Los dueños de las plantas en Argentina: ¿Quién decide? ¿Cómo se decide? Anabel Marin Cooperativas y empresas agropecuarias de Argentina, acusan a Monsanto por abuso de posición dominante. La denuncia afirma que Monsanto los obliga a firmar un contrato que dice dónde producir, quiénes deben ser los proveedores de sus nuevas semillas, con qué acopios y exportadores operar y dónde operar (Premici, S., 2014). Llamativamente, además no son cooperativas de campesinos las que iniciaron la denuncia, con poder o recursos limitados para negociar con la empresa multinacional. Son cooperativas de grandes productores agropecuarios como la Federación de Cooperativas Federadas, la Cámara Argentina de Semilleros Multiplicadores, y otras organizaciones intermedias profesionales, como la Federación Argentina de Ingeniería Agronómica, y varios productores independiente, de gran porte. ¿Por qué sucedió esto? ¿Es posible que se solucione con una denuncia y un fallo en Argentina en contra de Monsanto por abuso de poder monopólico? Lo que quiero sugerir en este artículo es que es muy probable que no, porque lo que está detrás de esta denuncia se explica por un fenómeno de inmensa complejidad, el cual solo puede ser abordado a partir de profundas transformaciones en las regulaciones que van mucho más allá de un fallo en contra de Monsanto por poder monopólico. El fenómeno del que hablo es el de la mercantilización de las semillas. Hoy algunas plantas tienen dueño y marca, y están empezando a ser propiedad de unas pocas corporaciones (ej. quien no conoce la soja RR o ahora la Intacta). Algunos fallos de la corte suprema de Estados Unidos le han dado a las plantas el estatus de invenciones, o creaciones tecnológicas derivadas exclusivamente por ciertas corporaciones y las implicancias de estos fallos, se están difundiendo/imponiendo al 1 resto del mundo casi sin discusión. Lo que está en juego entonces, es la autonomía acerca de qué producir, en dónde y para quién, no solo de un grupo de agricultores, sino de países enteros, lo cual atenta contra la capacidad de estos países de satisfacer la más básica de las necesidades de sus pobladores, la alimentación. Y aunque esto pueda parecer muy natural, en un futuro no tan lejano, la historia que le dio cabida a este fenómeno no es tan natural. ¿Cómo llegamos a esto? En verdad hasta hace no mucho (para la historia de la agricultura que son 80 años), las semillas eran bienes quasi-naturales (i.e. aunque modificados por el hombre, provistos por la naturaleza), y bienes cuasi públicos (ya que aunque excluyentes en un principio, estaban disponibles para usos sucesivos, sin tener que pagar). Como lo hicieron por miles de años, durante toda la historia de la agricultura, por lo tanto, los agricultores eran capaces de volver a utilizar las semillas sin pagar por éstas o pedir permiso para hacerlo. Las mejoras que se hacían; típicamente consistentes en adaptaciones al medio cambiante (por ejemplo a una nueva epidemia), las hacían en la mayoría de los casos los mismos agricultores o los agrónomos de las instituciones públicas. La tecnología utilizada, era el cruzamiento, por el proceso de apareo de variedades elegidas por sus atributos y, selección. Las empresas incapaces de impedirles a los agricultores su capacidad de reusar las semillas, no participaban, o participaban poco en la actividad. No había mercado, no había industria de semillas. Pero en las últimas décadas se sucedieron dos cambios importantes que revolucionaron la escena. En primero lugar, aparecieron los híbridos, los cuales 2 pierden sus nuevos atributos (por ejemplo, resistencia a una enfermedad) en la segunda generación1. Esto permitió separar al agricultor su capacidad de replantar. Las empresas privadas vieron la posibilidad de obtener beneficios, empezaron a invertir masivamente en semillas y se empezó a desarrollar un mercado de semillas. En segundo lugar, se sucedieron una serie de avances fenomenales en áreas de conocimiento en disciplinas vinculadas a la actividad de mejoramiento vegetal (ej. en la biología molecular), y estos, abrieron nuevas oportunidades para hacer mejoras de más factible apropiación. Pero ahora vía regulaciones, ya que los cambios introducidos genéticamente, eran más fácilmente propuestos para ser patentables (que las nuevas variedades obtenidas por cruzamiento)2. Este paso fue muy importante para las