Recurso contencioso-electoral - P-LIB

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AL JUZGADO DE LO CONTENCIOSO – ADMINISTRATIVO DE MADRID
QUE POR TURNO CORRESPONDA
Dª Lucía Vázquez López, Abogada, colegiada numero 1626, del Ilustre Colegio de
Abogados
actuando en nombre y representación de don
Javier López Cepas con D.N.I.
, según acredito mediante escritura de poder
notarial que se adjunta, por medio del presente escrito, ante el Juzgado comparece y
como mejor proceda en Derecho EXPONE:
1º) Que con fecha 24 de octubre de 2011 la Junta Electoral Provincial de Madrid
dictó acuerdo de proclamación de candidaturas correspondientes a su circunscripción en
las elecciones generales (Congreso y Senado) convocadas por Real Decreto 1329/2011
de 26 de septiembre, acuerdo que fue objeto de publicación en el Boletín Oficial del
Estado de 25 de octubre. Se adjunta, como documento nº 1, copia del acta de dicho
acuerdo.
2º) Que en dicho acuerdo se deniega la proclamación de las candidaturas al
Congreso y Senado presentadas por el Partido de la Libertad Individual (P-Lib), del
que mi mandante es representante general en dicho proceso electoral, hallándose
acreditado como tal ante la Junta Electoral Central. Se adjunta copia de su designación y
aceptación, como documento nº 2.
3º) Que, considerando dicho acuerdo no ajustado a Derecho, y al amparo de lo
establecido en el artículo 49 de la Ley orgánica de régimen electoral general, por medio
del presente vengo a interponer RECURSO CONTENCIOSO – ELECTORAL
contra el citado acuerdo, de acuerdo con los hechos y fundamentos de Derecho que se
exponen a continuación.
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I Hechos
1º) Con fecha 17 de octubre de 2011, en tiempo y forma, el representante de las
candidaturas del P-Lib en la provincia de Madrid presentó ante la Junta Electoral
Provincial las candidaturas del Partido de la Libertad Individual al Congreso y Senado
en el proceso electoral de referencia, acompañadas de los avales exigidos por el artículo
169.3 de la Ley orgánica de régimen electoral general. En concreto, se presentaron
exactamente 5.497 avales, según comprobación de la Oficina del Censo Electoral,
obrante en el expediente.
2º) Con fecha 19 de octubre, y tras la publicación ese mismo día en el BOE de
las listas presentadas, la Junta Electoral Provincial de Madrid dio traslado al
representante de la candidatura de una certificación expedida por el Delegado Provincial
de la Oficina del Censo Electoral de Madrid, en la que se daba cuenta de que, a través
de una comprobación realizada mediante muestreo aleatorio, se estimaba que se habían
presentado 5540 avales, de los que 980 no se estimaban válidos (por diversas posibles
causas: no inscritos, falta de firma, firma ilegible, menores o duplicados) por lo que sólo
4.560 de los avales presentados serían válidos, estimándose que en ese momento que
faltaban 94 para completar el mínimo requerido de 4.654 (que corresponden al 0,1 %
del censo electoral en esta provincia). En el mismo escrito de esa Junta Electoral se
concedía al representante de la candidatura del P-Lib un plazo improrrogable de 48
horas para subsanar las deficiencias advertidas en el muestreo realizado por la Oficina
del Censo, en cumplimiento de lo establecido en el artículo 47.2 de la Ley orgánica del
régimen electoral general. Se adjunta copia de dicho escrito como documento nº 3.
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3º) Atendiendo dicho requerimiento, el Partido de la Libertad Individual
procedió a la recogida de nuevas firmas que permitiesen superar la cifra requerida
dentro de esas 48 horas.
4º) Con fecha 20 de octubre de 2011, la Junta Electoral Provincial de Madrid
comunicó al representante de la candidatura del P-Lib que el requerimiento formulado
la víspera quedaba sin efecto, en aplicación de la resolución adoptada ese mismo día por
el Presidente de la Junta Electoral Central, el cual interpretó que no se podía proceder a
la presentación de avales con posterioridad a la fecha de presentación de candidaturas,
por lo que no sería posible la subsanación de deficiencias en los avales presentados
inicialmente mediante aportación de nuevos avales.
En ese mismo escrito, se indicaba que iba a procederse a la revisión y
comprobación material de los avales presentados, y que en su momento se comunicarían
las deficiencias concretas halladas, a fin de posibilitar su subsanación conforme al
artículo 47.2 de la LOREG y conforme a la instrucción dada por la Presidencia de la
Junta Electoral Central.
Se adjunta copia de este escrito de la Junta Electoral Provincial, al que figura
unida la resolución del Presidente de la Junta Electoral Central, como documento nº 4.
