QUADERNO n° 10 -2012 - Gran Priorato d`Italia OSMTH

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CREACION
DE
LOS
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ESTADOS LATINOS
EN
accademiatemplaretemplaracademy
EL
CERCANO
ORIENTE
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Filippo Tarantino
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CUADERNO templaracademy
n° 10/2012
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La presente copia no es comercializable.
Está distribuida a título gratuito entre los socios y los simpatizantes de
la Academia Templar – Academy Templar
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LA CREACION DE LOS ESTADOS LATINOS
EN EL CERCANO ORIENTE
Filippo Tarantino
Prologo
La sociedad medieval europea, en el siglo XI era muy creyente y la
guerra a los infieles garantizaba la salvación del alma, ya que aseguraba a
los valientes, honores y glorias, y por tanto, era ambición de los nobles.
Puesto que su herencia por derecho era para los hijos primogénitos, los
demás hijos estaban en constante búsqueda de glorias y riquezas.
Incitación del papa Urbano II en Clermont
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El Papa Urbano II, satisfaciendo la solicitud del emperador bizantino,
que pedía ayuda a la Iglesia de Roma para combatir en contra de los turcos
selyucidas (que ya tenían ocupado buena parte de su territorio y que por
eso eran un peligro también para la cristiandad latina) pensó que desde
Europa tendrían que partir singulares armadas con sus comandantes, para
reunirse todos en Constantinopla y desde ahí marchar para la reconquistas
de Anatolia, Siria, Palestina y por fin Jerusalén.
Según el Papa la guerra a los turcos estaba justificada por la ocupación
de los territorios bizantinos, de la masacre de los cristianos de Oriente y de
los peregrinos europeos que viajaban a los sitio santos, de la destrucción
de iglesia cristiana y de la esclavización de los sobrevivientes de las
masacre. El papa incitaba a los cristianos europeos a "echar fuera de
nuestra tierra aquella raza maligna, al grito: lo quiere Dios".
Dicha exhortación, hecha el 26 noviembre 1095 en ocasión de la
clausura del concilio de Clermont, tuvo un efecto inesperado también para
el mismo papa. De hecho, en la siguiente primavera se ponía en marcha la
denominada "cruzada de los muertos de hambre" bajo el mando de Pedro
el Ermitaño, un predicador muy carismático que iba anunciando la llegada
de la "Iglesia de los pobres" y que consiguió en muy poco tiempo
involucrar a millares de hombres, mujeres, niños y jinetes.
Alesio I Conmenos recibe a Pedro el Ermitaño
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Dicho ejercito, después de llegar a Constantinopla en el mes de agosto
de 1096, sufrió una total derrota muy cerca de Nicea por parte de los
turcos selyucidas. Pedro consiguió salvarse con pocos hombres y, después,
participará en la cruzada de los nobles que al mismo tiempo se apresuraba
a partir de Europa.
Raimundo IV de Toulouse, Godofredo de Bouillon,
Bohemundo de Taranto y Hugo de Vermandois, en la Primera Cruzada
Los primeros en partir fueron Godofredo de Bouillon y el conde Ugo
de Vermadois, hermano del rey de Francia, después siguieron el conde
Raimundo de Saint Gilles, el príncipe Bohemundo de Taranto, Balduino de
Boulogne, el duque Roberto de Normandia (pretendiente del trono de
Inglaterra), el duque Roberto de Fiandra y muchos otros nobles. Ningún
monarca europeo participó en la primera cruzada.
Los comandantes de la primera cruzada
Raimundo IV de S. Gilles (1041-1105)
El conde de Toulouse, Raimundo IV, era el más anciano y el más rico
de los comandantes de la primera cruzada, y podía contar con el ejército
más numeroso entre aquellos aportados por los nobles. Profundamente
religioso, deseaba morir en la Tierra Santa.
Dejó el condado de Toulouse a finales de octubre de 1096 y, junto a su
mujer y el obispo Ademar delegado del papa en la primera cruzada, en el
mes de abril de 1097 llegó a Constantinopla.
Rechazó jurar fidelidad al emperador Alesio I Comnenos, aunque
después le aseguró amistad y apoyo contra el enemigo común, Bohemundo
de Taranto.
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Raimundo IV de Saint Gilles
En el mes de junio de 1098, después de la conquista de Antioquia, no
quería entregar a Bohemundo el palacio del emir y la torre por el ocupada,
pero tuvo que ceder a las peticiones de sus compañeros.
Cuando el obispo Ademar murió, Raimundo fue considerado el nuevo
líder de la cruzada. Obstinado en querer conquistar un territorio y poder
elegir su corte, intentó con encarnizamiento hacerse con la posesión de
Trípoli, haciendo así retrasar la salida hacia Jerusalén, motivo por el cual
perdió prestigio y respeto de los cruzados.
Raimundo renunció a la corona de Jerusalén a favor de Godofredo de
Bouillon, aunque reacio a entregar la Torre de David (la villa situadaa
cerca de la puerta de Giafa), por el conquistada. Después de la elección de
Godofredo de Bouillon (22 de julio de 1099), volvió a Trípoli para
conquistarla. Ganada, juntos a otros cruzados, la batalla de Escalona,
contestó a Godofredo di Bouillon la posesión de la ciudad y, por tanto, a
falta de un acuerdo, Escalona quedó bajo el control de los egipcios.
En 1099-1100 sustrajo la posesión de Laodicea a Bohemundo, que a su
vez la había ganado a los bizantinos, y al final se alió con el emperador
para ir en contra de Bohemundo.
En 1101 participó a la fallida expedición de refuerzo de la primera
cruzada, y después de la derrota de Heraclea se refugió en Constantinopla.
En el 1102 dejó Constantinopla, y se fue rumbo Antioquia, por vía
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marítima, pero no tuvo suerte porque, Tancredo que en aquel tiempo
gobernaba la ciudad, lo interceptó y lo hizo preso. Después de una
temporada el mismo Tancredo le dejó libre bajo la promesa de que no
intentaría en el futuro ninguna hostilidad ni contra Antioquia ni en contra
Acri.
Poco tiempo después, sin embargo, violó la promesa hecha: atacó
Tortosa con la ayuda del emperador bizantino Alesio I Comnenos y
empezó la construcción de un castillo en el monte Pellegrino, necesario
para la conquista de Trípoli.
Murió en el año 1105, con tan solo el título de conde de Trípoli. Su
sucesor fue su sobrino Guillermo Jordán, que con la ayuda del rey
Balduino I conquistó la ciudad e instituyó el condado de Trípoli. Jordán en
el mismo año fue remplazado por el hijo de Raimundo, Bertrando II de
Toulouse, el condado quedó en posesión de su familia hasta el año 1187.
Godofredo de Bouillon(1060 – 1100)
En el mes de agosto de 1096, salió de la Lorena con los hermanos
Eustaquio y Balduino de Boulogne (futuro rey de Jerusalén) y al mando de
un ejército, llegó a Constantinopla después de una serie de dificultades en
Hungría, donde no pudo retener a sus soldados saquear en los territorios
cristianos.
