Recientes transformaciones agrarias: expansión de la soja y

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Recientes transformaciones agrarias: expansión de la
soja y sustentabilidad de sistemas productivos de
oleaginosas en la provincia de Córdoba
Geymonat, Ana María; Donadoni, Mónica; Granda, Javier; Wehbe, Mónica y Barbeito, Alberto C.
Instituto de Desarrollo Regional, Facultad de Ciencias Económicas
Universidad Nacional de Río Cuarto, Provincia de Córdoba, Argentina
e-mail: [email protected]
Introducción
En la última década, coincidente con el proceso de reestructuración de la economía
mundial, se ha reavivado la discusión en torno a la sustentabilidad de los procesos de
producción agropecuarios. El debate enfrenta posiciones contrapuestas; la de quienes
sostienen un mejoramiento de las condiciones ambientales, económicas y sociales, y la
de aquellos que sostienen que de continuarse con los modos de producción vigentes se
llegará a un deterioro ambiental irrecuperable y una mayor vulnerabilidad de los
productores del sistema. La problemática planteada tiene más vigencia en los últimos
cinco años en que la soja aparece como la producción dominante; esto es, el cultivo ha
avanzado, expandiendo la frontera agrícola, pero también se ha constituido como un
planteo casi exclusivo en sistemas agropecuarios de larga data.
La reestructuración de la economía mundial es un proceso de amplio espectro que
comprende cambios de largo plazo en la base tecnológica, en la organización de la
producción, en las relaciones capital - trabajo, en la geografía de la producción y en la
distribución y movilidad de la población (Chávez, A. y Guadarrama, J., 2000).
En la Argentina, a partir del año 1991, los cambios en la política macroeconómica
han contribuido a la reproducción de esas tendencias mundiales, como así también a la
consolidación de otras que ya venían operando en el contexto local (Gutman, 1997;
Ramos, 1998). Ese proceso de reestructuración implicó para el país en la década de los
´90 "cambios significativos en su estructura productiva, en su modo de regulación y su
articulación con el mundo" (Bisang, R. y Gutman, G., 2003).
Específicamente en el sector agropecuario, las transformaciones tienen como
rasgos principales, por una parte, la incorporación de un cambio técnico sustentado en
desarrollos genéticos (semilla transgénica), nuevas prácticas agronómicas (siembra
directa) e insumos y equipos, que modifican el perfil productivo y amplían la frontera
agrícola.
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La posibilidad del uso de una semilla resistente al glifosato se reforzó, por una
parte, con un mayor uso de fertilizantes, especialmente en los cultivos de mayor
dinamismo: trigo, soja y maíz; por otra, por la difusión de la siembra directa, práctica
agronómica que permite la implantación de la semilla en una única labor pero que, a la
vez, requiere la eliminación de las malezas (uso de herbicidas) y la incorporación de
nutrientes (fertilización). En relación a las maquinarias y equipos, su incorporación se vio
facilitada por la libre importación de estos bienes a partir de la década del ´90 y se torna
en una necesidad el contar con un parque de maquinarias y equipos mínimo que sea
compatible con las nuevas prácticas en curso.
Se trata, en suma, de un paquete
tecnológico y agronómico que conlleva el uso simultáneo de tecnología de insumos y de
procesos.
El otro rasgo de transformación del sector agropecuario tiene que ver con el
desarrollo de nuevas formas de organización de la producción primaria como resultado de
la dinámica propia de este proceso de difusión tecnológica -el cual otorga un rol
preponderante a los nuevos agentes- y se ve reforzada por la dinámica del mercado. Así,
se genera un traslado de las decisiones de producción y tecnológicas desde el productor,
quien anteriormente definía la función de producción con los insumos y saberes de los
cuales disponía, hacia la figura de los terciaristas (conocidos como contratistas rurales),
los proveedores de insumos y las grandes empresas de la alimentación y distribución.
Los efectos más destacados de estas transformaciones se evidencian en un
aumento sostenido y significativo de la producción, así como en la intensificación de la
inserción argentina a nivel internacional a través de sus exportaciones primarias y
agroalimentarias así como la modificación en la orientación productiva de las diferentes
regiones, alterando las condiciones de sostenibilidad de los sistemas productivos.
La dinámica productiva y social de la provincia de Córdoba no se ha mantenido
inmutable ante el conjunto de transformaciones impuestas por la reestructuración. Las
evidencias muestran que en los ´90 se han modificado los sistemas productivos de larga
trayectoria en la región y las estrategias de combinación de actividades, relegando
producciones como la ganadera -para carne y leche-; se ha producido una fuerte
disminución del número de productores agropecuarios y además, los sistemas
productivos predominantes, ligados al cultivo de oleaginosas, han acentuado la tendencia
al deterioro de los recursos, particularmente el suelo.
Acorde a esa problemática, el trabajo tiene por finalidad el análisis de las
transformaciones de la producción agropecuaria en la provincia de Córdoba y, dentro de
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este proceso, la sustentabilidad de dos sistemas productivos de soja representativos en la
región considerada, en función de dos modelos alternativos: un sistema en donde se hace
exclusivamente agricultura (agrícola puro) y un segundo modelo en donde se combina la
agricultura con ganadería (mixto).
Se parte de la noción de que la provincia de Córdoba muestra una nuevo perfil
productivo asentado en la producción de oleaginosas, con especial énfasis en el cultivo de
soja; que el sendero de cambio tecnológico adoptado por los productores oleaginosos
está modificando las condiciones de sustentabilidad de los mismos y que los productores
agropecuarios de la región se encuentran en una situación de creciente vulnerabilidad.
Para lo cual se hizo uso de información secundaria, de encuestas a productores
agropecuarios y entrevistas a informantes calificados. La evaluación de la sostenibilidad
de los sistemas considerados se realizo a partir de la metodología MESMIS (Masera y
López-Ridaura, 2000).
El trabajo está estructurado en tres partes. En primer lugar se analizan los
principales aspectos del proceso de reestructuración agraria en la provincia de Córdoba,
haciendo especial énfasis en la sustitución de sistemas productivos. En la segunda parte
se comparan las condiciones de sustentabilidad entre los dos sistemas productivos
propuestos. Finalmente, se reflexiona sobre la proyección de estos procesos en relación
al desarrollo regional.
Capítulo 1: La sustentabilidad de los sistemas de producción agropecuaria
El estudio de la sustentabilidad de sistemas productivos requiere, en primera
instancia, explicitar el concepto de desarrollo económico sostenible que constituye el
marco para el análisis posterior.
Los planteos analíticos subyacentes en las diferentes percepciones del desarrollo
económico sostenible han ido evolucionando en función de sus variables determinantes.
Desde una perspectiva puramente ambientalista, donde el énfasis descansa en la
conservación de los ecosistemas, ya sea por sus características biofísicas o por su
capacidad de producir bienes o servicios, hasta un concepto más economicista
(Chudnovsky et al, 1999). Sin embargo, para los países en desarrollo los aspectos
sociales e institucionales constituyen variables determinantes claves para enfrentar su
problemática de creciente inequidad en la distribución del crecimiento económico.
