PGIRS REGIONAL FORMULACIÓN DEL PLAN DE GESTIÓN INTEGRAL DE RESIDUOS SÓLIDOS REGIONAL DEL VALLE DE ABURRÁ Ponencia: Peter Charles Brand COMPETITIVIDAD ECONÓMICA Y MEDIO AMBIENTE Aporte a la construcción de una visión regional del PGIRS Peter Charles Brand 1 INTRODUCCIÓN En este aporte contextual a la formulación del plan de gestión integral de residuos sólidos – PGIRS -, se pretende abordar el tema desde la perspectiva del significado del medio ambiente en general, y del manejo de los residuos sólidos en particular, para el futuro económico de la región metropolitana. Se argumentará que en la actualidad las ciudades– regiones enfrentan dos grandes retos: de competitividad económica y de sostenibilidad ambiental, pero que la relación entre ellos no es sencilla. Mientras que la propuesta del desarrollo sostenible plantea una complementariedad entre ellos (y también con la equidad social), detrás de estos formalismos conceptuales, la realidad indica fuertes tensiones, de tal manera que el devenir de esta relación está marcado por incertidumbres y conflictos. Se pretende esbozar sintéticamente dichos planteamientos y sus implicaciones, así como especular sobre sus posibles desenvolvimientos en el caso de la región metropolitana de Medellín. 2 COMPETITIVIDAD CIUDADES ECONÓMICA Y SOSTENIBILIDAD AMBIENTAL DE LAS En la Cumbre de Río de Janeiro en 1992, se formalizó la noción del desarrollo sostenible en términos del despliegue armonioso del crecimiento económico, la equidad social y la protección ambiental. Sin embargo, aún antes de entrar al nuevo siglo era evidente que tal proposición contenía serias falencias en la práctica. En los años siguientes a la Declaración de Río, si bien hubo crecimiento económico global, también se profundizó la brecha entre los países desarrollados y subdesarrollados, las desigualdades se ampliaron dentro de las sociedades nacionales, la pobreza y la desigualdad social se extendieron, al tiempo que el deterioro de los grandes ecosistemas globales y el consumo de los recursos naturales a escala planetaria continuaba de manera alarmante. Entre los ambientalistas es común atribuir estos problemas al carácter del crecimiento económico. Desde la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano (Estocolmo, 1972), la política oficial sobre la sostenibilidad estaba basada en los preceptos del libre comercio y las soluciones de mercado (consagrados como política económica internacional en el Consenso de Washington), de tal manera que la noción del desarrollo Convenio 325 de 2004 AMVA325-PE-Vision Regional Peter Charles Brand 1 PGIRS REGIONAL FORMULACIÓN DEL PLAN DE GESTIÓN INTEGRAL DE RESIDUOS SÓLIDOS REGIONAL DEL VALLE DE ABURRÁ Ponencia: Peter Charles Brand sostenible iba concretándose a imagen y semejanza de los intereses del capital y su propia dinámica expansiva. Se produjo, para muchos ambientalistas, el ‘secuestro’ del discurso ambiental por parte de las empresas multinacionales y la política neoliberal que las sostiene. En lo que Hajer (1995) describe como la ‘modernización ecológica’, ahora la estrategia del desarrollo sostenible está determinada por una coalición de fuerzas entre el gran capital, los gobiernos neoliberales y los centros de investigación científica y tecnológica. De los sueños alternativos, libertarios y culturalistas, no queda nada. En este proceso de globalización neoliberal, es menester señalar el papel asignado a las ciudades. La desregulación del comercio internacional (lo que se conoció como la apertura económica en Colombia) y el control riguroso de las actuaciones monetarias, cambiarias y fiscales de los gobiernos centrales, les restaron a los estados nacionales la capacidad de controlar el mercado interno y la economía nacional. Este hecho fue especialmente nocivo para las ciudades donde se concentraba la producción industrial (desarrollada bajo las condiciones proteccionistas y la política de sustitución de importaciones) y el sector moderno de los servicios. En