Godofredo de Bouillon jura adelante a Alesio I de Conmenos
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En el mes de noviembre de 1096 fue el primero en llegar a
Constantinopla, donde aceptó con recelo jurar fidelidad al emperador
Alesio I Comnenos, juramento que preveía la restitución de los territorios
pertenecientes a los bizantinos, que en aquel momento estaban ocupados
por parte de los turcos selyucidas.
En un principio de la campaña militar, Godofredo de Bouillon era una
figura de segundo plano en la cruzada, porque estaba bajo las órdenes de
Raimundo, de Bohemundo, de Tancredo y del delegado pontificio Ademar.
Godofredo fue el primero en tomar posición en el asedio de Nicea, pero su
primera importante intervención fue socorrer a Bohemundo durante la
batalla de Dorileo, donde el mismo fue rodeado de los turcos del sultan
Qilij Arslan. Los dos, sin embargo, llegaron a romper el cerco gracias a la
ayuda de otros cruzados.
Después de la conquista de Antioquia convenció a Raimundo
(reconocido entonces como el comandante supremo de la cruzada) a
rehacer la marcha hacia Jerusalén. Después de distinguirse en algunas
batallas menores, fue de los primeros en entrar a Jerusalén, abriendo
camino al ejército, y se distinguió por valor, valentía y religiosidad. Por
eso no participó a la masacre del pueblo local y se fue a pies desnudos y
sin armas a la Iglesia del Santo Sepulcro.
Godofredo de Bouillon deposita en el Santo Sepulcro el estandarte substraído al
visir egipciano durante la batalla de Escalona
Siguiendo el ejemplo de Raimundo, rechazó la Corona de Jerusalén,
prefiriendo aceptar el título de Protector del Santo Sepulcro, “Advocatus
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Sancti Sepulchri” (22 de julio de 1099). Poco después fundó el Orden
ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén.
Derrotó los fatimíes egipcios en la batalla de Escalona, pero a causa de
una vivaz disputa tenida con Raimundo (Godofredo de Bouillon quería
anexar la ciudad al reino de Jerusalén, mientras Raimundo la quería para
sí), la ciudad quedó bajo el control egipciano.
Se enfrentó también en manera enérgica al Patriarca Dagoberto, que
consideraba Jerusalén territorio del papa, y por eso reclamaba su autoridad
sobre la ciudad, mientras Godofredo quería la constitución de un gobierno
laico. La disputa entre los dos se hubiera podido resolver si los cruzados
hubiesen conquistado el Cairo donde querían instalar la sede del gobierno,
dejando la ciudad Santa a la Iglesia, eso jamás pasó.
Antes de morir Godofredo incorporó al reino de Jerusalén las ciudades
costeras de Acri, Arsuf, Giaffa y Cesárea Marítima. A su muerte ocurrida el
18 julio de 1100, el hermano Balduino, ya conde de Edesa, fue elegido rey
de Jerusalén con el nombre de Balduino I.
Dicha elección fue aceptada por parte del Patriarca con reluctancia para
evitar ulteriores tensiones, la coronación fue hecha en Belén en vez de
Jerusalén (Navidad de 1100).
Bohemundo príncipe de Taranto (1058-1111)
En el periodo 1080 – 1085, junto a su padre Roberto el Guiscardo se
enfrentó a los bizantinos, pero durante la ausencia del padre fue derrotado
por parte del emperador Alesio I Comnenos. Después del fallecimiento de
su padre tenía que recibir en herencia los territorios Balcanes, pero a causa
de haber perdido ese territorio (porque fueron reconquistados de parte de
Bizancio) se abrió una violenta isputa con los hermanos.
El enfrentamiento fue solucionado por la madre Alberada de
Buonalbergo, que concedió a Bohemundo el principado de Taranto a
cambio de la renuncia de Puglia.
En 1096, mientras con su tío Ruggero I asediaban Amalfi, a la vista de
que los cruzados se marchaban a Tierra santa, este último intuyó la
posibilidad de satisfacer sus propias ambiciones y reunido un ejército de
normandos, marchó junto a su sobrino Tancredo hacia la cruzada.
En el mes de abril de 1097 llegó a Constantinopla y rindió homenaje al
emperador. En este mismo año, fue el primer partidario en asediar
Antioquia y después de haber conquistado astutamente la ciudad despidió
el ejército turco venido en su ayuda, en el mes de enero de 1099, a pesar de
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la violenta oposición de Raimundo que tenía pretensiones sobre la ciudad
recién conquistada, se convirtió en príncipe de Antioquia.
Bohemundo de Taranto
Bohemundo no prosiguió por Jerusalén, y en consecuencia no participó
en su conquista, porque no quiso alejarse de su nuevo principado por
miedo a perderlo.Se fue después para asistir a la elección del patriarca
Dagoberto. En 1100 durante la batalla de Melitene, hecho prisionero por
los turcos fue encerrado en prisión hasta 1103. El sobrino Tancredo se
volvió gobernador del principado. En 1103 el príncipe armenio Vasil pagó
un fuerte rescate por su liberación y obtenida la libertad, intentó
rápidamente atacar sus cercanos emiratos musulmanes para garantizarse
los aprovisionamientos.
En 1104 fue derrotado a Harran (en Anatolia sur-oriental al sur de
Edesa) y poco después sufrió un ataque bizantino en Cilicia.
Dejó en mano de su sobrino Tancredo las riendas de su principado,
volvió a Europa en búsqueda de refuerzos y consiguió convencer al papa
Pascual II en predicar una guerra santa en contra de los bizantinos. Se
trasfirió a la corte del rey de Francia el moncarca Felipe I consiguiendo
como esposa a su hija Constanza (se casaron en Chartres en 1106) y la
disponibilidad de un ejército con el cual tomó retorno para combatir en
contra el emperador Alesio I.
Sin embargo, Alesio I con las ayuda de los venecianos le derrotó y lo
forzó para suscribir un humillante tratado (Devol, 1108), con el cual
Bohemundo se trasformó en vasallo del emperador bizantino, el cual le
impuso la presencia de un patriarca greco-ortodoxo al frente de Antioquia.
Retornado en Italia para buscar nuevas ayudas, dejó otra vez a su
sobrino Tancredo el gobierno del principado, pero en 1111 se murió en
Bari.
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Miniatura que representa la batalla del Ager sanguinis
Después de la muerte de Tancredo, ocurrida en 1112, su heredero será
su hijo Bohemundo II, bajo regencia de Ruggero de Salerno (sobrino de
Tancredo), el cual en 1114 rechazó un ataque de los turcos selyucidas. En
el año 1119 en la batalla de la Ager sanguinis (Campo de sangre) se moria
también Ruggero y el principado de Antioquia se volvió en Estado vasallo
de Jerusalén, con el rey Balduino II como regente del principado hasta el
año 1126.
Hugo de Vermandois (1057 – 1102)
Hijo del rey de Francia Enrique I y hermano del recién rey Felipe I,
Hugo fue conde de Vermandois y de Valois.
Conde Hugo de Vermandois
Participó en la primera cruzada y al principio fue considerado uno de
los cuatro comandantes de la expedición. Combatió en Nicea y Dorileo, y
fue durante la conquista de Antioquia que se ganó el título de “grande”,
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pero cuando los turcos a su vez asediaron la ciudad, desmoralizado y
desanimado, volvió a su patria sin lograr la promesa hecha. Después que
Jerusalén fuera vencida, avergonzado, se marchó para Tierra Santa, pero
fue herido en batalla. Al final murió en Tarso, en Cilicia.