5º) No obstante lo anterior, el día 21 de octubre el representante de la
candidatura del P-Lib presentó ante la Junta Electoral los avales adicionales recogidos,
en número de 578, en un total de 143 hojas en el modelo normalizado aprobado por el
Ministerio del
Interior. Se adjunta, como documento nº 5 copia del escrito de
subsanación presentado ante la Junta Electoral Provincial, indicándose que los 578
avales figuran depositados en la sede de dicho órgano.
6º) Con esa misma fecha, 21 de octubre, la Junta Electoral Provincial comunicó
el resultado de las operaciones de comprobación material de los avales que se habían
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entregado el 17 de octubre, resultando, en definitiva, un total de 5497 avales
presentados, de los que eran válidos 4.490 y 1007 fueron declarados inválidos, por
diversas razones (87 por hallarse duplicados – habiéndose avalado a otros partidos; 14
por corresponder a menores de edad; 399 por corresponder a personas inscritas en otras
provincias; 85 por estar inscritos en otro tipo de censo; 1 por hallarse incapacitado; y
421 por no figurar inscritos en ningún censo). Se otorgó al representante de la
candidatura un plazo de 48 horas para la subsanación exclusivamente de “errores o
inexactitudes en los avales”, esto es, sólo para la subsanación de defectos puramente
formales en los avales, sin permitir la aportación de nuevos avales, en cumplimiento de
la resolución de 20 de octubre del Presidente de la JEC, ya citada. .
7º) Con fecha 24 de octubre, la Junta Electoral Provincial de Madrid adoptó el
acuerdo objeto del presente recurso, en el que, como se avanzó, se rechaza la
proclamación de las candidaturas al Congreso y Senado del P-Lib, motivando dicho
acuerdo en que “esta candidatura no ha subsanado los defectos de las firmas contenidos
en la certificación de la Oficina del Censo, no pudiendo admitirse las firmas aportadas
después de la presentación de candidaturas, el 21 de octubre de 2011, en virtud de la
resolución de la Junta Electoral Central de 20 de octubre de 2011”.
II Fundamentos de Derecho
II. A) Jurídico – procesales
1º) Procedencia del recurso contencioso – electoral contra el acuerdo impugnado.
Competencia. Cumplimiento de requisitos formales.
Es procedente la interposición de recurso contencioso – electoral contra el
acuerdo de denegación de la proclamación de las candidaturas del Partido de la Libertad
Individual a las elecciones generales (Congreso y Senado) por la provincia de Madrid,
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de conformidad con lo dispuesto en el artículo 49 de la Ley orgánica 5/1985 de 19 de
junio, de régimen electoral general (en adelante, LOREG).
Dicha norma señala expresamente la competencia del Juzgado de lo Contencioso
Administrativo para la sustanciación y resolución de dicho recurso, estableciendo un
plazo de dos días naturales, contados a partir de la publicación del acuerdo impugnado
en el BOE, para su interposición.
El presente recurso se presenta dentro del plazo señalado, al haberse publicado el
acuerdo de proclamación de las candidaturas en el Boletín Oficial del Estado del día 25
de octubre de 2011.
2º) Legitimación del recurrente.
Mi mandante, don Javier López Cepas, se halla plenamente legitimado para la
interposición del presente recurso, conforme al citado artículo 49 LOREG, dada su
condición de representante general del Partido de la Libertad Individual en el proceso
electoral. Ciertamente, el artículo 49 de la Ley orgánica de régimen electoral general
atribuye la legitimación a los representantes de las candidaturas, pero no cabe olvidar
que dichos representantes de las candidaturas son designados precisamente por el
representante general, de conformidad con el artículo 168.2 de la misma Ley, por lo que
malamente se les puede atribuir legitimación y negársela al mismo tiempo al
representante general que es quien les ha designado, por lo que, en aplicación del
principio pro actione, no cabe ninguna duda respecto de la legitimación del
representante general a efectos de la interposición del presente recurso contencioso –
electoral.
3º) Cumplimiento de requisitos de postulación y representación.
El recurso se presenta bajo la dirección técnica de abogada, asumiendo esta
última además la representación, no siendo necesario conferirla a procurador, al tratarse
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de un recurso ante un órgano judicial unipersonal, conforme a lo establecido en el
artículo 23.1 de la Ley 29/1998 de 13 de julio, reguladora de la jurisdicción contencioso
administrativa, la cual es aplicable supletoriamente al recurso contencioso electoral en
virtud de lo dispuesto por el artículo 116.2 de la LOREG.
II. B) Jurídico materiales o de fondo
Único: Tal y como se deduce de la relación de hechos expuesta líneas atrás, y de
la propia motivación del acuerdo impugnado, las razones por las que se ha denegado la
proclamación de las candidaturas presentadas por el Partido de la Libertad Individual
son las siguientes:
- En primer lugar, la Junta Electoral Provincial, siguiendo el criterio de la JEC,
ha considerado que la insuficiencia de los avales no es un defecto subsanable al amparo
del artículo 47.2 de la LOREG, interpretando que a través de dicho trámite no pueden
aportarse avales adicionales, y que sólo pueden tomarse en consideración los
presentados dentro del plazo de presentación de las candidaturas y, en su caso,
subsanarse únicamente las deficiencias meramente formales detectadas en estos (tales
como inexactitudes o errores de transcripción).
