- ^5 - 70.- Politica General del Plan Tal vez la orientación mas conveniente'de la Economía agrico la espai'iola en un futuro lejano sea otra distinta de la que se -propugna en el Plan tr:^^enal de OrBenación Agricola, Forestal y Ca nadera; pero las circunstancias en que se desenvuelve la economia del mundo y las que concurren en nuestro comercio exterior, en -gran parte como consecuencia de a quellas, í^os imponen c omo directriz de dicho Plan la satisfaccibn de las necesidades alimenti-cias de los españo^es con los productos de nuestro propio suelo. Fundamento de la alimentacYón ^de los españoles es ®1 pan, por lo que, teniendo en cuenta que es la producción del trigo la quemás se ha merrnado en estos ult^,mos ^ios y notándose en la actuali dad una agudización de esa tendencia, la politica generC:a. del Pl^. debe tener a^mo ob 'etivo capital conseguir la recuperación. de las cifras de producci^n de trigo que en el mismo se señalan^ sensi^--blemente seme jantes a las de antes de 1935, haciendo c ompatible este aumento con las actuales producciones de los démá.s que sontambien base de la alimerltación, algunos de los cuales c^eberán -ser, asimismo, incrementados. Sinanalizamos siquiera sea rápidamente, las causas que ha^amotivadv la rnerma ^de la producción triguera en España, tal vez pa demos deducir cuales sean las medidas a aplicar ^ara conseguir -^ las cosechas c^ue en este desarrollo se cifran. Al terminar nuestra Ouerra de Liberación, una gran supe^fi-cie del suelo español, en la zona sojuzgada por los rojos estabaen completo abandono y la m^r parte de las explotaciones en e11.a enclavadas carecía.n o tenian muy mermados los elementos de trabajo, principalmente ganado de labor y aperos, A1 reanudarse la explotación de esas fincas, se si^^uib el c^^mino mas fácil, y,ue fué, ante la imposíbilidad de disponer de gax^.ado de trabajo por esca-sez de poder adquisitivo de esos productores y falta de dicho ganado, de jar muchas parcelas yermas realiza.nd.o solarnente el aprovecharniento de 'las yermas con ^;anu,c^o lar^.ar, principalmen^te, c^t^yocenso se recuperb con reldtiva rapidez; o seinbrar la mayor superficie de tri^;o que podi^x^, sobre tieri,as si^i baxbechos o^.eficien ter^.en^^e prep aradas . '.E+^n los años siguiex^tes, el trigo fub intervenido con relativa eficacia y tasado d un. precio reducido en proporcibn^..con el -que iban adquiriendo otros productos agricolas y ganaderos, ya li bres o intervenidos menos rigidaniente y,ue aqugl. I,a produccibn Ná cional de ge.nado de trabajo y las casi nulas importaciones que d^ bl se h^a_cian, eran insuficientes, no solo para reponer el desa pa ^ ino para atender a la sustitución-recidouant1Pvz:^ieo, deI que se desechaba. La importación de tractores tampoco sig-uióel ritzno preciso para co^npensar el deficit del ganado de labor. Por otra parte las disponibilid.::_des de abonos se redujeron a menos ,d®l 20 ^ de las cifras de consumo de los arlos 3l úl 35 para los nitrogenados y al 5C^ ^ pasa los fosfatados. I^as consecuencias de estos hechos fueron, en el agricultor ee realista, lejos ^ie ^ incrementando la superficie de siem3^ra de = trigo, dejase sus tierras incultas aprovecha,ndo sus pastos, ya que el gan^.do de trabajo disponible en el mercado tenia precios considerables, fuera del al^ance de los productores trigueros, que solo podi^,n pagar los agricultores que hac ian cultivos circunstanei.al-mente privilegiados por el precio de sus p roductos, como la vid y-. otros. No -tenia tampoco el agricultQr de las zonas de secano espaí^ol interés en alamentar la superfic ie sembrada de trigo , pues obt^r nia del ganado qu® aprovechaba lae tierras sin. lab rar beneficios = considerables. Como ademó.s habia aa,mentado la gaz^ader^.a y tenia. ne