5. La Virtud Maquiavélica Maquiavelo popularizó el pensamiento antiguo, aunque a menudo no estaba de acuerdo con sus pormenores y le daba un giro original y radical. Maquiavelo creía que, puesto que el cristianismo alababa a los dóciles, permitía que el mundo fuese dominado por los malvados: prefería una ética pagana que elevara el instinto de conservación a la ética cristiana de sacrificio, que consideraba hipócrita.1 Sin embargo, hay que tener cuidado con Maquiavelo. Comoquiera que reduce a menudo la política a simple técnica y astucia, resulta fácil encontrar en sus escritos una justificación para casi todas las opciones políticas. El Oriente Próximo de finales del siglo XX demuestra la visión penetrante de Maquiavelo de la conducta humana. En 1988, durante la Intifada palestina, el ministro de Defensa de Israel, Isaac Rabin, al parecer dijo a los soldados israelíes que "fuesen a romperles los huesos", refiriéndose a los manifestantes palestinos. Otros medios menos violentos no habían conseguido calmar a los manifestantes, mientras que el empleo de munición provocó víctimas palestinas que, a su vez, engendraron nuevos disturbios. El mundo presionaba a Israel para que llegara a un arreglo con los palestinos. No Astante, Rabin optó por "romperles los huesos". Sabía que sólo los regímenes debilitados y mal dirigidos, como el del difunto sha de Irán, transigían con la anarquía callejera. Las acciones de Rabin fueron condenadas por los liberales estadounidenses. Sin embargo, la posición de Rabin en las encuestas de opinión israelíes comenzó a subir repentinamente. En 1992 los electores israelíes de línea dura se pasaron al moderado partido laborista sólo porque Rabin encabezaba la lista. Una vez elegido primer ministro, Rabin utilizó sus nuevos poderes para firmar la paz con los palestinos y los jordanos. Isaac Rabin, asesinado por un activista de extrema derecha en 1995, es ahora un héroe para los humanistas liberales de todo el mundo. Los admiradores occidentales de Rabin prefieren olvidar su crueldad con los palestinos, pero Maquiavelo habría entendido que tales tácticas eran esenciales para la "virtud" de Rabin. En un mundo imperfecto, dice Maquiavelo, los hombres buenos inclinados a hacer el bien deben saber ser malos. Y puesto que todos compartimos el mundo social, añade, la virtud tiene poco que ver con la perfección individual y mucho con el resultado político. Así, para Maquiavelo, una política se define no por su excelencia, sino por su desenlace: si no es eficaz, no puede ser virtuosa.2 El retorno de la antigüedad Robert D. Kaplan Al igual que Maquiavelo, Churchill, Sun Zi y Tucídides, también Raymond Aron cree en una moralidad de resultados y no de buenas intenciones. Tras la subida de Hitler al poder, viendo que la política francesa de desarme y negociación con Alemania no constituía ningún sustituto de la preparación militar, Aron escribió que "una buena política se mide por su eficacia", no por su pureza, lo que prueba el hecho de que las verdades patentes de Maquiavelo se redescubren independientemente en todas las épocas.3 Las tácticas severas de Rabin otorgaron a éste credibilidad para firmar la paz; así pues, sus tácticas poseían virtud maquiavélica. Rabin fue sólo tan brutal como las circunstancias requerían, no más. Luego empleó su fama de brutalidad en beneficio de sus conciudadanos, algo que también recomendó Maquiavelo. Rabin no se ablandó simplemente para evitar la fama de violento al mismo tiempo que permitía que continuara el desorden. También en esto actuó como un verdadero príncipe. 1. Véase el ensayo del profesor Lawrence F. Hundersmarck sobre Maquiavelo en Ian P. McGrcal (ed): Great Thinkers of the Western World. La crítica del cristianismo por parte de Maquiavelo está relacionada con la de Friedrich Nietzsche, quien creía que, equiparando la mansedumbre con la bondad, el cristianismo justificaba, aunque indirectamente, la inacción y la mediocridad. 