I I lNTRODUCClOH. Hace un año hoy que se consagró Obispo de Oartagena, Monseñor Pedro Adán Brioschi. Fausto aniversario es éste que hemos querido conmemorar recogiendo en folleto los rasgos biográficos que puh1icámos el año pasado en El Correo de BolíVa1', de donde ahora los toma· mos. Oomo adición al boceto escrito, recordaremos brevemente la fecunda labor que en pocos meses de gobierno espiritual ba realizado Monsefior Brioschi. Desde que tomó posesión, en Junio último, de la Sede vacante, comunicó nuevo y poderoso impulso á los importantes asuntos espirituales de su vasta Diócesis. La numerosa grey se llenó de alhorozo al sentir el benéfico influjo del gobierno de su amado Pastor. Los espíritus se tranquilizaron; enjugáronse las lágrimas copiosas que había hecho derramar l~ triste orfandad en que dejó á la Diócesis la deplorable muerte del IlusirÍsimo doctor BIFFI, y todo fué consuelos y ùulces esperan7as. 1\1uy pocos días después de la brillantísima entrada. del Prelado á la capital de la Diócesis, parece que Dios quiso poner á prueba la prudencia yel amor de nuestro Pastor. Con efecto; en el mes de Julio del afio pasado, se presentaron inopinadamente, en la bahía de esta ciudad, unas naves de guerra italianas, cuya misión ver. dadera fué desconocida al principio. Oúal no -2- seria la sorpresa de esta población al penetrar~ se del alarmante hecho, de que la escuadrilla italiana anclada en nuestro puerto, había asumido actitud hostil f De un momento á otro se temía incidentes peligrosísimos de consecuencias extraordinariamente graves. Monsefior Brioschi, oriundo de Italia endonde reposan seres queridos de su corazón y endonde está vinculado.por tiernos é inmortales recuerdos, car05 á BU alma; Monsei'ior Brioschi, decimos,en la excepcionalsituación en que se halló, desempeñó con alteza cristiana, con noble constancia y energía, el difícil papel . de mediador entre un enemigo poderoso y su inerme gl'ey por cuya salud y bienestar se desvelaba. No es posible describir la inmensa pesaduml>re q.ue sintió en aquella sazón el amante corazon de Monsefí.orBrioschi; ni cuán fêrvorosas las paternales plegarias que elevaba al Cielo para apartar de su amado pueblo los proyectile~ asesinos con que nos amenazaba una nación que se había dejado arrastrar por los consejos de la iniquidad. y precisamente en 5 de Ago~to del año pa. sado, cuando el ultimatum de Candiani, dirigía el Santo Pontífice LEÓN XIII, una Encíclica á los Obispos,Clero y Pueblo de Italia, en la que expone las injusticias y vejaciones de que le hace víctima el Gobierno italiano; y con motivo de ese importante documento pontificio,publicó Monseñ.or Brioschi, junto eon la Encíclica, una valiente introducción en que reeuerda oportunamente cómo también Colombia, "noble nación," como la llama Monsefí.or,ha sido víctima d'e las violencias de aquel Gobierno. -3Gl'ande y simpática se destaca, desde luégo, la figura de nuestro Pastor ~n el ~onfl.ictoital<:>-c?", lombiano; por lo que la hIstoria de este epIsodIO internaeionallé consagrará páginas honrosas. Luégo que zarpó de nuestro puerto la es~ cuadra de Candiani y que los espíritus se sere-. naron, pensó Monseñor en abrir la visita pastoral. Con este santo propósito, publicó el 2 de Octubre de 1 M98 una extensa y luminosa Pastoral de la cual tomanos los bellos párrafos que siguen, patética invocación llena del más puro fuego religioso y de elocuencia: ¡Oh Padre Celestial, dispensad nos vuestra santa gracia, y ayudadnos á conducir al Cielo á todos nuestros hijos! y Vos, oh Redt"ntor Divino, que habéis dicho á los Obispos en la persona de los Apóstoles: ecce ego vobi.'lCum sum onmibm diebtt8, usque ad consummationem saeculi, asistid nos de un modo especial, y desde el sagrado Tabernácu]o abrasad nos en chispas de aquel amoroso incendio que arde eternamente en vuestro adorable Corazón, á fin de que gastemos, por amor vuéstro, todas nuestras fuerzas y nuestra vida en benef¡cio de las almas que nos habéis confHl.do. También á Vos, oh Eterno Paráclito, ocurrimos en solicitud de dones y gracias. N os ponemos bajo vuestra poderosa protección. ¡Sed nuestro alivio en la fatiga, nuestro amparo en las contrarit:dadt:s, y nuestro consuelo en las aflicciones! j Oh Virgen Santa, en el hermoso día en que conmemora la Iglesia el brillante triunfo que, por vuestra intercesión, alcanzÓ el ejército cristiano sobre los temibles y osados secuaces de Mahoma, en Lepanto, dirigid nos una mirada compasiva y acogednos bajo vuestro santo patrocinio! y Vos, castísimo esposo de la Madre Divina y Patrono de la Iglesia, hacéd que podamos conservar y aumentar entre nuestros queridos hijos la fe, el espíritu de pieda.d y el amor á Cristo, de que or)s habéis dejado tan nobles ejemplosJ durante el curso de vuestra carrera mortal. Vos también, ínclito San P,dro Clave,', especial Patrono nuéstro, alcanzad nos ese espíritu de abnegaci6n, sacrificio y ca. ridad que os mereció el glorioso título de Apóstol y os hizo obrar -4tan numerosas y espléndidas conversiones. Comunicad n os algo de vuestro celo iDagotable y de vuestra portentosa actiTidid, á fin de que nuestrl7.Slabores no queden estériles y sean provechosas á los descendientes de aquellos hijos predilectos, que Vos convertisteis y llevast~is á la mansión de los justos, donde hoy gozan de la eterna bienaventuranza . .i Que viva y se perpetúe tanto en el Pa~tor como en las ovejas, á fin de que siguiendo todos vuestros ejemplos y vuestras eosefía.nzas, logremos unirnos un día á Vos en el Cielo! ¡Haced que las contemplaciones de la fe y los deseos del amor puro preserven elta religiosa.grey nuétsra de los peligros que la rodean; alimentadla con saludables pastos y sostenedla con gracias celestiales, para que no perezca víctima de las insidias de los lobos que la persiguen! ¡Interceded por nosotros, y logren vuestras plegarias que se conserven puros los tálall1os, que se mantengan unidas las familias, que se levanten con sanas ideas los jóvenes, que den buenos ejemplos los adultos, que reine la concordia en los hogares, que vivan en pu los ciudadanos, en .na palabra, que desaparezca