cesidad de mayor volumen de piensos dedicaba a estos las mejorea-tierras d® su explotación, las que ^abraba con mas esmero, en de-trimento de las sembradas de trigo; En todo caso^ aun sin transfos marles dentro de la f inca, obtenia con aquellos b®r^eficio muy sup^ rior al que le reportaba el trigo. Unase a todo esto la escasez de abonos absorbidos tambien por otros cultivos mas re^muneradores, ytendremos explicado e 1 hecho de que la su perf ic ie de hoy se desti-» na a trigo sea escasamente el 80 ^ d® la del quinqwenio 1931/35 yla producción el 5 ^ ^ de la media conseguida en aquél periodo. Por haberse elevado aún m as el precio del ganado, prinaipal.competidor del trigo en las zonas cerealistas; por el excesivq valor que tiene el ganado de labor y los demas elementos necesariospara la produccibn del trigo y a causa, además, del menor renrii-miento de la m^o de obra, e^evacibn de impuestos, etc., el costede produccibn del trigo es hoy en muchas comarcas superior al precio de tasa^ lo que retrasa af^n m^s la recuperacibn de esta impor-tatntisima producción agrícola recuperacibn que no 0o nsig-ue^. las medidas coactivas dadas por e^. Gobierno. A corregir todas las causas antes enum®radas debe tender la politica general del Plan, oo n arreglo al siguiente orden de prefe rencias Aumento del precio del trigo, en princir^io hasta hacerlo supe riora a7. coste de produccibn que ahora tiene; pero tambien debe --= ser el precio que se le dé estimulante, pues de nada servirian las otras medidas.age pudieran tomarse, sino se ponia al prJ ductor en condic^ones de obtener beneficio superior al que logra con los ot^s cultivos o aprovecYiamientos que pudieran sustituir al trigv e®. sus tierras. Condición previa para la iniciación del Plan es realizar un estudio del precio del trigo para llegar a la cifra justa que haga posible el ultierior desarrollo del mismo si.n causar, por otra pa^ te, los grandes trastornos inh®rentes a la subida del precio de un alimentto que tanta importancia tiea e dentro de las producciones es pañolas. Parece natural que el precio minimo del trigo deba ser algo superior al coste de producción en las zonas mas desfavorables; pe ro este precio en las actuales circunstancias de escasez de medio^ y por tanto de bajo rendiiniento en las com,arcas pobres, tal Vez re sultase superior al conveniente para conseguir los aumentos de pro duccibn que se desean. Podrfa, por lo tanto, aeeptarse este segun^ do precio y en el caso de ser inferior al del coste con el fin d®evitar el abandono del cultivo, que i.nevitablemente se produciriaen todas las tierras con coste de produccibn superior al precio fi jado, se podrían establecer primas para el producido en ellas; auñ teniendo en cuenta los i.nconvenientes que la aplicación de este --sistema ofrece. El coste d.e produccibn no nos bastará pdra determin.ar el pre- cio del trigo, sino c:^e el que se iije debe ser tal que haga el cul tivo de este cereal mr^s beneficioso que otros cultivos o aprovecha! mientos ^:^ue pudiesen competir con él. En el Anejo n^. 8 ae comparán los precios de T,:^;`yo de 194^ conlos de Junio de 1q36. Aún cuando, como en ese estudio se indica, no puede considerarse como normal la situación del año 1936, vemos sin embargo, que el precio del tri•o en la actualidad se encuentra en peor situación que en aquella ^pQca, desfavorable tambien para ®ste cereal, no solo en relación con los productos que le hacen competen cia, sino an el índice general de precios y el coste de la vida. E^ los secanos españolea en loa cualee se produce el princi-pal volumen de la cosecha de ^rigo puede tener este cultivo compe-tencias de dos órdenes. a) Producción de cereales y leguminos^^s para piensos, e iaclu^so empleo como tal del propio