palabras del ministro de defensa nacional, juan manuel santos

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PALABRAS DEL MINISTRO DE DEFENSA NACIONAL, JUAN MANUEL SANTOS
CALDERÓN, EN EL ACTO DE CONMEMORACIÓN DEL SEPTUAGÉSIMO
ANIVERSARIO DE LA INFANTERÍA DE MARINA
Coveñas (Sucre), 12 de enero de 2007
El país recibió este nuevo año con un sentimiento de gratitud hacia la Fuerza Pùblica, cuyos
valientes hombres, en una operación coordinada, con la cooperación de todas las Fuerzas,
atacaron el campamento del Frente 37 de las FARC, dieron de baja varios terroristas e
hicieron posible la libertad del ex ministro Fernando Araújo.
Hoy desde Coveñas, sede de la Escuela de Formación de Infantería de Marina, que es
orgullo del país y de las Fuerzas Militares, quiero dar mi más efusiva felicitación a los
comandantes y hombres del Comando Conjunto del Caribe, de la Armada Nacional y de la
Infantería de Marina, por su trabajo impecable y por su contribución decisiva a la paz y la
seguridad del país.
El caso del ex ministro Araujo ha tenido gran publicidad, pero, por fortuna, no se trata de un
hecho aislado. Durante los últimos dos años las Fuerzas Militares y de Policía rescataron a
441 secuestrados -óigase bien: ¡441 secuestrados!- en 333 operaciones de las cuales en
305 no se disparó ni un solo tiro.
Son operaciones de rescate reales y exitosas efectuadas con precaución, pericia y coraje
por nuestras Fuerzas Armadas. ¡No son obra del “general Chiripa” como quisieran hacerlo
ver los pesimistas de oficio!
Quiero también dedicar unas palabras especiales a la memoria del infante Tayron Almanza
Martínez, quien murió en desarrollo de la operación y hoy hace parte de los héroes de
Colombia caídos en el cumplimiento de su deber.
A su familia, nuestras condolencias más sentidas ante su irreparable pérdida.
En la persona del infante Almanza, que es hoy símbolo del valor y sacrificio de los
integrantes de la Fuerza Pública, quiero hacer un homenaje del corazón a todos los infantes
de Colombia que han caído o han sido heridos durante estos 70 años de existencia de la
Infantería de Marina.
Sus memorias nos acompañan, su valor nos hace más fuertes y su ejemplo nos obliga a
seguir combatiendo por el bien de la Patria que defendieron a costa de sus vidas o de su
salud.
Hoy la Infantería de Marina, un cuerpo militar que desarrolla operaciones en la jurisdicción
terrestre asignada a la Armada en los litorales Caribe y Pacífico, en el territorio insular y en
los ríos de Colombia, celebra con justo orgullo su septuagésimo aniversario.
El 12 de enero de 1937, hace exactamente 70 años, se creó la Infantería de Marina
colombiana, que, desde entonces, no ha cesado de trabajar por el bien y la seguridad de la
patria.
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Su actividad, complementaria a la de las unidades navales de la Armada Nacional y a la de
las demás fuerzas dentro de las Fuerzas Militares, ha sido fundamental para defender la
soberanía nacional en los rincones más remotos de nuestro territorio, llevándoles la
presencia protectora del Estado.
La Infantería de Marina no se creó oficialmente en Colombia sino hasta el año 1937, pero
bien podemos decir que su labor está precedida por las batallas de los patriotas de nuestra
libertad.
Entre 1815 y 1823, el libertador Simón Bolívar, los generales Santander y Córdoba, los
almirantes Padilla y Brión, los coroneles Maza y Montilla, entre otros, vencieron a las tropas
realistas mediante operaciones terrestres, de desembarco y fluviales en el litoral Caribe,
incluyendo las cuencas de los ríos Magdalena y Sinú, y en la batalla del lago de Maracaibo.
De la misma manera, la moderna Infantería de Marina colombiana, a través de su Primera
Brigada, del Batallón de Fuerzas Especiales y de los Batallones Fluviales 10 y 30, enfrenta
hoy a los narcoterroristas con operaciones terrestres en los Montes de María, operaciones
de desembarco en el litoral Caribe y operaciones fluviales en los ríos Magdalena Cauca,
Nechí y Atrato.
También en el Pacífico, la historia patria nos habla de las batallas del capitán José Ignacio
Rodríguez, quien venció en 1812, con un grupo de milicias de Cali y unas rústicas
embarcaciones, a las fuerzas realistas del gobernador Tacón, ganando el litoral Pacífico
para la causa de la libertad.