el vício y 60rezca la virtud/ Así, con ese apostólico celo,con ese cristiano amor por iUS ovejas, es como gobierna Monsefior á su amada Diócesis. Entre otros documentos interesantes dados á. luz por MonsefíorBrioschi, mencionamos la Encíclica trascendental, por él atinadamenLe comentada, del ilustre LEÓN XUL sobre la reunión de un Concilio latino-americano en la Ciudad Eterna. Grande el pensamiento del Pontífice; y seguramente fucundisima será la labor, inspirada de lo Alto, de esa augusta Asamblea de Prelados eminf'lntes. MonsefiorBrioschi, acatando la invitación del Santo Padre, ha emprendido viaje para Roma. Muy altas serán, sin duda, las cuestiones Q..ueel vigilante LEÓN XL~I someterá á la conSIderación de los Obispos latino-americanos; y, ciertamente, nuestro dilecto Pa.c:;torpondrá es -5buen contingente de luces en la elucidación de los elevados asuntos que estudiará la venerable Asamblea de que hará parte. Que la Divina Providencia dispense especiales favores á nuestro Prelado para que tiU viaje sea del todo feliz y vuelva presto al lado de sus ovejas para consolarlas, encaminarlas y adoctrinarlas con su costumbrado amor . . - - ---, Cartagena, 8 de )Iayo de 1899. MANUEL PAJARO H. Monseñor Pedro Adán Brioscbi. (BOOERO BIOGRÁFIOO.) Era el1.° de Junio de 1882. El pueblo de Cartagena, todo alborozado, se aglomeraba en el. muelle de la Aduana para recibir á un príncipe excelso de la Iglesia, al Pastor que, desde la remota Birmania, venía, obediente á la voz del Pontífice y para complacer á todo un puehlo que lo aclamaba con amm', á ocupar la sede que babía dejado vacante el inolvidable Prelado MANUELCERÓN. Se comprenderá que nos referimos al Ilustrísi mo señ.or BIFFI. Conservamos vivo el recuerdo de aquella brillante recepción que describió en El Heraldo de esta cuidad, el ilustre colombiano doctor don Joaquín F. Vélez. Vestido yá COll los pontificales ornamentos, se destacaba amable y majestuosa la figura de Monsefior BIFFI; y en medio del numeroso clero que le rodeaba) fijó nuestra atención de modo muy especial, un joven eclesiástico de aspecto modestIsimo y de apacible fisonomía. Pedro Adán Brioschi era su nombre. Y sea que este benemérito joven despertase por sí mismo simpatías; sea que las vivas y profundas que el pueblo de Cartagena profesaba al señor BIFF! se reflejasen poderosamente sobre el simpático joven; sea que estas dos circunstancias obrasen conjuntamente, como pensamos nosotros, lo cierto es que la sociedad cartagenera hizo del -7joven Brioschi, desde su llegada, objeto de gran distinción, la cual ha ido creciendo con el tiempo hasta COD vertirse en profundo afecto y en amor. Apenas era subdiácono cuando arrihó á esta ciudad, y poco tiempo después recibió el Diaconado. Al pisar esta piadosa tierra, el se· fiar Brioschi no conocía el ca8tellano; y sinembargo yá en Agosto del mismo año en que vino, es decir, al cabo de dos meses y medio, era capaz de manejar en el púlpito nuestra hermosa aunque difícil lengua. En efecto; en la fiesta de San Roque del afiOmencionado ocupó el joven Brioschi la sagrada Cátedra y extasió y conmovió dulcemente al concurso que tuvo la fortuna de concurrir á su estreno oratorio. Grato nos es reproducir hoy lo que á la sazón escI'lbímos en El Heraldo con referencia al feliz estreno, como orador sagrado, del que es hoy nuestro dilecto y venerado Obispo. Nuestras palabras fueron las siguientes: " La poca capacidad del Convento no bastó á contener la "notable concurrencia que asistió á escuchar la palabra divina, "anunciada por un joven eclesiástico, que muy pronto será un "distinguido orador sagrado. Hablamos del joven Pedro Adán "Brioschi. Apenas cuenta 22 años. "Mucho nos satisfizo la comp0sición del joven Brioschi, y "fué muy fdiz en la manera de exponer el asunto. Yá sabemos "lo dificil que es hacer un buen panegírico, pues muy fácil es que "el orador descienda á pormenores que en vez de interesar fati"gucn al auditorio. " El joven Brioschi cual si fuera orador habituado á mane· "jar diestramente desde la sagrada Cátedra, temas como el que "desenvolvió en su discurso, mostrÓ que posee especiales dotes "para ser un predicador de primer orden. " Entre otras excelentes prendas del orador, nos llamó la "atención el fervor intenso que inspiraban sus palabras. Más -8"de un pasaje patético de su discurso nos conmovió hondamente, "de suerte que podemos decir que el joven de quien hablamos, "sin darse cuenta tal vez de eHo, observó á la letra el precepto "oratorio que dan los maestros: Si t1U m~jkre, dolemdutn "ut primum ip8i tibi - " Reciba, pues, el inteligente y virtuoso joven Brioschi, "nuestras cordiales y afectuosas felicitaciones, por el brillante "éxito que ha obtenido en su estreno como predicador, y llénese "de inmenso gozo el Ilustrísimo señOr BIFFI, al saber que el "joven Brioschi ha correspondido de la manera más cumplida, á "la alta idea que de su talento tiene formada. " Mucho deseamos que pronto el nuevo predicador ocupe "el suntuoso púlpito de nuestra Catedral, para que pueda nuestra "sociedad formar completa idea de su talento no común." A las simpatías que inspiraba, comenza· ba, por esto, desde entonces, á afiadirse la admiración por el joven que así se anunciaba como futura lumbrera de la Iglesia colombiana. En noviembre del mismo afio de 1882, decretó el Ilustrísimo sefior BIFFI la solemne traslación de los restos venerandos del austero y virtuosísimo Prelado, sefior doctor don BERNARDINO MEDINA y MORENO, quien durante más de v€linte afios había apacentado con celo el rebaño de Cristo en la Dióoesis de Cartagena. Recordando el Ilustrísimo sefior BIFFI la paternal acogida que le había dispensado el doctor MEDINA cuando vino á predicar en esta ciudad la memorable y fructuosisima misión; deseando triblltar á aquellas cenizas los debidos homenajes para conmemorar las grandes virtudes del muerto Pastor; y, sobre todo, anhelando que las reliquias - sagradas del sefior Obispo MEDINA reposasen presto en su Catedral, como debía ser, dictó el decreto de traslación de sus restos desde el cementerio público hasta el referido templo. El acto fue sol~mne y gran- -9dioso: la fúnebre oración que pronunció el sefior BIFFI, por extremo patética y hcrmosa; y hermoso y elocuente, conciso, expresivo y apropiado, ~l epitafio grabado en lápida de grandes dimensiones, colocada en el prestJiterio de la Sauta Catedral, y que cubee la cineraria urna del Ilustrísimo señor doctor MEDINA. Cúponos cI señalado honor de escribir para El Herald& la narrauión del imponente acto de la traslación de las mencionadas, vellerables reliquias; y deseando publicar también el epitafio, trope7.