trigo. b) ,^,.bandono de las fincas susceptibles d® cultivo a sus aprove _ cham.ientos expontóneos. c^ Aplicaci^bn de los e.lementos de producción disponibles al ---cultivo de otras tierras ocupadas por la vid y el olivo. Habria que ir por consiguiente a un reajuste del precio del -trigo de tal forma que haga más conveniente su cul.tivo que la producci^n de carnes, y si por cual quier circunstanc^a no ae dispueiese de los medios propugnados en el plan como imprescindibles para obtener las cosechas gue en él se indican, habria que elevar el pre cio del trigo hasta hacer su cultivo mas remunerador que el de la ^vid, para que volviesen a aquella producción todos los ele^nentoe -que hoy absorbe esta. A este respecto he^nos de decir, que los ele-mentos que el cultivo de la vida arrastra, no solo s on los preciao$ para so^neterla a una esmeradisimo cultivo, sino que el precio de sx cepción que sus productos han alc;^nzado ha permitido a sus a^ltiva^ dores inclus o acumular elementos d® trabajo superiores a los precisos. Se indica en el Pl::^n cuales son las neceaidades de abonos y-fuerza motriz, que el c^;;mpo esp^ñol necesita hoy para recuperar las producciones que de él se exigen. Hemos visto que una eausa muy peist cipal^ de la merma hab ida en la produccibn de trigo ha sido la fal^ ta de el^ementos con que el agricultor ha tropezado para hacer el -cultivo c^e sus t:ierras; falta que ha deterininado una elevación delprecio de los existentes, qwe les ha puesto fuera del alc^ace de l^ productores tri^,ueros, por las razones que se han apuntado. Si queremos conseguir que la agricultnra española se recupere, y que esta ri/cuperación se realice en los plazos y en la cuantiaq^,e se •propone en el ^lan, debe ser norma de la política del T^2in.isterio de Agricultura hacer el esfuerzo necesario para que el a;;^icultor "disponga de los medios indicados. • ^ Así co mo de nada serviria que el agricultor dispusiese de me--dios si los"precios que alcanzasen los roductos que ha de obten ercon ellos no le pei^nitiesen hacer un 1=^gico beneficio, nada podria lograr tampoco el precio por sí solo, si no se proporcionan los -ele^nentos necesarios. Yodriat:los dr,n.do un excesivo preeio a un d®ter minado art^iculo, el tri^o por ejemplo, desviar hac ia él todos los= elementos disponibles; pero entonces se produciria un dese^yuilibrio en la producción d^ los demas articulos taunbien precisos, que al es casear au^nentariaxl de precio, pese a todas las intervenciones que ^ . se intentas©n y la ,,uertu"rbación se p^oduciria de nuevo. Vemos la importancia que tiene el dotar al campo espaziol de -los medios prec-lsos para su normalización im^ortancia que nos gradua el interés que debe ponerse para conseguz.rlo. a) Precios ^ mercadoa ^iemos visto anterioraaante como es cond^.ción previa paí•'s el desa^:rol^.o de este Plan una elevación del precio dal -tl^igo, que ha^;a su cultivo posible en prir^e^: tóraaino y ade m^s 1o pon^a on situación ventajosa con relaciSz^ a eualquier otro que eon él pudiese co?^.petir. Ez^ el Anej o np 8 se es ^udia ^ la relación ^ue del^e ouardal° el precio de1 t^^^i^o con los precios de los dexa^^s artfcu-los. ^^sa relación puede lo^,ra^^se aumen-f;ando considerablemen^^e el precio del trigo y manteniendo los r1ue en la :^ctuali dad tienen los restantes ;^,^roductos, o^;ien, elevando pruden-taz^zente el precio c1e1 tri^o y ^°edUCle11d0 los de los desn^4s. ;,a prirczera medida tiene el inconveniente de que una --desproporcionada elevaeión del p^•ecio del trigo detea^ninaría un a;zrnento considerakale del fildice oeneral de precios y laciraulación fiducidiaria que trastoca^•f a.otra v ez el s^.9tema y anulsría sus efectoe. ?;1 se^;undo, raús racional, tropieza con dificultades ^;randes en la pr^ctica. Tal vez manteniendo la actual situacibn de precios delos restantes p^^oduc tos en conzpetencia coLi el trigo, el pro-^ cedi;uiento r^^s eficaz para conseg^.zir que el trigo llegass a ser el cultivo m^s i•e::_.unerador, serfa la libertQd de preeioa ;r ;^.e^^cadoa, pues a1 ser ac^uél el ar-^icula m^s solicitada para la ali:nentacián do una ;;ran ma:;a c:o espa`:ioles, alc®nzaría un precio en el mercado libre en eunsonancia caza esa nece 3.d^i3. "L18 i ndiscutiúlemente es^Limu^aría su cultivo.