Mecanismos de regulación neuroendocrina del corazón

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Facultad Biología UB
Ginés Calín
Máster Fisiología Integrativa
MECANISMOS DE REGULACIÓN NEUROENDOCRINA
DEL CORAZÓN. EJE DE COMUNICACIÓN CEREBROCARDÍACO.
Tabla de contenido
INTRODUCCIÓN ...................................................................................................... 2
OBJETIVOS .............................................................................................................. 4
DISCUSIÓN Y RESULTADOS .................................................................................. 5
MECANISMOS DE REGULACIÓN CARDIOVASCULAR POR EL SISTEMA
NERVIOSO AUTÓNOMO. ..................................................................................... 5
MECANISMOS DE REGULACIÓN DEL SISTEMA NERVIOSO CARDÍACO
INTRÍNSECO ........................................................................................................ 8
MECANISMOS DE REGULACIÓN DEL SISTEMA ADRENÉRGICO INTRÍNSECO
CARDÍACO.......................................................................................................... 11
MECANISMOS DE REGULACIÓN ENDOCRINA DE LA FUNCIÓN CARDÍACA 11
HIPÓTESIS DE CONEXIÓN CEREBRO-CARDÍACA .......................................... 17
CONCLUSIONES ................................................................................................... 21
REFERENCIAS ....................................................................................................... 21
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INTRODUCCIÓN
El estudio del corazón ha pasado por diferentes modelos y concepciones. Harvey en
1628 en su tratado “De Mortis Cordes” describió el funcionamiento cardíaco como una
bomba contráctil. Claude Bernard en 1865 y Darwin en 1872 plantearon como
hipótesis la influencia sobre el corazón, tanto de las vías eferentes vegetativas, como
de las aferencias desde la periferia al sistema nervioso central (Alfonso & Báez 2008).
Ningún paradigma ha superado el paso del tiempo a nivel conceptual, hemos pasado
por diferentes modelos como el cardio-renal, luego el hemodinámico y el actual
modelo neuroendocrino, para dirigir finalmente toda la atención al desarrollo de la
proteómica y de la genómica en el fenotipo cardíaco (Bayés-Genís 2005).
Una de las ideas principales de esta revisión es que cualquier intento de terapia
selectiva en el eje neuroendocrino cardíaco requiere una mayor integración del rol que
cada elemento juega en la coordinación de los valores cardíacos regionales, dada su
naturaleza estocástica primaria, es difícil predecir su comportamiento sin sólidas
evidencias in situ, ya que el sistema está abierto a múltiples influencias de control
(Armour 2008).
El centro regulador cardiovascular medular integra información sensorial e inputs
desde centros cerebrales superiores, y aferencias de inputs cardiovasculares y de
tensión arterial a través de vías simpáticas y parasimpáticas. Este artículo también
discute sobre el sistema nervioso cardiaco intrínseco y la conexión cerebro-cardíaca a
través de la cual la información aferente puede influenciar la actividad en las áreas
subcortical, frontocortical y de la corteza motora (Shaffer et al. 2014).
Este “Little brain” cardíaco está compuesto por aferencias sensitivas que interconectan
un circuito local y eferencias motoras (adrenérgicas y colinérgicas) que comunican con
otras en los ganglios intratorácicos extracardíacos, todo bajo la influencia tónica del
comando neuronal central y de hormonas circulantes. Estas vías neurales conectan el
corazón al córtex insular generando reflejos que determinan los índices cardíacos
(Armour 2008).
En cuanto a hormonas circulantes, CRFlike peptides llamadas urocortinas, tienen
receptores en cerebro CRF1R y también CRF2R en cerebro y corazón. Tanto CRF
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como urocortinas producen importantes efectos hemodinámicos como respuesta de
adaptación al estrés, vía acción en sus receptores, con importantes efectos cardíacos
y nerviosos. Pueden suponer un lazo de comunicación endocrina entre cerebro y
corazón (Yang et al. 2010).
La importancia de la norepinefrina y epinefrina en el estímulo cardíaco está bien
establecida. La solicitación cardiovascular durante la clásica reacción de lucha o huída
se piensa que es debida a la liberación de catecolaminas desde las terminaciones
nerviosas simpáticas y la médulosuprarrenal. Un mecanismo adrenérgico distinto del
clásico eje simpático-adrenal está involucrado en la regulación cardiovascular. Se
describe la existencia de un sistema adrenérgico intrínseco en el miocardio de
mamíferos, con capacidad para sintetizar catecolaminas (Huang et al. 1996). Además
se encuentran en el corazón neuronas histaminérgicas, otras sensibles a endotelina,
con receptores ETA y ETB, también se reportan neuronas sensibles a neurotensina y
otras postganglionares con capacidad de síntesis de óxido nítrico (ON) (Alfonso &
Báez 2008).