ámos con el inconveniente de que estaba redactado en latín. ARí lo recogimos, no ObRtante, y lo presentámo8 al ilm;tre literato señor don ABEL M. IRISARRI quien, con su genial cultura. y amabilidad, aceptó el encargo de verterlo al castellano. Al entregarnos la traducción nos dijo: "Este epitafio es un bello trozo de latín clásico, escrito con elegancia y corrección," ¿Quien era el autor? Nadie lo sospechaba. Era el joven diácono PedroAdán Bri.oschiquieo, de ese modo, daba una prueba palmaria de ser, á pesar de sus cortos años, latimsta aventajado. No queriendo privar á los que conocen la rica lengna del Lacio, del placer de saborear la composición latina del discreto y talentol3o autor del citado epitafio, lo ponemos á continuación: Quem per tot armas tunti'que lahoribus fl.ltigatum P(Utorem patr~mque habui"ti.~ Dnum. Dnu7n. Ih;KNARDlNUl\( MEDINA, Ric I+œclm'œ qUie8{'entem Oolite, Uarthaginemes . suœ pietatilJ certisaima prœtulit indicia, -10Per longas horas ad S. S. Euchm'istiœ .Aram, Amorill vekmentia Of'ans atque Angelicis liqueBcens ardorilnu. Miram tJitœ illnocentiam pari cum pœnitentia 8ociavil, Et abstÙ¡entiœ gloriaba'"r augustiis. Persecutione vehementi ingrave8cel.te adversus ECCLERIAM Pugnam non re'puit, ut ajflictœ Mat1'is jura Tueretur: .sed jam multa perpt/J6us, dolor'e8 quoque Geminati exilii œql.fO animo'U8t14lit. Benemerito ergo .Episcopo vestro, qui haue DiœceÛm tantis curis circumdedit ab anno MDCCOL VI ad annum M.DCCOLXXVIL Aeternam Requiem. Clementer rogat" .Plii. Carthagine ¡88Z Va en seguida la versión castellana, trozo literario armoniosísimo, de corte cervantino, cuyo autor es, como queda dicho, el insigne e!:icritor y linguista, sefior don ABEL M. lRRISARRI, Dice así: "Honrád, cartageneros, la memoria del Ilustrísimo señor dan Bernardino Medina y Moreno que aquí yace y á quien por tántos años, abrumado por innúmeros trabajos, tuvisteis como Pastor y Padre. Dió certísimas señales de acendrada piedad, orando por horas enteras al pie del altar sagrado, con amoroso fervor y derretido por celeste fuego. Juntó la penitencia á una admirable sencillez de costumbres, é hizo su gloria de las penali. dades de la austeridad. Aumentada la viva persecución contra la Iglesia, no esquivó la lucha para defender los derechos de la atligida. MacJre, antes bien, de~pués de nlUchos sufrimientos y pesares, sufrió doble destierro call ánimo sereno. Piadosamente rogá:i, pues, oh fieles, por el eterno descanso de vuestro dignísima Obi.spo, que tántos cuidados prodigó á esta grey, desde el año de 1856 hasta el de 1877." , Con estos antecedentes entremos yá á' esbozar la vida interesante del que acaùa de recibir la santa unción episcopal para regir la Diócesis de Cartagena, -11- El Ilustrfs;mo lenaI' Pedro Adán Brioschi vió la luz en la bella Lombardía, en el pueblo de Tradat(:l, cerca de Milãn. Es, pues, oriundo de Italia, la afortunada nación en donde moran los augustos Pontífices; la tierra maravillosa, llena de indecriptibles bellezas, en donde la Religión despliega soberano esplendor y las grandiosas obras de arte cauti\~an la vista, embargan el corazón y elevan el alma á regiones sublimes. De la región de Italia de donde ban salido almas enérgicas y vigorosas; en donde floreció el grande Arzobispo Ambrosio, conocido universalmente por su profunda ciencia y virtud heroica é incontrastable; de esa región en donde vino al mundo nuestro santo Obispo EL'GENIOBIFFI; de allá también nos viI)o :Monsefior Brioschi, que ciñe hoy su frente con la mitra episcopal de Cartagena. En Monseñor Brioschi se advierte la vigorosa energía como carácter regional, como lombarda; ama la ciencia profunda y la cultiva siguiendo las huellas luminosas del sublime Ambrosio; y vive encariñado con el ideal de las virtudes heroicas: por eso ha sido admirador y elocuente panegirista de Ppdro Ulaver. Pero la ciencia que cultiva y lac:;virtudes que aquilata, las cimienta en la humildad á ejemplo de su preclaro modelo, el manso, el dulcísimo sefior BIFEI sU sabio maestro y autor de la grandeza moral que hoy rliSplaudece en el alma pura de Monseñor Brioschi. Nació :Monseñor el 7 de Abril de 1860, de padres excelentes y piadosos (don Luis Brioschi y dofia Josefa Cárcamo.) -12En ~l bellísi mo boceto que escribió Sainte Beuve de ::;an Francisco de Sales dice de este Santo admirable: "Lleno"de doctrina, con un talento en que ··brílla ba.el pudor y con una mirada en que se '~Ieíala hermosura de su alma, fue la alegria ude SU:; }lad res. l' Algo semejante podemos decir de nuestro amado obispo Brioschi.· Fue también, desde su niñez, la alegría de SUH padreR quienes se esmeraron con amorosa 50licitud en ilustrar su mente infantil y formar su corazón para la virtud. Determinaron, por eso, colocarIa en temprana edad en el Colegio de Tradate, en donde hizo SUR primeros estudios dirigido por un sacerdote de eximias prendas. Sacerdote fue, pues, el que comenzó á iluminar su espíritu y ello sin duda contribuiría grandemente á despertar su vocación sacerdotal. Acabados los e.'3tudios elementales eu su lugar natal, pasó á Milán, la patria gloriosa de nuestro amado sefior B1FFI; la soberbia ciudad de la maravillosa catedral de mármol con las cuatro mil qninientas estatuas que la adornan y hermosean; á ese gran centro de cultura intelectual y foco resplandeciente del Catoli(~ismot fue á hacer sus estudios superiores Mouseñ.or Brioschi. Por esta época era yá irresistible su vocación para el sacerdocio en su más sublime y conmovedora manifestación: ,en la de misionero. El PUI'O amor á Cristo; el noble deseo de propagar