^ Lste r^gi men c^e libertad detez^^^iinaria un precio excesivaraente eievadóy pues no solo intervendrían en sa fijación el libre uego de la oferta y la demanda, sino tasnbien :Laa e;^pe;culaci^n, a que tanto se presta un producto de las caracter^sticas del t^^igoç ;^oor otra parte, eso li.bre juego detex^^zinarfa, aún contando con :Las impor^taciones, t,cn precio^ consi de:^•ablemente alto en los pri^.eros aíios, hasta que se ^:uese adaptando la producciáz al consumo uni^ndose al inconveniente c}us la elevación de preci cio tiene, corao antes apunt^banzos la ^crisis que indud:^blemen te se a;udizaría a'1 adaptarse el precio el^vado de los prira^ ros atlos al que le corresl?ondiese al nor:^za.liza-rse la prmdue= ción. Consideraz,^os pues, que ,o ey convenieñte decreter la li^ertad de comercio ^ ps•ecio del t:^•i^;o, puesto que se trata ae un producto cuya intei^vención se hace con efícacia que se rá iuuc^^o ^uayor al tenei^ precio a^^mónico con el de los demda= productoa. iiemos apuntado an^tes los incol1venientes que puediera ofrecer un precio excesivamente elevsdo, que resultaría de dar al t rigo é1 ^_lue le correspondiese con 1 esp ecto al que --ot os articulos tienen, y cox^ID este n^^evo precio, deter.^ina- ^íe una elevación de los d emá,s. Si cónsideramos normla larelaciúxz de precios cyue fi^;ura en el Anejo n^ 8, vemos que ^ alevando el precio ^^el tri go hay que reducir los dembs para que gua-r^en la co-rreiación deóida. diguiendo uno u otro sister,laa hay que contenel o reducir los preeios de los de m^s artículos, ^arincipaLuente de a^auelloe que puedan compe tir con el tri^;o, como son los piensos, el ace^.te, el vinó ;^ 1as legumbree de consu^no humano. El aceite es artfculo de intervencibn fácil. ya prod^ cibn nacional cubre casrh las necesidades del c:one^urio y puS de a^aptarse su^ precio en la forma que se aonsidere más convenient®. ;as legumbrer^ de conaumo huniano cor^.piten en peque^ia cuantia eon el trigo y aún puede decirse que la intensifi-cac^.ón de los dos cuiivos es paralela. ;7os quedan como producciones de máxima competancia c rn el trigo la carne y el vino. ^n cuanto a este último produo to se nota ;^ra una baja en el me^^cada, y todas 7.as circuns-r tanaias hacen preveer que será ^un mayor; p®ro si el preciia a que llegase el vino en plazo pr8ximo o el que alcanz^ae en definitiva, siguiese siendo superior al que en relación con el del trigo le correspondiera, habría que úuscar la fórmula indirecta (importaciSn de alco^lolee, o limitación de eonsumos por aumento de i^^zpuestos, etc. ) de llevarlo aese p recio; ya ^^ue la intervencibn de este artfculo tiene dificultades insuperables prácticamente. Lo que más pu^de oontribuir a mermar las disponib^.l3da des de,trigo es el pr4cio élevado de la carne. ^a p recisa = mente la carne uno de los p roductos que m6s dificilmente se intea.