EL VIAJE DE MIGUEL HERNÁNDEZ A RUSIA Por Ramón Fernández Palmeral Si los viajes del poeta Miguel Hernández a Madrid fueron decisivos para su proyección poética y personal, en cambio, el viaje que realizó a Rusia con motivo del V Festival de Teatro Soviético en Moscú, representando a la delegación de la II República española, le supondría un destino trágico al finalizar la guerra civil. Además, marcaría en Miguel un cambio ideológico y artístico, como así lo reflejó en un artículo que apareció en el diario alicantino «Nuestra Bandera» a su regreso de la URSS: Un viaje periodístico por el país de los bolcheviques. Porque Miguel también ejerció una forma de periodismo como ya demostró J. Manuel Carcasés al defender su tesis doctoral […] […] La verdadera vocación de Miguel fue el teatro más que la poesía, él deseaba ser dramaturgo como su «amigo» Federico García Lorca quien recorría España con su compañía La Barraca «en un teatro de acción social» con dramas rurales […]. Miguel admiraba y conoció a Lorca en Murcia cuando se lo presentó Raimundo de los Reyes en 1933 con motivo de una función de teatro en esa ciudad. También admiraba al dramaturgo Rafael Alberti […]. […] Las influencias de Lorca, Alberti, Azorín y la de otros autores en el teatro social de Miguel, han sido analizadas y expuestas por Jesucristo Riquelme en varios artículos publicados en la revista Empireuma, donde encuentra coincidencias en: Los hijos de la piedra, (1935) y El labrador de más aire, (1936). En tiempos de la II República y durante la guerra civil era frecuente viajar a Rusia, por las relaciones de ayuda que ésta nación aportaba a la causa republicana española, sin olvidarnos del oro de Moscú a cambio de armas ((ver el libro de Pío Moa, Los mitos de la guerra civil, pp.293-320). La Unión Soviética era para los intelectuales y artistas de todo el mundo el gran espejo donde mirarse, considerada como la «patria espiritual de los trabajadores del mundo», como dejó escrito M. Hernández. Alberti y su esposa M.ª Teresa León, J. Bergamín habían viajado con anterioridad a Moscú. 1 de Julio de 1937 viaja a Valencia, para II Congreso Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura. Firmó junto a otros escritores la “Ponencia colectiva” que se publicará en la revistas Hora de España, Valencia, número 8. Donde además se reunieron numerosos intelectuales internacionales. Recojo la nota de Gonzalo Santonja: «En ese Congreso Miguel conoció a Octavio Paz, en [revista] Letras de México 1942 escribió: ...llevaba la cabeza casi rapada y usaba pantalones de pana y alpargatas...» En dicho Congreso asistieron, además de Octavio Paz, otros escritores extranjeros: Pablo Neruda, Nicolás Guillén, Alejo Carpentier, César Vallejo, Vicente Huidobro, Raúl González Tuñón, Andrés Malraux, Luis Aragón, Jean Causso. […] La «Ponencia Colectiva» fue firmada por los intelectuales más jóvenes de la república, los que no eran partidarios de seguir la línea dura socialista, como era el caso de Alberti. […] El 21 de agosto de 1937 Miguel recibió un Homenaje en el Ateneo de Alicante, que fue presentado por el músico José Juan Pérez […]. La noticia apareció en Nuestra Bandera, de Alicante, Órgano del Partido Comunista. Días después salió en viaje para Rusia junto a cinco españoles más, que nos merece un apartado. […] El Ministerio de Instrucción Pública designó esta vez a cinco artistas para asistir al V Festival de Teatro Soviético en Moscú. Los cinco viajeros de la delegación hispana, según Cano Ballesta, eran: Francisco Martínez Allende (director del teatro popular de Madrid), Miguel Hernández (poeta y dramaturgo), Casal Chapí (músico y nieto de Ruperto), Miguel Prieto Anguita (pintor), Gloria Álvarez Santullano (actriz). El director de esta expedición fue Cipriano Rivas Cherif, autor y director teatral y cuñado de Manuel Azaña, aunque Cipriano debió de trasladarse desde Suiza, puesto que en esa época se hallaba de cónsul en Ginebra. Viaje a Rusia En esta expedición cultural, M. Hernández acudía como dramaturgo y no como poeta, como así se lo hizo saber en una carta a Josefina desde Valencia […] Su obra dramática, antes de ir a Rusia, no era importante, su viaje fue un premio por su buen comportamiento como poeta en los frentes de guerra.