Niveles plasmáticos de norepinefrina, renina, vasopresina, endotelina-1, péptido
natriurético atrial (ANP), péptido natriurético cerebral (BNP) y TNFα, están elevados
en el fallo cardíaco. La actividad del sistema simpático reflejado por norepinefrina está
correlacionada a la mortalidad y parece poseer información pronóstica independiente.
Diversos estudios han documentado el beneficio de betabloqueantes en insuficiencia
cardíaca crónica. ACE-inhibidores y antagonistas de angiotensina 2 han demostrado
reducir la mortalidad y morbilidad en insuficiencia cardíaca (Kjaer & Hesse 2001)
Ampliamos entonces la atención en el sistema renina-angiotensina, ya que se han
identificado áreas en el Núcleo del tracto solitario que específicamente participan en la
acción de la aldosterona y parecen tener un importante rol en la estimulación vagal
con repercusiones cardiovasculares y centrales (Murck et al. 2012)
Otras hormonas centrales consiguen modular al SNA con influencia cardíaca, como
oxitocina y vasopresina, asociadas a la percepción del entorno en contextos de peligro
o de interacción social (Sue Carter 1998).
La regulación neuroendocrina cardíaca permite mecanismos adaptativos al entorno en
los conocidos sistemas de lucha-huída, pero también en los mecanismos de
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inmovilización reptiliana o de involucramiento social. Será revisada la perspectiva
polivagal de regulación (Porges 2007b).
Otros autores en cambio proponen un modelo de integración neurovisceral central,
Central Autonomic Network (CAN), donde se establece una vía de comunicación
dinámica integrada en el Núcleo del tracto solitario (NTS) desde aferencias cardíacas
neurovegetativas con centros superiores en amígdala y córtex prefrontal, que analizan
el entorno para establecer una respuesta adecuada (Thayer & Lane 2009)
En ambos modelos la variabilidad cardíaca (HRV) es propuesta como medida
fisiológica de control (Shaffer et al. 2014)
Las disfunciones fisiopatológicas de las glándulas hipófisis, tiroides, paratiroides,
suprarrenales y sus repercusiones en el sistema cardiovascular superan el objetivo de
este estudio. Para una mayor comprensión ver (Rhee & Pearce 2011)
OBJETIVOS
Como Osteópata siento un gran interés por el estudio de las relaciones entre los
diferentes sistemas a diferentes niveles de profundidad, y los mecanismos de
adaptación-compensación que se establecen entre ellos en la búsqueda de un
equilibrio alostático y homeostático.
La regulación cardíaca es altamente compleja y la literatura científica nos ofrece una
visión parcelada de los diferentes mecanismos reguladores. El objetivo de este
estudio, lejos de ser una revisión sistemática de la bibliografía publicada sobre el tema,
dará una visión global integrativa de la participación de los sistemas nervioso,
endocrino, inmune y cardiovascular.
Manteniendo la idea del premio Nobel de química Ilya Prigogine: El todo es más que la
suma de las partes, con propiedades emergentes que derivan de su relación con el
entorno, no predecibles. El objetivo del estudio es analizar las relaciones entre los
diferentes sistemas a diferentes niveles de profundidad, con conciencia
epistemiológica. (Prigogine 1997)
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Finalmente se expondrán diversas teorías publicadas que proponen hipótesis sobre la
organización de dichos sistemas en el control de la función cardíaca.
DISCUSIÓN Y RESULTADOS
MECANISMOS DE REGULACIÓN CARDIOVASCULAR POR EL SISTEMA
NERVIOSO AUTÓNOMO.
Una red de áreas neuronales específicas ubicadas en el tallo cerebral controla al SNA
en su regulación cardiovascular, denominada “Centro vasomotor”, localizado en un
área bilateral, en la sustancia reticular del bulbo y en el tercio inferior de la
protuberancia, con un rol integrador de informaciones:

Sensitivas viscerales, procedentes de barorreceptores de cavidades cardíacas
y grandes vasos. También de quimiorreceptores.

Del centro respiratorio bulbar.

De estructuras suprasegmentarias como zonas del córtex cerebral, complejos
amigdalinos, el hipotálamo y sustancia reticular del diencéfalo, mesencéfalo y
protuberancia en diferentes estados emocionales y conductuales. (Alfonso &
Báez 2008)
Este centro vasomotor es altamente dependiente de los centros superiores, quienes
tienen además vías directas, particularmente desde el hipotálamo, que sin hacer
relevo en el centro vasomotor llegan a las neuronas preganglionares simpáticas, por lo
que no sólo el centro determina el flujo de salida final del SNA (Coote 2007).
Conecta con el núcleo ambiguo del vago con efecto eferente parasimpático, y con
neuronas preganglionares ortosimpáticas del asta intermedio-lateral medular. Se han
identificado las siguientes áreas funcionales (Fig.1):
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Fig. 1 (Alfonso & Báez 2008)

Área sensorial (aferente parasimpática)

Área vasodilatadora (área moduladora, recibe de la sensorial e inhibe la
vasoconstrictora).

