Entre visillos

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CARMEN MARTÍN GAITE
http://escritoras.com/escritoras/Carmen-Martin-Gaite
Carmen Martín Gaite nació en Salamanca el 8 de diciembre
de 1925 Se licenció en Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca, donde
conoció a Ignacio Aldecoa y a Agustín García Calvo. En esa universidad tuvo además
su primer contacto con el teatro participando como actriz en varias obras. Colaboró en
varias revistas como Trabajos y Días en Salamanca y Revista Nueva en Madrid. Se
trasladó a esta ciudad en 1950 y se doctoró en la Universidad de Madrid con la tesis
Usos amorosos del XVIII en España. Ignacio Aldecoa, cuya obra estudiaría
posteriormente, la introdujo en su círculo literario, donde conoció a Josefina
Rodríguez, Alfonso Sastre, Juan Benet, Medardo Fraile y Jesús Fernández Santos y
Rafael Sánchez Ferlosio, con quien se casó en 1954. De esta manera se incluyó en la
que sería conocida como la Generación del 55 o Generación de la Posguerra.
Escribió su primer cuento, Un día de libertad, en 1953, aunque confiesa escribir desde
los 8 años. Comienza su carrera literaria con El balneario obteniendo en 1955 uno de
los premios literarios de mayor prestigio en España, el Café Gijón. Tres años después
presenta la que sería su obra señera, Entre visillos, al Premio Nadal, ganándolo.
Escribe dos obras de teatro, el monólogo A palo seco en 1957, que fue representado
en 1987, y La hermana pequeña en 1959, rescatada en 1998 por el director de teatro
Angel García Moreno y estrenada el 19 de enero de 1999 en Madrid.
Durante la década de los sesenta continúa cultivando la narrativa, con obras tan
importantes como La ataduras (1960) o Ritmo lento (1963), pero es en los setenta
cuando vemos la versatilidad de Martín Gaite. Publica sus dos ensayos sobre el
proceso contra Macanaz además de su tesis, recopila su poesía en A rachas (1976), y
una de sus obras cumbre, la novela Retahílas, sale a la luz en 1974. También a esta
década debemos su primera recopilación de relatos, Cuentos completos. Su faceta
periodística se caracteriza por su etapa de redactora en los comienzos de Diario 16.
Su matrimonio con Rafael Sánchez Ferlosio duró unos años antes de acabar en
separación, en los cuales tuvieron 1 hija, Marta, a quien dedicó el cuento La reina de
las nieves. Falleció antes que ella.
Entre otros logros, Martín Gaite destaca por haber sido la primera mujer a la que se le
concede el Premio Nacional de Literatura con El cuarto de atrás en 1978, y por haber
ganado en 1994 el Premio Nacional de las Letras por el conjunto de su obra. Fue una
de las personas más, y mejor, premiadas del mundo de la literatura; obtuvo el Príncipe
de Asturias en 1988 compartido con el poeta gallego José Ángel Valente [1929-2000],
el Premio Acebo de Honor en 1988 como reconocimiento a toda su obra, el Premio
Castilla y León de las Letras en 1992, Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes en
1997, Pluma de Plata del Círculo de la Escritura otorgada en junio de 1999 y cuya
ceremonia fue retransmitida por videoconferencia a través de Internet, algo sin
precedentes, hasta aquel momento, en el mundo literario. Con su ensayo Usos
amorosos de la posguerra española recibió en 1987 el Premio Anagrama de Ensayo y
el Libro de Oro de los libreros españoles. Esta obra dispara sus ventas, y desde
entonces las obras de Carmen Martín Gaite están siempre entre las más vendidas en
España, siendo espectacular su éxito en la Feria del libro de Madrid, donde solía ser
su obra de cada temporada la más vendida de la feria.
