La 'lucha' de Antonia San Juan con la realidad Una cuñada vaga y borracha, una prostituta repudiada por su familia, una transexual muy operada, una periodista del corazón, una desequilibrada que no se casó por amor, una camarera que ha de memorizar cincuenta platos y hasta la hermana gemela de la propia actriz protagonista. Antonia San Juan es capaz de recorrer más de una docena de personajes en Mi lucha, una auténtica batalla de la artista consigo misma y con un texto nada fácil de aprender, de casi dos horas de duración, en el que lo mismo canta, recita o insulta. El Teatre Talía de Valencia no acoge una obra cualquiera. Recibe un espectáculo donde se reúnen verdades como puños, que Antonia San Juan descubre, muy interactiva, a un espectador que no puede ni pestañear, a riesgo de perderse algo importante. Y en esta representación no hay nada de relleno, todo tiene su mensaje, su doble intención, su parte de show y su parte para reflexionar, para sorprenderte, para sonreír o para cabrearte. Dice Antonia San Juan que ella no actúa para aquel que se vanagloria de pegar a una mujer, para el adolescente que esclaviza a sus padres sin dar palo al agua, ni para el que se siente orgulloso de no haber leído nunca un libro, ni tampoco para la Iglesia, el ejército o el que se cree de izquierdas, pero es un tirano. Pero sus mensajes van dirigidos a todos ellos. A los que no ofrecen libertad, a los que no disfrutan de la vida. A los que están siempre en su eterna lucha. El espectáculo de la actriz (también directora y guionista en esta obra) es mucho más que un monólogo. No es, tampoco, la divertida Estela Reynolds. Ni la deslenguada Agrado. Es todo un torrente de emociones, de sensaciones, de personajes, de carisma, de pasión por el teatro, y de realidad. Cada una de las mujeres que salen a escena tienen un pasado, un futuro, y tienen una historia que transmitir, que necesita ser contada. Y eso convierte Mi lucha en un golpe con la vida misma, en un espejo en el que a veces no queremos vernos reflejados, pero que debemos mirar. Quien vaya a ver a Antonia San Juan ha de ir atento, motivado e intuitivo. Y disfrutará. No siempre, no a cada segundo. Hay auténticos dramas que vivir. Pero hasta esos nos harán gozar. Porque la actriz sabe dar humor a lo más crudo, sin necesidad de edulcorar ningún mensaje. Así es el teatro. Así es Antonia San Juan. Hasta el 7 de febrero, puedes ver Mi lucha en el Teatre Talía de Valencia. Compra aquí tus entradas. Imágenes: You ValenciaCompártelo