Área vasoconstrictora (área rostro-ventro-lateral (ARVL) y área rostro- ventromedial (ARVM), neuronas presimpáticas que proyectan a neuronas
preganglionares simpáticas en la medula espinal)
El nervio vago tiene un 80/85% de fibras aferentes sensitivas proyectadas al NTS,
principal área sensorial del centro vasomotor, a través de sus dos ganglios yugular y
plexiforme. El principal neurotransmisor del NTS es glutamato con receptores de tipo
NMDA (N-acetil-D-aspartate) y otros receptores sensibles a AMPA (α-amino-3-hidroxi5-methyllisoxazole-4-propionico). La serotonina (5HT) también influye en el NTS, con
roles para algunos subtipos de receptor 5HT1, 5HT2, 5HT3, 5HT4, 5HT7, y efectos
cardiovasculares asociados a termorregulación, sueño-vigilia y alerta al entorno. Otros
receptores purinérgicos (A2) y a vasopresina (V1, A2a) operan en NTS con influencia
de adenosina, ATP, y vasopresina con efectos cardiovasculares y respiratorios.
Ciertos experimentos desmienten la idea de que el vago no pueda participar de las
aferencias involucradas en el control inhibitorio central de nocicepción y dolor, aunque
las vías aferentes de la sensibilidad dolorosa del corazón pertenecen a la división
simpática del sistema autónomo, integradas en los ganglios cervicales, estrellado y
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medio. Otras fibras aferentes se dirigen directamente desde el plexo cardiaco, hacen
sinapsis en el asta dorsal de los primeros cinco segmentos torácicos y ascienden,
junto con el haz espinotalámico, hasta el tálamo y la corteza.
En el bulbo raquídeo se controla la actividad de las neuronas preganglionares
simpáticas en el área vasodilatadora o área caudal ventro-lateral (ACVL) y localizada
bilateralmente en las porciones anterolaterales de la mitad inferior del bulbo raquídeo,
centro cardiomodulador. Las neuronas gabaérgicas de esta área son activadas por
neuronas glutaminérgicas provenientes del núcleo del tracto solitario, así como por
fibras con neurotransmisores como la angiotensina II e inhibida en forma tónica por el
GABA y los opioides. Las fibras de estas neuronas se proyectan hacia arriba, al área
vasoconstrictora e inhiben la actividad de esa área, por lo que causan vasodilatación.
Se han encontrado una alta concentración de axones desde esa área a todo lo largo
de la formación reticular bulbar lateral, que incluyen: el núcleo retrofacial, el NA, el
ARVL, el hipogloso, el núcleo intercalado, y el núcleo facial. (Alfonso & Báez 2008)
Estos datos sugieren que existe una interacción funcional entre sitios bulbares en el
control del sistema nervioso parasimpático y simpático, como plantea Porges en su
teoría polivagal (Porges 2001).
El área vasoconstrictora o área rostral ventro-lateral (ARVL), juega un papel esencial
en el control estimulante y reflejo del tono simpático vasomotor. Estas neuronas son
glutaminérgicas, pero al igual que en otras áreas, su actividad está modulada por
diferentes neurotrasmisores. Las neuronas de esta área excitan a las neuronas
preganglionares del simpático, que a su vez inervan al corazón, vasos sanguíneos y
glándulas adrenales.
La estimulación de los nervios simpáticos libera norepinefrina en los receptores β-1
adrenérgicos, aumentando la permeabilidad de membrana a los iones sodio y calcio,
excitando al nodo sinusal, nodo aurículo-ventricular (AV) y en los haces AV con
efectos inotrópicos y cronotrópicos positivos.
La acetilcolina liberada en las terminales nerviosas del vago, en los receptores
muscarínicos (principalmente M2), incrementa enormemente la permeabilidad de las
membranas a los iones de potasio, provocando hiperpolarización, lo cual las hace
mucho menos excitables. En el nodo sinusal, el estado de hiperpolarización aumenta
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el potencial de membrana de reposo de las fibras del nodo sinusal, con efectos
inotrópicos y cronotrópicos negativos. Si la estimulación del vago es suficientemente
fuerte, entonces se logra detener enteramente la auto-excitación rítmica de éste. En el
nodo A-V, un estado de hiperpolarización, atrasa la conducción del impulso, pero una
disminución intensa puede bloquear completamente la conducción. En este punto las
fibras de Purkinje, usualmente en la porción ventricular del septo en el haz A-V,
desarrollan un ritmo propio y causa contracción ventricular con un ritmo de 15 a 40
pulsaciones por minuto y una disminución de la fuerza contráctil del 30%.
La respuesta a estímulos vagales es casi instantánea (<1”) mientras que el estímulo
ortosimpático es algo más diferido (5’’ a 30’’) en su respuesta. Los potenciales de
acción conducidos por el sistema nervioso cardíaco intrínseco dispara norepinefrina y
epinefrina hacia los receptores β-1 adrenérgicos de las fibras musculares cardíacas
(Shaffer et al. 2014)
Se ha evaluado el papel que desempeñan las neuronas de los núcleos ambiguo (fibras
B mielínicas) y NMDX (motor dorsal, con fibras C amielínicas) en el control de la
actividad cardíaca en la adaptación al entorno desde un punto de vista filogenético,
pero este punto será desarrollado más adelante en este trabajo.