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En razón de ello, una perspectiva más amplia del desarrollo económico sostenible
debe contemplar entonces cuatro dimensiones (Sepúlveda et al, 1998): a) una dimensión
ambiental, que refiere tanto a la biodiversidad y como al uso eficiente de recursos
naturales productivos, en una perspectiva de largo plazo que asegure su manejo racional;
b) una dimensión económica, relacionada con la capacidad productiva, tanto existente
como potencial que involucre, además, las interfases de las actividades primarias con
aquellas propias del procesamiento y el comercio. Esta dimensión abarca técnicas y
tecnologías específicas y la capacidad de gestión de los productores, donde las
denominadas tecnologías tradicionales pueden, en muchos casos, encontrar soluciones a
las contradicciones que genera la tecnología de punta y las externalidades
medioambientales negativas que resultan de su aplicación; c) una dimensión social,
considerando el conjunto de relaciones sociales y económicas que tienen como base la
religión, la ética y la propia cultura, así como también sus formas de organización, de
participación en la toma de decisiones y, por lo tanto, de las interacciones entre la
sociedad civil y el sector público. Fundamentalmente, esta dimensión está vinculada con
la capacidad y habilidad del recurso humano para utilizar y combinar los factores de
producción con el propósito de generar determinados bienes que satisfagan sus
necesidades básicas y garanticen un excedente comercializable; esto es, combinar sus
habilidades y destrezas para generar excedente, reinvertirlo y distribuir los beneficios del
desarrollo entre los diversos actores y d) una dimensión institucional y política, donde se
negocian posiciones y se toman decisiones sobre el rumbo que se desea impartir al
proceso de desarrollo y, en la cual, se involucra al sistema institucional público y al
privado, a las organizaciones no gubernamentales, y a las organizaciones gremiales y
grupos de interés. Esta perspectiva de la institucionalidad está siendo debatida
fuertemente en relación a la búsqueda de un balance entre los roles del Estado, la
sociedad civil y los mercados para el logro de estrategias de desarrollo y desarrollo rural
(De Janvry et al, 1993). Resulta apropiado destacar, en esta definición del desarrollo, la
perspectiva de Barkin (1998), quien pone énfasis en la sostenibilidad como un proceso,
más que un conjunto de metas bien especificadas. Uno de los factores que determinan la
dinámica de dicho proceso esta relacionado con la innovación y la adopción de
tecnologías particulares. Es posible que determinadas tecnologías puedan contribuir con
la sostenibilidad del desarrollo, aunque en general ocurre que las tecnologías de insumos
se constituyen en una herramienta más de los grupos que concentran el poder
económico, cuestionando sus resultados sobre la sostenibilidad. La ‘elección’ de cierto
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sendero tecnológico, tal como lo asevera Lowy (1995), dependerá del ambiente
institucional y político en que se desarrollan tanto las innovaciones como la adopción de
tecnologías.
Esta concepción del desarrollo económico sustentable está relacionada con la
problemática planteada en tanto que la incorporación del cambio técnico sumada a las
nuevas formas de organización de la producción primaria - rasgos esenciales del proceso
de reestructuración- están modificando de manera permanente las condiciones de
sustentabilidad. Es por ello que en el capítulo siguiente se analizarán los principales
elementos que caracterizan esos procesos de transformación en la región de estudio.
Capítulo 2: Algunas evidencias de la transformación agraria en Córdoba
El proceso de la reestructuración sumamente complejo que requiere para su
abordaje una concepción de causalidad multidimensional y sistémica y sólo algunos de
esos rasgos logran ser explicitados de una forma clara y completa. Este conjunto de
factores interactuantes que forman parte del mencionado proceso dan lugar a una nueva
configuración de la estructura agraria y a dinámicas sociales diferentes.
A lo largo de este capítulo se analizan los principales rasgos que evidencia el
proceso de transformación agraria en la provincia de Córdoba: por una parte, la
modificación en el uso del suelo agrícola y su posible tendencia; en segundo lugar, la
estructura territorial resultante; finalmente, la problemática ambiental derivada de este
proceso
•
Evolución de los sistemas productivos en la región
Aún cuando al interior de la provincia de Córdoba se observan condiciones
edafoclimáticas muy variadas, la mayor parte de la superficie (aproximadamente 13
millones de hectáreas de las 16,5 millones que dispone la provincia) está dedicada a la
actividad agropecuaria. Durante el período que comprende desde fines de la década de
1980 (estrictamente desde 1988, año en que se realizó el Censo Nacional Agropecuario
1988) hasta fines de la década de 1990 (Relevamiento Agropecuario 1999), se produjo un
fuerte proceso de agriculturización el cual se define por el incremento de la superficie
dedicada a la agricultura (+58%) a expensas de tierra utilizada para la ganadería (-13%) y
otros usos (INTA, 2001).
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Superficie total destinada a la Producción Agropecuaria
Fuente de
Superficie Agricultura (ha.)
Superficie Ganadería
información
(ha.)
Censo Nacional
Agropecuario 1988
3.078.445
9.634.540
Relevamiento
Agropecuario 1999
4.860.695
8.430.591
Diferencias
+ 58%
- 13%
Transferencia de la Ganadería hacia la Agricultura
Fuente: INTA (2001)
Total (ha.)
12.712.985
13.291.286
+ 4%
1.203.949
Este proceso de agriculturización se ve reflejado también, tanto en los datos de
evolución del stock ganadero provincial como en los de los diferentes cultivos.
Así, en relación al ganado, la cantidad de bovinos en la provincia se modifica, en el
período intercensal 1988-2002 desde poco más de 7 millones de cabezas a 6 millones,
desprendiéndose de esta información que más que una severa disminución se ha
producido una intensificación del uso del suelo que está destinado a esta producción.
Respecto a la ganadería para leche, el siguiente gráfico refleja claramente la
significativa reducción de la cantidad de tambos provinciales, que pasan de poco más de
10.000 para fines de los ´80, a un número cercano a 4.000 en el año 2001. Sin embargo,
la producción creció un 237% en ese mismo lapso (IIE, 2002).
Córdoba. Evolución de la cantidad de tambos y producción láctea. 1988-2001
12000
10000
8000
6000
4000
2000
0
1988 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001
Años
Cantidad de Tambos
Miles de litros
Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de la Producción de Córdoba
En tanto, en la agricultura la superficie cosechada de oleaginosas creció en mayor
proporción que los cereales (120% y 20% respectivamente) y, al desagregar las
oleaginosas, es la soja la que presenta un área cada vez mayor. Con ello es posible inferir
que el mencionado proceso de agriculturización se ha visto profundizado por el
monocultivo, específicamente de la mano de la soja.