Colombia, la base económica de las ciudades fue gravemente afectada a lo largo de los años 90s. Pero no solamente esto, la competitividad del país (su desempeño en un entorno internacional desregulado) dependía de manera creciente de la capacidad de las ciudades y regiones de crear las condiciones (infraestructura, equipamientos, mercados laborales capacitados y baratos, imágenes urbanas, etc), no sólo para retener y mantener las empresas actuales, sino también para atraer nuevas inversiones y promover nuevas actividades económicas. Fue así que en la mitad de la década pasada el gobierno nacional, apoyado en la empresa Monitor de Michael Porter, creó los Comités Asesores Regionales de Competitividad Económica (CARCE) y promovió la formulación de los Planes Estratégicos de Exportaciones Regionales (PEER). En el proceso, se estableció una nueva forma de ‘governance’ económica de las ciudades, basada en una estrecha colaboración entre los sectores público y privado, en pro de una estrategia efectivamente liderada por el conocimiento y los requerimientos de la empresa privada y sus organizaciones gremiales. De ahí en adelante, también en al caso de Medellín, es evidente el papel protagónico de la Cámara de Comercio y los gremios económicos en la formulación de los planes de desarrollo urbanos, metropolitanos y departamentales (Brand y Prada, 2003). Se inició, pues, la era del mercadeo urbano. Sin protección alguna por parte de los gobiernos nacionales, las ciudades tuvieron que defenderse solas en el entorno abierto a la competencia internacional. Correspondía a las ciudades posicionarse en el mercado internacional, adecuando las condiciones territoriales a las demandas funcionales del mercado (infraestructura y equipamientos de talla internacional), tal como se está haciendo en Medellín, por ejemplo, con la Plaza Mayor (el Centro Internacional de Convenciones, el Palacio de Exposiciones, el Teatro Metropolitano, el Parque de los Pies Descalzos, junto con todo el aparato administrativo de La Alpujarra y el edificio inteligente de las EE. PP.). Pero también hubo que intentar destacarse en el ‘mercado de ciudades’ mediante la construcción y promoción de una imagen urbana sobresaliente. Explotando particularidades históricas, urbanísticas y culturales, hubo que buscar una imagen positiva y única para promover la ciudad. En el caso de Medellín, es notable el esfuerzo de redefinir la imagen de la ciudad alrededor del artista Fernando Botero como personaje insigne, en reemplazo de la conexión Convenio 325 de 2004 AMVA325-PE-Vision Regional Peter Charles Brand 2 PGIRS REGIONAL FORMULACIÓN DEL PLAN DE GESTIÓN INTEGRAL DE RESIDUOS SÓLIDOS REGIONAL DEL VALLE DE ABURRÁ Ponencia: Peter Charles Brand casi imborrable de la ciudad con Pablo Escobar. De ahí la ira del actual alcalde cuando publicaciones como la revista Time reviven el pasado que la administración quisiera enterrar para siempre. (Una estrategia más atrevida reconstruiría el ‘mito’ de Pablo Escobar para el consumo turístico). Ahora bien, ¿qué papel juega el medio ambiente en la competitividad económica de una ciudad-región? Los planteamientos ortodoxos argumentan que, para ser competitivas, las ciudades deben ofrecer un ambiente urbano ‘verdes y limpias’. Por un lado, se postula que para poder sobrevivir en el nuevo entorno competitivo, las ciudades deben demostrar su responsabilidad frente a los grandes problemas ecológicos globales (por ejemplo, al emprender esfuerzos para reducir emisiones que contribuyen al calentamiento de la tierra, reducir el consumo de recursos energéticos fósiles, innovar tecnológicamente, iniciar políticas públicas de consumo ‘verde’ y ‘comercio justo’, monitorear permanente el estado de los recursos naturales, etc.). Por otro lado, las ciudades deben ofrecer un ambiente sano en cuanto a la calidad de vida urbana, al reducir los niveles de contaminación del aire, suelo y agua, enverdecer los espacios públicos, mitigar los riesgos ambientales