MIEDO GRAVE Y TEMOR FUNDADO. - Semanario Judicial de la

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4886. Tribunales Colegiados de Circuito. Séptima Época. Apéndice 2000. Tomo II, Penal, P.R. TCC, Pág. 2474.
MIEDO GRAVE Y TEMOR FUNDADO.- El artículo 12, fracción IV, del Código Penal,
dispone que son excluyentes de responsabilidad penal el miedo grave o el temor fundado e
irresistible de un mal inminente y grave en la persona del contraventor; de ahí la necesidad de
establecer si dicho artículo recoge dos excluyentes o solamente una. La doctrina del derecho
penal no ha sido uniforme al respecto; sin embargo, la corriente más moderna se ha inclinado
por la primera de dichas soluciones, esto es, que se trata de dos excluyentes de
responsabilidad distintas, considerando al miedo grave causa de inimputabilidad, y al temor
fundado e irresistible como de inculpabilidad, en tanto que la Primera Sala de la H. Suprema
Corte de Justicia de la Nación, en la tesis relacionada visible a fojas 370 y 371, Segunda
Parte, de la compilación de 1917 a 1965, claramente establece que ambas excluyentes
constituyen casos de inimputabilidad, porque suprimen en un momento dado la capacidad del
sujeto de entender y querer la conducta y su resultado. Es indiscutible que, al referirse la ley
entre las excluyentes de responsabilidad al miedo grave o al temor fundado e irresistible,
recoge dos excluyentes distintas, independientemente de que ambas constituyan un estado de
conmoción psíquica, por lo siguiente: El miedo grave se ha definido como la amenaza de un
mal grave que realmente existe o se finge en la imaginación, impidiendo al agente del delito
entender y querer la conducta y su resultado; en cambio, el temor fundado e irresistible,
también llamado vis compulsiva, consiste en la amenaza de un mal grave e inminente que
realmente existe y es precisamente lo que viene a diferenciarlo del miedo grave, porque en
éste puede fingirse el mal en la imaginación y, por otra parte, en caso de ser real la amenaza,
se asemeja al temor fundado, pero se diferencia en que, en éste, el agente del delito actúa
impulsado por una fuerza exterior e irresistible, lo que no sucede en el miedo grave. Por
tanto, debe concluirse que en el caso a estudio no existió la excluyente de responsabilidad
alegada, porque no basta que el agraviado directo haya manifestado al rendir su declaración
preparatoria, instruido por su defensor, que tenía el temor fundado de que se le causara un
mal, sino que es necesaria la comprobación de que efectivamente haya existido ese temor
fundado e irresistible y no precisamente es la prueba pericial la única que puede acreditarlo,
aunque es adecuada. En otras palabras, el temor fundado e irresistible únicamente existe
cuando el agente del delito es violentado por otro, quien lo obliga a cometerlo con la amenaza
de causarle un mal grave e inminente en caso de no hacerlo.
TRIBUNAL COLEGIADO DEL OCTAVO CIRCUITO.
Amparo directo 167/69.-Ramón Durán Lara.-11 de julio de 1969.-Unanimidad de votos.Ponente: Ángel Suárez Torres.
Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, Volumen 7, Sexta Parte, página 62,
Tribunales Colegiados de Circuito.
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