empresas, ya que les ayudó en el camino de mercantilizar y vender cada año en el mercado (como un bien manufacturado) semillas para plantas que no han podido hibridarse efectivamente, como la soja y el arroz (cuya descendencia tienen las mismas características que los padres). Las que aprovecharon mayormente esta nueva oportunidad, sin embargo, fueron unas pocas empresas multinacionales (MNCS) y una clara división del trabajo se estableció en el nuevo mercado de semillas. Por un lado, unas pocas empresas MNCs (no más de 6) provenientes del sector químico, utilizando tecnologías de ingeniería genética (ver Box 1), se empezaron a dedicar mayormente a desarrollar y comercializar eventos transgénicos (por ejemplo resistencia a herbicidas) que se pueden patentar, y por el otro, las empresas e instituciones domésticas, en base a 1 Algunos dicen por lo tanto que la hibridación es una forma de esterilización, aunque las empresas ya están desarrollando otras que directamente hacen a las plantas estériles, como el gen llamado terminator. 2 La patente es un derecho, otorgado por el gobierno a un inventor que le permite al titular de la patente impedir que terceros hagan uso de la tecnología patentada. 3 tecnologías de cruzamiento o mutagénesis (ver Box 1), se empezaron a dedicar mayormente al desarrollo de mejoras en el germoplasma, más difíciles de patentar3 (no por falta de capacidades tecnológicas, sino por los altos costos de patentamiento y desregulación de eventos transgénicos, los cuales se ha calculado pueden ser hasta 10 veces más altos que los costos de desarrollar el evento). Box 1: Alternativas tecnológicas para mejorar semillas En la actualidad se utilizan tres tecnologías para desarrollar innovaciones en semillas. El cruzamiento, consiste en elegir, de la variación genética existente, las plantas individuales que contienen rasgos deseables, cruzarlas, y luego seleccionar las características deseadas; la mutagénesis involucra forzar variación genética dentro una misma especie en la búsqueda de rasgos deseados y; la ingeniería genética, la que es utilizada para identificar secuencias de genes (que codifican para ciertos rasgos deseables) y transferir estos en las variedades de plantas existentes. Cuando los genes son de otras especias se llama transgénesis. La ingeniería genética se publicita frecuentemente como la más sofisticada y avanzada de las tecnologías existentes para mejorar semillas. Sin embargo, las tres tecnologías pueden llevarse adelante con un alto nivel de control de los procesos y eficiencia, utilizando herramientas de la biología molecular (como los marcadores moleculares). Además las tres sirven para desarrollar nuevas características (llamadas traits), demandadas por los productores agropecuarios y de alto impacto. La ingeniería genética, dados sus altos costos de investigación, patentamiento y desregulación es utilizada fundamentalmente para desarrollar innovaciones estandarizadas, esto es que se puedan explotar en muchas variedades y contextos. De hecho hasta ahora, y a pesar de las grandes expectativas, las únicas innovaciones hechas con transgénesis que han alcanzado los mercados, son solo de dos tipos, resistencia a herbicidas y resistencia a insectos. Todas las otras innovaciones que llegan al mercado año a año, se realizan por cruzamiento o mutagénesis. Por ejemplo, los tan demandados aumentos en productividad, solo pueden obtenerse por cruzamiento ya que dependen de una multiplicada de genes interactuando. 3 Es importante aclarar aquí que las empresas e instituciones domésticas no explotan eventos transgénicos, no por que no tengan las capacidades para desarrollarlos, sino porque no tienen los recursos para patentar, defender las patentes y desregularlos. Se ha calculado que los costos de patentar y desregular pueden ser hasta 10 veces más altos que los costos de desarrollar un evento transgénico 4 Ahora las nuevas semillas, entonces, son muy a menudo, tal como un teléfono o un televisor, un ensamblado de diferentes “componentes”: una nueva característica o trait, (obtenida típicamente por transgénesis); un conjunto de nuevas características derivadas de las mejoras en germoplasma (obtenidas por cruzamiento o mutagénesis) y; todas las características que el germoplasma ya tenía (una semillas tienen alrededor de 28000 genes). Una disputa clave, por lo tanto, que ha emergido y