Luna nueva y eclipse anular Dice el padre Ricardo Luis Gerula: “Hoy tenemos LUNA NUEVA, con eclipse anular. Esto le confiere una particular intensidad, sobre todo para aprovechar el ORDEN de virgo para reorganizar los aspectos más CAÓTICOS de nuestras vidas. Está bueno para ver de qué cosas, de las que deberíamos ocuparnos, no nos ocupamos y por eso, algunos aspectos nuestras vidas, pueden estar un poco desordenados. Virgo trae consigo en esta lunación, una particular ENERGÍA de ORDEN que nos puede ser útil si entramos en resonancia armónica con la luna y el sol.” Yo agrego: en estos días, y considerando lo que les comentaba en mi nota sobre Mercurio retrógrado, es un gran momento cósmico para atrevernos a repensarnos, y evaluar logros y planes… especial para manifestar amorosamente nuestra parte espiritual y creadora en cada aspecto de nuestra vida. Con este eclipse anular, piensen que los cuerpos celestes que se destacan en esta obra cósmica, las primeras figuras principales son la Luna y el Sol. Estamos superalineados con ellos: Sol. Luna y Tierra… lo que podemos interpretar en una visión metafísica como los arquetipos de Padre, Madre e Hija/o. No encuentran preciosa esta circunstancia? Pues simplemente para aprovechar bien esta energía, te propongo este simplísimo ejercicio: -Haz unos minutos de silencio, adentrándote en el sagrado espacio de tu corazón y desde allí, conéctate con Madre y Padre cósmicos. -Siente a cada criatura, cada organismo en la Tierra como parte de tu propio cuerpo, unidos al planeta… -Y desde esa inmensa y asombrosa pequeñez que eres,… que somos!, nos fusionamos e integramos con el Todo. Te abrazo, me abrazas, nos abrazamos y juntos abrazamos a Gaia. Gracias por estar ahi, dandome espacio para que yo me comunique a tu conciencia. Bendiciones de mi corazón al tuyo, Verónica Heiland (c) Luna llena del 27 de octubre Les comparto este artículo de Cristina Laird, donde nos da claves desde la astrología para trabajar con esta luna magnífica: A medida que el Sol comienza su paseo por el signo de Escorpio, la Luna viaja por los últimos el signo de Aries, hoy y mañana, para entrar en el signo de Tauro en la madrugada del 27 y así formar esta Luna Llena que es la tercera Super Luna de las tres que se han formado una atrás de la otra. Las lunas llenas iluminan la Tierra poderosamente y por ende, todo aquello que preferimos mantener en la oscuridad. Esto nunca tan cierto como en este caso, cuando el Sol viaja por el signo de Escorpio, que nos habla de nuestro lado más desconocido por nosotros mismos, más en la penumbra y hacia lo que debemos traer más luz, para poder vivir de una forma más íntegra y significativa. Todos escapamos o escondemos nuestro lado oscuro, olvidando que es allí donde radica nuestro poder y nuestra máxima creatividad. Es en el submundo de nuestra psiquis donde se crea nuestra necesidad de búsqueda de respuestas, de alivio, de entendimiento, lo que nos lleva a estudiar, a meditar, a aprender, a buscar. Es en esta búsqueda que nuestra creatividad se dispara. Venus, la regente de Tauro, donde se encuentra la Luna, Diosa de la Seducción y la Creatividad, está viajando por Virgo, de la mano de Marte y Júpiter y en oposición a Quirón, para esta lunación, lo que nos confronta una vez más, con el hecho de que mucho de nuestro dolor diario crece de la lucha de tratar de diferenciar entre los patrones preestablecidos por la cultura y la familia en la que hemos nacido y los nuestros propios, para poder SER. El peso de las obligaciones ancestrales, se hacen evidente en esta lunación, y algo nos impulsa a revisar nuestro sistema de valores para poder desprendernos de aquello que no reconocemos como nuestro, pero que igualmente sentimos la compulsión de continuar. La Luna forma un quincuncio (150º) a