Los primeros patriarcas de la iglesia latina del reino de
Jerusalén
Hasta el año 1099, antes de la conquista cruzada de la ciudad Santa, los
cristianos de Tierra Santa estaban bajo la jurisdicción del patriarca
ortodoxo de Jerusalén. Al principio de la cruzada Arnolfo de Roeux era
subordinado a la autoría del obispo Ademar, delegado del papa y al mando
espiritual de la primera cruzada. A la muerte de este ultimo (1098), Arnolfo
compartió la cura de los fieles con el otro delegado papal, Pedro Narbone.
No se creyó la veracidad del descubrimiento de la “Lanza de Longino” y
fue por este motivo que estuvo en constante conflicto con Raimundo de
S.Gilles. Fue elegido, junto a Pedro el Ermitaño, para pronunciar el
sermón antes del ataque a Jerusalén. La Verdadera Cruz, recuperada
después de la conquista de la Ciudad Santa, fue considerada la reliquia
más importante y la más sagrada del reino de Jerusalén.
El primero de agosto de 1099, después de la marcha de Raimundo para
Trípoli, Arnolfo de Roeux gracias al apoyo de Godofredo de Bouillon, fue
elegido Patriarca latino de Jerusalén. Nada más ser elegido impuso a los
cristianos de Tierra Santa el rito latín, con eso despertó malhumores entre
los griegos ortodoxos. Después de ser comprobada, que su elección a
Patriarca no era legal, porque todavía no era diacono, al final del mes de
diciembre de 1099 fue depuesto. Su cargo, por disposición del papa
Pascual II, fue tomado da Dagoberto de Pisa. Arnolfo, aliado de Balduino I
fue nombrado archidiacono de Jerusalén.
A Dagoberto, fallecido en 1107, le sucedió Gibelino de Arles, mientras
el Patriarca griego de Jerusalén Simón II se refugió en Constantinopla. A la
muerte de Gibelino producida en 1112, Arnolfo de Roeux se convirtió en el
nuevo patriarca de Jerusalén, pero esta vez con plenitud de título. Recién
tomada posesión, prohibió los ritos no católicos en el interior de la Iglesia
del Santo Sepulcro; con esta decisión se volvió muy impopular,
consiguiendo varios enemigos. Tras ser acusado de varios crímenes, en
1115 fue otra vez depuesto, pero al año siguiente fue restablecido otra vez
en su encargo. Tras la muerte del rey Balduino I apoyó la subida al trono
de Balduino de Le Bourg. Falleció en 1118; le sucedieron en orden:
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Guermondo (1119-1128), Esteban de Chartres(1128-1130) Guillermo I
(1130-1145), Fulgerio (1146-1157), Amalrico (1153-1180) y Eraclio
(1180-1191).
El patriarcado latín del reino de Jerusalén estaba dividido en cuatro
acidiosas (Tiro, Cesárea, Nazaret, Petra) cada una de la cual estaba dirigida
por un arzobispo. El patriarca latino tenía bajo control también el barrio
latino de Jerusalén, donde surgía el Santo Sepulcro. Después de la caída de
Jerusalén (1187), la sede del patriarcado latín fue trasferida primero en
Tiro y después en Acri (1191); en 1229 otra vez a Jerusalén y en 1224 otra
vez a Acri.
La caída de S.Juan de Acri(1291) marcó el fin del reino de Jerusalén
pero a pesar de eso la Iglesia de Roma siguió nombrando nuevos
patriarcas, pero solamente su nombramiento. En 1374 la sede del
patriarcado de Jerusalén fue trasferida a Roma, en la Catedral de S.
Lorenzo fuera las murallas. Durante todo el siglo XIV, el patriarca latín
siguió teniendo jurisdicción en las islas griegas de Chipre, Lesbos, Chío,
Creta, Roda y Nasso.
La constitución de los Estados latinos
(Edesa, Antioquia, Jerusalén, Trípoli)
El asedio de Nicea – Iznik: (14 de mayo – 19 de junio 1097)
Los ejércitos de la primera cruzada se reunieron en Costantinopla entre
el mes de diciembre de 1096 y el mes de mayo de 1097. Después de haber
jurado fidelidad al emperador bizantino y la promesa de la restitución de
los territorios ya pertenecientes al imperio, pero ocupados por parte de los
turcos, salieron de Constantinopla, el 14 de mayo se reunieron en
Nicomedia y desde allí se dirigieron hacia Nicea, ya ciudad bizantina, pero
conquistada en el 1078 por parte de los turcos selyucidas del sultanado
Rum.
Junto con el ejército viajaban una multitud de peregrinos, mujeres,
niños, suministros y animales, esta multitud obstaculizaba demasiado la
avanzada cruzada hacia Jerusalén.
El ejército cruzado se dispuso según las posiciones acordadas:
Godofredo de Bouillon y sus hermanos se colocaron al este de la ciudad;
Bohemundo de Taranto, Roberto II Fiandra, Roberto de Normandía y
Esteban de Blois se colocaron al oeste; al obispo Ademar delegado del
papa y jefe espiritual de la cruzada, le fue asignado el lado sur, mientras
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que Raimundo de S. Gilles se colocó en el ultimo campo.
El sultán selyucida Qilij Arslan I que en Nicea tenia familia y el tesoro,
organizó un ejército y de las montañas bajó hacia su capital atacando el
lado de Raimundo. En la batalla se distinguieron Godofredo, Balduino,
Roberto de Fiandra, Roberto de Normandía, Bohemundo y Tancredo de
Altavilla. Ellos lograron rechazar el ejército turco y obligarle a fugarse.
Ataque realizado por el sultán Qilij Arslan I contra los cruzados
que tenían bajo asedio la ciudad de Nicea
Reanudado el control de la ciudad, los cruzados capturaron los
familiares del sultán que estaban intentando escapar. Cuando parecía
próxima la conquista de Nicea, en el campamento cruzado llegaron dos
generales bizantinos enviados por parte del emperador Alesio I. Durante
una pausa uno de ellos consiguió penetrar en la ciudad y prometió a los
turcos la protección bizantina contra la furia cruzada, si se hubieran
rendido a las fuerzas de Alesio I. Así mientras los cruzados se preparaban
para lanzar el ataque final, vieron los estandartes Bizantinos levantados
encima de las murallas de la ciudad. Nicea, una de las ciudades más
veneradas de la cristiandad y capital del sultanado Rum, fue conquistada;
era el 19 de junio 1097.
Eso provocó malestar entre los nobles cristianos, que ya pregustaban el
saqueo y el reparto del botín de guerra. Los nobles fueron calmados por
parte del emperador Alesio I que les llenó de halagos y regalos y consiguió
hacer jurar fidelidad también por parte de Tancredo, que todavía no lo
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había hecho. El emperador ofreció la libertad a la familia del sultán y a
todo el poblado turco de la ciudad. Toda esa generosidad puso en alarma
los cruzados que sospecharon un acuerdo secreto entre los bizantinos y los
turcos selyucidas.