está caracterizando todo este proceso de cambio, es acerca de: ¿quién es el dueño de la semilla? Una de las controversias se centra en si el dueño debería ser: – El que le puso un trait, o una nueva característica (por ejemplo vía transgénesis), o – Nadie, pertenecen al patrimonio de la humanidad. – Ya que cada semilla contiene miles de características obtenidas intencionalmente y no intencionalmente por siglos de adaptación y mejoramiento Los que están a favor de la apropiación de las semillas en general (i.e. que tenga un o varios dueños), argumentan que la posibilidad de apropiación privada es buena, por que incentiva la inversión en innovación; ya que si las empresas pueden recuperar sus inversiones en I+D, van a invertir más en investigación. Los que están en contra, argumentan que la apropiación es mala porque en realidad termina siendo un desincentivo a la innovación ya que favorece la concentración, y es un peligro para la diversidad genética y social de la que depende la variedad y la innovación. Además argumentan, es un peligro para la soberanía, alimentaria y tecnológica. Otra disputa, sin embargo existe, dentro de los que favorecen la apropiación privada de las semillas, entre: 5 – Los dueños de los traits o nuevas características obtenidas por ingeniería genética (es decir, patentables), y – Los dueños del germoplasma que obtuvieron nuevas características o mejoras por cruzamiento (que no son patentables). Esta doble disputa, que no ha sido del todo resuelta en Argentina como vamos a ver; en el escenario internacional, más específicamente Estados Unidos, la han venido ganando los que favorecen la apropiación y los dueños de los genes, y perdiendo los que no están a favor de la mercantilización y los dueños del germoplasma. ¿Cómo? Bueno, si miramos la historia de las regulaciones internacionales, es muy claro lo que ha venido sucediendo y como. Los que están a favor de la privatización, los dueños de los transgenes típicamente, han venido ganando sistemáticamente las batallas legales, donde todo esto resuelve, en las cortes de Estados Unidos y Europa. Y las regulaciones que se derivan de esos fallos están siendo impuestas a los países en desarrollo, vía rondas de negociación de comercio, llamadas TRIPs. Miremos un poco la historia de las regulaciones más en detalle para entender mejor este proceso. 6 Figura 1: Camino a la mercantilización de las semillas La historia empezó entre 1930 y 1960, cuando a pedido de las primeras empresas semilleras, empezaron a regir y difundirse los registros de propiedad intelectual de las semillas. Éstos le dan a los mejoradores de nuevas variedades, el derecho a explotar comercialmente nuevas variedades, pero no el derecho a impedir a los agricultores replantar la semilla, ni a los otros mejoradores, usar las nuevas variedades como material para futuros cruzamientos y semillas. El derecho a replantar las semillas y de usarlas como material para futuras mejoras, sin embargo, seguía siendo un palo en la rueda para las empresas en el camino de la completa mercantilización de las semillas, ya que los agricultores que replantan, no necesitan ir al mercado año a año para comprar semillas. Las empresas por lo tanto siguieron buscando y presionando por un cambio que les permitiera la completa apropiación. En 1980, la corte de Estados Unidos les dio el beneficio, después de más de 100 años de pronunciarse en contra del patentamiento de organismos vivos, cuando decidió que algunos organismos vivos – como cualquier otra manufactura o proceso - son patentables, por quien haya descubierto 7 que tienen una aplicación nueva y útil (Diamond v. Chakrabarty, 1980). La disputa fue en relación a la posibilidad de patentar una bacteria, y se argumentó que no existía razón legal para discriminar en contra de los organismos vivos. Esta decisión, fue luego ratificado en un caso de semillas y plantas, en 2001, por la Corte Suprema en el caso J.E.M. Ag Supply Inc. v . Pioneer Hi-Bred International, Inc.13. Después de este fallo, sin embargo, quedaban áreas grises en relación a lo que estaba protegido por la patente. Por ejemplo, no estaba claro si la ley protegía la nueva característica o la nueva planta completa. No quedaba claro tampoco si con la patente se protegía la generación actual o las futuras generaciones de la planta con la nueva característica. Las varias disputas legales que se