2. Véase Harvey C. Mansfield: Machiavelli's Virtue, University of Chicago Press, Chicago, 1966, pp. 20, 33. 3. Véase el artículo de Aron en Esprit, citado en Tony Judt: The Burden of Responsibility: Blum, Camus, Aron, and the French Twentieth Century, p. 150. UNTREF VIRTUAL | 1 En cambio, la decisión de la Administración Clinton, en su primer mandato, de hacer depender la renovación de la posición comercial de China como una de las naciones más favorecidas exclusivamente de una mejora de la situación de los derechos humanos en aquel país no fue virtuosa; no porque la política fracasara en su intento de lograr una mejora de los derechos humanos en China, sino porque estaba claro desde el principio que fracasaría.4 Esa política fue mojigata, emprendida con pocas esperanzas de conseguir resultados prácticos, meramente para demostrar aquello que la Administración estadounidense entendía como su superioridad moral. En 1999 las Naciones Unidas sancionaron un referéndum sobre la independencia de Timor Oriental, en posesión de Indonesia, que provocó ataques bien organizados por parte de milicias contrarias a la independencia en los que la capital, Dili, fue incendiada y miles de personas fueron asesinadas, en muchos casos torturadas y decapitadas. Esta escalada de terror era fácilmente previsible. Meses antes se había advertido reiteradamente a las Naciones Unidas acerca de lo que ocurriría si se celebraba un plebiscito sin garantías de seguridad.5 Así pues, en su alarmante falta de previsión, mala planificación y caótica puesta en práctica, el ejercicio democrático de la ONU carecía de virtud maquiavélica. En 1957 el rey Hussein de Jordania disolvió un gobierno elegido democráticamente que se estaba volviendo cada vez más radical y prosoviético, e impuso la ley marcial. Más tarde, en 1970 y de nuevo en los ochenta, tomó medidas enérgicas contra los palestinos, que habían tratado de derribar su régimen. Sin embargo, los actos antidemocráticos del rey Hussein salvaron su reino de unas fuerzas que habrían sido más crueles que él mismo. Al igual que su "hermano de paz" Rabin, el monarca jordano empleó sólo la violencia justa y no más. En consecuencia, su violencia fue esencial para su virtud. El dictador chileno Augusto Pinochet, por otro lado, empleó una violencia excesiva y, por lo tanto, carece de virtud maquiavélica. Maquiavelo no habría aprobado las acciones de Pinochet, de las Naciones Unidas en Timor Oriental ni la política inicial de Clinton hacia China; en cambio, habría levantado, sonriendo, su copa en honor de Rabin y el rey Hussein en el sosiego de su propiedad toscana. Sustituyendo la virtud cristiana por la pagana, Maquiavelo ha explicado mejor que ningún experto de nuestro tiempo cómo Rabin y Hussein llegaron a ser lo que fueron. Tampoco hay nada amoral en la virtud pagana de Maquiavelo. Isaiah Berlin escribe: "Los valores de Maquiavelo no son cristianos, pero son valores morales." Son los valores de la antigua polis de Aristóteles y Pericles, los valores que garantizan una comunidad política estable.6 El retorno de la antigüedad Robert D. Kaplan Tucídides escribe sobre la virtud, lo mismo que muchos autores romanos, especialmente Salustio.7 Pero Maquiavelo abunda en ella. "Virtud", o virtù en el italiano de Maquiavelo, deriva de vir, la voz latina que significa "hombre". Para Maquiavelo, "virtud" equivale a "valor", "capacidad", "ingenuidad", "determinación", "energía" y "habilidad": vigor masculino, pero normalmente en busca del bien general.8 La virtud presupone ambición, pero no sólo en aras del progreso personal. 4. Véase el relato de Patrick Tyler, jefe de la oficina de The New York Times en Pekín, en A Great Wáll: Six Presidents and China: an Investigative History, The Century Foundation/Public Affairs, Nueva York, 1999. 