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6
3
2
20
02
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1
20
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0
20
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19
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3
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/9
19
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/9
91
19
19
90
/9
2
4500000
4000000
3500000
3000000
2500000
2000000
1500000
1000000
500000
0
1
Has. sembradas
Córdoba. Evolución de la sup. sembrada con cereales y oleaginosas. 1990-2003
Campañas
oleginosas
cereales
Fuente: elaboración propia con datos de la SAGyRR. Cba.
El análisis de la superficie sembrada por cultivos desde 1990 hasta la campaña
2002/03 permite observar el importante crecimiento del cultivo de soja (176%) frente al
incremento de la superficie implantada con maíz (61%) y trigo (11%). Aún es más
elocuente cuando se lo compara con la significativa caída en el sorgo (-34%) y en los
restantes cultivos oleaginosos típicos de la provincia: el girasol (-165) y el maní (-30%).
Córdoba. Evolución de la sup. sembrada por cultivos. 1990-2003
4000000
3500000
Has. sembradas
3000000
SOJA
2500000
GIRASOL
2000000
MANÌ
MAIZ.
1500000
SORGO
1000000
TRIGO
500000
3
/0
02
01
/0
2
20
1
/0
00
20
20
0
19
99
/0
9
19
98
/9
8
19
97
/9
7
19
96
/9
6
19
95
/9
5
19
94
/9
4
19
93
/9
3
/9
92
91
/9
2
19
19
19
90
/9
1
0
Campaña
Fuente: elaboración propia con datos de la SAGyRR. Cba.
Los datos y gráficos anteriores permiten observar el fuerte proceso de sojización en
la región considerada y la retracción de importantes actividades que eran tradicionales en
la provincia. Resulta de interés mencionar que junto al avance de la soja se ha producido
un incremento muy significativo en la producción de granos, hecho que está ligado
fundamentalmente a la difusión del nuevo paquete tecnológico.
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•
La nueva estructura territorial
Se observa como rasgo fundamental una importante disminución del número de
productores agropecuarios y, a partir de ello una marcada heterogeneidad en la estructura
productiva. Según el CNA ´88, la cantidad de explotaciones agropecuarias estaba cercana
a los 40.000 mientras que el CNA 2002 releva una cantidad total de EAP´s de 27.397. A
su vez, el tamaño promedio para el año 2002 es de 471 has., valor que resulta muy
superior al del CNA ´88 (319 has. promedio).
Córdoba. Cantidad de EAP´s según estratos
estratos
CNA´88 CNA´02 Dif. %
de 0 a 25
5149
2846 -45%
de 26 a 50
3376
1809 -46%
de 51 a 100
6014
3518 -42%
de 101 a 200
9072
5438 -40%
de 201 a 500
10423
7493 -28%
de 501 a 1000
3615
3571
-1%
de 1001 a
1705
1986
16%
2500
de 2501 a
417
509
22%
5000
de +5000
127
227
79%
39898
27397 -31%
Fuente: elaboración propia con datos de CNA ´88 y ´02.
Según Peretti (1999) los resultados de una unidad demostrativa del INTA Marcos
Juárez en la cual "se aplicó toda la tecnología disponible (en labranzas, genética,
agroquímicos, etc.), intensificación del uso del suelo y cambio en la combinación de
productos, sin variar el tamaño de la explotación, muestran que en el período de la postconvertibilidad no se alcanzó a sostener el ingreso real de la empresa". Esta información
ayuda a entender la estrategia seguida por los productores, a aumentar la superficie
trabajada a través del alquiler de tierras incrementando la productividad de los factores
fijos y utilizando como principal herramienta tecnológica la siembra directa. En este caso
se está hablando, o bien de la ampliación de la escala productiva de algunas empresas, o
bien de la salida de productores del sistema dada su imposibilidad de incorporar la
tecnología necesaria para mantenerse dentro del mismo.
Los arrendamientos vienen a configurar un nuevo aspecto complementario en este
proceso. El alto precio de la soja en el mercado internacional genera expectativas de alta
rentabilidad en los productores. Así, la presión por la demanda de tierra para alquilar ha
hecho subir sostenidamente el precio de los alquileres, los cuales se pagan por
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adelantado y en monto fijo. Ello da lugar a que quien toma la tierra en arrendamiento
atienda la rentabilidad del negocio relegando la conservación del recurso suelo,
generándose, de esta manera, la modalidad del monocultivo con planteos de soja casi en
exclusivo.
Por otra parte, aquellos productores que no disponen de equipamiento agrícola,
contratan el servicio de terceros o bien, en otros casos, proceden a arrendar su predio.
Ello es así dado que el parque mínimo de herramientas compatibles con los cambios en la
función de producción (tractores de mayor potencia, equipos de SD, de fumigación, etc.)
refuerzan la tendencia a la concentración de las explotaciones y a la terciarización de
actividades. Son demandantes de los servicios de los contratistas los fondos de inversión,
las grandes empresas y las firmas pequeñas que no disponen de ese parque de
maquinaria. Todo ello contribuye a la "tendencia creciente hacia la disociación de la
gestión del proceso productivo y la propiedad del recurso tierra, redefiniéndose la figura
del terciarista y consolidándose su rol como agente protagónico en el proceso productivo"
(Bisang y Gutman, 2003).
En algunos casos, la disminución de productores está vinculada al proceso de
mayor articulación de la industria agroalimentaria con la producción primaria. Esta
situación se ve claramente en la producción de maní, donde se ha producido una
reducción de los productores independientes en la actividad, en tanto que se han
expandido considerablemente la producción primaria de la industria, siendo esta última la
que actualmente sostiene más del 60% de la misma (Busso et al, 2004).
Otro de los rasgos de la transformación tiene que ver con un desplazamiento de la
población rural. Este aspecto es posible observarlo a través del análisis de la dinámica
poblacional.
Estructura rural - urbana de la provincia de Córdoba. 1991 - 2001
1991
%
2001
%
Total
2756583 100 3061611 100
Población urbana 2380024 86.0 2718369 88.8
(1)
Población rural (2)
(1)
(2)
(3)
(4)
(3)
386659
14.0 343242
11.2
Agrupada
147550
5.3
158073
5.2
(4)
Dispersa
239109
8.6
185169
6.0
Fuente: INDEC. Censo 2001
Se clasifica como urbana a la población en las localidades de 2000 y más habitantes.
Se clasifica como rural a la población en localidades de menos de 2000 habitantes o a campo abierto.
Localidades de menos de 2000 habitantes
Campo abierto
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Durante la década de los ´70 el proceso de agriculturización estimuló la migración
rural, tendencia se vió consolidada en la década de 1990. Así se puede observar que la
población rural pasa de representar el 14% de la población total en 1991, al 11,2% en el
2001. En ese período se produce una disminución del 11% de la población rural total de la
provincia, siendo la que vive a campo abierto (Dispersa) la que explica esta retracción.