sucedieron en los 2000s en la corte suprema de USA confirmaron y reforzaron la condición de patentable y protegida de toda la planta (i.e. los genes y secuencias de genes, el tejido, plantas y nuevas semillas) y sus progenies (véase Asgrow Seed Co. Winterboer, 1995; JEM Ag Supply, Inc. V. Pioneer Hi-Bred, 2001). A partir de todos estos fallos, aquellos que poseen una patente por una construcción genética, a diferencia de los que poseen un certificado por una nueva variedad, en Estados Unidos al menos, pueden: (i) impedir que se respete la "excepción del agricultor” y la "excepción a la investigación" (i.e. los agricultores no pueden guardar las semillas que tienen inserta la construcción genética patentada, ni los investigadores usarlas para nuevas investigaciones), (ii) proteger un rasgo o nueva característica (digamos resistencia al glifosato) que se encuentra en múltiples variedades de semillas e (iii) impedir que se utilicen las futuras generaciones de la semilla, si la patente cubre un rasgo genético que se propaga de una generación de la semilla hasta la próxima4. 4 Hay que tener en cuenta que la semilla es a la vez un medio de producción, pues también es semilla y material de reproducción. Esto constituye un dato no menor de diferenciación, ya que un producto 8 ¿Cuáles han sido las consecuencias de estos cambios? ¿Qué ha pasado con el mercado de semillas? La respuesta es sencilla: concentración, concentración y más concentración. Actualmente, controlado por un puñado de multinacionales, el mercado de semillas es uno de los más concentrados en el mundo. Seis empresas, las llamadas “Gene Giants”, o los gigantes de los genes (Monsanto, Syngenta, Basf, Bayer, Basf y Dupont), controlan el 66% del mercado mundial (tres a su vez: Monsanto, Syngenta y Dupont controlan el el 47% del mercado). El 82% de las semillas están patentadas y entre 2004 y 2008 los 6 Gene Giants, explicaron 84% de las patentes. Las pocas compañías de semillas independientes en el mundo que quedan, están desapareciendo. Los dueños del germoplasma que provee variabilidad genética, lo están cediendo. Los organismos públicos, interesados en explotar sus innovaciones, con cada vez menos financiamiento, están entrando en acuerdos con las MNCs para explotar sus desarrollos por los altos costos de patentamiento y desregulación. Los organismos públicos interesados en servir clientes diversos, con objetivos diferentes, están restringidos, no tienen financiamiento, no pueden patentar o desregular, y lo que es peor que todo, no pueden usar variedades existentes para mejorarlas si estas están patentadas. Los agricultores interesados en obtener semillas no transgénicas no las encuentran. Se ven entonces obligados a comprar al precio y las condiciones que imponen las MNCs. Y aún más, ha habido una rápida tasa de extinción de cultivos nativos, locales y silvestres que se cultivan en las vegetal eventualmente protegido por cualquier derecho de propiedad intelectual es auto-reproducible o naturalmente reproducible, a diferencia de otras innovaciones, particularmente los inventos mecánicos, que deben imitarse y fabricarse. 9 condiciones ambientales variables (FAO, 2004). Están siendo sustituidos por aquellas pocas especies y rasgos que representan mercados suficientemente importantes y son adecuados para cultivo bajo condiciones relativamente controladas (ej. uso intensivo de la tierra, instalaciones de riego y el uso de pesticidas). Lo que está sucediendo en síntesis, entonces, es que el sistema que se está desarrollando para crear nuevas variedades por los científicos de la mejora vegetal está poniendo en riesgo las bases y la diversidad genética sobre la que depende. Volviendo a Argentina: ¿Dónde estamos? Interesantemente en Argentina los seis gigantes de los genes no han conseguido capturar todos los mercados. Si tomamos los cultivos comerciales más importantes, como la soja, el maíz, el trigo y el girasol; las dos empresas más importantes en términos de nuevas certificaciones y ventas, son Don Mario (Argentina) y Nidera (recientemente vendida a capitales de China, pero hasta hace sólo algunos meses de propiedad ArgentinoHolandesa); con 47% del mercado5. Estas dos empresas además lograron con éxito penetrar el mercado Brasileño, en cultivos importantes como la soja y el girasol. Si tomamos el caso de la soja por ejemplo, en ese país, el segundo en producción luego de los Estados Unidos, el 43% de la superficie cultivada con la oleaginosa se siembra con genética desarrollada por las dos empresas argentinas: Don Mario y Nidera. 