5. Véase "What Is the Timor Message?", The Wall Street Journal (29-91999). 6. Véase el ensayo de Berlin "The Originality of Machiavelli" en su colección The Proper Study of Mankind. También Montesquieu hizo la distinción entre "virtud política" y "virtud cristiana" en The Spirit of the Laws, Cambridge University Press, Nueva York (1748), 1989, p. xli. 7. Para una larga discusión sobre el concepto de virtud pública de Salustio, véase D. C. Earl: The Political Thought of Sallust, Cambridge University Press, Cambridge (Reino Unido), 1961. 8. Véase el apéndice de Russell Price en su traducción de The Prince. Véase también Plutarco: The Lives of the Noble Grecians and Romans!, p. 291. UNTREF VIRTUAL | 2 En el capítulo octavo de El príncipe, Maquiavelo menciona a Agatocles el Siciliano, que llegó a ser gobernador de Siracusa a finales del siglo iv a.C., para señalar que "la suerte o el favor jugaron un papel muy pequeño o nulo" en el éxito de Agatocles. Más bien fue "superando innumerables dificultades y peligros" y "ascendió en la milicia y adquirió poder". Sin embargo, Maquiavelo dice que "no puede llamarse virtud a matar a los propios conciudadanos, traicionar a los propios amigos, ser traidor, despiadado e irreverente" cuando se carece de un propósito elevado, como fue el caso de Agatocles. La virtud pagana de Maquiavelo es virtud pública, mientras que la virtud judeocristiana es, las más de las veces, virtud privada. Un ejemplo célebre de buena virtud pública y mala virtud privada podrían ser las alusiones un tanto maliciosas de la verdad por parte del presidente Franklin Delano Roosevelt para lograr que un Congreso aislacionista aprobara en 1941 la Ley de Préstamo y Arriendo, que autorizaba el suministro de armamento a Inglaterra. "En efecto -escribe el dramaturgo Arthur Miller sobre Roosevelt-, la humanidad está en deuda con sus mentiras."9 En sus Discursos sobre la primera década de Tito Livio, Maquiavelo aprueba el fraude cuando sea necesario para el bienestar de la polis.10 Ésta no es una idea novedosa ni cínica: Sun Zi escribe que política y guerra constituyen "el arte del engaño", que, si se practica sabiamente, puede conducir a la victoria y la reducción del número de víctimas.11 El hecho de que sea un precepto peligroso y fácil de emplear mal no lo despoja de aplicaciones positivas. Por supuesto que la virtud militar de Maquiavelo y Sun Zi no siempre es conveniente para el liderazgo civil. Los generales deben usar el engaño; los jueces, no. Me refiero únicamente a la política exterior, en la que la violencia y la amenaza de su aplicación se emplean sin recurrir a ningún tribunal. Si bien las instituciones internacionales se están consolidando, todavía no están lo bastante desarrolladas como para cambiar esta cruel realidad. Nicolás Maquiavelo nació en 1469 en Florencia, en el seno de una familia noble venida a menos. Su padre no pudo permitirse darle una buena educación y el joven Maquiavelo trabajó bajo la tutela de maestros oscuros. Hasta cierto punto fue autodidacto, lo que le salvó de las abstracciones escolásticas que impregnaban la cultura de su época. La oportunidad de Maquiavelo llegó en 1498 con la ejecución de Girolamo Savonarola, un monje austero cuya política extrema desembocó en una repulsa popular y la elección de un gobierno republicano más moderado en la ciudad-estado de Florencia. Maquiavelo, que por entonces contaba veintinueve años, fue nombrado secretario del consejo militar y diplomático de la república. Durante los catorce años siguientes fue uno de los principales diplomáticos de Florencia, lo que le permitió viajar a la Francia de Luis XII y conocer civilizaciones distintas a la suya. Cuando la caída de la dinastía Borgia sumió el centro de Italia en la confusión, Maquiavelo, en 1505, visitó a los oligarcas más importantes de Perusa y Siena para tratar de hacerlos