Asedio de Dorileo (1 julio-3 julio 1097)
El 25 de junio de 1097 los cruzados, decepcionados, dejaron Nicea y se
pusieron en marcha hacia Dorileo, partiendo el ejército en dos partes. El
más numeroso estaba al mando de Godofredo de Bouillon y constituía la
retro guardia, mientras el otro bajo el mando de Bohemundo de Taranto
tenía una función de vanguardia. El 30 de junio Bohemundo acampó en las
cercanías de las ruinas de la ciudad de Dorileo (la antigua Dorylaeum, hoy
Eskischeir) y después en nada menos de un día avistó el ejército turco que
el sultán de Nicea, Qilij Arslan había conseguido recuperar para tentar la
revancha después de la derrota sufrida en Nicea.
Bohemundo organizó la defensa, pero un gran número de soldados
turcos consiguieron rodear los cruzados. Cuando los turcos pensaban tener
en puño la vitoria, llegó el ejército guiado por Godofredo de Bouillon, que
penetró dentro el cerco y se reunió con el ejército poco antes de que
llegaran las tropas de la retro guardia de Bohemundo. El ejército cristiano
se recompuso y afrontó al enemigo, consiguiendo prevalecer, cristiana al
mando del obispo Ademar y de Raimundo.
Miniatura del asedio de Dorileo
El sultán quitó el cerco y se retiró a la montañas. Los cruzados
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rodearon la colina donde estaba parado el ejército turco abandonado por
parte del sultán y lo exterminaron. Desde este momento los turcos no serán
más obstáculo durante la travesía de Anatolia.
La victoria de Dorileo abrió a los cruzados la vía para la Palestina y
ofreció a los bizantinos la posibilidad de reconquistar la Anatolia.
La conquista de Tarso (3 julio - septiembre 1097)
Después de la victoria de Dorileo, el 3 de julio los cruzados se
dirigieron hacia Iconio, la actual Konya. Balduino de Boulogne y
Tancredo, a la cabeza de sus respectivos ejércitos, fueron enviados en
vanguardia. Llegados a Iconio (15 de agosto), se encontraron la ciudad
desierta, así ellos prosiguieron con el grueso del ejército hacia Cesárea de
Capadocia, en cuya dirección se encontraba la ciudad de Tarso.
Tancredo recidibo a Tarso por Costantino I de Armenia
Pero Tancredo, llegado primero en Tarso, concordó la rendición de la
ciudad y tomó posesión de ella. Balduino, que llegó después reclamó para
él la ciudad porque él era el que tenía el ejército más numeroso. El pueblo
fue invitado a elegir uno de los dos comandantes como proprio jefe, pero
cuando los turcos eligieron Tancredo el rival arrebató y tiró por el suelo su
estandarte y amenazó al pueblo, asumiendo el mando de la ciudad.
Balduino por miedo de una retorsión por parte de Tancredo, prohibió
que un pequeño contingente de Bohemundo, tio de Tancredo, se
acomodaran dentro la murallas de la ciudad. El contingente fue obligado a
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acamparse fuera de las murallas y en la misma noche fueron masacrados
por parte de los turcos escapados de Tarso.
Balduino forzado a escapar para salvarse de la rabia de los cruzados,
los cuales no pudiendo reaccionar diversamente, descargaron toda su furia
sobre los turcos que se habian quedado en la ciudad, haciendo de ellos una
masacre. En el mismo tiempo en el puerto de Tarso, había llegado una
flota que traía peregrinos cristianos procedentes de las Fiandras, de Suiza y
de Francia y se dirigían hacia Jerusalén.
La constitución del condado de Edesa (1098–1149)
Salidos de Tarso, los cruzados de Tancredo, seguidos también por
aquellos de Balduino, se dirigieron hacia Mamistra, donde los dos, después
de un encuentro armado, se pacificaron.
En poco tiempo toda la Cilicia, comprendida Alexandrita, fue
dominada por Tancredo, que poco después se reunió al grueso del ejército
a Marash.
Balduino de Boulogne entra in Edesa
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Balduino, por su parte dejada Mamistra se reunió rápidamente con los
cruzados que estacionaban en Marash. Mientras se encontraba en aquella
pequeña ciudad Balduino recibió una pedida de ayuda de parte de Thoros,
príncipe armenio gobernador de Edesa, que había conseguido mantener la
independencia de la ciudad pagando un gravoso tributo al vecino emir.
Entonces se dirigió a Turbesel y la conquistó; después se puso en marcha
hacia Edesa.
Thoros di Edesa asesinado mientras intenta fugarse
Llegado con pocos hombres a la ciudad fue ovacionado por la multitud
que mal soportaba su príncipe, el cual pidió protección a Balduino. Thoros,
con el fin de conquistar las simpatías del líder cruzado, lo eligió su
heredero universal, pero durante una de las tantas revueltas populares, fue
asesinado y Balduino fue aclamado liberador y príncipe de Edesa.
Balduino de Boulogne, tomado el gobierno de la ciudad, conquistó
algunos territorios vecinos todavía en mano de los turcos. Convertido en
viudo, se casó con la hija de un noble local y creó el condado de Edesa,
primer estado franco del cercano oriente, que se convirtió en un baluarte
importante en contra de los turcos de la Atabec Kerbogha, gobernador de
Mosul.
Balduino no restituyó el condado a los bizantinos y le gobernó hasta 1100,
año en el que muerto el hermano Godofredo de Bouillon, fue elegido rey
de Jerusalén. Balduino I dejo la conducción del nuevo condado a su primo
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Balduino de Le Bourg que, también él posteriormente se volverá rey de
Jerusalén con el nombre de Balduino II. Balduino II tendrá el dominio
sobre el condado hasta el año 1118, cuando será elegido rey de Jerusalén,
dejará el dominio del condado a Joscelin de Countray y a sus herederos.
Los cruzados llegan a las puertas de Antioquia
La constitución del principado de Antioquia (1098-1268)
El grueso del ejercito cruzado, dejado Iconio, se fue directamente hacia
Cesárea de Capadocia, prosiguiendo después hacia Marash (octubre 1097)
donde confluyeron los demás cruzados. Aquí los comandantes (excluso
Balduino que se había parado en Edesa) decidieron marchar rápidamente
hacia Antioquia, sin esperar la llegada de la primavera. Superada la ciudad
de Chinarsi, el 21 de octubre de 1097 llegaron a la vista de Antioquia,
presidiada por un fuerte contingente musulmán. En Antioquia el apóstol
Pedro había sido nombrado obispo y los peregrinos se trasladaban allí
numerosos para rezar encima de la tumba de S. Babila.
El ejército cruzado, compuesto por casi 40.000 personas entre hombres,
mujeres y niños, se dispuso según los acuerdos, pero como faltaban las
armas para asediar, el asalto a la ciudad fue aplazado. Antioquia había sido
conquistada por parte de los turcos catorce años antes y a la vista de los
cruzados el poblado musulmán intentó fugarse para evitar la masacre.