Cultivó también la crítica literaria y la traducción destacando en autores como Gustave
Flaubert [1821-1880], Rainer Maria Rilke [1875-1926] y Emily Brönte [1818-1848],
colaboró, asimismo, en los guiones de series para Televisión Española Santa Teresa
de Jesús (1982) y Celia (1989), serie infantil basada en los famosos cuentos de la
escritora madrileña Elena Fortún (1886-1952).
Publica dos enormes éxitos de crítica y público, Lo raro es vivir en 1997 e Irse de casa
en 1998, y en 1999 se publica y representa La hermana pequeña y recopila en
Cuéntame, con la colaboración de la Emma Martinell Gifre, ensayos y cuentos escritos
entre 1953 y 1997.
En 2000 se le diagnostica un cáncer que cerca de mes y medio después acabará con
su vida el 23 de julio en una clínica de Madrid. Es enterrada en El Boalo, donde residió
sus últimos años en la casa familiar y donde están enterrados sus padres y su hija.
OBRAS
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"Un día de libertad". Revista Española jul 1953, nº 2, pp. 148-159. Cuento
El Balneario. Madrid: Afrodisio Aguado, 1955. Novela.
del Premio Café Gijón 1954
Entre visillos. Barcelona: Destino, 1958. Novela.
Ganadora del XIV Premio Nadal 1957
Las ataduras. Barcelona: Destino, 1960. Cuentos.
Ritmo lento. Barcelona: Seix Barral, 1963. Novela.
El proceso de Macanaz:Historia de un empapelamiento. Madrid: Moneda
y Crédito, 1970. Ensayo.
Ocho siglos de poesía gallega. Martín Gaite, Carmen (comp.) ; Ruiz
Tarazona, Andrés (comp.) . Madrid: Alianza, 1972. Poesía.
Usos amorosos del dieciocho en España. Madrid: Siglo XXI de España
Editores S. A., 1972. Ensayo.
La búsqueda de interlocutor y otras
busquedas. Madrid: Nostromo, 1973. Ensayo.
Retahílas. Barcelona: Destino, 1974. Novela.
Macanaz, otro paciente de la Inquisición. Madrid: Taurus, S.A. de
Ediciones-Grupo Santillana, 1975. Ensayo.
A rachas. Madrid: Hiperión, 1976. Poesía.
Fragmentos de interior. Barcelona: Destino, 1976. Novela.
El conde de Guadalhorce, su época y su labor, 1977. Ensayo.
Cuentos completos. Madrid: Alianza, 1978. Cuentos.
El cuarto de atrás. Barcelona: Destino, 1978. Novela.
Ganadora del Premio Nacional de Literatura 1979
El castillo de las tres murallas. Barcelona: Lumen S.A., 1981. Cuento.
El reinado Witiza. Barcelona: Destino, 1982. Ensayo.
El cuento de nunca acabar. Madrid: Trieste, 1983. Ensayo.
El pastel del diablo. Barcelona: Lumen S.A., 1985. Cuento.
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Dos relatos fantásticos. Barcelona: Lumen S.A., 1986. Cuentos.
Desde la ventana. Madrid: Espasa Calpé, 1987. Ensayo.
Usos amoros de la postguerra
española. Barcelona: Anagrama, 1987. Ensayo.
Ganadora del XV Premio Anagrama 1987
Caperucita en Manhattan. Madrid: Siruela, 1990. Novela.
Nubosidad variable. Barcelona: Anagrama, 1992. Novela.
Finalista del Premio Nacional de Narrativa 1992
Agua pasada. Barcelona: Anagrama, 1993. Ensayo.
Cuentos completos y un monólogo. Barcelona: AnagramaDestino, 1994. Cuentos.
Esperando el porvenir: Homenaje a Ignacio
Aldecoa. Madrid: Siruela, 1994. Ensayo.
La reina de las nieves. Barcelona: Anagrama, 1994. Novela.