^vienen, pues a las n^:tu..rales dificultades que por lacaracteristica de la ^aar^cancía tiene la intervanai^n en ori gén, se unen las c^,,ue se produaen en conaumo por tratarse dé un artículo que 13ega al .ie rcado con muy diferentes ca1, idades y matices, lo que se presta a grandes e inevita'oles abu sos por art^ de los intezmediariose. No cree:^ioa qu.e la in = tervenci^n de la carne evite el alza del preciq; por el con tr^ario, ha producido s^.empre la intervencibn un aumento en= el precio al.consumidor, que si bien no ha repercutido so-bre los ganaderos tradic3ona"les, ha proporciionado grandee benaficios a intermediarios y ganaderos de cirounstaxicias,.con perjuiaio del consumidor. . El proaedimiento más eficaa para contener los excesivca precios del ganado y por ende de los piensos, sería la im-^aortación ds cantidadea masivas de car^ze, que an á;^ocas --oportunaa ^:e lanzarían al mercado en las ^;ra^zaes concantraciones urbanas e industriales. Zo que sí debe intervenirae, no obata^.te, son los pien previo reaj urete de sus precios y en las mismas an^lo--^ sos^,. ga® aondiciones del trigo. P'ar 1o que se refiere a los demáa produatos a,grícolaa^ ®n los epígrafes eorrespondientea a cada produceibn se indi ca la política que debe seguirse.^ Reaumiremos la política da p recios y mercados que para el desarrollo del Plan debe practiaarse en la siguiente for ma: la. i^^.ev^x^ e7 _^c'J:.o ^:<.:1 ^^^_ ^c^ c^e ^^al ^^;-^^aa c^ue su cu^L;^iva sea ;^>c^:^-^l^ ^z^ Úoda:^ l^s ^a^_.^:^ ^ue ^^.o^r ^,e .?edry c^aa a esta -^^roduccibn. Go r^lo t^.l ve^ el ::^^c^wo u^,^e ^^^^^^._lta:^,c luvse r^.:zJ su -^cr^.or^ al convenient@, i"^O dG'^^7Cr^^1. l^.^j^;i,i' u21 -'^^^"'.^,C].O ^1G:i^1.0^ ia^^.dl.,^i^^O ^^,^ i^Z'OC^uc^.C?O G11 ^@ lla^s coz^larcas en c^ue el w^^ ecio de ro^^-^e :.^ea sa^>orior a d:i.cho ^r cio ^a@c^io. 2a.-Una vez :i'ij^.do cl ^^rec^.o deI ^r^.4;a, f^,j^r e1, c^ue can arr@-^ ^lo ^&1 d@bcn tez^er lvw raeza^^s procl-^lcto,s ayricvla^, y- laacer r^ue c^ic^zc^^c ;^^reciv^ ^e r^3rtoxz;an, b^.en ;,.or in^ervención total a^a^.rc3.a1 0^or los 17rocedi^^:ic^litos ind.^ rectow^ cyue ^e ^di.can. 3a.-^^Io,ntener ld interveución t^tal del tr^.^;o en la ^Qr,^a en »^,ue I:oy ^e l^dcex .^o.-T)ictt;^r l^s yie^.-.:^,?as coac^L-^.va^ ^>x'^ci^^a^ i^^ra y,u^ coz7 e^ cura ^>^.^^_^^^iez^ta de la: ^; ^ ^a ad^:s ;_>e oL^^^ii ^^au las -,rc^d^_cciane s ccr^ arre^;^.oa lo: ^laa-lc^^ y^ae ;^;^^^a cacla ^,^1.;,^zta Q vl^.r^o de ^^l^.^ts^ se ;,^ro^onen. ^).- Política de importación y diatribución de materias p rimae. Lae materisa prinag cuya importación e^ impreaoindiblepara el deaarrollo del Flan propues.to, eon: 1Q lr2aquinaria. 2Q Abonoa 34 Semi3las ' La importaciún de dicña rnag^uinaria inf luirá en el deaarrollo del Plan de modo tanto más favorable cuanto m^a rá^,ida aea. Sín embargo, laa lin^3.tacionea que impo^ae la aitua -cián del mer^Eado exterior, y laa dificultadea de abaato de carburante® y lubrificantea noa inducen a prevear 1a importa ci8n de la maquinaria en los plazos que en el eapítulo co- = rrespondiente de eate trabaj o ae ind^.can, y aon: (1) Grupo A ler. ai^© 30;^ 2g 3er. 4g n " n 3 28 lo;^ 4.950 5.2$0 Grupo B 2.220 2.368 4.620 2.072 zó.5oo 7.400 1. 6 50 740 Grupo C Grupo D Varios (2) w__..____..... 810 864 i28 756 112 270 40 20 2.700 400 200 64 56 Por lo que respecta a la diatribución de materias pri mas siendo el cultivo del trigo la ba9e del Plan ha de con ceders® toda la preferencia en el suministrc^ de maquinaria a acjuelloa agrioult ores^ que durante el último quinq,uenio hayan entregado proporcionalmente a la superricie de siembra obligatoria de tri go que se les aerialó oficialrnente mayorescantidades de dicho greno al Servicio Nacional del mrigo, -aiempre que la super:iieie de que diapongan permita el empleo de la znaquinaria que el agrioultor aolicite. ^n segundo tc^rmino, a aquellva otros que ae compros^entan s a^mentar la auperficie dE^tinada s trigo en cantidadea que 3ustifiquen el- (1) .- I,as cifraa correapondientes a loa grupoa ^. 6-!^ exprea^n ei ng cze equ3pos (tractor y útylea de laboreo) correspondien te a cada uno. (2).