En noviembre, una flota genovesa llegó al puerto de San Simeón,
trajeron suministros y equipamientos de guerra.En diciembre el suministro
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de alimentos empezó a faltar y Bohemundo y Roberto de Fiandra dejaron
el campamento en busca de alimentos y maderas, pero a pesar de ser
atacado por parte de un contingente enviado desde Damasco en ayuda de
Antioquia, después de haberlos derrotado, consiguieron hacer llegar los
preciosos suministros que habían saqueado en tierras cercanas, aunque
resultaron insuficientes para satisfacer las necesidades de la multitudes de
peregrinos que iban junto al ejercito cruzado.
Batalla en las cercanías del lago de Antioquia durante el asedio de la ciudad
En el mes de enero 1098 la falta de alimentos causó la muerte de los
seres humanos y los animales. Las deserciones comenzaron. Roberto de
Normandía se refugió en Laodicea, pero pronto volvió a los cruzados que,
con insistencia, fue invitado a regresar a las filas. Incluso Pedro el
Ermitaño trató en vano su deserción, pero fue llevado de vuelta al
campamento por Tancredo. El obispo Ademar invitó a los cruzados a no
abatirse y confiar en la gracia divina, y para evitar más fugas instituyó un
tribunal para castigar a los desertores.
En febrero, el contingente bizantino bajo el mando del general Tatikios
abandonó el campo en busca de refuerzos y Bohemundo aprovechó la
oportunidad para acusar a los bizantinos que no habían cumplido el
acuerdo de ayuda y apoyo suscrito en Constantinopla, por lo cual hizo
saber que la ciudad de Jerusalén después de la conquista no sería devuelta
a los mismos. El 9 de febrero de 1098 Bohemundo todavía derrotó a un
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ejército enviado por el emir de Alepo. En marzo, una flota inglesa
proveniente de Constantinopla trajo alimentos y materiales para el asedio.
Con la llegada de la primavera los suministros procedentes de Chipre,
Rodas y Quíos, comenzaron a entrar con una asidua continuidad, pero
dentro de las murallas los alimentos comenzaban a escasear.
Mientras tanto, Godofredo de Bouillon se fue recuperando de una
herida desagradable sufrida en la batalla, su retorno activo entre las tropas
despertó una renovada esperanza y alegría. En abril, una delegación
procedente de Egipto para tratar un acuerdo de paz, aunque no obstante en
un principio fuese recibida con favor, fue rechazada.
Duelo entre el duque Roberto de Normandia
y un sarraceno a las puertas de Antioquia
Inmediatamente después de una delegación turca, salida de Antioquía
para concordar una eventual rendición de la ciudad si se hubieran salvado
la vida de su habitantes, obtuvieron una tregua, durante la cual los
cristianos y los turcos pudieron moverse libremente en sus respectivos
campos y en la ciudad, pero fue a causa de un accidente que causó la
muerte de un jinete, se reanudaron de nuevo las hostilidades.
Bohemundo, sin embargo, a toda costa quería para él la ciudad. Por lo
que después de haber sobornado al responsable de las torres principales de
Antioquía, ofreció a los líderes de la cruzada la oportunidad de tomar la
ciudad sin derramamiento de sangre. Sin embargo, algunos nobles se
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opusieron a la propuesta y no fue aceptada.
Mientras tanto Kerbogha, Príncipe de Mosul, con un gran ejército que
también incluye al emir de Damasco y al Emir de Homs, está
peligrosamente acercándose a Antioquía. Esteban de Blois, temiendo lo
peor, abandonó el campamento para encontrarse con el emperador
bizantino que se había puesto en marcha para Antioquia para socorrer a los
cruzados. Al llegar a Filomelio se reunió con el emperador Alesio I y el
General Tatikios, el cual mintió acerca de que el ejército cruzado ya había
sido derrotado. El emperador, convencido por lo que dijo el noble cruzado,
decidió regresar a casa. Este acto, más tarde, será interpretado por los
cruzados como una verdadera traición. Era 02 de junio 1098.
Cuando entre los cruzados se extendió la noticia de la inminente
llegada del ejército musulmán, sus comandantes tomaron en consideración
la propuesta de Bohemundo, y la ciudad fue conquistada, pero gracias a la
traición de Firuz, a cargo de las tres torres principales de la ciudad, que
para tranquilizar a los cruzados de la disponibilidad real de la traición
mostró el cadáver de su hermano que había matado el mismo, porque no
estaba de acuerdo con su comportamiento.
Trepadas las paredes durante la noche, la ciudad fue tomada, y fue una
masacre. Un grupo de turcos se refugiaron en la ciudadela fortificada
situada en lo más alto de la ciudad, resistiendo los ataques de los cruzados.
Pero en la mañana del 3 de junio de 1098 el estandarte de Bohemundo
aventaba sobre los pendones de la ciudad. Comenzaron los festejos y el
obispo Ademar reintegró en su papel griego ortodoxo el patriarca Juan II,
un ex prisionero del emir.
Durante el asedio, el emir de Antioquía había enviado embajadores a
Persia, Asia Menor, Damasco, Jerusalén y Arabia para obtener ayuda. El 4
de junio, el ejército de Kerbogha, llegó a Antioquía, comenzó el asedio de
la ciudad y los barcos que habían traído suministros para los cruzados, y
que estaban amarrados en el puerto de San Simeón, se alejaron de la costa.
Después de unos días, dentro de las murallas, el hambre, el miedo y
deserciones le sobrecogió y ya Kerbogha se ilusionaba con la victoria.
Entre tanta desorientación Tancredo solemnemente juró que permanecería
en defensa la ciudad con su ejército, al igual que lo hicieron los otros
nobles y sus ejércitos. La emoción causada por tales juramentos, reforzada
por una serie de premoniciones de victoria anunciada por los monjes y
obispos en ciudad, y el descubrimiento de la "Lanza de Longinos" (la lanza
que, según la tradición había atravesado el costado de Cristo) inspiró
coraje y fuerza a los cruzados.
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El obispo Ademar asiste al desenterramiento de la Lanza Sagrada
Pedro el Ermitaño fue enviado al campo enemigo para proponer un
duelo entre algunos representantes de las dos partes: a los ganadores se les
adjudicaría la victoria, evitando el derramamiento de sangre innecesario.
Pero Kerbogha se burló del monje y regresó a la ciudad.
Entusiasmandos por el descubrimiento de la Lanza Sagrada, el 28 de
junio de 1098, el ejèrcito cruzado saliò de las murallas para hacer frente al
musulmàn, Raimundo se quedó en la ciudad para proteger la ciudadela
fortificada todavía en manos de los musulmanes, mientras que el obispo
Ademar, con en la mano la "Lanza Sagrada", instó a los cruzados al grito
de "Dios lo quiere".
El primer choque lo tuvo Hugo de Francia, que derrotó a los turcos
puestos en defensa del puente de Antioquía. El resto del ejército cristiano
se dispuso estratégicamente para no ser rodeado y Kerbogha a la vista de
dicha disposición, ordenó a los emires de Damasco y Alepo (hijos del
sultán turco Tutush) para colocar sus tropas en el camino hacia el puerto
para cerrar cada oportunidad de escapar.
La batalla que siguió, después de varias vicisitudes, terminó con la
victoria cruzada y el escape del ejército enemigo. Cuando los emires de
Damasco y Alepo decidieron intervenir, incluso Bohemundo salió a la
cancha, que ayudado por Godofredo de Bouillon y Tancredo, logró
dispersar a las tropas turcas, pero éstos, llamados a la batalla por sus
comandantes, fueron posteriormente asesinados por los cruzados.