la religión entre los infieles, y el amor á los hombres, fueron, sin duda, los generosos sentimientos que movieron su corazón -l3de joven' abnegado á abrazar la causa de la Religión como ¡;;oldadode Cristo. Al llegar â Milán entró en el Seminario de las MiRlones asiáticas, fundado por un hijo preclaro de la 19le1:iiay grau lJellt'factor de la humanidad: MOl1sef'íorJosé :M:arinoni. Tiene apenas cuarenta y ocho afias de fundado ese Seminario importantísimo, semillero copio so de misioneros como Monseflor BIFFI. InIci6 su fecunda labor en 1850, y abundante ha sido yá la cosecha recogida hasta el presente, de ese venerable lnstituto. Monseñ.or Marinoni, ardiendo en celo reli· gioso y contemplando con honda tristeza que existían muchos millones de hombres derramados en la vasta extensión del Asia. entregados á la torpe idolatría, concibió el grandioso proyecto de fundar un Seminario exclusivamente destinado á formar buenos y valeroRos misioneros que fueran al A~la, en particular, á derramar la luz del Evangelio para salvar á tán· to hermano sentado en las tinieblas de errores nefandos. Y en efecto, logró establecer en aquella parte del globo, importantes misiones eomo las de Hon Kong, Hanán septentrional, Hanán meridional, Bengala central, Birmania y Hyderabad. Al fondo de Birmania llegaron; como ~ recordará, el clamor del pueblo de Cartagena y la augusta voz del Pontifiee LEÓN XIII para anunciar al humilde misionero EUGENIO BIFFI, que la Diócesis de Cartagena esperaba que viniera á hacer su felicidad ciñendose la mitra episcopal y dirigiéndola con su pastoral cayado. Todos sabemos cómo se sobresaltó en medio de -14Sus catecúmenos, el pobre pero venturoso misiolIera; sabemos cómo rehusó el peligroso honor, y cómo por obediencia y por amor se allanó á abandonar su querÜla grey de la Birmania, por él evangelizada; y vestido con el burdo sayal del misionero, emprendió marcha para la hermosa Italia y dirigióse á MiláIl, en cuya suntuoM catedral fue consagrado. Próximo á emprender viaje para su Diócesis, fue á despedirse de su amado ~eminario de las Misiones, de donde, en 1856, había salido, joven y lleno de candor angelical, á dar las misiones en esta ciudad de Oart~gena. Al llegar á ese Seminario, fue vivamente impresionado Monseñor BIFFIcon la vista de unjoven seminarh;ta, que se preparaba heróicamente para librar las granèes batallas contra los salvajes que demoran en las Misiones asiáticas de su Congregación. Ese joven seminarista se llamaba Pedra Adán Brioschi, á quièn nunca había conocido el sefio!' BIFFIy por quien sentía, sinembargo, en aquellos misteriosos momentos, hondas simpatías y paternal amor; y se empefíó Monsefior BIFFI con el Superior de la Congregación para que le permitiera traer consigo á Cartagena al joven Brioschi; y hubo enérgica resisteneia de parte del Superior, y ma YOI' empeño y súplica per-suasiva por el lado del señor BIFFI,con lo que el Superior cedió, y el Ilustrísimo señor BIFJi'Iemprendíó su viaje á Cartagena lleno de santo orgullo. pO,r la valiosa, inapreciable conquista que había realizado trayéndose consigo al joven Brioschi. A la sazón contaba .Monsefior Brioschi vemtidos afios y apenas había recibido las ór- -15- denes menores, conferidas por el señor Arzobispo de l\filán, Monseñor Luis de Calabiana, y el Subdiaconado que le conf:irjó el Patriarca de Alejandría, don Angel BallerÍni. Monseñor BIFFIlo ordenó ne Diácono y de Sacerdote en el mi¡r;moaño de 1882 en que llpgó aquí. Por eso el ~5 de Dieiembre de ese año pudo Monsefíor Brioschi cantar su primera misa. Ilustres Príncipes de la Iglesia, como se ha visto: Obispos, Arzobispos y Patriarcas, fueron los encargados de ungir al joven Bri03chi con el óleo sacerdot.al, presagio feliz de que ese joven ministro del altar estaba llamado á desempeñar misión elevadísima en campo de acción más extenso. Radicado yá en Cartagrma; unido con los más firmes lazos del amor y la veneración á su E'sclarer-ido ,Jefe espirit.ua1, Ilustrísimo señor BIFFI,Monseñor Brioschi, como genuino apóstol del Catolicismo, se sintió como en su propio elemento respirando el ambiente de Colombia; pero sin duda sn corazón, lleno de religioso ardor, comenzado á caldearse al fuego de las duras luchas y privaciones del misionero, suspiró muchas veces por volver á su querido y siempre presente Seminario de las Misiones, para de allí partir, encendido en noble celo, á conquistar almas para Cristo en las agrias regiones del Asia. Mas no pudiendo dar expansión á esos sentimientos de abnegación, desplegó de insólita manera su actividad desde que se vió aàornado con la sagrada investidura sacerdotal. Dióse, pues, con mayor ahinco, al estudio de las lenguas muertas y de las vivas; á profundizar los estudios teológicos y filosóficos; -16- á estudiar la' historia eclesiástica y la profana., y á seguir la ascend(jnte marcha del progreso moderno en lo religioso y político, lo literal'Ío é industrial; y con tau admirable preparación y tan bien pertrechado, abrió campafia contra los errores desde el púlpito y en la tribuna de la prensa. Su cara Italia y el Máximo Pontifice LEóN XhI, han sido y son a5unto de constante estudio para Monsefior Brioschi. . No ha podido contemplar sin profundo d~ lor, las amarguras que experimenta la nobilisima alma de LEón XIII, cautivo en el Vaticano, como lo estuvo su venerando predecesor PIOIX, por la iniquipad de los que han consumado en Italia violentos despojos á la Iglesia y al Pontificado. Ese dolor unido á santa indignación, ha inspirado á la fecunda pluma de Monsefior Brioschi, escritos llenos de vigor, elocuencia y de alto espíritu religioso. . En 1886 fundó El Hebdomadario, yen sus columnas dio á luz muchos de esos magníficos escritos en defensa del Papado y de los derechos de la Iglesia. Diez afios sostuvo Monseftos Brioschi, él solo, esa hoja periódica interesantísima que forma diez 'volúmenes, que siempre se consultarán con provecho. y al paso que realizaba esa - benéfica labor en la prensa periódica, se dedicaba también à la enseñanza. Por varios afios fue profesor en la antigua Universidad de Bolivar, de Latín