etc., para asegurar un medio ambiente más seguro, saludable y ameno. En resumidas cuentas, ambientalmente las ciudades deben ser responsables frente a los problemas globales y sensibles a la calidad de vida de sus propios ciudadanos. Frente a estos postulados formales, la realidad es más compleja. Por ejemplo, existen fuertes presiones para que las ciudades reduzcan sus estándares ambientales, entendidas como un costo adicional para las empresas y por lo tanto una medida que va en contra de la competitividad. Tampoco es clara la importancia del medio ambiente en relación con otros factores de competitividad, tales como la seguridad jurídica para inversionistas, una administración pública moderna y eficiente, la disponibilidad de infraestructura y equipamientos, la calidad y el costo de la fuerza laboral, los incentivos económicos y fiscales, etc. Por otro lado, no sobra resaltar el significado de la imagen sobre la sustancia, y la obligación (económica) más limitada de las ciudades de adecuar solamente segmentos de la ciudad (tales como La Alpujarra, El Poblado y parte del oriente antioqueño) para los participantes en la economía globalizada. Desde la perspectiva económica, el medio ambiente es una cuestión de consumo más que un asunto de ecología, donde las apariencias restringidas rigen. En cuanto a los residuos sólidos específicamente, es evidente que el hombre de negocios o el turista tampoco se preocupan por las condiciones ecológicas de fondo, ni mucho menos por el manejo de las basuras. Antes de tomar la decisión de invertir o viajar a Río de Janeiro, Nueva York o Roma no se pregunta por el porcentaje de residuos sólidos reciclados o el método de disposición final. Son asuntos que, sobre todo, deben ser invisibles, que no contaminen ni la imagen urbana ni la experiencia subjetiva del visitante. Por esta razón el tema de los residuos sólidos se maneja técnicamente entre funcionarios y expertos, más no en la literatura promocional, los encuentros empresariales y los eventos urbanos. En el caso de Medellín, por ejemplo, sería impensable siquiera mencionar el tema de los residuos sólidos en relación con ColombiaTex, ColombiaModa o la Feria de las Flores. Son discursos excluyentes e incompatibles. Convenio 325 de 2004 AMVA325-PE-Vision Regional Peter Charles Brand 3 PGIRS REGIONAL FORMULACIÓN DEL PLAN DE GESTIÓN INTEGRAL DE RESIDUOS SÓLIDOS REGIONAL DEL VALLE DE ABURRÁ Ponencia: Peter Charles Brand Podría plantearse, entonces, que un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado – por lo menos en aquellos aspectos que tienen que ver con la imagen competitiva de la ciudad - es una condición parcial y poco significativa a la hora de la verdad. Sin embargo, al mismo tiempo, y por razones diferentes, puede ser de vital importancia para los gobiernos locales y para la administración de las sociedades urbanas que produce la urbanización neoliberal orientada por la competitividad – es decir para el gobierno de aquellos sectores mayoritarios que no participen en la globalización -, tal como veremos a continuación. 3 ECONOMÍA Y MEDIO AMBIENTE EN MEDELLÍN: LA SITUACIÓN ACTUAL Las apreciaciones anteriores con respecto al significado del medio ambiente urbano tienden a ser comprobadas al examinar la historia reciente de Medellín y el área metropolitana. A lo largo de los últimos 25 años, Medellín ha realizado significados esfuerzos de gestión ambiental, muchos de ellos de vanguardia en el contexto latinoamericano: el programa de saneamiento del río Medellín, el relleno sanitario de la Curva de Rodas, los programas de mejoramiento barrial y protección y prevención de desastres, el Instituto Mi Río, un sistema de transporte masivo limpio, la arborización y el manejo de micro-cuencas etc., además de los estudios técnicos, menos visibles y ahora más convencionales en relación con los análisis hidráulicos, geotécnicos, de ecosistemas estratégicos, de la calidad del aire, de riesgo, etc. Constituyen un conjunto imaginativo