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Departamento de Historia
Universidad de Santiago de Chile
Revista de Historia Social
y de las Mentalidades
Volumen 14, Nº 1, 2010: 209-211
Issn: 0717-5248
Frassetto, Michael,
ed. Christian Attitudes Toward the Jews in the Middle Ages: A Casebook.
Nueva York – Londres: Routledge, 2007, 244 páginas.
En los últimos veinticinco años, la
historiografía ha retomado el debate
en torno a la problemática de las relaciones entre cristianos y judíos durante la Edad Media. Los historiadores
abandonaron la perspectiva que tradicionalmente se mantuvo respecto de la
búsqueda de los inicios del antisemitismo europeo y de considerar a los judíos como “el pueblo perseguido”. De
la crítica al planteamiento de Robert
Moore de la “sociedad persecutoria”1,
por su parte, han surgido las nuevas
concepciones fundadas sobre la con-
1
Moore, Robert I. Formation of a
Persecuting Society: Authority and
Deviance in Western Europe 950-1250.
Oxford: Blackwell, 2007. Aunque
hoy sea una obra considerada como
“superada”, y el concepto de “sociedad
persecutoria” es visto como una visión
“caricaturesca” de la realidad social
en la Edad Media, la obra de Moore
–originalmente publicada en 1987–
fue aquella que revitalizó el debate y
producción historiográfica en torno
a las relaciones entre los cristianos y
judíos.
sideración de los aspectos dinámicos
de los procesos culturales de construcción de identidades y alteridades, dejando de lado las pretensiones
universalistas que caracterizasen a
“la sociedad medieval” o a la “Edad
Media” como un todo.
Algunos trabajos de reciente producción, como el que aquí reseñamos,
retoman algunos planteamientos de
Moore, sin embargo, lo hacen descartando la idea de un (único) discurso
impuesto sobre “la” sociedad medieval desde el siglo XI. En su lugar,
proponen los conceptos de “actitudes
hacia” y “convivencia con”, para hacer referencia a las relaciones entre las
diferentes comunidades religiosas en
el continuo proceso de construcción
social de las identidades.
En los once artículos editados por
Frassetto, a partir de un amplio rango
de fuentes históricas que contempla
sermones, polémicas, tratados teológicos, textos de hagiografía y trabajos
devocionales, así como relatos e historias, los autores se sumergen en las
Reseñas
Pipino el Breve como de Carlomagno,
la legislación los protegía, permitiéndoles tomar parte en el comercio de
corta y larga distancia. El carolingio
que más destacó en términos de las
buenas relaciones con los judíos fue
el hijo de Carlomagno, Luis el Piadoso, en cuyo reinado incluyó a algunos
de ellos en la administración real al
tiempo que creó un cargo dedicado
exclusivamente a la supervisión de los
asuntos de judíos (encargada, al mismo tiempo, de evitar que éstos fueren
maltratados). La airada respuesta de
algunos miembros del alto clero como Agobardo de Lyon prueba, precisamente, el alcance de los privilegios
de que éstos gozaban. A pesar del apoyo de algunos miembros del clero a
la posición expresada por Agobardo,
primó la visión agustiniana de los judíos como el pueblo testigo. En muchos casos, la ausencia de tratados y
opiniones respecto de los hebreos –en
nuestras fuentes– hablan de la ausencia de una “imagen negativa” de los
judíos y/o, que las relaciones entre los
individuos de ambas religiones, eran
de tal cotidianeidad que, simplemente, no merecían ser registradas.
Al igual que Robert Moore, para
los autores compilados por Frassetto,
el punto de inflexión en las relaciones entre cristianos y judíos, se habría
producido hacia fines del siglo XI,
con las persecuciones que sufrieron
a manos de los cruzados en la región
de Renania. Si bien no desconoce la
presencia de episodios de persecución
con anterioridad a estos eventos, ha-
diferentes formas adoptadas por las
relaciones entre cristianos y judíos
durante la Edad Media, específicamente entre los siglos IX y XIV.
Durante la temprana Edad Media,
las actitudes de los cristianos hacia
los judíos, y el status de éstos, no indican la presencia de la animosidad
que se puede observar claramente en
la Edad Media tardía. En parte por
la concepción teológica de los judíos
como el pueblo testigo de la verdad
del cristianismo, que aún prevalecía;
éstos se mantuvieron en una posición
relativamente buena y estaban plenamente integrados a la sociedad. Las
actitudes temprano medievales estaban también influenciadas por el legado de la Antigüedad y la tradición
de la ley romana, que entregaba a los
judíos protecciones especiales que les
aseguraban la identidad religiosa y
cultural. Aunque la legislación imperial, tras la conversión de Constantino, impuso restricciones progresivas
sobre los judíos, al igual que los decretos eclesiales, éstos gozaron de una
relativa paz y prosperidad en el seno
de la sociedad europea. Durante los
primeros siglos medievales, los judíos
mantuvieron buenas relaciones con
los cristianos, en parte por el señalado
legado cultural romano, como prueban las menciones que de ellos hacen
Gregorio de Tours y las acciones del
Papa Gregorio el Grande que prohibió la conversión forzada de judíos y
la restitución de los daños que se realizaren a las sinagogas. En tiempos
carolingios, tanto en los reinados de
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Reseñas
aparecían denigrados y demonizados.
Todo lo anterior, destacan los estudios
editados por Michael Frassetto, no
significaba que esta nueva actitud del
Occidente cristiano hacia los judíos
fuese únicamente basada en la violencia; ya desde inicios del siglo XII,
el interés de los polemistas e intelectuales cristianos por sus pares judíos,
muestran formas en las que la violencia no protagonizaba las relaciones
entre ambos bandos. En síntesis, esta
publicación revela que en el período
estudiado no sólo emergía una tradición anti-judía entre los cristianos,
también se exponen formas de entendimiento más abiertas y positivas que
algunos de estos autores medievales
tenían hacia los judíos y su lugar en la
historia y la sociedad.
bría sido desde el siglo XI (desde las
primeras décadas, con la destrucción
del Santo Sepulcro en 1009) que se
comenzó a perfilar y desarrollar una
verdadera “tradición de odio a los judíos”, la que progresivamente llevó a
un deterioro de las relaciones entre
judíos y cristianos. El autor explica
este cambio de dirección en el hecho
de que la sociedad medieval comenzaba, entonces, un período de expansión política y económica, así como
un renacimiento cultural, situación
ante la que los judíos comenzaron a
ser progresivamente circunscritos,
limitados, regulados y privados de
sus privilegios. En fin, la postura señalada por Frassetto es aquella según
la que hacia fines de la Edad Media,
es posible distinguir con claridad una
perspectiva anti-judía –e incluso antisemita– que comenzó a dominar
el pensamiento de los cristianos. En
efecto, tanto en los tratados religiosos populares y teológicos, los judíos
Jonathan Perl Garrido,
Profesor Universidad
Andrés Bello.
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