y de alta Filoaofía; y llamó especialmente la atención por la gran competencia que puso de manifiesto en el desempefio de esas difíciles asignaturas; al propio tiempo que en lo puramente -17espiritual era colaborador inteligente y laborioso de Monseñor BIFFI, con quien llevaba la pesada carga del gobierno episcopal en Sil carácter de VIcario general. A mediados de 1894 emprendió Monseílor Brio8chi viaje á Europa con el doble objeto de visitar á su amado Seminario de Milán y presentar personalmente al Sumo Pontífice LEÓN XllI homenajes de filial amor. De L' Observatore Cattolico es lo que sigue, referente á la memorable visita que hizo Mon~ señor á su antiguo Seminario: Los sacerdotes ordenadol en Milán en 188~ honraron ayer con afectuosa solicitud á su condiscípulo Monseñor Brioschi. Vicario General de S. E. Monseñor BIFFI en la Di6cesis de Cartagena, en Colombia. Monaeñor Brioschi salió de Milá'l en 1882 lin ler todavía Racerdote y siguió, á Monseñor BIFFI á Cartagena, Diócesis vas-tísima, sin clero (24 Curas para 84 parroquias),-sin Seminario, sin dinero, sin espíritu eclesiástico. Monseñor BIFF 1 Y lU Vicario han trabajado constantemente, y despuél de doce años han formado un Seminario, ordenado algunos sacerdotes, atraido el dero á la virturl: así, pues, alimentamos la esperanza de un porvenir mejor pua aquellas poblaciones de índole naturalmente buena.. Llegado á Roma actualmente Monseñor Brioschi por asuntos de su empleo, emprende viaje por Europa, y al pasar por M:Ján, sus antiguos compañeros de colegio lo f~stejaron. Eligió;e á Don Ba.ltasar Bonomi para presirlir la comisión religiosa, y Monseñor Brioschi, que fué el celebrante, dirigió á sus queridos amigos, amistosas palabras--Después de medio día tuvo lugar el ágape fraternal, verdaderamente fraternal, verdaderamente cristiano. Sentáronse á la mesa 34 sacerdotes que renovarOll los caros recuerdos del Seminario. El puesto de honor fue concedido á Monseñor Brioschi: alIado, el M. R. Don Gaetano Beretta y el M. R. Don Francisco Console, Vicario de la Parroquia de San Gottardo, donde se efectuaba la reunión, y el Sacerdote David Albertario. -18Su Santidad León XIII, S. E. el Cardenal Arzobispo, S. E. Monseñor el Obispo Auxiliar, bendijeron á los congregante., y el Arzobispo hizo dar á cada uno una medalla que lleva las efigies de María Inmaculada y del Papa, y al Promotor Bonomi, Un crucifijo. Los Profesores del Seminario, incluso Monseñor Panighetti, enviaron tarjetas de adhesión y de augurios. Fue, en fin, una reunión no s610 bella por la expansi6n fraternal colorida de a.legres al par que de dolorosos recuerdos, sino en extremo edificante y más sagrada aún por la aprobación de los venerados superiores. La idea de la tiesta fue saludar y rendir homenaje al compañero misionero Monseñor Brioschi; fue demostrarle con cuánto afecto y reconocimiento se conservan los recuerdos yenseñanzas del Seminar:o, y encomiar con entusiasmo á los antiguos Superiores: fue manifestar cómo se conserva viva en el almlt la adhesión á aquella doctrina romana por la cual se ha luchado y de la cual está nutrido el espíritu eclesiástico; mantenido constantemente la obediencia al Papa y al Obispo y cimentada la santa amistad que no hacen disminuir ni la distancia, ni la diversidad de las obras. Sobre el mismo asunto cruzáronse los telegramas que siguen, de Milán á Roma y viceversa. Oardenal Rampolla.-Roma.-El recuerdo de la sana educación del Seminario, reune á los sacerdotes milanesel condiscípulos de Monseñor Brioschi, Vicario General de Cartagena de América, sobre la tumba de San Ambrosio. La bendición del Santo Padre nos conforta en la labor por la defensa de los intereses del Papado y por la santificación de las almas. El Santo Padre bendice cordialmente á los sacerdotes milaneses condiscípulos de Monseñor Brioschi, que ruegan sobre la tumba de San Ambrosio por Su Santidad y por el Excmo. Arzobispo.-Cardenal RÜlPOLL.A.. Bien merecía Monseftor Brioschi el honor que le tributaron con afecto sus condiscípulos del Seminario de Milán; porque yá por esa época era Monseftorgloria legítima de eseSemi- -19 nario y esperanza halagadora de que en venideros días daría lustre mayor y mayor brillo á la institución fundada por el inmortal Monsefiar Marinoni. Sin duda el celo apostólico y el acendrado amor que profesa al Pontífice reinante, movieron á Mom.:;eñorBrioschi á realizar lU corta peregrinación por el viejo mundo. Al visitar su amado Seminario renovó Call vivo ardor sus antiguos votos, reconfortó su alma para la<:;luchas rudísimas del porvenir, y apr~tó más los vínculos que lo unían á su santa Congregación. y para que se comprenda cuán elevado es el concepto en que se le tiene en ella, consignamos el hecho, de que al hacerse recientemente la elección de nuevos Superiores del Seminario, fue honrado Monseñor Brioschi con los votos para el segundo puesto. Mas el Superior electo, sea por su edad avanzada ó bien porque quisiera que se utilizasen las eminentes dotes de gobierno que había descubierto en Monse:fíor Brioschi, deseó renunciar su elevado puesto para que lo ocupara Monsefior y á ello lo excitó. Con sumo regocijo nos informámos de este incidente, en alto grado honroso para Monseñor Brioschi; empero nos sobresaltámos, porque esa elección venía en momentos en que desempefíaba la Vicaría general de la Dióce8i~, en sede vacante, por el doloroso félllecimiento del Ilustrísimo señnr BIFFI, y cuando las miradas de los buenos católicos se fijaban en Monsefíor como una dulce esperanza de que la silla episcopal de Cartagena sería por él dignamente ocupada. Añádase á eso, para que se comprenda mejor nuestra inquietud, el gran anhelo que -20SÍelnpre había mostrado Monseñor Brioschi por volver al regazo de su inolvidable Seminario y emprender la obra sublime del misionero. Dios bondadoso dispuso las cosas de otro modo, y por eso Monseñor nos ha hecho dichosos quedándose con nosotros para hacernos partícipes de la ,raliosísima herencia que le dejó su amante Padre y sapientísimo Maestro, Ilustrísimo doctor BIFFI. iY quién con mejores derechos de todo género podría