Saturno, que se acerca cada vez más a la cuadratura (90º) a Neptuno que nos acompañará desde ahora hasta casi el final del 2016. El Cosmos nos está pidiendo que diferenciemos sobre las aspiraciones de nuestros padres y las nuestras, entre las del colectivo al que pertenecemos y las que nuestra alma necesita para evolucionar. El lado oscuro de Tauro es quizás su adicción a seducir constantemente, su necesidad de posesiones materiales y su testarudez. Es esto lo único que es Tauro?, por supuesto que no. Nadie es sólo su sombra, todos tenemos la capacidad de conectar con nuestra parte divina y darnos cuenta, que los dioses viven en nuestro interior, y que es la riqueza de la imaginación humana, lo que convierte a esta vida en algo extraordinario. El viaje de Venus acompañando de Marte y Júpiter, nos impregna de optimismo, pero con posibilidad de ser excesivo. Venus también forma un quincuncio a Urano por tanto estos días habrá algún elemento de sorpresa que puede alegrar nuestras vidas. La cuadratura Neptuno-Saturno, nos forzará a confrontar nuestras limitaciones al mismo tiempo que nos dará la visión de cómo hacer realidad nuestros sueños y anhelos más profundos. El lema “nunca es tarde” puede embriagarnos de intención romántica que tiene una verdadera oportunidad de expresión si mantenemos los pies en la tierra, pero sin perder de vista la meta. Para aquellos de nosotros que ya estemos en una edad donde hemos aprendido y visualizado con claridad nuestras verdaderas posibilidades y talentos, este puede ser un viaje maravilloso hacia la realización personal. Para los más jóvenes que todavía estén descubriendo su camino, la lección que todo lo bueno se obtiene a través de la dedicación y perseverancia, especialmente cuando el trabajo está impulsado por una pasión, puede ser invaluable. Pallas y Vesta también están en cuadratura, la conversación entre estas dos diosas nos impulsan a retirarnos y meditar sobre nuestra aspiraciones y motivaciones. Pallas está dispuesta a luchar por lo que quiere y Vesta sabe que debe buscar en su interior y no escuchar a los demás, para poder dilucidar hacia donde enfocar sus energías. Por tanto sigue el impulso de tu alma y haz lo que te pida tu Ser interior. Usa las energías de esta lunación para mirar hacia dentro y reconocer qué es lo que te frena en tu camino hacia tu máxima realización. Danzar con las fases de la Luna Desde la más remota antigüedad la actividad humana reconoce el influjo de la luna. ¿Podemos en nuestros días aprovechar esta antigua sabiduría? Actualmente sabemos que las lunas llena y menguante influyen tanto en el crecimiento de las plantas como en el estado de salud. A mediados de mes, el organismo humano se comporta como un pequeño océano, ya que el 70% del mismo está compuesto por agua (en las mujeres el porcentaje es todavía mayor). Llega el momento de luna llena, y se produce una sucesión de mareas matutinas y nocturnas en nuestro cuerpo. El ejemplo más obvio de los efectos causados por los cambios periódicos de la luna, es la menstruación de las mujeres. La experiencia muestra que si la menstruación llega a mediados de mes, luna creciente, será mas abundante, y al contrario si sucede en luna menguante, en el período de de marea descendente. Según la medicina tradicional china, la circulación de la sangre y de la energía vital guarda una estrecha relación con los periodos lunares. Por esto resulta preciso regular y estimular el flujo de la energía vital y de la sangre antes y después de la menstruación. Luna Nueva: Luna negra, relacionada con el arquetipo de la sabia, de la bruja. Es una etapa de profunda transformación interior, de oscuridad en la que se generan todas las formas de la existencia. Es un momento pasivo, de introspección, cuando las energías físicas están al