Influencia de la edad en el bienestar de las personas mayores.

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Influencia de la edad en el bienestar de
las personas mayores.
Dra. Esperanza Navarro Pardo (Profesora Asociada del Dpto. de
Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universitat de Valencia).
Dr. Juan Carlos Meléndez Moral. (Profesor Titular Dpto. de
Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universitat de Valencia).
Dr. José Manuel Tomas Miguel (Profesor Titular del Dpto. de
Metodología de las Ciencias del Comportamiento de la Universitat de
Valencia).
Póster presentado al 49 Congreso de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.
Palma de Mallorca 6-9 de junio de 2007.
1.- Objetivo
El estudio de las personas de edad avanzada evidencia, cada vez más, la presencia de
modos sanos de envejecer, y nos permite conocer cuáles son los factores que determinan el
éxito y evitan que la persona se dirija hacia un envejecimiento patológico. En este sentido, y
como objetivo para este trabajo, pretendemos conocer cuáles son las dimensiones del
bienestar, según la escala de Ryff1, que tienen relación con la edad, y qué cambios tiene esta
relación según aumentan los años.
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2. Método
La muestra con la que se trabajó son personas que viven en la provincia de Valencia
(España) y que son mayores de 65 años. La media de la edad fue de 75.23, siendo la
mediana 74 años y la desviación típica 7.12. Un 44.9% eran hombres y un 55.1% mujeres.
El 58.2% estaban casados, un 6.1% solteros, el 33.7% viudos y un 2% está en otro tipo de
situación de pareja.
Medidas y análisis.
El instrumento utilizado para este trabajo fue una adaptación de la Escala de Bienestar
Psicológico de Ryff1, realizada por Molina y Meléndez2, que está compuesta por 43 ítems
que saturaban en cinco de las dimensiones originales: autoaceptación, dominio del
ambiente, crecimiento personal, relaciones positivas con otros y autonomía, quedando la
dimensión propósito en la vida reflejada parcialmente en los otros factores. La varianza
explicada para estos cinco factores fue de 47.699. Los resultados de la prueba KMO fueron
de .736 y la prueba de esfericidad de Bartlett obtuvo una significación de p< 0.001. El alfa
de Cronbach obtenido para el análisis de la fiabilidad de los ítems de cada una de las
dimensiones varía entre .608 y .871 (Molina y Meléndez2).
Respecto a los análisis realizados, en primer lugar se calcularon los coeficientes de
correlación de Pearson entre las dimensiones de la escala, teniendo en cuenta que si se
relacionaban fuertemente entre sí, esto sería indicativo de que podían variar conjuntamente.
A continuación se analizaron las relaciones entre las cinco dimensiones y la edad. Para ello
en primer lugar se empleó el coeficiente de correlación de Pearson y mediante gráficos de
dispersión se observó la tendencia de estas relaciones. Posteriormente se categorizó la edad
en tres niveles: 65 a 69, 70 a 74 y más de 75, así como las dimensiones de la escala, a partir
de su media y desviación típica, obteniéndose tres niveles: bajo, medio y alto. Esta
categorización sirvió para el análisis porcentual de ambos elementos cruzados mediante
tablas de contingencia.
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3. Resultados
Tal y como se indicaba los primeros análisis fueron encaminados a calcular los coeficientes
de correlación de Pearson entre las dimensiones de la escala. El resultado de estas
correlaciones fue que todas las dimensiones de las escalas entre sí son estadísticamente
significativas y elevadas (p< 0.01). A partir de estas relaciones se calculó la media de las
correlaciones que cada dimensión guarda con las demás, de tal manera que la correlación
media más alta fue la de dominio del ambiente, que se relaciona con las demás dimensiones
0.63 como promedio. Tras ésta dimensión, las relaciones promedio de autonomía,
relaciones positivas y autoaceptación se sitúan en valores similares y elevados también,
respectivamente 0.58, 0.57 y 0.53. Por último la dimensión relacionada en menor medida
con el resto, aún así de forma elevada, es la de crecimiento personal, con una correlación
promedio con las demás medidas de bienestar de 0.43.
A continuación, se analizaron las relaciones entre las dimensiones de la escala y la edad
mediante correlaciones de Pearson y de éstas solamente dos resultaron estadísticamente
significativas, la de la edad con la autoaceptación (r= -0.207, p<0.05) y la edad con dominio
del ambiente (r= -0.277, p<0.01). Para el resto de medidas de bienestar las relaciones no
fueron significativas obteniéndose los valores de -0.114, -0.100 y -0.141, para crecimiento
personal, relaciones positivas y autonomía, respectivamente.
Tabla 1 Correlaciones entre edad y las dimensiones de bienestar
Factores
Autoaceptación Dominio Ambiente Crecimiento Personal
Relaciones Positivas
Autonomía
Edad
-,207*
-,277**
-,114
-,100
-,141
* La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral). ** La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).