recoger esa preciosa herencia? tEn qué otro espíritu qne en el de Monsefior Brioschi, había penetrado más honda, más dulce y más eficazmente, el evangélico espíritu del Prelado egregio EUGE~IO BIFFI? i Quien con mayor acierto y sabiduría podría dirigir la nave de la Iglesia de Oartagena, que Monseí1or Bri~ chi, quien junto con el experimentado y santo Obispo BIFFI, había manejado tántas veces el timón de esa nave con conocimiento de los escollos que había que evitar? Ah! con qué enternecimiento recordamos algunos episodios ocurridos entreel Ilustrísimo señor BIFFI y su amado hijo Monsefior Brioschi,. En febrero de 1888 naufragó en el vapor "Cartagená" el Ilustrísimo sefior BIFFI. ¡Cuánta no sería la consternación de esta sociedad al tener conocimiento de tamafio infortunio! SÚpuse presto, afortunadamente, que los pasajeros todos se habían salvado, y que nuestro ama· do obispo BIFFI llegaría ileso en medio de sus hijos para consolarIos y alegrarlos. Oyendo todo lo que ()I.;urria, Monseñor Briosclii era presa de gran dolor y estupefacción. Y cuan· -21~ do todos estábamos yá en relativa tranquilidad pot' saber que el Ilustrísimo señor BIFFI estaba salvo, sólo Monseñ.or Brioschi lloraba todavía con hondo sentimiento filial. iQué le producía ese llanto? l ~o se había salvado el venerable Pastor? Sí, sah'aùo estaba; empero á Monsefíor Brioschi lo atormentaba en todo momento esta interro~ación: ¿Cómo ha podido naufragar la nave en qne venía un Santo? Y ~sa interroga eión, de misterioso sentido, llenaba de lágrimas 5US ajos .... '\lãs tarde Re consoló su corazón al per::;uadirsc de que la salvación del Ilustrísimo señor RIFF! y la de sus compañ.eros de viaje, fue del todo milagrosa, porque el buque estaba perdido en muchas lirasas de agua, y, sinembargo, no se sumergió sino cuando, providencialmente. fueron recogidos los náufragos por un buqne de vela quo, contra cOl:3tumbre,estaba fondeado no lejos <leI sitio del trágico suceso. Nadie ha rluàado de que en aquellos atlictivos momentos para el Santo Obispo, la Divina Providencia velRba de modo especial por él. Si nó ¿qué hada ariuella nave de vela salvadora, fondeada illesperadamente en el, de ordinario, desie}·to lugar- de la catástrofe? Sin la presenda milagrosa de ~sa nave, la pérdida de Mon~enol' ilIFF!habría sido inevitable. Pero las lágrimas ardientes que Monsefior Brioschi derramaba, no ob~tante el ver ileso al ilustre Pastor, revelaban el intengo amor que profesaba al Ilustrísimo señ.or BIFF1, y la fe que alberga su cora;¡,ónde que la virtud y la santidad obran ó deben obrar constantemente prodigios que asombren. Su fe quedó confirmada en esa memorable ocasión. Los que re- -22- cuerden el relato patético que publicó sohre este suceso, el Ilustrísimo señor BIll'FI, recordarán también lo extraordinariamente grande del peligro y la inminencia de la muerte. Y como el amor no tiene límites conocidos, desde aquellos amargos días en que estuvo en gran riesgo la vida del Prelado, el amor de Monsefior Brioschi para su venerado MaeBtI'O creció de extraordinaria manera, como se comprobó durante la enfermedad del perínclito Pastor. Nosotros que prestámos por muchos mese5 nuestros cuidados profesionales al Ilustrísimo señor BIFFI en su penosa enfermedad, pudimos presenciar las más tiernas escenas de amo:" entre aquellas dos almas nobilísimas y puras. En medio de las congojas que la enfermedad hacía padecer al señor BIFFI, hallaba en la amorosa solicitud de su amado don Pedro, como 10 llamaba, consuelos inefables que trocaba en dulce sonrisa el quejido que la dolencia le arrancaba. y vino el día de la gran pesadumbre; luctuoso día en que el alma de ángel del Ilustrísimo señor BIFF! voló al Cielo. i Oh enorme infortunio para Monseñor Brioschi, huérfano de15deese infausto momento! i Cómo padeció esa alma sensible! i Qué torrentes de elocuencia hizo brotar el dolor acerbísimo, de 108 labios de Monseñ.or y de su pluma fecundisima! J.nnumerables fueron los telegramas de condolencia que recibió, é innumeraùles los que contestó, notables todos por la asombrosa variedad que en la forma revestía el sentimiento intenso que los dictaba. -23- Pero vedle en la mañana del 17 de Noviembre de l896 en lo alto de la sagrada Cátedra! En el centro de nuestra hermosa Catedral, se levantaba majestuoso é imponente túmulo; colmado el templo de selecta y recogida concurrencia, y Monsefíor Brioschi, agitado por hondas emociones, fijos los ojos, empafiados por la tristeza, en el sagrado recinto Qué iba á suceder! Monseñor Bl'ioschi iba á pronunciar el fúnebre elogio de su gran benefactor y padre, Ilustrísimo doctor BIFFI! La sola tentativa de Monseñor de acometer esa empresa, conmovió profundamente al auditorio; y hubo fuertes estremecimientos de corazón y lágrimas abundantes en los ojos, cuando Monsefíor Brios{'hi hizo resonar en las altas bóvedas del anchuroso templo, su palabra sonora, elocuente, vibrante y al propio tiempo melancólica, muy melancólica y tierna. En bien impreso folleto de grandes dimensiones y de 36 páginas, corre publicada esa brillantísima pieza de oratoria sagrada. Esta sola obra bastaría para dar á Monsefíor Brioschi reputación como orador sagrado y como escritor, si yá no tuviera conquistada alta reputación y gloria como autor de obras de largo aliento. En 1886 publicó su primer libro titulado El enemige,de la Patria y del Progreso, enérgica y ~oncluyente defensa del Papado. En 1889, la Vida de Si!n Pedro Claver, edición lujosa hecha en París. Este libro es precioso por el acopio de datos que contiene sobre la admirable vida de San Pedro Clavel' y el caudal de -24- doctrina que encierra. En 1890, La Francma- sonería, obra editada en Milán. En el mismo afin dió á luz su interesantísima y extensa obra Una página de historia ó La Revolución francesa, impresa también en Milán. Yá en 1891 había dado á la estampa la trascendental Encícli~a de LEÓN XIII á los obispos, clero y pueblo de ]talia. Con gran acierto tradujo este gran documento, haciéndolo seglÜr de valientes, oportunos y extensos comentarios. (Jomentó también, en 1892, otro magnífico documento pon