Kerbogha se vio obligado a huir. Era el verano de 1098.
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Espera en Antioquía antes de partir hacia Jerusalén
Después de la victoria, los líderes de los ejércitos cruzados decidieron
que en otoño se reanudará la marcha sobre Jerusalén.
Batalla bajo los muros de Antioquía
El obispo Ademar blandiendo la Lanza Santa
Raimundo IV durante el asedio de la ciudad de Archas
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Pero mientras esperaban una peste asoló la ciudad, matando a miles de
peregrinos, cayó víctima también el obispo Ademar, que murió el 1 de
agosto de 1098. En esta difícil situación Godofredo de Bouillon escribió al
Papa invocando su ayuda y su presencia, y se reagudizo' la oposición de
Bohemundo contra Raimundo, quien en lugar de ser el artífice de la
conquista de la ciudad, afirmó posesión.
Para su propia protección contra la infección y para adquirir
suministros de alimentos, los nobles, con sus ejércitos, salieron de la
ciudad. Bohemundo, seguido por Tancredo, fue a Cilicia y anexó a su
principado de la ciudad de Tarso, Mamistra y otras ciudades. Raimundo,
sin embargo, seguido por Roberto de Normandía y Roberto de Flandes,
entraron en Siria y en el mes de Diciembre de 1098 llegaron a la ciudad de
Marra (Ma'arat), la asedió y la conquistó, saqueándola y trucidando la
población.
La Constitución del Reino de Jerusalén
La ciudad de Jerusalén y Palestina fueron parte del Califato Egipto,
hasta que en 1078 el sultán turco Tutush arrancó la ciudad santa de los
fatimíes de Egipto. Pero estos ultimos en 1097 aprovechando de la lucha
fratricida que estalló entre los hijos de Tutush (respectivamente Emir de
Alepo y Damasco) se aliaron con uno de los hermanos contra el otro, con
la intención de recuperar Jerusalén y Palestina.
En el mes de mayo de 1097 el visir egipcio al-Afdal logró conquistar
Tiro, pero el gobernador de Jerusalén, que gobernó la ciudad en nombre
del Emir de Damasco, fue capaz de bloquear el avance de los egipcios en
Palestina. La llegada de los cruzados a Antioquía obligó al ejército turco a
socorrer la ciudad; se aprovechó el visir egipcio Al-Afdal, que el 26 de
agosto de 1098 conquistó la ciudad santa, adjudicando la dirección del
gobierno a un propio comandante.
Tan pronto como llegó la noticia de que Jerusalén fue tomada por los
fatimíes, las armadas que habían persistido en Antioquía para complacer
los deseos de Bohemundo, reanudaron la marcha hacia la Ciudad Santa.
Mientras Tancredo, en nombre de Bohemundo conquistó la ciudadela
fortificada de Antioquía, Raimundo de Archas llegó a la ciudad, no lejos de
Trípoli, y lo puso en estado de sitio. Era 14 de febrero de 1099.
Raimundo, tras el fallido intento de crear su propio dominio sobre
Antioquía, trató de ganar lo de Trípoli. Los cruzados que quedaban en
Antioquia esperaban la llegada de otros grupos armados cristianos, cuando
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Godofredo de Bouillon y los otros prìncipes se reunieron en Antioquìa, en
la presión de los peregrinos, también decidió marchar a Jerusalén.
Bohemundo acompañó Godofredo de Bouillon hasta Laodicea, donde todo
el ejército cruzado recuperó la compostura. Bohemundo, por temor de que
alguien acechara su principado, regresó a Antioquía. Balduino también
optó por no participar en la marcha sobre Jerusalén, con miedo a perder el
condado de Edesa, que había conquistado recientemente.
Durante el asedio de Archas se difundió la duda sobre la veracidad del
descubrimiento de la Lanza Sagrada. Esto dividió el ejército en dos
facciones: los creyentes y los incrédulos. Al mismo tiempo, el emperador
bizantino Alesio hizo saber que iba a seguir los cruzados con su propio
ejército. El visir de El Cairo, al-Afdal, aprovechando la debilidad temporal
de los selyúcidas turcos, había tomado posesión de Palestina y Jerusalén,
temiendo la llegada de los cruzados, envió a sus embajadores para
informarles que permitía el acceso a los cristianos en Jerusalén, pero sólo
si desarmados. La propuesta, sin embargo, no fue aceptada.
El ejército cruzado a la vista de Jerusalén
El ejército cruzado se reunió en Archas, donde Raimundo sin éxito,
trató de conquistar la ciudad. Entretanto habían llegado embajadores del
emir de Trípoli, por miedo a perder su dominio, trajeron regalos y comida,
y la invitación a los jefes y nobles cruzados de visitar la hermosa ciudad. A
pesar de la oposición de Raimundo, que quería conquistar Trípoli para sí
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mismo, los nobles aceptaron los regalos y decidieron para reanudar la
marcha sobre Jerusalén (mayo de 1099), procediendo a lo largo de la costa,
constantemente repuesta por las flotas de Pisa y Génova. Después de haber
cruzado Botrys, Byblos y Berit, los cruzados llegaron a Sidón,
conquistándolo. Entonces llegaron a la ciudad de Tiro, aquí se pararon
para estudiar las próximas estrategias.
Al reanudar la marcha, llegó a S. Juan de Acre y el emir que había
gobernado la ciudad en nombre del califa de Egipto, por temor a saqueos y
siguiendo el ejemplo de otros gobernadores de las ciudades atravesadas
por los cruzados, envió ricos regalos y comida. Los cruzados siguieron su
marcha por Haifa y Cesárea, y acampándose en el lago homónimo,
después prosiguieron hacia Lida, donde encontraron la iglesia de S. Jorge
destruida. Finalmente tomaron posesión de Ramla, que se encontraba
deshabitada.
El 6 de junio, en el campamento cristiano llegó una delegación de
cristianos de Belén que buscaban la ayuda de los cruzados, Godofredo de
Bouillon ordenó a Tancredo de ir a la ciudad con un grupo de soldados y
éste, después de haber conquistado la ciudad, visitó el establo donde,
según la tradición, nació el Salvador.
En la madrugada del 7 de junio, los cruzados, dejada Anathot subieron
trepando la última montañas que los separaban de la Ciudad Santa.
Jerusalén había sido conquistada el año anterior por los fatimíes de Egipto,
que se estaban preparando para defenderla. Los cruzados, que llegaron
bajo las murallas, se predispusieron para el asedio.
Después de un primer ataque inútil (13 de junio), se dieron cuenta de
que tenían que equiparse con máquinas de asedio, y por eso encargaron a
algunos departamentos proveer la madera necesaria para construirlos. El
calor del verano y la sed, sin embargo, comenzó a crear cierta
preocupación debido a que los pozos vecinos de la ciudad, antes de su
llegada, había sido envenenados.
Mientras tanto, en el puerto de Jafa había llegado una flota cargada de
suministros preciosos. Un departamento de hombres armados que se
encargó de ir al puerto y después de vencer en Lida un grupo de
musulmanes dispuestos para obstruir el camino, entraron en Jafa,
encontrando la ciudad abandonada y flota en llamas, por suerte, sin
embargo, los cristianos locales fueron capaces de poner a salvo los
preciosos suministros que acaban de llegar.