5 Estas empresas o venden sus variedades no transgénicas, o insertan los eventos transgénicos desarrollados por las MNCs a sus variedades, las cuales contienen una multiplicidad de otras innovaciones demandadas por los productores. 10 Existe también una actividad importante de mejoramiento local hecho por instituciones públicas y firmas pequeñas y medianas locales, la cual asegura que exista diversidad, y que no se concentre todo el poder en unas pocas empresas, garantizando por ejemplo que se atiendan nichos de mercado importantes, como la agricultura orgánica o de otras especialidades que no pueden desarrollarse con transgénicos (dos ejemplos interesantes son la producción de maíz flint (para cereales) o pisingallo, que se exportan de Argentina a todo el mundo, y requieren variedades mejoradas, no transgénicas). Sin embargo, en la actualidad esta situación está en riesgo, así como lo está más en general la posibilidad futura de hacer política agraria, ya que se está discutiendo una nueva ley de semillas, la que va regular los derechos de propiedad de semillas, y esta se está discutiendo sin dar el amplio debate que una ley de esta importancia se merece. ¿De dónde partimos? ¿Qué es lo que se está discutiendo en Argentina? Hoy en Argentina los derechos de propiedad intelectual sobre las semillas, se rigen por UPOV 19786, lo que implica, la excepción de los agricultores y la excepción de los mejoradores. Las empresas que hacen mejoras genéticas, sin embargo, pueden patentar el uso de genes para construcciones específicas. Estas empresas por lo tanto tienen derecho, por ley de patentes y en contra de la ley de semillas, a impedir que los agricultores re-usen sus semillas que contienen las construcciones genéticas 6 UPOV es una organización intergubernamental creada por el Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales. Los signatarios de la Convención de la UPOV están obligados a introducir una legislación de protección de las variedades vegetales con ciertas características básicas. La última versión de UPOV, 1991, permite, aunque no obliga a los signatarios que es sus legislaciones de protección, no se incluya la excepción del agricultor, o la excepción de los mejoradores. 11 (ej. resistencia al glifosato) y que estas se usen para el desarrollo de nuevas variedades. El sistema vigente, por lo tanto, genera conflictos y asimetrías entre semilleros y agricultores, y entre distintos tipos de semilleros. En primer lugar, porque aunque en principio tiene por ley de semillas (adherida a UPOV 1978) el ánimo de proteger a los agricultores (su capacidad de re-uso de la semilla), en la práctica no puede hacerlo cuando las variedades están patentadas. Es por esto que algunas asociaciones están denunciando a la empresa Monsanto por impedir que los agricultores re-usen sus semillas, argumentando que la empresa está infringiendo la ley de semillas. En segundo lugar, porque ofrece niveles asimétricos de protección a los mejoradores locales (i.e. empresas como Don Mario) frente a los transnacionales que generan mejoras transgénicas– favoreciendo a los segundos (que pueden usar la genética existente protegida por ley de semillas para mejorar sus variedades, pero tienen la facultad de impedir que se usen sus genes). Esto no fue un problema muy serio durante los 1990´s para las empresas locales porque durante ese período cuando se difundió en Argentina el gen de resistencia glifosato (el de la soja RR), este evento por negligencia o estrategia de Monsanto, quien detenta internacionalmente la propiedad intelectual tanto de dicho gen como del glifosato, no estaba patentado. La situación cambió substancialmente, sin embargo, el año pasado (en 2013). La nueva soja de Monsanto, la soja intacta RR2 Pro llegó a la Argentina luego de que Monsanto puso como condición para el lanzamiento de esta nueva tecnología, el compromiso oficial de defender sus intereses frente al de los productores, siendo que ahora sí Monsanto tiene la tecnología patentada en el país7. 7 CFK en un discurso público se comprometió a garantizar el respeto por las patentes a Monsanto. 