ti.ficio: la Encíclica de LEÓN X III Rerum Novarum, sobre el estado actual de los obreros. Tál ha sido la fecunda labor literaria de Monsefíor Brioschi, como distinguido apologista católico y polemista de primera fuerza. (Jomo lo tenemos insinuado, no hay cuestión elevada de esa~ que interesan á la humanidad, por rozarl3e con la religión, la moral, la alta filosofía y el bienestar social, que no haya sido objeto de estudio concienzudo y profundo de parte de Monseñor; y estudia todas las cues· tiones, si con santa vehemencia, ljon levantado espíritu de imparcialidad, guiado por la luz de la Verdad, bebiendo la doctrina ortodoxa en fuentes purísimas, y siempre ardiendo en desoos de aniquilar el error y conquitar almas que se salven en la dulcísima y consoladora doctrina de J~sucristo. Bien merecía Monsefior Brioschi por su laboriosidad, su inteIJ!o amor á la Iglesia, su adhesión entusiástica á la Oát.edra Romana y sus eminente servicios prestados á la Diócesis -25de Cartagena., las distinciones que la Iglesia reserva á sus precIaras var( Ines, heroicos defensores de la Fe ~atólica como lo ha sido Monseñor. Hé aquí porqué el I]u~trísimo sefior BIFFI lo nombró, primero :'iU Secrp,tario privado y más tarde su Vicario ¿,"E'neraly depœitó en él) con loable acierto, gran su ma de confianza. Hé ahí por que la Sélnticlacl de LEÓN XIII 10 honró oon el título de MONSE~OR. Hé ahí. fi· nalmente, por qué el mismo egregio Pontífice lo condecoró en 1~88con las insignias de "Cél.ba•. lIero de la Orden Pro EcclpsÙl et Pontífice; y en 1892 lo volvió á condecorar como Camœrero se- creto supernumerœrio de Su Santdiad. Bosquejada, apenas mal delineada queda la figura moral de Monseñor Brioscbi; con todo, esa figura aparece interesante en gran manera, despierta profundas simpatias y excita admira· ción, lo mismo por las austeras virtudes que adornan á Monsefíor, como por su incansable y pr{)vechosísima labor apostólica, que ha abierto ancho y hondo surco en los entendimientos y l>reparado el terreno para que dé en 10 venidero frutos copiosos de bendición. No ha sido, pues, extraño el ver exaltado á Monseñor Brioschi á la sublime dignidad episcopal} cuando fue preciso llenar la vacante que, en hura infausta, había dejado el dolorosísimo fallecimiento del Ilustrísimo sefior BIFFI. Desde que se consumó este deplorable suceso, las mirada3 afligidas de la grey bolivarense se velvieron hacia Monsefior Brioschi, como natural sucesor del Ilustrísimo sefior BIll'FI. - 26' - Empero, .Monseñor, apenas salido del estupor que le produjo la muerte de su Padre y Ma~, tro, volvió á tender las alas de su consternad~ espíritu hacia,el Seminario de Milánr deseoso de alistarse eri las heroicas filas de los misio~ neros J emprender campaña contra la idolatría en las agrestes y mortíferas regiones asiáticas, en donde están radicadas, como queda dicho, las misiones de su Con~cíón. Lo~ que admiramos la labor espil'Ítual gigantesca iniciada y adelantada por Monseñor BlfIF[;los quc hemos sentido en nuestros corazones cI saludable influjo de su apostolado y gobierno episcopal; los que, piadosamente inspir~~os, anhela~os que es~ influjo contJnúe hacIendose sentir con eficacIa sobre la huerfana grey, nos angustiámos, porque temíamos perder para Cartagena un ministro del Señor de la ta lIa moral y altas virtudes de MonsefioI" Brioschi, si por acaso resolvía volverse á Milán. Nos tranquilzámos cuando el Ilustrísimo y Dignísi mo Arzobispo de Bogotá, hizo recaer en Monseñor, el nombramiento de Vicario Capitular. El Clero de la Diócesis y los fieles recibieron con júbilo este nombramieto;; y el Gobierno de la Diócesis, con Monsefíor Brioschi á la cabez::l, marchó eon regularidad del todosatjsfactoria; y consideró Monseñor y remedió, en la esfera de su competencia como Gobernador de la Diócesis en sede vacante, las necesidades espirituales de sus hijos. Nuestro Santísimo Padre León XLII, atento á la meritoria labor realizada por su amado hijo Brioschi, y pesando las razones poderosas que militaban para depositar en sus manos -27-!a -elevada y sagrada autoridad episcopal, lo pre~~nizó obispo de Cartagena. A la SazÔn se· hallabc:'ten Bogotá el Ilustrísimo señOt'lkioschi gestionando sobre importëmtes RRuutos cooeerniente.<:;á la l)i{)cesisque (jobermlba como Vi-cario Capitular, y allá recibiÔla lloti<:ia {)fieiul de su nombramiento para este bj1is('opudo. No BS imaginable la pesadurnlm-l que cayó ~obl'e su espíritu al conocer la eleeeiÔIl que ('n él ha .. bía hecho recaer el S:--mtoPUdl'e. N"o diremos que se apresuró, pero sí que, d(~pl1éR de pedir luces al Cielo,dirigió al Sumo Pontifiee extensa exposición en que manifestaba con humildCld y perfecta sinceridad, las poderosbinws razones que le movíal1 á declinar el alto honor que le dispensaba el Vicario de Jesucri~to. Muy fuertes y muy bien sentidas debieron sel' esas razones, cuando el Venerable LEÓN XIl I, á pesar del paternal afecto que pl'Oft\saá Monse .. fiar Brioschi y del elevado concepto en que lo tiene por su claro talento, versación en los ne gocios eclesiásticos y múltiples virtudes, no consideró en muchos meses su renuncia, pues que, ni quería priva:- á la Diócesisde Cartngena de Ln obispo como Monseñor Briosdli, que le daría nuevo lJl'illoá la sede episeopal de Cartagena aumentando la cosecha espil'itunl; ni cre· ia p)r entonces¡ prudente el insistir eu el nombramiento, porque, en verdad, Monsefior Brioschi había sido tan persuasivo en el modo de exponer las causas de su l'enun(~ia, como estaban en su conciencia, que el sabio Pontífice tuvo que meditar mucho tiempo antes de resolver tan delicado asunto. Relativamente larga fue la expectacióu de -28- Jos bolivarenses en eR-a.