de medidas técnicas, proyectos urbanísticos y avances institucionales que, a su manera, representan el desarrollo sostenible ‘en acción’, además con un fuerte componente social. Es lamentable que dichos esfuerzos y logros concretos nunca hayan sido suficientemente promocionados y explotados externamente. En el ámbito nacional, se presenta la paradoja que Bogotá ‘cogió ventaja’ en cuanto a la imagen urbano-ambiental, no obstante todos sus atrasos ambientales. Proyectos ambientales esencialmente espectaculares - el día sin carro, la promoción desmedida del Transmilenio, la reforestación altamente visible de los cerros, el manejo estético del espacio público, - han participado fuertemente en la reconstrucción de la imagen competitiva de la ciudad, mientras que los barrios populares y los recursos naturales siguen una trayectoria de deterioro degradante. El caso de Bogotá demuestra la importancia de la estetización del medio ambiente para la competitividad de la ciudad. En Medellín, el manejo del medio ambiente ha sido llevado a cabo con fines más sociales que económicos, y más relacionado con problemas ecológicos que de imagen urbanística. Esta orientación particular fue motivada por la necesidad de hacer participar la gestión ambiental en el control del problema de la violencia que estalló en los años 80s. Se dedicó gran parte del esfuerzo ambiental en los barrios populares y el espacio público popular (incluyendo el corredor del río) para, a través del medio ambiente, mejorar las condiciones urbanas y crear sensaciones de bienestar. Sin duda es la experiencia que más se asimila en Colombia al desarrollo sostenible (aún cuando las condiciones materiales de la mayoría de la población se deterioraron y los índices de equidad empeoraron) (Brand y Prada, 2003). No obstante, en el nuevo milenio esta estrategia ambiental (nunca escrita explícitamente) se ha desdibujado. Instituciones pioneras como el Instituto Mi Río desaparecieron en un proceso Convenio 325 de 2004 AMVA325-PE-Vision Regional Peter Charles Brand 4 PGIRS REGIONAL FORMULACIÓN DEL PLAN DE GESTIÓN INTEGRAL DE RESIDUOS SÓLIDOS REGIONAL DEL VALLE DE ABURRÁ Ponencia: Peter Charles Brand generalizado de tecnificación de la gestión ambiental y su distanciamiento como factor importante en el transcurrir de la vida cotidiana. Esta pérdida de significado ambiental corresponde al surgimiento, y ahora predominio, en Medellín del discurso de la competitividad para orientar y establecer prioridades y dar sentido a la política urbana. El discurso de la competitividad tiene grandes limitaciones: apela al interés particular, lo material, lo amoral, al tiempo que se sacrifican los sentidos de solidaridad, interdependencia y la dimensión cualitativa de la vida, propios del discurso ambiental (Brand, 2001). Puesto en función de la economía y la competitividad, el medio ambiente se empobrece como ‘dispositivo’ para concretar intereses colectivos y cualitativos. Se vuelve una esfera de deberes, imposiciones, regulaciones y sanciones: un terreno árido para el ciudadano. En cuanto al manejo de los residuos sólidos en particular, estos se convierten en otra carga individual en medio de las crecientes dificultades, restricciones y controles sobre la vida cotidiana, y por lo tanto nadie lo asume con ganas. En este punto aparece una contradicción interesante. Mientras que la estrategia de competitividad económica pretende hacer invisible la cuestión de los residuos sólidos, la gestión ambiental propone visibilizarlo al máximo. Se propone concientizar y educar al ciudadano en las buenas prácticas del manejo de basuras, e introducir el asunto en el seno de su vida privada y comunitaria. Desde este punto de vista, el buen manejo de los residuos sólidos se vuelve una responsabilidad ciudadana de la competitividad, ya que debe asumir como responsabilidad propia aquello que el mercado no quiere ni ver. Se niega al ciudadano el lujo permitido a los agentes económicos, en el sentido de