Estos datos permiten inferir que cada vez hay una menor cantidad de familias
agropecuarias permaneciendo en el ámbito donde se desarrolla la actividad agrícola.
En este sentido un estudio de Cloquel y Propersi (2003) utilizando información de
productores agropecuarios pertenecientes a 8 distritos del sur de la provincia de Santa Fe
releva que más del 80% de las familias encuestadas viven en un ámbito urbano y
desarrollan una gran parte de sus actividades sociales y económicas en dicho espacio.
Tanto los vínculos institucionales como los aspectos que hacen a la vida cotidiana
(consumo, relaciones sociales) se desenvuelven en el ámbito urbano, reduciendo al
establecimiento agropecuario a un mero lugar de trabajo para aquellos miembros de la
familia que participan en el proceso productivo (principalmente los hombres). Las mujeres
son las que de manera más activa promueven el traslado de la familia hacia los centros
urbanos dado que poseen una valoración más positiva por un ámbito (educativo, social,
religioso y cultural) de mayores oportunidades. Además, "las nuevas generaciones eligen
una formación educativa y profesional más allá de la actividad agropecuaria de sus
familias".
Córdoba. Concentración de la población según tamaño de localidades
Ciudades Grandes (1)
Ciudades Intermedias
(2)
Ciudades pequeñas (3)
Municipios rurales (4)
TOTAL
Concentración de la
población
1980
1991
2001
40.3
41.8
44.1
11.8
13.6
15.7
11.9
36.0
100.0
13.7
30.9
100.0
15.7
24.5
100.0
Fuente: Elaboración propia en base a datos de los Censos Nacionales de Población ´80, ´91 y ´01
(1)
(2)
(3)
(4)
Se clasifica como Ciudades Grandes a la población de más de 250000 habitantes.
Se clasifica como Ciudades Intermedias a las localidades de entre 30000 y 250000 habitantes.
Localidades de entre 10000 y 30000 habitantes
Localidades de menos de 10000 habitantes
Los datos de concentración de la población según tamaño de localidades refuerzan
el análisis de la estructura rural - urbana antes presentada. Es posible observar que en la
provincia de Córdoba la población se concentra en la ciudad capital y su aglomerado
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urbano. Esa tendencia se acentúa en la última década. También queda en evidencia que
las ciudades intermedias y pequeñas muestran una tendencia positiva mientras que el
agrupamiento de las localidades de menor tamaño muestra una retracción importante.
No todos los centro urbanos tienen el mismo grado de interrelación con su entorno.
Así, las poblaciones asentadas en las regiones en donde predomina una base productiva
agrícola han tenido tasas de crecimiento menores que aquellas cuya base productiva está
vinculada al turismo o bien pertenecen al conglomerado Gran Córdoba.
Tasa de crecimiento de la población 1991-2001 en localidades seleccionadas de la provincia de
Córdoba
Localidad
Tasa de
Crec.
Localidad
Río Cuarto
San Francisco
Río Tercero
Bell Ville
Marcos Juárez
Laboulage
Coronel Moldes
7.3
5.1
4.7
7.2
7.6
5.4
5.3
Sampacho
Huinca
Renancó
Villa Huidobro
Hernando
1.1
4.5
Alta Gracia
Villa Carlos Paz
Jesús María
Cosquín
La Cumbre
Colonia Caroya
Sta.
Rosa
Calamuchita
Embalse
Mina Clavero
5.2
2.7
General Cabrera
General Deheza
Tasa de
Crec
14.4
37.5
21.1
11.4
10.8
48.2
de
27.5
14.7
33.8
16.4
23.2
La ciudad de Córdoba posee una tasa de crecimiento entre 1991 y 2001 de 9.5%.
Las localidades listadas en la primera columna del cuadro se encuentran todas asentadas
en la parte de la región pampeana que corresponde a la provincia de Córdoba y muestran
tasas de crecimiento intercensal menores a Córdoba Capital. Las localidades de la parte
derecha del cuadro tienen tasas de crecimiento superiores a la referencia antes
mencionada y en su mayoría están asentadas en las zonas serranas. Constituyen la
excepción las localidades de General Deheza y General Cabrera, que muestran una
atracción de población que, se infiere, obedece a la localización de una importante
industria oleaginosa1.
A esta altura del análisis resulta apropiada la afirmación de Gorenstein (2000),
cuando sostiene que las transformaciones rurales recientes modifican en una perspectiva
de largo plazo el papel de la producción primaria como dinamizador del entorno rural. De
1
Se trata de la Aceitera General Deheza que ocupa alrededor de 900 trabajadores en forma directa, a lo
que se le suma una importante cantidad de empleos indirectos.
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esta manera, tales procesos "tienden a menguar las interacciones del medio rural con las
economías más cercanas. Se reduce el alcance local de las interdependencias técnicas y
de mercado generadas por la actividad primaria y los ingresos de base agropecuaria
regional se reciclan cada vez menos a este nivel".
•
una tendencia al deterioro del ambiente
Hacia fines de los ´90 en la provincia de Córdoba se observa que el aumento de la
producción agropecuaria da lugar a un creciente deterioro ambiental y a una sobreexplotación de los recursos naturales, lo que pone en duda la sustentabilidad del actual
modelo de producción agrícola. La intensificación de la agricultura genera sobre el
ambiente efectos tales como la erosión del suelo, la pérdida de la fertilidad y estructura
del mismo, salinización, exportación de nutrientes e impactos sobre la biodiversidad.
La actividad agropecuaria de la provincia de Córdoba tiene un conjunto de
limitaciones que van más allá de las cuestiones económicas y cuyos factores
determinantes son los graves procesos de erosión, tanto hídrica como eólica, y
degradación física del suelo; periódicos anegamientos; retroceso de los bosques nativos;
ineficientes sistemas de riego y excesiva agriculturización. Este último factor es el que
afecta de manera más recurrente al sur de la provincia, puesto que se modifica el sistema
tradicional de cultivo y pastoreo, por el de cultivo continuo, agravándose ello con la
implementación del doble cultivo continuo. Si bien se están implementando nuevos
sistemas de labranza conservacionistas, estas son adoptadas por una parte de los
productores, solucionándose parcialmente la problemática de la erosión del suelo
provocada por el factor antes mencionado (SAGy P, 1995).
Los especialistas sostienen que dentro de las principales causas que provocan la
degradación de los suelos se pueden mencionar: 1) empleo de maquinarias de mayor
ancho y peso, que provocan un desmejoramiento de la estructura y compactación del
suelo; 2) el cambio en el uso del suelo, remplazando al maíz (cultivo tradicional de la
región) por la soja; 3) La combinación soja-trigo para obtener dos cosechas al año; 4) la
difusión de cultivares de alto potencial de rendimiento que efectúan una elevada
extracción de nitrógeno y fósforo; 5) modificación del régimen de tenencia de la tierra
donde las decisiones sobre el manejo del suelo ya no las toma el propietario de la tierra
sino el contratista.