- En aplicación de este criterio es obvio que el resultado inexorable al que se
llega es la no proclamación de la candidatura, dado que el número de avales correctos
era inferior al legalmente exigido (aunque lo fuese en un número ciertamente pequeño,
en concreto 164).
Tal criterio, sin embargo, contradice a nuestro entender lo dispuesto en el
artículo 47.2 de LOREG, así como la jurisprudencia establecida tanto por el Tribunal
Constitucional como por el Tribunal Supremo en materia de defectos subsanables en
procesos electorales, careciendo, además, de base legal alguna, y en definitiva
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vulnerando el derecho fundamental de sufragio pasivo, por las razones que
seguidamente se exponen:
1º) En primer lugar, hay que advertir que ni la Ley electoral ni ninguna otra
norma establecen el plazo de presentación de candidaturas como plazo preclusivo
de presentación de los avales exigidos por el artículo 169.3 de la LOREG, norma
que guarda un absoluto silencio a este respecto. Por consiguiente, la atribución de ese
carácter preclusivo a dicho plazo por parte de la Junta Electoral Central constituye una
interpretación restrictiva de un derecho fundamental que carece de base en ninguna
norma expresa.
Ciertamente, es obvio que la presentación de avales, al constituir un requisito
para la proclamación de la candidatura, debe realizarse con la presentación de dicha
candidatura, tal y como recoge la Instrucción de 15 de septiembre de la Junta Electoral
Central. Pero ello no determina por sí solo que ese plazo sea preclusivo, ni que el
defecto en la presentación de avales no sea subsanable en el plazo de 48 horas que prevé
el artículo 47.2 de la LOREG; lo único que se deduce del establecimiento legal de este
requisito es que, en todo caso, deben estar correctamente presentados antes de la
proclamación de candidaturas, pero es obvio que la posibilidad de su subsanación
mediante la presentación de avales adicionales en ese plazo de 48 horas permite dar
satisfacción a esta exigencia.
2º) En segundo lugar, la interpretación sostenida por la Presidencia de la Junta
Electoral Central en su resolución de 20 de octubre (en la que reside la motivación del
acuerdo aquí impugnado) contradice frontalmente la doctrina del Tribunal
Constitucional en materia de subsanación de defectos en los procesos electorales a
través del trámite previsto en el artículo 47.2 LOREG.
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Dicha doctrina se resume muy claramente en la STC 96/2007 de 8 de mayo, en
cuyo fundamento jurídico quinto se afirma textualmente lo siguiente: “Nuestra doctrina
en materia de subsanación de irregularidades sufridas en la presentación de
candidaturas ante la Administración electoral puede resumirse en la afirmación de que,
por principio, los errores e irregularidades cometidos en la presentación de éstas son
subsanables y que, en consecuencia, las Juntas Electorales han de ofrecer la
oportunidad de que las candidaturas en las que se han detectado lo hagan. Busca con
ello la LOREG, como es patente, el que por la Administración electoral se colabore con
las candidaturas y con los candidatos mismos -garantizando así la efectividad del
derecho de sufragio pasivo- mediante un examen de oficio que permita, con
independencia de las denuncias que pudieran formular los representantes de otras
candidaturas, identificar y advertir para su posible reparación los defectos que fuesen
apreciables en los escritos de presentación de los candidatos. Así se expresa
legalmente, en definitiva, el interés público no sólo en el correcto desenvolvimiento,
desde sus inicios, del procedimiento electoral, sino en la misma efectividad del derecho
fundamental de los ciudadanos (art. 23.2 CE) que, a través de las vías dispuestas por la
Ley, quieran presentarse ante el cuerpo electoral recabando los sufragios necesarios
para acceder a las instituciones representativas. Deriva de lo expuesto el que si por la
Administración electoral se incumple este deber legal en orden al examen de los
escritos de presentación de candidaturas, no dándose así ocasión a los interesados
para la reparación de unos defectos que después llevan al rechazo de aquéllas, se