Por lo que se refiere a la autoaceptación y partiendo de que la correlación con la edad era
significativa, se realizó un gráfico de dispersión para analizar cual era la tendencia de
respuesta (gráfico 1). En este sentido, se observó que existía una tendencia a ir
disminuyendo según iba aumentado la edad.
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Gráfico 1 Relación entre la edad y la dimensión autoaceptación
Del mismo modo y en la dimensión dominio del ambiente, partiendo de que la correlación
con la edad era significativa, se realizó también un gráfico de dispersión (gráfico 2),
observándose al igual que en el caso anterior que el dominio del ambiente va disminuyendo
según va aumentado la edad.
Gráfico 2 Relación entre la edad y la dimensión dominio del ambiente
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Una vez realizada la categorización tanto de la edad (65 a 69, 70 a 74 y más de 75) como de
las dimensiones que correlacionaban significativamente (niveles bajo, medio y alto), se
analizó la relación entre los diferentes niveles establecidos. Estos resultados de carácter
puramente descriptivo, pretendían mejorar la explicación de las relaciones significativas
halladas mediante los coeficientes de correlación de Pearson. En la tabla 2 podemos
observar los porcentajes obtenidos entre la autoaceptación y la edad.
Tabla 2. Niveles de autoaceptación con niveles de edad
Edad
Autoaceptación
Total
65-69
,0%
70-74
7,1%
Más de 75
2,1%
3,1%
medio
47,8%
32,1%
51,1%
44,9%
alto
52,2%
60,7%
46,8%
100,0%
100,0%
100,0%
52,0%
100,0%
bajo
Total
Tal y como se puede observar en la tabla 2 todos los grupos de edad mantienen los
mayores porcentajes en los niveles medio y alto de autoaceptación, obteniéndose un
porcentaje diferencialmente muy inferior al del nivel bajo en todos los grupos de edad.
Indicar que si bien la tendencia en los dos primeros grupos es similar, para el grupo de más
d e75 años el nivel medio de autoaceptación es superior al nivel alto.
A continuación, se realizó el mismo análisis para la variable dominio del ambiente (tabla 3),
también a efectos puramente descriptivos.
Tabla 3. Niveles de dominio del ambiente con niveles de edad
Edad
Dominio del Ambiente
bajo
medio
alto
Total
Total
65-69
13,0%
70-74
7,1%
Más de 75
8,5%
9,2%
34,8%
42,9%
53,2%
45,9%
44,9%
100,0%
52,2%
50,0%
38,3%
100,0%
100,0%
100,0%
Por lo que se refiere al dominio del ambiente, al igual que en la dimensión anterior, los
mayores porcentajes obtenidos son en los niveles medio y alto, aunque en este caso el nivel
bajo obtiene porcentajes superiores. También, y como en el caso anterior, el grupo de más
de 75 años sigue una tendencia diferente ya que el nivel medio obtiene el mayor porcentaje.
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4. Conclusiones
El primer dato que llama la atención es como, al igual que en otros trabajos sobre bienestar,
las dimensiones que se supone que son propias del denominado bienestar subjetivo
correlacionan de forma más alta, mientras que el crecimiento personal, dimensión propia
del bienestar psicológico, es la que menor relación mantiene. En este sentido, parece
replicarse la perspectiva en la que se diferencian dos tipos diferentes de bienestar:
psicológico y subjetivo.
Además, y tal y como se ha podido observar a partir de los resultados presentados, han
sido las dos dimensiones propias del bienestar subjetivo, la autoaceptación y el dominio del
ambiente, las que mantienen correlaciones negativas con la edad. De este modo, y
contrariamente a lo establecido en un gran número de trabajos que indican que el bienestar
subjetivo como medida global parece no experimentar cambios significativos asociados a la
edad, en nuestro caso existe una tendencia a descender el nivel de estas dimensiones según
aumenta la edad.
Tal y como indica Triadó3, investigaciones recientes, utilizando medidas de bienestar
subjetivo que incluyen diferentes componentes, han logrado encontrar algunos cambios
asociados a la edad en ciertas variables propias del bienestar subjetivo, si bien estos
cambios son relativamente poco importantes y en ocasiones incluso contradictorios de
estudio a estudio.
En este sentido, Diener y Lucas4, obtuvieron también cambios diferenciales, indicando que
el afecto o emoción positiva tiende a declinar ligeramente con la edad mientras que el
afecto o emoción negativa por una parte, y la satisfacción con la vida por otra, tienden a
permanecer estables a lo largo del ciclo vital. Según Triadó3, estos mismos autores
atribuyen los ligeros declives en los estados afectivos positivos a la presencia en su medida
de indicadores sobre estados de gran activación y excitación, aspectos estos que podrían ser
algo menos frecuentes o, sobre todo, menos intensos a medida que pasan los años. Esta
disminución ligera de afecto positivo también es señalada por Charles, Reynolds y Gatz5, en
su estudio longitudinal.