Anteriormente en esta provincia predominaron los sistemas mixtos de producción
con un ciclo agrícola extractivo y exportador de nutrientes, al cual le seguía un ciclo de
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utilización ganadera que restituía al suelo buena parte de la materia orgánica y la fertilidad
nitrogenada, y las propiedades físicas, principalmente la estabilidad de su estructura. Sin
embargo, el reemplazo de los cultivos tradicionales tales como el maíz, por otros de
mayor atractivo económico como la soja, trajo como consecuencia una menor
incorporación de residuos post-cosecha y, por otro lado, la posibilidad de combinar el ciclo
del cultivo de la soja con el de trigo, lo que implica una alta taza de extracción de
nutrientes y de agua del suelo.
Los años continuados de agricultura producen un marcado descenso de la materia
orgánica, de la estabilidad de la estructura y de la porosidad del suelo. El análisis
morfológico de los suelos estudiados muestra que a medida que aumentan los años de
laboreo agrícola, disminuye el tamaño de los agregados del mismo.
Como todo proceso de degradación es lento, es difícil su visualización, por lo que
se hace necesario el control periódico de las propiedades físicas y químicas del suelo y
también del agua de riego (Casas, 1998).
Un estudio del Instituto de Suelos del INTA efectuado sobre 38 series de suelos de
la subregión Pampa ondulada, muestra una sensible disminución del contenido de materia
orgánica de los suelos en producción en relación a los testigos. Este trabajo que abarcó el
norte de Buenos Aires, sur de Santa Fe y sudeste de Córdoba, analizó casos de rotación
agrícola-ganadera y casos con agricultura continua de mas de 10 años. Los resultados
indican que en los suelos en rotación predominan pérdidas bajas (menores de 30% del
contenido del testigo) y moderadas (menores de 40%), mientras que las perdidas de
materia orgánica que predominan en los suelos con agricultura continua son altas (40 al
50%) y muy altas (50 al 60%).
A su vez, la problemática de la contaminación asume cada vez mayor importancia
en función del incremento en el uso de agroquímicos y fertilizantes en la agricultura. Si
bien esta temática ha despertado un interés creciente en las instituciones y la comunidad
en general, no existe aún una acción sistemática que permita encarar las investigaciones
necesarias mediante proyectos de alcance nacional o regionales.
En los últimos años viene cobrando fuerte impulso el sistema de Siembra Directa,
la cual permite obtener rendimientos semejantes o superiores a la Siembra Convencional,
aún en el corto plazo. La Siembra Directa disminuye considerablemente la tasa de erosión
si se la compara con la Labranza Convencional. Si bien en la provincia ha avanzado
fuertemente la labranza a través de la siembra directa, hecho que mitiga en parte los
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efectos de la erosión del suelo, persisten los problemas negativos ligados al monocultivo
de la soja.
En síntesis, es posible afrimar que la problemática ambiental en Córdoba surge, en
primer lugar, como una consecuencia de un largo proceso de agriculturización, el que ha
traído aparejado, además de sus efectos sobre la biodiversidad, una sensible degradación
(física, química y biológica) en el recurso suelo; a ello se le suma la monocultura, que
intensifica ese proceso, agravado en las últimas campañas agrícolas por la difusión
masiva de la soja que, en muchos casos, no atiende a las rotaciones necesarias para la
conservación del recurso.
Capítulo 3: Condiciones de sustentabilidad de diferentes sistemas productivos de
oleaginosas
Tal como fuera planteado en el primer capítulo, la sustentabilidad de los sistemas
productivos se refiere a un proceso que está vinculado a tres principales áreas de interés,
la económica, la social y la ambiental, enmarcadas, a su vez, en un ambiente políticoinstitucional que imprime un determinado rumbo al proceso de desarrollo. Uno de los
factores principales de aquel proceso está relacionado con la adopción de tecnologías
particulares, de las cuales interesa conocer su contribución -positiva o negativa- a los
resultados de la sustentabilidad.
En este capítulo, y acorde a la anterior concepción de sustentabilidad, se presentan
los resultados de la aplicación de una determinada metodología (MESMIS) cuyos
contenidos principales aparecen en el Anexo I y que se aplica a dos sistemas productivos
(uno agrícola puro y otro mixto, ambos con predominancia del cultivo de soja)
representativos de los sistemas de la provincia de Córdoba.
Los indicadores construidos a partir de la información de la encuesta realizada a
productores seleccionados de los dos sistemas representativos de la región se sintetizan
en un diagrama amoeba (ver Figura 1).
Los valores máximos en cada eje de dicho diagrama se corresponden con los
valores óptimos. Estos fueron construidos a partir del juicio de informantes calificados en
cada aspecto y cuya metodología se explicita en el Anexo II.
La situación de ambos grupos de productores considerados, en relación a los
distintos indicadores construidos para ellos, está representada en el diagrama de la
siguiente manera: a) en color rojo los valores de los indicadores correspondientes al grupo
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de productores dedicado exclusivamente a la actividad agrícola; y b) en color azul los
valores de los indicadores correspondientes al grupo de productores que combina la
actividad agrícola con la ganadera.
Recordando que los indicadores que se muestran en el diagrama corresponden a
los valores óptimos para un conjunto de medidas de la sustentabilidad de cada sistema
productivo considerado, de la simple observación de dicho diagrama puede inferirse que
los sistemas mixtos de producción son relativamente más sustentables que los agrícolas
puros.
Tamaño Prom de las EAPs
Plagas Incidencia
100
90
Relac. Sup. propia/arrend
80
70
Malezas Incidencia
Rendimiento P. 98/99-01/02
60
50
Enfermedades Incidencia
Relac Rinde P Rinde Máximo
40
30
20
10
Opera Mercado Futuros/Opciones
Ingreso Neto Total Empresa
0
Seguro c/riesgo clim.
Sistema Labranza
Cursos de Capacitación
Comercializ Producción
Cobertura Médica Asistenc.
S.D. (Maq. Propia)
Integra Grupo de Productores
Planificación Productiva
Pertenece a Coop. O Gremio
Óptimo Soja
Grupo A
Grupo D
Aspectos económicos
En cuanto al tamaño promedio de las explotaciones, en ambos casos se está por
debajo del tamaño óptimo para la región de análisis, siendo evidente que el tamaño
promedio de los establecimientos que combinan agricultura con ganadería es
sensiblemente mayor (en términos porcentuales). Cabe aclarar que el tamaño óptimo se
ha construido considerando el ingreso mínimo necesario para el logro de una
sustentabilidad desde el punto de vista económico de largo plazo. Esto representa, para el
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caso argentino, haber promediado la situaciones productivas y de mercado de la pre y
post-devaluación.
No se observan diferencias significativas en cuanto al régimen de propiedad y
tenencia de la tierra como así tampoco del rendimiento promedio de los cultivos, aunque
en este último caso se percibe una amplia brecha respecto de los rendimientos óptimos
esperados en la región considerada. El coeficiente de variación (entre los rendimientos
promedios y máximos verificados en cada sistema) es menor para los sistemas mixtos,
mostrando una mayor homogeneidad entre los mismos.