habrá ignorado, con ello, una garantía dispuesta por la LOREG para la efectividad,
como queda dicho, del derecho de sufragio pasivo, que resultará así afectado
negativamente en la medida en que se desconozca por una Junta Electoral, o se atienda
sólo imperfectamente la exigencia legal de la que aquí se trata. En modo alguno
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empaña esta conclusión, ni la consideración general que se acaba de hacer sobre la
afectación del derecho reconocido en el art. 23.2 CE, el hecho de que, en estos casos, el
resultado finalmente gravoso para candidaturas y candidatos -la denegación de su
proclamación como tales- se llegue a producir por no haberse reparado un defecto
fruto de la ignorancia o de la negligencia de quienes presentaron la candidatura sin
cumplir, en todos sus extremos, las prevenciones legales, sin perjuicio, como es obvio,
del deber de diligencia y de colaboración con la Administración electoral que pesa
sobre los candidatos y las formaciones políticas que les avalan (SSTC 67/1987, de 21
de mayo (LA LEY 90544-NS/0000), FJ 3; 73/1995, de 12 de mayo (LA LEY
13074/1995), FJ 3; y 80/2002, de 8 de abril (LA LEY 4709/2002), FJ 7). En efecto, en
este específico procedimiento no ha querido la LOREG dejar la suerte de las
candidaturas a merced de la sola diligencia o de la información bastante de quienes la
integran o representan, introduciendo un deber de examen de oficio para la
Administración que, al operar como garantía del derecho, no puede ser desconocido
sin daño para éste. La ineficacia jurídica del acto de presentación de la candidatura
(art. 47.4 LOREG) procederá entonces, ciertamente, de un defecto en el que
incurrieron quienes la presentaron, mas no quiere la LOREG que tal irregularidad
depare aquella sanción sin que antes se haga posible, mediante su identificación y
advertencia de oficio, la oportuna subsanación, siempre, claro ésta, que ello sea
materialmente factible (SSTC 73/1986, de 3 de junio (LA LEY 74851-NS/0000), FJ 1;
59/1987, de 19 de mayo (LA LEY 796-TC/1987) (LA LEY 796-TC/1987), FJ 3; 86/1987,
de 1 de junio (LA LEY 90980-NS/0000), FJ 4; 24/1989, de 2 de febrero (LA LEY 1242TC/1989), FJ 95/1991, de 7 de mayo (LA LEY 1737-TC/1991), FJ 2; 113/1991, de 20 de
mayo (LA LEY 1732-TC/1991), FJ 3; 175/1991, de 16 de septiembre (LA LEY 1792TC/1991), FJ 2; y 84/2003, de 8 de mayo (LA LEY 12118/2003), FJ3).
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Son múltiples los pronunciamientos del Tribunal Constitucional al respecto, en
los que esta doctrina es una y otra vez, ante diversos supuestos pero de modo invariable,
aplicada siempre a favor de la efectividad del derecho de sufragio pasivo – como no
podía ser de otro modo, dado su carácter de derecho fundamental objeto de la máxima
protección constitucional – o, lo que es lo mismo, aplicada siempre en el sentido de
facilitar al máximo, con un criterio abiertamente antiformalista, la posibilidad legal de
subsanar deficiencias, interpretándola siempre del modo más amplio y generoso posible.
Así, por ejemplo, en la STC 104/1991 de 13 de mayo se considera que el trámite de
subsanación permite nada menos que la modificación de las candidaturas, incluso
cuando estas no contienen ninguna irregularidad legal y únicamente adolecen de un
error (yendo, de este modo, más allá de la letra del artículo 47 de la LOREG, que sólo
habla de irregularidades); o lo que es lo mismo: el Tribunal Constitucional admite la
presentación de nuevos candidatos sustituyendo a los inicialmente presentados por
error, yendo así mucho más allá de lo que sería la mera subsanación de inexactitudes o
irregularidades formales en la lista en los escritos de aceptación de los candidatos. Dice,
en efecto, en el fundamento jurídico 3º de esta sentencia el Tribunal Constitucional que
“el repetido art. 48.1 LOREG prohíbe que las candidaturas puedan ser objeto de
modificación una vez presentadas, salvo en el plazo habilitado para la subsanación de
irregularidades previsto en el art. 47 y solo por fallecimiento o renuncia del titular «o
como consecuencia del propio trámite de subsanación». A su vez, el apartado 2 del art.