aliados dei Florencia. Al año siguiente presenció directamente el feroz sometimiento de Perusa y Emilia por el papa guerrero julio II. Al mismo tiempo que mandaba despachos a Florencia sobre los progresos de la campaña de Julio, Maquiavelo tuvo que visitar los campamentos de soldados florentinos y pagar su reclutamiento en la lucha para volver a tomar Pisa. No obstante, en cuanto Pisa fue recuperada en 1509, Florencia se vio amenazada por Francia y España. El retorno de la antigüedad Robert D. Kaplan La carrera política de Maquiavelo terminó abruptamente en 1512 con la invasión de Italia por fuerzas españolas fieles al papa julio. Enfrentados al saqueo de su ciudad, los florentinos se rindieron v su república -junto con sus instituciones públicas- fue disuelta. Progresista por naturaleza, Maquiavelo había reemplazado las fuerzas mercenarias de la república por milicias de ciudadanos. Pero las nuevas milicias no consiguieron salvar Florencia y la familia Médicis regresó del exilio como la oligarquía dominante. Maquiavelo les hizo ofertas de inmediato, pero fue en vano: los Médicis le destituyeron de su cargo y lo acusaron de tornar parte en una conspiración contra el nuevo régimen. 9. Véase el ensayo de Miller "American Playhouse", Harper's (junio de 2001). 10. Véase Mansfield: Machiavelli's Virtue, p.61. 11. Véase Sun Zi: The Art of Warfare, p. 74. UNTREF VIRTUAL | 3 Tras ser encarcelado y torturado en el potro, Maquiavelo fue autorizado a retirarse a su granja. Allí, en 1513, se encerraba todas las noches en su despacho y meditaba sobre la historia de Grecia y Roma antiguas, comparándola con su considerable experiencia de gobierno, que, como la de Tucídides, incluyó responsabilidades militares, fracaso y humillación pública. La sabiduría de ambos hombres fue consecuencia de sus errores, mala suerte y sufrimientos. En el caso de Maquiavelo, el resultado fue El príncipe, su obra más conocida sobre política, publicada en 1532, tras su fallecimiento. Se trataba de una guía para ayudar a Italia y su querida Florencia a defenderse contra los antagonistas extranjeros intolerantes. Al enseñar a la reinstalada familia Médicis cómo honrarse a sí mismos y a Florencia, Maquiavelo escribió movido por la profunda tristeza por la condición humana, que conocía personalmente: Maquiavelo salió a relucir en las conversaciones que mantuve con líderes políticos y militares en Uganda y Sudán a mediados de los ochenta, en Sierra Leona a principios de los noventa y en Pakistán a mediados de esa misma década. En todos esos lugares -amenazados por la corrupción, la anarquía y la violencia étnica- el reto consistía en mantener el orden civil y la integridad del estado por todos los medios y con todos los aliados posibles. Si bien el objetivo final era moral, los medios eran a veces ofensivos. En los casos de Uganda y Pakistán, significó golpes de estado. Después de derrocar al líder electo de Pakistán, Nanas Shérif, en octubre de 1999, el general Pervez Musharraf llamó al comandante en jefe de las fuerzas estadounidenses en Oriente Próximo, el general Anthony C. Zinni, y le explicó sus acciones con palabras que Maquiavelo bien podría haber empleado. Me río, y mi risa no está dentro de mí; ardo y la ira no se ve por fuera.12 Defendiendo a Maquiavelo, el erudito Jacques Barzun afirma que si fue realmente un "monstruo moral", entonces "una larga lista de pensadores" -entre ellos Aristóteles, san Agustín, santo Tomás, John Adams, Montesquieu, Francis Bacon, Spinoza, Coleridge y Shelley, todos los cuales "han aconsejado, aprobado o tomado prestadas máximas maquiavélicas"- constituirían La Italia a la que Maquiavelo hizo frente estaba dividida en pueblos y ciudades-estado, "sometida a facciones mortíferas, golpes de estado, asesinatos, agresiones y derrotas guerreras".13 Maquiavelo creía que "puesto que uno debe partir de la