Un párrafo aparte merece el tratamiento del ingreso neto de la empresa. Aparece
en el diagrama que una explotación que combine agricultura con ganadería puede
alcanzar el ingreso neto mínimo requerido para sostener la/s familias que de ella
dependen, pagar posibles deudas que existieran y posibilitar el crecimiento productivo de
la misma.
Respecto de los factores disponibles para eficientizar el uso del recurso suelo, se
observa que los sistemas agrícolas utilizan, en mayor medida que los mixtos, de la
maquinaria específica para la labranza bajo el sistema de Siembra Directa. Sin embargo,
como se verá más adelante, dicho sistema de labranza es escasamente utilizado en los
sistemas mixtos debido a que, por una parte, la conservación del recurso suelo descansa
fundamentalmente en la rotación agrícolo-ganadera y, por otra, el pisoteo de la hacienda
compacta el suelo y disminuye así las ventajas derivadas de la Siembra Directa.
Finalmente, desde el punto de vista económico, caben considerarse las estrategias
productivas y de comercialización. Resulta del diagrama que es mayor el número de
productores mixtos que explicitan realizar planificación de su producción, lo cual parece
consistente con los mayores requerimientos organizacionales que requiere la actividad
ganadera. En cuanto a los aspectos comerciales, ambos grupos muestran hacer escaso
uso de la operatoria de futuros y opciones, reflejando fundamentalmente el hecho de los
escasos volúmenes disponibles en función del tamaño de las empresas analizadas y, en
particular, que los productores de las mismas disponen de menor capacitación e
información empresaria.
Respecto de la comercialización de la producción de soja, el indicador muestra una
mejor distribución temporal de las ventas relacionadas a los diferentes momentos del
mercado en el grupo de los productores mixtos. Ello está reflejando la característica
distintiva de la actividad ganadera -referida a la estacionalidad de la producción- que le
permite a los productores una mayor regularidad en el flujo de ingresos.
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Aspectos sociales
Entre
los
aspectos
sociales
se
han
considerado
diferentes
indicadores
relativamente dispares. Un primer grupo de los mismos se relaciona con el acceso a
recursos intangibles: si pertenece a cooperativas o gremios, si integra grupos de
productores o realiza cursos de capacitación. En los tres casos, el valor de dichos
indicadores es superior para el grupo de los productores mixtos demostrando que el
productor tradicional (por ser una zona históricamente mixta) valora más positivamente los
beneficios de estar en contacto con sus pares para el intercambio de temáticas afines al
logro del mejoramiento de su actividad, siendo que las posibilidades de acceso están
generalizadas para cualquier productor.
Dado que el sistema de salud pública, especialmente a partir de los ´90, se ha visto
afectado por el recorte en los gastos e inversión del Estado, el disponer de cobertura
médico-asistencial resulta muy importante para evitar realizar egresos monetarios que
deberían ser afrontados de forma inmediata ante una eventualidad, pudiendo ello atentar
contra la sustentabilidad de los sistemas productivos. A este respecto, son los productores
agrícola-ganaderos los que disponen en mayor número de dicha cobertura.
Un aspecto social que merece tratamiento especial es el número de productores
que hacen uso de un nuevo -y más beneficioso en términos de sustentabilidad- paquete
tecnológico. Específicamente en este caso se hace referencia a la tecnología de la
siembra directa, acerca de la cual los indicadores están mostrando un mayor número de
productores que hacen uso de dicha tecnología en el grupo de los especializados en
agricultura. Sin embargo, el escaso uso de la siembra directa entre los productores que
combinan con ganadería está relacionado con las limitantes que dicha actividad impone,
lo cual será tratado a continuación dentro del aspecto ambiental.
Aspectos ambientales
Entre los indicadores ambientales más representativos se encuentran la incidencia
de plagas, enfermedades y malezas. Sin embargo, cabe parcializar el análisis: a) la
incidencia de malezas resulta ser considerablemente menor o casi nula entre los
productores agrícolas puros debido a la generalizada difusión del paquete tecnológico
actualmente utilizado que implica el uso conjunto de semilla de soja transgénica y
glifosato; b) se percibe una menor diferencia en los indicadores de uno y otro sistema
para el caso de plagas y se infiere que ello tiene que ver con la especialización de los
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productores agrícolas; y c) la incidencia de enfermedades aparenta ser mayor en los
sistema agrícolas puros lo cual se explica por la creciente tendencia al monocultivo.
Según la evidencia de los estudios realizados, ya desde mediados del siglo pasado
aparece la preocupación por el deterioro físico de los suelos en distintas regiones de la
Argentina (Moscatelli y Pazos, 2000). Esto ha sido causa de la combinación de tipo de
suelo con el sistema de labranza utilizada, a lo que posteriormente se agrega la fuerte
tendencia a la agriculturización y al monocultivo. Si bien a partir de los datos obtenidos de
la encuesta se hace difícil la construcción de algún tipo de indicador que mida el estado
de deterioro del recurso suelo, se considera al uso -o no- del sistema de labranza en SD
un indicador de la preocupación y respuesta por parte de los productores ante dicho
fenómeno. Considerando este indicador, puede inferirse que los productores agrícolas
puros, al utilizar en mayor número la SD, estan aportando más eficientemente a la
sustentabilidad del recurso suelo. Sin embargo, está generalizada la idea de que la
combinación agricultura - ganadería ha sido históricamente un modo de proteger dicho
recurso en zonas productivas como la analizada en este estudio.
Para finalizar, se ha tenido en cuenta dentro de los aspectos ambientales un
fenómeno de creciente interés en las investigaciones que se llevan a cabo actualmente en
la provincia y que está referido al riesgo climático al que está expuesto la producción
agropecuaria. Algunos estudios llevado a cabo en el ámbito de la UNRC (Wehbe y
Maurutto, 2004) han demostrado que si bien en la percepción de los productores el riesgo
climático y el riesgo de mercado son valorados de manera similar, al momento de tomar
las decisiones el productor prioriza los aspectos de corto plazo del mercado lo cual queda
evidenciado en el indicador referido a: Número de productores que aseguran la
producción contra riesgo climático. No obstante, resulta muy difícil dar una respuesta al
hecho de que son los productores agrícola-ganaderos quienes más contratan seguros en
relación a los agrícolas puros. Ello puede estar relacionado al tamaño de los productores
y a su disponibilidad de información y capacitación empresaria.
En síntesis, y teniendo en cuenta las restricciones de información que pudiera
presentar este trabajo, los avances realizados hacen posible afirmar que aquella noción
generalizada en el ámbito de la región bajo estudio de que los sistemas productivos
tradicionalmente agrícola - ganaderos resultan más sustentables se ve corroborada a
partir de este estudio.