Ganadora del Premio Nacional de las Letras 1994
Retirada. Cuento. En: Cuentos de este siglo: 30 narradoras
contemporáneas. Encinar, Ángeles (ed.) . Barcelona: Lumen S.A., 1995, pp.
81-87. Cuentos.
De su ventana a la mía. Cuento. En: Madres e hijas. Freixas, Laura (ed.)
. Barcelona: Anagrama, 1996. Cuentos.
Lo raro es vivir. Barcelona: Anagrama, 1997. Novela.
Finalista del Premio Fastenrath 1997
Irse de casa. Barcelona: Anagrama, 1998. Novela.
Cuéntame. Madrid: Espasa Calpé, 1999. Ensayo.
La hermana pequeña. Barcelona: Anagrama, 1999. Teatro.
Cartas de amor de la monja portuguesa Mariana
Alco. Barcelona: Círculo de Lectores, 2000. Cartas.
Pido la palabra. Barcelona: Anagrama, 2002. Discurso/Conferencia.
Novelas I 1955–1978:Obras completas. Vol.I. Barcelona: Galaxia
Gutenberg, 2008. Novelas.
La chica de abajo . Cuento. En: Cuentos de amigas. Freixas, Laura (ed.)
. Barcelona: Anagrama, 2009. Cuentos.
Novelas II 1979–2000:Obras completas. Vol.II. Barcelona: Galaxia
Gutenberg, 2009. Novela.
Narrativa breve, poesía y teatro:Obras completas.
Vol.III. Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2010. Miscelánea.
Correspondencia Martín Gaite-Juan Benet. Barcelona: Galaxia
Gutenberg, 2011. Cartas.
Ensayos I:Obras completas. Vol.IV. Madrid: Espasa Calpé, 2015. Ensayos.
Entre visillos, Carmen Martín Gaite
http://www.revistaimprescindibles.com/literatura/entre-visillos-carmen-martin-gaite
En 1957, Carmen Martín Gaite, publicó Entre visillos, una novela, principalmente,
protagonizada por personajes femeninos. El relato se sitúa en una ciudad cualquiera
de provincias, que algunos han identificado con la ciudad natal de la autora,
Salamanca. La autora reproduce en esta novela, como lo hizo Sánchez Ferlosio en El
Jarama, la vida cotidiana, muchas veces aburrida y monótona, de un grupo de
hombres y mujeres jóvenes en un ambiente opresivo y lleno de prejuicios en los años
50. Una sociedad demasiado preocupada por las vidas ajenas que se oculta, como
bien reza el título, tras los visillos, espiando el devenir de sus convecinos. La mayoría
de los habitantes, a pesar de las apariencias, se siente atrapado en este ambiente
asfixiante, de forma que, la ciudad se convierte en una gran cárcel, de la que nadie
escapa a los comentarios o las críticas de los demás, que han de vivir bajo el yugo del
que dirán o presionados por cumplir las expectativas que la sociedad ha marcado para
ellos. Una existencia rutinaria, aburrida e hipócrita bajo la que se esconde un mundo
personal lleno de frustraciones, sueños imposibles e ilusiones inalcanzables.
Clasificada por algunos críticos, como novela coral, dialogada, son las voces
femeninas, carentes de libertad, las que se oyen por encima del resto. Son mujeres
jóvenes, pertenecientes a la burguesía de provincias, cuyo único objetivo vital es
encontrar un marido y dedicar su vida a actividades rutinarias y banales como pasear,
ir a misa o acudir al baile. Julia, que huye a Madrid en busca de un novio que la trata
con desprecio; su hermana Natalia, que desea estudiar una carrera en Madrid pero no
sabe cómo decírselo a su padre o, entre otras, Gertru, una adolescente, prometida a
un hombre de más edad sometida a las decisiones de una suegra autoritaria. Unas se
rebelan, sin embargo, otras se conforman y se limitan a reproducir los valores
recibidos. Este universo femenino se sitúa frente, al mundo de los varones, lleno de
proyectos, que estudian oposiciones, que viajan con libertad y se relacionan con
mujeres sin guardar las apariencias.