situación actual, sólo puede trabajar con el material del que dispone".14 Sin embargo, la Italia de principios del Renacimiento, como demuestra el legado artístico, literario y económico, poseía una cultura cívica profundamente arraigada y apoyada por amplias comunidades culturales. La anárquica situación que comparten Costa de Marfil, Nigeria, Pakistán, Indonesia y otros lugares en la actualidad puede ser peor, de modo que los políticos estadounidenses, en vez de andarse con cumplidos y condenar los elementos francamente autocráticos, no tendrán más remedio que trabajar con el material disponible. En Indonesia, por ejemplo, obligar a los nuevos gobernantes democráticos a que segreguen todavía más a los militares -antes incluso de consolidar su poder y sus instituciones- probablemente conduciría al sangriento hundimiento del país y no a una democratización más rápida. El retorno de la antigüedad Robert D. Kaplan 12. Véase William Manchester: A World Lit Only by Fire: The Medieval Mind and the Renaissance; Portrait of an Age, primera edición en rústica, Little, Brown, Boston, 1992, p. 100. 13. Citado de Jacques Barzun: From Dawn to Decadence: 500 Years of Western Cultural Life; 1500 to the Present, HarperCollins, Nueva York, 2000, p. 256. [Versión en castellano: Del amanecer a la decadencia: 500 años de vida cultural en Occidente, Taurus, Madrid, 2001.] Véase también Maquiavelo: Florentine Histories, Princeton University Press, Princeton (Nueva Jersey), 1991. [Versión en castellano: Historia de Florencia, Alfaguara, Madrid, 1978.] 14. Barzun: From Dawn to Decadence: 500 Years of Western Cultural Life, p. 256. UNTREF VIRTUAL | 4 "una legión de inmorales".15 No obstante, el recelo de Maquiavelo ha convertido su nombre en sinónimo de cinismo y falta de escrúpulos. Es un odio avivado originariamente por la Contrarreforma católica, cuyas piedades fueron definidas por Maquiavelo como máscaras para el interés propio. Maquiavelo, preeminente entre los humanistas renacentistas, puso el énfasis en los hombres en lugar de ponerlo en Dios. Insistió en la necesidad política y no en la perfección moral para formular su ataque filosófico a la Iglesia. De este modo abandonó la Edad Media y contribuyó, junto con otros, a inspirar el Renacimiento reanudando la vinculación con Tucídides, Tito Livio, Cicerón, Séneca y otros pensadores clásicos de Occidente.16 Maquiavelo examina también los mismos temas que los escritores de la antigua China. Tanto Sun Zi como los autores del Zhan Guoze -los discursos del período de los reinos guerreros en China- creían, al igual que Maquiavelo, que los hombres son perversos por naturaleza y requieren formación moral para ser buenos. También como Maquiavelo subrayan el poder del interés propio individual para forjar y mejorar el mundo. Tanto El príncipe como los Discursos sobre la primera década de Tito Livio están repletos de ideas estimulantes. Maquiavelo escribe que los invasores extranjeros apoyarán las minorías locales contra la mayoría con el fin de "debilitar a los poderosos dentro del propio país", que es como se comportaron los gobiernos europeos en Oriente Próximo en el siglo XIX y principios del XX cuando ahitaron a minorías étnicas contra los gobernantes otomanos. Escribe sobre la dificultad de derribar los regímenes existentes porque los gobernantes, por muy crueles que sean, están rodeados de hombres leales, que sufrirán si el soberano es destronado; en este sentido, previó la dificultad de sustituir dictadores como Saddam Hussein. "Todos los profetas armados triunfan, mientras que los desarmados fracasan", escribe, pronosticando el peligro de un Bin Laden. Savonarola fue un profeta desarmado que fracasó, mientras que los papas medievales, junto con Moisés y Mahoma, fueron profetas armados que triunfaron. Hitler fue otro profeta armado, y se necesitó un esfuerzo extraordinario