Casi dos siglos después, los valientes herederos del audaz capitán, representados por las
tropas de la Segunda Brigada de la Infantería de Marina, siguen defendiendo a la patria de
los embates del narcoterrorismo en los 32 ríos que conforman la vertiente del Pacífico,
protegiendo, además, el puerto de Buenaventura y un trayecto importante en la vía que lo
conecta con la ciudad de Cali.
Recordamos también a los audaces militares que, en 1932, con ocasión del conflicto con el
Perú, cruzaron en los cañoneros “Cartagena” y “Santa Marta”, bajo el mando del general
Alfredo Vásquez Cobo, los ríos de las selvas amazónicas y obligaron al contendor a
replegarse en la crucial batalla de Guepí, sobre el río Putumayo.
Estos héroes defensores de nuestra soberanía han encontrado sus sucesores en la
Infantería de Marina, a través del Grupo de Tarea Fluvial Omega y del Batallón Fluvial 60,
que patrullan y defienden constantemente los ríos Putumayo, Caquetá, Orteguaza, Caguán,
Yarí, Inírida, Guayabero y Guaviare, para impedir que los grupos narcoterroristas los utilicen
como arterias del delito.
La historia patria se ve reflejada, entonces, en una Infantería de Marina que hoy es modelo
de eficiencia, que cuenta con la capacidad fluvial militar más grande del hemisferio, que
hace presencia en los 8 mil kilómetros de ríos navegables de nuestro país y se proyecta
para alcanzar los 7 mil kilómetros restantes de las grandes cuencas de nuestra patria.
Hoy podemos decir que el infante de marina colombiano es el combatiente fluvial más
experimentado del continente, y, por qué no, del mundo.
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Sus logros en estos 70 años han alcanzado repercusión internacional e incluyen, entre
otros, su participación directa en la operación Anorí, en la década del setenta, que
representó el más grande golpe militar jamás propinado al ELN; en la baja en combate del
tristemente célebre narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha, alias “el Mexicano”, y en la
captura del también narcotraficante Miguel Rodríguez Orejuela.
De especial recordación es la actuación de la Infantería de Marina, a través de la entonces
recién creada Brigada Fluvial, cuando en noviembre de 1999 repelió, en conjunto con la
Policía Nacional y con el apoyo de la Fuerza Aérea, la toma de Puerto Inírida, la capital del
Guainía, por parte de más de mil guerrilleros de las FARC.
A partir de ese momento, las FARC debieron replegarse en sus objetivos estratégicos, y
abandonaron la guerra de movimientos ante la imposibilidad de trasladar grandes
cantidades de hombres sin ser detectados por las Fuerzas Militares. ¡Un triunfo más de la
Infantería de Marina!
Apreciados amigos y amigas:
Me he referido a los logros históricos de la Infantería de Marina, así como a la exitosa
operación que culminó con la libertad del ex ministro Araujo.
Estos son apenas unos ejemplos del esfuerzo que día a día realizan los infantes de marina
en defensa de la patria y de todos los colombianos.
Demos un vistazo a los principales resultados operacionales de este cuerpo armado en el
año que acaba de terminar, los cuales dan fe de su efectividad en el cumplimiento de su
misión:
En el 2006, la Infantería de Marina realizó 867 capturas, dio de baja a 67 terroristas, recibió
102 entregas voluntarias, decomisó 643 armas, incautó más de 7 toneladas de minas y
artefactos explosivos, más de 22 toneladas de clorhidrato de cocaína y 126 embarcaciones
dedicadas al narcotráfico.
Y, hablando de resultados, valga aquí una reflexión sobre nuestros objetivos en este nuevo
año. El 2007, como lo ha dicho el presidente Uribe, queremos que sea el año del respeto a
la vida; que todos hagamos lo necesario para que menos colombianos mueran en actos
violentos.
Nadie puede desconocer que los niveles de violencia en el país, gracias a la política de
Defensa y Seguridad Democrática, han disminuido significativamente, evitando la pérdida de
más vidas, porque ese es nuestro irrevocable propósito: defender la vida de todos los
colombianos.
Nos interesa que quienes hacen parte de los grupos al margen de la ley también conserven
sus vidas, y por eso la posición del Gobierno es generosa, dispuesta a darles la oportunidad
a los violentos de desmovilizarse y reincorporarse a sus familias y a la sociedad.
El programa de desmovilización está disponible para brindarles la posibilidad de iniciar
proyectos productivos, de capacitación, de convivencia, que les garantizan que puedan
terminar sus ciclos académicos y obtener empleo.