47 determina que las Juntas Electorales, dos días después de la publicación de las
candidaturas presentadas, han de comunicar a los representantes de las mismas «las
irregularidades apreciadas en ellas de oficio o denunciadas por otros representantes»,
siendo el plazo para subsanación de cuarenta y ocho horas. Naturalmente, nada impide
que sean los propios representantes de las candidaturas presentadas los que,
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apreciando por su cuenta la existencia en ellas de tales irregularidades, procedan a su
subsanación antes de la comunicación referida o, en defecto de ella, dentro del plazo de
que disponen las Juntas para efectuar dicha comunicación. El problema no es aquí, sin
embargo, ése. Dado que, según el art. 48.1 LOREG, la modificación de las
candidaturas presentadas puede producirse como consecuencia del propio trámite de
subsanación de irregularidades, es el concepto mismo de «irregularidad» el que se ha
de precisar, para determinar, como exige este caso, si comprende o no el de error
padecido por los sujetos que intervienen en la fase del proceso electoral de
presentación de candidatos o listas de candidatos (art. 44.1 LOREG). Así las cosas,
resulta indudable que ni conceptual ni jurídicamente son asimilables «irregularidad» y
«error». También parece indiscutible que las irregularidades que la LOREG menciona,
y respecto de las cuales arbitra un trámite de subsanación, consisten en
incumplimientos de los requisitos legales establecidos para la presentación de
candidaturas. Estos incumplimientos pueden deberse, ciertamente, a los errores
sufridos por quienes presentan las listas de candidatos, pero ello no altera la
vinculación legal entre irregularidad e incumplimiento. En suma, toda irregularidad,
sea cual fuere su origen, es un incumplimiento de los requisitos legales. De la precisión
anterior no se sigue, sin embargo, que la rectificación operada por ATI en su
candidatura debiera haberse rechazado por no consistir en la subsanación de una
irregularidad. Es verdad que la lista inicialmente presentada no contenía ninguna
irregularidad y que la LOREG únicamente cita como subsanables las irregularidades y
no los errores. Mas sin dificultad se comprende que, si las irregularidades advertidas
deben dar lugar siempre al trámite de subsanación, independientemente de su entidad y
sin que quepa distinguir, con miras a rebajar la exigencia de dicho trámite, entre
«irregularidades» y defectos «sustantivos» o «esenciales» (SSTC 59/1987, fundamento
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jurídico 4.º, y 24/1989, fundamento jurídico 6.º), como garantía legalmente dispuesta
en orden a la efectividad del derecho de sufragio pasivo que el art. 23.2 de la C.E.
encierra, con mayor motivo se ha de aceptar la acreditación de los simples errores
materiales padecidos en la confección de las candidaturas, aun cuando tales errores
no hayan desembocado en irregularidad alguna y la LOREG no haya previsto
expresamente ningún trámite específico para aquella acreditación, que, desde luego,
nunca podría llevarse a cabo fuera del plazo concedido a las Juntas Electorales en el
art. 47.2. Así lo impone, además, la obligada interpretación favorable de la efectividad
del derecho fundamental concernido.
En el mismo sentido, puede citarse la STC 195 / 1991 de 7 de mayo, en cuyo
fundamento jurídico 2º se afirma que la presencia de irregularidades subsanables en
las candidaturas presentadas debe ser advertida y comunicada de oficio por las Juntas
Electorales a los representantes de las mismas, con la finalidad de conceder ocasión
para su subsanación en el plazo de cuarenta y ocho horas, según se desprende con
rotundidad del art. 47.2 de la L.O.R.E.G. y ha sido ya razonado por este Tribunal en las
SSTC 73/1986, fundamento jurídico 1.º; 59/1987, fundamento jurídico 4.º, y 78/1987,
fundamento jurídico 3.º Los defectos en su día subsanables no devienen definitivos a
causa de la indebida omisión de este proceder por la Administración Electoral
correspondiente; y no es ocioso recordar que, en trámite del citado art. 47.2, no cabe
la distinción entre meras «irregularidades», y defectos «sustantivos» a efectos de su
posible reparación (STC 59/1987, fundamento jurídico 4.º). Esta es, por lo demás, la
conclusión que se desprende no solo del contenido esencial del derecho fundamental
controvertido y de una interpretación favorable a su ejercicio, sino también de los
propios preceptos de la Ley electoral, pues en el art. 48.2 de la L.O.R.E.G. se dispone
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que las candidaturas presentadas pueden ser modificadas en el trámite de subsanación
previsto en el citado art. 47.2, entre otras causas, por la renuncia de los titulares.
Un ejemplo notable del criterio antiformalista defendido siempre por el Tribunal
Constitucional nos lo brinda la STC 24/1989 de 2 de febrero, que consideró subsanable
la presentación de un candidato inelegible, admitiendo su sustitución por otro en el
trámite de subsanación. Una vez más, vemos cómo el Tribunal Constitucional admite
que la subsanación se extienda a defectos materiales de fondo, sin admitir ningún tipo
de distinción entre irregularidad formal y defecto sustancial, señalando en su
fundamento jurídico 6º que “en efecto, en las Sentencias invocadas por el Ministerio
Fiscal y por el recurrente, lo mismo que en la STC 73/1986, de 3 Jun., este Tribunal ha
sostenido que, aunque no pueden proclamarse candidaturas que hayan incurrido en
irregularidades al ser presentadas, estas irregularidades han de ser puestas en
conocimiento de los representantes de las candidaturas afectadas para que, si es
posible, se proceda a su subsanación. En consecuencia, si la Administración electoral
incumple este deber de apreciación de oficio de los defectos y no da ocasión a los
interesados para la reparación de unas irregularidades que después llevan al rechazo
de las candidaturas, se habría ignorado una garantía dispuesta por la LOREG en el
art. 47.2 para la efectividad del derecho fundamental. E incluso, en la STC 59/1987,
este Tribunal sostuvo que tal posibilidad de subsanación de las irregularidades
(previstas expresamente en el art. 47.2 LOREG) no podía ser eludida mediante una
distinción entre simples «irregularidades» y «defectos sustantivos» o esenciales,
distinción que no cuenta con base legal alguna y que resulta contradicha por la
permisión que la propia Ley hace (art. 48.1) de la modificación de candidaturas a
resultas de subsanación y que desconoce, por lo demás, el principio interpretativo
según el cual la legalidad aplicable ha de ser entendida en los términos más
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favorables a la plena efectividad del derecho fundamental. Todavía con mayor
rotundidad, en la STC 86/1987 se afirma que la Administración electoral viene
obligada a poner en conocimiento de los componentes de las listas presentadas
cualquier posible irregularidad al objeto de permitir su subsanación”.