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Reflexiones finales: La proyección de estos procesos en relación al desarrollo
regional
Tal como se presenta en el punto anterior, el análisis de la sustentabilidad de
sistemas agrícolas reprentativos de la provincia de Córdoba corrobora que los sistemas
agropecuarios que combinan la actividad agrícola con la ganadera serían relativamente
más sustentables en todas sus dimensiones (económica, social y ambiental) que aquellos
que hacen un uso del suelo acotado a la agricultura continua. Sin embargo, se han
generalizado en la región sistemas productivos agrícolas puros con predominio de soja, y
es clara la tendencia a que los mismos evolucionen en el tiempo. Estos sistemas de
producción han mostrado resultados favorables en cuanto a producción y rendimientos.
Pero también se ha modificado de manera sustancial la estructura territorial de la
provincia, hecho que se evidencia en la significativa desaparición de productores, el
incremento de la superficie promedio de las explotaciones, y el desplazamiento de la
población rural hacia los centros urbanos más importantes.
El análisis realizado a partir del estudio de sistemas productivos representativos de
la provincia de Córdoba permite inferir que la reestructuración de la economía mundial
tiene una fuerte incidencia en la región a través de un proceso de transformación agraria.
El nuevo paquete tecnológico difundido masivamente en los últimos años -eje central de
aquel proceso- junto a las nuevas formas de organización de la producción podrían
significar un obstáculo para la sustentabilidad del desarrollo regional.
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ANEXO I. Metodología
Se toma como principal referencia el Marco para la evaluación de Sistemas de
Manejo Incorporando Indicadores de Sustentabilidad
(MESMIS) (Masera y López-
Ridaura, 2000) el cual es una herramienta que ayuda a evaluar la sustentabilidad de
sistemas productivos agropecuarios, brindando elementos para realizar reflexiones
destinadas a fortalecer la sustentatibilidad de los sistemas analizados. Evalúa la
sustentabilidad comparativa de sistemas productivos, ya sea mediante la comparación de
uno o más sistemas alternativos con un sistema de referencia o bien comparando la
evolución de las propiedades de un sistema particular a lo largo del tiempo.
Según los autores la evaluación de la sostenibilidad descansa en el análisis de un
conjunto de indicadores, los cuales deberán estar relacionados con tres áreas de interés
(económica, social y ambiental) tal que respondan a los cinco atributos que la definen:
− Conseguir un nivel alto de productividad mediante el uso eficiente y sinérgico de los
recursos naturales y económicos.
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− Proporcionar una producción confiable, estable (no decreciente) y resiliente a
perturbaciones mayores en el transcurso del tiempo, asegurando el acceso y
disponibilidad de los recursos productivos, el uso renovable, la restauración y protección
de los recursos locales, una adecuada diversidad temporal y espacial del medio natural y
de las actividades económicas y los mecanismos de distribución del riesgo.
− Brindar flexibilidad (adaptabilidad) para amoldarse a nuevas condiciones del entorno
económico y biofísico, mediante procesos de innovación y aprendizaje y el uso de
opciones múltiples.
− Distribuir equitativamente los costos y beneficios del sistema entre diferentes grupos y
generaciones involucradas, asegurando el acceso económico y la aceptación cultural de
los sistemas propuestos.
− Poseer un nivel aceptable de autodependencia (autogestión) para poder responder y
controlar los cambios inducidos desde el exterior, manteniendo su identidad y sus valores.
Desde el punto de vista operativo, la evaluación de sustentabilidad se concibe
como un proceso cíclico, que consta de seis pasos principales:
Paso 1: Caracterización de los sistemas productivos, en el que se definen los
sistemas a evaluar, la escala temporal de la evaluación y se describe el contexto socioambiental de la misma.
Paso 2: Determinación de los puntos críticos que pueden incidir en la
sustentabilidad de los sistemas productivos a evaluar.
Paso 3: Selección de indicadores, en donde se determinan los criterios de
diagnóstico y se derivan los indicadores de sustentabilidad.
Paso 4: Medición de los indicadores, que incluye el diseño de los instrumentos de
análisis y el procedimiento utilizado para obtener la información deseada.
Paso 5: Presentación de resultados en los que se compara la sustentabilidad de los
sistemas productivos analizados, discutiendo los principales obstáculos y fortalezas para
la sustentabilidad asociados a cada uno de ellos.
Paso 6: Conclusiones y recomendaciones en el que se realiza una síntesis del
análisis y se plantean estrategias y propuestas para mejorar la sustentabilidad de los
sistemas productivos.
Al realizar estos seis pasos se habrá avanzado en la conceptualización de los
sistemas y los aspectos que se desean mejorar, para hacerlos más sustentables, y con
esto se da inicio a un nuevo ciclo de evaluación.
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Siguiendo con los pasos operativos de esta metodología, se han identificado y
seleccionado sistemas productivos representativos de la provincia de Córdoba. Entre ello
aparecen los dos sistemas analizados en este trabajo: sistema agrícola puro y sistema
mixto, ambos con predominio del cultivo de soja.
Una vez realizado el trabajo de campo y relevada la información estadística
requerida, se procedió a la construcción de un conjunto de indicadores que permiten el
análisis de la sustentabilidad de los mencionados sistemas productivos. Ellos son
presentados en el siguiente anexo.
ANEXO II. Indicadores utilizados para evaluar la sostenibilidad de dos sistemas
productivos (agrícola puro y mixto) en los que el cultivo de soja tiene importancia
significativa
1. Tamaño promedio de la EAPs
Se consideró que la superficie óptima de las EAPs del área analizada, desde el punto de
vista productivo, económico y financiero, es de 600 hectáreas. Este valor podrá
modificarse en función de factores como el régimen de tenencia, capacidad de uso del
suelo y sistema de producción, sin embargo, a los fines del análisis, introducir supuestos
adicionales incorporando la influencia de estos factores no modifica de manera sustancial
el resultado. Luego, la superficie total de cada sistema productivo fue relacionada
porcentualmente con la superficie considerada óptima (valorada en 100%), de manera tal
de calcular el indicador de cada sistema productivo analizado.
2. Relación superficie propia / superficie arrendada
Se consideró como óptima la situación en que toda la superficie trabajada sea propia
(100%), de esa manera el porcentaje de superficie propia respecto de la arrendada se
convirtió directamente en el valor del indicador de cada sistema productivo.
Los argumentos que sustentan el óptimo mencionado tienen que ver con la vulnerabilidad
productiva, económica y financiera de las empresas consideradas. Si la superficie total es
propia, el productor tendría mayor probabilidad de continuidad dado que la mayoría de los
productores involucrados consideran que la actividad agropecuaria es -y seguirá siendola principal actividad que ellos desarrollen, sin considerar distintas alternativas existentes
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en la región o el país. Para ellos el capital tierra es un bien no negociable en su cartera
de inversiones.