mínimo, pero se activan todas las psíquicas. Es un momento perfecto para desprenderse de lo viejo e inservible, y para sentir, para estar en silencio y percibir la energía de todo lo que nos rodea, para dejar la acción y estar receptivos… Cuando la luna empieza a crecer llega el mejor momento para emprender cualquier idea, proyecto o deseo que haya surgido de este estado de interiorización, llega la época para sembrar. Esta etapa contiene el impulso para la fase posterior de crecimiento. Luna Creciente: La luz crece. Esta asociada con el arquetipo de la virgen, la que esta receptiva a cualquier experiencia nueva, con énfasis y alegría. Aquí empiezan a manifestarse las energías que hemos recibido en la etapa de la bruja. Es un tiempo de acción física y social, para ponernos en movimiento. Ahora la energía es radiante, mundana, y extrovertida. La semilla que plantamos ha brotado. Luna Llena: La luna es un espejo, refleja toda la luz del Sol, es el momento de plenitud de florecimiento, el tiempo de los frutos. Esta fase la asociamos al arquetipo de la madre, la que nutre y sustenta todas las formas de vida. La energía esta en su máximo esplendor. Si en este momento estamos equilibrados podemos percibir las energías mas sutiles y elevadas, captar las relaciones con los demás de una forma sencilla, humana y plena…En esta etapa aumenta nuestra sensibilidad. Si te cortas el cabello tardará más en crecer… lo que es ideal para depilarte ;). Luna Menguante: Es el momento de recoger los frutos, de evaluar lo que sembramos consciente e inconscientemente. Fase asociada al arquetipo de la doncella. La que puede experimentar toda la energía sexual sin miedo, libremente. Entre la luna llena y la luna nueva, el cuerpo tiende a eliminar las toxinas, optimizando los efectos de una dieta depurativa. El ciclo lunar se cierra, y en esta etapa comenzamos a dirigir de nuevo toda la energía hacia nuestro interior. Es hora de purificar, de relajarnos, centrarnos, y compartir aquello que hemos aprendido, y conectar con nuestros deseos para volver a sembrar. El Sol y la Luna Cuenta una leyenda que, cuando el Sol y la Luna fueron creados, se amaban con una pasión y profundidad inconmensurables, sin medida, intensamente. Eran dos amantes libres, el ardiente fuego dorado de uno sobre la fría calidez plateada del otro… Cuando el Gran Dios decidió que habían de separarse, el Sol para iluminar el cielo de día, la Luna para alumbrarlo suavemente de noche, sus corazones, sus almas, parecieron partirse en dos. Estaban condenados a permanecer separados por siempre, tratando de alcanzarse y nunca lográndolo, en una danza infinita, dolorosa. El Sol trató de ser fuerte, de fingir estar bien, y lo consiguió, destellando fuerte, muy fuerte, en el firmamento. La Luna, sin embargo, no podía soportar la tristeza de estar sin su amado, y melancólicamente brillaba en el cielo. El Gran Dios, compadeciéndose de ella, le obsequió con millones de estrellas, pequeños pedazos de luz que trataban de acompañarla, de consolarla. Pero la Luna añoraba el fulgor ardiente del Sol, su piel cálida y dorada, y la fría palidez de las estrellas la afligía aún más. Se sabía sola, condenada a permanecer eternamente buscando a su amor, sin poder alcanzarlo jamás, apenas vislumbrándolo en la distancia. El Gran Dios volvió a compadecerse de aquellos a los que había separado, y decidió concederles unos instantes de felicidad, con los que habrían de sobrevivir por siempre: los eclipses. Entonces, cuando la Luna desaparece, escondida, cuando el Sol se cubre de su nívea piel, pueden vivir de nuevo, libres, amados, felices, por unos gloriosos momentos, hasta volver a separarse, a romperse, dolorosamente, en dos de nuevo. Esperando, anhelando el momento en que puedan volver a ser uno, juntos, libres, amados…