En resumen, la doctrina del Tribunal Constitucional a este respecto puede
resumirse en los siguientes puntos:
-
La interpretación del artículo 47.2 debe hacerse “en los términos más
favorables a la plena efectividad del derecho fundamental”.
-
No cabe restringir la posibilidad legal de subsanación a las “irregularidades
formales” sino que, por el contrario, ésta se debe extender también a los
defectos de tipo material o de fondo.
-
La posibilidad legal de subsanación por la vía del artículo 47.2 LOREG
alcanza – como una auténtica obligación para las Juntas Electorales –
también al incumplimiento de requisitos materiales exigibles en principio en
el momento de la presentación de las candidaturas, como, por ejemplo, el
que los candidatos reúnan la condición de elegibles; admitiendo el
cumplimiento de ese requisito material o de fondo en el plazo de las 48 horas
previsto en el artículo 47.2
Pues bien: a la vista de lo expuesto, resulta a todas luces obvio que la
interpretación realizada por el Presidente de la Junta Electoral Central en su resolución
de 20 de octubre de 2011 – en la que se sustenta el acuerdo de la JEP de Madrid aquí
impugnado – contradice frontal y absolutamente la doctrina del Tribunal Constitucional.
En efecto, el Presidente de la JEC ha realizado, en ausencia de norma expresa que así lo
indique, una interpretación no favorable, sino restrictiva, del derecho fundamental de
sufragio; además, ha introducido una distinción – inaceptable para el TC – entre
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irregularidades formales y defectos de fondo, autorizando únicamente la subsanación de
los primeros; y, en fin, no permite – una vez más, en abierta contradicción por el
supremo intérprete de la Constitución – la subsanación de un defecto material de las
candidaturas – como es la insuficiencia de avales – totalmente análogo (y, a nuestro
juicio, de una gravedad incluso menor) al defecto consistente en presentar candidatos
inelegibles, defecto este último que, sin embargo, el TC sí considera subsanable.
3º) Ciertamente, no existe jurisprudencia del Tribunal Constitucional en relación
con la subsanación de los avales exigidos por el artículo 169.3 de la LOREG, pero ello
no resulta extraño, toda vez que esta exigencia es una novedad legislativa introducida
por la reciente Ley orgánica 2/2011 de 28 de enero. No obstante, sí hemos encontrado
un ejemplo en la jurisprudencia del Tribunal Supremo enteramente análogo al caso que
nos ocupa. Se trata del supuesto resuelto en la STS 21 de marzo de 2001, en el que se
enjuiciaba la legalidad de la exclusión de una candidatura para concurrir a las elecciones
de Consejeros Territoriales de la ONCE, que no fue proclamada al haberse anulado
parte de los avales que necesariamente habrían de presentarse, en número tal que no
alcanzaban el mínimo exigido, estimando la Junta Electoral que esa «omisión» no era
subsanable, de donde procedía directamente la exclusión de la candidatura. La sentencia
es sumamente ilustrativa, debido a que la normativa electoral de la ONCE constituye
una reproducción prácticamente literal de la Ley orgánica de régimen electoral general,
lo que demuestra la plena identidad de razón entre dicho supuesto y el que motiva el
presente recurso. El asunto había sido ya resuelto en instancia por la sentencia del
Tribunal Superior de Justicia de Extremadura de 9 de agosto de 1995, sentencia que fue
objeto del recurso de casación ante el Alto Tribunal. El Tribunal Superior dio la razón a
la reclamante, y consideró subsanable la presentación de avales con los siguientes
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argumentos: ya el artículo 21.5º de las Normas Electorales establecía que «Las
candidaturas deberán estar avaladas por un número de afiliados no candidatos
comprendidos en el censo correspondiente cinco veces superior al número de
candidatos contenidos en la lista» añadiéndose que «ningún afiliado podrá avalar más
de una candidatura. Los avales duplicados serán declarados nulos». Por su parte, el
artículo 23 declara que, «una vez concluido el plazo para la presentación de
candidaturas, las Juntas Electorales Territoriales harán públicas la candidaturas
presentadas. Dos días después, las Juntas... comunicarán a los representantes... las
irregularidades apreciadas... El Plazo para la subsanación de las irregularidades será
de dos días». Ante esa regulación es evidente la existencia de un trámite de