12 En Argentina, en la actualidad, en el contexto de estos cambios, por lo tanto, hay tres posiciones bien diferentes y conflictivas, frente a la nueva ley de semillas que se está discutiendo: 1. La de las empresas multinacionales, que buscan legalizar prácticas que les garanticen la apropiación de la mayor parte de la renta que genera la venta de las nuevas semillas que incluyen sus genes. Por ejemplo en la actualidad, y aun cuando está en vigencia todavía la ley de semillas que adhiere a UPOV 1978, con todo lo que ella implica; Monsanto a partir de la firma de contratos privados, que infringen en realidad la Ley, está intentando obligar a los productores a pagar regalías por el uso del gen (antes de que se utilice), en cada campaña – esto es interfiriendo con la capacidad de re-usar la semilla por parte de los productores. Están también ejerciendo presión para ser ellos quienes cobran por sus eventos transgénicos, independiente de quien sea el vendedor final de la semilla (típicamente Don Mario o Nidera, quienes tienen 80% del mercado). Además para garantizar el cobro de las regalías por el uso de su tecnología, está intentando controlar la entera cadena de valor del productor agropecuario. En primera instancia, si el pago lo hacen los productores se les cobra 8 dólares por bolsa, pero sino pagan en esa instancia, luego, Monsanto está intentando hacer acuerdos con los acopiadores y las compañías exportadoras, para que ellos directamente les cobren a los productores. Los acopiadores deberían multar a los productores por no haber pagado en primera instancia, pidiendo 12, por bolsa de semillas usada, y los exportadores, 15 dólares la bolsa. 2. La de las empresas semilleras locales, que hacen mejoras en germoplasma, las cuales dados los desequilibrios que produce la diferencia entre el sistema de protección ofrecido por patentes y por las ley de semillas 13 actual (adherida a UPOV 1978), y la mayor capacidad de control y seguimiento (enforcement) que tienen las empresas multinacionales dueñas de los eventos transgénicos, están pidiendo, que no se permite el re-uso de la semillas por parte de los grandes agricultores y que el control lo haga el Estado, y no las multinacionales. También están pidiendo que el vendedor final de las semillas, con o sin las construcciones genéticas, cobre por todas las innovaciones8. Finalmente, están presionando por un sistema de reparto de los beneficios entre distinto tipo de mejoradores más equitativo y alineado con la contribución que cada uno hace, y no con el poder monopólico que tenga. En la actualidad, Monsanto se está garantizando la apropiación del 66% del precio total de la venta de cada bolsa de semillas que tienen el gen de Monsanto, lo que deja el 33% restante para ser repartido entre las empresas argentinas de germoplasma (como Don Mario) y las multiplicadoras. Y esto sucede aun cuando no existe ninguna evidencia que indique que el porcentaje que se está apropiando Monsanto refleje el valor que el gen está aportando. Por el contrario la evidencia indica que los aportes de las mejoras en germoplasma han impactado mucho más en los aumentos en la productividad agrícola, que lo que lo han hecho la inserción del gen de resistencia al glifosato (Marin, Stubrin y van Zwanenber, 2014). 3. La de los agricultores que dependen de su posibilidad de re-usar las semillas, y de algunos actores de la sociedad, los cuales están interesados en la soberanía alimentaria, la diversidad social y biológica, y que 8 En la voz de un representante de Don Mario: “El evento biotecnológico es uno de los 28.000 genes que tiene una semilla de soja, por lo tanto, desde Don Mario seguimos bregando por una nueva ley de semillas en la que biotecnología y genética se paguen juntas porque una concesionaria que te vende un auto no te pide que vayas a otra oficina a pagar por el airbag”. 