despreocuparse del problema. ¿Cómo establecer unas prácticas de manejo que compensen al ciudadano, individualmente o en términos de grupos socio-espaciales, por asumir esta responsabilidad? [Nota: La estrategia económica de la ciudad-región presupone que la desindustrialización de la última década continuará, por lo menos en cuanto a grandes empresas manufactureras y el porcentaje de la población empleado en ellas. Las esperanzas de crecimiento económico están cifradas en ‘clusters’ y cadenas productivas – productos para la construcción; madera/muebles; textiles/moda; ciencia/tecnología/servicios de salud; servicios financieros – como ejes principales de la estrategia exportadora, aunque seguramente la gran mayoría de la población seguirá dependiendo del mercado interno. En todo caso, en el actual plan de desarrollo de Medellín no hay ninguna referencia al medio ambiente en la estrategia económica (Alcaldía de Medellín, 2004).] 4 ESCENARIOS REGIONALES: ALGUNAS PREGUNTAS Como observamos al comienzo, la relación entre competitividad económica y sostenibilidad ambiental no es ni obvia ni estática. Es una relación que se define mutua y dinámicamente, y adquiere características propias en cada ciudad. No obstante, en la actualidad podríamos definir esta relación en términos de dos facetas principales: por un lado una estetización, en cuanto a la construcción de imágenes (visuales, urbanísticas, estadísticas, de indicadores, etc.) para el consumo externo o la promoción de la ciudad en los mercados internacionales. Convenio 325 de 2004 AMVA325-PE-Vision Regional Peter Charles Brand 5 PGIRS REGIONAL FORMULACIÓN DEL PLAN DE GESTIÓN INTEGRAL DE RESIDUOS SÓLIDOS REGIONAL DEL VALLE DE ABURRÁ Ponencia: Peter Charles Brand Y por otro lado, una tarea de gestión pública, en cuanto al mejoramiento de las condiciones de vida urbana, que subyace en la necesidad de legitimación de los gobiernos locales mediante la creación de sensaciones de bienestar en y a través del medio ambiente. La ecología, o más bien el entendimiento ecológico de la relación sociedad-territorio, actúa como mero trasfondo. En esta parte se adelantan unas reflexiones sobre los factores que podrían incidir en la futura concreción de esta relación en el caso de Medellín. Antes, sin embargo, no sobra comentar que, en las condiciones actuales, pensar el futuro se ha vuelto bastante problemático. Las explicaciones de tal situación son varias: la velocidad de los cambios en todos los órdenes de la vida, de tal manera que las energías intelectuales y los imaginarios colectivos se agotan en un ‘ahora’ abrumador; el fin de los ‘mega-relatos’ que antes proporcionaron visiones globales de la trayectoria de la historia; la entrega del devenir social a la ‘mano misteriosa’ del mercado, renunciando al ordenamiento racional de la vida en sociedad; el agotamiento del espíritu progresista de la modernidad; el entorno generalizable de incertidumbre y riesgos, descrito por Giddens (1990) como una ‘tractormula descontrolada’, fuera del alcance de los gobiernos, la ciencia y la razón, que socava la confianza pública en la construcción de proyectos hacia el futuro. En este contexto surge la prospectiva como técnica de la especulación, al tratar de adivinar las posibles trayectorias superficiales de un futuro no sólo imprevisible sino también sin pretensión de ser controlado. En cuanto a su desatención a la historia, su descarte de análisis estructurales, su plena aceptación de la situación actual y su proposición de fondo que las evidentes deficiencias pueden ser superables mediante la educación, la voluntad y el esfuerzo, se convierte en un ejercicio profundamente ideológico. La prospectiva es la racionalización técnica del optimismo que requiere el entorno de la competitividad (el inverso del consuelo que proporciona la creencia religiosa); y una contraparte es el frío análisis ambiental que se esfuerza por proyectar el futuro con base en la preocupante realidad ecológica. En todo caso, pensar