subsanación que a juicio de la asistencia letrada de la Organización demandada, debe
condicionarse a aquellos supuestos en los que exclusivamente se trate de defectos
meramente formales, equiparando la subsanación a la convalidación de los actos
administrativos, limitada a los actos anulables y no a los nulos de pleno derecho
(artículo 53 de la Ley de Procedimiento Administrativo de 1958, aún vigente al dictarse
el acuerdo impugnado). De todo ello se concluye que siendo la no presentación de los
avales en número suficiente motivo de nulidad de pleno derecho, no procedía la
subsanación y, por consiguiente, procedía denegarse directamente la proclamación sin
necesidad de conceder el plazo de subsanación. No podemos aceptar ese planteamiento
que ya en su origen parte de una artificial equiparación entre convalidación de actos
administrativos y subsanación de irregularidades de peticiones de los interesados que
no se corresponde con la misma naturaleza de ambas figuras y desde luego carece de
reflejo legal. En efecto, sería sumamente difícil distinguir en una petición de los
administrados entre vicios o irregularidades nulas y anulables, por la simple razón de
que, por sí misma, esa petición, o mejor, la instancia que la recoge, no tiene más
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trascendencia que la mera iniciación del respectivo procedimiento para pronunciarse
sobre aquella petición. De ahí que cuando se permite un trámite de subsanación no se
discrimine entre esa dualidad de vicios, sino que, como en el mencionado artículo 24
se expresa, se habla simplemente de irregularidades y cualquiera de ellas puede ser
subsanada. Aún ello supone para las irregularidades apreciadas una ampliación del
plazo para presentar la instancia es evidente, pero ello es una consecuencia querida
por quien tiene competencia para ordenar el procedimiento y ciertamente que obedece
a un criterio antiformalista, inspirador de nuestro ordenamiento administrativo, pues lo
que se pretende evitar es la exclusión de un pronunciamiento sobre una petición, sin
dar oportunidad al interesado para que en un breve plazo pueda subsanar los vicios de
que adolezca su petición”.
Pues bien: el Tribunal Supremo confirmó punto por punto el criterio manifestado
por el TSJ de Extremadura, señalando que “efectivamente, el examen de los arts. 21.5º y
23 de las normas Electorales, a la luz de los arts. 48 y 52 de la Ley de Procedimiento
Administrativo de 1958, no permite llegar a las conclusiones que sostienen los
recurrentes. Impedir el derecho de subsanación de irregularidades en la presentación
de candidaturas, para cuyo trámite el art. 23 otorga un plazo de dos días, valorando a
priori la entidad y el alcance de la irregularidad, para calificarlo de «no subsanable»,
sin antes oír las alegaciones de la candidatura afectada constituye --como reconoce la
Sentencia de instancia al afirmar que: [...] lo que se pretende evitar es la exclusión de
un pronunciamiento sobre una petición, sin dar oportunidad al interesado para que en
un breve plazo pueda subsanar los vicios de que adolezca su petición--, un
desconocimiento de los derechos básicos de todo proceso electoral, como ha
reconocido el Tribunal Constitucional en interpretación del art. 47.2 de la Ley
Orgánica del Régimen Electoral General. La posibilidad de subsanar o no las
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irregularidades apreciadas y la valoración del alcance que éstas pueden tener sobre la
proclamación de la candidatura (Sentencias del Tribunal Constitucional 73/1986,
59/1987 y 24/1989) ha de apreciarse en cada caso y en función de las alegaciones que
hayan podido efectuar los representantes de las mismas. Dicha Doctrina se desprende,
también, de la Sentencia del Tribunal Constitucional de 16 Sep. 1991, citada por los
propios recurrentes. Por todo ello, procede desestimar ambos Recursos de Casación
previa la declaración de la conformidad de la Sentencia recurrida”.
Se observa, pues, cómo ante un supuesto por entero análogo, el criterio tanto del
Tribunal Superior de Justicia de Extremadura como del propio Tribunal Supremo,
coincidente por lo demás con la doctrina del Tribunal Constitucional, es el de que debe
permitirse la subsanación de los avales mediante la presentación de avales adicionales
en el plazo de 48 horas de subsanación, sin que quepa restringir dicho trámite de
subsanación a la mera corrección de puras deficiencias formales.