Entre todos ellos, aparecerá el profesor de alemán, Pablo Klein, que regresa a la
ciudad en la que vivió de pequeño, un hombre misterioso y solitario que despertará la
curiosidad de todos y romperá, de alguna forma, la rutina de la urbe.
En esta novela, ya podemos vislumbrar el futuro novelístico de Carmen Martín Gaite,
puesto que, en el relato se combinan pasajes con el narrador en tercera persona con
otros en primera persona que corresponden a los personajes de Pablo Klein y Natalia.
El uso de este procedimiento anuncia el intimismo reflexivo que caracterizará la novela
posterior de Martín Gaite.
El final de la novela, abierta, nos deja un poso de amargura, ya que, los conflictos
planteados por las mujeres durante el relato resultan dramáticos al carecer de solución
en una sociedad en la que, aún, las mujeres carecen del poder de decisión sobre el
futuro de sus vidas.
http://www.ub.edu/cdona/lletradedona/entre-visillos
Las chicas sin novio andaban revueltas a cada principio de
temporada, pendientes de los chicos conocidos que preparaban
oposición a notarías. Casi todas estaban de acuerdo que era la
mejor salida de la carrera de Derecho, la cosa más segura. Otras,
las menos, ponían algunos reparos.
Sinopsis
La novela describe la vida cotidiana de unas jóvenes en una pequeña ciudad de
provincias que, por los detalles descritos, se identifica con Salamanca. Elvira, Julia y
Gertru son los nombres de algunas de estas chicas que viven en una sociedad
conservadora e hipócrita, que las ahoga y las conduce a un futuro lleno de hastío y
carente de comunicación. A este mundo abúlico regresa Pablo Klein, para impartir
clases de alemán en el instituto, y a través de su mirada abierta y crítica la autora
denuncia la cerrazón y la falsedad de la sociedad española de posguerra.
Reseña
Entre visillos se inserta dentro de la tendencia literaria del realismo social español de
los años cincuenta, que toma como referencia el objetivismo del nouveau roman
francés y el neorrealismo italiano. Martín Gaite adopta así la actitud de otros tantos
novelistas que reaccionan ante la situación española de posguerra y deciden transmitir
en sus novelas una visión crítica de la sociedad que los rodea.
La crítica se centra básicamente en la vida cotidiana de las mujeres, que deben
resignarse a adaptarse a la moral y al modelo de sociedad patriarcal impuestos por la
Iglesia y el gobierno franquista. De este modo aparecen personajes como Gertru y
Mercedes, cuya única meta en la vida es casarse con un chico formal y socialmente
aceptado. Son personajes conformistas y superficiales a los que conocemos a través
de sus conversaciones banales y sus acciones rutinarias, como ir a bailar al Casino los
jueves y al cine los domingos, porque el cine será el único medio que tendrán para
escapar de ese mundo cerrado y trasladarse a mundos ideales inexistentes en la
realidad provinciana.
Por otra parte, tenemos conocimiento de los personajes femeninos a través de los
monólogos de Pablo Klein, personaje que abre nuevas miras a otros como Natalia. Tali
será la única que represente esa lucha contra la sociedad alienadora en la que vive,
por lo que será considerada por el resto como una chica rara. Su inconformismo le
llevará a reivindicar su derecho a estudiar una carrera, algo que no estaba bien visto
en una mujer de la época. En este sentido, se puede decir que la autora critica
también la educación discriminadora del momento, una educación para las mujeres
que las encaminaba ya hacia un futuro dedicado a las tareas del hogar. Este tipo de
personaje inadaptado tendrá como vía de escape los lugares abiertos de la ciudad,
como el río, que se cargan de simbolismo en la novela.