MECANISMOS DE REGULACIÓN DEL SISTEMA NERVIOSO CARDÍACO
INTRÍNSECO
Los datos actuales indican que las propiedades emergentes que aparecen en la
mayoría de las neuronas que componen el neuroeje cardíaco tendrán que ser tomadas
en consideración.
Resultados derivados de modelos animales en grandes mamíferos han ayudado a
clarificar la hipótesis de que las neuronas del plexo ganglionar de la aurícula derecha
únicamente controlan al nodo sinoauricular mientras que los de la vena cava inferior
(auricular) controlan sólo el nodo aurículo-ventricular.
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Esas neuronas cardíacas intrínsecas están bajo la influencia tónica de hormonas
circulantes y otros neurotransmisores liberados directamente al corazón por las
terminales de los nervios autonómicos eferentes postganglionares.
Es importante recalcar que el corazón está enmarcado en un pericardio fibroso que no
sólo previene el desplazamiento del órgano sino también limita la distensión diastólica
ventricular latido a latido.
La evidencia indica que neuronas intratorácicas extracardíacas y neuronas intrínsecas
cardíacas componen una red local distributiva que procesa tanto información
centrípeta como centrífuga respecto al control cardíaco.
Su función integrativa está bajo la influencia tónica del troncoencéfalo y de la médula
espinal, así como de hormonas circulantes.
Muchos de los somas neuronales en los ganglios intratorácicos, incluyendo los
intracardíacos, proyectan axones solamente hacia otras neuronas dentro del mismo
ganglio. Otros somas proyectan axones hacia neuronas en diferentes ganglios
intratorácicos mientras otros proyectan axones hacia neuronas centrales. Así envían la
información transducida por los quimiorreceptores y barorreceptores del corazón así
como de los principales vasos sanguíneos intratorácicos.
Colectivamente las poblaciones de neuronas intratorácicas presentan capacidad de
memoria relativa a eventos cardiovasculares transducidos durante cada ciclo cardíaco,
para influenciar a los outputs neuronales eferentes al corazón durante el propio o los
subsiguientes ciclos cardíacos. Como consecuencia las perturbaciones cardiacas
iniciadas durante un latido arrítmico simple, pueden afectar a los outputs neuronales
durante algunos ciclos cardíacos más.
Este complejo sistema nervioso intracardiaco, junto con neuronas autonómicas
extracardíacas, regulan integrativamente la actividad cardiaca (el ritmo, la conducción
de los impulsos y la fuerza contráctil del miocardio), tanto en condiciones fisiológicas,
como patológicas como sucede en los diversos trastornos del ritmo cardiaco,
comportándose como un sistema de control estocástico, al que han venido a llamar
“Little Brain” .(Armour 2008)
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Fig. 2 Representación de una vista posterior del corazón humano y vasos principales ilustrando las
localizaciones de los plexos ganglionares posteriores atrial y ventricular. Atención a los nervios
mediastínicos pasando adyacentes al cayado aórtico y uniendo los dos plexos ganglionares superiores
atriales. Son mostradas las ubicaciones de la vena cava superior (SVC), vena cava inferior (IVC),
ventrículo derecho (RV), ventrículo izquierdo (LV) (Armour et al. 1997)
Fig. 3 Descripción de una vista superior del corazón humano ilustrando la distribución de los plexos
ganglionares en la superficie de atrias y ventrículos. (Armour et al. 1997)
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MECANISMOS DE REGULACIÓN DEL SISTEMA ADRENÉRGICO
INTRÍNSECO CARDÍACO.
El corazón no sólo funciona como un centro de procesamiento y codificación de
intrincada información, sino también como glándula endocrina que puede producir y
secretar sus propias hormonas y neurotransmisores. Por ejemplo, miocitos atriales
pueden secretar el péptido natriurético atrial (ANP) de cuyas funciones hablaré más
adelante. Por otro lado han sido identificadas células con capacidad para la síntesis de
catecolaminas como dopamina, epinefrina y norepinefrina, además de altas
concentraciones de oxitocina (Shaffer et al. 2014), llamadas Intrinsic Cardíac
Adrenergic cells (ICA), presentes en los corazones de fetos humanos en una etapa de
desarrollo (semana 20) antes de la inervación simpática del corazón. Estos hallazgos
apoyan la idea de que estas células constituyen un sistema de señalización ICA capaz
de participar en la regulación cardíaca que parece ser independiente de la inervación
simpática. Pacientes transplantados de corazón mantinenen una función cardíaca
adecuada en ausencia de reinervación simpática.
