales en el caso de asisten52 / PROCURADORES • Febrero 2005 cia al otorgamiento de un instrumento o escritura pública. Y testigo judicial, para aquel que declara ante un órgano jurisdiccional lo que sabe y se le pregunta sobre los hechos objeto de litigación. También se pueden clasificar los testigos como falso, es decir, aquel que miente intencionadamente; testigo necesario, como el que tiene tacha legal, pero declara por no poder recurrir a otros testigos; testigos abonados, como los que no tiene tacha legal; y testigos contestes, como aquellos cuyas declaraciones se conforman a las de otros, nominándose singulares cuando se da discordancia testimonial, la cual puede ser contraria (diversificativa), contradictoria (adversativa) o ampliatoria (acumulativa), respecto al testimonio de otros testigos. Los testigos no son otra cosa más que personas que dan fe de lo que perciben. De ahí que la clasificación más generalizada es la que los referencia por razón del sentido o los sentidos empleados en la percepción del objeto o instrumento sobre el cual ofrecen testimonio. Validez comparativa de la prueba testifical En la práctica forense y jurisdiccional, sobre todo en el orden de lo civil, el carácter probatorio plantea unas exigencias jurídicas de tal naturaleza que resulta lógico el debate abierto entre los juristas sobre la validez de la prueba testifical en sí misma y la de ésta en relación de preferencia o no sobre la prueba documental o escrita. Hemos destacado anteriormente el que la prueba testifical exige la sanción judicial, es decir, no es una prueba intrínsecamente válida, sino que ha de pasar por el tamiz del arbitrio judicial. Es ésta la razón primordial por la que históricamente se ha debatido tanto sobre su validez y requisitos como sobre su importancia comparativa respecto a la prueba escrita. Así, en el derecho romano se da prioridad a la prueba escrita sobre la testifical en las sentencias de Paulus, lo que se repite en el Código Justinianeo, en el que queda constancia de que la prueba escrita no puede solaparse con el testimonio de testigos. Por su parte, en la Constitución de Constantino se plantea la prueba testifical con idéntico valor proba- Testigos ante un tribunal primitivo. torio que la escrita sin plantear conflicto entre ambas. En el Derecho español, las Partidas reconocían la primacía de la prueba testifical, cuando concurrían al menos dos testigos, sobre la prueba escrita o documento privado, lo que se elevaba a cinco testigos en el caso de tratarse de documento o escritura pública. La legislación posterior ha seguido reconociendo el criterio favorable a la prueba testifical, como es el caso del Código Civil de 1851, prueba que será admisible en todos los casos en los que no se halle expresamente prohibida o en todas aquellas ocasiones en que sea requerido como indispensable o única prueba admisible por falta de otro modo de probanza. Por su parte, en el orden jurisdiccional penal la prueba de testigos no ofrece restricciones. En realidad este tipo de prueba está a la altura de cualquier otra de las reconocidas en materia criminal y sólo se excluye en casos muy excepcionales. Idoneidad e incapacidad para ser testigo La normativa es muy clara al respecto, al indicar que en términos generales podrán ser testigos todas aquellas personas en las que no concurra la permanente privación de razón o uso de sentido respecto de hechos sobre los que únicamente quepa tener cocimiento por dichos sentidos. La idoneidad e incapacidad para ser testigos ha sido legislada desde antiguo. Así lo observamos en el Fuero Juzgo, en el que aparece una clara relación de quienes están incapacitados para prestar prueba testimonial. En concreto excluía entre otros a siervos, ladrones, pecadores, a los violadores, a los curanderos y a los mentirosos. También el Fuero Real hace mención a quienes no pueden ejercer de testigos. Serán sin embargo las Partidas del Rey Sabio quienes ofrezcan una relación más completa y jurídicamente más elaborada y fundamentada. Parten del supuesto de que para ser testigo resulta imprescindible una determinada edad, conocimiento, probidad e imparcialidad. Su desarrollo se centra más en los impedimentos, concretamente en los siguientes: edad, que será