Entre estos dos tipos de personajes, los conformistas y los inconformistas, se
encuentra la burguesía adinerada representada por Yoni y sus amigos. Son
personajes que no escapan a la crítica de la autora, puesto que mediante la evasión
que les proporciona el dinero intentan permanecer al margen de las injusticias
sociales.
La novelista, adoptando el punto de vista de una cámara cinematográfica, presenta
con gran sencillez estructural a todo este colectivo que dialoga y actúa en situaciones
intrascendentes. Estas son algunas de las técnicas narrativas que aparecían ya enEl
balneario y que dan como resultado una de las mejores novelas del realismo social
español.
Autopoética
Carmen Martín Gaite habla sobre su obra en muchas de las entrevistas que concedió
en vida. En una de ellas a Marie-Lise Gazarian Gautier, afirma que considera el arte
de escribir como un juego y un aliciente para sortear problemas, a la vez que aspira "a
que quien lea mis libros se divierta por lo menos la tercera parte de lo que yo gozo al
escribirlos". En otra entrevista concedida a Cecilia Fernández aporta algunos datos
sobre Entre visillos, obra que escribió "como una especie de rechazo de ese mundo
provinciano del que huía", añadiendo que "hay una crítica sin crueldad, de ese mundo
pequeño y demasiado cerrado de mi infancia y juventud".
Bibliografía
Alemany Bay, Carmen (1990), La novelística de Carmen Martín Gaite, Salamanca,
Diputación provincial de Salamanca.
Martinell Gifre, Emma (1997), Al encuentro de Carmen Martín Gaite, Barcelona,
Ediciones de la Universidad de Barcelona.
Paatz, Annette (1998), "Perspectivas de diferencia femenina en la obra literaria de
Carmen
Martín
Gaite",
Espéculo,
17/11/2004,
<http//www.ucm.es/info/especulo/cmgaite/cmg_inde.htm>
http://elpais.com/diario/1983/02/14/radiotv/414025201_850215.html
La posguerra civil desde la óptica femenina, en
'Entre visillos', de Carmen Martín Gaite
Veintiséis años después de haber obtenido el premio Nadal, y nueve años más tarde
de haberse emitido por Televisión Española, vuelve Entre visillos, la obra de Carmen
Martín Gaite que fue realizada por Miguel Picazo y que estará durante quince tardes
en el espacio Telenovela. .Entre visillos, de la que se emitió el primer capítulo el jueves
de la semana pasada, describe la vida provinciana de los años de la posguerra civil
española, fundamentalmente desde la óptica femenina.
"Cuando se emitió por primera vez", comenta Carmen Martín Gaite, "me gustó mucho,
a pesar de que no había demasiados medios para realizarla y todo tuvo que hacerse
en interiores. Ahora siento una enorme curiosidad y no tengo ni idea qué sensación
experimentaré ante la obra, nueve años después de haberse realizado".
La autora cree que Miguel Picazo captó perfectamente ese ambiente provinciano que
refleja la novela, porque "lo hizo con mucha sensibilidad". Entre visillos transcurre en
una capital de provincias cuyo nombre no se cita pero que nadie duda que es
Salamanca, la ciudad donde nació la autora. A ella llega un profesor alemán para
trabajar en un instituto de enseñanza media. Las relaciones del profesor con una serie
de mujeres -una cantante de cabaret, una muchacha burguesa, entre otras- es motivo
para hacer una descripción de diversos tipos femeninos de muchachas casaderas, en
su lenguaje y en sus escasos horizontes de liberación. "Especialmente los tipos de
Elvira y Natalia creo que están muy bien logrados y que en ninguna de mis
narraciones posteriores he conseguido superar".
Otra de las cosas por las que la autora de Retahílas se muestra más satisfecha "es
pensar que algunos actores elegidos para la adaptación televisiva eran, hace nueve
años, desconocidos para el gran público, como Joaquín Hinojosa, María Luisa San
José o Victoria Vera. Ahora no hay que explicar quiénes son".