Las catecolaminas identificadas en las células ICA primarias aisladas no son debidas a
la contaminación de las terminaciones nerviosas simpáticas ya que ni los análisis de
inmunohistoquímica ni la microscopía electrónica han detectado ninguna terminación
nerviosa simpática o estructuras axonales en aislamientos celulares de ICA.
La presencia de esta población diferente de células adrenérgicas es esencial durante
la ontogenia cardíaca y tiene importantes implicaciones en la regulación postnatal de
la función cardíaca. (Huang et al. 1996)
MECANISMOS DE REGULACIÓN ENDOCRINA DE LA FUNCIÓN CARDÍACA
CRF Y UROCORTINAS
Es bien conocida la función del neuropéptido Corticotropin Releasing Factor (CRF) en
la función mediadora neuroendocrina de regulación del eje Hipotálamo-HipofisarioAdrenal en los mecanismos de adaptación al estrés. Posteriormente fueron
descubiertos unos neuropéptidos similares llamados CRFlike o bien Urotortinas (Uc).
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Ambos tienen efectos centrales y periféricos hemodinámicos vía la activación de
CRFreceptores tipo 1 (sistema nervioso) y tipo 2 (sistema nervioso y cardíaco), y son
importantes hormonas cardioactivas y de adaptación al estrés.
Los receptores CRF1 son abundantes en el sistema nervioso central, cerebro y
médula espinal, así como a través del sistema nervioso autónomo. Tiene una
expresión predominante en la pituitaria, córtex, amígdala, hipocampo, cerebelo y bulbo
olfatorio. En cambio están muy débilmente expresados en el corazón, en la piel,
gónadas o las suprarrenales.
Los receptores CRF2 tienen 3 variantes (a,b,c). CRF2a es expresado tanto en cerebro
como en órganos periféricos, CRF2b principalmente en cerebro, mientras que CRF2c
se expresa en el sistema límbico hipocampo y en menor proporción en amígdala.
También se han descrito tres estructuras diferentes para las urocortinas Uc1, Uc2, Uc3
donde Uc2 y Uc3 tienen afinidad específica por los receptores tipo 2, mientras que Uc1
tiene afinidad por receptores tipo 1.
Estudios realizados por inyecciones centrales de CRF y sus análogos aumentan el
ritmo cardíaco y causan un efecto inotrópico positivo a través de la activación del
sistema nervioso ortosimpático y médula suprarrenal. Sin embargo, el aumento del
antagonismo con el parasimpático genera un aumento en la variabilidad cardíaca
causada por receptores CRF1, con efectos en los núcleos motor dorsal del vago en el
tronco cerebral.
Cuando CRF o urocortinas son inyectadas periféricamente, inducen a través de los
receptores CRF2 aumentos en el gasto cardíaco y la fracción de eyección ventricular
izquierda junto con un aumento en la contractilidad cardíaca, disminución de la
resistencia vascular (mediada por óxido nítrico) y significativos aumentos sistemáticos
en péptido natriurético atrial (ANP) y péptido natriurético cerebral (BNP) y
adrenomedulina. La activación del receptor CRF2 también ejerce directamente efectos
inotrópicos positivos más efectos lusitrópicos en los miocitos cardíacos por
estimulación de PKA., el incremento de Calcio sarcoplásmico conduce a un
incremento de liberación de calcio durante la sístole resultando en un incremento de la
contractilidad del miocito. (Yang et al. 2010)
Se propone una vía de comunicación cerebro cardíaca neuroendocrina (ver fig 4).
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Fig. 4 Resumen esquemático de las acciones de la CFR y urocortins entre el corazón y el cerebro. Estrés
hipotalámico (HYP), CRF induce la liberación de la hormona adrenocorticotrópica (ACTH) de la pituitaria
(PIT), que a su vez estimula la liberación de glucocorticoides por la corteza suprarrenal, mejorado la tasa
de la contractilidad vascular así como el aumento en la presión arterial, mediada por β-endorfina tras
liberación de catecolaminas de la médula suprarrenal. CRF central puede modular la actividad del sistema
nervioso autónomo a través del núcleo motor dorsal del vago (DMV), lo que resulta en la disminución de
la frecuencia cardíaca y aumento de la variabilidad cardíaca debido a un mayor antagonismo simpatovagal. CRF y urocortins periféricas median la relajación vascular y la posterior disminución de la presión
sanguínea, mientras que la acción directa sobre receptor CRF2 en el corazón genera una mayor
contractilidad de los miocitos. Efecto barorreflejo (aumento de la frecuencia cardíaca) en condiciones de
baja presión arterial están mediadas a través del núcleo del tracto solitario (NTS) y eferentes simpáticas.