el futuro no se agota en el análisis de sistemas y la cuantificación. La reflexión teórica, el análisis crítico, la actividad política, la experiencia subjetiva y la expresión artística siguen siendo instrumentos igual o más válidos. Partiré del supuesto de que Medellín se convertirá inexorablemente en una ciudad-región de ‘tres pisos’. Hace 25 años fue creada el Área Metropolitana del Valle de Aburrá. Seguramente en mucho menos de 25 años más existirá algún tipo de autoridad regional (incorporando el Altiplano del Oriente, el Occidente cercano y extendiéndose hasta Porce en el norte) en reconocimiento de la integración funcional de lo que hace muchos años fue propuesta como ‘la gran región metropolitana’ por el exdirector de planeación, Alonso Palacios. Es de esperar que las interdependencias ambientales constituirán el fenómeno y el argumento que será clave para superar las inercias y los intereses creados en el ordenamiento territorial actual. Algunas incertidumbres determinantes del futuro 1. ¿Cómo será la economía y la sociedad de esta gran región metropolitana? En el corto plazo, podemos prever un desarrollo modesto de ciertos productos de bajo valor agregado y Convenio 325 de 2004 AMVA325-PE-Vision Regional Peter Charles Brand 6 PGIRS REGIONAL FORMULACIÓN DEL PLAN DE GESTIÓN INTEGRAL DE RESIDUOS SÓLIDOS REGIONAL DEL VALLE DE ABURRÁ Ponencia: Peter Charles Brand de servicios, atravesado por la incertidumbre que trae la negociación del TLC, especialmente para el sector agrícola y la economía campesina. En tanto la competitividad de la región (y del país) se construya a partir de bajos salarios y una fuerza laboral barata, es previsible una agudización de las desigualdades sociales y espaciales (retratada dramáticamente en la novela Angosta de Héctor Abad Faciolince, 2003). Pero el futuro de la globalización y la forma de competitividad que promueve, tampoco es estable. Nadie previó la caída del muro de Berlín y la implosión instantánea del bloque comunista, ni el ataque a las torres gemelas en Nueva York que dio otro giro radical en la geopolítica internacional. ¿Qué podrán significar el posible resurgimiento de la solidaridad latinoamericana o la emergencia económica del gigante China? ¿Qué otro ‘evento’ puntual podrá suceder para tambalear aparentes certezas y cristalizar tendencias latentes a largo plazo? Más específicamente, ¿qué perfil político asumirá el medio ambiente? Desde hace algún tiempo se está evidenciando el pronóstico de que las guerras del futuro se librarán por el control de los recursos naturales – no tanto el agua todavía, pero el petróleo sí. Hoy día existe cierto consenso de que los recursos naturales (renovables y no-renovables) se están agotando y que su consumo está modificando los grandes ecosistemas y el clima del planeta. Hasta el mismo Pentágono declaró hace poco que “El cambio climático nos destruirá” (The Observer, 2004). ¿Hacia el futuro, las condiciones del entorno natural definirán la ‘competitividad’ de la ciudad, en vez de ocupar la dudosa posición de soporte que tiene en la actualidad? ¿En qué consistirá esta definición: la responsabilidad ecológica planetaria, la exportación de bienes y servicios ambientales, la seguridad y autonomía ecológica? 2. Lo anterior plantea interrogantes sobre el futuro del desarrollo sostenible y la relación entre economía y medio ambiente. En breves palabras, lo que hasta hoy se ha manejado con comodidad y fe en las soluciones tecnológicas (la ‘modernización ecológica’) podría adquirir una nueva seriedad ecológica en la medida en que la agudización de la escasez de recursos naturales, y las limitaciones y los nuevos dilemas provenientes del desarrollo científico y tecnológico (ingeniería genética, clonación, nuevos riesgos para la salud humana, etc.) pondrá de nuevo en relieve la base ecológica de la vida. Varios autores han argumentado que frente a tal escenario, serán imprescindibles nuevas formas de gobierno (‘democracia ecológica