Martín Gaite piensa que Entre visillos era la más adecuada para trasladarla a la
pequeña pantalla. "Pienso que obras como Retahílas, Ritmo lento o El cuarto de atrás
(por la que obtuvo en 1978 el Premio Nacional de Literatura) también podrían ser
adaptadas, pero en las tres habría que comer más pan". Son, a su juicio, "más dificiles
de adaptar si se hicieran con el mismo y escaso presupuesto del utilizado para Entre
visillos."
Pero la colaboración de Carmen Martín Gaite con Televisión Española no finalizó hace
nueve años. "Desde hace seis meses aguarda, enlatado, el episodio que escribí para
la serie Esta es mi tierra y está en rodaje la dedicada a Santa Teresa de Jesús, que
realiza Josefina Molina".
https://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/cmgaite/entr_cmg.htm
Entrevista con Carmen Martín Gaite
Emma Martinell. Universidad de Barcelona
EM: Tus lectores saben que prefieres escribir a mano, en pluma estilográfica, porque
te reconoces en una letra regular, que te parece bonita y que no ha cambiado a lo
largo de los años —lo hemos visto en los manuscritos reproducidos en Al encuentro de
Carmen Martín Gaite—. Sin embargo, has vivido el auge de la máquina de escribir y,
más recientemente, del ordenador personal. ¿Cómo has vivido estas etapas, si es que
pueden llamarse así? ¿Has cambiado de útil de escribir?
CMG: Soy persona abierta a lo que va ocurriendo en el mundo. No me cierro en banda
a las cosas nuevas; no soy tan necia que no reconozca su utilidad. Ahora bien, a mi
edad, ya no voy a aprenderlo, a utilizar el ordenador, la Web... Si alguien trabaja con
ese sistema, y puedo ayudarlo, lo hago. Pero me sentiría triste si tuviera que escribir
directamente ante una pantalla. Como medio de difusión de la cultura, que llega a
muchos y con rapidez, lo veo muy bien. Por ejemplo, que ahora dediquéis un número
de una revista electrónica a mi obra. Siempre ha habido una primera vez, en ponerse
al teléfono y hablar, o en montarse a un avión. Yo me muevo en el mundo y, claro,
evoluciono. No me faltan la curiosidad ni la amplitud de miras; edad de aprender, en
cambio, no la tengo ya. Te diré: he pasado horas, hace pocos meses, en la Biblioteca
de Washington, y los amigos me mostraron, en la pantalla, una lista de trabajos sobre
mi obra. Reconozco que es una grandísima ayuda, y la agradezco en la medida en
que prueba que hay interés por mi obra, y en tantos lugares. Me quita años de encima,
alienta mi talante curioso y activo.
EM: Las recopilaciones de bibliografía que venimos publicando te han confirmado lo
mucho que se trabaja sobre tu obra. Has sido traducida a otras lenguas, y tienes, a
muchos quilómetros, un público constante que te lee en traducciones o en español;
además, muchos críticos investigan sobre tus trabajos en diversos países. Cuéntame
algo de lo que sientes ante todo ello.
CMG: Sí, te refieres al alcance internacional de un autor. Siempre que he tenido una
traducción —labor de buenos traductores, desde luego—, he experimentado una gran
satisfacción. Pero, mira, quizá no tanta como al saber que soy leída en mi lengua. Yo
misma he sido traductora y sé que algo se pierde en el camino. Yo utilizo mucho un
lenguaje coloquial; mis textos tienen un humor verbal que quizá pierde algo de su
fuerza al ser traducido. He hablado de ello con colegas a los que les entusiasma que
se les traduzca; a mí, me gusta, pero prefiero que se me lea en español. Tengo una
sensación cercana de las cosas; por ello prefiero lo cercano conocido a lo lejano por
conocer. Cuando estoy fuera, si no paso más de quince días en un sitio, no llego a
cogerle el aire. He estado en América muchas veces, pero he escrito poco de América,
porque creo que para hablar de las cosas tienes que haber alcanzado la sabiduría que
da el contacto cotidiano. En América, empezando con la labor crítica de la prof. Joan
Lipman Brown, se me ha estudiado mucho. El texto From Fiction to Metafiction [...],
con los trabajos de R. Gullón y de G. Sobejano, entre otros, representó el inicio, de
España, de una valoración diferente de Carmen Martín Gaite.