Por otra parte y centrándonos en las dimensiones, la autoaceptación, como criterio central
del bienestar subjetivo, debe ser entendido como el mantenimiento de una actitud positiva
hacia uno mismo, reconociendo y aceptando los múltiples aspectos que definen a uno
mismo e incluyendo tanto los aspectos positivos como negativos y manteniendo también
sentimientos positivos hacia lo vivido.
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Pensamos que la disminución que se ha producido en la dimensión autoaceptación según
aumenta la edad, puede deberse al incremento de la autopercepción negativa que a partir de
los 75 años se genera ante la dificultad de solucionar aspectos de índole personal tales
como dificultades financieras, conflictos interpersonales con hijos e iguales, indiferencia
social, muerte de amigos, conciencia de soledad, enfermedad o incapacidad, incluso
dificultad para adaptarse a la jubilación (Meléndez6).
Por otra parte, debemos tener en cuenta que este descenso en la autoaceptación no sólo
hace que se perciban peor los cambios, sino que además, las personas están peor
preparados para ellos, lo cual hace que su funcionamiento sea menos óptimo y que las
valoraciones sean más negativas. Tal y como plantean Keyes, Ryff y Shmotkin7, tener
actitudes positivas hacia uno mismo es una característica fundamental del funcionamiento
psicológico positivo y por tanto del envejecimiento óptimo.
Respecto al dominio del ambiente según Navarro, Bueno, Buz y Mayoral8, diferentes
investigaciones muestran que la autoeficacia en el afrontamiento de sucesos presenta
variaciones en una misma persona en diversas áreas y contextos. De este modo una
persona puede percibirse autoeficaz en un determinado dominio como la salud, el
funcionamiento social, etc., y al mismo tiempo que sentir que su vida, en general, está
determinada por la suerte y el entorno. Por otra parte, Aldwin9 indica que las personas se
perciben como menos autoeficaces a medida que avanza la edad. En este sentido y aunque
en todas las edades existen diversos factores comunes que afectan a la percepción de
satisfacción, en la vejez la percepción de la salud se convierte en una variable fundamental.
Así, aquellas personas mayores que estiman que tienen buena salud (con independencia de
que medidas objetivas digan o no lo contrario) presentan niveles de satisfacción y bienestar
más elevados que las personas mayores que piensan que tienen mala salud. En este sentido,
parece lógico que esta dimensión descienda con la edad.
Por último, indicar que tal y como planteábamos, el bienestar, tomado desde la perspectiva
desde la que lo observemos, parece experimentar cambios evolutivos a lo largo de la
segunda mitad de la vida, y con respecto al bienestar subjetivo, si bien permanece estable a
lo largo de los años, tras esta estabilidad parece reflejar ciertos esfuerzos de la persona por
adaptarse a algunos cambios evolutivos ligados al envejecimiento, convirtiéndose tanto el
bienestar como la capacidad de adaptación en elementos centrales del envejecimiento con
éxito.
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5. Referencias
(1) Ryff CD. Happines is everything: or is it? Explorations on the meaning of psychological
well-being. Journal of Personality and Social Psychology, 1989: 57, 1069-1081.
(2) Molina Sena C, Meléndez JC. Bienestar psicológico en envejecientes de la República
Dominicana. Revista Iberoamericana de Gerontología y Geriatría, Geriatrika, 2006; 22(3),
97-105.
(3) Triadó MC. Envejecer en entornos rurales. Madrid, IMSERSO, Estudios I+D+I, nº 19,
2003. [Fecha de publicación: 13/06/2005].
(4) Diener E, Lucas RE. Subjective emotional well-being. En M Lewis y JM Haviland
editores. Handbook of emotions 2nd. (pp. 325-337). Nueva York: Guilford, 2000.
(5) Charles ST., Reynolds CA, Gatz M. Age-related differences and change in positive and
negative affect over 23 years. Journal of Personality and Social Psychology, 2001; 80, 136151.
(6) Meléndez JC.
La autopercepción negativa y su desarrollo con la edad. Revista
Iberoamericana de Gerontología y Geriatría, Geriatrika, 1996; 12(8), 40-43.
(7) Keyes C, Ryff C, Shmotkin D. Optimizing well-being: the empirical encounter of two
traditions. Journal of Personality and Social Psychology, 2002; 82, 1007-1022.
(8) Navarro AB, Bueno B, Buz J, Mayoral P. Percepción de autoeficacia en el
afrontamiento de los problemas y su contribución en la satisfacción vital de las personas
muy mayores. Revista Española de Geriatría y Gerontología, 2006; 41(4), 222-227.
(9) Aldwin CM. Does affect the stress and coping process? Implications of age differences
in perceived control. J. Gerontol., 1991; 46, 174-180.
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