4º) A mayor abundamiento, queremos poner de manifiesto ante ese Juzgado las
peculiares circunstancias de las deficiencias producidas a la hora de cumplimentar el
requisito de presentación de avales por parte del P-Lib en este caso. En primer lugar,
hay que recordar que en la fecha límite de presentación de candidaturas se había
presentado un número de avales muy superior al legalmente exigido – en concreto,
5.497. Ciertamente, 1007 de esos avales resultaron inválidos por las razones que obran
en el expediente, que esta parte no discute; pero interesa destacar aquí que es
materialmente imposible para un partido político poder evitar (ni siquiera tener
conocimiento previo de ellas) irregularidades como la duplicidad de avales, la firma de
personas no inscritas en el censo o la minoridad de algún avalista. Ello genera una
enorme inseguridad jurídica, toda vez que el partido nunca podrá saber a ciencia cierta
si el número de avales recogido será suficiente (de hecho, en nuestro caso se recogieron
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un 15 % más de las necesarias, en previsión de esas posibles irregularidades
materialmente imprevisibles). Ello determina una especial onerosidad formal del
proceso de recogida de avales, onerosidad que, teniendo en cuenta que lo que está en
juego es nada menos que el ejercicio de un derecho fundamental, exige una
interpretación más flexible (precisamente en la línea doctrinal consolidada por el
Tribunal Constitucional) que permita la subsanación mediante aportación de nuevos
avales.
5º) En otro orden de cosas, una interpretación teleológica del artículo 169.3 de la
LOREG lleva a entender que lo que la norma desea es que sólo puedan presentarse a las
elecciones aquellas formaciones políticas que acrediten – mediante esos avales – un
cierto grado de apoyo social. Entendemos que el hecho de que se permita en el
brevísimo plazo de 48 horas la aportación de nuevos avales no impide en modo alguno
que la norma alcance esta finalidad; al contrario, garantiza una mayor seguridad jurídica
ante lo azaroso del resultado del proceso de recogida de firmas, con lo que la posibilidad
de subsanación por esta vía, lejos de contradecir el espíritu de la Ley, permite en
realidad su más eficaz cumplimiento, evitando que formaciones políticas que sí gozan
de ese apoyo social queden excluidas del proceso por el simple hecho, absolutamente
imposible de evitar, de que hayan sido avaladas por ciudadanos que ignoraban que no
podían avalar a más de una candidatura o que desconocían en qué provincia estaban
censados.
6º) Por último, resulta obvio que la insuficiencia de los avales constituye una
deficiencia de menor entidad que la insuficiencia o inidoneidad legal de los propios
candidatos, pues ésta última afecta a la propia esencia de la candidatura. Sin embargo,
como hemos visto, el Tribunal Constitucional siempre ha admitido la subsanación de los
defectos materiales en las propias candidaturas; argumentando a fortiori (quien puede lo
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más, puede lo menos) es evidente que si se puede subsanar los defectos de las
candidaturas mediante la presentación de nuevos candidatos en ese plazo de 48 horas,
con mayor razón ha de poderse subsanar la insuficiencia de avales mediante la
presentación de avales adicionales en ese mismo plazo.
7º) En consecuencia, y dado que por parte del representante de las candidaturas
del Partido de la Libertad Individual se presentaron en fecha 21 de octubre, dentro del
plazo de 48 horas concedido, 578 avales adicionales que no fueron tenidos en cuenta –
cuando sólo le faltaban 164 para completar los legalmente exigidos – la inadmisión de
dichos avales supone privar a los candidatos del P-Lib de su derecho de sufragio pasivo,
al cercenarse indebidamente el derecho instrumental de subsanación de irregularidades
en las candidaturas; por lo que, en definitiva, el acuerdo de la Junta Electoral Provincial
aquí impugnado, por el que se deniega la proclamación de dichas candidaturas debe
reputarse nulo de pleno Derecho, por vulneración del derecho fundamental de sufragio
pasivo proclamado en el artículo 23.2 de nuestra Constitución.
Por lo expuesto, al Juzgado, SUPLICO:
Que teniendo por presentado este escrito, se sirva admitirlo, teniendo por
interpuesto recurso contencioso electoral contra el acuerdo de la Junta Electoral
Provincial de Madrid de 24 de octubre de 2011, en la parte del mismo en que se deniega
la proclamación de las candidaturas al Congreso y el Senado del Partido de la Libertad
Individual, y, en mérito a sus fundamentos jurídicos, se dicte sentencia por la que se
declare la nulidad de dicho acuerdo y se ordene a la Junta Electoral Provincial que
proceda a dictar nuevo acuerdo de proclamación de candidaturas teniendo en cuenta los
578 avales adicionales presentados por el representante de dicha candidatura en fecha
21 de octubre de 2011.
Es justicia que pido en Madrid, a 27 de octubre de 2011.
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Lda: Lucía Vázquez López.
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Mediante telefax dirigido a la Letrada que dirige este asunto, en los números
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Y se designa igualmente el despacho de la Procuradora del Colegio de
Madrid, doña María Concepción Montero Rubiato, sito en
Madrid.
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