Sabes que la naturalidad me acerca a las gentes de otros países, que no me causan
extrañeza. Pero, por lo que respecta a la internacionalización, no me doy más
importancia que la que reconozco a un profesional de otro campo. Quiero hacer bien lo
que hago, y agradezco como un don el poder hacerlo y que, luego, me lean desde
tantos lugares, y que investiguen en mi trabajo desde tan lejos.
EM: Carmen, ganaste el Premio Nadal en 1958, y estamos en 1998. Son cuarenta
años los que han pasado. Me gustaría que expresaras de algún modo los sentimientos
que has experimentado en este tiempo al ver, por una parte, que no dejabas de
escribir, que te salía la escritura; por otra, que el número creciente de lectores daba fe
de tu buena escritura. No debías de esperar necesiariamente eso en ese diciembre de
hace cuarenta años. Cuéntanoslo un poco, lo que sientes, por favor.
CMG: Me parece un milagro. Eso. No me puedo explicar, cuando acabo algo, que
vuelva a ocurrírseme algo más, diferente. Pero, sin embargo, reverdeces, se te ocurre
esa otra cosa. En eso no he perdido nada. Otras cosas he perdido en la vida, pero no
la capacidad de enfrentarme a una nueva historia, de inventar algo dejándome llevar
por el ritmo de la propia historia, que tiene su ritmo, desde luego. Son cuarenta años,
con la misma ilusión de hace cuarenta años.
Hay tres tipos de satisfacción. Una es la de cuando escribes. A mí lo que me gusta es
escribir. No manejo el tema hasta que lo tengo bien cogido. Con mis notas, mis
apuntes, y mi memoria compongo ese tema. Ya sabes cómo aludo en mis textos a
coser, a los hilos, a ese quitar y poner las cosas, a componerlas... No contarlo todo de
golpe, eso es lo esencial para mantener el interés del lector...
Otra es la satisfacción de la crítica que se te hace. Las leo y las recibo bien. Unas
veces, pienso que no se han fijado en algo a lo que yo concedo importancia, pero
otras veces veo que los críticos han hecho puntualizaciones que me sorprenden por lo
atinadas, a veces notan cosas que yo no veía del mismo modo, y que están bien. De
hecho,el libro ya está en manos de los demás. Y es el momento del trabajo de los
críticos.
Otra satisfacción es la que da el lector. Constato que le gusto a bastante gente, no voy
a decir otra cosa. Y no me ven como una escritora que haya tirado la toalla, una
escritora consagrada. Esta gratificación de la venta, digamos, no lo es en sí misma, si
uno no está contento consigo mismo. Lo que he hecho lo he hecho lo mejor que he
sabido. Con la limitación que tenga en los temas, porque escribo de lo que conozco, y
tampoco tengo demasiada tendencia a explicar cómo hago lo que hago. El lector ya lo
entenderá. Por eso matizo la realidad, y no doy toda la información de golpe. Me
satisface que el lector valore que lea poniendo de su parte.
He vivido los cuarenta años con la suerte de poder hacer lo que me gusta, escribir, y
con la suerte de que lo que escribo les gusta a mis lectores, y alienta a los críticos. Lo
veo como un milagro.
EM: Te agradezco que hayas querido conceder esta entrevista para Espéculo. Se
recibirá en un nuevo soporte, la pantalla, y los lectores seguirán teniendo una imagen
cercana de Carmen Martín Gaite.
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