- En eate grupo incluimoa las coaeohadoras de qu^ se hace referencia en el capitulo corresp ondiente de eate Deaarro llo. ^pleo de las nuevas máquinas, previa comprobación de ®stoe umentoe de superficie por inspecciones a oa^^go^ del perso nsl d^: la Jefatura Abronómica. . Solanzente cuando hu'oieaen sido totalmente abastecidos de la maquinaria precisa los p roductores de trigo, se les podría euministrar a los ouli;ivadores de otras plantas, aon el ordsn de preferencig ^ue a continuacibn indieamos: Patat^t. Arroa. R,emolach^. Cultivoa oereali®tas no trigue ros. R^stan.tes aultivos. Deberá aiempre comenzarse para cada cultivo la distribu ci$n por aquellos cultivadores que hayn entregado mayores = cántidad®s de productoe intervenidos a la Comisaríe^ General de Abastecimientos y Traneportes durante el último quinquenio, siguiendo la misma línea de conducta ye eetablscida -por la Direccidn General de Agriaultura.para loa concursoe-^ de tradtorea. ^ Se eancionará el uso-indebido de la maquinaria antregada, que deberá vinaularse a la fi nca o patrimonio agricolapór un plazo minimo de 4 aYíos. Respec-^o e^ los abonos quí^.ico8, estimamo^. igualmente -que han de distribuirse guardando proporcián con lag cantidades ents^egadas en el ^ltimo qu.inquenio al Servicio Nacional del. Trigo, d^indose oon destino al trigo _superfosfato y- ^ nitrato en las provincias en que su empleo eea hebitual enla pnrcián que de conformidad cor^ las antez^3,orea noaa^aa generalee ser^alan los or aniamoa provincialee a que oompete la distribucic5n, con un l^rn.ite máxizna por Ha. que para oada provir^eia se`iíale 18 Jefatura Agronómica. E1 resto del superfos^ato y nitrato que quedase despuSs de cubrir lae anteriores atencionea, deber$^dedicarse a loa cultivos que en cada coyuntura considera més conveniente la Direcci£^n General de Agricultura. El sulfato amónico lo mismo que la cianamida importadadeben darse con praferenoia al az^roz, a ser posible hasta cubrir las necesiades de este cultivo; el resto d ebería des tinarse a los produc^tores de patata en proporción a laa cax^ tidades que de es^te tubErculo iiayan entregado a loe organié lnos interventores. ^ Es oúvio decir, que cuando cesen las dificultades de im ^portación de fertilizantes o Sstos sean producidos po-r la industria nacional en vol^,^men bastante para saturar el mera toda intervención del rt^inisteri^o de Agricul cado, terminar^ tuxa y demás organismos rectores respecto de la distrmbu -ción ae maquinaria agrícola y fertilizantes químicos. En lo que respeeta a la distri^rución de semillas seleo^^e^adesprecisa una 3.ntervención tan enSrgica y bastax°á con la^ fiscalizaciones ya existentes en la legislaeibn, para asegurar una conveniente distribucián de las semillas que , ae importan, can 1a gai^antia de calidad y pureza convenieni^ aorrczt7si orr^s ^^ --^-^ ^.^ 1Q.- lt^adiante el Desarrollo del Plan formulado, es posiple obtener las cosecMas cifradas en él, dentro del terri t6rio nacional. 2Q.- Para lograrlo es preci^o atender las apremiantes neQe sidades de la agricultura ^espa^.ola en fuer^a motri^,= fertilizantes y semillaa. I,as cantidades de^divisas neeesarias que ®u ^.raportacián exige, se cifran en er^te estudio. 34.- Debe seguirse una política de preeios más fle^ti.ble, manteniendo la intervencibn y tasa de algunos produotoe y dejando otros en libertad, haciendo evolucionar el mercado hacia un deseable rágimen de libertad de precio y comeroio de todos los productos agricolas. 4g.- A fin de que pueda ser redactado el Desarrollo de Ganaderia se i'ormulan en el .An® j o ns 8 las c antidades de pieneos y residuos utilizables para le a13.mentacibn del ^anado que se obt®ndrén de las cosechas previstas en el Plan que se desarrolla. It^1a di^. d, 10 d e r^Tay o d e 1. 948 I^A SUB-POI^T`C IA,