14 por lo tanto están pidiendo que no se avance en el camino del endurecimiento de los derechos de propiedad y mercantilización de las semillas. La primera de estas posiciones está en general bien representada, ya que las empresas multinacionales tienen presencia en varios organismos regulatorios locales (como la Conabia), en las varias cámaras empresarias, tienen llegada a los funcionarios9 y están bien representadas por sus gobiernos, quienes ejercen presión sobre los gobiernos de los países en desarrollo como Argentina en las negociaciones internacionales (Estados Unidos introduce sus parámetros de propiedad intelectual en todos los tratados de libre comercio que los países en desarrollo se ven obligados a firmar) (véase también Wikileaks). Menos bien representados están las posiciones de los semilleros locales, ya que tienen menos representación en las instituciones o cámaras empresariales de insumos más importante, o el gobierno, y menos aún están representados los pequeños y medianos agricultores y la sociedad en su conjunto, incluyendo todos aquellos ciudadanos, científicos, organizaciones intermedias, ONGs, agrupaciones profesionales, etc., preocupados por la soberanía alimentaria y tecnológica y el desarrollo sustentable, entre otros. Esto parece bien preocupante, ya que lo que está en juego acá no es una controversia jurídica, o las posibilidades de un mayor o menos progreso tecnológico, o industrial, sino la entera posibilidad de hacer política agropecuaria en el mediano plazo, así como la biodiversidad genética, algo que debiera concernir a muchos más actores de la sociedad, y no tan solo a los empresarios del mundo de la semilla o a 9 Pablo Vaquero, vice de Monsanto Argentina, anunció junto al ministro de Agricultura, Norberto Yauhar, que la nueva soja “Intacta RR2 Pro” estará disponible en la campaña 2013/14 (en la próxima siembra solo se realizarán ensayos en el norte) (Longoni, M., 2012) 15 los científicos biotecnólogos, interesados en defender sus empresas, y su financiamiento para futuras investigaciones. Existen alternativas y estas pueden y debieran ser discutidas en un debate amplio e inclusivo, que incluya las distintas voces e intereses en juego. Las tres más importantes se vinculan al tipo de tecnología, actores e instituciones que vamos a favorecer. Por ejemplo: ¿Es la transgénesis la tecnología que se va a apoyar (con regulaciones y financiamiento) aunque esto signifique ir en detrimento de las otras opciones tecnológicas para mejorar semillas, las cuáles son utilizadas con éxito por las empresas locales? ¿O vamos a incentivar también alternativas, como el cruzamiento asistido por biotecnología? ¿Cuáles serían las consecuencias de las diferentes opciones, en términos no sólo del desarrollo tecnológico, sino también de la autonomía tecnológica y de decisiones, de la soberanía alimentaria y de la diversidad social y genética? ¿Deberían favorecerse las empresas e instituciones locales, o esto no tiene importancia? ¿Cuál es el costo de cada estrategia? ¿Vamos a incentivar la completa apropiación de las semillas o vamos a discutir sistemas que combinen las dos cosas: posibilidades de capturar los beneficios de nuevas inversiones y la capacidad de usar las semillas como insumos para futuras mejoras y para replantar? Las alternativas existen, y nos son inviables. Solo hay que sacarlas a la luz, tratar de entenderlas y discutirlas. Sino vamos acometer un nuevo error histórico como tantos en el pasado, que significaron en todos los casos, pérdida de oportunidad histórica y de soberanía. Anabel Marin. CONICET/Centro de Investigaciones para la Transformación (CENIT). Innovación, ciencia y tecnología y desarrollo. Domicilio: Callao 353, 3er piso B 16 (CP1022), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Email: [email protected] Bibliografía Acta de 1978 del Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales. Ginebra: UPOV. Acta de 1991 del Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales. Ginebra: UPOV. Asgrow Seed Co. v. Winterboer (1995) 513 U.S. 179 Diamond v. Chakrabarty (1980) 447 U.S. 303 J.E.M. AG Supply, INC., dba Farm Advantage, Inc., et al. v. Pioneer Hi-Bred International, Inc. (2001) 534 U.S. 124, 130 Longoni, M. 2012. Monsanto ya se aseguró el cobro de las regalías por su nueva súper soja. Clarín, [online]. 22 de agosto. Disponible en http://www.ieco.clarin.com/economia/Monsanto-aseguro-regalias-nuevasuper_0_760124066.html [Último acceso 11 de diciembre de 2014] Marin, A. Stubrin, L. and Van Zwanenberg, P. (2014). Developing capabilities in the seed industry: which direction to follow? SPRU Working Paper Series, SWPS 201412, June 2014. Disponible en http://www.sussex.ac.uk/spru/documents/developingcapabilities-in-the-seed-industry.pdf Premici, S. 2014. Abuso de Monsanto con la venta de semillas. Página 12, [online]. 1 de septiembre. Disponible en http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-2542642014-09-01.html [Último acceso 11 de diciembre de 2014] 17