cosmopolita’, Gleeson y Low, 2000) para regular democráticamente el acceso y la administración del medio ambiente planetario, y la coordinación de respuestas frente a problemas ambientales globales derivados del cambio climático, por ejemplo. En su ausencia, se perfilan nuevas olas imperialistas, el resurgimiento de nacionalismos, conflictos regionales, la destrucción de asentamientos y el empobrecimiento de poblaciones. Sea como sea, parece inevitable que el perfil político del tema ambiental está destinado a aumentar, aunque no hay certeza alguna sobre el carácter preciso que este perfil pueda asumir. Ser económicamente pobre pero ambientalmente rica, como Colombia (y la ciudadregión de Medellín), podría reposicionar al país frente a los países desarrollados con un alto grado de dependencia ecológica. Después de todo, esta fue la esperanza de los países pobres en Río de Janeiro. Sin embargo, este reposicionamiento, versión siglo XXI, podría traer nuevos problemas: presiones geopolíticas, la expropiación por la vía capitalista del patrimonio nacional, la subyugación político-militar, etc. Si nos limitamos al escenario más blando y optimista, se perfila una situación en la que el entorno regional de Medellín, bien Convenio 325 de 2004 AMVA325-PE-Vision Regional Peter Charles Brand 7 PGIRS REGIONAL FORMULACIÓN DEL PLAN DE GESTIÓN INTEGRAL DE RESIDUOS SÓLIDOS REGIONAL DEL VALLE DE ABURRÁ Ponencia: Peter Charles Brand dotado de recursos naturales y adecuadamente administrados, constituirá una ‘ventaja competitiva’ potencialmente explotable económicamente de las más diversas maneras (exportación de bienes y servicios, turismo, calidad y estatus como lugar). 3. Finalmente, conviene preguntarnos por las condiciones sociales de la gran región metropolitana. ¿Cuál será la situación frente a temas como la distribución del ingreso, la igualdad de oportunidades, la justicia social, la salud pública, la solidaridad, la gobernabilidad, etc? Todas las tendencias son negativas y seguirán deteriorándose en el corto plazo. Si en la actualidad el medio ambiente es una fuente importante para la construcción de identidad local y sensaciones de bienestar, entonces podrá plantearse que el medio ambiente será aún más significativo, políticamente, en el futuro. En este punto es pertinente traer a cuenta la cuestión de la propiedad. Quince años de desarrollo neoliberal han conducido a un empeoramiento generalizado de índices sociales y una creciente privatización de los ‘servicios ambientales’. Al continuar así, ¿qué significaría la privatización de las Empresas Públicas de Medellín y demás empresas estatales, y la transferencia del control ambiental a empresas multinacionales? ¿Qué implicaciones tendría la mercantilización radicalizada de los recursos naturales? ¿El estado tendrá la capacidad suficiente de regulación? ¿Cómo se entenderá la ‘función social y ecológica’ de la propiedad? Si el medio ambiente adquiere mayor importancia tanto para la economía (globalizada y privatizada) como para la gobernabilidad urbano-regional, surge el fantasma de la gestión ambiental transformada en pura regulación y control de las poblaciones: un régimen disciplinario en función de intereses privados externos. Y se justificará en blandos pronunciamientos en nombre del bien común y la ‘calidad de vida’ experiencial y urbana; en falsos argumentos en el sentido de que el buen manejo del medio ambiente es igualmente bueno para todos. Sin embargo, el problema de la localización de rellenos sanitarios ilustra contundentemente que esto no es el caso, que el medio ambiente no es una realidad plana e indiferenciada, sino altamente política y social. 