[…] El ferrocarril era el medio de transporte más usado, viajes con múltiples transbordos. La ruta férrea para llegar a Moscú, según un viaje que hizo el periodista Daniel Tapia Bolívar en los años treinta, era la línea Madrid-ParísBerlín-Varsovia-Moscú […] El día 1 de septiembre se inauguraron los actos en el Teatro Bolchoi de Moscú, el Coro Piatnitski interpretó la canción rusa «La Estepa», según dio cuenta el rotativo soviético Izvestia el 2-09-37, y donde se recogen entrevistas a la representación española […]. El día 17 bajaron a Yarkov en Ucrania, donde compuso el poema «La fábrica-ciudad». El 5 de octubre embarcaron de regreso para Copenhague, no sabemos ciertamente desde qué puerto, lo más lógico era salir desde Kaliningrado, tocar algún puerto danés, hasta el puerto del Támesis, y visitan Londres, cruzan el Canal de la Mancha y a París. En esta ciudad del Sena Miguel visitó a Octavio Paz y su esposa Elena Garro, a León Felipe, a Bertuca, según notas de Ramón Pérez Álvarez. Aprovechando esos días parisinos, Alejo Carpentier le graba la voz en un poema […]. Elena Garro comenta que Miguel «volvió de Rusia y su rostro se había vuelto solemne, como si la experiencia soviética le hubiera cambiado». Parece ser que visitó la Exposición Internacional de París, vio el "Guernica" de Picasso (la República le pagó 150.000 francos a través de Max Aub), a Miguel no le gustaba el cubismo, quizás por que venía embebido del “Realismo socialista” (estilo generado en la Unión Soviética en la década de 1930 con fines propagandísticos y para que fuera entendido por el pueblo, que se difundió a otros países comunistas después de la II Guerra Mundial […]. La poesía de Miguel tomó este estilo realista: dirigida al entendimiento del pueblo […]. Viajó en tren a Barcelona, Valencia y Alicante. […] Miguel aprovecha la pesadez del viaje para escribir artículos, cartas o poemas. En el poema «Rusia», de su libro […]de 1939, nos comenta el viaje, nos habla de los trenes, de la extensión de Rusia y de las minas de hierro de los Montes Urales, y, las describe como «vacas de oro yacente / que ordeñan los mineros...». De cómo protegían a los niños españoles que salieron para salvarlos de los desastres de la guerra. […] Sin duda alguna el poder económico de la URSS difería en gran medida de la situación campesina y obrera que se vivía en España de los años treinta. […] Este viaje a Rusia llenó al poeta oriolano de entusiasmo socialista, sobre todo al contemplar el evidente progreso industrial que habían logrado los obreros del antiguo país de los zares tiranos, asombrando al mundo obrero, ante la maquinaria agrícola, las ciudades, fábricas, y escribiría: Rusia edifica un mundo feliz y transparente/ para los hombres llenos de impulsos fraternales. La conclusión a la que llego es que, este viaje a la Rusia bolchevique representado al teatro social y de acción política de estilo lopesco y lorquiano, e incluso albertino (a Lorca le costó la vida), fueron las pruebas que argumentaron en el Consejo de Guerra, sumario 21.001, presidido por Alfaro, para condenarle a muerte por un contrasentido: «adhesión a la rebelión». […] Pero Miguel Hernández no ha muerto, él vive entre nosotros a través de su legado personal, literario […]. (http://ramonfernandez.revistaperito.com/Rusia.htm)