~ circun~tancias; pero sí en alguna ocasión fue bien al,licado el apotegma Vox popUli, vnœ Del, fue sin duda en ésa en que el nombre de Mom;;eñor Briosobi and'aba de boca en l:x)ca, acla.mado como Obispo de la Diócesis.. HalIábase el Ilnstrísimo sefí(1r Bríoschí en la vecina ciudad de Barranquilla remediando, con apostólico celo, necesidades espirituales coma Jefe provisional de la Diócesis, cuando llegó la noticia de que el pnldentísimo LEÓN XIII insistía en el nomhramiento hecho en Monseñor para. ocupar la sede episcopal de Cartagena. JúbilO' grande experimentaron todos los buenos corazones con tan fausta nueva. Los católicos de la Diócesis se felicitaban llenos de cristiano regocijo, y el puebla de Barranquilla aprovechó la feliz coyuntura de tener á la sazón en su seno á Monseñor Brioschi, para expresarte su can ten to y rendirle homenajes de arnot"' y de filial adhesión, Al regresar á la Capital de la Diócesis, fue recibida Monsefiot"con extremos de alegría por su amada grey. CantÓSè solemne Te-Deum en acción de gracias al Omnipotente por el señalado favor que dispensaba á los bolivaren~ ses; y se ardia en deseos de que Monseñor se consagrase presto, pal'a que asumiera el pleno gobierno epiRcopal del numeroso rebafto que dehía apacentar por voluntad de Dios. A mediados dd Abril del presente afio de 1898, partió Uonseñor para Bogotá á fin de recibir la consH.g-raciónde su elevada dignidad; pero antes de emprender viaje, quiso celebrar - 29- con solemnidad la Semana Santa. :Memorable será ellO de abril de 1~98, día de la Resuree· ción del Señ.or! En esa fecha se leyó en la Santa Iglesia Catedral, con tono solemne, en preseucia de numerosísimo concurso, t;~ ~J.CiV~ Pontificio en que Re nombró á Monseñor Pedro Adán Brioschi Obispo de Cartagena. Después de la Jectura del sagrado documento, Mons& fíor: visiblemente emocionado, abrió su corazón en presencia de sus hijos amados, dirigiéndoles palahras atinadas, bien sentidas, muy patéticas, que conmovieron profundamente el piadoso pueblo que escuchaba con veneración la palabra evangélica de su nuevo Pastor. El 8 de Mayo del presente afta de gracia de 1898,fue consagrado Monsefior Pedro Adán Brioschi, por el Reverendísimo Befior Arzobispo de Bogotá, Obispo de Cartagena. El acto de la consagración fue una fiesta suntuos'Í~ima, que conmovió á todos los espectadores. En la mi~ma fecha de su consagración publicó la primera Pastoral que dirige al Clero y pueblo de su Diócesis; y otra especiairuente dirigida al Clero de la misma, escrita en latín. Ambos preciosos documentos son obras de aliento, que forman, cr.da uno, un folleto de grandes dimenHlones. La lectura de la gran Pastoral que Mon:$6fiar Brioschi dirige conjuntamente al Clero y al pueblo: deja en el espíritu las más gratas impresiones QI~vadas ensefianzas, aleccionándolo con pUl'lsima y consoladora doctrina. Con frase ~mb1imeexpone las excelencias del Paráclito y los beneficias que de continuo derrama sol,re la humanidad; y pinta con vi- r -30- vos colores los peligros que cercan al hombre y los medios eficaces con que cuenta pé1l~asalvarse. E'3ebellísimo y substancioso documeilto no puede leerse sin sentir aamiración por su autor; sin conmoverses; pues que en él abundan pasajes llenos de elocuencia; y sin l'P(:ogt-'l' sabios consejos de diaria y práctica aplicación. En tempranos años, nue::;tl'O venerado Pastor Monsefíor Brioschi, se ha colocado en las filas de los Prelados eminentes de la Iglesia Católica, lo mismo por su profunda ciencia teológica, como por su erudición, su fecundidad, su acierto y por la paternal solicitud con que atiende á los múltiples asuntos que están á su éuidado . .En media de los tarnsportes de júbilo cristiano de su pueblo, hizo Monseñ.or Brioschi su entrada triunfal el 24 de Junio. Ha oído con aposótolica humildad los gritos de alegría que lo aclaman; pero también oiría con fortaleza cristiana el "crucíficale! crucíficale!" y se inmolaría con gusto por la gloria de Cristo. Ese es nuestro ilustre obispo! Bajo los más favorables auspicios inaugura su episcopal gobierno, que cuenta con el amor de su amantísima grey y las simpatías de la autoridad temporal. y hay coincidencias que son como felices augurios de 10 glorioso y benéfico que será su gobierno espiritual: en Febrero fue consagrado su angusto predecesor Monseñor BIFFI; Y en Febrero también es exaltado Monseñor Brioschi á la sede episcopal de Cartagena.En Junio entra por la primera vez en Cartagena, - 31- acompc¡fíando al Ilustrísimo señor BIFFI, y en Junio entra otra vez en esta cristiana y benernér\ta ciudad, como dignÍsimo Obispo de la DiÚCt'.-::i", en medio del regocijo de miles de alma.:; (fue han derramado lágrima.s de ternura al ver reali7.a.c1o su santo dE'seo de que el sucesor del venerando Pastor EUGEKlO RIFFI, fuera sn dilecto diseípulo l\1onsef'íorBrioschi. y bien ¿ qué intuición fue aquella de Monseñor BŒ'FI que le hizo traerse consigo á un joven desconocido por él, hoy venerado y distinguido mitrado de la Iglesia? Misterios son éstos que se hurtan á la inteligencia humana! Regocijémonos y demos gracias á la Excelsa Providencia por el insigne beneficio hecho á la Diócesis de Cartagena, al poner á su eabeza un, Prelado como Monseñor Pedro Adán Brioschi, de tan elevadas virtudes, de téiln claro talento y discreta energía y tan lleno de celo por la gloria de Dios y salvación de los hombres. Goza Monsefíor del filial amor de sus ovejas, del amor y veneración de su Clero y del respeto de todo el que lo conoce. De otro lado, seguro es que no le faltarán los divinos auxilios, por lo que puede vatiCinarse que su gobierno espiritual Berá fecundo en bienes para su querida Diócesis. El Seminario, sobre todo, seguirá su pI'óspera marcha, y la Roligión, floreciendo y derramando por dondequiera su influjo redentor. ¡Cuán brillante y glorioso será y cuán benéfico el Gobierno episcopal de Monseñor Brioschi! Felices nos consideraríamos si el Omni- -32- potente nos concediera vida ¡>ara escribir la historia de ese que He anunCla brillantísimo período de la Iglesia de Cartagena bé:tjola sabia dirección del Ilustrísimo setlor Briosch i. Ha hecho M()n~efíoren su magnífica primera Pastoral, la apología elocuentísima del Divino Paráclito. Que ese mismo Divino Espíritu, fuente de !tlZ y de amor. asista siempre, con singulares gracias, á nuestro ilustre Pastor en sus santas pero en extl'emo difíciles labores episcopales! Cartagena, Junio de 1898. MAHORL P AJARO H. BANCO DE LA REPU8l/ 8/8l10TECA LUrs ANG - CA EL ARANGO CATALOGACION