5 IMPLICACIONES PARA EL MANEJO DE LOS RESIDUOS SÓLIDOS Para terminar, podría concluirse que la gestión integral de los residuos sólidos es una obligación contemporánea de las ciudades-regiones, con el mundo y con sus propios ciudadanos. Es esencial hacerlo, aún cuando su rendimiento en términos de la competitividad económica no tiene ninguna garantía. ¿Acaso Bogotá o Cali son menos competitivas que Medellín por sus deplorables atrasos en el manejo de los residuos sólidos? No obstante lo anterior es probable, con la agudización aparentemente inevitable de los problemas ambientales globales, que el tema ambiental urbano (y con ello, los residuos sólidos) adquirirá mayor importancia en el futuro. Con los logros anteriores y una debida planeación hacia el futuro, esta situación podría explotarse en el caso de Medellín en el corto, mediano y largo plazo. Convenio 325 de 2004 AMVA325-PE-Vision Regional Peter Charles Brand 8 PGIRS REGIONAL FORMULACIÓN DEL PLAN DE GESTIÓN INTEGRAL DE RESIDUOS SÓLIDOS REGIONAL DEL VALLE DE ABURRÁ Ponencia: Peter Charles Brand Desde el punto de vista económico y de la competitividad, el ‘secreto’ del manejo de los residuos sólidos parece residir en el desenlace entre lo visible y lo invisible. Si bien en la actualidad es un tema ‘invisibilizado’ por la economía, esta situación podría invertirse en la medida en que se aumenten los problemas ambientales globales, la importancia económica de los recursos naturales y el valor económico de los residuos sólidos. En este caso, lo que hoy en día se presenta como un reto de ‘visibilización’ para las administraciones locales (conscientización, educación, buenas prácticas individuales, comunitarias y gubernamentales) se asimilaría ‘naturalmente’ en las determinaciones económicas de la vida urbano-regional. Desde una perspectiva social (de la economía política), la gestión integral de los residuos sólidos constituye un componente del manejo ambiental que, a mi parecer, es esencial retomar como posibilidad de construir sentidos auténticos de identidad y solidaridad regionales, producir sensaciones tangibles de bienestar en sociedades fragmentadas y desiguales, y contribuir a la legitimidad y gobernabilidad de una ciudad-región en profunda transformación. En esta dirección, se propone que la gestión de los residuos sólidos debe realizarse teniendo en cuenta que: • Con una futura economía de servicios y bajos salarios, habrá un lento crecimiento de residuos sólidos, lo que facilitará el manejo técnico del problema. • Estratégicamente, debe entenderse como un proyecto político con un amplio contenido social (más que un reto administrativo u oportunidad económica sectorial). • Requiere y promueve el desarrollo de una nueva solidaridad regional, con equidad social y territorial en la distribución de cargas y beneficios (servicios ambientales). • Constituye una buena oportunidad para dar un nuevo impulso a la gestión social del medio ambiente y promocionar a Medellín desde la perspectiva ecológica progresista. 6 REFERENCIAS: • Abad Fabiolince, Héctor (2003) Angosta, Editorial Planeta: Bogotá. • Alcaldía de Medellín (2004) Medellín: compromiso de toda la ciudadanía, Plan de Desarrollo 2004-2007, Medellín. • Brand P. y Prada F. (2003) La Invención de Futuros Urbanos: estrategias de competitividad económica y sostenibilidad ambiental en las cuatro ciudades principales de Colombia, Colciencias/Universidad Nacional de Colombia, Medellín. • Brand, P. (2001) “La construcción ambiental del bienestar urbano: el caso de Medellín, Colombia”, Economía, Sociedad y Territorio, Vol. 3, No.9, 1-24. Convenio 325 de 2004 AMVA325-PE-Vision Regional Peter Charles Brand 9 PGIRS REGIONAL FORMULACIÓN DEL PLAN DE GESTIÓN INTEGRAL DE RESIDUOS SÓLIDOS REGIONAL DEL VALLE DE ABURRÁ Ponencia: Peter Charles Brand • Giddens, A. (1990) The Consequences of Modernity, Polity: Cambridge. • Gleeson B. y Low N. (2000) “Cities as consumers of the world’s environment”, en N. Low, S. Young, B. Gleeson, I Elander y R. Lidskog (eds) Consuming Cities, Routledge: Londres. • Hajer, M. (1995) The Politics of Environmental Discourse, Oxford University Press: Oxford. • The Observer (2004) “El cambio climático nos destruirá, Pentágono dice a Bush”, 22 febrero. Convenio 325 de 2004 AMVA325-PE-Vision Regional Peter Charles Brand 10