de 14 años para las causas civiles y 20 para las criminales, pudiendo citarse, en ambas jurisdicciones, antes si se considera necesario, otorgándosele a su declaración el carácter de presunción. La mala fama será, también, un impedimento para ser testigo, es decir, falta de probidad; como lo será el supuesto de imparcialidad, caso de parentesco, de tener algún tipo de interés en la cosa juzgada o de enemistad manifiesta, por un lado, o estar profesionalmente implicados en el pleito, como es el caso de juzgador, personero o abogado. Resumiendo, las Partidas consideran inhábiles para ser testigos a las personas en una doble vertiente: por causas naturales, como sería en el caso de locura o demencia; minoría de edad (menos de 14 años para lo civil y 20 para lo penal); y los sordos Febrero 2005 • PROCURADORES / 53 o mudos cuando el testimonio implique conocimiento por oído o la vista, respectivamente. La segunda vertiente de inhabilidad viene determinada por declaración de ley, considerando en concreto como incapacitados para ser testigos a quienes tienen interés directo en el pleito, los ascendientes y descendientes, además de otro tipo de parientes, como es el caso de suegros, yernos o esposos. Finalmente y en este mismo bloque no podrán ser testigos quienes tengan el deber legal de guardar secreto por razones de Estado o profesión en asuntos relativos o relacionados con el ejercicio de la misma. En la legislación actualmente vigente se considera que podrán ser tachados por cualquiera de las partes aquellos testigos en los que concurran alguna de las causas siguientes: Ser o haber sido cónyuge o pariente por consanguinidad o afinidad dentro del cuarto grado civil de la parte que lo haya presentado o de su abo- Testigo americano. 54 / PROCURADORES • Febrero 2005 gado o procurador, o hallarse relacionado con ellos por vínculo de adopción, tutela o análogo. Ser dependiente en el momento de prestar declaración, o relacionado en algún tipo de interés con la parte que lo propone como testigo, su abogado o procurador. Tener algún tipo de interés en el asunto tratado en el pleito. Ser amigo íntimo o enemigo de una de las partes o de su abogado o procurador. Haber sido testigo condenado por falso testimonio. Los anteriores supuestos, reconocido explícitamente para la jurisdicción civil, no aparecen en la penal, ni siquiera en casos de incapacidad física o mental. No existe, pues, inhabilitación de testigos en la Ley de Enjuiciamiento Criminal, aunque sí eximentes de la obligación de declarar, tanto en el sumario como en el juicio oral. Así, en la jurisdicción penal, salvo en los casos en los que se establezca incapacidad especial, cualquiera podrá ser testigo. Ahora bien, el valor de su testimonio como prueba dependerá de la justa sanción del arbitrio judicial, es decir, serán tenidas en cuenta en razón de la ciencia de cada testigo. Conclusión Los artículos 360 a 379 de la vigente Ley de Enjuiciamiento Civil se dedican a los testigos, ofreciendo un claro perfil de los mismos en todas sus dimensiones y efectos jurídicos. Inicia la exposición indicando que las partes podrán solicitar que declaren como testigos las personas que tengan noticia de los hechos objeto de litigio planteados en el pleito, para referirse, seguidamente, a la idoneidad de los mismo, su designación, limitación en número, declaración domiciliaria, juramento, modo de declarar, preguntas, indemnizaciones, tachas, etcétera. Se trata de un uso jurídico y judicial de largo raigambre histórico y de enorme trascendencia tanto en la jurisdicción civil como en la criminal. Además, resulta principio reconocido en la mayoría de las normas que han tratado y tratan el tema que la apreciación de la prueba testifical compete al juzgador. Los testigos, además de ser idóneos, han de ser rogados, es decir, han de haber sido llamados para concurrir a la celebración de ciertos hechos jurídicos, como para declarar sobre hechos de los que tienen conocimiento directo y verdadero y que son objeto de litigiosidad judicial. Los testigos citados, en forma y plazos legales, tendrán el deber de comparecer en el juicio o vista señalado, sancionándose explícitamente la infracción de este deber sin causa suficientemente justificada. HELEN GLOVER