Con los materiales recuperados en Jafa fueron capaces de empezar a
trabajar en la construcción de máquinas de asedio. El 8 de julio, inspirados
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por uno de los muchos visionarios que acompañaban al ejército cruzado,
los obispos y monjes que seguían al ejercito organizaron una procesión de
penitencia a lo largo del muro de Jerusalén, invitando a todos los cruzados
a unirse en oración. El 13 de julio, cuando todo estuvo listo, comenzó el
asalto a la ciudad.
Procesion de los cruzados alrededor de los muros de Jerusalen antes del asedio
La batalla por la conquista de Jerusalén
Godofredo de Bouillon y su hermano Eustaquio dirigieron el asalto en
las plataformas móviles más altas, pero después de un día de ataques
infructuosos los cruzados tuvieron que darse por vencidos.
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En la noche entre el 13 y 14 de julio, y durante todo el día del 14, los
cruzados repitieron los infructuosos asaltos, hasta cuando, el 15 de julio,
alrededor del mediodía, un puente peatonal cayó de la torre móvil de
Godofredo de Bouillon, consintiendo a Godofredo y su hombres a saltar en
las paredes, donde - después - se les unió otro grupos de cruzados que
habían conseguido trepar por las paredes con otros sistemas de asalto.
En poco tiempo la mayor parte del ejército cristiano entró en la ciudad
y el emir se vio obligado a refugiarse en la fortaleza de David.
Comenzó una matanza de musulmanes y no se salvaron ni los ancianos,
las mujeres y los niños. Los cruzados penetraron en la Mezquita de Omar,
donde se habían refugiado algunos egipcios, e incluso ahí la masacre fue
renovada. Godofredo de Bouillon no participó en el baño de sangre y,
seguido de algunos soldados, Se dirigió desarmado y a pies denudo a rezar
en la Iglesia del Santo Sepulcro.
Enterados del acto de devoción de su comandante, los cruzados
suspendieron las masacres y se fueron también, en silencio y en la oración,
a la iglesia de la Resurrección. Era 15 de julio de 1099.
Godofredo de Bouillon acepta el titulo de
“Defensor del Santo Sepulcro”
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Al día siguiente, algunos jefes cruzados eliminaron a los sobrevivientes
salvados el día anterior y en previsión de la llegada de un nuevo ejército
musulmán, todos los sobrevivientes, entre ellos ancianos, mujeres y niños,
fueron asesinados, la misma suerte corrieron los judíos, que fueron
quemados dentro de su sinagoga. Los musulmanes que se habían refugiado
en la fortaleza de David, sin embargo, se salvaron gracias a la intercesión
de Raimundo S. Gilles.
Terminada la masacre y limpiada la ciudad, se encontró la "cruz
verdadera de Cristo”, que los cristianos de Jerusalén le habían robados a
los egipcios durante el asedio. Después de haber llevado en procesión por
las calles de la ciudad, la verdadera cruz se conservó en la Iglesia de la
Resurrección. Después de unos pocos días, los líderes cruzados eligieron
Godofredo de Bouillon Rey de Jerusalén (22 de julio).
Pero Godofredo no quería llevar la corona de oro en el lugar donde
Cristo había traído la de espinas, y prefirió asumir el título de Protector del
Santo Sepulcro "Advocatus Sancti Sepulchri." El 29 de julio El Papa
Urbano II murió: no había tenido tiempo para conocer las noticias de la
victoria de la cruzada.
La batalla de Escalona
Antes de que los cruzados conquistaran Jerusalén, los turcos de Siria y
Persia estaban en guerra con los fatimíes de Egipto. Ahora, sin embargo,
los pueblos de Damasco y Bagdad estaban esperando al "enemigo" alAfdal, visir de El Cairo, y esperando que este avalara una contraofensiva
musulmana en contra de los cruzados. Al-Afdal no oró. En poco tiempo el
creó un poderoso ejército al que se unieron varios guerreros de diferentes
territorios, en manos musulmana. El objetivo era expulsar a los cruzados
de Jerusalén y Palestina.
Ante la noticia de la iniciativa egipcia, Godofredo de Bouillon envió en
avanguardia a su hermano Eustaquio, acompañado de Tancredo y Roberto
II de Flandes, para espiar y tener noticias de la consistencia y la real
capacidad del ejército musulmán. Recibida la información necesaria,
después de una función religiosa, y la bendición de las armas, el ejército
cruzado dirigido por Godofredo de Bouillon tomó el camino para
enfrentarse al enemigo. A pesar de sus reticencias, pero rogado por sus
compañeros, incluso Raimundo y Roberto de Normandía marcharon.
El ejército cristiano se reunió en Ramla, donde comenzó a marchar
hacia Escalona. El Emir de Ramla, sorprendido por el entusiasmo
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mostrado por soldados cristianos mientras se preparaban para enfrentarse a
un enemigo, juró a Godofredo que se convertiría a la religión cristiana,
porque veía que influía mucha fuerza y coraje.
Al llegar cerca de Escalona, los cruzados encontraron el ejército
Musulmán listo para la batalla y en el puerto su flota cargada de armas y
máquinas de guerra.
La batalla de Escalona
El polvo levantado por los rebaños en la estela de los cruzados dio a
los musulmanes la impresión de que el ejército cristiano fuese más
numeroso de lo que era en realidad. Esto les intimidó, y sus comandantes
les incitaban a la batalla. El ataque de los cruzados fue capaz de crear
espacios amplios en las filas del enemigo y las tropas al mando de
Tancredo, de Roberto de Normandía y Roberto de Flandes, se las
arreglaron para llegar al lugar de control egipcio y tomaron la posesión de
su estandarte.
A la vista de tanta audacia los guerreros musulmanes trataron de
escapar hacia el puerto, pero se enfrentaron con los hombres de Raimundo,
que lo persiguieron hasta el mar, donde esperaban encontrar salida en la
flota egipciana que estaba a la espera de ellos. Muchos fueron asesinados,
muchos murieron ahogados. En el campo de batalla los hombres de
Godofredo masacraron a los musulmanes que permanecieron inmóviles y
petrificados, esperando a ser perforados.
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El visir al-Afdal, que de los muros de Escalona miraba con
incredulidad la escena dolorosa y la derrota de su ejército, maldició en
contra de Allah que habían abandonado a sus soldados comprometidos a
luchar en contra de un ejército protegido por un Dios más fuerte.
El rey Balduino I de Jerusalén
Esta importante victoria fue seguida por el saqueo usual de numerosas
riquezas dejadas por los egipcios en sus campamentos. Sin embargo
Godofredo de Bouillon y Raimundo pelearon por la posesión de la ciudad;
el primero, de hecho, quería anexar al reino de Jerusalén, mientras que el
otro tenía pensamiento de tomar posesión de un dominio importante. La
misma escena se repetió cuando, al regresar de Escalona, los cruzados
conquistaron Arsuf. La disputa amenazó con derivar en una peòea armada
entre los dos.