3. Rendimiento promedio
El rendimiento óptimo se construyó a través de consultas a informantes calificados de la
región. En tanto que el rendimiento promedio efectivo de los cultivos entre las campañas
1998/99 y 2001/02 fue obtenido a partir de las respuestas de la encuesta realizada a los
productores. De esta manera, el indicador se construyó relacionando porcentualmente los
rendimientos promedios con el óptimo.
4. Relación rinde promedio con rinde máximo
La información procesada de la encuesta permitió determinar, además del rendimiento
promedio de la muestra por campaña, el rendimiento máximo obtenido por campaña en
cada sistema considerado. La diferencia entre estos rendimientos muestra la variabilidad
existente entre los productores de cada grupo o bien el riesgo productivo involucrado en el
sistema analizado.
Si la diferencia entre estos rendimientos fuera cero, estaríamos en presencia del óptimo.
El indicador de cada sistema productivo se calculó, entonces, considerando que la
variación absoluta respecto del cero sería el complemento del indicador porcentual
utilizado.
5. Ingreso Neto de la Empresa
Se considero como óptimo del ingreso neto total de la empresa, al monto de $36.000.
Para ello se tuvo en cuenta que el ingreso neto total de una empresa que mantiene la
capacidad productiva ejercicio tras ejercicio, debería permitir sostener la/s familias que de
ella dependen, pagar posibles deudas que existieran y posibilitar el crecimiento productivo
de la misma. Los indicadores fueron construidos considerando el rendimiento promedio, el
precio promedio actual, los costos directos, los gastos fijos en efectivo y amortizaciones
normales para cada sistema productivo considerado.
6. Sistema de labranza
Se consideró como óptimo que el 100% de los productores hubieran incorporado la
Siembra Directa como práctica de labranza. Por ende, el indicador de cada sistema
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productivo fue el porcentaje de productores que incorporaron la siembra directa a sus
explotaciones.
7. Comercialización de la producción
Dicho indicador analiza en qué momento del año se comercializa la producción, lo cual se
relaciona directamente con la situación de estacionalidad que muestra el precio de la soja
y los efectos que produce en los ingresos brutos de la empresa.
Para su cálculo se realizó, en primer lugar, un análisis de la estacionalidad del precio de la
soja entre los años 1998 y 2003, llegando a la conclusión que a lo largo del año (dividido
en trimestres) se presenta la siguiente situación de comercialización ordenada de mejor a
peor: 1) Octubre a diciembre; 2) Enero a marzo; 3) Julio a septiembre; 4) Abril a junio.
Si bien podría concluirse que lo óptimo es comercializar toda la producción durante el
período en que el precio presenta su valor más alto, por una parte, no todos los años la
situación se repite y, por otra, tampoco resulta conveniente vender toda la producción en
un mismo momento dado el riesgo financiero que significa la liquidez resultante. Por ello y
por necesidades de financiamiento en momentos de egresos por siembra, cosecha, entre
otros, se consideró que el óptimo es comercializar un 35% de la producción entre octubre
y diciembre; un 25% entre enero y marzo; un 20% entre abril y junio; y otro 20% entre julio
y septiembre.
Luego se elaboró un cuadro con cinco rangos de calificación desde el óptimo hasta un
extremo considerado malo, que concentra el 100% de las ventas en el período de
cosecha (abril a mayo), y con ello se analizaron las respuestas efectuadas por los
productores de cada sistema: agrícola puro y mixto. Se ubicó a la respuesta en uno de los
rangos predefinidos y luego se transformó la misma a valor porcentual.
8. Maquinaria para Siembra Directa
Como se considera que la siembra directa es el sistema óptimo de labranza y la
disponibilidad de maquinaria en tiempo y forma es un factor determinante de los
resultados productivos de las empresas agrícolas, se consideró que este indicador es
óptimo cuando el 100% de los productores dispone de sembradora de siembra directa,
que puede ser como propietario único o como socio con otros productores. De esa forma,
el porcentaje de productores con respuesta positiva se convierte directamente en el valor
del indicador.
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9. Planificación productiva
Se considera como óptimo que todos los productores planifiquen explícitamente la
producción que realizan en su establecimiento, por ello el indicador muestra el porcentaje
de productores que reconocen hacerlo.
10. Pertenencia a Cooperativa o gremio
Se entiende que la pertenencia a una cooperativa o gremio de productores permite
posicionarse mejor frente a los riegos de mercado o decisiones políticas que afectan al
sector, por tanto se consideró que el óptimo es que el 100% de los productores este
asociado a alguna de estas instituciones. El indicador muestra el porcentaje de
productores con respuesta positiva.
11. Integrado a un grupo de productores
Se entiende que los productores integrados a grupos de experimentación y
extensión agrícola tienden a mejorar su situación individual y potencian la posibilidad de
llevar a cabo emprendimientos asociativos. De esa forma, se consideró que el óptimo es
que el 100% de los productores estén integrados en algún grupo. Con ello, el indicador es
el porcentaje de productores con respuesta positiva.
12. Cobertura médico - asistencial
El disponer de cobertura médico - asistencial, si bien no se relaciona directamente
con la producción de la EAP, cualquier contingencia relacionada con la salud de los
integrantes del grupo familiar genera egresos monetarios que deben ser afrontados de
forma inmediata. El óptimo es que el 100% de las empresas tengan cobertura, por ello el
indicador es el porcentaje de respuesta positiva obtenida a través de la encuesta.
13. Cursos de capacitación
Se asume que la capacitación formal e informal acrecienta el capital humano, tanto
del productor como de sus trabajadores. Se considera que el óptimo es que el 100% de
los mismos se capaciten. Así, el indicador es el porcentaje de respuestas positivas
obtenidas.
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14. Seguro contra riesgo climático
El riesgo climático es uno de los de mayor incidencia en la producción agropecuaria
en general y en la agrícola en particular, por ello se considera como óptimo que el 100%
de los productores dispongan de cobertura contra dicho riesgo. El indicador es el
porcentaje de respuestas positivas.
15. Operaciones en mercados de futuros y opciones
El riesgo de precio es otro de los factores que inciden de manera sustancial en la
producción agropecuaria, por ello se consideró como óptimo que el 100% de los
productores efectúen operaciones en mercados de futuros y opciones agrícolas que les
permitiera fijar precio a cosecha o asegurar un valor piso. De esa forma, el indicador es el
porcentaje de respuestas positivas.
16. Existencia de enfermedades en los cultivos
Dado que las enfermedades en la agricultura producen perdidas de producción, se
considera como óptimo que no existan productores con incidencia de las mimas. El
indicador de cada sistema productivo se calcula con el valor porcentual de productores
que tienen cultivos libres de enfermedades.
17. Existencia de malezas en los cultivos
Al igual que el indicador anterior, el indicador de cada sistema productivo se calcula
considerando el valor porcentual de explotaciones que no están afectadas por malezas.
18. Existencia de plagas en los cultivos
El indicador para cada sistema productivo se calcula de la misma manera que los
dos anteriores.
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