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Las cifras de desmovilizaciones son alentadoras. En el cuatrienio pasado 11.346 personas
decidieron dejar las armas y rehacer sus vidas. Durante los últimos seis meses 976 han
abandonado los grupos terroristas de las FARC, el ELN, las antiguas autodefensas y otras
disidencias.
Nada más ayer en el departamento de Nariño se entregaron a la policía 9 guerrilleros que
hacían parte de la compañía “Guerreros del Sindagua” del ELN. Ellos decidieron dejar sus
actividades terroristas y de narcotráfico que realizaban en ese departamento y en el sur del
país, y regresar a la sociedad. ¡Decidieron dejar de destruir y comenzar a construir!
Ojalá cada día más los reportes operacionales hablen de menos capturas y menos bajas, y
de más desmovilizaciones voluntarias.
¡No queremos más sangre de colombianos derramada! ¡Queremos una paz sólida con un
futuro que nos incluya a todos!
Ahora bien: si queremos que los miembros de los grupos armados ilegales conserven su
vida y se reincorporen a la sociedad, ¡mucho más debemos exigir buen trato y buenas
condiciones para los hombres y mujeres que luchan por Colombia desde las fuerzas de la
legitimidad!
Sirva esta oportunidad para reiterarles a los miembros de la Fuerza Pública la necesidad de
cumplir estrictamente con las normas disciplinarias, lo cual implica también dar buen trato y
respetar los derechos humanos de los integrantes de la tropa.
La aparición de algunas prácticas que atentan contra la dignidad humana, así se afirme que
se trataba de juegos, no sólo están prohibidas en los códigos éticos y penales, sino que
contrarían los principios que defiende la institución armada.
No toleraremos que estas prácticas se repitan y que los indisciplinados hagan de las suyas.
No vacilaremos en aplicar las sanciones necesarias para erradicar este tipo de conductas.
Queridos amigos y amigas de la familia naval:
Mi especial felicitación al almirante Guillermo Barrera, comandante de la Armada Nacional;
al contralmirante Luis Alejandro Parra, comandante de la Infantería de Marina, y a todos los
hombres y mujeres que conforman esta institución, orgullo de Colombia, por los resultados a
que me he referido, por su continuo compromiso y por estos primeros 70 años de trabajo por
el país.
Extiendo mis congratulaciones a los oficiales, suboficiales e infantes de marina que han
recibido en esta ceremonia la medalla de servicios distinguidos en orden público y la
medalla al valor.
Ustedes son el ejemplo vivo de los valores de la Infantería de Marina, los mismos que la han
convertido en una fuerza decisiva en la protección de los colombianos y el combate contra el
narcoterrorismo. ¡La Patria hoy les agradece su trabajo, su esfuerzo y su sacrificio!
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Igualmente felicito a mi estimado colega, el Ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego, y a
los oficiales, suboficiales, infantes y civiles que han recibido hoy la condecoración de
“Servicios Distinguidos a la Infantería de Marina”.
¡Gracias, muchas gracias, por su apoyo a este cuerpo armado, definitivo en nuestra batalla
por conquistar la paz!
Quiero saludar, finalmente, a los 2.400 jóvenes del tercer contingente del 2006 que hoy
juran lealtad a su bandera y reciben las armas de la legitimidad.
Hoy se unen ustedes a una institución que cumple nada menos que siete décadas y que,
como quedó dicho, tiene raíces en las mismas gestas de la independencia.
Su juramento es un acto de fe en el futuro de Colombia que nos llena de esperanza y que, a
mí personalmente, me trae entrañables recuerdos.
Al igual que ustedes, -aunque hace ya unos buenos años-, yo también juré como “recluta”
de la Armada Nacional. Recuerdo muy bien que fui asignado a la compañía “Charlie” de la
Infantería de Marina, que estaba bajo el mando del capitán Carlos Duque Salazar, hoy
general en uso de buen retiro.
Por eso entiendo la alegría y la responsabilidad que significa portar el uniforme de la
Armada Nacional y dar los primeros pasos en una carrera de honor y de servicio a
Colombia.
Como infantes de marina, ustedes seguirán el camino de gloria de sus predecesores y
tendrán la tarea de consolidar la paz y la seguridad que día a día estamos sembrando en
nuestro querido país.
Ustedes son el símbolo de lo mejor de nuestra Patria y serán capaces, como lo dice su
lema, de convertir en oportunidades las dificultades.
¡Que vengan muchos años más de éxito y de honor para la Infantería de Marina de
Colombia!
Muchas gracias
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