Urocortinas periféricas inyectadas cruzan la barrera hematoencefálica puede provocar efectos
secundarios por acciones centrales. (Yang et al. 2010)
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SISTEMA RENINA-ANGIOTENSINA-ALDOSTERONA (RAAS)
En el sistema renina-angiotensina-aldosterona (RAAS), la renina (de liberación renal),
convierte angiotensinogeno (hepático) en angiotensina 1 y la enzima convertidora de
angiotensina (ACE) convierte a la forma activa de angiotensina 2, un potente
vasoconstrictor que incrementa la liberación de aldosterona. Los receptores de
angiotensina AT1 participan de la hipertrofia del miocardio y los receptores AT2
participan de la apoptosis de las células cardíacas mientras que la aldosterona
participa de la fibrosis del miocardio además de la retención de sodio y agua con el
consiguiente aumento de la tensión arterial. ACE contribuye a la degradación del
vasodilatador bradikinina (Kjaer & Hesse 2001).
Áreas anatómicas en el NTS han sido identificadas con acción específica de la
aldosterona, con un importante rol similar a la acción del vago.
Hallazgos por RNM apoyan que las hiperintensidades de materia blanca subcortical,
que son frecuentemente consecuencia de factores de riesgo cardiovascular, son
también un factor de riesgo para la depresión en ancianos, y están asociadas a altas
concentraciones de aldosterona en pacientes con polimorfismos genéticos del sistema
renina-angiotensia-aldosterona (RAAS).
RAAS está íntimamente ligado a la regulación del sueño en sujetos sanos, con un
incremento de su actividad durante las fases de sueño de ondas lentas (SWS).
Durante SWS las secreciones de cortisol están suprimidas, tanto en sujetos sanos
como en pacientes con depresión, y está asociado a la secreción de renina y en
algunas circunstancias de aldosterona.
RAAS también está asociado a la regulación del estado de ánimo, a través de la
secreción de monoaminas como serotonina, norepinefrina y dopamina, el sistema de
receptores NMDA (en condiciones normales bloqueado por magnesio e implicados en
procesos de aprendizaje y memoria), y el control de procesos de inflamación.
Hay una relación importante entre la acción de los mineralocorticoides y el eje HPA,
cuando se liberan en el área del hipocampo conducen a una reducción del eje HPA,
habiendo una interacción entre los receptores de mineralocorticoides y
glucocorticoides a nivel central.
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En situaciones patológicas, la elevación de aldosterona conduce a disforia e
hiperaldosteronismo (Sd. Conn) asociado a asiedad y somatización.
La reducción de la HRV asociada al estrés parece estar también asociada al
metabolismo del magnesio, determinado por sus niveles intraeritrocitarios.
La actividad del ortosimpático incrementada puede generar una mayor excreción de
magnesio. La administración de aldosterona conduce a una mayor excreción renal de
magnesio en animales de experimentación. Es ya bien conocido el principal efecto de
la aldosterona para retener sodio.
La activación de RAAS ha sido asociada a cambios inflamatorios, con un efecto de la
alosterona en las células endoteliales induciendo daño vascular.
La acción proinflamatoria de la aldosterona incluye la activación de la expresión de la
ciclooxigenasa-2(COX2) y la reducción intracelular de magnesio, por lo que los
procesos inflamatorios inducidos por aldosterona pueden ser revertidos con la
administración de magnesio. (Murck et al. 2012)
PEPTIDO NATRIURÉTICO AURICULAR Y PEPTIDO NATRIURÉTICO CEREBRAL
El Péptido natriurético auricular (ANP) se produce principalmente en las aurículas
cardíacas y es liberado por la distensión auricular. ANP es un vasodilatador arterial,
aumenta la natriuria y es un antagonista tanto del sistema ortosimpático como del
sistema RAAS. Son conocidos tres receptores natriuréticos, A, B y C. ANP tiene mayor
afinidad para el receptor A. El receptor de C es un receptor de aclaramiento. Además,
los péptidos natriuréticos se degradan por una endopeptidasa, que también rompe
otros péptidos, como por ejemplo angiotensina II, bradikinina y endotelina.
ANP también tiene un efecto antihipertrófico en los cardiomiocitos.
El péptido natriurético cerebral (BNP) principalmente se encuentra en los ventrículos
del corazón y se libera principalmente desde el ventrículo izquierdo en respuesta al
aumento de la presión arterial. La vida media de BNP es algo más larga (20 ± 25 min)
que la de ANP (3 min), aunque su acción fisiológica es idéntica, es decir,
vasodilatación y natriuresis. Ambos se encuentran aumentados en las fases
tempranas del fallo cardíaco crónico (Kjaer & Hesse 2001)
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VASOPRESINA Y OXITOCINA
La vasopresina sintetizada en el hipotálamo y almacenada en la neurohipófisis. Las
acciones fisiológicas de la vasopresina son vasoconstricción mediada a través de
receptores V1 y disminución de la diuresis mediada a través de receptores renales V2.
La sensibilidad de la vasopresina para detectar cambios en la osmolaridad y el
volumen menor en el fallo cardíaco crónico, donde aumenta independientemente de
los valores osmolares. (Kjaer & Hesse 2001)
La vasopresina también ha sido reportada como un elemento de activación ante
situaciones potencialmente peligrosas del entorno activando al ortosimpático e
inibiendo al parasimpático, así como activando a centros del sistema límbico como la
amígdala y el hipocampo reclutando la memoria eventual de sucesos traumáticos.