La valiosa contribución de Tancredo, Roberto de Normandía y Roberto
de Flandes rogaron lo peor y los dos contendientes se vieron obligados a
hacer la paz. No obstante, la ciudad de Escalona quedó bajo el dominio
egipcio y, en los próximos meses, se iniciaron peligrosos ataques contra el
reino de Jerusalén.
Con la captura de Jerusalén y la victoriosa batalla de Escalona, la primera
cruzada se entendió formalmente cerrada. La mayor parte de los cruzados,
después de haber cumplido sus votos rezando en la iglesia del Santo
Sepulcro, volvieron a su Patria, trayendo con ellos nuevas experiencias
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culturales, agrícolas y tecnológicas, encontrando suelo fértil, comenzó el
renacimiento de Europa, con lo que poco a poco se salió del estancamiento
que se había producido en la alta Edad Media. Pero la presencia de los
cruzados en Palestina no estaba consolidada: era necesario adquirir otros
territorios para garantizar la seguridad de los estados latinos que acababan
de crear.
Despues de la muerte de Godofredo de Bouillon producida el 18 de
julio de 1100, los nobles cruzados eligieron el hermano Balduin (ya conde
de Edes), Rey con el nombre de Balduin I de Jerusalen.
El establecimiento del condado de Trípoli
En febrero de 1099 el gobernador musulmán de Trípoli envió a sus
embajadores ante los líderes de la cruzada que se acercaban a la ciudad
llevando regalos y una invitación para visitar la bella ciudad. Raimundo,
que aún no había tenido éxito en la obtención de su propio reino, el 14
Febrero atacó la ciudad de Arqa (Archas) y la puso bajo asedio. El 13 de
mayo, aún no había conquistado la ciudad, se reunió con el grueso del
ejército en marcha hacia Jerusalén.
Después de la conquista de la ciudad Santa (1099) y la victoriosa
batalla de Escalona (1099), Raimundo, aliado de los Bizantinos, tomó en
consideración el proyecto de conquista de Trípoli. Y así, en 1101, partió de
Constantinopla en cabeza de un abigarrado ejército, en que se integraba un
gran contingente de Lombardi, avanzando en Asia Menor, en dirección a
Ankara, donde se creía que Bohemundo fue aprisionado, y no se entiende
el motivo por el cual los lombardos querían a toda costa librarlo. Sin
embargo, ellos no sabían que los turcos, que lo mantuvieron prisionero
desde el 1100 le habían trasladado a una zona próxima al Cáucaso.
Llegado a Ankara (Ancyra), la conquistó y la entregó a los bizantinos.
Luego continuó la marcha hacia el norte, con sufrimiento de continuos
ataques, y luego hacia el este hacia Mersivan, donde su ejército fue
rodeado y destruido. Raimundo con unos pocos jinetes logró escapar y
refugio en Constantinopla. La misma suerte corrió otra columna que se
dirigía hacia Iconio, también masacrada durante su retiro en Eraclea.
En 1102 Raimundo atacó y conquistó Tartus (Tortosa), que se convirtió
en la base militar de los traslados de Trípoli. En 1103, con la ayuda de los
Bizantinos construyeron la "Fortaleza de Saint-Gilles", ubicada en el
Monte Pelegrino; después en 1104 conquisto Gibilet (Biblos), situada a lo
largo de la costa entre Beirut y Trípoli, y se atribuyó el título de conde de
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Trípoli a pesar de que tenía conquistada la ciudad. En 1104, en septiembre,
durante el ataque la ciudadela turca Saint-Gilles, Raimundo fue
gravemente herido y en el mes de febrero de 1105 murió. Su lugar fue
ocupado por su sobrino Guillermo Jordan.
En 1109, después de un largo asedio, el ejército cruzado bajo el mando
del rey Balduino I de Jerusalén, Balduino II de Edesa, de Tancredo
Príncipe de Galilea y regente de Antioquía, Guillermo Jordan y Bertrando
II, hijo de Raimundo, conquistó Trípoli. Así nació el condado de Trípoli,
que se atribuye en parte a Guillermo Jordan como vasallo del principado
de Antioquía, y en parte a Bertrando, hijo de Raimundo, como vasallo del
reino de Jerusalén.
Inmediatamente después de la conquista (12 de julio de 1109), la
ciudad fue saqueada por los cruzados, parte de la población se vio privada
de sus bienes y esclavizada, la otra fue expulsada.
En 1110, Bertrando, el hijo ilegítimo de Raimundo, hizo asesinar a
Guillermo Jordan, reclamando dos tercios de la ciudad para sí y una
tercera parte para los genoveses, sus aliado. En 1111, Bertrando amplió las
posesiones del condado con la ciudad de Sidón, y en 1124 con la de Tiro. A
Bertrando sucede antes Raimundo II (1137-1152) y a continuación,
Raimundo III (1152-1187).
En 1187, después de la caída de Jerusalén, Trípoli fue anexada al
Principado de Antioquía.
Los envíos después de la primera cruzada
Pascual II, Papa recién elegido excomulgó a todos los cruzados,
incluyendo los nobles Hugo de Vermandois y Esteban de Blois, que no
había mantenido el voto hecho y de haber abandonado la expedición antes
de la conquista de Jerusalén.
Desde el regreso a la patria de los cruzados que había cumplido sus
votos se habían quedado zonas enteras sin protección de los territorios
recién conquistados, los Estados latinos recién constituidos estarán en
constante necesidad de ayuda de Occidente, que entre 1101 y 1147, envió
varias expediciones armadas.
Esas no fueron las cruzadas reales debido a que el derecho canónico no
había sido aún completamente definido. En cambio, eran peregrinaciones
armadas, sin embargo, disminuyó - aunque sea temporalmente – la escasez
de hombres en armas en defensa de la Tierra Santa.
La organización política de los Estados latinos de oriente próximo
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recalcaba el modelo feudal europeo, según el principio discrecional le
concedía una gran cantidad de poderes a sus vasallos a cambio de su
protección y su disposición a tomar las armas si era necesario.
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Filippo Tarantino
Traduzione: Giuseppe e Jennifer Di Lorenzo
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FilippoTarantino. Nacido y criado en Palermo (Italia), se especializó en sistemas
de radio y televisión, tuvo varias experiencias de trabajo en la multinacional ENEL,
como técnico especialista de gestiones inmobiliarias. Desde siempre sensible a las
temáticas sociales, entre el 2000 y el 2007 escribió para varios periódicos locales,
entre ellos “Arenella News” y “Luce del Faro”, organizó también el convenio
“MONTE PELLEGRINO: su costa y su mar”. Fundador y socio de la asociación
“Pro Arenella”, también cofundador y presidente de la Asociación ONLUS
“Antonino Caponnetto”, se hizo promotor y organizador de varios eventos culturales
y lúdicos en favor de los vecinos, del barrio palermitano de Arenella (barrio
complicado). Desde varios años se dedica con apreciable empeño y entusiasmo al
estudio de la historia de la Edad Media.
ACCADEMIA TEMPLARE –TEMPLAR ACADEMY
Associazione di Promozione Sociale
Viale Regina Margherita, 140 – 00198 Roma
C.F. 97656900582; Tel.
Tel. ++39.06/88 48 530; Cell. ++39.346/850 22 30;
www.accademiatemplare.it - E-mail: [email protected]
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