para vencerle. Sólo cuando Mijaíl Gorbachov dijo claramente que no defendería los regímenes comunistas en Europa del Este con la fuerza, el profeta desarmado Vaclav Havel pudo triunfar. Sin embargo, es posible que Maquiavelo vaya demasiado lejos. ¿Acaso no fue él mismo un profeta desarmado que consiguió influir en los estadistas durante siglos con un simple libro? ¿No fue Jesús un profeta desarmado cuyos seguidores contribuyeron a hacer caer el Imperio romano? Uno debe tener siempre presente que las ideas importan, para bien y para mal, y que reducir el mundo simplemente a luchas de poder equivale a hacer un uso cínico de Maquiavelo. No obstante, algunos académicos e intelectuales van demasiado lejos en la dirección opuesta: tratan de reducir el mundo simplemente a ideas y descuidan el poder. El retorno de la antigüedad Robert D. Kaplan Maquiavelo sostiene que los valores -buenos o malos- son ineficaces sin armas que los respalden: incluso una sociedad civil necesita policía y un poder judicial creíble para hacer cumplir sus leyes. En consecuencia, para los políticos, proyectar el poder es lo primero; los valores son secundarios. "El poder de hacer daño es poder de negociación. Explotarlo es diplomacia", escribe el experto en ciencias políticas Thomas Schelling.17 Abraham Lincoln, el príncipe definitivo, comprendió esto cuando dijo que la geografía norteamericana se ajustaba a una nación y no a dos, y que su bando triunfaría siempre y cuando estuviera dispuesto a pagar el precio en sangre.18 El príncipe de Maquiavelo, César Borgia, no consiguió unir Italia contra el papa Julio, pero Lincoln fue lo bastante despiadado como para atacar las granjas, casas y fábricas de los civiles sudistas en la última fase 15. Ibídem, p.258. 16. Maquiavelo fue "el hombre del Renacimiento", escribe el profesor Harvey C. Mansfield. Véase Mansfield: Machiavelli's Virtue, p. 9. 17. Véase Thomas C. Schelling: Arms and Influence, Yale University Press, New Haven (Connecticut), 1966. 18. Véase el segundo mensaje anual de Lincoln al Congreso, diciembre de 1862. UNTREF VIRTUAL | 5 de la guerra de Secesión.19 De este modo Lincoln volvió a unir la zona templada de América del Norte, evitando que cayera en manos de las potencias europeas y dando lugar a una sociedad de masas con unas leyes uniformes. do demasiado a favor de los derechos humanos en Jordania, el rey Hussein podría haberse debilitado durante sus luchas por la supervivencia en los años setenta y ochenta. Lo mismo puede decirse de Egipto, donde una política estadounidense completamente dominada por la inquietud por los derechos humanos debilitaría al presidente Hosni Mubarak, cuyo sucesor probablemente mostraría un menor respeto por los derechos de las personas. El mismo caso se da en Túnez, Marruecos, Turquía, Pakistán, la República de Georgia y muchos otros países. Si bien regímenes como los de Azerbaiyán, Uzbekistán y China son opresivos, el vacío de poder que probablemente los reemplazaría causaría todavía más sufrimiento. Para Maquiavelo, la virtud es lo contrario de la rectitud. Con su machaconería incesante acerca de los valores, los republicanos y demócratas de Estados Unidos parecen menos pragmáticos renacentistas que eclesiásticos medievales, porque dividen de manera beata el mundo entre el bien y el mal. El comentario de Isaiah Berlin, en el sentido de que los valores de Maquiavelo son morales pero no cristianos, plantea la posibilidad de varios sistemas de valores justos pero de coexistencia incompatible. Por ejemplo, si Lee Kuan Yew de Singapur hubiese adoptado la doctrina estadounidense de las libertades individuales, habrían resultado imposible la meritocracia, la honradez pública y el éxito económico auspiciados por su autoritarismo moderado. Mientras que Singapur ocupa uno de los primeros puestos en los índices de libertad económica -libertad respecto a la confiscación de bienes, códigos tributarios caprichosos, leyes onerosas, etc.