La Oxitocina por su parte estimula la activación del sistema parasimpático e inhibe el
eje HPA favoreciendo los procesos de relajación y de involucramiento social con
efectos vasodilatadores y aumentando la variabilidad cardíaca (Sue Carter 1998;
Porges 2003)
ENDOTELINA-1
Niveles de endotelina-1 se correlacionan fuertemente con el aumento de la presión
pulmonar en el fallo cardíaco crónico. La endotelina-1 actúa a través de receptores
selectivos (ETA o ETB) con fuertes efectos vasoconstrictores y, probablemente
también un efecto trófico sobre los cardiomiocitos, encontrado en estudios in vitro.
(Kjaer & Hesse 2001)
ÓXIDO NÍTRICO
El óxido nítrico (NO), se forma en las células endoteliales a partir de L-arginina por la
enzima óxido nítrico sintetasa (NOS). A partir de las células endoteliales el NO puede
expandirse localmente a células del músculo liso vascular produciendo vasodilatación.
La actividad del NO endógeno a menudo se mide como dependiente de la acción de la
acetilcolina. NO se puede aumentar de forma exógena, por ejemplo con nitroglicerina.
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NO inhibe el efecto inotrópico positivo de la estimulación β-adrenérgica. (Kjaer &
Hesse 2001)
CITOKINAS
Varias citoquinas parecen estar implicadas en la regulación cardíaca especialmente el
Factor de necrosis tumoral –α (TNF-α). Se ha demostrado en animales que el TNF-α
provoca la dilatación y la remodelación del ventrículo izquierdo. Uno de los efectos de
TNF-α es probablemente una inducción de la NOS y de ese modo NO, que tiene un
efecto inotrópico negativo. (Kjaer & Hesse 2001)
El IGF-1 estimula la quimiotaxis de macrófagos, la captación de colesterol ligado a
lipoproteínas de baja densidad y la liberación de citokinas proinflamatorias. Se sabe
poco acerca del papel de las IGFBP y sus proteasas en la aterosclerosis. La IGFBP-2
estimula la mitosis de células musculares lisas mientras que la IGFBP-4 inhibe de
forma consistente las acciones mediadas por el IGF en todos los tipos celulares
estudiados.
Han aislado una nueva proteasa específica de la IGFBP-4 identificada como proteína
plasmática-A asociada al embarazo (pregnancy-associated plasma protein-A [PAPPA]). Al degradar la IGFBP-4 y liberar el IGF-1 libre, la PAPP-A podría modular el
crecimiento en procesos ateroscleróticos. La PAPP-A se expresa en las células
musculares de la capa media vascular, así como en las células endoteliales y
macrófagos espumosos del core lipídico del ateroma. (Bayés-Genís 2005)
HIPÓTESIS DE CONEXIÓN CEREBRO-CARDÍACA
TEORÍA POLIVAGAL
El Dr. Stephen Porges propone un modelo de evolución filogenética del SNA asociada
a la capacidad comunicativa social de los mamíferos, especialmente en primates y
humanos. Esta evolución supera las antiguas concepciones de adaptación al estrés
como mecanismo de activación del eje HPA en un sistema de lucha o huída, o bien la
reacción de inmovilización reptiliana (congelación o síncope vasovagal), que es
vehiculizada por la parte filogenéticamente más antigua del vago, la no mielínica
(NMDX). La teoría describe una capacidad de establecer estrategias de autocontrol y
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comunicativas para resolver conflictos, vehiculizada por la parte mielinizada del vago
(núcleo ambiguo), en conexión con otros pares craneales V, VII, IX, XI, que le dan
capacidades para la comunicación, deglución, masticación, fonación, audición, cuando
esta conexión funciona correctamente, pero que genera un estado congelado e
inexpresivo cuando se produce una disevolución en el control de todas estas
funciones, con repercusiones sobre la frecuencia respiratoria y el ritmo cardíaco,
medibles a través de la HRV.
Por tanto, las funciones del Vago mielinizado (núcleo ambiguo), el cual sirve para
apoyar estados de conducta calmados, inhibiendo las influencias simpáticas al
corazón e inhibiendo al eje Hipotálamo–Pituitario-Adrenal (HPA). El sistema de
movilización (lucha o huída) depende del funcionamiento del Sistema Nervioso
Simpático. El componente filogenéticamente más primitivo del hombre, el sistema de
inmovilización, es dependiente del Vago amielínico (NMDX), el cual está presente en
la mayoría de los vertebrados.
La teoría polivagal propone un sistema de control jerárquico, donde las estructuras
filogenéticamente más evolucionadas controlan a las más antiguas, proporcionando
así un control adaptativo a situaciones de estrés mediante estados calmados y
resolución de problemas a través de la anticipación del córtex prefrontal y la inhibición
de la amígdala, el hipocampo, el eje HPA o el NMDX, además de la activación del
núcleo ambiguo.
Considera el estado congelado como una situación de disevolución patológica,
presente en los pacientes con estrés postraumático y que predispone a una
hiperactivación del eje HPA en estado de alerta constante o bien una incapacidad para
establecer comunicaciones sociales con su entorno. Todo ello acompañado de
implicaciones clínicas de morbilidad y mortalidad cardíacas. (Porges 2001; Porges
2003; Porges 2007a; Porges 2007b).
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EL MODELO DE INTEGRACIÓN NEUROVISCERAL CENTRAL
Fig. 5 Un diagrama esquemático compuesto que muestra las vías por las que la corteza prefrontal puede
influir en el control de la frecuencia cardiaca. La corteza prefrontal, córtex del giro cingular, e ínsula
forman una red interconectada en comunicación bidireccional con la amígdala. La amígdala está bajo
control inhibitorio tónico través de vías prefrontales vagales de células intercaladas en la amígdala. La
activación del núcleo central de la amígdala (CEA) inhibe el núcleo del tracto solitario (NTS), que a su vez
inhibe al centro medular caudal ventrolateral (CVLM), conexiones al centro medular rostral ventrolateral
(RVLM) y neuronas excitatorias simpáticas, e inhibe simultáneamente las neuronas motoras vagales en el
núcleo ambiguo (NA) y el núcleo motor dorsal vagal (DVN). Además, el CEA puede activar directamente
las neuronas excitatorias simpaticas en la RVLM. Una inhibición de la corteza prefrontal causaría una
desinhibición del CEA que conduciría a la desinhibición de los circuitos cardio-aceleradores medulares y
un aumento en la frecuencia cardíaca.(Thayer & Lane 2009)
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El Dr. Thayer propone un modelo de integración central neurovisceral que describe
como un conjunto de estructuras neurales implicadas en funciones cognitivas,
afectivas y en la regulación autonómica, relacionan la HRV y el rendimiento cognitivo.
En este modelo de sistemas complejos, una red autonómica Central (CAN) enlaza el
NTS en el tronco cerebral con las estructuras del cerebro anterior (incluyendo la
corteza cingulada anterior, la ínsula, la corteza prefrontal ventromedial, la amígdala y
el hipotálamo) a través de bucles de retroalimentación y bucles directos. Propone que
esta red es un sistema integrado para la regulación interna del sistema por el cual el
cerebro controla el input visceromotor, neuroendocrino, y las respuestas de
comportamiento que son críticas para el comportamiento dirigido a un objetivo, la
adaptabilidad y la salud.
Cuando el córtex frontal reduce su control inhibitorio sobre el núcleo central de la
amígdala, causa una desinhibición amigdalar generando un incremento del ritmo
cardíaco vía una disminución en la inhibición de las neuronas simpáticas excitadoras
en el RVLM al mismo tiempo que inhibición del output motor vagal en el NA y NMDX.
Las funciones inhibitorias del córtex prefrontal derecho que facilitan la memoria de
trabajo, capacidad de atención, respuestas de inhibición, regulación emocional y
afectiva, han sido ya ampliamente demostradas.
Dada la predominancia del hemisferio derecho sobre la inervación del nodo sinoatrial
(vago derecho), Thayer propone que las conocidas habilidades del hemisferio derecho
para gestionar el aspecto emocional pueden ser secundarias a la interacción con la
inervación cardíaca por el mismo hemisferio.
En el modelo de integración neurovisceral central se propone la relación entre HRV e
importantes regulaciones fisiológicas, cognitivas y emocionales, debida a la capacidad
de HRV para indicar la actividad en una red flexible de estructuras neurales que son
organizadas dinámicamente en respuesta a retos ambientales (Thayer & Lane 2009;
Thayer et al. 2012)
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CONCLUSIONES
A lo largo de toda esta revisión hemos constatado la compleja red de relaciones que
se establecen como mecanismos de control nervioso, endocrino, e incluso inmune, a
diferentes niveles de profundidad, con propiedades emergentes difícilmente
predecibles ya que dependen de la adaptación a un entorno abierto y cambiante. Se
han propuesto dos modelos teóricos de integración ordenada de toda esta red de
comunicación bidireccional entre cerebro y corazón, probablemente los sistemas más
importantes del cuerpo humano. No obstante nuevos paradigmas y nuevos estudios
pueden emerger a la luz de toda la evidencia creciente en el terreno de los
mecanismos de control neuroendocrino del corazón. Cualquier intervención
terapéutica mecanicista que no tenga en cuenta la compleja red de adaptacionescompensaciones que se establece en estos sistemas, por su propia naturaleza
estocástica, tiene altas probabilidades de fracasar o causar considerables efectos
adversos. La variabilidad cardíaca emerge en este contexto como una potencial
herramienta de diagnóstico, pronóstico e incluso de tratamiento por biofeedback
(Shaffer et al. 2014), para trabajar sobre las vías neuroendocrinas de regulación del
eje cerebro-cardíaco.
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