-, el estado africano de Benín, una democracia parlamentaria, se encuentra en el cuarto inferior de esos índices.20 sea incompatible con un medio de comunicación agresivo, cuya búsqueda de la "verdad" puede dar lugar a poco más que informaciones molestas y fuera de contexto, por lo que el riesgo de denuncia puede persuadir a los líderes para concebir nuevos métodos de discreción. Cuanta más "moralidad" exijan los barones de la erudición en situaciones complejas en el extranjero, donde todas las opciones son malas o implican un gran riesgo, más virtud necesitarán nuestros líderes para engañarlos. Así como los sacerdotes del antiguo Egipto, los oradores de Grecia y Roma y los teólogos de la Europa medieval socavaron-la autoridad política, también lo hacen los medios de comunicación. Si bien el recelo del poder ha sido fundamental en el credo estadounidense, los presidentes y jefes militares tendrán fue tomarse un respiro en el acoso de los medios de comunicación para enfrentarse a los retos de la toma de decisiones en décimas de segundo en las guerras futuras. El retorno de la antigüedad Robert D. Kaplan Los ideales de Maquiavelo influyeron en los Padres Fundadores de Estados Unidos. Ciertamente, los fundadores norteamericanos tenían más fe en la gente ordinaria que Maquiavelo. No obstante, el recuerdo del desastre de gobierno parlamentario de Oliver Cromwell en la Inglaterra de mediados del siglo XVII los hizo sanamente recelosos de las masas. "Los hombres son ambiciosos, vengativos y rapaces", escribe Alexander Hamilton, haciéndose eco de Maquiavelo (e, inconscientemente, de los antiguos chinos).21 Es por ello que james Madison prefería una "república" (en la que los antojos de las masas se filtran a través de "sus representantes y agentes") a una "democracia" directa, en la que el pueblo "ejerce el gobierno personalmente".22 El 19. Véase Mark Grimsley: The Hard Hand of War. Union Military Policy Toward Southern Civilians, 1861-1865, Cambridge University Press, Nueva York, 1995. 20. The Fraser Institute: "Economic Freedom of the World", The Economist (11-9-1999). 21. The Federalist, 6. El ideal de Maquiavelo es la "patria bien gobernada", no la libertad individual. Es posible que a veces la "patria bien gobernada" 22. The Federalist, 14. Véase también The Federalist, 10. UNTREF VIRTUAL | 6 núcleo de la sabiduría de Maquiavelo consiste en que la necesidad primaria y el interés propio impulsan la política, y que esto puede ser bueno en sí mismo, ya que los intereses propios en competencia ponen los cimientos del término medio, mientras que los argumentos morales rígidos conducen a la guerra y el conflicto civil, rara vez las mejores opciones. El retorno de la antigüedad Robert D. Kaplan Maquiavelo subraya que "todas las cosas de los hombres están en movimiento y no pueden permanecer fijas". Así, la necesidad primaria es irresistible, porque, como explica Harvey C. Mansfield, catedrático en Harvard, "un hombre o un país puede permitirse la generosidad hoy, pero ¿qué ocurrirá mañana?".23 Es posible que Estados Unidos tenga el poder para intervenir en Timor Oriental hoy, pero ¿podrá permitirse luchar en el estrecho de Formosa y la península de Corea mañana? La respuesta puede ser afirmativa. Si los estadounidenses disponen de recursos para detener una tragedia de derechos humanos a gran escala, es positivo hacerlo, siempre y cuando valoren sus posibilidades no sólo para este día, sino también para el siguiente. En una época de crisis constantes, la "previsión inquieta" debe constituir la columna vertebral de toda política prudente.24 23. Véase Mansfield: Machiavelli's Virtue, p. 88. 24. Ibídem. La idea de Maquiavelo no es del todo nueva. Tucídides, por ejemplo, elogia a Pericles por su "previsión" (pronoia). UNTREF VIRTUAL | 7